Moondale

Autor: Daakka

  • LA UNIÓN HACE LA FUERZA

    DAAKKA

    MAÑANA – CABAÑA DE LOS ARKKAN

    Nuestra vida había sido extraña desde el principio. Claro que es lógico que eso no tenga mucha credibilidad siendo escrito por una escamosa mano verde perteneciente a un demonio cuya raza debía haberse extinto hacía milenios.

    Pero aquí estoy, he llevado y sigo llevando mi vida y tengo una maravillosa familia, que ahora mismo está separada por millones de kilómetros.

    Selardi está sufriendo mucho por estar separada de los niños sin poder hacer nada por ayudarles. Ella está acostumbrada a poner de su parte su fuerza física y su valentía para poner a salvo a los que le importan, pero esta vez solo podemos poner de nuestra parte el apoyo incondicional y la sabiduría que nos han dado los años.

    Al final, parece que Selardi se ha acostumbrado un poco a esa idea y lleva varias noches comunicándose a menudo con Jane, la hija de Dominic y Rebecca. Es curioso pensar que de todos, sea con ella con la que pueda hablar, pero los elementos lo explican todo, así que quizá tengan más en común de lo que creen.

    Por lo que ella misma me contó, al principio no fue muy fácil. Selardi quería hablar con Noah o con Leo y cuando se empeña en algo, suele ser bastante tenaz, pero no había nada que hacer, solo se tenían la una a la otra.

    Jane la mantenía informada de todo lo que pasaba allí, desde la misión que les habían encomendado los Daesdi hasta las curiosas civilizaciones pasadas que se escondían en cada mundo, pasando por su propia nave espacial que se había convertido en refugio.

    Gracias a ella sabíamos que Noah y Leo estaban bien. Noah había sido herido por un dinosaurio en una pierna, pero sus poderes le habían permitido curarse rápidamente. Siempre me había preguntado cómo era posible que mi poder sobre la electricidad se manifestase en Noah de una forma tan curiosa, quizá se debía a que mi hijo pequeño había sido muy inquieto y ágil de mente desde el momento en el que nació. Pero aun así, me sorprendía que pese a ser yo capaz de usar la electricidad para ir más rápido, ni siquiera me acercaba a una décima parte de la velocidad que él podía alcanzar. Sea como fuere, me alegraba de que eso le hubiera salvado y deseaba con todas mis fuerzas que le permitiera volver hasta nosotros junto a todos los demás.

    Después de un par de días conseguir convencer a Selardi de reunirnos con los demás para informar en conjunto de lo que íbamos sabiendo. No todos los ‘New Moondies’ – como se hacían llamar – eran tan claros con la información como Jane, así que podía resultar muy útil y una tranquilidad añadida para todos los demás. Christopher empezó a aportar más y más notas a un enorme panel que había dispuesto en la biblioteca privada de la Escuela Legado, buscando una forma de traerles a todos y todas de vuelta. Yo, al igual que los demás, cooperaba con él para sentirnos de utilidad, pero guardaba la creencia de que si estaban ahí fuera por una misión, sería difícil verles de vuelta hasta que no la completaran.

    Pero no era solo lo que pasaba en el «Cúmulo Nexus» lo que Jane había llegado a contarle a Selardi. La mayor de los Williams era la más seria y responsable, como decía el cuento aquél de los cerditos que daba miedo a Leo de pequeño. Esa responsabilidad le hizo desmentir la historia de cómo había llegado a ser rescatada Rainbow. Hasta aquél entonces les creímos cuando dijeron que Henry había usado su puesto interno y con ayuda de los O.W.L.S había conseguido sacarla de allí, pero la realidad era mucho más aterradora, todos ellos, incluso Noah, había entrado en la vieja sede de la Iniciativa, que ahora pertenecía a Infinity, para descubrir que eran, si cabe, peor que sus antecesores.

    La mera idea de imaginarme a cualquiera de mis hijos encerrado en una cámara de éstasis como yo mismo estuve, siendo analizado cada dos por tres y sumido en un letargo sin fin cada vez que ellos decidieran, me provocaba un miedo atroz.

    Infinity tenía más poder del que habría tenido en su día la Iniciativa. Ellos habían sido en cierta manera una rama oscura del gobierno de aquél entonces con la que no se podía saber si todos estaban de acuerdo. Pero Infinity, además de ser en sí misma el Departamento de Seguridad, era la principal proveedora de dispositivos electrónicos de todo tipo, tenía el principal servicio de streaming audiovisual, canales de noticias, producción cinematográfica, software e incluso su propio mundo virtual en el que la gente se sumía en cualquier mundo del que una vez hubiera sido fan, formando parte de él mientras se alejaba poco a poco de la realidad. Resumiendo, Infinity controlaba gran parte del mundo occidental y ahora tenían la mira puesta en nuestros pequeños y pequeñas.

    Si lo de Omega había resultado una preocupación, la revelación acerca de Infinity solo complicaba más las cosas.

    Fue en ese momento, minutos antes de salir por la puerta para reunirnos una vez más los Moondies como en los viejos tiempos, cuando sentí la urgencia de coger el disco. Sé que es algo complejo de explicar, ni siquiera yo que había elegido conocimiento como recompensa a mi Prueba lo tenía del todo claro, pero cuando podíamos hablar con alguno de los New Moondies, los discos nos lo hacían saber. Ya no hacía falta estar con ellos en la mano sin apenas dormir como habíamos hecho los primeros días.

    – [Daakka]¿Quén está ahí?[/Daakka] – pregunté. En mi memoria genética estaban almacenados los elementos que correspondían a cada uno de los Daë de mi generación, pero respecto a los New Moondies, la mayor parte eran conjeturas y hasta el momento yo solo había hablado con mis hijos.

    – [Lexie]Alexandra Karen Fenris[/Lexie].- respondió una voz orgullosa al otro lado. Sonreí para mí, aquella chica siempre me había caído bien.

    – [Daakka]¿Lexie? Extraño llamarte así con ese aspecto.[/Daakka] – comenté al ver su aspecto manifestarse delante de mí. Lexie Reed había venido muy a menudo desde los tiempos del instituto de Noah, pero de Allie solo habíamos visto fotos. Resultaba raro que fueran la misma, pero yo precisamente tenía que abrir la mente.

    – [Lexie]¿Tú no te llamas Duke Rivera y ahora eres un tío verde?[/Lexie] – replicó. Parecía que me había leído los pensamientos. Lexie y yo teníamos más en común de lo que pudiera parecer. Cuando estuvo en nuestra casa tuve que mostrarme como Duke Rivera ante ella, siempre fingiendo, al igual que ella lo había hecho como Lexie Reed. Aquellos cuerpos se habían convertido en nuestras cárceles aunque con el tiempo yo hubiera aprendido a hacer las paces con el mío.

    – [Daakka]Poco sentido ocultar lo que soy.[/Daakka] – admití. Ya era tarde para esconderse con ella, sabía muy bien lo que era Noah y era la hija de Karen y Alexander así que conocía bien nuestro mundo. Era un gran alivio poder mostrarme con mi aspecto «verde». Con los años me había acostumbrado a Duke, pero siempre que podía volvía a mi forma original, en la que ya había aprendido a expresarme bastante bien. – [Daakka]¿Cómo está Noah?[/Daakka] – pregunté. Sabía que en la «incursión» actual, como las habían bautizado, Noah hacía equipo con Lexie, Laura, Cole y Rainbow para ir a un mundo del Japón feudal.

    – [Lexie]Está ahora mismo apagado o fuera de cobertura[/Lexie].- explicó. No parecía preocupada, así que me mantuve tranquilo.

    – [Daakka]¿Está bien? ¿Ha pasado algo más?[/Daakka]

    – [Lexie]Ahora mismo está regular, pero se va a poner bien[/Lexie].- aseguró.

    – [Daakka]Si su Selardi está con él. Lo estará.[/Daakka] – sonreí, confiaba en aquella muchacha que aún era demasiado joven y con demasiadas cosas dando vueltas por su cabeza. No tenía dudas de que era buena persona, igual que no las tenía de que era la Selardi de Noah.

