Moondale

Categoría: La Kvasir

  • ELLE Y LA BESTIA

    Ellie – Nave

    Mañana

    No conocía a Ezra lo bastante como para estar cómoda en su cuerpo. Me sentía como cuando duermes en la cama de otra persona y echas de menos lo conocido: la dureza exacta de tu colchón, las bolitas de tus sábanas, el olor al jabón que se usa en tu casa. Es una cama, sí. Pero no es tu cama.

    Decidimos ir hasta la zona del almacén cuando pasó el caos inicial y aprovechamos para estrechar lazos. Se podría decir que era «recuperar el tiempo perdido», pero a mí me gustaba decirle «recuperar al primo perdido». Al principio, fue fácil. Henry había conseguido que pudiéramos escuchar la música de la cápsula del tiempo de la biblioteca a través de los altavoces de la nave y estuvimos comparando gustos. Como el suyo estaba oxidado de tanto sufrimiento, decidimos que yo sería la que nos guiase.

    Empezaron a sonar las primera notas de Heroes, de David Bowie y Ezra hizo una cosa que después descubriría que era muy suya: mover los dedos mientras la escuchaba y tararear los finales de cada estrofa.

    Nos fue bien hasta que noté me inquieta. Había alguien conmigo. Amy hablaba de esa parte como «el lobo», pero era bastante más amenazador de lo que ella contaba. Empezó siendo un susurro, un aullido lejano. Era un quejido lastimero. Parecía malherido o quizás, perdido, pero conforme avanzó el tiempo, se fue enfadando de manera progresiva y noté cómo iba arañando las paredes de mi mente para abrirse paso.

    – [Elle]El licántropo no me reconoce como parte de sí mismo y empieza a luchar por tomar el control[/Elle].- le expliqué preocupada a mi propia cara. Eché un vistazo a aquel almacén en el que había cajas con cierre metálico que no tocaría ni por volver a estar con mi familia y al fondo, una zona con una especie de cárcel. No tardé en visualizarme dentro de ella.

    -[Ezra]Es el efecto de esta luna. Trata de bloquearlo pensando en otra cosa[/Ezra].- lo intenté y no sirvió de nada. El licántropo ganó espacio y ya no solo atacaba mi mente, sino también mi cuerpo.

    – [Elle]No creo que pueda hacerlo sola[/Elle].- noté cómo mis dientes luchaban por crecer.- [Elle]Antes, el licántropo parecía confuso, pero ahora…[/Elle]- me llevé la mano a la boca intentando mitigar el dolor.

    – [Ezra]Tengo una idea. Bueno, más bien es una idea tuya[/Ezra].- activó mi poder y noté cómo si una linterna me apuntara en dirección a los ojos.

    – [Elle]Esa es luz normal…[/Elle]- intentaba no sonar más decepcionada de la cuenta, pero si creía que podía convocar luz solar de la nada, después de pasar tres horas en mi cuerpo…

    – [Ezra]Lo siento. No sé como funciona tu poder[/Ezra].- ya no solo me dolían los dientes, sino que la piel parecía estar cubriéndose de pelo. Y sorpresa, también era molesto.

    Ezra continuó manipulando la luz ambiental como si con eso consiguiera algo. Me estaba asustando el hecho de acabar convertida en un lobo.- [Elle]Duele mucho[/Elle].- me quejé.

    – [Ezra]¡Basta, retrocede![/Ezra]- amenazó mi primo cegándome con la luz.

    Escuché cada hueso de mi cuerpo partirse y chillé de dolor. Mi madre decía que había pocas cosas en el mundo que doliesen más que dar a luz. Bueno, pues ya teníamos una.

    – [Ezra]Ellie, te conozco: eres fuerte. Lucha contra él[/Ezra].- me dolía tanto que no podía evitar llorar.

    – [Elle]¡No soy tan fuerte![/Elle]- dije fuera de mí.

    – [Ezra]Sí lo eres, solo tienes que confiar más en ti misma[/Ezra].

    – [Elle]Estoy en tu cuerpo. No sé cómo voy a confiar en mí misma si no soy yo[/Elle].-  le expliqué viendo cómo la voz de Ezra cada vez sonaba más gutural, menos humana.

    – [Ezra]Aunque estés en mi cuerpo sigues siendo tú. Sigues teniendo todo que te hace la buena persona que eres[/Ezra].- medió.

    El dolor era tan brutal que me dejé ir. Dejé de luchar contra el licántropo y durante un segundo, creí morir, porque no sentía nada. Cuando recuperé la consciencia, ya no estaba yo al mando del cuerpo de mi primo, sino el licántropo.

    – [Ezra]Ell… mierda…[/Ezra]- escuché desde la prisión de la cabeza de Ezra. No podía hacer nada, solo observar la escena.

    El licántropo aulló imponente y comenzó a dar zarpazos a mi cuerpo. Yo, desde aquella burbuja, no podía hacer nada. Tenía tanto miedo de todo lo que podía pasar, que solo me apetecía llorar.

    – [Ezra]Calma, soy yo. Mírame[/Ezra].- vi cómo mis ojos se cruzaban con los de este ser, que no tardó más de un segundo en dar zarpazos. Por suerte, seguía teniendo la genética de mi familia y me libré de las garras.

    No sé cuánto tiempo pasé encerrada viendo cómo Ezra convocaba la luz sin éxito, hasta que encerró a aquella bestia en la jaula del fondo y pude llorar en paz.

    We’re nothing, and nothing will help us
    Maybe we’re lying
    Then you better not stay
    But we could be safer, just for one day

    Heroes, David Bowie.

  • EL GATO Y EL HALCÓN

    DANTE VILLIERS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Tenía gracia, Mike y yo habíamos sido amigos bastantes años y nunca habría pensado que convivía con un impulso salvaje en su cuerpo que me hacía querer dejarme llevar. Me imaginé que eso sería lo que sentían los lican y los felian como él, a eso que se refería Amy como «el lobo«.

    – [Dante]Tiene gracia. Querías hablar y recuperar el tiempo perdido y ahora no podemos hacer otra cosa.[/Dante] – comenté mientras le observaba trastear con los aparatos médicos de la enfermería. Parecía no apañarse muy bien con mis manos y a mi seguro que me pasaría lo mismo con las suyas si me ponía a trabajar. Así que me esperaba una tarde muy aburrida, eso confiando en que lo deshicieran pronto.

    – [Mike]Pero la situación es bastante más incómoda.[/Mike] – respondió. – [Mike]¿Cómo te acostumbraste a atar las alas? Aquí no tengo que ocultarlas y aun así siento la necesidad de desplegarlas continuamente. Todo parece…pequeño.[/Mike] – preguntó, girándose. Extendió un poco las alas, pero era fácil que chocara contra el instrumental y acabase todo por el suelo, aún no controlaría su extensión.

    – [Dante]Te acostumbras. De pequeño mi madre me llevó a las montañas a aprender a volar, pero no es que pudiera sobrevolar Moondale así como así.[/Dante] – le dije. Había tenido que atarme las alas desde pequeño. Al principio casi fue hasta más fácil, pero cuando mi madre me enseñó a volar me enamoré de la sensación de libertad desde el primer salto. Desde entonces había sido más difícil, pero no quedaba más remedio. Al ‘Ángel de Moondale‘ podían verla por la calle con alas alguna vez y tomarla por otra campaña de marketing, pero si empezaban a ver un chico alado volando por encima de sus cabezas…

    Mike se quedó pensativo, como si rumiara algo. – [Mike]¿Y lo otro? ¿Hay algo de lo que deba preocuparme?[/Mike]

    – [Dante]¿Qué otro?….Ah, ya, el poder de malo. Mientras no estés en peligro no creo que aparezca. No pienses mucho en ello y ya está.[/Dante] – no le daba demasiadas cuentas a mi poder secundario. Se había manifestado alguna que otra vez y cuando hizo falta al resto había cumplido, pero no me resultaba agradable y sabía que era una herencia directa del de mi padre, igual que las alas venían de mi madre aunque fueran de diferente color.

    – [Mike]Sabes que ahora no dejaré de pensar en ello.[/Mike] – esbozó una sonrisa, traté de imaginarme en mi mente a su cara original haciéndolo, si no me costaba mantener la concentración de con quién hablaba. – [Mike]Tú si deberías tener cuidado. Si seguimos así cuando caiga la noche es posible que te transformes.[/Mike] – añadió.

    – [Dante]Vale. ¿Y cómo lo controlo? ¿Tienes por ahí un ovillo de lana o algo?[/Dante] – bromeé. Él se puso serio y pensé que daba un poco de mal rollo verme así.

    – [Mike]En teoría mi madre y yo tenemos algo. Una resistencia. Ella ha mantenido a raya su parte vampírica y su parte licántropa. Pero no sin esfuerzo.[/Mike] – explicó. Conociéndolo estaba facilitándome la explicación en lugar de aburrirme con teorías, componentes genéticos y demás. – [Mike]Hace falta ponerle fuerza de voluntad.[/Mike]  – añadió. Vale, así que su madre y él podían resistir esas «posesiones» pero poniéndole ganas. Mejor que no llegara la noche, yo no era precisamente una persona a la que le gustase contenerse.

    – [Dante]Eso explica que consiguieras resistirte a mí.[/Dante]

    – [Mike]Sabes que no había química. Estamos destinados a ser amigos.[/Mike] – replicó. La verdad es que el beso que intercambiamos fue nefasto. En su momento no parecía tan horrible pero en cuanto tuve más experiencia supe que no nos teníamos ningún tipo de ganas. Mike era guapo y tenía buen cuerpo pero no conectábamos en ese aspecto. Aun así me gustaba recordárselo, sabía que yo no había sentido nada especial pero me molestaba un poco que él hubiera sentido lo mismo, no estaba acostumbrado al rechazo. – [Mike]Aunque con lo difícil que es contactar contigo empezaba a dudarlo.[/Mike] – añadió. Mientras estuvo estudiando habíamos tenido poco contacto, en las visitas sobre todo y alguna vez que me sorprendió con una llamada de teléfono, Mike debía de ser una de las pocas personas que conocía a la que no le desagradaba llamar.

    – [Dante]No me gustan mucho las redes sociales ni nada de eso en general. Hasta me he resistido a usar InNight.[/Dante] – comenté. Supongo que tengo que aclarar de qué hablaba por si en el futuro no tenéis ni idea de qué eran esas aplicaciones. InfiniteNight o InNight era la versión de folleteo de una noche de InfiniteLove o InLove, una aplicación para buscar pareja.

    – [Mike]Prefieres ligar cara a cara ¿no?[/Mike] – sonrió.

    – [Dante]Lo otro le quita el misterio y al final te vuelve vago, te quita el esfuerzo.[/Dante] – repliqué disfrutando de volver a una conversación menos profunda. – [Dante]Además, unas fotos y una biografía elaborada no dicen mucho de una persona.[/Dante] – aclaré. Sí, de la vida real podía decirse lo mismo, pero también veías como se movía una persona, como sonreía sin estar posando. Era diferente. Y los escotes y los pantalones ceñidos s era mejor disfrutarlos en directo.

    – [Mike]Quizá sí. Yo la he usado un par de veces en la universidad. Cuando no conocía a nadie.[/Mike] – confesó. Vaya con el Mike ligón, parece que en la Universidad había aprendido también algunas lecciones de la vida, como aprovecharla.

    – [Dante]¿Y ahora qué? ¿No le has echado el ojo a nadie?[/Dante] – le pregunté. Porque sin nada que hacer y en el cuerpo de otro, pocas cosas más hay que hablar que de amores y rolletes intergalácticos.

    – [Mike]No lo sé. Desde luego no tan obvio como tú con Chloe.[/Mike] – replicó, con una sonrisa sarcástica. Se estaba metiendo conmigo con una confianza que casi parecía que no habíamos tenido nulo contacto durante unos años.

    – [Dante]Yo no he hecho nada. Ni siquiera sé de verdad si es mayor de edad.[/Dante] – admití. En el mundo vikingo por suerte no habíamos coincidido y en el tiempo que habíamos estado juntos en la nave habíamos tenido acercamientos y diferencias. Me gustaba su caracter atrevido y su confianza, me gustaba su culo y sus ojos, pero había mantenido las distancias de momento.

    – [Mike]En tu presente no, eso seguro.[/Mike] – le miré de reojo y vi que bromeaba. Iba a darle un puñetazo en el brazo por sorpresa pero luego me di cuenta de que me lo estaría pegando a mí mismo.

    – [Dante]Ya, pero no sabemos si volveremos a esa vida.[/Dante] – respondí. Había que ser prácticos, podíamos quedar atrapados allí para siempre una vez ayudásemos a los Daë o peor, tener que pasar las Pruebas y morir por el camino.

    – [Mike]Ya, pero ¿y si sí? Hay que estar preparados igual.[/Mike] – sinceramente no me apetecía pensarlo. Si volvía a la vida de antes Chloe sería un bebé y pensar siquiera en que eran la misma persona me ponía la carne de gallina.

    – [Dante]Teniendo en cuenta que en el futuro estoy desaparecido, mejor será que me prepare menos y disfrute más del presente.[/Dante] – me pregunté si en el mejor de los casos habría desaparecido por el repelús que me daba conocer a la Chloe bebé.

    – [Mike]No sabes lo que pasará, son conjeturas.[/Mike] – dijo Mike preocupado.

    – [Dante]Todo el mundo sabe lo de Kaylee Echolls aunque nadie lo mencione. O cómo van a acabar todos estos Daë que estamos guiando a ello.[/Dante] – la muerte estaba en nuestro día a día.

    – [Mike]Encontraremos la forma de evitarlo. Somos más, ni siquiera sabemos si tendremos que pasar las Pruebas.[/Mike] – comentó, tratando de agarrarse a un clavo ardiendo. Me conmovió que le preocupara la idea de mi posible muerte inminente. – [Mike]Yo no voy a dejar morir a nadie. Bastante poco podemos hacer ya por la gente de los mundos que visitamos.[/Mike] – ahí estaba el Mike médico por vocación.

    – [Dante]Bueno, si conseguimos que la historia no se vaya a tomar por el culo les habremos quitado una tiranía de encima, podrán vivir como quieran. No está mal tampoco.[/Dante] – dije. Ahora que en Artisan y…como se llamaba, Nara, Naga…Nara, ahora que habían descubierto que el big bad del Soberano aquí era un grupo de personas en una y que ponía a sus otros yo a vigilar los mundos, sabíamos que cuando los Daë terminaran con él y pasaran el marrón a los Moondies, los mundos no tendrían su influencia en el desarrollo de su gente.

    – [Mike]Ya, pero hay muchas cosas en las que podríamos ayudar. [/Mike] – replicó. Me acordé del mundo vikingo, amenazado por esas serpientes marinas cabronas. Incluso sin quien sea que fuera el alter ego de ‘Antailtire’ en ese mundo, estaban bastante jodidos. Y en el mundo en el que habíamos estado los dos, el de la edad media, tenían un problema con los caballeros santos. Si el Cardenal era el alter ego, todavía tenían una mínima opción, pero aun así no sería fácil deshacer la creencia de la gente.

    – [Dante]Preocúpate de menos gente a la vez. No puedes curar el mundo entero.[/Dante]

    – [Mike]Es una pena.[/Mike]

    Se hizo el silencio y nos echamos a reír sin saber muy bien de qué. Simplemente me hizo gracia ser los mismos de siempre, incluso con unos años más de putadas a la espalda.

    – [Dante]Me la has jugado sacando lo de Chloe, pero de ti no has dicho nada.[/Dante] – le recordé.

    – [Mike]Tampoco hay mucho que contar.[/Mike]

    – [Dante]Venga hombre, si esta jodida nave parece un concurso de belleza, no me digas que no hay nadie.[/Dante] – respondí. Literalmente no habría puesto ningún inconveniente si la misión fuera acostarme con cualquiera de la nave con el que no estuviera emparentado o me hubiera criado como a un hijo o hermano. Quien nos hubiera hecho el casting nos había elegido guapos y atractivos.

    – [Mike]Que me atraiga alguien no significa que vaya a encontrar el amor de mi vida.[/Mike] – que práctico era Mike. No es que yo fuera un adalid del romance, pero él era demasiado frío a veces.

    – [Dante]Por algo se empieza.[/Dante]

    – [Mike]Ya…eso sí…[/Mike] – seguí mirándole, esperando mi cotilleo. – [Mike]Sophie, me…atrae bastante.[/Mike] – reconoció.

    – [Dante]Qué calladito lo tenías. ¿Por eso tardasteis tanto en Egipto? ¿Disfrutando del calorcito?[/Dante] – todo esto de visitar otras civilizaciones era una oportunidad idea para el ‘roleplay’. «Oh, mi faraón, yo tu humilde concubina te bañaré sin reparo y sin ropa.»

    – [Mike]No, qué va. No pasó nada, y si hubiera pasado tampoco te lo diría.[/Mike] – me recordó. No lo dudaba. – [Mike]Me gusta pero es muy enigmática. Es tan positiva que siempre pienso que no confía lo suficiente para contar nada más.[/Mike] – Sophie me caía bien, era alegre y como yo nunca había intentado saber más de ella, no me había encontrado con esa idea. Pero sí que era verdad que para haberle robado el disco de su madre, no me había matado nada más verme ni me lanzaba miradas asesinas.

    – [Dante]Pues vete a hablar con ella, pero ahora no. No quiero que ligues estando en mi cuerpo, tengo una reputación que mantener.[/Dante] – le advertí. Lo que hiciera cualquiera de mis partes prefería disfrutarla estando yo en mi cuerpo.

    – [Mike]¿La de un Villiers?[/Mike] – replicó Mike, lanzándome una vieja pulla. De otra persona quizá me lo habría tomado a mal, pero entre nosotros era una forma de tocarme las narices que tenía años.

    – [Dante]Sí, pero en el futuro cuando la gente hable de un Villiers será de mí.[/Dante] – afirmé. O de cualquiera del batallón de medio hermanos que debía tener.

    – [Mike]Ya estamos en el futuro.[/Mike] – respondió, señalando la nave que habíamos convertido en una casa. Una nave que no venía de estos mundos, si no de otro tiempo, del tiempo de Julia. Un misterio dentro de un misterio.

    – [Dante]¿Ves?[/Dante] – dije simplemente.

    Me estiré y evité mirarle a los ojos mientras me preguntaba si Julia sabría algo de lo que me deparaba el futuro y si cuando volviera a mi cuerpo debería hablar con Chloe o mantenerme alejado de ella.

