Moondale

Autor: Daniel Arkkan

  • MO GRAIDH, MO BANA-PHRIONNSAN

    MO GRAIDH, MO BANA-PHRIONNSAN

    Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby

    MEDIODÍA

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    Dejé a Sasha con cuidado en el sitio que me parecía más seguro, y del que podría salir con mayor facilidad. Antes de irme, revisé sus posibles heridas y su pulso, que era firme, aunque no tan sonoro como el de Sarah que parecía marcar el paso de un desfile.

    Volví al pasillo con cautela y me dirigí hacia las escaleras que llevaban a la segunda planta. Escuché algunos murmullos cerca de la sala donde había tenido la lucha con ‘Wall’ y apuré el paso, aunque seguía resultándome extraño no haber encontrado más gente.

    Lo que había pasado allí dentro esa mañana lo desconocía, y parte de mí tenía miedo de descubrirlo por si era a Sarah a la que le había pasado. Sin ella…no…no quería pensarlo.

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  • UNA OSCURA TENTACIÓN

    UNA OSCURA TENTACIÓN

    Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby

    MEDIODÍA

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    Al salir de la sala de vigilancia, escuché ruidos al final del pasillo, así que cogí a Sasha del brazo para evitar que fuera en esa dirección y giré a la derecha para subir hacia el primer piso, por las escaleras por las que hacía poco acababa de escuchar pasos.

    Al llegar arriba, oteé el pasillo y vi que había movimiento.

    Por lo que había observado y lo que la vampiresa me había dicho, la planta baja se reservaba para trabajo, tanto cocina como comedor y ocio en general. Por otra parte, la primera planta estaba reservada a dormitorios, baños comunes y algunas salas comunes. La segunda planta estaba reservada enteramente a los miembros de Gambit y a salas para reuniones de los bandos, ahí estaba Sarah. Por último, el resto de plantas superiores no sabía para qué se utilizaban o si se utilizaban, pero si lo hacían, solo tenía acceso un grupo más selecto todavía que Gambit, Z y pocos más. No podía evitar pensar que esas plantas tuviesen algo que ver con el plan de utilizar a Sarah para traer a la otra Cazadora de vuelta.

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  • CAMINANDO SOBRE LA LINEA

    CAMINANDO SOBRE LA LINEA

    Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby

    MAÑANA

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    El interior del Palacio impresionaba tanto como el exterior, alfombras, cuadros, tapices, muebles y flores y plantas ornamentales. Sarah, Ed o Christopher sabrían mucho más del valor de toda esa decoración, quizá la disfrutasen incluso, pero a mí no hacía más que recordarme el lugar en el que estaba, me sentía como un lobo atrapado en una ciudad. Era una muestra más del poder de Z, tanto político, como físico o económico, un recuerdo permanente de que teníamos poco que hacer contra él, que tenía todos los recursos.

    Pero no podía entretenerme mucho a estudiar la decoración, tenía que apartarme de ese recibidor principal antes de que llegase alguien más y me viese, o más bien, nos viese, porque Sasha había decidido entrar y ya no podía hacer mucho más que evitar que la detectasen a ella y mi plan se esfumase.

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  • LA SOMBRA DEL PALACIO

    LA SOMBRA DEL PALACIO

    Daniel Arkkan | Alrededores del Palacio Kvinneby

    MAÑANA

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    Apoyé la espalda contra el árbol y respiré profundamente, intentando arrastrar todos los pensamientos negativos, los nervios y los miedos a un lejano rincón de la mente mientras la dejaba en blanco. Me concentré en cada uno de mis músculos, relajándolo, liberando la tensión que acumulaba, como si arrastrase una carga eléctrica fuera de mi cuerpo, hacia el árbol y de ahí al suelo, a la tierra.

    Me centré cada vez más en esa corriente imaginaria, forzándome a relajarme, porque necesitaría toda la calma que tuviera a mi disposición antes de entrar a ese lugar. Pero mi concentración no dejaba de cortarse, recordando ese grito, esa bandera blanca en la ventana de Sarah, y, como suele pasar cuando tienes miedo a algo, no conseguía pensar en positivo durante más de diez minutos.

