Moondale

Categoría: Diario de Noah Arkkan

  • APRENDIENDO A IR DESPACIO

    NOAH ARKKAN

    LA KVASIR – MEDIODÍA

    Pasé la página pero mis ojos se desviaron hacia el reloj que había en una pared. No sabíamos si era correcto porque la Kvasir había estado parada una buena temporada, pero aunque no calculara la hora exacta, sí que permitía saber el tiempo que había pasado.

    – [Noah]Es desesperante.[/Noah] – dije llevándome una vez más una mano al pelo, que debía estar alborotado y mi hermano no lo aprobaba. Pero no podía contenerlo, aquella investigación me estaba llevando más que ninguna otra, y parecía que no avanzaba. A esa velocidad tardaría meses en dar con una respuesta.

    – [Leo]Tranquilo, trabaja con lo que tienes.[/Leo] – respondió Leo. Era extraño escuchar esas palabras viniendo de mi propia voz.

    – [Noah]No puedo, me está llevando muchísimo encontrar algo y el tiempo no deja de avanzar.[/Noah] – señalé el reloj, habían pasado ya más de tres horas y apenas había mirado una cuarta parte de los libros que había seleccionado. Antes habría sido más fácil, mi mente se movía a una velocidad mas rápida que el resto del mundo y eso me daba siempre tiempo de sobra, pero ahora todo era lento, dolorosamente lento.

    – [Leo]No solo depende de ti. Todos estamos buscando.[/Leo] – dijo. Era cierto en parte, no todos estaban buscando una respuesta, algunos se limitaban a esperar mientras los demás, los que siempre lo hacíamos, dábamos con una solución.

    Me sorprendí pensando así. Todo el mundo lo hacía lo mejor que podía, algunos teníamos más facilidades que otros como yo había tenido. No sé qué me pasaba, pero desde que estaba en el cuerpo de Leo me sentía de mal humor constante. Quizá era por la frustración de que todo fuera tan despacio.

    – [Noah]Ya, pero mira tu pila. Eso es lo que habría hecho yo antes.[/Noah] – dije, sintiendo una punzada de envidia. Leo ahora tenía mi velocidad y era mitad Rakkthathor como siempre había querido ser. Seguro que estaba disfrutando del cambio al menos en parte.

    – [Leo]Habrías hecho más, seguramente.[/Leo] – respondió, intentando hacerme sentir mejor. Me llevé una mano a la cabeza, sintiéndome mal por haberme enfadado. – [Leo]Sé que lo echas de menos pero si te sirve de consuelo, te lo devolveré encantado. No me acostumbro.[/Leo] – ¿cómo podía pensar que era un paseo para Leo? No estaba pensando claramente, ese mal humor me estaba nublando el juicio.

    – [Noah]Supongo que depende de la perspectiva.[/Noah] – dije tratando de calmar esa pulsión oscura, esa ira que me hacía constantemente querer tirar los libros al suelo y soltar un grito. Alcé la vista y vi que Leo me observaba. – [Noah]No estoy acostumbrado a que nadie me mire mientras pienso.[/Noah] – le repliqué, más serio de lo que pretendía. Leo permaneció impasible, quise sacudirlo a ver si reaccionaba de una vez y se daba cuenta de la mala situación en la que estábamos.

    – [Leo]No sé, tómalo como algo positivo, una oportunidad de ver que no solo dependes de tu poder.[/Leo] – me centré en sus palabras. En ese momento no me describiría como positivo precisamente. Me rasqué la barba, picaba y me molestaba, pero más de lo que debería, como todo desde el cambio.

    – [Noah]Supongo, es que también me siento…enfadado. Como si tuviera una especie de ira dentro de mí que no se va. No sé si será la frustración o…[/Noah] – quise contárselo, esperando que él me diera una respuesta, que lo que estaba sintiendo tuviera una explicación razonable.

    – [Leo]Es la licantropía. En la luna siempre estoy a punto de transformarme si me dejo llevar.[/Leo] – respondió. Me di cuenta de lo poco que había pensado en los cambios de estar viviendo en una luna para los lican del grupo. En aquél Cúmulo había dos lunas y estábamos sobre una de ellas, con su influencia continua. Se sabía poco de los lican y su relación con el satélite más allá de lo que estaba establecido. ¿Pasaría con cualquier cuerpo celeste? Al parecer por lo que él decía, al menos esta Luna influía en ello, así que por un instante eterno temí lo que pasaría si la otra se hacía visible una noche.

    – [Noah]O sea que además de perder mi velocidad estoy en peligro de dejar libre una bestia salvaje.[/Noah] – respondí. No era capaz de reconocer el tono de mi voz, no solo por ser la de Leo si no por esa amargura y esa seriedad que me carcomían. Si seguía así terminaría convirtiéndome y sin experiencia, sería incapaz de controlarme.

    – [Leo]Si sabías no estar siempre a máxima velocidad sabrás mantenerlo a raya hasta que lo solucionemos.[/Leo]

    – [Noah]¿Crees que lo conseguiremos? Yo no tengo mi velocidad, Kaylee no tiene su magia…[/Noah]

    – [Leo]¿Tú crees que lo mejor que tenéis que dar son vuestros poderes y vuestra magia?[/Leo]

    Me quedé en silencio. Confiaba en mis capacidades para solucionar los problemas, pero siempre había estado acostumbrado a que mi velocidad y la memoria genética me respaldaran. Quizá había confiado en exceso en ello más que en mí mismo y por eso ahora teníamos esa crisis.

    Estaba casi seguro de que Kaylee podría terminar haciendo magia desde otro cuerpo, pero tardaría mucho en acostumbrarse a uno que no tuviera el talento natural. No es que no confiara, es que había mucha prisa.

    – [Leo]He repasado todos estos libros buscando lo que me has dicho, lo he hecho rápido, sí, pero no creas que me he enterado de mucho.[/Leo] – añadió, tratando de dar peso a su razonamiento. Miré la pila de libros que había apartado y las hojas que había garabateado, incluso la que había hecho arder por la fricción. Por suerte me había puesto nervioso y había puesto la mano sobre las llamas sin darme cuenta de que había adquirido las propiedades del material del que estuviera hecha la mesa, que por suerte, era ignífugo. Si llega a ser madera habría ardido como un muñeco y Leo habría quedado encerrado para siempre en mi cuerpo. – [Leo]He compuesto dos canciones, sí, pero he probado y no soy capaz ni de tararearlas para que suenen a algo que no sea ruido. El sonido cambia con la velocidad y me cuesta ir al ritmo.[/Leo] – dijo. Tenía sentido, si, nuestros poderes y capacidades por si solos no eran nada sin nosotros.

    – [Noah]Sí, tienes razón, salvo por la memoria Rakkthathor.[/Noah] – le respondí. Sin la velocidad habría ido despacio, pero tampoco tenía los recuerdos de mi padre y mis antepasados para apoyarme en ellos. Era como sentirme solo de pronto, totalmente solo con una criatura que acechaba en la oscuridad.

    – [Leo]Puedo buscar por ti lo que me digas.[/Leo] – escuché decir a mi hermano.

    – [Noah]No habrá nada de la última vez que cambiamos porque yo ya había nacido y creo que nunca les había pasado antes. [/Noah] – teoricé, imaginando que mis pensamientos eran una barrera mágica que me protegía de eso. – [Noah]Pero puedes probar. Eso si no…[/Noah] – pese a ser como eran mis padres, yo nunca había sido tan extrovertido como ellos o incluso como Leo. Tenía bastante más timidez en todo lo relativo a la desnudez y por eso me costaba decirle que evitase los recuerdos para mayores de 18.

    – [Leo]Dime.[/Leo] – me instó Leo.

    – [Noah]Bueno que no…no pienses en Lexie porque…bueno, es privado.[/Noah] – le recordé. No me gustaba mucho que pudiera ver conversaciones personales. No tenía nada que ocultar a mi hermano pero una cosa era eso y otra que me hiciera gracia que viera de primera mano lo que sentía por ella. Y luego estaban otras cosas que habían pasado desde que estuvimos en la prehistoria, cosas con menos ropa.

    – [Leo]Tranquilo, me concentraré, creo que más o menos ya sé hacerlo.[/Leo] – me aseguró. Confié en él, toda la vida lo había hecho. Aunque Leo siempre había tenido complejo por no ser Rakkthathor, cuando yo era pequeño sabía disimularlo muy bien y para mi era todo un héroe. Hasta que no fui mayor no lo comprendí del todo y eso me permitió también ser capaz de entenderlo.

    – [Noah]Tampoco te aconsejo pensar en mamá y papá. Probablemente verías antes lo suficiente como para evitar llevarte un susto pero…como aún no estás acostumbrado…mejor no lo hagas.[/Noah] – era normal que quisiera ver a papá o a mamá pero podría ver cosas que no le apetecerían. Yo lo había aprendido a tiempo por pura suerte, recuperando de la memoria una conversación que cada vez se volvía más vergonzosa. Ese día aprendí cómo salir de un recuerdo antes de verlo por completo, y menos mal.

    – [Leo]Tranquilo. Tú sigue, sé que encontrarás una forma.[/Leo] – entonces apoyó la espalda en la pared opuesta a la entrada del estudio y dobló las piernas como si fuera a meditar. Vi como sus ojos se movían tras los párpados, estaba visualizando recuerdos. Sabía que mi poder no lo echaría de menos, pero aquello quizá sí.

    Yo me volqué a aquellos libros agradeciendo el silencio para poder concentrarme. Antes nunca había tenido problema porque el sonido iba más despacio que yo. Me resultó tan tedioso que agradecí ver dos figuras familiares en la puerta de cristal. Xander se verificó en el panel y la puerta se elevó dejándoles pasar.

    – [Xander]Noah, necesito que hablemos.[/Xander] – algo debía preocuparle bastante.

    – [Noah]Sí, dime Ja…Xander, perdón.[/Noah] – dije maldiciendo para mi recién descubierta lentitud. Otra de las ventajas de mi poder era que me ayudaba a meter menos la pata a veces. – [Noah]Hola, Jane.[/Noah] – dije mirando la extraña postura que tenía el cuerpo de Xander. Ella me devolvió el saludo con una ligera sonrisa.

    – [Xander]Necesito que pienses en la primera vez que salimos a patrullar. Dónde fue, qué pasó.[/Xander] – intervino Xander sin dar tiempo a charlas cotidianas.

    – [Noah]¿Por qué necesitas comprobar que soy yo?[/Noah] – le pregunté. Parecía obvio que era lo que quería, preguntándome algo que solo podíamos saber él o yo.

    – [Xander]Confía en mí.[/Xander] – me pidió. Me costaba aferrarme a algo para brindarle mi confianza llevando una cara que, con todo el respeto a Jane, también llevaba Omega. Aquello podía ser una estrategia para después hacerse pasar por mí.

    Ellos esperaron en silencio mientras pensaba, tratando de no observarme. El manojo de sentimientos negativos que hacía más fuerte la tensión del licántropo no me estaba dejando ver con claridad. Lo de Omega era demasiado rebuscado y no explicaría que los dos estuvieran allí, ella trabajaba sola.

    Al final me coloqué frente a Xander y asentí. Jane se sentó en uno de los sofás del estudio mientras esperaba, tratando de acomodar bien sus piernas.

    Traté de volver a aquella noche y desde el principio sentí la frustración y la añoranza de tener a mano la memoria  genética. Sin ella, algunos detalles estaban más desdibujados y mi afán de tener una visión clara de todo hacía que tardase mucho en «pintar» la escena en mi cabeza.

    – [Xander]Ve a lo básico.[/Xander] – pidió con voz calmada.

    Estábamos en la Escuela Legado. Yo, era yo solo. Estaba en la biblioteca y escuché a una chica hablando con un grupo de amigas en voz baja. Cuando supe que estaba hablando de que la habían asaltado agudicé el oído y me concentré. Hablaban suficientemente bajo para un humano, pero no para un medio Rakkthathor. A medida que lo escuchaba supe que era más grave de lo que había pensado en un principio, aquella chica había sido violada por alguien de la Escuela.

    Había pasado media mañana pensando en todo aquello, tratando de buscar algo que hacer para luchar contra la ira que me provocaba que hubiera pasado delante de todos nosotros y ella ni siquiera se pudiera sentir segura como para contarlo. Tampoco me atrevía yo mismo a hablarlo con nadie, pero comiendo con Xander se dio cuenta de que pasaba algo. Terminé contándoselo y nos decidimos a vigilar la Escuela por la noche.

    Tras cuatro noches de patrulla nocturna, le vi. Recuerdo señalarle a Xander cada detalle que me hizo sospechar pensando que estaba paranoico y el alivio cuando éste me dijo que tenía mala pinta. Le seguimos y nos dimos cuenta de que seguía a otra chica.

    Esa noche no hizo nada, ni tampoco las dos siguientes. A la tercera aprovechó una zona oscura y poco concurrida para abalanzarse sobre ella. Incluso ahora sin la memoria genética recordaba perfectamente la ira que sentí. Cuando nos quisimos dar cuenta, Xander y yo, con la cara cubierta como si fuéramos dos monstruos más como él, estábamos plantándole cara.

    Él contraatacó. Podía endurecer su piel y eso le daba más fuerza que sus víctimas. No lo pensamos demasiado, y estoy seguro de que volveríamos a hacerlo igual, pero con lo que había hecho y la amenaza que suponía, Xander y yo le golpeamos hasta que tuvo que dejar de usar su poder. No voy a negar que quise seguir y Xander me dijo más tarde que él también lo pensó, pero nos detuvimos. Xander fue a hablar con la chica para asegurarse de que se encontraba bien y le aconsejó hablar con los psicólogos de la Escuela, concretamente con su tía Diana.

    Obligamos a aquél tipo a grabar un vídeo admitiendo lo que había hecho a la otra chica y lo que había estado a punto de hacer. Resultó increíble y repulsivo ver cómo parecía no mostrar ningún remordimiento y su miedo era solo a que le golpeáramos o le cogiera la policía. Entregamos el vídeo anónimo y la madre de Xander le expulsó y tomó las medidas necesarias para que estuviera controlado el resto de su vida.

    Aun así, su daño iba a perdurar. La chica a la que había violado al final habló con la tía Sarah como otra chica y estuvo viendo a Diana también bastante tiempo. No podíamos hacer más por desgracia, solo confiar en que ella la ayudaría.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dijo Xander. Desvió la mirada a Leo sin añadir nada más. Los dos sabíamos que después de aquél tipo habíamos encontrado otros, en la Escuela, en la Universidad y en las calles. Habíamos parado a algunos, pero era imposible que lo hiciéramos con todos. Había algo malo en la sociedad, algo oscuro y terrible que una sociedad machista solo iba a proteger. – [Xander]¿Leo está meditando?[/Xander] – preguntó.

    – [Noah]Buscando información en la memoria genética. Pero es él. Ha escrito dos o tres canciones.[/Noah] – señalé su lado de la mesa. Había escrito una canción completa y no había podido contener el exceso de energía de mi cuerpo, así que había salido a correr. Había recorrido media ciudad y a la vuelta compuso otras dos, pero sin poder tocarlas nunca las daría por terminadas.

    – [Xander]Jane también es ella.[/Xander] – dijo. Seguía sin saber qué estaba pasando y mi paciencia no estaba en su mejor momento.

    – [Noah]¿Me vas a decir qué ha pasado de verdad?[/Noah]

    – [Xander]Se ha intercambiado con nosotros gente que no era de la nave. No estoy seguro pero creo que los mismos que estuvieron aquí mientras estábamos de misión.[/Xander] – le había pedido a Noah al volver que revisara toda la nave, pero no encontramos nada que nos diera una pista de quién había sido. Ruby había conseguido saber que habían sido al menos cinco personas.

    – [Noah]¿Quién?[/Noah] – pregunté, deseando estar en una situación más fácil en la que no tuviera que ser más lento y con más amenazas de las que estaba acostumbrado.

    – [Xander]De momento en Lekwaa, que debería estar James, hay alguien que intenta no levantar sospechas. Por suerte no sabrían lo de Jane.[/Xander] – se llevó una mano a la sien. Jane no había hablado demasiado sobre el poder que había conseguido en Valantis, pero Elle me lo había contado. No sabía a ciencia cierta quién lo sabía, pero no era el único que sabría que el poder de Jane solo le permitía absorber poderes de una forma. Quizá por eso se negaba a mencionarlo, porque pensaba que la veríamos como una amenaza cada vez más cerca de convertirse en Omega. Pero conocerla implicaba saber, sin necesidad de explicaciones, que ella no habría arrebatado a nadie su poder y su vida voluntariamente. Su nuevo poder había sido un último regalo de alguien.

    – [Noah]Tiene sentido. Nos han dejado débiles para poder contraatacar y pueden aprovechar la confusión.[/Noah] – comenté. Con el cambio estábamos todos más ocupados en hacernos a nuestro «cuerpo temporal» que en sospechar, cosa que era más difícil cuando no conocíamos a todos. Y si terminábamos sospechando, la mayoría no controlábamos esos cuerpos como los propios. – [Noah]Los que tenemos historia común lo tenemos más fácil, pero hay mucha gente a la que apenas conocíamos hasta hace poco.[/Noah] – añadí. Ya había relaciones poco tratadas entre los que habíamos venido desde la Tierra, pero con los nuevos había aún más. Sin ir más lejos no recordaba haber cruzado más de dos palabras con Zahra, Ruby, James, Lekwaa, Robin, Chloe o simplemente, Laura. Tomé nota para hacerlo, pero para entonces ya era tarde.

    – [Xander]Tampoco podemos dejar que se siembre la paranoia. Somos un equipo y algunas sospechas y acusaciones podrían no olvidarse fácilmente.[/Xander] – hablando así me habría resultado fácil saber que era Xander incluso encapsulado en el físico de Jane. No solo se preocupaba del problema si no de cómo se iban a sentir aquellos de los que dudásemos injustamente.

    – [Jane]Alguien debería ir a por Lekwaa y sacarle información.[/Jane] – propuso Jane, tan práctica como de costumbre, y también igual de acertada.

    – [Noah]Yo creo que es buena idea. Siempre que no se de cuenta nadie en el que no podamos confiar.[/Noah] – la apoyé. – [Noah]Tendríamos que descartar algunos más. Ir sobre seguro.[/Noah] – añadí. Empezar a desmadejar todo aquél lío y confirmar que todo el mundo era quien decía ser. Sería difícil pero el poder que ahora estaba al alcance de Xander lo facilitaba un poco.

    – [Xander]Leo y tú podéis ir a hablar con Cole y Kaylee y Jane y yo iremos con Elle y Ezra. Mejor poco a poco para no levantar sospechas. [/Xander] – comentó él, mirando a Jane para ver qué opinaba. Jane asintió.

    – [Noah]Vale. Nos vemos dentro de una hora más o menos.[/Noah] – le dije, tratando de pensar el siguiente paso, los próximos que comprobaríamos, pero por desgracia, mi mente no aceptaba tan bien el multitarea como antes.

    Xander y Jane se despidieron y se marcharon de camino al almacén donde estaban Ezra y Elle. Cogí una de las tabletas de escritura y empecé a trazar un plan. Lo borré varias veces. Anoté los nombres de todos y lo que sabía de cada uno, las personas que podrían conocerles mejor, pero aun así, había huecos. Al cabo de un rato empecé a ver puntos clave, personas alrededor de las que orbitaban otras. Los más «sociables», los que se habían llevado con más gente. No me sorprendió descubrir que pese a todo, Kaylee era una de ellas, así que necesitábamos comprobar que era ella misma. Elle era otra, el instinto no nos había fallado en eso al menos.

    – [Leo]No he encontrado nada útil.[/Leo] – me sorprendió escuchar mi propia voz, con el aire taciturno de mi hermano..

    – [Noah]Yo sí.[/Noah] – procedí a explicarle todo lo que me había contado Xander y a enseñarle lo que había descubierto. Me frustraba saber que era más lento explicándolo que él entendiéndolo, pero al final quedó todo bien aclarado.

    – [Leo]A Kaylee podré distinguirla sin problema, pero de Cole no estoy tan seguro. Nunca le traté mucho.[/Leo] – explicó.

    – [Noah]Yo le he conocido más en estas semanas en Nara, puedo reconocerle.[/Noah] – le aseguré. Yo mismo había pensado en mi tiempo allí que era una pena no haberme parado a hablar más con él hasta ese momento. Me daba la sensación de que había vivido muy deprisa la mayor parte del tiempo. Quizá ir despacio no era tan malo para algunas cosas.

    – [Leo]Vale. [/Leo]

    – [Noah]Vamos entonces. Creo que entraron hace un rato a uno de los despachos.[/Noah] – me había parecido captar un pelo rojo como el fuego y no había ninguno que destacara tanto como el de Kaylee.

    Leo salió delante y yo me di la vuelta un momento para coger la tableta de escritura y repasar aquellos nombres:

    Elle

    Kaylee

    Xander

    Owen

    Noah

    Idris

     

  • COMPARTIMENTALIZAR

    NOAH ARKKAN

    ESFERA NARA – MAÑANA

    Puede que resulte raro viniendo de mí, pero cuando Cole y Bowie llegaron frente a nosotros cargando un atillo lleno de armas, todo sucedió muy rápido.

    Al parecer mientras entrenaban con su maestra, una de ‘Las Nueve’, la líder la había mandado llamar porque la Daë de ese mundo, Qiu Lanying, que llevaba años con voto de silencio, había reunido las capacidades para usar su poder preguntando a alguna entidad y eso la había llevado a desvelar la verdad sobre la desaparición de niños y niñas en su pueblo. Un asunto que me ponía los pelos de punta cada vez que pensaba en ello.

    – [Bowie]Hemos venido a salvaros[/Bowie].- resumió Bowie. Pese a que aún tenía muchas cosas a las que acostumbrarse de cómo funcionaba el mundo y de sus propias emociones y las del resto, Bowie parecía haber crecido en nuestro tiempo en ese mundo, que ya se contaba por semanas. A veces me preguntaba cuanto tiempo sería para el resto y lo difícil que sería saber nuestras edades cuando todo aquello acabase. Sin ir más lejos, el grupo de Leo había pasado algo menos de una semana en Artisan antes de volver.

    – [Noah]De Qiu Lanying se sabe que cuando rompió el voto de silencio descubrió una verdad que no le habría gustado conocer y supongo que ahí aparecieron los Daë. Así que es ahora nuestro momento.[/Noah] – rememoré, hurgando en los recuerdos de los conocimientos que mi padre había pedido sobre los Daë y las Pruebas. Tampoco era demasiado, fueron cosas que en su día le sirvieron para entender qué papel jugaba Kaylee Echolls y comprender su reencarnación y que a mí me daban algunas pistas como los nombres, el aspecto físico o parte de las historias de algunos. La historia de Qiu orbitaba alrededor de su poder para evitar las mentiras y cómo se enteró así de una verdad que lo cambió todo para ella. En ese momento de su vida conoció a los Daë y ahora lo estábamos presenciando.

    – [Laura]Pues no los veo[/Laura].- comentó Laura. Parecía tener ganas de irse. Estaba claro que todos la teníamos, por mucha comodidad que hubiéramos tenido allí, solo estábamos de paso, pero ella había tenido más dificultades para encajar. Yo tenía a Lexie y mis inquietudes por resolver la misión, Lexie tenía sus ilusiones para intentar pasar el tiempo y Cole y Bowie tenían su aprendizaje en las artes samurai con la maestra Gozen, pero Laura no había tenido nada de eso.

    – [Cole]Tenemos que protegerla mientras llegan. Y a la maestra Gozen.[/Cole] – explicó Cole con evidente preocupación mientras abría el atillo y nos mostraba las armas. Cogió para sí dos «tessen» unos abanicos con cuchillas como Kitana la del Mortal Kombat. Bowie no cogió nada, ya venía con una especie de lanza a la espalda, una yari o una naginata, no sabía distinguirlo bien. La había visto en algún entrenamiento que habían tenido al aire libre y se movía como mi tía Sarah y mi tía Sasha, como si estuviera hecha para combatir.

