Moondale

Categoría: Louna

  • MADRUGANDO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA- LOUNA

    Esa mañana me tocó madrugar para algo distinto a lo habitual, que era ser despertado por Coquito y obligado a ponerme a estudiar ese horror de oposiciones. No me toméis por un vago, el trabajo de negociador me gustaba en la teoría, pero yo era una persona práctica y todo aquello que estaba dudando no parecía servirme para nada que no fuera un trámite.

    Bueno, lo que decía, que esa mañana había madrugado para ir a otra cosa distinta, hacer una visita al tío Bill para conseguir su disco, el último de los que nos faltaban.

    – [Idris]¿Qué tal tío Bill?[/Idris] – le pregunté cuando abrió la puerta. El tío parecía tener un segundo sentido. Allí estaba, con una bata azul oscuro, sus gafas de leer y una taza en la mano.

    – [Bill]¿Habíamos quedado? ¿Te has metido en algun lío? -[/Bill] con esa pinta era fácil tomarle por un jubilado, pero seguía siendo tan agudo como siempre. Ayudaba el hecho de que envejeciese un poco más despacio de lo habitual, lo que no evitaba que peinase ya canas y su ceño estuviese arrugado como una pasa. Entré al salón, era una casa discreta salvo por la abundancia de muebles y objetos en azules, las cosas de vivir con un demonio ancestral adicto a ese color.

    – [Idris]No y más o menos.[/Idris] – respondí. El tío Bill era un hombre de acción, el Van Damme de los Moondies, pero sin sustancias. A él no tenía que mentirle porque entendía lo que era el deber. – [Idris]Necesito que me prestes algo para evitar un lío.[/Idris] – aclaré. El alzó una ceja. A otro le habría parecido enfadado, pero cuando lo conocías sabías que su cara era así. Verle sonreír era un poema.

    – [Bill]¿De cuanto estamos hablando? – [/Bill] preguntó, yendo a la cocina a buscar la cartera. Le seguí, fijándome en el ruido que hacían sus zapatillas.

    – [Idris]De un disco que tienes por ahí guardado.[/Idris] – no me hice el ofendido porque pensara que iba a pedirle dinero porque alguna que otra vez había ido a pedirle una mano para asentar a los ‘Drow’ hasta que pudieran salir de sus problemas.

    – [Bill]Te aconsejaría que no hiciérais lo que tengais pensado hacer. Pero lo vas a hacer de todos modos.-[/Bill] me miró fijamente, con esa mirada de juicio eterno del tío Bill. Se le notaba que había sido poli. – [Bill]Y si no te lo doy lo vas a acabar cogiendo en cuanto me distraiga un momento, así que…-[/Bill] lo sacó de un cajón y me lo tendió.

    – [Idris]Me tienes por un mangante. A ver si vas a ser como los otros polis.[/Idris] – repliqué, bromeando. Sabía que el tío Bill no tenía prejuicios, pero a veces me gustaba tocar un poco las narices y de paso asegurarme de las cosas.

    – [Bill]Te tengo por un granujilla desde que eras pequeño. Siéntate y desayuna algo anda.-[/Bill] me ofreció. Guardé el disco en la bolsa de tela en la que llevaba los de mis padres y me senté en un taburete de la barra americana.

    Me eché a reír después de intentar aparentar estar serio durante unos minutos. – [Idris]Unos huevos revueltos con salchichas me vendrían bien.[/Idris] – repliqué. El tío Bill había sido mi fuente de Nutella cuando era joven. De Nutella y de bacon a mansalva. – [Idris]¿Algún consejo por si hipotéticamente pasamos por las Pruebas de los Daë?[/Idris] – pregunté mientras olía las salchichas acompañadas del olor a ambrosía del bacon.

    – [Bill]No te encabrones con ellos, no tomes a ninguno a la ligera por su apariencia y… oh si, que no os maten.-[/Bill] terminó de freír las salchichas y el bacon y preparó los huevos en un abrir y cerrar de ojos. Quise llorar cuando vi el plato delante de mí. Luego había quedado con Lexie para desayunar pero iría andando, así mantenía mi escultural cuerpo tan bien esculpido como siempre. – [Bill]¿Se lo vas a decir a tu padre y madre o me vas a dejar ese marrón a mí?[/Bill] – preguntó, tomándose su café. Ya se imaginaba la respuesta. Era agradable saber que alguien sabía lo que iba a pasar por si necesitábamos ayuda en algún momento.

    – [Idris]Tenemos que hacerlo en secreto porque si no, sabes que no nos dejarían.[/Idris] – era lógico, yo tampoco nos habría dejado. Me habría dado a mí mismo muchos quebraderos de cabeza, lo raro es que me siguieran aguantando, tenía que ser cosa de mi carisma sobrenatural. – [Idris]Y el mundo hay que salvarlo sea como sea.[/Idris] – añadí, apelando a los instintos del tío Bill. Como Daë, él había sido el Guerrero, así que si alguien podía entenderlo, era él.

    – [Bill]Tened cuidado, o tu madre me matará y luego te matara a tí.-[/Bill] la idea era que con un poco de suerte todos lo contásemos. Kaylee se había sacrificado para reactivar el arma, pero eso había sido hacía veinte años, todavía tenía que tener pilas suficientes para mandar a alguien más al vacío. Y si había que hacer algún sacrificio, nos bajábamos del barco y listo, no iba a dejar que nadie perdiese la vida.

    – [Idris]Primero habrá que conseguir que salga todo medio en condiciones. Y si no, nos va a tocar sacaros del retiro.[/Idris] – le comenté. Si ese plan no iba bien, iba a hacer falta combinar nuestras fuerzas con las de los viejos Daë para conseguir acabar con alguien tan poderoso como Omega.

    – [Bill]Con lo tranquilo que estoy desde entonces no me vendría mal la verdad.-[/Bill] replicó cogiendo el periódico. Se notaba que siempre sería el mismo. Los años pasan pero nuestra esencia no cambia.

    – [Idris]Te dejo que he quedado con Lexie.[/Idris] – dije después de limpiarme con la servilleta y llevar el plato al fregadero. – [Idris]Gracias por todo.[/Idris] – añadí. La verdad es que siempre me había llevado bien con el tío Bill y me gustaba ir a verle de vez en cuando, tenía que volver a las visitas sorpresa alguna vez, estaba bastante solo excepto por nosotros y por Keli, claro.

    – [Bill]Una cosa más. Si pasas las pruebas. Evita al demonio ancestral. Es solo una sugerencia.-[/Bill] me aconsejó, alzando la mirada hacia el techo justo cuando se escuchaba sonoro ronquido de Keli.

    Me eché a reír, pensando si a nosotros también nos harían elegir entre varios regalos igual que les había pasado a ellos. Con mi suerte en el azar seguramente me tocaría otra brújula como la que ya me había dado mi padre.

    Crucé la carretera y atajé por un camino que ya conocía bastante bien para llegar al sitio donde había quedado.

    Después de lo mal que le había ido a Lexie con Noah la noche anterior y viendo que ese día Coquito iba a estar ocupada entrenando con su tío y Mentor, decidí invitar a Lexie a desayunar algo como en los viejos tiempos. Así que quince minutos después de la hora en la que habíamos quedado, pedimos el desayuno.

    – [Idris]Lexie, tengo una propuesta.[/Idris] – comenté mientras daba un mordisco a mi hamburguesa de dólar. Había comprado un par para cada uno y unos nugget para compartir. Ventajas de tener los dos el físico de dioses olímpicos, aunque yo ya llevaba unos huevos con bacon y salchichas encima.

    – [Lexie]No pienso hacer un trío con vosotros.[/Lexie]- compuse una mueca de grima, algo que nunca habría pensado hacer mientras me comía una hamburguesa.

    – [Idris]¿Por quién me tomas? Eso te lo preguntaría Coquito, no yo.[/Idris] – repliqué. Ellie siempre me había dicho que si las cosas no funcionaban conmigo, lo intentaría con Allie, dentro de poco conocida por todos como Lexie, gracias a dios, porque estaba harto de confundirme. – [Idris]Eres como mi hermana pequeña.[/Idris] – hice ‘brrr’ con los labios como si tuviera un escalofrío. Todas las caras de Lexie eran para mí terreno vedado. Ella repitió mi cara de asco y se echó a reir.

    Me alegró verla sonreír. Aunque disimulaba y se hacía la ofendida, lo de Noah le estaba dando una mala pasada. Por desgracia era algo que tenía que pasar eventualmente y ahora, sin secretos, podían arreglarlo. – [Idris]¿Te acuerdas de la clon de Jane? La psicópata.[/Idris] – le pregunté, volviendo al hilo. Quedaba un día, un puñetero día, para abrir un portal al centro de centros y usar un arma que unos seres todopoderosos habían dejado para usarse contra grandes males, para librarnos así de la versión maléfica de Jane que había matado a la mitad de nosotros en su mundo y ahora venía completamente ‘tocha’.

    – [Lexie]Como para olvidarme de ella.[/Lexie] – aseguró, comiéndose un nugget. Conté a ver cuantos llevaba, iba a tener que comprar más, con el pollo frito me podía el ansia.

    – [Idris]Bueno pues Xander tiene un plan para mandarla al vacío.[/Idris] – asentí haciendo una mueca con los labios. Tal cual sonaba, vivíamos en un mundo de locos. – [Idris]Y necesitamos gente para llevar uno de estos cada uno.[/Idris] – saqué la bolsita de tela de la chaqueta y saqué los tres discos: el de mi padre, el de mi madre y el del tío Bill. Me mataba no poder contar con Mike para esto, porque era el legado de los dos, pero él nunca habría aceptado. Tenía huevos que ahora tuviéramos más discos que personas.

    – [Lexie]Noah no quiere ni verme.[/Lexie] – dijo ella, jugueteando con uno de los discos.

    – [Idris]Se le pasará. Pero Noah no está con nosotros. Le parece mal plan.[/Idris] – le expliqué. Ni Noah, ni Leo, ni Mike, ni Kaylee, ni Jane, ni obviamente Nate. De momento solo Noah y Leo estaban activamente en contra y eso mismo es lo que íbamos a tener que usar para conseguir utilizar sus discos. Veréis, es fácil, no nos los iban a dejar y no los íbamos a coger por la fuerza, pero para detenernos tendrían que ir al Pico Tantree y si todo funcionaba, sus discos ya estarían allí. Quizá se verían arrastrados también a las Pruebas y no era lo más ético, pero no nos quedaba otra y seguramente nos perdonarían, al menos Noah, Leo daba igual porque tampoco podía empeorar. Sé que os gusta el plan, porque había sido idea mía.

    – [Lexie]Entonces contad conmigo.[/Lexie]-afirmó, orgullosa. Agradecí que no estuviera en mi cabeza para que no viese que técnicamente sí que acabarían en el mismo barco.

    – [Idris]Pues toma. No lo toques con muchas ganas salvo que quieras ver al tío Bill pasar sus Pruebas.[/Idris] – le acerqué el disco azul y rojo y ella lo sopesó. Me la imaginaba pensando cómo combinarlo.

    – [Lexie]Como sean tan divertidas como él…[/Lexie]- replicó, poniendo los ojos en blanco. Negué con la cabeza, pero me eché a reír. Pobre tío Bill.

    – [Idris]Ya te pasan los demás dónde quedamos. Hay que ir hasta el Pico Tantree.[/Idris] – le aclaré. Tenía pendiente mirar si algún portal me dejaba cerca del  sitio, pero teniendo a un tío que se teletransportaba, me daba un poco de pereza, así que seguramente Henry se dedicase a llevarnos a todos al sitio en cuestión, porque Dante ya había dicho que no volvería a usar su poder en una buena temporada.

    – [Lexie]Mierda, ¿senderismo? Paso.[/Lexie] – se quejó.

    – [Idris]Ya es tarde. De todas formas es más bien atravesar un portal dimensional que se va a abrir y pasar unas Pruebas.[/Idris] – repliqué. Ya no había forma de echarse atrás. – [i]Y seguro que la cercanía hace que os volváis a juntar.[/i] – pensé para mí. No hay nada como estar en peligro de muerte frente a un bicho que parecía sacado de un Final Fantasy para arreglar los amoríos y juntar al personal. Idris Solo-Novak, Celestino particular.

    Ojalá se me diese igual de bien solucionar mis propios problemas amorosos. Coquito y yo seguíamos igual que siempre, porque justo después de mi puñetera revelación y mis ánimos para arriesgarme a buscar algo más había tenido que aparecer el puñetero Henry con la misión de rescate y después la puñetera Omega con sus puñeteros poderes y la puñetera amenaza de Infinity además del puñetero despliegue de poder que había tenido Coquito allí dentro. Así que tenía demasiado en la cabeza como para declararme, pero por suerte seguíamos hablando tanto como de costumbre y viéndonos todo lo que podíamos.

    Así que os podéis imaginar que tenía bastante motivación para conseguir librarnos de todo eso de una maldita vez y volver a la paz. Lo que no sabía en aquél momento es lo que nos tenía reservado el Destino. Igual que los Moondies en su día, ahora nos iba a tocar estar una buena temporada volcados en salvar el mundo.

  • MÁS SOLA QUE LA UNA

    Lexie – Louna

    Noche

    Noah y yo habíamos quedado en el puerto justo al lado del puesto de los helados de ‘Arthur’. Estaba oscureciendo y la noche parecía que se presentaba fresca, pero no en exceso. Se suponía que era una cena informal en el restaurante con forma de barco que había frente a la playa, pero cuando me encontré con él, se había puesto un smokin y una pajarita. Os juro que no me caí redonda al suelo, porque encima de las plataformas era capaz de matarme.

    – [Noah]La moda en Louna es muy diferente[/Noah].- comentó al verme con unos shorts negros, un top rojo y unas cuñas rojas también.

    – [Lexie]¿Por qué no me has dicho que ibas a ponerte elegante?[/Lexie]- le pregunté enarcando una ceja tras los dos besos de rigor y el pellizco en el culo que le pegué.

    – [Noah]Era esto o camisetas de superhéroes.[/Noah] – sonrió cohibido.

    – [Lexie]Pero ahora cada uno vamos a una sitio[/Lexie].- me coloqué el pelo.

    – [Noah]Pero si vas arreglada, ¿no?[/Noah] – se encogió de hombros.

    – [Lexie]No[/Lexie].- expresé lo obvio.

    – [Noah]Si quieres cambiarte te espero, o me cambio yo…lo siento.[/Noah] – titubeó con nerviosismo.

    – [Lexie]Vale, espérame aquí[/Lexie].- le guiñé un ojo y le invité a un helado en lo de ‘Arthur’, mientras iba en dirección de una de las boutiques de las calles cercanas en la que vendían vestidos de fiesta que no eran demasiado caros. Por suerte, aún no habían cerrado y encontré un jumpsuit negro con escotazo y volví a donde estaba Noah después de regalarle a la chica de la tienda lo que llevaba puesto antes.

    – [Noah]Va…vaya.[/Noah] – soltó a verme. Se le caía la baba casi de forma literal.

    – [Lexie]Ahora sí[/Lexie].- sonreí. Lo bueno de esta cara era que casi nadie me conocía, aunque con este escote más de uno/a estuvo a punto de comerse un par de farolas.

    – [Noah]Estás muy guapa.[/Noah] – admitió.

    – [Lexie]Esa es la idea, cariño[/Lexie].- le guiñé un ojo y le limpié un poco de helado de vainilla de la comisura del labio.

    Él me sonrió.- [Noah]Lo has conseguido, totalmente.[/Noah]

    Comenzamos a andar ante las miradas de algunos Lounies y me enganché a su brazo. «Es mío, bitches», quise tatuarme en la frente.- [Lexie]Te voy a llevar a un sitio súper pijo[/Lexie].

    – [Noah]Te aviso que como mucho.[/Noah] – agachó la cabeza de forma timida. Ay, Noah…

    – [Lexie]¿Y qué comes?[/Lexie] – le susurré al oído. Por un instante se me pasó por la cabeza hacer el resto del trayecto en limusina, pero me parecía muy exagerado, así que lo deseché en el último momento.