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  • MANTENER EL EQUILIBRIO

    MANTENER EL EQUILIBRIO

    Daniel Arkkan | Bosque cerca del palacio, Cirth

    TARDE

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    Pese al miedo inicial a encontrarme con cualquiera de ellos, a su rechazo, el encuentro con Dominic resultó más bien un alivio, o al menos en parte, como suelen decir, «Dios no da con las dos manos».

    Por una parte había podido aliviar mis preocupaciones respecto a lo que planeaban hacerle a Sarah, porque sabía que Dom se lo contaría a los demás y harían todo lo posible por evitarlo, podrían avisarla incluso a ella.

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  • TERROR

    TERROR

    Daniel Arkkan | Cirth

    MEDIODÍA

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    Se suele decir que no conoces el verdadero miedo hasta que tienes algo que perder, y había estado de acuerdo con esa afirmación desde el mismo momento en el que me di cuenta de lo que sentía por Sarah. Pero existía un miedo más profundo, un terror que podía recorrer todo tu cuerpo y dejarte incapaz de hacer nada, como un pequeño niño asustado ante la oscuridad. Ese terror no se conoce hasta que no has estado a punto de perder algo que amabas, o incluso llegando perderlo, y vuelves a amar.

    Había tenido miedo por mis padres la noche en la que murieron, porque eran el único mundo que había para mí entonces salvo unas pocas excepciones, y continué teniendo miedo casi toda mi vida. El miedo se convirtió en un compañero, en un oscuro consejero que dirigía mis acciones como si fuese poco más que una simple marioneta, un esclavo.

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  • GELIDO DESPERTAR

    GELIDO DESPERTAR

    Daniel Arkkan | Fundicion abandonada, Cirth

    MEDIODÍA

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    Llevaba, lo que se dice, un día revolcado. La noche anterior había estado de caza en las inmediaciones de la casa de las Echolls, asegurándome de que los demás estaban a salvo mientras Sarah no estuviese. Pasear por el Parque Bellamy sin Sarah era extraño, como caminar por una pesadilla, un recuerdo constante de lo que tuve una vez y había perdido. Con cada sonido, me daba la vuelta con el corazón en un puño, con una mezcla de miedo y vana esperanza de encontrarme a cualquiera de ellos patrullando la zona. Pero no eran más que ruidos de la noche, que parecía estar burlándose de mí.

    Desde la linde del parque, oculto como podía entre los árboles observé la preciosa casa de arquitectura victoriana de las Echolls, como Sarah me había dicho una vez. Había algunas luces encendidas en la planta superior y la de la sala de estar de la planta inferior. Me pregunté quién estaría en qué sala y qué estarían haciendo, y me distraje tanto que no escuché a un vampiro acercarse por detrás y sujetarme.

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  • LA OSCURIDAD EN MI INTERIOR

    Daniel Arkkan | Exteriores del Palacio Kvinneby, Cirth

    ANOCHECER

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    Pese a que no era mi lugar favorito en ese momento, y probablemente nunca guardaría ya buenos recuerdos de él, el Palacio Kvinneby estaba resplandeciente bajo el cielo anaranjado del atardecer, parecía sacado de un cuento de hadas.

    Ojalá estuviese Sarah aquí para verlo. – pensé, e inmediatamente sentí una desazón recorrer todo mi cuerpo y minar mis ánimos.

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  • EN LA BOCA DE LA LOBA

    Alice Byron |El Nido

    NOCHE

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    Me aburría como una ostra, ni siquiera me animaban las revistas en las que salían chicos y chicas‘mordisqueables’. Naga daba gritos en su dormitorio, golpeándose contra las paredes y lo único que me apetecía era que se estacase lo antes posible, como hizo Max. Hal, como el mueble que era, estaba sentado jugando al dominó y Mors, que tampoco es que fuera mucho más divertido, leía un libro, como si estuviéramos en 1950 (otra vez). Observé la escena atentamente y carraspeé un par de veces para ver si se daban cuenta de que éramos tres vampiros medianamente atractivos (bueno, una muy atractiva y dos feos, pero con mi belleza se compensaba el resto) y en lugar de estar desgarrando cuellos de jovencitos indefensos. Me puse en pie, observando el vestido largo de color rojo, atado cuello, que me dejaba la espalda al descubierto y me di cuenta de que estaba perdiendo el tiempo: Z me había dado largas, Dylan se había ido y los únicos que  me acompañaban eran dos tíos que tenían una vida social idéntica a la de un «vivo» de más de setenta años.

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