Moondale

Autor: JJ Williams

  • GRITAR MÁS FUERTE

    Jane – Casa de los Williams

    Mañana

    Todo lo que aparece a continuación forma parte de una pesadilla de Jane. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia (más vale). Perdón, Dioni. No me odies. 

    Me desperté sobresaltada. Estaba segura de haber escuchado la voz de mi madre llamándome y todo fue a peor cuando abrí los ojos y vi que estaba en la habitación de la casa de mis padres. Aparté el nórdico de Frozen de un manotazo y observé el dormitorio, que reconocería incluso aunque pasaran mil años: la cama nido de 90, las paredes pintadas del azul exacto del vestido de Elsa, el vinilo en el que podía leerse el que siempre sería mi tatuaje pendiente (Let it go) y todos los detalles que me traían de vuelta a mi infancia.

    Me puse en pie y salí en dirección a la cocina, que estaba en la planta baja. Según caminaba, percibí el olor a gofres, aunque lejos de ser agradable, parecía que se habían quemado un poco. Nada nuevo en Villa Williams.

    (más…)

  • UNA ESPECIE DE TREGUA

    Jane – Selas

    Noche

    Me limpié las lágrimas como pude y eché a andar en dirección al pico. Dejé atrás a la bruja y a Alexander, cuya luz parecía un poco más tenue según me iba alejando.

    Estaba tan enfadada que no pensaba ni en lo que estaba haciendo. La rabia guiaba mis pasos y no era la primera vez. Mi carácter de mierda asomaba su fea cara cada vez que algo me disgustaba y eso pasaba más a menudo cuando estaba procesando mal alguna cosa.

    Por eso, cuando Caitriona desveló el pastel, me fui. Avancé sin saber adónde. Iba casi a tientas, porque se había hecho de noche. Si mi único poder consistía en dejar seco a quien se me acercara: ¿Qué pretendía conseguir con esta pantomima, matarme?

    (más…)

  • UNA LUZ MÁS TENUE

    Jane – Selas

    Mañana

    Abandonamos la cabaña de Caitriona y yo me sentí extraña. Seguía a Xander estando fuera de mí misma, como cuando soñaba que conducía el coche de mi madre desde el asiento trasero. Con el tiempo, descubriría que esa sensación se llama irrealidad y forma parte del pack completo de la ansiedad. En ese momento, lo achaqué al cansancio. Esta especie de interludio entre la Nave y la acción estaba resultando más largo de lo esperado. Echaba de menos a mis hermanos, pero también el control. La vida en la Nave se parecía demasiado a la de la Tierra.

    – [Xander]¿Vas bien? Voy más despacio si lo necesitas[/Xander].- comentó cuando nos adentramos en el bosque. Era por la mañana, pero en el interior de aquella frondosidad, bien podían ser las siete de la tarde.

    – [Jane]De momento[/Jane].- musité.

    – [Xander]Encontraremos una forma de superar al guardián del portal sin luchar. Ya lo verás[/Xander].- me aseguró tendiéndome la mano para saltar una rama, gesto de deseché con un «gracias» que no sé si oyó. Alexander. Tan guapo, tan confiado. Tan Echolls. ¿Os acordáis de esa escena de Los Simpson en la que van a bautizar a los críos y Maggie se queda mirando a su familia, que está en el barro, mientras que los Flanders resplandecen? Mi familia son los de la ciénaga y los Echolls los que brillan.

    – [Jane]Eres más optimista que yo, eso desde luego[/Jane].- la toga que nos había prestado Caitriona se empezó a manchar de barro y maldije este mundo y los siguientes. ¿Dónde estaban mis vaqueros cuando los necesitaba?

    – [Xander]Siempre ha sido así[/Xander].- sonrió al verme. «Deja de brillar, maldita sea«.

    – [Jane]Tienes razón[/Jane].- le devolví la sonrisa.

    – [Xander]Enseguida estaremos con los demás y podrás librarte de mí[/Xander].

