Moondale

Categoría: Diario de Vincent Solo

  • PRIMERA LÍNEA

    VINCENT SOLO | BARRIO OESTE

    Me lancé contra el joven y ambos caímos al suelo, a un metro escaso de donde acababa de caer un trozo de fachada del edificio. Me puse en pie y le señalé al chico un portal cercano donde un grupo de gente se estaba guareciendo. Él se marchó dándome las gracias a apresuradamente.

    Miré hacia el frente. La calle estaba vacía y el silencio se mezclaba con el caos en una rápida sucesión. Hacía media hora que la batalla se había desatado en las afueras del Barrio Este, a no muchos kilómetros de la Universidad.

    Comprobé el móvil, era un teléfono actual pero con carcasa a prueba de todo para su uso en guerras, Fenris los había distribuido para mantenernos todos en contacto en caso de emergencia. No sé si me alivió no ver ninguna llamada ni mensaje o me preocupó.

    No sabía nada de Mara desde que se había quedado en su posición junto a Lucy, Rebecca, David, Desiree y Kuruk para atender a los posibles heridos y coordinar un refugio. Al haber estallado el conflicto en el Barrio Este, el refugio designado era la Universidad, al igual que si hubiera sido en el Barrio Oeste, habría sido la Nave.

    Eché a correr por la calle vacía oliendo el polvo de los escombros, restos desprendidos de las fachadas de algunos edificios al recibir los proyectiles de todo tipo que teñían el cielo de colores. El día anterior la gente había festejado y desfilado por las calles junto a las carrozas en la fiesta de Fenris, que no había escatimado gastos como si dedicase una última ovación por su ciudad natal en caso de que cuando terminase la guerra no pudiese reconocerla.

    La situación se alejaba mucho del mejor escenario que había previsto Matias, que el conflicto estallase en el Bosque de los Lobos, pero tampoco era el peor de los que había calculado. Al menos era una suerte que el conflicto no hubiera estallado en el centro ni los barrios norte y sur. No solo eran las zonas más antigüas y emblemáticas si no también las que mayor concentración de población tenían.

    Seguí corriendo. Mis piernas estaban doloridas de la presión a la que las estaba sometiendo después de la mala caída apartando a ese chico. El traje que había confeccionado Lucy se adaptaba como un guante y era lo más parecido a «ir desnudo» pero yendo protegido. Aun así, uno de los ladrillos me había golpeado en la tibia y en cuanto enfriase me iba a doler bastante. Sería una suerte si esa era mi mayor preocupación.

    Frené justo a tiempo de evitar un trozo de metal que se estrelló contra la acera, unos metros más allá y me habría empalado vivo. Mi corazón estaba desbocado y solo podía pensar en que si moría, jamás podría ver crecer a Idris o entablar una relación verdadera con Mara.

    Y pensar que hacía unas horas todo parecía a punto de salir mejor. Beatrix estaba despierta y en nuestras manos, solo habría hecho falta avisar a Z en ese preciso momento, pero fue imposible. El bando negro puso todo el poder en sus manos para hacer imposible el acceso a su «líder» y convirtió el Palacio en una fortaleza impenetrable.

    Habíamos pensado llevarla con nosotros antes de que estallase el conflicto, pero corríamos el riesgo de que cayera en manos de la Iniciativa y de cualquier forma, el bando negro pelearía cuando fuese descubierto. Necesitábamos esperar a que Z no estuviera en el epicentro, así que Beatrix descansaba ahora en la Nave bajo la supervisión de Mia, Keli, Karen, Aphrodite y Winston, preparados para llevarla frente a él en cuanto fuese posible.

    Cuando llegué al cruce de calles vi a una mujer guepardo enfrentarse contra un hombre pantera salvajemente. Sus garras surcaban la carne del otro en un duelo igualado. A su lado estaba King, sus ojos brillaron mientras desgarraba el cuello con sus dientes a una muchacha de piel roja y colmillos prominentes.

    No pude hacer nada por ella, pero corrí igualmente a enfrentarme a King desenfundando los katar que llevaba a la espalda. Él me miró con una perversa sonrisa, estaba disfrutando de mis ganas de venganza por lo que le había hecho a Mara, aunque mis posibilidades contra él no eran las mejores.

