Moondale

EL GUARDIAN DE LAS PESADILLAS

OWEN WILLIAMS

EL MUNDO DE LAS PESADILLAS (OBVIO)

Como diría la señora del Titanic, han pasado 400 años…

¿Dónde te has metido todo este tiempo? Seguro que eso es lo que os estáis preguntado. Bueno, no estoy en el mejor momento de mi vida precisamente. En efecto sigo muriéndome lenta y dolorosamente, para colmo el amor de mi vida sigue dándome largas, lo segundo duele más que lo primero para que lo sepáis.

El caso es que me había despertado en un lugar desconocido, cuando no. Apenas alcanzaba a ver el suelo que pisaba y mucho menos la profunda oscuridad que devoraba ambos lados del camino, el único camino por el que podía seguir era un puente de madera que con la más mínima brisa de aire se caería a cachos con total seguridad.

– [Owen]¡Ah, me encanta el olor a musgo falso nocturno!.-[/Owen] Dije adentrándome en el puente con pies firmes – [Owen]Alguien necesita actualizar su base de datos. El del miedo a las alturas es mi padre, yo soy su versión mejorada. Segunda generación cariño, New Moondies.[/Owen]

– [JJ]Owen, Owen ayúdame.-[/JJ] Era la voz de mi hermana al otro lado del puente, por un instante estuve a punto de salir corriendo a zancadas por el puente aunque este cediera a mi peso, pero probablemente eso es lo que quería que hiciera, a fin de cuentas morir aquí era morir en el mundo real, esto no es como cuando caes en una pesadilla y despiertas sobresaltado.

– [Owen]Buen intento, nada me da más miedo que no poder ayudar a mi hermana, pero se que lo que esta al otro lado del puente no es ella, mi vinculo con ella es más fuerte que esta parafernalia.-[/Owen] El grito atroz de una criatura me erizo todo los pelos del cuerpo. Nota, nunca te encabrones con el miedo… no espera, que coño, hazlo, revélate, no te dejes devorar por el miedo.

Una figura oculta entre trapos oscuros apareció al otro extremo del puente. Al estar muriéndome pensé que era la parca que ya venía por mi. Pero este ser era tan cutre que le había robado el look a la muerte. De su ropa comenzaron a desprenderse pequeños hilos de oscuridad, vale, eso si resultaba impresionante. La oscuridad se arremolino a mi alrededor haciéndolo desaparecer todo.

Cuando la oscuridad se disipo el lugar había cambiado por completo, me sacudí la ropa en un acto reflejo ya que dudo que la oscuridad tenga polvo, uno, que tiene que ir siempre impoluto, no os hacéis una idea de lo mal que lo pase en mi estancia en el mundo medieval.

– [Niall]¿Perdone, podría darme alguna moneda?-[/Niall] Al girarme me encontré con Niall, su aspecto estaba desmejorado y su ropa raída. – [Niall]¿Owen?[/Niall]

– [Owen] ¿Niall?.-[/Owen] Se abalanzo sobre mi abrazándome con todas las fuerzas que le quedaban – [Owen]¿Tu miedo es ser pobre?.[/Owen]

– [Niall]Lo he perdido todo Owen, mi voz, mi poder, mi sueño, mi madre esta…-[/Niall] Su voz se entrecorto incapaz de seguir.

– [Owen]Niall, tu mejor amiga es Lexie, ella no dejaría que te pasara esto. Que has perdido tu voz, te mete en un garito a que pinches discos. Tu poder, eres un aviantropo, ese es tu poder. Y créeme con un hijo como tú a tu madre nunca le faltara de nada. Y si te quedas en la calle siempre podemos compartir piso.-[/Owen] De hecho ahora que escribo esto puedo decir que ese es uno de mis miedos, la soledad, gracias a mi mente maestra de superficialidad dejando oculto ese miedo en lo más profundo de mi corazón. El rostro de Niall se ilumino por completo por lo que le había dicho y daba la sensación de que había recuperado la confianza en si mismo.

El grito atroz volvió a surgir de nuevo y la oscuridad reapareció de nuevo, solo que esta vez Niall fue tragado por ella junto a mí. La noche volvió a aparecer ante nosotros y esta vez nos encontrábamos en un lugar familiar, o lo que quedaba de el. La granja de los Walker estaba en llamas y Ezra enfrascado en un combate con lo que parecía ser una versión de mi mismo.

– [Owen]Tienes una visión un tanto distorsionada hacia mi persona.-[/Owen] Eche un vistazo a mi otro yo, que porte, que presencia, para estar presuntamente muerto tenía mejor aspecto que en el que me encontraba yo en ese momento. Seguro que ahora estáis pensando en cosas, dos Owens, madre mía que fantasía, eso os lo dejo a vosotros, dejad muchos fics en la base de datos de la Kvasir.

– [Ezra]O… Owen. ¿Cómo…?-[/Ezra] Su voz se entrecortaba por el cansancio de estar batallando con mi otra versión demasiado tiempo, a saber cuanto llevaba protegiendo a su familia en toda esta pantomima.

– [Owen]He venido a ayudarte, ya no tienes porque hacer nada de esto solo, para eso esta la familia.-[/Owen] Iba a decir amigos, pero tras todo lo que hemos pasado en la nave y estos mundos creo que puedo considerarlos a todos y cada uno de ellos miembros de mi familia. ¿Moriría por ellos? Bueno probablemente es lo que acabe sucediendo como siga interviniendo en las pesadillas de los demás y jodiendo el chernoquete o como se llame.

El Owen T-1000 nos lanzo una bola de fuego que le devolví de un manotazo, después de todo se estaba enfrentando al Owen original. – [Owen]A pesar del miedo que tenga hacía lo que la gente pueda pensar de mi tú no eres yo. Se la persona que soy y la que quiero ser para los demás.[/Owen]

Note una mano posarse en mi hombro, Ezra no solo estaba aceptando la clase de persona que era, estaba dejando atrás su miedo confiando en mí, alejándose de su futuro y abrazando un presente con todos nosotros.

– [Ezra]¿Qué demonios…?.-[/Ezra] Nuevamente nos envolvió un remolino de oscuridad seguido de un grito que francamente empezaba a sonar placentero.

– [Owen]Tranquilo, es lo que suelo ocurrir cuando a la mente maestra de la oscuridad se le empiezan a acabar las ideas de tortura.-[/Owen] Aparecimos en una calle de Moondale inusualmente abarrotada de gente. Fuese de quien fuese este miedo no le gustaba la gente, al menos no el barullo de muchas personas, y podía hacerme una idea de quién se trataba.

Avance entre la gente buscándolo, solo quería agarrarle de la mano y decirle que todo iba a estar bien como hacía cuando era pequeño. Ezra me hizo un gesto para que lo siguiera, debía de haber percibido donde estaba con su olfato. Llegamos hasta un callejón y allí tirado en el medio estaba Elliot inmóvil.

Note como el miedo se apoderaba de mí, pero no solo eso, también una ira desenfrenada de partirle la cara al capullo en su túnica negra que se encontraba junto a él torturándolo en un mundo sin sentidos.

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