Moondale

Categoría: Condado de Ripper

  • UNA HERIDA SANGRANTE

    XANDER ECHOLLS

    PICO TANTREE – NOCHE

    El día había llegado y con él, el peso del mundo empezaba a recaer sobre mis hombros. Nunca sabría cómo había sido capaz de sobrellevarlo mi madre. Me sentía responsable de todas y cada una de las personas que habían ido allí conmigo, por no mencionar del conflicto con los demás, que seguramente apareciesen para evitar nuestro plan. La realidad de salvar al mundo era más difícil de lo que vendía la ficción.

    Caminaba en silencio por el sendero de la montaña que llevaba al lago subterráneo del Pico Tantree. Era una suerte que por la noche y con el frío otoñal que ya empezaba a notarse, no hubiese gente en los alrededores.

    Miré a los demás, que iban siguiendo la marcha hablando entre ellos, todos cargados con mochilas aunque algunos las llevaban demasiado ligeras mientras que la mía era una de las más grandes, solo superada por la de Elle. Si la tía Diana leyera eso último…

    – [Lexie]Odio esto. Odio salvar el mundo. Yo tendría que estar en mi casa haciéndome las uñas. [/Lexie]- se quejó Lexie por enésima vez. Había estado tan desconectado del mundo real planificando todo esto que me había resultado sorprendente ver allí a Allie, la amiga de Noah, solo para descubrir que era la hija de Karen y Fenris, que también era Lexie y que era una tanuki con múltiples caras. Eso para quien crea haberlo visto todo.

    – [Idris]Si no salvamos el mundo nadie hará pintauñas. [/Idris]- le replicó Idris. Gracias a él habíamos conseguido tres de los discos. Ya solo faltaban los que tenían Noah, Leo, Jane y Kaylee, junto con el del tío Ed, que imaginábamos que también tendrían.

    – [Owen]Yo también, pero es como dice Idris.-[/Owen] se unió Owen. Me vino a la mente una imagen de Owen en plena moda Lounie.

    – [Lexie]Te las puedo pintar yo. Llevo unos cuantos esmaltes en la mochila.[/Lexie]- aseguró con orgullo. Ya me los imaginaba sentándose allí a punto de arriesgar sus vidas para salvar el mundo pero con las uñas perfectas.

    – [Xander]Hablando de eso, ¿lleváis todo lo que podáis necesitar?[/Xander] – pregunté. Yo me había asegurado de echar ropa limpia y todos los artículos de supervivencia que había podido imaginar, además de mi espada, Ocaso..

    – [Amy]Menos charla y más andar.[/Amy] – nos apremió Amy, que lideraba la marcha. Parecía estar muy cómoda en un lugar tan cercano a la naturaleza y con una brisa tan fresca. Sabía que debía estar concentrada para no ceder a los impulsos de la luna llena.

    Elle se puso a mi altura. Solté un paquete alargado que llevaba enganchado a un lateral de la mochila y se lo tendí. Su mochila era enorme, pero era la que mejor podía cargar con ello, especialmente desde que había empezado a entrenar con el tío Ed.

    Ella lo abrió un poco y vio el mango de su espada, Albor.- [Elle]Gracias.[/Elle]- respondió con una sonrisa. La pobre se había encargado de cargar con tiendas de campaña y un montón de cosas necesarias y me imaginé que se habría olvidado de llevar algo para protegerse.

    – [Xander]Yo también llevo la mía. [/Xander]- le dije. Papá nos las había dado cuando fuimos mayores de edad. Para él era muy importante que estuviéramos juntos porque él había perdido su infancia con la tía Cara.

    – [Owen]Oye, gracias por salvarme de la versión maligna de mi hermana.-[/Owen] – escuché decir a Owen, acercándose a la altura de mi prima.

    – [Amy]Nada.[/Amy]- respondió ella, mirando fijamente sus pies. La había notado algo más inquieta con Owen que en su día. Desde el principio no le había sorprendido mi idea de usar las Pruebas, así que debía haber visto algo, quizá algo que le incluyese a él.

    – [Idris]¿Han puesto el sitio este más lejos? [/Idris]- escuché quejarse a Idris, que llevaba puesta la banda sonora de Guardianes de la Galaxia en modo altavoces de su InfiniBand.

    – [Amy]Ya he dicho antes que menos hablar y más andar.[/Amy]- le recordó, apurando el paso y dejando a Owen atrás.

    – [Idris]A alguien Le sienta mal la luna llena [/Idris]- replicó Idris. Miré a Ezra, que iba también de los primeros y le vi concentrado, parecía estar costándole bastante contenerse.

    – [Cole]Hay más calor en el sitio al que vamos.[/Cole] – dijo Cole de pronto. Me paré un instante a pensar en lo que acababa de decir. Cole y yo nunca nos habíamos llevado especialmente bien de pequeños, era el típico niño al que te dirían que no te acerques, salvo que mis padres no eran así. Por suerte había vuelto cambiado, muy cambiado.

    – [Lexie]No sé qué hago aquí si no entiendo lo que dice el místico este ni soy amiga de nadie.[/Lexie]- se quejó de nuevo Lexie.

    – [Cole]Gente. [/Cole]- le explicó con calma. Cole tenía una variación del poder de su padre respecto a la energía, básicamente era una batería viviente y era capaz de detectar fuentes de energía. – [Cole] Y me caes bien. [/Cole]- añadió.

    – [Ezra]No me gusta el calor-[/Ezra]  comentó Ezra, a destiempo. Se notaba que estaba lidiando con el licántropo pugnando por salir.

    – [Idris]¿No es mejor que el frío Capi? [/Idris]- le preguntó Idris. Vaya, me habría gustado ser el Capitán América, pero hay que reconocer que la forma de encontrar a Ezra se lo adjudicaba perfectamente.

    – [Lexie]Y tú estás muy bueno. [/Lexie]- replicó Lexie, por encima de Idris.

    Cole le devolvió la sonrisa y no pude evitar sentir una punzada de culpabilidad por Noah. A lo largo de la caminata Elle se había encargado de explicarme que Noah y Lexie se habían peleado porque bueno, él no sabía que Lexie y Allie eran la misma persona.

    – [Idris]Villiers que te vigilo. [/Idris]- sentenció Idris.

    Continuamos durante algo más de un cuarto de hora y finalmente llegamos al final del camino. Allí, cerca del cartel del Lago Marmalade, estaban Jane, Nate, Kaylee, Noah, su amigo Niall, Leo, Michael, Sophie y Laura, la amiga de Henry.

    – [Owen]Bueno. La cagamos.[/Owen] – resumió Owen. Caminamos lentamente hasta colocarnos frente a ellos. Estaban en inferioridad numérica, pero evidentemente no íbamos a dejar que las cosas llegasen a ese extremo. Esto no iba a ser como cuando dos superhéroes se cruzan en los cómics.

    – [Jane]Te dije que no iba a permitir que te pasara nada.[/Jane]- respondió Jane, mirándonos fijamente. Nuestras miradas se cruzaron un instante, pero la apartó.

    – [Owen]Un poco excesivo, ¿no crees?[/Owen] – respondió su hermano.

    – [Xander]Solo hemos venido a pasear un grupo de amiguitos.[/Xander] – respondí, haciendo énfasis en lo de «amiguitos». Sí, quizá me había sentado un poco mal.

    – [Henry]Sí, vamos de acampada.-[/Henry] añadió Henry.

    – [Laura]Si no llega a ser por Jane, no me entero de que estás aquí.[/Laura] – espetó Laura. No había tenido demasiado trato con ella pero sabía que con Jane sí, además de evidentemente, con Henry y Sophie, que también venían de la isla. Supuse que Jane no había dudado en buscar apoyos.

    – [Jane]Estáis siendo ridículos e inconscientes.[/Jane]- espetó, cruzándose de brazos.- [Jane]Spoiler: no sois los Moondies.[/Jane] – sabía dónde dar si se lo proponía. El estigma de nuestros padres siempre iba a estar presente en nosotros. Ellos eran un grupo, nosotros apenas nos manteníamos juntos y a la vista estaba que no estábamos todos de acuerdo.

    – [Ezra]Los Moondies tampoco lo eran cuando empezaron.-[/Ezra] – replicó. Le miré, es extraño no crecer con alguien y saber que es tu primo. El tío Ed siempre había estado muy cerca de nosotros y en ese momento, por primera vez desde que le conocí, me había recordado mucho a él.

    Por el rabillo del ojo vi a Noah mirando a Lexie. Mi primo no conseguía decir nada, apenas mantenía la mirada.

    – [Kaylee]¿Sabéis por qué me llamo Kaylee?[/Kaylee] – preguntó mi prima. Verla así,  llena de tanta seguridad, decidida a detenernos, no pudo más que alegrarme por ser consciente de sus renovadas fuerzas. Habría preferido que esa fuerza estuviera de mi lado, pero no podía más que estar contento porque esta situación le hubiera dado un motivo para dar un paso al frente.

    – [Ezra]Lo sé perfectamente. Por eso hacemos esto.-[/Ezra] dijo la fuerte voz de Ezra. Él sabía mejor que nadie la historia de Kaylee. Aunque la tía Lucy no hablase mucho de eso, todo el mundo lo sabía, y quizá en el futuro de Ezra sí lo había hecho.

    – [Xander]No va a morir nadie. [/Xander]- le respondí. Si alguien tenía que hacerlo, sería yo. Esta había sido mi  idea y el coste de llevarla a cabo sería mío. Pero sinceramente, no me apetecía dar mi vida así como así y esto iba a resolverse con todo el mundo a salvo.

    – [Kaylee]¿Te atreves a garantizarlo?[/Kaylee] – insistió Kaylee. Sabía que tenía pocas pruebas que darle más allá de mi voluntad y unos estudios que no garantizaban ni siquiera que el portal se abriese.

    – [Leo]No va a morir nadie porque no vais a ninguna parte.[/Leo] – escuché decir a mi primo. Su voz resonó también con fuerza, me pregunté si sería por la luna llena y el licántropo que trataban de contener.

    Iba a responderle, pero Elle se colocó entre los dos grupos. – [Elle]Vale, ya.[/Elle]- pidió, haciendo señas. – [Elle]Fin. Escuchadme: estamos aquí porque si no detenemos a Omega, podemos acabar como Mia.[/Elle]- explicó. Su mirada fue hacia Dante y Cole a modo de disculpa por mencionar a su madre. La mía la siguió. Cole parecía sereno y decidido, emanaba un aura de tranquilidad. Sin embargo Dante tenía una cara de enfado que no veía desde un tiempo después de venirse a vivir con nosotros. Se le había reabierto una vieja herida que dolía ahora más que nunca. – [Elle]Es la única opción que tenemos contra ella. La única.[/Elle]- suspiró mi hermana, resignada. Elle odiaba los enfrentamientos, sin por ella fuera todo el mundo se llevaría bien. Era una energía que se contagiaba y daba esperanza en los peores momentos. Se notaba que estando divididos lo estaba pasando mal.- [Elle]Es tan poderosa que yo misma podría ser ella en este momento.[/Elle] – añadió. Desconocíamos el alcance de los poderes de Omega, excepto los que había mostrado. – [Elle]No hemos venido a fastidiar, ni de fiesta. Hemos venido a salvar el mundo y a salvarte a ti, Jane.[/Elle] – añadió, mirándola fijamente.

    – [Noah]Lo siento, pero no podemos permitirlo. [/Noah]- escuché decir a mi primo. Con Noah no había tiempo de reacción. Apenas pude moverme del sitio cuando Noah apareció frente a nosotros, con todos los discos en su mano.

    – [Lexie]Te dije hace mucho que no te fiaras del mapache, Noah.[/Lexie] – dijo Lexie en voz alta. Noah ató cabos rápidamente. Miró sus manos y la ilusión de los discos se desvaneció, mostrando tan solo unas piedras.

    – [Noah]No sabes lo que está en juego. [/Noah]- replicó, mirándola, enfadado. No habíamos tenido un plan útil contra Noah hasta que ella se unió a nosotros.

    Las miradas estaban fijas en Noah, por si volvía a intentarlo, pero capté a Kaylee y Sophie mirarse entre sí y empezar a murmurar unas palabras. – [Kaylee] Ahora, Noah.[/Kaylee] – El disco de mi madre salió del bolsillo interior de mi chaqueta y flotó hacia ellos. Lo agarré rápidamente, pero se escapó entre mis dedos. Mi prima había vuelto a recuperar una parte de sí misma que siempre se le había dado muy bien.

    Estábamos perdiendo, pero no podía más que elogiar el plan. Noah recogió los discos sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo, pero se detuvo mirando hacia un punto alejado de nosotros. Seguí su mirada y vi que un disco salía de entre unos arbustos. Noah lo recogió también y en un parpadeo apareció ante nosotros con tres invitados inesperados: Bowie, Vera, Elliot y Tina. – [Noah]Habéis estado a punto de arrastrarlos con vosotros[/Noah] – por mucho que me sorprendiera ver a Tina allí, que nunca había estado interesada en lo sobrenatural y por eso siempre parecía pasar por alto lo extraño que sucedía a su alrededor, ver a Vera, Bowie y Elliot me dejó helado. Con ellos allí no podíamos correr riesgos.

    – [Amy]No venían con nosotros.[/Amy]- replicó Amy con una voz intensa que parecía instar a seguir sus órdenes. Miró a su hermana, orgullosa. Mis primas MacLeod compartían todas una vena rebelde que no me quedaba claro de quién venía, aunque quizá fuese tan marcada porque venía de los dos.

    – [Jane]¿Elliot? Pero si tú eras el único normal de la familia…[/Jane] – dijo Jane, visiblemente preocupada. Si había entrado en todo esto para proteger a Owen, con Elliot allí estaría muy afectada. Todo en mí me pedía hablarle, pero no lo conseguía.

    – [Xander]Bowie, no deberías estar aquí.[/Xander] – le recordé a mi hermana pequeña. Físicamente era una adulta, pero aún le faltaba mucho para poder valerse por sí misma en el mundo exterior, más aún para estar en un lugar tan peligroso como ese.

    – [Bowie]Tus posibilidades de morir son más altas que las mías y más si tenemos en cuenta que está Jane aquí y…[/Bowie]- Elle corrió a taparle la boca. No necesitábamos un análisis estadístico de las probabilidades de morir con todos aquellos inocentes allí. Teníamos que irnos.

    – [Noah]Ya no hay problema, porque me llevo esto.[/Noah]- Noah tenía todos los discos en una bolsa, seguramente también los de los que iban con él para no correr riesgos. Desapareció y supe que se los llevaría lejos, escondidos hasta que pasara la luna de sangre.

    Pero un segundo después escuché un ruido. Miré hacia atrás y vi que Noah se había detenido. Fue apareciendo en distintos puntos a nuestro alrededor, como si algo evitase que se fuera. Miré a Lexie.

    – [Lexie]Esta vez no he sido yo.[/Lexie] – dijo ella.

    – [Noah]Es como… La telekinesis de Dom. [/Noah]- explicó Noah, con cara de terror. Eso solo podía significar…

    Tina se apartó de Vera, Elliot y Bowie y sonrió de una forma en la que jamás la había visto sonreír.- [Omega]Hola, Elliot.[/Omega] – saludó al pequeño de los Williams.

    – [Idris]¿Esa chica siempre ha sonreído como una psico? [/Idris]- preguntó Idris. Él nunca había tratado demasiado con Tina, especialmente desde empezó a estar más distanciada poco después del cumpleaños de los gemelos. Había vuelto hacía unos meses y el secreto que llevábamos guardando toda la vida con ella se desveló cuando ella confesó que también tenía poderes. ¿Todo este tiempo había sido Omega?

    – [Omega]Desde hace unos meses.[/Omega]- respondió, sonriente. Temí por Tina.

    – [Idris]Al menos no te has marcado un Luke y Leia. It’s something.[/Idris] – bromeó Idris, seguramente tratando de ayudar a que no nos quedásemos allí paralizados.

    – [Kaylee]¿Qué has hecho con Tina? [/Kaylee] – preguntó Kaylee. Una parte de mí no quería escuchar la respuesta.

    – [Omega] Tina se fue y… no volvió.[/Omega] – sonrió de manera perversa y no supe que sentir. Quería odiarla, quería vengarme, quería tomarme la justicia en mi mano, pero seguía teniendo la cara de Jane. No podía odiar esa cara.

    Mi mente bloqueó lo de Tina, volvería con fuerza cuando hubiese un momento de calma, pero en ese instante lo más importante era que consiguiéramos salir con vida de allí. Omega debía haber esperado a que nos reuniéramos todos para conseguir todos nuestros poderes. Se lo habíamos puesto en bandeja de plata.

    Un destello emanó de la bolsa que llevaba Noah. La luna empezaba a alzarse, roja y amenazante, iluminando la escena.

    – [Omega]Podría haber sido cualquiera, incluso Jane.[/Omega]- se jactó, mirándonos. Estaba tranquila, jugaba con nosotros porque podía, porque lo disfrutaba.- [Omega]La última vez Xander estuvo encantado.[/Omega] – espetó. Me quedé quieto, no podía mirar a Jane a la cara. Había evitado hablar de lo que pasó, había tratado de rechazar y enviar a mi subconsciente el beso que habíamos compartido y las esperanzas que había tenido momentáneamente.

    Analicé la zona buscando qué hacer, buscando una salida. Los discos brillaban y todo el mundo estaba quieto, hasta que dejó de estarlo. Dante fue el primero en abalanzarse sobre ella, impulsándose con sus alas para golpearla. Ella ni siquiera se movió. Se giró hacia él y en el último momento usó el poder de su padre para lanzarle contra una roca. Contuve la respiración hasta que le vi moverse.

    – [Omega]Dejad de intentarlo, en serio.[/Omega] – sonrió. Un licántropo cubierto de plata se lanzó sobre ella y le hizo un corte a lo largo de la garganta.Ni siquiera tuve tiempo a tener esperanzas de que Leo hubiese acabado con el problema, porque Omega no perdió la sonrisa y su herida se cerró en segundos. Tenía el poder de regenerarse, Noah tenía razón.

    Leo dudó un segundo, confuso. Ella no, alzó su mano y le aferró por la garganta. Su puño se convirtió también en plata y elevó a Leo en el aire. Trató de moverse y liberarse, pero ella no le soltaba.

    – [Noah]Leo, no. [/Noah] – Noah se transformó en Rakkthathor a la velocidad del rayo y cargó contra ella, pero no consiguió moverla del sitio y del choque, la bolsa con los discos salió despedida y se desperdigaron contra el suelo, brillando cada vez con mayor intensidad. Pero al menos consiguió que soltase a Leo, que abandonó su cuerpo de plata para respirar con dificultad.

    Llamas, hielo, luz, oscuridad, magia y todo tipo de fuerzas se unieron contra ella, que no cedía y ni siquiera daba atisbos de estar cansada o esforzándose. No la venceríamos con nuestros poderes. No estábamos entrenados para trabajar en equipo y Omega se había criado como cazadora de potenciados. Veía perfectamente las debilidades entre nosotros y la falta de compenetración y la aprovechaba.

