Moondale

AHORA NOS BESAMOS

Vera – Artisan

Tarde

No nos quedó más remedio que huir. Los rumores empezaron a extenderse por el pueblo como la pólvora. En cuestión de días, teníamos los campos plagados de carteles amenazadores. Así pues, hicimos las maletas y abandonamos el que había sido nuestro refugio. Fue una decisión rápida e impulsiva. Cogimos cuatro trapos y echamos a correr como descosidas. Sabíamos que el nidito de amor no iba a durar y (casi) siempre es mejor pedir perdón que pedir permiso.

[Jamie]No puedo creer que hayamos hecho esto.[/Jamie] – comentó Jamie mirándome con las mejillas sonrosadas mientras atravesábamos el cielo en dirección a una ciudad flotante. Y si pensáis que eso es raro, teníais que habernos visto subidas en moto a toda velocidad o en un tren de aspecto steampunk.

Como iba diciendo, el globo era robado y no sabíamos llevarlo muy bien. Manteníamos la llama como podíamos y, por suerte, el camino era corto, porque no sabíamos cuánto nos duraría el helio.- [Vera]Somos capaces de más cosas de las que creemos.[/Vera] –

– [Jamie]Nunca lo habría pensado.[/Jamie] – admitió y se apartó un mechón de pelo de la cara. – [Jamie]Lo que he visto en estas semanas… parece un sueño.[/Jamie]

– [Vera]Tenemos la suerte de estar viviendo esto.[/Vera]- lo dije sin pensarlo mucho y al poco, me arrepentí. Más de decirlo que de pensarlo, la verdad.  Jamie estaba preciosa con aquel abrigo verde que resaltaba su pelo rojo.

– [Jamie]Me siento mal por eso, a nosotras nos va bien pero…[/Jamie]

– [Vera]Bueno, estos últimos días, «bien»…lo que se dice «bien»…[/Vera]- me reí.- [Vera]La ciudad está cerca. Deberíamos ir pensando en aterrizar[/Vera].

– [Jamie]Y es una ciudad muy grande, podría costarnos tiempo encontrar al conejo.[/Jamie] – admitió e iniciamos el descenso.

– [Vera]Nadie ha dicho que iba a ser fácil.[/Vera].- tiré varias veces de la cuerda del globo hasta que conseguí el efecto deseado.

Descendimos más brusco de lo que me habría gustado y, cuando llegamos abajo y dejamos atrás nuestro transporte, pudimos admirar la ciudad. El día, despejado en las afueras de la ciudad, era de un gris plomizo en el interior de la misma.

Noté cómo el aire era más denso y desagradable. En el siglo XXI, después de todo lo que la humanidad había hecho para destrozar el planeta, conseguimos llegar a un equilibrio y el aire se estaba purificando. Quizás por eso me estaba costando respirar. O a lo mejor solo era ansiedad.- [Jamie]Esto parece el sueño de mi padre.[/Jamie] – vi cómo fruncía el ceño.

– [Vera]Lo será.[/Vera]- era una ciudad del siglo XIX en la que la tecnología había avanzado de un modo diferente a nuestro mundo. Nubes de humo negro que provenían de las fábricas cubrían el cielo, que estaba surcado por zepelines, avionetas y toda clase de artilugios voladores. Algunos, desconocidos para mí.

La gente, ataviada con looks imposibles adornados por gafas, monóculos y hasta engranajes, caminaban sin rumbo fijo en una marabunta asfixiante.-[Jamie]No estoy segura de querer averiguarlo.[/Jamie]

Vi que alargaba su mano y agarraba la mía. Contuve el espasmo de dolor como pude. – [Jamie]No sé de qué me quejo. [/Jamie]- me miró con dulzura y al poco, se giró sobre sí misma.- [Jamie]Esta cambiando algo. [/Jamie]

La multitud se ralentizó a nuestro alrededor y frente a nosotras apareció un señor de raza negra, ataviado con un traje de chaqueta adornado con purpurina y que tenía patas de conejo en lugar de piernas.- [Vera]¿Alicia en el país se las maravillas?[/Vera]- solté cuando vi que echaba a correr y la gente volvía a su velocidad habitual.

– [Jamie]O nuestra salida de aquí. Vamos a seguirlo.[/Jamie] – Jamie tiró de mí y me aguanté las lágrimas. Sabía que no se había dado cuenta.

Corrimos todo lo que pudimos y, cuando giró en un callejón que daba a un parque, supimos que se había metido en una madriguera.

No tardamos en dar con ella. Los parques no es que fueran el punto fuerte de esa ciudad y entramos sin miedo. Juntas éramos más fuertes.

El interior de la madriguera era el de una improvisada biblioteca atestada de conejos.- [b]Bienvenidas a mi reino eterno.[/b] – sonrió Bugs, que estaba sentado en un trono de zanahorias, rodeado por una corte de conejos estándar, sin el añadido antropomórfico.

– [Vera]Gracias por la bienvenida.[/Vera]

– [b]Siempre es agradable contar con nuevas…incorporaciones. [/b]- sonrió. Por un momento, me imaginé de coneja, en esta versión para todos los públicos de la Mansión Playboy y me incomodé. No sabía cuánta hambre se pasaba en esta ciudad para saber cómo de larga iba a ser mi esperanza de vida.