    – [Lexie]Pareces Mulán[/Lexie].- comentó Lexie. Miró las armas de reojo pero no cogió ninguna. Sabía que era deliberado, Lexie no era una guerrera y tampoco estaba muy cómoda en aquél mundo, en especial con cualquier mención a sus raíces por el lado paterno. Me había propuesto entender su perspectiva, porque la mía había sido muy distinta. Mi madre y mi padre habían estado siempre en mi vida como una figura positiva y eso me había hecho interesarme en mis raíces por ambos lados, la Arkkan y la Rakkthathor, pero su padre había desaparecido de la vida de su madre antes de que naciese y nunca se había molestado en conocerla. Sin haber visto nunca a ese hombre, sentía que le odiaba por ello, por no querer pasar tiempo con alguien tan especial, pero me lo guardaba para mí mismo. Lo importante no era lo que pensara yo de él, si no lo que pensara ella.

    – [Noah]Una pena que no haya dragones.[/Noah] – comenté desviando la atención. Me agaché al lado de las armas y cogí una katana larga, de las que se llevaban a dos manos, como Sephiroth. Cole dijo que era una «nodachi». A mi lado parecía gigantesca y pese a tener fuerza sobrenatural por ser un jötnar, estuve a punto de perder el equilibrio al mover los pies. Cerré los ojos y tomé mi forma Rakkthathor agradeciendo que los trajes de la nave estuvieran hechos de un material elástico que cedía lo suficiente como para adaptarse a mi nuevo tamaño. Así ya fui capaz de mover el arma con soltura.

    – [Lexie]Esto que habéis traído a mí no me interesa. Se lo puede quedar todo Laura[/Lexie].- sentí un nudo al escucharla decir eso. Había esperado que nadie se diera cuenta para que no insistieran en que lo aceptase y ella pasara un mal rato.

    Nadie insistió, pero Cole le dio una sugerencia. – [Cole]Deberías coger al menos una de las pequeñas, por si acaso.[/Cole] – no era un mal consejo, solo para defenderse si alguien se acercaba y no funcionaban sus ilusiones. Pese a todo, a Lexie no le hizo gracia y le miró visiblemente molesta. Cole se limitó a encogerse de hombros, era una persona muy calmada y por suerte había debido entender los motivos que tenía Lexie para ese rechazo.

    – [Bowie]Acabarás muerta y tendremos que cargar con tu cadáver hasta la nave[/Bowie].- dijo Bowie rompiendo el silencio.

    – [Noah]Tenemos que trabajar lo de ser tan directa, Bowie.[/Noah] – intervine. No era un buen momento para estar enfadados entre nosotros. O quizá nadie iba a enfadarse y eran solo mis miedos proyectándose por la ansiedad del combate. El tiempo fue más despacio a mi alrededor mientras meditaba a toda velocidad sobre el miedo que sentía por alejarme de Lexie y meternos de lleno en una situación tan peligrosa, me di cuenta de que era algo que había arrastrado después de cargar con ellos por el bosque, temiendo por sus vidas. Al parecer mi cuerpo y mi espíritu se habían curado de aquello, pero mi mente no.

    – [Bowie]¿Me vas a enseñar a mentir? ¿Mentir es mejor que decir la verdad?[/Bowie] – preguntó sin ningún tono en su voz. No era una reprimenda, si no que le interesaba de verdad saber mi respuesta.

    – [Noah]Eh…no, no, pero a veces la verdad se puede decir más…suave.[/Noah] – traté de explicar. Bowie me recordaba un poco a mi madre, en especial a la que había visto en los recuerdos de mi padre. Seguía siendo una mujer con una personalidad muy distinta y marcada, pero después de nacer Leo había empezado a cambiar un poco, abandonando el muro que tenía a su alrededor después del trauma que había sufrido toda su vida, pero siempre lista para volver a montarlo.

    – [Cole]No tenemos tiempo para esto.[/Cole] – dijo Cole. Laura cogió una de las hojas pequeñas, las que llevaban los y las samurai en el cinto junto a la katana o el arma que llevasen.

    – [Laura]Esto es un error, esto es un error…[/Laura] – repitió con una mano temblorosa, sujetando el arma.

    – [Cole]No ataques, defiende.[/Cole] – Cole trató de ayudarla a tranquilizarse. No tenían que luchar si no querían. Era algo que todos teníamos que tener claro, estábamos en esta misión porque el destino así lo había decidido, pero había que mantener el libre albedrío.

    – [Noah]Iré delante. Vosotros tened mucho cuidado.[/Noah] – les miré una última vez, cruzando mi mirada con la de Lexie. Ella hablaba mucho y dejaba claros muchas veces sus pensamientos, pero trataba de ocultar sus inseguridades. Con esa mirada no pudo hacerlo, supe que ella estaba tan preocupada por mí como yo por ella, pero era algo que ambos teníamos que hacer.

    Eché a correr en dirección al templo, observando todo a mi alrededor y trazando varios planes de contingencia. Se veía una columna de humo saliendo del lugar y varias pequeñas difuminándose a su alrededor. Los niños y la mayoría de los hombres corrían a esconderse en las casas o subían la ladera para refugiarse con los monjes. No tardé en ver siluetas oscuras saliendo del bosque, eran guerreros Oni, los niños y niñas convertidos en asesinos sin emociones ni piedad.

    Me costó concentrarme en correr y mantener bajo control el temblor de las piernas. Desde lo que había pasado, no me sentía tan seguro con mi velocidad. En la Tierra, Xander y yo habíamos sido héroes luchando contra maleantes, vampiros, demonios corrientes y hombres que por la noche eran más bestias que personas. Ninguno de ellos tenía nada que hacer con mi velocidad, pero desde que había llegado a estos mundos había estado a punto de morir dos veces. Tenía más preocupaciones, era más descuidado y había más peligros y más fuertes que yo y mi velocidad.

    Traté de respirar profundamente y concentrarme. Cuando llegué al templo había cuerpos por el suelo, muchos eran guerreros oni, pero otros muchos eran samurai y ‘onna-bugeisha’. Reconocí algunas caras, tres o cuatro de las ‘Nueve’ estaban allí, pero no vi a la maestra Gozen ni a Qiu Lanying.

    Sentí un escalofrío en la espalda y me giré a toda velocidad para detener una katana dirigida hacia mí. Mis brazos, pese a contar con la fuerza de mi cuerpo de demonio, cedieron ante la fuerza del guerrero oni que tenía ante mí. Mantuve la posición y seguí defendiéndome, pero yo mismo sabía que no podría aguantar así. Tal y como lo había descrito, estaba defendiéndome, veía frente a mí a los niños y niñas robados que habían convertido en aquellos seres y no me sentía capaz de darles un final, no era capaz de rendirme y entender que ya habían muerto hacía mucho.

    Al que tenía frente a mí se unieron dos más y traté de aguantar sus golpes uno tras otro. No podría aguantar así mucho más y al final actué por puro instinto, derribando a uno de ellos. Tenía que sobrevivir, no podía acabar muerto allí, en un planeta que no conocía, lejos de toda la gente que quería y arruinando toda posibilidad de salvar nuestros futuros.

    Continué luchando hasta que vi cuatro figuras acercarse hasta mí. Una de ellas se movía de forma fluida cortando a los guerreros con sus abanicos. Pero donde Cole era fluido, Bowie se movía como el viento, manipulando la lanza como si fuera una parte más de su cuerpo que derribaba a los que encontraba por el camino. Henry nos había dicho que según su archivo, en el adn de Bowie habían metido la capacidad de regenerarse además del adn de mi tía Sarah y mi tía Sasha, pero luchaba tan bien que aún no había podido comprobar hasta qué punto funcionaría su poder. No conocía el miedo, al menos de momento. Una parte de mí quiso que no perdiera su inocencia y nunca llegase a experimentar lo que el miedo podía hacerte.

    – [Noah]La Daë está en el templo, luchando con la líder de las Nueve.[/Noah] – mientras luchaba había podido escuchar el sonido del metal contra el metal procedente del interior del templo y había visto sus figuras enfrentadas a través de un ventanal roto. – [Noah]Yo seguiré conteniendo los que pueda pero tienen una velocidad sobrenatural.[/Noah] – su fuerza, su agilidad, su velocidad. Estaban hechos para luchar y no concebían ningún tipo de emoción, eran máquinas de matar perfectas. Sentí náuseas al ver lo que habían hecho con aquellos niños.

    Ellos siguieron hacia el templo pero se detuvieron en la entrada. Los guerreros seguían llegando y no podría con todos, así que retrocedí hasta ellos y vi que Cole estaba agachado sobre el cuerpo de una mujer. Era su maestra, tenía una mancha roja creciente en el torso y sus ojos estaban inyectados en sangre. No le quedaba mucho.

    – [Bowie]Se va a morir[/Bowie].- Bowie también lo sabía y aún no había aprendido a ocultarlo. Quizá era mejor que no lo hiciese, quizá ella tenía razón viviendo así y nosotros éramos los equivocados.

    – [Cole]Maestra Gozen…[/Cole] – la llamó Cole. Al oírle, sus ojos dejaron de estar fijos en el infinito y parecieron mirarle por un instante.

    – [b]Qiu Lanying lo ha descubierto…[/b] – murmuró con una voz tenue. – [b]Nuestra vida, nuestro propósito, ha sido un engaño, todo este tiempo…todo este…la Maestra Masako ha permitido que se lleven los niños para…darnos poder y contentar a los espíritus del bosque…para…preparar una guerra contra occidente.[/b] – explicó con las pocas fuerzas que le quedaban. Los demás no supimos qué responder, no podía hablar por todos, pero parecían tan horrorizados como yo mismo lo estaba. Había entregado niños y niñas para conseguir soldados para una guerra contra otra civilización, para conseguir poder. Había actuado como una salvadora cuando en realidad estaba aliada con los oni.

    – [Cole]Descanse, maestra Gozen. [/Cole] – le dijo Cole, tratando en vano de que guardase sus fuerzas. Los guerreros se acercaban y bajé la pequeña escalinata para detenerlos como pude. Bowie se unió a mí y me sentí como un niño con un palo afilado a su lado.

    – [b]Por eso…mandaba a los soldados atacar a los hombres…para…para que les protegiéramos, para que no se mataran ente sí nuestras naciones, hombre contra hombre y así poder entregar más…más niños.[/b] – la voz de la maestra parecía ir y venir entre sus pensamientos, como si divagara. Debía tener un shock y estaba tratando de procesar todas las mentiras con las que había vivido. Así que la maestra Masako estaba aliada con los oni desde un principio, había creado ataques falsos sobre los hombres para que no fueran a la guerra y así evitaran conflictos dentro de su propia nación, todo para enfrentarse a esa otra civilización de la que apenas había escuchado rumores en mi estancia allí. – [b]Qiu Lanying está…luchando contra ella, pero tiene la fuerza que le han dado los espíritus….[/b] – los nervios volvieron a recorrerme, si perdíamos a la Daë…

    – [Bowie]Sois…malos[/Bowie].- meditó Bowie cuando conseguimos volver junto a ellos.

    La maestra Gozen la miró, consciente. – [b]No lo sabía…la maestra Masako lo ocultó. Si no fuera por Qiu Lanying nunca lo sabríamos…teníamos un enemigo común…[/b] – se estaba disculpando, pero no sabía si ante Bowie o para sí misma. Bowie solo había verbalizado lo que la maestra debía pensar de sí mismos. Aunque no lo supieran, había sido parte de ello y se culparía el resto del tiempo que le quedase de vida.

    – [Cole]No fue culpa suya.[/Cole] – dijo Cole. Debió ser lo último que escuchó la maestra antes de dejar de responder. Él le cerró los ojos y le puso la katana en la mano.

    Sabía el dolor que estaba pasando, pero Cole se limitó a mirarnos y asintió para que entrásemos al templo, teníamos que seguir adelante. El problema vendría cuando nos detuviéramos y tuviéramos tiempo a revivir todo lo que estábamos pasando ahora. En ese instante temí más regresar a la nave que nunca.

    – [Lexie]Estoy tan harta de esta mierda que no os hacéis una idea[/Lexie].- se quejó. En aquél momento mi actitud positiva no tenía nada que hacer. Lexie tenía razón y negarlo no iba a ayudar a que ni ella ni nadie lo llevase mejor.

    – [Noah]Tienes razón.[/Noah] – respondí. Ella me miró, quizá sorprendida, creí verla sonreír ligeramente. – [Noah]Estoy deseando dejar esto atrás.[/Noah] – añadí acercándome hacia el marco de la puerta. Salía un calor sofocante del interior.

    – [Bowie]A veces, hay que hacer cosas que no nos gustan[/Bowie].- respondió Bowie de forma despreocupada. Tampoco le faltaba razón, esto teníamos que pasarlo, no había otra forma de regresar.

    Asentimos y cruzamos todos juntos hacia el interior del templo. Las llamas lo estaban devorando poco a poco, hasta un punto en el que el techo estaba cubierto por el humo. Era una suerte que el lugar fuese alto porque se había concentrado en la parte superior, dejándonos respirar.

    En el centro de la sala había una cruenta batalla entre la maestra Masako y Qiu Lanying. La maestra tenía un aura a su alrededor escalofriante, como si poseyera algún poder espiritual que la hacía más fuerte y más rápida. Qiu Lanying luchaba con ferocidad, pero aprovechando mi poder para ver mejor como sucedía todo, pude ver que su cara estaba en calma, concentrada en el combate y en la magia espiritual que entremezclaba con su arte marcial, nada más. Tanto que quizá no se daba cuenta de que el techo podía ceder sobre ellas.

    – [Cole]El tejado puede derrumbarse si la maestra Masako no acaba con ella antes.[/Cole] – Cole se alzaba frente a nosotros en una posición defensiva. Aquél lugar sofocante a él no le producía inconvenientes, solo le daba más fuerza.

    – [Laura]¿Qué hacemos?[/Laura]- preguntó Laura. Deseé haber tenido más tiempo y menos preocupaciones para poder hablar más con ella. Sin Jane y sin Henry por allí cerca se la veía perdida y sola. Sabía que Lexie había estado con ella pero a veces eso no era suficiente.

    – [Noah]Tenemos que ayudarla…[/Noah] – les dije. Me preparé para ver cómo interponerme entre ambas sin que Qiu ni nadie más saliese dañado. La maestra parecía demasiado fuerte con ese espíritu como para que pudiera derribarla yo solo.

    – [Bowie]No os metáis donde nadie os ha llamado[/Bowie].- me detuvo Bowie.

    – [Noah]No podemos dejar que le pase nada.[/Noah] – respondí. Vi que miraba fijamente a la Daë luchando y volví a observarla.

    – [Bowie]Esta es su lucha, Noah[/Bowie].- puntualizó. Entonces lo vi, tras las heridas y el cansancio, Qiu Lanying era consciente de su situación pero estaba determinada a acabar con esa amenaza. Había creído las mentiras de la maestra y le había dejado su puesto mientras quien sabe cuantos niños y niñas seguían perdiéndose.

    – [Noah]Vale, lo entiendo. Estaré preparado por si el techo cede.[/Noah] – respondí, alerta.

    Observé la lucha junto a los demás, dirigiendo a menudo la mirada a nuestro alrededor. No sé cuanto tiempo pasó, pero para mi fue una eternidad, hasta que Qiu asestó un golpe con su arma que desató una especie de estallido espiritual. La maestra Masako cayó al suelo sin levantarse. Entonces la Daë se fijó en nosotros.

    – [Qiu]¿Quiénes sois? ¿Qué habéis venido a hacer aquí?[/Qiu] – nos preguntó. A medida que las palabras salían de su boca empecé a notar su efecto en mí al igual que lo haría en los demás. Para cuando caí en la cuenta de su poder, ya era tarde.

    – [Noah]Venimos de la Tierra, otro planeta, en el futuro, además, creo…yo soy Noah, ella es Lexie, Laura, Bowie y Cole.[/Noah] – como era el más rápido, fui el primero en responder. Ni nombres en clave ni secretos de ningún tipo, no podía mentir a la Daë ni sabía como controlar lo que salía de mi boca. – [Noah]Llegamos aquí por error intentando salvar nuestro mundo pero los Daesdi nos dieron una misión de ayudar a reunir a los Daë de este tiempo, uno por cada mundo, para detener a un gran mal al que conocemos como El Soberano…[/Noah] – traté de callarme. Se volvió bastante desagradable perder el control de esa manera, era una sensación que no me gustaría volver a repetir.

    – [Qiu]Tengo mucho que hacer aquí[/Qiu].- se giró hacia el cuerpo de la maestra y en ese instante escuché un el sonido de la madera al romperse. Me moví hasta ella y la aparté a tiempo de unos escombros cayendo junto a una gran viga.

    La dejé en el exterior del templo y los demás salieron detrás de nosotros. Estábamos lejos de estar a salvo. Un ejército de aquellos guerreros Oni nos cortaba el camino. Me imaginé por un instante a los «occidentales» a los que Masako quería enfrentarse viendo a aquellos guerreros y huyendo despavoridos, o siendo masacrados sin piedad.

    Había llegado el momento de volver a luchar, pero los guerreros no se movían. Nos miramos, Qiu Lanying dio un paso hacia ellos y se mantuvieron en el sitio. Fue entonces cuando escuché a alguien detrás de nosotros. La maestra Masako estaba cubierta de hollín y heridas ensangrentadas, pero aún se arrastraba. Sus ojos emitían un destello de locura en un mar de poder. Ya no era ella misma, era algo diferente. Se alzó en el aire sobre sus soldados y movió las manos convocando una energía espiritual que alzó a los guerreros que ya habían muerto.

    – [Lexie]Esto no se acaba nunca…[/Lexie] – se quejó Lexie.

    – [b]No sabes lo que has despertado, muchacha.[/b] – hablaba con la boca de la maestra Masako pero no se parecía en nada a su voz. Era casi un coro de voces hablando en sincronía.

    – [Qiu]¿Quién eres? ¿Qué quieres?[/Qiu]- le preguntó Qiu Lanying sin aparentar ningún miedo. Recordé que aquella mujer había guardado silencio durante años para hacer una pregunta a los espíritus.

    – [b]Somos Legión, respondemos a muchos nombres, pero puedes llamarnos Antailtire.[/b] – replicó, también afectada por el poder de Qiu Lanying. – [b]La magia es nuestro reino y con ella cambiamos estos mundos a nuestro placer, sirviendo cada uno un propósito.[/b] – eso signficaba que una de nuestras teorías era cierta, solo que de forma diferente a como lo habíamos imaginado. «Antailtire» se hacía llamar, pero nosotros le habíamos conocido como «El Soberano», al igual que el que habíamos visto en el mundo prehistórico de Rlia. Tenía sentido, con su dominio sobre la magia había cambiado los mundos, pero había dejado partes de sí mismo en cada uno para controlarlo mejor. Eso significaba que «El Soberano» solo era una pequeña parte y que su poder era más del que podíamos imaginar. Tenía que ser él el gran mal al que expulsarían los Daë.

    Parpadeé un par de veces al recorrer la zona con la mirada porque vi un grupo de personas apareciendo por un lateral del templo. Destacaban tanto que los había visto por el rabillo del ojo, pero no me creía que pudieran estar ya allí. Eran los Daë y estaban escuchando lo que ‘Antailtire’ decía. Sin duda ellos sabrían más que nosotros sobre él y todo lo que pudieran sonsacarle sería una ayuda.

    Mientras ellos escuchaban, repasé a sus miembros: Eldric tenía el arco en la mano y su brillante armadura estaba más desgastada pero por su rostro no había pasado el tiempo; Eleanor seguía teniendo el mismo rostro amistoso pero se la veía más madura y por lo menos dos o tres años mayor; Ugg’Krah parecía igual que entonces, salvo porque alguien le había empezado a confeccionar ropa a su medida; junto a Eldric estaba Geraldine, llevaba el pelo suelto y aferraba su cetro preparada para luchar; al lado de Eleanor estaba Rlia, vestida de una forma bastante distinta pero aún con poses que recordaban el lugar del que venía, verla tan cerca de Eleanor me recordó su conversación con mi tía Sarah y me recordó que todos ellos estaban a punto de sufrir; Richard Crane tenía el rostro oculto por su yelmo astado.

    Era increíble que en lo que para nosotros habían sido unas semanas, para ellos hubieran pasado ya años, meses de aventuras, semanas de peligros y días de estar juntos y conocerse mejor. Entre ellos había varios recién llegados: tras Eleanor había un tipo de pelo azul que no podía ser otro que Alastair, eso significaba que el grupo de Xander ya había terminado; una mujer vestida con un collar de oro y piedras resaltando contra su broncínea piel debía ser Na’amah, así que el grupo de Mike también lo había conseguido; el hombre de gabardina marrón sencilla tenía que ser John Rowe, el Daë de Cetus, por lo que el grupo de Kaylee también lo había logrado ya; no vi a la vampiresa Julia, ni a los Daë de Géminis, así que el grupo de Ezra y el de Elle estaban todavía en ello. Solo esperaba que no hubiese complicaciones.

    – [Qiu]¿Cuál es vuestro punto débil?[/Qiu] – volví a escuchar justo a tiempo para ver cómo la mente de Qiu Lanying era tan afilada como su espada. No estaba dándole tiempo a recuperarse y defenderse de su poder, atacaba sin piedad para saber cómo derrotarlo sin necesidad de saber más de todo lo que había hecho a lo largo de todo aquél cúmulo de planetas.

    – [b]El Olvido…[/b] – respondió. Tras pronunciar esas palabras fue como si un chillido rasgase el mundo y una furia espectral salió del cuerpo de la maestra Masako. No hubo tiempo de esperar ni procesar, solo de luchar.

    Los Daë acudieron a la batalla y cerraron filas frente a nosotros. Qiu Lanying se sumó a ellos y luchó contra aquellos espectros y contra los guerreros de los niños que habían perdido. Cole, Bowie y yo pudimos ayudarles también en la medida de nuestras capacidades. Todo terminó cuando Qiu Lanying asistida por el resto de Daë dieron el golpe definitivo a la maestra Masako.

    Después de aquello saludamos a lo lejos a los Daë, que ya tenían sobrada experiencia con nuestros encuentros y hablaron con Qiu Lanying. No sé con exactitud qué le dijeron pero después de ver que la maldad que se había llevado a sus niños se extendía por muchos mundos, creo que sintió que era lo que debía hacer.

    – [Noah]Es hora de volver…a casa.[/Noah] – les dije.

    – [Lexie]Eso no es mi casa. Es una nave[/Lexie]. – replicó Lexie. Entendí su ira, su frustración y su impotencia.

    – [Noah]Lo sé, pero tendrá que servir mientras tanto.[/Noah] – comenté, pasándole un brazo por la cintura mientras nos alejábamos en busca de uno de los altares que nos llevase a la Kvasir.

    Un mundo más que teníamos que dejar atrás, abandonado a su suerte. Solo nos quedaba la esperanza de que les fuera bien, porque nosotros también teníamos unas vidas que recuperar y no podíamos cargar sobre nuestras espaldas los problemas de todos los mundos.

  • LA NIEBLA

    NOAH ARKKAN

    ESFERA NARA – MAÑANA

    Si bien a nuestra llegada a aquél mundo inspirado en el japón feudal solo le faltó una banda sonora emocionante para ser perfecto, con aquél templo en el monte y el pico nevado al fondo, tras los cerezos en flor, la bienvenida de los habitantes no fue precisamente cálida.

    No era de extrañar, aquella civilización aún no debía estar acostumbrada a ser el foco de miles de turistas de todas partes del mundo. Cole, Laura, Bowie y yo destacábamos a primera vista y Lexie, aunque en aquél momento tenía el aspecto de Xie, una chica asiática joven, normalmente de pelo oscuro pero ahora con una peluca rubia y un kimono de vivos colores que parecían sacados de cualquier franquicia de juegos de lucha, más que de la realidad. Por suerte los que nos miraban aún no conocían el concepto de apropiación cultural indebida ni la creación de arquetipos racistas.

    Lexie evidentemente no se había vestido así por reírse de nadie, si no porque lo poco que conocía de la cultura de la que procedía su lado demoníaco era sacada precisamente de esos juegos de lucha.

    Como las miradas cada vez eran más marcadas y estábamos cerca de un templo, di una vuelta rápida para observar los alrededores y les indiqué a los demás una ciudad o aldea grande a los pies de un sendero de piedra que cruzaba el bosque, comenzando por unas escaleras que estaban un poco más allá.