    – [Lexie]Eres un tío raro[/Lexie].- replicó sonriendo.

    – [Daakka]Me lo dicen mucho.[/Daakka] – dije devolviéndole la sonrisa. – [Daakka]Para ser mapache disimulas bien.[/Daakka] – añadí.

    – [Lexie]Cuando me canse de la vida de heroína, me iré a un zoo a que me den cacahuetes[/Lexie].

    – [Daakka]Puedes venir a nuestra casa, siempre tenemos cacahuetes.[/Daakka] – a Selardi le volvían loca los frutos secos, especialmente los pistachos.

    Ella respondió con una sonrisa y de pronto sentí lo sola que debía sentirse allí. Al contrario que otros de nuestros descendientes, Lexie no quería un tipo de vida como la que nosotros habíamos llevado y se veía forzada a hacerlo para sobrevivir, lejos de todas las comodidades y la vida que había conocido siempre.

    – [Daakka]¿Cómo están Rainbow, Cole y Laura?[/Daakka] – aunque si hubiera pasado algo me lo hubiera dicho, no podía perder la oportunidad de mantener al resto al día de cómo se encontraban. En el caso de Laura era diferente porque con Petra teníamos cuidado de qué desvelar y cómo. Con Logan no conseguimos ponernos en contacto aunque Elle sí lo hubiera conseguido, pero de Cole ya nos preocupábamos todos los demás, incluido Hiroshi que llegaría en avión en un par de días. Y Rainbow tenía muy preocupados a Sarah, Daniel y Sasha, era muy pequeña como para estar allí, había sido un regalo para ellos y se la habían quitado demasiado pronto.

    – [Lexie]Laura está más perdida que uno de Dirdam en la playa de Louna[/Lexie].- comentó.- [Lexie]Cole y Bowie van a ver si ruedan la nueva entrega de Karate Kid[/Lexie]. – añadió con poco interés.

    – [Daakka]Para ser japonesa te veo un poco aburrida.[/Daakka] – bromeé.

    – [Lexie]Yo no soy japonesa[/Lexie].- respondió, vi en su cara que le había molestado y me avergoncé de no darme cuenta antes.

    – [Daakka]Perdona, no quería ofenderte. Me refería solo a tu parte tanuki.[/Daakka]

    – [Lexie]Ya. Es que es un tema delicado[/Lexie].- comentó, restándole importancia, pero ya era difícil camuflarlo. Por la manera en la que hablaba asumí que la desaparición en su vida de su padre no le habría afectado, pero me había equivocado. Sería raro que a alguien no le afectase.

    – [Daakka]Si te sirve mi experiencia, yo decidí coger lo mejor de mi raza, en lugar de en lo que se habían convertido.[/Daakka] – no me avergonzaba de ser Rakkthathor, pero en mis propios términos. – [Daakka]Y aunque tu padre biológico sea como sea, siempre tendrás a tu padre y tu madre que te han cuidado toda la vida.[/Daakka] – sabía que daba igual lo que dijera, ella seguiría sintiéndose así mientras no lo descubriese por si misma. Quise decirle que era normal que se sintiera así, que no tenía que dar explicaciones a nadie, pero era una mujer muy fuerte, no necesitaba lecciones que ya conocía.

    Después de eso seguimos hablando de cosas sin importancia, ella lo prefería y era la única forma en la que podía apoyarla. Tengo que reconocer que en la siguiente media hora aprendí más de moda y música de lo que había aprendido en toda la vida.

    Cuando cortamos la comunicación sentí que Lexie seguía cargando el peso de lo que el mundo había decidido por ella, pero al menos tenía más personas con las que compartirlo. Eso fue siempre la ventaja de los Moondies, que nos apoyábamos unos en otros y ahora, si los New Moondies querían seguir adelante, necesitarían esa fuerza.

  • EPILOGO

    DIARIOS DE DESTINO – BARRIO OESTE

    Magnolia se bajó del coche y se despidió del resto de los ocupantes. Ninguno mostró demasiado ánimo ni alegría, todos estaban cansados y ese no era un día que la mayorían fueran a festejar. Pese a que habían detenido la guerra y habían puesto a salvo a casi toda la gente, habían sufrido pérdidas en todos los bandos, algunas, muy cercanas.

    Había pedido que la dejaran en un cruce para que no tuvieran que desviarse demasiado, así que mientras caminaba sola por aquella solitaria y silenciosa calle, Magnolia sintió que algo la observaba, pero no fue capaz de ver nada. Apuró el paso sin poder quitarse de la cabeza el recuerdo de Christopher, destrozado por la muerte de su hermano.

    En ese momento los Moondies estaban todos reunidos, apiñados para superar los duros momentos. En parte, los envidiaba. Magnolia volvería ahora a su apartamento solitario sin poder hablar con nadie de lo ocurrido, sin poder llorar a Nicholas porque los demás también necesitaban hacerlo. Ni siquiera se hablaba ya con sus padres desde hacía una buena temporada.

    Apuró el último tramo hasta llegar al portal. Llevaba encima algunos botecitos con arena que la hacían sentirse más segura, pero los viejos miedos son difíciles de olvidar. Cerró la puerta y sintió de nuevo que algo acechaba en las sombras. Ese pensamiento le acechó también en el ascensor y en el rellano, pero no había nada.

    Entró a su casa y colgó el bolso en una percha. Cansada, encendió las luces y entonces se sobresaltó al ver a una joven muchacha sentada en su sofá. Estaba pálida y tenía las manos sobre una herida sangrante.

    – [Omega]Ne…necesito tu ayuda[/Omega].- pidió la joven. Magnolia sintió entonces el viento filtrarse por una ventana rota de la sala de estar, por donde debía haber entrado la muchacha.- [Omega]Soy…soy la hija de Dominic Williams[/Omega]. – al escuchar ese nombre se relajó. Podía ser mentira, claro, pero Magnolia tenía un talento para saber si la gente le estaba mintiendo, y sentía que ella decía la verdad.

    – [Magnolia]¿La hija de Dom?[/Magnolia]- preguntó mientras corría al baño a coger el botiquín para ayudarla.- [Magnolia]¿Vienes del futuro?[/Magnolia]- añadió al volver junto a ella. La muchacha respondió y Magnolia se llevó una mano a la boca por la sorpresa. A Dominic seguro que le alegraría, Magnolia le había escuchado hablar a veces con Daniel y con Sarah preocupado sobre sus hijos. Seguro que no se tenía por buen padre, pero ella sabía que sí lo sería. Se arrodilló junto a la joven y empezó a tapar su herida. – [Magnolia]Deberíamos llamar a tu padre y a Sarah[/Magnolia].- comentó, pensativa. Quizá eso les animara un poco esa noche.

    – [Omega]Nadie puede saber que estoy aquí[/Omega].- replicó la joven, cortante. Magnolia alzó la vista. De las facciones agradables e inocentes que había visto al principio ahora quedaba poco. La muchacha tenía una mirada fría como el acero. Entonces se fijó en que la herida se estaba cicatrizando sola, poco a poco. – [Omega]¿Vas a ser un estorbo, Magnolia?[/Omega]- preguntó. Fue demasiado rápida, para cuando Magnolia quiso apartarse, la joven ya le sujetaba la mandíbula con fuerza, apretando mientras la miraba fijamente a los ojos. No, ahí no había rastro de la bondad de Dominic.

    Cansada aún del combate pero motivada por la supervivencia, se apartó y convocó la arena que tenía dispersa en botecitos de cristal para defenderse. La atacante intentó desviar la arena con telekinesis, quizá sí era la hija de Dominic después de todo.

     – [Omega]Verás, mi poder no está en sus mejores días desde que la Iniciativa experimentó conmigo hasta que escapé. La misma noche que mi «padre».[/Omega] – explicó, sonriendo mientras se quitaba la arena de encima. Magnolia sabía que los Moondies habían estado cautivos en la Iniciativa haría unos cuatro años. Intentó pensar como le había enseñado Christopher: tenía telekinesis y se regeneraba, pero hablaba de que su poder no estaba en sus mejores días. Había escuchado hablar a los Moondies de algo acerca de un enemigo muy peligroso que habían conocido en una visión del futuro, un enemigo con el poder de robar los de otros. Omega, lo llamaban. Siempre había asumido que era un hombre.