    Jane, Michael y algunos de los que menos poderes ofensivos tenían, estaban apartados, tratando de proteger a Bowie, Elliot y Vera. No había otra opción, era nuestra única salida, así que corrí hacia los discos y los fui reuniendo.

    Corría tan rápido que mi cuerpo parecía moverse por instinto. La piedra me rasgaba la piel de las manos y la sangre se mezclaba con el polvo. Cuando conseguí reunir todos los discos, brillaron intensamente y un rayo salió disparado hacia el lago Marmalade.

    – [Xander]El portal está abierto, es nuestra única oportunidad.[/Xander] – les dije, señalando el lago. No podíamos hacer otra cosa que correr y encomendarnos al destino.

    Noah consiguió alejar a Omega de nosotros y echamos a correr todos juntos. Estábamos ya cerca de saltar cuando ella se colocó frente a nosotros lanzando a un Noah en forma humana que por suerte respiraba.

    Omega sonrió y se preparó para acabar con nosotros. Los discos brillaban. La luna se alzaba como una herida sangrante en el cielo. Y entonces nos desvanecimos.

  • MADRUGANDO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA- LOUNA

    Esa mañana me tocó madrugar para algo distinto a lo habitual, que era ser despertado por Coquito y obligado a ponerme a estudiar ese horror de oposiciones. No me toméis por un vago, el trabajo de negociador me gustaba en la teoría, pero yo era una persona práctica y todo aquello que estaba dudando no parecía servirme para nada que no fuera un trámite.

    Bueno, lo que decía, que esa mañana había madrugado para ir a otra cosa distinta, hacer una visita al tío Bill para conseguir su disco, el último de los que nos faltaban.

    – [Idris]¿Qué tal tío Bill?[/Idris] – le pregunté cuando abrió la puerta. El tío parecía tener un segundo sentido. Allí estaba, con una bata azul oscuro, sus gafas de leer y una taza en la mano.

    – [Bill]¿Habíamos quedado? ¿Te has metido en algun lío? -[/Bill] con esa pinta era fácil tomarle por un jubilado, pero seguía siendo tan agudo como siempre. Ayudaba el hecho de que envejeciese un poco más despacio de lo habitual, lo que no evitaba que peinase ya canas y su ceño estuviese arrugado como una pasa. Entré al salón, era una casa discreta salvo por la abundancia de muebles y objetos en azules, las cosas de vivir con un demonio ancestral adicto a ese color.

    – [Idris]No y más o menos.[/Idris] – respondí. El tío Bill era un hombre de acción, el Van Damme de los Moondies, pero sin sustancias. A él no tenía que mentirle porque entendía lo que era el deber. – [Idris]Necesito que me prestes algo para evitar un lío.[/Idris] – aclaré. El alzó una ceja. A otro le habría parecido enfadado, pero cuando lo conocías sabías que su cara era así. Verle sonreír era un poema.

    – [Bill]¿De cuanto estamos hablando? – [/Bill] preguntó, yendo a la cocina a buscar la cartera. Le seguí, fijándome en el ruido que hacían sus zapatillas.

    – [Idris]De un disco que tienes por ahí guardado.[/Idris] – no me hice el ofendido porque pensara que iba a pedirle dinero porque alguna que otra vez había ido a pedirle una mano para asentar a los ‘Drow’ hasta que pudieran salir de sus problemas.

    – [Bill]Te aconsejaría que no hiciérais lo que tengais pensado hacer. Pero lo vas a hacer de todos modos.-[/Bill] me miró fijamente, con esa mirada de juicio eterno del tío Bill. Se le notaba que había sido poli. – [Bill]Y si no te lo doy lo vas a acabar cogiendo en cuanto me distraiga un momento, así que…-[/Bill] lo sacó de un cajón y me lo tendió.

    – [Idris]Me tienes por un mangante. A ver si vas a ser como los otros polis.[/Idris] – repliqué, bromeando. Sabía que el tío Bill no tenía prejuicios, pero a veces me gustaba tocar un poco las narices y de paso asegurarme de las cosas.

    – [Bill]Te tengo por un granujilla desde que eras pequeño. Siéntate y desayuna algo anda.-[/Bill] me ofreció. Guardé el disco en la bolsa de tela en la que llevaba los de mis padres y me senté en un taburete de la barra americana.

    Me eché a reír después de intentar aparentar estar serio durante unos minutos. – [Idris]Unos huevos revueltos con salchichas me vendrían bien.[/Idris] – repliqué. El tío Bill había sido mi fuente de Nutella cuando era joven. De Nutella y de bacon a mansalva. – [Idris]¿Algún consejo por si hipotéticamente pasamos por las Pruebas de los Daë?[/Idris] – pregunté mientras olía las salchichas acompañadas del olor a ambrosía del bacon.

    – [Bill]No te encabrones con ellos, no tomes a ninguno a la ligera por su apariencia y… oh si, que no os maten.-[/Bill] terminó de freír las salchichas y el bacon y preparó los huevos en un abrir y cerrar de ojos. Quise llorar cuando vi el plato delante de mí. Luego había quedado con Lexie para desayunar pero iría andando, así mantenía mi escultural cuerpo tan bien esculpido como siempre. – [Bill]¿Se lo vas a decir a tu padre y madre o me vas a dejar ese marrón a mí?[/Bill] – preguntó, tomándose su café. Ya se imaginaba la respuesta. Era agradable saber que alguien sabía lo que iba a pasar por si necesitábamos ayuda en algún momento.

    – [Idris]Tenemos que hacerlo en secreto porque si no, sabes que no nos dejarían.[/Idris] – era lógico, yo tampoco nos habría dejado. Me habría dado a mí mismo muchos quebraderos de cabeza, lo raro es que me siguieran aguantando, tenía que ser cosa de mi carisma sobrenatural. – [Idris]Y el mundo hay que salvarlo sea como sea.[/Idris] – añadí, apelando a los instintos del tío Bill. Como Daë, él había sido el Guerrero, así que si alguien podía entenderlo, era él.

    – [Bill]Tened cuidado, o tu madre me matará y luego te matara a tí.-[/Bill] la idea era que con un poco de suerte todos lo contásemos. Kaylee se había sacrificado para reactivar el arma, pero eso había sido hacía veinte años, todavía tenía que tener pilas suficientes para mandar a alguien más al vacío. Y si había que hacer algún sacrificio, nos bajábamos del barco y listo, no iba a dejar que nadie perdiese la vida.

    – [Idris]Primero habrá que conseguir que salga todo medio en condiciones. Y si no, nos va a tocar sacaros del retiro.[/Idris] – le comenté. Si ese plan no iba bien, iba a hacer falta combinar nuestras fuerzas con las de los viejos Daë para conseguir acabar con alguien tan poderoso como Omega.

    – [Bill]Con lo tranquilo que estoy desde entonces no me vendría mal la verdad.-[/Bill] replicó cogiendo el periódico. Se notaba que siempre sería el mismo. Los años pasan pero nuestra esencia no cambia.

    – [Idris]Te dejo que he quedado con Lexie.[/Idris] – dije después de limpiarme con la servilleta y llevar el plato al fregadero. – [Idris]Gracias por todo.[/Idris] – añadí. La verdad es que siempre me había llevado bien con el tío Bill y me gustaba ir a verle de vez en cuando, tenía que volver a las visitas sorpresa alguna vez, estaba bastante solo excepto por nosotros y por Keli, claro.

    – [Bill]Una cosa más. Si pasas las pruebas. Evita al demonio ancestral. Es solo una sugerencia.-[/Bill] me aconsejó, alzando la mirada hacia el techo justo cuando se escuchaba sonoro ronquido de Keli.

    Me eché a reír, pensando si a nosotros también nos harían elegir entre varios regalos igual que les había pasado a ellos. Con mi suerte en el azar seguramente me tocaría otra brújula como la que ya me había dado mi padre.

    Crucé la carretera y atajé por un camino que ya conocía bastante bien para llegar al sitio donde había quedado.

    Después de lo mal que le había ido a Lexie con Noah la noche anterior y viendo que ese día Coquito iba a estar ocupada entrenando con su tío y Mentor, decidí invitar a Lexie a desayunar algo como en los viejos tiempos. Así que quince minutos después de la hora en la que habíamos quedado, pedimos el desayuno.

    – [Idris]Lexie, tengo una propuesta.[/Idris] – comenté mientras daba un mordisco a mi hamburguesa de dólar. Había comprado un par para cada uno y unos nugget para compartir. Ventajas de tener los dos el físico de dioses olímpicos, aunque yo ya llevaba unos huevos con bacon y salchichas encima.

    – [Lexie]No pienso hacer un trío con vosotros.[/Lexie]- compuse una mueca de grima, algo que nunca habría pensado hacer mientras me comía una hamburguesa.

    – [Idris]¿Por quién me tomas? Eso te lo preguntaría Coquito, no yo.[/Idris] – repliqué. Ellie siempre me había dicho que si las cosas no funcionaban conmigo, lo intentaría con Allie, dentro de poco conocida por todos como Lexie, gracias a dios, porque estaba harto de confundirme. – [Idris]Eres como mi hermana pequeña.[/Idris] – hice ‘brrr’ con los labios como si tuviera un escalofrío. Todas las caras de Lexie eran para mí terreno vedado. Ella repitió mi cara de asco y se echó a reir.

    Me alegró verla sonreír. Aunque disimulaba y se hacía la ofendida, lo de Noah le estaba dando una mala pasada. Por desgracia era algo que tenía que pasar eventualmente y ahora, sin secretos, podían arreglarlo. – [Idris]¿Te acuerdas de la clon de Jane? La psicópata.[/Idris] – le pregunté, volviendo al hilo. Quedaba un día, un puñetero día, para abrir un portal al centro de centros y usar un arma que unos seres todopoderosos habían dejado para usarse contra grandes males, para librarnos así de la versión maléfica de Jane que había matado a la mitad de nosotros en su mundo y ahora venía completamente ‘tocha’.

    – [Lexie]Como para olvidarme de ella.[/Lexie] – aseguró, comiéndose un nugget. Conté a ver cuantos llevaba, iba a tener que comprar más, con el pollo frito me podía el ansia.

    – [Idris]Bueno pues Xander tiene un plan para mandarla al vacío.[/Idris] – asentí haciendo una mueca con los labios. Tal cual sonaba, vivíamos en un mundo de locos. – [Idris]Y necesitamos gente para llevar uno de estos cada uno.[/Idris] – saqué la bolsita de tela de la chaqueta y saqué los tres discos: el de mi padre, el de mi madre y el del tío Bill. Me mataba no poder contar con Mike para esto, porque era el legado de los dos, pero él nunca habría aceptado. Tenía huevos que ahora tuviéramos más discos que personas.

    – [Lexie]Noah no quiere ni verme.[/Lexie] – dijo ella, jugueteando con uno de los discos.

    – [Idris]Se le pasará. Pero Noah no está con nosotros. Le parece mal plan.[/Idris] – le expliqué. Ni Noah, ni Leo, ni Mike, ni Kaylee, ni Jane, ni obviamente Nate. De momento solo Noah y Leo estaban activamente en contra y eso mismo es lo que íbamos a tener que usar para conseguir utilizar sus discos. Veréis, es fácil, no nos los iban a dejar y no los íbamos a coger por la fuerza, pero para detenernos tendrían que ir al Pico Tantree y si todo funcionaba, sus discos ya estarían allí. Quizá se verían arrastrados también a las Pruebas y no era lo más ético, pero no nos quedaba otra y seguramente nos perdonarían, al menos Noah, Leo daba igual porque tampoco podía empeorar. Sé que os gusta el plan, porque había sido idea mía.

    – [Lexie]Entonces contad conmigo.[/Lexie]-afirmó, orgullosa. Agradecí que no estuviera en mi cabeza para que no viese que técnicamente sí que acabarían en el mismo barco.

    – [Idris]Pues toma. No lo toques con muchas ganas salvo que quieras ver al tío Bill pasar sus Pruebas.[/Idris] – le acerqué el disco azul y rojo y ella lo sopesó. Me la imaginaba pensando cómo combinarlo.

    – [Lexie]Como sean tan divertidas como él…[/Lexie]- replicó, poniendo los ojos en blanco. Negué con la cabeza, pero me eché a reír. Pobre tío Bill.

    – [Idris]Ya te pasan los demás dónde quedamos. Hay que ir hasta el Pico Tantree.[/Idris] – le aclaré. Tenía pendiente mirar si algún portal me dejaba cerca del  sitio, pero teniendo a un tío que se teletransportaba, me daba un poco de pereza, así que seguramente Henry se dedicase a llevarnos a todos al sitio en cuestión, porque Dante ya había dicho que no volvería a usar su poder en una buena temporada.

    – [Lexie]Mierda, ¿senderismo? Paso.[/Lexie] – se quejó.

    – [Idris]Ya es tarde. De todas formas es más bien atravesar un portal dimensional que se va a abrir y pasar unas Pruebas.[/Idris] – repliqué. Ya no había forma de echarse atrás. – [i]Y seguro que la cercanía hace que os volváis a juntar.[/i] – pensé para mí. No hay nada como estar en peligro de muerte frente a un bicho que parecía sacado de un Final Fantasy para arreglar los amoríos y juntar al personal. Idris Solo-Novak, Celestino particular.

    Ojalá se me diese igual de bien solucionar mis propios problemas amorosos. Coquito y yo seguíamos igual que siempre, porque justo después de mi puñetera revelación y mis ánimos para arriesgarme a buscar algo más había tenido que aparecer el puñetero Henry con la misión de rescate y después la puñetera Omega con sus puñeteros poderes y la puñetera amenaza de Infinity además del puñetero despliegue de poder que había tenido Coquito allí dentro. Así que tenía demasiado en la cabeza como para declararme, pero por suerte seguíamos hablando tanto como de costumbre y viéndonos todo lo que podíamos.

    Así que os podéis imaginar que tenía bastante motivación para conseguir librarnos de todo eso de una maldita vez y volver a la paz. Lo que no sabía en aquél momento es lo que nos tenía reservado el Destino. Igual que los Moondies en su día, ahora nos iba a tocar estar una buena temporada volcados en salvar el mundo.

  • MÁS SOLA QUE LA UNA

    Lexie – Louna

    Noche

    Noah y yo habíamos quedado en el puerto justo al lado del puesto de los helados de ‘Arthur’. Estaba oscureciendo y la noche parecía que se presentaba fresca, pero no en exceso. Se suponía que era una cena informal en el restaurante con forma de barco que había frente a la playa, pero cuando me encontré con él, se había puesto un smokin y una pajarita. Os juro que no me caí redonda al suelo, porque encima de las plataformas era capaz de matarme.

    – [Noah]La moda en Louna es muy diferente[/Noah].- comentó al verme con unos shorts negros, un top rojo y unas cuñas rojas también.

    – [Lexie]¿Por qué no me has dicho que ibas a ponerte elegante?[/Lexie]- le pregunté enarcando una ceja tras los dos besos de rigor y el pellizco en el culo que le pegué.

    – [Noah]Era esto o camisetas de superhéroes.[/Noah] – sonrió cohibido.

    – [Lexie]Pero ahora cada uno vamos a una sitio[/Lexie].- me coloqué el pelo.

    – [Noah]Pero si vas arreglada, ¿no?[/Noah] – se encogió de hombros.

    – [Lexie]No[/Lexie].- expresé lo obvio.

    – [Noah]Si quieres cambiarte te espero, o me cambio yo…lo siento.[/Noah] – titubeó con nerviosismo.

    – [Lexie]Vale, espérame aquí[/Lexie].- le guiñé un ojo y le invité a un helado en lo de ‘Arthur’, mientras iba en dirección de una de las boutiques de las calles cercanas en la que vendían vestidos de fiesta que no eran demasiado caros. Por suerte, aún no habían cerrado y encontré un jumpsuit negro con escotazo y volví a donde estaba Noah después de regalarle a la chica de la tienda lo que llevaba puesto antes.

    – [Noah]Va…vaya.[/Noah] – soltó a verme. Se le caía la baba casi de forma literal.

    – [Lexie]Ahora sí[/Lexie].- sonreí. Lo bueno de esta cara era que casi nadie me conocía, aunque con este escote más de uno/a estuvo a punto de comerse un par de farolas.

    – [Noah]Estás muy guapa.[/Noah] – admitió.

    – [Lexie]Esa es la idea, cariño[/Lexie].- le guiñé un ojo y le limpié un poco de helado de vainilla de la comisura del labio.

    Él me sonrió.- [Noah]Lo has conseguido, totalmente.[/Noah]

    Comenzamos a andar ante las miradas de algunos Lounies y me enganché a su brazo. «Es mío, bitches», quise tatuarme en la frente.- [Lexie]Te voy a llevar a un sitio súper pijo[/Lexie].

    – [Noah]Te aviso que como mucho.[/Noah] – agachó la cabeza de forma timida. Ay, Noah…

    – [Lexie]¿Y qué comes?[/Lexie] – le susurré al oído. Por un instante se me pasó por la cabeza hacer el resto del trayecto en limusina, pero me parecía muy exagerado, así que lo deseché en el último momento.

    – [Noah]De…de todo.[/Noah] – le costó mantener la compostura. – [Noah]Te iba a invitar a mi casa un día pero ya no me atrevo.[/Noah]

    – [Lexie]O me invitas tú o Cora me dice dónde vives[/Lexie].- era broma (o no).

    Parecía extrañado. A ver si se había asustado- [Noah]No me tiene localizado.[/Noah] – me mostró su muñeca sin Infinity Band. En teoría, tendría que haber dejado de usarla también, pero en un mundo controlado por Infinity, no podías escapar de ellos – [Noah]Vivo en una cabaña de madera, en el Bosque de los Susurros.[/Noah]

    – [Lexie]Qué envidia[/Lexie].- a lo mejor mi padre me podía comprar una cabaña. O un bosque.

    – [Noah]No sé, viendo lo de esta noche creo que podrías comprar mi casa fácilmente.[/Noah] – señaló mi nuevo outfit.

    – [Lexie]Mis padres tienen pasta, pero no vamos a hacer un mundo de eso[/Lexie].- le resté importancia.

    Noah me miró y creo que le brillaron los ojos. Qué obvio era mi chico a veces.- [Noah]Cuando quieras puedes venir, conozco una zona bastante bonita.[/Noah] – la invita.

    – [Lexie]Yuju[/Lexie].- di un salto y le planté un beso en la mejilla.- [Lexie]Mierda, te lo he dejado marcado[/Lexie].- se lo limpié con el pulgar (y sin saliva).

    – [Noah]No te preocupes, así puedo fardar de que me ha besado una chica guapa.[/Noah] – me miró.

    – [Lexie]Ven[/Lexie].- tiré de él y entramos en el restaurante, que estaba cerrado para nosotros. Habían recogido todas las mesas y la nuestra estaba en el centro, con un mantel de hilo blanco y un jarrón de rosas rosas en el medio. Por el hilo musical sonaba ‘Home’, de Red Riding Wolf. Qué pena que hubieran acabado cada uno por su lado.

