Moondale

Autor: Destino

  • UN MONO HACIENDO MALABARES EN UNA ENORME PELOTA DE CIRCO

    [align=center][SIZE=3][color=black][b]Liad | Moondale.[/b][/SIZE][/color]

    liadanwalt

    [SIZE=2]Me sentía como si estuviera en una de esas películas de terror que solía ponerme a altas horas de la madrugada. En cada esquina pensaba que veía algo, en cada sombra, cada movimiento ocasionado por el aire, sentía como si alguien no muy lejos de mí estuviera persiguiéndome, observándome. Continuaba oculto, encogido, agarrando las armas por si llegaba a ser necesario utilizarlas. Levanté el cuello de la cazadora en un vano intento de que el frío y el malestar que parecía volver con fuerza a mi cuerpo desapareciese.

    Golpeaba el suelo con el pie, impaciente, necesitando alguna manera de expresar la ansiedad que llevaba dentro. Estaba esperando a algo, aunque no sabía exactamente el qué podía ser. Una señal, un fogonazo, un mono haciendo malabares en una enorme pelota de circo… No sé, ALGO. Quizás un sentimiento que naciese en mi interior, algo que dijese que tenía que moverme, avanzar en el momento más adecuado. Pero no era así. El frío que antes fue neutralizado con el valor, la esperanza o los recuerdos que había recuperado, estaba regresando con fuerza, con saña. Esta sensación parecía que no iba a abandonarme nunca, que siempre estaría junto a mí, neutralizándome como si fuera una amenaza. Pero no. Había llegado lejos, había pasado por demasiado. No podía rendirme, nunca más.

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  • NO TODO EL MUNDO GIRABA EN TORNO A MI

    [SIZE=2][align=center][b]Ann Sommerville & Silver Wolfe[/b]

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    Un bosque. El sonido del silencio, si eso existía. ¿Dónde estaba ahora? ¿Por qué razón?

    No llegaba a comprender nada, era como si me hubiesen vuelto a lavar el cerebro, aunque nunca lo hayan hecho, sobra decir. Eso sí, volvía a ser Sylver, con la misma edad de siempre, y con la piel hidratada y no arrugada como la de una anciana ni demasiado estirada como la de una niña pequeña. Simplemente yo, como habría sido antes de comenzar toda esta locura.

    Escuché un grito, muy familiar. ¿Diana, Sarah o…Ann? Sí, era Ann. ¿Pero dónde estaba? Me encontraba en un bosque que desconocía, pero sabía que el sonido no provenía de muy lejos. O eso o habia desarrollado oídos de duende. Antes de proseguir mi camino comprobé que seguía teniendo las mismas orejas redondas de siempre.

    Caminé al principio un poco desorientada, nada más común al no conocer el lugar. Luego poco a poco me fui guiando. Cerré los ojos y dejé que todo se volviese negro a mi alrededor. Y cada vez la voz se hacía más nítida. Era la misma voz, pero como si hablase sola, como si estuviese discutiendo consigo misma. Me habria parecido lo más normal si la conversación no hubiese estado alcanzando límites insospechados de volumen y agresividad.

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  • PONERSE EN PLAN ESTUPIDO

    [align=center][SIZE=3][color=black][b]Cecil Anwalt | ¿Moondale? ¿Calles?[/b][/SIZE][/color]

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    [SIZE=2]

    Las cosas no pintaban nada bien, de ninguna manera.

    Mis oídos y mis ojos captaban multitud de cosas, algunas sencillas de describir, como la feroz batalla que se libraba a no mucha distancia de mi posición, o cómo Daniel y Sarah peleaban con fiereza, recibiendo golpes, algunos cortes y heridas. Pero continuaban allí, continuaban luchando. Mataban vampiros con una velocidad de vértigo sin pararse demasiado a convertirles en prototipo de papilla. Pero por muchos que matasen, nunca se acababan. La luz y la calidez, por mucho que permaneciese ahí delante a modo de barrera, luchando contra la oscuridad, parecía tener las de perder.

    Esta clase de situaciones son difíciles, por no decir de las más complicadas en las que uno podría encontrarse. Aunque ahora mismo no era momento de pensar, sino de actuar, no podía evitar sentirme confuso, incapaz de comprender las cosas con la misma claridad que antes habría podido tener.

