Moondale

Autor: Henry L. Crowe

  • INFINITY

    Henry L. Crowe Harry L. Parrish – Infinity

    Mañana

    Cuando Infinity se instalo exactamente en el mismo lugar en el que antiguamente se encontraba la Iniciativa, comenzaron a saltar las alarmas en la isla, metafóricamente. Siegfried comenzaba a ver amenazas y fantasmas del pasado por todos lados. Así que tras varias reuniones del consejo llegaron a la conclusión de que necesitaban a alguien allí dentro.

    No entiendo como pensaron que yo era la mejor opción, supongo que porque la tecnología se me da bien y porque puedo escapar en cualquier momento si la cosa se complicara. No me hizo especial gracia, nunca he querido trabajar para Siegfried, pero al final tuve que aceptar por mi madre.

    Así que allí me encontraba, en una sala de espera en la que la televisión que colgaba en la pared repetía sin cesar el anunció de la empresa y una mesa en la que estaban apilados literalmente todos los periódicos del día. En la recepción había un par de jóvenes atendiendo llamadas y dando la bienvenida a la gente que llegaba. Todo era de un blanco impoluto y el suelo estaba tan pulido que podías ver tu reflejo en el.

    A través de la cristalera pude ver como se acercaba Greta Gabler, no llevaba nada consigo, posiblemente ya tendría más que estudiado el curriculum que Software me creo, si todo el mundo miente en su curriculum con Software te podían salir tres o cuatro carreras de más. El caso es que a mí también me habían informado acerca de ella.

    La primera vez que me mostraron su expediente pensé que no podía ser mala persona. Greta estaba casada con una mujer que conoció en sus años de universidad. Tenía dos hijos rubios, catalogados de monísimos por Aphrodite. No se perdía ni una sola de las celebraciones del Orgullo y todos los años por Halloween hacían una foto temática con su mujer e hijos. En la del año pasado iban de personajes del Mago de Oz y Greta iba de espantapájaros, el cerebro.

    – [Greta]Harry L…l…Parrish[/Greta].- Me tendió la mano y me dio un apretón con una amplia sonrisa. Llevaba una blusa blanca, unos pantalones ajustados negros y unas Air Nike negras. El pasar tanto tiempo con Laura me había hecho fijarme en la ropa de los demás. Su ficha también mencionaba como conseguía la ropa, así que o las Nike eran falsas o acaba de dar con la primera fisura de la Greta real. [Greta]Es impronunciable el segundo nombre, ¿verdad?[/Greta]

    – [Henry]Es Lincoln, pero nadie me llama así. Harry está bien.-[/Henry] Al igual que utilice otro nombre y apellido para asegurar mi anonimato, utilizando el de mi abuelo, también cambie mi segundo nombre. Esa L era algo importante para mí y solo dos personas más conocían su significado.

    – [Greta]Bienvenido a Infinity[/Greta].- Añadió con cordialidad.- [Greta]Supongo que estarás deseando conocer tu nuevo puesto de trabajo[/Greta].

    – [Henry]Gracias.-[/Henry] Asentí ligeramente, tampoco quería hablar demasiado por si acababa metiendo la pata -[Henry]La verdad es que si, no me han comentado nada.[/Henry]

    – [Greta]Sígueme[/Greta].- Caminamos por las instalaciones de Infinity, tenían una zona de relax en la que los trabajadores hacían yoga, tomaban siestas en hamacas o probaban los diversos tipos de yogurt helado que tenían. Pasamos por otra en la que había varios niños pequeños de poco más de 3 años, hijos de los trabajadores de Infinity. Llegamos hasta un tubo metálico que conectaba con el sótano. – [Greta]Adelante[/Greta].- Me animo, mientras que yo miraba a mi alrededor buscando unas escaleras o un ascensor. Eche un vistazo abajo, había alguien aporreando una tablet con los dedos y una piscina de bolas.  En vista de que no había más remedio me lance por el tubo hasta caer en la piscina de bolas- [Greta]Perdona que no me tire, pero tengo miedo a las alturas[/Greta].- Le escuche decir mientras apartaba las bolas para salir de la piscina.- [Greta]Harry, te presento a Andrew Smith[/Greta]

    – [Andrzej]¿Qué hay? Mejor Andrzej.[/Andrzej] – Me fije en él, tenía el pelo rubio recogido en una cola de caballo y unas incipientes entradas por los lados.

