Moondale

LA ALDEA OCULTA

COLE ROMAN

ALDEA MYOJIN, ESFERA NARA – MAÑANA

– [Cole]La Aldea oculta Myojin esta cerca, remad con fuerza.[/Cole] – les animé. Nos había costado semanas llegar hasta allí siguiendo los hilos de viejas leyendas y habladurías.

– [Zahra]Eso es fácil de decir cuando llevas un compañero de remo.[/Zahra]- se quejó Zahra, en la otra canoa. Había sido imposible meternos los tres en una, así que viendo que Niall era el que menos entusiasmo le ponía a remar, me había tocado cargar a mi hermano.

– [Niall]Créeme cuando te digo que tampoco le estoy ayudando tanto.[/Niall] – admitió Niall. Una de sus virtudes era sin duda la sinceridad.

– [Cole]Yo te creo.[/Cole] – repliqué. Los músculos de mis brazos se tensaron al remar con más fuerza contra la corriente que provocaba la catarata.

Aquél lugar era una maravilla de la naturaleza, el sitio perfecto para que existiera una leyenda. Cuando llegamos a Nara, magullados, desorientados y sin comunicación con nadie fuera de la esfera, tuvimos que recurrir a ir al único lugar conocido, la aldea en la que yo ya había pasado un tiempo junto a Bowie y los demás.

Tardamos en llegar a Kurashiki, apenas tenía nociones del idioma y no llevábamos el traductor de Henry con nosotros. Finalmente, llegamos. Nos recibieron con honores reconociéndome como alumno de la maestra Gozen.

Nos instalamos unos días, pero me costaba encontrar la paz en aquél lugar sin saber qué había sido del resto y sintiendo el vacío de la maestra Gozen. Pedí visitar el hogar en el que se había recluido Qiu Lanying y estudié algunas de sus «verdades», buscando algo que nos sacase de allí, que pudiera reunirnos con el resto.

Tardé días, pero finalmente encontré una mención, algo que podría hablar de nosotros, de los Daë del futuro y su destino. Disgregados, enfrentados a un mal que incluso a ella le daba pesadillas. El texto de la visión era breve, pero hablaba de un portal raíz, uno que no podía ser silenciado por la gran corrupción. Y su ubicación estaba escondida entre los secretos de la aldea Myojin.- [Cole]Pensad que estamos más cerca de salir de aquí.[/Cole] – les animé.

– [Zahra]¿Quién ha dicho que a mí me gusta más la nave que esto?[/Zahra] – se quejó. Zahra seguía tratando de disimular que estaba mejor acompañada de nosotros que sola.

– [Cole]Que el resto te cae mejor de lo que admites .[/Cole] – la sinceridad era un rasgo común a los Villiers, era curioso pensarlo.

– [Zahra]Si eso es lo que quieres creer: adelante.[/Zahra] – replicó. Me giré para dedicarle una sonrisa y di una palada con el remo para que le salpicase un poco de agua.

-[Niall] La nave no lo sé, pero la Tierra te encantaría.[/Niall] – sugirió Niall. Mi hermano estaba deseando volver a nuestra vida, mientras que yo cada vez tenía más claro que aunque volviéramos, nada sería igual.

– [Cole]Así me gusta, con el objetivo en mente.[/Cole] – comenté, distraído. Había escuchado un ruido entre los árboles que rodeaban el cauce del río. De no haber sido medio demonio, jamás lo habría oído. – [Cole]Ha costado mucho encontrar un hilo del que tirar para arreglar esto.[/Cole] – admití. Si no hubiera sido por Qiu Lanying no tendríamos ni idea de qué hacer.

– [Zahra]Normalmente, si tiras del hilo, descoses.[/Zahra]- respondió Zahra, alzando una ceja. Siempre tan práctica.

– [Cole]Esta ciudad oculta nos dará respuestas. Los ninja lo sabrán.[/Cole] – traté de infundirles esperanzas pero no era un Echolls, no lo llevaba en la sangre. Si la cosa hubiera ido de defraudar a alguien o tener un hijo perdido, eso sí que lo tenía en mis genes.