    – [Jane]Qué alivio[/Jane].- bromeé.

    Nos quedamos callados y estaba tan concentrada en intentar disimular el barro de mi toga, que no vi que delante de mí había un tronco enorme y me precipité al suelo sin poder evitarlo. Alexander corrió a ayudarme y me cogió en volandas.- [Jane]¿Ahora eres Edward Cullen? Ah, no, que eso también es muy Christian Grey[/Jane].- compuse un mueca.

    – [Xander]Lo siento, lo… lo pasé mal[/Xander].- se excusó apartándose de mí.

    – [Jane]Lo sé, pero no soy un personaje de ficción desvalido. No hagas eso, aunque te agradezco que aún tenga todos los dientes[/Jane].

    – [Xander]Ya, lo sé, ha sido… instintivo[/Xander].- se disculpó.

    – [Jane]No pasa nada[/Jane].

    De nuevo, el silencio se volvió denso y avanzamos a paso ligero. Me preocupaba no salir nunca de aquí, que el bosque fuera eterno, como si de un castigo bíblico se tratara y estuviéramos dando vueltas hasta el infinito.

    Al cabo de un rato, llegamos a una zona más despejada y Alexander señaló a lo lejos.- [Xander]Las leyendas hablan de ese pico[/Xander]. – señaló el pico de una montaña. – [Xander]Podemos acampar y ascender mañana[/Xander].

    Estábamos exhaustos y hambrientos. El sol se estaba poniendo en el horizonte. Llevábamos tantas horas caminando, que al oírle, me dejé caer en el suelo.- [Jane]Sí, me parece buena idea[/Jane].

    Mientras yo me quedaba sumida en mis pensamientos, él hizo una hoguera y sacó del morral que nos había prestado Caitriona, una cacerola de barro, un poco de pescado en salazón y unas verduras con las que se dispuso a hacer una especie de guiso.

    En cualquier otra ocasión, me habría puesto a ayudarle, pero no me sentía con fuerzas.- [Jane]¿Sabes lo que echo de menos de la Nave? El chocolate[/Jane].- comenté al escuchar mis tripas rugir en cuanto percibí el olor del guiso.

    – [Xander]Estás cerca de darte un festín[/Xander]. – sus ojos se cruzaron con los míos y tuve que bajar la mirada. – [Xander]Yo los helados[/Xander].

    Para dejar de sentirme inútil, me puse en pie y fui con él. Con dos hojas que me puse en las manos, removí la cazuela alzándola un poco del fuego.- [Jane]No tiene mala pinta[/Jane].

    – [Xander]Menos mal que nos lo dio Caitriona, porque no me veía capaz de matar nada…[/Xander]

    – [Jane]Esperemos que no haya que matar al Guardián del Portal[/Jane].- volví a posar la cazuela en el fuego y me senté a su lado. Empezaba a refrescar.

    – [Xander]Demasiadas muertes para toda una vida[/Xander].- suspiró y me acerqué a él para entrar en calor.

    Me pareció escuchar a alguien a nuestras espaldas, pero estaba tan cómoda, que no presté atención.- [Caitriona]¿Y quién se ha muerto si puede saberse?[/Caitriona]

    Cuando escuché aquella voz que bien recordaba al siseo de una serpiente, me separé de Alexander y él, con calma, se dirigió a ella.- [Xander]¿Caitriona? ¿Vas a ayudarnos?[/Xander]

    – [Caitriona]Depende[/Caitriona].- apreté los labios al oírla.

    – [Xander]Si vienes a por otro trato, no creo que vaya a funcionar[/Xander].- le advirtió él.

    – [Caitriona]¿Qué gano yo si os ayudo?[/Caitriona]

    – [Xander]Que Chernobog no acabe con todo[/Xander].- busqué la mirada de mi amigo para ver si era verdad lo que decía y sí, era cierto.

    Caitriona dejó escapar una carcajada guturual, malévola.- [Caitriona]Está bien. Iré con vosotros a cambio de que le digas la verdad[/Caitriona].

