Moondale

Categoría: La Kvasir

  • NUESTRO JUEGO

    Ellie – Nave

    Mañana

    Todavía me estaba incorporando cuando escuché que alguien tocaba a la puerta. Jane hacía rato que se había levantado. Me había dicho que quería hablar con su hermano y eso me inquietaba, pero quién era yo para meterme en su relación. Mi mejor amiga ahora era telétapa y eso significaba que habíamos dejado de tener secretos para ella. El problema, es que Jane estaba convencida de que poseía el don de la razón absoluta y eso la había llevado a equivocarse muchas veces en su vida, pero seguía sin aprender.

    – [Idris]Que alegría verte menos…lacónica.[/Idris] – comentó Idris con una enorme sonrisa después de que le dijera que pasase.

    Aún llevaba el pijama de unicornio y él ya se había vestido, pero eso no me impidió acercarme a darle un abrazo.- [Elle]Ha sido duro, pero Ezra es un buen tío[/Elle].- me detuve a olerle un poco el cuello. Fue algo instintivo. Idris olía muy bien.

    – [Idris]No todo lo duro es malo.[/Idris] – sonrió bajando la mano por mi espalda.

    – [Elle]¿Qué tal en el cuerpo de Elliot?[/Elle]- pregunté cuando nos separamos.

    – [Idris]Yo no sé cómo el chaval se mantiene entero, supongo que porque nació así, pero eso de no sentir nada…[/Idris]

    – [Elle]Ven, vamos a sentarnos[/Elle].- tiré de su mano y le hice un sitio a mi lado.- [Elle]Sobre lo de Elliot, me imagino que es por lo que dices. Digamos que sería como una persona que nace con discapacidad visual[/Elle].

    – [Idris]Acojona.[/Idris] – sentenció y le di la razón.

    – [Elle]Tengo la impresión de que hace meses que no hablamos[/Elle].

    – [Idris]Los Daesdi han debido cansarse de jugar a los Sims Moondies. Seguro que están con el Animal Crossing. Jodido Tom Nook, maldito mapache capitalista.[/Idris] – alzó el puño y me eché a reír.

    – [Elle]Ahora en serio, ¿cuánto crees que va a durar esto? Tengo miedo de volver un día a la Tierra y que hayan pasado cien años[/Elle].

    – [Idris]Bueno ya vamos por la mitad o más de mundos, son catorce como el zodiaco ¿no?[/Idris] – empezó a decir. – [Idris]Ya hemos estado en…Japón malrollero, guerra y paz, Roma no se hizo en una hora, Egipto, el oeste, la revolución olorosa, medio siglo veinte, la Edad Media, un libro de escoceses calentorros, un mundo de elfos jodidos, vikingos pasados por agua y la prehistoria. Doce, así que quedan…¿dos? [/Idris] – su sonrisa se ensanchó. – [Idris]En nada estaremos en casa y además, por lo que ha dicho tu tío MacLeod, el tiempo pasa mas rápido aquí que allí, quizá volvamos a la misma vida pero más arrugados.[/Idris]

    – [Elle]A ver si, al menos, conseguimos ser un equipo como lo eran los Moondies[/Elle].- lo dije sin convicción. No terminábamos de encajar. Éramos un grupo enorme y parecía como si tuviéramos las pilas medio gastadas. Supongo que estar encerrados en una nave en mitad del espacio no ayudaba a tener el mejor de los humores.

    – [Idris]Podemos pedirle a Ruby que haga un Easy. A los Moondies les fue bien, mira cuantos retoños hay aquí y qué bien va la Escuela de tu madre con la generación Easy.[/Idris]- bromeó.

    – [Elle]Deja la natalidad como está[/Elle].- moví las manos.

    – [Idris]También hay gomitas, muchas gomitas. Infinitas.[/Idris] – mi menté no tardó ni un segundo en imaginarnos en la cama, en la ducha, en una tumbona, en el cuarto de máquinas…

    Le di un golpecito en el hombro para que cambiara de tema.- [Elle]¿Quieres dejar de pensar en eso?[/Elle]

    – [Idris]Vaale.[/Idris] – agradecí que no fuera telépata y cambió de tema.- [Idris]¿Te dio miedo el licántropo?[/Idris]

    – [Elle]Me daba miedo hacerle daño a alguien[/Elle].- recordé cómo me había sentido y reprimí un escalofrío.

    – [Idris]Pero pudiste encerrarte. Controlas más de lo que piensas.[/Idris]

    – [Elle]Por suerte, ahora está en manos de Ezra, que sabe lo que hace[/Elle].- suspiré aliviada.- [Elle]Se ha tirado veinte años encerrado en una cápsula. Eso es un confinamiento y no el del Covid19[/Elle].

    – [Idris]En parte tengo ganas de salir otra vez, me da mal rollo sentarme a esperar después del enjambre de muertos y el «cariño he cambiado de cuerpo a los niños».[/Idris]

    – [Elle]Al menos, vamos a tener un montón de anécdotas[/Elle].- le resté importancia, aunque a mí tampoco me hacía ninguna gracia sentirme una marioneta del destino.

    – [Idris]A los Moondies les dieron regalos, espero que uno de los míos sea la Kvasir. ¿Te la imaginas de chiringuito en la playa medio enterrada?[/Idris]

    Nos imaginé en Merelia con un chiringuito que solo funcionase durante los meses de verano, en el que venderíamos las bandejas de pescado al doble de lo costaban (triple si eran guiris) y durante el invierno, nos dedicaríamos a estar con nuestros hijos.

    – [Elle]Tiene pinta de que esta nave ha estado aquí antes y estará aquí después[/Elle].- la Kvasir parecía perdida en en el tiempo y en el espacio, como nosotros.

    Él me miró a los ojos.- [Idris]Siempre me quedará Coquito.[/Idris]

    Me acerqué y le di un beso rápido en los labios.- [Elle]Voy a cambiarme, que me muero de hambre[/Elle].- comprobé que la puerta estuviera bien cerrada y le pedí a Idris que cerrara los ojos mientras me cambiaba.

    Los dos sabíamos que no iba a hacerlo, pero ese era nuestro juego.

  • MENTE Y CORAZON

    OWEN WILLIAMS

    LA KVASIR – MAÑANA

     

    Querido diario, hoy ha pasado algo maravilloso y no es precisamente el que este escribiendo dos veces en una semana. Ya se que gracias a ti soy el favorito de la futura generación que te encuentre, pero tenía que escribir de nuevo porque Amy y yo hemos hablado… bueno charlado… ¿cruzados dos palabras?. El caso es que me levante temprano para mi habitual rutina de ejercicio, este cuerpo no se mantiene solo sabéis, si me dejara sería una pelota, tengo un metabolismo de mierda, no se como lo hace el resto. Total, que tuvimos un breve encontronazo por los pasillos de la nave y tras una sesión de entrenamiento que pase pensando en ella y la leche que se pego contra una columna, parece que no soy el único que se levanta zombie por las mañanas, fui a por un poco de agua y ver como se encontraba.

    La encontré en la cocina con su hermana Kaylee y parecía encontrarse bien. Nuestras miradas se cruzaron un segundo saltaron chispas. En todo este tiempo nunca me había mirado así, de hecho creo que nunca lo había hecho. Era como si me estuviera viendo por primera vez. Madre mía que ojos, y que guapa a buena hora de la mañana. Amy poseía una belleza natural no retocada con maquillajes y filtros, y mejor me centro que empiezo a desvariar.

    El caso es que decidió acompañarme de nuevo hasta el gimnasio. Vale que pasamos todo el camino en silencio, pero ya era más de lo que había conseguido. ¿Estuve tentando de agarrarle la mano? si. ¿Se me erizaron los pelos del brazo cuando apenas nos rozamos caminando? También. Tras llegar a nuestro destino decidí romper el hielo hablando primero, porque a este paso nos hubiésemos quedado todo el día mirándonos el uno al otro, cosa que no me hubiese importado.

    – [Owen]¿Te encuentras bien? El intercambio de cuerpos ya ha pasado.-[/Owen] Me fije en que iba descalza. Los del rollo este monje tibetano eran Leo y Noah, pero en Amy imagine que era por ser como era. El ir descalza debía darle cierta sensación de libertad. En el poco tiempo que pase con ella puede notar que Amy era capaz de percibir todo de una manera mucho más profunda y… oh dios mio debo de apestar a sudor.

    – [Amy]He estado hablando con mi hermana y me ha dicho que te estoy tratando regular[/Amy].- Añadió suspirando, pero no era el típico suspiro de Owen me tienes hasta el coño. Si, se lo que significan los suspiros de mi crush. ¿Acoso vosotros no?. Muy mal.

    – [Owen]Tranquila, me encanta esta relación pasivo paso de tu culo moreno que nos traemos[/Owen].- En realidad no, me sentía como el típico empollón que se enamora de la animadora guapa popular del instituto. Espera lo mismo no habéis entendido esta referencia, es como si fueras un humano básico y te enamoras de la chica más molona de toda la galaxia.

    – [Amy]De todas formas, me gustaría pedirte disculpas[/Amy].- ¿Qué esta pasando? ¿Por que no aparta la mirada?. Tranquilo Owen, no la apartes tú. Dios el corazón me va a mil, y seguro que ella lo esta notando… no, puede que piense que es del ejercio. Maldia sea Owen tranquilízate, tortazo mental.

    – [Owen]Disculpas aceptadas[/Owen].- Hecho, después de esto solo podíamos ir a mejor. ♥

    – [Amy]Gracias[/Amy].- Murmuro bajito. Era adorable. Nos quedamos mirándonos unos segundos. ¿Es ahora cuando nos besamos, verdad? Si, creo que es ahora. Es decir el momento lo esta pidiendo. Yo lo estoy notando. Ella lo esta notando. Tu sentada en la comodidad de tu sofá en casa o en los mandos de una nave espacial que esta leyendo esto para entretenerse lo esta notando.

    – [Jane]Owen, te estaba buscando para hablar contigo, pero veo que tienes compañía[/Owen].- Bendito don de la oportunidad tiene mi hermana. Voy a matar a Xander para joderle su historia de amor. No, porque los quiero a los dos, pero mira… esto no lo olvido.

    – [Owen]Discúlpame un momento, será un segundo.-[/Owen] Le puse mi mejor sonrisa de por lo que más quieras no te marches ahora y me acerque hasta Jane. – [Owen]Dime hermanita, ¿Que necesitas?.[/Owen]

    – [Jane]Precisamente venía a hablarte de esto[/Jane].- Cuando le incomodaba a Jane tendía a aumentar el nivel de su voz, pero en este caso apenas lo dijo en un susurro para que Amy no le escuchara con su super oído. He sido Amy, lo ha escuchado seguro.

    – [Owen]Si, ya se ha disculpado.-[/Owen] Me gire para ver si seguía allí. Tenía la cabeza agachada y hacia círculos en el suelo con los dedos de sus pies haciendo como que no nos escuchaba.

    – [Jane]Ya, pero…[/Jane]- Su cara era de circunstanciaría. Porque no me dejas ser feliz, yo te dejo ser feliz. Yo luche por tu felicidad. En el fondo entendía lo que le preocupaba.

    – [Owen]Hermana, se que puedes leerme la mente. Miau, miau, miau. Y ahora dime qué has leído.-[/Owen] Quería que me digéra lo que había visto en Amy, pero no debio de entenderme. A veces es que me expreso mal, o pienso en gatitos.

    – [Jane]Miau, miau, miau. Pero no eres tú el que me preocupa[/Jane].- Espera, espera. Si no soy yo. El bala perdida de esta relación casi imposible el que le preocupa entonces. Así es habido lector de mi diario que debe de estar flipando tanto como yo. Amy ahora miraba hacia el techo mientras seguida dibujando con el pie. Era como si estuviera danzando.

    – [Owen]¿Entonces que es lo que te preocupa?.-[/Owen] Bueno ya se que soy yo lo que le preocupa, la verdad no se porque pregunto.