    – [Noah]¿No decías que iba muy arreglado?[/Noah]- preguntó mirando a su alrededor a ver al personal del restaurante darnos la bienvenida.

    – [Lexie]Este es mi castigo[/Lexie].- nos sentamos en la mesa. Frente a nosotros, solo estaban la playa de Louna y el atardecer.

    – [Noah]Que todos los castigos fueran una cena en la playa con una persona maravillosa.[/Noah] – le puse un dedo en los labios para que dejara de intentar ruborizarme.- [Lexie]Shhh[/Lexie].

    Pedimos las bebidas (vino con refresco de cola para mí y un té para él) y esperamos a la comida, que decidimos que fuera elección de la chef.- [Lexie]¿Me he pasado un poco? No pienses que quiero fardar de pelas ni nada[/Lexie].- me disculpé. Nunca sabía dónde estaba el límite entre ser agradable y pasarse de creída.

    – [Noah]No, claro que no. No pensaría eso de ti.[/Noah] – me miró a los ojos. – [Noah]Si después de esta noche sigo queriendo salir contigo, no pienses que es por dinero. Me habría pasado igual si hubiéramos cenado en un Infinity Burguer.[/Noah] – explicó dándole un sorbo a su té.

    – [Lexie]Me flipan las de un dólar[/Lexie].- me imaginé la salsa y me relamí.- [Lexie]Me podría comer un camión[/Lexie].- muchas noches, Idris y yo habíamos ido a comer unas cuantas.

    – [Noah]Están buenísimas.[/Noah] – se sinceró – [Noah]Te invito a una cuando terminemos.[/Noah]- llegaron los platos. Para él, una lasaña vegetal cuyas placas estaban fritas en lugar de al horno y para mí, un filete empanado con patatas. Era gracioso lo diferentes que éramos.

    El personal del restaurante se retiró y nos quedamos solos. Durante un rato, solo comimos escuchando por los altavoces al tostón de Zahara, que era la prima de Lana del Rey.-[Noah]Eh…Allie…[/Noah] – miró a ese fraude de lasaña sin carne – [Noah]Tampoco quiero asumir nada pero…bueno, me gusta pasar tiempo contigo. Mucho.[/Noah]

    – [Lexie]¿Y te gustaría hacer más cosas conmigo? Follar, por decir una[/Lexie].- sonreí después de tragar un trozo de carne.

    Noah se atragantó. – [Noah]Yo…eh…sí pero…Dos…[/Noah] – soltó una carcajada. – [Noah]…me gustas mucho Allie, no quiero que pienses que es solo por físico.[/Noah]

    – [Lexie]¿Qué tiene de malo si sólo es físico?[/Lexie] – me comí una patata con las manos. Las patatas fritas no se pueden comer con cubiertos o pierden la gracia.

    – [Noah]Pues…no es que tenga nada de malo…pero no querría que fuera solo eso.[/Noah] – se excusó.

    – [Lexie]¿Y la otra?[/Lexie]- pregunté como la cacho de cabrona que soy.

    – [Noah]No te voy a mentir. Lexie es mi mejor amiga y durante mucho tiempo sentí algo por ella.[/Noah] – se confesó. ¿Cómo podía ser tan mala? – [Noah]Pero la conexión contigo es…diferente. Sé que…bueno…que te quiero.[/Noah] – se sonrojó y la carne se me fue para Turee.

    – [Lexie]Coño[/Lexie].- tosí con violencia y me recompuse.

    -[Noah]P-perdón…¿me he pasado?[/Noah] – parecía preocupado.

    Cogí el móvil a tientas del pequeño clutch rojo y fui en dirección a la terraza.- [Lexie]No, no, es que…me llaman[/Lexie]- mentí. Noah se quedó tan quieto que ni terminó la lasaña.

    Llegué a la terraza con las piernas temblorosas y marqué el número de Idris sin pensarlo. Cuando descolgó, empecé a hablar. Por las pintas, parecía que estaba tirado en el sofá viendo algo el muy vago.- [Lexie]Idris, que me cago en la leche que me ha dicho que me quiere[/Lexie].

    – [Idris]¿Y Lexie?[/Idris] – Idris se lo estaba tomando a coña a jugar por las carcajadas que oía y a mí me estaban dando ganas de clavarle el tacón en los cojones.

    – [Lexie]Que es su amiga y yo qué sé qué más[/Lexie].- daba vueltas por el porche como una posesa.

    – [Idris]Vamos a ver, ¿a ti te gusta?[/Idris]- la pregunta de Idris me detuvo.

    – [Lexie]No sé[/Lexie].- mentí.

    – [Idris]O eres la tanuki que peor miente o he pasado mucho tiempo con mi padre.[/Idris] – confesó. – [Idris]¿Qué dudas tienes?[/Idris]

    – [Lexie]Que soy una colección de tías, mentirosa compulsiva y en mi versión de verdad, sorda y orco[/Lexie].- todos mis miedos parecían estar sentados conmigo en el porche.

    – [Idris]Un orco dice la tía…[/Idris] – bufó- [Idris]A ver, ciega sabemos que eres, pero aparte de eso, Noah está ligando con «Allie», no con Lexie, así que no te quiere solo por Lex y Xie.[/Idris]

    – [Lexie]Las llamo las Lexies[/Lexie].- me reí por no tomarme un Trankimazin.- [Lexie]Pero no puedo sacar esa apariencia porque me lo cargo todo[/Lexie].

    – [Idris]Pues vete en pelotas y usa tu poder para hacerle ver un vestido.[/Idris] – propuso. – [Idris]O puedes ser una postadolescente del presente y mandarle un mensaje como Lexie por si tienes dudas.[/Idris]

    – [Lexie]Es que no quiero que sepa quién soy. Ni que me quiera ni nada. Quiero irme a casa[/Lexie].- protesté.

    – [Idris]A ver, Bigotillos, no vas a huir toda tu vida[/Idris].- se me iluminaron los ojos al escuchar eso.

    – [Lexie]Es un buen plan[/Lexie].- Noah era tan sigiloso que no lo vi llegar. A saber cuánto había escuchado.

    – [Noah]Allie, he venido para disculparme pero…¿qué está pasando?[/Noah] – puso los ojos como platos al ver a Idris en la videollamada.

    – [Lexie]Mierda[/Lexie].- colgué con tanta rapidez que el teléfono se cayó al suelo y la pantalla se rajó. Tantos avances y los teléfonos seguían siendo de cristal.- [Lexie]Nada[/Lexie]

    Recogí el teléfono y me miró.- [Noah]Allie, explícamelo. Por favor.[/Noah]-  parecía dolido. Me miraba como si fuera un cachorrillo abandonado. ¿Qué había hecho?

    – [Lexie]No sé de qué me estás hablando[/Lexie].- mentí.

    – [Noah]Estabas hablando con Idris. No quieres que sepa quién eres. ¿Qué es todo esto?[/Noah] – estaba tenso.

    – [Lexie]¿Nada?[/Lexie] – y yo no sabía ni qué decir.

    Noah negó con la cabeza y entró con rapidez al restaurante a coger su bandolera. Los camareros y la cocinera debían estar flipando en colores.- [Lexie]Noah, no te vayas… por favor[/Lexie].- le pedí, ahora como Lexie Reed, su amiga. Qué bien me venían las ilusiones para no reventar los vestidos, pero me iba a costar untar a unos cuantos del personal del restaurante si no quería que contaran lo que podía hacer.

    – [Noah]¿Lexie?[/Noah] – la cara se le desencajó y yo asentí.

    – [Noah]¿Has sido las dos….todo este tiempo?[/Noah] – cada pregunta que me hacía, se me clavaba como un puñal. Era una puta mentirosa compulsiva adicta a hacer daño a la gente.

    – [Lexie]Te dije que era una ilusionista[/Lexie]. – me defendí. – [Lexie]Pero no que también era una Tanuki[/Lexie].

    – [Noah]Reed…¿Eres la hija de Karen?[/Noah] – se quedó pensativo.- [Noah]Y Lowell…por Fenris.[/Noah] – fui enseñándole una a una a todas mis chicas. Joder, mi padre me iba a matar cuando tuviera que soltar el pastizal que me iban a pedir estos cabrones.- [Noah]¿Cuál es tu cara real?[/Noah] – pregunta

    Volví a mi cara antes conocida como Allie. – [Lexie]Nací con esta[/Lexie].

    – [Noah]¿Alexandra Fenris?[/Noah] – me miró con tristeza y decepción.

    – [Lexie]No te enfades, por favor[/Lexie].- lo pedí en vano.

    – [Noah]Cinco años, Allie…Lexie…ni siquiera sé cómo llamarte.[/Noah] – estaba tan dolido que me estaba empezando a doler a mí.

    – [Lexie]Me puedes llamar «gilipollas»[/Lexie].- le propuse y él negó con la cabeza.- [Noah]Has estado en mi casa…te he contrado mis secretos…dos veces.[/Noah]

    – [Lexie]Noah, no lo entiendes[/Lexie]. – fui a cogerle la mano. – [Lexie]Yo… no sé qué decir[/Lexie].

    Él se liberó con rapidez.- [Noah]¿Y lo de Lexie aquella vez?[/Noah]- se refería a cuando me declaré. Ups.

    – [Lexie]Lo siento[/Lexie].- agaché la cabeza.

    – [Noah]¿Qué pretendías? Puedes ser sincera por una vez.[/Noah] – eso fue duro de escuchar y noté cómo me entraban ganas de llorar, pero aguanté.

    – [Lexie]No quería darte pena[/Lexie]. – señalé el audífono. – [Lexie]Me parecías demasiado bueno y demasiado guapo y…[/Lexie]- ahora sí me cayeron unas lágrimas.

    – [Noah]…cinco años.[/Noah] – me replicó.

    – [Lexie]No lo quiero justificar, pero soy un puto mapache[/Lexie]. – en realidad, sí me estaba justificando – [Lexie]En el juego ese que tienes en tu casa siempre hacen trampas[/Lexie].

    Él suspiró. Supongo que estaba harto.- [Noah]Tendrás que coger un taxi. Yo iré andando.[/Noah] – comenzó a caminar.

    – [Lexie]¿Te vas?[/Lexie]- no entendía nada.- [Lexie]La lasaña sigue ahí[/Lexie].

    – [Noah]Necesito pensar.[/Noah] – dijo sin más.

    –  [Lexie]No es la mejor excusa cuando eres super rápido, pero bueno[/Lexie].- me fui a la mesa a comerme mi cena.

    – [Noah]Hay cosas que es muy difícil procesar.[/Noah]- y allí me quedé.

    En un puto restaurante más sola que la una.

  • POR MI CULPA

    Amy – Merelia

    Mañana

    Vivir en Merelia, para mí, que siempre he sido una persona de lluvia, frío e invierno, podría haber supuesto una tortura, pero en realidad, fue una liberación. Llevaba un año lamiéndome las heridas en compañía de Xander y en contra de lo que pudiera parecer, había sido una de las mejores temporadas de mi vida.

    No voy a venir ahora a decir que no fue duro acostumbrarme a vivir con mi primo en la casa que mi tía Sasha utilizaba para desfogarse con mis otros dos tíos, pero Xander era una persona muy…agradable. Y no, no es sarcasmo. Alexander era el equivalente humano del cachorrito este que anunciaba papel higiénico hace veinte años.

    Aquel fin de semana, el anterior a la fiesta de cumpleaños de los mellizos Williams, uno de ellos (Owen) y Tina decidieron venir a tostarse al sol de la ciudad que me había visto nacer.- [Xander]¿Dónde pedimos esta noche?[/Xander] – preguntó mi primo, que estaba moreno hasta decir basta y se había puesto un bañador de palmeras que a cualquier otra persona le habría dado un aspecto ridículo.

    – [Amy]Según Owen, es el rey de las barbacoas, así que le toca demostrarlo[/Amy].- espeté con la sombrilla colgada al hombro y un bolso en la otra mano en el que llevaba la toalla y un libro. Aunque era temprano, habíamos decidido pasar la mañana en la playa. Por suerte, la casa que nos había prestado la tía Sasha estaba en primera línea y solo teníamos que salir de la verja del pequeño jardín para estar en ella.

    – [Owen]Estoy de vacaciones, así que yo no cocino. Pero te voy a hacer un tazón de cereales para desayunar riquísimo[/Owen].- propuso el aludido, que vivía rodeado de un aura de buen rollo constante que contrastaba con la nube negra que tenía su hermana siempre encima.

    – [Amy]No, gracias[/Amy].- vale, voy a aclarar aquí que no estaba siendo muy simpática con Owen, pero mi reacción natural era evitar a la gente, porque cuando me encariñaba con alguien, me daba por morder y bastante tenía ya con la carga de lo que le había hecho a Leo.- [Amy]Valoro mi vida[/Amy].

    – [Xander]Voy a encargar unas pizzas, porque no os veo aclarándoos[/Xander].- terció mi primo clavando la sombrilla mientras yo me echaba siete litros de protector solar.

    – [Tina]¿Quién se ofrece voluntario para echarme crema en la espalda?[/Tina] – preguntó Tina con su escueto bikini. Tenía la melena larga, teñida de un bonito tono pelirrojo y un cuerpo proporcionado. Era una chica guapa y además, irradiaba encanto.

    – [Amy]Yo misma[/Amy].- me ofrecí.

    – [Tina]Gracias, cielo, pero creo que puedo sola[/Tina].- fruncí el ceño al escucharla rechazarme, porque eso significaba que estaba intentando volver con Xander o que quería probar suerte con Owen y, sinceramente, no sabía cuál de las dos opciones me daba más repelús.

    – [Owen]¿Quién me la echa a mí? Es que no llego[/Owen].- Owen se quitó la camiseta con parsimonia, como si dentro de su cabeza estuviera sonando ‘You can leave your hat on’ de Joe Cocker.

    – [Xander]Yo voy a darme un chapuzón.[/Xander] – intervino Xander viendo que estos dos cansinos estaban en pleno ritual de apareo.

    – [Amy]Si no llegas, te compras una camiseta anti rayos UVA en InfiniSport, cacho vago[/Amy].- le increpé abriendo mi libro, que esta vez era uno de Camila Lackberg.

    Tina se levantó de su toalla con forma de rosquilla y fue a echarle la crema a Owen.- [Tina]¿Dónde quieres que te la eche?[/Tina]- me tapé la cara con el libro para no verles.

    – [Owen]Por aquí[/Owen].- lo bajé para ver cómo Owen se señalaba los omóplatos.

    – [Tina]Vale[/Tina].- Tina estrujó el botecito de crema y empezó a acariciar la espalda de Owen.

    Puse los ojos en blanco e hice como me sumergía en la lectura de nuevo.

    Un año antes…

    Amy – Moondale

    Tarde

    Era una tarde fresca de finales de octubre. Xander hacía un tiempo que había dejado Merelia y yo estaba atravesando una recaída en mi depresión. Por eso me resultó tan extraño que Owen siguiera insistiendo en quedar conmigo, a pesar de tener la sensación de que no le trataba muy bien.- [Amy]Últimamente me llamas mucho[/Amy].- di un sorbo de mi café con leche sin lactosa y me miré las puntas de las botas que acompañaban a mi vestido largo negro. Para huir del frío, me había puesto una chaqueta Levi’s vintage.

    – [Owen]Es que Xander me ha dejado[/Owen].- bromeó hundiendo la cuchara en la nata de su chocolate. Había poca gente por el parque porque estaba oscureciendo, quizás por eso me sentía más cómoda. Ese día, Owen se había puesto unos vaqueros, una camiseta sencilla y una chaqueta, pero tenía el guapo subido.

    – [Amy]Tendrás que buscarte a otra…o a otro[/Amy].- propuse calentándome as manos con el vaso.- [Amy]O aprender a ser un chico fuerte e independiente[/Amy].- bromeé sin mucho éxito.

    – [Owen]¿Te ofreces tú voluntaria para pasar el rato conmigo?[/Owen]- sonrió.

    – [Amy]Búscate a alguien que no tenga algo roto en la cabeza[/Amy].- me señalé la sien y volví a pensar en todo el mal que le había hecho a Leo. La losa que a veces se instalaba sobre mi pecho parecía más pesada.

    – [Owen]Estas pensando en él ¿verdad?. Lo haces demasiado. No sufras más por él, disfruta de la vida y de esto. Los dulces son felicidad[/Owen].- me tendió su cucharilla llena de nata y negué con la cabeza. No me apetecía compartir fluidos con él, pero agradecía su oferta.

    – [Amy]¿A ti te da todo igual?[/Amy].- no iba de malas, aunque lo parezca.

    – [Owen]Un poco sí, la verdad. Mis padres están separados. Mi hermana antes no me hablaba. A veces, hay ver el lado positivo de las cosas, por pequeñas que sean[/Owen].- yo en su lugar habría estado metida en la cama escuchando canciones depresivas. Supongo que esa era la diferencia entre ser optimista y ser…realista pesimista.

    – [Amy]Supongo[/Amy].- guardé en una bolsa mi vaso isotérmico para lavarlo cuando llegase a casa. Desde la crisis de los plásticos del 2025, estaba prohibido utilizar nada de un solo uso.

    – [Owen]Míralo de esta forma: cuando te transformas en loba eres libre, no tienes que pensar en nada ni nadie. Piensa en eso[/Owen].- me animó guardando su vaso en su bolsa de mensajero, una vez hubo terminado.

    – [Amy]No estoy enamorada de Leo si es lo que estás pensando[/Amy].- le aclaré un poco molesta.- [Amy]Era mi mejor amigo y yo para él una piedra en el camino[/Amy].

    – [Owen]No le molestabas, no eras una piedra en su camino[/Owen].- negó con la cabeza.- [Owen]Avanzó en la vida. Igual que Xander ahora mismo[/Owen].- me miró.- [Owen]Si quieres puedo escribir reseñas negativas de su albúm. O romperle las piernas: ¿le rompo las piernas?[/Owen]- me aguanté la risa al verle sonreír.

    – [Amy]Me agota tu optimismo[/Amy].- chasqueé la lengua.- [Amy]Debería buscar en Endless un mundo de gente emo, como yo[/Amy].

    – [Owen]Yo puedo ser emo[/Owen].- se echó el pelo, perfectamente engominado hasta ese momento, hacia delante.- [Owen]Psss… como quieras[/Owen].- e imitó muy mal a una persona así.

    – [Amy]No podrías[/Amy].- me tuve que reír al ver que seguía caminando como si estuviera muy triste.- [Amy]Acabarás casado con Tina, que es el clon de rebajas de mi hermana. Ya verás[/Amy].

    – [Owen]Uno no sale con la ex de los colegas. Está escrito en el ficticio libro de los colegas[/Owen].- me recordó, volviendo a ser el de siempre y caminamos un rato en silencio.

    – [Amy]Eres mejor de lo que pareces[/Amy].-  admití finalmente.

    – [Owen]Y tú puedes ser más de lo que crees[/Owen].- dijo y no le quité la razón.