    «La verdad». Aquellas dos palabras quedaron flotando en el aire y me envaré, molesta. Quise buscar de nuevo los ojos de él, pero esta vez fue en vano.- [Xander]No, no tienes derecho…[/Xander]

    – [Jane]¿La verdad? ¿De qué estás hablando, Caitriona?[/Jane]- mi voz sonaba ajena, como salida de otro cuerpo.

    – [Xander]La verdad de lo que pasó[/Xander]. – el fuego crepitaba con fuerza. Había que retirar la olla del fuego o se quemaría. – [Xander]No estabas grave cuando traje a ella[/Xander].

    La bruja se cruzó de brazos, esperando a que él siguiera hablando. Se notaba que, por más que intentara disimularlo, estaba disfrutando.- [Xander]El veneno era mortal, eso ya te lo dije. Y te mató[/Xander]. – le costaba hablar, como si tuviera un nudo en la garganta. Quizás los dos lo teníamos. Una cuerda invisible atada por dos extremos unía nuestras gargantas. – [Xander]Atravesé kilómetros contigo malherida, pero a la entrada del laberinto…dejaste de respirar[/Xander].

    Las lágrimas surcaban sus mejillas y yo empecé a temblar de manera violenta. Frío, nervios, miedo. [Jane]- ¿Estaba muerta? ¿Y ahora qué soy, un zombi?[/Jane]- la que preguntaba las cosas parecía yo, pero no era yo.

    – [Xander]No, no[/Xander]. – negó con la cabeza y se pasó las manos por los ojos para no seguir llorando. Ese gesto me recordó a cuando se separaba de su madre para irse a la fila del cole y no quería que le vieran llorar. Lo conocía tan bien que me dolía verle así. – [Xander]Hice un trato con Caitriona, te trajo de vuelta sana y salva[/Xander].

    – [Caitriona]¿Y qué más?[/Caitriona]- pinchó la bruja. El guiso empezaba a oler a quemado. Todavía era salvable.

    – [Xander]Te di…te di mi alma[/Xander].

    Noté cómo todo se me venía encima y me fui en dirección a la olla. Como no estaba pensando, me quemé al intentar cogerla y lloré con fuerza. Alexander quiso ayudarme.- [Jane]Dime que es mentira, por favor[/Jane].- le supliqué muy bajito. No quería que Caitriona se alimentara de mi sufrimiento.

    – [Xander]Hice lo que era necesario[/Xander].

    Me levanté trastabillando.- [Jane]Encárgate tú de la olla. No quiero saber nada de ninguno de vosotros dos. Me voy sola. Pienso salir sola de aquí e irme a la a Nave y no ver nunca a nadie más[/Jane].

    Me limpié las lágrimas como pude y eché a andar en dirección al pico. Dejé atrás a la bruja y a Alexander, cuya luz parecía un poco más tenue según me iba alejando.

    My love is
    Just waiting
    To turn your tears to roses
    (Whispers in the Dark, Mumford & Sons)
  • SU MANO ENCIMA DE LA MÍA

    Jane – Cabaña de Caitriona

    ¿¿??

    Soñé que navegaba en un barco a través de un mar en calma. Quizás nunca llegase a mi destino y, por raro que pueda parecer, no me importaba. Remaba sola y no tenía miedo. El sol brillaba y sabía, aunque no pudiera verles, que toda mi familia estaba bien.

    De pronto, el día cambió y una tormenta me tiró de la barca. Caí al agua. Me ahogaba y tuve miedo.

    Cuando abrí los ojos, tomé aire con avidez. Estaba en una cama incómoda, de algo parecido a paja con unas sábanas que recé porque estuvieran limpias. Me notaba cansada y había sudado. Era una sensación parecida a cuando te baja la fiebre.

