Moondale

Categoría: Diario de Amy MacLeod

  • DOS LOBOS Y EL PUTO LEO

    Amy – Esfera Gwiddon

    Mañana

    Qué putada la química cerebral. Qué jodido es no estar bien y que no seas capaz de saber por qué. La (mala) suerte había decidido que me tocase estar con Leo. Pues muy bien, muchas gracias por no pensar en una loca con diagnóstico profesional. Tenía tantas ganas de estar con él como de arrancarme todos los dientes sin anestesia, pero era lo que había. No es que los Daesdi nos hubiesen preguntado si estábamos interesados en ser Daë, ni tampoco con quién queríamos emprender esta misión suicida.

    Aparecimos desorientados en un sitio que parecía un bosque de Escocia, pero no lo era. El olor era diferente. No sé explicarlo de otra forma, así que tendréis que creerme.

    Había una llovizna débil y hacía fresco, por lo que teníamos que darnos prisa si no queríamos acabar calados hasta los huesos. El problema era que los caminos eran desiguales, estaban embarrados y las piedras dificultaban el camino.- [Amy]Avanzaríamos más en la forma lupina[/Amy].- le expliqué a Leo. Podíamos forzar la transformación y correr en busca de un refugio. Es más, si comíamos como lobos, estaríamos alimentados como humanos y de una manera mucho más sencilla.

    – [Leo]Sigue gustándote tanto como siempre.[/Leo]. sus ojos me taladraron y me temblaron las rodillas. Puto Leo.

    – [Amy]E-estoy siendo práctica[/Amy].- me fue imposible disimular el tartamudeo.

    – [Leo]Sí. Y los lobos no hablan.[/Leo]- parecía una broma, pero no me hizo mucha gracia. Sus respuestas cortantes, aquellas que tanto quise imitar en el pasado, ahora me hacían daño.

    – [Amy]Todo ventajas[/Amy].- miré a a Ezra. Iba mucho más adelantado. Le pasaba como al tío Ed , que parecía que no se enteraba de nada. Pero sí lo hacía y esta vez, se había apartado de una conversación que podía acabar muy mal.

    Tú y yo estábamos hechos de
    Pequeños pedazos del otro
    Iba a ser imposible salir ilesos

    – [Leo]Supongo que nunca será mejor momento…[/Leo]- comenzó a decir.- [Leo]…pero…siento haberte tratado mal.[/Leo]

    – [Amy]Me hice daño yo. Tú solo colmaste el vaso[/Amy].- le corté.

    – [Leo]Y no llamé, ni escribí, ni te ayudé.[/Leo] – continuó, a pesar de mis negativas.

    – [Amy]Te daba igual[/Amy].- tomé aire.- [Amy]Es respetable[/Amy].

    – [Leo]No, no me daba igual, pero como estaba lejos, si no tenía contacto contigo no era consciente de lo mal que lo estabas pasando.[/Leo] – era tan cierto, que se me clavó como un puñal.

    – [Amy]Me mandaron a Merelia con mi primo porque pensaron que me iba a suicidar[/Amy].- Ezra disimulaba estar perdido en sus pensamientos, pero su oído agudizado tenía que estar jugándole una mala pasada.

    Leo tragó saliva. Lo más seguro es que estuviera intentando procesar lo que le había dicho. – [Leo]No tenía que haberme ido. Casi mato a alguien.[/Leo]

    – [Amy]Es tu efecto en la gente[/Amy].- era la luz de todas las polillas del mundo. Tan atrayente como peligroso.

    De devolvió una sonrisa de medio lado. Hacía no mucho que habría vivido por esa sonrisa. – [Leo]Lo siento Amy. ¿Estás mejor?[/Leo]

    – [Amy]Sí[/Amy].- asentí.- [Amy]No creo que podamos volver a ser amigos. Hay puertas que es mejor no abrir dos veces.[/Amy]- sentencié. Hay cosas que no se pueden perdonar y gente que no merece volver a tu vida. Cuando aprendes eso, eres libre.

    – [Leo]No puedo culparte. Si alguna vez me necesitas estaré ahí.[/Leo]- agachó la cabeza.

    – [Amy]Ahora ya no necesito que estés, pero gracias[/Amy].- apuré el paso y me puse a la altura de Ezra. Sabía que Leo estaba dolido, porque nos conocíamos demasiado bien, pero una parte de mí deseaba que sufriera, al menos, la mitad de lo que yo había sufrido.
    – [Ezra]¿Todo bien?[/Ezra]- al verme, en sus mejillas aparecieron dos hoyuelos. En su mundo, él era mi manada. Había elegido su luz en lugar de la oscuridad de Leo. Supongo que tendría que fiarme de mi propio criterio.

    – [Amy]Todo lo bien que puede ir con Leo[/Amy].- no quise mirar atrás para no ablandarme.

    – [Ezra]Te está pidiendo perdón y no lo estas aceptando. ¿Es eso?[/Ezra]- su ropa, mucho más sencilla que la de Leo parecía encajar más con mi estilo. A lo mejor su mundo era el bueno después de todo.

    – [Amy]Lo has oído todo[/Amy].- enarqué una ceja. A mí no me engañaba mi pupilo.

    – [Ezra]Igual que él ahora mismo[/Ezra].- por más que Leo intentase disimular, se notaba que lo escuchaba todo.- [Ezra]Solo digo que deberías aceptar sus disculpas, parece sincero. Nunca sabes cuando puede ocurrir una desgracia, y más en este lugar[/Ezra].- venía de un lugar en el que todos estábamos muertos, así que su reacción era lógica.

    – [Amy]He aceptado sus disculpas, pero no su amistad[/Amy].- intenté explicarme.

