Moondale

Autor: dracon

  • EL VIEJO LOBO

    EL VIEJO LOBO

    Christopher MacLeod | Canton

    Me sentía como un niño que observa la marea crecer, a punto de arrastrar el castillo de arena que tanto tiempo le ha llevado construir. Aunque en mi caso la parte de construir había sido indirecta, basada en meras indicaciones y pistas, dadas por mí y por el resto de los ‘Moondies’ a nuestros descendientes para tratar de darle la vuelta a esta cruda realidad.

    Imaginad la mera idea de pasarse años viendo cómo se ponen en peligro tus hijos mientras fraguan una resistencia en la que tú no puedes hacer nada, ni siquiera mencionar una pequeña ayuda, para evitar que los oídos que hay sobre ti en cada momento se abalancen sobre ellos. Obligados a llevar una vida falsa, una farsa de inserción en la sociedad, sabiendo que una persona a la que quieres lleva años sufriendo, esclava de su propio cuerpo. Si eso resulta frustrante, pensad ahora lo que es ver cómo, en el mismo día en el que todo eso puede llegar a su fin, el plan parece a punto de desmoronarse por una serie de infortunios, como la fuga de una sospechosa de múltiples asesinatos y el «secuestro» y asalto a una celebridad, que ahora mismo se encontraba todavía inconsciente a mis pies.

    – [MacLeod]Que alguien me explique como habéis llegado a esto.[/MacLeod] – dije, desviando la mirada hacia mi sobrina Elle, mi hija Amy y Jane, la hija de Dominic y Rebecca. Ya no tenía sentido guardar silencio, ni sobre el plan ni sobre nada de lo que estaba ocurriendo. Todo era inminente y estarían más pendientes de la fuga de Jane que de escuchar lo que estuviera diciendo ahora mismo. De estar pendientes de las escuchas, los más vigilados serían Dom y Rebecca. Elle parecía a punto de decir algo, pero una mirada acerada de Amy hizo que guardase silencio.  – [MacLeod]¿Nada? ¿Se ha desmayado solo, después de exculpar a Jane y dejarla en mitad del bosque, menos de una hora antes del ‘momento’?[/MacLeod] – pregunta. Me mordí la lengua, pese a que el suceso era inminente y las escuchas mágicas impuestas sobre ellos estarían más desatendidas, seguían siendo los Moondies y nunca se podía confiar en que no estuviesen esperando su resurgimiento.

    – [Amy]Era necesario. Al menos sigue vivo.[/Amy] – respondió finalmente mi hija. Elle y Jane permanecieron calladas, una porque no quería meterse y la otra porque tenía su enfado concentrado en otra persona, aunque tampoco miraba alegremente a Dante.

    – [MacLeod]¿Al menos? Es el hijo de Mia, había otros caminos. [/MacLeod] – respondí mientras terminaba de acomodarlo en la celda que utilizaba las noches de luna llena. Quedaban poco más de diez minutos para que todo empezase. Despertarse en una celda no le iba a enfadar mucho más de lo que ya había pasado. Además, ahí estaría seguro.

    – [Amy]Ya.[/Amy] – sentenció Amy con un sonoro chasquido de su lengua. La actitud reprobatoria de mi hija era evidente para todos los que estábamos allí, y no era nada agradable. Echaba de menos un mundo en el que no se hubiera venido todo abajo y hubiera podido concentrarme en estar con mi pequeña. Pero ahora ya era tarde y quizá lo nuestro nunca pudiese arreglarse del todo. Por el miedo a perder, quizá perdimos incluso más de lo que habríamos perdido luchando. Pero Z tenía un ejército que le alzaba como a un héroe después de la masacre de la Iniciativa, unos defensores que le cubrían la espalda mientras raptaba a una de las mejores personas que había conocido para esclavizarla durante años. El mero recuerdo me ponía los pelos de punta y despertaba de su letargo a mi parte lupina.

    – [MacLeod]No lo entiendes, hija, la vida no es tan fácil.[/MacLeod] – repliqué. Con la juventud, lo parece, pero la edad te aporta sabiduría, aunque también, cansancio y miedo por culpa de las vivencias que ya has tenido.

    – [Amy]Para vosotros es más fácil porque os habéis rendido.[/Amy] – espetó ella. Amy era la viva imagen de mi rebeldía unida a la voluntad de Diana, una fuerza de la naturaleza.

    Suspiré, cansado. – [MacLeod]No nos rendimos. Simplemente teníamos mucho que perder.[/MacLeod] – respondí mirándolas a las tres. Z destrozó nuestra fuerza llevándose a Sarah y para entonces ya teníamos demasiado que perder. Amy, Kaylee, Xander, Elle, Owen, Jane, Leo, Noah…

    – [Amy]¿Y lo de la tía Sarah no cuenta?[/Amy] – golpe bajo. MacLeod se queda en silencio, se sienta, parece más viejo

    – [MacLeod]Sí, pero no os perdimos a vosotros.[/MacLeod] – añadí, antes de quedarme en silencio mientras intentaba mantenerme entero, lo necesitaba para la lucha. No podía pretender convencer a Amy si ni siquiera conseguía convencerme a mí mismo de que habíamos hecho las cosas bien. Así que decidí ser práctico. – [MacLeod]JJ no se habría quedado en la cárcel hoy, había planes. Pero me imagino que eso fue idea de Xander.[/MacLeod] – comenté, pensando en voz alta mientras intentaba ir recortando la lista de problemas. La cara de Jane me dejó claro que había sido así, y no parecía muy conforme. – [MacLeod]Es mejor seguir con el plan.[/MacLeod] – añadí, sin querer meterme sin saber más sobre lo que había pasado.

    – [Amy]Estás cambiando de tema.[/Amy] – replicó Amy, mirándome fijamente.

    – [MacLeod]Sí, hija, estoy cambiando de tema.[/MacLeod] – respondí, cansado. No tenía ganas de pelear con ella minutos antes de embarcarnos en algo de lo que no todos podríamos volver. – [MacLeod]No pienses que sabes lo que estamos pasando.[/MacLeod] – esta vez mi voz reflejaba más tristeza que enfado.

    – [Amy]Sí lo sé, pero yo al menos hago algo.[/Amy] – sentenció sin inmutarse. Me quedé unos segundos observándola, recordando con añoranza aquellos momentos en los que aún no se había roto todo, aquellos instantes en los que su pequeña boca desdentada sonreía al escucharme.