    (más…)

  • LA RELACIÓN MÁS VIVA QUE NUNCA

    Jane – Dyavol

    Noche

     

    Noté su aliento contra mi rostro. La boca me sabía a hierro por la sangre y empezaba a notar el costado entumecido. No pude evitar sonreír ante la ironía de todo esto.

    (…)

    Lo último que alcancé a ver antes de desmayarme de dolor fue a Francis y Xander cortar las cuerdas que conectaban ambos barcos.

    Odiaba los barcos. Odiaba a los piratas. Apoyada en el mástil, volví a vomitar ante el incesante vaivén. El corte de las cuerdas había provocado movimientos más bruscos y eso se traducía en más náuseas para mí.

    Entre toda aquella maraña de pensamientos desordenados, detecté que Owen estaba pensando en los tres Williams cuando éramos pequeños. Podría haber sido un viernes cualquiera en el que ni él ni yo habíamos salido para quedarnos con Elliot. Un viernes de película de Disney, palomitas y refrescos.

    (más…)

  • REENCUENTRO EN LA KVASIR PARTE I

    Jane – Kvasir

    Noche

    Cuando los tratos terminaron, Caitriona tuvo el detalle de dejarnos en la puerta de la nave. Fuimos apareciendo con segundos de diferencia y sentí un alivio enorme al ver a la imponente Kvasir frente a mí.

    Nunca habría pensado que un cielo nocturno permanente me produciría semejante sensación de paz, pero así fue.- [Xander]¿Estáis todos bien?[/Xander].- el primero que habló fue Alexander. No sabía si era su genética de Echolls o parte de su personalidad, pero no disimulaba que tenía aspiraciones de líder del grupo. Y había algo en eso que me molestaba. Quizás porque yo también quería lo mismo, aunque en mi cabeza compartía el liderazgo con Ellie.

    (más…)

  • EN TUS SUEÑOS

    Jane – Bosque del Crepúsculo

    ¿Tarde?

    Iba a contestarle que no me afectaba, pero volvimos a perder la consciencia y cuando desperté estaba sola en una habitación sin ventanas, con un camastro y una palangana para hacer mis necesidades.

    – No puede ser…– susurré y alguien tocó a mi puerta. No contesté, pero esa persona se dio por invitada y entró.

    Frente a mí había una mujer de unos treinta y pocos años, con el cabello negro y una toga romana.- Hola, Jane.- al escuchar mi nombre, me eché hacia atrás.- Mi nombre es Caitriona y he venido a hacer un trato

    (más…)

  • HE VENIDO A HACER UN TRATO

    Jane – Laberinto

    ¿Tarde?

    En cuanto aparecimos en el laberinto, me preocupé. Ya no solo era raro estar tirada en la gravilla sin recordar nada. Es que encima no recibía los pensamientos de nadie y eso era mala señal.

    Me fijé en que Idris estaba unos pasos por delante y ni aún así me llegaba nada. Bueno, estoy mintiendo. Escuchaba algo parecido al silencio de radio, era como si los pensamientos quisieran llegar pero alguien los estuviera desviando, quizás el propio laberinto.

    – [Jane]Idris, no esperaba coincidir contigo[/Jane].- le dije de forma cordial acercándome a él. Me encantaba su sentido de la moda, aunque quizás vistiera bien porque su familia tenía dinero. Ese día llevaba una camisa de flores sobre una camiseta blanca, unos vaqueros desgastados con algo de campana y unas deportivas de color rojo de marca.

    – [Idris]Eh, no tengo queja[/Idris].- se puso de pie y sacudió la tierra de sus pantalones. Tras eso, colocó el codo en la posición de saludo que se había extendido durante la crisis del Covid-19 y se lo devolví. Como los dos llevábamos capas de ropa, mi poder no podía dejarlo frito.

    – [Jane]Espero que lo que nos viene encima no sea horrible[/Jane].- imité el meme de Titus Andromedon rezando e Idris se rió.

