Kaylee – Selas
Mediodía
Aparecimos en una enorme meseta rodeada de ruinas y edificios griegos. El sol brillaba y la temperatura era agradable, pues las togas dejaban al descubierto lo suficiente. Mi cuerpo agradecía la dosis de vitamina D extra, porque estábamos a quince días de desarrollar raquitismo.
Nos dispersamos y empezamos a investigar. Éramos como un reloj suizo falto de cuerda, pero ahí estábamos. Vi que Elliot concentraba sus esfuerzos en una estatua con órganos sexuales de diverso índole, cuando Amy nos hizo una seña para que nos quedáramos donde estábamos. No tardó en revelarse el secreto que guardaba este sitio, que era nada más y nada menos que una serpiente gigantesca con tres cabezas. Una maldita hidra.
– [Vera]Aquí pone…»Templo de Lerna»[/Vera].- leyó mi hermana menor y le guiñé un ojo a modo de agradecimiento. Hércules aún no había pasado por aquí para hacer lo suyo.
El bicho avanzó, monstruoso y cabreado. Cada vez que posaba una pata, el suelo temblaba. No me extrañaba que todo estuviera hecho pedazos con semejante falta de tacto.
En ese instante, repasé mentalmente quiénes éramos y qué habilidades teníamos y, mientras hacía eso, Dante y Chloe, que se habían quedado rezagados pelando la pava, tuvieron que huir del bicharraco escondiéndose en una de las pocas torres que aún aguantaban en pie.
– [James]Se los va a comer[/James].- comentó Jamie en apenas un susurro y bloqueé todos los estímulos para resultar útil, como cuando quería recordar lo que había escuchado en clase para sacar un diez sin estudiar.
– [Kaylee]Vamos a empezar por lo básico: las cabezas no se cortan[/Kaylee].- anuncié suspirando. Aunque la mitología no fuera mi punto fuerte, sabía algunas cosas.
– [Leo]No me habría imaginado diciendo esto, pero Owen nos habría venido bien[/Leo].- intervino Leo, que había permanecido cerca de mí y me sacó de quicio. Insinuar que Owen era el único que podía controlar el fuego me resultaba molesto.
– [Kaylee]Leo, cari, ¿tengo que recordarte que soy una puñetera hechicera?[/Kaylee].- le pregunté con todo el retintín que fui capaz de encontrar en el fondo de mi mala leche.
– [Leo]Ya, cariño, pero el resto no podemos ayudarte[/Leo].- respondió con paciencia. Más de la que cabría esperar en él.
– [Julia]Hazte de madera y te usamos para prender la mecha, CARIÑO[/Julia].- vi que Leo hacía caso omiso al chascarrillo de Julia. A veces, tenía el buen humor de una hemorroide.
La hidra, que había estado entretenida intentando atrapar a Chloe y a Dante, volvió a la carga y tuve que pensar un plan de ataque. Algo, que dicho sea de paso, no era mi especialidad.- [Kaylee]Vale, creo que lo tengo: los lobos que se sientan cómodos con su condición y Julia con sus poderes que aprovechen para molestar a la bicha[/Kaylee].- anuncié evitando mirar a Leo.- [Kaylee]Mientras tanto, el resto que me ayuden a traer todas las maderas, hojas y cosas que puedan arder para que yo pueda fastidiar este bicho. Y sí, podría hacerlo yo todo con magia, pero no sería justo[/Kaylee].
Ezra y Amy se fueron a lugares apartados diferentes para poder desprenderse de su ropa y proceder a transformarse. Leo, por su parte, agarró su colgante y se volvió de titanio.- [Julia]A eso le llamo yo «estar macizo»[/Julia].- apostilló Julia entre silbidos.
– [Leo]No te distraigas, ‘Starwoman'[Leo].- dijo él antes de irse contra la hidra y vi que Jamie y Vera cargaban ramitas acompañadas de Elliot para llevarlas al lugar elegido. El plan no es que fuera una maravilla y más viendo que los lobos, Julia y Leo se estaban jugando el tipo.
En ese instante, la hidra lanzó a Leo volando contra los escombros y, una torre medio derruida cayó sobre el monstruo, por lo que una cabeza se seccionó y aparecieron dos más.- [Kaylee]¡LEOOOO![/Kaylee]- grité.
– [Leo]Estoy bien, pero no se mueve[/Leo].- explicó él poniéndose en pie. La hidra volvió a la torre en la que estaban Chloe y Dante. Era muy testaruda.