    El sendero parecía tranquilo y al principio agradecí la privacidad de los árboles, evitando ya las miradas de aquellos extraños, pero no tardé demasiado en empezar a darme cuenta de la inmensidad de aquél bosque y de que en realidad, a partir de aquél momento, estábamos solos contra lo que nos pudiéramos encontrar.

    La voz de Cole rompió el silencio cuando alguien se comunicó con él mediante la esfera. Era Kaylee, en Artisan estaban bien. Yo tomé la mía para no pensar demasiado y aclarar si los demás estaban a salvo.

    Mi mente buscó a Henry o a Ezra, con los que en teoría debería poder contactar, pero después de varios intentos no conseguí nada. En ese momento, Lexie estaba hablando ya con Elle. En Valantis habían tenido problemas raciales, a fin de cuentas era una época muy tumultuosa, pero estaban a salvo.

    Traté de despreocuparme respecto al equipo de Terra, evitando pensar en lo peor. El contacto con las esferas no estaba garantizado, podían estar ocupados, en peligro o simplemente no estar pendientes. En su lugar busqué a uno de los otros dos equipos.

    – [Noah]Niall, ¿todo bien?[/Noah] – pregunté al ver la familiar imagen de mi mejor amigo.

    – [Niall]De fábula. A Mike y a mí nos han tomado por dioses.-[/Niall] sentenció. La imagen se aclaró y vi que en ese momento se estaba comiendo una uva. Su piel bronceada brillaba por un maquillaje que salpicaba tonos dorados sobre ella y sus ojos estaban enmarcados en una sombra negra que ya se había aplicado antes de salir.

    – [Noah]Has encajado de maravilla.[/Noah] – me alegró saber que estaban más o menos a salvo, al menos mientras les considerasen dioses. Pero me extrañó que solo les hubiesen tomado a Mike y a él por deidades, aunque no pasaba nada mientras los demás estuviesen bajo su protección.

    – [Niall]¿Vosotros no? Noah, que en Japón no tienen dinosaurios… bueno tienen a Godzilla pero no cuenta.-[/Niall] replicó. Sonreí, era agradable hablar con un amigo. Hacía mucho que no hablaba con Cole, Laura era prácticamente una desconocida para mí y con Lexie no sabía muy bien cómo hablar después de habernos arreglado. Estábamos en una especie de limbo y tenía tanto miedo a espantarla que casi no habíamos charlado desde que llegamos a ese mundo.

    – [Noah]No parece que les gusten mucho los extranjeros. Y Lexie…no ha colado mucho.[/Noah] – resumí. Debía estar viendo el bosque a mi alrededor.

    – [Niall]Ya le dije que ese conjunto le quedaba muy bien pero que no pegaba nada a la época que iba.[/Niall] – vi que hacía una ligera reverencia a alguien «fuera de cámara». – [Niall]A nadie le gustan los extranjeros por aquí, a nosotros casi nos matan nada más llegar.[/Niall] – no fue agradable de escuchar, pero me había prometido conservar la calma. No podía preocuparme por todos ellos y había que asumir el peligro y confiar en que eran capaces de sacarlo adelante sin sufrir daño. Aunque no era nada fácil.

    – [Noah]Entonces empezásteis peor que nosotros. ¿Pero ahora todo bien?[/Noah] – pregunté para confirmar. Niall asintió y le hice una seña a Cole y Lexie para que se lo dijeran al resto. – [Noah]Si pasa cualquier cosa, avísame. Tengo esto a mano.[/Noah] – le recordé, más para sentir que tenía algún tipo de poder y evitar temer al desastre. – [Noah]El grupo de Elle está bien, ya han hablado con Lexie. Y Kaylee se puso en contacto con Cole, así que también.[/Noah] – resumí.

    – [Niall]Cuidado con la Yakuza papá.-[/Niall] se despidió. Capté la indirecta, me estaba preocupando en exceso, ya parecía mi padrino.

    – [Noah]No te acostumbres a que te alaben tanto.[/Noah] – bromeé. Era duro cortar la conexión, pero no podía estar hablando con todos los grupos en todo momento.

    Suspiré y busqué a alguien del equipo de Dagrknot, el mundo vikingo.

    – [Owen]Xander, coge el remo que me llaman por el piedra móvil. ¿Dígame? -[/Owen] escuché responder a Owen. Lo primero que vi fue su oreja cubriendo casi todo mi horizonte de visión. La imagen se alejó hasta mostrar su cara ya de un tamaño normal, seguramente Xander le había avisado.

    – [Noah]Videollamada Owen, como si fuera videollamada.[/Noah] – le recordé. – [Noah]Hemos contactado con todos menos con el grupo de Henry. Los demás están bien.[/Noah] – resumí, en caso de que aquella conexión se cortase por cualquier motivo.

    – [Owen]Define bien porque a nosotros casi nos comen unos tiburones.-[/Owen] la imagen volvió a moverse a medida que dejaba la esfera en el suelo de lo que parecía una barcaza, pero en una posición que enfocaba su entrepierna. Con las capas de las ropas vikingas me dio miedo que se viera en IMAX una parte de su cuerpo que no quería ver, a Owen nunca lo había visto con esos ojos. Mis crush con hombres nunca habían sido con nadie de mi entorno cercano.

    – [Noah]Están todos vivos sin peligro inminente.[/Noah] – aclaré, tratando de no darle vueltas a lo que acababa de decir de los tiburones. En la imagen que habían proyectado los Daesdi ese mundo se veía muy azul, demasiado azul. Si era tan acuático y ya habían estado en peligro, por mi mente pasaban muchos miedos. – [Noah]¿Puedes…? ¿Te importa subir la….esfera?[/Noah] – pregunté.

    – [Owen]Vamos en un barco con dos Vikingos, como te vean se puede liar gorda.-[/Owen] murmuró. Eché un poco en falta no poder estar en la raíz de una de mis mitologías favoritas, pero no iba a echar de menos tanta agua cerca. Prefería tierra firme sobre la que correr.

    – [Noah]Solo me verás tú, pero sí podrían oírte hablar solo.[/Noah] – le recordé. Había puesto en un tablón de la biblioteca los puntos claves de la esfera antes de irnos, pero Owen seguramente no lo había mirado. – [Noah]¿Entonces os han atacado?[/Noah] – pregunté.

    – [Owen]Desde el minuto uno. Tiburonoctopus, comefangos, y Ruby, que si fuera por ella lo hacia todo sola.[/Owen] – explicó. Parecía que había muchas amenazas en ese mundo. Allí estaban algunos de los más fuertes físcamente, menos que los de Valantis, pero quizá los segundos. Quise confiar en que si alguien podía, eran ellos. Además, Xander había dado toda la vida clases de natación con Bill. Pero Elliot…

    – [Noah]Menos mal que estáis de una pieza.[/Noah] – dije analizando cada fragmento de lo que veía a su alrededor. Xander, Ruby y Elliot estaban allí y parecían sanos y salvos. – [Noah]Nosotros vamos en dirección a la ciudad por un bosque un poco…[/Noah] – cuando tu mente va demasiado rápido y tiendes a tener bastante creatividad, tienes que tener cuidado con tu imaginación. Viviendo solo en una cabaña en mitad del bosque nunca había sido muy aficionado a las películas de miedo pero Lexie, sí. Habíamos visto unas cuantas juntos en mi cabaña y de no haber sido por mi velocidad no sé si habría sido capaz de volver solo después de acompañarla a la residencia. Ahora que lo pienso, con Allie también había visto películas de miedo en el cine y en una sesión de cine de verano. Habiendo pasado ya todo, tenía gracia ver las pistas ocultas.

    El caso es que ahora tenía la información de muchos ‘jump scare’ y criaturas terroríficas de pelis de miedo metidas en mi cabeza, listas para que mi imaginación desbordada las sacara de contexto. Concretamente aquél bosque se parecía al trailer de una película sobre el bosque de los suicidios de japón que evité ver intercambiándola por una doble sesión de ‘It’.

    – [Owen]Sombrío. Como mucho encontraréis algun cadáver.-[/Owen] parece que Owen sí había visto la peli o al menos el trailer.

    Miré aquellos árboles y la niebla que parecía cada vez más densa entre ellos. El viento silbó pero con él no trajo solo aire, si no palabras. Los pelos del brazo se me erizaron.

    – [Noah]No bromees mucho con eso, estamos escuchando susurros extraños. Como una voz que nos llama.[/Noah] .- tragué saliva. No sabía si podía correr más que un fantasma, o si reaccionaría siquiera. Los Oni eran algunos de los demonios más retorcidos que había visto. La raza de Lexie, los tanuki, parecían una fantasía Disney al lado del resto de «compañeros».

    – [Owen]El viento Noah, el viento.-[/Owen] carraspeó. Le miré extrañado. -[Owen]El viento nos favorece compañeros, Thor nos ha bendecido.[/Owen] – continuó. Escuché que después lo repetía en un nórdico antiguo que parecía dar dolor de boca.

    – [Noah]Será mejor que hablemos luego Ragnar, tened cuidado.[/Noah] – le dije. No me apetecía meterles en líos ahora que tenían un barco en el que estar seguros.

    – [Owen]Que no os coman el culo los ciervos amables.-[/Owen] me deseó. Tardé un rato en acordarme de un gif que había pasado hacía unos meses de unos ciervos de japón que estaban acostumbrados a que les diesen comida y al no hacerlo, se cabreaban bastante. Parecía tan lejano aquello, como de otra vida.

    Después de cortar la comunicación con Owen volví a intentarlo con Henry y Ezra, aún sin suerte. El silencio volvió a mantenerse entre nosotros, roto por los susurros que traía el viento, sin disipar aquella persistente neblina.

    Cole, Laura y Bowie caminaban charlando, un poco más adelantados, así que aproveché la oportunidad para acercarme a Lexie. No dejaba de darle vueltas una y otra vez a todas las cosas que no conocía de ella. Quería saberlo todo, empaparme de su vida y de su personalidad, ver cada una de sus caras. Pero sin embargo mi velocidad e impaciencia iban reñidos con su carácter, que huía de hablar demasiado de ella y «atraparse». Tenía que tener paciencia, y si había algo en mi vida que me permitiría tenerla, era estar con ella.

    Me fijé en cada detalle de ese nuevo rostro, tratando de asimilar cada facción, de repetirme que era Lexie y que si me atraía algo de ella, no estaba mal. Pero a la vez pensaba en su aspecto original y la echaba de menos, sintiéndome mal por estar allí con…ella misma. Era todo muy difícil.

    – [Xie]Como me sigas mirando, te empiezo a cobrar, pedazo de creepy[/Xie].- sentenció. Me había acostumbrado a los gestos en su cara habitual, incluso en la de Lexie Reed que al parecer era su cara «griega». Os explico un poco eso, por lo que había visto en los libros sobre los tanuki, en los libros de verdad, no los de fantasía, los tanuki tenían un aspecto propio por cada diferente cultura con la que tuviesen que mezclarse. Normalmente nacían con uno pero alternaban con el resto en cualquier momento. Eso, además de poder crear ilusiones.

    – [Noah]Lo siento. Me sigue costando acostumbrarme.[/Noah] – como no interpretaba tan bien la cara de Xie, preferí disculparme. Entonces pensé que no nos iría muy bien si empezaba a guardarme los pensamientos para mí solo. – [Noah]Quiero decir que…si ahora te hago un cumplido, ¿soy infiel?[/Noah] – pregunté, confuso, forzándome a hablar antes de pensar demasiado en lo que iba a decir.

    – [Xie]¿Si le hago un cumplido a tu parte ‘Raktatkor‘ estoy siendo infiel? Pues es lo mismo[/Xie].- explicó. Asentí, era una buena comparación, aunque mi parte Rakkthathor fuera solo una y ella tuviese…docenas.

    – [Noah]Vale, tienes razón, le doy demasiadas vueltas.[/Noah] – admití. Tenía que asumir que con cualquier cara, era Lexie Fenris, la mujer que amaba, así que querría también a todas y cada una de sus apariencias. – [Noah]En ese caso, estás muy guapa.[/Noah] – añadí, sonriendo. Lo cierto es que una vez aclarado eso con ella, este aspecto también me atraía bastante, aunque un poco menos que la Lexie original, todo hay que decirlo.

    – [Xie]Ya. Dime algo que no sepa[/Xie]

    – [Noah]Que tengo un problema y es que me atraen todas tus caras.[/Noah]

    Se echó a reír allí mismo, pero sin pararse en el camino.

    – [Noah]¿Qué tal es estar aquí?[/Noah] – aprovechando que estábamos teniendo al fin una conversación, intenté saber algo más sobre ella, sobre cómo se sentía respecto a sus orígenes.

    – [Xie]La verdad es que no siento ninguna conexión[/Xie].- dijo, encogiéndose de hombros.- [Xie]Mi padre es Alexander Fenris[/Xie]. – afirmó. Asentí. Era agradable hablar de ella sin que echase a correr.

    – [Noah]Es normal, es el que te ha criado.[/Noah] – respondí. Yamabushi, Phoenix o como se llamase en realidad había estado brevemente con su madre y había desaparecido del mapa antes incluso de que Lexie naciera. – [Noah]Pero pensé que por tus poderes de oni tendrías curiosidad.[/Noah] – comenté. Su padre no valía nada por el mero hecho de no preocuparse por ella, pero su ascendencia era parte de ella, era una tanuki sin que ello la vinculase a su padre.

    – [Xie]Meh[/Xie].- replicó.

    Le devolví una sonrisa y no insistí. – [Noah]Está bien hablar de tu vida por una vez.[/Noah] – comenté de pasada.

    – [Xie]Sí, está bien[/Xie].

    – [Noah]¿Y tu hermano? Nunca te he preguntado.[/Noah] – ni Allie ni Lexie Reed tenían hermanos, pero a la familia Fenris al completo la conocía todo el mundo en las noticias.

    – [Lexie]Ni yo por el tuyo[/Lexie].

    – [Noah]Si te molesta que te pregunte por tu vida, lo evitaré, lo siento.[/Noah] – me asustó la idea de haber preguntado demasiado.

    – [Xie]No es que me moleste, es que no tengo nada especial que contar[/Xie].-respondió encogiéndose de hombros.

    – [Noah]Solo quería saber más cosas sobre ti.[/Noah] – me disculpé, tratando de quitarle importancia con la cara que puse. Después de eso tardé un rato en saber qué decir. Pensé cientos de conversaciones pero tenía miedo de que todas acabasen mal.

    Lexie me miró y suspiró.

    – [Lexie]Mi hermano es un gilipollas[/Lexie].- dijo.

    Le devolví la mirada, fijándome en esos ojos que, sin importar su aspecto, siempre eran ella, siempre transmitían su misma intensidad, su mismo fuego.

    – [Noah]Es de la edad de Vera y Elliot ¿no?[/Noah] – comenté, para no presionar.

    – [Lexie]Sí[/Lexie].- respondió.- [Lexie]Es…como yo, pero peor[/Lexie].

    – [Noah]Bueno, tu eres objetivamente maravillosa.[/Noah]

    – [Lexie]Este se dedica a beber, decir que folla con todo bicho viviente y hacer el imbécil[/Lexie].- el claro ejemplo de una persona joven y consentida que no tiene claro el valor del dinero que maneja.

    Negué con la cabeza. – [Noah]Todavía no sabe de qué va la vida.[/Noah] – le quedaba aún mucho que aprender. Por un segundo pensé que le habría venido bien venir a este viaje como cura de humildad,  pero luego me di cuenta de que Vera, Elliot y otros que no querían llevar esta vida ya estaban aquí contra su voluntad. Ya había bastante gente arrastrada a esto.

    – [Lexie]Salvo que mi padre se arruine, no creo que lo sepa nunca[/Lexie].- continuó.

    – [Noah]Nunca se sabe. Pero si se arruina, mi cabaña es tu cabaña.[/Noah] – me acerqué y le di un beso en la mejilla, que estaba fría por el viento incesante. Después me aparté y reconozco que estaba sonrojado porque no sabía hasta donde llegar. Quizá un beso en los labios era demasiado teniendo en cuenta que no llevaba su aspecto normal.

    – [Lexie]Está bien saberlo. Siempre he tenido complejo de cerda[/Lexie].- replicó riendo. No lo entendí al momento, los nervios a veces hacían que mi velocidad pareciese ir al revés.

    – [Noah]¿De cerda?[/Noah] – pregunté. Entonces me di cuenta del chiste con la cabaña y los tres cerditos. Verdaderamente ese lobo no tendría oportunidad contra mi cabaña.

    Me di cuenta de que caminábamos ahora muy cerca el uno del otro y darle un beso me había costado bastante menos de lo que pensaba, así que me lancé sobre una idea que llevaba dando vueltas un buen rato. – [Noah]Ahora que hemos arreglado las cosas ¿te…te gustaría..salirconmigoenserio?[/Noah]

    – [Xie]Nadie sale ya[/Xie].- replicó ella echándose a reír.- [Xie]Eso es de…1990[/Xie].

    – [Noah]Soy un antiguo. Y me gustas. De verdad. Todas me gustáis…todas las lexies….no…no digo las….que también….[/Noah] – mi lengua se apresuraba demasiado y me costaba ordenar los pensamientos para no parecer un pervertido.

    Ella me llevó una mano al pelo y lo acarició.

    Suspiré. – [Noah]Lo que quiero decir es que te quiero.[/Noah] – noté como la sangre se me acumulaba en el rostro, ni siquiera fui capaz de mirarla.

    Ella se quedó callada, alucinando probablemente. Seguro que me tomaba por loco, pero la última vez que se lo había dicho había ido tan mal que no quería que se quedase en aquella impresión.

    – [Noah]Es…eso…solo quería que lo supieras.[/Noah]

    – [Lexie]Joder, Noah. Qué intenso eres[/Lexie]

    – [Noah]Después de Lexie Reed, de Allie y teniendo en cuenta que estamos perdidos y no sabemos cuando volver…no quiero perder el tiempo.[/Noah]

    – [Lexie]Yo…yo…[/Lexie]

    – [Noah]No hace falta que lo digas. Puedes decir otra cosa.[/Noah]

    – [Lexie]Eres…el Drow de mi cárcel[/Lexie].- bromeó. Le devolví una sonrisa y decidí terminar con aquella timidez insana delante de ella. Lexie era una mujer decidida, estaba cansado de titubear así que recogí fuerzas recordando aquél beso en la cueva y para cuando me quise dar cuenta, estábamos el uno frente al otro, besándonos, sin que me quedase muy claro cuánto llevábamos así.

    Fue un momento sencillamente maravilloso y podría haberlo disfrutado más si mi vida amorosa hasta entonces no hubiese sido un cúmulo de tropiezos y mala suerte. Para no romper la costumbre, los árboles del bosque empezaron a moverse a ritmo de un viento frío que nos rodeó. Aquél no era un frío normal, te calaba hondo, hasta los huesos y traía presagios de maldad y muerte.

    – [Lexie]¿Eso ha sido que hemos hecho magia con el beso o algo chungo?[/Lexie]

    Tragué saliva, sin apartarme de ella. Entonces lo vi por encima de su hombro. – [Noah]Algo chungo, Selardi.[/Noah] – dije, segundos antes de girarnos y colocarme delante. Cole, Laura y Bowie se detuvieron al vernos parados, pero su rostro cambió al ver a aquella…aparición.

    A unos metros de nosotros, entre la niebla, completamente inmóvil sobre las escaleras empedradas había una figura de aspecto femenino. Llevaba un vestido blanco sucio, a juego con su cabello oscuro enmarañado. Sobre su cara llevaba una máscara blanca con rasgos caricaturescos de mujer, pero estaba ajada, tanto que en lugar de una sonrisa parecía estar llorando.

    Cole pasó por mi lado y se colocó delante de los tres. – [Cole]Mucho cuidado al moveros y al responder.[/Cole] – caminaba lentamente y su voz era un susurro. Él tenía más experiencia con los demonios de japón, así que lo mejor sería hacerle caso.

    Como si las palabras de Cole la hubiesen activado, la mujer alzó el rostro enmascarado con la mirada fija en él y de ella surgió una voz espeluznante.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]  – Cole titubeó. Traté de pensarlo por mí mismo, pero no sabía tanto de los demonios orientales  porque mi tiempo lo había invertido en los tanuki y otras especies de yokai cercanas. Sabía algunas cosas básicas, como que los espectros estaban a la orden del día y eran mortíferos y violentos.

    – [Xie]¿Qué es esto, Cole?[/Xie] – preguntó Lexie, mantiendo la voz en un susurro, algo poco característico de ella. No podía culparla, la visión era aterradora. Apenas se había movido desde que habló, pero los pocos movimientos que había hecho eran inhumanos.

    – [Cole]Una Kuchisake-onna. Si le digo que sí se quitará la máscara y nos enseñará su boca cortada de oreja a oreja antes de volver a preguntar. Si repetimos que si, nos hará lo mismo, si decimos que no. Nos matará.[/Cole] – respiró profundamente, pensando. Aquella descripción era digna de las peores pesadillas.

    – [Laura]¿Entonces qué hacemos?[/Laura] – Laura parecía estar pasando un mal momento.

    Cole siguió avanzando lentamente mientras pensaba, pero ella empezaba a impacientarse. Su pie derecho avanzó, posando lentamente su planta descalza y oscurecida por el barro en el siguiente escalón, ascendiendo hasta nosotros. – [Cole]Irá uno a uno. Yo le responderé y vosotros huís.[/Cole] – dijo con tono serio.

    Iba a replicarle, no podía ponerse en peligro para escudarnos a nosotros. Quizá tendríamos más opciones saliendo de allí a toda velocidad. Pero Cole no me dejó hablar, hizo una seña y negó con la cabeza. Me asaltó el miedo de que aquella criatura pudiera cogerme incluso a todo lo que pudiera correr.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]

    – [Cole]Sí.[/Cole] – respondió. La mujer se detuvo y llevó una blanquecina mano a su máscara. Mientras se la quitaba, no pude dejar de mirar. No quería verlo, sabía que aquella imagen me perseguiría para siempre, pero fui incapaz, estaba congelado en el sitio.

    Lo primero que vi fueron sus ojos, en apariencia humanos pero con un iris blanco. Cuando terminó de quitarse la máscara lo vi. Su boca ocupaba casi toda su cara, formada por un corte de oreja a oreja desgarrando su boca completamente.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]  – volvió a preguntar. Vi la señal de Cole y no esperé. Laura, Bowie y Lexie no habían pedido estar allí y yo era el único que podía sacarlas a tiempo, pero volvería a por Cole.

    No tuve tiempo a cambiar a forma demoníaca y sus tres cuerpos empezaron a pasarme factura a medida que corría a toda velocidad entre la niebla y los árboles, así que me detuve en un hueco entre árboles, sin alejarme demasiado para poder escuchar si Cole necesitaba ayuda, pero lo suficiente como para huir si era necesario.

    El viento se había parado, pero un ruido de arrastre empezó a escucharse cada vez más cerca. Miré a Laura, Bowie y a Lexie, no me atrevía a moverme de allí con ellas porque podría ir de lleno a una trampa. No sabía qué hacer.

    – [Laura]No tenía que haber venido aquí…[/Laura]- dijo Laura, aferrando la mano de Lexie.

    – [Noah]No te preocupes. Estamos juntos, estaremos a salvo. Solo falta que Cole vuelva.[/Noah] – le aseguré.

    El ruido de arrastrar se intensificó hasta que un bulto apareció tras la niebla. Me preparé para transformarme y pelear si no quedaba más remedio.

    Observé fijamente a la criatura mientras dejaba atrás la niebla y su cuerpo se distinguía mejor. Parecía también una joven de piel nívea. Busqué con la mirada sus piernas, pero no había nada que encontrar, era como aquél primer zombie de ‘The Walking Dead’, salvo que su aspecto parecía más vivo. Las puntas de su melena azabache estaban salpicadas del granate de la sangre seca allí donde rozaba con la parte inferior de su torso.

    Me fijé en que se movía arrastrándose con sus brazos, dejando tras de sí un reguero de sangre. En el brazo derecho llevaba una hoz con aspecto de estar muy afilada.

    Escuché gritos como a cámara lenta y me di cuenta de que Lexie y Laura me llamaban, desesperadas. Sin darme cuenta había entrado en supervelocidad mientras la observaba. Cuando volví a la velocidad normal me di cuenta de que aquél ser se movía muy rápido.