    – [Idris]Será mejor cuando nos reunamos. Separados en este laberinto las cosas no acabarían bien para mí[/Idris]. – comentó empezando a caminar. – [Idris]Tu serías la protagonista inteligente y tenaz, estás a salvo. Yo, negro y divertido…[/Idris]

    – [Jane]Y encima soy…ya sabes: seguro que llego hasta la última escena[/Jane].- me encogí de hombros y agaché la vista para que no viera que me estaba avergonzando.

    – [Idris]No me digas. Asumí que tú y Coquito os conocíais mejor[/Idris].- creo que ya lo he contado, pero cuando estábamos en el instituto todo el mundo asumía que estábamos liadas y quién sabe lo que habría pasado si hubiéramos podido tocarnos, pero eramos solo amigas.

    – [Jane]No soy su tipo[/Jane].- mentí entre risas. No hacía falta ser telépata para saber que hubo en época en la que le había gustado a Elle, pero Idris no tenía por qué saberlo todo.

    – [Idris]Yaaa, claro[/Idris] – pues a lo mejor no mentía tan bien.- [Idris]Xander ya se te puede arrimar. Ya no tenéis excusa[/Idris].

    – [Jane]Eh… vamos a dejar de hablar mi vida… íntima[/Jane].- le pedí colocándome el pelo detrás de la oreja y llevé las manos al laberinto para ver cómo parecía estar vivo. Vale, las plantas están vivas, pero esto era como si fuera inteligente.

    – [Idris]No seas tan cohibida, mujer. A ti te gusta Xander y a mí Ellie. No pasa nada por hablar de eso, somos humanos y no voy a andar detrás de ti por saber que también te interesan esas cosas[/Idris].

    Mientras hablaba, asentí pero me daba vergüenza igual. Los Williams no hablábamos de cosas personales. Se nos daba mejor cenar pizza en silencio delante de la tele.- [Jane]¿Elle y tú ya lo habéis hablado?[/Jane]

    – [Idris]La verdad es que no[/Idris]. – se lamentó. – [Idris]No será por falta de ganas y creo que es mutuo pero es como si no se atreviera, ni a tener claro qué somos[/Idris].

    – [Jane]Ella es así[/Jane].- el laberinto se iba cerrando a nuestro paso, pero aún así, eché en falta migas de pan para marcar el camino.-  [Jane]No le gusta darle muchas vueltas a las cosas. Puede que no se haya planteado que podéis ser algo más, porque en la práctica ya lo sois[/Jane].

    Él se quedó sin palabras.- [Idris]Oye, ojalá sea verdad y no se canse de perseguirnos como el gato y el ratón[/Idris].

    –  [Jane]Aún así y viendo que pareces… afectado[/Jane].- tragué saliva. ¿Por qué tenía tantos problemas para habalr de sentimientos? – [Jane]Puedes intentar hablar con ella y decirle cómo te sientes[/Jane].

    – [Idris]Me gustaría tener tiempo. Ya van dos veces que intentan matarnos en una semana y esto no parece muy prometedor[/Idris].

    – [Jane]La dura vida heroica[/Jane].- dejé escapar una carcajada amarga y seguimos andando sin saber bien hacia dónde. No escuchábamos a nadie del grupo y las orbes parecían no funcionar.

    – [Idris]¿Estarán bien la Kvasir y nuestras cosas?[/Idris] – Idris interrumpió mis pensamientos, pero lo agradecí.

    – [Jane]Quieres más a esa nave que a tu madre[/Jane].- tercié.

    – [Idris]Eh, no, mi madre es una bendita santa, la echo de menos[/Idris].- sonreí al escucharle hablar así.- [Idris]Pero, si nos quitan el único hogar que tenemos… será mucho peor[/Idris].

    – [Jane]Tu madre me parece una señora estupenda[/Jane].- admití con cierta envidia.- [Jane]Siempre me ha gustado la historia de cómo se unió al grupo. Era un poco como Carlisle Cullen[/Jane].