    – [Omega]Si matas a alguien que ya está muerto: no cuenta, ¿verdad?[/Omega]- preguntó, socarrona. Parecía estar disfrutando de darle caza. No entendía cómo podía salir de alguien tan puro y bondadoso como Dominic una persona tan oscura y perversa.

    Magnolia trató de defenderse interponiendo la arena entre ellos, moviéndola cada vez más rápido para cortar la piel de su atacante, pero ella tocó un plato decorativo de metal y se cubrió del mismo, cruzando la arena sin preocuparse. Trató de enviar un mensaje a los demás para socorrerla, pero los nervios no la dejaban hacerlo bien.

    No tuvo tiempo a hacer nada más. Lejos de ella, Omega usó su telekinesis partiéndole el cuello con rapidez. – [Omega]Joder[/Omega].- se quejó. Con Magnolia muerta, ya no podía acceder a su poder para unirlo a su lista. Sin recuperar el uso en condiciones de sus poderes no podía hacer más que mantenerse oculta. Los Moondies ya habían echado por tierra su oportunida de acceder a ese festín que era la gente de Z. Se colocó los auriculares y se marchó, dejando el cuerpo sin vida de Magnolia tras ella.

    Mientras tanto, en otro lugar, Dominic descorchó una botella con su poder para diluir las penas, pero el cansancio hizo que el corcho saliera volando sonoramente y la bebida le salpicase. – [Dom]Joder[/Dom].- se quejó, masajeándose la cabeza mientras otro servía la bebida.


    CUATRO MESES MÁS TARDE

    DAAKKA – CERCA DE LA PLAYA DE LOS MUERTOS, MERELIA

     

    Los meses posteriores a la ‘Guerra de Moondale‘ vivimos en una calma expectamente. La ciudad estaba aún lamiéndose las heridas de sus pérdidas y recuperando fuerzas para volver a ser la misma de siempre, aunque nunca volvería a ser la misma. Ninguno lo haríamos.

    Como era de esperar, o al menos eso decía Matias, el pulso electromagnético de la Iniciativa había evitado que se tomase cualquier tipo de grabación de los hechos y para el resto del mundo, Moondale fue una ciudad más víctima de un atentado terrorista cargado de tintes racistas por un gobierno que lo era abiertamente.

    Los de arriba enviaron ayuda militar, sí, supuestamente para ayudar con la reconstrucción de los edificios que se habían visto dañados. El dinero llegó, teóricamente, pero solo para cubrir que los soldados que habían enviado se habían encargado en su lugar de cubrir sus huellas y enterrar profundamente la llave de la Iniciativa Awaken. El lugar que me había visto nacer y me había mantenido en cautiverio, junto con las pesadillas de muchos miembros de mi familia, había pasado a la historia.

    El Bosque de los Lobos se encargaría de engullir con el tiempo la construcción de los hombres que habían intentado sobreponerse a la naturaleza. Algunos de los activos habían escapado gracias al poder de Mental, por desgracia también los peligrosos como King, Queen e incluso Easy, pero muchos habían muerto en una guerra sin sentido y probablemente sus familias, si es que las tenían, no sabrían nada de su desenlace. La cabeza visible del proyecto había muerto con Preston y ahora era demasiado arriesgado para el gobierno mantenerlo en funcionamiento.

    No podía decir que me alegrase tampoco, aunque resultase un alivio que mi hijo fuese a crecer en una Moondale sin la Iniciativa. En estos meses habíamos tenido muchos temas personales de los que ocuparnos, pero no pudimos estar del todo tranquilos porque Z y los suyos seguían ocupando el Palacio Kvinneby.

    Sus números también habían disminuido. Habían perdido gente y algunos de los que tramaban dentro del bando negro se habían conseguido escapar, concretamente el Rey y la Reina del bando negro, otra amenaza de la que teníamos que estar pendientes.

    A sabiendas de que su trabajo con la Iniciativa estaba terminado por el momento, los O.W.L.S. decidieron trabajar junto a Gambit para idear el nuevo refugio de los sobrenaturales y asegurarse de mantener a raya el poder que ostentaba Z y la amenaza que suponía para el mundo.

    Eso era lo que nos había llevado a mí y a una cala vecina de la Playa de los Muertos de Merelia, donde en ese momento estábamos viendo docenas de camiones cargados de productos de primera necesidad y materiales de construcción. Dudaba que fuesen a construir su ciudad en una cala, así que la curiosidad me embargaba.

    Selardi apretó mi mano, pese a estar en forma humana. Estos meses habíamos tenido tiempo a dedicarnos más a nosotros mismos y al bebé que crecía a pasos agigantados en su barriga. La miré, estaba radiante, como siempre. Su piel brillaba y su pelo rosa claro acentuaba sus ojos. Llevaba una capa que la protegía de la fría brisa marina. A Selardi no le habria gustado que le dijera que estaba muy guapa, pero no podía pensar de otra manera. Habíamos sobrevivido, estábamos juntos y esperábamos un niño.

    – [Shawn]No queda rastro, para el gobierno será una nación invisible.[/Shawn] – escuché decir a «Shawn Douglas», el nombre que había tomado Frank Umbra, – bueno, su clon – al recibir la impronta de un viejo miembro de los O.W.L.S. En ese momento estaba hablando con el resto de sus compañeros, Sarah y Christopher. Gambit estaba algo más alejado de nosotros, especialmente Petra que miraba el mar en la orilla. Z y Beatrix estaban manteniendo las distancias, sobre todo él.

    – [Sarah]¿Creéis que seréis capaces de ser una nación autosuficiente?[/Sarah]- preguntó Sarah, dejando patente la preocupación de todos. Shakti también tenía una barriga muy bonita y con su genética de Cazadora parecía que ni siquiera le molestaba. Daniel estaba cerca de ella, escuchando, mientras conversaba con Diana.- [Sarah]Parece difícil[/Sarah]. – añadió. Dom y Rebecca estaban un poco más alejados en ese momento, sentados en el muro de piedra que cercaba la cala. Rebecca tenía una barriga enorme por los gemelos y le molestaban los pies, que tenía sumergidos en el agua.

    La verdad es que escribiéndolo ahora me resulta gracioso pensar en los «ataques de Easy», que habían provocado un aumento de la natalidad en Moondale, o al menos en nosotros, impresionante. No había sido un mal plan, claramente nos habría dejado a todos fuera de juego, tanto por el cansancio del sexo en sí como por el embarazo posterior. Teniendo en cuenta que seguía libre, nos imaginaba a todos con una camada como nos tuviese por enemigos.

    Los que no tenían la misma excusa eran Vincent y Mara, que en ese momento escuchaban, con Idris en los brazos señalando a Mia, bueno, a una parte de Mia. Mara había anunciado hacía poco de una forma bastante aséptica que estaba embarazada, evidentemente con las bromas de Diana respecto a su «matrimonio apañado». Al final resultó que lo suyo funcionaba mejor de lo que incluso ellos debían haber imaginado. Quizá todo lo que nos había pasado juntos, las Pruebas, la guerra, los miedos…nos habían hecho formar un vínculo inquebrantable entre nosotros, yendo a más en algunos casos.

    – [Olivia]Pero no es imposible[/Olivia].- respondió Olivia metiéndose las manos en los bolsillos. Seguía vestida muy formal para tener los pies en la arena y a su hijo, Henry, jugando unos metros más allá. La teoría era que los O.W.L.S irían a la ciudad de los sobrenaturales a mantener el control. Me imaginé lo dificil que sería dar ese salto con un niño pequeño y el valor que debía tener para hacer lo que necesitaba hacer.- [Olivia]El Bando Negro ya no existe y todos los que nos vamos a la isla, sabemos qué es lo que nos conviene[/Olivia].- aseguró de forma parca. Era una mujer seria, que se hacía respetar, por eso la habían elegido para ser representante en Gambit en el puesto que había tenido en su día Abel Moreau. El resto de puestos que habían quedado vacíos estaban también asignados, pero nadie nos había dicho por quién.