    Sacó las garras y enseñó sus acentuados colmillos en una sonrisa mientras llegaba hasta él, entonces vi algo por el rabillo del ojo y frené. King me observó, confuso, el tiempo suficiente para que un coloso de titanio chocase contra él. De haber sido un humano, King habría muerto en el acto, pero al ser una Abominación soportó el embiste y siguió luchando contra Oliver. A veces hay que saber tener la mente fría incluso cuando la rabia te ciega. Oliver era un buen contrincante porque no sería capaz de contagiarle.

    Además, mi trabajo principal era poner a salvo a los civiles. Seguí avanzando para ayudar a April a levantarse. Tenía una herida fea en una pierna provocada por una esquirla. No había podido evitarla al estar concentrada para intentar anular a ‘Union’, la telépata que coordinaba a Adams Zero.

    Mientras dejábamos atrás a King y Queen, cogí el teléfono con la mano libre y llamé a Keli.

    – [Vincent]¿Estás lista?[/Vincent] – pregunté. El poder de Keli era incalculable como demonio puro, pero al estar confinada en su cuerpo actual y vinculada a la cadena, había mermado considerablemente, así que había tenido que concentrar sus energías desde el inicio del combate para llevar a cabo una jugada que la dejaría incapaz de poder hacer mucho más que dar golpes con superfuerza, que no era poco.

    – [Keli]Los que deberíais estar listos sois vosotros[/Keli].-sentenció con el orgullo propio de la juventud, aunque fuera relativa en su caso, una demonio de a saber cuantos siglos de antigüedad.

    – [Vincent]Voy a avisar al resto.[/Vincent] – respondí. Colgué y envié un mensaje a todos los terminales ‘Preparaos para el salto‘. No todos tendrían tiempo de poder mirar el teléfono, especialmente los Moondies que estaban en pleno epicentro del combate, pero todos estábamos preparados para el plan y con suerte el mero hecho de sentir el móvil vibrar les valdría de aviso.

    Pronto el cielo se tiñó de azul oscuro alrededor de una figura que se alzaba flotando en el cielo. Allí, Keli era un blanco fácil, pero nadie tendría tiempo suficiente para hacer nada.

    April se sentó en el suelo y asintió. Yo me mantuve en pie, concentrándome para no caer. Esperaba el momento, pero nunca llegaba, así que cuando parecía que no iba a pasar, pasó, junto con una oleada de vértigo que me dejó algo mareado.

    Me froté los ojos y miré a mi alrededor. April estaba sentada ahora en el verde y frondoso prado, cerca de uno de los altos árboles del Bosque de los Lobos. Perdidos entre los troncos veía a ambos bandos desorientados por el cambio de localización. Keli lo había conseguido, nos había teletransportado a todos, poniendo a salvo la ciudad.

    – [April]Cuidado.[/April] – gritó April. Desorientado y mareado como aún estaba, no esquivé a tiempo a King, que de un golpe me lanzó contra un árbol cercano. Sentí un fuerte pinchazo en la espalda, me había roto algo, pero no tenía tiempo a comprobarlo.

    Me puse en pie, dolorido, apoyando la espalda en el tronco del árbol. Solo tenía un katar en la mano, el otro había caído demasiado lejos. No había nadie que pudiera ayudarme, April no podía usar su telepatía contra la mitad vampiro de King. Me preparé para lo que sucediera, pero nunca estaría listo para despedirme del futuro que ahora parecía que iba a tener.

    Como no podía hacer nada, hice lo que hace la gente cuando no le queda nada más a lo que aferrarse y recé. No a las creencias que me inculcaron, porque esas fueron forzadas por unos tiranos, recé al dios de Mara, tal y como le había visto hacer a ella. Pedí ayuda para poder vivir un día más y si no era posible, que Mara e Idris estuviesen siempre a salvo y jamás les faltase de nada.

    Me preparé para las garras de King, y entonces le oí gritar. Abrí los ojos y vi a King elevado varios metros sobre el suelo, atrapado en un remolino de arena que rasgaba su piel. Magnolia estaba frente a mí, con las manos levantadas. Con un movimiento concentró la arena del remolino y mandó a King volando más allá del bosque. No nos molestaría en el resto del día.

    – [Vincent]Gracias.[/Vincent] – dije a Magnolia, que me dedicó una sonrisa amable.

    El corazón me latía a toda velocidad, mis manos pedían coger el teléfono y llamar a Mara, confesarle cómo me sentía de verdad antes de que otro King apareciese y esta vez no tuviera tanta suerte. Pero ni en una guerra conseguí reunir el valor por miedo a perderla.

