Alexander Fenris | Apartamento
NOCHE
Sentí el viento fresco en la cara y exhalé una vez más el frío aire nocturno. Cuando pasas casi un año en coma, empiezas a apreciar las pequeñas cosas, especialmente si casi todo ese tiempo vives en una ensoñación eterna en la que eres, simplemente, el licántropo.
El peludo y yo habíamos empezado a hacernos amigos hacía tiempo, pero cuando estaba empezando a cogerle el gusto a todo eso de correr salvaje por ahí y librarme de las obligaciones de la empresa familiar, el deber apareció de por medio, y mi viejo siempre decía que el honor es algo que uno debe conservar aunque no le quede nada más.