    – [MacLeod]Aun así, no va a ser fácil. La Iniciativa puede volver. Si no ellos, otros.[/MacLeod] – intervino Christopher con aspecto aún más cansado. Esta vez no era por la pequeña Amy que reía en brazos de Ed mientras Lucy le hacía gracias. Lo que le pasaba a Christopher es que había tenido muchas preocupaciones y poco tiempo para llorar a su hermano Zack. – [MacLeod]¿Dónde os trasladaréis exactamente?[/MacLeod] – preguntó, intentando sacar a la luz el gran secreto. Los protegidos de Z caminaban de un lado a otro entre los camiones, preparando cosas.

    -[Lincoln]¿Conoces el mito de la Atlántida? Pues bueno…-[/Lincoln] trató de explicar Lincoln señalando a Petra con la cabeza. Cogió al pequeño Henry y se lo llevó a un camión de ganado para que viera las ovejas. La Torre blanca, dándose por aludida, se giró hacia nosotros.

    – [Petra]La diferrensia es que esta isla no ssse va a hundirr[/Petra].- replicó. Christopher la observó con ojos entrecerrados mientras ella volvía a encararse hacia el mar. Pronto empezamos a escuchar un ruido y las aguas se agitaron violentamente. Temí que se acercase un tsunami y mi instinto me instó a correr y poner a salvo a Selardi y al resto, pero de pronto las aguas se pararon en el aire. Frente a nosotros, Edward Teach movía las manos, reteniendo el mar con su voluntad.

    Sentí que observaba de primera mano una recreación de Moisés dividiendo las aguas, salvo que esta vez, solo las retuvo mientras Petra hacía emerger un islote rocoso enorme que cubrió el horizonte.

    -[Dom]Un poco rocoso ¿no? -[/Dom] preguntó Dominic, observando la enorme extensión de tierra que se había alzado delante de nosotros. Una chica joven y una mujer con aspecto de árbol se colocaron juntas de cara a la isla y empezaron a hacer brotar la vida vegetal. Bosques e importantes recursos naturales brotaron con facilidad. Edward Teach extrajo del mar un torrente de agua que dejó atrás las impurezas para convertirse en agua dulce y se usó para formar ríos y lagos. El poder de los sobrenaturales podía cambiar el mundo para bien, erradicar el hambre, las enfermedades, los repartos desiguales de riqueza, pero la propia naturaleza del ser humano (y sobrenatural también) le hacía incapaz de aceptarlo. Solo funcionaría en una pequeña nación como esa, en la que los fundadores ya se conocían y habían formado sus vínculos. Otros miembros de Gambit y de los Protegidos se sumaron a los que ya estaban terraformando la isla para terminar de hacerla perfectamente habitable.  – [Dom]No he dicho nada.[/Dom] – replicó Dom, sonriendo impresionado. Ver el verdadero poder de esas personas en despliegue era abrumador.

    Nos despedimos de los más conocidos, al igual que de Ted y April, que se iban con ellos junto con algunos otros sobrenaturales. Leonard habría tenido un buen futuro allí, pero decidió luchar con nosotros y por ello perdió la vida a manos del Rey Negro, como tantos otros aquél desdichado día.

    – [Carbon]Pórtate bien, en serio.[/Carbon] – escuché decir a un Russell a otro, mientras que otro más estaba al lado. Al parecer iba a separarse para estar en varios sitios a la vez en lugar de recluirse en la isla.

    Cuando terminó la terraformación, la isla que estaba frente a nosotros parecía un paraíso, y eso solo a simple vista. Edward Teach se acercó a nosotros caminando lentamente mientras los camiones cruzaban a la isla. – [Tide]No tenemos que preocuparnos por que nos detecten. La isla estará siempre en movimiento y Software nos mantendrá fuera del radar.- [/Tide] aseguró. Parecía que lo tenían todo cubierto. Me fijé en que ‘Tide’ se quedó observando a Lucy, que le devolvió la sonrisa sin saber muy bien qué hacer.

    La Reina Blanca descendió de entre las nubes.- [Amaya]¡Qué maravilla[/Amaya].- respondió, admirando la isla. Solo con ella, ‘Tide’, ‘Petra’ y ‘Software’ podían ser ya invisibles e inaccesibles. Caminamos junto a Amaya, acercándonos a la nueva isla.

    Sarah se acercó hacia Z y Beatrix, bajo la atenta mirada de todos nosotros.- [Sarah]Que te vayas no implica que olvide que ha muerto gente por tu culpa[/Sarah].- le escuché advertirle con seriedad. Lo que había ocurrido había sido horrible, gente buena había muerto por una guerra sin sentido, que podría haberse resuelto de la misma forma que lo estaba haciendo ahora.

    – [Z]No eres la única con buena memoria, Sarah.[/Z] – respondió él, girándose. De nuevo vestía de blanco, un color que siempre me haría pensar en la sangre que estaba en sus manos. – [Z]No molestaremos a nadie mientras nadie nos moleste.[/Z] – sentenció. Sarah frunció el ceño, no era la única que se lo tomaba como una amenaza. La arrogancia de Z era su perdición, aunque de todas formas, una relación cordial con él era imposible.

    – [Sarah]¿Eso es una amenaza?[/Sarah]- le espetó Sarah, enarcando una ceja. Se cruzó de brazos y le miró. Su redonda barriga y si pequeña estatura no restaban poder a Shakti. Seguía emanando un halo de fuerza a su alrededor.

    Z fue a responder, pero Beatrix le puso una mano en el brazo. Él la miró, iba vestida con una ropa escueta de playa, parecía estar adaptándose a los nuevos tiempos. En lugar de rebatir, miró una vez más a Sarah y caminó hacia la isla.

    – [Sarah]Hasta siempre[/Sarah].- se despidió Sarah, sin moverse. Beatrix se quedó atrás. Miró a Sarah y se acercó para darle un abrazo auténtico antes de irse. Sin Beatrix probablemente la guerra nunca habría terminado. Habríamos visto uno de los dos futuros y ninguno era muy llamativo. Por desgracia sabíamos que en algún lugar, Omega estaba pendiente de nosotros, amasando poder y recuperando fuerzas. Volví a mirar a Rebecca, cansada, con su enorme barriga. Sus hijos no serían los mismos que vimos, ya era imposible, el hombre vil que los había criado en ese futuro estaba ya muerto, pero Omega estaba aquí.

    – [Logan]Sigo sin saber por qué no estaríamos mejor en una isla en la que nadie diese por el culo.[/Logan] – escuché decir a Logan, sacándome totalmente de mis pensamientos.

    – [Mia]¿Te parece que he estado poco tiempo escondida, Logan?[/Mia]- respondió Mia. Desde que había huido con nosotros del Palacio se había convertido en una auténtica heroína, fuerte y sin dejarse pisar por el ego de Logan. En ese momento tenía a Cole en brazos. Su madre había intentado ayudar a gente a defenderse en la ciudad y había muerto a manos de un activo de la Iniciativa. Al menos el pequeño tenía a Mia, que le cuidaría a partir de entonces, pero perder a una madre no podía ser nada fácil. Cada vez que lo pensaba mi cuerpo, ya fuera humano o demoníaco, temblaba de miedo por las cuatro madres recientes en pasado o futuro que tenía nuestro grupo.

    – [Logan]Vale, vale, no digo nada…[/Logan] – replicó Logan. Por suerte no volvió a decir nada en todo el rato que estuvimos allí, despidiéndonos de la gente con la que en otras circunstancias podríamos haber conectado, como Petra, Bagheera o Aaron y Amaya, así como de los O.W.L.S.