    Entonces una vibración me sobresaltó. Comprobé el teléfono y vi que era un mensaje de Mara. Lo abrí, era una foto de un bote de Nutella. Allí, en el bosque, en mitad de una guerra y habiendo estado a punto de morir, sonreí.

    Le respondí con el símbolo de una cuchara y el de una copa de vino. Guardé el móvil y di gracias por continuar en pie, pero tenía que tener cuidado para seguir estándolo. Acompañado de Magnolia, April y Oliver, nos adentramos en el bosque. Peinaríamos los alrededores de la masa del combate y nos aseguraríamos de cuidar a los heridos y librarnos de los atacantes que pudiéramos. Ya había suficientes personas en ese caos central. Solo me quedaba ayudar y rezar también porque todos pudieran volver a casa con sus familias.

  • QUE BIEN

    QUE BIEN

    Vincent C. Solo | Hotel White Candle

    TARDE | 19 DE ABRIL

    vinceboda

    El tiempo pasaba y los conflictos que parecían un futuro inmediato, no estaban más cerca de resolverse. No me refería solo a la evidente guerra que iba a estallar en el Condado que me había acogido y que por tanto se convertía en mi guerra, sino también por la mafia controlada por Kento que había infestado Louna y a la que aún no habíamos conseguido hacer frente.

    Hacía un par de meses habíamos detenido a un tipo. Medio demonio, lo descubrimos después de que Bill se quedase a solas con él en la sala de interrogatorios. Dijo todo lo que sabía de la organización de Kento, pero cuando estaban saliendo los mejores detalles se mostró errático, tomó su forma de demonio e intentó atacar a Bill antes de caer al suelo, muerto en el acto sin que nadie le hubiese tocado. Karen y yo llegamos a la sala justo para verle caer y ella nos contó que había sentido una presencia salir del lugar cuando murió, y no el espíritu del muerto, sino otro.

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  • MEMORIA MUSCULAR

    MEMORIA MUSCULAR

    Diario de Vincent Solo | Apartamento de Mara, la Nave

    MEDIODÍATARDE

    maranovak100115

    Cuando Mara fue hacia su apartamento para cambiarse, me quedé solo en la sala de reuniones. El resto del grupo se había marchado ya al Palacio para tratar la terrible noticia del asesinato de esa familia inocente que estaba en todos los medios de comunicación.

    Estuve un rato allí sentado, preguntándome qué hacer respecto a todo lo que había pasado los últimos días. En el tiempo en el que habíamos estado separados me había dado cuenta de que sentía por Mara algo auténtico, algo que esperaba pudiese llegar a buen puerto. Y ahora, después de la «locura sexual», tenía miedo que esa relación se estropease y no llegara a nada.

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  • CUESTION DE VOLUNTAD

    CUESTION DE VOLUNTAD

    Vincent Solo | Afueras de Louna

    MEDIODÍA

    VINCENT2

    Aquél había sido y sería, en todos sus ámbitos, un día extraño. Resulta extraordinario que eso lo admita una persona que viene de un mundo que parece salido de un videojuego, una persona que además nunca puede mentir, pero lo de aquél día no era normal.

    A decir verdad, podría englobarse incluso todo el mes, empezando por el momento en el que Ed había aparecido con una muchacha que era la viva reencarnación de Kaylee Echolls, solo que no recordaba nada ni de su vida anterior ni de la que se suponía que iba a ser su vida, porque Wolfram&Hart, concretamente el propio padre de Ed, se lo había arrebatado.

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  • ATRAPADOS

    ATRAPADOS

    IDRIS MOREAU | BOSQUE DE LOS SUSURROS

    MAÑANA

    drizzfuturoiniciativa

    El día no había empezado bien, nada bien. No dejaba de pensar que si hubiésemos tardado solo un minuto menos, habríamos llegado a salvo al Refugio y podríamos estar planteando una estrategia para el plan de esos muchachos, esa extraña máquina que podía cambiarlo todo.

    Suspiré, resignado. No merecía la pena soñar y preocuparse en cómo podrían o debían haber sido las cosas, porque puestos a cambiar, en nuestro mundo había que remontarse muy atrás. Lo que teníamos que hacer ahora era escapar de los gemelos psicópatas que teníamos delante. Un pirómano y una asesina devoradora de poderes que ya tenía unos cuantos a sus espaldas.