– [b]No me mires así Vera. Esto es un refugio. [/b]- un par de conejos estaban echando una partida de ajedrez. – [b]El lugar donde nada acaba. Ni nada duele.[/b]

– [Vera]No temo al dolor.[/Vera]- le mostré mis manos.- [Vera]Pero no quiero ser un conejo. Con todos mis respetos[/b].

– [b]El dolor nunca es agradable y además, son conejos porque tus prejuicios hacen que los veas así [/b].- me explicó. – [b]¿Para qué queréis marcharos? Aquí serás siempre Jamie, la magia acudirá a ti sin que nada de tu padre…brote.[/b] -un torrente de magia rodeó a Jamie, que parecía extasiada y yo, por mi parte, comencé a ver a las personas que había detrás de las apariencias. – [b]La biblioteca es infinita. Podrías estar siempre aquí, leyendo, disfrutando de conversaciones interesantes[/b].

– [Vera]Nada es infinito[/Vera].

– [b]Cielo, creéme: sí[/b].- parpadeó varias veces y señaló con las manos la biblioteca, que parecía estar creciendo a cada momento.

Alguien me llamó. Necesitaban mi ayuda para traducir unos textos.

Negué con la cabeza. El Conejo no se estaba esforzando: solo quería darnos a Jamie y a mí lo que creía que deseábamos.- [Vera]Me caes bien, pero tengo que decirte que no quiero nada de lo que me ofreces[/Vera].

Él sonrió.- [b]¿Y qué opina tu chica?[/b]

– [Vera]Pregúntale y, por cierto, no es «mi chica»: se llama Jamie[/Vera].- me encogí de hombros.- [Vera]Yo solo puedo decidir por mí misma[/Vera].

Ella continuaba disfrutando de la magia. No podía culparla por ello.- [b]No tengo más que ofreceros, la puerta está abierta, y si no, ahí tenéis el portal.[/b] – tras el trono de zanahorias se abrió un vórtice.

– [Vera]Qué fácil, ¿no?[/Vera] – enarqué una ceja.

El Conejo mostró sus incisivos en una sonrisa que escondía algo pérfido y entonces, nos vi. Jamie y yo juntas de nuevo en una casita en este mundo. Era una vida tranquila y apacible.

– [Vera]No me interesa. No te estás esforzando lo suficiente, conejo.[/Vera]

Chasqueó los dedos y frente a él apareció una mesa. En ella, había un juego de mesa. Era algo similar al Sagrada, pero para más jugadores. – [b]Supongo que no, es hora de mi partida[/b]. – en los asientos libres se sentaron mi madre, mi padre, Kay y Amy.

– [Vera]¿Qué hace aquí mi familia?[/Vera]- lo pregunté con la voz más chillona de lo que habría querido mostrar. Ver a mi familia reunida frente a una mesa, con un juego de mesa y un chocolate caliente dolía más de lo que imaginaba.

– [b]Me gusta rescatar a gente perdida.[/b]

– [Vera]¿A gente perdida?[/Vera]- el corazón se me desbocó y alguien tiró de mí.- [Vera]Jamie, ¿qué haces?[/Vera]

– [Jamie]Esto no me gusta, no me gusta nada de lo que veo. [/Jamie]- me explicó nerviosa.

– [Vera]Ese conejo dice que mi familia está perdida.[/Vera].

– [Jamie]Te está engañando, quiere aprovecharse de que quieres volver con ellos.[/Jamie]

– [b]Mírala, apenas la has conocido hace unos meses y ya cree ser más importante que tu familia. [/b]- comentó el Conejo dándole un sorbo a su chocolate humeante. Podría apostar que llevaba una pizca de canela. Mamá, cuánto te añoraba.

– [Vera]¿Pero y si de verdad están perdidos?[/Vera]

– [Jamie]Mírame, quiere separarnos.[/Jamie] – me obligó a mirarla a los ojos. Era tan guapa que quitaba el aire o a lo mejor era la ansiedad. – [Jamie]Dime si de verdad esos son tus padres. No parecen los que me has descrito.[/Jamie]

– [Vera]No creo que sean mis padres, pero me asusta creer que puedan estar perdidos y que tenga razón.[/Vera]

– [Jamie]¿No sientes su oscuridad?[/Jamie] – el Conejo se rió como un demente y mi familia mostró caras vacías y ojos negros. El ser tiró la mesa y fue a por nosotras.- [Jamie]Y ahora, ¿qué hacemos?[/Jamie]

– [Vera]Ahora luchamos[/Vera].

Una vorágine de oscuridad quiso engullirnos con lo que más deseábamos, pero nos dimos la mano y resistimos. – [b]Ya era hora, ¿a qué estáis esperando?[/b] – nos apremió el tipo que había dejado atrás su apariencia y era solo un tipo de raza negra, bastante atractivo y ropas de colores chillones y purpurina.

– [Vera]Gracias[/Vera].- admití cuando vi que el portal se abría. Este, con los colores del arcoiris y brillantitos, era mucho más agradable.- [Vera]¿Cómo has sabido que me gustaría más?[/Vera]

– [b]Los del gremio tenemos que ayudarnos[/b].- me guiñó el ojo.

– [Vera]Y ahora, ¿qué hacemos?[/Vera]- me reí.

– [Jamie]Ahora nos besamos[/Vera].- y nos perdimos en el portal.

If you kiss me, will it be just like I dreamed it?
Will it patch your broken wings?

(Betty, Taylor Swift)

Comentarios

Deja una respuesta