  • PONERSE EN LA PIEL DEL OTRO

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Mi primera parada de aquella peculiar mañana fue mi habitación, claro que en aquél momento no caí en la cuenta de que mi ropa le quedaría a Jane como un saco. Así que allí estaba, en mitad de la sala común de la planta principal, en el cuerpo de Jane, con un jersey en el que podría entrar otra persona, la cabeza revuelta con los murmullos de los pensamientos de los demás presentes y una sensación extrañisima de tener que aislarme de la conexión con mi cuerpo para no sentir cada parte de Jane.

    – [Xander]¿Qué habéis hecho?[/Xander] – pregunté mirando a Kaylee. En el último descanso había hecho de las suyas con su magia y la ayuda de Lexie, Sophie y creo que también Idris, así que era la principal sospechosa. Quizá algo había salido mal, porque desde luego esto no era lo que me imaginaba precisamente como una diversión para relajarse.

    -[Cole]A mí no me mires Xander. Soy Cole.[/Cole] – respondió con la voz de Kaylee. Os contaré una cosa, cuando uno ve una película o una serie en la que suplantan a alguien metiéndose en su cuerpo, parece todo muy obvio y resulta raro pensar que no lo descubran, pero al ver Cole allí delante en el cuerpo de Kaylee, con la voz de Kaylee, supe que con que hubiera disimulado un poco y yo no hubiera sido consciente del cambio de cuerpo, habría pasado desapercibido. A veces vemos lo que queremos ver, lo más simple.

    – [Kaylee]¿Por qué tiene que ser culpa mía, Xander?[/Kaylee]- me preguntó Cole…no Kaylee rascándose la barba de Cole. Esperaba que no tuviera que llegar a acostumbrarse al picor. La mera idea de quedarme atrapado en el cuerpo de Jane me horrorizaba, en especial porque cada vez estaba más cerca el momento de ir al baño y cuanto más pensara en ello, más cerca estaría.

    En ese momento entró Owen vestido con una camiseta oscura. – [Amy]¿POR QUÉ ESTÁ EN MI CUERPO?[/Amy] – gritó fulminando la sala con la mirada. Me paré a pensar quién estaba dentro de Owen hasta que vi a Amy llegar detrás de él, bueno de ella.

    – [Owen]¿Pero porque estáis gritando todos?[/Owen] – preguntó Owen rascándose la cabeza. Miró el cuerpo que tenía delante y se sorprendió. -[Owen]Oh, ya veo.[/Owen] – replicó.

    – [Amy]¡SAL DE MI CUERPO![/Amy]- le gritó Amy desde su cuerpo. Reprimí el impulso de echarle la bronca a Owen por hablarle así a mi prima porque era al revés.

    – [Owen]Si supiese cómo, lo haría. Tranquila, no eres mi primera mujer.[/Owen] – Amy iba a responderle pero al escuchar eso se quedó sin palabras. Me pasé una mano por la frente y me sorprendí al ver lo suave que era. Owen se refería a cuando nos habíamos cambiado de cuerpo con nuestros padres siendo pequeños, pero por la forma en lo que lo había dicho…aunque podría haber sido peor.

    – [Jane]Después de la idiotez que acaba de soltar mi hermano, creo que ha llegado el momento de empezar a pensar en solucionar esto[/Jane].- propuso Jane desde mi cuerpo. Llevaba los hombros distendidos y le costaba mantenerse erguida por la diferencia de altura, eso me iba a dar dolor de espalda más tarde.- [Jane]Porque yo confío en Alexander, pero no todas las personas estarán igual de cómodas con su cambio[/Jane]. – me alegró saber que confiaba en mí y me relajé. Entré en conexión con mi cuerpo y fui consciente de cada parte de él. Al notar las diferencias me asusté y volví a concentrarme. Me centré en cómo sonaba mi voz para el resto, era curioso.

    – [Idris]Puedes apostar tus nuevos músculos a que sí.[/Idris] – replicó Elliot, salvo que no era él.  – [Idris]Blanco y menor, tiene huevos la cosa…creo. Por cierto  cuando vayas al baño pon las dos manos.[/Idris] – era Idris, claramente. Le guiñó el ojo a su cuerpo en el que supuse que estaría Elliot si todo seguía una lógica, por llamarlo de alguna manera.

    – [Owen]Fantasma. En vez de eso dile que tenga cuidado y no te la congele.-[/Owen] replicó Owen-Amy tocándose el pelo.

    Vi a otros hablar, pero me costaba escucharles, sus pensamientos se filtraban en mi cabeza y no sabía cómo detenerlo. Era como estar en un submarino que de pronto se ha llenado de filtraciones. Ponía las manos para tapar las que podía pero no dejaban de colarse más y más.

    [Elliot]¿Porque me tiembla todo el cuerpo?[Elliot]. Eso pensaba Elliot en su cabeza. Le miré, estaba temblando de verdad. Llevaba toda su vida sin sentir frío ni calor así que estar en el cuerpo de Idris, que adoraba el frío, debía resultarle abrumador.

    [Xander]Tranquilo, es el choque del cambio, te acostumbrarás. Recuerda que Idris manipula el hielo, así que el frío no te hará daño.[/Xander]. Le aconsejé en su mente, dejándome llevar por puro instinto.

    Vi a Elliot-Idris asentir, tratando de confiar en lo que acababa de decirle.

    – [James]Soy James. ¿Cómo nos ha cambiado esta magia?[/James] – preguntó el chico nuevo desde el cuerpo de Lekwaa. No sabía aún mucho de él porque apenas había cruzado unas palabras. Solo lo que los demás me habían contado, que era un fan de la magia y que su padre había sido parte de Antailtire. Esa última parte me preocupaba, pero si los demás habían confiado en él no iba a ser yo quien dudase. El cuerpo del muchacho pelirrojo estaba al otro lado de la sala, apoyado en una pared, observando en silencio. Allí estaría Lekwaa.

    – [Elle]Parece un hechizo que ha salido mal. O quizás, esa era la intención[/Elle].- escuché la voz de Ezra y ahí sí que pude reconocer quién estaba dentro de su cuerpo. Era mi hermana, reconocería su postura en cualquier parte.

    – [Lexie]A partir de ahora, antes de hablar, tenéis que decir quién mierda sois[/Lexie].- espetó alguien desde el cuerpo de Zahra. Tampoco tuve muchas dudas de quien podía ser, sin duda era Lexie.

    – [Kaylee]Yo soy Kay, pero tú no lo has dicho. Te acabas de ahogar en tus propias normas[/Kaylee].- le replicó Kaylee-Cole guiñándole un ojo. Era una situación muy bizarra.

    – [Noah]Por lo que entiendo nos hemos cambiado por parejas[/Noah]. – teorizó alguien desde el cuerpo de Leo. – [Noah]Soy Noah. Leo es yo.[/Noah] – confirmó. Eso facilitaba un poco las cosas.

    – [Ezra]No todos.-[/Ezra] dijo la voz de mi hermana. Jamás la había visto tan seria como con Ezra en su cuerpo.

    – [Noah]Bueno me refería….ya sabes, a de dos en dos.[/Noah] – aclaró Noah. Vio que Nate le miraba de una forma peculiar y se ruborizó. Al principio pensé que era Lexie pero ella estaba en Zahra, así que me imaginé que era Julia, que casualmente estaba ahora cambiándose de cuarto para compartirlo con él.

    – [Owen]Ahora vengo.-[/Owen] dijo Owen. Amy lo siguió de cerca y volvieron poco tiempo más tarde subiendo por el ascensor. Traía unas pegatinas y un bolígrafo que empezó a repartir. – [Owen]Hola, me llamo Owen y estoy en el cuerpo de Amy.[/Owen] – escribió su nombre y se lo pegó en la ropa, así que el resto hicimos lo mismo.

    Idris escribió algo en el suyo y se lo enseñó a Elliot. Fijé la mirada y vi que ponía «blackface». Elliot se tensó, incómodo. – [Idris]Es broma, no te agobies, te acostumbrarás a ser tan bello.[/Idris] – le dio un codazo amistoso que quedó a la altura de sus costillas.

    – [Elliot]Graci…-[/Elliot] fue a darle la mano y vio unas esquirlas de hielo formándose a su alrededor. Podíamos tener un problema con los poderes de cada uno si no sabíamos controlarlo.

    – [Jane]Lo más sensato es que nos separemos por p…dúos y que intentemos no hacer nada hasta que las aguas vuelvan a su cauce[/Jane].- comentó. Seguía sin acostumbrarme a escuchar mi voz y mucho menos a pensar que era Jane.

    – [Kaylee]Sensato, pero también inútil[/Kaylee].- replicó Kaylee.

    – [Elle]Esta situación nos hace vulnerables. Lo mejor será controlar el cuerpo en el que estamos en la medida de lo posible y, después, revertirlo[/Elle]. – sugirió mi hermana. Estaba siendo muy sensata teniendo en cuenta que el licántropo era algo con lo que podía costarle trabajo lidiar.

    – [Xander]Jane lo dice para que nadie intime demasiado consigo misma.[/Xander] – expliqué, después de captar pensamientos cruzados de todo tipo. – [Xander]Y a mí me vendría bien separarme, hay muchas voces.[/Xander] – expliqué.

    – [Owen]Dejad de mirarme así. Este cuerpo es un templo.-[/Owen] intervino Owen, haciendo que Amy se pasara una mano por la frente.

    En ese momento capté un pensamiento diferente, de una voz que no conocía en absoluto. – [Hector]Debería hablar. Al chico no lo conocen mucho pero sí que hablaba podría levantar sospechas.[/Hector] dijo. – [James]C-como mejor veáis.[/James] – habló la voz de Lekwaa, que supuestamente era James. Me fijé en él mientras él no me miraba y maldije no haber conocido más al nuevo.

    – [Noah]Yo iré a la biblioteca con Leo, a ver si hay algún antecedente. Me vendría bien alguien que sepa magia pero…[/Noah] – propuso Noah. Miró de reojo a Kaylee en el cuerpo de Cole pero daba a entender que le resultaba violento estando en el cuerpo de su hermano.

    – [Owen]Yo voy a ver si desayuno. ¿Algo a lo que atenerme?[/Owen] – preguntó. Amy le miró fijamente como respuesta, iba a ser su sombra.

    – [Ezra]¿Que quieres que haga?.-[Ezra] escuché preguntar a Ezra colocándose al lado de mi hermana, que se recolocaba la ropa, incómoda.

    Los demás siguieron hablando y vi mi cuerpo acercarse a mí de una forma un tanto errática, como si Jane no supiera como colocar los pies. Siempre pensaba demasiado. Pero no pude fijarme mucho porque por el rabillo del ojo seguía vigilando el cuerpo de Lekwaa, llevado por a saber quién.

    Me pregunté muchas cosas. ¿Quién sería? ¿Dónde estaría James entonces? Pero entre tantas dudas había algo que sí que tenía claro. Aquél intercambio no era fruto del azar, alguien trataba de colarse entre nosotros aprovechando la confusión, seguramente el mismo o los mismos que habían entrado en la nave, un grupo de unos cuatro o cinco según Ruby. Tenía que trazar un plan pero éramos muchos y por el momento no podía confiar en nadie.

    Mientras Jane y yo nos alejábamos de la sala para ir hacia su cuarto, aproveché el silencio para pensar. Lo lógico sería asegurarme de que podía confiar en la persona con la que había cambiado. Parecía Jane totalmente, pero no sabía cuánto nos conocían los que estuvieran haciendo esto. Tenía el recurso del poder nuevo de Jane pero no sabía usarlo bien y además no conseguía leer a quien estuviera en mi cuerpo, supuse que por mi poder oculto. Al parecer era inmune a más poderes que el de Jane. Era bueno saberlo, pero en ese momento deseé que no fuera así. Necesitaba ayuda y confiar en alguien y especialmente, quería que ese alguien fuera Jane.

     

  • ENEMIGO A LAS PUERTAS

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Tras aquella escarpada loma volvimos a ver al fin el valle que un futuro lejano conocerían como ‘Valle de los Daë’. Al ver la silueta artificial de la nave estrellada que se había convertido en nuestro refugio, sentí un calor familiar, la sensación de volver al hogar.

    Aun así, la sensación no duró demasiado porque un hogar no es nada sin la gente que lo compone y aquella nave no era más que un amasijo de metal frío por cuyas entrañas no corría ningún tipo de vida. Sin el resto allí, no podía llamarla casa.

    Recordaba a la perfección quedarme con la abuela Elizabeth, con la tía Lucy o con Nate cuando Elle y yo éramos pequeños, muchas veces estaban también los demás: Jane, Owen, Amy, Kaylee, Leo, Noah, Cole, Dante e incluso Idris y Mike. Una vez incluso nos fuimos todos a la casa de los abuelos MacLeod en Escocia. Eran buenos recuerdos con el resto, pero en aquél entonces estaba preocupado porque sabía que si nuestros padres y madres no estaban con nosotros es porque estaban ahí fuera jugándose la vida para protegernos.

    Desde aquél entonces no llevaba bien la espera sumada al peligro. No sé en realidad si alguien podría llevar bien eso de alguna forma, pero desde luego, yo no. Pese a comunicarnos con los demás todo lo a menudo que podíamos, había puntos ciegos en los que podía pasar cualquier cosa, por ejemplo Ezra, con el que habíamos perdido el contacto. Mientras estábamos en Dagrknot y estaba ocupado, alerta, había sido más fácil de llevar. Ahora sin embargo iba a tener todo el tiempo libre del mundo para desesperarme hasta que volviesen todos a salvo, iba a ser un mal rato.

    Dante abrió el portón de entrada y recibimos una fría bienvenida. Había debido bajar la temperatura mientras no estábamos y hasta que no hubiera suficientes personas allí moviéndose y generando calor, habría que mantenerse activo para no quedarse helado. Tomé nota para preguntarle a Henry si funcionaba la calefacción y cómo se encendía.

    Caminé recto hasta mi cuarto y me senté en la cama, notando de inmediato la diferencia con las camas del mundo vikingo. Estiré la espalda en el colchón, o como se llamase aquello, y me quedé mirando el techo en el que estaba labrado sobre el metal una especie de mapa estelar que no reconocía. Había un punto marcado como inicio y otro de final. Supuse que el planeta del final sería su destino, su hogar.

    Allí, descansado, con el estómago lleno gracias al poblado que habíamos ayudado a Alistair a salvar y sin planes por el momento, me invadió un silencio atroz. Mi mente empezó a pensar en todos los que no habían llegado, repasando cada grupo y cada mundo como si de esa forma, manteniendo el orden y el control, consiguiera ponerlos a salvo. Era un recurso de mi mente, el vestigio de una compulsión para tranquilizarme, pero en ese momento, en una situación como la que tenía entre manos, no podía resistirme a ella.

    El primer mundo en el que pensé fue en el que estaban Jane y Elle. Seguían buscando con apenas pistas a los Daë de un mundo tan enorme que en cada ciudad había una década diferente similar a las del siglo XX en la Tierra, eso como mínimo. La única ventaja que tenían era el nuevo poder de Jane y aún estaba demasiado asustada como para usarlo.

    Luego estaba el mundo del japón feudal. Me había preocupado bastante que Noah hubiese pasado varios días inconsciente. Si aquellos oni habían tratado de devorar su alma y le habían dejado así, era un mundo muy peligroso. Además era la segunda vez que tenía problemas graves y eso significaba que estaba siendo demasiado temerario para proteger al resto. Conocía bien a mi primo, se había interpuesto muchas veces cuando hacíamos de héroes locales y por aquél entonces nuestra máxima preocupación era que pudieran sacarnos un arma blanca. Una vez un violador de la Universidad de Dirdam nos había sacado una pistola pero Noah había reaccionado a tiempo y le había tumbado al suelo.  Por si fuera poco Bowie estaba en ese mundo y aún era muy pequeña para el mundo exterior, lo mejor hubiera sido que se quedase en la nave, pero se había negado de manera rotunda.

    En el mundo de la revolución industrial parecía que las cosas estaban bajo control. Amy había localizado al Daë a través de las esferas – quizá podíamos intentarlo para ayudar al grupo de Jane y Elle – y estaban a salvo, preparados para ir a por él. Además parecía que incluso Leo y Kaylee habían arreglado sus desavenencias. Alguien había chocado esas piedras frotando sin parar pero al final había aprendido cómo hacerlo sin que el mundo ardiese.

    Mientras pensaba me levanté y caminé en dirección a la biblioteca, allí tenía material para tomar notas y mi diario personal guardado en mi taquilla. Por el camino seguí pensando, el mundo en guerra me había dado reservas desde el principio y por el momento seguíamos sin contactar con Ezra. Los demás estaban a salvo la última vez que supimos de ellos pero afectados por lo que estaban viendo. La guerra saca lo peor del ser humano y ver algo así no debe ser fácil. Por lo que habían contado, a Lekwaa le había afectado sentir la muerte de un gran grupo de personas, porque uno de los dos bandos usaba la magia espiritual para atacar. En el bando en el que estaban ahora sin embargo, Henry tenía que estar pasándolo peor porque era una potencia tecnológica militar y le estaban mostrando el peligro de que la tecnología caiga en malas manos.

    Y por último estaba el mundo del Antigüo Egipto. Les habían separado después de tomar a Mike y Niall por dioses, pero Nate y Zahra estaban en una situación complicada con la diosa que gobernaba esa región. No sabía cómo podrían salir de esa, ni siquiera con el poder que tenía Nate. Había hablado con Mike hacía poco y había encontrado a la Daë, que planteaba una revolución contra la diosa para recuperar su poder. Zahra, con la que también podía hablar me había dicho que la diosa lo sabía y quería acabar con ellos. Iba a estallar una guerra y estaban en bandos opuestos.

    Era un espacio muy pequeño en el fondo y la situación nos llevaba a relacionarnos y encontrarnos muy a menudo. Así que teniendo en cuenta que mis sentimientos por ella eran algo que tenía asumido y no iba a negar salvo que no fueran recíprocos. Eso había hecho que pensara mucho sobre nuestra relación en concreto y las relaciones en general.

    Había llegado a elaborar un símil a partir de lo que había visto en las relaciones que conocía y en lo que había estudiado. Para mi una relación de pareja es como si coges una piedra en cada mano y las chocas. Van a salir chispas, eso está claro, pero dependiendo de cómo sea cada piedra, de las diferencias entre los cantos y de la fuerza que utilices, esas chispas pueden quemarte haciendo que sueltes la piedra. Si eso no pasa, las piedras se limarán entre sí de forma muy ligera y las volverás a chocar. Con cada choque que no haga que tires las piedras, éstas se limarán más entre sí hasta llegar a un punto en el que encajen. Sí, incluso entonces podrías provocar chispas haciéndolas chocar entre ellas, pero por lo general, serán compatibles. Está claro que esas piedras no serán iguales que cuando empezamos a chocarlas entre sí, habrán cambiado, moldeándose entre sí hasta poder formar una piedra más grande. Hasta ahí la teoría general.

