Moondale

Categoría: Diario de Mara Novak

  • LA SENSACIÓN DE TENER UN HOGAR

    Mara| Apartamento de los Solo-Novak

    Mañana

     

    Los primeros rayos de sol del día se colaban por el ventanal de la terraza. Hipo se desperezaba en su cesta estirando sus patas delanteras , mientras intentaba, en vano, huir de la luz, como un recordatorio permanente de mi vida anterior. Idris estaba sentado en su trona esquivando el aguacate de las dos tostadas de pan integral que le había preparado para acompañar el biberón que más tarde se tomaría viendo los dibujos (esto no era negociable).

    Ese día, como tenía clase a primera hora, había madrugado bastante para poder dejarle a Karen preparada la lista de cosas que tenía que hacer, entre ellas, ir a la compra y cuidar de Idris. En realidad, lo hacíamos más por ella que por nosotros, porque últimamente andaba bastante escasa de dinero, pero también nos venía bien, porque de pronto me encontraba con un marido que seguía durmiendo en el sofá para no incomodarme y un niño de dos años que, en cuanto te descuidabas, se ponía a saltar encima de lo primero que encontrase.

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  • INMACULADA DECEPCIÓN

     

    Mara | Hotel White Candle

    NOCHE | 19 DE ABRIL

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    Idris se había quedado dormido sobre el pecho de Karen y cada vez que intentábamos que volviera al cochecito, empezaba a llorar como si estuviera endemoniado. No era pediatra, ni psicóloga infantil, pero podía afirmar casi con total seguridad que a este niño, a sus escasos dos años de vida, le gustaban las mujeres.

    – [Karen]Cariño, la tía Karen tiene que irse a bailar porque estoy soltera y casi entera, así que tienes que irte al cochecito[/Karen].- intentó explicarle, pero el pequeño lo único que hacía era berrear.

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  • LA CHICA DEL VESTIDO DE FLORES

    LA CHICA DEL VESTIDO DE FLORES

    Mara| Calles de Moondale

    NOCHE

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    Cuando Sarah y Diana volvieron del Palacio, estaba al borde de un ataque de nervios, entre otras cuestiones porque Lucy cargada de alfileres para ajustarme el vestido y Wing se empeñaba en que tenía que depilarme las ingles a la brasileña. Nunca en mi vida había tenido una cita y lo más parecido fue el día del ataque. Por suerte, me convencieron de que eso no era lo normal y de que a la mayoría de la gente no la atacaba un degenerado en mitad de la noche.

    – [Mara]Mia, no…necesito cera caliente en mi pubis[/Mara].- dice cerrando las piernas sobre la cama de Diana, mientras ella movía el palito untado en la pringosa sustancia.- [Mara]No soy…peluda y…bueno, la fotodepilación hace milagros[/Mara].

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  • ATRAPADOS

    ATRAPADOS

    IDRIS MOREAU | BOSQUE DE LOS SUSURROS

    MAÑANA

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    El día no había empezado bien, nada bien. No dejaba de pensar que si hubiésemos tardado solo un minuto menos, habríamos llegado a salvo al Refugio y podríamos estar planteando una estrategia para el plan de esos muchachos, esa extraña máquina que podía cambiarlo todo.

    Suspiré, resignado. No merecía la pena soñar y preocuparse en cómo podrían o debían haber sido las cosas, porque puestos a cambiar, en nuestro mundo había que remontarse muy atrás. Lo que teníamos que hacer ahora era escapar de los gemelos psicópatas que teníamos delante. Un pirómano y una asesina devoradora de poderes que ya tenía unos cuantos a sus espaldas.

    Seguro que ahora entendéis lo de que no había empezado bien, porque comparado con enfrentarnos a esos dos, todo lo demás había sido un camino de rosas.

    – [Veronica]¿Habéis rezado vuestras oraciones?[/Veronica]- preguntó ella mientras se acercaba, aún con su piel recubierta de metal. El Escuadrón V era el más peligroso y ella la más peligrosa dentro de él. No quería ni pensar cuántos poderes tenía, cuántas almas llevaba a sus espaldas.

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  • SIN JUSTICIA NI ESPERANZA

    SIN JUSTICIA NI ESPERANZA

    Idris Moreau | Refugio, Antigua Iniciativa

    NOCHE

    drizzfuturoiniciativa

    Cuando Henry consiguió reunir fuerzas para salir a bailar con su cenicienta, me alejé de la pista observándoles con una sonrisa.

    Ella movía su cuerpo de forma alocada intentando imitar pasos de todo el mundo, a veces con menos acierto. Él sin embargo miraba a todas partes y trataba de no moverse demasiado. La cara se le debía estar tiñendo de un divertido rojo fluorescente.