    – [Jane]Lo de ser amigos no va a salir bien[/Jane].- Quiero a mi hermana, de verdad. Pero ahora mismo me estaba matando. Amy pareció no aguantar más el hacer como que no nos escuchaba y se marcho por la puerta. Si, la mano se me quedo colgada en el aire como si estuviera intentando pararla.

    -[Owen] Ya bueno, pero yo no quiero que seamos solos amigos.[/Owen] Así, remarcado y en negrita. Que se note.

    Stefy
    – [Jane]Ya, ella tampoco[/Jane].- Espera, espera. ¿Confirmamos entonces? Que mi hermana lee la mente señores. Le gusto a Amy McLeod. LE. GUSTO. – [Jane]Y como te muerda, estás muerto[/Jane].-Se cruzo de brazos a la defensiva y yo tuve que pensar en gatitos para no imaginarme a Amy y viceversa mordiéndonos.- [Jane]Yo diría que tiene pensado morderte[/Jane].- A Jane le dio grima solo de pensarlo y yo tuve que negar varias veces con la cabeza porque estaba flipando. Esto había escalado rapidamente. QUE HACE CINCO MINUTOS SE ESTABA DISCULPANDO.

    – [Owen]No te preocupes, mira su madre, están con un lican y la cosa les ha ido bien. Además seguro que hay una cura.-[/Owen] Yo siempre optimista. Seguro que el futuro tenéis una cura para estar tan tranquilos con licantripos. Cabrones suertudos.

    – [Jane]Su madre se tragó una piedra en las pruebas para poder…ya sabes…con tranquilidad[/Jane].- Me aclaro, a Jane le costaba hablar de estar cosas. Con Elliot uso los termino de polinización, luego yo fui mas directo, al final fue nuestra madre la que uso toda las terminologías adecuadas.

    -[Owen] Es sexo Jane, puedes decirlo. Y si tengo que tragarme un pedrusco por ella pues… Me lo tragó.-[/Owen] Como si me ponen una maldita fuente de piedras, como si me ponen una piedra tan grande como el puñetero Daë de piedra. Después de esta revelación como si tengo que comerme la puñetera luna.

    – [Jane]Aghhhhh[/Jane].- Se tapo la cara incomoda.

    -[Owen] Ten la mente abierta Jane, tú tienes a Xander… Bueno mejor no la tengas abierta.-[/Owen] No pienses en cosas subidas de tono con Amy, no pienses en cosas subidas de tono con Amy…

    – [Jane]¡Es diferente![/Jane]- Claro como Xander le desactiva los poderes. Mucho oh quiero ser un héroe pero mira que contento ahora que esta con mi hermana. No se va a deshacer de ese poder en su vida. EN SU VIDA.

    -[Owen] Claro como Xander es un puñetero interruptor de poderes. Un momento… ¿Y si lo pongo en la habitación mientras…?-[/Owen] Podríamos ponerle unos cascos de Infinity Band y mientras tanto… Yo lo veo, pero claro la licantropia no es un poder.

    – [Jane]¡Owen, por favor![/Owen]- Suspiro como nuestra madre. Si, que me conozco los suspiros de todo el mundo.- [Jane]Lo mejor que puedes es mantener las distancias con Amy[/Jane].

    -[Owen] Lo intentare… sabes que voy a ir ahora mismo tras ella y voy a besarla, ¿verdad?.-[/Owen] A ver, que nunca tendría secretos con mi otra mitad, pero bendita la hora en la que le dieron el poder de la telepatía-

    – [Jane]Es que no me hacéis caso nunca y luego pasa lo que pasa…[/Jane]- Suspiro con fuerza.

    – [Owen] Eres la sensata de la familia. Los demás somos unos casos perdidos.-[/Owen] De verdad, no os hacéis una idea de lo bien que esta Jane para la familia que le ha tocado. Cargando con todo desde pequeña con un desastre de padre y como el gato y el ratón con nuestra madre. Elliot, el bala perdida de Owen…

    – [Jane]Pues hazme caso esta vez e intenta ser solo su amigo[/Jane].- Puso las manos como su estuviera rezando. Implorándome que usara la cabeza.

    -[Owen] Bueno….-[/Owen] En este punto me fui poco a poco hacía la puerta, mientras una señora negaba con el dedo partiéndose de risa en mi cabeza.

    – [Jane]Podías disimular un poco[/Jane].

    -[Owen] Tienes razón. Te quiero. Adioooooos.-[/Owen] Lo ultimo que pude ver al salir del gimnasio era la cara de tristeza de Jane. Anduve por los pasillos buscando a Amy hasta que di con ella. Estaba al fondo del pasillo apunto de volver a su dormitorio. Nos quedamos unos segundos que francamente me parecieron horas mirándonos fijamente. Amy sonrió, pero sonrió de verdad, no una mueca, una sonrisa de verdad con sus pequeños hoyuelos en las mejillas. Era la primera vez que le veía sonreír de verdad. Mira me temblaron hasta las piernas, me sentí el niño de quince años más afortunado de esa nave. La chica guapa y popular se había fijado en el pardillo.

    Amy se metió en su habitación estarás pensando waaaaa, aquí viene la parte ultra romantica en la que se declaran, se besan y tienen sexo desenfrenado pero seguro, con protección, sin mordiscos y arañazos. Sonando una banda sonora ultra épica de fondo. Con el tintineo de campanas a lo lejos, con botellas de champan descorchadas…

    Pues no. Me quede como un pasmarote mirando hacia el fondo del pasillo a la más absoluta nada. Pensando en esa sonrisa que me acaba de dejar KO y en como le jodería la vida a Jane si me estuviera muriendo después de todo lo que le había hecho pasar. PERO PORQUE TENGO QUE SER TAN JODIDAMENTE DESGRACIADO.

     

  • LAS CARTAS SOBRE LA MESA

    Amy – Nave

    Mañana

    Había sido una noche en blanco y me desperté como si me hubieran pegado una paliza. Mi condición de licántropa me hacía resistente, pero cuando se acumulaban las noches sin dormir, el cansancio empezaba a hacer mella. Salí de la habitación como una autómata en dirección a la cocina. ¿Mi misión? Bañarme en un cubo de café y mordisquear un par de galletas con desgana. La depresión, esa que nunca me había abandonado del todo, me forzaba a veces a coquetear con los trastornos alimenticios. No es algo de lo que esté orgullosa, pero este es mi diario y solo puedo decir la verdad y nada más que la verdad.

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  • FE, ESPERANZA Y ENGAÑOS

    NOAH ARKKAN

    LA KVASIR – MAÑANA

    Me removí en la cama un par de minutos hasta que fui consciente de que no iba a dormir más. Con todo lo de la noche anterior nos habíamos acostado tarde hablando y no me había dado cuenta de dejar tapadas las ventanas del cuarto. El sol me había desvelado, pero me encontraba bastante bien de energía, sobre todo ahora que volvía a estar en mi cuerpo. Sentía la necesidad de que necesitaba recuperar el tiempo perdido.

    Desayuné y me di una ducha antes de volver a la habitación, pero era tan temprano que no esperaba encontrarme a Lexie en mitad del pasillo.

    – [Noah]Has madrugado.[/Noah] – dije, alegrándome de verla. Estaba acostumbrado a despertarme con ganas de hablar con ella, pero asumía que Lexie no era de madrugar, si no más bien de acostarse tarde. – [Noah]O no te has acostado todavía.[/Noah] -razoné. venía con ropa de calle y tenía aspecto de cansada, aunque tenía un brillo en la mirada que llevaba tiempo sin verle.

    – [Lexie]Voy a acostarme ahora[/Lexie].- aclaró con un bostezo. Nada más abrir la puerta escuchamos los ronquidos de Niall.

    – [Noah]Puedes dormir en la mía si quieres, no hay nadie ahora.[/Noah] – su respuesta fue cerrar la puerta de su cuarto y caminar hasta el mío. Fui detrás de ella por si necesitaba algo para acomodarse. – [Noah]Era difícil distinguirlo, siempre estás estupenda.[/Noah] – las sonrisas con ella siempre me salían solas. Por regla general, trataba de sonreír aunque fuera ligeramente para facilitar las conversaciones y que la gente se sintiera bien. Pero con ella no y eso era una de las cosas que me habían hecho darme cuenta de lo que sentía. Aunque también me había confundido durante un tiempo al tener facilidad para sonreír tanto con «Lexie» como con «Allie».

    – [Lexie]Dime algo que no sepa[/Lexie].- parpadeó mostrando todo el encanto de sus pestañas. Lexie era una tanuki, así que junto a la creación de ilusiones y la posesión de muchos aspectos, venía el «encanto». Según los libros tenía un don para ello, no sé si era algo pasivo o llegaba a utilizarlo siquiera, pero estaba convencido de que con encanto o sin él, a mi me volvería loco de igual forma..

    – [Noah]Lo de que nos has salvado a todos también lo sabes.[/Noah] – me acerqué a ella y le pasé una mano por la cintura. Los gestos de cariño me habían resultado siempre difíciles. En casa estaba acostumbrado a verlos con naturalidad, incluso en mis tíos y tías. No se debía a algo que hubiera visto a ninguno si no a mi propia personalidad que había venido cargada de introversión y miedo al rechazo. Con Lexie, una vez pasadas las primeras veces, todo era más fácil, con ella me salía una parte de mí con la que estaba cómodo, los gestos de cariño eran naturales, espontáneos.

    – [Lexie]Las manos van al pan y yo aún no he dormido[/Lexie].- me recordó, con una sonrisa algo cansada por la falta de sueño.

    – [Noah]Pensé que eras un ave nocturna.[/Noah] – le repliqué, esperando mientras se cambiaba la ropa para dormir más cómoda.

    – [Lexie]Ni diurna, ni nocturna[/Lexie].

    – [Noah]¿Estás bien?[/Noah] – pregunté. Parecía muy callada y eso era señal de que algo le rondaba la cabeza. No había visto tan clara esa parte de ella hasta venir aquí, pero eso también se debía a que antes de todo esto pensaba que eran dos personas diferentes.

    – [Lexie]Tengo noticias[/Lexie].- respondió sentándose en la cama. Me senté a su lado.

    – [Noah]Cuéntame.[/Noah]

    – [Lexie]Hay un tío que nos puede llevar de vuelta a la Tierra[/Lexie].

    Los ojos de Lexie estaban clavados en mí, esperando mi reacción. Hasta el momento la conocía, pero después del tiempo que llevábamos dando vueltas por los mundos del Cúmulo y después del peligro en el que nos habíamos visto metidos la noche anterior, la idea de que Lexie y todos los que no querían seguir con esto se alejaran de tanto peligro, resultaba tranquilizadora. Aun así, no me hacía ilusiones, si se iban era posible que no les volviéramos a ver. Nada nos garantizaba que nos diesen el camino de vuelta cuando reuniéramos a los Daë. – [Noah]Te ayudaré a encontrarlo si quieres marcharte.[/Noah] – le aseguré, tratando de poner toda mi convicción mientras reprimía una lucha interna.

    – [Lexie]No creo que sea difícil de encontrar, pero no nos va a salir barato[/Lexie].- comentó, mirándose las uñas, que había debido hacerse al poco de volver a su cuerpo.

    – [Noah]Bueno, sea como sea, te ayudaré.[/Noah] – puse mi mano sobre la suya, viendo a través de toda aquella ilusión de seguridad. Lexie era dura, decidida, fuerte, pero a fin de cuentas, humana. Solo los héroes y heroínas de los libros no tienen dudas o miedo nunca. En la vida real, incluso llevando caminos como los nuestros y teniendo nuestros dones, el miedo está ahí todo el tiempo.

    – [Lexie]¿Te imaginas? Esta nave de mierda se queda aquí y yo me voy meneando el pandero[/Lexie].- se puso en pie, sonriendo y dio un giro, orgullosa por haber dado con aquella información. Asentí, tratando de disimular.

    – [Lexie]¿Te has ido a Honalulú y has vuelto?[/Lexie]- me preguntó, acercándose y sentándose sobre mis rodillas. Notar su peso sobre mí me reconfortó pero a la vez temí no volver a sentir algo así en mucho tiempo.