    – [Noah]De…de todo.[/Noah] – le costó mantener la compostura. – [Noah]Te iba a invitar a mi casa un día pero ya no me atrevo.[/Noah]

    – [Lexie]O me invitas tú o Cora me dice dónde vives[/Lexie].- era broma (o no).

    Parecía extrañado. A ver si se había asustado- [Noah]No me tiene localizado.[/Noah] – me mostró su muñeca sin Infinity Band. En teoría, tendría que haber dejado de usarla también, pero en un mundo controlado por Infinity, no podías escapar de ellos – [Noah]Vivo en una cabaña de madera, en el Bosque de los Susurros.[/Noah]

    – [Lexie]Qué envidia[/Lexie].- a lo mejor mi padre me podía comprar una cabaña. O un bosque.

    – [Noah]No sé, viendo lo de esta noche creo que podrías comprar mi casa fácilmente.[/Noah] – señaló mi nuevo outfit.

    – [Lexie]Mis padres tienen pasta, pero no vamos a hacer un mundo de eso[/Lexie].- le resté importancia.

    Noah me miró y creo que le brillaron los ojos. Qué obvio era mi chico a veces.- [Noah]Cuando quieras puedes venir, conozco una zona bastante bonita.[/Noah] – la invita.

    – [Lexie]Yuju[/Lexie].- di un salto y le planté un beso en la mejilla.- [Lexie]Mierda, te lo he dejado marcado[/Lexie].- se lo limpié con el pulgar (y sin saliva).

    – [Noah]No te preocupes, así puedo fardar de que me ha besado una chica guapa.[/Noah] – me miró.

    – [Lexie]Ven[/Lexie].- tiré de él y entramos en el restaurante, que estaba cerrado para nosotros. Habían recogido todas las mesas y la nuestra estaba en el centro, con un mantel de hilo blanco y un jarrón de rosas rosas en el medio. Por el hilo musical sonaba ‘Home’, de Red Riding Wolf. Qué pena que hubieran acabado cada uno por su lado.

    – [Noah]¿No decías que iba muy arreglado?[/Noah]- preguntó mirando a su alrededor a ver al personal del restaurante darnos la bienvenida.

    – [Lexie]Este es mi castigo[/Lexie].- nos sentamos en la mesa. Frente a nosotros, solo estaban la playa de Louna y el atardecer.

    – [Noah]Que todos los castigos fueran una cena en la playa con una persona maravillosa.[/Noah] – le puse un dedo en los labios para que dejara de intentar ruborizarme.- [Lexie]Shhh[/Lexie].

    Pedimos las bebidas (vino con refresco de cola para mí y un té para él) y esperamos a la comida, que decidimos que fuera elección de la chef.- [Lexie]¿Me he pasado un poco? No pienses que quiero fardar de pelas ni nada[/Lexie].- me disculpé. Nunca sabía dónde estaba el límite entre ser agradable y pasarse de creída.

    – [Noah]No, claro que no. No pensaría eso de ti.[/Noah] – me miró a los ojos. – [Noah]Si después de esta noche sigo queriendo salir contigo, no pienses que es por dinero. Me habría pasado igual si hubiéramos cenado en un Infinity Burguer.[/Noah] – explicó dándole un sorbo a su té.

    – [Lexie]Me flipan las de un dólar[/Lexie].- me imaginé la salsa y me relamí.- [Lexie]Me podría comer un camión[/Lexie].- muchas noches, Idris y yo habíamos ido a comer unas cuantas.

    – [Noah]Están buenísimas.[/Noah] – se sinceró – [Noah]Te invito a una cuando terminemos.[/Noah]- llegaron los platos. Para él, una lasaña vegetal cuyas placas estaban fritas en lugar de al horno y para mí, un filete empanado con patatas. Era gracioso lo diferentes que éramos.

    El personal del restaurante se retiró y nos quedamos solos. Durante un rato, solo comimos escuchando por los altavoces al tostón de Zahara, que era la prima de Lana del Rey.-[Noah]Eh…Allie…[/Noah] – miró a ese fraude de lasaña sin carne – [Noah]Tampoco quiero asumir nada pero…bueno, me gusta pasar tiempo contigo. Mucho.[/Noah]

    – [Lexie]¿Y te gustaría hacer más cosas conmigo? Follar, por decir una[/Lexie].- sonreí después de tragar un trozo de carne.

    Noah se atragantó. – [Noah]Yo…eh…sí pero…Dos…[/Noah] – soltó una carcajada. – [Noah]…me gustas mucho Allie, no quiero que pienses que es solo por físico.[/Noah]

    – [Lexie]¿Qué tiene de malo si sólo es físico?[/Lexie] – me comí una patata con las manos. Las patatas fritas no se pueden comer con cubiertos o pierden la gracia.

    – [Noah]Pues…no es que tenga nada de malo…pero no querría que fuera solo eso.[/Noah] – se excusó.

    – [Lexie]¿Y la otra?[/Lexie]- pregunté como la cacho de cabrona que soy.

    – [Noah]No te voy a mentir. Lexie es mi mejor amiga y durante mucho tiempo sentí algo por ella.[/Noah] – se confesó. ¿Cómo podía ser tan mala? – [Noah]Pero la conexión contigo es…diferente. Sé que…bueno…que te quiero.[/Noah] – se sonrojó y la carne se me fue para Turee.

    – [Lexie]Coño[/Lexie].- tosí con violencia y me recompuse.

    -[Noah]P-perdón…¿me he pasado?[/Noah] – parecía preocupado.

    Cogí el móvil a tientas del pequeño clutch rojo y fui en dirección a la terraza.- [Lexie]No, no, es que…me llaman[/Lexie]- mentí. Noah se quedó tan quieto que ni terminó la lasaña.

    Llegué a la terraza con las piernas temblorosas y marqué el número de Idris sin pensarlo. Cuando descolgó, empecé a hablar. Por las pintas, parecía que estaba tirado en el sofá viendo algo el muy vago.- [Lexie]Idris, que me cago en la leche que me ha dicho que me quiere[/Lexie].

    – [Idris]¿Y Lexie?[/Idris] – Idris se lo estaba tomando a coña a jugar por las carcajadas que oía y a mí me estaban dando ganas de clavarle el tacón en los cojones.

    – [Lexie]Que es su amiga y yo qué sé qué más[/Lexie].- daba vueltas por el porche como una posesa.

    – [Idris]Vamos a ver, ¿a ti te gusta?[/Idris]- la pregunta de Idris me detuvo.

    – [Lexie]No sé[/Lexie].- mentí.

    – [Idris]O eres la tanuki que peor miente o he pasado mucho tiempo con mi padre.[/Idris] – confesó. – [Idris]¿Qué dudas tienes?[/Idris]

    – [Lexie]Que soy una colección de tías, mentirosa compulsiva y en mi versión de verdad, sorda y orco[/Lexie].- todos mis miedos parecían estar sentados conmigo en el porche.

    – [Idris]Un orco dice la tía…[/Idris] – bufó- [Idris]A ver, ciega sabemos que eres, pero aparte de eso, Noah está ligando con «Allie», no con Lexie, así que no te quiere solo por Lex y Xie.[/Idris]

    – [Lexie]Las llamo las Lexies[/Lexie].- me reí por no tomarme un Trankimazin.- [Lexie]Pero no puedo sacar esa apariencia porque me lo cargo todo[/Lexie].

    – [Idris]Pues vete en pelotas y usa tu poder para hacerle ver un vestido.[/Idris] – propuso. – [Idris]O puedes ser una postadolescente del presente y mandarle un mensaje como Lexie por si tienes dudas.[/Idris]

    – [Lexie]Es que no quiero que sepa quién soy. Ni que me quiera ni nada. Quiero irme a casa[/Lexie].- protesté.

    – [Idris]A ver, Bigotillos, no vas a huir toda tu vida[/Idris].- se me iluminaron los ojos al escuchar eso.

    – [Lexie]Es un buen plan[/Lexie].- Noah era tan sigiloso que no lo vi llegar. A saber cuánto había escuchado.

    – [Noah]Allie, he venido para disculparme pero…¿qué está pasando?[/Noah] – puso los ojos como platos al ver a Idris en la videollamada.

    – [Lexie]Mierda[/Lexie].- colgué con tanta rapidez que el teléfono se cayó al suelo y la pantalla se rajó. Tantos avances y los teléfonos seguían siendo de cristal.- [Lexie]Nada[/Lexie]

    Recogí el teléfono y me miró.- [Noah]Allie, explícamelo. Por favor.[/Noah]-  parecía dolido. Me miraba como si fuera un cachorrillo abandonado. ¿Qué había hecho?

    – [Lexie]No sé de qué me estás hablando[/Lexie].- mentí.

    – [Noah]Estabas hablando con Idris. No quieres que sepa quién eres. ¿Qué es todo esto?[/Noah] – estaba tenso.

    – [Lexie]¿Nada?[/Lexie] – y yo no sabía ni qué decir.

    Noah negó con la cabeza y entró con rapidez al restaurante a coger su bandolera. Los camareros y la cocinera debían estar flipando en colores.- [Lexie]Noah, no te vayas… por favor[/Lexie].- le pedí, ahora como Lexie Reed, su amiga. Qué bien me venían las ilusiones para no reventar los vestidos, pero me iba a costar untar a unos cuantos del personal del restaurante si no quería que contaran lo que podía hacer.

    – [Noah]¿Lexie?[/Noah] – la cara se le desencajó y yo asentí.

    – [Noah]¿Has sido las dos….todo este tiempo?[/Noah] – cada pregunta que me hacía, se me clavaba como un puñal. Era una puta mentirosa compulsiva adicta a hacer daño a la gente.

    – [Lexie]Te dije que era una ilusionista[/Lexie]. – me defendí. – [Lexie]Pero no que también era una Tanuki[/Lexie].

    – [Noah]Reed…¿Eres la hija de Karen?[/Noah] – se quedó pensativo.- [Noah]Y Lowell…por Fenris.[/Noah] – fui enseñándole una a una a todas mis chicas. Joder, mi padre me iba a matar cuando tuviera que soltar el pastizal que me iban a pedir estos cabrones.- [Noah]¿Cuál es tu cara real?[/Noah] – pregunta

    Volví a mi cara antes conocida como Allie. – [Lexie]Nací con esta[/Lexie].

    – [Noah]¿Alexandra Fenris?[/Noah] – me miró con tristeza y decepción.

    – [Lexie]No te enfades, por favor[/Lexie].- lo pedí en vano.

    – [Noah]Cinco años, Allie…Lexie…ni siquiera sé cómo llamarte.[/Noah] – estaba tan dolido que me estaba empezando a doler a mí.

    – [Lexie]Me puedes llamar «gilipollas»[/Lexie].- le propuse y él negó con la cabeza.- [Noah]Has estado en mi casa…te he contrado mis secretos…dos veces.[/Noah]

    – [Lexie]Noah, no lo entiendes[/Lexie]. – fui a cogerle la mano. – [Lexie]Yo… no sé qué decir[/Lexie].

    Él se liberó con rapidez.- [Noah]¿Y lo de Lexie aquella vez?[/Noah]- se refería a cuando me declaré. Ups.

    – [Lexie]Lo siento[/Lexie].- agaché la cabeza.

    – [Noah]¿Qué pretendías? Puedes ser sincera por una vez.[/Noah] – eso fue duro de escuchar y noté cómo me entraban ganas de llorar, pero aguanté.

    – [Lexie]No quería darte pena[/Lexie]. – señalé el audífono. – [Lexie]Me parecías demasiado bueno y demasiado guapo y…[/Lexie]- ahora sí me cayeron unas lágrimas.

    – [Noah]…cinco años.[/Noah] – me replicó.

    – [Lexie]No lo quiero justificar, pero soy un puto mapache[/Lexie]. – en realidad, sí me estaba justificando – [Lexie]En el juego ese que tienes en tu casa siempre hacen trampas[/Lexie].

    Él suspiró. Supongo que estaba harto.- [Noah]Tendrás que coger un taxi. Yo iré andando.[/Noah] – comenzó a caminar.

    – [Lexie]¿Te vas?[/Lexie]- no entendía nada.- [Lexie]La lasaña sigue ahí[/Lexie].

    – [Noah]Necesito pensar.[/Noah] – dijo sin más.

    –  [Lexie]No es la mejor excusa cuando eres super rápido, pero bueno[/Lexie].- me fui a la mesa a comerme mi cena.

    – [Noah]Hay cosas que es muy difícil procesar.[/Noah]- y allí me quedé.

    En un puto restaurante más sola que la una.

  • A TRES BANDAS

    Sarah – Casa de los Echolls

    Mañana

    Cuando empezó todo, a ratos me venía a la cabeza una canción que tarareaba mi madre con escaso éxito que venía a decir algo así como «qué difícil es tener dos amores y no estar loco». Lo curioso, es que al final no resultó tan difícil, aunque tuvimos que sortear muchas piedras en el camino, algunas de ellas puestas por nosotros mismos.

    El principio lo conocéis, al menos hasta que acabó «La Guerra de Moondale», pero quién iba a pensar que acabaríamos diciendo que estábamos los tres juntos. Eso no fue fruto de la casualidad, porque llegó un punto en el que Sasha era lo primero que pensaba al levantarme y mi último pensamiento antes de dormir. Lo fácil habría sido que Daniel saliese de la ecuación, pero es que cuando pensaba en ella, también estaba pensando en él.

    (más…)

  • DOS CORAZONES

    NOAH ARKKAN

    NOCHE – LOUNA

     

    Han sido unos días bastante ajetreados, incluso para mí, así que tengo que escribir con pausas, recuperando momentos concretos de mi memoria genética. Necesito que sea preciso porque en mi mente está empezando a crearse un cisma del que no sé cómo salir.

    Todo empezó unos días después de que Lexie y yo volviésemos a estar bien. Habíamos aprovechado la semana entre clases para pasar tiempo juntos como antes y ahora que sabía mi secreto, parecía que éramos aún más cercanos, aunque seguía sin saber demasiado de ella y de su entorno.

    Resultaba agradable reir juntos, pese a que había momentos en los que seguía sin saber cómo actuar, si demostrarle que me interesaba o no, porque temía perderla como amiga y si ella no había hecho ningún movimiento ahora que sabía que no era gay, probablemente fuera que no le interesaba.

    La primera parte del problema radicaba ahí, en que pasar tiempo con Lexie, compartiendo mi secreto, animándome a usar mis poderes para ir a sitios y hacer cosas divertidas juntos, me hacía sentirme cerca de ella y plantearme si debía relegar mis sentimientos a un cajón y conformarme con la amistad o ir más allá.

    Ese día Lexie terminó por convencerme de confesar mi secreto a Niall. Desde que pasábamos más tiempo juntos teníamos miedo de dejarle de lado, pero era difícil si no sabía mi secreto. Así que la mejor forma era confiar en él.

    Tampoco creas Destina, que es algo fácil, una idea que se te ocurre y dices, eh, voy a contarle mi secreto, ¿qué podría pasar? ¿que se reabra la Iniciativa y me conviertan en un experimento en un laboratorio? ¿que me tomen por un demonio bíblico y me quieran quemar? ¿que el Gobierno descubra la cantidad de sobrenaturales que hay en Ripper y lo acabe con un bombazo como estaban a punto de hacer en aquél futuro que vio mi padre? Eran demasiados riesgos, pero al final lo que había sobre la mesa era decidir si la amistad con Niall merecía la pena o no.

    Iba a ser un fin de semana movido. El sábado tenía mi cita con Allie en Louna, mi segundo «problema», luego entraré en detalles. Así que el viernes por la tarde, quedé con Niall y Lexie y después de repetir la bochornosa escena de cogerles en brazos, me los llevé al primer sitio que me pasó por la cabeza con los nervios.

    – [Lexie]¿Estamos en París?[/Lexie]- preguntaó Lexie, emocionada. Me dio pena decirle que no.