    – [Diana]¿Esta gente no se va nunca o qué?[/Diana] – preguntó Diana, sonriente. El humor general era de alivio, pero también seguía la pena y la incertidumbre sobre nuestro futuro, así que Diana, como siempre, se aseguró de que todos nos encontrásemos mejor.- [Diana]¿Cuánto tiempo llevamos con esto de Z, cuatro años?[/Diana] – añadió, riéndose. Lo cierto es que parecía que había pasado una eternidad desde nuestras Pruebas, habíamos cambiado mucho. Habíamos ganado y habíamos perdido.

    – [BlackMarket]¿Alquien quiere cambiar de poderes? Última oportunidad…-[/BlackMarket] preguntó uno de los rezagados de Z, el tipo calvo que intercambiaba poderes, al que al parecer le daba cierto alivio hacerlo.

    – [Diana]Aquí lo único que parece que hace falta es una caja de preservativos[/Diana].- replicó Diana, consiguiendo que se fuese. Después miró al grupo, donde los embarazos destacaban fácilmente. – [Diana]¿Es que nadie tiene Netflix o qué?[/Diana] – preguntó. En realidad sí teníamos, era de Sarah, que nos había dejado una cuenta para cada casa, pero en el tiempo en el que se habían producido los embarazos teníamos más ganas de otras diversiones.

    – [Dom]Ed seguro que no, tiene cabras.-[/Dom] bromeó Dominic. Dudé si responder como lo habría hecho hablando con Selardi, pero me contuve, a los demás no les resultaría cómodo hablar de esos temas aunque todos sabíamos perfectamente lo que había hecho Easy y las «urgencias» que había despertado durante meses.

    – [Daakka]¿Selardi necesita algo? -[/Daakka] pregunté, acariciando su bonita barriga. Desvié la mirada a Daniel, temía que nuestra relación empeorase por el embarazo de Selardi. Quizá solo era que últimamente no habíamos podido hablar en privado.

    Daniel no respondió, pero vi a Sarah hincarle el codo en las costillas y entonces me devolvió la sonrisa. Aunque Sarah le hubiese espoleado, sentí que era una sonrisa sincera. Selardi me había dicho que había hablado con Daniel y que se alegraba por nosotros, pero solía ser tan serio que cuatro meses después había temido su reacción hasta ver esa sonrisa. – [Daniel]Lo bueno de que sean sostenibles es que con suerte no volveremos a saber de ellos.[/Daniel] – comentó, naturalmente resentido. Las cosas podrían haber sido muy distintas, pero al final solo podía ser un alivio verlos marchar. Por mucho que Z hubiese desviado una pequeña cantidad de sus reservas económicas a reconstruir los daños de la ciudad, la gente no podía volver a la vida con dinero y lo que habíamos vivido no iba a cambiar.

    – [Vincent]Nos hemos ganado un descanso.[/Vincent] – aseguró Vincent. Sin un problema nuevo en el horizonte cercano, pero varios problemas recurrentes que siempre estarían ahí, lo cierto era que había llegado nuestro momento. Habíamos salvado el mundo varias veces, teniendo que vivir nuestras vidas como parte de ese camino, casi siempre en segundo plano. Ahora había llegado el momento de disfrutar de nosotros y de nuestros hijos hasta que el mundo volviese a necesitar ser salvado.

    Habíamos superado tres de las cuatro puertas. Nos habíamos enfrentado a la mismísma Muerte, habíamos desafiado y vencido a la Locura y habíamos sobrevivido al Sueño. Por desgracia, todavía nos quedaba enfrentarnos al Olvido, aunque para eso, nos esperaban unos años de descanso relativo.

  • DECISIONES

    DAAKKA | ESTUDIO DE DUKE

     

    Crucé la puerta de mi estudio y cerré con pestillo tras de mí. Una vez dentro, me quité la ropa y la doblé con cuidado en el armario empotrado mientras volvía a mi forma natural, la de escamas verdosas.

    Estiré los músculos, como si hubiera estado enclaustrado dentro de Duke, algo irónico teniendo en cuenta que para escribir este diario siempre usaba esa forma. Me senté frente al ordenador para terminar el arte gráfico de ‘Avalerion’.

    Tras los últimos detalles, lo envié a la impresora en A1 y lo recorté con la guillotina. Una vez terminado, lo coloqué con cuidado en el marco y lo observé pensativo antes de colocarlo junto al resto de la serie de los Guardianes.

    Avalerion me había guiado en un viaje espiritual para prepararme para los eventos que estaban a punto de comenzar. Gracias a eso, había sabido que parte de mi papel era ayudar a que Sarah volviese a estar con nosotros, y cuanto más avanzaba el tiempo, más sentido le veía a esas visiones, como la Cazadora que aparecía en ellas, Sasha, y la necesidad de que también formara parte de nuestra familia.

    Ese viaje me había dado un lugar, un propósito. La familia volvía a estar unida, no como en aquellas visiones, pero aún quedaba lo más difícil, enfrentarnos al caos del combate y a la preparación que todo eso implicaba.

    Uno de los puntos clave sería descubrirnos ante Moondale y prácticamente ante Ripper, porque nuestro mensaje sería cortado más allá de las fronteras del Condado. No dejaba de darle vueltas a eso y a mi propósito. Quizá después de tanto tiempo oculto era el momento de apoyar a Sarah cuando más lo necesitaba.

    Colgué el cuadro y volví a observarlos todos juntos. En aquél momento teníamos una guía, un destino que lo entrelazaba todo entre nosotros como Daë. Ahora todo caía de nuestra parte, el futuro de muchas personas estaba en juego y el día fatídico cada vez parecía más cercano.

    En las últimas semanas habíamos estado cada vez más ocupados con los planes, hasta el punto de apenas poder vernos para nada que no fuesen las reuniones en la ‘Mesa Redonda‘. Amy, los Satellites, las defensas, los puntos clave, el detalle de habilidades de todos a los que nos enfrentábamos, el análisis de los futuros que habíamos visto, Omega, la traición del bando negro, las armas, la protección de nuestros más cercanos….

    Sencillamente era demasiado. Un peso que podía minar la moral de cualquiera, por muy motivados que nos tuviera el desastre que habíamos presenciado en dos ocasiones. Di una vuelta durante unos instantes y volví a fijarme en las imágenes de los Guardianes, concretamente en los ‘Antiguos Daë‘.

    En aquél entonces tuvimos en nuestras manos nuestro propio futuro y el de muchos otros, decidiendo en algo que nos cambiaría para siempre.

    Sarah siguió adelante con su legado en lugar de conseguir el poder de traer a alguien de vuelta de entre los muertos y esa decisión le acarreó depresión y ansiedad que finalmente le hicieron perder la esperanza y entregarse a Z.

    Dominic decidió cambiarse a sí mismo en lugar de arrebatar el poder a Rebecca, lo que, para bien o para mal, dio lugar a Omega.

    Vincent por otro lado tenía ahora un artefacto muy útil para encontrar portales que nos ayudaría a mover gente en caso de emergencia de Moondale al Pantano del Grendel, pero también podría tener algo que hiciera confesar la verdad a alguien del bando negro para que Z fuese consciente del puñal que tenía ya entre las costillas.

    Daniel perdió algo de sí mismo que jamás podrá recordar con tal de conseguir algo que protegería a Sarah en un futuro, pero esa pérdida le minó de tal forma que perdió las fuerzas durante mucho tiempo cuando Sarah tuvo que ir al Palacio. También pudo cambiar el pasado e incluso el futuro según sus deseos.

    Cara tuvo en su mano el poder de ver todo aquello que le deparase el futuro, pero decidió dejar a un lado el destino y tomarlo en su propia mano cogiendo el arco.

    Mara dejó de ser una vampiresa, pero eso la hizo presa fácil de ‘King’, siendo ahora una licántropa. Eso nos permitió ver de primera mano el poder que tenían ambos bandos.

    Diana dejó pasar el poder, de una u otra forma, para proteger a su hija. Yo mismo dejé pasar la oportunidad de tener más poder para no arriesgar mi moralidad, pero no dejaba de preguntarme si podría haber resistido la tentación y en estos momentos tendría más poder para proteger a los demás.