    Trago una saliva que sabe a guerra
    Y la bala atraviesa directa
    Unos pulmones, que ya no respiran por ti

    – [Ezra]Es un primer paso[/Ezra].- concedió mirando a su alrededor. Era todo tan bonito, que no parecía real.- [Ezra]Nunca había estado en un sitio así.[/Ezra]

    – [Amy]¿Nunca has estado en Escocia?[/Amy]- mi orgullo MacLeod estaba un poco herido.

    – [Ezra]Nunca he salido de Ripper, o más bien la versión funesta de Ripper[/Ezra].

    – [Amy]Joder, qué pena de vida[/Amy].- Ezra se extrañó. Todavía debía chirriarle mi sentido del «humor».

    – [Ezra]¿Asi que esto es Escocia?. Bueno, más bien un mundo que se parece a Escocia. Es bonito.[/Ezra]- asentí al ver que se preguntaba y se respondía solo. Ezra era un tipo peculiar, pero yo también. Seguro que nos hacíamos amigos.

    Escuché un ruido y mandé a mis acompañantes que se escondieran. Leo, como estaba más atrás, no se guareció con nosotros. El camino desembocaba en uno más grande y un carro tirado por caballos se detuvo para dejar caer dos cuerpos. Parecían un hombre y una mujer poco mayores que yo, pero a juzgar por sus ropas, habían sido muy pobres. – [b]Dejadlos ahí para que se los coman los animales[/b].- escuché decir a un «Casaca Roja».- [b]Al nigromante le va a encantar lo que llevamos[/b].- se subió de nuevo y espoleó a los caballos.

    Cuando estuve segura de que se habían ido, salimos.- [Amy]Tres lobos en un mundo mágico[/Amy].- bufé con fastidio.- [Amy]Bueno, dos lobos y el puto Leo[/Amy].

    ¿Qué voy a hacer?
    Con todos los abrazos que
    Hice a medida para ti
    ¿Cuándo volverás a ser quien conocí?

  • GRACIAS A ELLE

    Amy – Escuela ‘Legado’

    Mañana

    Dejé mi forma lupina atrás y volví a ser la Amy humana. Estaba desnuda en mitad del bosque. No parecía que hubiese matado a nadie.  Se podía decir que había sido un éxito. Siempre era difícil volver, pero aquel día, además, tenía frío. Una niebla incómoda no me dejaba ver bien y me mojaba la piel. Qué mierda no tener los sentidos agudizados siempre.- [Amy]Pásame la ropa, stalker[/Amy].- le dije al aire.

    – [Owen]¿Y qué gano yo con eso?[/Owen]- me preguntó Owen Williams saliendo de detrás de un arbusto con mi ropa en una bolsa. Iba sin camiseta y sin pantalones y sin… ¿Esto era un sueño erótico?

    – [Amy]Que no te muerda y puedas seguir viviendo[/Amy].- se acercó, me dio la ropa y susurré un «gracias». Intenté vestirme con rapidez, pero ya me había visto desnuda y él también lo estaba, así que huí del ridículo y me vestí a velocidad normal.

    – [Owen]Pero tienes que morderme: está escrito[/Owen].- me recordó.

    – [Amy]No hay nada escrito[/Amy].- respondí con los ojos en blanco.

    – [Owen]Esto sí[/Owen].- y la niebla se lo tragó todo.

    ***

    Me desperté sobresaltada y sudando más que en pleno agosto en Merelia. Estaba en casa de mis padres, era por la mañana y yo acababa de soñar con Owen desnudo. Todo de lo más normal (NO).

    Me duché, me vestí y cogí la guitarra esquivando a mis hermanas y a mis padres. No me apetecía desayunar con ellos, porque tenía demasiadas cosas en la cabeza. En las últimas semanas me había dedicado a reconciliarme con mi pasado y me había atrevido a componer con la guitarra. Sonaba como el culo, porque el día que repartieron el talento me debí quedar dormida, pero al menos lo estaba intentando.

    Cogí el autobús y me planté en La Escuela Legado. Hacía un día perfecto, porque no llovía ni hacía sol. Con mi sudadera negra y mis vaqueros tenía de sobra.

    Las pocas paradas que había desde mi casa hasta la Nave se me hicieron eternas, porque a mi lado se sentó una señora empeñada en darme charla, pero llegué y me tomé unos segundos para flipar con el edificio que tenía ante mí. Siempre que estaba frente a él me sobrecogía imaginar que había sido una idea de los Moondies, pero no me detuve mucho tiempo, porque había ido a hacer algo. Nate, el guardián del edificio, me saludó con efusividad y continué mi camino. No me fue difícil dar con Elle. Estaba bebiéndose un chocolate mientras hacía como que leía un libro gordo sobre Kvasirs en la que era la zona común.- [Amy]Ey, Elle, ¿no está tu hermano?[/Amy]- mentí. Si hubiera quedado con Xander, le habría enviado un mensaje de no encontrarlo.

    – [Elle]Salió hace un rato[/Elle].- cerró el libro.- [Elle]Creo que se ha encontrado con Jane y necesitaba despejar.[/Elle] – me explicó de forma escueta.

    – [Amy]Mierda[/Amy].- fingí.- [Amy]Owen no está aquí, ¿no?[/Amy]- lo busqué con la mirada. Solo me faltaba que apareciera en mitad de lo que iba a hacer.

    – [Elle]Ya no. Ha salido a correr.[/Elle] – nos miramos.-[Elle]¿Quieres hablar?[/Elle]- asentí y me senté al lado de ella.-  [Elle]Anda, cuenta.[/Elle] – me sonrió y en lugar de tranquilizarme, me puse más nerviosa. De vez en cuando, cada vez que la ansiedad asomaba su fea cabeza, me apetecía un cigarro y ese, era uno de esos momentos.

