[align=center][b]Suzanne Sommerville | Bosque desconocido[/b]
Todo se ha vuelto una tarea mecánica. Todo se ha vuelto una lista de pasos que seguir. Respirar es tomar aire, hinchar los pulmones, expulsar aire, vaciar los pulmones. Caminar es poner una pierna, después la otra, después la anterior… y aguantar el equilibrio a la vez. Caminar y respirar. Sin rumbo, sin destino. Sin motivo.
Mi mente analiza lo ocurrido, y una parte de mí (la lógica aplastante) se niega a creer que eso haya pasado de verdad. Esa parte lógica apuesta a que el camarero raro puso una droga en los conductos de ventilación y que estoy teniendo un subidón impresionante. Sin embargo, algo en mí (llamémosle corazón, llamémosle como queramos) se ha roto con la certeza de lo que ha pasado. Camino sin saber hacia dónde, sabiendo, de la misma forma en que sabemos cuando llueve o está soleado antes de abrir la persiana, que algo en mí no va a volver a ser lo mismo nunca más.