    De vuelta al presente…

    Amy – Merelia

    Mañana

    Estaba tan concentrada viendo a Tina untar a Owen, que no era capaz de leer.- [Amy]Pregúntale si quiere que le untes el nabo, que parece que lo está deseando[/Amy].- grité al ver que seguían con el ritual de apareamiento.- [Amy]Mierda para la playa que tengo arena en el culo[/Amy].- me quejé al ver que una ráfaga de aire me metía la arena hasta en el carné de identidad.

    – [Owen]Eso esta a buen recaudo bajo el bañador[/Owen].- Owen me guiñó un ojo y Xander se metió  bajo el agua para aguantarse la risa.

    – [Amy]Demos gracias por ello[/Amy].- farfullé.

    – [Owen]¿Quieres ir al agua? Para sacarte esa arena del culo, digo[/Owen].- me preguntó entrecerrando los ojos, mientras Tina volvía a su toalla.- [Owen]O te traigo un cubito de agua[/Owen].

    Decidí ponerme en pie en vista de que cada vez llegaba más gente a la playa que no respetaba la distancia de seguridad.- [Amy]Está caliente[/Amy].- comenté al tocar el agua con los pies.

    – [Owen]Eso es Xander que ya se ha meado[/Owen].- Owen ya estaba metido hasta la cintura. No estaba tan moreno como mi primo, pero a mi lado, parecía que vivía en la playa.

    – [Amy]O tú después del masaje[/Amy].- enarqué una ceja, pero cuando Alexander me salpicó, di un grito.- [Amy]Te voy a morder y como eres un aesir, te vas a morir[/Amy].- por suerte, en la playa nadie se entera de anda- [Amy]Os voy a condenar a los dos[/Amy].- me metí a toda prisa en el agua y fui tras ellos.

    El primero que alcancé fue a Owen, me agarré a su espalda, como si fuera a montar a caballo y vale, disfruté del tacto y de su olor, pero noté algo extraño: de pronto, dejé de estar en el presente y vi un montón de imágenes a toda velocidad que se detenían en un momento concreto. Uno de la vida de Owen.

    En cuanto tomé control de mi cuerpo de nuevo, me separé de él y eché a correr en dirección a la casa.

    Abrí la puerta del jardín con manos temblorosas, después la de la casa y me tumbé en el sofá con el bañador mojado. Seguro que la tía Sasha me hacía comprarle otro, pero me daba igual.- [Tina]Amy, ¿te ha pasado algo? ¿Te ha dado un corte de digestión?[/Tina]- me preguntó Tina, que tenía cara de susto.

    Negué con la cabeza y me pasé la cara por las manos.- [Tina]¿Te ha bajado la regla?[/Tina]- se sentó a mi lado pasándome una mano por la espalda.- [Tina]Estás helada[/Tina].

    Xander entró a toda la velocidad. – [Xander]No pasa nada, solo necesita…descansar.[/Xander]

    – [Amy]Me ha bajado un poco la tensión[/Amy].- mentí y vi que Owen volvía de la cocina con un refresco de Cola que no cogí. No quería volver a tocarle.

    – [Tina]Normal, cari. Si es que estás como un espagueti[/Tina].- Tina me echó una toalla por encima y Owen, al ver que no cogía el refresco, me lo dejó al lado.

    – [Amy]Id para la playa[/Amy].- me puse en pie envuelta en la toalla.- [Amy]Gracias[/Amy].- cogí la lata y fui en dirección a mi habitación.

    – [Tina]Yo creo que se ha puesto cachonda al tocarte y no lo quiere admitir[/Tina].- bromeó Tina intentando restarle importancia, pero me sentó mal.

    – [Owen]No desprendo tanta sensualidad[/Owen].- mientras ellos cerraban la puerta de casa para volver a la playa (más valía que no nos hubieran robado nada), Alexander vino detrás de mí.

    – [Xander]¿Estás bien Ams?[/Xander] – preguntó mi primo entrando en la habitación, que todavía estaba decorada como si fuera a dormir mi prima Elle con quince años.

    – [Amy]No[/Amy].- admití dándole un sorbo al refresco.

    – [Xander]¿Quieres hablar de lo que has visto?[/Xander] – se acercó a mí y nos sentamos en el suelo, apoyando la espalda contra la cama.

    – [Amy]No puede venir más[/Amy].- sentencié.

    – [Xander]No sé qué has visto, pero estoy seguro de que esa no es la mejor elección[/Xander].- le tendí el refresco y dio un trago.

    – [Amy]No me cae bien[/Amy].- mentí.

    – [Xander]Los dos sabemos que no es verdad.[/Xander] – me recordó. – [Xander]Estás en tu casa Amy, no va a venir nadie que no quieras, pero hicimos un trato. Nos ayudamos cuando lo necesitamos.[/Xander]

    – [Amy]No puedo estar cerca de él[/Amy].- me tapé con la toalla intentando hacer un fuerte que nadie pudiera atravesar.

    – [Xander]Sea lo que sea lo que hayas visto, podemos arreglarlo. No siempre se cumplen las visiones.[/Xander] – me destapó.

    – [Amy]No soporto este poder[/Amy].-  el poder había aparecido con la marcha de Leo. Eran unas visiones como las de mi madre, pero por lo que sabía, las desencadenaba el contacto.

    Empecé a llorar sin poder controlarlo. Xander, viéndome así, dejó la lata en el suelo y me abrazó.- [Amy]No dejes que venga más[/Amy].- le pedí entre lágrimas.

    – [Xander]Si de verdad es lo que quieres, no vendrá. Pero si no, te prometo que evitaré con toda mi alma ese futuro.[/Xander] – me acarició el pelo con cariño.

    – [Amy]No vas a poder evitarlo[/Amy].- y me separé para limpiarme las lágrimas.

    – [Xander]Los Moondies lo hicieron muchas veces. No vamos a ser menos.[/Xander]- asentí sin estar muy convencida, pero no me atreví a decirle lo que había visto.

    Aún no estaba preparada para asumir que Owen Williams iba a ser el amor de mi vida y que moriría por mi culpa.

    Nothing compares, no worries or cares
    Regrets and mistakes they’re memories made
    Who would have known how bittersweet this would taste?

    Adele – Someone like you.

  • A TRES BANDAS

    Sarah – Casa de los Echolls

    Mañana

    Cuando empezó todo, a ratos me venía a la cabeza una canción que tarareaba mi madre con escaso éxito que venía a decir algo así como «qué difícil es tener dos amores y no estar loco». Lo curioso, es que al final no resultó tan difícil, aunque tuvimos que sortear muchas piedras en el camino, algunas de ellas puestas por nosotros mismos.

    El principio lo conocéis, al menos hasta que acabó «La Guerra de Moondale», pero quién iba a pensar que acabaríamos diciendo que estábamos los tres juntos. Eso no fue fruto de la casualidad, porque llegó un punto en el que Sasha era lo primero que pensaba al levantarme y mi último pensamiento antes de dormir. Lo fácil habría sido que Daniel saliese de la ecuación, pero es que cuando pensaba en ella, también estaba pensando en él.

    (más…)

  • PERSPECTIVAS

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – MAYO – MERELIA

    Apuré el paso para recorrer los últimos metros que me separaban de la estación de tren. Cuando llegué al andén, Amy ya se estaba bajando con su maleta y me buscaba sin muchas ganas. – [Xander]Siento no venir en coche.[/Xander] – me disculpé, quitándome las gafas de sol. Se notaba que en Moondale había amanecido un día fresco porque ella iba vestida de una primavera otoñal y yo del más puro verano, con pantalones cortos y una camiseta de tejido ligero. Nuestras pieles contrastaban, la suya nívea y la mía morena ya por el sol, como llevaba siendo habitual desde los últimos meses, ya llevaba casi un año en Merelia.

    – [Amy]Da igual.[/Amy]- respondió casi en un hilo de voz.- [Amy]Gracias por venir.[/Amy] – añadió sin mirarme directamente. No le di dos besos ni la mano porque no parecía tener muchas ganas de que nadie invadiese su zona de confort.

    – [Xander]No las des. Me alegra que podamos pasar algo de tiempo juntos.[/Xander] – reconocí. Estaba verbalizando lo que de verdad sentía para tratar de ayudarla a la vez. Normalmente no solía hablar tan directamente de mis sentimientos, salvo que me ayudasen a animar a gente que me importaba de verdad.

    Ella se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y tiró de su maleta. – [Xander]Deja que te lo lleve.[/Xander] – me ofrecí. Me negaba a arrastrarla y hacer tanto ruido así que la cogí por el asa, de todas maneras para mí y para cualquier Seidr, apenas pesaba.

    – [Amy]Mis padres me han pedido que venga, porque dicen que no estoy bien.[/Amy]- comentó cuando salimos al deslumbrante sol de Merelia. – [Amy]Supongo que ya lo sabes.[/Amy] – aclaró. No era el único que lo sabía ni el único que estaba preocupado. Amy siempre había tenido una personalidad diferente, pero cuando Leo se marchó de una forma poco ética, terminó cayendo en una depresión que a ratos le afectaba de forma muy intensa.

    Asentí. – [Xander]La verdad es que les pedí que te lo comentasen. Puedes tomártelo como unas vacaciones[/Xander] – me sinceré. Mis tíos estaban preocupados, querían lo mejor para Amy, pero a veces es difícil darte cuenta de que alguien tan cercano solo se preocupa por lo mejor para ti, sin juzgarte. Pensé que podía hacer algo por ella y además me apetecía que volviéramos a retomar el trato. Mis problemas con Jane habían hecho que el tiempo pasara demasiado rápido y para cuando me quise dar cuenta, mi prima y yo éramos casi extraños.

    – [Amy]No me gusta la playa.[/Amy]- replicó arrugando la nariz mientras caminábamos por el paseo. – [Amy]Soy más de bosque, de lluvia y de frío.[/Amy] – sentenció. Amy siempre había sido así, totalmente clara para sus gustos.

    Le dediqué una sonrisa. Mi prima siempre había emanado un aura…agradable. Si estaba en un día normal, seguramente terminarías pensando lo genial que era. Pero eso funcionaba en los dos extremos, cuando estaba alterada por algo, lo convertía en su único foco. En resumen, era una persona con un carácter magnético y una ira incendiaria que formaba parte de ella sin restarle un ápice de buena persona.

    – [Xander]Si prefieres hacer cualquier otra cosa, tienes la casa a tu disposición.[/Xander] – le ofrecí. La idea era que se pasara una temporada. Ahora mismo no se encontraba con ánimo de estudiar y lo había dejado hacía algo más de un año. Iba pasando por empleos de corta duración. Mis tíos estaban de acuerdo en que si quería pasar una temporada sabática no le faltaría de nada, solo querían que pudiera encontrarse a sí misma. – [Xander]Como me encanta nadar asumo que a todo el mundo le pasa igual.[/Xander] – me disculpé.

    – [Amy]Me quedaré en casa leyendo y esperando a que mis padres dejen de pensar que me voy a tirar por el balcón.[/Amy]- sentenció agarrando el asa del bolso contra su hombro. Al ver a Amy y conocer su día a día te podían pasar por la cabeza muchos juicios y muchos miedos, especialmente siendo sus padres y temiendo por ella y su felicidad. Personalmente, no creía que Amy fuera a hacer algo así, pero si era cierto que tampoco podía seguir con la misma situación. Se le notaba un aura de tristeza que iba desde su pálida piel, pasando por sus ropas oscuras y una delgadez que casaba con su constitución menuda.

    – [Xander]No creo que piensen eso. Pero lo estarán pasando mal por verte así.[/Xander] – intentar explicar lo que otros sienten respecto a una situación no es fácil, ni creíble. Sabía que mis tíos lo estaban pasando mal, que sus hermanas también y que mucha gente la echaba de menos, pero no iba a frivolizar las cosas, Amy era dueña de sus decisiones, tener una depresión no la invalidaba.

    – [Amy]Estoy bien.[/Amy]- respondió. En cierto modo, era verdad. Podía estar mejor, pero todos podríamos estarlo si ciertas cosas que no podemos controlar dejasen de suceder.- [Amy]Sobreviviré.[/Amy] – anunció, restándole importancia.

    – [Xander]Lo sé. No se lo dije para darte la lata.[/Xander] – le aclaré. No quería que pensara que esto era una especie de intervención, Amy no necesitaba eso en ese momento. Lo único que intentaba darle era un respiro. – [Xander]Se lo dije para darte un sitio en el que desconectar.[/Xander] – añadí.

    – [Amy]San Xander.[/Amy]- replicó sonriendo ligeramente. Por pequeña que fuera la sonrisa, fue como si el sol de Merelia estuviese más brillante.

    – [Xander]Si, ya, todo un modelo a seguir.[/Xander] – me burlé, devolviendo la sonrisa. – [Xander]¿Sabes que la casa de Merelia está llena de juegos de mesa?[/Xander] – comenté. De pequeños Amy, Ellie, Kay y yo dormíamos muchas veces en las casas de unos u otros y nuestro momento favorito era la hora de los juegos de mesa.

    – [Amy]Una pena que no tengas amigos.[/Amy]- replicó, burlándose de mí. Parecía estar ganando algo de confianza. Lo agradecí, no solo por sí misma, si no porque en el fondo, pese a que veía a Owen, Noah y Ellie a diario y a Dante y Kay de vez en cuando, yo también la necesitaba. La casa de Merelia se me estaba haciendo demasiado grande.

    – [Xander]Pero tengo una prima que siempre ganaba.[/Xander] – le recordé. Entre ella y Kay se solían repartir las victorias, por eso si hacíamos equipo yo siempre iba con Kay y ella con Ellie.

    Amy no respondió. Caminamos durante un rato y la noté pensantiva. No tardé en saber el motivo. – [Amy]¿Qué tal está Ellie?[/Amy] – preguntó, sin fijar en mí sus ojos. Habíamos caído en lo mismo. Ellie y Amy habían sido uña y carne prácticamente desde que nació mi hermana, pero con los años llegó un punto en el que empezaron a alejarse como si siguieran trayectorias diferentes y creo que ni ellas mismas sabían el motivo, pero ambas se echaban de menos. Creo que Ellie se protegía, pensando que molestaría a Amy si hablaba con ella.

    Le dirigí una mirada cercana. – [Xander]Bien, parece que Idris la hace feliz, aunque con Ellie nunca se sabe, siempre es feliz.[/Xander] – dije, poniéndola al día. Idris y ella pasaban mucho tiempo juntos, tanto en persona como a través de otros medios. Aún no habían confirmado nada entre ellos, pero era como repetir lo de mis padres, evidente para todos menos para ellos porque tenían miedo. – [Xander]Si quieres hablar con ella, seguro que tiene ganas de verte.[/Xander] – añadí. Como ya había dicho, mi hermana era una persona muy centrada y feliz. Quizá sonaba a adoración pero así era, era de las mejores personas que podía tener en mi vida. Sabía que estaría deseando volver a llevarse bien con ella.

    – [Amy]No, no…la quiero molestar con mi nube negra.[/Amy]- esquivó mirando al frente. Me sentí mal por verla así, pero me contuve, no convenía presionar. – [Amy]Me vale con saber que está bien.[/Amy] – añadió. Eso me sonó a lo mismo que me decía yo respecto a Jane. No era más que una mentira repetida mil veces.

    – [Xander]Amy, no molestas. A nadie.[/Xander] – le dejé claro. Una cosa es que no controles lo que alguien piensa y otra que te pueda gustar ver cómo se menosprecian. Amy merecía saber que era importante. – [Xander]Cuando te veas con ganas Elle va a estar ahí, igual que todos[/Xander] – añadí, para que supiera que no había prisa.

    – [Amy]Ya…[/Amy]- respondió, suspirando.

    – [Xander]Y yo no te voy a dar la tabarra pero si quieres hablar de algo, aquí me tienes.[/Xander] – dije, pensando que no haría falta repetirlo, pero a la hora de la verdad terminé diciéndoselo más veces. Alguna de ellas hablamos, otras no.

    – [Amy]Owen está muy enamorado de ti.[/Amy]- me miró, fingiendo estar muy seria.- [Amy]Deberías darle una oportunidad.[/Amy] – añadió.

    – [Xander]Lo sé, pero el pobre no es correspondido.[/Xander] – dije encogiéndome de hombros. La realidad era que Owen tenía tanto miedo al amor como Amy a socializar. – [Xander]Creo que lo va llevando, me ha dicho un pajarito que pasa bastante tiempo con mi prima.[/Xander] – comenté. Sabía que habían quedado alguna que otra vez como amigos para comer en algún sitio y pasar el rato. Conocía a Owen lo suficiente como para saber que no lo hacía como caridad, si no porque de verdad le interesaba pasar ratos con ella. Me pregunté si Amy lo sabría. Aun así, agradecí que le ofreciera una amistad más a la que aferrarse para superar el bache. Cuando estamos en un mal momento, necesitamos cosas que siempre vayan a estar ahí, pase lo que pase. Owen era una de esas personas.

    – [Amy]¿Owen y yo?[/Amy]- preguntó, negando con la cabeza. – [Amy]Ni de coña.[/Amy] – sentenció. Me reí al ver su respuesta.

    – [Xander]Créeme, tengo ojo para esas cosas.[/Xander] – añadí mirándola, sin dejar claro si estaba bromeando o no. A mí me parecía que hacían buena pareja, pero ellos no tenían por qué opinar lo mismo y al final, eran los que decidían. Por parte de Owen me parecía saber la opinión, pero Amy en ese momento no estaba lista para planteárselo siquiera.

    – [Amy]Pues con JJ no te ha funcionado muy bien.[/Amy]- replicó. Sé que no lo dijo por mal, pero pese a todo, pese a haberme alejado y no verla a diario, pese a lo que dijo aquél día cuando me sinceré, todavía pensaba en Jane y en cómo podría haber sido. La realidad tras haberme ido fue que después de los primeros meses en los que duró el enfado, vino el frío sentimiento de no verla siquiera. A veces me engañaba a mí mismo pensando que Jane no parecía ella misma aquella noche.

    – [Amy]Eh, lo siento.[/Amy]- se disculpó al ver mi cara.- [Amy]No quería herirte.[/Amy] – añadió. Debí poner un gesto que daba pena, porque eso era lo que veía en sus ojos. Muchas veces pensaba si para la gente sería Xander el penas, el que lleva toda la vida llorando por una chica que no le quiere. No quería que nadie me colocase una etiqueta, pero tampoco iba a ser diferente a cómo me sentía.

    – [Xander]No, no te preocupes. No se puede huir siempre.[/Xander] – admití. Huir no fue la mejor de las opciones. Tenía cosas buenas, pero había sido duro separarme de las personas que me importaban, incluso teniendo medios para verlas en una fracción de segundo. Al final, no siempre quería molestar a Noah pidiéndome llevarle y terminé recurriendo al portal que usaban mis padres, que estaba a media hora andando.