    Le sonreí y la miré a los ojos, sabiendo que así me sería imposible mentirle. –  [Noah]No. Es que…te echaré de menos. Pero me alegro de que puedas alejarte de esto.[/Noah]

    – [Lexie]Volveremos a vernos. No seas dramas[/Lexie].

    – [Noah]Ya. Ya. Lo sé. Saldré de aquí. Todos lo haremos. Y volveré.[/Noah]

    – [Lexie]Y el Oscar es para…[/Lexie]

    Fingí mirarla mal. Ahora que el shock inicial de descubrir su «engaño» había pasado, había tenido tiempo a comprender sus intenciones y a conocerla mejor. Me resultaba muy difícil, por no decir imposible, enfadarme con ella. Podía admitir sin ningún miedo que la quería, que para mí, era Selardi. Pero dudaba que ella estuviera preparada para escucharlo.

    – [Noah]No te metas conmigo.[/Noah]

    – [Lexie]Respeto tus sentimientos, pero…[/Lexie]- sonrió imitando una cara de malicia que alguna vez si había puesto de verdad. Lo reconocía porque le salía una arruga en el puente de la nariz muy graciosa.

    – [Noah]Vas a tener que compensar ese agravio.[/Noah] – fruncí el ceño y puse una mirada pícara. Conocía el punto débil de Lexie Fenris y pensaba aprovecharlo. Mis manos fueron más rápidas de lo que ella podía evitar y las cosquillas empezaron a repartirse por todos esos puntos en los que más se le concentraban.

    – [Lexie]¡PARA, PARAAAA![/Lexie]- pidió, riéndose. Daba manotazos para liberarse y alguno dolía, pero solo consiguió que cayéramos sobre la cama.

    – [Noah]Ah no, me voy a vengar.[/Noah]. – seguí haciéndole cosquillas hasta que me di cuenta de que se las estaba haciendo a mi propio cuerpo. Lexie había creado una ilusión en la que era yo mismo. – [Noah]Ya le has quitado la gracia. No soy narcisista.[/Noah] – puse cara de asco.

    Ella se echó a reír y recuperó su aspecto. Sonreía aún y su pecho subía y bajaba al haberse acelerado su respiración por las cosquillas. Estábamos uno al lado del otro, muy cerca. Nuestros labios se acercaron sin poder saber quién lo había hecho primero. Quizá ambos. Mientras estábamos así, unidos, el tiempo pareció pasar de forma diferente. Incluso mi «ansia» por hacer algo había desaparecido, no tenía prisa, podía pasarme así todo el tiempo. Por desgracia había que respirar.

    – [Lexie]Bueno, ¿me haces el desayuno?[/Lexie]- me pidió sonriendo.- [Lexie]Así cojo fuerzas[/Lexie]. – propuso. No sabía si ahí tenía que entender algo o no.

    – [Noah]Qué morro tienes.[/Noah] – le dije. Atravesé el pasillo a toda velocidad y me puse a prepararle el desayuno. Os diré una cosa, no hay nada que me inquiete más que los microondas. Preparé todo el desayuno y el café aún estaba dando vueltas en aquél aparato infernal que apenas había evolucionado más allá de que ahora estaba dentro de una nave espacial y según Henry, era menos nocivo y consumía menos.

    – [Lexie]Gracias[/Lexie].- dijo Lexie cuando al fin se lo llevé. Di gracias de que siguiera despierta, quería aprovechar al máximo el tiempo con ella.

    Me quedé por allí, leyendo un libro de ciencia ficción en uno de los lectores de libro electrónico de la biblioteca y de vez en cuando alzaba la mirada para verla mientras comía. Por muy duro que fuera el camino que tenía por delante, nada lo sería tanto como tener que pasarlo sin Lexie. Pero si eso garantizaba que estuviera a salvo y contenta, seguiría adelante, y tenía claro que no me quedaría en el Cúmulo. Usaría cada recurso a mi disposición para volver con ella, para llevarnos a todos a casa.

    Una de las veces que levanté la mirada, vi que Lexie ya se había quedado dormida. Tenía aspecto de cansada por lo profundo que estaba durmiendo. Tras mucho tiempo pasándolo mal y luchando por estar en un sitio que no quería, al fin tenía una opción de estar a salvo, así que por mucho que disimulara ese estrés le había pasado factura. Me llevé el desayuno y la cubrí con las sábanas antes de sentarme en la butaca a leer aprovechando la luz natural. Quería aprovechar cada minuto cerca de ella.

     

  • LOS ROBINSON ESPACIALES

    LOS ROBINSON ESPACIALES

    OWEN WILLIAMS

    LA KVASIR – MAÑANA

     

    El día anterior había sido cuanto menos entretenido, no todos los días se levanta uno en el cuerpo de su crush. Y ahora me encontraba aquí, sentado encima de una roca espacial contemplando el horizonte con un rollo laconico al más puro estilo Leo. Elliot tampoco parecía llevarlo muy bien, estaba tumbado en la hierba de color celeste, cosas espaciales supongo, como solía hacer con Vera, solo que esta vez estaba solo, mirando como las estrellas desaparecian para dar lugar a un nuevo día.

    Me percate de que jugaba con un anillo que tenía en el dedo, nunca había considerado a mi hermano un fan de la bisutería. Lo mismo se había prometido con alguien, aunque no se con quién porque aquí estábamos los dos solos, y su presunta churri en la tierra.

    – [Xander]Owen, ¿aprovechando que ya no eres mi prima?.-[/Xander] A saber cuando tiempo llevaba detrás de mi observándome distraído, aunque Xander no era un pervertido. Por otro lado si hubiese sido Jane seguro que se hubiese quedado embobado sin decir nada.

    – [Owen]No, solo estaba pensando. Creo que haber estado en Amy me ha afectado en ese sentido.-[/Owen] Y ahora estaba pensando en la piel pálida de Amy gracias Xander, como si todo ese cumulo de sensaciones  que sentí siendo ella no fuera bastante.

    – [Xander]Somos del club de cambiarse con su interés romántico.-[/Xander] Añadió sentándose a mi lado. Mentiría si dijera que se me puso una sonrisilla de felicidad en la cara, en parte porque Xander pensara que Amy y yo teníamos algo, también por el chiste.

    – [Owen]¿Estas insinuando que Idris y Elliot…?.-[/Owen] Aunque había combinaciones más raras, como la de Leo con Noah.

    -[Xander] Dios, espero que no. [/Xander]- Xander parecía haber olvidado que Idris estaba pillado por su hermana mucho antes que él por la mía. Que clase de ser superior estaba haciendo estos fics y porque yo era el único sin pareja. -[Xander] Pero podemos invitar a… no sé si hay alguien más.[/Xander]

    – [Owen]Henry no cambio de cuerpo con Laura, pero parece que las cosas no van muy bien. Iba arrastrando un colchón por el pasillo.-[/Owen] Teníamos una nave enorme en la que sobraban habitaciones y de la noche a la mañana, literal porque no se cuanto tiempo pasan entre mundos, tenemos la nave llena de gente nueva. A nuestro colega Lekwaa y Zahra se habían unido ese chaval que se mareaba con la sangre y la chica que venía del mundo de las piruletas, o algo por el estilo. El caso es que Henry tenía que buscarse la vida y dormir en algún sitio porque estaba atravesando problemas matrimoniales con su señora. De nuevo, porque parece que todo el mundo esta ya casado.

    – [Xander]Si, por mucho que le gusten las máquinas es mal momento para dormir solos. Pero nos estamos asegurando de que no se vuelva a colar ningún no invitado.-[/Xander] ¿Hablamos de lo inocente que parece Xander a veces?. Henry no va a dormir solo porque se nos colaran unos polizones, pero dejemos le cree que si.

    – [Owen]Deberíamos tener alguna clave secreta por si acaso. ¿ Nos hacemos tatuajes?.-[/Owen] Tenía que intentarlo. Podíamos hacernos una M, o más bien una NM, porque Moondies solo existen unos, nosotros somos el spin off.

    – [Xander]La clave es buena idea, siempre que no lean el pensamiento. -[/Xander] Y si lo leen no pasa nada, ya tenemos a mi hermana para evitar topos. – [Xander]Como llevas lo de que te lea la mente?[/Xander]

    – [Owen]Siempre he sido un libro abierto.-[/Owen] Soy un burro muy cazurro que toma churros y discurre. Aunque ahora mismo solo me verá pensando en una sola cosa.

    – [Xander]No hemos tenido casi tiempo de hablar. Me alegro de que al final lo halláis arreglado. –[/Xander] Me estremecí un poco, y no porque empezara a refrescar. Xander estaba en modo romántico y a mi cuando me hablan de mi otra mitad, pues me llega a la patata. – [Xander]Parece que está mejor, seguro que volver a hablar contigo ha tenido algo que ver.[/Xander]

    – [Owen]También está más contenta desde que estáis juntos. Porque lo estáis. No engañáis a nadie.-[/Owen] Se lo había notado sobretodo en la repostería, Jane solía refugiarse en hacer postres y los hacia de una forma brutal, era como ver pegar a alguien super adorable a un oso de peluche. Ahora sin embargo estaba más calmada y los hacia con amor.

    – [Xander]¿Tu crees? no creo que ella piense igual.[/Xander] – Se le dibujo una sonrisa tontorrona en la cara, estaba hasta las trancas por mi hermana.

    – [Owen]Te he metido la idea en la cabeza. Ahora te leerá el pensamiento y tendréis LA conversación.-[/Owen] De nada hermana, porque a este paso de no somos nada lo mismo se nos casa antes Elliot y su novia por correspondencia.

    – [Xander]¿Y Amy y tú qué eh?[/Xander] – ¿Amy y yo que?. No puedo beber más los vientos por ella. Que poético me ha quedado esto, soy el Baz Lurmann de mi generación, solo espero que esto no acabe en tragedia como en su película Romeo + Julieta.  – [Xander]Ya te he preguntado así que ahora lo verá en sus visiones.[/Xander]

    – [Owen]Amy solo me quiere cuando estoy muerto, dudo que vea algo en lo que me declare a ella.[/Owen] Bueno querer es una palabra fuerte, por ahora solo ha demostrado que me quiere lejos de su vista, de su vida, de sus desayunos, de sus momentos de escritura…

    – [Xander]Bueno, es de eso de lo que habla pero puede que vea mucho más. -[/Xander] Xander tiene razón, lo mismo nos ha visto antes de eso en una relación y se esta negando a ello por mi fatal desenlace.

    – [Owen] Maldita sea Alexander Edward Gael Arkkan Echolls de todos Los Santos…-[/Owen] Xander era el bien quedado de la familia y tenía todos los nombres más alguno más que le añadía cuando intenta meterse en mi cabeza.

    – [Xander]Eh Owen Dominic. Siempre puedo hablarle mal de ti. -[/Xander] Ten mejores amigos para que no sepan ni tu apellido, muy mal Xander, quedas fuera de los contactos de emergencia.

    – [Owen] No tienes trapos sucios contra mi, soy un santo. -[/Owen] O al menos ahora.

    – [Xander]Estamos empatados peero… Yo no me bese con Dante. -[/Xander] Ya esta la hetera, madre mía si le dijera que incluso Jane a tenido algún sueño subido de tono con Elle le explota la cabeza.

    – [Owen]Éramos dos corazones solitarios y miramos ahora, a mí no me hacen caso y el se ha colado por una chica que ni siquiera existe todavía. Por cierto, tu te lo pierdes.-[/Owen] Por otro lado, cuando se ha convertido Dante en el lincantropo de Crepusculo, ya sabéis, ese momento perturbador en el que el pavo que hasta hace cinco segundos estaba colado por ti ahora lo esta de tu hija recién nacida.

    – [Xander]No me atrevo a preguntárselo a tu hermana por si acaso, ¿Que tal tu padre y tú madre?.-[/Xander] Copulando como conejos. Perdón, esto ha sido el típico espasmo muscular en el que he escrito sin pensar, aunque cuando escribo pensando.

    – [Owen]Bueno, por ahora están llevando nuestra ausencia viviendo juntos, mal momento para estar solos. Lo mismo cuando volvamos tenemos dos hermanos más…- [/Owen] Hijos, que bien que estáis sanos y salvos. Estos son vuestros nuevos hermanitos, James Arthur y Renee.

