Moondale

SOLO EN LA OSCURIDAD

IDRIS SOLO-NOVAK

NOCHE

 

Algo me despertó del sueño. Abrí los ojos en duermevela, esperando ver el triángulo que formaba la luz que se colaba a partir de la puerta entreabierta de mi habitación, señal de que mis padres estaban despiertos.

Me había acostumbrado a ese retazo de luz para calmarme, para saber que si el escalofrío que me provocaba la oscuridad me asaltaba, ellos estarían ahí para protegerme.

Pero ese día, no estaba. No había ni un solo ruido en la casa, solo el del árbol frente al apartamento, el que daba contra mi ventana y me hacía despertarme llorando en los días de mucho viento. Ese día había tormenta, por eso estaba despierto. La lluvia apenas se escuchaba pero el árbol arañaba el cristal cada vez más fuerte, hasta hacerse ensordecedor.

¿Por qué no estaban allí? ¿Por qué no había venido ella ya corriendo? ¿O él con cara de cansado? Cara. Su cara. No podía recordar su cara. Cuanto más lo intentaba más pequeño me volvía y más grande se hacían las sombras de la habitación.

Era un sueño recurrente, una sombra oscura que crecía hasta el infinito y me perseguía sin detenerse. La sombra estaba allí, en la habitación, y nadie venía. Tenía que ser un sueño, una pesadilla horrible. Normalmente me despertaba sobresaltado, pero ahora no lo conseguía, mi corazón se aceleraba, mis ojos no veían a través de la oscuridad como estaba acostumbrado.

Me tapé con la sábana, sentía que algo me vigilaba y di gracias a no ver a través de la oscuridad para no saber qué se encontraba en ella. El agobio me estaba dominando. Había algo que no encajaba en todo aquello, una extraña sensación de que pertenecía a otro momento, a otra vida.

Me sentía pequeño, solo, pero era un adulto, tenía amigos, tenía familia, tenía a Elle. Y sin embargo todo ese conocimiento se esfumó al ver la puerta de la habitación abrirse.

Se filtró por ella la anaranjada luz de la farola de la calle que daba al pasillo, marcando una silueta oscura que se detuvo en el umbral. Pareció una eternidad lo que estuvo allí parado. Esa silueta me hizo volver a sentirme pequeño, su visión estaba grabada a fuego en mi subconsciente, incluso aunque tardé mucho tiempo en comprender lo que significaba, el cambio que había provocado en mi vida. Incluso aunque no tenía una mala vida.

Aquella figura había matado a mis padres y ahora observaba fijamente mi cuna, decidiendo si matarme o alimentarse de ese miedo tan jugoso toda la vida. Decidiría la segunda opción, pero no dejaba de temer que en ese momento decidiera la primera, que todo lo que había vivido después no llegase a pasar.

Esa silueta representaba todo el miedo que había en mí. Era demasiado pequeño para saber la amenaza que suponía cuando le vi, para saber que acababa de matar a unos padres a los que apenas recordaba, de borrar su rostro de mi memoria y hacerme sentir culpable toda la vida por no hacerles justicia al menos en eso. Pero no era solo la muerte de mis padres lo que ese monstruo negro significaba. Era la amenaza incierta de que cualquier día podría volver y llevarse de nuevo a mi familia: a mamá, a papá, a Mike, a Ellie, a Lexie…a todos ellos, sin que pudiera ni siquiera moverme.

La silueta oscura dio media vuelta y se internó en el pasillo, alejándose de mi habitación. Me sentí seguro por un instante, pero aquello era lo que había pasado de verdad, lo que me había provocado ese miedo durante toda una vida, esa sensación de que en cualquier instante podía pasar lo peor.

No podía permitirlo, tenía que hacer algo distinto. En aquél entonces era un bebé, no podía hacer nada, pero ahora podía ir tras él, podía detenerle, salvarles a todos. Y sin embargo era incapaz de moverme, solo pensaba y pensaba en lo que podía pasar, en el temor que me infundía, en lo que podía hacerles a los demás.

Me lo imaginaba caminando hacia la siguiente habitación, solo que ahora no estaba en la cuna del piso que apenas recordaba, si no en mi cama en el ático de Louna. Mis padres gritaron, por muy Moondies que fueran, no podían enfrentarse a ese miedo absoluto. Más pisadas, Mike estaría durmiendo en su habitación. Tenía que levantarme, pero estaba paralizado, solo veía el tiempo pasar como si estuviera fuera de mi cuerpo y en consecuencia no pudiera hacerlo reaccionar.

Cuando dejé de escuchar a Mike, los pasos volvieron a resonar. Una voz me llamó desde el pasillo: – [Elle]¿Idris? ¿Estás bien?[/Elle] – los pasos aceleraron y cambiaron de dirección para seguir la voz. Ellie estaba en peligro.

¿Cuánto le iba a dejar arrebatarme? ¿Cuántos futuros iban a morir a manos de ese mal encarnado? ¿El de Elle no, no podía permitirlo. Así que me puse en pie y caminé hacia la puerta.

El espacio no parecía seguir una ley lógica, la puerta parecía más lejana, la habitación más grande y sobrecogedora. Pero al final, me adentré en aquél pasillo oscuro donde reinaba un silencio sepulcral.

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