    Luego había variaciones, parejas en las que las piedras chocaban con demasiada fuerza y caían pronto, otras en las que se iba la mano y lo hacían a mitad del camino, algunas en las que una piedra se quedaba estática mientras la otra chocaba, parejas en las que el bagaje que cargaba cada uno se añadía como gotas de gasolina, haciendo que fuera más probable que saltase una llamarada. También podían ser tres piedras, haciendo que hiciese falta mucha más precisión. Al final, la comparación me resultaba útil también para relaciones no románticas. Y fuera como fuese el tipo de relación que teníamos Jane y yo, nuestra dosis de chispas ya la habíamos tenido y al parecer las manos que nos unían llevaban guantes ignífugos, porque no habían soltado nuestras piedras.

    Por más que reflexionase, no lograba una respuesta firme. Por lo general solía llegar rápido a conclusiones y dar con las respuestas que necesitaba a los problemas, pero al tratarse de algo tan personal, mi mente y mi corazón estaban en conflicto. Por un lado parecía que todo nos llevaba a estar juntos, pero no quería hacerme falsas esperanzas confiando solo en mi corazón, cuando era obvio que también habíamos tenido muchos problemas.

    Dejé que mi mente se centrase en una tarea para evitar seguir pensando en exceso y así ponerme en perspectiva. A fin de cuentas, pasara lo que pasase entre nosotros, primero tendríamos que salir de aquí. El silencio motivó mi concentración y me permitió repasar los puntos clave de cada miembro del «grupo».

    Para cuando me quise dar cuenta, no sabía cuanto tiempo había pasado, pero notaba la espalda tensa de haber mantenido mucho tiempo esa postura y el frío había contribuido a crear un dolor focalizado en un punto a media altura. Me levanté y me estiré, contemplando la maraña de hojas que llenaban uno de los cuartos de estudio privados de la biblioteca. Por lo que sabía, solo había tres más ocupados: el de Noah, el de Mike y el de Kaylee, cada uno por un tema distinto.

    Mientras me estiraba, capté por el rabillo del ojo una silueta al otro lado de la puerta de cristal. Cuando se abrió, vi que Ruby entraba a la biblioteca.

    – [Ruby]Xander, quería comentar algo contigo[/Ruby].- miró a nuestro alrededor detenidamente y alzó una ceja.

    – [Xander]Dime, tengo tiempo.[/Xander] – demasiado, en realidad. Mi único plan del día era cocinar, seguir escribiendo mis ideas hasta que el dolor de espalda me lo impidiese y quizá jugar una partida de esas cartas futuristas con Elliot.

    – [Ruby]La misión se está alargando[/Ruby].- me recordó. Estaba acostumbrado a vivir con todo tipo de personas, pero Ruby irradiaba una autoconfianza que no había visto antes y eso mismo la haría temible para muchas personas, porque no dudaba en decir lo que pensara. Sí, estábamos pasando más tiempo allí del que deberíamos, pero no era tan fácil salvar el mundo. Mis madres y mi padre también habían hecho muchos sacrificios, igual que los demás.

    – [Xander]Son muchos mundos y ninguno de nosotros tiene tu experiencia.[/Xander] – respondí, apoyándome en una de las mesas grandes para estirar la espalda sin parecer que no prestaba atención a la conversación.

    – [Ruby]Me he dado cuenta[/Ruby].- sonrió, consciente de sus fortalezas. Ruby era una auténtica soldado. Sabíamos poco del pasado de su mundo, pero había sido entrenada toda su vida.

    Asentí con calma – [Xander]Tienes que pensar que algunos están aquí a la fuerza, no lo han elegido pero aun así se están esforzando.[/Xander] – le expliqué. Usando el viejo símil, íbamos todos en el mismo barco y teníamos que remar en la misma dirección si no queríamos hundirnos en esa tormenta. Lexie, Niall, Dante…muchos habían venido a ayudar aquél día, pero sin esperar que fuera un compromiso de…meses, o quién sabe, quizá años. Teníamos a los más pequeños también a nuestro cargo, Elliot podía haber muerto en el mundo vikingo. No podíamos ir más deprisa, no podíamos correr el riesgo de perder a nadie.

    – [Ruby]No es una buena excusa. A veces, hay que hacer lo que hay que hacer y ya está[/Ruby]. – sentenció ella. Aún era muy firme. Ella estaba aquí por salvar el mundo, por su misión y otros se centraban en salvarse a sí mismos o a los cercanos y eso ella de momento no iba a entenderlo.

    – [Xander]Venimos de mundos muy distintos. Tú te has preparado desde pequeña, pero tienes que entenderles también.[/Xander]

    – [Ruby]Supongo[/Ruby].

    – [Xander]Esperar tampoco se me da bien.[/Xander] – dije enseñándole los papeles dispersos en la mesa a través de la puerta abierta del estudio. Ella asintió pero después de un rato frunció el ceño y empezó a moverse por la biblioteca.

    – [Ruby]Aquí ha estado alguien[/Ruby]. – dijo al cabo de un rato.

    – [Xander]¿Cómo? ¿Alguien de los demás?[/Xander] – no cuestioné cómo sabía lo que sabía, confiaba en sus capacidades. Una descarga me recorrió el cuerpo. Necesitábamos aquél lugar seguro, un sitio en el que descansar. Si ni siquiera allí podíamos hacerlo, la moral de todos se vendría abajo.

    – [Ruby]No. Alguien[/Ruby].- siguió observando la habitación y me aparté sin intervenir. – [Ruby]Eran varios y estaban buscando algo[/Ruby].- dijo al cabo de un rato.- [Ruby]No sé más[/Ruby]. – admitió, girándose hacia mí.

    – [Xander]Quizá con magia puedan sacar alguna otra cosa.[/Xander] – comenté, ocultando mi preocupación como mejor podía. – [Xander]Ahora me preocupa saber qué querían y por dónde han entrado.[/Xander] – eso era lo principal, localizarlos y evitar que nadie pudiera volver a entrar.

    – [Ruby]A nadie le gustan las visitas que se alargan demasiado[/Ruby].

    – [Xander]Tenemos que tener cuidado. Pueden seguir aquí incluso.[/Xander]

    Ella asintió, consciente.

    – [Xander]¿Te importa avisar a Dante, Owen y Elliot?[/Xander] – le pregunté. Mientras ella lo hacía, empecé a trazar un plan. Hasta que no llegara Henry o Kaylee la mitad de mis ideas se quedaban en el papel, pero algo teníamos que hacer.

    Aquello solo me recordó que no estábamos en casa y que el peligro acechaba en cada esquina. Pese a todo, por la tarde hice vida normal, manteniéndome alerta pero ocupado. Cociné, hice unos largos en la piscina, visité a Dante en su trabajo en soledad en la zona de carga, charlé con Owen, repasé puntos peligrosos con Ruby y finalmente, me relajé echando unas partidas de cartas con Elliot.

    Pese a todo no dejaba de pensar en la amenaza que teníamos en nuestra propia casa y en que algunas de las personas que más quería iban a estar expuestas pronto a ella.

  • NOTAS DE UNA SINFONÍA

    NOAH ARKKAN

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – MAÑANA

    Me levanté bastante temprano aquella mañana. Era difícil seguir el ritmo del tiempo en un sistema solar cuyo ritmo no conoces, pero para mi cuerpo, debían ser cerca de las siete de la mañana.

    Lo primero que hice fue dirigirme a la cocina mientras en mi cabeza daban vueltas una y otra vez las teorías que intentaban dar un sentido y una guía a todo lo que pasaba en estos mundos.

    Por una parte, en algún momento, nos enfrentaríamos a nuestras propias Pruebas, porque cada uno de nosotros tenía ya una esfera con los elementos que le identificaban, esferas, que por lo que parecía, permitían comunicarse con Daë de ese mismo macrogrupo elemental, tanto con los del Cúmulo como con los Moondies.

    Nuestro trabajo era reunir a los Daë del Cúmulo, o al menos protegerlos hasta que se encontrasen. Por lo que nos enseñaron los Daesdi, había catorce mundos y teniendo en cuenta que había catorce Daë en esa generación – quince si contábamos por separado a los de Géminis – encontraríamos uno por mundo.

    Hasta ahí venía la parte sencilla, pero después empezó el caos con diferentes civilizaciones en diferentes periodos en cada uno de los mundos. Parecían anclados en una época de la humanidad determinada, sin ser conscientes de lo que ocurría en el resto de mundos excepto los que llegaban aquí, a esta luna que se había convertido en una especie de ciudad libre con un enorme mercado negro.

    Por lo que había dicho Eldric, los mundos habían sido antes muy diferentes, pero el Arquitecto lo había cambiado todo. Su magia había roto las leyes de la física en este lugar, distorsionando el tiempo y el espacio, creando un lugar donde no había tiempo, como esta luna, y portales entre los diferentes mundos en objetos corrientes.

    Esa clase de magia me recordaba a alguien que, pese a no haber conocido nunca, siempre había estado presente en nuestras vidas. Según las historias, el Soberano ya había sido encerrado una vez y enviado al Vacío con ‘La del Pelo Rojo’, por estos mismos Daë a los que ahora intentábamos reunir. Por si fuera poco, lo habíamos visto en carne y hueso en el mundo prehistórico, aunque con ropa diferente y menos afectado por la tortura de ‘Ella’.

    Pero, si el Soberano era aquél que vimos en Daonna y era a él a quien iban a expulsar los Daë del Cúmulo, ¿qué pasaba con el Arquitecto? ¿Es que después de su sacrificio los mundos de este Cúmulo iban a quedarse así?

    De todas formas, parecía que el Arquitecto había hecho esa distribución en los mundos porque sacaba provecho de ello. Ezra había escuchado conversaciones del Nigromante con alguien que parecía estar por encima. Teniendo todo eso en cuenta, personas como el Soberano, el Nigromante y los que controlaran el resto de mundos tenían que rendir cuentas al Arquitecto.

    Y ahí llegaba mi teoría. El Soberano manipulaba la realidad con su magia a su antojo y se había presentado a los Moondies con muchas caras, hasta la de una trabajadora de Fenris. ¿Podía ser el Arquitecto también el Nigromante y el Soberano? Parecía demasiado pensar que estuviera en varios sitios a la vez, algo que ni siquiera el Soberano creo que hiciera.

    Me pasé una mano por la frente. Estaba pensando demasiado. Al final la respuesta más sencilla sería que el Soberano se rebelaría contra el Arquitecto y se convertiría en la principal amenaza. Pero no quise desechar del todo la teoría de que fuera un grupo de malos.

    Cuando llegué a la cocina, me encontré con Amy. Estaba tomándose un café, pálida como la luna. Había tenido una misión sobre los siguientes mundos, así que había muchos planes que hacer.

    Me puse un poco nervioso y empecé a moverme rápidamente por la nave sin saber muy bien por dónde empezar. A Lexie no le iba a hacer mucha gracia salir de este refugio y quizá ni siquiera consiguiéramos que lo hiciera. Yo la entendía, no podíamos pretender que todo el mundo tuviese vocación de salvar el mundo y ahora que teníamos un lugar donde quedarnos hasta que todo acabase, no veía el problema en que algunos se quedaran en la Kvasir.

    Amy y yo no íbamos a hacer los planes solos, así que me encaminé hasta las personas que sabía con certeza que querrían emprender la misión. No tenía sentido preocupar a los demás con planes cuando ni siquiera sabíamos si querrían ir.

    Les llamé uno a uno hasta que finalmente, tras lo que pareció una eternidad, todos aparecieron en la biblioteca. Estábamos Amy, Elle, Xander, Jane, Henry, Kaylee y yo.

    – [Noah]Estamos aquí porque Amy ha tenido una visión.[/Noah] – les expliqué. Las manos me temblaban ligeramente, pero sabía que era pura inquietud por lo que iba a pasar.

    – [Elle]¿Y el resto?[/Elle] – preguntó Elle, mirando a nuestro alrededor. En el momento en el que lo dijo, supe que me había equivocado.

    – [Noah]Pensé que sería mejor si lo comentábamos nosotros antes.[/Noah] – intenté aclarar. Cuanto más lo pensaba, menos claro estaba el plan inicial. – [Noah]Coordinar a todos…[/Noah] – habría sido difícil, habríamos perdido tiempo decidiendo quién iba y quién no, sin haber escuchado aún las visiones.

    – [Kaylee]Elle tiene razón[/Kaylee].- replicó Kaylee. – [Kaylee]Estás acostumbrado a ser demasiado práctico, Noah CHRISTOPHER, pero si somos un grupo, no puedes convocar a unos cuantos aparte[/Kaylee]. – asentí con la cabeza. No había sido la mejor idea por mi parte. Estaba muy acostumbrado a hacer las cosas solo, a mi velocidad, que era demasiada. Ahora teníamos que ser un grupo. Me había centrado solo en reunir a unos pocos para hacer los planes porque había decidido de antemano que Lexie y Niall probablemente no querrían ir, que Vera y Elliot serían demasiado pequeños, que Mike preferiría estar en la retaguardia y que los nuevos no confiarían en nosotros.

    – [Jane]Vamos a perder el tiempo, pero que vengan[/Jane].- replicó Jane encogiéndose de hombros. Parecía estar de acuerdo en mi idea, pero Jane también pecaba de ser excesivamente práctica.

    Amy hizo una mueca, le daba lo mismo una opción que otra. Bastante tenía con cargar con esas visiones.

    – [Henry]Mejor explicarlo todo una vez que varias veces luego.-[/Henry] resumió Henry. Era un enfoque más lógico, pero yo había estado cegado. Una persona sola no puede cargar con las responsabilidades de todo el grupo por mucho que quiera, porque les estaría quitando la libertad de decidir. Eran sus vidas, aunque quisiera lo mejor para ellos, la decisión no era mía.

    – [Xander]Para poder estar todos, todo el mundo tendría que escuchar al menos a una persona.[/Xander] – apuntó Xander. Miraba fijamente a su hermana. Xander y yo habíamos estado hablando al poco de llegar a la Kvasir. Parecía que estaba claro que tendríamos que convertirnos en un grupo unido y fuerte para resistir, igual que los Moondies, una suerte de New Moondies. Pero para eso necesitábamos una líder como había sido Sarah, y solo se nos ocurría una persona, que casualmente era la que no quería mandar.

    – [Kaylee]Pajeros y pajeras de la nave Kvasir: os esperemos en la biblioteca[/Kaylee].- anunció Kaylee amplificando su voz para que resonase por toda la nave. Cada vez se la veía más segura y confiada con la magia y con la vuelta de ella, se notaba más completa, más ella misma. Ni la ‘Queen B’ que habíamos conocido en el instituto, ni la que se flagelaba continuamente que había llegado después. Ésta era Kaylee de verdad, renacida como un fénix.

    Después del llamamiento, caminé hasta la pizarra en la que había colgado todas mis anotaciones hasta el momento. Allí tenía un dibujo del sistema planetario que había sacado de la memoria genética después de que los Daesdi lo mostraran, marcando en cada mundo los Daë conocidos y las civilizaciones. También tenía una lista de cada uno de nosotros y la teoría sobre los elementos que teníamos, junto a los de los Moondies, para tratar de establecer patrones de comunicación.

    Los demás fueron llegando poco a poco y evité mirarlos directamente. Ahora me avergonzaba haber tomado esa estúpida decisión por ir demasiado deprisa. Cuando ya estuvieron todos, vi que Lexie me miraba con una sonrisa y sentí un escalofrío. ¿Cómo podía no haberla incluido pensando que sería mejor?

    Por suerte la biblioteca de la nave era muy grande y todos los presentes cabíamos con holgura. Éramos casi el doble que los Moondies y todos teníamos una esfera, así que había echado mis propias cuentas y aún debía faltarnos alguna incorporación más, pero no sabía exactamente cuántos porque dependía de la figura del catalizador, que sería la que nos salvase la vida al igual que a los Moondies. No quería pensar mucho en ello, porque eso significaría que perderíamos a alguien sin más remedio. Pero quizá, al ser tantos, no hiciera falta y todos saliésemos sanos y salvos.

    Se generó un murmullo de las múltiples conversaciones que estaban teniendo lugar en pequeños grupos.

    – [Xander]Sigue haciendo falta alguien que dirija todo esto.[/Xander] – escuché repetir a Xander.

    – [Jane]Dirige tú, pesao[/Jane].- le soltó Jane. Xander la miró y vi que no sabía qué responderle durante una fracción de segundo, pero entonces sus miradas se cruzaron y supongo que vieron que no era de malas.

    – [Xander]No se me daría bien. En eso no me parezco a mi madre.[/Xander] – aseguró. Sabía que Elle tenía miedo a no estar a la altura de Sarah, a no ser como ella. Pero quizá no necesitásemos a una Sarah. Ella recibió el poder de la Kvasir, Elle había nacido con él. Sarah había liderado a un grupo, esto era casi un ejército.

    – [Lexie]¿Quién ha organizado esto a espaldas del resto que le parto la cara?[/Lexie] – preguntó Lexie. Se hizo un silencio incómodo y los que habían estado reunidos al principio evitaron mirarme. Nadie quería darnos problemas, pero no quería una relación con Lexie basada en ocultarle cosas. Eso ya lo habíamos vivido durante mucho tiempo.

    – [Noah]Culpable.[/Noah] – dije levantando la mano. La miré y vi que estaba molesta, pero esperaba que no le durase mucho tiempo. – [Noah]Solo por desgranar las visiones, no quería que decidiéramos por…[/Noah] – seguí explicando.

    – [Ezra]…Todos.-[/Ezra] terminó Ezra.

    – [Idris]Vaya con Lisa…[/Idris] – escuché a Idris reírse. Cuando le miré, me guiñó un ojo, al menos él no se lo había tomado mal.

    – [Noah]Me equivoqué. Lo siento mucho.[/Noah] – dije con sinceridad.

    – [Jane]Esto no es práctico. Lo digo y lo vuelvo a repetir[/Jane].- se quejó Jane.

    – [Mike]Solo hay que organizarse bien.[/Mike] – intervino Mike. Más voces se sumaron en un susurro que terminó siendo ensordecedor. Éramos muchos y ninguno escuchaba a nadie en concreto.