    – [Xander]Si te enteras de algo de eso avísame, convenceré a tu hermana de que no podemos volver. -[/Xander] Era broma pero en el fondo sabía que de ser por él no le importaría quedarse en esa nave por el resto de sus días con ella. Xander seria capaz incluso de rechazar su sueño de ser un héroe por Jane.

    – [Owen]¿Intentas separar a mi padre de la niña de sus ojos?. No hay suficientes planetas en los que ocultaros.-[/Owen] Estamos hablando del hombre que se colo en una instalación gubernamental para salvar al amor de su vida, vale lo hizo con ayuda. Pero créeme Xander que tratándose de mi hermana no necesita ayuda de nadie.

    – [Xander]Bueno, aquí hay unos cuantos. -[/Xander] De nuevo, no tienes donde huir amigo. – [Xander]Me da más miedo Jane que tú padre a estás alturas.[/Xander]

    – [Owen]Eso dices ahora…- [/Owen] Le hice el gesto de unas tijeritas y se le borro la sonrisa de la cara. Lo que le faltaba a Jane, ver en la cabeza de Xander a nuestro padre castrandolo.

    – [Xander]Estás trayendo de vuelta miedos presdolescentes. [/Xander]- Lo típico de la infancia en el que tienes miedo del padre de tu no novia. En mi caso estoy salvado, el mío solo podía matarme de aburrimiento leyendo libros. Es broma suegro, te quiero. – [Xander]¿Comemos con el resto? Estará bien usar nuestras propias manos.[/Xander]

    Llame a Elliot para que se uniera a nosotros, el chaval necesitaba un corte de pelo urgente, parecía que estaba pasando por una cuarentena. Juntos nos encaminamos hacia la nave, la cual rebosaba de vida con todo el jaleo que tenía el resto dentro, parecíamos una pequeña familia disfuncional, como los Robinson pero en el espacio.

  • DOS FUEGOS

    DANTE VILLIERS

    LA KVASIR – MAÑANA

    Era una mañana extraña. Para empezar, había madrugado. No es algo que fuera muy común en mí, pero supongo que me sentía con ganas de volver a trabajar con mis propias manos. Al principio dudé,  era demasiado temprano y empezaba a notarme de mal humor por un sueño más corto de lo habitual, pero después vino la recompensa cuando me crucé con Lexie, que acababa de llegar con provisiones de la ciudad y un rumor muy jugoso.

    Asentí, casi dormido, mientras me lo contaba con una energía que yo desconocía en ese momento y me fui a trabajar en el portón de la la Nave. Mis manos sabrían donde ir al principio y las diferencias con la mecánica del futuro terminarían llamando mi interés y despertándome.

    Tras media hora disfrutando de la soledad y el hecho de tener una tarea cercana y asequible que solucionar, la puerta que daba al gimnasio se abrió y entró Ezra. Tenía la frente perlada de sudor y bebía agua de una botella hecha del cristal resistente del futuro, que no se rompía al caer al suelo.

    Le saludé con la cabeza y el pasó por mi lado en silencio. Era un tipo bastante taciturno y eso que yo me consideraba solitario. Con su vida, de todas formas, estaba justificado. Me recordé a mi mismo que lo malo de mi vida me lo había traído la misma persona que había llevado la pérdida muchas veces a la suya. Intenté no ponerle cara porque Jane no tenía culpa de ello y me forcé a pensar solo en su nuevo nombre: Omega.

    Sentí el arrebato de hablar con él y romper ese silencio, pero no me apetecía hablar de penurias así que elegí en su lugar otra mujer que teníamos en común. – [Dante]Ey, ¿Has visto a Chloe por ahí?[/Dante] – le pregunté. Apenas la había visto desde antes de irnos por último vez a los mundos, con lo poco que la conocía, era capaz de seguir enfadada por aquello.

    – [Ezra]No. Puede que esté en la piscina.[/Ezra] – replicó. Sus ojos transmitían mucho más de lo que él mismo dejaba ver, aunque yo no era un gran conocedor del lenguaje no verbal. Solo se me daba bien cuando se trataba de saber si alguien me correspondía o no a nivel físico.

    – [Dante]Ah, quizá luego me pase.[/Dante] – comenté volviendo a trabajar en una junta. Aquella nave era una maravilla para nosotros, pero llevaba mucho tiempo abandonada, se notaba en el óxido que corroía algunas de sus piezas. Por suerte era capaz de imprimir duplicados de cualquier pieza que necesitase y llevaba un tiempo sustituyendo las que podía. Me pregunté cómo sería surcar el espacio en ella. Solo con pensarlo me sentí encerrado, imaginándome años y años dentro de aquellas paredes de metal que de pronto parecían muy finas para separarme de la inmensidad de un espacio que solo me daría una muerte silenciosa.

    – [Ezra]No te gustan los sitios cerrados.[/Ezra] – escuché decir a Ezra. Jodidos licántropos, huelen el miedo demasiado bien.

    – [Dante]Si lo elijo yo, puede que me pasara un día entero trabajando en un coche, pero obligado… no llevo bien que me digan qué hacer.[/Dante] – para mí  «El Recogimiento» era un dolor de huevos cada año. Me buscaba cosas que hacer constantemente pero en los últimos días estaba ya que me subía por las paredes esperando salir y ser libre.

    – [Ezra] Yo no entiendo de coches, de hecho no tengo ni carné. Tampoco es que hiciera mucha falta[/Ezra] – reconoció. Futuro postapocalíptico, cierto. Ezra era como Kyle Reese, solo que sin venir a procrear para ser el padre del salvador. En su futuro no había llegado a haber «Recogimiento» porque los que éramos como nosotros vivíamos esclavizados directamente.

    – [Dante]Si volvemos recuérdame que te preste uno para dar una vuelta[/Dante] – le ofrecí. No era millonario precisamente, mi madre se había encargado de que Sarah pudiera ayudarme a gestionar mis finanzas en lo referente a su herencia y eso conseguía que no despilfarrase mucho. Pero en cuanto al dinero que entraba del taller, eso sí que podía invertirlo en lo que quisiera y una de mis aficiones era comprar coches viejos. Pequeñas joyas abandonadas por gente que no sabía arreglarlas pero que en mis manos volvían a la vida. Había cierta paz en devolver las cosas a su antigua gloria.

    – [Ezra]Vamos a volver, tenlo por seguro.[/Ezra] – no sonaba esperanzado, si no completamente convencido. Supongo también que para alguien como él, esto era un pequeño paraíso comparado con su otra vida.

    – [Dante]Puede ser. No tengo mucha fé en ese rumor de Lexie[/Dante] – admití. Los rumores al final son humo, a veces si lo sigues puedes llegar a una avería, pero otras veces simplemente te pierdes en algo que no tiene nada que ver. Prefería no poner todas mis esperanzas en ello y si aparecía la oportunidad, cogerla.

    – [Ezra] Tal vez lo mejor sea centrarse en acabar por reunir a los Daë y después volver a casa.[/Ezra] – respondió. Lo sabía entonces, había debido encontrarse con Lexie antes que yo, pero él no sería de los que tomaría esa opción. Era un guerrero, estaba acostumbrado al sacrificio, a la vida heroica. Yo no.

    Me encogí de hombros. – [Dante]Algunos no tenemos madera de héroe [/Dante] – le aseguré. Él se quedó mirándome con esos ojos suyos, verdes como el fondo de un mar tropical. Estaba tan calmado que aparté la mirada. No me apetecía imaginarme sus ojos clavados en mí cada vez que pensara en irme. Volví a mi trabajo y él se despidió y siguió su camino, sin intentar convencerme.

    Sustituí varias piezas, paré, comí un bollo que me había llevado de la cocina al que llamaría desayuno y  seguí trabajando. Un par de horas después alguien bajó las escaleras, pero aquellos pasos eran femeninos, no era Ezra. Vi las puntas de su melena pelirroja antes que nada. Ninguno de los que habíamos llegado aquí ni de los que habían venido más tarde sabía cortar el pelo, así que como consecuencia a Kaylee le llegaba ya por los omóplatos.

    – [Dante]Dichosos los ojos. [/Dante] – me limpié el sudor de la frente con la muñeca y le sonreí. – [Dante]Qué poquito se te ve desde que Leo y tu os lleváis bien.[/Dante] – alcé una ceja. Desde que había terminado por entender que el odio que se parecían tener toda la vida eran las ganas ocultas que tenían de fornicar por todas las esquinas, debían estar haciendo, bueno, eso, fornicar en todas las esquinas.

    – [Kaylee]¿Es envidia lo que noto en tu voz?[/Kaylee]- replicó sonriendo. ¿Envidia? Bueno un poco, Chloe pasaba de mí, la nave estaba llena de gente guapa y no eran solo Kaylee y Leo los que parecían pasárselo bien a diario. Y sin embargo yo ahí estaba, como un concursante de ‘Too Hot to Handle’ pero sin nadie con quien mover ficha.

    – [Dante]Despecho, desde el primer día no habéis querido invitarme.[/Dante] – me reí, recordándole el día en que les interrumpí en la cabaña para chincharla un poco. Con Leo no lo habría intentado, ya parecía odiarme de por sí desde ese día. Bueno, quizá venía de antes.

    – [Kaylee]Te entiendo. Somos irresistibles[/Kaylee].- respondió con una sonrisa. Me alegraba verla sonreír después de lo mal que lo había pasado. En el fondo todo esto, todos los problemas que habíamos tenido desde que decidieron meterse en Infinity, le había sentado bien, le había dado un propósito y se había olvidado de unos errores de juventud de los que no tenía culpa.

    – [Dante]Pensé que el irresistible era yo.[/Dante] – repliqué. Me fijé en que llevaba un cubo con cosas de jardinería. Se encargaba del invernadero desde hacía una temporada y lo cierto es que se le debía estar dando bien, pero todavía quedaba tiempo para empezar a ver crecer nada. – [Dante]¿Vienes de cuidar las plantas? A este paso vamos a fundar un ciudad antes de volver a casa.[/Dante] – algunos se estaban acostumbrando a la situación, haciéndose a ella como mejor podían. Yo era incapaz, no me veía esperando a ver aquellas frutas y verduras crecer, esperaba irme mucho antes.

    – [Kaylee]Me gusta mantenerme ocupada. Tener demasiado tiempo libre me hace ponerme nerviosa y si me pongo nerviosa, mal asunto[/Kaylee].- aclaró. Al final su jardinería era como mi afán de arreglar la nave pese a no querer quedarme mucho allí. Solo que donde ella calmaba los nervios, yo calmaba la ira que me corroía desde que había conocido a Omega.

    – [Dante]Mientras no te dé por echar maldiciones.[/Dante] – Kay era un bruja buena por suerte, pero la loca de antes nos había hehco una buena jugarreta. Casi no lo contamos y estar en el cuerpo de Mike con ese gato arañando continuamente la parte de atrás de mi cabeza había sido molesto. Era una suerte que Kay hubiera podido pararla con la ayuda de Sophie, Chloe y Robin. – [Dante]¿Has visto a Chloe por ahí?[/Dante] – le pregunté. No sabía por qué seguía preguntándolo pero no iba a verla. Miedo supuse, a enfrentar la realidad. A fin de cuentas ella había venido aquí por voluntad propia desde el futuro y yo estaba deseando irme y si lo hacía, no la vería más. Hasta dentro de veinte años al menos, viéndola como un bebé, como una niña. No, eso no era para mí.

    – [Kaylee]La verdad es que no[/Kaylee].- admitió encogiéndose de hombros.- [Kaylee]Quizás está en su habitación[/Kaylee]. – añadió.

    – [Dante]Supongo.[/Dante] – repliqué, quitándole importancia. Tampoco me apetecía meterme en el cuarto de Chloe, me conocía demasiado bien y ahora mismo me costaba pensar con la cabeza. Kay no dijo nada, no quería meterse en mi vida y lo agradecí. Era una buena amiga, supongo que nunca me habría imaginado que seríamos tan cercanos, pero ella lo valía. – [Dante]¿Ya te has recuperado del trauma de ser mi hermano?[/Dante] – me hice gracia a mí mismo, trataba de hacer ver que me importaba todo bastante poco y sonaba tan convincente que la gente era lo primero que asumía de mí. Mejor eso que dejar ver las cicatrices.