    – [Amy]Venía a buscar a Xander, porque me dijo hace unos días que iba a escuchar una canción que he estado componiendo[/Amy].- una mentira más. Si me fumaba uno no me volvería a enganchar, ¿verdad?

    – [Elle]Oh, ¿me la dejas oír?[/Elle] – parecía entusiasmada.

    – [Amy]Eh… no[/Amy].- me enderecé en el asiento.

    – [Elle]Por fi, Cactus.[/Elle] – me pidió.

    – [Amy]No, no[/Amy].- estaba muy nerviosa, pero era por lo que quería decirle.- [Amy]Es que no es una canción[/Amy].

    – [Elle]Venga…por fi, por fi.[/Elle]- me rogó colocando las manos como si rezara.

    – [Amy]Mierda[/Amy].- me quejé.- [Amy]Nunca te he podido negar nada[/Amy].

    Saqué la guitarra de su funda de cuadros escoceses (la abuela Delly era muy patriótica cuando se ponía).- [Amy]No soy el puto Leo, te lo aviso[/Amy].- sonreí de medio lado y rasgué las cuerdas.

    Ella se rió y se quedo en silencio. Las notas empezaron a salir de la guitarra y…canté.- [Amy]Alcé mi bandera blanca…[/Amy]- susurré y me sonó a rayos. Estuve a punto de dejarlo, pero seguí.- [Amy]Nunca gritaste alto al fuego. Soy un objetivo fácil. Ha comenzado el destierro…[/Amy]- Elle apoyó su cabeza en mi hombro.- [Amy]Extirpa la razón… Saca todos mis recuerdos… Soy un tumor remitiendo…[/Amy]- continué.- [Amy]Me pregunto si queda algo de mí…[/Amy]- toqué las cuerdas con más entusiasmo.- [Amy]Lo siento, no fue mi intención. No he sabido hacerlo mejor. No voy a volver a insistir. No fui lo que esperabas de mí…[/Amy]

    – [Amy]Vale, no tengo más de momento[/Amy].- confesé volviendo a guardar la guitarra.

    – [Elle]Es un temazo[/Elle].- quitó su cabeza de mi hombro.

    – [Amy]Es horrorosa[/Amy].- de pronto, todo me parecía ridículo.

    Pero él negó con la cabeza. – [Elle]Gracias por enseñármela.[/Elle] – le di un abrazo.

    – [Amy]Es para Leo y… para ti[/Amy].- admití. A Leo no creo que se la enseñase en la vida.

    Vi que sus ojos se humedecían. Como se echase a llorar, lloraría yo y no me apetecía nada.-[Elle]Te he echado mucho de menos[/Elle].- admitió.

    – [Amy]Yo también te he echado mucho de menos[/Amy].- me sequé una lágrima.- [Amy]Joder, odio llorar. Me cago en todo[/Amy].

    – [Elle]Ni siquiera sé qué pasó.[/Elle] – Elle lloraba y reía. Aquello era de locos.

    – [Amy]Leo se lo llevó todo[/Amy].- me di cuenta de que me temblaban las manos.- [Amy]Pero no fue su culpa[/Amy].- Leo no tenía la culpa de que yo hubiera puesto tanto sobre otra persona.

    – [Elle]Tenemos que prometer que no volverá a pasar.[/Elle]- me pidió.

    – [Amy]No pienso volver a enamorarme en la vida, porque cuando lo hago, me vuelvo imbécil[/Amy].- le di un abrazo fugaz me sobresalté ale escuchar la puerta.

    Lo que no esperaba era encontrarme a Owen sudoroso y sin camiseta.- [Owen]Chicas, buenos días[/Owen].- dio un trago de agua y se mojó el pelo. El líquido cayó de su pelo hasta su pecho. Mierda, qué calor hacía en esa Nave.

    – [Amy]¿No ganas para camisetas?[/Amy] – intenté parecer neutral.

    – [Owen]Mi trabajo me cuesta mantener este cuerpazo como para tener que esconderlo[/Owen].- la sonrisa de él siempre era sincera y cálida.- [Owen]Os dejo con la charla[/Owen].- nos guiñó un ojo y se fue.

    – [Elle]Te gusta Oweeeeen…[/Elle]- empezó a canturrear mi prima en cuanto la puerta se cerró. Esperaba que el aludido no se hubiera quedado escuchando.

    – [Amy]No[/Amy].- la corté con firmeza.

    – [Elle]Pero si es muy obvio[/Elle].- sonrió.

    – [Amy]Que no, que a mí no me gusta Owen, coño, que no tengo quince años[/Amy].- me defendí.

    – [Elle]¿Qué tiene que ver la edad aquí? Es muy guapo y muy majo[/Elle].- terció ella.- [Elle]Además, le gustas un montón[/Elle].

    – [Amy]¿En serio? ¿Te lo ha dicho él? ¿Se lo ha dicho a Xander? ¿Qué va contando por ahí este tío?[/Amy]- pregunté casi gritando.

    – [Elle]¡Te he engañado![/Elle]- Ellie no paraba de reírse.- [Elle]No sé si le gustas o no, pero vamos, que podéis quedar, tomar algo y echar un polvo. No creo que se haya muerto nadie por…intimar[/Elle].- sonreí al escucharla hablar así.

    – [Amy]¿PERO QUIÉN TE HA DICHO QUE QUIERO FOLLAR CON OWEN?[/Amy]- chillé. Elle se iba a mear como siguiera riéndose así.