    -[Niall]La verión casposa de París.[/Niall] – replicó Niall, que parecía estar llevando muy bien el hecho de acabar de descubrir que los poderes existían, salvo que no acabara de hacerlo y él también tuviese un secreto.

    – [Noah]Las Vegas. Cruzar el charco me parecía mucho para la primera vez.[/Noah] – expliqué. No, no soy un fan de Las Vegas, pero me acordé de eso que decía Lexie de que solo se casaría en Las Vegas, sola. Esperé a ver cómo reaccionaban, concretamente Niall, Lexie ya estaba más o menos curada de espanto con mi poder. – [Noah]De ahí viene lo de ser inquieto, Niall.[/Noah] – le aclaré. Técnicamente sí tenía TDAH, pero cuando te acostumbras a que el resto del mundo sea lento para ti, es difícil no serlo. Al menos yo no sabía no serlo. Tampoco sé exactamente cómo se sienten los que lo tienen sin pasar por un poder como el mío, así que no suelo meterme en el mismo saco para no trivializarlo.

    – [Niall]Ahora tiene sentido que seas tan culo inquieto.-[/Niall] – sentenció él, sonriendo. Niall era un tipo muy zen, un buen amigo desde el principio, pero hablaba muy poco de su vida. Era mayor que nosotros, pero empezó en el Hedy Lamarr cuando lo hice yo. Solo sé que venía de un pequeño pueblo y que no podía derrochar, económicamente hablando. Era uno de los motivos por los que Moondale tenía tanta movilidad de residentes, por los alquileres y matrículas más bajos. Otro de los motivos era la Misthral, la fuente de magia que atraía a los sobrenaturales e influía directamente sobre el primer motivo, por las víctimas de los vampiros y en general una mortalidad llamativa. Y la tercera era la mezcla cultural que atraía el turismo, era la Europa que puedes visitar sin ir a Europa.

    – [Lexie]Eres la versión Moondie de Barry Allen[/Lexie].- dijo ella sonriendo. Yo era más del Wally West de la ‘silver age’ pero Barry también estaba bien. – [Lexie]Pero Las Vegas es un poco cutre[/Lexie]. – al escucharla decir eso intenté buscar el momento en el que decía lo de casarse y me di cuenta de que no había sido ella, si no Allie. Maldita sea, ¿cómo podía haberlas confundido? Si no se parecían en nada. Sí, ya he dicho antes que luego entraría en detalles pero el resumen es que mi problema es que estoy confundido porque me gusta mucho pasar tiempo con Allie, pero también con Lexie y ya no sé con quién de las dos prefiero estar, así que no me atrevo a dar el paso con ninguna.

    – [Noah]¿Quéreis ir a otro sitio? Cuando le cuente mi otro secreto podremos ir donde queráis.[/Noah] – comenté, esperando el momento idóneo para transformarme. No penséis que no me sentía orgulloso de mi aspecto Rakkthathor, para nada, pero para no destacar ni provocar el pánico entre la gente, era más fácil parecer humano.

    – [Niall]Antes de irnos me gustaria ir a algun teatro para probar suerte, dicen que tengo una voz vibrante.-[/Niall] intervino Niall, sonriendo. Le había escuchado cantar un par de veces y tenía una voz impresionante, pero no se atrevía demasiado a cantar delante de mucha gente. Y eso que normalmente era desinhibido.

    – [Lexie]Si te haces famoso, no te olvides de nosotros[/Lexie].- replicó Lexie. Había barajado varias veces la teoría de que Lexie venía también de un hogar humilde, como Niall, aunque a ella le avergonzaba. Pero no todo encajaba en esa historia, a veces llevaba cosas que no parecían nada baratas.

    – [Niall]Pero si estas forrada…-[/Niall] sentenció Niall. Lexie le dio un codazo, pero aunque me hiciese el despistado conmigo no funcionaban esas cosas.

    – [Noah]Tengo la sensación de que me pierdo algo, pero cada uno debe decir lo que quiera decir.[/Noah] – comenté, tratando de dejar claro que mi amistad con ellos no se iba a basar en lo que me contasen. Yo había contado mi secreto y ellos tenían que decidir si compartían los suyos o no. – [Noah]Yo ya he tenido bastantes secretos con vosotros.[/Noah] – les indiqué. Hice una seña y nos fuimos a un sitio apartado de la vista, aunque allí nadie se extrañaría demasiado al verme en mi forma de demonio, lo tomarían por parte de un espectáculo.

    – [Niall]Lo siento, tienes razón. Tengo que confesaros algo… soy gay.-[/Niall] replicó Niall, que no se inmutó al verme. Me imaginé a mi mismo en un manga, transformado delante de ellos con una gota en la frente.

    – [Lexie]El plot twist habría sido que fueras hetero[/Lexie].- replicó Lexie, poniendole una mano en el hombro.

    – [Noah]Decepcionantemente poco sorprendido…[/Noah] – pensé para mí mismo. O Niall era tan zen que todo le daba igual o había algo que no estaba contando.

    – [Niall]Esta bien, puestos a sincerarse.-[/Niall] hizo un gesto con la mano y soltó un grito leve, pero que partió en pedazos un viejo cartel de plástico y «despelucó» como diría Lexie un árbol cercano. Grito sónico.

    – [Noah]Eso explica lo de la falta de sorpresa.[/Noah] – sentencié, riéndome. Así que Niall también había sido un sobrenatural todo ese tiempo. Eso explicaba lo de no cantar en público, quizá tenía miedo de «volar la peluca» a quien le escuchara.

    – [Lexie]Bueno, pues ya nos hemos sincerado todos[/Lexie].- añadió Lexie, mirando a nuestro alrededor, distraída. No quería presionar, pero era un pequeño estigma entre nosotros su gran secretismo. No hacía falta contárselo todo, pero teníamos confianza y era evidente que algún secreto importante guardaba. No es que tuviese que contarlo por mí, si no por ella misma, para apoyarse en nosotros con lo que fuera que le pasaba.

    – [Noah]A ti tampoco es que te resultase lo más raro de este mundo cuando te hablé de demonios. Ni siquiera me preguntaste qué es un demonio cruzado.[/Noah] – me di cuenta de que quizá estaba presionando demasiado al compartir mis observaciones y me quedé un poco helado. Desventajas de que tu lengua sea tan rápida como tu cerebro. Destina, recuérdame que no diga esa frase en voz alta delante de Allie.

    – [Lexie]Soy una persona inteligente[/Lexie].- replicó, mirándome fijamente, muy seria. Sus penetrantes ojos azules me taladraron y reculé.

    – [Noah]No te falta razón.[/Noah] – comenté, dejándolo pasar. – [Noah]Bueno, ¿dónde vamos?[/Noah] pregunté. Al mover las manos me di cuenta de que aún estaba en forma Rakkthathor.

    – [Lexie]Con esa pinta, no creo que vayas a ningún sitio[/Lexie].- me recordó. Cambié a mi forma humana y me vestí sin que nadie me viese. Sí, resulta un poco raro estar desnudo de Niall y Lexie incluso aunque fueran incapaces de verme.

    – [Niall]Bueno yo puedo ir volando a donde queráis, pero no precisamente en este momento.-[/Niall] – dejó caer, críptico.

    – [Noah]¿Volando? ¿Tienes más de un poder? ¿O…[/Noah] – o era otra cosa. En este mundo hay muchos tipos de sobrenaturales, Destina.

    – [Niall]O otra cosa.-[Niall] añadió. Así que Niall también tenía un secreto doble. Sobrenatural y con poder, un combinación no muy habitual, pero cuya presencia aumentaba enormemente si te acercabas a la Misthral. Si el mundo necesitaba nuevos Daë, quizá Niall y yo podríamos ser dos de ellos.

    – [Noah]Soy medio demonio, si quieres contarlo, adelante.[/Noah] – le recordé. Me gustaban las adivinanzas desde pequeño, y los juegos de misterios y puzzles, así que barajé las posibilidades en mi mente. Si no era por poderes, podía ser un demonio alado, un aviántropo o un elemental de algún tipo. Salvo que fuese un hechicero o brujo y volase con su magia.

    – [Lexie]¿Nos vamos a un casino?[/Lexie]- propuso Lexie.

    – [Niall]Si ganamos en el blackjack tienes que contar algo de ti.-[/Niall] Niall la miró fijamente, alzando una ceja. – [Niall]Soy aviantropo.[/Niall] – añadió, sin apartar la mirada. Asentí, con una ligera sonrisa. En realidad tenía muchas preguntas sobre los aviántropos pero me las callé para no atosigarlo.

    – [Lexie]No tengo nada que contar[/Lexie].- sentenció Lexie, encogiéndose de hombros. Estaba empezando a disimular mal, como si estuviera deseando dejar salir algo de sí misma.

    – [Noah]No pasa nada si no le apetece contarlo. [/Noah] – comenté, intentando ayudarla.

    – [Lexie]Es que no tengo nada que contar[/Lexie].- su voz sonaba nerviosa, como si estuviera inmersa en un debate eterno, como si temiese decir la verdad.

    – [Noah]Lexie, cada uno es libre. Para mí por ejemplo es un alivio que lo sepáis. Quizá para ti también lo sería.[/Noah] – no sabía qué más decir, a veces cuanto más piensas una respuesta menos idea tienes de qué decir. Lo que estaba claro es que Niall sí sabía su secreto.

    – [Niall]Tienes más cara espalda.-[/Niall] añadió Niall, mirándola fijamente. Ella le mantuvo la mirada y entonces chasqueó los dedos. Al principio no nos dimos cuenta, pero pronto escuché un sonido de succión.

    Me giré y vi…es difícil de explicar Destina, pero estaba allí, de pie, enrollándome con Niall, pero él estaba también a mi lado. Usé mi velocidad para analizarlo, tenía que ser una ilusión, pero embriagaba a todos los sentidos, era casi imposible distinguirla de la realidad.

    – [Noah]No sé si son ilusiones o fantasías.[/Noah] – repliqué riendo. No me molestaba verme así con Niall, creo que ambos teníamos claro que no éramos del tipo del otro, solo amigos. Chasqueó de nuevo los dedos y la siguiente visión sí me traumatizó. Era mi hermano mayor sin camiseta, por suerte Niall y yo ya no estábamos de fondo.

    – [Niall]Ahora nos vamos entendiendo.-[/Niall] – sonrió Niall.

    – [Noah]¿Qué le pasa a todo el mundo con mi hermano?[/Noah] – pregunté, llevándome la mano a la frente.

    – [Niall]¿Pero tu lo estas viendo?.-[/Niall] sentenció él, señalando la ilusión. Se hizo el silencio. Él dramatizó, llevándose una mano a la frente para quitarse el sudor. – [Niall]Que calentón más tonto.-[/Niall] – Lexie saltó en mi ayuda y chasqueó de nuevo los dedos. Mi hermano descamisado pasó a ser una versión en bikini de Kaylee, algo más desmejorada por la perspectiva de Lexie, que aún no había arreglado las cosas con ella. Intenté no mirar a Kaylee, que de cuerpo parecía bastante realista, y le hice una seña para que lo quitase.

    – [Niall]Qué bajón…[/Niall]- se quejó Niall.

    – [Lexie]Puedo proyectar ilusiones[/Lexie].- comentó, restándole importancia, aunque no estaba muy seguro de que la intención real fuese restarla. Me reí, conocía bien a Lexie.- [Lexie]Tampoco es que sea una de las Embrujadas[/Lexie]. – aseguró. A Elle, Kay y Amy les encantaba. Por un momento pensé si no podríamos empezar a hacer algo por volver a estar todos juntos.

    – [Noah]Pues sí que teníamos secretos después de todo este tiempo.[/Noah] – respondí, aliviado. Aun así Lexie tenía un secreto más profundo, la raíz de su forma de actuar, de todas las veces en las que había intentando huir. Pero era su decisión si lo compartía o no.

    – [Lexie]Tampoco hay que contarlo todo el primer día[/Lexie].- farfulló, algo molesta.

    – [Noah]No te enfades, simplemente me alegra saber más de vosotros.[/Noah] – temí haberla cagado pero ella me sonrió y se acercó para darme un beso en la cara.

    A partir de ese momento tratamos de pasar una noche divertida, aunque no fue en Las Vegas donde nos quedamos. Era agradable tener amigos con los que compartir tanto. Aunque en mi pecho siguiera instalada la duda de si lo que sentía por Lexie era algo más.

    Por si ya tenía pocas dudas respecto a lo que sentía por Lexie, el sábado me pasé el día nervioso e inquieto, pensando en la «cita» con Allie. La noche anterior me había dejado a punto de decidirme por decirle a Lexie cómo me sentía, pero en cuanto estuve en Louna, frente a Allie, tan guapísima y arreglada como siempre, dejé de tener nada claro. De hecho a ratos me costaba hasta pensar, Destina.

    Caminamos por la playa disfrutando de uno de los helados de Arthur.

    – [Noah]Siguen siendo los mejores helados.[/Noah] – comenté. Me sentía extraño caminando a su lado, no dejaba de pensar en si la gente que nos cruzábamos estaría preguntándose qué hacía esa muchacha tan impresionante, con unos vaqueros ceñidos, un top que dejaba a la vista el ombligo y tacones altos con un tipo delgado vestido con una camiseta de Thor y unos vaqueros sencillos.

    – [Lexie]Lo sé.[/Lexie]- dijo lamiendo el helado mientras yo luchaba para evitar que mi mente hiperactiva tuviese pensamientos impuros. Pero te juro Destina que el chocolate se derretía antes de tocar su lengua.

    – [Noah]¿Cómo es que has terminado en la Universidad de Moondale?[/Noah] – pregunté, cambiando a un tema que no me terminase haciendo vibrar como el mando de una videoconsola. Nos habíamos visto algunos días por el campus desde aquél primer día, pero no habíamos hablado de otra cosa que no fueran nuestras aficiones.

    – [Lexie]Barata y nota de corte baja.[/Lexie]- respondió sin darle importancia. Lo de barata no me lo creí demasiado, no sabía si todos en Louna vestían como ella, pero siempre parecía que acababa de estrenar lo que llevaba puesto.

    – [Noah]Y aun así hay plazas. Se ganó mala fama la ciudad.[/Noah] – como te explicaba antes, la tasa de mortalidad había influido mucho en la ciudad. Por suerte ya no era tan alarmante como hacía un par de décadas. Aún había fallecimientos «inexplicables» pero gracias a Sasha y al resto de Moondies en sus ratos libres, la situación estaba más tranquila. Xander y yo nos dedicábamos con nuestros alter ego a cosas más mundanas, robos, atracos… Te confesaré algo, Destina, es fácil intentar no ser violento, no siempre resultaba difícil, pero a ambos nos había costado mucho cuando nos habíamos topado con intentos de violación. En última instancia no hicimos nada grave, pero costaba considerar personas a gente así. ‘Origami‘, el alter ego de Xander, se había encargado de montar un número para ese tipo de avisos y distribuirlo por todo el campus. Si recibía cualquier llamada, podían asegurarse de que yo estaría allí en unos segundos.

    Recuerdo perfectamente el momento en el que nos hicimos los trajes. Al principio todo empezó una tarde después del cine. Escuchamos unos gritos y ayudamos a una pareja a la que estaban atracando. La idea se empezó a fraguar en nuestras cabezas y ya que sus padres no le dejaban ir de caza, decidimos poner nuestras habilidades al servicio de los que tenían menos poder. El ‘Gran Saiyaman nos había influido mucho, ‘Dragon Ball‘ nos había marcado, aunque Xander era más de Vegeta y Trunks y yo de Piccolo y Bardock.

    – [Noah]¿Estás seguro de que es un buen color para esto?[/Noah] – pregunté al verle unos días después, cuando se presentó con su traje para ocultar su identidad.

