Moondale

EL ORIGEN DEL MIEDO

DIARIOS DE DESTINO

NEXUS

La ciudad de ‘Flecha’ estaba llena de vida y luz pese a haber caído la noche hacía ya horas. Ajenos a que sus beneficios y protecciones se habían desvanecido junto a la derrota de Antailtire, sus vidas seguían como si en el castillo aún habitase alguien. Aunque no estaban del todo errados.

Una sombra recorrió a toda velocidad sus calles y se adentró en el vacío castillo, decorado con excesos para todos los gustos que podía presentar quien vivía en él. A la sombra se le unieron más y más, que empezaron a tomar una forma tangible bajo la luz de la luna. Era un ser de un negro insondable, tan oscuro que la luz parecía huir de él. La silueta, apenas humanoide porque no pretendía parecerse a aquellos seres inferiores, caminó hasta un ventanal y observó la ciudad festejando.

Parásitos. Alimentados durante un milenio con la sangre del resto de mundos. Infantes mimados que no han conocido el hambre, la enfermedad o la guerra. La utopía de alguien que creía ser un dios. Que se veía con tanto poder como para osar encerrar a uno.La silueta mostró una sonrisa de dientes blancos y afilados. – Pero ya no. Al final te alcanzó la profecía, pequeña deidad. Y yo sin embargo, estoy aquí, libre, mientras tú vives una eternidad de locura.los ojos de la oscuridad miraban más allá, tan lejos como podía estar el Vacío, donde Antailtire cumpliría su condena. – Y ahora uno de los tuyos cumple mis órdenes. Que osadez pensar que podrías controlar el miedo. ¿No sabías que yo soy el origen del miedo? No te preocupes, le daré buen uso, ahora mismo está alimentándose de los Daë que han enviado a detenerme a mí. – el ser soltó una risotada que reverberó en el salón. – No espero que dure eternamente, pero yo me encargaré cara a cara. Hace mucho que no disfruto de la libertad. Y quería empezar devolviéndote mi encierro y asegurándome de que lo vieses a través de mis ojos.

La visión viajó hacia el insondable Vacío, donde Ella la dejó pasar para que la cordura de Antailtire empezara a resentirse antes de conocerla siquiera. Vio su ciudad, su obra de siglos seleccionando culturas, ajustando sus relaciones para obtener lo mejor de lo mejor y crear una sociedad perfecta. Su gente festejaba, pero las luces empezaron a fallar y apagarse. Las personas entraron en pánico y la oscuridad, como tentáculos, comenzó a adentrarse y corromper a algunos de ellos, que se golpeaban, asaltaban comercios y cometían toda clase de fechorías seguidos rápidamente por los que no estaban aún corruptos. En tan solo unos segundos, Chernobog había convertido su Utopía en una caos de crimen y destrucción. Aun así, una pizca de la cordura de Antailtire empezó a quebrarse y se echó a reír, porque sabía que ahora les tocaba a los New Moondies, y ese nombre se grabaría con obsesión en su fracturada mente.

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