    – [Elle]¿Quieres fo…eso con Owen?[/Elle]- repitió mis palabras. Me hacía gracia porque seguía siendo muy inocente.

    – [Amy]No[/Amy].- sentencié.

    – [Elle]Pues ya está. Si no quieres, no quieres[/Elle].- se encogió de hombros y nos quedamos en silencio.

    Me tapé la cara.- [Amy]¿Te puedo contar un secreto?[/Amy]- no me la destapé para decirlo.

    – [Elle]Suéltalo[/Elle].- me invitó.

    – [Amy]Me pone Owen[/Amy].- lo dije en un susurro casi inaudible.- [Amy]Me pone mucho y no lo entiendo, porque no nos parecemos en nada y no sé por qué es[/Amy].

    – [Elle]¿Por qué? Pues porque es guapo, majete y puedes lavarte las camisetas en su barriga[/Elle].- me encantaba el desparpajo que desprendía.

    – [Amy]Y es un aesir y como se me vaya la mano y le de un bocadito, me lo cargo[/Amy].- le recordé.

    – [Elle]¿Mira, ves? Eso sí es chungo[/Elle].- me dio la razón.

    – [Amy]Chungo, chungo[/Amy].- asentí.

    – [Elle]¿Y qué vas a hacer, quedarte con las ganas?[/Elle]- me miró con sus enormes ojos claros.

    – [Amy]Es la idea[/Amy].

    – [Elle]Te acompaño en el sentimiento[/Elle].- me acarició el pelo.

    Volvimos a quedarnos calladas.- [Elle]Siempre podéis tener cibersexo[/Elle].- me propuso y enarqué un ceja.- [Elle]O hacer manualidades frente a frente. O te compras un protector de dientes como las boxeadoras…[/Elle]- enumeró.

    – [Amy]¡Cállate, loca![/Amy]- no pude evitar reírme. Hacía tanto tiempo que no me reía, que me dolía todo.

    Por fin volvía a ser yo. Y en parte, era gracias a Elle.

    Mi Ellie.

    Mi Burbuja.

    He despertado 
    En el fondo de este pozo sin saber quién soy
    Cómo he llegado
    Lleno de barro
    Con algunos huesos rotos y la piel color 
    Papel quemado
    Me levanto y clavo 
    Uñas y dientes contra la pared 
    El calor derrite mis manos
    Respiro y ardo
    Hogueras en mi Torre de Babel
    El dolor ya no duele tanto
  • POR MI CULPA

    Amy – Merelia

    Mañana

    Vivir en Merelia, para mí, que siempre he sido una persona de lluvia, frío e invierno, podría haber supuesto una tortura, pero en realidad, fue una liberación. Llevaba un año lamiéndome las heridas en compañía de Xander y en contra de lo que pudiera parecer, había sido una de las mejores temporadas de mi vida.

    No voy a venir ahora a decir que no fue duro acostumbrarme a vivir con mi primo en la casa que mi tía Sasha utilizaba para desfogarse con mis otros dos tíos, pero Xander era una persona muy…agradable. Y no, no es sarcasmo. Alexander era el equivalente humano del cachorrito este que anunciaba papel higiénico hace veinte años.

    Aquel fin de semana, el anterior a la fiesta de cumpleaños de los mellizos Williams, uno de ellos (Owen) y Tina decidieron venir a tostarse al sol de la ciudad que me había visto nacer.- [Xander]¿Dónde pedimos esta noche?[/Xander] – preguntó mi primo, que estaba moreno hasta decir basta y se había puesto un bañador de palmeras que a cualquier otra persona le habría dado un aspecto ridículo.

    – [Amy]Según Owen, es el rey de las barbacoas, así que le toca demostrarlo[/Amy].- espeté con la sombrilla colgada al hombro y un bolso en la otra mano en el que llevaba la toalla y un libro. Aunque era temprano, habíamos decidido pasar la mañana en la playa. Por suerte, la casa que nos había prestado la tía Sasha estaba en primera línea y solo teníamos que salir de la verja del pequeño jardín para estar en ella.

    – [Owen]Estoy de vacaciones, así que yo no cocino. Pero te voy a hacer un tazón de cereales para desayunar riquísimo[/Owen].- propuso el aludido, que vivía rodeado de un aura de buen rollo constante que contrastaba con la nube negra que tenía su hermana siempre encima.

    – [Amy]No, gracias[/Amy].- vale, voy a aclarar aquí que no estaba siendo muy simpática con Owen, pero mi reacción natural era evitar a la gente, porque cuando me encariñaba con alguien, me daba por morder y bastante tenía ya con la carga de lo que le había hecho a Leo.- [Amy]Valoro mi vida[/Amy].

    – [Xander]Voy a encargar unas pizzas, porque no os veo aclarándoos[/Xander].- terció mi primo clavando la sombrilla mientras yo me echaba siete litros de protector solar.

    – [Tina]¿Quién se ofrece voluntario para echarme crema en la espalda?[/Tina] – preguntó Tina con su escueto bikini. Tenía la melena larga, teñida de un bonito tono pelirrojo y un cuerpo proporcionado. Era una chica guapa y además, irradiaba encanto.

    – [Amy]Yo misma[/Amy].- me ofrecí.

    – [Tina]Gracias, cielo, pero creo que puedo sola[/Tina].- fruncí el ceño al escucharla rechazarme, porque eso significaba que estaba intentando volver con Xander o que quería probar suerte con Owen y, sinceramente, no sabía cuál de las dos opciones me daba más repelús.

    – [Owen]¿Quién me la echa a mí? Es que no llego[/Owen].- Owen se quitó la camiseta con parsimonia, como si dentro de su cabeza estuviera sonando ‘You can leave your hat on’ de Joe Cocker.