    Estaba a punto de coger a las tres de nuevo cuando escuché otro ruido en el bosque. Se movía rápido y el ser que estaba a unos metros de nosotros lo buscó tambien.

    Respiré aliviado al ver que era Cole quien aparecía tras la niebla y no un nuevo ser como aquellos. – [Cole]Noah aléjanos de aquí, lo más rápido que puedas.[/Cole] – pidió con dificultad, debía haber corrido como un demonio para llegar hasta nosotros.

    Asentí y los agarré lo más rápido que pude mientras dejaba salir mi aspecto de Rakkthathor. Para cuando cogí a Cole, aquél «torso» de mujer ya tenía preparada la hoz para cortarlo en dos.

    Me alejé de ella lo más rápido que pude, pero sentí pánico al ver que no conseguía poner tanta distancia entre nosotros como estaba acostumbrado. Por primera vez en mucho tiempo me sentía lento. Estaba ganando distancia pero poca y tenía que esquivar los árboles, cosa que a aquél ser no le daba mucho problema.

    Dejé de mirar atrás y me centré en el frente, con los dos corazones resonando intensamente a raíz del miedo que tenía por mí y por los que dependían de mí.

    Al final el ser se quedó atrás, pero no dejé de correr. Aquella niebla seguía cubriéndolo todo. Frente a mí y a ambos lados veía espectros de todo tipo, aterradores, observándome pasar con sus ojos muertos y una sonrisa de malevolencia.

    Ese bosque era perverso y todo en él buscaba llevarnos a formar parte de sus perpetuos habitantes.

    Seguí corriendo sin saber cuanto hasta que frente a mí, a escasos centímetros se apareció un espíritu horrendo, oscuro como la sangre seca, con un rostro que parecía humano pero estaba deformado por la oscuridad que lo corrompía. Le caían cabellos largos y blancos por el rostro, alargado, inhumano, lleno de dientes como los de los peces de las profundidades.

    Lo esquivé pero eso me hizo tropezar contra unas rocas en el camino. Traté de rectificar el rumbo y conseguí evitar que los demás tuviesen todo el golpe del «momentum» que llevaba acumulado, así que conseguí dejarlos en el suelo antes de estamparme contra un árbol.

    Lo último que vi antes de caer inconsciente fue a los espectros rodeándonos.

  • NOTAS DE UNA SINFONÍA

    NOAH ARKKAN

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – MAÑANA

    Me levanté bastante temprano aquella mañana. Era difícil seguir el ritmo del tiempo en un sistema solar cuyo ritmo no conoces, pero para mi cuerpo, debían ser cerca de las siete de la mañana.

    Lo primero que hice fue dirigirme a la cocina mientras en mi cabeza daban vueltas una y otra vez las teorías que intentaban dar un sentido y una guía a todo lo que pasaba en estos mundos.

    Por una parte, en algún momento, nos enfrentaríamos a nuestras propias Pruebas, porque cada uno de nosotros tenía ya una esfera con los elementos que le identificaban, esferas, que por lo que parecía, permitían comunicarse con Daë de ese mismo macrogrupo elemental, tanto con los del Cúmulo como con los Moondies.

    Nuestro trabajo era reunir a los Daë del Cúmulo, o al menos protegerlos hasta que se encontrasen. Por lo que nos enseñaron los Daesdi, había catorce mundos y teniendo en cuenta que había catorce Daë en esa generación – quince si contábamos por separado a los de Géminis – encontraríamos uno por mundo.

    Hasta ahí venía la parte sencilla, pero después empezó el caos con diferentes civilizaciones en diferentes periodos en cada uno de los mundos. Parecían anclados en una época de la humanidad determinada, sin ser conscientes de lo que ocurría en el resto de mundos excepto los que llegaban aquí, a esta luna que se había convertido en una especie de ciudad libre con un enorme mercado negro.

    Por lo que había dicho Eldric, los mundos habían sido antes muy diferentes, pero el Arquitecto lo había cambiado todo. Su magia había roto las leyes de la física en este lugar, distorsionando el tiempo y el espacio, creando un lugar donde no había tiempo, como esta luna, y portales entre los diferentes mundos en objetos corrientes.

    Esa clase de magia me recordaba a alguien que, pese a no haber conocido nunca, siempre había estado presente en nuestras vidas. Según las historias, el Soberano ya había sido encerrado una vez y enviado al Vacío con ‘La del Pelo Rojo’, por estos mismos Daë a los que ahora intentábamos reunir. Por si fuera poco, lo habíamos visto en carne y hueso en el mundo prehistórico, aunque con ropa diferente y menos afectado por la tortura de ‘Ella’.

    Pero, si el Soberano era aquél que vimos en Daonna y era a él a quien iban a expulsar los Daë del Cúmulo, ¿qué pasaba con el Arquitecto? ¿Es que después de su sacrificio los mundos de este Cúmulo iban a quedarse así?

    De todas formas, parecía que el Arquitecto había hecho esa distribución en los mundos porque sacaba provecho de ello. Ezra había escuchado conversaciones del Nigromante con alguien que parecía estar por encima. Teniendo todo eso en cuenta, personas como el Soberano, el Nigromante y los que controlaran el resto de mundos tenían que rendir cuentas al Arquitecto.

    Y ahí llegaba mi teoría. El Soberano manipulaba la realidad con su magia a su antojo y se había presentado a los Moondies con muchas caras, hasta la de una trabajadora de Fenris. ¿Podía ser el Arquitecto también el Nigromante y el Soberano? Parecía demasiado pensar que estuviera en varios sitios a la vez, algo que ni siquiera el Soberano creo que hiciera.

    Me pasé una mano por la frente. Estaba pensando demasiado. Al final la respuesta más sencilla sería que el Soberano se rebelaría contra el Arquitecto y se convertiría en la principal amenaza. Pero no quise desechar del todo la teoría de que fuera un grupo de malos.

    Cuando llegué a la cocina, me encontré con Amy. Estaba tomándose un café, pálida como la luna. Había tenido una misión sobre los siguientes mundos, así que había muchos planes que hacer.

    Me puse un poco nervioso y empecé a moverme rápidamente por la nave sin saber muy bien por dónde empezar. A Lexie no le iba a hacer mucha gracia salir de este refugio y quizá ni siquiera consiguiéramos que lo hiciera. Yo la entendía, no podíamos pretender que todo el mundo tuviese vocación de salvar el mundo y ahora que teníamos un lugar donde quedarnos hasta que todo acabase, no veía el problema en que algunos se quedaran en la Kvasir.

    Amy y yo no íbamos a hacer los planes solos, así que me encaminé hasta las personas que sabía con certeza que querrían emprender la misión. No tenía sentido preocupar a los demás con planes cuando ni siquiera sabíamos si querrían ir.

    Les llamé uno a uno hasta que finalmente, tras lo que pareció una eternidad, todos aparecieron en la biblioteca. Estábamos Amy, Elle, Xander, Jane, Henry, Kaylee y yo.

    – [Noah]Estamos aquí porque Amy ha tenido una visión.[/Noah] – les expliqué. Las manos me temblaban ligeramente, pero sabía que era pura inquietud por lo que iba a pasar.

    – [Elle]¿Y el resto?[/Elle] – preguntó Elle, mirando a nuestro alrededor. En el momento en el que lo dijo, supe que me había equivocado.

    – [Noah]Pensé que sería mejor si lo comentábamos nosotros antes.[/Noah] – intenté aclarar. Cuanto más lo pensaba, menos claro estaba el plan inicial. – [Noah]Coordinar a todos…[/Noah] – habría sido difícil, habríamos perdido tiempo decidiendo quién iba y quién no, sin haber escuchado aún las visiones.

    – [Kaylee]Elle tiene razón[/Kaylee].- replicó Kaylee. – [Kaylee]Estás acostumbrado a ser demasiado práctico, Noah CHRISTOPHER, pero si somos un grupo, no puedes convocar a unos cuantos aparte[/Kaylee]. – asentí con la cabeza. No había sido la mejor idea por mi parte. Estaba muy acostumbrado a hacer las cosas solo, a mi velocidad, que era demasiada. Ahora teníamos que ser un grupo. Me había centrado solo en reunir a unos pocos para hacer los planes porque había decidido de antemano que Lexie y Niall probablemente no querrían ir, que Vera y Elliot serían demasiado pequeños, que Mike preferiría estar en la retaguardia y que los nuevos no confiarían en nosotros.

    – [Jane]Vamos a perder el tiempo, pero que vengan[/Jane].- replicó Jane encogiéndose de hombros. Parecía estar de acuerdo en mi idea, pero Jane también pecaba de ser excesivamente práctica.

    Amy hizo una mueca, le daba lo mismo una opción que otra. Bastante tenía con cargar con esas visiones.

    – [Henry]Mejor explicarlo todo una vez que varias veces luego.-[/Henry] resumió Henry. Era un enfoque más lógico, pero yo había estado cegado. Una persona sola no puede cargar con las responsabilidades de todo el grupo por mucho que quiera, porque les estaría quitando la libertad de decidir. Eran sus vidas, aunque quisiera lo mejor para ellos, la decisión no era mía.

    – [Xander]Para poder estar todos, todo el mundo tendría que escuchar al menos a una persona.[/Xander] – apuntó Xander. Miraba fijamente a su hermana. Xander y yo habíamos estado hablando al poco de llegar a la Kvasir. Parecía que estaba claro que tendríamos que convertirnos en un grupo unido y fuerte para resistir, igual que los Moondies, una suerte de New Moondies. Pero para eso necesitábamos una líder como había sido Sarah, y solo se nos ocurría una persona, que casualmente era la que no quería mandar.

    – [Kaylee]Pajeros y pajeras de la nave Kvasir: os esperemos en la biblioteca[/Kaylee].- anunció Kaylee amplificando su voz para que resonase por toda la nave. Cada vez se la veía más segura y confiada con la magia y con la vuelta de ella, se notaba más completa, más ella misma. Ni la ‘Queen B’ que habíamos conocido en el instituto, ni la que se flagelaba continuamente que había llegado después. Ésta era Kaylee de verdad, renacida como un fénix.

    Después del llamamiento, caminé hasta la pizarra en la que había colgado todas mis anotaciones hasta el momento. Allí tenía un dibujo del sistema planetario que había sacado de la memoria genética después de que los Daesdi lo mostraran, marcando en cada mundo los Daë conocidos y las civilizaciones. También tenía una lista de cada uno de nosotros y la teoría sobre los elementos que teníamos, junto a los de los Moondies, para tratar de establecer patrones de comunicación.

    Los demás fueron llegando poco a poco y evité mirarlos directamente. Ahora me avergonzaba haber tomado esa estúpida decisión por ir demasiado deprisa. Cuando ya estuvieron todos, vi que Lexie me miraba con una sonrisa y sentí un escalofrío. ¿Cómo podía no haberla incluido pensando que sería mejor?

    Por suerte la biblioteca de la nave era muy grande y todos los presentes cabíamos con holgura. Éramos casi el doble que los Moondies y todos teníamos una esfera, así que había echado mis propias cuentas y aún debía faltarnos alguna incorporación más, pero no sabía exactamente cuántos porque dependía de la figura del catalizador, que sería la que nos salvase la vida al igual que a los Moondies. No quería pensar mucho en ello, porque eso significaría que perderíamos a alguien sin más remedio. Pero quizá, al ser tantos, no hiciera falta y todos saliésemos sanos y salvos.

    Se generó un murmullo de las múltiples conversaciones que estaban teniendo lugar en pequeños grupos.

    – [Xander]Sigue haciendo falta alguien que dirija todo esto.[/Xander] – escuché repetir a Xander.

    – [Jane]Dirige tú, pesao[/Jane].- le soltó Jane. Xander la miró y vi que no sabía qué responderle durante una fracción de segundo, pero entonces sus miradas se cruzaron y supongo que vieron que no era de malas.

    – [Xander]No se me daría bien. En eso no me parezco a mi madre.[/Xander] – aseguró. Sabía que Elle tenía miedo a no estar a la altura de Sarah, a no ser como ella. Pero quizá no necesitásemos a una Sarah. Ella recibió el poder de la Kvasir, Elle había nacido con él. Sarah había liderado a un grupo, esto era casi un ejército.

    – [Lexie]¿Quién ha organizado esto a espaldas del resto que le parto la cara?[/Lexie] – preguntó Lexie. Se hizo un silencio incómodo y los que habían estado reunidos al principio evitaron mirarme. Nadie quería darnos problemas, pero no quería una relación con Lexie basada en ocultarle cosas. Eso ya lo habíamos vivido durante mucho tiempo.

    – [Noah]Culpable.[/Noah] – dije levantando la mano. La miré y vi que estaba molesta, pero esperaba que no le durase mucho tiempo. – [Noah]Solo por desgranar las visiones, no quería que decidiéramos por…[/Noah] – seguí explicando.

    – [Ezra]…Todos.-[/Ezra] terminó Ezra.

    – [Idris]Vaya con Lisa…[/Idris] – escuché a Idris reírse. Cuando le miré, me guiñó un ojo, al menos él no se lo había tomado mal.

    – [Noah]Me equivoqué. Lo siento mucho.[/Noah] – dije con sinceridad.

    – [Jane]Esto no es práctico. Lo digo y lo vuelvo a repetir[/Jane].- se quejó Jane.

    – [Mike]Solo hay que organizarse bien.[/Mike] – intervino Mike. Más voces se sumaron en un susurro que terminó siendo ensordecedor. Éramos muchos y ninguno escuchaba a nadie en concreto.

    – [Kaylee]¡SILENCIOOOOOOOO![/Kaylee]- la voz amplificada de Kaylee reverberó en la sala.- [Kaylee]El que quiera hablar que levante la mano o Lexie le espera a la salida con una navaja[/Kaylee] – puntualizó. Jane alzó las cejas como si quisiera decir que eso ya lo había visto venir.

    – [Dante]Esto va a durar toda la vida.[/Dante] – escuché quejarse a Dante, apoyado en una parte más alejada.

    – [Jane]Es que la idea de Noah era la buena[/Jane].- se sumó Jane.

    – [Lexie]La idea de Noah era mejor porque a ti no te había excluido, petarda[/Lexie].- replicó Lexie. Me llevé una mano a la cara, todo aquello era culpa mía y estábamos perdiendo el tiempo, además de echando tierra sobre el propio grupo.

    – [Jane]No voy a perder el tiempo discutiendo contigo[/Jane].- respondió Jane cruzándose de brazos y poniendo los ojos en blanco.

    – [Lexie]¿Te crees mejor que yo?[/Lexie] – le espetó Lexie.

    Vi que Elle perdía pie y terminaba colocada en el centro. Kay tenía la mano estirada tras ella, después de haberla empujado. – [Elle]Es…estamos…aquí…reunidos…[/Elle]- empezó a decir con voz amplificada, mirando fijamente el suelo. Se notaba que lo estaba pasando mal, pero ninguno podía cumplir ese papel como ella.

    – [Lexie]Para unir en santo matrimonio, no te jode[/Lexie].- respondió Lexie. Kaylee le hizo una peineta y cuando fue a replicar, no se la escuchaba. Acababa de bajarle el volumen. Mientras todo el mundo se fijaba en Elle, me acerqué hacia Lexie para ayudarla a tranquilizarse. Parecía que le iba a dar algo y aunque no podía escucharla, por su boca debían estar pasando más palabrotas de las que yo conocería jamás.

    – [Elle]No puedo hacerlo[/Elle].- escuché decir a Elle. Parecía triste y se la notaba muerta de miedo. En ese momento miré a Lexie y vi que la miraba fijamente, más tranquila. Lexie era una buena persona y estaba sintiendo la presión que tenía Elle encima.

    – [Noah]Todo el mundo necesita confiar en alguien, seguir a alguien a quien valore, a quien aprecie.[/Noah] – la animé.

    – [Ezra]Solo son palabras y nos conoces a todos, decidas lo que decidas te seguiremos. Mi apoyo ya lo tienes.-[/Ezra] añadió Ezra, sorprendiéndome, porque no había hablado mucho hasta el momento, aunque supongo que con Elle sí. Ella era capaz de llegar a todo el mundo.

    – [Idris]Cuenta con mi falo, digo con mi hacha.[/Idris] – bromeó Idris. Me fijé en que Elle le miraba, algo había debido pasar entre ellos y no me había dado cuenta hasta el momento. Siempre estaban tan unidos que eran los últimos a los que me imaginaba peleados.

    – [Jane]Si lo intentas, puedes ser todavía más ordinario[/Jane].- le reprendió Jane delante de todos.

    – [Idris]¿Nabo? ¿Máquina del amor? ¿Drisín?[/Idris] – Idris se lo tomó como un reto y parecía a punto de darle un ataque de risa.

    – [Jane]Kaylee, ponle el mute también a este[/Jane].- escuché que le pedía a Kaylee. Lexie frunció el ceño, molesta.

    – [Dante]Dejad hablar a Elle, coño.[/Dante] – intervino Dante.

    Elle tomó aire y cerró los ojos. Kaylee se colocó a su lado y le dio la mano. Jane entrecerró los ojos y se colocó al otro lado, dándosela también, como si quisiera dejar claro que la mejor amiga era ella. Elle las miró y sonrió. Quise creer que empezaba a ser consciente de que contaba con el apoyo de todos.

    – [Elle]Amy ha tenido una visión: se acerca la siguiente fase de las pruebas[/Elle]. – por fin empezaba el tema en cuestión.

    Amy se acercó y escuché con atención. Le di la mano a Lexie y noté lo suave que la tenía. – [Amy]Los mundos son los siguientes: Egipto, Japón feudal, Revolución Industrial, Vikingos y USA de los 50 a los 90[/Amy].- enumeró con voz monocorde, distanciada emocionalmente. Las visiones le pasaban factura y parecía que estaba de ellas hasta las narices, por no decir algo más ordinario.

    – [Jane]Podemos preparar una hoja de celdas[/Jane].- propuso Jane. No era mala idea, necesitábamos algo para mantener las cosas anotadas y organizadas.

    – [Henry]Tenemos algo más avanzado que las hojas de celdas.-[/Henry] intervino Henry. Caminó hasta el ordenador de la biblioteca, en el que había estado trabajando para recuperar los libros digitales que contenía, y después de un rato se formó una imagen en mitad de la sala. Allí estaban los rostros de cada uno de nosotros. Elle alargó la mano y tocó su imagen, arrastrándola en el aire.

    Jane se cruzó de brazos, molesta porque no usaran su idea.

    – [Noah]Por lo que sabemos del mundo de los vikingos, es donde estaba Onoskelis y el aesir Alastair el Azul.[/Noah] – empecé a explicar, colocándome cerca del holograma. – [Noah]Los Moondies vieron a Elliot en ese mundo.[/Noah] – recordé. Bill lo había visto allí, pero con el tiempo aquella visión se había perdido en las notas de mi padrino.

    – [Jane]¿Onoskelis es la cadena malvada? Mi hermano pequeño no puede ir[/Jane].- intervino Jane.

    – [Noah]En teoría, ya ha ido.[/Noah] – respondí. Yo tampoco estaba muy a favor de ponerles en peligro, pero ya lo habían estado antes y si la historia se había contado así, no podíamos cambiarla. – [Noah]No podemos cambiar las cosas.[/Noah] – añadí. Además, Onoskelis había sido un demonio puro pero a Alastair y a Bill les había ayudado. De hecho ahora llevaba una vida adolescente perpetua bastante asentada.

    – [Jane]No debería ir[/Jane].- Jane se mantenía en sus trece. Era un problema, pero también era admirable como protegía a sus hermanos. Esos eran el resumen de sus motivos para no ser la líder pese a que por naturaleza lo pareciera. Era demasiado protectora y también muy práctica.

    – [Owen]Te voy a ahorrar trabajo y voy a ir con él. ¿Te parece bien? -[/Owen] sugirió Owen dando un paso adelante. Jane parecía más conforme.

    – [Ruby]Yo les protegeré[/Ruby].- apuntó Ruby, con orgullo. Era toda una heroína, Jane podía estar segura de que le protegería en todo caso.- [Ruby]¿Dónde pensabais ir los dos solos?[/Ruby] – preguntó, sonriendo con seguridad.

    – [Elle]Owen, Ruby, Elliot.[/Elle] – Elle empezó a mover las caras de cada uno a los grupos y miró a Jane mientras lo hacía. Asintió con pesar, sabiendo que no quedaba más remedio. – [Elle] Xander y Dante van al mundo vikingo también[/Elle].- decidió. Era una buena idea, los aesir en el mundo poblado por seidr.

    Xander asintió, conforme y Dante no objetó nada.

    – [Noah]Vale. Egipto. La Daë creo que era Na’amah, la diosa demonio.[/Noah] – la Guardiana a la que se había enfrentado mi padrino. No iba a ser un mundo fácil porque de ella se decía que había sido destronada por una diosa mayor.

    – [Idris]Venga, vamos a lo obvio. Tiene que ir gente tostadita.[/Idris] – bromeó Idris. Lo cierto es que no le faltaba razón, pese a que fuese extraño tener que pensar así. – [Idris]Pero a mí el calor no me viene muy bien, salvo el humano.[/Idris] – añadió, esperando quitarse del medio. Lo cierto es que para el poder de Idris, no era muy buen mundo. Aunque el hielo les habría venido bien, usarlo allí le habría producido mucho desgaste.

    Elle se paró a pensar.- [Elle]Niall…Nate…[/Elle]- Henry se ocupó de ayudarla a mover las imágenes de cada uno.

    – [Kaylee]Sophie, Mike y Zahra[/Kaylee].- resolvió finalmente. Ninguno se conocía en exceso, pero las habilidades de teriántropo de Mike y Niall podrían venirles bien. Zahra era una superviviente en un entorno hostil y la magia y los poderes de Sophie rematarían el equipo. Elle no quería tomar el mando, pero una vez lo había hecho, estaba tomando unas decisiones ideales.

    – [Noah]Japón feudal. La daë de escorpio era de allí, una hechicera llamada Qiu Lanying.[/Noah] – añadí.  La madre de Sophie, Aphrodite, se había enfrentado a ella y era una oponente a tener en cuenta. De ella se sabía poco.

    – [Elle]¡Cole![/Elle]- llamó con alegría. Él asintió y sonrió haciendo una reverencia.

    Lexie se acercó sigilosamente y puso una mano en el hombro de Kaylee, que la miró sorprendida antes de deshacer el hechizo.

    – [Lexie]¡TE VOY A ARRANCAR LOS PELOS DE CUAJO![/Lexie]- espetó, enfadada.

    – [Kaylee]¿Quieres quedarte muda otra vez?[/Kaylee] – Lexie la fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Las dos habían aprendido a respetarse después de sus problemas en el pasado.

    Entonces, sin decir nada, delante de todos, Lexie abandonó su aspecto original y se presentó ante nosotros como una muchacha de rasgos asiáticos a la que aún no conocía. Lexie tenía tantos aspectos gracias a su genética de tanuki que dudaba sobre si algún día los conocería todos. Había visto casi una docena de ellas y, aunque no me atrevía a decírselo personalmente, no podía evitar encontrarlas a todas atractivas, especialmente sabiendo que era ella misma.

    – [Elle]Pues Lexie también[/Elle].- indicó Elle, dedicándole una sonrisa a la que Lexie correspondió, volviendo a su aspecto original.

    – [Noah]El idioma puede ser un problema.[/Noah] – comenté. Lexie tenía ascendencia asiática, pero su padre nunca había estado presente y se había criado sin saber nada de sus «raíces». Sí, el audífono que ahora llevaba con bastante más alegría, tenía funciones de traducción, pero eso no le permitiría hablarlo con fluidez.

    – [Elle]Bowie puede ir[/Elle].- propuso.- [Elle]Y tú si quieres[/Elle] – añadió. Elle sabía lo que se hacía. No quería elegir sitio, pero se había dado cuenta de que quería ir con Lexie. Le sonreí y asentí.

    – [Laura]Me gustaría ir a Japón[/Laura].- propuso Laura de pronto.- [Laura]Y alejarme de la gente que conozco[/Laura]. – Henry mantuvo la mirada fija en las imágenes mientras lo decía. Entre ellos había pasado algo complicado.