    – [Kaylee]¡SILENCIOOOOOOOO![/Kaylee]- la voz amplificada de Kaylee reverberó en la sala.- [Kaylee]El que quiera hablar que levante la mano o Lexie le espera a la salida con una navaja[/Kaylee] – puntualizó. Jane alzó las cejas como si quisiera decir que eso ya lo había visto venir.

    – [Dante]Esto va a durar toda la vida.[/Dante] – escuché quejarse a Dante, apoyado en una parte más alejada.

    – [Jane]Es que la idea de Noah era la buena[/Jane].- se sumó Jane.

    – [Lexie]La idea de Noah era mejor porque a ti no te había excluido, petarda[/Lexie].- replicó Lexie. Me llevé una mano a la cara, todo aquello era culpa mía y estábamos perdiendo el tiempo, además de echando tierra sobre el propio grupo.

    – [Jane]No voy a perder el tiempo discutiendo contigo[/Jane].- respondió Jane cruzándose de brazos y poniendo los ojos en blanco.

    – [Lexie]¿Te crees mejor que yo?[/Lexie] – le espetó Lexie.

    Vi que Elle perdía pie y terminaba colocada en el centro. Kay tenía la mano estirada tras ella, después de haberla empujado. – [Elle]Es…estamos…aquí…reunidos…[/Elle]- empezó a decir con voz amplificada, mirando fijamente el suelo. Se notaba que lo estaba pasando mal, pero ninguno podía cumplir ese papel como ella.

    – [Lexie]Para unir en santo matrimonio, no te jode[/Lexie].- respondió Lexie. Kaylee le hizo una peineta y cuando fue a replicar, no se la escuchaba. Acababa de bajarle el volumen. Mientras todo el mundo se fijaba en Elle, me acerqué hacia Lexie para ayudarla a tranquilizarse. Parecía que le iba a dar algo y aunque no podía escucharla, por su boca debían estar pasando más palabrotas de las que yo conocería jamás.

    – [Elle]No puedo hacerlo[/Elle].- escuché decir a Elle. Parecía triste y se la notaba muerta de miedo. En ese momento miré a Lexie y vi que la miraba fijamente, más tranquila. Lexie era una buena persona y estaba sintiendo la presión que tenía Elle encima.

    – [Noah]Todo el mundo necesita confiar en alguien, seguir a alguien a quien valore, a quien aprecie.[/Noah] – la animé.

    – [Ezra]Solo son palabras y nos conoces a todos, decidas lo que decidas te seguiremos. Mi apoyo ya lo tienes.-[/Ezra] añadió Ezra, sorprendiéndome, porque no había hablado mucho hasta el momento, aunque supongo que con Elle sí. Ella era capaz de llegar a todo el mundo.

    – [Idris]Cuenta con mi falo, digo con mi hacha.[/Idris] – bromeó Idris. Me fijé en que Elle le miraba, algo había debido pasar entre ellos y no me había dado cuenta hasta el momento. Siempre estaban tan unidos que eran los últimos a los que me imaginaba peleados.

    – [Jane]Si lo intentas, puedes ser todavía más ordinario[/Jane].- le reprendió Jane delante de todos.

    – [Idris]¿Nabo? ¿Máquina del amor? ¿Drisín?[/Idris] – Idris se lo tomó como un reto y parecía a punto de darle un ataque de risa.

    – [Jane]Kaylee, ponle el mute también a este[/Jane].- escuché que le pedía a Kaylee. Lexie frunció el ceño, molesta.

    – [Dante]Dejad hablar a Elle, coño.[/Dante] – intervino Dante.

    Elle tomó aire y cerró los ojos. Kaylee se colocó a su lado y le dio la mano. Jane entrecerró los ojos y se colocó al otro lado, dándosela también, como si quisiera dejar claro que la mejor amiga era ella. Elle las miró y sonrió. Quise creer que empezaba a ser consciente de que contaba con el apoyo de todos.

    – [Elle]Amy ha tenido una visión: se acerca la siguiente fase de las pruebas[/Elle]. – por fin empezaba el tema en cuestión.

    Amy se acercó y escuché con atención. Le di la mano a Lexie y noté lo suave que la tenía. – [Amy]Los mundos son los siguientes: Egipto, Japón feudal, Revolución Industrial, Vikingos y USA de los 50 a los 90[/Amy].- enumeró con voz monocorde, distanciada emocionalmente. Las visiones le pasaban factura y parecía que estaba de ellas hasta las narices, por no decir algo más ordinario.

    – [Jane]Podemos preparar una hoja de celdas[/Jane].- propuso Jane. No era mala idea, necesitábamos algo para mantener las cosas anotadas y organizadas.

    – [Henry]Tenemos algo más avanzado que las hojas de celdas.-[/Henry] intervino Henry. Caminó hasta el ordenador de la biblioteca, en el que había estado trabajando para recuperar los libros digitales que contenía, y después de un rato se formó una imagen en mitad de la sala. Allí estaban los rostros de cada uno de nosotros. Elle alargó la mano y tocó su imagen, arrastrándola en el aire.

    Jane se cruzó de brazos, molesta porque no usaran su idea.

    – [Noah]Por lo que sabemos del mundo de los vikingos, es donde estaba Onoskelis y el aesir Alastair el Azul.[/Noah] – empecé a explicar, colocándome cerca del holograma. – [Noah]Los Moondies vieron a Elliot en ese mundo.[/Noah] – recordé. Bill lo había visto allí, pero con el tiempo aquella visión se había perdido en las notas de mi padrino.

    – [Jane]¿Onoskelis es la cadena malvada? Mi hermano pequeño no puede ir[/Jane].- intervino Jane.

    – [Noah]En teoría, ya ha ido.[/Noah] – respondí. Yo tampoco estaba muy a favor de ponerles en peligro, pero ya lo habían estado antes y si la historia se había contado así, no podíamos cambiarla. – [Noah]No podemos cambiar las cosas.[/Noah] – añadí. Además, Onoskelis había sido un demonio puro pero a Alastair y a Bill les había ayudado. De hecho ahora llevaba una vida adolescente perpetua bastante asentada.

    – [Jane]No debería ir[/Jane].- Jane se mantenía en sus trece. Era un problema, pero también era admirable como protegía a sus hermanos. Esos eran el resumen de sus motivos para no ser la líder pese a que por naturaleza lo pareciera. Era demasiado protectora y también muy práctica.

    – [Owen]Te voy a ahorrar trabajo y voy a ir con él. ¿Te parece bien? -[/Owen] sugirió Owen dando un paso adelante. Jane parecía más conforme.

    – [Ruby]Yo les protegeré[/Ruby].- apuntó Ruby, con orgullo. Era toda una heroína, Jane podía estar segura de que le protegería en todo caso.- [Ruby]¿Dónde pensabais ir los dos solos?[/Ruby] – preguntó, sonriendo con seguridad.

    – [Elle]Owen, Ruby, Elliot.[/Elle] – Elle empezó a mover las caras de cada uno a los grupos y miró a Jane mientras lo hacía. Asintió con pesar, sabiendo que no quedaba más remedio. – [Elle] Xander y Dante van al mundo vikingo también[/Elle].- decidió. Era una buena idea, los aesir en el mundo poblado por seidr.

    Xander asintió, conforme y Dante no objetó nada.

    – [Noah]Vale. Egipto. La Daë creo que era Na’amah, la diosa demonio.[/Noah] – la Guardiana a la que se había enfrentado mi padrino. No iba a ser un mundo fácil porque de ella se decía que había sido destronada por una diosa mayor.

    – [Idris]Venga, vamos a lo obvio. Tiene que ir gente tostadita.[/Idris] – bromeó Idris. Lo cierto es que no le faltaba razón, pese a que fuese extraño tener que pensar así. – [Idris]Pero a mí el calor no me viene muy bien, salvo el humano.[/Idris] – añadió, esperando quitarse del medio. Lo cierto es que para el poder de Idris, no era muy buen mundo. Aunque el hielo les habría venido bien, usarlo allí le habría producido mucho desgaste.

    Elle se paró a pensar.- [Elle]Niall…Nate…[/Elle]- Henry se ocupó de ayudarla a mover las imágenes de cada uno.

    – [Kaylee]Sophie, Mike y Zahra[/Kaylee].- resolvió finalmente. Ninguno se conocía en exceso, pero las habilidades de teriántropo de Mike y Niall podrían venirles bien. Zahra era una superviviente en un entorno hostil y la magia y los poderes de Sophie rematarían el equipo. Elle no quería tomar el mando, pero una vez lo había hecho, estaba tomando unas decisiones ideales.

    – [Noah]Japón feudal. La daë de escorpio era de allí, una hechicera llamada Qiu Lanying.[/Noah] – añadí.  La madre de Sophie, Aphrodite, se había enfrentado a ella y era una oponente a tener en cuenta. De ella se sabía poco.

    – [Elle]¡Cole![/Elle]- llamó con alegría. Él asintió y sonrió haciendo una reverencia.

    Lexie se acercó sigilosamente y puso una mano en el hombro de Kaylee, que la miró sorprendida antes de deshacer el hechizo.

    – [Lexie]¡TE VOY A ARRANCAR LOS PELOS DE CUAJO![/Lexie]- espetó, enfadada.

    – [Kaylee]¿Quieres quedarte muda otra vez?[/Kaylee] – Lexie la fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Las dos habían aprendido a respetarse después de sus problemas en el pasado.

    Entonces, sin decir nada, delante de todos, Lexie abandonó su aspecto original y se presentó ante nosotros como una muchacha de rasgos asiáticos a la que aún no conocía. Lexie tenía tantos aspectos gracias a su genética de tanuki que dudaba sobre si algún día los conocería todos. Había visto casi una docena de ellas y, aunque no me atrevía a decírselo personalmente, no podía evitar encontrarlas a todas atractivas, especialmente sabiendo que era ella misma.

    – [Elle]Pues Lexie también[/Elle].- indicó Elle, dedicándole una sonrisa a la que Lexie correspondió, volviendo a su aspecto original.

    – [Noah]El idioma puede ser un problema.[/Noah] – comenté. Lexie tenía ascendencia asiática, pero su padre nunca había estado presente y se había criado sin saber nada de sus «raíces». Sí, el audífono que ahora llevaba con bastante más alegría, tenía funciones de traducción, pero eso no le permitiría hablarlo con fluidez.

    – [Elle]Bowie puede ir[/Elle].- propuso.- [Elle]Y tú si quieres[/Elle] – añadió. Elle sabía lo que se hacía. No quería elegir sitio, pero se había dado cuenta de que quería ir con Lexie. Le sonreí y asentí.

    – [Laura]Me gustaría ir a Japón[/Laura].- propuso Laura de pronto.- [Laura]Y alejarme de la gente que conozco[/Laura]. – Henry mantuvo la mirada fija en las imágenes mientras lo decía. Entre ellos había pasado algo complicado.

    Elle asintió y con eso se terminó el grupo de Japón. Ése, el de Egipto y el de los Vikingos iban a resultar difíciles. En Japón teníamos a una persona que lo entendería y otra que lo hablaría, pero solo una que encajaría bien físicamente. En Egipto más o menos podrían encajar todos, pero ninguno entendería nada. Y en la era de los Vikingos, los aesir pasarían desapercibidos, aunque Ruby llamaría la atención, pero tampoco ninguno sabía hablar el idioma.

    – [Noah]Tenemos un problema con el idioma en Egipto y la era Vikinga también.[/Noah] – expliqué. Nos quedamos todos en silencio unos minutos, pensándolo. Eran mundos peligrosos para Vera que no tenía poderes.

    Finalmente Henry, más en silencio de lo habitual, se acercó a Elle y le tendió unos aparatos similares a los audífonos de Lexie. – [Henry]Esto traducirá, como el de Lexie pero sin mejoras de audición.[/Henry] – explicó brevemente. Elle entregó uno a cada equipo, guardando el tercero para el mundo al que no fuera Vera, por si acaso. Más tarde Henry me explicaría que no había podido conseguir más con los materiales que teníamos allí. Aquello ya era todo un milagro y se lo debíamos a él, pero viendo que le pasaba algo con Laura, no quise decirle nada allí para que las miradas no se centraran en él.

    – [Noah]La…eh. El mundo que parece la segunda guerra mundial por lo que ha visto Amy. No estoy seguro de quién será Daë.[/Noah] – confesé. Era un mundo complejo. Por el aspecto, habría dicho que Julia, pero también podría haber sido el mundo de Géminis, el del demonio al que se enfrentó mi padre…cualquiera de los que quedaban salvo el de Ofiuco quizá.

    – [Chloe]APUNTA A MI HERMANO EN ESE MUNDO Y NO PREGUNTÉIS, PRETTY PLEASE[/Chloe].- gritó Chloe a toda velocidad. Vi que tenía los ojos muy abiertos.

    – [Julia]Yo voy donde vaya mi culito prieto favorito[/Julia].- se unió Julia. Ezra evitó mirarla, sonrojado. Chloe fijó la mirada en ella alzando una ceja.

    – [Elle]Henry, ¿te ves en ese mundo?[/Elle]- preguntó Elle, después de que este moviese a los demás.

    – [Henry]Sí… puede estar bien.-[/Henry] era el hombre de la tecnología, si alguien podía encajar, era él.

    – [Lekwaa]Yo puedo ser el cuarto. Si queréis.[/Lekwaa] – se ofreció Lekwaa. Era un hombre muy enigmático, hasta el momento no había tenido oportunidad de hablar con él, pero lo intentaría en el futuro.

    – [Julia]Pues parece que voy a tener trabajo[/Julia].- replicó Julia, chasqueando la lengua. También tenía ganas de hablar con ella. A fin de cuentas, venía de nuestro futuro y esta nave había sido una vez su hogar.

    Ya solo quedaban dos mundos. – [Noah]USA. Desde los 50 a los 90 parece ser. Amy vio una zona residencial pero también vio detalles culturales mezclados por…ciudades.[/Noah] – era un mundo complejo, una época con muchos cambios y todos metidos en un espacio tan pequeño. Parecía una olla exprés a punto de reventar.

    – [Elle]Jane, Chloe y yo[/Elle].- propuso Elle. Chloe dio un salto, seguramente alguna de esas épocas habría vuelto a estar de moda en el futuro.- [Elle]Con Idris[/Elle] – añadió.

    – [Idris]Yuju.[/Idris] – sonrió, a punto de hacer un chiste.

    – [Owen]Bien rectificado a tiempo.-[/Owen] dijo Owen. Me quedé pensativo un momento mientras movían las imágenes. Entonces entendí el chiste y por qué no lo dijo.

    – [Noah]Eso nos dejaría con la revolución industrial. Tampoco tengo claro al Daë. [/Noah] – me encogí de hombros, sintiendo no ser de más utilidad. Lexie me agarró del brazo y sentí una reconfortante sensación golpearme, poniendo patas arriba mi estómago.

    – [Kaylee]Leo y yo[/Kaylee].- sugirió Kaylee. Él no dijo nada, seguía en silencio como casi todo el tiempo. Me pareció buena idea, mi hermano y Kaylee necesitaban urgentemente solucionar lo que les pasaba. – [Kaylee]Y mis hermanas por si nos venimos arriba[/Kaylee]. – añadió. Traté de quitarme la imagen de la cabeza.

    – [Idris]Voy a ir imprimiendo preservativos.[/Idris] – dijo Idris. Estuve a punto de gritar, pero intenté no pecar de «mojigato». A fin de cuentas mi casa siempre había sido muy libre.

    – [Noah]Hablando de imprimir. Henry y yo hemos preparado una cosa.[/Noah] – comenté, esperando cambiar de tema mientras terminaban de colocar toda la información en el panel visual.

    El día anterior habíamos arrastrado a todos ellos, algunos con menos ganas, otros con mucha resaca, hasta el escáner de la impresora de ropa para que sacase los trajes con las medidas exactas.

    Eché a correr y los recogí todos del armario del gimnasio donde los habíamos dejado, después de un día entero imprimiéndolos. Fui mirando los colores y haciendo memoria del color que había dicho cada uno. Para cuando se dieron cuenta, tenían los trajes en la mano.

    – [Noah]Son una especie de armaduras que os protegerán bastante y apenas se notan debajo de las ropas de época.[/Noah] – desde luego no eran como la Piel de Fafnir de mi tía Sarah, pero eran una buena marca blanca. Nos mantendrían protegidos e identificados. Además, un equipo tenía que tener un traje.

    Dejamos un rato para que algunos fueran a probarse los trajes mientras que otros simplemente los guardaron para más tarde. Yo me puse el mío en un parpadeo. Era flexible, pero muy resistente. Estaba esperando escuchar la voz de Idris diciendo «Es como si no llevara nada…llevara nada». Porque lo cierto es que….bueno, no se notaba.

    – [Jane]Como Elle no lo va a decir, lo digo yo: hace falta un/a líder en cada grupo[/Jane].- empezó a decir Jane. Hizo una seña a Henry que empezó a probar formas de marcar cuál era el de cada grupo. Al final optó por ponerle un borde dorado a la imagen.- [Jane]Por cuestiones de tiempo, los he elegido yo: en la usa 50-90 será Elle, en egipto Nate, en los vikingos Xander, en la revolución industrial Kaylee, el mundo en guerra para Ezra y japón para Lexie[/Jane].- explicó. Me tomé un momento para valorar las decisiones y me sorprendió que Jane hubiera sido tan correcta.- [Jane]Es orientativo y podéis hablarlo[/Jane]. – añadió.

    – [Xander]Si alguien no está de acuerdo, que levante la mano.[/Xander] – preguntó Xander.

    – [Jane]Eso, levantad la mano si no estáis de acuerdo con el trabajo[/Jane].- replicó frunciendo el ceño. Nadie lo hizo, no porque le tuvieran miedo, que también, si no porque estaba muy bien hilado. Había evitado ponerse a ella de líder en el suyo, había elegido al «mayor» en egipto, confiado en Xander en el que iban sus hermanos, nombrado a Ezra que tenía experiencia en la guerra, elegido a Kay en el suyo y a Lexie, que no aceptaría muy bien las órdenes del resto pero sabría mandar, en el de japón.

    – [Owen]Es como si no llevara nada, llevara nada, llevara nada…-[/Owen] escuché decir a Owen, ya con su traje puesto. Movió el culo como en el ya histórico ‘gif’ y Amy fingió tener arcadas. Eso sí, el azul le sentaba bien.