    – [Xander]Sí, si voy a ser un símbolo tendré que ser de mi color favorito. Además, Lucy y Sasha me ayudaron.[/Xander] – comentó. Estiró los músculos para comprobar que el traje se adaptara. Era completamente blanco, tanto los pantalones, como las deportivas y la sudadera con capucha. Por el brillo parecía cuero, como el traje de su segunda madre.

    Me encogí de hombros y asentí. – [Noah]Es un buen efecto. ¿Llevas el símbolo?[/Noah] – pregunté. Había dedicado casi un día sumergiéndome en la memoria genética para encontrar algo que nos simbolizará y honrara el trabajo que habían hecho y seguían haciendo nuestros padres. Xander bajo la cremallera de la capucha y dejó ver una camiseta negra con un símbolo blanco en el medio. Era la forma de una luna, trazada con una brocha y sin terminar de cerrar, como el evento que abrió el Axis Mundi, en los países asiáticos también era el símbolo zen.

    Yo por mi parte opté por pedirle a Lucy un traje como el que habían llevado los Moondies en la Guerra de Ripper, solo que en lugar de combinar tonos con el negro, era de color aguamarina oscuro. Discreto. No necesitaba nada para taparme la cara porque si era suficientemente rápido nadie me vería. Xander por su parte llevaba una máscara que le dejaba al descubierto la boca y la nariz pero cubría las mejillas. En ese momento la veía muy práctica, luego llegaría a odiarla porque le daba calor, le picaba y a veces le hacía difícil gesticular.

    Salimos a la calle sin unos nombres en clave y la gente acabó llamándonos ‘Spark’ y ‘Origami’. Pensaban que éramos unos meros vengadores enmascarados que luchaban contra el crimen por sí mismos, pero pocos llegaban a pensar que teníamos algún tipo de poder, salvo los que rescatábamos. Como siempre, la opinión pública se lo tomó como marketing y la ciudad tiró también en esa dirección.

    Habíamos hecho unas cuantas cosas buenas, pero que la Universidad de Moondale tuviera fama ahora de centro libre de agresiones era una de las cosas que más nos enorgullecía.

    Que Xander se hubiera ido a Merelia no cambiaba demasiado las cosas, yo seguía tardando el mismo tiempo prácticamente en ir a buscarle y podíamos seguir con nuestro trabajo.

    Pero bueno, volviendo al presente, ¿he dicho ya lo guapísima que estaba Allie bajo la luz anaranjada del ocaso?

    – [Lexie]Es que es una ciudad fea y con mucha actividad sobrenatural.[/Lexie]- puntualizó. Me dolió un poco el orgullo Moondie que llamara fea a la ciudad. Vale, le faltaba playa, pero tenía el lago, y el bosque donde estaba mi casa y… Paré de pensar en mis argumentos cuando caí en que había dicho «sobrenatural». – [Noah]¿Sobrenatural?…luego hablamos de lo de fea.[/Noah] – pregunté, intrigado. Moondale es un poco como la Roswell de lo sobrenatural, había gente que creía y gente que no, y luego había gente que creía demasiado, claro, no pienses Destina que no había fanáticos de los vampiros que simulaban vivir como ellos. Sasha y Dominic se los habían encontrado alguna vez, siendo mordidos de verdad por vampiros reales.

    – [Lexie]Decían que había vampiros, demonios… yo qué sé.[/Lexie]- replicó, encogiéndose de hombros.

    – [Noah]¿Crees en eso?[/Noah] – pregunté, tratando de parecer informal.

    – [Lexie]Puede.[/Lexie]- respondió ella, dudando.

    – [Noah]¿Te dan miedo?[/Noah] – seguimos caminando. La playa estaba muy tranquila ahora que había caído la noche. La brisa fresca no me molestaba demasiado, incluso como humano, mi temperatura corporal era mayor.

    – [Lexie]Solo le tengo miedo a quedarme sorda del todo y no creo que eso lo puedan hacer los sobrenaturales.[/Lexie]- afirmó, mientras seguía comiéndose el helado.

    La miré durante unos instantes, pensando. Los últimos días me habían hecho pensar mucho en la verdad, en lo que significan los lazos con las personas que te importan y el papel de la sinceridad en ellos. – [Noah]Quiero contarte una cosa.[/Noah] – le dije, pensativo. Ella asintió y caminamos un par de pasos más, hasta quedar cubiertos por una caseta de vigilantes.

    Suspiré profundamente y relegué mis miedos en un rincón, todos los pensamientos de todo lo que podía salir mal. Dejé que mi cuerpo actuase y en un segundo estaba frente a ella con mi ropa doblada en mis manos de Rakkthathor. Tengo que confesar una cosa, fue raro desnudarme delante de ella, incluso sabiendo que no me veía. Bueno, no estaba del todo desnudo, llevaba la ropa interior, que por mucho demonio que fuese, sin nada de ropa se me veían ciertas partes, y yo no era tan abierto a la desnudez como mis padres y mi hermano.

    – [Lexie]¡La leche![/Lexie]- respondió, abriendo mucho los ojos.

    Sonreí, con miedo a que mis dientes afilados la asustasen. – [Noah]Soy mitad demonio. No quería…empezar con mal pie.[/Noah] – expliqué. Era una suerte que a mí no me hubiera pasado lo mismo que a mi padre. Yo podía hablar de forma fluida en mi cuerpo humano y el demoníaco, sin embargo el Rakkthathor lo había tenido que aprender.

    Allie se acercó y llevó una de sus suaves manos sobre mis escamas, acariciándolas.

    – [Lexie]¿Hay más como tú?[/Lexie] – preguntó, interesada, estaba más cerca de lo que nunca había estado. Tenía ganas de abrazarla contra mí, sentir su cuerpo caliente contra el mío.

    – [Noah]Solo mi padre. Nuestra raza se extinguió y él…fue un poco Jurassic Park. Le crearon.[/Noah] – sinteticé. Había mucho que contar de la historia de mi padre. La memoria genética, el adn conservado en ámbar, el humano potenciado, la Iniciativa…

    – [Lexie]No me conoces de nada y me lo has contado.[/Lexie]- dijo, sorprendida. Parecía que le había calado hondo. Era curioso ver lo diferente que se lo habían tomado Lexie y ella. – [Lexie]Gracias.[/Lexie] – añadió, mirándome a los ojos con una sonrisa. Lexie era mi mejor amiga pero Allie, era totalmente diferente, conectábamos a un nivel muy profundo, o eso quería pensar.

    – [Noah]Tú has hecho lo mismo con tu miedo.[/Noah] – le respondí. Contar nuestros miedos a una persona es un acto muy profundo. Normalmente los seres vivos tratamos de ocultar nuestras inseguridades, una medida de defensa, un instinto casi animal. – [Noah]Pase lo que pase, seguirás siendo tú. No te avergüences de ello.[/Noah] – no sabía muy bien qué decir, tenía miedo por ella, pero me aseguraría de hacer todo lo posible porque su miedo no se cumpliera nunca. Llevé lentamente una de mis manos a su pelo y lo acaricié. Sentí mi cola moverse involuntariamente.

    – [Lexie]¿Eso de atrás es tu… bueno, la tranca? [/Lexie]- preguntó aguantándose la risa. Me eché a reír al escucharla hablar así y miré sin darme cuenta mi cola. Ya te he hablado de mi padre muchas veces, Destina, pero lo que quizá no he dicho es que él y yo nos diferenciamos en algo más que el color de las escamas. Mi padre fue resultado de la clonación y al mezclar su adn con el de un humano, una característica Rakkthathor quedó inhibida, la cola. Al menos eso teorizamos, creo que mi padre prefiere no pensar que se la quitaran a propósito, jugando con su genética o extirpándola en sus primeras etapas. Yo sin embargo, nací con ella. Al principio se hizo raro saber que estaba ahí cuando me transformaba, pero con el tiempo te acostumbras y aprendes a moverla como una extremidad más. Estaba cubierta de escamas como el resto de mi cuerpo, más ancha que mis brazos en la base y se iba estrechando hasta una punta más fina.  – [Noah]No…no, es mi cola. Lo otro está…bueno, donde debería estar.[/Noah] – me atraganté con mi propia saliva de una forma bochornosa. Hablar de mis partes con Allie era…extraño.

    – [Lexie]Ohhhh.[/Lexie]- fingió decepcionarse y se echó hacia atrás.

    Seguí la broma y me reí. – [Noah]Hay una cosa más.[/Noah] – sin darme cuenta, a Lexie y a Allie les había contado mis secretos en el mismo orden y a Niall al revés. Accedí a mi velocidad y me alejé de la playa. Por mucho que corriera, sentía como si Allie fuera una fuerza gravitatoria que me absorbiese, pero me apetecía hacer algo por ella y seguí corriendo. Como no me apetecía cruzar el atlántico, corrí hasta Alaska y crucé el estrecho de Bering a nado. Te confesaré algo, pese a mi velocidad, no fue fácil cruzar a nado esos más de ochenta kilómetros con una mano alzada para no mojar mi ropa, secarme, comprar un helado en Italia dando gracias porque acabase de abrir una heladería madrugadora por el que pagué como por cinco de Arthur’s por estar en el centro y volver con él y la ropa metidos en una caja transparente.

    – [Lexie]¿Qué?[/Lexie]- preguntó Allie, sorprendida al verme con el helado en la mano y la caja transparente en el suelo.

    – [Noah]No es un helado de Arthur, pero me imaginé que querrías probar uno de Italia.[/Noah] – le dediqué una sonrisa mientras se lo tendía. – [Noah]El tema es que conla velocidad…[/Noah] – no estaba tan esplendoroso en su tarrina como cuando lo había comprado unos segundos atrás. No había contado con el calor que se desprendía de mi velocidad. Normalmente cuando corría, como lo hacía usando una versión de la electrokinesis de mi padre, se generaba una especie de campo a mi alrededor que me protegía, al igual que a la gente que llevaba, de consumirse por la velocidad o acabar mal de la cabeza. La caja se había salido un poco de ese campo y el calor había empezado a derretir el helado antes de tiempo.

    – [Lexie]¿Eres como… ese que corre?[/Lexie] – preguntó, probando el helado que acababa de traerle. Bueno, al menos aún parecía helado y no había llegado a sopa.

    – [Noah]¿»Spark»?[/Noah] – pregunté. Quizá me pasé un poco pensando que hablaba de mi alterego.

    – [Lexie]No, Flash.[/Lexie] – replicó. Fue una suerte que los medios no me llamasen así al correr rumores de mi velocidad. Menos mal que no me había apetecido vestirme con la bandera de España. Había estado allí con mis padres hacía unos años y no te creas Destina que les gusta mucho su bandera.

    – [Noah]Algo así. Mi padre controla la electricidad y yo en teoria también, pero solo sé ir rápido.[/Noah] – confesé, un poco frustrado. Cuando estuve en el cuerpo de mi madre conseguí manifestar su poder, pero sin embargo con el de mi padre estaba limitado.

    – [Lexie]No os aburrís en casa.[/Lexie]- comentó, riéndose. Me apeteció que conociera a mi familia, enseñarle nuestras cabañas y lo bonito que era el Bosque de los Susurros cuando lo conocías. Lexie había estado allí y le había encantado, creo, con Lexie nunca se sabía de verdad lo que opinaba.

    – [Noah]Pues ya lo sabes casi todo de mí.[/Noah] – aseguré. – [Noah]Espero no…asustarte.[/Noah] – como decía Xander, a veces lo más fácil es decir lo que uno siente.

    – [Lexie]Pues no me asustas.[/Lexie]- dudó si tenderme uno de sus helados, así que alcé la mano para dejarle claro que tenía miedo de sus «gérmenes». Y después del viaje, otro helado de Arthur’s me venía bien.

    – [Noah]Me…gusta pasar tiempo contigo, Allie.[/Noah] – forzarme a decir lo que sentía no era nada fácil para mí, pero teniendo en cuenta que mi mejor amiga había pensando durante dos años que era gay por no decir las cosas, estaba claro que tenía que hacer algo diferente.

    – [Lexie]Qué mono eres.[/Lexie] – dijo, mirándome.

    – [Noah]Si alguna vez te apetece podemos…volver a quedar.[/Noah] – añadí, tratando de no sonrojarme.

    – [Lexie]¿Te viene bien mañana?[/Lexie] – preguntó ella, sorprendiéndome.

    Sonreí, sin poder evitarlo, de hecho se me quedó en la cara la sonrisa. – [Noah]Tengo todo el tiempo del mundo.[/Noah] – respondí.

    – [Lexie]Un día te voy a comer, Noah. Ya verás.[/Lexie] – dijo ella. Me pasaron muchas cosas por la cabeza en el lapso de un segundo, muchas posibles respuestas y muchos desenlaces, pero al final, los nervios me traicionaron.

    – [Noah]A c…¿comerme?[/Noah] – pregunté, maldiciendo mi titubeo.

    – [Lexie]Roarrr.[/Lexie]- gruñó ella, bromeando.

    – [Noah]¿Q-quieres ir a por una hamburguesa?[/Noah] – le pregunté. Me empezaba a notar un poco flojo después de la carrera. O quizá eran los nervios.

    – [Lexie]Tengo una idea mejor: nos vamos de tapas y te pides una de hamburguesa.[/Lexie]- propuso, guiñándome un ojo.

    – [Noah]No te voy a decir que no.[/Noah] – repliqué con una sonrisa, con ella iría a cualquier parte.

    Tiró de mi brazo y colocó mi mano en su cintura. Tragué saliva y casi me atraganté. Los nervios me traicionaron más que nunca y la mano que tenía en su cintura vibró, hasta que conseguí controlarla.

    – [Noah]P-perdón, me pasa cuando estoy…ehm, nervioso.[/Noah] – le expliqué, era una suerte que hubiera pasado después de contarle el secreto y no antes.

    – [Lexie]Se me ocurren muchas cosas para una mano vibradora, pero de momento, somos solo amigos.[/Lexie] – añadió, mirándome fijamente. Me costó aguantarle la mirada y tropecé. Caminé a su lado, más juntos que nunca, sintiendo que mi mano en su cintura nos conectaba, que nos hacía uno.

    Amigos, había dicho. Había añadido de momento, así que quizá podíamos llegar a ser algo más. Pero que de momento fuéramos amigos me daba tiempo para aclarar mis ideas respecto a ella y a Lexie. La verdad es que para ser muy rápido, a veces tardo mucho en decidir algo porque le doy aún más vueltas. No sabía que me quedaba más de un año disfrutando de la compañía de ambas sin ser capaz de decidir qué sentía y por quien. Tenía ya entregados los dos corazones que tenía mi especie.

  • TRES ENTRADAS EN UN DÍA

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA – ÁTICO DE LOS SOLO-NOVAK, LOUNA

    Bueno, aquí estoy de nuevo, tengo demasiado tiempo libre, pero como sé que os gusta saber de mí, vamos a contar la otra parte del día que decidí mi futuro. Luego no me llaméis pesado por escribir dos veces en unas horas. O por ser la tercera entrada de hoy.

    Después de hablar con mi madre me senté un rato a leer ‘El Marciano‘, un libro que ya tenía unos cuantos años pero que me hacía partirme de risa cada poco con su protagonista. Entre carcajada y carcajada, escuché unas llaves en la puerta de casa, solo podía ser mi padre.

    – [Idris]Papa papa.[/Idris] – le llamé, al verlo cruzar el umbral.

    – [Vincent]Hola hijo. ¿Qué tal?[/Vincent] – preguntó con una sonrisa. Caminó hasta el salón con la cojera un poco más evidente, hoy debía ser uno de los días dolorosos, otros apenas se le notaba. Por suerte ni siquiera esa lesión había minado su ánimo. – [Vincent]¿Y tu madre?[/Vincent] – preguntó, buscándola con la mirada.

    – [Idris]Fuera, con sus plantas.[/Idris] – dije, señalando la terraza. Mamá no había debido oír la puerta, porque si no, ese par de agapornis habrían corrido el uno contra el otro como si no se hubieran visto en años. – [Idris]Necesito hablar contigo de una cosa.[/Idris] – le comenté. Había resuelto mi duda romántica más o menos y ahora necesitaba resolver la laboral, y para eso les necesitaba a los dos. No es que no apreciara la opinión romántica de mi padre, pero sabía que me iba a apoyar sin reservas.

