Sarah | Palacio Kvinneby, Despacho de Z
MEDIODIA
Dejamos al resto del grupo en la sala común acompañados por Petra y Bagheera. Volver a caminar por los pasillos del Palacio me traía malos recuerdos, especialmente porque no iba junto a Daniel, pero no me quedaba más remedio que hacerlo: Abel estaba muerto y quería que me explicaran por qué. No sabía qué me daba derecho a pedir explicaciones, ni qué esperaba que me dijeran, pero algo me impulsaba a ir. Quizás era eso de ser del bando de los buenos, que era un trabajo a tiempo completo, plagado de dolores de cabeza y mal remunerado.
Caminábamos detrás de Aaron, que hacía como que no nos conocía. Como si no hubiera pasado aquí dos meses de mi vida y como si Ed y Daakka no me hubieran acompañado en parte del proceso. Aún así, no le juzgué, porque la utopía se había descontrolado en sus narices y habían empezado a sufrir bajas. Y nosotros, después de Fenris y de Kaylee, sabíamos lo que era perder a alguien.
Mientras andábamos, me fijé en Ed y Daakka, que seguían desentonando, el primero con su camiseta de Star Wars y la bandolera roñosa, como si fuera un estudiante de intercambio y el segundo, con sus pintas de surfero demoníaco, con una ropa que le quedaba demasiado pequeña como para tomárselo en serio. Nunca podría agradecerles lo suficiente todo lo que hacían por mí.