    – [Idris]Hay que tenerlos muy bien puestos para ser un vampiro y que no se te vaya la cabeza[/Idris]. – asentí dándole la razón. – [Idris]Y cambió su vida por mí[/Idris]. – cuando hablaba de su familia, sonreía. A mí me daban ganas de aporrear algo. – [Idris]Pero no dirijas todo hacia mi. Xander y tú qué, ¿eh?[/Idris]

    – [Jane]Nos llevamos bien[/Jane].- me tensé.

    – [Idris]¿Cómo de bien?[/Idris]

    – [Jane]Mejor que hace unos meses[/Jane].- aguanté con estoicismo.

    – [Idris]Anda confiesa, quieres hacer pequeños héroes con el ceño fruncido y pelo dorado[/Idris].- me dio un codazo.

    Durante una fracción de segundo, la idea de tener algún hijo o hija con Alexander, se cruzó por mi mente, pero la deseché.- [Jane]No creo que tenga hijos o hijas nunca. No quiero cometer los mismos errores que mi padre y mi madre[/Jane].

    – [Idris]Mujer, tus padres no habrán sido unos fieras criándote pero tú tienes que decidir tu vida sin mirar hacia ellos[/Idris]. – aseguró – [Idris]Serías la mejor madre del mundo, casi tanto como la mía, estoy seguro[/Idris].

    Noté cómo un nudo se formaba en mi garganta.- [Jane]Gracias, Idris[/Jane].- carraspeé.- [Jane]Bueno, ahora cuéntame cómo te vas a llevar la Kvasir a la Tierra, porque sé que lo has pensado[/Jane].

    – [Idris]Pieza a pieza si hace falta. Confío en que si pasamos también las pruebas me lo ofrezcan de regalo[/Idris].

    – [Jane]»Bueno, Idris»[/Idris].- puse una voz grave.- [Jane]»Puedes elegir entre la paz mundial o esta caja en la que puede que esté o no la Kvasir»[/Jane].

    – [Idris]Espero que no me pongan a Coquito en pelotas, porque no tengo la mente fría[/Idris].- pidió.

    – [Jane]Ahora tengo la imagen mental de Elle en pelotas[/Jane].- me puse un dedo en la sien.

    – [Idris]Ni que fuera nueva[/Idris].- sonrió.

    – [Jane]No sé qué fics has estado leyendo en Infinipad, pero en serio te digo que nunca nos hemos enrollado[/Jane].- no sé si era consciente de que no podía tocar a nadie.

    – [Idris]Ya, la mitad de las cosas que digo son inventadas para no afrontar que este sitio me pone los pelos de punta[/Idris]. – me enseñó su brazo. – [Idris]Mi masculinidad no es tóxica, estoy acojonado y como vea a un niño poseído o una vieja chunga me voy[/Idris].

    – [Jane]Te daría la mano, pero no quiero dejarte frito[/Jane].- al haberme pillado desprevenida, no me había puesto los guantes.

    – [Idris]Tengo recursos[/Idris].- su mano se cubrió de hielo y entonces, se la di. No es que fuera el tacto mas agradable. – [Idris]No aguantaremos mucho, pero con la cercanía espero sonsacarte algo más de lo tuyo con Xander[/Idris].

    Aparté la mano viendo que empezaba a quedarme pegada.-  [Jane]Shhh, no hables que creo que he oído a un niño chungo por ahí detrás de un seto[/Jane].- mentí.

    – [Idris]Calla, no invoques cosas chungas[/Idris].- me rogó.- [Idris]Si no cantas voy a empezar a gritar que quieres hacer cosas con Xander[/Idris].

    – [Jane]Pues ha llegado el momento de matarte[/Jane].- fingí acercar mi mano a su cara y él se recubrió de hielo.-  [Idris]Llevo practicando desde que vi a tu Dark Willow[/Idris]

    Me reí. La referencia era buena, pero errónea, aunque no le corregí. Willow se había acercado a la magia oscura por culpa del dolor. Omega, por el contrario, no tenía nada que ver conmigo.- [Idris]Jane quiere sexo salvaje con Xander…[/Idris]- canturreó.