    Elle asintió y con eso se terminó el grupo de Japón. Ése, el de Egipto y el de los Vikingos iban a resultar difíciles. En Japón teníamos a una persona que lo entendería y otra que lo hablaría, pero solo una que encajaría bien físicamente. En Egipto más o menos podrían encajar todos, pero ninguno entendería nada. Y en la era de los Vikingos, los aesir pasarían desapercibidos, aunque Ruby llamaría la atención, pero tampoco ninguno sabía hablar el idioma.

    – [Noah]Tenemos un problema con el idioma en Egipto y la era Vikinga también.[/Noah] – expliqué. Nos quedamos todos en silencio unos minutos, pensándolo. Eran mundos peligrosos para Vera que no tenía poderes.

    Finalmente Henry, más en silencio de lo habitual, se acercó a Elle y le tendió unos aparatos similares a los audífonos de Lexie. – [Henry]Esto traducirá, como el de Lexie pero sin mejoras de audición.[/Henry] – explicó brevemente. Elle entregó uno a cada equipo, guardando el tercero para el mundo al que no fuera Vera, por si acaso. Más tarde Henry me explicaría que no había podido conseguir más con los materiales que teníamos allí. Aquello ya era todo un milagro y se lo debíamos a él, pero viendo que le pasaba algo con Laura, no quise decirle nada allí para que las miradas no se centraran en él.

    – [Noah]La…eh. El mundo que parece la segunda guerra mundial por lo que ha visto Amy. No estoy seguro de quién será Daë.[/Noah] – confesé. Era un mundo complejo. Por el aspecto, habría dicho que Julia, pero también podría haber sido el mundo de Géminis, el del demonio al que se enfrentó mi padre…cualquiera de los que quedaban salvo el de Ofiuco quizá.

    – [Chloe]APUNTA A MI HERMANO EN ESE MUNDO Y NO PREGUNTÉIS, PRETTY PLEASE[/Chloe].- gritó Chloe a toda velocidad. Vi que tenía los ojos muy abiertos.

    – [Julia]Yo voy donde vaya mi culito prieto favorito[/Julia].- se unió Julia. Ezra evitó mirarla, sonrojado. Chloe fijó la mirada en ella alzando una ceja.

    – [Elle]Henry, ¿te ves en ese mundo?[/Elle]- preguntó Elle, después de que este moviese a los demás.

    – [Henry]Sí… puede estar bien.-[/Henry] era el hombre de la tecnología, si alguien podía encajar, era él.

    – [Lekwaa]Yo puedo ser el cuarto. Si queréis.[/Lekwaa] – se ofreció Lekwaa. Era un hombre muy enigmático, hasta el momento no había tenido oportunidad de hablar con él, pero lo intentaría en el futuro.

    – [Julia]Pues parece que voy a tener trabajo[/Julia].- replicó Julia, chasqueando la lengua. También tenía ganas de hablar con ella. A fin de cuentas, venía de nuestro futuro y esta nave había sido una vez su hogar.

    Ya solo quedaban dos mundos. – [Noah]USA. Desde los 50 a los 90 parece ser. Amy vio una zona residencial pero también vio detalles culturales mezclados por…ciudades.[/Noah] – era un mundo complejo, una época con muchos cambios y todos metidos en un espacio tan pequeño. Parecía una olla exprés a punto de reventar.

    – [Elle]Jane, Chloe y yo[/Elle].- propuso Elle. Chloe dio un salto, seguramente alguna de esas épocas habría vuelto a estar de moda en el futuro.- [Elle]Con Idris[/Elle] – añadió.

    – [Idris]Yuju.[/Idris] – sonrió, a punto de hacer un chiste.

    – [Owen]Bien rectificado a tiempo.-[/Owen] dijo Owen. Me quedé pensativo un momento mientras movían las imágenes. Entonces entendí el chiste y por qué no lo dijo.

    – [Noah]Eso nos dejaría con la revolución industrial. Tampoco tengo claro al Daë. [/Noah] – me encogí de hombros, sintiendo no ser de más utilidad. Lexie me agarró del brazo y sentí una reconfortante sensación golpearme, poniendo patas arriba mi estómago.

    – [Kaylee]Leo y yo[/Kaylee].- sugirió Kaylee. Él no dijo nada, seguía en silencio como casi todo el tiempo. Me pareció buena idea, mi hermano y Kaylee necesitaban urgentemente solucionar lo que les pasaba. – [Kaylee]Y mis hermanas por si nos venimos arriba[/Kaylee]. – añadió. Traté de quitarme la imagen de la cabeza.

    – [Idris]Voy a ir imprimiendo preservativos.[/Idris] – dijo Idris. Estuve a punto de gritar, pero intenté no pecar de «mojigato». A fin de cuentas mi casa siempre había sido muy libre.

    – [Noah]Hablando de imprimir. Henry y yo hemos preparado una cosa.[/Noah] – comenté, esperando cambiar de tema mientras terminaban de colocar toda la información en el panel visual.

    El día anterior habíamos arrastrado a todos ellos, algunos con menos ganas, otros con mucha resaca, hasta el escáner de la impresora de ropa para que sacase los trajes con las medidas exactas.

    Eché a correr y los recogí todos del armario del gimnasio donde los habíamos dejado, después de un día entero imprimiéndolos. Fui mirando los colores y haciendo memoria del color que había dicho cada uno. Para cuando se dieron cuenta, tenían los trajes en la mano.

    – [Noah]Son una especie de armaduras que os protegerán bastante y apenas se notan debajo de las ropas de época.[/Noah] – desde luego no eran como la Piel de Fafnir de mi tía Sarah, pero eran una buena marca blanca. Nos mantendrían protegidos e identificados. Además, un equipo tenía que tener un traje.

    Dejamos un rato para que algunos fueran a probarse los trajes mientras que otros simplemente los guardaron para más tarde. Yo me puse el mío en un parpadeo. Era flexible, pero muy resistente. Estaba esperando escuchar la voz de Idris diciendo «Es como si no llevara nada…llevara nada». Porque lo cierto es que….bueno, no se notaba.

    – [Jane]Como Elle no lo va a decir, lo digo yo: hace falta un/a líder en cada grupo[/Jane].- empezó a decir Jane. Hizo una seña a Henry que empezó a probar formas de marcar cuál era el de cada grupo. Al final optó por ponerle un borde dorado a la imagen.- [Jane]Por cuestiones de tiempo, los he elegido yo: en la usa 50-90 será Elle, en egipto Nate, en los vikingos Xander, en la revolución industrial Kaylee, el mundo en guerra para Ezra y japón para Lexie[/Jane].- explicó. Me tomé un momento para valorar las decisiones y me sorprendió que Jane hubiera sido tan correcta.- [Jane]Es orientativo y podéis hablarlo[/Jane]. – añadió.

    – [Xander]Si alguien no está de acuerdo, que levante la mano.[/Xander] – preguntó Xander.

    – [Jane]Eso, levantad la mano si no estáis de acuerdo con el trabajo[/Jane].- replicó frunciendo el ceño. Nadie lo hizo, no porque le tuvieran miedo, que también, si no porque estaba muy bien hilado. Había evitado ponerse a ella de líder en el suyo, había elegido al «mayor» en egipto, confiado en Xander en el que iban sus hermanos, nombrado a Ezra que tenía experiencia en la guerra, elegido a Kay en el suyo y a Lexie, que no aceptaría muy bien las órdenes del resto pero sabría mandar, en el de japón.

    – [Owen]Es como si no llevara nada, llevara nada, llevara nada…-[/Owen] escuché decir a Owen, ya con su traje puesto. Movió el culo como en el ya histórico ‘gif’ y Amy fingió tener arcadas. Eso sí, el azul le sentaba bien.

    Xander carraspeó para hacerse oír. – [Xander]Y necesitamos…nombres clave.[/Xander] – comentó. Hubo algunas risas, Xander y yo ya estábamos acostumbrados a los trajes y los nombres en clave, tanto por utilidad como por…bueno, placer culpable. – [Xander]El que controla todo esto habrá empezado a escuchar hablar de nosotros. No es seguro y más si tiene algo que ver con el Soberano.[/Xander] – no le faltaba razón, lo que menos necesitábamos era darles pistas sobre el futuro o llevarlos directamente a la Tierra. El futuro del Soberano era nuestro futuro, así que no podíamos cambiarlo si queríamos seguir aquí.

    – [Idris]Drizz porque Coquito Fresco es muy largo y Menta Fresca también.[/Idris] – comentó Idris. Llevaba años intentando que le llamaran ‘Drizz’ por el juego de palabras con su nombre y el del elfo oscuro, pero no había tenido éxito. Ahora se iba a asegurar.

    – [Leo]Aslan.[/Leo] – dijo mi hermano. Kaylee le miró fijamente.

    – [Kaylee]Freya[/Kaylee].- respondió con una sonrisa en los labios. Se miraron fijamente y Amy puso los ojos en blanco. Me estaba perdiendo algún chiste.

    – [Amy]A ver si folláis ya, porque me estáis dando angustia[/Amy].- se quejó. – [Amy]Luperca[/Amy]. – dijo con un gesto de la mano.

    – [Xander]Balder.[/Xander] – dijo Xander. Muy apropiado en el mundo en el que iba ahora.

    – [Dante]Ford.[/Dante] – dijo Dante, bastante discreto.

    – [Mike]Raphael.[/Mike] – dijo Mike. Me pregunté por quién había elegido ese nombre.

    – [Elliot]Edmond.[/Elliot] – el de Elliot si estaba más claro, le gustaba ‘El Conde de Montecristo’. Era como Jane Eyre para su madre.

    – [Lekwaa]Lekwaa.[/Lekwaa] – dijo él.

    – [Lexie]Este no lo ha pillado[/Lexie].- se burló Lexie.

    – [Lekwaa]Ya tenía uno y estoy acostumbrado a él.[/Lekwaa] – reafirmó. Estaba claro que ‘Lekwaa’ era un alias ya de por sí. A mí se me había presentado como ‘Hotah’.

    – [Jane]Yuna[/Jane].- replicó Jane con orgullo. Pillé a Xander mirándola entusiasmado, pero disimuló antes de que nadie más lo viera.

    – [Lexie]Chanel[/Lexie].- respondió Lexie.

    – [Elle]Luperca es muy largo, Cactus. Piensa otra cosa[/Elle].- le sugirió Elle, sonriendo tímidamente.

    – [Amy]Tengo uno: Luperca[/Amy].- dijo ella, cruzándose de brazos. Elle debía estar intentando que se pusieran los apodos de cuando eran pequeñas, pero Amy no se estaba dando cuenta.

    – [Elle]Es muy largo[/Elle].- suspiró.

    – [Amy]L…Luperca[/Amy].- añadió. – [Amy]Loba[/Amy].- dijo finalmente.- [Amy]Y no lo cambio más[/Amy]. – sentenció. Elle dejó de intentarlo, poniéndose a pensar uno para sí misma, algo decepcionada.

    – [Noah]Drake.[/Noah] – dije, por el dragón.

    – [Ezra]Rainer.-[/Ezra] eligió Ezra.

    – [Cole]Kosa.[/Cole] – se sumó Cole.

    – [Ruby]Jade[/Ruby].- dijo Ruby. Es curioso, pensaba que Ruby ya era un apodo, pero al parecer no.

    – [Niall]Amadeus. Mejor, Gaga. No espera, Rupaul.-[/Niall] Niall cambió varias veces de apodo, pero todos le pegaban. Dejé salir una sonrisa.

    – [Nate]Belair[/Nate] – dijo Nate, el mayor fan del ‘Príncipe’ que existía en el mundo.

    – [Bowie]Bowie[/Bowie].- propuso ella. Nadie la contradijo, mientras no la llamaran Rainbow Echolls, su existencia era bastante desconocida e inesperada.

    – [Sophie]Afrodita[/Sophie].- eligió Sophie. Sonreí, me gustó que eligiera algo en honor a su madre.

    – [Julia]Dildo[/Julia].- escuché decir. Al principio pensé que era Idris pero la voz no encajaba y él ya había elegido.

    – [Jane]No pienso dejar que te pongas ese nombre[/Jane]. – replicó Jane, mirando a Julia.

    – [Julia]Vibrador[/Julia].- dijo. Jane volvió a negar.

    – [Julia]Conso…lador[/Julia].- siguió.

    – [Jane]Julia dice que se va a llamar Tifa[/Jane].- decidió Jane.

    – [Julia]No he dicho eso[/Julia]. – se quejó.

    – [Idris]Eso es por las tetas, que se te ve el plumero Jane.[/Idris] – intervino Idris, riéndose a carcajada limpia.

    – [Jane]Claro que sí, Tifa. Apunta, Henry[/Jane].- dijo. Vi cómo le guiñaba un ojo a Idris.

    – [Elle]Estabas entre eso y Lara[/Elle].- bromeó Elle.

    – [Julia]Mierda, me podía haber puesto TIJERA[/Julia].- pensó en voz alta, haciéndoles un símbolo bastante gráfico con las manos a Jane y Elle, que la ignoraron.

    – [Henry]Tesla.-[/Henry] dijo Henry.

    – [Chloe]Yo quería ser Chanel[/Chloe].- se quejó Chloe, molesta. Seguramente se habría quejado más si no hubiera idolatrado a Lexie.

    – [Owen]Yo también.-[/Owen] se unió Owen.

    – [Vera]Sansa[/Vera].- intervino Vera, después de pensarlo.

    – [Lexie]Puedes ser Prada[/Lexie].- le recomendó Lexie. Chloe asintió, encantada. – [Lexie]Y tú Lobo[/Lexie]. – dijo mirando a Owen.

    – [Amy]No puede ser Lobo porque no es un lobo. Yo no hago las reglas[/Amy].- se apresuró a decir Amy. Todo el mundo sabía ya lo que pasaba entre ellos y las terribles implicaciones de aquella visión.

    – [Jane]Leo tampoco es un león[/Jane].- respondió Jane. Leo las observaba fijamente con unos ojos que siempre habían parecido bastante felinos.

    – [Amy]Se llama Leo. De Leo a león…[/Amy]- se defendió Amy. Era una suerte que volvieran a llevarse medio bien. Si no, mi hermano habría acabado muy solo.

    – [Owen]Morningstar.-[/Owen] dijo Owen.

    – [Jane]Te pega como a un santo un par de pistolas, hijo mío[/Jane].- le soltó su hermana.

    – [Owen]¿Prefieres Lucifer?-[/Owen] preguntó él.

    – [Xander]Cambiadme el mío por Lugh, acabo de recordar que había un Balder en la Iniciativa.[/Xander] – comentó Xander, incómodo por molestarles. Henry iba cambiando los apodos como podía. Jane y Owen estaban absortos debatiendo el apodo de éste y no preguntaron quién era Balder, que era una especie de «tiastro».

    – [Jane]Snake[/Jane].- propuso Jane.- [Jane]Pero me gustaba Lobo[/Jane].- admitió.

    – [Owen]Solid.-[/Owen] dijo Owen.

    – [Julia]Mira que me lo ponéis fácil…[/Julia]- dijo Julia mordiéndose el labio.

    – [Idris]Así estabas en el armario.[/Idris] – bromeó.

    – [Owen]A callar Liquid.-[/Owen] le replicó. Al final se quedó como Solid.

    – [Elle]Yo seré Coco[/Elle].- dijo ella.

    – [Jane]¿Como la del Crash?[/Jane]- preguntó Jane sonriendo. Idris la miraba esperanzado.

    Elle se encogió de hombros. – [Elle]Estos labios están sellados[/Elle]. – dijo sonriendo.

    – [Julia]¿Y los de abajo cielo, cómo están?[/Julia] – preguntó Julia.

    – [Elle]A ti te lo voy a decir, chata.[/Elle]- respondió echándose a reír.

    Zahra se acercó a Elle y le susurró algo al oído, seguramente su apodo. Al cabo de un rato, en la pantalla apareció «Zahir».

    Cuando por fin conseguimos organizarlo todo, Elle decidió descansar y se retiró a un lado a hablar con Jane y Kaylee. Volvieron a formarse varias conversaciones a la vez en un murmullo que esta vez sonaba menos ensordecedor. En lugar de ruido, empezábamos a parecer las notas de una sinfonía.

  • UNA LUNA SIN TIEMPO

    NOAH ARKKAN

    Pasó todo tan deprisa que solo gracias a mi poder llegué a verlo. Eleanor, la Kvasir de ese grupo de Daë, cogió uno de los artefactos de los brujos y lo utilizó para teletransportarnos a todos a otro lugar.

    Estábamos en una zona alejada, más elevada, desde la que se veía el pueblo y el ejército de máquinas a lo lejos.

    A mi alrededor, casi todos estábamos desperdigados por el suelo, culpa del cambio súbito de localización. A mi me estaba costando levantarme por el dolor de la pierna, que ya había empezado a curar y dolía aún más.

    El artefacto estaba en mitad de nuestra posición, destrozado completamente. Comprobé que Lexie, Kaylee, Sophie, Mike y Niall estuviesen bien. Eleanor estaba allí de pie, asegurándose de que sus compañeros, que ya eran Eldric, Ugg’Krah y Richard, además de Rlia.

    – [Noah]¿Eres Eleanor?[/Noah] – pregunté, cuando se acercó a mí para ayudarme a levantarme. Sus compañeros se acercaron a los demás y les ayudaron también.  – [Noah]¿Y Xander?[/Noah] –  hacía apenas unas horas que Lexie había hablado con mi primo y Eldric aún no había aparecido por allí.

    – [Eleanor]Hace meses que no sé nada de él.[/Eleanor] – respondió. Seguía pareciendo una muchacha dulce tal y como la mostraban los recuerdos de mi tío Daniel, pero se la notaba curtida por la batalla.

    – [Noah]Pero si…estaba contigo cuando hablamos hace unas horas[/Noah] – dejé salir mis pensamientos mientras trataba de ordenarlo en mi cabeza. Por aquél grupo no habían pasado unas horas, llevaban meses unidos, como ella decía, se notaba en su familiaridad, en su forma de coordinarse. Me empezó a preocupar lo que eso podía significar.

    – [Kaylee]¿Dónde estamos?[/Kaylee] – escuché preguntar a Kaylee.

    – [Sophie]La pregunta no es dónde, mi amor. Es cuándo.[/Sophie] – le respondió Sophie, que parecía haber estado atenta a lo que estaba hablando con Eleanor.

    – [Eldric]Los portales entre mundos no existen en un mismo tiempo.[/Eldric] – el Daë de Sagitario lucía impresionante en su brillante armadura. Sus ojos nos observaban a todos con sabiduría. Una de las teorías era que su poder eran las visiones del futuro y por eso conocía su camino hasta Eleanor.

    – [Kaylee]¿Eso quiere decir que puede que nos encontremos jamás?[/Kaylee] – se me instaló un nudo en el pecho cuando Kaylee verbalizó el miedo que llevaba un rato dando vueltas. Era un problema reunirnos con los demás estando perdidos en aquellos mundos. La existencia de portales como el que habían encontrado Niall y Mike daba esperanzas, pero saber que usándolos no solo saltábamos en el espacio si no en el tiempo no hacía más que complicar las cosas.

    Por suerte, Eldric negó con la cabeza serenamente. – [Eldric]Los demás han ido al refugio.[/Eldric] – alzó una mano apuntando a una de las dos lunas que apenas se veían en ese momento en el cielo despejado. – [Eldric]Algo ocurrió en el pasado y provocó la aparición de los portales entre mundos. Eso mismo hizo que allí no haya tiempo.[/Eldric] – explicó. Ni siquiera con lo que mi padre había aceptado como regalo de los Daesdi teníamos suficiente información de los Daë, ni, sobre todo, de ese cúmulo de mundos.

    – [Kaylee]Somos los más tontos…[/Kaylee] – se quejó Kaylee. No sabía en cuántos grupos nos habíamos dividido, pero aún quedaban al menos nueve.

    – [Lexie]Nos vamos a la luna, ¿te vienes?[/Lexie] – me giré y vi que Lexie se dirigía a Rlia, que parecía encantada con la idea de seguirnos.

    – [Noah]Se supone que…Rlia se va con ellos.[/Noah] – comenté, tratando de mantener la integridad del pasado. Por suerte había poca información de ello en el futuro, porque por cada acción que lleváramos a cabo podíamos provocar un desastre. Si Rlia no se iba con ellos, no podrían derrotar al mal de este mundo. Por si fuera poco, el líder de aquellos brujos era ‘El Soberano’, aunque estaba muy cambiado. Su cara no se borraría jamás de mi memoria genética, mi padre se había asegurado de recordarlo.

    – [Eleanor]¿Vendrías con nosotros?[/Eleanor] – escuché que le preguntaba Eleanor. Cuando mi tía habló con Rlia en sus Pruebas, recuerdo que dejó ver que estaba enamorada de otra de las Daë. Por su forma de hablar con ella, parecía que sería Eleanor.

    – [Eldric]Nos vendría muy bien tu ayuda para acabar con esta tiranía.[/Eldric] -la animó Eldric. Ugg’krah asintió y murmuró guturalmente algo que imagino que serían palabras de ánimo.

    – [Rlia]Voy por ti, rubia.[/Rlia] – la vi alejarse de Lexie y guiñar un ojo a Eleanor, que parecía cohibida. Aún tenían mucho que pasar en sus vidas. Esperaba que Rlia mantuviese su espíritu durante mucho tiempo, pero en las Pruebas parecía más derrotada.

    Me destrozó pensar que estaban tan llenos de esperanzas por salvar sus mundos y que pese a que lo consiguieran, no llegarían a verlo jamás.

    Lexie se encogió de hombros y caminó en la dirección que nos había indicado Eldric. Allí en algún lugar encontraríamos unas pintadas rupestres que nos conducirían a aquella Luna.

    – [Noah]Mucha suerte.[/Noah] – les miré, eran auténticos Daë. Me forcé a recordarles, porque su historia no podía volver a perderse.

    – [Eleanor]Gracias.[/Eleanor] – respondió Eleanor, con una sonrisa cálida. Continuaron su camino a pie. Parecía que aún no iban a abandonar ese mundo y me pregunté cuánto más habrían pasado en sus vidas antes incluso de realizar las Pruebas. No parecían limitarse solo a cruzar de mundo en mundo reclutando nuevos miembros, si no preocupándose de las gentes de esos mundos y tratando de ayudarles. Todo en ellos parecía indicar eso y me hizo tenerles aún en mayor estima.

    Podían no tener una misión clara, no conocer qué les deparaba el futuro ni su papel en toda la historia, pero seguían adelante con el propósito de ayudar a los demás.

    Mike me inmovilizó mejor la pierna mientras una impaciente Lexie nos esperaba para irse de aquél mundo. Después de un rato caminando, un nuevo teletransporte nos llevó a aquella sorprendente luna.

    Frente a nosotros, una enorme ciudad llenaba el horizonte, rodeada solamente de naturaleza sin fin. Nuestro camino no estaba en aquella ciudad, si no en un punto concreto que el Daë nos había indicado.

    A esas alturas uno cabría pensar que nos podríamos esperar cualquier cosa. Pero no, que nuestro refugio en aquella luna sin tiempo iba a ser una nave espacial estrellada, era lo que menos me esperaba.

    Lo que sí tenía claro era que si queríamos ser unos verdaderos Daë y salvar también nuestra Tierra, teníamos que dejar de lado la misión y centrarnos en lo verdaderamente importante, las personas. Y si queríamos hacer eso, primero necesitábamos tomarnos un descanso y solucionar nuestros propios problemas.

  • PELIGROS Y MENTIRAS

    NOAH ARKKAN

    ESFERA DAONNA

    Pensaréis que después de pasar varias horas en la prehistoria, me habría desencantado un poco con los dinosaurios, por aquello de estar en peligro mortal. Pero no, la respuesta era así de sencilla. Mi poder me permitía estar fuera de peligro y observarlos sin preocupación, salvo, claro, la prisa por encontrar a Lexie, cuya vida sí podía estar en riesgo.

    Lo que sí me daba miedo de aquél tiempo eran todas las extrañas criaturas que no eran dinosaurios y de las que no sabía qué esperarme. Desde una de las llanuras que atravesé se veía a lo lejos lo que parecía una montaña moviéndose. Cuando pude fijar bien la mirada vi que era un colosal demonio que debía de ser un puro. Aquél lugar era peligroso tanto para los dinosaurios como para nosotros.