    – [Kaylee]Tuve bastante suerte, porque Cole es un tío muy calmado y, aunque viera algo, nunca se lo dirá a nadie[/Kaylee].- respondió sonriendo. Asentí, mi hermano era un diez. Otro motivo más por el que odiar a Logan, por aquellos años que pasamos separados.

    – [Dante]¿Ya te ha llegado el rumor que ha oído Lexie?[/Dante] -comenté. El pensamiento llevaba un rato rondándome la cabeza y no sabía como dejarlo salir. Kaylee no iba a ser de las que opinasen como Lexie y yo, de eso estaba seguro.

    – [Kaylee]¿Un rumor? No[/Kaylee].- tenía cara de sorpresa. Quizá Lexie no había tenido tiempo de hablar con mucha gente antes de irse a dormir.

    – [Dante]Seguro que es un timo pero escuchó en el mercado de la ciudad que hay un tipo que puede mandar a la gente a otros sitios.[/Dante] – le expliqué. Solo había un sitio al que nos interesase ir, de vuelta a casa. Al parecer ese tipo podía enviarnos a nuestro hogar, a nuestro tiempo. Quizá incluso podría pedirle que me mandara al de Chloe. En veinte años seguirían estando todos ellos, más viejos y yo más joven, pero allí estarían. Aunque para eso tenían que pasar por esta misión solos, sin los que nos fuéramos. – [Dante]Si van, yo iré.[/Dante] – dije. No sé por qué, supongo que esperaba que me diera su aprobación.

    – [Kaylee]¿Vas a volver a la Tierra sin haber acabado la misión?[/Kaylee]- sonaba a estar molesta. Aparté la mirada hacia la pieza que estaba cambiando.

    – [Dante]No tengo puestas muchas esperanzas, pero si es posible, soy un mecánico. Que tenga alas y pueda meterme dentro de la oscuridad no implica que pueda salvar el mundo. Eso solo son cartas que me han tocado.[/Dante] – le expliqué. Había entrado a Infinity porque ellos estaban en peligro, había ido al Pico Tantree por venganza, pero nada de esto era lo mío. – [Dante]Dudo que solo nos lo pensemos Lexie y yo.[/Dante] – me defendí. Serían más los que querrían irse. Niall, seguro, tal vez Laura, Vera y Elliot podrían irse, Jane les obligaría, seguro.

    – [Kaylee]Qué egoísta eres[/Kaylee].- me espetó. Valoraba la sinceridad de Kaylee, pero en ese momento estaba diciéndome puramente lo que yo mismo sabía y a veces la verdad duele, así que noté cómo empezaba a enfadarme.- [Kaylee]A ver si te crees que el resto estamos aquí por lo mucho que nos gustan las vistas[/Kaylee]. – ella también parecía enfadada.

    Negué con la cabeza. – [Dante]De momento porque no hay otra opción.[/Dante]

    – [Kaylee]Me estás tocando las narices, Dante. Te dejo antes de que me plantee transformarte en cerdo[/Kaylee]. – se giró, a punto de irse. Su pelo se movió en el aire con brusquedad, como si le prendiera fuego.

    – [Dante]Puedes enfadarte si quieres, Kaylee, pero tienes que entender que no todos queremos salvar un mundo que no se preocupa de nosotros.[/Dante] – ahí seguía yo, intentando defender mis motivos. Que los tenía, sí, no me faltaba razón. Vale sí, estaban ellos, eran importantes, pero podríamos irnos todos, ya encontrarían a otros que hicieran el trabajo que se suponía que teníamos que hacer. – [Dante]Los Daë son nueve por lo menos, se bastan de sobra para encontrar  a tres más.[/Dante] – sugerí. El trabajo estaba casi terminado. Quien sabe si la forma de salir de allí no era precisamente encontrar a ese tipo.

    – [Kaylee]No es una cuestión de lo que queramos hacer, sino de lo que HAY que hacer[/Kaylee].- fijó sus ojos en mí y noté el calor que encerraban. Su ira era como un fuego, intenso, fugaz. La mía era oscura, como una llama oscura que nunca se apaga.

    – [Dante]¿Y yo tengo que tener obligaciones con un mundo que miró para otro lado cuando asesinaron a mi madre?[/Dante] – maldije para mí mismo por dejar ver esa parte de mí. Pero ya que estaba, la dejé ir. – [Dante]Nos pusieron a esa cabrona delante, fuimos altruistas, vengativos o lo que te de la gana, pero nos reunimos para acabar con ella y en lugar de eso nos mandaron a otra punta del mundo a un problema que no nos va ni nos viene, mientras ella corre por ahí.[/Dante] – toda la ira puesta en mis palabras no permitió que disminuyera la que sentía, solo la dejó salir a la luz.

    – [Kaylee]Lo de tu madre fue un asesinato. El mundo en general no tiene la culpa[/Kaylee].

    – [Dante]Omega sí, y los Daë permitieron que viajara al pasado en lugar de morir congelada en esa puta cápsula. Mientras ella escapaba, Ezra se quedaba allí encerrado. Si hubiera justicia habría sido al revés y nadie la habría buscado.[/Dante] – así tendría que haber sido. Ezra llegando a un mundo en paz y Omega congelada y sola, abandonada en un sótano.

    – [Kaylee]¿Crees que los Daë tienen esa clase de poder?[/Kaylee]- me preguntó.- [Kaylee]No pueden intervenir[/Kaylee]. – me enfadó que los defendiera. Tenían que tener la culpa, alguien tenía que tenerla.

    – [Dante]Pues yo nos veo aquí, ¿quién nos ha traído?[/Dante] – dije más enfadado de lo que pretendía.

    – [Kaylee]Vale, Dante. Tú ganas. Vete si quieres[/Kaylee].-  se dio la vuelta y se marchó. Me gustaría decir que no me dejó tiempo a responder, pero sí lo tuve. Lo que lo impidió fue mi orgullo y mi enfado. Como no sabía qué decir, volví a trabajar con las manos. Era lo único que se me daba bien. No era ni un héroe ni un buen amigo. Tenía que hacerme a la idea si iba a coger el camino rápido y dejarles allí. Al menos mientras trabajase no tendría que pensar en qué decisión iba a tomar.

     

  • VIOLETAS MARCHITAS

    NOAH ARKKAN

    LA KVASIR

     

    Aquella noche redefinió para mí el concepto de estar nervioso. El cielo estaba oscuro, apenas iluminado por la vista lejana de la otra luna del Cúmulo. La Nave había quedado atrás, a nuestra espalda y con ella la seguridad de lo más parecido a un hogar que habíamos tenido. Solo estábamos Lexie, Zander, Jane, Elle, Owen y yo. El resto no habían pasado el casting de Lexie y observaban ahora a lo lejos, desde las ventanas de la Nave, preparados para venir a ayudarnos si hacía falta y para detener a los cuatro que estaban encerrados aún allí, en cuyos cuerpos estaban James, Laura, Robin y Niall, ahora mismo atados cerca de nosotros, simulando estar inconscientes.

    No tenía mis poderes, no tenía mi forma de demonio y jugaba contra el licántropo continuamente en un pulso eterno de ver quién conducía. Y aunque lo hubiera hecho bien, no era bueno mintiendo, siempre intentaba evitarlo. Todo eso cayó como una losa sobre mí cuando apareció la última de los enviados por Antailtire, la que había obrado el conjuro que nos había cambiado de cuerpos y había perseguido a los que habían conseguido huir.

    Era una mujer de complexión menuda y piel clara, era de lo poco que podía distinguir con la luz nocturna. Eso y su pelo oscuro y alborotado. Cuando estuvo cerca, pude ver que venía acompañada. Aquellos acompañantes la flanqueaban, con paso renqueante e inmóviles labios, de los que ocasionalmente se escapaba algún lamento por volver a la paz de la que habían sido arrancados. O por alimentarse, era imposible saberlo porque aquellos seres carecían de consciencia propia. Lo habíamos temido desde que los demás nos habían dicho que había enviado esqueletos contra ellos. Esto era mucho más peligroso, todos habíamos visto la avalancha de películas post apocalípticas de después de la cuarentena del 19, sabíamos lo que los zombies podían hacer y si todo el mundo coincidía en ello, era porque en parte algo era verdad. Sea como fuere, ninguno de nosotros se iba a arriesgar a que le dieran un bocado, pero si no conseguíamos nuestros verdaderos cuerpos de vuelta, iba a ser difícil.

     

    – [Violet]¿Qué significa esto?[/Violet] – preguntó quedándose a una distancia prudencial, mirando con  una ceja alzada hacia sus compañeros inconscientes.

    – [Jane]Hemos venido a zanjar esto por las buenas[/Jane].- dijo Jane, emulando a Xander de tal forma que me creí su confianza hasta el punto de calmar un poco mis nervios. Busqué a Lexie con la mirada y tuve que recordarme a mí mismo que estaba en el cuerpo de Zahra. Le dediqué una mirada, tenía que acostumbrarme, a fin de cuentas Lexie no solo tenía un aspecto y no sería la primera vez que la vería de manera continua con otro.

    Violet, la nigromante, dejó que el silencio imperase durante un largo rato. Quizá lo había hecho a posta, pero ese silencio solo hizo que escuchara con más fuerza los lamentos de los muertos. Era una suerte que no hubiese mucha luz, así las figuras oscurecidas que la acompañaban no se veían con claridad.

    Entonces el silencio se vio roto por una carcajada que parecía no terminar.- [Violet]En serio, niño. ¿A qué habéis venido?[/Violet] – preguntó repasándonos con la mirada. Visto así, en los cuerpos que teníamos ahora mismo no imponíamos demasiado. A lo sumo parecíamos guerreros, pero humanos al fin y al cabo. Me habría sentido más seguro presentándome allí con mi forma de demonio, con toda la fuerza de Elle en pleno despliegue o con la manada de licántropos de colmillos afilados y garras ansiosas listos para abalanzarse sobre ella.

    – [Xander]Tienes todas las de perder. No te recomiendo meterte con nosotros ahora que hemos vuelto a nuestros cuerpos.[/Xander] – esta vez fue Xander el que habló, aunque lo que Violet veía era una muchacha de cabello oscuro y ceño fruncido que la observaba con los brazos cruzados.

    De nuevo el silencio ya conocido cayó sobre nosotros. Violet lo forzaba, quizá como una maniobra para dejar que el miedo nos dominase. Su risa volvió, al igual que antes. Vi que Lexie adelantaba un pie y luego lo volvía a dejar como antes, conteniéndose.

    – [Violet]Enseñadme lo que sabéis hacer[/Violet]. – nos retó. Miré al resto, esperando que tuvieran una respuesta. Vi que algunos me miraban a mí. Sí, yo solía tener respuestas para todo, pero datos en frío, planes con tiempo o con mi poder a mano, cuando se trataba de engañar, me quedaba en blanco.

    Al cruzar la mirada con Lexie sentí que aunque los ojos que estaban fijos en mí eran los de Zahra, quien los estaba dirigiendo era la misma persona de la que llevaba mucho tiempo enamorado. Tomé fuerzas y agarré un pedrusco del suelo. No había tenido tiempo a experimentar con los poderes de mi hermano, pero sí que había pasado antes por una situación similar y había terminado en el cuerpo de mi madre. En su momento supe como utilizar su poder porque no tenía otra cosa en la que matar el tiempo, así que solo esperaba que la suerte estuviera de mi lado y funcionase de forma parecida. Por suerte, al notar la roca en mi mano resultó todo bastante intuitivo, solo que esta vez, tal y como me había dicho mi hermano aludiendo a aquella primera vez que se transformó, me resultó axfixiante notar que, no solo mi cuerpo se cubría de ello, si no que se convertía totalmente en piedra. Sentí que me ahogaba cuando la piedra recubría mi boca, pero me concentré en pensar que a Leo nunca le había pasado nada. – [Noah]No tenemos tiempo para tonterías.[/Noah] – fingí. Cuanto menos dijera mejor. Me limité a estar serio. Sabíamos que esa gente nos había estado vigilando, pero no cúanto llegaban a saber de nosotros.

