Moondale

Categoría: Diario de Christopher MacLeod

  • COMO SI HUBIESE NACIDO PARA SALVAR EL MUNDO

    COMO SI HUBIESE NACIDO PARA SALVAR EL MUNDO

    Kaylee | Galería subterránea

    NOCHE – MAÑANA

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    Sé que le habíamos prometido a Ezzy que nos iríamos para que él se encargase de todo, pero nos quedamos parados observando por la diminuta rendija en la que sólo estaba el cuerpo sin vida de mi hermana como si no fuéramos capaces de nada más.- [Noah]Quizá deberíamos entrar nosotros.[/Noah] – comentó Noah a mi espalda, mientras me esforzaba por mirar fijamente a la pared contraria.

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  • DE MIERDA HASTA EL CUELLO

    DE MIERDA HASTA EL CUELLO

    Kaylee | Galería subterránea

    NOCHE

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    No podía culpar al resto del grupo por haberse ido. Nadie quería ver a través de aquel hueco en la pared del tamaño de un ojo, una vez más, la crónica de una muerte anunciada a manos de los gemelos psicópatas, pero Ezra y Noah se habían quedado conmigo, porque era incapaz de enviarle a mis pies el mensaje de que se movieran. Quizás era porque se habían quedado entumecidos por culpa del fango helado y mugriento que me estaría estropeando la manicura francesa si hubiera existido en este mundo de mierda. Sabía que Noah se había quedado porque sentía algo por mí y yo por él, eso era obvio. Pero ya sabéis cómo funcionan estas cosas en la vida real y más, en un mundo apocalíptico: estábamos demasiado preocupados por sobrevivir como para ponernos a hablar de sentimientos y estábamos tan muertos que ya no nos debían funcionar los genitales.

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  • MI MANADA EN PELIGRO

    MI MANADA EN PELIGRO

    Amy | Galería subterránea

    NOCHE

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    Apuré el paso un poco más y me concentré en mi respiración. Llevábamos un buen rato corriendo por la galería de olor nauseabundo, huyendo de los rastreadores y lo en lo único en lo que podía pensar en que podríamos ir mucho más rápido si en lugar de ser un equipo, fuéramos una manada. Miré a Ezra, que corría a mi derecha, con aquella camiseta de manga larga de color azul marino de una serie o un videojuego del que ya nadie se acordaba, que seguramente había sido de su padre, prácticamente pegado a mi hombro. Era el único hijo de mis tíos Lucy y Ed. El tío Ed, que había desaparecido hacía unos años y la tía Lucy que, bueno, digamos que llevaba criando malvas una buena temporada, así que ahora, éramos la única familia que tenía.

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  • CONOCIENDOSE Y REENCONTRANDOSE

    CONOCIENDOSE Y REENCONTRANDOSE

    Christopher MacLeod | Universidad de Moondale

    MEDIODÍA

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    Traté de no agobiar con más conversación a Lucy en el viaje hacia la Universidad. En unas pocas horas se había bajado de su autobús para llegar a un lugar que le despertaría muchos recuerdos, se había tenido que despedir de forma abrupta de Ed y había conocido a Dom y a Cara, haciendo frente cada vez más a una parte de sí misma. Y ahora, íbamos de camino a que conociese a su…bueno, no quería adelantar acontecimientos, así que por el momento, a Diana.

    Mara se había quedado en su apartamento, descansando y poniendo algunas cosas en orden. Dom y Cara pronto irían a buscar a Daniel en su coche, aunque no les había visto hablar del tema, estaba seguro de que Cara no se quedaría allí esperando.

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  • UN MUNDO CAMBIANTE

    UN MUNDO CAMBIANTE

    Christopher MacLeod | Residencia MacLeod-Echolls

    book

    Hace tiempo que este diario, al igual que el resto como él, no recoge la gran historia que nos acontece. El mundo ha cambiado mucho, quizá demasiado, y por eso mismo hay que volver a las viejas costumbres, al papel y a la tinta. Ya son más de quince años, es increíble como pasa el tiempo.