    – [Xander]Yo voy a darme un chapuzón.[/Xander] – intervino Xander viendo que estos dos cansinos estaban en pleno ritual de apareo.

    – [Amy]Si no llegas, te compras una camiseta anti rayos UVA en InfiniSport, cacho vago[/Amy].- le increpé abriendo mi libro, que esta vez era uno de Camila Lackberg.

    Tina se levantó de su toalla con forma de rosquilla y fue a echarle la crema a Owen.- [Tina]¿Dónde quieres que te la eche?[/Tina]- me tapé la cara con el libro para no verles.

    – [Owen]Por aquí[/Owen].- lo bajé para ver cómo Owen se señalaba los omóplatos.

    – [Tina]Vale[/Tina].- Tina estrujó el botecito de crema y empezó a acariciar la espalda de Owen.

    Puse los ojos en blanco e hice como me sumergía en la lectura de nuevo.

    Un año antes…

    Amy – Moondale

    Tarde

    Era una tarde fresca de finales de octubre. Xander hacía un tiempo que había dejado Merelia y yo estaba atravesando una recaída en mi depresión. Por eso me resultó tan extraño que Owen siguiera insistiendo en quedar conmigo, a pesar de tener la sensación de que no le trataba muy bien.- [Amy]Últimamente me llamas mucho[/Amy].- di un sorbo de mi café con leche sin lactosa y me miré las puntas de las botas que acompañaban a mi vestido largo negro. Para huir del frío, me había puesto una chaqueta Levi’s vintage.

    – [Owen]Es que Xander me ha dejado[/Owen].- bromeó hundiendo la cuchara en la nata de su chocolate. Había poca gente por el parque porque estaba oscureciendo, quizás por eso me sentía más cómoda. Ese día, Owen se había puesto unos vaqueros, una camiseta sencilla y una chaqueta, pero tenía el guapo subido.

    – [Amy]Tendrás que buscarte a otra…o a otro[/Amy].- propuse calentándome as manos con el vaso.- [Amy]O aprender a ser un chico fuerte e independiente[/Amy].- bromeé sin mucho éxito.

    – [Owen]¿Te ofreces tú voluntaria para pasar el rato conmigo?[/Owen]- sonrió.

    – [Amy]Búscate a alguien que no tenga algo roto en la cabeza[/Amy].- me señalé la sien y volví a pensar en todo el mal que le había hecho a Leo. La losa que a veces se instalaba sobre mi pecho parecía más pesada.

    – [Owen]Estas pensando en él ¿verdad?. Lo haces demasiado. No sufras más por él, disfruta de la vida y de esto. Los dulces son felicidad[/Owen].- me tendió su cucharilla llena de nata y negué con la cabeza. No me apetecía compartir fluidos con él, pero agradecía su oferta.

    – [Amy]¿A ti te da todo igual?[/Amy].- no iba de malas, aunque lo parezca.

    – [Owen]Un poco sí, la verdad. Mis padres están separados. Mi hermana antes no me hablaba. A veces, hay ver el lado positivo de las cosas, por pequeñas que sean[/Owen].- yo en su lugar habría estado metida en la cama escuchando canciones depresivas. Supongo que esa era la diferencia entre ser optimista y ser…realista pesimista.

    – [Amy]Supongo[/Amy].- guardé en una bolsa mi vaso isotérmico para lavarlo cuando llegase a casa. Desde la crisis de los plásticos del 2025, estaba prohibido utilizar nada de un solo uso.

    – [Owen]Míralo de esta forma: cuando te transformas en loba eres libre, no tienes que pensar en nada ni nadie. Piensa en eso[/Owen].- me animó guardando su vaso en su bolsa de mensajero, una vez hubo terminado.

    – [Amy]No estoy enamorada de Leo si es lo que estás pensando[/Amy].- le aclaré un poco molesta.- [Amy]Era mi mejor amigo y yo para él una piedra en el camino[/Amy].

    – [Owen]No le molestabas, no eras una piedra en su camino[/Owen].- negó con la cabeza.- [Owen]Avanzó en la vida. Igual que Xander ahora mismo[/Owen].- me miró.- [Owen]Si quieres puedo escribir reseñas negativas de su albúm. O romperle las piernas: ¿le rompo las piernas?[/Owen]- me aguanté la risa al verle sonreír.

    – [Amy]Me agota tu optimismo[/Amy].- chasqueé la lengua.- [Amy]Debería buscar en Endless un mundo de gente emo, como yo[/Amy].

    – [Owen]Yo puedo ser emo[/Owen].- se echó el pelo, perfectamente engominado hasta ese momento, hacia delante.- [Owen]Psss… como quieras[/Owen].- e imitó muy mal a una persona así.

    – [Amy]No podrías[/Amy].- me tuve que reír al ver que seguía caminando como si estuviera muy triste.- [Amy]Acabarás casado con Tina, que es el clon de rebajas de mi hermana. Ya verás[/Amy].

    – [Owen]Uno no sale con la ex de los colegas. Está escrito en el ficticio libro de los colegas[/Owen].- me recordó, volviendo a ser el de siempre y caminamos un rato en silencio.

    – [Amy]Eres mejor de lo que pareces[/Amy].-  admití finalmente.

    – [Owen]Y tú puedes ser más de lo que crees[/Owen].- dijo y no le quité la razón.

    De vuelta al presente…

    Amy – Merelia

    Mañana

    Estaba tan concentrada viendo a Tina untar a Owen, que no era capaz de leer.- [Amy]Pregúntale si quiere que le untes el nabo, que parece que lo está deseando[/Amy].- grité al ver que seguían con el ritual de apareamiento.- [Amy]Mierda para la playa que tengo arena en el culo[/Amy].- me quejé al ver que una ráfaga de aire me metía la arena hasta en el carné de identidad.