    – [MacLeod]Algún día lo entenderás. Solo espero que todos podamos estar ahí cuando pase, incluida tu tía.[/MacLeod] – llegaríamos hasta Sarah o nos quedaríamos por el camino. Podíamos conseguirlo, creía en nosotros, pero la parte más difícil empezaba ahí, especialmente para Sarah.

    – [JJ]¿Podéis callaros ya?[/JJ] – intervino, molesta, Jane. Me recordó muchísimo a Rebecca en ese instante. Amy la fulminó con la mirada. Yo, por mi parte, me limité a mirarla y ordenar mis pensamientos. Tenía razón en el sentido de que no era el momento de discutir. – [MacLeod]Diana vendrá en unos minutos para llevarnos al edificio.[/MacLeod] – expliqué, volviendo al plan. Después de que el artefacto colocado por Owen entrase en acción, el «grupo velocista» – Noah, Henry, Diana… – se encargaría de transportar rápidamente al resto. Eliminadas las barreras con el artefacto, apareceríamos muy cerca del objetivo, el Consejo, concretamente Z.

    Me acerqué al baúl y preparé unas cuantas cosas que podían resultar útiles. Le tendí a Amy una daga que pertenecía a su madre y ella me miró sin decir nada.

    – [JJ]Yo también voy.[/JJ] – escuché decir a Jane.

    – [Elle]No puedo decirle que no a una embarazada.[/Elle] – añadió Elle, sonriendo. Un problema más que añadir a la lista.

    – [MacLeod]Yo sí. [/MacLeod] – dije acercándome a ellas. Jane no tenía experiencia en combate, estaba embarazada y por si fuera poco, la tomaban por una asesina múltiple. Con sus poderes, irían a por ella en cuanto la viesen. – [MacLeod]Xander tenía que haber hecho las cosas de otra forma, pero tiene razón en que hay mucho que perder.[/MacLeod] – añadí intentando que me escuchase, aunque parecía que había tomado una decisión que sería inamovible. Si moríamos allí, ese bebé nunca vería la luz.

    – [JJ]No voy a permitir que Xander decida por mí.[/JJ] – espetó ella. En cualquier otra circunstancia, escuchar eso habría sido un orgullo, pero en ese momento temía por ella y por lo que podría pasarle. Si hubiese habido algún modo de evitar que Amy, Kaylee o Diana fuesen al combate, lo habría intentado, pero ellas jamás se habrían apartado. Jane parecía estar en el mismo camino.

    Me quedé pensando unos instantes. Era fuerte, pero no tenía entrenamiento, tenía mucho poder, pero le aterrorizaba usarlo. – [MacLeod]Serás el principal objetivo, con tus poderes…[/MacLeod] – continué, esperando convencerla.

    – [JJ]Lo sé.[/JJ] – añadió simplemente.

    – [MacLeod]Solo puedo aconsejarte contra ello, no decidir por ti, pero Elle no puede venir con nosotros.[/MacLeod] – admití finalmente, volviendo la mirada hacia Elle. Ella sabía bien por qué lo decía. – [MacLeod]Es peligroso para ti y para todos.[/MacLeod] – añadí.

    – [Elle]Mi segundo nombre es peligro.[/Elle] – replicó ella, bromeando. La alegría y la inocencia de Elle eran arrolladoras, por eso dolía llevarle la contraria, pero no podía venir con nosotros, en un momento en el que esa alegría y esa inocencia se volviesen ira, Elle perdería el control y eso podría significar su fin y el nuestro.

    – [MacLeod]Elle…[/MacLeod] – la regañé, como cuando era pequeña. Sabía que no iba a estar de acuerdo, igual que también sabía que no podía hacer nada por evitarlo si se empeñaba en ir. Era dueña de sus propias acciones, pero lo que habitaba dentro de ella podía terminar siendo muchísimo más peligroso que el propio gobierno de Zeon.

    Las dos eran virtualmente las que más poder tenían. El problema era que su poder, precisamente por ser tan inmenso, siempre había estado limitado y contenido. A veces me paraba a pensar si no habría sido mejor entrenar con ellas en el dominio de su poder en lugar de intentar evitarlo. Después recordaba que el gobierno no nos había dejado otra opción, si hubieran sabido de la existencia de Elle o de que alguien con el poder de absorber poderes estaba intentando aprender a controlarlo, probablemente habrían intentado acabar con ellas.

    – [Daniel]Puede venir con nosotros.[/Daniel] – la puerta principal se abrió y Daniel cruzó el umbral. Llevaba el pelo largo, por los hombros, y una barba descuidada. Me extrañó volver a verlo con la espada cruzada a la espalda. ‘Sendero Oscuro’ podía hacer honor a su nombre esa noche, porque la mirada de Daniel dejaba claro que estaba dispuesto a todo por recuperar a Sarah. Y por vengarse. – [Daniel]Todos tenemos que luchar a diario con la oscuridad que tenemos dentro.[/Daniel] – añadió, mirándome. Elle era mayor de edad, así que ni él ni yo podíamos hacer nada, pero si además su padre la apoyaba, cualquier punto de vista que pudiese darle para reconsiderarlo había quedado tirado por los suelos. – [Daniel]Y es su madre.[/Daniel] – finalizó, intentando mantener un rostro sereno, cuya máscara se agrietaba a gran velocidad.

    – [Elle]No hacía falta que me dieras permiso.[/Elle] – replicó su hijo haciendo una mueca sonriente mientras se acercaba a él.

    – [Daniel]Lo sé, eres igual que tu madre y que tu tía.[/Daniel] – desde que Sarah no estaba, en los ojos de Daniel solo volvía a aparecer una chispa de vitalidad cuando miraba a Xander o a Elle. Eran la razón por la que seguía adelante, esa y recuperar a Sarah. Vi cómo le tendía una de sus viejas espadas, ‘Ocaso’. Xander debía llevar ya encima ‘Albor’, listo para el combate.

    Sentí un chasquido de estática en el aire y me preparé para verla. El espacio pareció rasgarse delante de mí y de un instante a otro, Diana estaba en pie, tan preciosa como cuando la había conocido. – [Diana]¿Listos?[/Diana] – preguntó, analizando a los presentes y dedicando una sonrisa a Jane, Elle y Amy, tan decididas, tan seguras.

