Vincent Solo | Calles de Louna
MAÑANA
Hacía tan solo un día que Mara se había marchado y mi apartamento ya se había convertido en un lugar vacío al que tenía pocas ganas de regresar. Parecía increíble que hace poco ese lugar hubiese estado ocupado por tantas personas y ahora tan terriblemente desolado y silencioso, como si algo acechase tras cada sombra.
Por eso mismo quizá, esa mañana me había levantado aún más temprano de lo habitual, esperando ocupar el tiempo en el caso del Casino. Es curioso como, de forma inesperada, la vida a veces te sorprende. No lo negaré, hay bastantes veces que las sorpresas son malas, desastres, pero ese día a mí me tocó un brote de buena suerte.