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  • PRISIONEROS DEL MIEDO. SEXTA PARTE

    [align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5][color=black]Diarios de destino[/SIZE][/b][/color][/font][/align]

    [b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Silver Wolfe[/b][/SIZE][/font]

    silver1

    [spoiler]- Aunque ya os imaginéis lo que pasa, la colocaré después del post para que no haya incoherencias con el último post de Silver.[/spoiler]


    [b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Suzanne Sommerville[/b][/SIZE][/font]

    annsommerville

    [spoiler]- Aunque ya os imaginéis lo que pasa, la colocaré después del post para que no haya incoherencias con el último post de Ann.[/spoiler]


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  • ENTONCES ME DI CUENTA DE TODO

    [align=center][b]~ Sylver F. Wolfe | Casa de la Abuela ~ [/b]

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    [spoiler]Sylver se piensa, en ese post, que toda su vida ha sido un sueño. Que ella en realidad sigue siendo la niña pequeña cuidada por su abuela, y desconocedora de su futuro[/spoiler]
    La manta de tericopelo color rosa con la princesa acuática Ariel me recubría todo el cuerpo, aquel diminuto cuerpo. No habia rastro de ninguna cicatriz, y al tocarme el rostro descubrí que no tenia ninguna espantosa arruga. Pero, ¿qué habia sucedido?

    El pelo castaño largo, recogido en un lazo color púrpura, caía por uno de mis hombros. El pijama, algo infantil para mi edad, me quedaba pequeño. Aquella cama, aquella habitación, aquel olor a tostadas recién hechas. Volvía a ser yo. Quiero decir, yo en realidad. No era aquella chica sexy y alta, delgada y superficial que batía monstruos junto a una pelirroja y a una rubia. Ya no era aquella chica que se pintaba los labios en cada espejo que veía a su paso, la que conducía sin el cinto de seguridad, y la que tenia su móvil siempre sin batería. Volvía a ser yo, la pequeña Syl-Syl. La que todos llamaban “coletitas”, y la menos popular del colegio. Aquella que pasaba las tardes haciendo galletas con su abuela, y corriendo detrás de Obscure.

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  • LOS PROTAGONISTAS DE NUESTRO PROPIO RELATO DE TERROR

    [align=center][b]Suzanne Sommerville |Un bosque desconocido[/b]

    annsommerville

    [i]Los seres humanos somos una historia. Somos un cuento. Somos los protagonistas de nuestro propio relato de terror que siempre termina en muerte. Derrotamos una y otra vez a los villanos del final de la novela. Vivimos. Sobrevivimos. Morimos, siempre, al final. El problema aparece cuando nosotros mismos somos el villano de nuestra propia novela. Cuando la única forma de ganar es matar o morir; adelantar el final de la obra para salir victorioso. Dejar que nuestros propios miedos nos coman mientras intentamos acurrucarnos bajo la cama para no ser descubiertos o, por la contra, morir con la cabeza alta, mirando al miedo a la cara, demostrándole que, sí, pueden matarnos, pero no vencernos. Los seres humanos somos débiles, frágiles… pero en nuestras vidas, también somos dioses.[/i]

    Camino en la oscuridad al encuentro con el lobo. Al encuentro conmigo misma. Ese animal sediento de sangre mató a Francis, mató a mis padres y mató a mi hermana. Acabó con todos aquellos a los que he querido antes de llegar a Moondale. He prometido a Carol que no dejaría que el monstruo —el monstruo que llevo dentro— hiciese llorar a nadie más. Y puede que para matar al monstruo tenga que morir, puede que para ganar tenga que perder. Pero si con eso consigo mantener a la gente que quiero, si logro protegerlos de mí misma, sería un precio demasiado bajo a pagar para mantenerlos a salvo.

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  • CRYAD

    [align=center][SIZE=3][b][color=black]Liad | Casa de las Echolls[/SIZE][/b][/color]

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    [SIZE=2]
    Había algo de lo que me había dado cuenta. No era el único que estaba aquí. Quizás estuvo durmiendo, quizás entró mientras yo bajaba o quizás, en el peor de los casos, alguien había estado buscándome, rastreando mi esencia por todos los sitios donde había estado, intentando cazarme.

    La música continuaba sonando, el efecto del Boogie Man estaba en el aire, cargándolo más de lo que ya estaba, consiguiendo que mi respiración se acelerase con cada segundo que pasaba. Intenté tranquilizarme, controlarme. No podía dejarme llevar por esa oleada de sentimientos, por ese tsunami de miedo que rompía cualquier pensamiento lógico para paralizarme. Si permitía eso, sobre todo ahora que no tenía a nadie a mi lado, no estaba seguro de lo mal que acabaría yo.