    Quién sabe qué habría pasado si hubiéramos elegido otras cosas. En algún lugar del multiverso habría cientos de líneas temporales divergiendo a partir de esa decisión. Pero a nosotros tenía que preocuparnos esta, nuestro pasado, presente y futuro.

    Lo importante no era qué habíamos decidido, sino haber tomado esa decisión, haber tomado lugar en cambiar el mundo. Si lo habíamos hecho una vez, podíamos volver a hacerlo, con Daesdi involucrados o sin ellos. Mi deber era recordárselo a todos ellos, así que me puse a ello, pronto cada uno recibiría un mensaje para que no olvidasen lo que habían logrado.

    Cuando terminé los envié y me preparé un relajante té verde mientras observaba el también verde césped de la parte trasera de la Nave.

  • CONDENADOS

    Noah Arkkan | Edificio Lenora, azotea

    La supervelocidad en el mundo real no es tan sencilla como puede parecerlo en la imaginación de un consumidor habitual de ficción. Sí, está la capacidad de llegar en un instante a cualquier parte o de hacer cualquier cosa increíblemente rápido. Pero esa capacidad no deja de estar limitada por nuestra propia condición, humana o sobrenatural. Así, pese a poder virtualmente detener todo lo que estaba ocurriendo a la velocidad del rayo, mi mente iba a ser incapaz de focalizarse a la vez en todo lo que pasaba, teniendo que concentrarme en un problema de cada vez y para cuando terminase, habría ocurrido algo que no habría podido evitar.

    En una guerra como la que estaba ocurriendo, eso se elevaba a la enésima potencia. En la batalla de los balcones inferiores me había asegurado de ir mermando a los peones, enfrentándome a las infinitas copias de ‘Carbon Copy‘ hasta que terminé con él. Pero para entonces el tío Christopher ya había muerto y no había podido hacer nada por él.

    Aun así, pese a la pérdida, seguimos luchando, porque no nos quedaba más remedio. La azotea se había convertido en una verdadera batalla campal y no nos iba nada bien para cuando nos reunimos todos en ella. Dominic y Owen lideraban la lucha contra, pero el tío Vincent y la tía Mara habían muerto y se habían unido a Kuruk como grotescas marionetas controladas mediante la magia de sangre de la Reina Negra.

    Mis padres peleaban juntos contra un cadáver animado con una corona y adornos dorados fundidos en su negra carne, junto a él, la chica del toque mortal, ‘Death’s Bride’, caminaba hacia ellos intentando acabar con su resistencia con un solo toque.

    Corrí en su dirección y aferré a la chica por la chaqueta con mucho cuidado de no tocar su piel. Sin detenerme a pensar, la lancé fuera de la azotea con la velocidad que llevaba en ese momento. Me dije a mí mismo que no podía hacer otra cosa pero el tiempo fue literalmente una eternidad mientras la veía caer al vacío.

    Cuando volví la vista hacia la azotea, el caos reinaba en todas partes y era casi imposible saber qué hacer. Una ángel cayó del cielo y se estrelló, inerte, en mitad del campo. A su caída le siguió un destello de luz que hizo explotar una sección de la azotea, que se derrumbó llevándose a varios defensores de Z, incluidos dos miembros de ‘Gambit’, junto a algunos de los nuestros que luchaban contra ellos. Vi a la figura en llamas en el cielo, atacando indiscriminadamente hasta que ‘Joker’ le derribó.

    La muerte de Logan era toda una victoria para ellos, por eso fui incapaz de entender lo que vi a continuación. Una flecha cruzó rápidamente el cielo y se clavó en la espalda de ‘Joker’. Ella se giró para ver quién la estaba disparando, solo para descubrir a ‘Elsass Malephar’, un miembro de ‘Gambit’, de los suyos. No tuvo tiempo a reaccionar antes de que el resto de flechas que Elsass ya había lanzado la abatieran hasta caer muerta.

    Pero esa no fue la única traición, el Rey Negro iba directo hacia el propio Z tomando la forma de una muchacha delgada y rubia que parecía atormentar al Director del Consejo. El Rey Blanco corrió en su ayuda, pero su resistente piel se abría en cientos de miles de cortes hasta que, cubierto de sangre, no pudo dar un paso más y cayó-. Revisé el campo a toda velocidad y vi que la Reina Negra era la culpable, utilizando la sangre de la propia Reina Blanca, que yacía tendida en el suelo, junto a ella y a ‘Offspring’, la Alfil Negra que daba vida a monstruos y que acababa de matar a la Reina Blanca con uno de ellos.

    Por todas partes era igual, el bando negro luchaba contra los suyos y contra los nuestros, aprovechando que nos estábamos enfrentando entre nosotros para acabar con tantos como pudieran. Era una masacre.

    Crucé a toda velocidad la azotea y derribé a un peon que estaba a punto de matar a Lexa y a Niall. Juntos luchamos por mantener la posición mientras Xander, Daniel, Elle y Jane venían hacia nosotros comunicándose con el resto para reagruparnos y fortificarnos en el interior de la azotea, ante el caos que estaba acabando con nosotros.

    Traté de ayudar a todos los que pude, pero desgraciadamente no conseguimos llegar todos y muchos se quedaron en el exterior, aún luchando en la cruenta guerra.

    Dentro, las cosas no eran mucho más fáciles, nos enfrentábamos también a la gente de Z, aunque ahora no parecían obedecerle a él, porque no le defendían mientras el Rey Negro le atacaba y acosaba, tan cerca de nosotros que incluso podíamos oírle. El bando negro estaba tomando el control.

    – [Z]¿Después de todo este tiempo?[/Z] – le preguntaba Z, retrocediendo ante el espanto de la muchacha de cabellos rubios que ahora mostraba un cuerpo putrefacto del que podían verse surgir los gusanos.

    – [BlackMask]Siempre.[/BlackMask] – sentenció el espanto, una visión de los miedos de Z tras la que se ocultaba el poderoso Rey Negro. – [BlackMask]Ha sido duro, no lo creas, aguantar tantas estupideces, disimular tanto.[/BlackMask] – su avance se había detenido y Z y él estaban frente a frente. – [BlackMask]Habría matado por poder llevarme la cara de Abel.[/BlackMask]  – añadió. Los ojos de Z se perfilaron en una mueca de odio. – [BlackMask]Pero la gracia del trato era que no sospecharas de mí ni de Aislinn.[/BlackMask] – replicó.

    Z gritó de pura rabia y tomó el aspecto de un musculoso demonio de piel blanca. Golpeó al Rey Negro pero éste empezó a adaptarse tomando la forma de un nazi de alto rango y después la de un demonio que no reconocí.

    – [Z]Todo este tiempo, ocultos, esperando tomar el poder, ¿por qué? Ofrecí una utopía, un mundo perfecto.[/Z] – se preguntaba, más a sí mismo que al propio Rey Negro. Z intentaba hacerse a la idea del error que había cometido.

    – [BlackMask]Porque no queremos un mundo perfecto, queremos un mundo donde tengamos poder, donde el resto no seáis más que fines para un medio. Un mundo donde todos nuestros deseos estén satisfechos, no los de los demás.[/BlackMask] – resumió mostrando los dientes afilados de un monstruo gigantesco en el que se estaba transformando. Golpeó a Z con todas sus fuerzas y le partió el cuello con un chasquido, pero él se levantó y su cuello se reajustó, evolucionando.

    – [Z]La evolución obliga a superar los miedos, Edgar.[/Z] – dijo mientras intentaba mantener el aguante contra los cambios del Rey Negro.

    – [BlackMask]El miedo nunca se supera, solo cambia.[/BlackMask] – sentenció el Rey Negro, hundiendo a Z en el suelo con un poderoso golpe mientras tomaba brevemente una forma desagradable y retorcida, el verdadero aspecto del hombre del saco.