    Iba a contestarle que no me afectaba, pero volvimos a perder la consciencia y cuando desperté estaba sola en una habitación sin ventanas, con un camastro y una palangana para hacer mis necesidades.

    – [Jane]No puede ser…[/Jane]- susurré y alguien tocó a mi puerta. No contesté, pero esa persona se dio por invitada y entró.

    Frente a mí había una mujer de unos treinta y pocos años, con el cabello negro y una toga romana.- [Caitriona]Hola, Jane[/Caitriona].- al escuchar mi nombre, me eché hacia atrás.- [Caitriona]Mi nombre es Caitriona y he venido a hacer un trato[/Caitriona].

  • UNA DUCHA FRÍA

    Jane – Nave

    Mañana

    Éramos los hijos y las hijas del grupo Moondie, pero yo no estaba preparada para ocupar el cuerpo de Alexander. Me miré al espejo varias veces intentando acostumbrarme a lo que veía reflejado por si era permanente y quise echarme a llorar. No es que no fuera agradable tener más músculos de los que creía posibles, pero notaba raro hasta el latido de su (¿mi?) corazón.

    – [Xander]No sabía que no podías leerme.[/Xander] – escuché mi propia voz a mi espaldas. Estábamos en la que era mi habitación en la nave. Tenía la misma poca gracia que siempre, a excepción del trozo de espejo que Lexie nos había donado arriesgándose a siete años de mala suerte por pedazo. Era una estancia funcional con dos camas de sábanas blanquísimas, paredes de metal y una falta preocupante de decoración. Si tu sueño era vivir en la Galactica, ahora podías cumplirlo.

    – [Jane]Pensé que lo sabías, porque eres inmune a todos los poderes[/Jane].- le expliqué sin dejar de mirarme. Los testículos empezaban a picarme. ¿Debería rascarme con la mano o buscar un tenedor?

    – [Xander]En realidad, solo lo había comprobado con las visiones de Amy y con tu poder.[/Xander] – me explicó. Observé los pantalones de tejido vaquero y la blusa suelta de color negro, que ahora le (¿me) quedaban más holgados. Mi cuerpo estaba adelgazando.

    Asentí y pasé los dedos por la incipiente barba. – [Xander]Jane, voy a ser sincero. Necesito confiar en ti antes de poder contarte una cosa. Necesito estar seguro de que eres tú.[/Xander]

    Noté que me tensaba. Era parte de la poca gracia de mi carácter. A veces, el torrente de mala leche era algo instintivo, que ni siquiera podía controlar.- [Jane]¿Y eso a qué viene?[/Jane]- espeté molesta.

    – [Xander]No te lo puedo decir hasta que no esté del todo seguro.[/Xander] – se explicó. – [Xander]Normalmente me valdría con mirarte pero…no sé leer mi cara.[/Xander]

    – [Jane]En fin[/Jane].- me crucé de brazos y vi cómo se me marcaban los bíceps con aquella camiseta verde botella.

    – [Xander]Dime algo que solo supieras tú. Lo que sea.[/Xander]- me pidió.

    – [Jane]No tengo nada especial que contarte[/Jane].- me ajusté los vaqueros a ver si aquel picor infernal cesaba. ¿Alexander tendría ladillas?

    – [Xander]¿Qué rpg era tu favorito?[/Xander]

    – [Jane]Esto es absurdo, Alexander[/Jane].- bufé.

    – [Xander]Jane, por favor, responde.[/Xander] – me pidió mi propia cara.

    – [Jane]Pues…[/Jane]- me rasqué la barba. El cuerpo de este hombre era una mina de picores desconocidos.- [Jane]Los Sims, diría yo[/Jane].