    La respuesta que salía de mi interior era un simple «no», pero ese «no» tenía matices, como todo en la vida. No estaba preparado para lo que podía llegar a perder en ese día, pero desde luego estaba preparado para darlo todo y para recuperar nuestras vidas y a nuestra familia de la mano de esos monstruos.

     

  • CAMBIO DE PLANES

    Noah Arkkan | Comisaría

    MAÑANA

    La mañana del ‘Día de la Liberación‘ había empezado especialmente temprano para mí. No era algo que me molestase sobremanera, porque estaba acostumbrado a dormir algo menos de 6 horas, pero incluso para alguien que es capaz de moverse a la velocidad de la luz, la cantidad de cosas que iban a ocurrir ese día me resultaba agobiante.

    Por si nuestro plan para atacar el Edificio Lenora y seccionar de un golpe la cabeza del Consejo de Zeon era poco, Xander me había confiado la tarea de ir en busca de Dante Villiers, el playboy millonario al que Jane había intentado supuestamente asesinar, y convencerle para que fuese a ver a su presunta asaltante y asesina de la chica con la que estaba, para tratar de corregir el error en la identificación.

    Durante varios tediosos días (no había nada peor para un velocista que tener que esperar colas y concertar citas), traté de llegar hasta él, pero mi vinculación como hijo de Moondie me echaba para atrás enseguida. Así que finalmente, como último recurso antes de utilizar la tecnología como mi aliada, pedí ayuda a Niall y llevó a cabo unas cuantas llamadas para ponernos en contacto con él.

    Para mi sorpresa, después del rechazo inicial y tener que aguantar alguna que otra respuesta airada, conseguimos que esa mañana Dante se reuniese con nosotros para ir a ver a Jane. Pero antes de todo eso me había encargado de dejar listos algunos últimos preparativos para el «ataque«, porque cuando el dispositivo de Henry inutilizase la seguridad del Edificio Lenora, tendríamos minutos para actuar.

    Hasta que eso no ocurriese, allí estábamos, Niall, Dante Villiers y yo, discutiendo con dos agentes de policía frente a una de las celdas de anulación de la Comisaría.

    Mientras Niall peleaba verbalmente con los agentes, eché un vistazo a través del cristal de espejo, que me permitía ver a Jane, apoyada contra una de las blancas e inmaculadas paredes, con los ojos cerrados. Ella no podía verme y por un instante empaticé con ella, con la soledad de esa celda y la sensación desagradable de estar en un lugar que te impide utilizar tus habilidades, que se adapta continuamente a ellas para bloquearte y mantenerte encerrado. Era digno de pesadilla.

    – [Niall]¿Pero es que no ven que esta embarazada? ¿Qué daño puede hacer? -[/Niall] escuché decir a Niall, alzando la voz más de lo acostumbrado. Le miré y vi que estaba hablando por teléfono, con su alguno de sus abogados seguramente. -[Niall]Consigue la fianza o me voy con W&H.-[/Niall] sentenció, segundos antes de colgar el teléfono. Miró a los policías con el ceño fruncido y atravesó la puerta sin inmutarse.

    Al otro lado, Jane abrió los ojos al escuchar abrirse la puerta. – [JJ]¿A quién le has pagado para poder entrar aquí?[/JJ]- preguntó con una sonrisa cansada. Nadie podía pensar seriamente que Jane pudiese matar o hacer daño a alguien.

    Sentí a alguien colocarse a mi lado para observar y vi que era Dante Villiers. Dejé que mirase la escena durante un instante para darle tiempo antes de entrar.

    – [Niall]A nadie. Es fácil cuando tienes contactos y la mitad de los secretos de estos patanes.-[/Niall] aseguró, sacando un reloj de bolsillo para consultar la hora. – [Niall]¿Te encuentras bien?, ¿te han hecho daño?[/Niall] – preguntó después de comprobar la hora. Entendía su incomodidad con la hora que era, todos los miembros de la Resistencia estarían en el combate, pero tendrían que ser llevados por teletransportadores, creadores de portal o velocistas, dependían enteramente de nuestras capacidades.

    – [JJ]Solo quiero salir de aquí[/JJ].- replicó sin ganas de hablar más. El cansancio era palpable. – [JJ]No he hecho nada[/JJ]. – añadió, mirándole fijamente. Vi de reojo la mirada de Dante Villiers fija en ella, evaluando.

    – [Niall]La legalidad nunca ha destacado por su rapidez, asi que tendremos que optar por el plan B.-[/Niall] comentó Niall. Esa era la señal para que entrasemos, Jane y Dante Villiers estarían todo lo listos que podrían estar, dadas las circunstancias.

    – [Noah]Jane, ¿estás bien?[/Noah] – le pregunté, acercándome a ella con cautela, para evitar que los guardias montasen un espectáculo.

    – [JJ]Más o menos[/JJ].- respondió ella. El cansancio que llevaba encima era palpable a todos los niveles.

    Desvié la mirada hacia Dante y vi que la observaba fijamente, escrutando la escena con un semblante serio y surcado de cicatrices recientes que estaban ya más curadas que hacía unas horas.

    – [Noah]Dante ha accedido a verte.[/Noah] – expliqué, al ver que la mirada de Jane se cruzaba con la de aquél extraño que solo conocíamos por las revistas.

    – [JJ]Sé que no me vas a creer, pero yo no te he hecho eso[/JJ].- intervino ella al instante. Cuando hablaba así nuestros padres y madres siempre decían que se parecía a Rebecca.

    – [Dante]Si no fuiste tú, era idéntica a ti.[/Dante] – aseguró él, frunciendo el ceño. Bueno, no iba maravillosamente bien, pero podía ir peor.

    – [JJ]Tengo mejores cosas que hacer que ir a atacar al tío de las alas[/JJ].- espetó ella, cruzándose de brazos. Había hablado demasiado pronto con lo de que podía ir peor.

    – [Niall]En efecto, a la hora del ataque Jane estaba en mi local.-[/Niall] aclaró Niall, en un tono más conciliador. Pero Jane seguía fulminando a Dante con la mirada.

    – [Dante]Ya habéis visto lo que yo vi.[/Dante] – replicó él, mirándonos a todos. Pero parecía inseguro, como si necesitase pruebas para creerlo. Por eso volvió a reproducir la grabación de su Omnilens, enviándola a todos los nuestros.