    – [Owen]No me agrada el olor que desprendes.-[/Owen] espetó Owen arrugando la nariz. Me recordó a un gesto que había visto hacer a Amy en alguna ocasión, una muestra de que Owen la había estudiado bastante bien. – [Owen]Terminemos con esto de una vez.[/Owen] – replicó, tirando de la cuerda con la que estaban atados sus compañeros. Estos imitaron su papel y se dejaron arrastrar, aún fingiendo estar inconscientes.

    – [Noah]Mira a ver si la convences…[/Noah] – susurré a Lexie aprovechando la distracción de Owen. Esto era todo una estudiada actuación. Actuar, a fin de cuentas, no era más que mentir , que engañar a los sentidos y las mentes de otros para convencerles de que eres otra persona. Y aquí la maestra del engaño y las ilusiones era ella.

    – [Lexie]Violet, si quieres recuperar a tus compañeros enteros, tendrás que aceptar el trato que te proponemos[/Lexie].- respondió adelantándose.- [Lexie]No tienes ni idea de lo que podemos hacer[/Lexie]. – mintió. Parecía segura, mentía con naturalidad, estaba sonriendo incluso. Yo no dudaba que la habría creído.

    – [Violet]Mis «compañeros» me importan casi menos que vosotros[/Violet].- sentenció con desdén. Eso…no nos lo esperábamos, pero también es cierto que teníamos poca experiencia porque tendríamos que haber previsto que los malos, siempre son malos y no trabajan bien en grupo. – [Violet]Tendréis que ofrecerme algo mejor[/Violet]. – replicó, con una sonrisa maléfica. Los muertos se acercaron, impacientes.

    – [Lexie]Kaylee ha deshecho el conjuro en medio día. Si intentas cualquier cosa, acabarás dentro de un hamster[/Lexie].- la amenazó Lexie. Pensé que eso iba a ser el fin, pero sabía lo que se hacía. Esta vez Violet no rió, se llevó una uña a la boca y la mordisqueó impulsivamente. No era muy estable, algo lógico teniendo en cuenta que se rodeaba de muertos en descomposición. Y también parecía orgullosa, porque un brillo resolutivo apareció en sus ojos.

    – [Violet]Pues que lo deshaga otra vez[/Violet].- sonrió, confiada en su poder. Un aura de magia poderosa la rodeó y ella la lanzó hacia nosotros, envolviéndonos junto con la totalidad de la Nave. Aquello se convirtió en un auténtico torbellino y por un momento temí que hubiera conjurado algo mortal en lugar de lo mismo que antes.

    Me vi obligado a cerrar los ojos al sentir que era arrancado de la vigilia y cuando volví a abrirlos, sentí la conocida sensación de que el mundo se movía muy despacio. Corrí, viendo como los demás empezaban todavía a descubrir que el cambio estaba bien.

    Lexie lo había conseguido, pero su plan todavía no había terminado. Fui hasta ella, ahora ya dentro de la Nave, con la extraña sensación de haber sido desplazados detrás de la pantalla, viendo como los demás protagonizan la historia. Ahora era Leo el que estaba allí, convertido en piedra frente a los no muertos.

    Aferré a Lexie evitando darle un shock por el movimiento brusco y le di un beso en la mejilla mientras la llevaba en brazos al centro de todo, con una congoja en mi interior por si algo salía mal y aquellas abominaciones la separaban de mí.

    La dejé, aún con miedo y volví a la Nave, siguiendo su plan. Los traje a todos, uno a uno, con la ayuda de Dante y de Henry, incluso a los compañeros de la nigromante que lancé contra ella, atados por un aleación metálica que habíamos descubierto que se podía imprimir. Era resistente, quizá la utilizaban para los licántropos a bordo, al igual que las jaulas. Sea como fuere, resistiría, no podrían soltarse de buenas a primeras.

    – [Lexie]¡AHORA![/Lexie]- gritó cuando vio que estábamos todos. Violet no se iba a echar atrás. Con mi velocidad actual, vi su rostro a cámara lenta descubriendo nuestro engaño. Sentí que estaba dispuesta a volver a intentarlo una vez más, pero ahora Kaylee entonaba una plegaria mística, con Sophie y Robin agarradas a cada una de sus manos, prestándole su magia. Por muy fuerte que fuese el poder de Violet, es más fácil defenderse de algo cuando ya lo conoces y habíamos tenido tiempo a que preparase un conjuro protector.

    Al ver que no era capaz y esta vez el torbellino chocaba contra una barrera invisible, lanzó a sus no muertos, muchos más de los que parecía a simple vista, como si aquello fuera la final de juego de tronos, unos capítulos antes de que la abandonara mi madre. No necesitamos que nadie lo dijera, cada uno desplegó todo su poder.

    Mi hermano Leo se lanzó a la vanguardia convertido en una estatua de titanio, ya tenía experiencia con los zombies después de Gwiddon; Amy y Ezra se convirtieron, dejando por fin libres a sus formas lupinas que llevaban tanto tiempo deseando salir, seguidos de un felino Mike y un alado Niall cuyos graznidos tumbaban a algunos muertos, incapaces de alzarse; Owen, sin miedo a pasarse, liberó columnas de fuego contra los enemigos que soltaban torres de vapor allí donde se juntaban con el hielo de Idris que congelaba a los muertos para ser aplastados por el cuerpo de metal de Leo o los golpes de Elle, Bowie, Ruby y Xander. Cole se metió en mitad de los ataques de Owen, absorbiendo el calor de las llamas para ser tan resistente que ni siquiera podían morderle; en un punto, Nate se alzó sobre nosotros e iluminó el cielo con incontables puntos de luz que comenzaron a caer contra los enemigos, como estrellas caídas del firmamento; y yo, bueno os preguntaréis si solo miraba, pero no, ahora que había recuperado mi velocidad era capaz de observarlo todo mientras rodeaba una y otra vez el ejército de muertos, asegurándome de que ninguno se escapaba a iba a por los que no podrían defenderse, como Laura que ahora estaría inconsciente en la Nave vigilada por Elliot, Vera y James. Pero el momento estelar lo tuvo Lexie, porque aquél era su plan y aquella su noche.

    En mitad del combate el cielo pareció rasgarse y de él comenzaron a salir naves de combate, al principio me sorprendí tanto por aquella visión que me pregunté si no sería Antailtire, pero al reconocer la Galactica y algunas más me di cuenta de que era cosa de ella. Pronto pareció que teníamos una flota a nuestro lado, ayudándonos a defendernos. Supe que Idris había debido tener algo que ver de una u otra forma, en parte porque seguro que había hecho ver a Lexie más de una vez sus películas favoritas de ciencia ficción. Allí faltaban pocas, incluso estaba la Estrella de la Muerte.

    Hice lo que debía hacer, en lugar de dejarme asombrar por aquél espectáculo maravilloso. Recorrí la fila enemiga y vi cómo Violet comandaba a un grupo de sus soldados no muertos a recoger a sus compañeros y se alejaban, dejando el grueso de sus filas atrás para ralentizarnos. Podría haber ido tras ellos, haberme puesto delante de ellos y haber acabado con todos, eso habría eliminado un riesgo para los demás que estábamos dejando libre, pero nadie dijo que ser los buenos fuese fácil y el plan tenía como objetivo que se fueran y se pensaran el volver. Ya habría tiempo de defender la zona mejor antes de irnos la próxima vez.

    Los vi alejarse y volví con los demás para dar cuenta de los últimos no muertos. Cuando terminamos, supe que lo peor sería librarse de aquellos cuerpos emponzoñando el verde valle en el que se había estrellado la Kvasir. Pero eso tendría que quedar para otro día, ahora tocaba festejar la vuelta a nuestros cuerpos y haber salido ilesos. Y para mí, junto a todo eso, preocuparme más que nunca y pensar en todo lo que podíamos preparar para que no volviesen a colarse en nuestro «hogar». Que si volvían, al menos lo hicieran de frente y con todas nuestras capacidades.

    Pero antes de todo eso pensaba ir corriendo hasta Lexie y darle un beso que llevaba todo un día aguantándome. Porque al final, era jóvenes y éramos personas con emociones y sentimientos.

     

  • EL ALOCADO DÍA DE IDRIS

    IDRIS SOLO-NOVAK

    TARDE – LA KVASIR

    No me habría imaginado nunca que me iba a encontrar en la otra punta de la galaxia, en el pasado, futuro o vete a saber qué tiempo, con todos cambiados de cuerpos en una nave estrellada que nos servía de refugio. Y menos me habría imaginado que iba a resultar aburrido.

    Después del consejo de Xander de mantenernos por parejas con quien habíamos cambiado, me había pasado toda la tarde aburrido, sacándole conversación a Elliot, que prefería estar más entretenido leyendo un libro de su InfiniBand.

    Seguro que Xander lo había propuesto porque él había cambiado de cuerpo con Jane y ahora podían hacer ‘roleplay’ con cambio de cuerpos y todo tipo de fetiches y perversiones. Sabía que me engañaba, esas ideas retorcidas se me habrían ocurrido a mí estando cambiado con Elle, pero no, me había tocado cambiar de cuerpo con Elliot. Que no tenía nada de malo el chaval, aunque evidentemente, no era Coquito.

    – [Idris]Podemos ver la Patrulla Canina.[/Idris] – comenté. No es que tuviera mucho más descargado en la InfiniBand. Ya me había leído una cuarta parte de los cómics que tenía descargados en la Band, empezando por los más cutres, como el del crossover en el que los multiversos se están en peligro y hacen un grupo de Vengadores con uno de cada mundo: Batman, Capitán América, X-23, el Rey Mickey, Frozono y Lisa. No fue mi mejor elección pero la nostalgia y Frozono pudieron conmigo.

    – [Elliot]Eso es más de mi hermano.-[/Elliot] respondió, desviando la mirada del libro un segundo. Carraspeó al notarse la voz grave, no se había acostumbrado aún a una voz potente y vibrante como la mía.

    – [Idris]Pues ya me dirás algo porque noto como se me va la inspiración. Sin mi cuerpo no soy lo que era.[/Idris] – me eché hacia atrás en la cama de Elliot y observé el techo. Notaba como se me escapa el mojo, me estaba volviendo introspectivo y me costaba encontrar bromas. ¿En qué me estaba convirtiendo?

    – [Elliot]¿No se te hace raro? El no sentir nada.-[/Elliot] preguntó. Sonreí, aliviado, por fin algo de conversación.

    – [Idris]En realidad ahí fuera he bromeado contigo porque estoy cagado de miedo. No sé cómo puedes vivir con esto.[/Idris] – admití. Cada paso me ponía los pelos de punta. Estaba en manga corta y aunque llevaba parado un buen rato y veía que tenía la piel de gallina, no era capaz de sentirlo. En ese mismo instante, al tumbarme en la cama, ni siquiera había notado la suave comodidad de la sábana y el colchón debajo de mí.

    – [Elliot]Es lo único que he conocido. Estoy experimentando el frío por primera vez y me tiembla todo el cuerpo. ¿Es normal?-[/Elliot] – estaba confuso y me daba pena no estar a la altura para poder tranquilizarlo.

    – [Idris]Supongo que al final te acostumbras, apenas recuerdo tener frío pero puede que al principio sí.[/Idris] – respondí. El frío me afectaba menos, supongo que por algún poder secundario de mi propia habilidad. Pero para él que no lo había sentido nunca sería normal, era probable que tuviera mal cuerpo por el shock psicológico.

    – [Elliot]¿Qué ha podido pasar para que cambiemos de cuerpos? Jane me contó que de pequeño todos cambiasteis de cuerpo con vuestros padres por culpa del señor Edward.-[/Elliot] – me recordó. La situación era parecida pero diferente a la vez. La sensación era distinta y esta vez habíamos cambiado con los que estábamos más cerca, parecía, por aquel entonces había sido con nuestros padres en un intento de Edward de encontrar a Ezra.