    Seguro que ahora entendéis lo de que no había empezado bien, porque comparado con enfrentarnos a esos dos, todo lo demás había sido un camino de rosas.

    – [Veronica]¿Habéis rezado vuestras oraciones?[/Veronica]- preguntó ella mientras se acercaba, aún con su piel recubierta de metal. El Escuadrón V era el más peligroso y ella la más peligrosa dentro de él. No quería ni pensar cuántos poderes tenía, cuántas almas llevaba a sus espaldas.

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  • SIN JUSTICIA NI ESPERANZA

    SIN JUSTICIA NI ESPERANZA

    Idris Moreau | Refugio, Antigua Iniciativa

    NOCHE

    drizzfuturoiniciativa

    Cuando Henry consiguió reunir fuerzas para salir a bailar con su cenicienta, me alejé de la pista observándoles con una sonrisa.

    Ella movía su cuerpo de forma alocada intentando imitar pasos de todo el mundo, a veces con menos acierto. Él sin embargo miraba a todas partes y trataba de no moverse demasiado. La cara se le debía estar tiñendo de un divertido rojo fluorescente.


    No pude evitar sonreír de corazón. Quedaba poca inocencia en el mundo en el que vivíamos, sobre todo entre los de nuestra «especie», y quedaba aún menos esperanza. Viéndoles, parecía que todavía podía haberla, pero solo era una tenue sensación antes de volver a la cruda realidad.

    Continué caminando, alejándome más de la pista, hacia la puerta del Little Nicky. Saludé a Nick con la mano antes de salir, pero cuando estaba a punto de hacerlo me encontré de frente con Xandra.

    – [Xandra]¿Ya te vas?[/Xandra]- preguntó apoyada en el marco de la puerta. Me costó unos segundos asociar a la Xandra que podía concentrarse para abrir una cerradura entre una docena de soldados disparando con esa muchacha que llevaba un vestido negro que marcaba sus caderas y tenía una melena negra que caía sobre su espalda.

    – [Idris]Estoy un poco mayor para tantos trotes.[/Idris] – sonreí llevándome una mano a la espalda. – [Idris]Disfruta la fiesta.[/Idris] – añadí mirándola de arriba a abajo. Solté un silbido y moví las cejas mientras la miraba intentando contener la risa.

    Ella respondió entrecerrando los ojos y mostrándome el dedo corazón. Apartó la vista hacia la sala, si no la conociese habría podido pensar que quizá se había sonrojado.- [Xandra]Henry está ligando[/Xandra].- comentó al verle moverse. Parecía divertirse.

    – [Idris]Más bien están ligando con él.[/Idris] – aclaré. El bueno de Henry era extremadamente tímido, quizá por eso prefería la compañía de gatos y máquinas. Pero ella era diferente, era consciente, era una chica inocente, real, y eso debía desconcertarle, especialmente el hecho de que estuviera loca por sus huesos. – [Idris]No es justo para ella, todo eso de La Mesías.[/Idris] – comenté dejando salir mis pensamientos. Nunca me había gustado el nombre que le habían atribuido al conocer sus capacidades y lo que podía significar para nosotros. No debíamos perder de vista el hecho de que tenía apenas un año y ya había gente que quería embarcarla en una lucha que ellos no eran capaces de llevar a cabo, para salvarles.

    No era justo. Pero el mundo tampoco lo era. Si lo hubiese sido, mis padres no habrían sido asesinados por ese maldito loco. A veces pensaba que ese había sido el inicio de todo. Lo que hizo que los de Z perdiesen y las cosas se volviesen terribles para todos los «diferentes«.

    – [Xandra]Si es verdad eso de que puede pensar por sí misma, que lo decida ella[/Xandra].- replicó sin apartar la mirada de ella. La confianza de Xandra no era algo que se ganase con facilidad, a veces dudaba incluso de tenerla yo mismo. Era escurridiza, indiferente a los demás, pero si la acosaban, agresiva como nadie, como un mapache.

    – [Idris]Es una persona, Xandra. No quiero esa clase de cosas aquí.[/Idris] – le recordé. Si queríamos seguir sobreviviendo, teníamos que continuar cooperando. Las cosas ya estaban suficientemente mal para que hubiese rencillas internas. Lo peor de todo es que ya las había, especialmente con esa muchacha inocente que intentaba bailar un twist. Siempre habrá gente que nos odie y nos adore, no podemos caer bien a todo el mundo.