    – [Henry]Encantado.-[/Henry] Le tendí la mano y pareció dudar, pero al final me dio la suya una fracción de segundo. Llevaba unos pantalones vaqueros desgastados y una camiseta con el dibujo de un mago con un sombrero que le tapaba toda la cara y un cetro más grande que su cuerpo. También tenía una mancha de café en ella pero no parecía molestarle.

    [Andrzej]Encantado. ¿Te hago el tour?[/Andrzej] – Asentí pero cuando me fije en él estaba mirando a Greta desde lo alto.

    – [Greta]Claro[/Greta].- nos amino ella enseñándonos los pulgares.- [Greta]Os dejo solos[/Greta].

    – [Andrzej]Decía a ella. Meh, estamos mejor solos.[/Andrzej] – Se saco un cigarrillo electrónico del bolsillo y le dio una calada. Carraspee un poco a pesar de tratarse de humo de vainilla. – [Andrzej]A ver, no hay mucho curro. En ese almacén hay un huevo de tecnología de todo tipo que han conseguido. [/Andrzej] – Señalo unas puertas dobles de acero al final del pasillo escoltadas por dos guardias de seguridad, ambos con sendos perros guardianes.  – [Andrzej]Nos vigilan cinco tíos con fuscos, pero tranqui, no entran, solo cuando nos traen café.[/Andrzej] – Debía de estar reflejando mi nerviosismo porque estaba tratando de tranquilizarme.

    – [Henry]Bueno es saberlo.-[/Henry] Daba bastante mal rollo como de un momento a otro, de estar en una empresa de tecnología punta, había ido a parar al recoveco más oscuro de la compañía. Para más inri no dejaba de mirar a mí alrededor en busca de unas escaleras o un ascensor. Si no fuera capaz de salir de aquí en cuestión de segundos gracias a mi habilidad juraría que me acaban de lanzar al foso de los leones.

    – [Andrzej]No te agobies, hay mucho secretismo porque ahora están metidos en el gobierno.[/Andrzej]- Eso no iba a gustarle a Siegfried. – [Andrzej]Pero al final ya sabes, todo son «Empresa líder en el sector» y al final mira, aquí estoy, por haberle pirateado Endless.[/Andrzej] – Sonrió haciendo los gestos de victoria con la mano como si le hubiese tocado el premio gordo.

    – [Henry]Y ahora te dedicas a evitar que otros hagan lo mismo que tú hiciste.-[/Henry] No era muy fan de Endless. Me gustaba la idea de cientos de universos en cohesión para explorar. Pero como no te dejaras pasta en el, avanzar, subir de nivel y encontrar objetos era toda una odisea.

    – [Andrzej]Y otras tantas cosas como ver para qué sirve todo lo que hay ahí…que va a ser tu trabajo a partir de ahora.[/Andrzej] – Sonrió. Si de por si parecía trabajar poco, ahora que iba a hacer el suyo iba a trabajar menos. – [Andrzej]Las llaves del reino.[/Andrzej]- Me agarro un dedo y lo paso por su tablet. Acto seguido me paso por el cuello una cinta con mi acreditación. – [Andrzej]Mi rincón de pensar.[/Andrzej] – Bromeo. Su rincón como él decía estaba plagado de varias botellas de plástico de diferentes refrescos. La papelera estaba a rebosar de vasos de plástico de café. Me señalo mi mesa que estaba enfrente de la suya, nuestra única separación entre ambos para no vernos eran las dos pantallas que tenían ambas mesas. Comencé a sacar cosas de la bandolera. El portátil, una pelota anti estrés que sin duda me iba a hacer falta, y una foto en la que aparecía con Laura. Me habían creado una vida completamente nueva en la isla y a algunos les pareció gracioso poner a Laura como mi novia.

    – [Andrzej]El aislamiento es una mierda para tener novia. Pero hay una maciza congelada allí.[/Andrzej] – Señalo el almacén mientras uno de los guardias entraba dejándole un café. Este hombre debía de tener más cafeína que sangre en su cuerpo.

    – [Henry]¿Teneis gente congelada aquí?[/Henry] Pregunte horrorizado. El que debía estar congelado ahora era yo porque era incapaz de moverme.