    Allí estaba la atacante, con la apariencia de Jane, la chica muerta a sus pies mientras dejaba claro que iba a por Dante. Me fijé en el movimiento de los cristales, tenía telekinesis.

    – [JJ]Con la cantidad de mierda que debes meterte, es lógico que veas cosas que no existen[/JJ].- replicó Jane. Sentí un escalofrío, la tensión podía cortarse con un cuchillo.

    – [Noah]Está bajo mucha presión.[/Noah] – intervine, mirando a Jane para decirle que intentase disimular.

    – [JJ]No vengas a darme lecciones de moral cuando llevo encerrada en esta celda tantas horas que he perdido la cuenta[/JJ].- continuó, haciendo caso omiso a mi mirada.

    – [Dante]Todos los análisis coincidieron con los tuyos.[/Dante] – se escudó él, pero su frase quedó a medias, incompleta a juzgar por el tono. Se quedó pensativo unos instantes. – [Dante]Y aún así….[/Dante] – empezó a decir. Tuve la impresión de que algo le hacía ver que no era ella la que le había atacado. Pero como los Moondies eran desafortunados y sus hijos no iban a ser diferentes, en ese momento se escuchó en el exterior de la celda de contención un ruido extraño, seguido de un chisporroteo en el cierre. La puerta se abrió unos segundos después y en el umbral apareció Henry.

    – [Henry]¿Que cojones haceis todos aquí?- [/Henry] preguntó al vernos.

    – [Noah]Hemos venido a intentar exculpar a Jane. ¿Qué demonios haces tú aquí?[/Noah] – pregunté, tan tenso que tuve que controlar la vibración de mis moléculas. Henry allí no era una buena noticia. Los agentes se nos echarían encima en minutos.

    – [JJ]¿Dónde están Xander y mi hermano?[/JJ]- le preguntó Jane, extrañada y, como se solía decir, ‘con la mosca detrás de la oreja’.

    – [Henry]He venido a hacer lo que sois incapaces de hacer.-[/Henry] sentenció. Se desvaneció para reaparecer justo al lado de Jane. – [Henry]Tu novio me envía a sacarte de aquí. -[/Henry] Maldita sea, Xander, estábamos a punto. – pensé. Era Xander quien me había pedido intentar convencer a Dante de que se encontrase con ella, pero al ver que los días pasaban y no había avances, Xander se había ido poniendo menos en contacto. Había pasado al plan B, aunque Henry quizá era el Z.

    – [JJ]Xander no te enviaría a sacarme de aquí[/Xander].- replicó Jane, alejándose un par de pasos. En sus palabras iba implícito que no consideraba a Henry una persona muy estable.

    – [Noah]Se supone que tenías que recoger al resto dentro de 33 minutos.[/Noah] – dije, acercándome a ellos. Cuando el artefacto que Owen había colocado en la oficina de la hija de Petra deshabilitase la seguridad, Henry sería el encargado de transportar a gran parte de la resistencia al interior del Edificio Lenora para empezar el golpe. Este simulacro podía echar por tierra todo el plan.

    Y entonces empezaron a sonar las alarmas. – [JJ]¿Y ahora qué?[/JJ]- replicó Jane mirándonos.

    – [Henry]Xander es consciente de que no tienes posibilidades de salir de aquí, así que me ha mandado a sacarte antes de que comience el ataque.-[/Henry] puntualizó. Hice uso de mi velocidad y salí de la celda de contención, atravesando el pasillo de celdas hasta que vi a unos metros de distancia un grupo de guardias con equipamiento completo. Di la vuelta.

    – [Noah]Viene todo un equipo para aquí.[/Noah] – expliqué, con un tono que parecía una maldición. Podían cogernos a todos. Teníamos que salir de allí, no había tiempo para más.

    – [JJ]Sácanos de aquí[/JJ].- le pidió Jane. Nos había condenado y ahora era nuestra única esperanza. Por suerte, aunque loco, era de fiar, y nos llevaría con él. Niall, Jane y yo nos agarramos a su chaqueta y Henry se preparó para teletransportarse.

    Lo último que escuché antes de que perdiéramos de vista las paredes blancas de la celda fue. – [Dante]No, espera…[/Dante] – y a Dante saltando hacia nosotros y agarrando mi manga izquierda. Mierda. – pensé.

    Al instante nos vimos ante la cegadora luz del sol en medio de un claro rodeado de árboles, a juzgar por sus tipos, en el Bosque de los Lobos.

    – [Elle]¡Gente![/Elle]- dijo una voz, emocionada. La voz animada de mi prima me confirmó dónde estábamos. Me puse en pie rápidamente y observé la escena mientras los demás se levantaban. Dante estaba allí, un problema más para el plan.

    – [Dante]¿Dónde estamos?[/Dante] – preguntó, tenso. A su alrededor el aire parecía ser más oscuro, como si estuviese absorbiendo la luz. La información oficial del caso decía que había escapado usando su otro poder, menos evidente, manipulación de la oscuridad.

    – [Elle]Estáis en Canton[/Elle].- replicó Elle, siempre sonriente. Mi tío siempre decía que habría que preocuparse cuando Elle no sonriera. Aunque con el tiempo me di cuenta de que quizá lo decía por otra cosa.

    – [Noah]Esto es una locura. Quedan 29 minutos para el ataque, ahora estarán en alerta.[/Noah] – maldije, tenso. Para un velocista ese tiempo era una eternidad en la que podían blindar completamente el acceso al Consejo y acabar con nuestra oportunidad.

    – [Henry]Yo he cumplido, aunque se nos ha colado un polizón. ¿Qué hacemos con él, lo matamos?-[/Henry] preguntó, intentando parecer serio, pero empezó a reírse sonoramente al poco. -[Henry]Noah, tengo que ir a por el resto del grupo, nos vemos allí.-[/Henry] y sin más, se desvaneció en el aire, dejándonos allí.

    – [Noah]Espera, no…[/Noah] – escuché mis propias palabras como ecos en el aire, pero Henry ya no estaba. – [Noah]Escucha, esto no es lo que parece.[/Noah] – dije levantando las manos en un gesto tranquilizador de cara a Dante. Miré a Niall para que me ayudase.