    No pude evitar sonreír de corazón. Quedaba poca inocencia en el mundo en el que vivíamos, sobre todo entre los de nuestra «especie», y quedaba aún menos esperanza. Viéndoles, parecía que todavía podía haberla, pero solo era una tenue sensación antes de volver a la cruda realidad.

    Continué caminando, alejándome más de la pista, hacia la puerta del Little Nicky. Saludé a Nick con la mano antes de salir, pero cuando estaba a punto de hacerlo me encontré de frente con Xandra.

    – [Xandra]¿Ya te vas?[/Xandra]- preguntó apoyada en el marco de la puerta. Me costó unos segundos asociar a la Xandra que podía concentrarse para abrir una cerradura entre una docena de soldados disparando con esa muchacha que llevaba un vestido negro que marcaba sus caderas y tenía una melena negra que caía sobre su espalda.

    – [Idris]Estoy un poco mayor para tantos trotes.[/Idris] – sonreí llevándome una mano a la espalda. – [Idris]Disfruta la fiesta.[/Idris] – añadí mirándola de arriba a abajo. Solté un silbido y moví las cejas mientras la miraba intentando contener la risa.

    Ella respondió entrecerrando los ojos y mostrándome el dedo corazón. Apartó la vista hacia la sala, si no la conociese habría podido pensar que quizá se había sonrojado.- [Xandra]Henry está ligando[/Xandra].- comentó al verle moverse. Parecía divertirse.

    – [Idris]Más bien están ligando con él.[/Idris] – aclaré. El bueno de Henry era extremadamente tímido, quizá por eso prefería la compañía de gatos y máquinas. Pero ella era diferente, era consciente, era una chica inocente, real, y eso debía desconcertarle, especialmente el hecho de que estuviera loca por sus huesos. – [Idris]No es justo para ella, todo eso de La Mesías.[/Idris] – comenté dejando salir mis pensamientos. Nunca me había gustado el nombre que le habían atribuido al conocer sus capacidades y lo que podía significar para nosotros. No debíamos perder de vista el hecho de que tenía apenas un año y ya había gente que quería embarcarla en una lucha que ellos no eran capaces de llevar a cabo, para salvarles.

    No era justo. Pero el mundo tampoco lo era. Si lo hubiese sido, mis padres no habrían sido asesinados por ese maldito loco. A veces pensaba que ese había sido el inicio de todo. Lo que hizo que los de Z perdiesen y las cosas se volviesen terribles para todos los «diferentes«.

    – [Xandra]Si es verdad eso de que puede pensar por sí misma, que lo decida ella[/Xandra].- replicó sin apartar la mirada de ella. La confianza de Xandra no era algo que se ganase con facilidad, a veces dudaba incluso de tenerla yo mismo. Era escurridiza, indiferente a los demás, pero si la acosaban, agresiva como nadie, como un mapache.

    – [Idris]Es una persona, Xandra. No quiero esa clase de cosas aquí.[/Idris] – le recordé. Si queríamos seguir sobreviviendo, teníamos que continuar cooperando. Las cosas ya estaban suficientemente mal para que hubiese rencillas internas. Lo peor de todo es que ya las había, especialmente con esa muchacha inocente que intentaba bailar un twist. Siempre habrá gente que nos odie y nos adore, no podemos caer bien a todo el mundo.

    – [Xandra]Una persona que funciona con baterías[/Xandra].- apuntó. La miré con el ceño fruncido. Los que cuchicheaban por los pasillos que La Mesías podía ser una espía, que la llamaban engendro y cosas peores, no eran gente a la que me gustaría caerle bien. Tenía ganas de que hiciesen un movimiento en falso para ir a saludarles.

    – [Idris]Eres medio demonio, yo congelo cosas…no entres por ahí.[/Idris] – respondí con una ligera sonrisa. Xandra era una buenaza en el fondo, pero desconfiaba primero y preguntaba después. Era lo que le había demostrado la vida. – [Xandra]Podría ser una espía o que un día su balanza moral fallase[/Xandra].- argumentó frunciendo el ceño.

    – [Idris]Podrías decir lo mismo de cualquiera de nosotros.[/Idris] – respondí observando a toda la gente del bar, algunos tratando de disfrutar y alejarse de la dura realidad, otros intentando ahogarla en alcohol destilado. – [Idris]Y ella es la que menos motivos tiene. ¿No ves la ilusión que tiene en la mirada? Eso está perdido para los demás, y algunos darían todo para recuperarlo.[/Idris] – la avisé. No hay nada peor que alguien que no tiene nada que perder y algo que ganar. Muchos de los que estaban allí nos venderían al mejor postor si con ello conseguían salir de este mundo, como el calvo de Matrix.