    – [Xandra]Una persona que funciona con baterías[/Xandra].- apuntó. La miré con el ceño fruncido. Los que cuchicheaban por los pasillos que La Mesías podía ser una espía, que la llamaban engendro y cosas peores, no eran gente a la que me gustaría caerle bien. Tenía ganas de que hiciesen un movimiento en falso para ir a saludarles.

    – [Idris]Eres medio demonio, yo congelo cosas…no entres por ahí.[/Idris] – respondí con una ligera sonrisa. Xandra era una buenaza en el fondo, pero desconfiaba primero y preguntaba después. Era lo que le había demostrado la vida. – [Xandra]Podría ser una espía o que un día su balanza moral fallase[/Xandra].- argumentó frunciendo el ceño.

    – [Idris]Podrías decir lo mismo de cualquiera de nosotros.[/Idris] – respondí observando a toda la gente del bar, algunos tratando de disfrutar y alejarse de la dura realidad, otros intentando ahogarla en alcohol destilado. – [Idris]Y ella es la que menos motivos tiene. ¿No ves la ilusión que tiene en la mirada? Eso está perdido para los demás, y algunos darían todo para recuperarlo.[/Idris] – la avisé. No hay nada peor que alguien que no tiene nada que perder y algo que ganar. Muchos de los que estaban allí nos venderían al mejor postor si con ello conseguían salir de este mundo, como el calvo de Matrix.

    Ella se limitó a encogerse de hombros. Nos quedamos en silencio unos segundos. La miré de reojo, su mirada acerada se cruzó con la mía y solté una carcajada que hizo que ella también sonriese. La Mesías debió escucharme porque miró hacia nosotros y nos saludó agitando la mano con una enorme sonrisa.

    – [Idris]Pásalo bien y no seas dura con ella.[/Idris] – traté de animarla. Le puse una mano en el hombro antes de despedirme.

    Ella suspiró. – [Xandra]Qué manía tenéis…[/Xandra] – se quejó. No le gustaba mucho el contacto tan cercano. Aunque de joven habíamos estado bastante cerca, bueno, no con Xandra concretamente, a Xandra nunca la había visto desnuda.

    – [Idris]Eres un poco erizo.[/Idris] – bromeé sonriendo. – [Idris]Sonríe, baila, disfruta….[/Idris] – le cogí los brazos y empecé a moverlos animadamente, como si bailase.

    Ella negó con la cabeza y se alejó, adentrándose entre la multitud. En un parpadeo, la Xandra que conocía dio paso a otra un poco más alta, de melena castaña y curvas generosas a la que llamaba Alex. Mirando como se movía recordé cuando éramos más jóvenes e impulsivos, aunque lo último no había terminado de irse. Alex se mezcló entre la gente, bailando, divirtiéndose. Era como si Xandra necesitase cambiar su aspecto para cambiar su forma de actuar, como un disfraz, una máscara. El problema es que a veces las máscaras nos devoran.

    Lo nuestro no había llegado a nada más que a divertirnos juntos de vez en cuando. Mi medio coco debía estar en algún lugar. Quizá algún día la encontrase, si no se la habían llevado los bastardos del Gobierno.

    Cuando en pleno baile los ojos de Alex se cruzaron con los míos, di la espalda a la pista con una última sonrisa y caminé por los pasillos, pensativo.

    Todo lo que teníamos, lo que nos permitía subsistir, venía de nuestros propios poderes. Vivíamos en una comunidad autosostenible, pero terriblemente frágil. Manuela, a la que algunos seguían llamando Manna, no podría vivir eternamente, y era ella quien nos daba la comida que necesitábamos. Sin Irina y su hija Laura los escombros nos habrían enterrado vivos. Sin Blackgrave las heridas y las enfermedades habrían acabado con todos.

    Observé las luces brillando intensamente. La energía era un bien preciado que estuvimos a punto de perder cuando tres escuadrones le rodearon y consiguieron acabar con él a duras penas. Pero todo seguía funcionando desde entonces. Las mentes pensantes decían que se había convertido en energía y se había fundido con el complejo. Nadie sabía cuánto duraría, pero si Logan desaparecía, casi todo dejaría de funcionar. Los generadores de reserva durarían un par de meses pero después, oscuridad total, y la gente empezaría a perder la cabeza.