    Me apenó no poder revisar bien aquél mundo, pero divisé más de aquellas gigantescas criaturas y estaba demasiado preocupado por Lexie como para alejarme, así que me limité a buscar por la zona por la que había caminado.

    Finalmente, mi corazón dio un vuelco cuando la vi, caminando dando zancadas cerca de un montículo de mármol granate.

    – [Lexie]Me voy de esta mierda de sitio.[/Lexie] – sentenció intentando esquivarme al ver que frenaba delante de ella. Enterré un poco el pie en la arena porque la fricción había hecho saltar una llamarada.

    – [Noah]Lexie, no hay salida.[/Noah] – traté de explicarle de nuevo. Parté de mí no entendia por qué estaba empeñada en huir, pero otra parte la conocía y claro que lo sabía.

    – [Lexie]Claro que hay salida.[/Lexie]- replicó ella, mirándome fijamente. Perdí la compostura durante unos segundos. Sus ojos eran más bonitos que cualquiera de las gemas que había visto en aquél planeta.- [Lexie]Siempre la hay.[/Lexie] – añadió. Normalmente habría estado de acuerdo con ella, pero aquella vez no podía estarlo. Solo había una, el resto estaban condenadas al fracaso.

    – [Noah]Sí, encontrar a la daë y volver a casa.[/Noah] – repliqué. Aunque pudiéramos huir de esos mundos y de la misión que nos habían encomendado, ¿debíamos? Estábamos en lo que efectivamente contaba como nuestro pasado. Si aquellos Daë no podían reunirse sin nosotros, nosotros mismos podríamos no existir. ¿Quién sabe qué clase de mundo podríamos crear?

    – [Lexie]No me interesa.[/Lexie]- respondió cruzándose de brazos. Ahora que sabía la verdad y que ella no tenía que esconderla, las diferencias entre Lexie y Allie se hacían mucho menos evidentes. Me sorprendió y me preocupó lo bien que se le daba actuar.

    – [Noah]Sea como sea, no te va a ir mejor sola. He visto…cosas extrañas por el camino.[/Noah] – había poca explicación para aquellas cosas. Traté de mirarlas poco y de no acercarme porque no dejaba de pensar en las historias y los juegos de rol de Lovecraft donde observar a aquellos seres del mal tan ancestral podía llevar la locura. “Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía”.

    – [Lexie]Más vale sola que mal acompañada.[/Lexie]- respondió, frunciendo el ceño para enfatizar su actitud desafiante. ¿Cómo convences a alguien de que te escuche cuando está tan enfadada contigo? Porque aquí no había más opciones, irse sola implicaba morir, por muy poderosas que fueran sus ilusiones, no funcionarían con demonios demasiado poderosos.

    – [Noah]No te voy a dejar sola. No te per…[/Noah] – empecé a decir, sin apartar la vista de ella. Cuando vi la forma a mi espalda reflejarse en sus ojos, ya fue tarde para reaccionar. Fuera lo que fuera aquella criatura, era extremadamente rápida.

    Lo que en principio había tomado por un montículo de mármol granate, era una especie de demonio cangrejo con espolones que salían disparados de su caparazón. Tuve tiempo suficiente como para mover a Lexie de la trayectoria de uno de ellos, pero no había espacio de maniobra, había disparado decenas de espolones en nuestra dirección.

    Aquello se convirtió en un acto irracional que me aterrorizó. Para alguien que tiene normalmente todo el tiempo del mundo para reaccionar y meditar cómo reacciona, tener que actuar por instinto para salvar la vida de alguien tan importante como Lexie lo era para mí, me marcó. Tardaría en descubrirlo, pero ese momento de mi vida había creado un miedo que me acompañaría durante el resto de mi vida.

    Corrí con Lexie en brazos sin saber ni siquiera a donde. Entonces me detuve, y caí de rodillas al suelo cuando el dolor llegó a mis nervios, apenas un segundo más tarde.

    Grité por el dolor y estuve a punto de perder el conocimiento al ver un espolón partido atravesando mi gemelo izquierdo. Tragué saliva e hice lo que tenía que hacer, después de pasar una eternidad pensando en mi cabeza y reuniendo las fuerzas para hacerlo.

    Aferré el espolón y tiré, dando gracias porque no fuese serrado. – [Lexie]Ahora te vas a morir y encima la culpa será mía.[/Lexie]-escuché la voz de Lexie como en una ensoñación. Realidad y sueño empezaban a ser más tenues. Estaba frente a mí, agachada, mirando mi herida sin saber qué hacer.

    – [Noah]Necesito…que me tapes la herida.[/Noah] – me arranqué una manga de la camiseta y vi que mi brazo era de color azul verdoso. En algún punto me había transformado en Rakkthathor y quizá eso me había protegido algo más. Le tendí el trozo de tela y rasgué con mis uñas el pantalón hasta la rodilla para que la tela no tocase la herida. Yo ya no podía hacerlo, me estaba costando mucho trabajo concentrarme y mantenerme despierto.

    – [Lexie]No puedo…[/Lexie]- titubeó ella, con la venda en la mano.

    – [Noah]Lexie…esto va a tardar en curarse incluso con mis poderes. Si no lo cierras, me desangraré…y…no sé cuanto, puedo aguantar.[/Noah] – sé que los Moondies habían tenido la mejor de las intenciones separándonos de la vida que ellos llevaron, pero cuando al final la vida te lleva por el mismo camino, no habría estado de más estar preparados. Por ejemplo, yo no sabía el alcance de mi metabolismo acelerado. De pequeño había tenido muchas heridas por culpa de no controlar bien mi velocidad y sí que era cierto que me curaba mucho más rápido, pero ahora estábamos hablando de un objeto atravesando un músculo. Me preocupó no volver a correr.

    – [Lexie]No sé.[/Lexie]- dijo ella. Tuve miedo. Le cogí la mano y me di cuenta de que había vuelto a mi forma humana. Mis dedos finos sintieron su piel y me sentí un poco menos aterrado.

    – [Noah]Haz…lo que puedas.[/Noah] – le pedí. Empecé a ver puntos y unos segundos más tarde perdí el conocimiento.

    Volví a abrir los ojos, desorientado, buscando la mesita de noche de mi casa. El dolor de la pierna me devolvió a la realidad. Miré mi pierna, la manga de mi camiseta estaba ahora teñida por mi sangre, cerrando la herida con un nudo rudimentario. Lexie me había arrastrado hasta una cueva y me había colocado su chaqueta detrás de la cabeza. Estaba a unos pasos, pensativa. No se había dado cuenta de que me había despertado.

    – [Noah]Gracias.[/Noah] – le dije. Mi voz sonó más débil de lo que pensaba, pero ella se giró, sobresaltada. Miré hacia abajo ahora ya con la vista más clara y vi que estaba desnudo de cintura para arriba. Me sentía como si hubiera sudado, así que quizá había tenido fiebre.

    – [Lexie]No te mueras más.[/Lexie]- me pidió, acercándose. Tenía mala cara. No podía saber cuánto había pasado inconsciente, pero no parecía que hubiese sido poco. Mientras yo no podía, ella había cuidado de mí. Sentí pena por el mal rato que había tenido que pasar allí sola.

    – [Noah]Con suerte no lo haré.[/Noah] – traté de incoporarme. No me apetecía dar pena, pero me sentí débil aún. Traté de mover la pierna pero me sacudió un latigazo de dolor. Por suerte había traído calmantes en la mochila, pero quizá debía reservarlos para algo más grave. – [Noah]No podré correr.[/Noah] – le expliqué. Esperaba que no fuese mucho tiempo, porque en aquél mundo necesitaba más poder que nunca, pero de momento, no podría correr.

    – [Lexie]Nos quedaremos aquí hasta que estés mejor.[/Lexie] – dijo ella. Me alivió pensarlo, porque no quería arriesgar mi movilidad en la pierna, pero me preocupé por Kaylee y Sophie, y por los demás de los que aún no sabíamos nada.

    – [Noah]Al menos tenemos buenas vistas.[/Noah] – desde la cueva se escuchaban las olas romper la arena. La vista que había tras Lexie era impresionante, un mar de color rosa completamente puro y limpio. Pero mis ojos preferían unas vistas más cercanas. La había echado muchísimo de menos en los pocos días que llevábamos peleados. Allie era la persona más bonita sobre la faz de la Tierra para mí, la más lista, la más divertida.

    – [Lexie]¿Quieres algo de comer o de beber? Porque te ha dado un buen chungo.[/Lexie] – preguntó. Vi que había cogido algunas cosas cercanas y había sacado también alguna de mi mochila. Parecía toda una mapache.

    – [Noah]Agua.[/Noah] – le pedí, señalando una botella. Habíamos traído bastante agua embotellada pero como el espacio no es ilimitado, Henry nos había recomendado unas pastillas para potabilizar el agua que pudiésemos encontrar y una botella con filtro. Eso nos ayudaría una temporada, aunque no nos evitaría todas las enfermedades. – [Noah]Al menos tengo la suerte de que me haya tocado contigo[/Noah] – afirmé sonriendo, tratando de pensar en algo agradable mientras trataba de beber lo justo. Racionar la comida y la bebida no resulta nada fácil. El cuerpo me pedía vaciar aquella botella, pero en su lugar bebí muy poco.

    – [Lexie]Deja de hablar e intenta guardar las fuerzas para ponerte bien.[/Lexie] – ordenó ella. Le hice caso, no le faltaba razón y tampoco habría podido llevarle la contraria de no ser así. A Lexie se le daba bien mandar.

    – [Noah]No te preocupes. Mi cuerpo se cura rápido.[/Noah]- aseguré, casi tanto para ella como para mí mismo. Mi problema en ese momento era correr. Mi poder seguía funcionando, permitiéndome ir más deprisa, pero si lo utilizaba activamente, evitaba que mis energías se centrasen en curar la herida. Ella me miraba, preocupada, así que me puse en pie apoyándome en la pared rocosa de la caverna. Dolía, mucho, pero creía que podía soportarlo, tampoco parecía que una pastilla fuese a hacer una gran diferencia teniendo en cuenta que me habían atravesado la pierna. Eso y que los fármacos, por suerte o por desgracia, no funcionaban igual en mi cuerpo. No fue algo muy divertido de descubrir cuando era pequeño.

    – [Lexie]Deja de hacer el gallito.[/Lexie] – pidió, cruzándose de brazos y mirándome fijamente.

    – [Noah]No estoy haciendo…[/Noah] – empecé a defenderme hasta que me di cuenta de que quizá podía parecerlo, así que me senté en un roca, prefería no estar tumbado. – [Noah]Vale, lo siento.[/Noah] – añadí. Aquella disculpa había salido tan automática que quizá era buen momento para añadir otra más. – [Noah]Y siento haberme ido.[/Noah] – me obligué a mirarla a los ojos. Sabía que tenía la razón respecto a las mentiras, pero irme no había beneficiado en nada nuestra relación, fuera cual fuese.

    – [Lexie]Ya, bueno, yo soy una mentirosa compulsiva, así que…[/Lexie]- replicó ella, quitándole importancia. Aquello no me lo esperaba, Lexie, mi amiga, había demostrado ser muy complicada de leer y muy cerrada en sus sentimientos. Con Allie sin embargo todo había sido más fácil, pero ahora que todas eran la misma, parecía que le costaba volver a ser abierta.

    – [Noah]Bueno, supongo que no todo era mentira.[/Noah] – le pregunté, pensando que si no era así, prefería no saber la respuesta, aunque ya era tarde. Mi mente no concebía que alguien pudiese mentir en eso y pese a otros engaños, confiaba en ella.

    – [Lexie]Pues no lo sé.[/Lexie]- dijo, apartando la mirada para juguetear con uno de sus anillos. Estaba preciosa, incluso allí, en mitad de la prehistoria. Sus deportivas blancas estaban manchadas ahora de barro y tierra. No, esto es el mundo real, no va a subir el monte de camino a salvar el mundo en zapatos mágicos a los que puedes quitar el tacón y seguir caminando. Mis ojos subieron por su pantalón de licra ajustado y se detuvieron en su vientre desnudo por su sudadera con mangas. Mi cabeza le estuvo dando vueltas a qué utilidad podía tener una sudadera con la que cogías frío, pero solo me duró una milésima de segundo porque me distraje subiendo la mirada de nuevo hasta su rostro. – [Lexie]Miento tanto que a veces se me olvida qué es lo que he dicho.[/Lexie] – puntualizó. No sé si se había fijado en que la miraba como si estuviera embobado y se hacía la loca o directamente estaba acostumbrada a que la mirasen con la mandíbula desencajada y no se había dado cuenta. Con ese pensamiento, aparté la vista, para mí no era solo físico, era todo, tuviese la apariencia que tuviese.

    – [Noah]Podemos intentar…decir la verdad un rato. Como un juego.[/Noah] – le propuse. Era un reto, yo tampoco decía siempre lo que pensaba o lo que sentía, pero era un buen compromiso. En una buena relación, sea del tipo que sea, no hay mentiras.

    – [Lexie]Puff…[/Lexie]- suspiró. Parecía que la sola idea de hacerlo le estaba agobiando.- [Lexie]Vale. Lo que sea por un moribundo.[/Lexie] – añadió al final, con dificultad.

    – [Noah]¿Esta es tu cara de nacimiento?[/Noah] – pregunté. Necesitaba empezar a aferrarme a algo. Me había enseñado otras de sus caras, una de ellas, la de la hija de Fenris que todo el mundo estaba acostumbrado a ver en las noticias.

    – [Lexie]Sí.[/Lexie]- dijo.- [Lexie]Esta es la verdadera Alexandra.[/Lexie] – y la creí. Para mí fue un alivio, Lexie era mi mejor amiga y durante mucho tiempo, había sentido algo por ella, pero me había enamorado de esta cara.

    – [Noah]Intentaré llamarte Lexie. Te toca.[/Noah] – respondí. Incluso forzándome, muchas veces me salía llamarla Allie, pero no, era Lexie, no Lexie Reed, Lexie Fenris. Era…complicado, pero podría con ello.

    – [Lexie]¿Por qué te fuiste?[/Lexie] – preguntó ella, sin apartar la mirada. Suspiré, la primera en la frente como suelen decir.

    – [Noah]Me sentí…traicionado. Por las mentiras. Pero no lo pensé bien. No me paré a escucharte.[/Noah] – afirmé. Sonaba a poco, pero no podía decirle más. Lamentaba haberme ido porque en ese momento estaba cegado y después me di cuenta de lo mucho que podía perder.

    – [Lexie]Te traicioné, pero en mi defensa diré que no me arrepiento.[/Lexie]- sentenció. No dudé de que decía la verdad, de hecho, no pude evitar reírme.- [Lexie]Mierda.[/Lexie] – dijo ella.

    – [Noah]No pasa nada. Eres una tanuki.[/Noah] – repliqué. Había atosigado al máximo sobre el tema a una de las pocas personas que tenía la paciencia de responderme una y otra vez, mi padrino, que incluso me había dado varios libros sobre la raza de demonios de la que venía Lexie. A la hora de la verdad, dejando a un lado los que los trataban de amenaza, todos coincidían en algo, mentir estaba en su naturaleza. No podemos luchar contra lo que somos y si queremos de verdad a alguien, eso implica querer, entender y aceptar cada parte de ellos. Al final del día, hay muchas formas de mentir que no impliquen un problema. – [Noah]La verdad es mejor, aunque sea…complicada.[/Noah] – comenté, agradeciendo que se sincerase. – [Noah]¿Querrías…volver a intentarlo?[/Noah] – añadí. Me refería a la cena, pero no solo a la cena.

    – [Lexie]No lo sé.[/Lexie]- dijo ella. Igual me había pasado de positivo con lo de que la verdad era mejor. – [Lexie]Ahora mismo quiero darte de tu propia medicina y dejarte aquí plantado.[/Lexie] – espetó, con una mirada maliciosa.

    – [Noah]No seas vengativa. Estoy intentando arreglarlo.[/Noah] – le pedí. No tenía muchas fuerzas físicamente, así que me estaba costando un esfuerzo extra sacar fuerza de voluntad.

    – [Lexie]La venganza es más divertida.[/Lexie] – respondió ella.

    – [Noah]Salvo que quieras a alguien.[/Noah] – dije yo. La última vez había echado a correr con esa palabra. Esperaba no provocar el mismo efecto.

    – [Lexie]Ya.[/Lexie]- suspiró. Aquello no tenía buena pinta.

    – [Noah]No lo has preguntado. Pero te quiero. Con esta cara, con la que sea.[/Noah] – ya estaba todo dicho, no podía esconderme ni poner excusas, era lo que sentía total y abiertamente, si no era recíproco, bueno, me tocaría curarme de una forma mucho más lenta de la que lo haría mi pierna.

    – [Lexie]El cuerpo me pide dejarte plantado ahora mismo.[/Lexie]- respondió.

    – [Noah]¿Estás segura?[/Noah] – le pregunté.

    – [Lexie]Sí.[/Lexie]- dijo ella, mirándome a los ojos.

    – [Noah]Bueno. Haz lo que quieras hacer.[/Noah] – dije ya sin fuerzas. De pronto la pierna me dolía más y notaba el cansancio de mi cuerpo y su «lentitud». Era la segunda vez que le dejaba claros mis sentimientos. Si no sentía lo mismo, no pasaba nada.

    Lexie se acercó a mí sin que la viera y me lamió la mejilla. Ya no era lo suficientemente rápido como para haberlo visto venir y si lo hubiera hecho, sinceramente tampoco lo habría evitado. – [Lexie]Miento demasiado bien.[/Lexie] – replicó, sonriendo con malicia.

    – [Noah]Me estoy dando cuenta.[/Noah] – me extraño conseguir articular palabra teniendo en cuenta que mi mente no dejaba de pensar en su…ehm…bueno, con lo que acababa de lamerme la cara.

    – [Lexie]Podemos intentar volver a ser amigos y luego lo que vaya surgiendo.[/Lexie]- propuso ella. Contuve la respiración, el que no arriesga no gana. Medité lo más rápido que pude, echando en falta unos minutos extra que me habría dado mi poder, para asegurarme de que no era acoso lo que pensaba hacer.

    – [Noah]Vale. Dame la mano, para levantarme.[/Noah] – le tendí la mano y ella la cogió, pero no esperaba que tirase de ella hasta caer sobre mí. Nuestras caras estaban a menos de un centímetro de distancia y no era capaz de besarla por si ella no quería y eso era pasarme. Supuse que por un momento de usar mi poder no pasaría nada, así que tuve tiempo para observarla y ver cómo se movía hacia mí, abriendo ligeramente los labios. Volví a mi posición y la besé, no podía seguir pensando o no lo haría nunca. Aquello fue…indescriptible. – [Noah]Yo también sé mentir.[/Noah] – le dije cuando nos separamos. Por un segundo pensé que me iba a ahogar, Lexie había continuado el beso y sinceramente, se le daba mucho mejor que a mí.

    – [Lexie]Pero mientes mal.[/Lexie] – se rió, aún sentada sobre mí. En ese momento la pierna ya no me dolía. Ni siquiera sabía si me circulaba la sangre hacia ella ni tampoco me importaba demasiado.

    – [Noah]Pero beso mejor, ¿no?[/Noah] – pregunté disfrutando de estar cerca de ella. Tenía una sensación en el pecho que me sobrecogía.

    – [Lexie]Regular.[/Lexie]- bromeó ella.

    – [Noah]Si puedes hacerlo mejor…adelante.[/Noah] – la reté, sonriendo.

    – [Lexie]Ven.[/Lexie]- se pegó a mí y volvió a besarme. Vaya si lo hacía mejor.

    Puede que lo que duró el beso volviera a hacer un poco de trampa con mi poder para aprender a hacerlo mejor, pero solo fue un poco, nada que me impidiese seguir curándome.

    Era feliz. Allí, perdido en mitad de la prehistoria, habiendo estado a punto de morir, era feliz. ¿Y sabéis lo que significa eso para alguien con todo el tiempo del mundo para pensar? Que iba a tener mucho miedo, porque tenía más cosas importantes que perder.

  • ESCISIÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – DAONNA

    La vida a veces te hace replantearte ciertas cosas, aunque en nuestro caso, en el mundo en el que vivíamos y con las cosas a las que estábamos expuestos, eso iba al extremo.

    Yo siempre había sido un completo «friki» de los dinosaurios. Os podéis imaginar que con su parecido a mi forma de Rakkthathor, era algo habitual, además, era lo más cercano a los dragones que habíamos tenido según lo que contaba la historia «humana», pese a que en la realidad los dragones existiesen y no fuesen todos tan malos, pero eso es algo que descubrí bastante tiempo después.

    Evidentemente eso hacía que imaginarme ver a esos seres caminando por la Tierra sería impresionante. Recuerdo ver muchas veces toda la franquicia de Jurassic Park y releer los libros. Pero nada de eso me preparó para verlos caminar frente a mí.

    Mi llegada a ese mundo había sido, como muchas cosas en mi vida, apresurada. Primero estaba en el mundo de los Daesdi y luego estaba en un inmenso espacio natural donde todo parecía magnificado al no haber sido tocado por la mano del hombre. La nieve se veía cercana, cubriendo las montañas que nos rodeaban.

    Al principio no lo supe, claro está, pero cuando mis ojos se acostumbraron al entorno empecé a fijarme en enormes figuras animales que sobresalían en el horizonte. Un ruido me sobresaltó y vi que una estaba detrás de mí. Al menos pensé que era una, en realidad era una manada que se acercaba a nuestra zona. Un escalofrío me recorrió la columna y todo pareció ir más despacio a medida que yo iba más rápido.

    Me fijé en uno de los saurios, no medía más de tres metros de largo y parecía algo más bajo que yo. Tenía una cresta entre la nariz y los ojos. Eran una manada de unos siete u ocho, probablemente algún tipo de Coelophysis. Así que no, no eran herbívoros. Cualquier duda que tuviese quedó despejada cuando vi a cámara lenta cómo se fijaban sus ojos en mi zona.

    Miré a mi alrededor y vi que no había llegado solo: Lexie, Kaylee y Sophie habían llegado conmigo. No me lo pensé dos veces, cambié a mi apariencia Rakkthathor y las cargué a las tres, corriendo a cualquier sitio lejos de aquellos predadores.

    A medida que avanzaba, mis ojos no daban crédito a las maravillas que veía. Formaciones de gemas y piedras preciosas a plena vista, paisajes de colores y formas que nunca había visto ni en fotografías. Contuve el impulso de detenerme y sacar la cámara de su funda, que esperaba que siguiese intacta. Cuando estuve a punto de detenerme cerca de un riachuelo de color rubí, vi a un enorme ‘Allosaurus’ y lo esquivé, dirigiéndome a las montañas donde esperaba encontrar menos amenazas.

    Allí, en la base de un gran pico nevado, me detuve al ver una entrada. Dejé a las demás allí un momento y me interné en la caverna para asegurarme de que estaríamos a salvo. Después de inspeccionarla con detalle, volví a por ella y nos quedamos a unos metros de la entrada, por si algo nos sorprendía.

    Mis corazones latían a plena potencia. Mi cabeza era un hervidero. Estábamos en la prehistoria, pero no en la de la Tierra o al menos no como decía la arqueología, porque las especies de dinosaurios que había visto por el camino pertenecían tanto al cretácido como al jurásico. Aún no había visto ninguno del triásico pero no podía descartarlo.

    Estaba deseando hablar con alguien de todo lo que pasaba por mi cabeza, pero ellas parecían estar inconscientes. Respiraban, lo había comprobado cada cinco minutos, pero el viaje debía haberles afectado. Yo me había librado porque mi metabolismo iba más acelerado para paliar los daños que pudiera provocarme la propia electricidad de mi cuerpo.

    Un par de veces salí al exterior y tomé fotografías. La cámara había sobrevivido a todo el trayecto y parecía estar bien y funcional. Usando el teleobjetivo de la cámara exploré la distancia sin alejarme de la entrada de la caverna.

    Vi una enorme laguna de agua rosada, el río de color rubí que nos habíamos cruzado, especies de dinosaurios de todo tipo, incluso del triásico, confirmando que no estábamos en la Tierra, si no en el Cúmulo Nexus y probablemente en el pasado, en el tiempo de los Daë anteriores a nuestros padres. Aquél lugar era asombroso. A lo lejos se distinguían playas donde la arena y piedras eran puras gemas.