    – [Xander]Solo tú podías dar esa respuesta.[/Xander] – sonrió y vi todas las arrugas que tendría en unos años si seguía sonriendo. Nota: dejar de sonreír. – [Xander]Perdona por haber dudado, pero no todos hemos cambiado por parejas.[/Xander] – comento. – [Xander]Hay al menos alguien desconocido entre nosotros, haciéndose pasar por James en el cuerpo de Lekwaa.[/Xander]

    – [Jane]Al menos, el topo no está en mi cabeza[/Jane].- medité.- [Jane]Habría tenido las de ganar[/Jane].

    – [Xander]Pero no sé controlarlo. Seguro que a ti se te daba mejor.[/Xander]

    – [Jane]Aún no lo tengo controlado y tú eres más zen. Te irá bien[/Jane].- me senté a su lado, en la cama de Elle. Lo bueno del futuro es que las camas no tenían muelles.

    – [Xander]Tú eres más metódica y más perfeccionista.[/Xander] – vi cómo mi cara se sonrojaba un poco al mirarme.

    – [Jane]No me hagas la pelota[/Jane].- alcé un dedo.

    – [Xander]Es cierto. Aunque es un poco raro decírselo a mi cara.[/Xander] – continuó. – [Xander]Supongo que porque tus padres, bueno, tienen sus virtudes pero…no fueron muy perfeccionistas.[/Xander]

    Mis padres. Los peores Moondies. La pareja que nadie sabía de dónde había salido y que, por si fuera poco, se había reproducido no una, sino tres veces.

    – [Jane]Mi padre es un desastre y mi madre está amargada, porque se equivocó enamorándose de un tío con el que solo tenía en común lo mucho que les gustaba el sexo[/Jane].-  solté de forma seca.

     [Xander]Sé que no estuve a la altura pero siempre que necesites hablar, aquí estaré. A veces solo hace falta desahogarse.[/Xander]- le di un abrazo y no sé qué fue lo que pasó, pero el miembro de Alexander reaccionó al olor del champú de mi cuerpo y se endureció.

     

    – [Jane]¿Qué…?[/Jane]- chillé avergonzada y me puse en pie dándole golpecitos.

    – [Xander]Tenemos que encontrar una forma de…revertirlo.[/Xander] – se cruzó de brazos y al ver que se tocaba las tetas, los colocó a lo largo de su cuerpo.

    – [Jane]Abajo, maldita sea. ABAJO. SIT[/Jane].- le grité al miembro, que estaba con la bandera alzada.

    – [Xander]Deja de darle golpes…[/Xander].- puso cara de dolor.

    – [Jane]¡ES QUE NO ME OBEDECE![/Xander]- volví a darle.

    – [Xander]Cuanto más le des, peor[/Xander].- nunca entendería el funcionamiento de los penes.- [Xander]Piensa en algo no…bueno, en algo que no te…guste.[/Xander] – dice.

    – [Jane]Suciedad, desorden, Owen hablando sin parar de cosas que no vienen a cuento, mis padres discutiendo…[/Jane]-  enumeré.

    Nada. Aquello seguía como una piedra.

    –  [Jane]Sospecho que tienes alguna enfermedad[/Jane].

    – [Xander]¡Eso es que estoy sano![/Xander]

    – [Jane]¿Tú crees? Porque a mí no me lo parece[/Jane].

    Me estaba agobiando. No quería tener que manipular algo que no era mío.- [Jane]Creo…creo…que me voy a ir a leer para no estar muy cerca…[/Jane]- propuse y agarré el manoseado ejemplar de ‘Reino de ladrones’ de la mesita. El libro era gordo, quizás si lo dejaba caer sobre el pene…

    – [Xander]Ni se te ocurra. Por favor…[/Xander]- me pidió con un hilo de voz.-[Xander]Tenemos que buscar la forma de cambiarlo.[/Xander] – propuso. – [Xander]Pero por el momento solo podemos confiar el uno en el otro. Intentaré usar tu poder para sonsacar algo.[/Xander]

    Asentí y él salió de la habitación. Intenté leer, pero aquello no se bajaba y tuve que optar por lo menos ortodoxo, pero también necesario.

    Una ducha fría.