– [Zahra]Espero que tengas razón.[/Zahra] – dijo Zahra. Traté de escuchar algo bajo sus remos, sin éxito. Seguía sintiendo que nos vigilaban, era una sensación continua desde hacía un buen rato, pero eran demasiado silenciosos.

– [Cole]Se supone que esta ciudad tenía la mayor biblioteca sobrenatural. Se encerraron cuando empezó la amenaza de los guerreros oni.[/Cole] – para evitar que robaran sus secretos. Myojin no solo era una aldea secreta ninja, era «la aldea secreta», la Meca de los ninja de Nara, su última morada.

– [Zahra]No me gustan los libros. Los libros los miras tú o que los mire Niall.[/Zahra] – razonó. Zahra era una superviviente, todavía tenía que cogerle el gusto a hacer cosas por ocio y no por salvarse.

– [Niall]Una pena no tener a Noah por aquí, te ayudaría encantado a leer esos libros.[/Niall] – comentó mi hermano. Se notaba que echaba de menos a su mejor amigo.

– [Cole]Los ninja son recelosos con sus secretos, pero nos están dejando pasar.[/Cole] – susurré. Tenían que ser ellos los que nos vigilaban. Y hacía tanto rato que habían tenido muchas oportunidades de emboscarnos. Si no lo habían hecho, era porque estaban observándonos.

– [Zahra]Eso no es bueno.[/Zahra] – respondió Zahra, alerta.

– [Cole]Peor sería que nos hubieran atacado. [/Cole] – aunque tampoco me agradaba la idea de que nos estuvieran vigilando sin poder hacer nada. – [Cole]Llevan siguiéndonos desde el principio.[/Cole]

– [Niall] Menos mirar y más ayudar a remar.[/Niall] – dijo Niall. Nadie respondió. No sabía si le habían entendido, en teoría los ninja Nara viajaban por el mundo y dominaban muchos idiomas. Más allá del mar Ryujin, había una civilización que hablaba nuestra lengua. Zenitsu, un niño de Kurashiki que había empezado a entrenar con los ninja, había ido allí y era nuestro traductor oficial mientras estuvimos allí.

Pasamos la cascada sin que nada más ocurriera y llegamos a una orilla del río a partir de la que no se podía seguir. Niall y yo nos bajamos, Zahra por su parte no parecía fiarse demasiado y permaneció en la canoa.

Puse un solo pie en la verde hierba y cortando el aire con un silbido una decena de kunai atravesaron la tierra frente a mí. Zahra reaccionó tratando de remar de vuelta, pero un kunai solitario se clavó en la madera de su barca. Le hice una señal para que bajase junto a nosotros, no podíamos retroceder. Zahra me hizo caso, pero farfullando.

Cuando volví la mirada al frente, un hombre ataviado con hakama tradicional de color azul oscuro. Tenía el rostro curtido y unos ojos demasiado ágiles.

– [b]¿Qué os trae a Myojin?[/b] – preguntó en nuestro idioma. Era uno de los primeros hombres adultos que veíamos en ese mundo. Era cierto entonces que se habían refugiado cuando empezó la era de los guerreros Oni. En las sombras de los árboles empecé a distinguir ahora otras siluetas, masculinas y femeninas. Ninja.

– [Cole]Buscamos conocimiento. Somos amigos de Qiu Lanying.[/Cole] – dije, dando un paso al frente. Zahra parecía estar deseando echar a correr y yo solo podía tener confianza en la bondad de aquella gente.

– [b]Adelante. Hablemos en la aldea. [/b]- dijo finalmente, girándose para darnos la espalda sin el menor atisbo de miedo. No lo necesitaba, ni tampoco inspirárnoslo a nosotros. Sabía que sus ninja podrían acabar con nosotros sin el mayor problema.

Me giré a los demás y les sonreí. No era un Echolls, no era un líder, pero iba a llevarles con ellos, nos reuniríamos y acabaríamos lo que empezamos, juntos. Y volveríamos a casa aunque eso significase enfrentarse a una oscuridad a la que incluso una Daë de leyenda temía.

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