    – [JJ]¿Para qué me habéis traído aquí?[/JJ]- habló también Jane, seria y visiblemente molesta.

    – [JJ]Explicadme qué está pasando aquí[/JJ].- replicó Jane. En ese momento no quise cambiarme por Xander.- [JJ]Y sin dar vueltas[/JJ]. – sentenció. Miré a Elle, era la única que parecía conocer el plan de su hermano.

    – [Elle]Si quieres, la idea es que te quedes conmigo[/Elle].- le propuso Elle, intentando mantener la calma en el caos de conversaciones que se estaba desatando.

    – [Niall]¿Que es lo que parece entonces Noah? -[/Niall] habló también Niall, no sin razón. No podía mentirle a Dante, pero tenía que tratar de dejar abierta la puerta para que no tomase a Jane por asesina.

    – [Noah]Parece que Xander no las tiene todas consigo con el ataque.[/Noah] – piensa en voz alta. – [Noah]Y que estamos en un lío.[/Noah] – confirmé finalmente. De pronto sentí frío y fue como si la luz se atenuase. Miré a Dante y vi que la oscuridad manaba a su alrededor como si le devorase. – [Noah]Eh, tranquilo, será mejor que te calmes.[/Noah] – dije mirando por el rabillo del ojo a Elle. La oscuridad no le venía nada bien.

    – [Dante]No parecías la misma chica, pero esto…¿ataque?[/Dante] – preguntó, desconcertado y visiblemente a la defensiva. Tan visible y evidente como podía resultar un muro de oscuridad que cada vez le cerraba más.

    Tenía que actuar deprisa, esa parte no era un problema, pero la cuestión era decidir exactamente qué hacer. Dudé durante unos instantes que para mí fueron minutos y para el resto, décimas de segundo. Entonces, de pronto, el muro se vino abajo y Dante cayó al suelo, inconsciente. Comprobé que tuviera pulso. Así era.

    Detrás de él, una figura femenina nos miró, dejando caer una roca al suelo. – [Amy]…-[/Amy] – sin decir nada, Amy se acercó a nosotros, pasando por encima del cuerpo inconsciente de Dante.

    Ya solo quedaba encargarse del plan de Xander. Jane no estaba muy contenta con la idea que parecía rondar en el aire, que Elle y ella huyesen mientras tenía lugar el ataque. A mí tampoco me daba demasiada seguridad que uno de los cabecillas del plan dudase de que este fuese a salir bien y enviase a lo que más quería bien lejos. Y luego estaba Amy, a la que no parecía gustarle demasiado el cambio de planes. Y no sabía por qué, pero me imaginaba en medio.

  • UNA LLAMADA

    Xander Echolls | Canton

    TARDE

    Cada vez quedaba menos tiempo para echar toda la leña de la Resistencia al fuego y destaparnos definitivamente. Después de eso, no habría vuelta atrás, era todo o nada. O lo conseguíamos, o nos condenábamos.

    Y ahí estaba yo, observando por la ventana del comedor de la casa de mi familia en Canton mientras mi padre me observaba, atento y preocupado, sin poder dirigirme una palabra y sin que yo pudiera confiarle nada.

    Mi padre se acercó y apoyó una mano en mi hombro. A ratos parecía un hombre al que la vida había vencido, un hombre que se había rendido. Pero en ese momento, su mano mostraba toda la fuerza que tenía, y que intentaba transmitirme.

    Elle entró en la casa y sonrió ampliamente al vernos tan cercanos. Durante mucho tiempo, solo nos habíamos tenido a nosotros y al resto de Moondies. La pérdida de mi madre era difícil incluso para todos juntos. Verla a su lado en cada anuncio oficial hacía que se nos partiera el corazón.

    Jane había sido el ancla que había evitado que me convirtiese en alguien perdido, cuya única finalidad hubiera sido hacer daño al Gobierno. Por eso la llamada que iba a recibir en ese mismo instante iba a ser tan devastadora.

    – [Xander]¿Owen?[/Xander] – pregunté, extrañado, respondiendo al Omnilens. Una sensación desagradable me recorrió el estómago.

    – [Owen]Tenemos un problema.-[/Owen] intentó explicar mientras su respiración se entrecortaba. Iba corriendo a algún sitio, pero no pude distinguir el fondo, parecía cualquier calle. – [Owen]Han detenido a Jane.[/Owen] – añadió. Por un instante que pareció eterno, sentí que la habitación daba un vuelco y que lo que estaba a mi alrededor se nublaba. Me forcé a permanecer atento.

    – [Xander]¿Qué?…[/Xander] – pregunté, buscando una explicación mientras mi cabeza decidía qué hacer. – [Xander]¿Qué ha pasado? ¿Dónde está?[/Xander] – pregunté, sintiendo los nervios recorrerme. Mi padre y mi hermana me miraban, preocupados.

    – [Owen]La han arrestado en el bar, según me ha comentado Niall, por intento de asesinato. Los sucesos ocurrieron anoche, lo cual no tiene sentido porque los tres estábamos… cenando.- [/Owen] – explicó, siempre consciente de que teníamos oídos en todas partes, especialmente en cualquier tipo de comunicación tecnológica.

    – [Xander]¿Detenida por asesinato?[/Xander] – pregunté de nuevo, confuso, intentando poner en orden mis pensamientos. Jane era una de las personas más buenas que conocía, no era capaz de matar ni a una mosca.

    – [Owen]Si. Presuntamente atacó a Dante Villiers.-[/Owen] respondió Owen.

    Silencié el audio del Omnilens un instante y miré a mi padre y a mi hermana. – [Xander]Han detenido a Jane, por asesinato. Tengo que irme, os iré diciendo.[/Xander] – resumí como pude. Mi hermana me dio un abrazo rápido con su abrumadora fuerza.

    – [Daniel]Tranquilo, hijo. Si necesitas cualquier cosa, estaremos esperando.[/Daniel] – respondió mi padre. – [Daniel]Y pase lo que pase, siempre hay alguna solución.[/Daniel] – puntualizó. Sabía perfectamente a qué se refería, pero no podía decirlo abiertamente. Su voz, igual que la de todos los Moondies, estaba «registrada». Lo que mi padre implicaba en ese momento no sería muy bien recibido por las fuerzas de seguridad. Pero si era necesario, la rescataría a toda costa.