    Me senté en una de las sillas/sofá, a su lado.

    – [Idris]Es verdad, yo fui mi madre. Todavía aparece el tío detrás de una esquina, ha estado escondido aquí desde que supo que su hija estaba cerca de Dante.[/Idris] – le di un golpe suave con el codo para ver si se reía, pero Elliot no tenía esa picardía como la que había tenido yo a su edad. Bueno, quizá nadie la había tenido. Reconozco que la pubertad me golpeó fuerte.

    Elliot no respondió y como no sabía llevar muy bien el silencio, decidí estirar un poco las piernas. Podía ir a la cocina a picar algo, ya se preocuparía él más tarde y de todas formas, era un chico delgado, tampoco es que le fuera a hacer mal.

    Cuando toqué el panel y abrí la puerta, medio atontado por la reclusión, tardé unos segundos en procesar lo que tenía delante de mí. Jane, o sea, Xander en el cuerpo de Jane, estaba tirado encima de Jane en su cuerpo, con la nariz enterrada en su cuello. Igual me equivocaba con las ideas perversas de cada uno.

    Cerré la puerta antes de que se dieran cuenta ellos o Elliot. – [Idris]Me lo he pensado mejor, aquí estamos bien, sin traumas y eso.[/Idris] – Elliot levantó la vista del libro y me miró sin entender nada. O puede que esa fuera mi cara habitual y parecía estar en la inopia.

    Esperé a que volviera a centrar la atención en la InfiniBand y me acerqué hasta la puerta para conectar la pantalla que mostraba lo que se veía fuera, mucho más útil que esas cutres «mirillas» en las que todo estaba nublado. Ahora estaban sentados juntos y mucho más vestidos de lo que había imaginado. Xander, o sea, Jane, parecía estar consolándole. Te entiendo hermano. Una cosa es que te guste la otra persona y otra que no vayas a tener un bajón al tratar de liarte con tu propio cuerpo. Pero también era una desgracia que les hubiera dado por intimar ahora que las cosas estaban tan raras.

    Me acerqué a la ventana y me senté en un pequeño…como se llama, el alféizar que es por dentro, bueno, en el hueco de la ventana. El cielo estaba empezando a tornarse gris y tenía pinta de oscurecerse más pronto. En mi cuerpo las cosas habrían sido diferentes, habría notado el cambio de temperatura enseguida gracias a mi poder. Y también habría visto gracias a mi vista de elfo oscuro, que cuatro figuras a las que no conocía corrían hacia la nave, seguidos de una más alejada.

    Volví a tratar de sacar conversación a Elliot con un tema universal, el tiempo. – [Idris]¿No has notado el cambio de…?[/Idris] – no pude terminar la frase, claro, ni siquiera sé lo que pasó con mi cuerpo, porque de pronto sentí cómo me arrastraban y aparecía en otro lugar y oh sí, con mi cuerpo.

    Esto ya os lo sabréis porque seguro que Xander lo ha contado al detalle, pero usando el poder de Jane me había arrastrado a la mente de Coquito para que dejara de ser tan salvaje. Allí disfruté de un rato de esparcimiento en mi propio cuerpo, un merecido chocolate y una sonrisa bobalicona instalada de forma perenne en mi cara al ver a Ellie. Dios, sentía que hacía meses que no roleaba…hablaba con ella.

    Cuando decidimos volver a enfrentarnos a la dura realidad, Xander nos envió de vuelta. Lo primero que pensé al abrir los ojos y ver mi cara mirándome fue que por qué no habríamos aprovechado para tener un rato «agradable» allí dentro. Tampoco hacía falta todos juntos, que Xander y Elle eran hermanos y la cosa se ponía rollo Alabama, pero Coquito tenía algunos cuartos en su cabaña muy aprovechables.

    – [Elliot]¿Te encuentras bien? Pensaba que te habías muerto en mi cuerpo.-[/Elliot] preguntó. Jane tenía razón, a su hermano no se le veía muy nervioso, solo un poco, teniendo en cuenta que pensaba que me había MUERTO en su cuerpo. Si hubiera sido solo que me hubiese cagado encima en su cuerpo habría entendido sus ligeros nervios.

    – [Idris]Sí, lo normal, Xander en el cuerpo de tu hermana ha usado su poder para meterme en la mente de Elle que ahora es una licántropa en el cuerpo de Ezra.[/Idris] – resumí ante su mirada atónita. Se le veía preocupado, me observaba fijamente, repasando mi cuerpo, su cuerpo. –  [Idris]Tranquilo, no se me han soltado los esfínteres.[/Idris]- bromeé. Al final resultó que el repaso era porque no había podido sujetarme a tiempo y caí al suelo. Como no podía sentirlo, no sabía si tenía ningún dolor, así que me senté y me estuvo repasando unos minutos para asegurarse de que no había ninguna herida oculta.

    – [Elliot]¿Deberíamos ir a ver como están los demás?[/Elliot] – sugirió.

    Me levanté y fuimos hasta la puerta juntos.  – [Idris]Sí, total, ¿qué más puede pasar?[/Idris] – mi bocaza siempre va por delante, así que cuando íbamos a cruzar la puerta se cerró automáticamente y se encendieron unas luces rojas muy poco tranquilizadoras. – [Idris]Mierda Elliot, para qué dices nada.[/Idris]

    Él me miró, sin saber qué decir, así que le di un leve codazo que iba dirigido a las costillas pero con nuestra diferencia de altura se quedó casi en la cintura, para que supiera que bromeaba. Aquí el gafe parecía yo, así que tocaba buscar la forma de salir de ahí, porque no pensaba quedarme todo el día volviendo a leer a Mickey con la  llave espada y el escudo del Capitán América.

    Nos pasamos un rato probando combinaciones en el teclado, tanto Elliot como yo. Fuera se escuchaban ecos de ruido lejano. Bastante, debía ser. Nos quedamos pensando y de pronto, la puerta se abrió sola de nuevo y las luces de emergencia se apagaron. Alguien más lo había arreglado mientras estábamos encerrados sin poder hacer nada. – [Idris]¿En serio? ¿Por qué nunca me dejáis ser el héroe?[/Idris] – me quejé. Miré a Elliot y salimos de la habitación.

  • LAZOS

    XANDER ECHOLLS

    TARDE – LA KVASIR

    Entramos al almacén sin que me viese capaz de articular palabra en todo el camino. Notaba que Jane estaba preocupada por lo que Ezra había vivido con Omega, pero no podía llegar a hablar porque me asaltaba continuamente la idea de que en su subconsciente empezara a temerme después de haberme visto poseído por aquél animal, persiguiéndola sin cesar.

    De nuestro silencio sepulcral pasamos al alboroto que había allí dentro. Ezra caminaba de un lado a otro, pensativo, en una pose en la que nunca había visto a Elle. Ella por su parte seguía transformada, encerrada en una especie de jaula en la que no me había fijado antes, aunque no es que me hubiera dado mucho tiempo a bajar al almacén. Tenía sentido, según se le había escapado a Julia, en aquella nave habían viajado sobrenaturales de todo tipo y con el descontrol de mantener los ciclos de transformación dependientes de la luna, necesitaban un lugar en el que tenerles.

    – [Ezra] No he sido capaz de ayudarla a contenerlo.[/Ezra] – los ojos de Elle me miraban con una culpa y un desánimo que no eran habituales en ella. En ese caso no habría necesitado el poder de Jane para saber que hablaba con Ezra y no con ella.

    – [Xander]Lo sé, hace un poco…. estuve en vuestras mentes.[/Xander] – no sabía cómo decirlo porque me avergonzaba esa intromisión. No había sido del todo voluntaria, en especial por los recuerdos que había visto en la suya. Viendo como estaba ahora de preocupado, aquella conexión debió ser porque tenía demasiado en la cabeza, traumas muy fuertes volviendo tras una época de calma. Tampoco era el momento de hablarlo, lo aclararía con él y le ofrecería mi ayuda cuando lo demás estuviese solucionado.

    – [Jane]¿Ellie?[/Jane] – preguntó Jane. En la jaula, el licántropo que había tomado el control gruñó, sin apartar la vista de ella, de mi aspecto. Quizá recordaba que hacía muy poco estaba corriendo detrás.

    – [Xander]Nos vendría bien contar con ella. [/Xander]- respondí. Ezra me miró, esperando una explicación más concreta. Le conté lo de los intrusos y las personas que habíamos verificado. Aún faltaban muchos, pero sabíamos de al menos uno que sí era un polizón. Casualmente el que no habíamos visto por ninguna parte.

    El licántropo gruñó, acercándose a la jaula como si estudiase la forma de salir.

    – [Xander]¿Que podemos hacer?[/Xander] – le pregunté. Ezra era el experto, había convivido con esa criatura desde que la Amy de su mundo le había convertido para salvarle la vida. Él mismo lo había contado, pero ahora lo había presenciado en directo en sus recuerdos.

    – [Ezra] Hablarle, la conocéis mejor que yo. Si os escucha tal vez sea capaz de revertirlo.[/Ezra]- sugirió, cruzándose de brazos, como si le incomodara no poder hacer nada. Tomé nota de nuevo de que tenía que hablar con él más adelante. Con su pasado, estar aquí sumergido entre caras conocidas pero sin que apenas nadie le conozca a él, debía ser duro. Era el tipo de cosas que se pueden tratar a tiempo, antes de que se cronifiquen.

    – [Xander]Me cuesta saber cómo hablarle sin ser… yo.[/Xander] – admití, acercándome. Cada paso que daba con ese cuerpo era como si lo hiciera con mi mente fuera de él. Trataba tanto de evitar sentirme «en ella» que me disociaba de los sentidos y perdía capacidad de reacción. Quizá por eso cuando el licántropo acercó el hocico, retrocedí. – [Xander]Ellie, se que estás ahí, necesitamos tu ayuda, todos.[/Xander] – le pedí. Miré a los ojos de aquella bestia, pero allí poco había de Elle. Lo que quedaba de mi hermana estaba enterrado profundamente, el resto, tanto el cuerpo como la maldición del lobo, eran de Ezra. – [Xander]Yo siempre la he necesitado. [/Xander]- acerqué una mano muy despacio. Elle era mi roca, aunque era la pequeña, siempre había afrontado las cosas con más alegría que nadie.

    El lobo olfateó el aire y de un instante a otro enseñó los dientes, preparado para atacar. No podía funcionar así, funcionaba por instintos, por sensaciones físicas y nosotros estábamos todos cambiados.

    – [Xander]No sé si en persona va a funcionar.[/Xander] – pregunté alejándome. Vi que Jane se acercaba para ver si podía hacer algo, pero el lobo golpeó la jaula, tratando de acabar el trabajo que había empezado antes. Me pregunté si en el fondo, sabía que era Jane y la perseguía por el recuerdo de Omega. No era descabellado, mi tío no controlaba su licantropía pero estando transformado había protegido a mi tía Diana y en la ‘Guerra de Moondale’ a todos los demás.

    Miré a Jane. Era consciente de que solo teníamos una forma de llegar hasta Elle, pero me daba pánico.

    – [Jane]Tienes que entrar en su cabeza y ayudarla a salir.[/Jane]- dijo ella, leyéndome el pensamiento sin necesidad de un poder. Dios, había echado de menos estar juntos tanto que ya no recordaba esa sensación de estar tan compenetrados.

    – [Xander]No puedo arriesgarme a volver a perseguirte[/Xander]- dije acercándome. Por conseguir que estuviera a salvo arriesgaría casi cualquier cosa.

    – [Jane]Eso lo has hecho siempre, Alexander.[/Jane]- sonrió y me guiñó un ojo y con ese gesto tan sencillo, consiguió lo imposible, hacerme sonreír cuando todo parecía en contra.

    Pese al peligro exterior, pedí a Ezra que me atase de la mejor forma que supiera y me concentré. No era lo mismo entrar en la mente de una persona con ese poder que llevar a otros también.

    Lo primero que hice fue llegar hasta ella. Fui con calma, sin dejarme llevar para no quedar a merced del lobo. Esta vez las sombras se disiparon y me sentí diferente. Miré mis manos, estaba en mi propio cuerpo, algo lógico al ser la representación de mi mente en la de mi hermana, pero era un alivio confirmarlo.