    – [Amy]Te equivocas: sí se puede.[/Amy]- respondió, completamente convencida.- [Amy]Lo que no se puede es sufrir eternamente.[/Amy] – añadió. Tenía razón en parte. Ojalá hubiera podido hablar con Leo para que enmendase las cosas. Llevaba algo más de un mes desaparecido del mapa, tanto a nivel familiar, como a nivel de prensa. La gente ya empezaba a hablar de que se había separado del grupo. Al principio me preocupé, pero sus padres y su hermano seguían en contacto. Había pasado algo grave, pero no querían quitarle el derecho a contarlo él mismo.

    – [Xander]No se olvida, Amy, sigue doliendo cuando lo recuerdas. Pero menos.[/Xander] – confesé. Pensé que Amy y yo podríamos ayudarnos mutuamente, pero no había sido consciente de cuánto se parecían nuestras situaciones hasta ese momento. – [Xander]Es aprender a vivir con ello. Lo de Leo no fue culpa tuya.[/Xander] – le aseguré.

    – [Amy]Sí lo fue.[/Amy]- replicó, mirando al horizonte. – [Amy]Pensé que sería feliz si yo le daba una familia en la que no se sintiera diferente y me equivoqué.[/Amy] – aclaró. Mi primo siempre fue taciturno y serio, le gustaba más la música que las personas o al menos eso parecía. Le daba muchas vueltas a no haber nacido Rakkthathor como Noah, se sentía demasiado diferente a su propia familia y al final lo interiorizó de una manera que parecía creer que no merecía estar con ellos. Amy lo mordió siendo muy pequeño, siempre pensé que había sido un accidente pero ahora estaba reconociendo que lo hizo por darle una familia y que no se sintiera diferente. La duda que me queda es, si Leo empezó a sentirse diferente siendo más mayor, ¿cómo lo sabía Amy por aquél entonces? Quizá solo se había confundido, justificándose. O quizá fuera otra cosa.

    – [Xander]Amy, eras pequeña, querías ayudarle.[/Xander] – respondí, estudiando su reacción. Ella no se inmutó, parecía segura de lo que había dicho. – [Xander]Leo no se fue por ser un licántropo, se fue por la música. Y fue él el que se equivocó al no mantenerse en contacto, seguramente por miedo a haberte fallado.[/Xander] – mi primo adoraba la música y cuando se le presentó la oportunidad, siguió su sueño sin mirar atrás. El problema estaba en que su oportunidad se presentó siendo muy joven y la forma en la que se fue no había sido la mejor. Había mantenido más o menos el contacto con todos en el grupo familiar, pero con Amy no, sus relaciones se habían cortado. Supongo que se pelearon y él no quiso hacerle más daño, se extirpó de su vida pensando que eso era lo mejor y se equivocó totalmente. No quería pensar en otras opciones.

    – [Amy]Prefiero no hablar más de él.[/Amy]- respondió. Asentí, si necesitaba un respiro, Merelia le vendría bien. Leo nunca había estado allí. Además, Amy había nacido en Merelia, estaba conectada a ese lugar.- [Amy]Mi vida ha girado mucho tiempo a su alrededor[/Amy] – sentenció. Deseé que así de fácilmente pudiera pasar página, pero a veces no podemos dejar a algunas personas atrás. Es más sencillo cuando ninguna de las dos personas está ya interesada en lo que puede aportar la relación o cuando sabes que la otra persona no merece la pena. Por desgracia, ni Amy estaba segura de que Leo fuese mala persona ni yo conseguía quitarme de la cabeza mi amistad con Jane.

    – [Xander]Pues ya sabes, empieza una nueva. Preferiblemente en la que podamos pasar algo de tiempo juntos si no es mucho pedir.[/Xander] – repliqué con una sonrisa. Me emocionaba la idea de poder llevarnos bien, como hijo de los Moondies, siempre había querido que los demás pudiéramos tener algo así, pero no había podido ser.

    – [Amy]Os ha dado por mí.[/Amy]- replicó ella. Supe que lo decía por mí y por Owen, con el que pasaba también bastante tiempo. Parecía disfrutar de su compañía.

    – [Xander]Es que tienes encanto natural.[/Xander] – admití. El carisma que había comentado antes, esa sensación de ser magnética.

    Ella me hizo una peineta y me acordé de esa Amy que siempre nos hacía reír.- [Amy]Soy irresistible.[/Amy] – replicó.

    – [Xander]Vas a tener Merelia a tus pies.[/Xander] – añadí, disfrutando de verla sonreír. La verdad es que no solo ella lo estaba haciendo. Sentía que Amy me entendía completamente respecto a Jane, sin juicios, sin peros.

    – [Amy]¿Y si me caso contigo? [/Amy]- preguntó. Un par de ancianos nos miraron con cara ilusionada mientras hacían su paseo de la mañana. Me sonrojé, había entendido la referencia.

    – [Xander]No te burles del pequeño Xander.[/Xander] – le repliqué. De pequeños Amy y yo pasábamos bastante tiempo juntos y antes de saber lo que significaba, siempre le pedía que nos casáramos, pensaba que era una forma de no separarse de una persona.

    – [Amy]»Si no le decimos a nadie que somos primos: podemos casarnos».[/Amy]- respondió, imitándome mientras ponía caras. Mi rostro seguía rojo.

    – [Xander]Eh, vale.[/Xander] – me defendí, echándome a reír. Eché de menos que mi hermana estuviese con nosotros. Quería mucho a Amy, siempre la había idolatrado.

    – [Amy]»Tu pelo es taaaaan rojo»[/Amy]- continuó. Con los años el de Kay y el de Vera eran los que se habían quedado de un rojo intenso mientras que el de Amy era cobrizo.

    Negué con la cabeza, a Amy le encantaba avergonzarme. – [Xander]Todavía no sabía de lo que hablaba. Ni que los primos no se casaban…normalmente.[/Xander] – aclaré, por si alguna pareja de primos casados me escuchaba y le parecía mal que dijera lo contrario. Uno nunca tiene que meterse en lo que decida cada uno para su vida.

    – [Amy]No tengo pensando casarme con ninguno de mis primos.[/Amy]- aseguró, pensativa. – [Amy]Bueno, con Ellie quizás sí.[/Amy] – sentenció, antes de echarse a reír.

    – [Xander]Seguro que a Idris no le importa.[/Xander] – admití riendo con ella. Durante un momento, habíamos vuelto a ser nosotros mismos.

    Al final, Amy se quedó en Merelia más tiempo del que pensábamos cualquiera de los dos y creo que los dos agradecimos tener a alguien que nos entendiera y que nos acompañase en nuestra soledad.


    UN AÑO MÁS TARDE

    MAÑANA, JUNIO – ESCUELA LEGADO

    El tiempo pasa increíblemente rápido. Gracias a la compañía de Amy, la estancia en Merelia se hizo mucho más llevadera. Nos ayudábamos cuando lo necesitábamos y nos dejábamos espacio cuando queríamos estar solos. Owen y Noah venían de vez en cuando y jugábamos a juegos de mesa, a veces también con una chica con la que mi primo parecía estar muy encariñado. Otras veces venía solo Owen e íbamos al cine o a dar una vuelta.

    Amy trabajaba en los chiringuitos de la playa en verano y en invierno había encontrado trabajo en un italiano de la zona bastante famoso. No parecía un trabajo que le llenase pero por el momento le había mantenido entretenida.

    Al final, la tediosa carrera de Psicología se terminó y llegó el momento de buscar trabajo, algo que no me resultó especialmente difícil siendo hijo de los dueños de la mitad de la Escuela Legado. Pese a todo, especifiqué claramente a mis padres que quería un puesto bajo y ellos lo aceptaron. Prefería ascender ganándomelo.

    – [Sarah]Estás moreno, Oruga[/Sarah].- replicó mi madre estrujándome con sus fuertes brazos. Guardé las gafas de sol en la mochila y disfruté de su cariño. Les había echado de menos.

    – [Xander]Mamá no me llames Oruga que te puede oír la gente.[/Xander] – respondí. Era el mote que me habían puesto desde pequeño porque se suponía que era un poco dramático y me parecía a una «orugrita». Por suerte Amy no había llegado aún para sumarse a mi madre. Me había acompañado en el viaje, pero había pasado por casa para saludar a sus padres antes de venir a la Escuela. Había pensado hablar con mis padres y buscarle también a ella un hueco.

    – [Sarah]Después de parirte durante catorce horas, te pienso llamar como me dé la gana[/Sarah].- respondió con una sonrisa. Eso era más o menos lo que le decía también a mi padre y mi otra madre cuando se quejaban por tener que hacer algo.

    – [Xander]Mamá Sasha va a ser mi favorita.[/Xander] – le respondí, picándola, pero mi madre era inmune a los celos, incluso de broma. Supongo que en parte era el secreto de su maravillosa relación, que ninguno de ellos había pensado nunca que alguno quisiera más a otro. Simplemente se querían todos de una forma inspiradora. – [Xander]Ya no vais a volver a echarme de menos.[/Xander] – comenté. Antes les seguía viendo pero con las clases y las obligaciones de todos, era más difícil. Ahora iba a trabajar allí a diario aunque viviera en la casa de Merelia así.

    – [Sarah]No voy a llorar, no voy a llorar…[/Sarah]- sonrió, emocionada. A veces me paraba a pensar si todas las madres querrían tanto a sus hijos y serían tan maravillosas como la mía. Mamá Sasha también nos quería mucho, pero lo demostraba de una forma menos evidente que ella.

    – [Xander]Tengo ganas de ayudar a esos niños y niñas.[/Xander] – admití. La Escuela Legado ayudaba a continuar con los estudios formales a personas que por su condición no podían o no querían estar en los colegios, institutos o universidades habituales, pero también a aceptar y controlar las condiciones especiales de cada uno. Por fin iba a poder trabajar con personas que necesitasen mi ayuda, asesorarles para poder convivir con algo con lo que habían nacido.

    – [Sarah]Lo vas a hacer muy bien[/Sarah].- respondió, orgullosa, colocándome el cuello del polo, que se había torcido por la mochila.

    – [Xander]He tenido una buena maestra.[/Xander] – admití, mirándola. – [Xander]¿Qué…? No, lo digo por la tía Diana.[/Xander] – nos echamos a reír. – [Xander]Es broma, mamá. Te quiero.[/Xander] – le pasé una mano por los hombros y empezamos a subir las escaleras hasta la sala de reuniones.

    – [Sarah]Yo también te quiero[/Sarah].- respondió mi madre.- [Sarah]¿Vas a ir a la fiesta?[/Sarah] – preguntó al cabo de un rato. «La fiesta» era la celebración del cumpleaños de Owen. En otra situación, no habría habido nada que evitase que fuese a la fiesta de mi mejor amigo, pero Jane era su melliza así que la fiesta era para ambos, y no quería fastidiarle un día especial.

    – [Xander]No, voy a ir echando un vistazo a los expedientes de los niños.[/Xander] – comenté, intentando parecer despreocupado. – [Xander]Mañana lo celebro con Owen. Vamos a ir de tapas por Merelia. Amy viene también.[/Xander] – le expliqué. Me gustaba hacer las cosas bien en parte porque mi madre SIEMPRE hacía las cosas bien, así que se lo aclaré porque no quería que pensara que iba a hacerlo mal con mi mejor amigo.

    – [Sarah]¿Estás huyendo de Jane?[/Sarah]-  preguntó ella. Después de mí y no sé si Jane, mi madre había sido la persona que más había sufrido con nuestra pelea. Me dolía no poder contentarla, pero en su día lo intenté y no salió demasiado bien.

    – [Xander]No quiero forzar una situación tensa para nadie. Es mejor así.[/Xander] – aseguré, mientras nos separábamos para entrar a la sala.

    – [Sarah]Es una pena que estéis así.[/Sarah]- dijo, encendiendo la luz de un pequeño despacho anexo a la sala de reuniones. Tenía una amplia ventana tras el escritorio, la luminosidad me vendría muy bien.

    – [Xander]Ya. He aprendido a aceptarlo.[/Xander] – le aseguré, para que no se preocupase por mí. Me pasó una mano por el hombro antes de ir a buscar los expedientes.

    Me quedé solo en la sala, pensativo. Mi situación respecto a Jane había cambiado bastante en el último año. No la relación en sí, si no mi pensamiento al respecto. Amy me había ayudado mucho, esperaba haberla ayudado yo a ella tanto como ella a mí. Gracias a su apoyo, había decidido enviarle un regalo de cumpleaños y pensar una manera de arreglar nuestros problemas. Ella no quería que estuviésemos juntos, pero podíamos hablarnos. Solo me faltaba reunir las fuerzas para hacerlo.

    Mi madre volvió al cabo de un rato. – [Xander]¿Qué, ya tenéis las maletas listas para la «luna de miel»?[/Xander] – pregunté mientras los colocaba ordenadamente en mi nueva mesa.

    – [Sarah]No me hace mucha gracia que las dos dejemos Moondale[/Sarah].- comentó, preocupada. Ese día, en unas horas, los tres cogían un vuelo a Roma para pasar una semana de viaje por Italia y las islas del Mediterráneo. Había costado el esfuerzo aunado de toda la familia convencerles de tomarse un respiro merecido después de tantos y tantos años aguantando el tipo. Si no llega a ser porque entre todos les pagamos el viaje como regalo de cumpleaños de los tres, creo que nunca se habrían atrevido a marcharse.

    – [Xander]No pasa nada. Siempre decís que lleva años tranquilo, no pasará nada por unas noches.[/Xander] – la tranquilicé. – [Xander]Y los demás se quedan.[/Xander] – añadí. Si pasaba algo, entre todos podríamos arreglárnoslas para solucionarlo. Dom ya estaba preparado para patrullar y los demás ya se habían ofrecido también. Para no romper la costumbre, a mí me habían mantenido al margen.

    – [Sarah]Ya[/Sarah].- replicó. Hasta que no se viese allí no estaría menos preocupada y aun así, seguramente se pasaría la semana pensando que se iba a encontrar un cráter al volver a Moondale.

    – [Xander]Anda mamá, disfrutad. Lleváis muchos años aguantando por los demás.[/Xander] – le di un beso en la frente.

    – [Sarah]¿Y tú, cuándo te vas a permitir ser feliz?[/Sarah]- preguntó, mirándome. Con mi madre no había disimules, ni corazas, ni nada de nada. Sabía con solo mirarme a los ojos que mi corazón siempre iba a latir por Jane.

    – [Xander]Soy feliz. Estoy bien.[/Xander] – aseguré sonriendo. No mentía, había aprendido a ser feliz con lo que tenía. ¿Preferiría llevarme bien con Jane? Por supuesto. ¿Me habría encantado estar junto a ella? Claro. Pero si no podía ser, tampoco podía hundirme. Tenía mucha gente que me quería y se preocupaba por mí y no podía permitirme hacer caso omiso de su cariño centrando mi vida solo en lo que no tenía.

    – [Sarah]Eso espero[/Sarah].- me pasó una mano por la mejilla con cariño. Asentí y le dediqué una sonrisa.

    Mi padre y mi otra madre se unieron unos minutos después y terminé sumido en un abrazo repleto de amor Echolls que invocó a Ellie, que no se podía perder una reunión familiar emotiva. Aprovechamos para pasar un rato todos juntos antes de que Ellie les llevase al aeropuerto con instrucciones expresas de obligarles a pasar el control.

    Cuando me quedé solo, me puse a trabajar, intentando atar mi mente a cada uno de aquellos chicos y chicas que necesitaban mi ayuda. Comí con Nate, Owen y Amy en el restaurante que quedaba frente a la Escuela y disfruté de mi regreso a Moondale. A veces la felicidad es más sencilla de lo que parece.

  • DOS CORAZONES

    NOAH ARKKAN

    NOCHE – LOUNA

     

    Han sido unos días bastante ajetreados, incluso para mí, así que tengo que escribir con pausas, recuperando momentos concretos de mi memoria genética. Necesito que sea preciso porque en mi mente está empezando a crearse un cisma del que no sé cómo salir.

    Todo empezó unos días después de que Lexie y yo volviésemos a estar bien. Habíamos aprovechado la semana entre clases para pasar tiempo juntos como antes y ahora que sabía mi secreto, parecía que éramos aún más cercanos, aunque seguía sin saber demasiado de ella y de su entorno.

    Resultaba agradable reir juntos, pese a que había momentos en los que seguía sin saber cómo actuar, si demostrarle que me interesaba o no, porque temía perderla como amiga y si ella no había hecho ningún movimiento ahora que sabía que no era gay, probablemente fuera que no le interesaba.

    La primera parte del problema radicaba ahí, en que pasar tiempo con Lexie, compartiendo mi secreto, animándome a usar mis poderes para ir a sitios y hacer cosas divertidas juntos, me hacía sentirme cerca de ella y plantearme si debía relegar mis sentimientos a un cajón y conformarme con la amistad o ir más allá.

    Ese día Lexie terminó por convencerme de confesar mi secreto a Niall. Desde que pasábamos más tiempo juntos teníamos miedo de dejarle de lado, pero era difícil si no sabía mi secreto. Así que la mejor forma era confiar en él.

    Tampoco creas Destina, que es algo fácil, una idea que se te ocurre y dices, eh, voy a contarle mi secreto, ¿qué podría pasar? ¿que se reabra la Iniciativa y me conviertan en un experimento en un laboratorio? ¿que me tomen por un demonio bíblico y me quieran quemar? ¿que el Gobierno descubra la cantidad de sobrenaturales que hay en Ripper y lo acabe con un bombazo como estaban a punto de hacer en aquél futuro que vio mi padre? Eran demasiados riesgos, pero al final lo que había sobre la mesa era decidir si la amistad con Niall merecía la pena o no.

    Iba a ser un fin de semana movido. El sábado tenía mi cita con Allie en Louna, mi segundo «problema», luego entraré en detalles. Así que el viernes por la tarde, quedé con Niall y Lexie y después de repetir la bochornosa escena de cogerles en brazos, me los llevé al primer sitio que me pasó por la cabeza con los nervios.

    – [Lexie]¿Estamos en París?[/Lexie]- preguntaó Lexie, emocionada. Me dio pena decirle que no.

    -[Niall]La verión casposa de París.[/Niall] – replicó Niall, que parecía estar llevando muy bien el hecho de acabar de descubrir que los poderes existían, salvo que no acabara de hacerlo y él también tuviese un secreto.

    – [Noah]Las Vegas. Cruzar el charco me parecía mucho para la primera vez.[/Noah] – expliqué. No, no soy un fan de Las Vegas, pero me acordé de eso que decía Lexie de que solo se casaría en Las Vegas, sola. Esperé a ver cómo reaccionaban, concretamente Niall, Lexie ya estaba más o menos curada de espanto con mi poder. – [Noah]De ahí viene lo de ser inquieto, Niall.[/Noah] – le aclaré. Técnicamente sí tenía TDAH, pero cuando te acostumbras a que el resto del mundo sea lento para ti, es difícil no serlo. Al menos yo no sabía no serlo. Tampoco sé exactamente cómo se sienten los que lo tienen sin pasar por un poder como el mío, así que no suelo meterme en el mismo saco para no trivializarlo.