    – [Owen]Eso esta a buen recaudo bajo el bañador[/Owen].- Owen me guiñó un ojo y Xander se metió  bajo el agua para aguantarse la risa.

    – [Amy]Demos gracias por ello[/Amy].- farfullé.

    – [Owen]¿Quieres ir al agua? Para sacarte esa arena del culo, digo[/Owen].- me preguntó entrecerrando los ojos, mientras Tina volvía a su toalla.- [Owen]O te traigo un cubito de agua[/Owen].

    Decidí ponerme en pie en vista de que cada vez llegaba más gente a la playa que no respetaba la distancia de seguridad.- [Amy]Está caliente[/Amy].- comenté al tocar el agua con los pies.

    – [Owen]Eso es Xander que ya se ha meado[/Owen].- Owen ya estaba metido hasta la cintura. No estaba tan moreno como mi primo, pero a mi lado, parecía que vivía en la playa.

    – [Amy]O tú después del masaje[/Amy].- enarqué una ceja, pero cuando Alexander me salpicó, di un grito.- [Amy]Te voy a morder y como eres un aesir, te vas a morir[/Amy].- por suerte, en la playa nadie se entera de anda- [Amy]Os voy a condenar a los dos[/Amy].- me metí a toda prisa en el agua y fui tras ellos.

    El primero que alcancé fue a Owen, me agarré a su espalda, como si fuera a montar a caballo y vale, disfruté del tacto y de su olor, pero noté algo extraño: de pronto, dejé de estar en el presente y vi un montón de imágenes a toda velocidad que se detenían en un momento concreto. Uno de la vida de Owen.

    En cuanto tomé control de mi cuerpo de nuevo, me separé de él y eché a correr en dirección a la casa.

    Abrí la puerta del jardín con manos temblorosas, después la de la casa y me tumbé en el sofá con el bañador mojado. Seguro que la tía Sasha me hacía comprarle otro, pero me daba igual.- [Tina]Amy, ¿te ha pasado algo? ¿Te ha dado un corte de digestión?[/Tina]- me preguntó Tina, que tenía cara de susto.

    Negué con la cabeza y me pasé la cara por las manos.- [Tina]¿Te ha bajado la regla?[/Tina]- se sentó a mi lado pasándome una mano por la espalda.- [Tina]Estás helada[/Tina].

    Xander entró a toda la velocidad. – [Xander]No pasa nada, solo necesita…descansar.[/Xander]

    – [Amy]Me ha bajado un poco la tensión[/Amy].- mentí y vi que Owen volvía de la cocina con un refresco de Cola que no cogí. No quería volver a tocarle.

    – [Tina]Normal, cari. Si es que estás como un espagueti[/Tina].- Tina me echó una toalla por encima y Owen, al ver que no cogía el refresco, me lo dejó al lado.

    – [Amy]Id para la playa[/Amy].- me puse en pie envuelta en la toalla.- [Amy]Gracias[/Amy].- cogí la lata y fui en dirección a mi habitación.

    – [Tina]Yo creo que se ha puesto cachonda al tocarte y no lo quiere admitir[/Tina].- bromeó Tina intentando restarle importancia, pero me sentó mal.

    – [Owen]No desprendo tanta sensualidad[/Owen].- mientras ellos cerraban la puerta de casa para volver a la playa (más valía que no nos hubieran robado nada), Alexander vino detrás de mí.

    – [Xander]¿Estás bien Ams?[/Xander] – preguntó mi primo entrando en la habitación, que todavía estaba decorada como si fuera a dormir mi prima Elle con quince años.

    – [Amy]No[/Amy].- admití dándole un sorbo al refresco.

    – [Xander]¿Quieres hablar de lo que has visto?[/Xander] – se acercó a mí y nos sentamos en el suelo, apoyando la espalda contra la cama.

    – [Amy]No puede venir más[/Amy].- sentencié.

    – [Xander]No sé qué has visto, pero estoy seguro de que esa no es la mejor elección[/Xander].- le tendí el refresco y dio un trago.

    – [Amy]No me cae bien[/Amy].- mentí.

    – [Xander]Los dos sabemos que no es verdad.[/Xander] – me recordó. – [Xander]Estás en tu casa Amy, no va a venir nadie que no quieras, pero hicimos un trato. Nos ayudamos cuando lo necesitamos.[/Xander]

    – [Amy]No puedo estar cerca de él[/Amy].- me tapé con la toalla intentando hacer un fuerte que nadie pudiera atravesar.

    – [Xander]Sea lo que sea lo que hayas visto, podemos arreglarlo. No siempre se cumplen las visiones.[/Xander] – me destapó.

    – [Amy]No soporto este poder[/Amy].-  el poder había aparecido con la marcha de Leo. Eran unas visiones como las de mi madre, pero por lo que sabía, las desencadenaba el contacto.

    Empecé a llorar sin poder controlarlo. Xander, viéndome así, dejó la lata en el suelo y me abrazó.- [Amy]No dejes que venga más[/Amy].- le pedí entre lágrimas.

    – [Xander]Si de verdad es lo que quieres, no vendrá. Pero si no, te prometo que evitaré con toda mi alma ese futuro.[/Xander] – me acarició el pelo con cariño.

    – [Amy]No vas a poder evitarlo[/Amy].- y me separé para limpiarme las lágrimas.

    – [Xander]Los Moondies lo hicieron muchas veces. No vamos a ser menos.[/Xander]- asentí sin estar muy convencida, pero no me atreví a decirle lo que había visto.

