Moondale

EL REY DE LOS HUESOS Y LA REINA DE LOS ESCOMBROS

Robin – Terra

Tarde

Estar en Terra debería haberme supuesto un alivio, porque no en vano era mi hogar. Pero este hecho, más que como consuelo, me servía de preocupación. Me hacía sentirme como un pez fuera del agua. Mi casa estaba entre los muros del palacio y fuera de ellos, la devastación y la guerra me aterraban. En el fondo, era todo por mi culpa.

Ser la soberana de un país, más allá de toda la parafernalia de vestidos pomposos y recepciones, era lo más parecido a una maternidad que se me ocurría sin ser madre. Mi país, mi niño mimado, estaba de pelea constante con otro y yo, en lugar de intervenir, me había dedicado a esconderme.

Tomé aire mientras entrábamos en un campamento de refugiados. Un montón de tiendas de campaña ajadas, calles que no eran más que barro, hambre y desolación. Esto quedaba de Terra por mi ineptitud. Un par de guardias armados, que casi ni nos miraron, nos registraron y cuando les pareció oportuno, nos ubicaron en una tienda que ya estaría hasta los topes y nos dejaron pasar.

Ezra, al ver mi cara compungida, me dedicó una mirada amable.- [Robin]No te compadezcas de mí, por favor[/Robin].

Me forcé a sonreír. A pesar de la mugre que llevábamos encima y el cansancio. De aquellas ropas que parecían disfraces tres tallas más grandes. Era como si aún estuviéramos bailando en los escombros de una ciudad como dos idiotas.- [Ezra]No lo hago. Estás haciendo lo correcto[/Ezra].

– [Robin]¿Entonces por qué me miras?[/Robin]

– [Ezra]Por nada…lo siento[/Ezra].- agachó la mirada azorado. Estaba muy nervioso.

– [Robin]Tranquilo, solo estaba bromeando[/Robin].

El ambiente se hizo más denso. Incluso en aquel sitio dejado de la mano de todo lo bueno, Ezra hacía que todo resplandeciera. Éramos las dos caras de una misma moneda: el guerrero y la princesa. El que se había enfrentado a la devastación y la que se guarecía cuando empezaba a tronar. Nos complementábamos tan bien que empezaba a ser difícil obviar que algo estaba pasando. En cualquier otro momento, habría sido mi rey consorte.

Al ver que andaba perdida en mis pensamientos, me sujetó por el brazo y pude fijarme en que delante de nosotros había dos refugiados a punto de llegar a las manos.

Si quería cambiar las cosas, si en realidad estaba aquí para algo, tenía que actuar.-[Robin]Quédate aquí. Ya voy yo[/Robin].- le pedí.- [Robin]Se me da bien solucionar conflictos[/Robin].

– [b]No voy a dormir cerca de esos suicidas[/b].- le decía un tipo de unos cincuenta años, delgado y con aspecto de estar pasándolo mal.

– [Ezra]Sé que solucionas conflictos rápidos, pero déjame acompañarte: los humanos son impredecibles[/Ezra].- susurró a mi oído y me costó pensar con claridad.

– [Robin]Está bien, pero deja mis orejas tranquilas[/Robin].- se me escapó una sonrisa tontorrona, me alisé la ropa y avancé hasta los dos tipos.

– [Robin]Caballeros, ¿puedo ayudarles?[/Robin]- intenté que no sonara pomposo ni artificial y creo que lo conseguí…más o menos.

– [b]¿Tú?[/b] – espetó uno, el más corpulento. – [b]Mientras ellos nos bombardeaban, tú te sentabas en tu palacio[/b]. – su barba pelirroja estaba cubierta de suciedad. – [b]Eres peor que ellos[/b].

– [Robin]He venido a intentar hacer las cosas bien[/Robin].

– [i]A limpiar tu conciencia[/i]. – soltó el otro, que era delgado y de pelo pajizo. De pronto, la gente se arremolinó a nuestro alrededor.

Es la inútil. La reina de los escombros, conseguí escuchar entre la multitud.

– [Robin]¿Qué está pasando?[/Robin]

Y él es el cobarde. El rey de los huesos. 

Me eché hacia atrás y vi a Ezra muy atento. Me tocó el brazo y habló.- [Ezra]Escucho algo, un susurro. Alguien está influenciándolos en las sombras[/Ezra].