    Xander carraspeó para hacerse oír. – [Xander]Y necesitamos…nombres clave.[/Xander] – comentó. Hubo algunas risas, Xander y yo ya estábamos acostumbrados a los trajes y los nombres en clave, tanto por utilidad como por…bueno, placer culpable. – [Xander]El que controla todo esto habrá empezado a escuchar hablar de nosotros. No es seguro y más si tiene algo que ver con el Soberano.[/Xander] – no le faltaba razón, lo que menos necesitábamos era darles pistas sobre el futuro o llevarlos directamente a la Tierra. El futuro del Soberano era nuestro futuro, así que no podíamos cambiarlo si queríamos seguir aquí.

    – [Idris]Drizz porque Coquito Fresco es muy largo y Menta Fresca también.[/Idris] – comentó Idris. Llevaba años intentando que le llamaran ‘Drizz’ por el juego de palabras con su nombre y el del elfo oscuro, pero no había tenido éxito. Ahora se iba a asegurar.

    – [Leo]Aslan.[/Leo] – dijo mi hermano. Kaylee le miró fijamente.

    – [Kaylee]Freya[/Kaylee].- respondió con una sonrisa en los labios. Se miraron fijamente y Amy puso los ojos en blanco. Me estaba perdiendo algún chiste.

    – [Amy]A ver si folláis ya, porque me estáis dando angustia[/Amy].- se quejó. – [Amy]Luperca[/Amy]. – dijo con un gesto de la mano.

    – [Xander]Balder.[/Xander] – dijo Xander. Muy apropiado en el mundo en el que iba ahora.

    – [Dante]Ford.[/Dante] – dijo Dante, bastante discreto.

    – [Mike]Raphael.[/Mike] – dijo Mike. Me pregunté por quién había elegido ese nombre.

    – [Elliot]Edmond.[/Elliot] – el de Elliot si estaba más claro, le gustaba ‘El Conde de Montecristo’. Era como Jane Eyre para su madre.

    – [Lekwaa]Lekwaa.[/Lekwaa] – dijo él.

    – [Lexie]Este no lo ha pillado[/Lexie].- se burló Lexie.

    – [Lekwaa]Ya tenía uno y estoy acostumbrado a él.[/Lekwaa] – reafirmó. Estaba claro que ‘Lekwaa’ era un alias ya de por sí. A mí se me había presentado como ‘Hotah’.

    – [Jane]Yuna[/Jane].- replicó Jane con orgullo. Pillé a Xander mirándola entusiasmado, pero disimuló antes de que nadie más lo viera.

    – [Lexie]Chanel[/Lexie].- respondió Lexie.

    – [Elle]Luperca es muy largo, Cactus. Piensa otra cosa[/Elle].- le sugirió Elle, sonriendo tímidamente.

    – [Amy]Tengo uno: Luperca[/Amy].- dijo ella, cruzándose de brazos. Elle debía estar intentando que se pusieran los apodos de cuando eran pequeñas, pero Amy no se estaba dando cuenta.

    – [Elle]Es muy largo[/Elle].- suspiró.

    – [Amy]L…Luperca[/Amy].- añadió. – [Amy]Loba[/Amy].- dijo finalmente.- [Amy]Y no lo cambio más[/Amy]. – sentenció. Elle dejó de intentarlo, poniéndose a pensar uno para sí misma, algo decepcionada.

    – [Noah]Drake.[/Noah] – dije, por el dragón.

    – [Ezra]Rainer.-[/Ezra] eligió Ezra.

    – [Cole]Kosa.[/Cole] – se sumó Cole.

    – [Ruby]Jade[/Ruby].- dijo Ruby. Es curioso, pensaba que Ruby ya era un apodo, pero al parecer no.

    – [Niall]Amadeus. Mejor, Gaga. No espera, Rupaul.-[/Niall] Niall cambió varias veces de apodo, pero todos le pegaban. Dejé salir una sonrisa.

    – [Nate]Belair[/Nate] – dijo Nate, el mayor fan del ‘Príncipe’ que existía en el mundo.

    – [Bowie]Bowie[/Bowie].- propuso ella. Nadie la contradijo, mientras no la llamaran Rainbow Echolls, su existencia era bastante desconocida e inesperada.

    – [Sophie]Afrodita[/Sophie].- eligió Sophie. Sonreí, me gustó que eligiera algo en honor a su madre.

    – [Julia]Dildo[/Julia].- escuché decir. Al principio pensé que era Idris pero la voz no encajaba y él ya había elegido.

    – [Jane]No pienso dejar que te pongas ese nombre[/Jane]. – replicó Jane, mirando a Julia.

    – [Julia]Vibrador[/Julia].- dijo. Jane volvió a negar.

    – [Julia]Conso…lador[/Julia].- siguió.

    – [Jane]Julia dice que se va a llamar Tifa[/Jane].- decidió Jane.

    – [Julia]No he dicho eso[/Julia]. – se quejó.

    – [Idris]Eso es por las tetas, que se te ve el plumero Jane.[/Idris] – intervino Idris, riéndose a carcajada limpia.

    – [Jane]Claro que sí, Tifa. Apunta, Henry[/Jane].- dijo. Vi cómo le guiñaba un ojo a Idris.

    – [Elle]Estabas entre eso y Lara[/Elle].- bromeó Elle.

    – [Julia]Mierda, me podía haber puesto TIJERA[/Julia].- pensó en voz alta, haciéndoles un símbolo bastante gráfico con las manos a Jane y Elle, que la ignoraron.

    – [Henry]Tesla.-[/Henry] dijo Henry.

    – [Chloe]Yo quería ser Chanel[/Chloe].- se quejó Chloe, molesta. Seguramente se habría quejado más si no hubiera idolatrado a Lexie.

    – [Owen]Yo también.-[/Owen] se unió Owen.

    – [Vera]Sansa[/Vera].- intervino Vera, después de pensarlo.

    – [Lexie]Puedes ser Prada[/Lexie].- le recomendó Lexie. Chloe asintió, encantada. – [Lexie]Y tú Lobo[/Lexie]. – dijo mirando a Owen.

    – [Amy]No puede ser Lobo porque no es un lobo. Yo no hago las reglas[/Amy].- se apresuró a decir Amy. Todo el mundo sabía ya lo que pasaba entre ellos y las terribles implicaciones de aquella visión.

    – [Jane]Leo tampoco es un león[/Jane].- respondió Jane. Leo las observaba fijamente con unos ojos que siempre habían parecido bastante felinos.

    – [Amy]Se llama Leo. De Leo a león…[/Amy]- se defendió Amy. Era una suerte que volvieran a llevarse medio bien. Si no, mi hermano habría acabado muy solo.

    – [Owen]Morningstar.-[/Owen] dijo Owen.

    – [Jane]Te pega como a un santo un par de pistolas, hijo mío[/Jane].- le soltó su hermana.

    – [Owen]¿Prefieres Lucifer?-[/Owen] preguntó él.

    – [Xander]Cambiadme el mío por Lugh, acabo de recordar que había un Balder en la Iniciativa.[/Xander] – comentó Xander, incómodo por molestarles. Henry iba cambiando los apodos como podía. Jane y Owen estaban absortos debatiendo el apodo de éste y no preguntaron quién era Balder, que era una especie de «tiastro».

    – [Jane]Snake[/Jane].- propuso Jane.- [Jane]Pero me gustaba Lobo[/Jane].- admitió.

    – [Owen]Solid.-[/Owen] dijo Owen.

    – [Julia]Mira que me lo ponéis fácil…[/Julia]- dijo Julia mordiéndose el labio.

    – [Idris]Así estabas en el armario.[/Idris] – bromeó.

    – [Owen]A callar Liquid.-[/Owen] le replicó. Al final se quedó como Solid.

    – [Elle]Yo seré Coco[/Elle].- dijo ella.

    – [Jane]¿Como la del Crash?[/Jane]- preguntó Jane sonriendo. Idris la miraba esperanzado.

    Elle se encogió de hombros. – [Elle]Estos labios están sellados[/Elle]. – dijo sonriendo.

    – [Julia]¿Y los de abajo cielo, cómo están?[/Julia] – preguntó Julia.

    – [Elle]A ti te lo voy a decir, chata.[/Elle]- respondió echándose a reír.

    Zahra se acercó a Elle y le susurró algo al oído, seguramente su apodo. Al cabo de un rato, en la pantalla apareció «Zahir».

    Cuando por fin conseguimos organizarlo todo, Elle decidió descansar y se retiró a un lado a hablar con Jane y Kaylee. Volvieron a formarse varias conversaciones a la vez en un murmullo que esta vez sonaba menos ensordecedor. En lugar de ruido, empezábamos a parecer las notas de una sinfonía.

  • EL CONSEJO DE DOMINIC

    MIKE SOLO-NOVAK

    MAÑANA – LUNA VILTIS, LA KVASIR

    Me levanté bastante temprano aquella mañana. Ni Idris ni yo habíamos conseguido descubrir como bajar las persianas o tapar de alguna forma las ventanas, así que después de unas seis horas de sueño, la luz del sol me despertó completamente.

    Aproveché que muchos seguían dormidos para darme una ducha que me despejase. En cuanto el agua me empezó a caer por la cara me sentí mucho más despejado. Aún era muy pronto así que decidí estrenar el gimnasio de la planta inferior durante un rato, prefería hacerlo en ese momento que no habría nadie. El ejercicio terminó de despejarme y un rato más tarde había vuelto ya a darme una ducha y me encontraba relajado en la biblioteca de la planta baja frente a un té de hierbas cuya combinación no conocía exactamente. Por suerte me había asegurado antes de hacérmelo de que no tuviese rastro de té negro, aquello era veneno para el cuerpo, parecido a las bebidas energéticas que ya estaban empezando a dar problemas a algunos adultos.

    Pasé un rato revisando distraídamente algunos de los libros en papel impreso. Todavía no me había familiarizado con la biblioteca digital que tenía la nave y Henry había dicho que seguía trabajando en restaurar los errores de corrupción de información en la «inteligencia» de aquél aparato. Así que me mantuve apartado, sin que me costase demasiado, para leer, nada se comparaba con la magia del papel impreso, por muy cómodas que fuesen otras opciones.

    Entre todos aquellos libros distinguí varios relacionados con biología humana y sobrenatural. Estuve tentado de abrirlos, si volvía a la tierra con esos conocimientos, podría avanzar la medicina siglos, pero jugar a ser dios nunca había ayudado a nadie. A veces hay que tener fé en que las cosas son como son por una razón.

    Me senté en una de las mesas aisladas, las que estaban en una especie de cabinas de cristal insonorizadas. Desplegué allí las anotaciones que llevaba encima cuando me vi inmerso en toda aquella odisea. Me tomé unos minutos para colocarlo todo como en mi propia oficina, de todas maneras no tenía pinta de que fuéramos a irnos de allí muy pronto y había espacio suficiente como para que Noah y  alguno de los demás tuviese su propio rincón.

    Cuando todo estuvo listo, saqué el último objeto que me quedaba en el bolsillo interior del maletín, uno que sabía que estaba allí pero con el que no había interactuado a ese momento: la esfera Daë. La coloqué sobre la mesa y observé cómo se mezclaban el azabache y el marfil en una danza sin fin, regalando tonos de un color plata muy llamativo. Noah nos había dado a todos una clase rápida de lo que significaban. A grandes rasgos, pertenecía a ‘Auros’ y ‘Umbros’, pero si comparabas mi disco con el de Elle por ejemplo, se notaban diferencias. El azabache no era oscuro, ni profundo, tenía matices rojizos y el marfil no era níveo, aunque sí uniforme y pulcro. Lo más probable es que mi esfera significase que era ‘Orden’ y ‘Caos’, como mi madre, mientras que Elle era ‘Luz’ y ‘Oscuridad’ como sus padres.

    Meditándolo bien, tenía sentido. Siempre había impuesto bastante orden en mi vida y lo había conseguido en cierta manera, sabiendo disfrutar de momentos de improvisación. Pero con el ataque de aquél animal, el caos se había hecho parte de mí y ahora éramos dos caras de una misma moneda. Una que había costado mucho trabajo equilibrar.

    Llevé una mano sobre la esfera y me dejé llevar por los pensamientos. Me apetecía hablar con mi madre, mis padres siempre habían sido una referencia a la que acudir cuando hacía falta y ahora resultaba incómodo tener que recurrir a ese artefacto para hacerlo.

    La teoría nos la habían explicado ya a todos los que lo habían usado ya. Te centrabas en pensar en algo y aquello te conectaba a alguien de tu grupo elemental. No siempre era directo, a veces pensabas en algo y te conectaba con alguien que pensase en lo mismo, como a Xander con la Daë.

    Aquello me recordaba más a rezar que a llamar por teléfono. Ponías tu fé en ello y esperabas una respuesta, solo basándote en tu fuerza de voluntad. A veces le había preguntado a mi madre cómo conservaba la fé después de todo lo que sabía sobre biología. Ella siempre me decía que todos necesitamos algo a lo que aferrarnos y que esa fuerza de voluntad, esa fé en algo más grande que todos, la había salvado de ser un monstruo. Hasta hace poco no lo había entendido. Me había reconciliado con la fé después de poner mis oraciones en no convertirme en una bestia sedienta de sangre, funcionó. La fé no cura, los milagros mágicos no existen, pero sí he visto milagros. La fé no es un ser mágico que alce la mano y te sane, actúa a través de nosotros, nos da esperanza, nos hace seguir intentándolo cuando todo parece perdido. Si no, todo sería caos.

    Al cabo de un rato, noté que había alguien más allí. Es extraño, porque como humanos nos acostumbramos a algunas sensaciones de nuestros cuerpos de manera que no nos damos cuenta de que están ahí. Una de ellas es la sensación de estar cerca de otra persona, de la que perdemos noción porque los percibimos con otros sentidos más prioritarios. Pero con aquello, notaba su presencia, sin saber muy bien quién era.

    – [Mike]¿Quién hay ahí?[/Mike]

    – [Dom]Dominic. ¿Mike, eres tú? – [/Dom] la voz llegaba perfecta a mis oídos, solo que nadie más podía escucharla. Me resultaba desconcertante tratar de pensar en cómo se producía aquello, quizá hablaba directamente en mi mente, pero no conseguía diferenciarlo.

    – [Mike]¿Señor Williams?[/Mike] – pregunté. Traté de hacer memoria y fijé en mi mente el plano que había dibujado Noah. El padre de los gemelos estaba en ‘Orden’, igual que yo. – [Mike]Estaba tratando de contactar con mi madre para hablar de Jane.[/Mike] – pensé en voz alta. Eso debía habernos reunido, pensar en su hija.

    – [Dom]Puedes llamarme Dom.  -[/Dom] su imagen se hizo más visible delante de mí. Seguía teniendo una constitución robusta, sin que los años hubiesen hecho demasiada mella en él por su genética de aesir. En su día, sin conocerle, debía haber hecho cruzar de acera a mucha gente. Pero lo cierto es que era una persona muy agradable. Me fijé en que aferraba en la mano una cadena de oro con un pequeño crucifijo. Quizá no era solo Jane lo que teníamos en común. – [Dom]¿Se encuenta bien? ¿le ha pasado algo a mi niña?-[/Dom] lo decía con la determinación de cruzar el espacio-tiempo que nos separaba y arreglarlo por sí mismo.

    – [Mike]No, no. En principio estamos todos bien. Seguimos en la nave.[/Mike] – los demás ya se habían encargado de avisar a los Moondies que habían podido. Sabíamos por experiencia propia que los años no habían mermado su unión porque habíamos asistido a muchas reuniones entre ellos. Como los ‘Runaways’ pero con héroes en lugar de villanos. – [Mike]Quería seguir con la investigación, el poder de Jane es clave para todo lo que sabemos sobre poderes y con Omega allí, puede ser la solución pacífica.[/Mike] – sí, ahora mismo estábamos al otro lado del universo, en un lugar donde el tiempo no seguía ninguna ley racional, pero eventualmente el objetivo era volver a casa y cuando lo hiciéramos, tendríamos que enfrentar otro problema. ¿De verdad teníamos que recurrir a la violencia para detenerla?

    – [Dom]¿Necesitas algo en concreto?. Puedo hablar con tu madre y pasarte la información.-[/Dom] preguntó, tratando de ayudar.

    – [Mike]No, solo dile que tiene una «llamada» perdida. ¿Quieres que le diga algo a Jane, Owen o Elliot?[/Mike] – era una pena no poder hablar con ellos  en cualquier momento y depender de esa suerte de azar, además de que solo pudiéramos hablar con los de nuestros grupos elementales.

    Dominic se paró a pensarlo. Por un momento recordé su imagen saliendo de la ventana de la casa de los Williams tapándose como podía. Temí que me diera la buena nueva y tuviese que decirles que tendríanun nuevo hermano. – [Dom]Que tengan cuidado y cuiden de ellos.-[/Dom]  dijo finalmente. Respiré aliviado.

    – [Mike]Señor Will… Dominic. ¿Cómo llevasteis ser Daē? [/Mike]- cuando tienes la vida de una persona delante de ti, haces lo que sabes hacer lo mejor que puedes, y aprendes que a veces, no se puede hacer más. Pero ahora estábamos hablando de millones de vidas. Era demasiado para cualquiera.

    – [Dom]Bueno, no fuimos Daës solos. Éramos un equipo.-[/Dom]

    – [Mike]No estoy seguro de que nosotros lo seamos aún.[/Mike] – confesé. Siendo sincero, podía dar ejemplo empezando por mí mismo. Más allá de Idris, Elle, Lexie, Sophie y Dante, no me sentía demasiado vinculado al resto. Sí, habíamos pasado ratos juntos de pequeños y algunos veranos hacía unos pocos años, pero por lo general la cosa se había enfriado y no habíamos mantenido viva la llama. Al final, todos habíamos tenido nuestras vidas y habíamos tomado nuestros caminos.

    – [Dom]Ninguno lo es al principio. Yo no estaba muy integrado en los moondies por aquella época. Dale tiempo.-[/Dom] me quedé pensando. Como hijo de moondies, siempre les había visto tal y como eran, un grupo inseparable, más que amigos, familia. Pero escuchar que en un tiempo no fue así me daba la dosis de realidad que necesitaba para tranquilizarme.

     – [Mike]Lo tendré en cuenta. Tened cuidado por allí. [/Mike]- le recordé. Su rostro se ensombreció un poco, lo de Omega no era fácil para él, no era un enemigo cualquiera.

    – [Dom]Vosotros también.-[/Dom] fue lo último que dijo antes de que su presencia se desvaneciera.

    Volví a guardar la esfera en la maleta y dejé los papeles allí, colocados.