    – [Vincent]Dame un segundo y ya mismo vengo.[/Vincent] – se disculpó. No pude evitar reírme, el tío después de veinte años lo primero que hacía era ir a buscar a mi madre para darse cariñitos. Eh, no penséis mal, nada subido de tono, eso cada uno en su cuarto, coche, playa o lo que sea.

    – [Idris]Vale pero con cuidado, que me veo viejo para tener un hermano nuevo.[/Idris] – bromeé. En realidad me gustaba ver que todavía se querían tanto. Diana había bromeado alguna vez con ellos recordándoles el nacimiento de Mike unos meses después de que siguieran manteniendo que habían empezado a estar juntos como un arreglo. Claaaaro que si. Diana es mi musa, por cierto, mi spirit person.

    Mi madre fingió mirarme mal y volvió de la terraza después de diez minutos. – [Idris]¿Ya?[/Idris] – pregunté, muerto de risa. – [Idris]¿Es que no pensáis en esas pobres plantas?[/Idris] – añadí. Mi mente sucia me imaginó dentro del cactus de la habitación de Ellie.

    – [Vincent]Anda, hazme un sitio.[/Vincent] – papá se sentó a mi lado y cogió unos pistachos de los que estaba comiendo, aunque para él eran avellanas. Cómo se notaba que era de otra dimensión. – [Vincent]¿Qué querías contarme, lo de Elle?[/Vincent] – preguntó. Seguramente mi madre ya había estado cuchicheando con él.

    – [Idris]Sí que ha tardado en cascarlo.[/Idris] – bromeé. No me importaba en realidad, me venía bien el consejo de todos, aunque se lo había dicho a ella no porque tuviera una mente retrógrada que asociase hablar de mi madre con consejos amorosos y con mi padre de trabajo. No, malpensados, así no se piensa, caca. Hablé con mi madre de Elle porque es la hija de su mejor amiga. Bueno y porque había sido la niña de los veinte novios. Y con mi padre tenía que hablar de trabajo porque…no os lo voy a spoilear, ahora lo leeréis, impacientes.

    – [Vincent]A mí me parece estupendo. Si te gusta, adelante. [/Vincent] – me animó. No me esperaba nada distinto de él. – [Vincent]Lo que no sé es cómo no te has lanzado ya con lo suelto que eres para todo.[/Vincent] – sentenció, sonriendo.

    – [Idris]¿Me estás llamando FACILÓN?[/Idris] – exclamé, fingiendo indignarme. No le faltaba razón, bocachancla para todo menos para decirle a Coquito en serio que quería estar con ella. – [Idris]Tomo nota. Pero era otra cosa. Un tema más profesional.[/Idris] – le aclaré. A mis espaldas acumulaba una carrera llamada ‘Historia y Justicia Social‘ que no me había dejado muy claro mis salidas profesionales. Desde que la había terminado, había estado debatiendo qué hacer con mi vida. Como soy un consentido pero no tanto, trabajaba casi todos los veranos en chiringuitos en la playa, era un maestro del pescado frito, pero mi año anterior había sido sabático, porque montar una red de caza de demonios nocturna no cotizaba ni estaba remunerado y los chiringuitos no abren todo el año, por desgracia.

    – [Vincent]No será otra vez lo del «curso de natación nudista», ¿no?[/Vincent] – preguntó mi padre, recordando una de las muchas ideas emprendedoras que había tenido el año anterior. El mundo no estaba preparado para mi creatividad.

    – [Idris]Vale, primero: era una idea estupenda.[/Idris] – comenté, alzando el dedo. Vamos a ver, a todo el mundo le gusta nadar en pelotas y con un buen reclamo físico, como el mío, atraería a muchos clientes y clientas. Pero cuando empecé a pasar más tiempo con Coquito abandoné mis ideas nudistas grupales por ideas de nudismo en pareja. – [Idris]Y segundo: no. Ellie me ha estado convenciendo de que debería aceptar el consejo de Diamond. [/Idris] – añadí, para ir al grano. Diamond Graham era el capitán de la comisaría de policía de nuestro distrito y un viejo conocido de cuando mi padre y el tío Bill estaban en el cuerpo. Me fue cogiendo cariño después del cuarto arresto. En el fondo, creo que sabía algo de lo que se cocía por las noches en Louna. Llevaba un tiempo insistiendo en que me uniese al cuerpo, pero había dudado. El racismo en la policía había sido un tema serio durante mucho tiempo y todavía lo era, así que resultaba un poco difícil quitarse ese estigma, más aún cuando te han detenido varias veces simplemente por ir con otros hermanos por la calle de noche.

    – [Vincent]El Capitán Graham no suele equivocarse en esas cosas.[/Vincent] – comentó mi padre. La verdad es que ninguno de los dos me había presionado nunca, pero yo mismo sabía que no podía seguir sin hacer nada un año más. – [Vincent]Pero tienes que pensarlo bien. No es un trabajo fácil y hay riesgos.[/Vincent] – añadió, señalándose la pierna mala. Os podría contar una historia épica de aquél famoso caso sobrenatural en el que mi padre, el tío Bill y la tía Karen detuvieron a un líder Yokai que llevaba la mafia de Louna y resultó herido, pero la realidad era tan triste como que a mi padre le atropelló un ladrón intentando darse a la fuga porque saltó delante del coche para evitar que se arrollase a un hombre.

    Mi madre entró desde el jardín, el momento perfecto para hacer un dos por uno.

    – [Idris]He estado pensando y creo que voy a hacer el Máster de Crimen Internacional, Conflicto y Criminología para intentar ser negociador.[/Idris] – planteé, mirándoles. Los dos se quedaron en silencio. Mi madre caminó hasta mí y me midió la temperatura con los labios en la frente. Mi padre se echó a reír.

    – [Idris]¿Qué? Soy un tipo serio y responsable….y fue idea de Ellie.[/Idris] – repliqué. Coquito era mi buena influencia, el ancla de mi barco pirata.

    – [Mara]¿Es lo que quieres? Al margen de…lo que opine Elle[/Mara].- preguntó mi madre, mirándome fijamente, siempre tan cauta.

    – [Vincent]Tienes que pensarlo bien. Es tu futuro.[/Vincent] – añadió mi padre. Por primera vez en mucho tiempo, tuve clara la respuesta.

    – [Idris]Sí. Llevo unas semanas pensándolo.[/Idris] – respondí. Me veía apareciendo en una crisis de rehenes con unas gafas de sol y un traje, cogiendo el teléfono y liberando a todos los rehenes con mi labia y algunas frases ‘catchy‘ que soltase mirando a cámara. Quizá diciendo incluso la palabra maleantes. – [Idris]En el mundo hay más cosas malas que las que salen solo de noche.[/Idris] – esa era una de las frases. Reconocedlo, era de póster. Y muy cierta, además, tenía cubiertas las patrullas, al menos de uno de los peores distrintos, gracias a los ‘Drow’. Ellos se sostenían con los trabajos legales que les había buscado y las cosas iban más o menos sobre ruedas. Así que hacía falta que alguien se encargase de los problemas de día. Con mis sentidos de elfo oscuro podía percatarme de cosas que otros no y eso podía ser clave.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti[/Mara].- sentenció mi madre, dándome el segundo abrazo de mamá osa del día. Cualquiera se avergonzaría pero la verdad es que a mí me gustó notar el cariño de mi madre.

    – [Vincent]Te queremos mucho.[/Vincent] – añadió mi padre, como siempre, sincero a más no poder.

    – [Idris]Oh no, ¿ahora es cuando me decís que soy adoptado?[/Idris] – bromeé, como siempre que las cosas se volvían serias y trascendentales. Cuando mi madre se separó, se sentó al otro lado del sofá y se puso a leer mientras papá y yo veíamos una serie de casas en miniatura.

    – [Mara]Si necesitáis algún método anticonceptivo, podéis pasar por la consulta[/Mara].- añadió mi madre al rato. No sé qué estaba leyendo ni quería saberlo, mi madre era práctica para todo. No quería imaginármelos en la cama, de hecho, evitaba específicamente hacerlo porque mi mente tenía la manía de imaginarse a la gente intimando.

    – [Idris]¿Tienes 4XL?[/Idris] – pregunté, sonriendo.

    – [Mara]Ya te gustaría…[/Mara]- replicó ella, negando con la cabeza. Nota mental, no hacer ese chiste en reuniones con los Moondies.- [Mara]Y hablo en serio[/Mara]. – añadió.

    – [Idris]Que sí mamá, de una mala si no encuentro de mi talla podemos engancharnos al EndlessX[/Idris] – bromeé. Endless se había convertido prácticamente en el sustituto de internet, porque te metías directamente en él. No solo para jugar, para hablar, para buscar cosas, para ver películas o series en cines virtuales con gente en la otra punta del mundo. Y sí, evidentemente, internet estaba lleno de porno y gatos, así que Endless también. Habían sacado una línea de sex shop exclusivos incluso.

    – [Mara]¿Te he dicho alguna vez que eres adoptado? Y eso significa….que tienes ticket de devolución[/Mara].- replicó, mirándome, antes de dirigirse a la cocina.

    – [Idris]¡No puedes! ¡Los quemé todos![/Idris] – me levanté del sofá de un salto y solté una risa de villano.

    – [Mara]¿Seguro?[/Mara]- preguntó entrecerrando los ojos.

    – [Idris]Lo encontraré. Y entonces jamás os libraréis de mí.[/Idris] – me tras el sofá y cogí una manta para cubrirme con ella de forma teatral antes de irme

    – [Vincent]Está loco. Seguro que fue el aguacate.[/Vincent] – bromeó mi padre cuando me iba a la habitación. Le escuché comerse unas avellanas y cerré la puerta de la habitación para hablar con Coquito por si se ponían cariñosones. O si por suerte, me ponía yo cariñosete con Coquito y le apetecía hacer una videollamada nudista. Nah, seguro que Ellie no sería capaz ni de hacerse una foto subida de tono. En realidad íbamos a darle a la sin hueso y reírnos un rato de haber conseguido despertar el pastel de sus madres (eran mayoría femenina). Os lo confieso, cada día me caían mejor mis futuros suegros.

     

  • CONSEJO MATERNAL

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA, DÚPLEX DE LOS SOLO-NOVAK

    Últimamente tengo bastantes cosas que contar. Me he enganchado a esto de los diarios de mala manera y ya no hay quien me desintoxique, así que lo siento si saturo a la audiencia.

    La realidad es que con todo este tiempo libre me sentía como en el ojo de la tormenta, como si toda mi vida estuviera en pausa, esperando que tomase una decisión para ver si mi futuro se echaba sobre mí con rayos y granizo o si caían cuatro gotas y salía el sol.

    Tenía decisiones pendientes en el terreno romántico y en el profesional. Ya había hablado con Mike esa mañana mientras echábamos una partida en Endless en el mundo de Dragones y Mazmorras – mi avatar era Drizz Do’Urden, me había costado llorarle a mamá y a papá pero como era un consentido, lo había conseguido -. Mi hermano era un tío asertivo y quizá más ahora que estaba metido en las bacanales universitarias, así que me lo dejó claro y coincidía con Coquito, bueno, en una de las dos cosas, porque la otra iba sobre ella precisamente.

    Así que decidí pedir un poco más de ayuda y comentarlo con mis queridísimos padres, que si están leyendo esto quiero que sepan que los adoro y que me vendría bien la nueva InfiniBand. Cuando volví de dar un paseo y nadar por la playa, vi a mi madre en la terraza.

    – [Idris]¿Mami?[/Idris] – pregunté con una sonrisa.

    – [Mara]¿Qué quieres, Idris? [/Mara]- respondió con una media sonrisa. Allí estaba, con su sombrero de paja, regando las plantas de la terraza. Eché un vistazo para asegurarme de que la albahaca siguiera viva, era una pieza clave en mi cocina.

    – [Idris]Necesito tu ayuda.[/Idris] – comenté, observando mientras cogía unas tijerillas para podar. Mi madre era precisa con sus plantas como si estuviera operando a una persona. – [Idris]Temas del corazón.[/Idris] – añadí. Mi madre era muchas cosas: buena, paciente, seria, lacónica,  perseverante… y entre todas ellas, cotilla para los amoríos de sus hijos. A veces era tan práctica que parecía que iba a sacar el recetario y mandarte dos polvos por la mañana y dos por la noche. Es broma, porque cuando le pedí que me hiciera una receta así se negó.

    – [Mara]Espero que sea una metáfora.[/Mara]- replicó, dejando la regadera en el suelo y las tijerillas perfectamente colocadas en su sitio, donde nadie pudiera hacerse daño. Se sentó en uno de los sofás de mimbre de la terraza y me hizo una seña para que me sentase con ella.

    Me eché en una tumbona cerca de ella, despatarrado, me definiría mi madre. Hipo salió de su escondite y saltó a mi regazo para que lo acariciase. Ese gato llevaba con nosotros toda la vida y lo que le quedaba: era uno de los animales que les habían confiado los Daesdi y entre otras cosas, eran inmortales.

    – [Idris]Me gusta una chica.[/Idris] – confesé. Bueno, igual me he venido arriba con lo de confesé. Tampoco voy a extenderme pero había tenido escarceos con todo tipo de personas y mis padres los habían llevado todos bien, porque tampoco es que me los callase. Pero llevaba ya unos años muy calmado en ese aspecto, había una chica en concreto que me tenía comido el coco…el coco sexual.

    – [Mara]Siéntate bien.[/Mara]- hizo una seña y me incorporé. La cruz de oro blanco que llevaba al cuello se movió y la sentí fría al pegarse de nuevo contra mi cuerpo.- [Mara]¿Una chica que se llama Elle?[/Mara] – preguntó, perspicaz como ella sola en asuntos de amor.

    – [Idris]Qué bien me conoces, jodía.[/Idris] – le repliqué, sonriendo. La verdad es que había que armarse de paciencia para tenerme a mí de hijo.

    – [Mara]¿Y cuál es el problema?[/Mara] – me escaneó con su mirada. Aunque no hubiese luna en ese momento, sus ojos seguían pareciendo los de una loba. Me paré a pensar en su pregunta.

    – [Idris]Que no quiero estropear las cosas y no sé si ella pensará igual.[/Idris] – respondí. Hasta el momento Coquito y yo habíamos disfrutado de nuestra compañía y de nuestras bromas. Nos gustaba pasar tiempo juntos, pero igual era demasiado asumir que ella quisiera algo más. – [Idris]No sé cómo decírselo. Solo me sale bromear descaradamente.[/Idris] – añadí. En mi casa la sinceridad estaba a la orden del día. A mi madre le gustaba y por eso siempre se esforzaba en ser comprensiva.

    – [Mara]Déjate llevar, sé tú mismo y…que sea lo que Dios quiera.[/Mara]- me aconsejó, con cariño. Mi madre no era la mejor para dar muestras de afecto muy llamativas, pero siempre sabías que estaba ahí y pese a todo intentaba darlas. Tuvo mala suerte porque yo era todo un peluche abrazador. Me acuerdo que de pequeño, al poco de ser consciente de que era adoptado, rezaba todas las noches porque no se cansaran de mí.

    – [Idris]¿A ti te parece bien?[/Idris] – le pregunté. Habíamos tenido una charla hacía unos años respecto a eso mismo. Vale, de aquella ella era menor de edad, pero me había quedado la duda de que también le preocupase por ser hija de una de sus mejores amigas.

    – [Mara]Ahora sois dos adultos.[/Mara]- aclaró con su habitual paciencia. Añadió una diminuta sonrisa para que supiera que no había otras dudas ni peros.

    Sonreí ampliamente. – [Idris]A ver cómo me declaro…[/Idris] – fingí pensar, aunque en ese momento mi mente estaba bloqueada por la presión. – [Idris]Puedo aparecer envuelto en papel de regalo.[/Idris] – comenté.