    – [Andrzej]Suena a secta ¿eh? Tranquilo, solo son para hacer batidos….[/Andrzej]- Si no se hubiese partido de risa en cuestión de segundos le hubiese creído.  – [Andrzej]Esto antes era una sede del gobierno que experimentaba con cosas raras, así que hay de todo. Cosas muy chtulhianas.[/Andrzej]

    – [Henry]¿Que puede ser más raro que tener a alguien congelado?.-[/Henry] Pregunte intentando sonsacarle algo más de información mentalizándome a lo que podría encontrarme.

    – [Andrzej]Una escama de un bicho prehistórico.[/Andrzej]- Levanto un dedo y empezó a enumerar. – [Andrzej]Tomos mágicos. Artefactos cubiertos de sangre. Partes de demonios congeladas.[/Andrzej]

    – [Henry]Bueno, echemos un vistazo a todo lo que has mencionado.-[/Henry] Esperaba que me acompañara pero iba bastante enserio lo de que este era ahora mi trabajo. El hizo un par de señas con las manos para que fuera mientras se sentaba en frente de su escritorio.

    – [Andrzej]Sírvete. Dos consejos: ten la mente abierta…[/Andrzej]- Si supiera de donde vengo en realidad y la de gente diferente que he conocido a lo largo de mi infancia. – [Andrzej]y no te lleves souvenirs porque hay cámaras fuera por todas partes. Y dentro otras tantas.[/Andrzej] – Me indico. Acto seguido se puso en sus ordenadores, reconocí la musiquita de Endless al entrar.

    Me acerque hasta las puertas dobles. Los guardias ni repararon en mi más allá de ver que la acreditación concordaba conmigo. Introduje el código supersecreto, ‘4br3t3s3s4m0’. A veces el más fácil es el más complejo.

    El lugar era enorme y sorprendentemente estaba todo bastante bien recogido y organizado. Como si de un museo se tratara todo estaba en vitrinas y expositores. Nada más entrar había una chaqueta deportiva de institutito de color rojo con una S amarilla bordada y una docena de cajas llenas de chocolatinas llamadas Milkbar, de las cuales nunca había oído hablar.

    En una vitrina había de todo menos baratijas. Anillos, amuletos, colgantes y orbes, uno en concreto poseía cierta nubosidad naranja en su interior. Había una sección solo de armas. Andrej había trabajado en algunas porque ya aparecían etiquetadas. Los guanteletes de Jarngreipr y la espada de Fragarach pertenecientes de la mitología nórdica. Un martillo apoyado en el suelo nombrado simplemente como Olaf, y un guante con la inscripción de Myhnegon.

    En otra vitrina había varias muestras, la más llamativa era unos mechones de pelo de un azul intenso. En una esquina del cristal había una pequeña pegatina con el simple nombre de “Puros”.

    Colgados en una pared como si de una investigación en curso se tratara había varias fotografías de discos de diferentes colores. Justo al lado había varias estanterías repletas de libros y tomo en idiomas desconocidos.

    En la sala había varios contendores pequeños. Al asomarme encontré cosas horribles como brazos de demonios o una cabeza de licántropo.

    En una nevera había varias muestras de sangre. Una de ellas estaba etiquetada como “Sujeto Omega”. Otras estaban catalogadas como proyectos “Babel”, “Lázaro”, “Hellhound” entre otros.

    Lo más llamativo lo deje para el final. Dos capsulas exactamente iguales. Salvo que una estaba abierta y está destrozada por dentro mientras que la otra estaba cerrada pero el componente electrónico del exterior estaba destrozado. Tenía conectada una maquina que media la frecuencia cardiaca. Sin duda había alguien encerrado dentro. Un poco más apartada de estas dos se encontraba una tercera. Tenía unas iniciales en su lateral. S.H.E: Syntetic Hybrid Embryon.  Al contrario que las otras dos esta tenía una pequeña cristalera en la que se podía ver el rostro de una joven rubia atrapada en su interior. Junto a ella dos frasquitos etiquetados como ADN Kvasir Sarah Echolls, ADN Kvasir Sasha Elliot.

    Empezaba a pensar que Siegfried no estaba tan loco como yo pensaba.

     

    Un año después…

     

    Andrej acaba de llegar con su radical nuevo corte de pelo. Bueno se lo había teñido de azul y rápido por los lados, pero seguía teniendo la cola de caballo. Le salude para no parecer descortés y volví a mi puesto de trabajo para descifrar el correo que había recibido de los demás.