    Salí de la biblioteca esperando encontrarme con alguien, o más bien, no encontrarme con nadie para así no forzarme a interactuar. Pero tenía que hacerlo en algún momento, Dominic tenía razón. Estaba cayendo sin darme cuenta en la clásica personalidad de los profesionales de medicina que no me gustaba, curas a la persona físicamente pero te da lo mismo cómo se sienta antes, durante y después. No quería convertirme en alguien así.

    Pasé la puerta de cristal y me llegó el ruido del gimnasio que hasta ese momento no había percibido por la insonorización de la biblioteca. Elle estaba golpeando un saco que resistía sorprendentemente su fuerza sobrehumana.

    – [Mike]Estas máquinas del futuro son increíbles.[/Mike] – prácticamente no había un solo ejercicio que no pudieras realizar con ellas, era sorprendente. Parecía que quien diseñó aquella nave estaba preparado para que sus ocupantes pasasen una larga temporada en el espacio. Aquél gimnasio sería uno de los pocos sitios donde combatir el atrofiamiento.

    – [Elle]La verdad es que sí.[/Elle]- vi que sonreía pero no dejaba de golpear el saco. El físico de Elle era el máximo a lo que podía aspirar un ser completamente humanoide. Sí, existían otros demonios con mayor fuerza por ejemplo, pero tenían un cuerpo mucho mayor. Los más resistentes tenían un cuerpo más pesado, los más veloces eran más frágiles. Pero Elle y sus madres aunaban todo eso en un recipiente «menor». – [Elle]¿Cómo va todo, Mike? En el juego estuviste ausente.[/Elle] – la escuché preguntar sin distraerse.

    – [Mike]Tienes razón. He estado pensando que quizá tendría que hablar más con el resto.[/Mike]

    Ella se detuvo y cogió una botella de agua que tenía en una esquina. Habíamos encontrado varias precintadas y almacenadas junto a otros elementos del gimnasio en los armarios de la pared frontal.

    – [Elle]Eso será si te sale de manera natural. Tampoco lo fuerces.[/Elle]

    – [Mike]Iré improvisando. La primera ha sido fácil.[/Mike] – a ella ya la conocía bastante gracias a mi hermano y facilitaba las cosas. Con otros no sabría por dónde empezar.

    – [Elle]No sabía que ya había empezado el experimento.[/Elle]- se rió. Elle era una persona muy alegre, así que cuando se juntaba con mi hermano, parecía que Vine Cleveland estaba cerca.

    – [Mike]Es más fácil sin mi hermano por aquí.[/Mike]

    – [Elle]Estamos en una pausa.[/Elle]

    – [Mike]¿Cuándo le habíais dado al play?[/Mike] – pregunté en un intento de acercamiento entre nosotros. Después me di cuenta de que podía sonar mal, pero ya era tarde.

    – [Elle]Oye, eso es un golpe bajo.[/Elle]- replicó ella riéndose. Menos mal que Elle no se tomaba a mal las cosas.

    – [Mike]Si necesitas contarme algo…Idris no es muy claro a veces con sus sentimientos.[/Mike] – le ofrecí. Mi hermano era muy buena persona, pero muchas veces le tomaban por quien no era. En ese sentido éramos opuestos, yo tendía a escuchar y él solía hablar porque los silencios le incomodaban.

    – [Elle]No estoy en mi mejor momento.[/Elle]- explicó. Su alegría se ocultó en algún lugar donde no podía verse. -[Elle] Y no quiero arrastrar a nadie conmigo.[/Elle] – añadió.

    – [Mike]¿Es por esa mujer?[/Mike] – había escuchado que el grupo del «Imperio Romano» había conseguido proteger a la Daë pero habían tenido problemas. La hermana mayor de la Daë, una muchacha que les había ayudado, había muerto. Elle había heredado el don de su padre y había tratado de curarla, pero no había sido capaz. Era perfectamente normal que un suceso así pudiera con ella.

    – [Elle]Es… por todo.[/Elle]- replicó encogiéndose de hombros. Por esa respuesta supe que aquella muerte había sido el detonante de cómo se encontraba ahora y después habían venido una serie de agobios que en otro momento habría podido soportar.

    – [Mike]Elle, yo no estuve allí, pero estoy seguro de que hiciste todo lo que podías por evitarlo.[/Mike]- no me consideraba muy bueno con las palabras, un hueso roto es más fácil de sanar que un sentimiento de pérdida, pero sí que sabía cómo se sentía porque sabía lo que era perder a un paciente, no por mis estudios si no por la clínica de mi madre. – [Mike]Es horrible, pero a veces hay que resignarse a que no podemos salvar a todo el mundo.[/Mike] – era una desgracia, pero parte de la vida. Para llegar a esa posición hace falta mucho camino. La diferencia estaba en que yo había elegido esa vía con todas sus consecuencias, Elle no.

    – [Elle]No me gusta esta vida.[/Elle]- aseguró. – [Elle]Yo no quiero cargar con el peso del mundo sobre mis hombros.[/Elle]- me fijé en sus ojos, parecía cansada, con menos energía de lo habitual.- [Elle]Mi familia aún tiene secuelas de todo lo que tuvieron que hacer para que la historia vuelva a repetirse.[/Elle] -asentí. Mi madre siempre había sido muy cercana a la suya y sabía bien cómo era Sarah.

    – [Mike]Hay cosas en la vida sobre las que no tenemos control. Y lo mejor que podemos hacer en esos casos es ser fiel a quien somos.[/Mike] – me apoyé en una de las máquinas y desvié la mirada al suelo. – [Mike]Eres buena persona Elle, te afecta mucho lo que le pase a los demás y la parte más difícil de ver morir a alguien es decidir entre convertirte en alguien que rechaza esa empatía o seguir siendo quien eres pese a que duela[/Mike] – el perfecto ejemplo de lo que decía antes. Puedes convertirte en un profesional de la medicina que ve algo que curar y cuando sale de su oficina esa persona deja de existir o resistir las emociones negativas y tratar de ayudarles y lidiar tú mismo con llevarte ese peso a casa o conseguir contenerlo.

    – [Elle]No sé qué es, pero siento que este no es mi sitio, que estoy llevando la vida de mi madre, no la mía.[/Elle]- suspiró con una clara presión sobre su espalda.

    – [Mike]Eso es porque tu madre ha sido una gran persona. No tengas miedo en ser como ella.[/Mike]

    – [Elle]Mis madres son maravillosas y mi padre también, pero me siento encerrada y obligada a vivir una vida que no encaja conmigo.[/Elle]- reconocía perfectamente lo que le estaba pasando.- [Elle]No he sido capaz de comprometerme a tener una relación seria con Idris y llevamos juntos desde hace mil años.[/Elle] – añadió. Respecto a mi hermano iba a ser mucho más difícil decirle nada, porque evidentemente, iba a defenderle y eso sería una presión en contra a lo que ella sentía.

    – [Mike]Es normal sufrir un cuadro de ansiedad en una situación como la que has pasado.[/Mike] – admití. Me di cuenta de que estaba siendo demasiado «médico» y Elle no necesitaba un diagnóstico, solo alguien que la escuchase. – [Mike]Yo tengo muchas cosas en común con mi madre, pero no creo que nadie piensa que sea Mara. ¿Habría preferido seguir en la Tierra y no dejar mi trabajo de ayudar a la gente? Sí. Pero ya estamos aquí y lo mejor que puedo hacer para seguir siendo Mike es atender a los que pueda en este nuevo lugar.[/Mike] – hay cosas superiores a nosotros mismos que no podemos controlar. Cuando pasan, solo podemos acostumbrarnos y hacerlo lo mejor posible.

    – [Elle]Es diferente.[/Elle]- dijo.- [Elle]Tu madre decidió ser una moondie.[/Elle]- añadió. No lo tenía tan claro por los retazos de historia que había escuchado. Mi madre nunca había sido una heroína clásica. Ella salvaba vidas de otra forma, sin luchar, sin grandes hazañas, y siempre la había respetado por eso.- [Elle]Mi madre no tuvo elección.[/Elle] – apartó la mirada, con pesar.

    – [Mike]Mi madre no decidió ser vampiresa ni licántropa, Elle. Ella decidió ser humana y no tuvo opción.[/Mike]

    – [Elle]Lo de tu madre fue una desgracia.[/Elle]- razonó. – [Elle]A mi madre la forzaron a ser la elegida.[/Elle] – tenía razón en parte, pero Sarah no parecía haberse convertido en la persona en la que era obligada por nadie. El altruismo que se veía en ella y que contaban las historias y las miradas de todos los que la conocían demostraba que era por su propia voluntad.

    – [Mike]Quizá deberías hablar con ella. Al principio puede que se viese obligada, pero después…[/Mike]

    – [Elle]Me dirá algo que no quiero escuchar.[/Elle]

    – [Mike]Si no quieres liderar. ¿Por qué lo valoras? Somos muchos.[/Mike] – no iba a ser yo quien la convenciese de qué camino llevar. Ni yo ni nadie, evidentemente, pero yo la conocía aún menos. De todas formas, quería que al menos se parase a pensar por qué veía esa presión si podía delegar en el resto. Mi hermano había bautizado a esta nave la Kvasir para cumplir ese papel entre todos, pero sin embargo ella parecía estar peleando consigo misma.

    – [Elle]No lo sé.[/Elle]- admitió.- [Elle]A veces me siento como Amy, que convive con otro ser dentro que también toma decisiones.[/Elle]

    – [Mike]Tal y como lo veo, tu madre fue elegida porque una fuerza mayor sabía que cumpliría su papel. Tú naciste tal y como eres. Así que la decisión es solo tuya.[/Mike] – no podía darle muchos más consejos. Del mundo sobrenatural tenía conocimientos de biología principalmente, el misticismo se me escapaba y mi fé no estaba basada en magia y milagros.

    – [Elle]¿Sabes cuál es mi mayor miedo? [/Elle]- preguntó, mirándome con esos profundos ojos claros. Negué con la cabeza para dejarla hablar. –  [Elle]Convertirme en alguien del que mi familia no pudiera estar orgullosa[/Elle]

    – [Mike]No puedo hablar por nadie pero yo diría que no puedes cambiar tanto como para que no estén orgullosos. Y si no lo estuvieran, quizá el problema no sería tuyo.[/Mike] – mi madre siempre me había transmitido que la presencia de la familia en nuestras vidas tenía que ser para darnos apoyo y buenos momentos, y si se convertía en una fuente de problemas, lo mejor era cortar lazos. Quizá se debía a que ella misma había pensado años como vampiresa sintiendo que sería una decepción, prefiriendo que la tomasen por muerta. Hasta poco después de adoptar a Idris no se atrevió a volver a aparecer en sus vidas.

    Ella se sentó en el suelo, aún apesadumbrada. – [Elle]Estoy tan sobrepasada por la situación que le he hecho daño a Idris[/Elle].

    – [Mike]Idris se hace el tonto pero no lo es.[/Mike] – traté de animarla como mejor se me ocurría. – [Mike]Habla con él. Lo entenderá[/Mike]

    – [Elle]No quiero[/Elle].

    -[Mike] No te voy a convencer de nada.[/Mike] – en aquello no podía, sabía ni debía meterme. – [Mike]Una cosa, vigila la curva de la muñeca, con tu fuerza casi nada de lo que hay en el gimnasio podría lesionarte pero allí fuera, quien sabe.[/Mike]- no tenía nada que decir de la técnica de lucha de Elle porque de eso sabía mucho más que yo, pero sí me había fijado en que estando acostumbrada a ser más resistente que lo que golpeaba, había cogido una postura de golpear que podía hacerle daño en la muñeca si golpeaba algo extremadamente resistente.

    Me disponía a irme cuando sentí que me agarraba con firmeza y me estrechaba en un abrazo, por suerte no con mucha fuerza. Cuando se separó, no supe qué hacer, así que sonreí y eché a andar hacia la planta principal. Quizá el consejo de Dominic no había estado tan mal.

  • NOCHES SIN DORMIR

    XANDER ECHOLLS

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Me removí en la cama. Notaba raras aquellas suaves sábanas de un tejido que aún no se inventaría en quien sabe cuantos siglos. Me sentía un extraño invadiendo un espacio que no estaba destinado para mí, durmiendo en la cama de otra persona que ya no vivía para disfrutarla, o quizá aún no había nacido.

    Había demasiadas preocupaciones rondando por mi cabeza. Quedaban muchos mundos por visitar y en nuestra primera misión ya habíamos visto morir a alguien cercano. Sin opciones, sin capacidad para hacer nada, sin tiempo para dialogar. Simplemente pasó y no fuimos lo suficientemente rápidos para detenerlo. En el fondo, seguíamos siendo niños y ahora estábamos metidos en una guerra con la que no podíamos lidiar.

    Entre toda aquella madeja de pensamientos, había uno que no conseguía quitarme de la cabeza por varios motivos. Uno era obvio, todos éramos muy jóvenes y estábamos allí, solos, en una especie de casa/comuna, repletos de nervios, así que las feromonas se podían casi tocar, especialmente después del juego de aquella noche. El segundo para mí iba relacionado con el primero. Después de años pensando que Jane y yo habíamos perdido para siempre nuestra amistad, había vuelto a mi vida, y después de resignarme a pensar que jamás estaríamos juntos, aquella noche nos habíamos visto bastante ligeros de ropa y aún más, nos habíamos besado.

    Giré y esperé esa sensación agradable de cambiar al lado fresco de la almohada, pero al parecer en el futuro siempre estabas en el lado fresco. Me puse boca arriba pero notaba inquietud, mi mente no paraba y no conseguía relajarme lo suficiente como para dormir.

    Agudicé el oído y me di cuenta de que Owen no respiraba profundamente ni roncaba.

    – [Xander]Owen, ¿estás dormido?[/Xander] – pregunté. Me sentía como cuando éramos pequeños y me quedaba a dormir en su casa o ellos en la mía. Siempre compartía habitación con Owen pese a que pasaba mucho tiempo con Jane. La realidad era que a Dom y Rebecca les habría dado un síncope  si nos hubieran estado viendo esta noche.

    – [Owen]Me acabo de meter en la cama literal. No soy tan rápido para quedarme dormido.-[/Owen] respondió. Quizá no llevaba tanto dándole vueltas en mi cabeza, pero las noches en vela se hacían eternas y había perdido la noción del tiempo.

    – [Xander]Mi padre sí.[/Xander] – comenté. Dominic solía sacarlo a colación a veces. Se habían marchado juntos hacía unos años a seguir la pista del asesino de los abuelos de Owen y de los míos y habían regresado con anécdotas pero sin conseguir su objetivo. Desde que mis madres y mi padre habían «salido del armario», Dom había empezado a decir que ahora tenía sentido. – [Xander]¿Te importa si te pido opinión de una cosa…de alguien?[/Xander] – pregunté finalmente. No me apetecía molestarle cuando iba a dormir y menos después de haberme prometido no meter a Owen entre Jane y yo.

    – [Owen]¿Por qué tengo la sensación de que se por dónde van los tiros?[/Owen] – no podía verle esbozar una sonrisa, pero en mi mente veía perfectamente su cara.  – [Owen]Anda venga, cuéntame.-[/Owen] dio dos palmadas y la luz se encendió en modo noche. Henry había estado ajustando los gestos y comandos para las luces de las habitaciones y al final había optado por algo que todo el mundo ya conocía, las palmadas.

    – [Xander]Porque soy un libro abierto y llevo media vida enamorado de tu hermana. Así que ahora, volviendo a vernos…[/Xander] – empecé a decir. Estudiar psicología no ayuda a abrirte a los demás de esa manera. A mí me seguía costando trabajo hablar de mis sentimientos, tendía a reprimirlos demasiado y eso hacía que me quedase con cosas sin decir que podrían haber solucionado los problemas rápidamente, o al menos, tener ya una respuesta que asimilar. Pero es como suelen decir, el hábito no hace al monje. Podía dar muchos consejos pero a la hora de la verdad era uno de los que más desbordados estaban por mis sentimientos. Los reconocía, los entendía y los procesaba, mi inteligencia emocional siempre había ido muy bien gracias a mi entorno y a mí mismo, pero cuando entraban en juego las emociones de otros, las ponía por delante de las mías. Y supongo que eso también lo había aprendido de alguien.

    – [Owen]Quieres romper conmigo, lo entiendo.-[/Owen] – bromeó, girándose hacia mí y apoyando la cabeza en el brazo.

    Sonreí. – [Xander]Siempre nos quedará el espacio.[/Xander]

    – [Owen]¿Pasó algo en la piscina? [/Owen]

    – [Xander]Bueno, hablamos.[/Xander] – resumí, no pensaba decirle a Owen que había visto toda la parte trasera de su hermana al desnudo, había límites dentro de la confianza. – [Xander]Pero luego con el beso…[/Xander] – añadí. Habían sido las dos cosas juntas, sumadas a empezar a procesar que volviésemos a hablarnos.

    – [Owen]¿Y cual es la duda Xander? – [/Owen] nunca dejaría de admirar la facilidad con la que parecía enfrentar la vida Owen. Le habría envidiado si no supiera que tras la máscara de indiferencia se ocultaba alguien a quien dolía igual que a cualquier otro lo que le pasase. Quizá más, porque no tenía con quien compartirlo.

    – [Xander]Hasta venir aquí no me hablaba y…no creo que ella me vea de la misma forma.[/Xander] – respondí. Ella misma lo había dicho, que mi poder me permitiese tocarla no significaba nada.

    – [Owen]Ha pasado por mucho, ya lo sabes. Pero no dudes que ella pueda sentir lo mismo por ti. Has conseguido que te vuelva a dirigir la palabra y hasta has conseguido un beso. No esperes salir casado de aquí y con una casa conjunta. Pasos de bebé Xander, pasos de bebé.-[/Owen] me paré un momento a meditar lo que acababa de decirme. Es cierto que no estaba viviendo el presente. Apenas me había permitido disfrutar de volver a hablarnos cuando ya me estaba preocupando por tener algo romántico entre nosotros. Iba demasiado rápido, llevaba tantos años esperando que el tiempo se había convertido en mi enemigo.

    – [Xander]Ya, creo que me estoy rallando antes de tiempo.[/Xander]

    – [Owen]¿Tú, rallado?. Qué vaaaa.[/Owen]

    – [Xander]Bueno ¿y tú qué? Vi que habías ido a hablar con Amy.[/Xander] – no quería monopolizar la conversación en mí. Owen ya me había dado un buen consejo y ahora era el turno de ayudarle en lo que necesitara.