    A través de la música, detrás de toda esa capa de notas, mis oídos, aunque de forma lejana, percibían que, lo que estuviese aquí, en la casa conmigo, susurraba. No podía entender lo que decía (algo lógico, la distancia, diferencia de plantas, esas cosas…) y tenía momentos en que ignoraba si se había callado o no. Pero después, por un momento, pensé en que me había quedado sordo, que quizás me había entrado demasiada agua rara en los oídos o incluso sangre, pero de verdad, llegué a un punto en que no escuchaba nada. Pero no era por mí, sino porque parecía que todo lo que me rodeaba se había puesto de acuerdo (y mira que tiene que ser difícil eso) para que el silencio reinase. La música había desaparecido, la conversación chirriante de la casa también. Tuve que hacer copio de mis fuerzas y del control que se suponía que tenía para tranquilizarme, para respirar de forma más tranquila y silenciosa.

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  • HABIA ACABADO SIENDO ALGO DESPRECIABLE

    [align=center][SIZE=3][b][color=black]Cecil Anwalt | ¿Calles de Moondale?[/SIZE][/b][/color]

    razor

    [SIZE=2]Tenía que continuar caminando y no decaer. Tenía que hacerlo, no había otra opción. Había cosas que no entendía, cosas con las que había tenido la sensación de que todo iba demasiado mal como para ser real. Mantener ese pensamiento en mi mente era algo agotador, porque algo tiraba de mí para pensar todo lo contrario. Pero continuaba aguantando, no sabía cómo, pero seguía hacia adelante.

    Y todo era por eso. Aceptar la cruda realidad, olvidar todo lo que había vivido, lo que había pasado y las personas que había conocido, era algo que no podía dejar que mi mente viese como que ESO era la realidad. Prefería negarlo, prefería gritar a los cuatro vientos que no me lo creía, que debía de existir una explicación razonable para todo esto. Prefería agarrarme a un clavo ardiendo, a este clavo ardiendo, antes que rendirme. Era mucho sencillo hacer eso, taparse con el edredón de la cama, procurando no escuchar ni ver nada, esperando a que los problemas se esfumasen, que todo aquello que nos atormentaba dejase de existir. Prefería pensar que, quizás de forma egoísta, esto no era lo que conocía. Que yo no había destruido mi vida junto a todos aquellos a los que quería. Era mucho más sencillo pensar que yo no tenía la culpa de que mi padre ya no estuviese aquí, que mi madre se había vuelto loca por mi culpa. Porque hacerlo, porque admitir que todo esto era real, sería mucho más duro que cualquier otra cosa. ¿Qué por qué? Pues porque no entiendo como las personas pueden llegar a estos límites tan insostenibles.

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  • ROTA Y VIEJA

    [align=center][b]~ Sylver F. Wolfe | Casa vacia, ¿Moondale? ~[/b]

    brokenmirror

    Después de unos veinte minutos gritando, supuse que no me quedaría cuerda vocal viva que usar, asi que opté por gritar hacia dentro. Y así estuve veinte minutos más. Bueno, en realidad digo veinte por decir una cifra, porque no tenia reloj alguno con el que medir el tiempo, y estando en aquella oscuridad tan completa, uno no me serviría de nada. Llegué incluso a arrancarme pelo, de la desesperación.

    Pero el silencio se apoderaba de cada célula de mi ser, de cada cromosoma andante, de cada hormona. Cuando quise darme cuenta, había subido las escaleras de aquel sótano, había abierto la puerta, y había penetrado en aquella casa. Aquella casa. Aquella habitación. ¿Por qué me resultaba tan familiar? ¿Habia estado alli antes? ¿Quizás mi otro yo, en otra realidad alternativa? ¿O simplemente estoy fumada y todo lo he soñado?

    Pero cada cosa que tocaba me atraía más a un recuerdo, a un lugar, a una persona: la casa de mi abuela, dónde me crié. Seguí caminando, quizás intentando encontrar algo de ella, una prenda, su voz…su cuerpo. Pero pronto me detuve. Frente a mi había una anciana demacrada, con un vestido roto. Me acerqué con cautela, pero en un abrir y cerrar de ojos, desapareció. Aún así yo seguía acercándome, sin miedo alguno ya. Pero cuando llegué hasta mi destino me encontré con un espejo grande, de cuerpo entero.

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