Ruby – Dyavol
Tarde
Avalon era una isla fea. Un enorme castillo en el centro de la misma era lo único majestuoso que podías encontrarte allí. En el resto, un montón de refugiados malvivían en las afueras de la muralla en tiendas de campaña que parecían haber pasado por tiempos mejores.
Todo olía a pescado podrido y a falta de higiene. Y las mujeres, heroínas y veneradas en mi mundo, eran aquí poco más que un trámite para seguir trayendo churumbeles a sobrevivir en esa bazofia de destino.
Me acerqué a Cole en un intento de no pensar en cortarle el cuello a todos los tipejos que hacían de este sitio el infierno en la tierra.- [Ruby]No entiendo cómo funciona este mundo[/Ruby].- me puse a caminar a su lado con un vaso de metal que había fregado con todas mis fuerzas en el río. En él, había calentado agua y había echado unas hierbas que mis conocimientos decían que eran de té. Esperaba que no nos muriéramos de una cagalera.
– [Cole]Aprovecha para preguntarme a mi las dudas, porque ellos no parecen con ganas[/Cole].- comentó él agradeciendo el té y anduvimos en dirección al muelle. Al final y cabo, poco más se podía hacer. Si te sentabas, corrías el riesgo de contraer una enfermedad venérea.
– [Ruby]¿Por qué en este mundo no hay casi mujeres?[/Ruby]- solté tras haberlo meditado. En ese muelle, todos los barcos que atracaban venían cargados de hombres.
– [Cole]He visto bastantes dentro del castillo, haciendo tareas, comida, atendiendo a los niños y a las niñas[/Cole].- medió Cole, que parecía nacido para ser un pirata de serie de televisión, ese descubrimiento extraño que había hecho en la nave.
– [Ruby]¿Eso no es lo que deberían estar haciendo los hombres?[/Ruby]- nos cruzamos con dos señores que me miraron como si llevase la mala suerte conmigo por usar pantalones y quise escupirles, pero sería lo más parecido a una ducha que habrían visto en su vida.
– [Cole]Creo que nuestros mundos son del todo opuestos en cuanto a géneros… típicos[/Cole].- dio un sorbo a su té y nos miramos. Lo bueno que tenía nuestra relación, es que una vez habíamos limado la tensión sexual, podíamos ser amigos sin ningún tipo de resquemor. Los hombres, criaturas débiles al sexo por naturaleza, necesitan a veces a una mujer que les explique quién está al mando.
– [Ruby]El mío tiene más sentido, porque las mujeres son las que dan a luz y eso es muestra de superioridad física[/Ruby].- le expliqué.
-[Cole] Llevas toda la razón, no te lo puedo negar[/Cole]. – tuve la impresión de que no estaba del todo de acuerdo. – [Cole]Los hombres tenemos mucho más fácil perdernos la infancia de nuestros hijos[/Cole].
Decidí desviar el tema de su hija, que era lo que me venía a la mente.- [Ruby]¿Cómo era tu padre?[/Ruby]
– [Cole]Tampoco era mal hombre, intentaba pasar tiempo con nosotros, hasta que murió mi madre. Ahí perdió el norte[/Cole].- aclaró. – [Cole]Aunque depende de a que hijo preguntes[/Cole].
– [Ruby]Mi padre se dedicaba a las tareas domésticas y mi madre es una guerrera condecorada[/Ruby].- dije con orgullo. Hablar de mi madre siempre me hacía sentir bien.- [Ruby]En mi mundo, la guerra es una arte y las mujeres son las artistas más dotadas para ella[/Ruby].
– [Cole]Peleas muy bien, mejor que ninguno de nosotros[/Cole]. – asentí. Era una tontería fingir sorpresa. – [Cole]Es una suerte que vayas a entrenarnos[/Cole].
– [Ruby]No sé hacer otra cosa[/Ruby].- apuré el té porque se estaba enfriando y él hizo lo mismo.- [Ruby]Por eso me molesta que no se haya considerado la idea de que yo lidere el grupo[/Ruby].
– [Cole]A veces no solo vale con ser el mejor en la guerra.[/Cole] – fruncí el ceño. – [Cole]La madre de Elle era líder porque sabía preocuparse por todos.[/Cole]
– [Ruby]Estás dando por hecho que Elle ha heredado las aptitudes de su madre[/Ruby].- redebatí.
– [Cole]Lo ha hecho. ¿No has visto cómo paseaba por toda la nave hablando con casi todo el mundo?[/Cole]- no dije nada. En un movimiento reflejo, fui a darle la taza para que la fregara, pero luego recordé que lo que sabía de mi mundo no se aplicaba a este. Aquí éramos iguales. Fuera eso lo que fuera.-[Cole]Según se dice, todos somos Daë, todos somos importantes. [/Cole]
– [Ruby]Eso es lo que se le dice a los niños en mi mundo, pero en realidad, las niñas son más importantes porque su tarea es superior[/Ruby].
Él se rio y, con la luz del ocaso, tuve que admitir que estaba guapo.- [Cole]Tiene más mérito dar a luz, tienes razón, pero tenemos que tratar de ser todos importantes.[/Cole]
– [Ruby]Eso díselo a la historia cuando tu nombre sea un «Elle y el resto de Daë»[/Ruby].
– [Cole]Tienes que pensar, que si de Elle dependiera, su nombre no saldría en ninguna parte.[/Cole]- contuve las ganas de hacer una mueca. No me fiaba de las intenciones de nadie.
– [Ruby]Ella se lo pierde[/Ruby].- me encogí de hombros.
– [Cole]Los descendientes de Noah contarán todas nuestras historias sin dejarse nada[/Cole]
– [Ruby]Espero que cuenten aquella vez en la cocina[/Ruby].- me acerqué a él y le rocé con el hombro.
– [Cole]Yo espero que Noah no estuviera vigilando.[/Cole]
– [Ruby]La historia hay que contarla bien[/Ruby].- dije contagiada por su risa.
– [Cole]Entonces, algo me dice que la parte de la nave será toda para mayores.[/Cole]
– [Ruby]A ver si te crees que los demás están jugando a Las Damas[/Ruby].
Él asintió y continuamos en silencio hasta que Mike nos llamó para cenar. Cole era un buen tipo y un compañero sexual agradable. Si alguna vez pensaba en gestar hijas, quizás él fuera una buena opción, porque era fuerte y honorable. Aunque había dos problemas: el primero, que él ya había perdido a una hija en un trato con Caitriona y el segundo, que yo no era la única que le miraba así.
Por ello, y como buena mujer que jamás pelearía con otra por un hombre, mi labor era esperar a que las cosas siguieran su cauce mientras pensaba en que mi talento como líder estaba siendo desperdiciado.
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