    – [Xander]No entiendo nada. Estoy cogiendo el portal más cercano.[/Xander] – afirmé volviendo a activar el sonido del Omnilens, mientras manipulaba la brújula que Vincent me había entregado cuando entré al cuerpo.

    – [Owen]Nos vemos en la comisaría.-[/Owen] se despidió él, cada vez corriendo más deprisa.

    – [Xander]Vigílala, Owen. Ya sabes lo que pasa con los «artificiales» y los hijos de Moondies.[/Xander] – le pedí, no sin miedo. Los Moondies eran unos expertos en miedo, y siempre habían dicho que no les habían elegido como Daë por no tener miedo, si no por enfrentarse a él y superarlo.

    – [Owen]Tranquilo, no dejaré que le pongan un dedo encima… más que nada porque algunos de ellos serían los que saldrían lastimados. [/Owen] – aseguró. No dudé de su palabra, si le hacían algo a su hermana, Owen sería capaz de incendiar toda la comisaría.

    – [Xander]Nos vemos allí. Gracias.[/Xander] – dije, segundos antes de dar por finalizada la comunicación. Dejé el Omnilens al máximo segundo plano que pude, ya espiaba suficiente como para darle más motivos. Después crucé el portal que me llevó a un par de calles de la comisaría de la capital.

    Corrí a toda velocidad la distancia que nos separaba. Entré en el edificio pasando por todos los controles apresuradamente y apenas saludé a nadie, de todas formas, algunos de mis «compañeros» no estaban muy contentos con un hijo de Moondies en el cuerpo. Tampoco lo estaban teniendo a Vincent y Bill en él, pero no podían echarlos abiertamente.

    Allí, esperando sentado en una de las incómodas sillas de plástico blanco, estaba Owen, con un café en la mano.

    – [Owen]Está en la sala de interrogatorios. Xander, la han identificado con el Omnilens de Dante.-[/Owen] explicó, haciendo una pausa en la que vi su preocupación patente. – [Owen]La consideran sospechosa del resto de asesinatos similares.[/Owen] – añadió. Sentí un latigazo helado en la espalda. Si no conseguíamos que la absolvieran, la llevarían a La Inexpugnable, la cárcel del Gobierno de Zeon.

    Me quedé pensativo unos instantes, paralizado por el miedo. – [Xander]Es un error, puede haber sido un «camaleón» que también tenga un poder de contacto como el suyo.[/Xander] – comenté en voz alta. Era la única explicación. Sabía que el poder de Jane estaba totalmente en su contra. Los casos que había investigado indicaban que la energía vital de las víctimas había sido absorbida mediante un poder. Era así como funcionaba el de Jane, absorbiendo el poder de la persona junto a la energía vital. Pero estábamos en Zeon, podía haber cientos de poderes que encajaran en la descripción. Pero claro, era artificial, era hija de Moondies. Tenía una diana en la frente.

    – [Owen]Que crees que llevo diciéndoles todo este rato.-[/Owen] replicó, con cara de cansancio. Los dos empezábamos a temer cuál sería nuestra única opción.

    – [Xander]Voy a hablar con ellos. Quédate atento…por si acaso.[/Xander] – le pedí, bajando la voz con la parte final. Él asintió y me dirigí a la sala de interrogatorios, analizando a cada una de las personas que estaban en ese momento en la comisaría.

    Owen y yo estábamos en inferioridad numérica. Ambos éramos aesir, pero había varios demonios y potenciados presentes que nos igualaban o superaban en fuerza. Yo no tenía poderes ofensivos, así que solo teníamos la pirokinesis de Owen, que podían anular con alguno de los «cepos», artefactos de seguridad instalados en muchos centros oficiales.

    Frente a la sala de interrogatorios, un policía montaba guardia. A través del ventanuco vi que el Teniente ‘Oblivion‘ interrogaba a Jane, con cara de asustada. El Teniente tenía el poder de manifestar los recuerdos de quien tenía delante. Sabía elegir cuáles manifestar para presionar y para hacer temblar de miedo. También para relajar, pero pocas veces le había visto usarlo así.

    – [b]Hay un interrogatorio en curso, no puedes pasar.[/b] – sentenció el tipo grande de la puerta. Un pariente de ‘Titan‘, si no recordaba mal. Piel de acero.

    – [Xander]Es mi pareja, déjame pasar.[/Xander] – le indiqué, mirándole fijamente.

    – [b]Atrás, Echolls, ya te avisarán cuando terminen.[/b] – sentenció. Aparté la mano con la que me instaba a alejarme y respondió cubriéndose de acero y aferrándome por el cuello, haciendo que mis pies se separasen del suelo.

    Por el rabillo del ojo vi a Owen ponerse en pie, pero le hice una seña para que se detuviera. Llevé ambas manos sobre el enorme brazo de ‘Steel’ y le golpeé con fuerza con ambas piernas, haciendo que cayese hacia atrás. El estrépito llamó la atención de la sala de interrogatorio, de la que salió la Sargento Marrow.

    – [Marrow]¿Qué demonios pasa aquí?[/Marrow] – indicó, mostrando unos dientes afilados, cubiertos de hueso. Miró a ‘Steel’ que tenía ganas de precipitarse contra mí. – [Marrow]Tú, largo. Tú, estás demasiado implicado para estar aquí.[/Marrow] – me avisó, mientras ‘Steel’ me dirigía una dura mirada.

    – [Xander]Necesito hablar con ella.[/Xander] – pedí. Marrow había sido una de las Protegidas de Z, pero era una persona bastante razonable, al menos conmigo.

    – [Marrow]¿Hablar? Podrías ir a casa un mes sin sueldo por lo que has hecho. ¿Y crees que puedes pedir algo?[/Marrow] – replicó, enfadada. Tenía razón en cuanto a la suspensión, pero no me importaba. La miré fijamente. – [Marrow]Diez minutos. Si no sales, te sacaré yo misma.[/Marrow] – aseguró. Después volvió a entrar y salió junto a Oblivion, que me dirigió una mirada oscura. Se quedaron a la puerta,  la espera de que cumpliese mis diez minutos.

    Cruzar aquella puerta resultó más difícil de lo que habría imaginado. Podía tratar de ser todo lo fuerte que quisiera, pero mis miedos tenían fácil superarme, porque nunca se trataban de mí. Siempre temía por otros. En este caso, tenía miedo a ver el sufrimiento de Jane, la persona que más me importaba.