     

    Pronto.

  • LA VUELTA AL MUNDO

    Henry L. Crowe | Neverland

    Nunca me ha gustado la isla perdida de Z, me refiero a su nombre no al lugar en sí. Resultaba un poco ególatra llamar a un lugar en el que viven cientos de personas por uno de tus apodos, por eso para mí desde pequeño siempre ha sido Neverland, como la isla del cuento de Peter Pan. No es que la isla estuviese plagada de niños que no querían crecer, simplemente me parecía un nombre mágico para la gente tan mágica que habita en ella.

    No era especial fan de Siegfried por todo lo que me fue contando mi madre a media que crecí, se le podían reprochar muchas cosas por cómo había llevado sus planes, pero no era un tirano, y al final había logrado un lugar en el que las personas con habilidades, demonios y demás razas podían vivir en armonía y paz sin temor a ser cazados.

    Si, esta pacifica isla era un lugar maravilloso, pero a medida que me hacia mayor me sentía más y más atrapado, conocía cada rincón de la isla, podía ir de una punta a otra en cuestión de segundos, la isla se había quedado pequeña para mí. Necesitaba explorar más, ver el mundo, otros lugares y culturas. Las primeras semanas de mi partida las pase con Russell, pero yo no era un reclutador como él, así me fue a vivir en solitario.

    He recorrido la famosa ruta 66, era un modo sencillo de visitar varios estados y poder volver a ellos en un chasquido de dedos. Selvas amazónicas las cuales parecen un mundo dentro de otro al no haber sido nunca tocadas por el hombre. Y esto es solo una pequeña parte de lo que había visto, aun quedaba muchísimo más por ver, la idea era dar la vuelta al mundo.

    Así que aquí estoy, un año después de vuelta en casa. Salir de la isla es fácil, no es una prisión para los sobrenaturales, alguien puede marcharse si quiere, cosa que nunca ha ocurrido. Lo difícil es entrar en ella. Estamos hablando de una isla flotante en constante movimiento que nunca esta quieta en ningún lugar. Así que Russell me consiguió un trabajo en un crucero por el Atlántico en el SS Banana Split. Nunca sabes dónde puede estar la isla, pero cuando ves un banco de niebla desentonar en un día despejado sabes lo que se oculta detrás.

    Pase el primer día en descontaminación y observación por si era portador de alguna enfermedad que pudiera poner en peligro al resto de habitantes, y los días siguiente con mi madre contándole donde había estado. Pero eso ella ya lo sabía cortesía de Software con el localizar que había implantado tan delicadamente en el reloj que me regalo Lincoln antes de marcharme, pero nunca les dije que lo encontré.

    Mi breve estancia estaba llegando a su fin, había regresado para ver a mi familia, mostrarles que seguía de una pieza y cumplir una promesa que hice un año atrás. No fue complicado encontrar a Laura, solía pasar las horas muertas en el lago tomando el sol y leyendo novelas de amor.

    – [Henry]Te vas a quemar como sigas tomando el sol.-[/Henry] Aunque la verdad Laura no era de las que se quemaba, su piel era algo más morena en contraste con mi blanco nuclear.

    – [Laura]¿Ya te has cansado de ver mundo?.-[/Laura] Pregunto mirándome por encima de sus gafas de sol con estampados de leopardo.

    – [Henry]Para nada.-[/Henry] Añadí sentándome a su lado. En la orilla del lago se encontraba Teach con un grupo de niños. Sabía lo que estaba haciendo porque Laura y yo también lo hacíamos de pequeños, búsquedas del tesoro. – [Henry]Simplemente me encontraba cerca y he pasado a saludar.[/Henry]

    – [Laura]Eso es que me echas de menos.- [/Laura]  Laura se incorporo en su toalla de Bruno Mars dejando a un lado el libro que estaba leyendo.- [Laura]Soy la mejor. [/Laura]

    – [Henry]Bueno señorita Petrov. ¿Está preparada para ir a ver el mundo y dejar de estar encerrada como un canario?.-[/Henry] No encontré ningún pájaro en los arboles cercanos, pero si a Vine echado en una de las ramas al que salude. Vine era el villano más temible que teníamos en la isla, lo cual chocaba con su aspecto adorable.

    – [Laura]¿Me estás llamando cara de pájaro?- [/Laura]  Pregunto sacando a relucir su acento ruso. Cuando las Pretov hablaban en ruso podías echarte a temblar.

