Moondale

Autor: Amy MacLeod

  • VUELTA AL DULCE HOGAR TEMPORAL

    Amy – Nexus

    Tarde

    Noté una punzada en el pecho cada vez más intensa. No le di mayor importancia, pensando que se trataba de la maldición, hasta que el dolor me hizo caer de rodillas. Me costaba respirar, el dolor era cada vez más profundo, como si me hubieran arrancado el corazón o mejor dicho como si me lo hubiesen roto y entonces lo entendí: algo le había pasado a mi otra mitad. Algo le había pasado a Jane.

    Vi a Owen llevarse una mano al pecho y pensé que solo estaba siendo melodramático, pero cuando la pantomima empezó a durar más de lo que se considera aceptable, me preocupé. Supe que no era abroma porque cayó de rodillas. Entonces, alargué mi mano para ayudarle y llamé a nuestro otro compañero de aventuras.- [Amy]Lekwaa, ayúdame, por favor[/Amy].

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  • CON OWEN TODO ES FÁCIL

    Amy – Nexus

    Mañana

    Dejé a los cachorros jugueteando entre ellos, me interné en la maleza y me puse la ropa del lugar. Una vez salí, vi que en la plaza de aquel poblado de madera que ahora era mi hogar, Lekwaa miraba a Owen como el que acaba de ver a un fantasma.

    Me costaba creer que ya lleváramos un mes en este sitio y mi relación con el que había sido un buen amigo, pareciera rota para siempre. Al principio, estaba convencida de que no me hablaba porque no quería nada romántico con él y, aunque quizás en parte fuera cierto, Owen estaba lidiando con algo que le atormentaba y a mi nariz no se la podía engañar.

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  • PERDER A TU MEJOR AMIGO

    Amy – Selas

    Tarde

    Cuando terminamos de comer las lechugas, decidimos adentrarnos en el bosque. Mi estómago rugía por la falta de proteínas. Por más que lo intentara, el vegetarianismo se me resistía.

    Caminábamos con desgana, quizás por el hambre. El día se había ido nublando de manera progresiva y, aunque no iba a llover, estábamos en el clima perfecto. A mi lado iba Leo, callado y con cara de haba, como siempre. Mientras que el resto, formaban pequeños grupos un poco más atrás.-  [Leo]No me gusta la idea de meternos en territorio de lobos[/Leo].- comentó para romper el hielo.

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  • LA AMISTAD QUE PERDIMOS

    Amy – Kvasir

    Noche

    Ellie organizó una cena de despedida para nuestra abuela. Y, aunque me parecía un gesto bonito, no dejaba de ser eso: un gesto. La muerta no se iba a enterar y para la mayoría de la gente de la nave no era más que el nombre de alguien al que no habían conocido. Antes de que empezáramos a comer, cuando estábamos sentados en la larga mesa, Elle dio un discurso a modo de recuerdo. Era bonito y emotivo, pero yo me sentía como si tuviera la cabeza metida dentro de una pecera y todo me llegara distorsionado.

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  • UN CORAZÓN CALMADO COMO EL DE COLE

    Amy – Kvasir

    Mañana

    La muerte de mi abuela me había afectado más de lo que pensé que podría hacerlo. Cuando estás acostumbrada a vivir sumida en una depresión que va y viene, tienes la sensación de que la apatía se ha hecho con el control total de tu personalidad, pero eso es verdad hasta cierto punto. La indiferencia habitual de mi carácter dio paso a una pena honda y grande, tangible. Echaba de menos a mi familia y no era consciente de que la familia, tal y como yo la recordaba, no existía. Creo que a esa fase le llaman «negación».

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  • NO SE ADMITEN CAMBIOS NI DEVOLUCIONES

    Amy – Bosque del Crepúsculo

    ¿Tarde?

    La cabaña era agobiante y estaba sucia, muy sucia. Pero no voy a entrar en detalles mil veces repetidos, porque lo importante era aquella mujer y lo que venía a decirme. Ataviada con su toga y sin darle muchas vueltas al asunto, la mujer de rasgos en apariencia asiáticos, sacó una silla de un vórtice en el suelo y me soltó, a bocajarro, que quería hacer un trato conmigo.

    – [Amy]No sé qué puedes querer de mí[/Amy].- admití de pie con la espalda apoyada contra la pared. Me negaba a tumbarme en aquellas sábanas que olían al resto de New Moondies. (más…)

  • LAS CARTAS SOBRE LA MESA

    Amy – Nave

    Mañana

    Había sido una noche en blanco y me desperté como si me hubieran pegado una paliza. Mi condición de licántropa me hacía resistente, pero cuando se acumulaban las noches sin dormir, el cansancio empezaba a hacer mella. Salí de la habitación como una autómata en dirección a la cocina. ¿Mi misión? Bañarme en un cubo de café y mordisquear un par de galletas con desgana. La depresión, esa que nunca me había abandonado del todo, me forzaba a veces a coquetear con los trastornos alimenticios. No es algo de lo que esté orgullosa, pero este es mi diario y solo puedo decir la verdad y nada más que la verdad.

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  • CONSEJOS AMOROSOS

    Amy – Artisan

    Noche

    Tumbada en la cama de aquella habitación de decoración escasa, las primeras notas de ‘Sister Golden Hair’ se dibujaron en mi mente. Echaba de menos una canción de dentro de doscientos años y que puede que en este mundo jamás existiese. Me sentía como cuando estaba enamorada de la idea que me había formado de Leo en mi cabeza, mientras que el de verdad estaba más concentrado en ser una estrella que en ser mi amigo.

    Por suerte, el problema había dejado de ser Leo y, aunque el jarrón se había roto y hecho trizas, al menos, habíamos podido pegarlo lo suficiente como para que aguantase. Nunca iba a ser lo mismo, quizás más por mi parte que por la suya, pero habíamos conseguido estar en la misma misión sin discutir.

    También estaba lo otro. El botón rojo que decía «no tocar». El museo en el que no se pueden hacer fotos. El cigarrillo en el patio del instituto. El cliché de enamorarte de quien menos te conviene. En mi caso, no era amor. Por si se os ha pasado por la cabeza. Estaba todavía convaleciente de haber hecho el gilipollas durante demasiado tiempo, pero en cualquier otra circunstancia me habría enrollado con Owen.

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  • NUNCA CONTIGO

    Amy – Nave

    Noche

    Jane y Xander volvieron de la piscina y todos supimos que había ido bien. Estaban felices y parecía que habían rejuvenecido unos cuantos siglos. Solo podía alegrarme por ellos, en especial por mi primo, que llevaba enamorado de ella desde que nació, día arriba o abajo. No estaba segura de en qué punto de la relación estaban, pero esto era algo que iba a acabar con boda, un montón de bebés y una casa en las afueras. Coño, estaba empezando a parecerme a Dominic.

    La botella volvió a girar después del beso incestuoso, pero casto, entre Niall y Dante. Mi hermana era lista como el hambre y estaba forzando la maquinaria para que el amor y la amistad surgieran. Era una versión pelirroja y friki de Cupido.

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