    – [Mara]Idris…[/Mara]- mi madre negó con la cabeza. No quise decirle que eso ya lo había hecho en el dieciocho cumpleaños de Coquito.

    – [Idris]Mamá, relájate.[/Idris] – sentencié, riendo. – [Idris]Te veo tensa, ¿vamos a la calle? ¿a la calle?[/Idris] – bromeé. Mi madre ya estaba acostumbrada y las bromas con perros ya no le hacían efecto, salvo gracia…a veces….pocas.

    Sonrió, pero su cara volvió a su estado neutro al poco. – [Mara]Tienes que dejar de utilizar las bromas para camuflar tus sentimientos.[/Mara]- me aconsejó. Me conocía bien, pero en mis años no había conocido aún una forma mejor de hacerlo. Era parte de mi personalidad.

    – [Idris]Pero sé que a ti te da igual porque sabes que soy un peluche adorable relleno de caramelo.[/Idris] – le sonreí y la alcé en brazos, dándole un abrazo. La dejé en el suelo y miré hacia abajo para mirarla a la cara.

    – [Mara]Pero Elle querrás que te quiera por quien eres, no por lo que aparentas ser.[/Mara]- explicó, recolocándose el sombrero.

    – [Idris]No sé si le va a atraer mucho un niño lleno de miedos.[/Idris] – confesé, dejando salir la realidad, la duda que me atormentaba. Yo era bastante distinto cuando me conocías de verdad. Era un cachondo igual, sí, me gustaba reirme de la seriedad de la vida, pero eso no significaba que a veces no me alcanzase también. En la calle había visto cosas muy feas y el fantasma de Máscara Negra siempre me acechaba.

    Como elfo de la luna, podía ver perfectamente en la oscuridad, así que no le temía. A lo que si le tenía miedo era a lo que pudiera encontrar en ella. Tiene gracia, lo sé, y es absurdo, como muchos de los miedos.  – [Mara]Todo el mundo le teme a algo y tú no eres un niño.[/Mara]- me pasó una mano por el hombro, con cariño.

    – [Idris]¡Pero quiero teta igual![/Idris] – repliqué, echándome a reír.

    – [Mara]Cariño, te estoy hablando en serio.[/Mara] – respondió ella, intentando no reírse.

    – [Idris]Ya, perdón.[/Idris] – me disculpé, antes de darle un beso en la mejilla por su santa paciencia. – [Idris]No sé, a veces pienso que no me atrevo a decírselo porque está mejor sin mí.[/Idris] – aseguré. Ya está, ya lo había dicho. ¿Y si estropeaba el blanco de Coquito con mi gris tirando a negro? Nunca me lo perdonaría. Además, no solo es lo que yo fuera, si no lo que la gente pensara de mí. Nunca me habían afectado las valoraciones de otros demasiado, pero quizá a Elle sí, y a esas alturas de mi vida ya me habían tomado muchas veces por ladrón, pandillero y vete a saber qué más. – [Idris]Tengo mucha maleta y ella es feliz y buena…no quiero que se entristezca o se compadezca de mí.[/Idris] – el asesinato de mis padres biológicos no definía del todo mi vida, porque me había criado con una familia maravillosa, pero evidentemente me había afectado, había creado un trauma que me acompañaba de manera subconsciente, un miedo a la pérdida que me nublaba el juicio. Supongo que la historia de los Moondies también influyó, igual que el trabajo de mi padre, pero si me había dedicado a salir por las noches desde que era joven para luchar contra los seres oscuros era porque uno de ellos había matado a gente inocente y no quería que nadie más pasara por eso.

    – [Mara]Solo ella puede decidir si está mejor contigo o sin ti.[/Mara]- sentenció mi madre, mirándome fijamente. Razón no le faltaba, pero eso no hacía más fácil imaginarse el «no» en sus labios. – [Mara]Yo no quería ser madre hasta que te conocí.[/Mara] – explicó. Como soy un payaso, al sentir que me emocionaba lo que acababa de decir, se me soltó la lengua.

    – [Idris]Ya sé que soy tu favorito.[/Idris] – repliqué sonriendo mientras me acercaba a la neverilla de fuera para sacar una cola light y un vaso de agua con menta y cosillas verdes del que le gustaba a mi madre.

    – [Mara]Eres uno de mis dos hijos favoritos.[/Mara]- le dio un sorbo y lo dejó en la mesa.

    – [Idris]Mike no está, puedes confesarlo.[/Idris] – bromeé, guiñándole un ojo con complicidad.

    – [Mara]Eh, quiero hablar con mi hijo.[/Mara]- me puso un dedo en el corazón, con su habitual precisión, era como la ‘Érase una vez el cuerpo humano’ convertida en madre. – [Mara]Sin coraza.[/Mara] – sentenció.

    Cuando apartó el dedo, me cubrí el torso de una coraza de hielo. El frío no me incomodaba, al contrario, ese día hacía aún bastante calor y me reconfortó. Chasqueé los dedos y la hice romperse. Hipo se puso a lamer un trozo de hielo. – [Idris]Vale. Dime.[/Idris] – no sé de quién había sacado el talento dramático. De Karen quizá.

    – [Mara]Sé tú mismo y si a Elle no le gusta, es que no es tu Selardi.[/Mara]- dijo con una sonrisa que casi se convierte en risa. No creía lo que acababa de pasar y lamenté no haber estado grabando la conversación. De nuevo, eché de menos mi sueño adolescente de tener un loro al que enseñar a decir «Fue Vincent. Fue Vincent«.

    – [Idris]Vale, si mi madre intenta bromear es que voy detrás de la chica adecuada.[/Idris] – afirmé, echándome a reír.

    – [Mara]Intenta y lo consigue, quieres decir.[/Mara]-  alzó una ceja y cogió un trozo de limón de la nevera que exprimió en su agua.

    – [Idris]Eres mi maestra.[/Idris] – le hice un gesto y con la mano libre aferré la lata y la enfrié un poco más. Ella me acarició el poco pelo que tenía. Para ella eso era como un beso.

    – [Idris]Si al final tengo hijos con Elle…[/Idris] – empecé a decir, esperándome la inminente charla sexual de mi madre. Puse mi ímpetu en que pareciera una frase seria, dándome cuenta sobre la marcha de que sí me veía teniéndolos. – [Idris]Me gustaría que salieran tan guapos como los tuyos.[/Idris] – añadí, partido de risa.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti.[/Mara]- me miró a los ojos y fue como si me atravesara el alma con ellos. Mi madre siempre se aseguraba de que Mike y yo supiéramos que estaba feliz con nosotros, incluso con todas las que yo había armado. Aunque en mi defensa diré que cuando me detenía la policía normalmente era patrullando por la noche. Negro, armado y con una banda…blanco y en botella.

    Le dediqué una sonrisa sincera antes de que volviera a sus plantas. – [Idris]Mamá…[/Idris] – la llamé. – [Idris]…te quiero.[/Idris] – confesé. Mis padres me lo habían dado todo, se lo debía todo y siempre estaban ahí cuando les necesitaba.

    – [Mara]A ver si vas a estar malo de verdad…[/Mara]- replicó guiñándome un ojo.

    – [Idris]Para una vez que se pone uno serio…[/Idris] – respondí. Si, vale, mi defecto era esconder cómo me sentía, aunque con las cosas positivas no tendía a hacerlo tanto. Pero a veces uno se olvida de pequeños detalles muy importantes, dando por hecho que las personas que queremos lo saben, cuando a veces necesitan escucharlo.

    – [Mara]Yo también te quiero.[/Mara]- respondió ella, antes de volver a coger las tijeras para dejar las plantas como nuevas.

    Me levanté y la dejé disfrutar de su rato de tranquilidad mientras me iba a ver al calvo de Saitama en InfinityTV, tenía mucho en lo que pensar aunque mi madre me había ayudado a calmar algunas dudas. La realidad era que temía el rechazo con todo mi ser y el de Elle, más.

    Así que yo, que soy como soy, no tardé en empezar a imaginarme conversaciones en la cabeza. Quedaba con Elle en uno de los restaurantes de Louna que le encantaban, ‘Tuscany‘. Comíamos bien y en el postre me decidía a contarle lo que sentía:

    – [Idris]Coquito, quiero contarte algo…[/Idris] – decía yo, vestido casi de traje pero sin corbata, con mi voz grave y sexy.

    – [Elle]Yo también. Las cosas con Blue van en serio, vamos a salir juntas.[/Elle] – explicó, sonriente.

    – [Idris]Mierda, ¿y no hay sitio para un sandwich de Idris? A tus padres les va bien.[/Idris] – sentenció mi yo imaginado, tan payaso como el real.

    Ella negó con la cabeza, así que borré la situación y volví a empezar.

    – [Idris]Coquito, estás muy guapa esta noche.[/Idris] – esta vez iba con un polo rosa y unos chinos, más informal. Al principio me imaginé con gafas de sol pero luego me di cuenta de que me había imaginado todo siendo de noche.

    – [Elle]Gracias. Es que luego he quedado con Mike, estamos juntos.[/Elle] – explicó, de nuevo sonriente.

    – [Idris]¿Con Mike? No, caca, caca. Hermano equivocado.[/Idris] – repliqué. Perra imaginación.

    – [Elle]Pero Idris, tú no me gustas de esa manera.[/Elle] – joder, mi mente iba en mi contra la cabrona.

    Venga, siguiente toma, vamos a ver si arrancamos algo bueno.

    – [Idris]Ellie yo…[/Idris] – empecemos con algo más suave.

    – [Elle]Dris, me gusta tu amigo. Jaheem.[/Elle] – sentenció.

    – [Idris]¿¿EL TRONAO??[/Idris] – pregunté. No esperé la respuesta.

    Vamos a por una, venga, positivismo.

    – [Idris]Coquito, te quiero, no puedo vivir sin ti. Desde que paso más tiempo contigo, no sé estar solo, te echo de menos cada minuto.[/Idris] – a vaciarse como una jibia.

    – [Elle]Oh Dris, por fin, no puedo resistirme más a tus encantos. Desnudémonos y hagámoslo en la mesa para celebrarlo.[/Elle] – respondió ella, subiéndose a la mesa para empezar a quitarse la camiseta.

    Aquí voy a cortar porque creo que no os interesa. Una de cuatro, bueno, si tenía un 25% de posibilidades de estar con Elle – con erótico resultado –  tenía que lanzarme a la piscina. Ellie era lo blanco de mi huevo kinder, no podíamos estar separados.

     

     

     

  • EL AMO DE LA NOCHE

    EL AMO DE LA NOCHE

    LOUNA

    Al amo de la noche no le gustaban las mañanas, porque solían implicar para él ver la dolorosa luz del sol. Se levantó de su cama y salió de la habitación como un zombie, consiguiendo apenas evitar al resto de habitantes de aquel apartamento.

    No sería persona hasta que no le incase el diente a ese precioso líquido rojo. Así que abrió la nevera, cogió una botella sin mirar el nombre de su dueño escrito en el post-it y se sirvió un vaso.

    El líquido bajó por su garganta reconfortándole y devolviéndole a la normalidad. No le extrañaba que los romanos estuvieran locos por aquella mierda, el vino era néctar de dioses para Jaheem.

    – [b]Vengaaa, que empiece la fiestaa….partyyyyy.[/b] – el amo de la noche empezó a bailotear en la cocina, aún con su pijama de pokemon puesto y el antifaz de dormir sobre la cabeza.

    – [Dion]Jaheem, tío, baja la voz. Y deja de beberte mi vino a las doce de la mañana.[/Dion] – le reprendió Dion, una especie de líder en funciones de los ‘Drow’ cuando Drizz no estaba, algo cada vez más habitual.

    – [b]Chill hombre…necesito este néctar para revivir.[/b] – confesó el amo de la noche. – [b]Es como mi aceite de motor…si fuera un cyborg…que usa aceite de motor. ¿Has visto la peli esa de la Lara Croft? Tío, que piba… La tronca está encerrada y al final se pone ahí rebelde y se carga al pavo que la creó. Todo muy meta tío.[/b] – explicó, con aspavientos de sus manos. El amo de la noche se había pasado la noche comiendo cheetos y bebiendo vino mientras hacía un maratón de películas que iban a tener un remake protagonizado por Karima Kareem.

    – [Dion]¿Tú no tenías un encargo de Drizz?[/Dion] – le recordó. Dion era la mano derecha de Drizz, así que a sabiendas de cómo era Jaheem, le mandó una copia de la conversación porque sabía que se le iba a olvidar.

    – [b]¡Me cago en mi alma! Es verdad, tenía que….¿qué tenía que hacer?[/b] – se preguntó el amo de la noche, que quizá no tenía que haber trasnochado. Le debía la vida a Drizz, igual que muchos de los que estaban en aquel apartamento. Les había dado un propósito, les había alejado de las calles y les había dado una familia. Gracias a él tenía un techo bajo el que dormir, su propia habitación y un póster de Karima Kareem muy sugerente.

    – [Dion]Te lo acabo de reenviar.[/Dion] – comentó Dion, poniendo los ojos en blanco.

    Jaheem leyó el mensaje varias veces. – [b]Vale ¿y qué dices que tengo que hacer con esta peña?[/Jaheem] – preguntó, esperando una aclaración de Dion.

    – [Dion]Tío, haz que sean sinceros…[/Dion] – le explicó, poniendo énfasis en cada palabra. Al ver que Jaheem le miraba fijamente, añadió. – [Dion]…con tu poder…[/Dion]

    – [Jaheem]Ahhhhhh. Mi vudú especial. Venga va. ¿Tienes algo para un taxi?[/Jaheem] – pidió.

    – [Dion]Hay un portal en…deja, te llevo yo…ayer no tuve turno.[/Dion] – comentó. Dion había conseguido un trabajo de vigilante nocturno que compatibilizaba con las excursiones de los Drow para limpiar la ciudad de vampiros y demonios.

    – [Jaheem]Cool…cool, cool, cool.[/Jaheem] – respondió, a punto de salir con su pijama de pokémon. Dion le miró y entonces se dio cuenta. Se marchó a su habitación y volvió con unos vaqueros ceñidos y desgastados, una camiseta con la foto de Kein South y un chaleco negro, rematado todo por unos playeros blancos y unas gafas de sol.

    Dion se aseguró de llevarlo donde pudiera encontrar a cada uno de los de las fotos. Fue una suerte que casi todos estuvieran en la Universidad menos las dos mujeres y el hombre pelirrojo que estaban en la Escuela Legado. Intentó no dejarle margen de error, pero aun así Jaheem entró solo a la Universidad y Dion temía por los estudiantes. Por suerte solo implicaba ser sinceros durante 26 horas.

    Jaheem se quedó parado, sentado en una mesa de la cafetería, fingiendo tomarse un café mientras observaba a los tres muchachos. Drizz le había dicho que de esa foto solo eran dos a los que tenía que sincerar, pero no tenía ni idea de qué dos eran, así que Jaheem optó por hacérselo a todos. Silbó en dirección a cada uno de ellos y la sinceridad se instaló en sus corazones, igual que en la del resto de personas que le había dicho Drizz.

    Jaheem repasó la lista de los que había apuntado con los nombres que le había dado Drizz:

    • Rubia maciza chiquitilla. Sarah.
    • Grandote pelirrojo. Daniel.
    • Rubia maciza de cuero. Sasha.
    • Rubio con pinta de atleta y fiestero. Xander
    • Chica de ojos claros y tetorras más grandes que las de Karima. Lexie
    • Hermano con pinta ligón. Niall
    • Chico palo que seguro que canta rock. Noah
    • Pelirroja animadora. Kaylee
    • Moreno con pinta de empollón. Owen
    • Morenaza despreocupada. Jane

    Una vez que estaba todo, volvió a montarse en el coche de Dion y le convenció para ir a comer unas hamburguesas. El trabajo ya estaba listo, la gente que había pedido Drizz iba a estar escupiendo verdades 26 horas, pero solo las que de verdad quisieran decir. Porque la gente era así, complicada de narices.