    – [Niall]Ahora tiene sentido que seas tan culo inquieto.-[/Niall] – sentenció él, sonriendo. Niall era un tipo muy zen, un buen amigo desde el principio, pero hablaba muy poco de su vida. Era mayor que nosotros, pero empezó en el Hedy Lamarr cuando lo hice yo. Solo sé que venía de un pequeño pueblo y que no podía derrochar, económicamente hablando. Era uno de los motivos por los que Moondale tenía tanta movilidad de residentes, por los alquileres y matrículas más bajos. Otro de los motivos era la Misthral, la fuente de magia que atraía a los sobrenaturales e influía directamente sobre el primer motivo, por las víctimas de los vampiros y en general una mortalidad llamativa. Y la tercera era la mezcla cultural que atraía el turismo, era la Europa que puedes visitar sin ir a Europa.

    – [Lexie]Eres la versión Moondie de Barry Allen[/Lexie].- dijo ella sonriendo. Yo era más del Wally West de la ‘silver age’ pero Barry también estaba bien. – [Lexie]Pero Las Vegas es un poco cutre[/Lexie]. – al escucharla decir eso intenté buscar el momento en el que decía lo de casarse y me di cuenta de que no había sido ella, si no Allie. Maldita sea, ¿cómo podía haberlas confundido? Si no se parecían en nada. Sí, ya he dicho antes que luego entraría en detalles pero el resumen es que mi problema es que estoy confundido porque me gusta mucho pasar tiempo con Allie, pero también con Lexie y ya no sé con quién de las dos prefiero estar, así que no me atrevo a dar el paso con ninguna.

    – [Noah]¿Quéreis ir a otro sitio? Cuando le cuente mi otro secreto podremos ir donde queráis.[/Noah] – comenté, esperando el momento idóneo para transformarme. No penséis que no me sentía orgulloso de mi aspecto Rakkthathor, para nada, pero para no destacar ni provocar el pánico entre la gente, era más fácil parecer humano.

    – [Niall]Antes de irnos me gustaria ir a algun teatro para probar suerte, dicen que tengo una voz vibrante.-[/Niall] intervino Niall, sonriendo. Le había escuchado cantar un par de veces y tenía una voz impresionante, pero no se atrevía demasiado a cantar delante de mucha gente. Y eso que normalmente era desinhibido.

    – [Lexie]Si te haces famoso, no te olvides de nosotros[/Lexie].- replicó Lexie. Había barajado varias veces la teoría de que Lexie venía también de un hogar humilde, como Niall, aunque a ella le avergonzaba. Pero no todo encajaba en esa historia, a veces llevaba cosas que no parecían nada baratas.

    – [Niall]Pero si estas forrada…-[/Niall] sentenció Niall. Lexie le dio un codazo, pero aunque me hiciese el despistado conmigo no funcionaban esas cosas.

    – [Noah]Tengo la sensación de que me pierdo algo, pero cada uno debe decir lo que quiera decir.[/Noah] – comenté, tratando de dejar claro que mi amistad con ellos no se iba a basar en lo que me contasen. Yo había contado mi secreto y ellos tenían que decidir si compartían los suyos o no. – [Noah]Yo ya he tenido bastantes secretos con vosotros.[/Noah] – les indiqué. Hice una seña y nos fuimos a un sitio apartado de la vista, aunque allí nadie se extrañaría demasiado al verme en mi forma de demonio, lo tomarían por parte de un espectáculo.

    – [Niall]Lo siento, tienes razón. Tengo que confesaros algo… soy gay.-[/Niall] replicó Niall, que no se inmutó al verme. Me imaginé a mi mismo en un manga, transformado delante de ellos con una gota en la frente.

    – [Lexie]El plot twist habría sido que fueras hetero[/Lexie].- replicó Lexie, poniendole una mano en el hombro.

    – [Noah]Decepcionantemente poco sorprendido…[/Noah] – pensé para mí mismo. O Niall era tan zen que todo le daba igual o había algo que no estaba contando.

    – [Niall]Esta bien, puestos a sincerarse.-[/Niall] hizo un gesto con la mano y soltó un grito leve, pero que partió en pedazos un viejo cartel de plástico y «despelucó» como diría Lexie un árbol cercano. Grito sónico.

    – [Noah]Eso explica lo de la falta de sorpresa.[/Noah] – sentencié, riéndome. Así que Niall también había sido un sobrenatural todo ese tiempo. Eso explicaba lo de no cantar en público, quizá tenía miedo de «volar la peluca» a quien le escuchara.

    – [Lexie]Bueno, pues ya nos hemos sincerado todos[/Lexie].- añadió Lexie, mirando a nuestro alrededor, distraída. No quería presionar, pero era un pequeño estigma entre nosotros su gran secretismo. No hacía falta contárselo todo, pero teníamos confianza y era evidente que algún secreto importante guardaba. No es que tuviese que contarlo por mí, si no por ella misma, para apoyarse en nosotros con lo que fuera que le pasaba.

    – [Noah]A ti tampoco es que te resultase lo más raro de este mundo cuando te hablé de demonios. Ni siquiera me preguntaste qué es un demonio cruzado.[/Noah] – me di cuenta de que quizá estaba presionando demasiado al compartir mis observaciones y me quedé un poco helado. Desventajas de que tu lengua sea tan rápida como tu cerebro. Destina, recuérdame que no diga esa frase en voz alta delante de Allie.

    – [Lexie]Soy una persona inteligente[/Lexie].- replicó, mirándome fijamente, muy seria. Sus penetrantes ojos azules me taladraron y reculé.

    – [Noah]No te falta razón.[/Noah] – comenté, dejándolo pasar. – [Noah]Bueno, ¿dónde vamos?[/Noah] pregunté. Al mover las manos me di cuenta de que aún estaba en forma Rakkthathor.

    – [Lexie]Con esa pinta, no creo que vayas a ningún sitio[/Lexie].- me recordó. Cambié a mi forma humana y me vestí sin que nadie me viese. Sí, resulta un poco raro estar desnudo de Niall y Lexie incluso aunque fueran incapaces de verme.

    – [Niall]Bueno yo puedo ir volando a donde queráis, pero no precisamente en este momento.-[/Niall] – dejó caer, críptico.

    – [Noah]¿Volando? ¿Tienes más de un poder? ¿O…[/Noah] – o era otra cosa. En este mundo hay muchos tipos de sobrenaturales, Destina.

    – [Niall]O otra cosa.-[Niall] añadió. Así que Niall también tenía un secreto doble. Sobrenatural y con poder, un combinación no muy habitual, pero cuya presencia aumentaba enormemente si te acercabas a la Misthral. Si el mundo necesitaba nuevos Daë, quizá Niall y yo podríamos ser dos de ellos.

    – [Noah]Soy medio demonio, si quieres contarlo, adelante.[/Noah] – le recordé. Me gustaban las adivinanzas desde pequeño, y los juegos de misterios y puzzles, así que barajé las posibilidades en mi mente. Si no era por poderes, podía ser un demonio alado, un aviántropo o un elemental de algún tipo. Salvo que fuese un hechicero o brujo y volase con su magia.

    – [Lexie]¿Nos vamos a un casino?[/Lexie]- propuso Lexie.

    – [Niall]Si ganamos en el blackjack tienes que contar algo de ti.-[/Niall] Niall la miró fijamente, alzando una ceja. – [Niall]Soy aviantropo.[/Niall] – añadió, sin apartar la mirada. Asentí, con una ligera sonrisa. En realidad tenía muchas preguntas sobre los aviántropos pero me las callé para no atosigarlo.

    – [Lexie]No tengo nada que contar[/Lexie].- sentenció Lexie, encogiéndose de hombros. Estaba empezando a disimular mal, como si estuviera deseando dejar salir algo de sí misma.

    – [Noah]No pasa nada si no le apetece contarlo. [/Noah] – comenté, intentando ayudarla.

    – [Lexie]Es que no tengo nada que contar[/Lexie].- su voz sonaba nerviosa, como si estuviera inmersa en un debate eterno, como si temiese decir la verdad.

    – [Noah]Lexie, cada uno es libre. Para mí por ejemplo es un alivio que lo sepáis. Quizá para ti también lo sería.[/Noah] – no sabía qué más decir, a veces cuanto más piensas una respuesta menos idea tienes de qué decir. Lo que estaba claro es que Niall sí sabía su secreto.

    – [Niall]Tienes más cara espalda.-[/Niall] añadió Niall, mirándola fijamente. Ella le mantuvo la mirada y entonces chasqueó los dedos. Al principio no nos dimos cuenta, pero pronto escuché un sonido de succión.

    Me giré y vi…es difícil de explicar Destina, pero estaba allí, de pie, enrollándome con Niall, pero él estaba también a mi lado. Usé mi velocidad para analizarlo, tenía que ser una ilusión, pero embriagaba a todos los sentidos, era casi imposible distinguirla de la realidad.

    – [Noah]No sé si son ilusiones o fantasías.[/Noah] – repliqué riendo. No me molestaba verme así con Niall, creo que ambos teníamos claro que no éramos del tipo del otro, solo amigos. Chasqueó de nuevo los dedos y la siguiente visión sí me traumatizó. Era mi hermano mayor sin camiseta, por suerte Niall y yo ya no estábamos de fondo.

    – [Niall]Ahora nos vamos entendiendo.-[/Niall] – sonrió Niall.

    – [Noah]¿Qué le pasa a todo el mundo con mi hermano?[/Noah] – pregunté, llevándome la mano a la frente.

    – [Niall]¿Pero tu lo estas viendo?.-[/Niall] sentenció él, señalando la ilusión. Se hizo el silencio. Él dramatizó, llevándose una mano a la frente para quitarse el sudor. – [Niall]Que calentón más tonto.-[/Niall] – Lexie saltó en mi ayuda y chasqueó de nuevo los dedos. Mi hermano descamisado pasó a ser una versión en bikini de Kaylee, algo más desmejorada por la perspectiva de Lexie, que aún no había arreglado las cosas con ella. Intenté no mirar a Kaylee, que de cuerpo parecía bastante realista, y le hice una seña para que lo quitase.

    – [Niall]Qué bajón…[/Niall]- se quejó Niall.

    – [Lexie]Puedo proyectar ilusiones[/Lexie].- comentó, restándole importancia, aunque no estaba muy seguro de que la intención real fuese restarla. Me reí, conocía bien a Lexie.- [Lexie]Tampoco es que sea una de las Embrujadas[/Lexie]. – aseguró. A Elle, Kay y Amy les encantaba. Por un momento pensé si no podríamos empezar a hacer algo por volver a estar todos juntos.

    – [Noah]Pues sí que teníamos secretos después de todo este tiempo.[/Noah] – respondí, aliviado. Aun así Lexie tenía un secreto más profundo, la raíz de su forma de actuar, de todas las veces en las que había intentando huir. Pero era su decisión si lo compartía o no.

    – [Lexie]Tampoco hay que contarlo todo el primer día[/Lexie].- farfulló, algo molesta.

    – [Noah]No te enfades, simplemente me alegra saber más de vosotros.[/Noah] – temí haberla cagado pero ella me sonrió y se acercó para darme un beso en la cara.

    A partir de ese momento tratamos de pasar una noche divertida, aunque no fue en Las Vegas donde nos quedamos. Era agradable tener amigos con los que compartir tanto. Aunque en mi pecho siguiera instalada la duda de si lo que sentía por Lexie era algo más.

    Por si ya tenía pocas dudas respecto a lo que sentía por Lexie, el sábado me pasé el día nervioso e inquieto, pensando en la «cita» con Allie. La noche anterior me había dejado a punto de decidirme por decirle a Lexie cómo me sentía, pero en cuanto estuve en Louna, frente a Allie, tan guapísima y arreglada como siempre, dejé de tener nada claro. De hecho a ratos me costaba hasta pensar, Destina.

    Caminamos por la playa disfrutando de uno de los helados de Arthur.

    – [Noah]Siguen siendo los mejores helados.[/Noah] – comenté. Me sentía extraño caminando a su lado, no dejaba de pensar en si la gente que nos cruzábamos estaría preguntándose qué hacía esa muchacha tan impresionante, con unos vaqueros ceñidos, un top que dejaba a la vista el ombligo y tacones altos con un tipo delgado vestido con una camiseta de Thor y unos vaqueros sencillos.

    – [Lexie]Lo sé.[/Lexie]- dijo lamiendo el helado mientras yo luchaba para evitar que mi mente hiperactiva tuviese pensamientos impuros. Pero te juro Destina que el chocolate se derretía antes de tocar su lengua.

    – [Noah]¿Cómo es que has terminado en la Universidad de Moondale?[/Noah] – pregunté, cambiando a un tema que no me terminase haciendo vibrar como el mando de una videoconsola. Nos habíamos visto algunos días por el campus desde aquél primer día, pero no habíamos hablado de otra cosa que no fueran nuestras aficiones.

    – [Lexie]Barata y nota de corte baja.[/Lexie]- respondió sin darle importancia. Lo de barata no me lo creí demasiado, no sabía si todos en Louna vestían como ella, pero siempre parecía que acababa de estrenar lo que llevaba puesto.

    – [Noah]Y aun así hay plazas. Se ganó mala fama la ciudad.[/Noah] – como te explicaba antes, la tasa de mortalidad había influido mucho en la ciudad. Por suerte ya no era tan alarmante como hacía un par de décadas. Aún había fallecimientos «inexplicables» pero gracias a Sasha y al resto de Moondies en sus ratos libres, la situación estaba más tranquila. Xander y yo nos dedicábamos con nuestros alter ego a cosas más mundanas, robos, atracos… Te confesaré algo, Destina, es fácil intentar no ser violento, no siempre resultaba difícil, pero a ambos nos había costado mucho cuando nos habíamos topado con intentos de violación. En última instancia no hicimos nada grave, pero costaba considerar personas a gente así. ‘Origami‘, el alter ego de Xander, se había encargado de montar un número para ese tipo de avisos y distribuirlo por todo el campus. Si recibía cualquier llamada, podían asegurarse de que yo estaría allí en unos segundos.

    Recuerdo perfectamente el momento en el que nos hicimos los trajes. Al principio todo empezó una tarde después del cine. Escuchamos unos gritos y ayudamos a una pareja a la que estaban atracando. La idea se empezó a fraguar en nuestras cabezas y ya que sus padres no le dejaban ir de caza, decidimos poner nuestras habilidades al servicio de los que tenían menos poder. El ‘Gran Saiyaman nos había influido mucho, ‘Dragon Ball‘ nos había marcado, aunque Xander era más de Vegeta y Trunks y yo de Piccolo y Bardock.

    – [Noah]¿Estás seguro de que es un buen color para esto?[/Noah] – pregunté al verle unos días después, cuando se presentó con su traje para ocultar su identidad.

    – [Xander]Sí, si voy a ser un símbolo tendré que ser de mi color favorito. Además, Lucy y Sasha me ayudaron.[/Xander] – comentó. Estiró los músculos para comprobar que el traje se adaptara. Era completamente blanco, tanto los pantalones, como las deportivas y la sudadera con capucha. Por el brillo parecía cuero, como el traje de su segunda madre.

    Me encogí de hombros y asentí. – [Noah]Es un buen efecto. ¿Llevas el símbolo?[/Noah] – pregunté. Había dedicado casi un día sumergiéndome en la memoria genética para encontrar algo que nos simbolizará y honrara el trabajo que habían hecho y seguían haciendo nuestros padres. Xander bajo la cremallera de la capucha y dejó ver una camiseta negra con un símbolo blanco en el medio. Era la forma de una luna, trazada con una brocha y sin terminar de cerrar, como el evento que abrió el Axis Mundi, en los países asiáticos también era el símbolo zen.

    Yo por mi parte opté por pedirle a Lucy un traje como el que habían llevado los Moondies en la Guerra de Ripper, solo que en lugar de combinar tonos con el negro, era de color aguamarina oscuro. Discreto. No necesitaba nada para taparme la cara porque si era suficientemente rápido nadie me vería. Xander por su parte llevaba una máscara que le dejaba al descubierto la boca y la nariz pero cubría las mejillas. En ese momento la veía muy práctica, luego llegaría a odiarla porque le daba calor, le picaba y a veces le hacía difícil gesticular.

    Salimos a la calle sin unos nombres en clave y la gente acabó llamándonos ‘Spark’ y ‘Origami’. Pensaban que éramos unos meros vengadores enmascarados que luchaban contra el crimen por sí mismos, pero pocos llegaban a pensar que teníamos algún tipo de poder, salvo los que rescatábamos. Como siempre, la opinión pública se lo tomó como marketing y la ciudad tiró también en esa dirección.

    Habíamos hecho unas cuantas cosas buenas, pero que la Universidad de Moondale tuviera fama ahora de centro libre de agresiones era una de las cosas que más nos enorgullecía.

    Que Xander se hubiera ido a Merelia no cambiaba demasiado las cosas, yo seguía tardando el mismo tiempo prácticamente en ir a buscarle y podíamos seguir con nuestro trabajo.

    Pero bueno, volviendo al presente, ¿he dicho ya lo guapísima que estaba Allie bajo la luz anaranjada del ocaso?

    – [Lexie]Es que es una ciudad fea y con mucha actividad sobrenatural.[/Lexie]- puntualizó. Me dolió un poco el orgullo Moondie que llamara fea a la ciudad. Vale, le faltaba playa, pero tenía el lago, y el bosque donde estaba mi casa y… Paré de pensar en mis argumentos cuando caí en que había dicho «sobrenatural». – [Noah]¿Sobrenatural?…luego hablamos de lo de fea.[/Noah] – pregunté, intrigado. Moondale es un poco como la Roswell de lo sobrenatural, había gente que creía y gente que no, y luego había gente que creía demasiado, claro, no pienses Destina que no había fanáticos de los vampiros que simulaban vivir como ellos. Sasha y Dominic se los habían encontrado alguna vez, siendo mordidos de verdad por vampiros reales.

    – [Lexie]Decían que había vampiros, demonios… yo qué sé.[/Lexie]- replicó, encogiéndose de hombros.

    – [Noah]¿Crees en eso?[/Noah] – pregunté, tratando de parecer informal.

    – [Lexie]Puede.[/Lexie]- respondió ella, dudando.

    – [Noah]¿Te dan miedo?[/Noah] – seguimos caminando. La playa estaba muy tranquila ahora que había caído la noche. La brisa fresca no me molestaba demasiado, incluso como humano, mi temperatura corporal era mayor.

    – [Lexie]Solo le tengo miedo a quedarme sorda del todo y no creo que eso lo puedan hacer los sobrenaturales.[/Lexie]- afirmó, mientras seguía comiéndose el helado.

    La miré durante unos instantes, pensando. Los últimos días me habían hecho pensar mucho en la verdad, en lo que significan los lazos con las personas que te importan y el papel de la sinceridad en ellos. – [Noah]Quiero contarte una cosa.[/Noah] – le dije, pensativo. Ella asintió y caminamos un par de pasos más, hasta quedar cubiertos por una caseta de vigilantes.