    Las montañas contenían mi capacidad de visión y no quería alejarme de la cueva por si pasaba algo. Tras las montañas se divisaban estelas de humo que llamaron mi atención. Traté de ver más, pero me fue imposible. Continué observando un buen rato hasta que di con una especie de aldea que no encajaba con aquél tiempo. Parecía sacada del pasado, sí, pero no de un tiempo tan remoto. No llegué a ver si había personas, estaba demasiado lejos, pero si había un daë allí, habría sobrenaturales o humanos.

    No podía hacer mucho más así que volví con las demás después de recoger lo necesario para hacer un fuego. No fue difícil crear fricción con mi velocidad, pero para cuando terminé de poner a punto las llamas, ya se estaban despertando.

    – [Lexie]Por un momento he pensado que estaba muerta y me ha parecido bien.[/Lexie] – se quejó Allie…Lexie, poniéndose en pie. Aún no terminaba de conciliar su verdadero nombre con su verdadera apariencia. Allí estaba, poniéndose en pie, con el ceño fruncido y una ropa imposible para vivir cualquier tipo de aventura, pero eso era lo que menos parecía importarle.

    – [Noah]Ha debido ser el teletransporte. Y tener que moveros tan rápido no ha ayudado.[/Noah] – traté de explicar. Lexie me oyó, pero no pareció querer responderme. Había pensado durante el rato en el que había estado solo que quizá fuese un buen momento para arreglar las cosas, pero la vida real era más difícil que lo que uno podía imaginar en su cabeza.

    Kaylee se incorporó en ese momento y tuvo que quedarse sentada.- [Kaylee]Me encuentro fatal.[/Kaylee]- se sujetaba la cabeza y parecía algo mareada.

    – [Noah]Bebe un poco.[/Noah] – le tendí una botella de agua. No era demasiado grande. Me había llevado algunas cosas de primera necesidad para llegar al lago, pero no había contado con que nuestro camino terminase dejándonos tan lejos de casa, de lo contrario habría preparado una mochila como habían hecho los del otro grupo.

    Kaylee lo agradeció y bebió poco a poco. Al cabo de un rato pareció estar mejor, porque se puso a comprobar cómo se encontraba Sophie, aún «dormida». Era la única de todos que no tenía nada de sobrenatural.

    – [Noah]En parte es culpa mía. Me desperté antes y nos iban a atacar, así que os moví.[/Noah] – expliqué, mirando a ambas pero recibiendo una mirada cortante por parte de Lexie. Ni siquiera la apartó, simplemente me observó, desafiante.

    – [Lexie]¿Dónde estamos y cómo salimos de aquí?[/Lexie] – preguntó. En ese momento no me cabía duda de que si hubiera podido evitar preguntarme, lo habría hecho. Me pregunté si Xander se habría sentido así durante todos estos años y comprendí el dolor que había cargado mi primo.

    Suspiré, tratando de tener paciencia. Si sumaba lo que sabía de Lexie y Allie, llegaba a saber bastantes cosas de ella, aunque prácticamente no hubiese contado nada de sí misma. – [Noah]Estamos probablemente en un mundo del Cúmulo Nexus. Un mundo…prehistórico.[/Noah] – expliqué. Había buscado en los recuerdos de mi padre algún tipo de información sobre ese lugar, esperando que en los conocimientos que había ganado de las Pruebas hubiese algo de la historia de los daë, pero de su pasado no había nada. Había algunos que podía descartar por sus apariencias, como los de Géminis o Piscis, pero corría riesgo de equivocarme.

    – [Kaylee]No es la peor opción.[/Kaylee]- comentó Kay, sacando su lado más positivo. – [Kaylee]Pero tenemos que buscar comida.[/Kaylee] – añadió. Agradecí tenerla allí conmigo, era un gran apoyo no solo por su capacidad si no porque desde que había cambiado, era una persona increíble con la que sabía que podía contar para cualquier cosa.

    – [Noah]Sí, pero va a ser difícil no ser «la comida».[/Noah] – repliqué, casi hablando solo para ella. – [Noah]He visto un poblado cerca.[/Noah] – aclaré. Cuando Sophie se recuperase podría ser uno de los primeros sitios que nos convendría visitar. Pero teníamos varios problemas: uno era la ropa y otro el idioma.

    – [Lexie]Yo me voy de aquí. Vosotros jugad a las casitas.[/Lexie] – espetó Lexie cortando la conversación. Cogió su mochila y fue derecha hacia la entrada sin contemplaciones.

    – [Noah]Lexie, no puedes irte. No creo que tus ilusiones vayan a funcionar con los dinosaurios.[/Noah] – dije dando un par de pasos en su dirección, preocupado. La conocía lo suficiente como para saber que sería imposible convencerla de nada, pero estábamos en un caso de fuerza mayor.

    – [Kaylee]No había dinosaurios en la prehistoria.[/Kaylee]- puntualizó Kaylee.

    – [Noah]Lo sé, y he visto especies de diferentes periodos.[/Noah] – aseguré, encantado de poder discutirlo con alguien. Ese mundo era una mezcla de periodos mesozoicos junto con elementos de la prehistoria humana, al menos. Aunque todo eran conjeturas y teorías basadas en lo que había visto, no había rastros de grandes civilizaciones. – [Noah]Por eso creo que sí estamos en el Cúmulo.[/Noah] – añadí. No tenía sentido que el pasado de la Tierra fuese así, ni siquiera teniendo en cuenta la presencia de los demonios.

    – [Lexie]Me importa una mierda.[/Lexie]- replicó Lexie de malos modos. No entendía cómo era posible querer tanto a una persona y que a la vez, pudiera sacarte de quicio. Lexie no atendía a razones y me resultaba muy frustrante.

    – [Noah]No puedes irte. Tenemos que mantenernos unidos.[/Noah] – le pedí. Miré hacia Kaylee, suplicando su ayuda. En ese momento mi relación con Lexie no me ponía en el mejor lugar para convencerla.

    – [Kaylee]No te vayas.[/Kaylee]- lpidió Kay, poniéndose en pie.- [Kaylee]A un mordisco de Rex dudo que sobrevivas.[/Kaylee] – añadió, pero Lexie no escuchaba, ya había salido de la cueva con paso apurado. Hice una seña a Kaylee y la seguí.

    En el exterior hacía mucho frío y aunque llevábamos ropa de abrigo, no estábamos preparados para tanto.

    – [Lexie]No me sigas.[/Lexie]- dijo Lexie al verme detrás.- [Lexie]Yo me tengo que ir de aquí.[/Lexie] – añadió. La había visto otras veces así, pero nunca con tanto empeño. Había discutido con los Daesdi porque no soportaba que nadie decidiese por ella y no había podido hacer nada por evitarlo.

    – [Noah]Lexie la única forma de salir de aquí es ayudar a los daë.[/Noah] – traté de explicarle, serio.

    – [Lexie]¿Los dae me van a ayudar cuando el audífono se me quede sin pilas?[/Lexie] – replicó, girándose hacia mí. Su piel bronceada parecía más sonrojada de lo habitual por el frío y quizá también por la ira que desprendía.

    – [Noah]Encontraremos la forma. Te lo prometo.[/Noah] – dije, acercándome un poco. En mi mente seguía la fantasía de arreglar las cosas y volver a ser tan cercanos como antes. Henry aún tenía en sus manos el prototipo que me había llevado de Infinity, pero no sabía si ya lo habría logrado hacer funcionar.

    – [Lexie]La voy a encontrar yo sola ahora mismo.[/Lexie] – afirmó, tensa. Fue a girarse pero le cogí la mano en el último instante.

    – [Noah]Por favor. No hay otra forma, no puedes salir de aquí. Estamos a millones de kilómetros de la Tierra, ni siquiera sabemos si en el presente.[/Noah] – no era consciente en ese momento, pero a Lexie poco le importaba la lógica de la situación. Era un volcán en plena erupción y podía haber dicho cosas diferentes que sí la hubieran convencido. O quizá no, nunca lo sabría, al final las cosas ocurren como tienen que ocurrir.

    – [Lexie]Que me da igual.[/Lexie] – se soltó de mi mano y caminó, alejándose.

    – [Noah]No puedes escapar siempre.[/Noah] – ya se lo había dicho otras veces y sabía que no le gustaba escucharlo de mí, pero la desesperación nubla el juicio.

    – [Lexie]Vaya que no. Madre mía, te digo yo a ti que sí.[/Lexie] – aseguró, sin darse la vuelta.

    Caminé tras ella y fui a responderle, pero un estruendo como nunca había escuchado reverberó en el helado aire de la montaña. Miré hacia arriba y vi una enorme figura alada. Al principio lo tomé por un ‘pteranodon’ o algún dinosaurio volador de algún tipo, pero cuando lo vi lanzarse en picado hacia la llanura y rociar con su aliento de fuego un grupo de herbívoros antes de llevarse uno entre sus fauces hacia la cima de la montaña, lo supe. – [Noah]¿U-un dragón?[/Noah] – sin terminar de creérmelo. Aquél lugar era aún más peligroso de lo que parecía.

    – [Lexie]Joder.[/Lexie] – replicó ella.

    La miré y vi en sus ojos que no iba a volver con nosotros. Sabía que me odiaría si me la llevaba de aquél lugar, pero todo en mí temblaba de miedo ante de la idea de verla contra cualquiera de aquellas criaturas.

    – [Noah]Lo siento.[/Noah] – aferré su cuerpo tratando de no ser demasiado personal para no invadir su espacio teniendo en cuenta el enfado que tenía conmigo y volvimos a la cueva.

    – [Lexie]¿Pero tú no estás bien de la cabeza?[/Lexie] – me gritó. – [Lexie]Que te he dicho que me voy. No tienes derecho a nada. ¿Sabes quién soy yo? ¿Tú sabes quién es mi padre?[/Lexie] – espetó, cada vez más cerca. Ante sus palabras, me iba viniendo abajo. No soportaba la idea en la práctica de que estuviese enfadada conmigo. Nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y lo que sentía por ella seguía ahí. Pese al dolor de saber que me había mentido, seguía ahí. Quizá esa era la peor parte, saber que quizá ella no volviese a querer acercarse a mí nunca, pero yo si seguiría queriéndola. Así que el dolor y la pena dieron paso a la frustración y el enfado.

    – [Noah]¿Me estás diciendo en serio que quieres salir sola a un mundo donde hay dinosaurios y dragones?[/Noah] – me sentía tenso. Quería llegar a ella y arreglar las cosas pero sencillamente, no podía, como si fuera incapaz de contener la frustración que me provocaba todo aquello. No dejaba de pensar en que me había mentido durante años y ahora prefería ponerse en peligro a sabiendas con tal de tener la razón.

    – [Lexie]Sí.[/Lexie]- sentenció, más seria de lo que nunca la había visto. No sabía si estaba enfadada conmigo, con los daesdi o con todo a la vez. Negué con la cabeza, dándome por vencido. Me estaba dejando llevar demasiado rápido por la derrota, pero aquella batalla no la iba a ganar. Mi fuerza de voluntad no era tan buena.

    Lexie no perdió el tiempo y se marchó de nuevo hacia la puerta, pero se topó con algo que la retuvo, una especie de muro invisible. Su grito de rabia me dejó aturdido.

    – [Kaylee]Te quedas aquí.[/Kaylee]- aseguró Kay, ayudando a incorporarse a Sophie.- [Kaylee]Y chimpún.[/Kaylee] – sentenció. Lexie volvió a soltar un grito de rabia. Volvieron a mi los recuerdos de un tiempo en el que Lexie era mi apoyo y Kay la que estaba perdida. Eso puso en perspectiva para mí lo mucho que cambian las cosas.

    – [Kaylee]Cuando te canses, hay que pensar cómo vamos a sobrevivir a la noche.[/Kaylee] – replicó, mirándola. Desde lo de Infinity, Kaylee había empezado a recuperar las fuerzas que le habían flaqueado y ahora cada vez parecía más su verdadero yo.

    Lexie estaba fuera de sí, golpeando el muro, arañándolo. Su enfado y su frustración no hacían más que aumentar a medida que el mundo seguía impidiéndole hacer lo que ella había pensado. Mi mirada se cruzó de nuevo con la suya y no pude soportarlo.

    – [Noah]Voy a salir a por comida.[/Noah] – dije, poniéndome en pie. Era una de las primeras cosas que debíamos conseguir para estar a salvo, pero en ese momento concreto más que por una decisión lógica y meditada, lo hice porque no podía seguir en el mismo espacio que una Lexie que me detestaba.

    – [Lexie]Ojalá te coma un dinosaurio.[/Lexie]- maldijo ella, cuando pasé a su lado.- [Lexie]O un dragón. O un dragón dinosaurio. [/Lexie] – no fueron las palabras, si no la ira que puso en ellas, las que mermaron aún más mis fuerzas. Sinceramente, y ya sé que no queda muy heroico, lo único que me apetecía en ese momento era llorar.

    – [Kaylee]Cállate ya, Lexie.[/Kaylee]- intervino Kaylee. Se puso en pie y se acercó a mí, desactivando el conjuro.- [Kaylee]Voy contigo.[/Kaylee] – quise decirle que iría más rápido yo solo y que ellas necesitaban su ayuda, pero verdaderamente, no me sentía con ánimos de estar solo.

    – [Sophie]Váyanse, que yo vigilo al chacal.[/Sophie]- confirmó Sophie, ganándose una mirada airada de Lexie.

    Como no podíamos tenerla encerrada para siempre y, sinceramente, pensaba que su principal problema era conmigo, Kaylee no volvió a conjurar el muro, supongo que siendo consciente también de que Sophie podría hacer algo parecido.

    Kay caminó conmigo en silencio por la zona. La llevé hasta una especie de bosque de árboles gigantescos donde había varios arbustos. Tardamos un buen rato en decidir qué frutos podían ser comestibles, observando a algunos de los herbívoros de la zona.

    Finalmente volvimos y cuando me acercaba a la cueva, sentí que algo no iba bien. No tardé en confirmar mi corazonada. Sophie estaba allí con el ceño fruncido, maldiciendo para sí. No había rastro de Lexie. No me hacía falta pensar a gran velocidad para saber que ella era la causa del enfado de Sophie y que se había ido. Sola en ese mundo lleno de peligros.

  • UNA MARIPOSA BATIENDO LAS ALAS

    THE BUTTERFLY EFFECT

    NOAH ARKKAN

    De un instante a otro, más rápido aún de lo que jamás estaría acostumbrado, el Pico Tantree dio lugar a la playa de Louna.

    Era de noche. Me puse en pie y vi que Omega ya no estaba frente a mí, pero los demás si estaban allí, tomando algo en uno de los chiringuitos de la playa, excepto Lexie, que estaba cerca de mí.

    – [Idris]¿Y ese bikini Coquito?[/Idris] – escuché decir a Idris, mirando a Elle. Pensé que estaban en el chiringuito pero debían estar en la playa. Algo no encajaba.

    – [Elle]¿Bikini? ¿De qué hablas? Si hace un frío que pela y está nevando[/Elle].- respondió ella mirándole.- [Elle]Mañana es Navidad[/Elle].- indicó, señalando algo. Empecé a ver cosas fuera de escena. Idris llevaba un bañador bastante llamativo y Elle iba vestida con ropa de invierno y señalaba un calendario de adviento mientras nevaba en una ventana cerca de ella.

    – [Niall]Gracias a todos por venir a ver mi primer concierto en solitario.-[/Niall] escuché decir a Niall, como si su voz resonase a través de un micrófono. Cada uno estábamos viendo una cosa diferente. Si para mí era la playa de Louna de noche, con Lexie cerca, es que estaba viendo mi lugar ideal. Igual que todos los demás.

    – [Kaylee]Madre mía, que de verdad sois más tontos que una piedra: ¿es que no veis que estamos en el paraíso de cada uno?[/Kaylee]- escuché decir a Kaylee. La playa cada vez quedaba más atrás y empezaba a vernos a todos de pie, cerca unos de los otros, en una enorme pradera. El paraíso de cada uno. Solo esperaba que eso no significase que esto era la otra vida y Omega nos había matado a todos.

    – [Owen]Aguafiestas.-[/Owen] replicó Owen colocándose la camiseta. Parecía que todos estábamos bien y a salvo, cada vez me aterraba más la posibilidad del otro lado. Traté de usar mi velocidad y no funcionó.

    Nos miramos unos a otros, desconcertados, en lo que me pareció una eternidad. Entonces tras nosotros, como si siempre hubiera estado allí, se apareció una figura. – [Dagrawn]Estáis en la Tierra de los Daesdi.[/Dagrawn] – dijo su voz. Había una luz demasiado intensa y no podía enfocar para verle bien, pero cuando pude hacerlo me quedé sorprendido al ver a mi tío Daniel. – [Dagrawn]Bienvenidos[/Dagrawn] – añadió. Procesé lo que acababa de decir, la Tierra de los Daesdi. Quizá lo habíamos conseguido, quizá Xander había tenido razón y ahora tendríamos que pasar por las Pruebas. Tenía demasiadas preguntas.

    – [Elle]¿Papi?[/Elle]- preguntó Elle, confusa.

    – [Dagrawn]No, soy Dagrawn el Mentor. No podéis ver mi forma real, así que veréis las de mis Daë.[/Dagrawn] – respondió. Dagrawn, Esharthi y Diarmud eran los Daesdi, los tres Daë originales que ayudaron a salvar el mundo y desde entonces habían velado por su salvación a través de los Daë y las Kvasir. Abandonó la apariencia de mi tío más rápido de lo que hubiera creído posible y tomó el aspecto de mi padrino.

    – [Amy]Esto es un poco raro[/Amy].- intervino Amy, al ver a su padre frente a nosotros.- [Amy]¿No puedes tomar la apariencia de alguien que no sea nuestro padre?[/Amy] – pidió ella.

    Entonces tomó mi apariencia, y todo fue más raro aún, pero como no quería pasar la eternidad pidiendo cambio de caras, guardé silencio. – [Dagrawn]Nuestro aspecto es lo de menos.[/Dagrawn] – dijo él, con mi voz, con mi cara y unos gestos que no sabía si eran míos o no. Había dicho que tomaba la apariencia de sus Daë, ¿eso significaba que yo era uno de ellos?

    – [Noah]¿Qué hacemos aquí? ¿Somos Daë?[/Noah] – pregunté, tratando de resumir la maraña de dudas que tenía en mi mente.

    – [Diardmud]Aún no, vuestra aventura para ver si sois dignos comienza ahora.[/Diardmud] – sentenció otra figura, sumándose a Dagrawn. Él debía ser Diarmud, porque había asumido la forma de Dominic. Al ver la cara de Jane ante su aspecto, cambió a Ed. Ezra no dijo nada.

    – [Xander]¿Vamos a pasar las Pruebas?[/Xander] – preguntó mi primo Xander, preocupado. Su plan inicial había sido ese, pero sabía que con Vera, Elliot y Bowie allí no querría llevarlo a cabo, por no mencionar a los que no habíamos decidido lo mismo que él.

    Negué con la cabeza, Dagrawn, negó con la cabeza. Como si leyera mis pensamientos cambió a un chico joven que no reconocí. Tenía el pelo de color castaño rojizo con una mecha blanca y llevaba barba. Se daba un aire a Jane. – [Dagrawn]Debéis guiar y reunir a los próximos Daë.[/Dagrawn] – explicó. Estaba confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a los próximos Daë?

    – [Jane]No es justo[/Jane]- se quejó Jane. – [Jane]No vamos a recibir el mismo trato[/Jane]. – añadió. Entendía a lo que se refería, pero por lo que habían dicho los Daesdi, nosotros también éramos Daë. ¿Sería parte de las Pruebas? Quizá en lugar de enfrentarnos a nuestros miedos teníamos que ayudar a otro grupo de Daë antes de serlo nosotros mismos.

    – [Michael]¿Por qué nosotros? ¿Por qué no regresamos a nuestro hogar?[/Michael] – preguntó Michael.

    – [Lexie]A mí me mandáis a mi casa, porque no sé si lo sabéis pero soy la hija de Alexander Fenris[/Lexie].- sentenció Lexie, antes de dejar responder a los Daesdi. Quise hacerle una seña para que no les dijese nada, pero no me iba a hacer caso y menos dadas las circunstancias.

    – [Esharti]No es justo, pero vuestros enemigos tampoco lo serán[/Esharti].- dijo una voz femenina. Era serena y transmitía dulzura y…preocupación. Esharthi, la primera Kvasir, apareció frente a nosotros con la cara de mi tía Sarah.- [Esharti]Confiamos en vosotros[/Esharti]. – añadió. Sentí su empatía y sus ganas de infundirnos fuerzas.

    – [Xander]Tenemos que detener a Omega, no podemos ayudar ahora a los Daë[/Xander] – dijo Xander. Omega era nuestra principal preocupación. Todos juntos no habíamos conseguido hacerle nada. Necesitaríamos la ayuda de los Moondies y quien sabe de quién más. Era eso o el plan de Xander.

    – [Dagrawn]Vosotros tomasteis los discos y elegisteis. Ahora tenéis que confiar en vuestro destino y en vuestra elección. La Tierra no correrá peligro a manos de Omega en vuestra ausencia.[/Dagrawn] – explicó. No pasé por alto que acababa de decir la Tierra, aunque una parte de mi sintió alivio al escuchar que estaría a salvo.

    – [Cole]¿La Tierra? ¿Y los demás? ¿Dónde nos lleváis entonces?[/Cole] – preguntó Cole, tranquilo, pero desbordado a preguntas, como todos.

    – [Dagrawn]La Tierra y sus habitantes, entre ellos vuestras familias, estarán a salvo. Omega se ha visto transportada a otro lugar. Volverá a la Tierra, pero no antes de que sigáis vuestro camino.[/Dagrawn] – aclaró. Todo lo que decían estaba sumido en el misterio, pero parecía que querían tranquilizar nuestras conciencias para despreocuparnos por Omega mientras cumplíamos su misión. – [Dagrawn]Vuestro destino está en el Cúmulo Nexus.[/Dagrawn] – añadió. En el aire, frente a nosotros, apareció un grupo de catorce planetas orbitando alrededor de un enorme sol y dos lunas. En cada planeta se fraguó un símbolo que correspondía a un signo zodiacal. Igual que las pruebas finales de los Daë. – [Dagrawn]Un sistema planetario donde la oscuridad se está abriendo paso, y solo los Daë pueden detenerla.[/Dagrawn] – la oscuridad creció a través de un planeta y se fue sumando al resto, tragándolos. Conseguí captar que no solo surgió de un planeta. Después de la aparición de la primera, surgió también un segundo foco de oscuridad que apenas dio tiempo a ver antes de que todo se volviese negro.

    – [Lexie]Que yo muy bien lo de ser Daë, pero esto no es lo mío[/Lexie].- espetó Lexie, tratando de andar para irse. Segundos después llegó caminando hacia nosotros.

    – [Esharti]Lo siento, pero no[/Esharti].- replicó Esharthi con seriedad. No terminaba de entender qué tenía que ver con nosotros la oscuridad que tenía lugar en un grupo de planetas que no sabíamos ni siquiera cómo de lejos estaban de la Tierra.

    – [Noah]¿Por qué nosotros? No conocemos esos lugares ni a los Daë.[/Noah] – sería difícil dar con ellos en un territorio tan desconocido.

    – [Dagrawn]Ya los conocéis.[/Dagrawn] – afirmó Dagrawn. Abandonó la apariencia del chico que se parecía a Jane y tomó la de un hombre con aspecto de guerrero, con el pelo y la barba azules. Fue fácil reconocerle, especialmente para mí por los recuerdos de mi padre.

    – [Noah]¿Los Daë que hicieron las Pruebas antes que nuestros padres?[/Noah] – pregunté. Cada vez estaba más confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a unos Daë que ya habían pasado las Pruebas para cuando los Moondies las pasaron? ¿Íbamos al pasado? Si era así, si que era una misión importante. Si esos Daë no cumplían su destino, los Moondies tampoco podrían cumplir el suyo y desterrar al Soberano.

