Moondale

Autor: Destino

  • UN ENEMIGO COMUN E IMBATIBLE

    UN ENEMIGO COMUN E IMBATIBLE

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MADRUGADA (ALREDEDOR DE LAS TRES)

    zwhiteshirt

    El hombre de muchos nombres, conocido antiguamente por Siegfried, más recientemente por James R. Clapper, prefería ser llamado simplemente Z.

    Aunque en realidad, no era una Z, si no el futhark Eiwaz, la runa asociada al tejo, un árbol sagrado para civilizaciones como la celta, y más tarde la cristiana. Conocido también como ‘El árbol de la vida y la muerte‘, por la dualidad que representaba con la toxina que contenía, mortal, pero curativa si se usaba de la forma apropiada. Quizá por eso lo asociaron a las Cazadoras, por ser la encarnación viva de esa dualidad.


    A veces me preguntaba si, cuando dejé a mi pueblo y elegí ese futhark como nombre para alejarme de Siegfried, no era la mano del destino la que me guiaba, porque parecía que a partir de ese momento las Cazadoras serían una constante en mi vida, como si el destino me ligase a ellas inexorablemente.

    Habían pasado ya unas cuantas horas desde que ese muchacho había llegado hasta mí, aunque su camino no estuvo despejado hasta llegar a la segunda planta por cuestiones de azar. ‘Augur‘ estaba con ella en su habitación, a donde había pedido que la llevasen tras sumirse profundamente en la visión que ahora vivían, ella, y sus amigos a través de ella, para que todos supieran lo que estaba en juego.

    Yo mismo había experimentado varias veces las visiones de lo que podía suceder, hasta que decidí no hacerlo nunca más para que el miedo no me llevase a un camino que me dirigiese a esos futuros. Ahora era su turno de ver uno muy concreto, de comprender la debacle de un Ripper regido por esos nazis.

    24 AÑOS DESPUÉS

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  • LA MUERTE DE UN ANGEL

    LA MUERTE DE UN ANGEL

    DIARIOS DE DESTINO | PALACIO KVINNEBY

    MADRUGADA

    palaciokvinneby

    El Palacio Kvinneby se iluminó poco a poco con la luz del amanecer, señal de que era hora de despertar y volver a poblar los pasillos sumidos en un silencio sepulcral. Un silencio, que no tardó en ser roto con un agudo grito cuando la protegida más madrugadora llegó a una de las grandes salas comunes de camino a las cocinas, dispuesta a prepararlo todo para los demás, como había decidido que era su cometido, y en lugar del vacío habitual lo que encontró fue un cuerpo con grises alas de ave y ojos vacíos y sin vida, clavado sobre la chimenea por sus alas, con una punta de metal firmemente clavada en cada una de ellas.

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  • UNA TARDE CON RUSSELL

    UNA TARDE CON RUSSELL

    Russell «Carbon Copy» Haynes |

    PALACIO KVINNEBY

    TARDE

    Russell1

    Era en momentos como este cuando Russell agradecía no tener un gran poder y pertenecer a la alta sociedad de los grupos. Por suerte no era más que el peón blanco, y los peones no tenían porque reinarse, eran los Reyes y Reinas a los que Z había, digamos casi obligado, ha reunirse entre ellos para crear cierta sensación de unidad entre todos. La realidad era otra, a pesar de que todos anhelaban lo mismo los dardos envenenados volaban entre ellos y si las palabras mataran más de uno estaría ya en el otro barrio.

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  • TRES REYES SIN REINO

    TRES REYES SIN REINO

    AARON ‘EL REY BLANCO’ | PALACIO KVINNEBY

    TARDE

    aaron

    El Rey Blanco‘ de Gambit, había sido conocido desde tiempos inmemoriables como ‘Aaron’ que se traducía directamente como ‘Exaltado‘, ‘Gran montaña’ o ‘Iluminado‘, y quienes así lo nombraron, consideraron que cada uno de sus significados aplicaba al pequeño niño ‘fellah‘ que era capaz de estrangular una serpiente que le habría matado.

    Había nacido cerca de Egipto, en el reinado de Jufu, o, como se le conocía ahora, Keops, en una época de indigencia absoluta anterior a la gloria por la que se le conocía. No era de extrañar por aquél entonces que sus padres le viesen como un dios reencarnado, y así lo transmitiesen al máximo representante de los dioses en la tierra, el faraón.