    Suspiré profundamente y relegué mis miedos en un rincón, todos los pensamientos de todo lo que podía salir mal. Dejé que mi cuerpo actuase y en un segundo estaba frente a ella con mi ropa doblada en mis manos de Rakkthathor. Tengo que confesar una cosa, fue raro desnudarme delante de ella, incluso sabiendo que no me veía. Bueno, no estaba del todo desnudo, llevaba la ropa interior, que por mucho demonio que fuese, sin nada de ropa se me veían ciertas partes, y yo no era tan abierto a la desnudez como mis padres y mi hermano.

    – [Lexie]¡La leche![/Lexie]- respondió, abriendo mucho los ojos.

    Sonreí, con miedo a que mis dientes afilados la asustasen. – [Noah]Soy mitad demonio. No quería…empezar con mal pie.[/Noah] – expliqué. Era una suerte que a mí no me hubiera pasado lo mismo que a mi padre. Yo podía hablar de forma fluida en mi cuerpo humano y el demoníaco, sin embargo el Rakkthathor lo había tenido que aprender.

    Allie se acercó y llevó una de sus suaves manos sobre mis escamas, acariciándolas.

    – [Lexie]¿Hay más como tú?[/Lexie] – preguntó, interesada, estaba más cerca de lo que nunca había estado. Tenía ganas de abrazarla contra mí, sentir su cuerpo caliente contra el mío.

    – [Noah]Solo mi padre. Nuestra raza se extinguió y él…fue un poco Jurassic Park. Le crearon.[/Noah] – sinteticé. Había mucho que contar de la historia de mi padre. La memoria genética, el adn conservado en ámbar, el humano potenciado, la Iniciativa…

    – [Lexie]No me conoces de nada y me lo has contado.[/Lexie]- dijo, sorprendida. Parecía que le había calado hondo. Era curioso ver lo diferente que se lo habían tomado Lexie y ella. – [Lexie]Gracias.[/Lexie] – añadió, mirándome a los ojos con una sonrisa. Lexie era mi mejor amiga pero Allie, era totalmente diferente, conectábamos a un nivel muy profundo, o eso quería pensar.

    – [Noah]Tú has hecho lo mismo con tu miedo.[/Noah] – le respondí. Contar nuestros miedos a una persona es un acto muy profundo. Normalmente los seres vivos tratamos de ocultar nuestras inseguridades, una medida de defensa, un instinto casi animal. – [Noah]Pase lo que pase, seguirás siendo tú. No te avergüences de ello.[/Noah] – no sabía muy bien qué decir, tenía miedo por ella, pero me aseguraría de hacer todo lo posible porque su miedo no se cumpliera nunca. Llevé lentamente una de mis manos a su pelo y lo acaricié. Sentí mi cola moverse involuntariamente.

    – [Lexie]¿Eso de atrás es tu… bueno, la tranca? [/Lexie]- preguntó aguantándose la risa. Me eché a reír al escucharla hablar así y miré sin darme cuenta mi cola. Ya te he hablado de mi padre muchas veces, Destina, pero lo que quizá no he dicho es que él y yo nos diferenciamos en algo más que el color de las escamas. Mi padre fue resultado de la clonación y al mezclar su adn con el de un humano, una característica Rakkthathor quedó inhibida, la cola. Al menos eso teorizamos, creo que mi padre prefiere no pensar que se la quitaran a propósito, jugando con su genética o extirpándola en sus primeras etapas. Yo sin embargo, nací con ella. Al principio se hizo raro saber que estaba ahí cuando me transformaba, pero con el tiempo te acostumbras y aprendes a moverla como una extremidad más. Estaba cubierta de escamas como el resto de mi cuerpo, más ancha que mis brazos en la base y se iba estrechando hasta una punta más fina.  – [Noah]No…no, es mi cola. Lo otro está…bueno, donde debería estar.[/Noah] – me atraganté con mi propia saliva de una forma bochornosa. Hablar de mis partes con Allie era…extraño.

    – [Lexie]Ohhhh.[/Lexie]- fingió decepcionarse y se echó hacia atrás.

    Seguí la broma y me reí. – [Noah]Hay una cosa más.[/Noah] – sin darme cuenta, a Lexie y a Allie les había contado mis secretos en el mismo orden y a Niall al revés. Accedí a mi velocidad y me alejé de la playa. Por mucho que corriera, sentía como si Allie fuera una fuerza gravitatoria que me absorbiese, pero me apetecía hacer algo por ella y seguí corriendo. Como no me apetecía cruzar el atlántico, corrí hasta Alaska y crucé el estrecho de Bering a nado. Te confesaré algo, pese a mi velocidad, no fue fácil cruzar a nado esos más de ochenta kilómetros con una mano alzada para no mojar mi ropa, secarme, comprar un helado en Italia dando gracias porque acabase de abrir una heladería madrugadora por el que pagué como por cinco de Arthur’s por estar en el centro y volver con él y la ropa metidos en una caja transparente.

    – [Lexie]¿Qué?[/Lexie]- preguntó Allie, sorprendida al verme con el helado en la mano y la caja transparente en el suelo.

    – [Noah]No es un helado de Arthur, pero me imaginé que querrías probar uno de Italia.[/Noah] – le dediqué una sonrisa mientras se lo tendía. – [Noah]El tema es que conla velocidad…[/Noah] – no estaba tan esplendoroso en su tarrina como cuando lo había comprado unos segundos atrás. No había contado con el calor que se desprendía de mi velocidad. Normalmente cuando corría, como lo hacía usando una versión de la electrokinesis de mi padre, se generaba una especie de campo a mi alrededor que me protegía, al igual que a la gente que llevaba, de consumirse por la velocidad o acabar mal de la cabeza. La caja se había salido un poco de ese campo y el calor había empezado a derretir el helado antes de tiempo.

    – [Lexie]¿Eres como… ese que corre?[/Lexie] – preguntó, probando el helado que acababa de traerle. Bueno, al menos aún parecía helado y no había llegado a sopa.

    – [Noah]¿»Spark»?[/Noah] – pregunté. Quizá me pasé un poco pensando que hablaba de mi alterego.

    – [Lexie]No, Flash.[/Lexie] – replicó. Fue una suerte que los medios no me llamasen así al correr rumores de mi velocidad. Menos mal que no me había apetecido vestirme con la bandera de España. Había estado allí con mis padres hacía unos años y no te creas Destina que les gusta mucho su bandera.

    – [Noah]Algo así. Mi padre controla la electricidad y yo en teoria también, pero solo sé ir rápido.[/Noah] – confesé, un poco frustrado. Cuando estuve en el cuerpo de mi madre conseguí manifestar su poder, pero sin embargo con el de mi padre estaba limitado.

    – [Lexie]No os aburrís en casa.[/Lexie]- comentó, riéndose. Me apeteció que conociera a mi familia, enseñarle nuestras cabañas y lo bonito que era el Bosque de los Susurros cuando lo conocías. Lexie había estado allí y le había encantado, creo, con Lexie nunca se sabía de verdad lo que opinaba.

    – [Noah]Pues ya lo sabes casi todo de mí.[/Noah] – aseguré. – [Noah]Espero no…asustarte.[/Noah] – como decía Xander, a veces lo más fácil es decir lo que uno siente.

    – [Lexie]Pues no me asustas.[/Lexie]- dudó si tenderme uno de sus helados, así que alcé la mano para dejarle claro que tenía miedo de sus «gérmenes». Y después del viaje, otro helado de Arthur’s me venía bien.

    – [Noah]Me…gusta pasar tiempo contigo, Allie.[/Noah] – forzarme a decir lo que sentía no era nada fácil para mí, pero teniendo en cuenta que mi mejor amiga había pensando durante dos años que era gay por no decir las cosas, estaba claro que tenía que hacer algo diferente.

    – [Lexie]Qué mono eres.[/Lexie] – dijo, mirándome.

    – [Noah]Si alguna vez te apetece podemos…volver a quedar.[/Noah] – añadí, tratando de no sonrojarme.

    – [Lexie]¿Te viene bien mañana?[/Lexie] – preguntó ella, sorprendiéndome.

    Sonreí, sin poder evitarlo, de hecho se me quedó en la cara la sonrisa. – [Noah]Tengo todo el tiempo del mundo.[/Noah] – respondí.

    – [Lexie]Un día te voy a comer, Noah. Ya verás.[/Lexie] – dijo ella. Me pasaron muchas cosas por la cabeza en el lapso de un segundo, muchas posibles respuestas y muchos desenlaces, pero al final, los nervios me traicionaron.

    – [Noah]A c…¿comerme?[/Noah] – pregunté, maldiciendo mi titubeo.

    – [Lexie]Roarrr.[/Lexie]- gruñó ella, bromeando.

    – [Noah]¿Q-quieres ir a por una hamburguesa?[/Noah] – le pregunté. Me empezaba a notar un poco flojo después de la carrera. O quizá eran los nervios.

    – [Lexie]Tengo una idea mejor: nos vamos de tapas y te pides una de hamburguesa.[/Lexie]- propuso, guiñándome un ojo.

    – [Noah]No te voy a decir que no.[/Noah] – repliqué con una sonrisa, con ella iría a cualquier parte.

    Tiró de mi brazo y colocó mi mano en su cintura. Tragué saliva y casi me atraganté. Los nervios me traicionaron más que nunca y la mano que tenía en su cintura vibró, hasta que conseguí controlarla.

    – [Noah]P-perdón, me pasa cuando estoy…ehm, nervioso.[/Noah] – le expliqué, era una suerte que hubiera pasado después de contarle el secreto y no antes.

    – [Lexie]Se me ocurren muchas cosas para una mano vibradora, pero de momento, somos solo amigos.[/Lexie] – añadió, mirándome fijamente. Me costó aguantarle la mirada y tropecé. Caminé a su lado, más juntos que nunca, sintiendo que mi mano en su cintura nos conectaba, que nos hacía uno.

    Amigos, había dicho. Había añadido de momento, así que quizá podíamos llegar a ser algo más. Pero que de momento fuéramos amigos me daba tiempo para aclarar mis ideas respecto a ella y a Lexie. La verdad es que para ser muy rápido, a veces tardo mucho en decidir algo porque le doy aún más vueltas. No sabía que me quedaba más de un año disfrutando de la compañía de ambas sin ser capaz de decidir qué sentía y por quien. Tenía ya entregados los dos corazones que tenía mi especie.

  • TRES ENTRADAS EN UN DÍA

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA – ÁTICO DE LOS SOLO-NOVAK, LOUNA

    Bueno, aquí estoy de nuevo, tengo demasiado tiempo libre, pero como sé que os gusta saber de mí, vamos a contar la otra parte del día que decidí mi futuro. Luego no me llaméis pesado por escribir dos veces en unas horas. O por ser la tercera entrada de hoy.

    Después de hablar con mi madre me senté un rato a leer ‘El Marciano‘, un libro que ya tenía unos cuantos años pero que me hacía partirme de risa cada poco con su protagonista. Entre carcajada y carcajada, escuché unas llaves en la puerta de casa, solo podía ser mi padre.

    – [Idris]Papa papa.[/Idris] – le llamé, al verlo cruzar el umbral.

    – [Vincent]Hola hijo. ¿Qué tal?[/Vincent] – preguntó con una sonrisa. Caminó hasta el salón con la cojera un poco más evidente, hoy debía ser uno de los días dolorosos, otros apenas se le notaba. Por suerte ni siquiera esa lesión había minado su ánimo. – [Vincent]¿Y tu madre?[/Vincent] – preguntó, buscándola con la mirada.

    – [Idris]Fuera, con sus plantas.[/Idris] – dije, señalando la terraza. Mamá no había debido oír la puerta, porque si no, ese par de agapornis habrían corrido el uno contra el otro como si no se hubieran visto en años. – [Idris]Necesito hablar contigo de una cosa.[/Idris] – le comenté. Había resuelto mi duda romántica más o menos y ahora necesitaba resolver la laboral, y para eso les necesitaba a los dos. No es que no apreciara la opinión romántica de mi padre, pero sabía que me iba a apoyar sin reservas.

    – [Vincent]Dame un segundo y ya mismo vengo.[/Vincent] – se disculpó. No pude evitar reírme, el tío después de veinte años lo primero que hacía era ir a buscar a mi madre para darse cariñitos. Eh, no penséis mal, nada subido de tono, eso cada uno en su cuarto, coche, playa o lo que sea.

    – [Idris]Vale pero con cuidado, que me veo viejo para tener un hermano nuevo.[/Idris] – bromeé. En realidad me gustaba ver que todavía se querían tanto. Diana había bromeado alguna vez con ellos recordándoles el nacimiento de Mike unos meses después de que siguieran manteniendo que habían empezado a estar juntos como un arreglo. Claaaaro que si. Diana es mi musa, por cierto, mi spirit person.

    Mi madre fingió mirarme mal y volvió de la terraza después de diez minutos. – [Idris]¿Ya?[/Idris] – pregunté, muerto de risa. – [Idris]¿Es que no pensáis en esas pobres plantas?[/Idris] – añadí. Mi mente sucia me imaginó dentro del cactus de la habitación de Ellie.

    – [Vincent]Anda, hazme un sitio.[/Vincent] – papá se sentó a mi lado y cogió unos pistachos de los que estaba comiendo, aunque para él eran avellanas. Cómo se notaba que era de otra dimensión. – [Vincent]¿Qué querías contarme, lo de Elle?[/Vincent] – preguntó. Seguramente mi madre ya había estado cuchicheando con él.

    – [Idris]Sí que ha tardado en cascarlo.[/Idris] – bromeé. No me importaba en realidad, me venía bien el consejo de todos, aunque se lo había dicho a ella no porque tuviera una mente retrógrada que asociase hablar de mi madre con consejos amorosos y con mi padre de trabajo. No, malpensados, así no se piensa, caca. Hablé con mi madre de Elle porque es la hija de su mejor amiga. Bueno y porque había sido la niña de los veinte novios. Y con mi padre tenía que hablar de trabajo porque…no os lo voy a spoilear, ahora lo leeréis, impacientes.

    – [Vincent]A mí me parece estupendo. Si te gusta, adelante. [/Vincent] – me animó. No me esperaba nada distinto de él. – [Vincent]Lo que no sé es cómo no te has lanzado ya con lo suelto que eres para todo.[/Vincent] – sentenció, sonriendo.

    – [Idris]¿Me estás llamando FACILÓN?[/Idris] – exclamé, fingiendo indignarme. No le faltaba razón, bocachancla para todo menos para decirle a Coquito en serio que quería estar con ella. – [Idris]Tomo nota. Pero era otra cosa. Un tema más profesional.[/Idris] – le aclaré. A mis espaldas acumulaba una carrera llamada ‘Historia y Justicia Social‘ que no me había dejado muy claro mis salidas profesionales. Desde que la había terminado, había estado debatiendo qué hacer con mi vida. Como soy un consentido pero no tanto, trabajaba casi todos los veranos en chiringuitos en la playa, era un maestro del pescado frito, pero mi año anterior había sido sabático, porque montar una red de caza de demonios nocturna no cotizaba ni estaba remunerado y los chiringuitos no abren todo el año, por desgracia.

    – [Vincent]No será otra vez lo del «curso de natación nudista», ¿no?[/Vincent] – preguntó mi padre, recordando una de las muchas ideas emprendedoras que había tenido el año anterior. El mundo no estaba preparado para mi creatividad.

    – [Idris]Vale, primero: era una idea estupenda.[/Idris] – comenté, alzando el dedo. Vamos a ver, a todo el mundo le gusta nadar en pelotas y con un buen reclamo físico, como el mío, atraería a muchos clientes y clientas. Pero cuando empecé a pasar más tiempo con Coquito abandoné mis ideas nudistas grupales por ideas de nudismo en pareja. – [Idris]Y segundo: no. Ellie me ha estado convenciendo de que debería aceptar el consejo de Diamond. [/Idris] – añadí, para ir al grano. Diamond Graham era el capitán de la comisaría de policía de nuestro distrito y un viejo conocido de cuando mi padre y el tío Bill estaban en el cuerpo. Me fue cogiendo cariño después del cuarto arresto. En el fondo, creo que sabía algo de lo que se cocía por las noches en Louna. Llevaba un tiempo insistiendo en que me uniese al cuerpo, pero había dudado. El racismo en la policía había sido un tema serio durante mucho tiempo y todavía lo era, así que resultaba un poco difícil quitarse ese estigma, más aún cuando te han detenido varias veces simplemente por ir con otros hermanos por la calle de noche.

    – [Vincent]El Capitán Graham no suele equivocarse en esas cosas.[/Vincent] – comentó mi padre. La verdad es que ninguno de los dos me había presionado nunca, pero yo mismo sabía que no podía seguir sin hacer nada un año más. – [Vincent]Pero tienes que pensarlo bien. No es un trabajo fácil y hay riesgos.[/Vincent] – añadió, señalándose la pierna mala. Os podría contar una historia épica de aquél famoso caso sobrenatural en el que mi padre, el tío Bill y la tía Karen detuvieron a un líder Yokai que llevaba la mafia de Louna y resultó herido, pero la realidad era tan triste como que a mi padre le atropelló un ladrón intentando darse a la fuga porque saltó delante del coche para evitar que se arrollase a un hombre.

    Mi madre entró desde el jardín, el momento perfecto para hacer un dos por uno.

    – [Idris]He estado pensando y creo que voy a hacer el Máster de Crimen Internacional, Conflicto y Criminología para intentar ser negociador.[/Idris] – planteé, mirándoles. Los dos se quedaron en silencio. Mi madre caminó hasta mí y me midió la temperatura con los labios en la frente. Mi padre se echó a reír.

    – [Idris]¿Qué? Soy un tipo serio y responsable….y fue idea de Ellie.[/Idris] – repliqué. Coquito era mi buena influencia, el ancla de mi barco pirata.

    – [Mara]¿Es lo que quieres? Al margen de…lo que opine Elle[/Mara].- preguntó mi madre, mirándome fijamente, siempre tan cauta.

    – [Vincent]Tienes que pensarlo bien. Es tu futuro.[/Vincent] – añadió mi padre. Por primera vez en mucho tiempo, tuve clara la respuesta.

    – [Idris]Sí. Llevo unas semanas pensándolo.[/Idris] – respondí. Me veía apareciendo en una crisis de rehenes con unas gafas de sol y un traje, cogiendo el teléfono y liberando a todos los rehenes con mi labia y algunas frases ‘catchy‘ que soltase mirando a cámara. Quizá diciendo incluso la palabra maleantes. – [Idris]En el mundo hay más cosas malas que las que salen solo de noche.[/Idris] – esa era una de las frases. Reconocedlo, era de póster. Y muy cierta, además, tenía cubiertas las patrullas, al menos de uno de los peores distrintos, gracias a los ‘Drow’. Ellos se sostenían con los trabajos legales que les había buscado y las cosas iban más o menos sobre ruedas. Así que hacía falta que alguien se encargase de los problemas de día. Con mis sentidos de elfo oscuro podía percatarme de cosas que otros no y eso podía ser clave.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti[/Mara].- sentenció mi madre, dándome el segundo abrazo de mamá osa del día. Cualquiera se avergonzaría pero la verdad es que a mí me gustó notar el cariño de mi madre.