    La oscuridad de antes dio lugar a un refugio de madera a través de cuyas ventanas se veía una inmensidad de blanco que de alguna forma, era cálido. El interior parecía tan amplio como para que entrasemos todos los de la nave y unos cuantos más. Había varias mesas con chocolates calientes y mantas apiladas en varios sofás. El fuego de la chimenea era agradable. Era Elle, no había duda.

    Una vez afianzado allí, empecé a traer a todos los demás. Busqué la mente preocupada de Jane, los pensamientos atribulados de Ezra y para esta misión, también el aire fresco y picante de la de Idris. Al cabo de un rato conseguí que todos se manifestaran allí.

    – [Idris]¿Y esto?[/Idris] – preguntó Idris. Se sorprendió al escuchar su voz y se miró las manos. – [Idris]Nunca me he alegrado tanto de verme las manos[/Idris] – puso una de sus sonrisas, tan amplias que parecía imposible sonreír más que él.

    – [Xander]Estamos en la mente de Elle. [/Xander]- aclaré. Mi mirada se posó en Jane, que volvía a estar en su cuerpo. Me alegraba de verla, aunque había estado a mi lado, había echado de menos sus gestos que ya se habían convertido en algo familiar para mí y que había perdido durante mucho tiempo.

    – [Idris]Me encanta lo que ha hecho con este sitio.[/Idris] – comentó Idris emocionado. En ese momento estaba inclinado sobre una de las ventanas para ver como ondeaba al viento una bandera con los colores del arcoiris. – [Idris]Bueno,¿me vais a decir que pasa?[/Idris]

    Idris se sentó frente a un chocolate del que empezó a dar buena cuenta. Suspiré y lo expliqué todo una vez más. Me di cuenta de que estaba cansado y necesitaba recargar las pilas dejando de contar la situación a todos una y otra vez, pero dependían de mí. Era a mí a quien había tocado llevar el poder de Jane y la carga de saber lo que pasaba. – [Xander]Estamos intentado que Elle vuelva a su forma humana.[/Xander] – añadí.

    Me eché hacia atrás, cansado. Reconocí el tacto de aquél sofá, era como el de nuestra casa, en el que nos habíamos sentado más de una vez con papá, mamá, mamá Sasha y Dante.

    – [Idris]Tu tía Lucy nos pilló a Cole y a mí cuando éramos pequeños en un armario espiando, cuando el cambio de cuerpos. Digo por si necesitas saber que soy yo.[/Idris] – aclaró. Negué con la cabeza, había olvidado aquello y creo que prefería no recordarlo. – [Idris]Oye Jane igual a tu hermano le ha dado un parraque al quedarme así. [/Idris]- dejó su segunda taza de chocolate en la mesa, echó la cabeza atrás y sacó la lengua, como si le hubiera dado algo.

    – [Jane]Elliot no suele perder los nervios nunca.[/Jane] – respondió ella, mirando un cuadro con una foto en la que salían ella y mi hermana.

    – [Ezra] Tened cuidado, el licántropo puede andar por aquí cerca.[/Ezra] – Ezra no se había sentado desde que habíamos llegado, se había mantenido de pie, alerta, escuchando cada ruido.

    Me puse en pie y empezamos a buscar

    – [Jane]Creo que no deberíamos inspeccionar todos. La mente de alguien es algo muy personal.[/Jane] – me fijé en que desviaba la mirada hacia otras fotos. En la mente de mi hermana estaba representado todo aquél que le importaba y quizás a Jane le abrumaba ser tan querida por ella. Normalmente pensaba que era más una molestia por su carácter más que importante para los demás.

    – [Idris]Bueno pero… hermano, mejor amiga barra interés amoroso, su otro coquito y mejor amigo…[/Idris]- replicó Idris señalando a cada uno de nosotros. Me llevé de manera instintiva una mano a la parte trasera de la cabeza y me rasqué con suavidad, era un gesto que hacía alguna vez si estaba incómodo y en ese caso lo había conseguido la mención de Jane como interés amoroso.

    No era un secreto que mi hermana cuando era joven veía a Jane con otros ojos, pero llevaban ya muchos años siendo mejores amigas y aun sabiendo lo que yo sentía por ella, Ellie nunca me había dicho nada al respecto, solo me había animado. Tenía que tomármelo solo como una broma como hacían Idris y ellas dos, pero en esa ocasión me había dejado pensativo.

    – [Jane]Yo me quedo aquí entonces.[/Jane]- respondió Jane cruzándose de brazos, señal inequívoca de que no pensaba cambiar de opinión. Pensé quedarme con ella, pero no me atrevía a dejar a mi hermana en manos de nadie más.

    Un gruñido gutural salió de la trampilla, pero lo que me hizo lanzarme a entrar allí fue un sollozo tenue que se escuchaba de fondo. Lo conocía, pese a no haberlo escuchado mucho porque ella siempre era la alegre, la esperanzada, sabía que era mi hermana.

    – [Idris]¿Cómo llevais la claustrofobia?[/Idris] – preguntó Idris adentrándose. Sus ojos de elfo oscuro le permitirían ver mejor en la oscuridad y guiarnos en un entorno en el que teníamos las de perder. Eso, suponiendo que sus poderes funcionaran en aquél lugar. La mente de Elle seguiría las reglas de su propietaria, aunque en ese momento, afectada por el licántropo, podía jugar en nuestra contra.

    Caminamos una eternidad sin ser conscientes de las dimensiones reales de aquél pasadizo. Cuando al final el conducto se amplió, Idris se detuvo al lado de Ezra.

    – [Idris]A Jane no le falta razón. Por muchas ganas que tenga de ver a Coquito, esto es cosa tuya. [/Idris] – la sonrisa de Idris me resultó tranquilizadora y me pregunté como tendrían que ir de mal las cosas para que alguna vez dejara de sonreír.

    – [Ezra]Pero estaremos aquí por si hay problemas.[/Ezra] – añadió Ezra. Desde donde estábamos de la sala que se abría ante nosotros solo se veía una jaula en el centro, con una niña pequeña de cabello rubio en su interior. El resto, lo que compondría los elementos principales de la mente de mi hermana, estaba oculto en las sombras.

    Asentí y me interné en las sombras, acercándome a la jaula mientras recordaba la facilidad con la que el lobo me había emboscado la última vez, haciéndome perseguir a Jane. – [Xander]¿Ellie?[/Xander] – pregunté al acercarme. Debía tener unos ocho años, quizá menos. Era antes de que nos cambiáramos de cuerpo, cuando Jane y yo aún éramos uña y carne.

    – [Xander]Ellie, soy Xander.[/Xander] – volví a llamarla.

    – [Ellie]No eres Xander. Xander es pequeño[/Ellie].- su voz sonaba débil, como si estuviera más lejos de lo que en realidad estaba.

    – [Xander]No, los dos somos grandes ya. Tan grandes como mami, papá y mamá.[/Xander] – le dije. Ella se giró y me miró con esos ojos que solían estar tan llenos de alegría pero ahora estaban enrojecidos por las lágrimas ya pasadas.

    – [Ellie]Yo no quiero ser grande[/Ellie].- negó con la cabeza.

    – [Xander]Necesito que seas grande como yo Ellie, no puedo hacerlo sin ti. Somos un equipo.[/Xander]

    – [Ellie]No[/Ellie].

    – [Xander]Todos te necesitamos Ellie. Jane, Idris y Ezra han venido aquí conmigo para ayudarte.[/Xander] – pensé que mencionarle a personas que eran importantes en su futuro más que en su pasado quizá le daría perspectiva. Con Idris tenía trato cuando era pequeña, pero nada comparable a lo que tenían ahora. Con Jane tenía bastante menos y ahora eran inseparables. Y a Ezra ni siquiera lo conocía por aquél entonces.

    – [Elle]No los conozco[/Elle].

    – [Xander]Sé que no vas a olvidar a Jane, que es tu mejor amiga. A Ezra que es tu primo perdido durante años o a Idris que …bueno, es tu pareja, creo.[/Xander] – no quería pillarme los dedos con lo que tuviera con Idris. Desde fuera parecían una pareja, pero ellos nunca lo habían «formalizado».

    – [Elle]Puaj[/Elle].- replicó haciendo un gesto. Tuve un brillo de esperanza al verla sonreír y acercarse a mí, hacia la puerta de la jaula.

    – [Xander]Eso dices ahora, seguro que se te pasa pronto.[/Xander] – le dediqué una sonrisa. Yo mismo no recordaba cuándo había empezado a gustarme Jane, pero para cuando me quise dar cuenta ya estaba pasando todo lo de sus padres y nuestra pelea.

    Ellie me hizo un gesto para que me agachase.- [Elle]¿Cuántos años tienes, cincuenta?[/Elle] – sonrió con picardía.

    – [Xander]Qué simpática te veo. No tengo ni treinta, señorita.[/Xander]

    – [Elle]Estás viejo[/Elle].- dijo sacándome la lengua.

    – [Xander]Y tú canija.[/Xander] – repliqué devolviéndole el gesto. Por un momento me sentí como si fuéramos pequeños y nada hubiera cambiado, no tuviéramos las preocupaciones que teníamos ahora, con nuestro futuro y nuestras vidas en juego a diario.

    – [Elle]Hay un lobo muy grande[/Elle]. -susurró. Me pareció sentir su aliento en la nuca, pero sabía que eran imaginaciones mías así que no me giré.

    – [Xander]Lo he visto. Está convencido de que puede contigo. Yo sé que no.[/Xander] – la animé. Aquellos eran sus dominios, podía contenerlo.

    – [Elle]Creo que come niñas[/Elle].- temblaba visiblemente.

    – [Xander]Te he visto poder con cosas más grandes.[/Xander]

    – [Elle]¿Seguro?[/Elle]

    Actué por instinto, confiando en que en aquél dominio de la mente, con los poderes de Jane de mi lado, sería capaz de hacerlo. Le mostré el combate que había tenido lugar en Senatus, junto a Calliope. Cómo había luchado contra todos aquellos soldados expertos y nos había protegido a los demás. Incluso cuando Calliope «cayó» y ella trató de ayudarla.

    Elle parpadeó, asombrada.- [Elle]Mamá no me deja ver esas películas[/Elle]. – mamá siempre era la que estaba pendiente de que papá o mamá Sasha no estuvieran viendo algo que nos pudiera impresionar. Igual que lo había dado todo por salvar el mundo, lo había dado todo día a día por salvarnos a nosotros.

    – [Xander]Cuando seas mayor la protagonista eres tú.[/Xander] – le dije sonriendo. – [Xander]Pasan cosas malas, pero nos salvaste.[/Xander] – lo de Calliope le rondaría la cabeza mucho tiempo. Para Ellie era un fallo, un miedo, una inseguridad que no la dejarían sola, pero ella había hecho todo lo posible.

    – [Elle]Si me voy a poner de vieja como tú, prefiero no ser mayor[/Ellie].

    – [Xander]A ti te sienta mejor la edad.[/Xander] – volví a recurrir al poder y le mostré imágenes de todos en los días posteriores a encontrar la nave, cuando el destino incierto en el que nos habíamos visto envueltos quedó cubierto por el alivio de encontrar un refugio donde las risas y los buenos momentos sustituyeron por un instante al miedo y la preocupación.

    Mientras lo veía todo y su «centro» se hacía más brillante, Elle crecía y con el aumento de luz empecé a ver detalles en la sala que recordaban a cada una de las personas que eran importantes para ella. Ellie nos atesoraba en lo más profundo de su ser.

    – [Elle]¿Vamos a por ese bicho?[/Elle]- preguntó con una sonrisa ya de vuelta a su yo adulto.

    – [Xander]Juntos.[/Xander] – le di la mano y ella tiró de mí hasta darnos un abrazo del que me costó salir. A veces lo único que hace falta en los malos momentos es saber que hay personas que siempre te apoyaran. Ellie era uno de los pilares de mi vida y solo podía desear que Bowie pudiera terminar sintiendo el alivio que yo sentía al tenerla como hermana.