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  • UNA FINA LÍNEA

    UNA FINA LÍNEA

    Inola Tarasi, Reina Gris| Palacio de Kvinneby

    MAÑANA – MEDIODÍA

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    En orden de aparición: Inola Tarasi ‘Reina Gris’, Lydia Prast ‘Briar’, Amaya Navas ‘Reina Blanca’ y Aislinn Gallagher ‘Reina Negra’.

    Cuando Inola abrió los ojos con los primeros rayos del sol, Briar estaba cubierta de zarzas. Dormir con ella no era lo más cómodo del mundo, especialmente porque no controlaba su habilidad (Citokinesis) y acababa convertida en un personaje de cuento,  pero además roncaba y ocupaba la mayor parte de la cama. A plena luz del día, lo que había parecido una ventaja bajo el manto de la luna (siempre que no fuera llena), se convertía en un «en realidad, no era para tanto», aunque no pensaba decírselo a Lydia, que todavía era demasiado joven, demasiado volátil y demasiado buena, por mucho que se empeñara en defender su posición como gris con algunos actos, que a todas luces eran cuestionables y ponían en peligro la estabilidad de una utopía que todavía estaba por verse si podría funcionar, porque no todos los del bando gris tenían la misma proporción de blanco y negro para hacer lo que debía hacerse sin decantarse por ningún lado. Las fichas blancas y negras eran otro cantar, pero no le preocupaban, porque cuando descubrieran que tanto si salvas a todo el mundo, como si dejas que dicho mundo se consuma, eres igualmente un idiota, cambiarían de parecer.

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  • INTERLUDIO: CUATRO PARES DE ALAS

    INTERLUDIO: CUATRO PARES DE ALAS

    Mia Browning, Wing | Interludio

    MEDIODÍA

    miabrowningwing

    Wing bajó las escaleras que separaban ‘Gambit’ de la plebe un poco deprimida, en parte porque ya no llevaba a Vine en brazos, pero sobre todo, porque echaba de menos a la que era su mejor amiga de toda la historia. Entendía que Sarah quisiera pasar más tiempo con su novia y, obviamente, necesitaban intimidad para…lo que fuera que hiciesen sin poder tocarse, pero desde la llegada de Rogue, se sentía relegada en un tercer o cuarto plano, como si fuera la amante de un viejo multimillonario que le asegurase día sí y día también que iba a dejar a su esposa y nunca lo hiciera porque no era lo bastante buena.

    Echaba de menos hablar con ella y jugar al parchís hasta las tantas junto a Vine y Dwarf, reírse imitando el acento de Faust, desayunar en su dormitorio y que supiera lo que pasaba por su cabeza con sólo echarle un vistazo a sus alas, pero todo se había ido al garete por la rockera aquella de la que se había enamorado a primera vista. En esas iba pensando cuando llegó al descansillo de las escaleras, observó los diez escalones que faltaban para llegar al suelo, tomó impulso y planeó con sus alas para caer cómodamente: ¡Que se chupara esa Rogue, porque ella no podía volar!

    Ni siquiera le había podido contar que tenía un novio que la invitaba todas las noches a su habitación para unos «juegos especiales», como a él le gustaba decirle. Ya tendrían tiempo si es que alguna vez Rogue se buscaba alguna obligación que no fuera robarle a su mejor amiga de todos los tiempos.

    Con un subidón de confianza, saludó a los que eran del bando blanco que se encontró por el camino y entró en su habitación en la que se encontró a su hermano, a Seraph, con sus preciosas alas grises caídas, mala cara y una botella en la mano. Wing arrugó la nariz con desaprobación y cerró la puerta tras de sí.- [Wing]Seraph, ¿qué te pasa?[/Wing]- preguntó con el corazón encogido por la preocupación. Si algo le pasaba a Seraph…ni siquiera era capaz de pensarlo.

    – [Seraph]Tenemos que tener cuidado Wing, este sitio es peligroso.[/Seraph] – dio un trago a la botella, que vació y la tiró a la papelera como si estuviera lanzando a canasta.

    – [Wing]¿Por qué?[/Wing]- se sentó a su lado, alisando la camisa de color aguamarina que le habían confeccionado a medida en el Palacio. Por fin podía llevar ropa sin tener que romperla para que le entrasen las alas.

    – [Seraph]Hay gente muy peligrosa. No estamos seguros. Hay…que ir recogiendo las cosas.[/Seraph] – sus ojos se encontraron con los de Wing y ella le pasó la mano con cariño por las alas, que no eran tan suaves como las suyas.

    – [Wing]Tienes que contarme lo que ha pasado[/Wing].- le pidió con paciencia. Seraph era así, a veces se enfadaba cuando los chicos miraban mucho a Wing, pero lo hacía por su bien, porque tenía que protegerla de los monstruos (o eso decía).