    – [Owen]Sí, al trastero que debería de haber sido tuyo y de mi hermana. La piscina era mía.-[/Owen] puso un gesto dramático, nuestra generación había interiorizado todos los memes de la generación anterior y ya se explicaban solos. – [Owen]Xander… ¿sabías lo de su visión?[/Owen] – preguntó. Mierda – pensé. Había evitado en todo lo posible hablar de cualquier cosa que llevase a la visión de Amy, porque tenía problemas mintiendo, especialmente a mi mejor amigo.

    – [Xander]¿Qué visión exactamente?[/Xander] – no podía responder a la primera de cambio, primero tenía que asegurarme de que era lo que pensaba, porque tenía una promesa que cumplir con Amy.

    – [Owen]Esa en la que muero.[/Owen]

    – [Xander]Vale, ya lo sabes…[/Xander] – suspiré. Tenía suerte de saber que Owen no me guardaría rencor por no habérselo contado. – [Xander]Parte de sus problemas han sido por sus visiones.[/Xander] – le aclaré. A Amy se le vino todo encima cuando Leo se fue, incluidas las visiones. Apenas hablaba de las cosas que veía pero sabía que algunas no eran muy agradables y Amy no tenía forma de saber si se iban a cumplir o no.

    – [Owen]Bueno, creo que esta arreglado. No tengo intención de morirme a corto plazo.-[/Owen] sentenció.

    – [Xander]No podemos dejar que el destino nos impida hacer nada.[/Xander] – respondí. Si nuestro destino lo regía todo, entonces nunca habíamos sido libres realmente y me negaba a pensarlo. – [Xander]En algún lugar de estos mundos está el colgante de mi tía Diana[/Xander] – entre mis preocupaciones habituales también estaba esa, sí, y tenía varios planes que quizá podrían funcionar. La generación de los Moondies había tenido como regalo objetos de los Daë de este cúmulo, así que esos objetos tenían que estar aquí ahora.

    – [Owen]Y crearíamos una paradoja temporal como me lo quedara.-[/Owen] replicó. Sin ese colgante Amy probablemente no nacería, o quizá sí, pero Kaylee y Vera no.

    – [Xander]Pero puede haber más.[/Xander] – por lo que sabíamos podía haber muchas copias. Era una esperanza tenue, pero algo a lo que aferrarse.

    – [Owen]Lo dudo. Tiene pinta de ser objeto exclusivo y de edición limitada.-[/Owen] pese a su respuesta, Owen parecía confiado. Quizá se había resignado a que dependía solamente de ellos.

    – [Xander]Encontraremos algo.[/Xander] – le aseguré. Pensé en la cura que también le habían ofrecido a mi tío Toph, pero Amy nunca dejaría de ser licántropa. Era tan parte de ella como ser humana.

    – [Owen]Bueno voy a echar un pis y por algo de picar. Mucha nave y mucho futuro pero sin neveras y baños en las habitaciones.-[/Owen] respondió poniéndose en pie. – [Owen]No hagas guarrerías mientras no esté.[/Owen] – bromeó.

    – [Xander]Si estoy dormido es que ha sido un dia intenso[/Xander] – aseguré. No llegué a enterarme de cuando volvió Owen, porque me quedé dormido. De tal palo, tal astilla, dicen.

    LA MAÑANA SIGUIENTE

    Cuando me desperté, Owen estaba dormido profundamente. Me fijé que en la mesita había un bote de desinfectante de la cocina y un trapo. No podía preguntarle, así que no le eché imaginación tampoco.

    No es que no fuera a lo que estaba acostumbrado, pero lo primero que pensé fue en Jane. Owen me había dado un buen consejo, pero necesitaba terminar de comprobarlo con alguien.

    Caminé sintiendo el suelo en mis pies descalzos. Era metal en muchas zonas pero sorprendentemente el pasillo interior de la zona de habitaciones parecía el de un hotel. Pero no uno con esas sucias moquetas, si no uno con suelo de láminas de madera.

    Llamé a la habitación que mi hermana compartía con Jane y un nudo se me instaló en el pecho. Si Jane estaba allí, literalmente no sabría cómo actuar.

    – [Elle]Pasa, seta.[/Elle]- Ellie me abrió la puerta y me dio una sonriente bienvenida. Echaba de menos a mis madres y a mi padre, a Xena, a mis tíos. Pero tenía claro que estando Ellie cerca, estaba en casa.

    Crucé el umbral hecho un manojo de nervios. Por mi cabeza pasaba la idea de que Jane estuviese allí, recién levantada, con el pelo suelto, tan guapa como ella era. Por suerte no estaba allí, en su lugar, Bowie estaba tumbada encima de la cama viendo una serie en la InPad de Ellie, que sí, se había traído el aparato con series descargadas por si tenía tiempo que matar entre las Pruebas. Desde luego había sido previsora. – [Xander]Necesito consejo de hermana….hermanas.[/Xander] – corregí, mirando a Elle para que se diera cuenta de que no quería dejar a Bowie de lado. No era intencionado, simplemente resultaba difícil acostumbrarse a tener una nueva hermana.

    – [Elle]¿Sobre qué? [/Elle]- me hizo un sitio en el borde de la cama. Bowie seguía estirada en la de Jane, que seguramente habría estirado pulcramente las sábanas y el nórdico minutos antes.

    – [Xander]Lo mismo por lo que siempre necesito consejo. Jane.[/Xander] – resumí. Tenía poco sentido andarse con rodeos.

    – [Elle]No os habéis vuelto a pelear, ¿no? [/Elle] – preguntó, preocupada. Admiraba a mi hermana, siempre había sido tan buena persona que era imposible no hacerlo. Despertaba unas ganas profundas de defender su inocencia del mundo tan cruel que había fuera. Pero lo cierto es que ya había visto esa crueldad cuando vimos morir a Calliope y ahí seguía, preocupada, alegre, tratando de ayudar.

    Negué con la cabeza, tratando de no pensar que ese era uno de mis miedos más profundamente instalados, junto a que a los demás les pasase algo por haberles arrastrado allí conmigo. – [Xander]No y precisamente es eso. No quiero volver a estropearlo.[/Xander] – añadí.

    – [Bowie]Lo mejor para no estropear una relación es no intentarlo. [/Bowie]- dijo Bowie, sin dejar de mirar la serie, ‘Leverage’ o algo así. No tuve claro si era sarcástico o no porque no dominaba del todo la entonación de las palabras.

    Suspiré, pensando que quizá no fuera sarcástico y podíamos quedarnos simplemente como amigos.

    – [Elle]Xander, lo que no se estropea es lo que se deja guardado en una vitrina, pero tampoco sirve para nada [/Elle] – cuando éramos pequeños a veces guardaba algunos muñecos raros en sus cajas, temiendo sacarlos y romperlos. Elle no, ella nunca los dejaba, decía que si no, no los vas a disfrutar. Tenía razón entonces, pero ahora la tenía más.

    – [Xander]¿Y si soy solo yo?[/Xander] – miedo al rechazo, miedo a no ser suficiente. Si hubiera sido un paciente me habría dicho que tenía que solucionar mis inseguridades al respecto, cosas como pensar que no era tan bueno como mi madre Sarah, tan heroico como mi padre, tan fuerte como mi madre Sasha. Sabía que ellos nunca me habían dado motivos para pensarlo, pero lo había interiorizado y eso fomentaba mi infravaloración de manera recurrente.

    – [Elle] Yo no te puedo decir lo que piensa Jane. [/Elle]- dijo. Era su mejor amiga, lo entendía, no quería ponerla en ningún momento en ese compromiso. – [Elle] No sería justo. [/Elle] – añadió. Asentí para que supiera que lo entendía.

    – [Xander]Ya, lo sé. No hablaba contigo por eso. [/Xander] – expliqué, para que no se sintiera mal. No acudía a ella como amiga de Jane si no como hermana. – [Xander]Pero necesitaba ánimos en una dirección o en otra.[/Xander] – le dije.

    – [Elle]Deberías decírselo de una vez. [/Elle]-  respondió con una sonrisa. La miré fijamente.

    – [Xander]¿Tu crees?[/Xander]

    Ella asintió, sin perder esa sonrisa que la caracterizaba. Que suerte tenía de tenerla de hermana.

    – [Xander]¿Y tú bicho? [/Xander] – pregunté mirando hacia Bowie.

    – [Bowie]No soy un bicho.[/Bowie]- respondió, molesta.

    – [Xander]Es un intento de apelativo cariñoso Bowie.[/Xander] – le aclaré con paciencia. Sabíamos ya por experiencia que los enfados le duraban poco. Con tiempo controlaría mejor el tono de las palabras, aún era muy pequeña.

    – [Bowie]No mola.[/Bowie]

    – [Xander]Pues dime tú uno[/Xander]

    – [Bowie]Bowie.[/Bowie]

    Sonreí. Al menos estaba orgullosa de su nombre. – [Xander]¿Y de Jane?[/Xander]

    – [Bowie]Te quiere y tú la quieres.[/Bowie]- se encogió de hombros, para ella, con su mente y sus recursos, debía parecerle una trivialidad.

    Me reí. Quizá lo era, quizá era una tontería dudar y lo mejor que podía hacer era lo que los tres me habían aconsejado. No rallarme, no apresurarme, intentarlo y no pensar tanto. – [Xander]Gracias. [/Xander] – iba a darles un abrazo pero Elle se adelantó y Bowie, que creemos que ya había aprendido que no significaba pedir disculpas, se unió a nosotros.

    Con algo más de confianza – Roma no se hizo en una hora – al menos en el terreno amoroso, decidí que ya era hora de centrarme en el resto de problemas que teníamos entre manos y empezar a planificar la siguiente «incursión».

    Pero antes tenía que desayunar. A un Echolls no lo busques con el estómago vacío.

  • LA CALMA DE LA LUCHA

    COLE ROMAN

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Había sido una noche intensa, pero en cuanto me acosté en aquella cama, supe que no iba a ser capaz de dormir. Era cómoda, pese a que no tuviera ni la más remota idea de que estaba hecha, y no pasaba nada porque no fuera mi cama, porque estaba acostumbrado a cambiar mucho de sitio para dormir. El problema era otro. Así que probablemente solo molestaría a Dante, que tenía unos cuantos sueños con Chloe con los que lidiar.

    Me puse en pie y enseguida me encontré con las escaleras que subían a la planta superior. Seguí caminando, hasta llegar al enorme cuarto de baño en el que estaba la piscina. No esperaba encontrar a nadie allí, solo ver las estrellas en la enorme cristalera, pero en cuando se abrieron las puertas vi una silueta recortada contra el paisaje.

    – [Ezra]¿También vienes a desconectar aquí? -[/Ezra] preguntó. Era Ezra, al parecer no era el único de la nave que no conseguía pegar ojo, porque su voz sonaba bastante despierta.

    – [Cole]Ha sido una noche interesante y me costaba dormir. [/Cole]- me acerqué hacia donde estaba. Mis oídos esperaban el sonido clásico de la maquinaria de la piscina, pero el futuro estaba lleno de avances y en lugar de eso, se oía algo muy parecido al mar.

    – [Ezra] En mi caso desde que desperte me cuesta conciliar el sueño.-[/Ezra] confesó. Normalmente parecía un tipo bastante reservado, pero ahora estaba hablando. Quizá le costaba trabajo lidiar con grandes grupos, acostumbrado a todo ese tiempo solo.

    – [Cole]Ya has dormido para toda una vida ¿no?[/Cole] – pregunté. Apenas conocía a aquél muchacho, aunque hubiese escuchado hablar de él media vida. – [Cole]¿Como era?[/Cole] – añadí, mientras pensaba en que cuando ya debía estar adaptándose a una vida «normal», se había encontrado con todo esto.

    – [Ezra]Oscuro. Frío. Pero sorprendentemente nada solitario.-[/Ezra] tardé un momento en darme cuenta de a qué se refería. El licántropo. Cuando era pequeño le preguntaba muchas veces a Amy por eso. Ella y Noah eran los más parecidos a mí de entre todos, pero incluso entre ellos era diferente. Para Noah era un orgullo y los licántropos eran dos seres conviviendo, la humana y la loba se comunicaban de alguna manera. Nunca estaban solos y en mi caso, siempre había silencio.

    – [Cole]Tu compañía es mejor que la mía, no es por nada.[/Cole] – comenté. No era fácil verle un lado positivo a estar congelado durante años, pero llevaba mucho tiempo trabajando la poisitividad como para rendirme a la primera de cambio.

    – [Ezra]Ya bueno, al menos el tuyo es más sencillo de controlar.[/Ezra] – respondió él. Asentí en silencio. Sí, alternar entre mi forma humana y demoníaca era fácil, ni siquiera sabría explicar cómo lo hacía. Otra cosa muy distinta es que mi rechazo a esa parte de mí lo hiciese más complicado.

    – [Cole]Pero más feo.[/Cole] – repliqué simplemente. Después me di cuenta de que tenía poco sentido ocultarle nada, porque en su futuro me conocía. – [Cole]¿En tu tiempo lo llevaba igual de mal?[/Cole] – pregunté por curiosidad. A veces deseamos ser otra persona porque eso sería más fácil, aunque el mejor camino fuese el más duro, aceptarnos tal y como somos y curar las heridas que nos han formado.

    – [Ezra]Define mal.-[/Ezra] me di cuenta de que estaba bromeando y vi que la sonrisa le pegaba bastante más. En otra vida habría podido ser una persona más feliz, pero con sus experiencias era quien era, igual que yo. – [Ezra]No, en mi tiempo no tenias problemas con tu demonio.[/Ezra] – simplificó.

    – [Cole]Pues ya era mejor en algo. [/Cole]- me encogí de hombros. Era mucho decir teniendo en cuenta que había visto morir a muchos de los que había en esta nave, a veces a manos de otros dos que también estaban aquí. – [Cole]¿Te acostumbras a esto?[/Cole] – pregunté.

    – [Ezra]Sigue resultando raro. Cada día que pasa me doy cuenta de que estáis vivos y eso es lo que mas miedo me da.-[/Ezra] lo observé mientras hablaba. Aquello parecía aterrarle, así que en este lugar, con una misión plagada de peligros, debía estar en su peor pesadilla. – [Ezra]Encima, sorpresa, tengo una hermana.[/Ezra] – añadió. Otra persona de la que preocuparse y una a la que no conocer si no salía vivo de aquí.

    – [Cole]Bueno lo de tu hermana creo que es sorpresa para todos. [/Cole]- bromeé. Al menos en teoría. Con la maldición uno se había acostumbrado a Ed y Lucy, como eternos tíos consentidores, pero al aparecer Ezra la maldición se había levantado. Nos quedamos un rato en silencio. La idea de estar allí, observando aquél tranquilo valle, transmitía una imagen de relajación que no se correspondía a la que recorría mi cuerpo. Estaba en tensión, esperando tener que actuar, incapaz de disfrutar el presente. – [Cole]Si has pasado toda la vida luchando tu cuerpo está acostumbrado a esperar lo peor. Y la calma es tu peor enemiga[/Cole] – no podía compararme con su lucha por sobrevivir. La mía había sido por venganza, pero también había sido amarga y peligrosa.

    – [Ezra]Sémale 20 años de calma.-[/Ezra] traté de entenderlo, pero fui incapaz. Ezra estaba consciente dentro de la cámara de criogenización, todo el mundo recordaba la historia de cómo se le había aparecido a Ed y hacía unos meses a Xander y Amy, pero me daban escalofríos de pensar que podía haber estado todo ese tiempo consciente.

    – [Cole]No me lo quiero ni imaginar. Para mí fue duro parar después de lo de mi madre.[/Cole]- confesé. Si no hubiera sido por mi padrino, no sé en qué espiral de autodestrucción seguiría. – [Cole]Y todavía cuesta. De hecho estar en estos mundos, en tensión, lo facilita, hasta que hemos parado aquí, que parece que va todo bien[/Cole] – supongo que no puede explicarse bien hasta que no lo vives.

    – [Ezra]Sí. Pero dentro de nada tendremos que salir a por el resto de Daës.-[/Ezra] comentó. Me di cuenta de que debía llevar un rato dándole vueltas a todo eso. Estar aquí nos tenía en alerta constante y estar allí fuera ponía en peligro a los demás, pero era inevitable. Solo descansaríamos cuando todo hubiera pasado, salvo que nunca llega a pasar todo.

    – [Cole]Solo podemos confiar en que irá bien. [/Cole]- dije tratando de infundirle ánimos. – [Cole]Dar el máximo.[/Cole]-añadí, esperando creérmelo yo también.

    – [Ezra]Mi estado siempre.-[/Ezra] bromeó.

    Me reí, Ezra era un tipo muy consciente de cómo le percibíamos. – [Cole]Y prepararnos, pero para eso ya tenemos unas cuantas mentes pensantes. [/Cole]- admití. Los planes para MacLeod y Sarah de esta generación. Para Kaylee, para Noah, para Xander, para Jane, para Henry.

    Volvió a caer el silencio entre nosotros y mi cabeza empezó a dar demasiadas vueltas, así que lo rompí. – [Cole]Lo que tengo claro es que si tocan samurái seré el primero en apuntarme[/Cole]- bromeé. Todo el mundo era consciente de que allí había encontrado un hogar, una filosofía de vida que me ayudaba. Aunque fuese un gaijin, aunque su occidentalización en el último siglo hubiese echado por tierra las libertades sexuales que tenían en tiempos de los samurai. Por suerte todo cambiaba y el matrimonio homosexual se había aprobado hacía un par de años.

    – [Ezra]Yo con que no sea un mundo en destrucción voy bien.-[/Ezra] por su bien esperaba que no le tocase un mundo como el que habían cruzado Idris, Henry, Laura y esa chica tan silente, Zahra.

    – [Cole]Un mundo de playas eternas[/Cole] – deseé.

    – [Ezra]O de nive. Nunca he visto la nieve.-[/Ezra] añadió él. Sonreí, teníamos un buen reparto, para mi las playas, para él la nieve.

    – [Cole]Pues mira, sería un buen sitio para ver[/Cole] – concedí. Faltaba esperar a que Noah estrujase la mente de su padre e intentase deducir a qué mundos nos íbamos a enfrentar. Eso y usar las ‘Esferas Daë’, como las habían bautizado, para someter a Eldric y los Moondies al tercer grado.

    El asintió y me quedé allí, observando el horizonte forzándome a estar parado unos minutos, hasta que no pude más. – [Cole]Bueno, voy a ver si consigo pegar ojo, que mañana hay que poner muchas cosas en orden. [/Cole]- le di un apretón en el brazo y me alejé.