    Aún no estaba preparada para asumir que Owen Williams iba a ser el amor de mi vida y que moriría por mi culpa.

    Nothing compares, no worries or cares
    Regrets and mistakes they’re memories made
    Who would have known how bittersweet this would taste?

    Adele – Someone like you.

  • MI MANADA

    Amy | Casa de Lucy y Ed

    Me sentía rara fuera de mi cuerpo. Como si no fuera yo. Como si llevara un disfraz tres tallas más pequeño que me asfixiaba. Estaba acostumbrada a ser un bicho raro, a distraerme en clase con demasiada facilidad, a hablar poco. Prefería ser una loba. Mamá y papá sabían que era diferente. Siempre lo habían sabido y me dejaban a mi aire. La vida social me agobiaba. Hablar con más de tres personas suponía un esfuerzo que casi nunca quería hacer y ahora estaba en una casa con un montón de gente que me caía bien, pero con la que no necesitaba estar hablando todo el tiempo.

    Los Moondies eran una manada, pero yo tenía bastante con la mía. Leo era mi manada desde aquel día en el que, siendo pequeños, le mordí. No estoy segura de si lo hice sin querer. A lo mejor no. Probablemente, no. Ellie también me caía bien, porque nos gustaban las mismas cosas y podíamos estar juntas sin hablar, pero no se había sentado conmigo en el autobús. Últimamente prefería a Jane y Leo quería estar solo. Leo siempre quería estar solo.- [Amy]Burbuja/Amy].-  La llamé por el nombre que nos habíamos puesto «cuando éramos pequeñas». Cuando terminamos de merendar, Ellie había salido fuera a darle de comer a las cabras de Lucy. Todo el mundo insistía en que le dijera «tía Lucy», pero me parecía demasiado infantil.- [Amy]Ayer no te sentaste conmigo en el bus[/Amy].

    – [Elle]¡Cactus![/Ellie]- me dijo con alegría.- [Elle]Es que Jane me lo pidió antes[/Elle].- era una excusa bastante mala.

    – [Amy]¿Desde cuándo haces lo que te dice Jane?[/Amy]- me crucé de brazos y me apoyé en un árbol que había junto al cercado en el que estaban las cabras. Seguramente, prefirieran correr por el bosque.

    Ellie puso una cara rara y me llamó para que me acercase: se avecinaba un secreto.- [Elle]¿Si te cuento algo me prometes que no se lo dirás a nadie?[/Elle]

    – [Amy]Soy una tumba[/Amy].- hice como si me cosiera una cremallera y elle acercó a mi oído. [Elle]Es que….me gusta Jane.[/Elle]- susurró.

    – [Amy]Venga, cuéntame el secreto[/Amy].- chasqueé la lengua: ¿Dónde estaba el secreto? A mí me gustaban los chicos y las chicas. Y ya está. Cero dramas.

    – [Elle]¡Ese es el secreto![/Elle] – lo dijo gritando un poco. A Ellie no se le daba muy bien ser discreta.

    – [Amy]Pero si tu hermano también pierde el culo por Jane[/Amy].- me pasé una mano por la cara.- [Amy]No sé qué le veis[/Amy].- Jane era aburrida, sosa y estaba todo el día peleándose con su mellizo. Al menos, Owen era gracioso una vez de cada tres millones.

    – [Elle]Ya…[/Elle] – bajó la vista y miró las deportivas blancas de Sarah.

    – [Amy]Eh, Burb…[/Amy].- le pasé una mano por el hombro y empezamos a andar.- [Amy]Hay más peces en el mar[/Amy].- pegué su cabeza a la mía.- [Amy]No te agobies[/Amy].- y me separé.

    – [Elle]Te quiero un montonazo, Cactus.[/Elle] – quiso darme un abrazo y me eché atrás.

    – [Amy]Eh, eh…que corra el aire[/Amy].- me reí y se le contagió.- [Amy]Los cactus no abrazan…dos veces.[/Amy]

    – [Elle]¡Y pinchan a las burbujas![/Elle] – para que todo hubiera sido perfecto, tenía que haber estado Kay, pero seguro que estaba con la nariz metida en algún libro.

    Estuvimos un rato diciendo tonterías, hasta que le dije.- [Amy]A la vuelta te sientas conmigo, ¿vale?[/Amy]- y ella me prometió que eso haría.

    Después, se fue a jugar a Star Wars con Xander y Owen, porque eran bastante infantiles todavía.

    * * *

    Como estaba aburrida, decidí salir fuera de los límites de la casa, porque para algo tenía que servirme tener el cuerpo de una persona mayor.- [Amy]LEOCADIOOO[/Amy].- grité al verle entre los árboles con la pinta verde de su padre. ¿Dónde estaba el lobo negro que me acompañaba en las noches de luna llena?

    – [Leo]Amelia.[/Leo] – se giró.

    – [Amy]En la próxima luna llena he pensado que podíamos escaparnos[/Amy].- le propuse. Llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea de correr en libertad sin vigilancia. Solo nosotros.- [Amy]Le echaremos la culpa al lobo y nadie nos castigará[/Amy].

    – [Leo]No, mejor no.[/Leo] – me cortó. – [Leo]Pero podemos escuchar música en las jaulas.[/Leo]

    – [Amy]¿Por qué? Será divertido[/Amy].- le pinché nuevamente.

    – [Leo]Pero no quiero asustar a otros.[/Leo] – suspiré molesta y como vio que estaba de morros, cambió de tema. – [Leo]¿Quieres escuchar una canción nueva?[/Leo]- Leo llevaba su Infinity Band a todas partes y la tenía llena de música. Ni siquiera en el cuerpo de su padre la había dejado.