  • SINCERIDAD PARA ALGUNOS

    IDRIS SOLO-NOVAK

    PLAYA DE LOUNA. NOCHE

    2 años después

    Buenos días futura gente que esté interesada en leer mi polvoriento diario, que lleva sin actualizarse años. Tengo que dar las gracias a Mike por convencerme de escribir, porque en los cuatro borradores que hice por ordenador le encontré la gracia, así que ahora creo que voy a escribir directamente a mano. Si veis alguna errata, pasadla por alto o achacadla a nuestro anticuado y primitivo idioma.

    Bueno, volvemos al tema. El tiempo pasa muy rápido, demasiado quizá, y las cosas estaban cambiando a velocidad vertiginosa. Ya hacía más de dos meses que habíamos acompañado a mi hermano, al principio del verano, a la Universidad de Alberta. Ahí fue cuando me convenció porque soy un sentimental y me dio pena no verle por casa en una temporada. Eso y que él, que era de verano, iba a pasar un frío del carajo. Yo me habría sentido como en casa.

    Lexie salía bastante con Noah y Niall, estaba convencida de que los dos estaban liados y que ella no tenía ninguna oportunidad con Noah y yo no dejaba de morirme de risa cada vez que me contaba las anécdotas.

    Los ‘Drow‘ estaban cada vez más estabilizados. Había llevado años pero al final los tiempos de drogas y trapicheos habían quedado atrás y ahora tenían un propósito, defendiendo a los habitantes de Louna por la noche. Yo les acompañaba muchas veces, pero normalmente se las arreglaban ya sin mí.

    Pensaban que tenían una deuda conmigo y que quitándome el trabajo de patrullar por las noches me hacían un favor, pero cuando me encontré con tanto tiempo libre, no supe qué hacer. Tenía más tiempo y menos hermanos con los que pasarlo.

    Pero no he venido aquí a quejarme, todo tiene su lado positivo y el mío era que poco después de un par de semanas de soledad existencial, empecé a pasar más tiempo con Coquito. Nos habíamos ido haciendo más cercanos en los últimos años. Quizá influyó que la llamase la mañana siguiente a nuestro encuentro en la pizzería para preguntarle por Kaylee, o que me presentara en su dieciocho cumpleaños envuelto en un lazo rojo. El caso es que nos divertíamos juntos, saliendo y bromeando mientras los demás ponían caras de vergüenza a nuestro alrededor.

    Esa noche acababamos de cenar en un italiano al lado de la playa y decidimos pasear por la arena disfrutando de la brisa nocturna aprovechando que era un fin de semana de inicios de otoño y aún no hacía frío. La miré y le sonreí abiertamente, llevaba un vestido largo de flores y una chaqueta vaquera. ¿He dicho alguna vez que me encanta el coco?

    – [Elle]A veces pienso que Jane y su hermano no se van a llevar bien nunca y me da mucha pena[/Elle].- comentó, suspirando. Estábamos hablando de los problemas que llevaban años dando vueltas alrededor de todos. Este año el verano nos había encontrado separados: Leo seguía de gira con su grupo; Amy estaba distanciada de todos porque Leo se hubiese ido; Kaylee intentaba cambiar su forma de ser pero de momento solo había conseguido que Blue cogiese su puesto durante el último año de instituto, con suerte cambiarían las cosas en la universidad; Jane no se hablaba ni con Xander ni con Owen; y Dante, era Dante, pasaba de todo.

    – [Idris]Yo no soportaría no hablarme con Mike.[/Idris] – respondí. Quería a mi hermano aunque la gente pensase que le tenía celos por ser hijo biológico. Esa diferencia en mi casa no existía. Jane se había ido hacía unos meses a vivir con su padre y la relación con Owen se había enfriado más. Sabía por mi madre que Elliot seguía con pruebas y tratamientos continuos y que todo giraba entorno a eso, como si el resto de la familia viviese en una burbuja temporal hasta que Elliot empezase a poder sentir algo. – [Idris]En el fondo la culpa es de Dom y Rebecca.[/Idris] – Normalmente soy un bocazas, pero capeo mis cagadas con humor. Con Elle, no necesitaba capear demasiado y podía ser sincero con las cosas que de verdad me preocupaban.

    – [Elle]Con las cartas que les han tocado, demasiado bien lo han hecho[/Elle].- Elle era de moralidad blanca, tenía tanta luz que me atraía como a una polilla. El problema es que no dejaba de chocarme con el cristal. No, no es una referencia a la falta de sexo, creo.

    – [Idris]No digo que sea consciente, pero al final les han metido en el problema y cada uno ha terminado tirando para el lado de un padre.[/Idris] – intenté explicarme, no quería que mi lengua me metiese en un problema con Elle. Espera, ahí si hay una referencia al sexo.

    – [Elle]Si me pasa eso con Xander o con Dante, creo que me muero[/Elle].- sentenció, la brisa le llevó un mechón de pelo a los ojos, que se apartó colocándose detrás de la oreja. Elle era preciosa, por dentro y por fuera. Fíjate, tan bocazas y no era capaz de lanzarme a ella salvo con bromas sexuales. Me paré a pensar en lo que había dicho. A ver, los Moondies eran una cosa del otro mundo, solo tenías que mirar lo geniales que eran mis padres, o los nudistas de los Arkkan. Los Echolls no eran menos, eran una familia de diez, no había más que ver a Elle para saberlo. Habían adoptado a Dante cuando su madre murió y le habían tratado como a uno más, igual que mis padres a mí. Eso me hacía sentir más cariño hacia mis futuros suegros.

    – [Idris]Eres demasiado pura ‘Coquito’.[/Idris] – repliqué, sonriente. Mi olfato agudizado captó el olor del coco que trajo la brisa. Elle llevaba su característico perfume, ese que le ganó el mote, aunque recientemente había bromeado ya con otros ‘Coquitos‘.

    – [Elle]Es que me gusta llevarme bien con la gente[/Elle].- afirmó encogiéndose de hombros. Veía en ella muchas cosas de su madre, había pasado bastante tiempo con ella de pequeño y de adolescente, ella se había encargado de que supiera cosas de mis padres biológicos. Tenían un sentido del deber que las hacía únicas, porque era auténtico, de verdad querían ayudar a la gente y eran buenas personas.

    – [Idris]Eres un regalo para todos nosotros.[/Idris] – respondí con una sonrisa amplia, casi caricaturesca, que normalmente le hacía reírse.

    – [Elle]Exagerado[/Elle].- respondió ella quitándole importancia. Guapa, simpática, buena, modesta… ¿A qué esperas Drizz? ¿A que se despelote en la arena y te diga ven? Pues mira, eso no estaría mal.

    – [Idris]Para nada. En realidad por eso salgo tanto contigo, para que se me pegue algo.[/Idris] – sonreí, mirándola, seguramente parecía un vagabundo mirando una hamburguesa doble con queso o cualquier persona en condiciones frente a un cachorrito. – [Idris]¿Te preocupa algo más?[/Idris] – pregunté. Había algo en su mirada, esa noche no estaba en la tierra, estaba encerrada en sus pensamientos.

    – [Elle]Mi prima Kaylee lo está pasando bastante mal, porque se arrepiente de todo lo que hizo en el instituto.[/Elle] – explicó. Elle llevaba intentando ayudarla desde la noche en la que la acompañó borracha a casa.

    – [Idris]¿Les ha dicho algo a los demás? No creo que la vayan a culpar toda la vida.[/Idris] – pregunté. A estas alturas, Kaylee se hablaba con Elle, con Noah, con Owen, con Dante y conmigo, pero no se había atrevido aún a ir a hablar con los demás por miedo al rechazo. Tenía que ser difícil, yo solía camuflar lo que sentía con bromas, así que plantarme delante de alguien y sacar un tema serio para pedir disculpas me aterraba.

    – [Elle]No se atreve por un lado y es bastante orgullosa por el otro.[/Elle]- se sentó en la arena y yo me despatarré a su lado. Kaylee había estado entretenida en los dos últimos años de instituto tratando de mantener su popularidad sin ser una chunga, pero al final, Blue le comió el terreno y se convirtió en la Queen. Por lo que dijo Elle para Kaylee fue un drama tener que pasarle la corona en el último baile después de haber sido la ganadora del anterior junto a Owen. Era una pena que hubieran empezado con tan mal pie, porque Lexie habría entendido perfectamente a Kaylee.

    – [Idris]A Lexie le pasa algo parecido con tu primo.[/Idris] – comenté. Noah le gustaba y en el fondo se autoconvencía de que estaba colado por Niall como una forma de escapar de algo que podría retenerla. – [Idris]Lo ha pasado muy mal pero como siga escondiéndose nunca va a ser feliz.[/Idris] – añadí, preocupado. No podía seguir corriendo toda su vida. Me había costado horas convencerla de seguir en el Instituto Hedy Lamarr y ahora al final ella misma había decidido matricularse en la Universidad de Moondale para estar cerca de sus amigos, pero aun así seguía siendo Lexie Reed, la máscara de Lexie Fenris.

    – [Elle]Con lo fácil que es decir las cosas y ya está[/Elle].- se giró y nos miramos. Tuve una frase en la punta de la lengua. De hecho el tiempo se ralentizó y entró la típica secuencia que sabes que no es real, que solo es imaginación, en la que me arrodillaba y creaba un anillo de hielo para pedirle matrimonio. Volví a la realidad, donde la arena se me colaba en los gayumbos.

    – [Idris]A veces pensamos demasiado. Todos.[/Idris] – respondí con sinceridad. Si todos fuéramos como mi padre, las cosas serían más fáciles. Aunque fuese algo temporal. Espera. – [Idris]Coño, Jaheem…tengo una idea, Coquito.[/Idris] – le expliqué, girándome. Iba a tener que sacarme mucha arena de encima más tarde.

    – [Elle]No pienso bañarme en pelotas contigo[/Elle].- sentenció. Mierda, no se me había ocurrido pero habría estado bien, de ahí a bow chika bow bow había poco.

    – [Idris]Primero: no iba a decir eso. Segundo: maldita sea.[/Idris] – solté una risotada, cuadrando el plan en mi cabeza. – [Idris]Jaheem es un colega, puede hacer que la gente sea sincera durante 26 horas.[/Idris] – le expliqué. Le había visto usarlo alguna vez estando borracho. No penséis mal, sé que no está bien hechizar a nadie para decir la verdad, mi padre habia hablado de eso muchas veces. Pero el poder de Jaheem se aseguraba de que solo dijeses las verdades que quisieras dejar salir. Un plan perfecto. – [Idris]No lo usaba de forma muy legal y le salvé el culo. Nos haría el favor.[/Idris] – aseguré.

    – [Elle]¿26 horas? ¿Y por qué no 24? ¿Qué loco puso esa franja de tiempo?[/Elle]- replicó ella echándose a reír. Estaba preciosa cuando se reía, quizá por eso me volvía aún más payaso a su lado.

    – [Idris]No sé, no se quedó muy fino de la regadera. Le dio por traficar y consumir. Casi se lo come un demonio y el tío estaba partido de risa.[/Idris] – resumí. Era un poco raro entrar a una guarida de demonio y encontrárselo a punto de comerse a un hermano descojonándose. Llevaba una buena temporada sin consumir, era la primera regla para ser un ‘Drow’, pero la cabeza no se le había quedado del todo asentada.

    Elle se echó a reír.- [Elle]No tiene gracia, lo siento[/Elle]. – se disculpó, intentando mantener la risa.

    – [Idris]¿Que no? Se pensaba que había ligado con Karima Kareem.[/Idris] – expliqué, por si venís del futuro lejano y ya no hay una crisis creativa mundial, Karima Kareem era una diva Disney que ahora cantaba más ligera de ropa y era una diosa para el colectivo LGBT+. El tío tronao pensaba que estaban en los preliminares. – [Idris]Le salvé el culo y le ayudé a salir de las drogas así que puedes reírte.[/Idris] – dije quitándole hierro al asunto.

    – [Elle]Eres un cinnamon roll[/Elle].- sentenció mirándome orgullosa. A veces tenía miedo de hablarle de lo que sentía y romper esa magia que teníamos.- [Elle]Demasiado puro para este mundo[/Elle]. – añadió, bromeando, porque yo de puro no tenía mucho. Era más bien gris plata moralmente hablando.

    – [Idris]Cómeme antes de que me vuelva impuro.[/Idris] – repliqué echándome a reír. Por intentarlo, que no quedara.

    – [Elle]Ven, que te como ahora[/Elle].- respondió, haciéndome una seña. Alcé una ceja, sabía que me iba a hacer alguna jugarreta, pero mira, estaba un poco desesperado y por probar suerte..

    Me acerqué y ella también, pero en el último momento se giró y me lamió la cara. – [Elle]Grrr[/Elle].- gruñó. Se apartó y nos echamos a reír, eso sí, yo me quedé sentado y  evitando ponerme boca abajo en la arena.

    Al cabo de un rato, mi mente volvió a subir y retomé el plan. – [Idris]Vale, vamos a hacer la lista: Jane, Owen, Kaylee, Lexie, Noah…¿alguien más?[/Idris] – pregunté. Leo habría estado bien para que se soltara un poco pero estaba en la quinta coña y Amy parecido.

    – [Elle]Apunta a mis padres para ver si confiesan el lío con Sasha, que ya huele[/Elle].- afirmó, colocando los brazos en jarras. Lo decía en serio, así que los apunté.

    – [Idris]¿No es obvio?[/Idris] – pregunté, muerto de risa. Era un pequeño vox populi entre los más cercanos que los padres de Elle y Sasha pasaban bastante tiempo juntos, pero hacía ya tanto tiempo que las cosas eran así que a todo el mundo le daba ya miedo preguntar, por si solo lo parecía y ellos se ofendían.

    – [Elle]Pero si lo confiesan, le puedo decir Mamá Sasha[/Elle].- añadió ella guiñándome un ojo. Ya tienes que criar bien a tus hijos para que les de igual que tengas un trío, salvo por el hecho de portarse bien con la tercera persona.

    – [Idris]Y yo llamarla suegra.[/Idris] – dejé caer la indirecta tal y como yo entendía las indirectas.

    – [Elle]¿Suegra? Te estás viniendo arriba, Idris Solo-Novak[/Elle]. – sentenció ella, alzando una ceja de una forma muy sexy.

    – [Idris]Tú dame tiempo, Elle Solo-Novak.[/Idris] – bromeé, haciéndole ojitos.

    – [Elle]Idris Echolls[/Elle].- replicó ella, muy digna.

    – [Idris]Gracias, estaba deseando que lo confesaras.[/Idris] – me eché a reír al ver que había caído en mi trampa. Ella me dio un golpe en el hombro que casi me lo saca del sitio. Me gustaba eso de que fuera más fuerte que yo.

    – [Idris]¿Alguien más para el proyecto «The Truth»?[/Idris] – pregunté, inventando sobre la marcha.

    – [Elle]Lo que surja.[/Elle]- replicó. Me vi tentado a meternos a nosotros mismos en el saco, pero tenía miedo de que me matase. Era una pena ser de los que arreglan cosas, hubiese preferido que otro lo hubiese hecho y hubiese visto lo obvio de lo que sentía por ella para obligarme a decir lo que sentía.

    – [Idris]Pues listo, voy a mandarle un mensaje. Déjame que descargue alguna foto de InfinityFaces.[/Idris] – dije desbloqueando el Inphone Indus y abriendo la aplicación para buscar fotos. Encontré una en la que salían los padres de Elle y Sasha compuestos para algún evento; otra en la que salían Xander y Owen; Elle me pasó una de Jane sola, le pregunté si tenía también fotos comprometidas pero me gané un codazo; la que más me costó encontrar fue la de Noah y Lexie, lo mejor que conseguí fue una en la que aparecía Niall. Le pasé todos los datos a Jaheem y esperé a que me respondiera.