    – [Ezra]Descansa.-[/Ezra] dijo, sin apartar la mirada de las vistas.

    – [Cole]No te quedes toda la noche en vela. [/Cole]- me despedí. Giré la vista atrás y vi que sonreía, los dos sabíamos que ninguno iba a pegar ojo esa noche y que probablemente no fuera la única.

    Lo cierto era que las noches eran para mí un auténtico sufrimiento a nivel anímico. Os explicaré una teoría que no sabe nadie. Mi poder me permite absorber calor para volverme una especie de Capitán América  con una escala razonable de poder. El problema está en que cuando tienes algo que te da ese subidón, que no solo lo hace físicamente si no también mentalmente, aumentado mi concentración, cuando pierdes esa fuente sufres el efecto contrario. Por las noches me encontraba cansado físicamente pero el bajón anímico que sufría como efecto rebote me impedía dormir con normalidad. Los poderes no son todo ventajas.

    Continué caminando y decidí pasar por la cocina para ver si podía comer algo y recomponer fuerzas ligeramente. No esperaba encontrarme a nadie más despierto, así que me sorprendí cuando vi a Ruby apoyada en la barra comiéndose lo que parecía por fuera una bolsa de patatas fritas con letras y dibujos extraños pero que en realidad tenía dentro una especie de galletas.

    – [Cole]¿Tomando una recena?[/Cole] – pregunté acercándome.

    – [Ruby]Tengo que mantenerme en forma por si necesitáis que os salve el culo.[/Ruby]- sentenció ella despreocupadamente. Me gustaba la seguridad que irradiaba, era un rasgo muy atractivo de su personalidad.

    – [Cole]Deberías conocer a Ezra. Parece que ninguno de los tres podemos pegar ojo. Siempre esperando la siguiente lucha.[/Cole] – me serví una copa de una de las botellas que había traído Lexie.

    – [Ruby]No estoy acostumbrada a tratar con señores de otros mundos.[/Ruby]- comentó ella..- [Ruby]No quiero que piensen que soy inferior a ellos.[/Ruby] – añadió. Me entristeció pensar que eso todavía siguiera pasando.

    – [Cole]No tenemos mucho de eso en esta nave. Los machistas no salvan el mundo.[/Cole] – añadí con una sonrisa. No podía hablar exactamente por todos porque de Lekwaa por ejemplo solo sabía el nombre, pero podía poner la mano en el fuego por todos los que conocía. Los Moondies nunca lo habían sido y el único cercano con masculinidad tóxica había sido mi padre, al que mi madre ponía en raya fácilmente.

    – [Ruby]¿Machistas?[/Ruby] – preguntó riéndose. Para ella debía resultar absurdo. No sabíamos mucho de su mundo más allá de que las mujeres estaban en la cima de la «pirámide». Seguramente las cosas irían mejor.

    – [Cole]Tienes tiempo para acostumbrarte, aunque no sabemos dónde acabaremos cuando esto termine. Quizá vuelvas a tu mundo.[/Cole] – todo eran teorías, en realidad íbamos prácticamente a ciegas con todo. Di un trago, aquello sabía a canela o algo parecido.

    – [Ruby]Ahora dime para qué has venido.[/Ruby]- sus ojos se clavaron en los míos y no los apartó en ningún momento.

    – [Cole]Porque pensé que en la cocina habría alguien. No me apetecía estar solo y no consigo dormir. Demasiada calma[/Cole] – resumí. Lo que no esperaba es que fuera ella, eso fue una agradable sorpresa.

    Ruby dio un trago a lo que estuviese bebiendo en su taza, una especie de chocolate caliente que salía de un dispensador.- [Ruby]La calma es la peor enemiga de la gente como nosotros.[/Ruby] – tenía mucha razón.

    Asentí. – [Cole]Me pregunto si alguien aparte de nosotros tres estará despierto.[/Cole] – comenté.

    Ruby alzó una ceja. – [Ruby]Alguien hay…[/Ruby] – por la forma en la que lo dijo, entendí lo que me estaba queriendo decir y solté una risa.

    – [Cole]¿Me estás diciendo que hay gente…al lío?[/Cole] – su poder estaba relacionado puramente con el deseo sexual, así que la única forma en la que podía saberlo era esa.

    Se encogió de hombros como respuesta. – [Cole]Desde luego tu poder no es aburrido.[/Cole] – ella sonrió, orgullosa. – [Cole]¿Como funciona? ¿Sabes siempre que personas me atraen o solo en el momento?[/Cole] – básicamente mi pregunta se resumía en si sabía que era bisexual o no.

    – [Ruby]Lo sé todo y lo sé siempre.[/Ruby]- replicó sin ningún disimulo.- [Ruby]Para eso me he entrenado.[/Ruby] – añadió. Me llamó la atención esa última parte. Se había entrenado en sus poderes. Qué pena no tener un mundo que fuese así.

    – [Cole]En nuestro mundo había una mujer que despertaba el deseo sexual.[/Cole] – recordé. – [Cole]Le dieron sus poderes artificialmente un grupo prohumano. Gracias a su estrategia para debilitar a la generación anterior estamos aquí la mitad.[/Cole] – sonreí. Era un cotilleo que habíamos escuchado Idris y yo escondiéndonos una noche para espiar a los MacLeod. Al parecer había intentado que follasen hasta quedar agotados y casualmente nueve meses después empezaron a venir Xander, Jane, Owen y Leo.

    – [Ruby]Me caería bien.[/Ruby]

    – [Cole]Supongo que con ese poder nunca has tenido dudas de tu sexualidad.[/Cole]

    – [Ruby]Nadie duda de su sexualidad: solo tiene demasiado miedo como para asumirla.[/Ruby]- explicó. No podía negar que tuviese razón. Todo ese tiempo no dudaba de lo que me atraía, si no de las implicaciones de asumirlo y ser esa persona

    – [Cole]No te falta razón.[/Cole] – parecía obvio si lo pensabas. – [Cole]Yo tardé en asumirlo. Ni siquiera cuando me acostaba a escondidas con otros.[/Cole] – era extraño contarlo así después de tanto tiempo preocupándome, pero a la vez era un alivio.

    – [Ruby]Eso suele ser culpa de algún factor externo: familia, amistades, religiones…[/Ruby]- enumeró distraídamente.

    – [Cole]Mi padre nunca ha sido muy abierto para nada. Todas sus inseguridades las cubría diciendo lo primero que se le pasara por la cabeza. Siendo muy…hombre, muy macho.[/Cole] – no sé donde estaría ahora, pero me habría gustado saber cómo se habría relacionado con mi verdadero yo. – [Cole]Pensé que eso era lo normal.[/Cole] – añadí. Por lo que sé, no fui el único, pero sí al que más le afectó, porque pasé más tiempo de adulto con él. Cuando mi madre estaba viva era diferente, aún no éramos adolescentes ni jóvenes y no estaba tan clara la orientación sexual. Si ella hubiera seguido con nosotros, se habría asegurado de que mi padre hablase con nosotros como tenía que haber hablado. Pero cuando ella murió, la familia murió con ella, o al menos mi padre.

    Ruby esbozó una mueca.- [Ruby]La masculinidad tóxica me da escalofríos.[/Ruby]- hizo como que le recorrían el cuerpo y me di cuenta de que estaba mirando al detalle su anatomía.- [Ruby]Tu padre estaba equivocado.[/Ruby]- dijo mirándome a los ojos.- [Ruby]El sexo, siendo entre personas adultas, consensuado, consentido y deseado, nunca es algo malo.[/Ruby] – añadió.

    – [Cole]Ya.[/Cole] – aparte de la verdad que había en sus palabras y el hecho de que todo el mundo tuviera que tenerlas como la verdad absoluta, ver su forma de pensar me dio una idea.

    – [Ruby]¿Qué?[/Ruby] – preguntó ella. Mierda, debía haberlo notado.

    – [Cole]No tiene mucho sentido ocultarte lo que me pasa por la cabeza, ¿no?[/Cole] – me reí por lo extraño de la situación. Su día a día debía ser complicado sabiendo las intenciones de todo el mundo.

    – [Ruby]No mucho.[/Ruby] – resumió.

    – [Cole]No sé, no quiero sonar como mi hermano, pero he pensado que me apetecía tener sexo contigo ahora mismo.[/Cole] – no me refería a que Dante hiciese nada malo, pero los dos habíamos visto como lo intentaba con Chloe y prefería que no me pasara lo mismo con Ruby.

    – [Ruby]¿Ahora mismo? Yo diría más bien que hace unos días.[/Ruby] – se rió.

    – [Cole]Pero hace unos días no teníamos una máquina que imprime preservativos.[/Cole] – comenté distraídamente. El futuro parecía aguardarnos todo tipo de inventos. Henry estaba imprimiendo un traje para todos y Mike había descubierto en su revisión de la enfermería una máquina que bueno, imprimía preservativos. Había dejado impresos unos cuantos por si alguno teníamos prisa. Se le notaba el deje profesional.

    Ella asintió y me sonrió. – [Cole]Entonces, ¿vamos?[/Cole] – pregunté para asegurarme.

    Ruby respondió subiéndose encima de la barra con una falda más corta de lo que recordaba. -[Ruby] Me gusta el riesgo.[/Ruby] – sentenció.

    Abrió las piernas y me coloqué entre ellas para besar su cuello. – [Ruby]El sexo, a veces, es solo sexo.[/Ruby]- susurró a mi oído, aunque tardé un poco en procesarlo porque a continuación me mordió la oreja.

    – [Cole]Lo sé. Mi cabeza no está preparada para otra cosa ahora mismo.[/Cole] – aquello no era el inicio de una relación sentimental, solo dos cuerpos compartiendo calor y reconfortándose, en más de un sentido.

  • CUERPO Y PSIQUE

    XANDER ECHOLLS

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Mi prima hizo girar de nuevo la botella y se detuvo en Jane. Por un momento temí que le tocase con otra persona después del momento tan cercano que habíamos tenido hacía un rato, pero Kay captó mi mirada preocupada y me guiñó un ojo. Como era de esperar la botella giró una segunda vez deteniéndose en mí.

    – [Jane]Xander, ¿cuánto le has pagado a tu prima?[/Jane] – dijo Jane riéndose. Hacia tanto que no la veía reírse y hablar conmigo así que cuanto más nos acercábamos aquella noche más me parecía que eso no podía ser real y alguien estaba jugando con nuestra mente.

    – [Xander]Yo no…[/Xander] – me excusé, notando como me subía la sangre y la cara se me encendía. Esperaba que el resto pensaran que era cosa del calor de estar todos juntos en un espacio reducido.

    – [Jane]Y creo que elijo reto.[/Jane]-  añadió. La miré y ella parecía despreocupada. Después de que nos hiciesen bañarnos desnudos y de haber visto…bueno, su perfecta anatomía trasera, no sabía cómo reaccionar, así que parecía Geralt meditando mientras el resto del mundo pasaba a mi alrededor.

    – [Idris]Se lo voy a ceder a Lexie, Kay o Coquito, porque no quiero que me odies.[/Idris] – escuché decir a Idris. Caí en la cuenta de que yo podía haber pedido el reto y mi turno había pasado al no decir nada. En parte mejor, desde la piscina no dejaban de pasarme todo tipo de pensamientos y no quería que Jane me tomase por un pervertido o coaccionarla de alguna forma a hacer algo que no quería.

    – [Lexie]Os toca comeros la boca.[/Lexie] – dijo Lexie. Mi estómago dio un vuelco y me puse un poco nervioso. Miré a Jane, que no parecía para nada afectada.

    – [Xander]¿U-un beso?[/Xander] – pregunté. Lexie no había dicho beso pero necesitaba clarificar. No os podéis imaginar las veces que había pasado por mi cabeza un beso con Jane. Tantas que para mí verlo convertido en realidad era algo muy importante. El «primero» se había estropeado por haber sido engañado por Omega y no quería que un verdadero beso con Jane se quedase en una prueba de un juego en un noche loca. Además, era mucho asumir que Jane quisiera besarme. Ella misma lo había dicho, que pudiera tocarla no implicaba que tuviera que atraerla.

    – [Lexie]He dicho comeros la boca. Nada de un beso.[/Lexie]- escuché puntualizar a Lexie, que me miraba fijamente. Era extraño que actuase con confianza conmigo cuando esa relación la asociaba a otra cara completamente diferente, pero tenía que educarme y empezar a pensar en ella con ese aspecto. En realidad, le pegaba más, se la veía más suelta, menos contenida, menos como una actriz y me alegraba de que finalmente hubiese podido salir de eso.

    De pronto me asaltó a la mente un pensamiento. No solo sería mi primer beso con Jane, sería su primer beso. ¿Allí, mientras todos observaban? – [Xander]Delante de vosotros no.[/Xander] – avisé, sorprendido al no haberme parado a pensarlo antes de decirlo. No podía hacerlo delante de ellos. No era justo para ella, ni tampoco para mí.

    – [Lexie]Pues Dante se va con vosotros a vigilar.[/Lexie]- sugirió Lexie. Miré a Dante, que negó con la cabeza con total tranquilidad.

    – [Idris]También están las ronchas, desconfiada. Deja intimidad.[/Idris] – añadió Idris, intercediendo a mi favor.

    – [Lexie]Lo siento, Dante. No ha colado.[/Lexie]- respondió Lexie sonriendo. Entonces se levantó y vino hacia mí. No sé cómo lo hizo tan rápido pero de pronto tenía un pintalabios y me estaba pintando los míos. – [Lexie] Para que no haya dudas.[/Lexie] – añadió.

    Cuando terminó, vi que Jane me esperaba de pie, así que fui hasta ella y empezamos a caminar sin una dirección clara, pero lejos del resto.

    – [Xander]Es un juego. Sé que sería tu primer beso así que…yo hablaré con Kay.[/Xander] – estaba siendo un imbécil, ocultando mis sentimientos y lo que de verdad me apetecía hacer, solo por el hecho de que tenía miedo al rechazo o quizá peor, a la indiferencia.

    – [Jane]¿Dónde quieres…?[/Jane] – preguntó ella con timidez, como si no me hubiese escuchado. Se apartó un mechón de pelo de la frente y no pude dejar de fijarme en lo bonita que era su melena, tan oscura y tan brillante, aún húmeda después del baño.

    – [Xander]No te preocupes. Yo me llevo las culpas[/Xander] – dije aparentando seguridad. Ya veis, no era precisamente un ejemplo de asertividad. Sabía perfectamente que lo lógico habría sido decirle que me gustaba, que quería besarla y preguntarle si a ella le apetecía, pero en lugar de eso, me puse el último de la lista. Con esa mentira me había engañado muchos años, pensando que Jane estaba mejor sin saber de mí, que no quería mis explicaciones.

    – [Jane]Oye, yo quiero mi beso.[/Jane] – dijo ella, rompiendo el hechizo que llevaba años maldiciéndome. En aquél momento todo a lo que alguna vez me había resignado se tambaleó. Era la segunda vez que pasaba, después de volver a hablarnos en Senatus. Jane me rompía todos los esquemas.

    – [Xander]¿S-si?[/Xander] – fue lo único que conseguí decir. Era aún joven, acababa de ver semidesnuda a una chica con la que llevaba media vida soñando y ahora íbamos a besarnos, así que mi cabeza no regaba excesivamente bien.

    – [Jane]Hay que seguir las reglas del juego siempre y nos ha tocado besarnos, así que quiero mi beso.[/Jane] – dijo ella. Parecía un razonamiento muy lógico pero no conseguía saber si de verdad le apetecía.

    Al final, llegamos hasta la enorme cabina de la nave, desde la que se veía en toda su inmensidad el valle en el que nos encontrábamos y el cielo, en ese momento oscuro y repleto de estrellas gracias a aquél mundo sin contaminación lumínica.

    Me acerqué a Jane y apoyé una temblorosa mano en su cintura. Y hasta ahí llegué porque las dudas volvieron a atormentarme. ¿Y si no salía bien? ¿Y si solo lo hacía por la presión del juego?

    – [Jane]Ven aquí.[/Jane] – tercera vez que Jane ponía mi mundo patas arriba. Me cogió de la camiseta y nuestros labios chocaron. Eran suaves y buscaban los míos. Al principio nuestro beso fue torpe, atropellado. Yo parecía un maniquí de nuevo y ella hacía lo que podía. Entonces mi mente se conectó y me dejé llevar, entregándome a un beso que nada tenía que ver con el de Omega. En aquél había intensidad, rabia. Este era intenso pero en un sentido completamente diferente, apasionado pero contenido, melodioso, tierno. Un beso en el que los dos estábamos verdaderamente conectados.

    – [Jane]Bueno, pues listo.[/Jane]- dijo, separándose. El carmín estaba por toda su boca y probablemente también por toda la mía. Cada momento se estaba grabando a fuego en mi memoria, seguramente para revisitarlo más tarde y analizar cada uno de mis errores justo antes de dormir.-[Jane] Vamos.[/Jane] – añadió. Observé cada uno de sus movimientos cuando se puso en pie y por mi mente se cruzaron algunos pensamientos que me hicieron caer en la cuenta de que tenía un problema allí mismo.

    – [Xander]Ve… Ve delante.[/Xander]- le pedí. Ella se giró y me miró, sorprendida. – [Xander]Ahora voy.[/Xander]- no había manera en la que pudiera hablarle de eso en ese momento.

    – [Jane]¿Qué te pasa?[/Jane] – preguntó, preocupada.

    – [Xander]Nada, necesito unos minutos para… estirarme[/Xander] – disimulé, aunque no sabía si a esas alturas ya colaría entre la piscina y aquél beso.

    Jane enarcó una ceja y pensé que ese gesto la hacía terriblemente sexy. Piensa en cosas no eróticas, piensa en cosas no eróticas….Merelia, la playa de Merelia….Jane en bikini en la playa de Merelia…mierda. – [Jane]Tengo dos hermanos.[/Jane] – sentenció. Me había pillado, pero aquello era como cuando te caes y te levantas como si no pasara nada. Ya había intentado fingir así que tocaba seguir hasta el final.

    – [Xander]¿Y?[/Xander] – me hice el tonto, y no, no era buen actor, no quedó muy convincente.

    – [Jane]Nada, nada.[/Jane]- soltó una risilla y caminó de vuelta al círculo dejándome allí, mirando las estrellas y pensando en que la que más brillaba se estaba alejando en ese momento. Me giré para mirarla y terminé hipnotizado por el movimiento de su trasero. Mi cuerpo y mi psique estaban totalmente a su merced.