– Él sólo conoce la guerra, nunca encontrarás la paz a su lado.- la voz se unió al resto. Ya no solo era una persona, sino todas. Todas las voces de los refugiados hablaban al unísono.

– [Robin]¿Y acaso eres tú mejor?[/Robin]

Yo no finjo, soy lo que soy.

– [Ezra]Un embaucador[/Ezra].- le soltó Ezra.

Al final se irá, lo sabes, todos te dejan.- esta vez se dirigió a él, que pareció quedarse petrificado. Su mayor miedo era volver a vivir lo que había vivido.

– [Robin]¿Te irás?[/Robin]

Se irá para no sufrir viendo cómo se marchan los demás.

Ezra tragó saliva.- [Ezra]Nunca te dejaría a no ser que tú quisieras[/Ezra].

– [Robin]Ya tienes tu respuesta, charlatán[/Robin].

Ya has visto cómo mira a sus amigos, teme relacionarse con ellos, ¿qué te hace diferente? 

– [Robin]Se me ocurren unas cuantas cosas[/Robin].- enarqué una ceja.

Si tanto os queréis, para qué buscar el portal. En las Pruebas os espera la muerte.

– [Robin]¿Y quién te ha dicho que nos queremos?[/Robin]

– [Ezra]Además, no pienso dejar que nadie más muera. Yo mismo me encargaré de eso[/Ezra].- le aclaró Ezra.

Sois jóvenes, sois impetuosos, material perfecto para el amor y… la corrupción. – la gente dejó de hablar y quedaron como cascarones vacíos, con la mirada perdida. De entre ellos, salió un hombre moreno, desgarbado y enjuto, de mediana edad , ojeras y aspecto de alguien rico venido a menos. Parecía…una rata con forma humana.

Su poder  tomó entonces forma de sobras que querían devorarnos. Salían de sus manos e iban a por nosotros. No podíamos escapar. Solo enfrentarlas.

Las nubes negras nos tragaron. Y entonces, vimos lo peor que había dentro de nosotros.

Vi a Ezra vencer mil y una batallas para acabar como un tirano sentado en un trono hecho con los huesos de sus enemigos. El rey de los huesos.

Y después, me vi a mí misma en un palacio lleno de oro y pasteles. Todo el mundo me adoraba, pero mi país estaba en ruinas. La reina de los escombros.

De pronto, recordé mi poder. Fue como si el miedo y la devastación me hubieran separado de quién era realmente.

– [Robin]No somos nada de esto: Ezra es el Guerrero y yo soy la Defensora[/Robin].- moví mis manos y un torrente de purpurina y arco iris salió de ellas. Las nubes oscuras se fueron dispersando.

El hombre cayó al suelo cuando la purpurina impactó contra él y una sombra con forma de rata se escabulló entre la multitud, que pareció despertar de un trance.- [Robin]¿Estás bien?[/Robin]- le tendí la mano y se levantó.

Estoy tan ligado a este mundo como Piscis, no puede acabar conmigo, así que se aprovechó de mi naturaleza.

– [Ezra]¿Quién te controlaba?[/Ezra]- preguntó el Guerrero.

Chernobog, el Corrupto, el Dios Caído. – me pasé las manos por los brazos. – Antailtire le mantenía encerrado en Dyavol, así que ahora está libre y ha tomado el control. – la sombra de la rata, que antes parecía haberse perdido, llegó hasta donde estábamos y se desvaneció. Nuestras esferas volvieron a brillar.

– [Robin]¿Estaréis bien?[/Robin]- le pregunté.

Sobreviviremos. 

Asentí.- [Robin]Esto significa que podemos volver[/Robin].- le dije a Ezra.- [Robin]¿Me acompañas?[/Robin]

– [Ezra]Siempre[/Ezra].

But hold me fast, hold me fast 
‘Cause I’m a hopeless wanderer
Hold me fast, hold me fast
‘Cause I’m a hopeless wanderer

I wrestled long with my youth
We tried so hard to live in the truth
But do not tell me all is fine
When I lose my head, I lose my spine

So leave that click in my head
And I will remember the words that you said
You brought me out from the cold
Now, how I long, how I long to grow old

(Hopeless Wanderer, Mumford & Sons)

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