    — [Amy]La escucho si nos escapamos[/Amy].— le tenté.

    – [Leo]Me da miedo.[/Leo] – no era la respuesta que esperaba.

    — [Amy]Estás conmigo[/Amy].— le recordé.—[Amy]Yo te protejo[/Amy].- era mi manada. Siempre íbamos a estar juntos.

    – [Leo]Vale, pero con cuidado.[/Leo] – me tendió la pulsera y escuché ‘You’ve got the love’ de Florence Welch (lo sé porque me lo dijo). Me reí, porque no le pegaba nada.- [Amy]A veces creo que mordí al más soso[/Amy].- me quejé cuando terminó la canción.

    – [Leo]Muerde a Owen, un licántropo sacamocos.[/Leo] -me sacó la lengua.

    — [Amy]A lo mejor lo hago[/Amy].— le enseñé los dientes y gruñí.

    – [Leo]Suerte. Seguro que toca el triángulo.[/Leo] – me replicó.

    — [Amy]Más aburrido que tú no puede ser[/Amy].—  le recordé subiendo una ceja.

    – [Leo]Cuando seas famosa me echarás de menos.[/Leo] – alguna vez habíamos hablado de montar una banda e ir de gira. Todo el mundo decía que cantaba bien. Bueno, Leo decía que cantaba bien. Leo y Ellie eran «todo el mundo.» Al menos, los que importaban.

    — [Amy]Te llamaré para que me limpies el avión privado[/Amy].— me limpié de los hombros unas motas de polvo imaginarias.

    – [Leo]No te cogeré el teléfono. Estaré en la orquesta de Viena.[/Leo] – soltó una carcajada.

    – [Amy]No te invitaré a mi palacio[/Amy].- empezaba a molestarme aquel juego.

    – [Leo]Me da igual.[/Leo] – y que no se callara nunca, también, así que me di la vuelta y eché a andar en dirección a la casa.

    – [Leo]Pues vale. Pero voy a correr más que tú en la próxima luna.[/Leo]- me gritó a la espalda y yo le enseñé el dedo corazón.

    – [Amy]Lalalala[/Amy].- me tapé los oídos y escuché cómo caminaba rápido para ponerse a mi altura.

    – [Leo]No te enfades.[/Leo] – me pidió.

    – [Amy]Se supone que te mordí para que fueras de mi manada[/Amy].- le recordé.

    – [Leo]Ya.[/Leo] – se quedó pensativo. A veces, daba la impresión de que Leo no quería ser un lobo.- [Leo]Pero me gustas más cuando no somos peludos.[/Leo]

    – [Amy]Yo soy las dos cosas[/Amy].- le aclaré- [Amy]Tú solo quieres ser una[/Amy].

    – [Leo]Ya…mira, escucha.[/Leo] – volvió a tenderme los auriculares de su band y esta vez, sonó una maqueta. Eran unos treinta segundos y se escuchaba a Leo tocando la guitarra.

    – [Amy]Está guay[/Amy].- admití. Estaba un poco…saturada por las emociones y nos quedamos los dos en silencio.- [Amy]Voy a dar una vuelta.[/Amy].-pude decir finalmente y lo dejé ahí.

    ***

    UNOS AÑOS DESPUÉS…

    – [Amy]El concierto ha sido la hostia[/Amy].- exclamé eufórica. Habíamos llenado el local de mierda aquel. El primer concierto de ‘Red Riding Wolf’ (el nombre era mejorable) y lo habíamos petado. – [Leo]Tengo que comprar púas.[/Leo] – comentó Leo dejando la guitarra en el almacén del garito.

    – [Amy]Que te la compren las groupies de la primera fila[/Amy].- esbocé una sonrisa de medio lado y él soltó una carcajada. El batería y el bajista eran una mierda, así que tendríamos que buscar reemplazo si queríamos triunfar. – [Leo]Mira quien habla.[/Leo] – y se sentó en una vieja silla entre cajas de cerveza vacías. – [Leo]Ni ellos ni ellas te quitaban ojo.[/Leo]

    – [Amy]Voy a salir a fumar[/Amy].- saqué un paquete de tabaco de mi bolso.- [Amy]Tengo una reputación que mantener[/Amy].- había empezado a fumar para hacerme la guay en el instituto y la había cagado pero bien.

    – [Leo]Deberías dejarlo. Nos vamos a quedar sin cantante.[/Leo] – lo dijo preocupado.

    – [Amy]Sí, mamá[/Amy].- me burlé tanteando para encontrar el mechero. Seguro que lo había perdido.

    – [Leo]Ríete, pero cuando tosas hasta en luna llena me harás caso.[/Leo]- puse los ojos en blanco.

    — [Amy]Nunca te voy a hacer caso[/Amy].— le aclaré.

    – [Leo]Ya, estoy acostumbrado.[/Leo] – se encogió de hombros y se levantó. – [Leo]Hay un hindú aquí al lado, ¿te apetece cenar algo?[/Leo] – preguntó sujetándome la mano para que dejase de buscar el mechero y se me olvidara que iba a fumar. No era tan fácil, pero siempre lo intentaba.

    — [Amy]Claro[/Amy].— le di un manotazo para que me soltara y nos reímos. Yo con fuerza y él a su estilo sosete.—[Amy]Siempre tengo tiempo para mi mejor amigo[/Amy].- aunque al día siguiente tuviéramos clase y esto me fuese a costar una discusión con mi madre.-[Leo]Estupendo.[/Leo] – y  vi que algo asomaba por el bolsillo delantero de su vaquero.

    – [Amy]¡Me has robado el mechero![/Amy]- y le di una patada en el culo.

    Leo me complementaba, era mi otra mitad. Mi manada.