    – [Vincent]Te queremos mucho.[/Vincent] – añadió mi padre, como siempre, sincero a más no poder.

    – [Idris]Oh no, ¿ahora es cuando me decís que soy adoptado?[/Idris] – bromeé, como siempre que las cosas se volvían serias y trascendentales. Cuando mi madre se separó, se sentó al otro lado del sofá y se puso a leer mientras papá y yo veíamos una serie de casas en miniatura.

    – [Mara]Si necesitáis algún método anticonceptivo, podéis pasar por la consulta[/Mara].- añadió mi madre al rato. No sé qué estaba leyendo ni quería saberlo, mi madre era práctica para todo. No quería imaginármelos en la cama, de hecho, evitaba específicamente hacerlo porque mi mente tenía la manía de imaginarse a la gente intimando.

    – [Idris]¿Tienes 4XL?[/Idris] – pregunté, sonriendo.

    – [Mara]Ya te gustaría…[/Mara]- replicó ella, negando con la cabeza. Nota mental, no hacer ese chiste en reuniones con los Moondies.- [Mara]Y hablo en serio[/Mara]. – añadió.

    – [Idris]Que sí mamá, de una mala si no encuentro de mi talla podemos engancharnos al EndlessX[/Idris] – bromeé. Endless se había convertido prácticamente en el sustituto de internet, porque te metías directamente en él. No solo para jugar, para hablar, para buscar cosas, para ver películas o series en cines virtuales con gente en la otra punta del mundo. Y sí, evidentemente, internet estaba lleno de porno y gatos, así que Endless también. Habían sacado una línea de sex shop exclusivos incluso.

    – [Mara]¿Te he dicho alguna vez que eres adoptado? Y eso significa….que tienes ticket de devolución[/Mara].- replicó, mirándome, antes de dirigirse a la cocina.

    – [Idris]¡No puedes! ¡Los quemé todos![/Idris] – me levanté del sofá de un salto y solté una risa de villano.

    – [Mara]¿Seguro?[/Mara]- preguntó entrecerrando los ojos.

    – [Idris]Lo encontraré. Y entonces jamás os libraréis de mí.[/Idris] – me tras el sofá y cogí una manta para cubrirme con ella de forma teatral antes de irme

    – [Vincent]Está loco. Seguro que fue el aguacate.[/Vincent] – bromeó mi padre cuando me iba a la habitación. Le escuché comerse unas avellanas y cerré la puerta de la habitación para hablar con Coquito por si se ponían cariñosones. O si por suerte, me ponía yo cariñosete con Coquito y le apetecía hacer una videollamada nudista. Nah, seguro que Ellie no sería capaz ni de hacerse una foto subida de tono. En realidad íbamos a darle a la sin hueso y reírnos un rato de haber conseguido despertar el pastel de sus madres (eran mayoría femenina). Os lo confieso, cada día me caían mejor mis futuros suegros.

     

  • CONSEJO MATERNAL

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA, DÚPLEX DE LOS SOLO-NOVAK

    Últimamente tengo bastantes cosas que contar. Me he enganchado a esto de los diarios de mala manera y ya no hay quien me desintoxique, así que lo siento si saturo a la audiencia.

    La realidad es que con todo este tiempo libre me sentía como en el ojo de la tormenta, como si toda mi vida estuviera en pausa, esperando que tomase una decisión para ver si mi futuro se echaba sobre mí con rayos y granizo o si caían cuatro gotas y salía el sol.

    Tenía decisiones pendientes en el terreno romántico y en el profesional. Ya había hablado con Mike esa mañana mientras echábamos una partida en Endless en el mundo de Dragones y Mazmorras – mi avatar era Drizz Do’Urden, me había costado llorarle a mamá y a papá pero como era un consentido, lo había conseguido -. Mi hermano era un tío asertivo y quizá más ahora que estaba metido en las bacanales universitarias, así que me lo dejó claro y coincidía con Coquito, bueno, en una de las dos cosas, porque la otra iba sobre ella precisamente.

    Así que decidí pedir un poco más de ayuda y comentarlo con mis queridísimos padres, que si están leyendo esto quiero que sepan que los adoro y que me vendría bien la nueva InfiniBand. Cuando volví de dar un paseo y nadar por la playa, vi a mi madre en la terraza.

    – [Idris]¿Mami?[/Idris] – pregunté con una sonrisa.

    – [Mara]¿Qué quieres, Idris? [/Mara]- respondió con una media sonrisa. Allí estaba, con su sombrero de paja, regando las plantas de la terraza. Eché un vistazo para asegurarme de que la albahaca siguiera viva, era una pieza clave en mi cocina.

    – [Idris]Necesito tu ayuda.[/Idris] – comenté, observando mientras cogía unas tijerillas para podar. Mi madre era precisa con sus plantas como si estuviera operando a una persona. – [Idris]Temas del corazón.[/Idris] – añadí. Mi madre era muchas cosas: buena, paciente, seria, lacónica,  perseverante… y entre todas ellas, cotilla para los amoríos de sus hijos. A veces era tan práctica que parecía que iba a sacar el recetario y mandarte dos polvos por la mañana y dos por la noche. Es broma, porque cuando le pedí que me hiciera una receta así se negó.

    – [Mara]Espero que sea una metáfora.[/Mara]- replicó, dejando la regadera en el suelo y las tijerillas perfectamente colocadas en su sitio, donde nadie pudiera hacerse daño. Se sentó en uno de los sofás de mimbre de la terraza y me hizo una seña para que me sentase con ella.

    Me eché en una tumbona cerca de ella, despatarrado, me definiría mi madre. Hipo salió de su escondite y saltó a mi regazo para que lo acariciase. Ese gato llevaba con nosotros toda la vida y lo que le quedaba: era uno de los animales que les habían confiado los Daesdi y entre otras cosas, eran inmortales.

    – [Idris]Me gusta una chica.[/Idris] – confesé. Bueno, igual me he venido arriba con lo de confesé. Tampoco voy a extenderme pero había tenido escarceos con todo tipo de personas y mis padres los habían llevado todos bien, porque tampoco es que me los callase. Pero llevaba ya unos años muy calmado en ese aspecto, había una chica en concreto que me tenía comido el coco…el coco sexual.

    – [Mara]Siéntate bien.[/Mara]- hizo una seña y me incorporé. La cruz de oro blanco que llevaba al cuello se movió y la sentí fría al pegarse de nuevo contra mi cuerpo.- [Mara]¿Una chica que se llama Elle?[/Mara] – preguntó, perspicaz como ella sola en asuntos de amor.

    – [Idris]Qué bien me conoces, jodía.[/Idris] – le repliqué, sonriendo. La verdad es que había que armarse de paciencia para tenerme a mí de hijo.

    – [Mara]¿Y cuál es el problema?[/Mara] – me escaneó con su mirada. Aunque no hubiese luna en ese momento, sus ojos seguían pareciendo los de una loba. Me paré a pensar en su pregunta.

    – [Idris]Que no quiero estropear las cosas y no sé si ella pensará igual.[/Idris] – respondí. Hasta el momento Coquito y yo habíamos disfrutado de nuestra compañía y de nuestras bromas. Nos gustaba pasar tiempo juntos, pero igual era demasiado asumir que ella quisiera algo más. – [Idris]No sé cómo decírselo. Solo me sale bromear descaradamente.[/Idris] – añadí. En mi casa la sinceridad estaba a la orden del día. A mi madre le gustaba y por eso siempre se esforzaba en ser comprensiva.

    – [Mara]Déjate llevar, sé tú mismo y…que sea lo que Dios quiera.[/Mara]- me aconsejó, con cariño. Mi madre no era la mejor para dar muestras de afecto muy llamativas, pero siempre sabías que estaba ahí y pese a todo intentaba darlas. Tuvo mala suerte porque yo era todo un peluche abrazador. Me acuerdo que de pequeño, al poco de ser consciente de que era adoptado, rezaba todas las noches porque no se cansaran de mí.

    – [Idris]¿A ti te parece bien?[/Idris] – le pregunté. Habíamos tenido una charla hacía unos años respecto a eso mismo. Vale, de aquella ella era menor de edad, pero me había quedado la duda de que también le preocupase por ser hija de una de sus mejores amigas.

    – [Mara]Ahora sois dos adultos.[/Mara]- aclaró con su habitual paciencia. Añadió una diminuta sonrisa para que supiera que no había otras dudas ni peros.

    Sonreí ampliamente. – [Idris]A ver cómo me declaro…[/Idris] – fingí pensar, aunque en ese momento mi mente estaba bloqueada por la presión. – [Idris]Puedo aparecer envuelto en papel de regalo.[/Idris] – comenté.

    – [Mara]Idris…[/Mara]- mi madre negó con la cabeza. No quise decirle que eso ya lo había hecho en el dieciocho cumpleaños de Coquito.

    – [Idris]Mamá, relájate.[/Idris] – sentencié, riendo. – [Idris]Te veo tensa, ¿vamos a la calle? ¿a la calle?[/Idris] – bromeé. Mi madre ya estaba acostumbrada y las bromas con perros ya no le hacían efecto, salvo gracia…a veces….pocas.

    Sonrió, pero su cara volvió a su estado neutro al poco. – [Mara]Tienes que dejar de utilizar las bromas para camuflar tus sentimientos.[/Mara]- me aconsejó. Me conocía bien, pero en mis años no había conocido aún una forma mejor de hacerlo. Era parte de mi personalidad.

    – [Idris]Pero sé que a ti te da igual porque sabes que soy un peluche adorable relleno de caramelo.[/Idris] – le sonreí y la alcé en brazos, dándole un abrazo. La dejé en el suelo y miré hacia abajo para mirarla a la cara.

    – [Mara]Pero Elle querrás que te quiera por quien eres, no por lo que aparentas ser.[/Mara]- explicó, recolocándose el sombrero.

    – [Idris]No sé si le va a atraer mucho un niño lleno de miedos.[/Idris] – confesé, dejando salir la realidad, la duda que me atormentaba. Yo era bastante distinto cuando me conocías de verdad. Era un cachondo igual, sí, me gustaba reirme de la seriedad de la vida, pero eso no significaba que a veces no me alcanzase también. En la calle había visto cosas muy feas y el fantasma de Máscara Negra siempre me acechaba.

    Como elfo de la luna, podía ver perfectamente en la oscuridad, así que no le temía. A lo que si le tenía miedo era a lo que pudiera encontrar en ella. Tiene gracia, lo sé, y es absurdo, como muchos de los miedos.  – [Mara]Todo el mundo le teme a algo y tú no eres un niño.[/Mara]- me pasó una mano por el hombro, con cariño.

    – [Idris]¡Pero quiero teta igual![/Idris] – repliqué, echándome a reír.

    – [Mara]Cariño, te estoy hablando en serio.[/Mara] – respondió ella, intentando no reírse.

    – [Idris]Ya, perdón.[/Idris] – me disculpé, antes de darle un beso en la mejilla por su santa paciencia. – [Idris]No sé, a veces pienso que no me atrevo a decírselo porque está mejor sin mí.[/Idris] – aseguré. Ya está, ya lo había dicho. ¿Y si estropeaba el blanco de Coquito con mi gris tirando a negro? Nunca me lo perdonaría. Además, no solo es lo que yo fuera, si no lo que la gente pensara de mí. Nunca me habían afectado las valoraciones de otros demasiado, pero quizá a Elle sí, y a esas alturas de mi vida ya me habían tomado muchas veces por ladrón, pandillero y vete a saber qué más. – [Idris]Tengo mucha maleta y ella es feliz y buena…no quiero que se entristezca o se compadezca de mí.[/Idris] – el asesinato de mis padres biológicos no definía del todo mi vida, porque me había criado con una familia maravillosa, pero evidentemente me había afectado, había creado un trauma que me acompañaba de manera subconsciente, un miedo a la pérdida que me nublaba el juicio. Supongo que la historia de los Moondies también influyó, igual que el trabajo de mi padre, pero si me había dedicado a salir por las noches desde que era joven para luchar contra los seres oscuros era porque uno de ellos había matado a gente inocente y no quería que nadie más pasara por eso.

    – [Mara]Solo ella puede decidir si está mejor contigo o sin ti.[/Mara]- sentenció mi madre, mirándome fijamente. Razón no le faltaba, pero eso no hacía más fácil imaginarse el «no» en sus labios. – [Mara]Yo no quería ser madre hasta que te conocí.[/Mara] – explicó. Como soy un payaso, al sentir que me emocionaba lo que acababa de decir, se me soltó la lengua.

    – [Idris]Ya sé que soy tu favorito.[/Idris] – repliqué sonriendo mientras me acercaba a la neverilla de fuera para sacar una cola light y un vaso de agua con menta y cosillas verdes del que le gustaba a mi madre.

    – [Mara]Eres uno de mis dos hijos favoritos.[/Mara]- le dio un sorbo y lo dejó en la mesa.

    – [Idris]Mike no está, puedes confesarlo.[/Idris] – bromeé, guiñándole un ojo con complicidad.

    – [Mara]Eh, quiero hablar con mi hijo.[/Mara]- me puso un dedo en el corazón, con su habitual precisión, era como la ‘Érase una vez el cuerpo humano’ convertida en madre. – [Mara]Sin coraza.[/Mara] – sentenció.

    Cuando apartó el dedo, me cubrí el torso de una coraza de hielo. El frío no me incomodaba, al contrario, ese día hacía aún bastante calor y me reconfortó. Chasqueé los dedos y la hice romperse. Hipo se puso a lamer un trozo de hielo. – [Idris]Vale. Dime.[/Idris] – no sé de quién había sacado el talento dramático. De Karen quizá.

    – [Mara]Sé tú mismo y si a Elle no le gusta, es que no es tu Selardi.[/Mara]- dijo con una sonrisa que casi se convierte en risa. No creía lo que acababa de pasar y lamenté no haber estado grabando la conversación. De nuevo, eché de menos mi sueño adolescente de tener un loro al que enseñar a decir «Fue Vincent. Fue Vincent«.

    – [Idris]Vale, si mi madre intenta bromear es que voy detrás de la chica adecuada.[/Idris] – afirmé, echándome a reír.

    – [Mara]Intenta y lo consigue, quieres decir.[/Mara]-  alzó una ceja y cogió un trozo de limón de la nevera que exprimió en su agua.

    – [Idris]Eres mi maestra.[/Idris] – le hice un gesto y con la mano libre aferré la lata y la enfrié un poco más. Ella me acarició el poco pelo que tenía. Para ella eso era como un beso.

    – [Idris]Si al final tengo hijos con Elle…[/Idris] – empecé a decir, esperándome la inminente charla sexual de mi madre. Puse mi ímpetu en que pareciera una frase seria, dándome cuenta sobre la marcha de que sí me veía teniéndolos. – [Idris]Me gustaría que salieran tan guapos como los tuyos.[/Idris] – añadí, partido de risa.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti.[/Mara]- me miró a los ojos y fue como si me atravesara el alma con ellos. Mi madre siempre se aseguraba de que Mike y yo supiéramos que estaba feliz con nosotros, incluso con todas las que yo había armado. Aunque en mi defensa diré que cuando me detenía la policía normalmente era patrullando por la noche. Negro, armado y con una banda…blanco y en botella.

    Le dediqué una sonrisa sincera antes de que volviera a sus plantas. – [Idris]Mamá…[/Idris] – la llamé. – [Idris]…te quiero.[/Idris] – confesé. Mis padres me lo habían dado todo, se lo debía todo y siempre estaban ahí cuando les necesitaba.

    – [Mara]A ver si vas a estar malo de verdad…[/Mara]- replicó guiñándome un ojo.

    – [Idris]Para una vez que se pone uno serio…[/Idris] – respondí. Si, vale, mi defecto era esconder cómo me sentía, aunque con las cosas positivas no tendía a hacerlo tanto. Pero a veces uno se olvida de pequeños detalles muy importantes, dando por hecho que las personas que queremos lo saben, cuando a veces necesitan escucharlo.

    – [Mara]Yo también te quiero.[/Mara]- respondió ella, antes de volver a coger las tijeras para dejar las plantas como nuevas.

    Me levanté y la dejé disfrutar de su rato de tranquilidad mientras me iba a ver al calvo de Saitama en InfinityTV, tenía mucho en lo que pensar aunque mi madre me había ayudado a calmar algunas dudas. La realidad era que temía el rechazo con todo mi ser y el de Elle, más.

    Así que yo, que soy como soy, no tardé en empezar a imaginarme conversaciones en la cabeza. Quedaba con Elle en uno de los restaurantes de Louna que le encantaban, ‘Tuscany‘. Comíamos bien y en el postre me decidía a contarle lo que sentía:

    – [Idris]Coquito, quiero contarte algo…[/Idris] – decía yo, vestido casi de traje pero sin corbata, con mi voz grave y sexy.

    – [Elle]Yo también. Las cosas con Blue van en serio, vamos a salir juntas.[/Elle] – explicó, sonriente.

    – [Idris]Mierda, ¿y no hay sitio para un sandwich de Idris? A tus padres les va bien.[/Idris] – sentenció mi yo imaginado, tan payaso como el real.

    Ella negó con la cabeza, así que borré la situación y volví a empezar.

    – [Idris]Coquito, estás muy guapa esta noche.[/Idris] – esta vez iba con un polo rosa y unos chinos, más informal. Al principio me imaginé con gafas de sol pero luego me di cuenta de que me había imaginado todo siendo de noche.

    – [Elle]Gracias. Es que luego he quedado con Mike, estamos juntos.[/Elle] – explicó, de nuevo sonriente.

    – [Idris]¿Con Mike? No, caca, caca. Hermano equivocado.[/Idris] – repliqué. Perra imaginación.

    – [Elle]Pero Idris, tú no me gustas de esa manera.[/Elle] – joder, mi mente iba en mi contra la cabrona.

    Venga, siguiente toma, vamos a ver si arrancamos algo bueno.

    – [Idris]Ellie yo…[/Idris] – empecemos con algo más suave.

    – [Elle]Dris, me gusta tu amigo. Jaheem.[/Elle] – sentenció.

    – [Idris]¿¿EL TRONAO??[/Idris] – pregunté. No esperé la respuesta.

    Vamos a por una, venga, positivismo.

    – [Idris]Coquito, te quiero, no puedo vivir sin ti. Desde que paso más tiempo contigo, no sé estar solo, te echo de menos cada minuto.[/Idris] – a vaciarse como una jibia.

    – [Elle]Oh Dris, por fin, no puedo resistirme más a tus encantos. Desnudémonos y hagámoslo en la mesa para celebrarlo.[/Elle] – respondió ella, subiéndose a la mesa para empezar a quitarse la camiseta.

    Aquí voy a cortar porque creo que no os interesa. Una de cuatro, bueno, si tenía un 25% de posibilidades de estar con Elle – con erótico resultado –  tenía que lanzarme a la piscina. Ellie era lo blanco de mi huevo kinder, no podíamos estar separados.