– [James]No sé si podremos traer tanta madera[/James].- escuché decir a Jamie, que estaba sudorosa y magullada. Al igual que mi hermana menor.
Aún no había sido capaz de convocar ni una puñetera llama. Tenía tanto miedo a la reacción alérgica que podía desencadenarme mi uso de poder, que estaba paralizada.
– [Kaylee]¿Y qué hacemos, quemar el bosque entero?[/Kaylee]- mi conciencia de hija de la crisis climática me impedía tomar medidas que para los griegos habrían sido obvias.
– [James]A-aquello parece una mina abandonada[/James].- señaló la única pelirroja de la nave sin vinculación sanguínea con Diana Echolls.
– [Vera]La idea es buena, pero ¿cómo la llevamos hasta allí?[/Vera]- Vera tenía razón. La idea no parecía mala, pero la hidra estaba empeñada en comerse a Dante y a Chloe.
– [Leo]Sigue pendiente de Dante, quizá por las alas[/Leo].- Leo habló como si me leyera la mente y Julia conjuró unos fuegos artificiales con letras en los que se podía leer «DANTEEE, QUE BAJES A DISTRAER A LA HIEDRA VENENOSA».
Noté que me salía un tic en el ojo y Julia lo volvió a intentar: «DANTE, DEJA DE FOLLAR Y VEN A AYUDAR». Julia era tan graciosa como cargante.
La hidra, que teñía a los lobos a sus pies, embistió a Amy y la lanzó volando. Ezra, por su parte, corrió tras ella y la llevó a rastras, aún en forma lupina.
No era capaz de hacer nada y Julia hizo otro fuego absurdo: «EL QUE NO APOYA NO FOLLA».
Tomé aire varias veces y vi que mi primo me miraba con sus ojos de lobo, por lo que me dirigí a él.- [Kaylee]Ezra, dos opciones con tu poder: avisas a Dante o haces de cebo para la hidra[/Kaylee].
Asintió con la cabeza, como si me estuviera diciendo «yo me encargo» y no quise decirle que no me había enterado de cuál de las dos opciones había elegido.
– [Kaylee]Ten cuidado[/Kaylee].- le pedí cuando vi que salía de su cuerpo y convoqué un cercado mágico para que el animal salvaje no nos despedazara.
Ezra utilizó su poder para distraer al bicho durante un rato que pareció eterno, pero la hidra no era tan tonta como creíamos y se dio cuenta de que no era de verdad al ir a darle un mordisco. Decidimos que había llegado el momento de que volviera a su cuerpo y tomó el control para deshacer la transformación y sí, estaba desnudo.
Jamie apartó la vista avergonzada y yo mantuve los ojos al frente. No quería verle las partes íntimas a mi propio primo.- [Leo]Julia, ayúdame para que no se mueva mientras avisa a Dante[/Leo].- le pidió Leo a Juls.
– [Julia]Tus deseos son órdenes, tigre[/Julia].- y juntos, se dedicaron a molestar al monstruos hasta que Dante pudo bajar de la torre.- [Julia]Lobito, cuando quieras te hago de Caperucita[/Julia].- le dijo al pobre Ezra antes de irse.
– [Dante]La próxima vez que queráis que arriesgue la vida no hace falta que me mandéis alguien en pelotas[/Dante].- Dante bajó volando y dejó a Chloe con nosotros.
– [Julia]Las vistas inmejorables. 10/10 recomendado[/Julia].
– [Chloe]Preparad cash para la consulta de psicología[/Chloe].- le rebatió a Julia la menor de los Maclay-Walker.
Corrimos en dirección a la mina guiados por Dante, que se jugó el tipo delante de la hidra. Y, una vez estuvo dentro, Leo comenzó a derribar todo lo que había a su paso y yo conjuré todo el fuego que había cerca para que ardiera la entrada y no pudiera salir una vez Dante estuvo fuera.- [James]¿Este no era el menos arriesgado?[/James]- preguntó mi cuñada y sonreí.
– [Kaylee]Es mejor esto que morirse[/Kaylee].-exclamé dándole la espalda a la explosión como una tía guay y, en ese instante, cuando aún nos estábamos recuperando, un montón de héroes y heroínas aparecieron de la nada para llevarse la gloria.
La abuela Elizabeth siempre había dicho que unos crían la fama y otros cardan la lana.
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