    Como iba diciendo, el mundo ha cambiado mucho en estos años, aunque la esencia sea la misma, pero para saber los motivos que nos llevan a escribir de nuevo en estos diarios debo remontarme a cuando empezó todo, cuando los ‘Moondies’ nos reunimos por primera vez.

    En aquél entonces, el país se recuperaba de una gran crisis que había asolado medio mundo, una crisis de la que eventualmente se salió, pero que solo fue un aviso de la que estaba por venir.

    Pensaréis que ahora voy a contaros acerca de la crisis económica que asoló nuestro país, teniendo en cuenta que acabo de decir que fue mucho peor que la anterior, pero no fue así, la recuperación fue rápida y las secuelas, al menos económicas, no se llegaron a percibir. De hecho, la economía mejoró.

    Os preguntaréis cómo, y la respuesta es muy sencilla: Internet y las grandes compañías. La mayor compañía de internet del momento, que había empezado en un simple buscador de internet, se presentó en la puerta de la Presidenta con una oferta tan tentadora como si la presentase el mismo diablo. Aunque la diferencia no era mucha.

    El dinero de la compañía salvó la economía, pero evidentemente querían algo a cambio. Consiguieron el permiso para extender sus redes por todo el país, convirtiéndose en el principal proveedor de servicios de internet, con el plus de derivar parte de sus beneficios para la propia economía interna del país.

    A partir de ahí, la cosa fue a más. Casi todo el mundo utilizaba sus servicios por sus precios más bajos y la ventaja de ayudar al país, y todos los datos de esas personas pasaban por sus redes. Después vino la reforma del documento de identificación, a partir de su aprobación, a todo el mundo se le concedía una cuenta de correo electrónico en la compañía junto a la obtención del documento, con la finalidad de hacer las transmisiones oficiales hacia esa cuenta. La gente se acostumbró con el tiempo y empezaron a utilizar solo esa cuenta, y a partir de entonces los correos electrónicos de toda esa gente, muchos todavía inexpertos en el uso de internet, pasaron por los servidores de la gran compañía nacional de telecomunicaciones, que había pasado a llamarse Infinity Corp.

    Fue una época de grandes avances, los recursos económicos de Infinity beneficiaban a la «nación» afianzando su posición de superpotencia. Se crearon nuevos prototiopos de transportes con la tecnología de Infinity , dando facilidades enormes a la gente, que se acomodó, mientras Infinity recopilaba más y más datos para ofrecerles publicidad dirigida.

    Gracias a los sistemas de seguridad de Infinity , cesaron los ataques terroristas, salvo aquél de hace seis años. Los terroristas eran detenidos antes de hacer «honor» a su nombre, antes de ser culpables, gracias al análisis de información.

    La cultura del miedo se había disparado hasta límites insospechados. La gente se preocupó porque sus datos estuvieran en manos de Infinity , y el Gobierno intervino para defender a su compañía, pero aprobó leyes de protección de datos personales que tranquilizaron a los que no sabían que sus datos seguían siendo recopilados y tratados, aunque con más «cuidado» para que no hubiese filtraciones.

    Infinity había extendido sus ramas por todas partes, incluso en el Condado de Ripper, ventajas de un precio bajo, ser parte del Gobierno y dar un «buen servicio». Pero el Condado de Ripper escondía muchos secretos, secretos que no debían salir a la luz sobre nosotros, los sobrenaturales, los metahumanos. Por eso empezamos a dejar de utilizar sus redes, porque nuestros secretos no podían desvelarse y arriesgarnos a su departamento de investigación se centrase en nuestras ventajas, en tener a gente como Daakka conectada a un reactor para proveer energía a toda una ciudad.

    Estaba seguro de que tenían información al respecto de otros puntos del estado, pero todavía no tenían una unión, no querían verlo, y no podíamos ser los que le diesen esa conexión final. Así que teníamos que volver a los diarios para contar nuestra historia.

    Hace mucho tiempo y han pasado muchas cosas, buenas y malas. Pero seguimos aquí, seguimos resistiendo y luchando contra la oscuridad, salvando el mundo un día más, tanto por la noche, como por el día en la Escuela Legado.