    Se acercó lentamente a Z, sonriendo, hasta que una voz le detuvo. – [Beatrix]¿Y a qué le tienes miedo tú?[/Beatrix]- preguntó la voz. El Rey Negro se giró y allí estaba mi tía Sarah, o al menos su cuerpo, porque la que llevaba las riendas y le observaba con una sádica sonrisa era Beatrix, la mujer de Z, la causa de lo que mi tío y mis primos habían perdido. Vi a Elle mirarla con ojos esperanzados, el propio Xander casi estuvo a punto de recibir un golpe con una espada que detuve antes de que le diese. Y mi tío…mi tío estaba destrozado al verla.

    Intentó luchar y abrirse paso hasta ella al ver la sonrisa pérfida que el Rey Negro le dirigía. – [Z]¡Beatrix, no! ¡Aléjate de él![/Z] – gritó Z. Por un instante, mi tío y Z compartieron un mismo deseo.

    Y su deseo se cumplió. El Rey Negro caminó hacia ella tomando la forma humana de un hombre mayor, fuerte, cubierto de cicatrices y vestido con ropa militar. Sonrió con suficiencia diciéndole algo que no llegué a escuchar. Entonces El Rey Negro se detuvo como si le hubiese retenido una fuerza invisible. Beatrix caminó hacia él ante la mirada de todos y colocó una mano en su rostro. El Rey Negro empezó a gritar de dolor, cambiando de formas rápidamente hasta que la figura retorcida cayó al suelo, muerta. Beatrix había acabado con el Rey Negro.

    – [Z]¿Qué…?[/Z] – preguntó Z, mirándola fijamente.

    – [Daniel]Tú no eres Sarah.[/Daniel] – gritó el tío Daniel. Me fijé en él y vi odio y dolor mezclados, una peligrosa combinación, especialmente en él.

    – [Beatrix]No[/Beatrix].- replicó ella con la voz de mi tía Sarah, sonriendo.- [Beatrix]Me sorprende que te hayas dado cuenta[/Beatrix]. – por un instante volvió a parecer el cadáver de la mujer rubia, la verdadera Beatrix, reflejando el miedo de Z. Había absorbido el poder del Rey Negro después de matarlo. Mi tía Sarah no tenía ese poder, solo conocía una persona que sí. Miré a mi alrededor, buscándola, y encontré que Xander hacía lo mismo.

    – [Z]¿Qué está pasando, Beatrix? ¿Cómo has matado al Rey Negro?[/Z] – preguntó Z, desconcertado. La oposición que habíamos encontrado empezó a desbandarse, sin saber a quién defender, por quién luchar. Así que nos abrimos paso.

    – [Daniel]Tampoco es Beatrix, siento desilusionarte.[/Daniel] – intervino Daniel, sin desviar la vista de ella. Jane acababa de hacerse visible al lado de Xander, y los dos se miraban tan desconcertados como el resto.

    – [Z]¿Quién demonios eres?[/Z] – preguntó Z poniéndose en pie, aún con su apariencia de demonio, que le hacía parecer aún más enfadado. Cargó hacia ella y la aferró por el cuello alzándola con su enorme fuerza. Ella ni se inmutó, sonrió con suficiencia y vio cómo Z se doblaba de dolor. Cuando se apartó de ella, no se lo permitió, prolongando el contacto.

    – [Beatrix]La que acaba con tu vida[/Beatrix].- replicó con una sonrisa. Unos segundos después, Z había muerto.

    – [Daniel]Marchaos…rápido.[/Daniel] – escuché gritar a Daniel. Sabía algo que nosotros no, y a juzgar por la cara de Diana, Dominic y mis padres, ellos también. Nos quedamos congelados, aunque algunos si hicieron caso y se marcharon. Daniel corrió junto a los demás para enfrentarse a nuestra nueva enemiga. – [Daniel]¿Qué has hecho con Sarah?[/Daniel] – le preguntó, golpeándola con su espada. El corte no le hizo nada, su nuevo poder absorbido de Z le garantizaba inmunidad.

    – [Beatrix]¿De verdad quieres saberlo?[/Beatrix]- preguntó ella con frialdad. Empezó a mostrar una enorme amalgama de poderes que superó rápidamente a todos sin apenas dejarnos tiempo a responder. Amy corrió hacia el combate pero se encontró con un muro levantado por la propia Diana que les rodeaba, no nos dejaban ayudarles y ella les superaba con creces.

    Dominic se acercó a ella lo suficiente, a punto de clavarla en una tubería de acero, pero dudó y ese instante de duda fue su muerte. Mis padres fueron los siguientes, cayeron al suelo como si una fuerza invisible les hubiera ahogado.

    Diana y Daniel intentaron aguantar, pero no pudieron. Con la muerte de Diana, el muro que les separaba de nosotros y nos impedía entrar cayó. Corrimos hacia ellos, pero para entonces ya tenía a Daniel aferrado.

    – [Beatrix]Siempre he querido más a Siegfried[/Beatrix].- le dijo, aún esbozando la cara de Sarah mientras le daba un mortal beso. Cuando mi tío cayó, muerto, nuestra enemiga abandonó el aspecto de Sarah y se mostró con su verdadera forma, la de Jane.

    – [Xander]Jane….[/Xander] – dijo Xander, entrecortadamente. Jane estaba a su lado, tan asombrada como él. Ante ellos había una copia exacta de Jane, con sus mismos poderes pero la excepción de que Jane solo había matado dos veces para conseguir poderes, una por error y otra en defensa propia contra ‘The Hand’. Nuestra enemiga sin embargo tenía decenas de poderes.

    – [Veronica]No soy Jane, soy Omega[/Veronica].- replicó con una sonrisa.

    Ese nombre hizo sonar algo en mi mente. Accedí con rapidez a la memoria genética de mis antepasados y lo encontré, entre los recuerdos de mi padre. Un futuro en el que la Iniciativa había impuesto su control sobre los sobrenaturales usando a los propios sobrenaturales como perros de presa. Una de ellos destacaba, Verónica Preston, la hija de Dominic y Rebecca, criada para matar y ganar poder, siempre sirviendo a la Iniciativa liderada por su abuelo, hasta que decidió dejar de hacerlo y se envió a sí misma al pasado. Y allí estaba, la misma, pero ahora en nuestro futuro, reduciendo nuestras esperanzas a cenizas.

    – [Veronica]¿Listos para morir?[/Veronica] – preguntó jugueteando con la luz que le permitía crear su nuevo poder. Corrí hacia ella, pero de pronto el mundo entero se volvió muy lento. Omega sonreía, acababa de anular mi poder y el del resto. Ése era el poder de mi tía Sarah. Estábamos condenados.

     

  • LIQUIDO CONDUCTOR

    DAAKKA | APARCAMIENTO DEL HOSPITAL ST.ANNE

    daakkagreen

    Me eché hacia un lado y evité el tentáculo de oscuridad que habían lanzado para agarrarme. El demonio azul oscuro enseñó sus fantasmales colmillos y sus ojos rojos centellearon de ira. Antes de que pudiese reaccionar con otro ataque, respondí con un rayo que le impactó en el pecho, tirándolo al suelo.

    Observé a los demás, todos enzarzados en un combate para mantener distraídos a los enviados de Z y que Sarah y Ed pudiesen ponerse a salvo de sus garras.

    Cerca de mí estaba Selardi con su piel recubierta de ese metal que Daniel había cogido en la Iniciativa, mitrilo. Aprovechando su resistencia se estaba enfrentando a un miembro de Gambit de piel nívea y cabellera rubia, que asestaba tajos a gran velocidad sin que sus espadas consiguiesen hacerle un rasguño.

    En mitad del caos que reinaba a mi lado izquierdo casi no conseguía ver a nadie. Distinguí a Dominic y a Daniel intentando abatir juntos a algo que no distinguí. Tras el caos del combate vi a ‘Mental‘ observándolo todo fijamente, temeroso de que estuviese concentrándose para dejar fuera de combate a alguno de los nuestros, me preparé para lanzar un rayo contra él. Por desgracia mi otro enemigo tardó un segundo en ponerse en pie, mientras la marca oscura que el rayo había dejado en su pecho se desvanecía. Un látigo de oscuridad aferró el brazo con el que me disponía a atacar.