    Ella se limitó a encogerse de hombros. Nos quedamos en silencio unos segundos. La miré de reojo, su mirada acerada se cruzó con la mía y solté una carcajada que hizo que ella también sonriese. La Mesías debió escucharme porque miró hacia nosotros y nos saludó agitando la mano con una enorme sonrisa.

    – [Idris]Pásalo bien y no seas dura con ella.[/Idris] – traté de animarla. Le puse una mano en el hombro antes de despedirme.

    Ella suspiró. – [Xandra]Qué manía tenéis…[/Xandra] – se quejó. No le gustaba mucho el contacto tan cercano. Aunque de joven habíamos estado bastante cerca, bueno, no con Xandra concretamente, a Xandra nunca la había visto desnuda.

    – [Idris]Eres un poco erizo.[/Idris] – bromeé sonriendo. – [Idris]Sonríe, baila, disfruta….[/Idris] – le cogí los brazos y empecé a moverlos animadamente, como si bailase.

    Ella negó con la cabeza y se alejó, adentrándose entre la multitud. En un parpadeo, la Xandra que conocía dio paso a otra un poco más alta, de melena castaña y curvas generosas a la que llamaba Alex. Mirando como se movía recordé cuando éramos más jóvenes e impulsivos, aunque lo último no había terminado de irse. Alex se mezcló entre la gente, bailando, divirtiéndose. Era como si Xandra necesitase cambiar su aspecto para cambiar su forma de actuar, como un disfraz, una máscara. El problema es que a veces las máscaras nos devoran.

    Lo nuestro no había llegado a nada más que a divertirnos juntos de vez en cuando. Mi medio coco debía estar en algún lugar. Quizá algún día la encontrase, si no se la habían llevado los bastardos del Gobierno.

    Cuando en pleno baile los ojos de Alex se cruzaron con los míos, di la espalda a la pista con una última sonrisa y caminé por los pasillos, pensativo.

    Todo lo que teníamos, lo que nos permitía subsistir, venía de nuestros propios poderes. Vivíamos en una comunidad autosostenible, pero terriblemente frágil. Manuela, a la que algunos seguían llamando Manna, no podría vivir eternamente, y era ella quien nos daba la comida que necesitábamos. Sin Irina y su hija Laura los escombros nos habrían enterrado vivos. Sin Blackgrave las heridas y las enfermedades habrían acabado con todos.

    Observé las luces brillando intensamente. La energía era un bien preciado que estuvimos a punto de perder cuando tres escuadrones le rodearon y consiguieron acabar con él a duras penas. Pero todo seguía funcionando desde entonces. Las mentes pensantes decían que se había convertido en energía y se había fundido con el complejo. Nadie sabía cuánto duraría, pero si Logan desaparecía, casi todo dejaría de funcionar. Los generadores de reserva durarían un par de meses pero después, oscuridad total, y la gente empezaría a perder la cabeza.

    Escuché unos pasos ligeros y miré hacia delante para encontrarme con Sophie, una chica joven de cuerpo menudo y rostro afable que a la vuelta de cada misión se las arreglaba para encontrarme y preguntarme por su familia. Por desgracia todavía no los había encontrado. – [Sophie]Idgris, ¿has encontrgado a mis padgres?[/Sophie]- preguntó con evidente preocupación. Se colocó un mechón detrás de la oreja y me sonrió.

    – [Idris]Sophie. Todavía no, lo siento.[/Idris] – dije mirándola a los ojos. – [Idris]Pero seguiré buscando, te lo prometo.[/Idris] – le aseguré mientras le pasaba el dorso de un dedo por la barbilla tratando de animarla. Ese lugar era un nido de huérfanos y sabía lo que se sentía.

    Ella agachó la cabeza.- [Sophie]Prgonto[/Sophie].- dijo alzando la vista para mirarme a los ojos. Era bastante guapa y ese acento siempre me había gustado. Quizá con las ganas de vivir de hacía unos años habríamos acabado en alguna de nuestras habitaciones.

    – [Idris]No descansaré, te lo aseguro.[/Idris] – le prometí pasando por su lado y apoyando una mano en su hombro. Me di cuenta de lo que eso había provocado en Xandra y esperé, pero a Sophie no pareció importarle. Contuve un impulso.

    – [Sophie]Lo sé[/Sophie].- me aseguró mirándome muy de cerca. Aparté la mano y ella se marchó después de dedicarme una sonrisa.

    La miré mientras se alejaba, no podíamos seguir viviendo de esa forma, seguir sobreviviendo. Necesitábamos un cambio, un alzamiento. Era hora de que nos convirtiésemos en una resistencia.

    Me gustaría describir de forma épica cómo crucé el pasillo y le aseguré a Sophie que empezaría a prepararlo todo para lanzar una guerra de guerrillas más activa que desestabilizase a la Iniciativa antes de acabar con ellos, pero ese plan se desarrolló en mi cabeza. Mi cuerpo se limitó a ver como se contoneaba su culo mientras se alejaba.