    Escuché unos pasos ligeros y miré hacia delante para encontrarme con Sophie, una chica joven de cuerpo menudo y rostro afable que a la vuelta de cada misión se las arreglaba para encontrarme y preguntarme por su familia. Por desgracia todavía no los había encontrado. – [Sophie]Idgris, ¿has encontrgado a mis padgres?[/Sophie]- preguntó con evidente preocupación. Se colocó un mechón detrás de la oreja y me sonrió.

    – [Idris]Sophie. Todavía no, lo siento.[/Idris] – dije mirándola a los ojos. – [Idris]Pero seguiré buscando, te lo prometo.[/Idris] – le aseguré mientras le pasaba el dorso de un dedo por la barbilla tratando de animarla. Ese lugar era un nido de huérfanos y sabía lo que se sentía.

    Ella agachó la cabeza.- [Sophie]Prgonto[/Sophie].- dijo alzando la vista para mirarme a los ojos. Era bastante guapa y ese acento siempre me había gustado. Quizá con las ganas de vivir de hacía unos años habríamos acabado en alguna de nuestras habitaciones.

    – [Idris]No descansaré, te lo aseguro.[/Idris] – le prometí pasando por su lado y apoyando una mano en su hombro. Me di cuenta de lo que eso había provocado en Xandra y esperé, pero a Sophie no pareció importarle. Contuve un impulso.

    – [Sophie]Lo sé[/Sophie].- me aseguró mirándome muy de cerca. Aparté la mano y ella se marchó después de dedicarme una sonrisa.

    La miré mientras se alejaba, no podíamos seguir viviendo de esa forma, seguir sobreviviendo. Necesitábamos un cambio, un alzamiento. Era hora de que nos convirtiésemos en una resistencia.

    Me gustaría describir de forma épica cómo crucé el pasillo y le aseguré a Sophie que empezaría a prepararlo todo para lanzar una guerra de guerrillas más activa que desestabilizase a la Iniciativa antes de acabar con ellos, pero ese plan se desarrolló en mi cabeza. Mi cuerpo se limitó a ver como se contoneaba su culo mientras se alejaba.

  • PERDIDO Y ENCONTRADO

    PERDIDO Y ENCONTRADO

    Vincent Solo | Calles de Louna

    MAÑANA

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    Hacía tan solo un día que Mara se había marchado y mi apartamento ya se había convertido en un lugar vacío al que tenía pocas ganas de regresar. Parecía increíble que hace poco ese lugar hubiese estado ocupado por tantas personas y ahora tan terriblemente desolado y silencioso, como si algo acechase tras cada sombra.

    Por eso mismo quizá, esa mañana me había levantado aún más temprano de lo habitual, esperando ocupar el tiempo en el caso del Casino. Es curioso como, de forma inesperada, la vida a veces te sorprende. No lo negaré, hay bastantes veces que las sorpresas son malas, desastres, pero ese día a mí me tocó un brote de buena suerte.

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  • TODA HISTORIA TIENE MORALEJA

    TODA HISTORIA TIENE MORALEJA

     Vincent C. Solo | Louna

    MEDIODÍA

    KARENREED1

    Escuché atentamente cada una de las palabras de Bill y Keli, que pese a sus peleas, cada vez parecían más compenetrados, como un matrimonio, aunque no dejaba de preguntarme hasta qué punto estaría metida en la cabeza de Bill como para haberse estado comunicando con él dentro del recuerdo.

    El caso es que la situación era preocupante, cualquiera, en cualquier momento, podía quedarse en un trance mientras veía los recuerdos de quien tuviese cerca, o de cualquiera de los Campeones, y Ed se había ido. A juzgar por cómo estaba después de haber escuchado a Keli y a la demonio hablar, antes de que Bill quedase en trance, era probable que hubiese ido a pedir cuentas a su padre, pero si era un hombre tan peligroso como para hacer lo que había hecho a Lucy, y Ed podía quedar en trance en cualquier momento, la cosa no pintaba bien.

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  • SIN PENSAR DEMASIADO

     Vincent Solo |  Louna

    MAÑANA 

    VINCENT4

    Bostecé una vez más, mientras intentaba despejar mi mente con un nuevo trago de uno de esos cafés que tanto parecían gustarle a la gente de este mundo, pero que a mí me ponía frenético, aunque en este momento, lo necesitaba.

    Mientras esperaba, me puse a pensar cómo demonios había llegado a tocarme a mí en concreto esta misión.

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