Moondale

DISOCIACIÓN

JAMIE BARNES

Tenía la respiración agitada, el corazón desbocado. ¿Quién era esa persona que me miraba desde el espejo? No podía reconocerme, pero era mi reflejo, ¿qué clase de juego era ése?

El hombre del espejo parecía asustado, inquieto. Su rostro delgado parecía haber perdido el tono. Me llevé una mano a mi suave melena y él se tocó un pelo corto y rizoso. Lo único que teníamos en común era el color. No lo comprendía, yo no era él, no era él.

– [Vera]¿Estás bien cariño? [/Vera] – preguntó Vera finalmente, después de observarme mientras me miraba en el espejo. Fuera lo que fuera aquello, ella no veía nada raro. Quizá me estaba volviendo loca como mi padre, no podía contárselo, no quería que ella pensara que lo estaba. Tenía que haber una explicación.

– [Jamie]Me encuentro un poco rara.[/Jamie] – dije, tratando de disimular.

– [Vera]Será raro, ¿ya te has pasado viendo RuPaul?[/Vera] – bromeó, pero la puntualización me hizo apartarme, asustada. Por el rabillo del ojo vi que él también estaba asustado, en una posición defensiva que le alejaba de Vera. – [Vera]¿Qué te pasa? Me estás preocupando, James.[/Vera]

James. Ese nombre. Empecé a sudar en frío y noté que perdía fuerza. ¿ Quién era? ¿James? No, no, yo era Jamie, Jamie. Me llevé la mano de forma inconsciente al pelo y noté su ausencia. Estaba corto, rizado. Me toqué la cara, mi rostro redondeado ahora era delgado, de mandíbula marcada. En el espejo, la chica de pelo largo me devolvía la mirada.

– [Jamie]No me llames así, no soy James, no soy…[/Jamie] – me miré las manos, más grandes, de dedos largos. Mi pecho plano, delgado. Y sin embargo en el espejo allí estaba, tal y como me recordaba. Noté que me iba, que dejaba el mundo atrás y caía. Escuchaba a Vera de fondo pero no conseguía abrir los ojos.

Cuando lo hice, el mundo parecía extraño, oscuro salvo por una parte. Veía una escena de Vera arrodillada al lado de aquél chico. Me toqué el pelo, volvía a ser largo, mi cuerpo volvía a ser el mío. Pero ahora estaba atrapada detrás del espejo.

Fui hacia el cristal y lo golpeé, pero Vera no me escuchaba. – [b]Da igual cuánto lo intentes, James es el de verdad. Tú no has sido más que un sueño efímero.[/b] – dijo una voz a mis espaldas. Al girarme vi el rostro de mi padre, serio, juzgándome desde la distancia. No aprobaba quién era en realidad, pero, ¿había llegado a serlo siquiera? ¿Iba a quedarme atrapada viendo la vida que podía haber tenido desde ese vacío?

– [Jamie]Soy Jamie, soy la verdadera. James solo fue…lo que tu intentaste que fuera.[/Jamie] – repliqué. Me sentía pequeña ante él, pero a la vez, aquél hombre era el padre de James, para mí significaba poco más que una señal de opresión. No debía respetarle, no debía escucharle.

– [b]Si James no es el de verdad, ¿por qué mantuviste un nombre tan parecido?[/b] – preguntó, con disgusto al mirarme.

No supe qué decirle, me hizo dudar de mí misma, de quién era, de que no le debía nada a ese hombre ni a nadie más, solo a mí misma. ¿Pero yo era algo? ¿O era James? Quizá tenía razón, quizá era un sueño efímero y por eso no me había molestado en que me conocieran por otro nombre.

No era más que una pasajera en la vida que conducía James. Me había dejado el mando brevemente, pero no iba a durar para siempre, solo por un descanso. Y Vera, Vera le seguiría amando, yo ya no existiría para ella. Porque no era nada, no tenía entidad propia y nadie me recordaría.

– [b]Ponte cómoda, los rechazados estamos aquí. Este es nuestro sitio.[/b] – multitud de figuras se dibujaron en el horizonte. Alguna me pareció conocida, pero estaba demasiado oscuro, la única luz venía del cristal. Vera sonreía mirando a mi otro yo, como alguna vez había sonreído mirándome a mí.

Era una pesadilla hecha realidad.

– [Jamie]¿Cómo me llamaste antes? ¿Un sueño hecho realidad?[/Jamie] – pregunté, poniéndome en pie y forzándome a parar de temblar.

– [b]Da igual lo que intentes, Jamie.[/b] – dijo el hombre.

– [Jamie]No, no da igual. Y no me llames así.[/Jamie] – repliqué. Miré el espejo y todo pareció cobrar sentido. – [Jaime]Llámame Isleen. Porque soy un sueño hecho realidad.[/Jaime] – cerré el puño y golpeé una vez más el cristal, haciéndolo añicos.

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