    – [Elle]Qué guapo estás cuando te concentras[/Elle]- me giré y vi que me estaba mirando, me pareció incluso que lo decía en serio, pero como soy gilipollas, en vez de decirle nada, bromeé y puse cara de esfuerzo.

    – [Idris]¿Así? ¿O parece que estoy 42?[/Idris] – la pregunté, riéndome. Ella se echó a reír y así fue como perdí otra oportunidad.

    La InfinityBand vibró y me mostró el mensaje que acababa de llegar el teléfono: ‘Vale tío, ke dices que haga a esta peña?‘. Esperé cinco minutos mientras leía «Jaheem está escribiendo» y leí. ‘Ah coño, que les haga el Verdatronic. Va. Mañana, que hoy estoy tirao.‘ Los cigarrillos aliñados no había conseguido que los dejase de momento, así que tendría que reenviarle el mensaje tres o cuatro veces, pero seguramente mañana por la mañana estaría hecho.

    Se lo dije a Elle y ella se alegró. Nos quedamos un rato más disfrutando del paseo por la playa, aunque de lo que más disfruté fue de estar con ella.

  • PARECIDOS FAMILIARES

    MICHAEL SOLO-NOVAK

    SU CASA, LOUNA. NOCHE

     

    Me apoyé en el respaldo de la silla y noté dolor en el cuello. Llevaba demasiado rato estudiando, así que aprovechando que empezaba a notar algo de hambre, me levanté de la silla y bajé a la planta de abajo.

    Cuando llegué a la cocina, las vistas nocturas de la costa de Louna a través de la cristalera de la terraza me dejaron parado unos instantes. Mi madre estaba fuera, leyendo algo en su InfinityBook.

    – [Mike]Mamá ¿queda guacamole?[/Mike] – le pregunté. En casa solíamos tener guacamole, hummus y otros untables veganos para matar el hambre entre horas. Principalmente para mi madre y para mí, mi hermano solía tener helados, tabletas de chocolate y bolsas de patatas que a veces le saqueaba mi padre.

    – [Mara]Claro.[/Mara]- mi madre se levantó, dejando el lector en el asiento y caminó hasta la nevera para buscar un tupper de cristal. – [Mara]Lo ha hecho tu padre hace un rato y le ha salido muy bueno.[/Mara]- comentó, dedicándome una sonrisa. Mi padre había salido a dar su paseo nocturno por la playa. Era algo habitual mientras todavía hacía calor, decía que le ayudaba con el dolor de la pierna. Cuando todavía era detective en Louna recibió un disparo en la pierna que le dejó un nervio afectado. Tenía movilidad aunque con cierta rigidez, pero de vez en cuando le dolía bastante.

    – [Mike]Me ha dado hambre. Pero igual espero a la cena.[/Mike] – aseguré, mirando la hora en la InfinityBand. Ya quedaba poco para la cena, así que prefería guardarme las ganas. – [Mike]Drizz está con Lexie ¿no?[/Mike] – pregunté. Mi hermano estaba completamente volcado a asegurarse de que Lexie tenía una vida normal. Su problema auditivo siempre la había acomplejado y como la gente era bastante cruel en los institutos y en la vida en general, no le había ido bien.

    – [Mara]Se han ido a Moondale a comer pizza como si aquí no hubiera sitios para cenar.[/Mara]- respondió mi madre, en modo suspicaz. Mi padre era el detective, pero mi madre tenía su «olfato de loba» muy acentuado, no se le solía escapar nada.

    – [Mike]Creo que Lexie quería dejar el instituto de Moondale y Drizz intenta convencerla.[/Mike] – afirmé, pensativo. Cogí un nacho de la bolsa y lo mojé en guacamole, ya llegaba tarde para decirle a mi mano que no quería comer entre horas.

    – [Mara]No sé si lo conseguirá, porque Lexie es…testaruda.[/Mara]- replicó mi madre, haciendo lo mismo. Siempre era agradable hablar con mi madre, se preocupaba de nosotros y supongo que también influía que yo me parecía mucho a ella.- [Mara]De todas formas, creo… que tu hermano quiere algo.[/Mara] – añadió. Me reí, mi hermano era impredecible, un trozo de pan, sí, pero a veces formaba todo un espectáculo a su alrededor porque había heredado, quizá incluso más que yo, la riña de mi padre con las mentiras. Mi padre no podía genética o magicamente, decir mentiras, y nosotros habíamos acabado acostumbrándonos a no hacerlo. Además, parecía que a mi madre le gustaba bastante que todos fuésemos sinceros.

    – [Mike]Creo que es la pizzería favorita de Elle.[/Mike] – dije con sinceridad. Esbocé una tenue sonrisa.

    Mi madre estaba sirviéndonos un par de vasos de agua fría con hojas de menta y se quedó con una de ellas en la mano.- [Mara]Estás de broma, ¿no?[/Mara] – preguntó, asombrada. Lo de que llamase a Elle «Coquito» desde el verano, daba bastantes pistas.

    Me encogí de hombros, despreocupado. Mi madre se estaba preocupando de más. – [Mike]Yo te digo lo que sé.[/Mike] – dije, intentando sonar tranquilizador. Quizá eran puras especulaciones.

    – [Mara]Este Idris…[/Mara]-  exclamó, dando un trago de agua. Se quedó pensativa y yo sin darme cuenta, también. La brisa que se colaba por el ventanal era agradable, olía a mar. Pronto tendría que alejarme de allí, irme a un lugar completamente distinto, sin nadie conocido. Pero era mi vocación y estaba dispuesto al sacrificio que hiciese falta. Les echaría de menos a todos: a mis padres, a Drizz, al tío Bill, a la tía Karen y al tío Alex, a Dante…

    El verano había estado bastante bien. Había aprovechado que Idris iba y venía a menudo de Moondale para pasar más tiempo con mis amigos de la infancia, de los que me había distanciado un poco a medida que habíamos crecido. Con el único con el que había mantenido contacto era con Dante, pero tenía poco tiempo libre normalmente para seguir al día. Así que estuvo bien verles de nuevo a todos y almacenar buenos recuerdos antes de irme. La verdad es que en realidad fue Drizz el que me había convencido, mi hermano siempre intentaba que pasáramos más tiempo juntos y al final, nadando el uno tras el otro en el lago Gealach con el resto, me di cuenta de que echaría de menos no haber disfrutado más de su compañía por estar sumido en los estudios.

    – [Mike]Tranquila mamá, ya sabes cómo es. Siempre parece todo peor.[/Mike] – le defendí. Alguna vez me había parado a pensar que había tenido suerte con Idris. Siempre me había tratado bien. La gente a veces me había preguntado si no me tenía celos pero lo cierto es que no podía recordar ninguna vez en la que los hubiera mostrado. Era muy buena persona y la gente muchas veces por su aspecto o su forma de hablar, le tomaba por algo diferente. Hacía un par de años que no ocurría pero mi padre ya le había tenido que sacar dos veces de la comisaría. Daba igual que Idris se paseara por los barrios más problemáticos de Louna ayudando a chicos a salirse de las drogas dándoles un propósito cada noche. Para la policía solo era un negro con una banda con mala pinta y antecedentes. Le detuvieron por posesión de armas, pero al ver que eran un par de estacas afiladas les quedó poca defensa. Aun así volvieron a detenerle más veces por lo mismo.

    – [Mara]Confío en tu hermano, pero Ellie es menor.[/Mara]- respondió, algo estricta. Mi madre seguía las normas a rajatabla y creo que eso no habíamos terminado de heredarlo ninguno, desde luego Idris no. Le dediqué una mueca para que se relajara. Entendía parte de los problemas, principalmente que Elle era hija de una de sus mejores amigas y si las cosas saliesen mal, sería un lío. Pero mi hermano no iba a hacer nada que Elle no quisiera y al final, que fuera menor tampoco marcaba una diferencia significativa, no es que él tuviese 40 y ella 15.- [Mara]Bueno, cuéntame… algo de ti.[/Mara] – añadió, cambiando de tema, seguramente se quedase preocupada, pero mi madre era así, lo llevaría bien. Ella hacía las cosas a su manera, Sarah siempre contaba con orgullo que mi madre tenía tanta vocación de curar a la gente que se controlaba cuando era una vampiresa. Yo siempre había supuesto que había algo diferente en ella, porque también como licántropa era capaz de controlarse. Ella y el resto de gente cercana habían sido los que habían provocado mi interés por lo sobrenatural. La medicina humana me interesaba, pero quería ir más allá.

    Me encogí de hombros, no había nada relevante que no supiera. – [Mike]No sé, hay poco que contar. Estoy esperando la carta de la Western, pero habiéndome aceptado en Ottawa y la McGill.[/Mike] – no sabía qué esperar de Canadá ni de los estudios, pero sabía que era lo que tenía que hacer.

    – [Mara]No me refería…a los estudios.[/Mara]- puntualizó, mirándome. Vale, no lo había pillado, así que era una de esas charlas madre-hijo.

    – [Mike]Ah, eso.[/Mike] – repliqué. Tampoco es que tuviera mucho tiempo como para tener una vida amorosa muy plena.  – [Mike]No te creas que hay mucho que contar.[/Mike] – aseguré. Bueno, quizá había un par de cosas, una la sabía y la otra no.

    – [Mara]¿Nada… romántico ni amistoso?[/Mara]- preguntó, sonriendo. Me pregunté si mi madre habría mostrado esa faceta con todo el mundo. A veces ella y mi padre hablaban con nosotros de mis abuelos maternos. Después de «resucitar» con la orbe de isis, cuyo receptáculo llevaba yo ahora a modo de colgante, mi madre fue a verlos, pero no se atrevió. Mi padre tardó un tiempo pero finalmente la convenció de ir a verlos y contarles todo. No sé qué les sorprendió más de todo lo que les contó, pero en la foto que descansaba sobre la chimenea se veía al abuelo Illya sonriendo y feliz con Idris en brazos en una playa de Velze. Yo tuve la suerte de conocerles también.

    – [Mike]Si es que tampoco he tenido mucho tiempo entre la clínica y el curso.[/Mike] – me excusé. De pequeño no era un niño demasiado popular, pero con el aura de Idris cerca, al final te vuelves más desinhibido y te va mejor en las relaciones. Mi madre seguía observándome y me paré a pensar. – [Mike]Si lo dices por Dante, nos ha quedado claro que somos amigos y nada más.[/Mike] – afirmé. En verano, en una tarde en el Lago Gealach, Dante y yo fuimos a dar un paseo para distraernos. Al final terminamos intimando bastante y nos besamos. Éramos dos personas jóvenes, él era guapo, yo para él también y surgió. El tema es que nos dimos cuenta rápido de que había poca chispa, así que nos quedamos hablando y riendo. La etiqueta de mejores amigos nos pegaba más, estuvimos de acuerdo.

    – [Mara]Vaya.[/Mara]- replicó mi madre. – [Mara]Lo siento.[/Mara] – añadió. La pobre pensaba que era una decepción para mí.

    – [Mike]No sufras.[/Mike] – me reí y apoyé una mano sobre la suya. – [Mike]Fue algo del momento. Pero nos gusta más la etiqueta mejor amigo, sin la parte del derecho a roce.[/Mike] – confesé. Me alegraba habérselo contado, quería que supieran que me gustaban los hombres y las mujeres, sin más. Hoy en día era más habitual que en sus tiempos, pero seguía habiendo prejuicios. Aunque en una casa con alguien ‘ultrasexual‘, como Idris se definía, pocos prejuicios iba a haber.

    – [Mara]Estaba bien…que tuvieras a alguien…íntimo[/Mara].- comenzó a decir, tan avergonzada que empezó a contagiármelo. – [Mara]A veces, necesitamos…algo más que amistad[/Mara]. – añadió. No supe dónde esconderme, así que no me quedó otra que ser sincero.

    – [Mike]Mamá por dios…[/Mike] – me quejé, rompiendo a reír. Mi madre era práctica para todo, hasta para darse cuenta de que todos necesitamos pasar a horizontal de vez en cuando. – [Mike]Tampoco te preocupes por eso, tu becaria y yo…[/Mike] – añadí. Ahí estaba el secreto, no quería que me tomara por alguien poco profesional pero como estaba tan preocupada por mi vida íntima, se lo dejé saber.

    – [Mara]Vale[/Mara].- se tapó los oídos sin dejar de reírse. – [Mara]No quiero saberlo[/Mara]. – dijo intentando quitarse la imagen de la cabeza.

    – [Mike]Ahhh…tú has preguntado.[/Mike] – le respondí, tomándole el pelo. Nos quedamos un rato riendo y mi madre empezó a contar anécdotas de los Moondies. Siempre me habían gustado y ella lo sabía, no le había ocultado que en mi vocación médica estaba el interés por la biología de los sobrenaturales. Se sabía muy poco y casi siempre había que teorizar en base a la humana para poder curarlos, y eso si es que conseguían acudir a algún médico porque muchos vivían ocultos. Miré el calendario, tras ella, colgado en la nevera. Salíamos Idris y yo, como siempre, pero mis ojos se posaron sobre tres días marcados en rojo. No, no era la regla de mi madre, esa la marcaba en verde, era la Luna Llena. – [Mike]¿Vas a salir mañana o vas a contenerlo?[/Mike] – le pregunté. Llevaba ya unos meses quedándose en casa para estar con mi padre. No sabíamos qué podía hacerle contenerlo mucho tiempo, Christopher se había envenenado incluso para no transformarse durante años y seguía sano, pero me preocupaba que mi madre tuviera que rechazar su instinto, normalmente es lo que nos guía por el buen camino.

    – [Mara]Creo…que me quedaré en casa[/Mara].- comentó, pensativa.- [Mara]Tu padre…no lo está pasando bien[/Mara].- añadió. Aunque él se había tenido que retirar por la pierna y el tío Bill se jubiló tiempo después, a mi padre siempre se le quedó la sensación de que no habían hecho todo su trabajo, porque en Louna seguía habiendo problemas a los que no podía enfrentarse cualquier policía. El dolor a veces era demasiado para él, pero intentaba guardárselo para sí mismo. Para una persona que no puede mentir, mi padre era bastante reservado.

    – [Mike]Yo me quedo con él. Tú sal. No haces mal a nadie.[/Mike] – la animé. Mi madre parecía seria a mucha gente, pero yo la conocía bien y sabía que bajo toda esa lógica y practicidad, estaba también la loba de pelo negro que luchaba por salir. Contenerla no era bueno, somos quienes somos y tenemos que aprender a querernos así. Mi madre era consciente en su forma de loba así que no era un peligro para nadie. – [Mike]Veremos ‘Aun más loca academia de policía’, ya sabes que le gustan.[/Mike] – señalé la colección de discos GOD que mi padre tenía en una estantería del salón. Casi todos eran de «dudoso humor», pero al final todos acabábamos riéndonos, especialmente si Idris estaba en casa. Su risa era muy contagiosa.

    Mi madre se incorporó sobre la barra y me dio un beso en la frente. La miré, sonriendo.- [Mara]Gracias[/Mara].- dijo. Parecía más tranquila al ver que me iba bien. Quizá necesitaba esa charla para «dejarme ir», estaríamos una buena temporada apartados. – [Mara]Idris y yo…tenemos que hablar[/Mara].- aseguró, después de mirar el teléfono.

    – [Mike]Seguro que puedes estar tranquila, hasta el año que viene al menos.[/Mike] – bromeé, aunque no mentía. Me imaginaba a Idris presentándose en el dieciocho cumpleaños de Elle metido en una caja gigante y diciendo «I am the gift» como en el meme de Tyrion Lannister.

    – [Mara]No lo estás arreglando[/Mara]. – sentenció mi madre. Nos volvimos a echar a reír.

    Echaría de menos todo eso cuando me fuera, pero con suerte podría volver y trabajar en la clínica o en la Escuela Legado, aprendiendo más sobre los sobrenaturales y ayudándoles. Lo que no imaginaba es que terminaría por convertirme en uno de ellos de la forma más inesperada.