  • EN LAS PATAS DE OTRO

    EN LAS PATAS DE OTRO

    Mara | Apartamento de Vincent

    MEDIODÍA

    marabyn

    En el apartamento de Vincent no cabía un alfiler. Por suerte, ya no escuchaba los corazones de los demás ni sentía la necesidad de desgarrar sus preciadas gargantas, pero aún así, prefería la soledad y el silencio.

    Era el cuarto día en el que Lucy permanecía en una especie de sueño del que no podía despertar y habíamos tenido que utilizar los contactos de Bill y Vincent para conseguir una vía con la que administrarle suero para que no se deshidratara y una sonda que eliminase los desechos. No era la opción ideal, pero era lo único que podíamos hacer por ella, a pesar de que sugerí llevarla al hospital ante la negativa de todos. El volver a ser humana me hacía más consciente de la fragilidad de la vida y por eso, me preocupaba más, por eso y porque no quería comérmelos.

    La habitación de Vincent, que durante un breve lapso de tiempo había sido la mía, se había convertido en el hospital de campaña, cuya cama ocupaba una Lucy que parecía dormir apaciblemente y por las noches, Ed era su compañero que dormía sobre las mantas y separado a una distancia prudencial, así que Vincent y yo dormíamos en el salón, uno en el sofá y el otro, en el sillón. No era el colmo de la comodidad, pero tampoco es que nuestro repertorio de opciones fuera enorme.

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  • TODO LO CONTRARIO A LOGAN

    Mara | Louna

    MEDIODÍA – TARDE

    marabyn

    Ronald les pidió al resto de agentes de seguridad que volvieran a sus puestos y me condujo hasta una sala con un escritorio sobre el que había un ordenador y una silla. Hizo un gesto para que me sentara y estuve escuchando una perorata sobre la gravedad de atravesar un edificio que era propiedad privada sin autorización, pero puse el piloto automático y asentí incluso cuando no debía. Cuando se cansó, se puso a teclear con desgana y, unos diez minutos más tarde, Vincent Solo, ataviado con un pantalón de vestir y una camisa salmón, tocó a la puerta y pasó.- [Vincent]¿Mara?[/Vincent] – preguntó visiblemente asombrado. No era el tipo de persona que acostumbraba a estar detenida, ni siquiera como vampiro había sido peligrosa. – [Vincent]Así que eras tú…[/Vincent] – se quedó mirando a Ronald, tras sacar su placa del bolsillo trasero del pantalón. – [Vincent]Yo me hago cargo de la señorita, así que podemos irnos.[/Vincent] – esa mirada se convirtió en una un poco más dura y le seguí. El jefe de seguridad estuvo a punto de decirle algo, pero prefirió ignorarnos.

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  • VIAJE EN AUTOBÚS HASTA LOUNA

     Mara | Louna

    MEDIODÍA

    marabyn

    Después de la reunión de grupo que presencié por teléfono, supe que había llegado el momento de dejar Velze. Me sentía una fracasa a a todos los niveles, porque ni había conseguido acercarme a mi familia, ni tampoco, me había encontrado a mí misma. Estaba frustrada, deprimida y cansada.

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  • CANCIONES HORTERAS

    MARA NOVAK | HOTEL, VELZE

    MAÑANA

    maranovak4567

    Me desperté con los primeros rayos del sol y, al desperezarme, me di cuenta de que todavía estaba cansada. Seguramente estuviera incubando una gripe debido al cambio de temperatura o a lo mejor, la humanidad era así de puñetera. En cualquier caso, me puse en pie y observé la habitación del motel de Velze en la que el mobiliario era tan funcional como escaso (una cama, una mesita, una cómoda y una televisión sobre ella), que tenía acceso a un aseo en el que cabían la bañera y el inodoro de milagro. Pese a todo, me resultaba acogedor, porque estaba en Velze, con una identidad falsa proporcionada por los O.W.L.S*  y muchas páginas de mi vida que completar.

    Eché un vistazo rápido al móvil y vi que nadie había contactado conmigo, así que encendí la tele y después de cambiar con rapidez al acercarme a ‘Under your spell’ (¿Había alguien que no estuviera harto/a de Silver y sus «tú te lo pierdes, Dom»? ¿O de ese otro programa: «Hay un mensaje para ti, pero te lo doy yo», que también presentaba?), me encontré con un canal en el que emitían vídeos musicales antiguos y los puse para que hicieran ruido. El primero de ellos, fue ‘Take my breathe away’, una horterada que formaba parte de la B.S.O de una de las películas de cuando Tom Cruise era alguien importante en Hollywood.

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