    [Henry]Es una metáfora. Jaula. Isla. Canario. Petrov.-[/Henry] Uno de los niños tropezó y se hizo un corte en el brazo con una roca. Por suerte Elixir estaba cerca y tras posar la mano en el corte del niño la herida había desaparecido. No era especial fan de las heridas teniendo en cuenta que si alguna vez me hacia una no podría cicatrizar.

    – [Laura]Lo sé, me estaba quedando contigo.- [/Laura]  Se coloco las gafas en la cabeza y sonrió un poco para ver que estaba bromeando.

    – [Henry]Te has acomodado a la buena vida, hace un año me estabas pidiendo venir conmigo.-[/Henry] Otro de los factores negativos que tenía la isla era precisamente ese, el acomodarte, vivir despreocupado sin problemas a los que enfrentarte.

    – [Laura]Es que vivo muy bien.- [/Laura]  Se mordió un labio pensativa.- [Laura]¿Hay macizos y fiestas donde vamos? -[/Laura] Sabía que esta pregunta saldría a relucir por lo que no me quedo otra que suspirar.

    – [Henry]Bueno, podemos ir al carnaval de Rio, celebrar San Patricio en Irlanda. Coachellas, no soy fan pero seguro que te gusta.-[/Henry] Me estaba viendo de nuevo rodeado de gente con pintas de haber atracado un mercadillo y olor a pachuli y porros.

    – [Laura]Eh… es que tú no eres guay.- [/Laura]  Se puso en pie de un brinco y se puso a recoger sus cosas.- [Laura]Pero me llevas y esperas en el coche. Es que no voy a ligar nada si vas pegado a mí.[/Laura]

    – [Henry]Estará complicado esperar en el coche cuando el medio de transporte soy yo.-[/Henry] Laura se echo a reír pero era verdad. Iba a ser de lo más divertido esperar afuera de los locales de moda mientras charlaba con los choferes de los niños ricos del lugar.

    – [Laura]Te compraré uno con el dinero de mi madre. [/Laura]

    – [Henry]No necesito coche, pero ese dinero vendrá bien para tus fiestas.- [/Henry]El dinero no crecía de los arboles precisamente, y mira que existían poderes y ninguna habilidad con la que crear dinero.

    – [Laura]Qué bien me conoces.- [/Laura]  Me paso una mano por el pelo alborotándolo, probablemente ahora parecería que he recibido una descarga eléctrica.- [Laura]Podría decirse que quizás te he echado un poco de menos. [/Laura]

    – [Henry]Menos sentimentalismos. Corre, ve a casa a por tus cosas, despídete de tu familia. Que se prepare el mundo porque allá va Laura Petrov.-[/Henry] En lo alto de su árbol Vine acababa de levantar la mano al saludo anterior, muy propio para la despedida de Laura ahora.

    – [Laura]¡Cómo lo sabes!- [/Laura]  Exclamo marchándose mientras bailaba una conga imaginaria.

    Un par de horas después, tras recoger mis pertenencias y despedirme de nuevo de familiares y amigos espere a Laura en los acantilados de la isla. Venía arrastrando dos maletas de considerable tamaño. Llevaba un vestido floral blanco con un collar de flores y una flor a juego en la oreja. Resultaba bastante obvio cual quería que fuera nuestra primera parada.

    [Henry]Aloha isla.-[/Henry] Dije mientras le tendía una mano para que se agarrara. En su rostro se dibujo una sonrisilla de emoción. Si, viajar estaba bien, pero en compañía era mucho más entretenido y divertido. De que servía ver lugares increíbles si no los podías compartir con nadie.

  • ERES MEJOR QUE ELLAS

    ERES MEJOR QUE ELLAS

    Henry L. Crowe | Bosque de los susurros

    MAÑANA

    henrydunham

    Aterrice sobre un montón de hojas secas, probablemente los demás también. Me quede unos segundos tendido en el suelo, a pesar de que las hojas amortiguaron el golpe el impacto fue bastante fuerte y me dejo sin aire unos segundos. Nunca imagine que podría ocurrir lo que acababa de pasar, siempre pensé que era lo suficientemente rápido como para moverme de un lugar a otro, pero el Obelisco se había activado de nuevo y nos había dejado fuera del refugio, lo que lo hacia que me aterrara lo que podría pasar continuación.

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