    Finalmente, sostuve la manilla de frío metal y crucé al otro lado, a una estancia tan fría y gris como la manilla de la puerta. Jane me miró con unos ojos acuosos que apenas dejaban ver su verdadero color.

    – [Xander]¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?[/Xander] – pregunté mientras corría hacia ella y me agachaba a su lado, abrazándola por la cintura.

    – [Jane]No[/Jane].- respondió, negando con la cabeza. Llevé la mano instintivamente a su barriga, donde se estaba forjando nuestro futuro. – [Jane]Solo un montón de preguntas[/Jane]. – añadió. Le pasé una mano por la cara, estaba fría, no solo de la sala, también de los nervios. Temí pensar en qué recuerdos podría haber sacado ‘Oblivion‘.

    – [Xander]Te sacaré de aquí. Tiene que haber algo que demuestre el error.[/Xander] – le aseguré, sin poder entrar en detalles. Había cámaras vigilando y escuchando lo que decíamos, así que no podía decirle simplemente que la sacaría de allí fuera como fuese, incluso dejando completamente de lado la ley.

    – [Jane]Estoy bien[/Jane].- respondió, intentando convencerme. Jane era así, incluso cuando ella estaba en un aprieto, se preocupaba por mí, intentando que no cometiese una locura. Pero por ella, estaba dispuesto a dar hasta mi alma.

    – [Xander]Todo irá bien.[/Xander] – dije tratando de tranquilizarla, aunque en el fondo también trataba de convencerme a mí mismo. Ella asintió, podía notar su corazón, que siempre latía con fuerza, más agitado de lo habitual.

    – [Xander]Encontraré quién ha sido. Sea como sea.[/Xander] – le prometí. Mirándola a los ojos, supe que aunque no supiese ni siquiera por dónde empezar, tarde o temprano encontraría al culpable y se lo haría pagar. Por aquél entonces, lo que no me decía esa corazonada era que sería el culpable quien me encontraría a mí, y para entonces estaríamos en una situación complicada.

    – [Jane]Gracias[/Jane].- respondió con voz derrotada.

    Llevábamos demasiado tiempo soportando la sociedad en la que vivíamos. Demasiado. Eso podía estar a punto de cambiar si conseguíamos nuestro propósito, pero no podía permitir que Jane estuviese bajo custodia cuando ocurriese, podría pasarle cualquier cosa, sería rehén del gobierno y no iba a permitir que nada ni nadie me la arrebatase.

    Tenía que actuar, intentar que el plan siguiera adelante, pero asegurándome de que Jane estaba en un lugar seguro. Y si no podía conseguir ambas, entonces lo tenía claro, la prioridad era ella.

    Salí de la sala cuando me avisaron de que los diez minutos habían llegado a su fin y le prometí a Jane que nos veríamos pronto. Sin dirigir la mirada a nadie, Owen y yo abandonamos la comisaría. Cada uno tenía cosas importantes que hacer. Era el momento de empezar con la revolución.

  • EL MIEDO NUNCA LLEVA A NADA BUENO

    DIARIO DE NATE EVANS | SANCTUARY, ALMACÉN

    TARDENOCHE

    natethink

    Después de hablar durante unos minutos con Niall y descubrir algunos detalles de la historia de Zeon y la Resistencia, tuve que volver al almacén para mantener las apariencias.

    Al parecer, cualquier Moondie o asociado estaba bajo una estricta vigilancia y no podían reunirse nunca más de unos pocos en un mismo lugar sin que éste se llenase de ojos u oídos. Niall me había contado que en más de una ocasión se había encontrado con algún ‘camaleón‘ oficial del Gobierno haciéndose pasar por alguno de los suyos.

    No me había quedado demasiado claro mi papel en todo eso, y probablemente nadie salvo la propia Kaylee lo tuviese. Kuruk había terminado su turno, así que decidí meterme en mi papel y empezar apilando un par de barriles de ‘pseudosangre‘.

    Estaba observando, intrigado, la etiqueta de uno de los barriles (Sangre fresca hecha a mano por uno de los mejores hemokinéticos), cuando escuché abrirse la puerta que daba a la barra. Levanté la mirada y vi a la camarera de antes, Jane. Ella dibujó una leve sonrisa y se estiró para coger una caja a la que no llegaba. Me acerqué a su lado y se la bajé.

     – [Nate]Soy Nate, el nuevo. ¿Estás bien?[/Nate] – le pregunté, a sabiendas de que no lo estaba. Su aura estaba turbia, había en ella mucha tristeza, acompañada de ira, frustración y miedo.

    – [Jane]Sí, ¿por qué no iba a estarlo? Me han asignado el trabajo más adecuado para mis habilidades y vivo de acuerdo a las normas de Zeon. Todo es maravilloso[/Jane].- replicó con amargura, guardando silencio mientras abría la caja y sacaba unos paquetes. – [Jane]Perdona, tú no tienes la culpa de nada[/Jane]. – añadió cabizbaja.

    Me quedé callado unos instantes, meditando, analizando lo que veía. – [Nate]No sé mucho sobre este sitio. Pero no parece una utopía. Algo no encaja, algo está, mal.[/Nate] – respondí con sinceridad. No era una camaleón, así que no tuve miedo a decirle la verdad de lo que opinaba de ese lugar. Había percibido a mucha gente desde que había cruzado la frontera y la conclusión era la misma, ese sitio no estaba bien. – [Nate]Te he visto, triste, enfadada, dolida. Es mi habilidad.[/Nate] – confesé.

    – [Jane]Tu habilidad no es muy útil. Eso lo ve cualquiera[/Jane].- replicó, dibujando ahora una sonrisa ligeramente más real. Todo lo que podía sonreír en ese momento. Frunció ligeramente el ceño y entonces vi algo más de ella, un secreto que quería guardar y que no saldría de mis labios.

    – [Nate]También veo que no has tirado del todo la toalla. Esperanza. Ambición por un mundo mejor.[/Nate] – añadí, asintiendo para que se diese cuenta de que lo sabía y que el secreto estaba a salvo conmigo. – [Nate]Tienes alguna cosa que aprecias en este mundo, por eso la Resistencia.[/Nate] – continué, cambiando de tema. Echaba de menos a su pareja, siempre lo hacía cuando se enfrentaba a las miradas cuando servía las mesas. – [Nate]Niall me lo ha contado, por qué me enviaron aquí.[/Niall] – le aseguré, sabiendo que ella no quería añadir nada. Era una persona reservada, lo respetaba.

