Moondale

BAJO EL CONTROL DE LOS ESPÍRITUS

LEKWAA

BOSQUE DEL CREPÚSCULO

– [Caitriona]Hola Lewkwaa, soy Caitriona y he venido a hacer un trato.[/Caitriona] – la voz cálida de aquella mujer me sacó a rastras del mundo espiritual, donde, comulgando con las almas de mis ancestros, había podido enterarme mejor de donde me encontraba.

Permanecí conectado a ellos y mis ojos, mejorados para ver el reino de los espiritus, vislumbró su alma y la amenaza oscura que danzaba entorno a ella, como si todo fuera un juego, teñida del color granate del ansia apaciguada de su sed, que ya había debido empezar a saciar, sin duda con el resto de mis nuevos compañeros, que según había averiguado, estaban en otros planos de aquel bosque místico. – [Lekwaa]Has sufrido mucho. [/Lekwaa]- dije viendo su atormentada aura. Aquella mujer no era una humana, si no una faerie y su conexión natural con la tierra y las criaturas que la rodeaban estaba rodeada de frías cadenas de ardiente poder que manaba de aquel otro ser, uno tan grande que no alcanzaba a divisar los límites de su aura. Una deidad oscura, Yehl lo llamaron mis ancestros. – [Caitriona]Todo el mundo sufre.[/Caitriona]- dijo ella restándole importancia mientras materializaba una silla.

– [Lekwaa]El sufrimiento no conduce a todo el mundo a servir a un ser que se alimenta de la duda, el dolor, la pena y los remordimientos[/Lekwaa] – pese a que no debía hacerlo, tenía miedo a esa deidad que se arraigaba en el poder de las mujeres y se alimentaba de la pérdida de otros, pero debía hacerle frente.

– [Caitriona]¿Quieres escuchar lo que quiero ofrecerte o prefieres que me vaya? [/Caitriona]- preguntó ella.

– [Lekwaa]Te escuchamos.[/Lekwaa] – di je tras discutirlo con el resto. Solo por escuchar no perdía nada y tenía que tener fe en mi voluntad ante la tentación que pudiera surgir.

– [Caitriona]Puedo conseguir que te libres de las voces que escuchas en tu cabeza.[/Caitriona] – ofreció.

– [Lekwaa]¿Los espíritus de la tribu de mi madre?[/Lekwaa] – pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

Ella asintió.- [Caitriona]Puedes volver a ser Hotah a cambio de darme a Lekwaa.[/Caitriona] – era incómodo que supiera tanto de mí, pero supuse que eso equilibraba a la visión que me daba ser Lekwaa, el ‘espíritu guerrero’.

– [Lekwaa]Hotah vivía en un mundo que ya no existe[/Lekwaa] – razoné. Todo fue devorado por la corrupción, mi círculo de amistades se había desvanecido ya antes de convertirme en Lekwaa.

– [Caitriona]Podrías vivir en el mundo en el que quisieras, porque Hotah no tiene ese lastre en su cabeza.[/Caitriona]  – trataba de tentarme. Era cierto que yo nunca había querido esa vida, había dejado la tribu e incluso el nombre de Hotah atrás y vivía bien, con comodidades, con fiestas y parejas sin que nada en mi cabeza lo sometiera a juicio.

En el instante en el que empecé a pensarlo, los espíritus comenzaron a hablarme, pero esta vez, por su propio miedo a dejar de interactuar con el mundo y volver al frío hogar de los muertos, se pisaban y hablaban sin esperarse, tratando de convencerme con sus palabras. La única que no hablaba era mi madre, aunque sentía su juicio sobre el de los demás.

– [Lekwaa]Callad, dejadme tranquilo. [/Lekwaa]- les pedí. Las voces cesaron, esperando, con miedo a provocar mi reacción. Caitriona tampoco habló, esperaba, paciente, que todo se resolviera.  – [Lekwaa]Se que me arrepentiré, esta situación no es nada agradable y más de una vez desearé haber aceptado, pero no puedo hacerlo. Tengo un deber.[/Lekwaa] – expliqué, pese a que no era del todo cierto.

– [Caitriona]¿Entonces rechazas el trato?[/Caitriona] – preguntó.

– [Lekwaa]Si, tengo que hacerlo.[/Lekwaa] – el «deber», una curiosa palabra que me ataba por razones distintas a las que estaba diciendo. Sí, «tenía» una misión para mi pueblo y para el mundo, pero en este caso el deber al que aludía era con mi propia madre y mis ancestros. Si entregaba a Lekwaa les estaría diciendo adiós sin permitirles siquiera cumplir su misión con los demás.

Caitriona asintió y su silla desapareció mientras ella se levantaba.- [Caitriona]Volveremos a vernos.[/Caitriona] – se despidió.

– [Lekwaa]Espero que sí y que tú si puedas librarte de las voces de los muertos.[/Lekwaa] – repliqué con mis mejores deseos. Al igual que mis antepasados me daban fuerza para seguir mi camino, los muertos de la vida de Caitriona le había hecho cambiar el suyo.

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