    – [Kaylee]Lo del libre albedrío lo lleváis regular[/Kaylee].- se quejó Kaylee.

    – [Esharti]Si no hubieras querido venir, no habrías intentado detener a los que sí[/Esharti].- replicó Esharthi. Era extraño pensar que el destino y el libre albedrío puedan coexistir, pero cuando el tiempo no es nada para ti, eso debería quedar más claro. Sí, habíamos decidido, unos desterrar a Omega y otros salvar a los que querían hacerlo. Así que ahora teníamos que seguir adelante, lejos de la familia, lejos del hogar, en un mundo hostil, para reunir a un grupo de personas que eventualmente morirían para salvar ese grupo de planetas y gracias a ello, la Tierra.

    – [Dagrawn]Puede que ahora no lo parezca, pero el destino del universo está en vuestras manos y cuando llegue la hora, vosotros decidireis.[/Dagrawn] – replicó Dagrawn, aún como Alistair. Verle aún en esa cara me colocaba una pesada carga sobre los hombros. De nuestras decisiones dependía nuestro propio presente. Hasta el batir de las alas de una mariposa podía crear un tornado en nuestro futuro.

    – [Elliot]No podemos irnos sin saber qué ha pasado con Tina[/Elliot]. – dijo Elliot, con timidez.

    – [Esharti]Tina está viva[/Esharti].- dijo Esharthi. Sentí alivio. Tina no tenía nada que ver en todo esto, si hubiera muerto a manos de Omega…

    – [Kaylee]¿Qué mierda de respuesta es esa? ¿Cómo que está viva?[/Kaylee]- preguntó Kaylee, perdiendo los nervios. Había estado conteniéndolo, pero la muerte de su amiga era un dolor demasiado grande.

    – [Dagrawn]Esta inmersa en sus propios problemas, pero vive. Verónica no acabó con ella porque no lo necesitaba.[/Dagrawn] – aclaró Dagrawn. Enseñó una imagen de ella, durmiendo en su cama, aún vestida y con el maquillaje del día anterior. Por la luz que se veía en la ventana debían ser cerca de las cuatro de la tarde.

    – [Lexie]No pienso pasar una prueba[/Lexie].- replicó Lexie, cruzándose de brazos. – [Lexie]Ya podéis mandarme a mi casa[/Lexie]. – estaba decidida a hacer lo que ella quisiera, pero esto no era algo que el dinero pudiese comprar. Esharthi puso los ojos en blanco. Estábamos juntos en ese barco y la forma de volver a casa aparecería al final del camino, estaba seguro.

    – [Dagrawn]Aparecereis separados. Pero los discos os mantendrán unidos. No temáis. Volveréis a ver la Tierra si podéis superar todo lo que se ponga en vuestro camino. [/Dagrawn] – añadió Dagrawn.

    – [Lexie]ME DA LO MISMO[/Lexie].- gritó Lexie.

    – [Esharti]Suerte y tened cuidado.[/Esharti] – nos deseó Esharthi. Supe que eso era su despedida.

    Vi a Diarmud guiñarle un ojo a Amy deseándole suerte. En su día la tía Diana decía que era su favorita, así que ahora parecía que Amy lo había heredado. Amy le respondió haciéndole un gesto obsceno y mientras se marchaban, Owen le hizo un gesto para hacer ver que le vigilaba.

    Nos quedamos solos unos instantes, nuestros últimos momentos juntos hasta después de habernos adentrado en ese lugar desconocido y aterrador. Entonces nos desvanecimos y cuando abrimos los ojos, aparecimos en un lugar completamente diferente, separados, perdidos y sin idea de cómo seguir adelante.

    Nosotros éramos la mariposa y teníamos que batir las alas correctamente para que nuestro futuro siguiera siendo el mismo.


    NOTAS MÁSTER

    Vuestros personajes se encuentran ahora en el Cúmulo Nexus, repartidos tal y como se muestra aquí: http://biblioteca.moondale.es/2018/05/09/primera-oleada-del-cumulo/

    En esa página tenéis también algunas anotaciones y personajes clave de la zona. Podéis rolear con los personajes con los que aparecéis, los que estén en el mismo mundo que vosotros.

    Por el momento no podéis hablar con los demás a través de los discos, con una excepción, Ezra., salvo que Dioni considere que su poder no sería capaz de atravesar la distancia de planetas. Más adelante en este mismo capítulo descubrirán que pueden usarlos para hablar entre ellos y para hablar con los Moondies.

    No hay ningún orden establecido por el momento. Simplemente, cuando se acerquen al final, los Daë del cúmulo tendrán que saltar entre mundos  en el orden en el que sale en esa página. Es decir:

    • El grupo de Sagitario (Henry, Laura, Idris y luego Ruby y Zahra) encontrará y pondrá al día de su misión al Daë de Sagitario, Eldric Northwood, que conseguirá cruzar al mundo de Virgo donde está el grupo de Virgo (Elle, Bowie, Nate y Xander) y así sucesivamente hasta llegar al último.
    • Al final del  capítulo todos acabarán reunidos en el mundo de Leo, desde donde tendrán que volver a dividirse para el siguiente capítulo.

    El cúmulo Nexus tiene una peculiaridad, que cada uno de vosotros puede seguir cuando le apetezca, aunque mejor no abusar. Existen objetos desplazados. Es decir: Si estáis en el mundo de Roma y veis un objeto del Oeste, si lo tocáis acabaréis teleportados al mundo del Oeste.

    Y nada, poco más. A aprovechar para sumergiros en la cultura de cada mundo antes de saltar.

  • MENTE CONTRA CORAZÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – BOSQUE DE LOS SUSURROS. UCM

    Treinta y seis horas, cuarenta y ocho minutos y trece segundos para que la luna de sangre alcanzase su cénit en el cielo de Ripper. Me sentía como si el segundero sonase en el interior de mi cabeza, como una cuenta atrás hacia el fin del mundo.

    Estaba claro que no podía permitir que abriesen el portal. No estaba claro que hubiese forma de hacerlo con los discos, aunque la teoría decía que sí, pero no estaba dispuesto a asumir el margen de error. Había otras formas de detener a Omega, si la Iniciativa la había retenido en su día y le había hecho el suficiente daño como para estar oculta veinte años, es que se podía, sin recurrir a un plan que pudiese terminar en el sacrificio de uno de ellos. Por no mencionar el hecho de que en las propias Pruebas cualquiera podía morir, sin garantía de volver.

    Los Daë de la generación de nuestros padres habían sido preparados por los Daesdi, nosotros no e incluso estándolo, siete murieron, temporalmente, salvo Kaylee, pero murieron. Lo más probable era que no consiguieran pasar las Pruebas y eso significaba que no podrían salir de allí o que morirían por el camino. Todo, absolutamente todo, podía salir mal.

    Ese peso llevaba agobiándome ya desde el día en el que Xander vino a hablar conmigo, pero reconozco Destina, que desde que había discutido con Lexie ya no encontraba la manera de liberarme de la nube negra que me perseguía, más rápida incluso que yo.

    Esa mañana ya había visto la última temporada completa de RuPaul y había estado escribiendo planes y teorías en la pizarra. Nada me entretenía, así que busqué la compañía de alguien para ver si mi mente se ralentizaba un poco. Pensar a toda velocidad es una bendición casi siempre, pero cuando estás preocupado, resulta una maldición, porque la espera es muchísimo más larga.

    – [Noah]Hola, papá.[/Noah] – saludé al entrar en la cabaña principal, la de mis padres. Mi madre no estaba, pero mi padre sí, estaba preparando baba ganoush y alguna otra cosa en el horno. Llevaba puesto su delantal de mujer en bikini que le había comprado mi madre hacía tiempo.

    – [Daakka]Irasil.[/Daakka] – me saludó, acercándose para estrecharme en un abrazo. A mi padre lo tomaban por muchas cosas a primera vista, pero en ninguna de sus caras se imaginaba la gente lo cercano que era. Nunca temía las muestras de cariño. ‘Irasil’  era mi nombre Rakkthathor, significaba algo así como ‘campo estrellado’. Lo habían elegido juntos, al igual que el de Leo. Mi nombre «humano» estaba más dividido, mi madre me había puesto Noah y mi padre, Christopher. – [Daakka]Cara triste, ¿pensando Selardi?[/Daakka]. – preguntó. Me costaba ocultarles lo que sentía, era una persona a la que se le notaba rápidamente, pero además después de llegar de la «cita» con Allie les conté lo que había pasado entre lágrimas. No me gustaba haber estado así con ellos porque no quería que la tomasen con ella, pero ellos no le dieron importancia.

    – [Noah]No lo sé.[/Noah] – respondí con sinceridad. Sí lo sabía, no me quitaba de la cabeza lo de Lexie. Había repasado mi memoria genética exhaustivamente y lo había visto todo muy distinto, como cuando vuelves a ver una película en la que ya sabes el giro final, como en El Club de la Lucha. – [Noah]Ya no sé nada. Creía conocer bien a dos personas y en realidad no conocía a ninguna.[/Noah] – admití. Estaba frustrado, lo reconozco, no era mi mejor momento y mi habitual positivismo estaba completamente opacado por la situación.

    – [Daakka]Irasil dejar de buscar respuesta aquí.[/Daakka] – llevó su gran mano a mi cabeza y la posó con cuidado sobre mi pelo. Recordé cuando de pequeño me alborotaba el pelo con cariño. – [Daakka]Respuesta estar aquí.[/Daakka] – señaló la posición de mis dos corazones, aunque en ese momento, como humano, tenía uno.

    – [Noah]Pero han sido cinco años mintiéndome, primero como amiga, luego como…algo más.[/Noah] – probablemente me estuviera defendiendo de mí mismo. Veréis, más que una lucha contra Lexie, eso era un debate conmigo mismo, con dos partes enfrentadas. Mi corazón sabía perfectamente que quería a Lexie, pero ya no me atrevía a admitir esa afirmación porque tenía miedo, y el miedo hacía a mi mente protegerse de lo que más deseaba.

    Mi padre mostró sus dientes en una amplia sonrisa y cambió de apariencia. La afable cara de Duke Rivera me devolvió la mirada. Siempre había pensado en lo mucho que se parecía Leo a él. Eso siempre le había hecho sentirse diferente, porque mi madre prefería a mi padre como Rakkthathor y él, parecido a Duke y nacido humano, se veía distinto. Yo en cambio era mitad Rakkthathor y todos decían que me parecía a mamá, por eso me esforzaba en ayudar a mi hermano a conectar con nosotros todo lo que podía. – [Duke]A veces las personas tenemos inseguridades que nos llevan a tomar malas decisiones.[/Duke] – aseguró, mirándome fijamente. La indirecta estaba clara, mi padre estaba inseguro de poder llevar una vida normal con mi madre y de que ella le quisiera de verdad con su aspecto de demonio, así que cuando descubrió que podía convertirse en humano por su genética de laboratorio, trató de asegurarse, presentándose a mi madre como Duke Rivera, una identidad que todavía usaba para llevar los alquileres de las cabañas y llevar sus trabajos de ilustración y de fotografía. La verdad es que visto así, no sabía cómo no me había dado cuenta antes de lo de Lexie y Allie, pero es que no se parecían en nada.

    – [Noah]Pero lo vuestro fue unos meses. Esto es…mucho tiempo, mucho tiempo confundido en decidir a quién quería de las dos.[/Noah] – respondí. Quizá estaba culpando a Lexie de mi propia indecisión. Me había sentido como un tonto por pasarme tanto tiempo decidiendo entre dos personas que en realidad eran la misma. Allie ni siquiera era una ilusión creada por Lexie, era una de sus caras, de sus muchas caras. Eran tan real una como la otra.

    – [Duke]El tiempo es relativo, ese año fue muy intenso y pareció casi una vida.[/Duke] – afirmó mi padre. Había sido el año de la Guerra de Ripper, cuando los Moondies casi se separan. Nosotros lo teníamos muy fácil, siempre podíamos recurrir a ellos y en su caso, no tenían a nadie, el peso recaía en sus hombros. Xander se sentía así ahora mismo, no quería cargar el peso en ellos después de tantos años de paz y eso estaba nublando su juicio. – [Duke]A tu madre tampoco le hizo mucha gracia, no te creas. Quizá deberías preguntarle a ella.[/Duke] – me sugirió. Si quería dejar paso a lo que sentía por ella, me vendría bien saber cómo lo había hecho mi madre. Era buena idea.

    – [Noah]¿Dónde está?[/Noah] – le pregunté, mientras él volvía a la isla de la cocina.

    – [Duke]Ha ido a por madera.[/Duke] – respondió. Sus manos cogieron el cuchillo y se transformaron. Prefería cocinar como Rakkthathor y en general, casi todo. Pocas veces se veía a Duke, solo fuera de casa. De hecho de pequeño yo había tenido una perreta legendaria porque había ido a recogerme mi padre y cuando salí y le vi, no quería irme con él. Para mí era distinto, mi dos caras eran parte de mí, para él, Duke era un disfraz.

    Salí de la casa y crucé la distancia del bosque a velocidad humana normal, de todas formas, la plantación de mi madre estaba muy cerca, ventajas de tener un gran bosque como ese medio deshabitado por los seres oscuros que solían vivir allí. Ellos se habían ido en su mayoría en tiempos de cuando mi tío se mudó a Moondale, pero las costumbres seguían y nadie quería esos terrenos.

    Cuando llegué la vi talando un grueso árbol con un par de golpes de un hacha más alta que ella. La había hecho mi tío Daniel y sabía que la hoja estaba encantada para el filo nunca se perdiese. El árbol cayó al suelo y mi madre cortó una de las ramas.

    Me acerqué, caminando tranquilamente, mientras ella plantaba la rama en un hueco que ya tenía preparado en la tierra. Entonces se agachó y empezó a murmurar algo con sus manos colocadas sobre el terreno. Vi el destello verdoso habitual, obra de la magia de mi madre. Ese árbol volvería a estar en su plenitud en un par de semanas. Toda aquella plantación servía para sustentar de madera las cabañas, incluso para construir nuevas. Mi madre iba rotando las talas, un plan perfecto para evitar la deforestación.

    – [Cara]Noah, ¡Hola![/Cara] – me saludó con entusiasmo nada más verme.

    – [Noah]Mamá, deja, lo hago yo.[/Noah] – saqué las manos de los bolsillos y fui a coger el árbol, me apetecía trabajar con las manos.

    – [Cara]No.[/Cara]- replicó. Mi padrino siempre se reía cuando escuchaba sus «no», decía que le recordaba a cuando la conocieron, que fue de las primeras palabras que dijo y que la había repetido durante mucho tiempo. Mi madre siempre tendría un lado salvaje que le daba su «muchedad».- [Cara]Lo hago yo.[/Cara] – explicó después, sonriendo. Alzó el árbol y se lo echó al hombro sin dificultad.

    – [Noah]Papá me ha dicho que venga a hablar contigo. Por lo de Lexie y Allie…y Duke y Daakka.[/Noah] – le dije, caminando junto a ella.

    – [Cara]Duke era Daakka, pero no era guapo.[/Cara]- comentó, encogiéndose de hombros. Me reí, mi madre siempre sería única.- [Cara]Es como querer a alguien con joroba.[/Cara] – añadió. Se echó a reir y por primera vez desde hacía unos días, yo también lo hice. Tenía suerte de ser su hijo.

    – [Noah]¿Pero cómo superaste que se hiciera pasar por otra persona?[/Noah] – le pregunté. Tenía que superarlo para poder perdonar a Lexie, pero no conseguía saber cómo, lo único que hacía era repasar el pasado con ellas dos y buscar algo que tenía delante de mis propias narices.

    – [Cara]El que lo tenía que superar era él, no yo.[/Cara]- afirmó, mirándome.- [Cara]Si se hacía pasar por otro, es que no le gustaba lo que era.[/Cara] – añadió.

    Me quedé en silencio, repasando las palabras de mi madre. No era un secreto que Allie tenía muchas inseguridades con su problema auditivo, pero pensé que le había demostrado que no era importante, que no iba a sentir lástima por ella ni a gustarme menos. Pero quizá el problema no es lo que pensara yo, si no lo que pensaba ella misma. Y como Lexie sabía que la habían acosado en el instituto, en teoría por eso nunca hablaba de su pasado y tras un tiempo, dejé de preguntarle para no traerle malos recuerdos. Quizá Lexie Fenris no se sentía cómoda en ninguno de sus cuerpos y por eso no podía creerse que yo la quisiera tal y como era. Por eso se había esforzado tanto en asegurarse.

    – [Noah]¿Debería hacer lo mismo con Allie…con…Lexie?[/Noah] – le pregunté.

    – [Cara]Deberías hacer lo que quieras.[/Cara]- respondió, mirándome fijamente. – [Cara]No lo que yo te diga.[/Cara] – añadió. Asentí, pero era más complicado que eso, no buscaba que me dijera qué hacer, solo su consejo, porque yo tenía miedo a equivocarme.

    – [Noah]Ya. Pero habéis vivido mucho, vuestro consejo es importante.[/Noah] – comenté. Eran leyendas vivas, por eso siempre buscaba aprender de ellos todo lo que pudiera.

    – [Cara]Mucho no, pero intenso[/Cara] – replicó ella. Casi nunca hablaba de ello, pero la infancia de mi madre había sido muy dura, quizá por eso había puesto mucho empeño en que la nuestra no lo fuera. Quizá había estado un poco consentido incluso, no lo niego, pero lo más importante es que en todo momento había sabido que una cosa no iba a cambiar, el amor que ella sentía por mí.

    – [Noah]Tengo miedo a perderla por estar enfadado, pero a la vez me duele que me haya mentido tanto tiempo.[/Noah] – continué, dejando salir todo con sinceridad, sin filtros.

    – [Cara]Deja que se explique y luego, decide.[/Cara] – me aconsejó ella. Y con eso, bastaba para volver a encender mi positivismo y reactivar mi esperanza. Tenía un objetivo, otro, hablar con Lexie, con todas las complicaciones que eso conllevaba, especialmente ahora que ella se había unido al bando de Xander. Pero tenía un objetivo y con eso, tenía suficiente, mi madre me había devuelto la confianza.

    – [Noah]Gracias, mamá. Por estar siempre ahí[/Noah] – dije. Nunca podría corresponder lo que habían hecho por mí, así que hacía lo que podía, admirándoles.

    – [Cara]No me queda otro remedio, porque me rajaron el pepe para sacarte.[/Cara]- replicó, tan gráfica como siempre. Me acercó hacia ella con la mano libre y me estrechó en un abrazo, sin soltar el tronco. – [Cara]Te quiero.[/Cara] – dijo. No lo voy a negar, los ojos me brillaron por las lágrimas que estaba conteniendo. Toda esa situación me había dejado muy emocional. Pero no pasaba nada, ellos me lo habían enseñado, reír es estupendo, pero a veces toca llorar.

    – [Noah]Y yo a ti.[/Noah] – le respondí. Seguimos caminado hasta llegar a la cabaña, donde nos recibió mi padre con su delantal. – [Noah]Os veo después, he quedado con Niall.[/Noah] – me despedí. Mi madre tiró el tronco a un lado para cortarlo luego.

    Atravesé el bosque ignorando el empinado descenso por la ladera de la montaña y seguí corriendo, tratando de cruzar calles poco concurridas hasta llegar a la UCM. La vida real no es como en los cómics y mi velocidad podía provocar algún accidente, por no mencionar otros inconvenientes como estropear el escaparate de una pobre florista como cuando empecé a correr.

    Caminé por los pasillos de la residencia y fui al cuarto de Niall, que por suerte no implicaba pasar por delante del de Lexie, uno de los más alejados y de los pocos que eran para una sola persona. Él me abrió la puerta, al parecer su compañera no estaba.

    – [Noah]Sé que no te va a hacer gracia.[/Noah] – dije al poco de entrar. Había quedado con él para comentar algo importante, algo que sabía que no le iba a gustar.

    – [Niall]Déjame adivinar. Quieres que te ayude a evitar que los demás se marchen.-[/Niall]  sentenció. Sonreí, me había calado.

    – [Noah]Llevamos mucho tiempo siendo amigos.[/Noah] – respondí, jugueteando con una púa entre los dedos. Nuestro «contraequipo» no era excesivamente grande, pero al menos éramos más que al principio. Leo había estado conmigo desde el principio; después había convencido a Nate, no de que se sumara a nosotros si no de que no se lo contase a los demás para no meterles en un problema; Jane no había dudado en buscar la forma de evitar que hiciesen esa locura y con la críptica llamada de Kaylee, confiaba en que ella y su amiga Sophie terminasen sumándose también. No éramos una barbaridad, pero tendríamos tres discos con nosotros sin los que no podrían abrir el portal.

    – [Niall]No puedo ayudarte a detenerles. Ni siquiera por la parte de Cole y Dante. Están convecidos de ir.-[/Niall] aseguró. Sabía que Dante no iba a ceder después de descubrir que Omega había sido la asesina de su madre, al menos en teoría. Y Cole le ayudaría.

    – [Noah]Tenemos que hacer todo lo que sea posible. Y si hace falta…me llevaré los discos.[/Noah] – respondí. De hecho, ya lo había intentado, pero no sabía dónde los guardaban. Seguramente en algún sitio que no me esperase, porque Xander se habría imaginado que lo haría. Si hablar con ellos no funcionaba, les quitaría los discos a toda velocidad y los alejaría del Pico antes de que ocurriese el desastre.

    – [Niall]¿Por que me estás metiendo en el saco ya? Son mayorcitos Noah, van a hacer lo que quieran, quieras o no.-[/Niall] comentó, terminando de hacer su cama.

     – [Noah]No sé qué más hacer.[/Noah] – confesé, preocupado. Mi corazón no aceptaba la idea de tener que luchar contra ellos para evitar que lo hiciesen, pero mi mente estaba preparándose para la posibilidad y estábamos en inferioridad. Niall estaba demasiado alejado del mundo sobrenatural como para saber lo que estaba en juego. Prácticamente nunca le había vuelto a ver usar sus poderes desde que nos rescataron y nunca le había visto transformarse en ave, así que tenía que mostrárselo. – [Noah]Esto es lo que puede pasar.[/Noah] – metí la mano en el bolsillo y cogí el disco de mi padre antes de estrechar la mano de Niall.

    Cuando el disco estuvo en contacto con los dos, mi voluntad lo activó. Acostumbrado, navegué por los recuerdos grabados en él y pasamos rápidamente por las Pruebas de mi padre hasta llegar al final, el sacrificio de Kaylee. En cada uno de los discos podía verse, como si los Daesdi hubiesen querido que no se olvidase. No dejaba de tomármelo como una advertencia.

    La visión se desvaneció y Niall se apartó, nervioso. – [Niall]Maldito seas Noah.-[/Niall] dijo, dando vueltas por la habitación, preocupado. – [Niall]Tú y tu culo inquieto.[/Niall] – Niall era buena persona. Sabía que cuando viese lo que podía pasar haría lo que tenía que hacer. No sabía que me arrepentiría durante mucho tiempo de haberlo hecho.

    – [Noah]Sabes que tengo razón. Sé que no te gusta ese mundo, pero no queda más remedio.[/Noah] – estaba desesperado y al final acabé arrastrando a Niall al mundo que no le interesaba en absoluto. Él quería mostrar su arte al mundo, no salvarlo.

    – [Niall]Está bien, está bien. Te acompañaré, pero de apoyo moral.-[/Niall] aseguró. Asentí y le puse una mano en el brazo para darle las gracias.

    – [Noah]Será rápido. Seguramente planeen atraernos allí para usar nuestros discos, pero lo que haré será llevarme los suyos.[/Noah] – contaban con atraernos allí para tener todos los discos en un mismo sitio. Habría bastado en teoría con llevarme a la otra punta de la tierra uno de ellos, pero no terminaba de estar seguro de que no pudieran abrir el portal si no estaban todos y no podía correr el riesgo, así que tenía que volver la trampa en mi beneficio y llevármelos todos en ese preciso momento.

    Después de eso solo tenía que confiar en que me perdonasen y conseguir hablar con Lexie para tratar de arreglar lo nuestro. Claro que lo que ninguno esperábamos es que Omega ya conociese nuestro plan porque se había hecho pasar por uno de nosotros y estaba preparada para aprovechar y llevarse todos nuestros poderes, junto a nuestras vidas.