    Moondale vive.

    Pero todavía quedan unas temporadas por el medio, esto es para ir dando perspectiva de a dónde nos dirigimos.

  • ANOTHER GIRL

    ANOTHER GIRL

    Christopher MacLeod | Nave – Universidad de Moondale

    MAÑANA

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    La revelación sobre lo que le había ocurrido a Kaylee, ahora Lucy, tenía demasiadas preguntas y demasiadas repercusiones, y después de todo lo que había pasado tras su aparente muerte, prefería dejarme llevar un poco por el alivio, aunque el hecho de pensar que en esos momentos Daniel podría estar arriesgando su vida sin que pudiéramos hacer nada para evitar ponerle en más peligro, no ayudaba a dejarse llevar por el alivio.

    Por un lado estaba el ‘cómo’, no es que nunca hubiésemos visto algo parecido, como con Diana o con los cambios que algunos de nosotros habíamos sufrido y no recordábamos, aunque ella sí podía recordar que antes era distinta, pero no dejaba de parecer un milagro, y cuando te enfrentas muy a menudo a la oscuridad y a la descorazonadora realidad, a veces desconfías más de las cosas buenas que pasan que de las malas. Pero confiaba en Ed, en que no se había dejado llevar por sus ganas de recuperar a Kaylee y en que esta muchacha, Lucy, era ella. Y también confiaba en Mara y sabía que habría comprobado todo lo que estaba en su mano.

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  • UN VIGILANTE VIGILANDO

    UN VIGILANTE VIGILANDO

    Christopher MacLeod | Universidad de Moondale

    TARDE

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    Después de que Diana colgase el teléfono para ir al baño urgentemente y echarse una merecida siesta, me quedé unos minutos procesando todo lo que acababa de contarme. Quizá parezca una tontería, pero saber que tu ‘suegra’ (una palabra bastante desafortunada porque parecía más un término peyorativo que una relación familiar) tuvo una juventud un poco rebelde jugueteando con la magia y que tuvo un ‘affair’ con el padrino de Diana, que podría ser el padre de Kaylee en lugar de Robert Echolls, terminando todo en una tragedia de proporciones épicas, le añadía mucha sabiduría a Elizabeth cuando aconsejaba a Diana en contra del abuso de la magia, pero también resultaba…raro.

    Es decir, la mente humana es increíblemente simplista a veces, todos somos conscientes de que gente a la que conocemos existía antes de que la conociésemos, pero cuesta trabajo imaginárselos, especialmente distintos a como son ahora mismo.

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  • NO TAN SECRETO

    Christopher MacLeod | Biblioteca de la Universidad, Moondale

    MAÑANA

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    Había pasado casi una hora desde que Oliver se había ido, y tenía la oreja derecha dolorida de llevar tanto tiempo hablando por teléfono. Había intentado ponerme en contacto con todos, pero evidentemente solo lo conseguí con algunos de ellos.

    Sarah y Rebecca estaban fuera de mis posibilidades de contacto, tendría que esperar a la próxima carta entregada por ese tal Russell, algo que resultaba frustrante porque nada aliviaría mi preocupación por ellas.

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  • EL HOMBRE DE ACERO

    Christopher MacLeod | Biblioteca de la Universidad, Moondale

    MAÑANA

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    Tenía muchas preocupaciones, aunque no es que eso fuera excesivamente novedoso, pero las que tenía en esos momentos habrían sobrecargado a cualquiera, no solo estaba el cisma del grupo, la muerte de Kaylee y el embarazo de Diana, también teníamos la guerra en ciernes entre la gente de la Iniciativa y la del Director y la búsqueda de aliados para que no convirtiesen el Condado en un cráter humeante.

    Había estado demasiado absorto en esos pensamientos como para ver la bruma que había entrado a través de la ventana, hasta que me había rodeado, calándome hasta los huesos de una sensación de familiaridad extraña que apenas tuve tiempo a percibir porque todo pasó en un suspiro, pero más tarde sabría a qué me recordaba, a Diana y a su familia, a Kaylee.

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