    – [Daakka]Dominic, Mental.[/Daakka] – grité. Por el rabillo del ojo vi a Mental ser golpeado hacia atrás por una mano invisible.

    Me giré hacia mi contrincante justo en el momento en el que otro de sus tentáculos aferraba mi otra mano.

    – [Demonio]Cuando devore tu alma serás un buen huésped.[/Demonio] – rió con su espectral dentadura deformando el rostro del humano que una vez existió y ahora no era más que una cáscara vacía controlada por un muerto.

    – [Daakka]Selardi no acepta imitaciones.[/Daakka] – repliqué con una sonrisa irónica. Que se lo dijeran a mi apariencia humana. Por suerte Duke Rivera se había quedado en segundo plano, en un alias que utilizar cuando necesitase hacer algo con una identificación. Todavía estaba esperando que volvieran a viajar a Escocia, como solían hacer, pero parecía que había llegado en la época sin viajes.

    Tomé los tentáculos entre mis manos, asqueado por su tacto alquitranado, y solté una descarga que los recorrió hasta impactar de nuevo en el espectro, que salió despedido contra una pared contraria.

    Escuché un pitido y me giré con miedo hacia uno de los ascensores, temiendo que algún humano bajase al aparcamiento en ese instante y se encontrase con el combate. Por el momento no había sucedido, pero era cuestión de tiempo. Necesitábamos acabar cuanto antes, pero también teníamos que retenerlos para que no fuesen tras Sarah.

    Lo mejor sería dejarlos a todos incapacitados, pero no podía utilizar mi poder, había demasiadas cosas que podrían salir mal. Selardi estaba recubierta de metal, podría hacerle daño. O podría usar más intensidad de la debida y dañar seriamente a alguien.

    Es difícil tener poder para acabar con un problema y no poder utilizarlo. Con mi habilidad podría haber terminado con la vida de todos ellos, pero no era un asesino. La elección buena siempre era compleja, en eso tenían razón los juegos de rol.

    Suspiré con resignación y me lancé contra Steel, que en ese momento intentaba golpear por la espalda a Dominic y Daniel. Agarré al gigante de metal por la cintura y lo alcé notando la tensión en mis músculos de demonio. Imité una llave de lucha libre y lo lancé al suelo aprovechando su peso.

    – [Aislinn]Esto es absurdo.[/Aislinn] – replicó la Reina Negra, frente a una Rebecca arrodillada a sus pies. Me dispuse a ir hacia ellas pero Selardi fue más rápida, cogiéndola y alejándola de ella.

    A la Reina Negra no pareció importarle y eso no apuntaba a nada bueno. Tomó el alfiler entre sus manos y sus ojos perdieron la visión del mundo real mientras recitaba a toda prisa un salmo. Nadie tuvo tiempo a detenerla.

    Una gota de su sangre cayó al suelo y empezó a extenderse como un enorme charco del que empezaron a surgir formas humanoides que parecían hechas de la misma sangre. Se contaban por decenas.

    Varios de esos autómatas de sangre se lanzaron a por Selardi. Corrí hacia ella pero otro grupo vino directo hacia mí. Hacia donde quiera que mirase, pasaba lo mismo, los nuestros estaban rodeados por esos seres.

    Sus golpes parecían firmes pero cuando les golpeaba, mi puño atravesaba su cuerpo como si nada. Lo mismo les pasaba a los demás. Dom lanzaba lejos parte de la sangre que componía su cuerpo pero eso solo conseguía que donde había uno, surgieran dos. Mientras tanto, el bando negro se estaba agrupando, listos para irse.

    No podíamos perder más tiempo con esos seres. Me fijé en la posición de cada uno de los míos y sentí la carga eléctrica acumularse en las puntas de mis dedos antes de soltarse en varios rayos que impactaron en los autómatas de sangre haciendo que sus cuerpos burbujeasen y se terminasen colapsando en un charco de sangre borboteante.

    Habíamos acabado con todos, pero el bando negro había escapado. Dominic reunió la sangre con su poder y la dirigió a un sumidero, para evitar que cualquier humano fuese a encontrarse la escena y declarase un asesinato.

    Como Diana ya sabía lo que estaba pasando gracias a sus visiones, nos envió un mensaje para decirnos que Sarah y Ed estaban en el hotel y necesitarían nuestra ayuda. Así que sin más tardanza decidimos coger el coche de Daniel, bastante apretados, por cierto, incluso en la forma de Duke, y salir de allí a toda velocidad.

  • ARENA Y SAL

    Daakka | Playa Bitterwater, Merelia

    MADRUGADA

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    Finalmente, la celebración de la boda llegó a su fin después de que los invitados se fuesen retirando como un goteo a sus habitaciones. Los novios, los MacLeod y los Moondies fuimos los últimos en marcharnos, a fin de cuentas, estábamos acostumbrados a dormir poco cuando el deber lo requería, y era mucho menos cansado bailar y reír que matar vampiros.

    En lugar de irse a sus habitaciones, Sarah, Daniel, Elizabeth y Jaime decidieron marcharse al hospital a esperar que el bebé de Diana viniese al mundo. La primera de la nueva generación Moondie. Dominic se ofreció a llevarles, pero todo el mundo estuvo de acuerdo en que, aunque su constitución sobrenatural hubiese soportado tantos «cócteles», lo más seguro era que un alcoholímetro explotase en cuanto pusiera sus labios en él.

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  • CAPACES DE TODO

    CAPACES DE TODO

    Daakka | Exterior de la Sede de los O.W.L.S, Cirth

    MEDIODIA

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    Abrí y cerré los puños e hinqué una rodilla en el suelo para colocar mis manos sobre la tierra, dejando que los retazos de electricidad que recorrían mi cuerpo se disipasen en ella. Mi poder ya había cumplido su función inhabilitando al androide, Lincoln, al que en ese momento se llevaba un demonio orco cargado a la espalda, y manteniendo ocupado a Echo, el que manipulaba el sonido, y Zero, la que manipulaba el hielo.

    El combate había terminado, al menos en lo que a la Iniciativa se refería, pero no había tiempo para celebrar la supervivencia, ahora teníamos otro enemigo frente a nosotros, la gente de Z que nos había ayudado momentos atrás.

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  • LEGADO

    LEGADO

    Daakka | La Nave

    MAÑANA

    lanave

    Me estiré y algunos de mis huesos humanos crugieron. Observé la espalda desnuda de Selardi mientras se levantaba y se estiraba como un gato. Caminó sin coger la ropa hasta el ventanal del estudio y se quedó parada frente a él. A Cara le encantaba que desde fuera no pudiesen ver lo que pasaba en el interior para poder ir «como había venido al mundo», como decía Elizabeth.

    Su cuerpo, bañado por la blanquecina y pura luz del sol que dejaba pasar el cristal necrotemplado, era una maravilla. Era todavía joven cuando la llamé Selardi por primera vez, pero no me había equivocado. Era toda una diosa, una bendición de la naturaleza.

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  • ARKKAN

    ARKKAN

    DAAKKA | CASA DE LAS ECHOLLS

    MAÑANA

    DUKERIVERA

    Habíamos vuelto a estar todos juntos, al menos geográficamente. Además, volvía a disfrutar del tiempo con Cara, ahora mucho más unidos, en bastantes sentidos. Quizá debido a eso, parecía que mi cuerpo necesitase menos descanso, o puede que incluso fuese mi propia cabeza, deseando disfrutar de las maravillas de los días junto a mi Selardi. El caso es que me despertaba con el más mínimo ruido.

    Esa mañana me desperté cuando escuché a Sarah levantarse y prepararse para ir a algún sitio acompañada de Mia. Seguramente irían a ayudar a Lucy con sus obras, pensé en principio. Después recordé la conversación que habíamos tenido la noche anterior y las preocupaciones sobre todos los asuntos pendientes que rondaban su cabeza. La había animado a intentar «coger el toro por los cuernos» como decían los humanos y eso me había dado también mucho sobre lo que pensar acerca de Cara y de mí. Por eso cuando todos se fueron a la cama me quedé despierto, terminando algo que llevaba unos días preparando.

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