    – [Seraph]No puedo, no quiero que te te metas en medio.[/Seraph] – Seraph bajó la vista a los tres botones que su hermana llevaba desabrochados, con los que mostraba un generoso escote y los empezó a cerrar sin pedirle permiso. Wing se echó hacia atrás frunciendo el ceño con desagrado.

    – [Wing]Me proteges demasiado[/Wing].- se puso en pie molesta y volvió a desabotonar el tercero.

    – [Seraph]Tienes que estar preparada, nos iremos en cuanto sea posible.[/Seraph]- instó su hermano. La chica echó un vistazo a esa habitación en la que estaban todas sus cosas (que no eran muchas) y a ese Palacio en el que estaban todos sus amigos. Por fin tenían un hogar. Seraph era insufrible.

    – [Wing]No me has dicho lo que pasa, así que no pienso irme[/Wing].- espetó clavando la puntera de las bailarinas en el suelo de madera.

    Se hizo el silencio en la habitación de los hermanos Browning. Mia quería salir de la habitación para decirle al mismísimo Z que su hermano estaba como una cabra, porque quería marcharse de allí.- [Seraph]Alguien de aquí dentro me quiere muerto…y podría matarte a ti también..[/Seraph] – La rubia notó cómo le flaqueaban las piernas. Nadie podía querer matar a Seraph, era un poco…especial, pero adorable la mayor parte del tiempo, además de guapísimo, claro, aunque era un poco rarito para las novias.

    Wing notó cómo se ablandaba y fue hasta él para darle un abrazo.- [Wing]No va a pasar nada[/Wing].- mientras Mia rodeaba a su hermano con las alas y con los brazos, susurró.- [Wing]Z nunca dejaría que nos pasase nada malo. Él no es el malo de esta historia[/Wing].- le dijo al oído.

    Seraph miró a los ojos a su hermana y habló, estaba hecho un desastre, además apestaba a alcohol barato.-[Seraph]Ojalá hermanita, ojalá.[/Seraph]- y acercó sus labios a los de Mia para darle un breve beso que tenía poco de fraternal.

    Wing se removió incómoda, pero Seraph le acarició las alas y empezó a relajarse.- [Seraph]Eres preciosa[/Seraph].- siseó antes de que sus lenguas se encontrasen.

    A su novio no le iba a gustar nada como se enterase.

     

  • CONECTADOS. QUINTA PARTE

    CONECTADOS. QUINTA PARTE

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MEDIODÍA

    ABELMOREAU

    Abel Moreau, más conocido como ‘El Consejero‘ entre la mayoría de los residentes del Palacio Kvinneby, ‘The Soul‘ por un círculo mucho más reducido de ellos y ‘El Consejero Pordiosero‘ por la mala prensa, condujo su sedán hacia el aparcamiento del Palacio.

    Había dejado atrás a una mujer preocupada y nerviosa, aunque no podía culparla, él también sentía una sensación incómoda cada vez que se acercaba al Palacio, la sensación de que algunas miradas le perseguían desde las sombras, aunque una de las miradas que más le preocupaba era la que no se escondía, la de la Reina Negra, Aislinn Gallagher, que en ese momento le observaba desde su ventana en la planta reservada a los miembros de ‘Gambit’. Él era uno de ellos, pero su mujer se había negado a mudarse allí con el pequeño Idris, y no había día en el que no la quisiera un poco más por eso.

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  • CONECTADOS. CUARTA PARTE

    CONECTADOS. CUARTA PARTE

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MEDIODÍA

    frank

    En el subterráneo uno de la Iniciativa, en la amplia ‘Dollhouse’, el activo de Adams – Zero, Frank, se duchaba junto al resto de miembros de su equipo. Era algo a lo que estaban acostumbrados, hombres, mujeres, demonios y todo tipo de seres del Adams-Zero.

    Esa mañana algo le preocupaba, había dado lo mejor sí mismo en todas las pruebas, preparándose a fondo para la importante misión de su grupo, pero aun así, el General Preston no le había quitado ojo durante la demostración, cómo si por alguna razón no se fiase de él.

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  • CONECTADOS. TERCERA PARTE

    CONECTADOS. TERCERA PARTE

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MEDIODÍA

    SASHAELLIOT

    En algún lugar del Condado de Ripper, una Cazadora rubia observaba cómo su plan no estaba yendo como planeaba.

    Desde lo alto de la azotea contemplaba como un grupo de gente abandonaba un viejo solar a medio construir que se había convertido en un nido de vampiros bastante amplio, porque ella lo había querido así.

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