Daniel Arkkan | Subterraneo tres
Cuando empecé a recuperarme descubrí que aún seguía sobre la fría mesa de metal. Sentía el cuerpo pesado, por un momento incluso parecía que no sería capaz de moverme, pero pude levantar ligeramente la cabeza e intenté mover los brazos. Al hacerlo descubrí que estaba atado por las muñecas y los tobillos. Delante de mí veía un par de “investigadores” y a mi derecha una investigadora rubia, a mis espaldas escuchaba la voz de Preston y la de una mujer, que deduje que sería la doctora [i]Scar[/i].
Aunque sabía que no tendría el más mínimo resultado hice fuerza con los brazos para intentar soltarme, era inútil, si un licántropo no podía soltarse yo no podría, y mucho menos estando tan cansado como estaba. Quizá percatándose de mis movimientos, la doctora y Preston se acercaron hacia dónde estaba de forma que pudiera verlos a ambos, en especial Preston.