    – [Jane]La Resistencia es lo único que vale la pena de este mundo[/Jane].- respondió ella con convicción.

    – [Nate]No me queda muy claro qué puedo hacer yo. Pero te digo lo mismo que le dije a él, quiero ayudar.[/Nate] – afirmé. Dentro de lo que podía percibir, había una sensación, algo en la raíz de cada persona que me hacía pensar que no estaba correcto, que no era la vida que les debía haber tocado vivir. Era una sensación tan generalizada, que me rondaría la cabeza durante un tiempo.

    – [Jane]Cuando se reúnan todos, te dirán qué puedes aportar[/Jane].- dijo ella, encogiéndose de hombros. No era una de las líderes, sin embargo, sí iba con ella serlo. Una piedra golpeó fugazmente a una Jane niña en la frente, mientras la llamaban ‘monstruo‘, ‘rata de laboratorio‘. Miré su frente en el presente y vi allí, escondida tras un mechón de pelo, la cicatriz de la pedrada.

    – [Nate]No es culpa tuya cómo se comporte la gente.[/Nate] – dije con sinceridad. Nadie se merecía que le tratasen así, la culpa solo era de los que lo perpetraban, aunque a veces nuestras mentes intentasen buscar una explicación, un motivo por el que nos lo hubiéramos merecido.

    – [Jane]En un mundo en el que se premia ser diferente, yo lo soy demasiado[/Jane].- respondió ella con ironía, pero aliviada por poder hablar con alguien.

    – [Nate]Puedes contármelo. Yo no vengo de aquí, no tengo prejuicios.[/Nate] – no iba a despreciarla porque los poderes de su madre hubiesen sido fruto de un experimento. Era una auténtica locura. Pero había algo más que lo de su madre, algo que tenía que ver con la naturaleza exacta de sus poderes.

    – [Jane]Si te tocara, aunque fuera accidentalmente, robaría tu poder y después, te mataría[/Jane].- explicó. Un recuerdo doloroso tiñó su aura completamente. Después de ver «el accidente», me quedé en silencio durante unos segundos.

    – [Nate]Te odian porque te tienen miedo. Cuando a ellos les odian ahí fuera por lo mismo.[/Nate] – era una obviedad, pero no pude dejar de comentarlo.

    – [Jane]Esta utopía es una farsa. Permiten que haya gente de las altas esferas que tiene hobbies como coleccionar caras humanas[/Jane].- espetó con rabia. Compuse una mueca de asco al ver el rostro de esa pesadilla viviente que se sentaba en el Consejo, esos ojos oscuros, terribles. Cuanto más veía, más razón tenía para darle a Jane.

    – [Nate]Las cosas malas de los seres vivos siempre están ahí. Pero las buenas también.[/Nate] – comenté intentando animarla. Su aura se reconfortó al pensar en su pareja. – [Nate]Eres buena persona.[/Nate] – le aseguré. Ella me miró a los ojos durante un minuto, luego apartó la mirada.

    – [Jane]Según el Omnilens, soy del bando del gris[/Jane].- explicó. Recordaba algo de los bandos de lo que Niall me había contado. La sociedad estaba dividida en tres bandos y las personas, según cómo fuesen, entraban en uno u otro, una especie de buenos, malos y neutrales en un supuesto intento de mantener el equilibrio.

    – [Nate]No es más que una máquina que te enseña unos datos.[/Nate] – respondí con sinceridad. Me apenaba ver cómo se había tomado como algo normal el hecho de depender de una invención para saber cómo tratar a una persona. – [Nate]Ahí fuera me conectaron a muchas, pero ninguna veía lo que yo.[/Nate] – razoné. Aún me dolían los ojos de una de esas máquinas, que producía descargas para ver si mi poder se localizaba en mis ojos. Ninguna lo consiguió, no entendieron que el cuerpo que veían no era más que una charada.

    – [Jane]Parece que el mundo no es mejor ahí fuera[/Jane].- meditó ella.

    Negué con la cabeza, se avecinaban malos tiempos. – [Nate]No llegué a ver mucho de él, pero la tensión…la gente tiene demasiado miedo. Y eso nunca lleva a nada bueno.[/Nate] – aseguré. Cuando el miedo dirige tus acciones, termina llevándote por el camino del que pueda alimentarse más de ti.

    Jane asintió, dándome la razón, y se quedó pensativa. La observé, pero su aura se enturbió cuando llegó un grito de la sala de un impresentable pidiendo su comida. Le dirigí una mirada de ánimo y ella suspiró, despidiéndose con un gesto amistoso con la cabeza.

    Le dirigí una sonrisa mientras salía. Una sonrisa que se desdibujó cuando volví a quedarme solo en el almacén. ¿Qué era la Escuela Legado?

  • OFF-ROL: UN VIAJE QUE ACABA DE EMPEZAR

    Hoy hace seis años que tengo la suerte de estar con la mejor persona que existe en el mundo, la persona por la que empecé todo esto y mucho más, la que me hizo sacar lo mejor de mí mismo y todavía sigue haciéndolo, porque en cuanto ves cómo es, quieres hacerlo todo por ella, incluso mover el mundo, incluso cosas que nunca te habrías atrevido a hacer.

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  • UNA CIUDAD POCO COMUN

    Duke Rivera | Barrio residencial oeste, Moondale

    MAÑANA

    dukerivera

    Duke Rivera pedaleaba en su bici por el arcén de una de las calles más externas del ‘Barrio Residencial Oeste’ de Moondale, disfrutando del soleado y caluroso día. Agradecía el calor, porque así podía ir con la ropa con la que más cómodo estaba, una camiseta blanca de manga corta, unos pantalones de lino beige y unas sandalias, sus dedos agradecían la fresca brisa.

    No hacía mucho que había llegado a la ciudad, y la encontraba bastante acogedora, como si hubiese encontrado un sitio al que llamar hogar, pese al aire místico y supersticioso que la rondaba. Aunque, a decir verdad, era ese ‘velo sobrenatural’ lo que más le llamaba la atención para inspirarse en sus trabajos.

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