Moondale

Categoría: Afueras

  • MI MANADA

    Amy | Casa de Lucy y Ed

    Me sentía rara fuera de mi cuerpo. Como si no fuera yo. Como si llevara un disfraz tres tallas más pequeño que me asfixiaba. Estaba acostumbrada a ser un bicho raro, a distraerme en clase con demasiada facilidad, a hablar poco. Prefería ser una loba. Mamá y papá sabían que era diferente. Siempre lo habían sabido y me dejaban a mi aire. La vida social me agobiaba. Hablar con más de tres personas suponía un esfuerzo que casi nunca quería hacer y ahora estaba en una casa con un montón de gente que me caía bien, pero con la que no necesitaba estar hablando todo el tiempo.

    Los Moondies eran una manada, pero yo tenía bastante con la mía. Leo era mi manada desde aquel día en el que, siendo pequeños, le mordí. No estoy segura de si lo hice sin querer. A lo mejor no. Probablemente, no. Ellie también me caía bien, porque nos gustaban las mismas cosas y podíamos estar juntas sin hablar, pero no se había sentado conmigo en el autobús. Últimamente prefería a Jane y Leo quería estar solo. Leo siempre quería estar solo.- [Amy]Burbuja/Amy].-  La llamé por el nombre que nos habíamos puesto «cuando éramos pequeñas». Cuando terminamos de merendar, Ellie había salido fuera a darle de comer a las cabras de Lucy. Todo el mundo insistía en que le dijera «tía Lucy», pero me parecía demasiado infantil.- [Amy]Ayer no te sentaste conmigo en el bus[/Amy].

    – [Elle]¡Cactus![/Ellie]- me dijo con alegría.- [Elle]Es que Jane me lo pidió antes[/Elle].- era una excusa bastante mala.

    – [Amy]¿Desde cuándo haces lo que te dice Jane?[/Amy]- me crucé de brazos y me apoyé en un árbol que había junto al cercado en el que estaban las cabras. Seguramente, prefirieran correr por el bosque.

    Ellie puso una cara rara y me llamó para que me acercase: se avecinaba un secreto.- [Elle]¿Si te cuento algo me prometes que no se lo dirás a nadie?[/Elle]

    – [Amy]Soy una tumba[/Amy].- hice como si me cosiera una cremallera y elle acercó a mi oído. [Elle]Es que….me gusta Jane.[/Elle]- susurró.

    – [Amy]Venga, cuéntame el secreto[/Amy].- chasqueé la lengua: ¿Dónde estaba el secreto? A mí me gustaban los chicos y las chicas. Y ya está. Cero dramas.

    – [Elle]¡Ese es el secreto![/Elle] – lo dijo gritando un poco. A Ellie no se le daba muy bien ser discreta.

    – [Amy]Pero si tu hermano también pierde el culo por Jane[/Amy].- me pasé una mano por la cara.- [Amy]No sé qué le veis[/Amy].- Jane era aburrida, sosa y estaba todo el día peleándose con su mellizo. Al menos, Owen era gracioso una vez de cada tres millones.

    – [Elle]Ya…[/Elle] – bajó la vista y miró las deportivas blancas de Sarah.

    – [Amy]Eh, Burb…[/Amy].- le pasé una mano por el hombro y empezamos a andar.- [Amy]Hay más peces en el mar[/Amy].- pegué su cabeza a la mía.- [Amy]No te agobies[/Amy].- y me separé.

    – [Elle]Te quiero un montonazo, Cactus.[/Elle] – quiso darme un abrazo y me eché atrás.

    – [Amy]Eh, eh…que corra el aire[/Amy].- me reí y se le contagió.- [Amy]Los cactus no abrazan…dos veces.[/Amy]

    – [Elle]¡Y pinchan a las burbujas![/Elle] – para que todo hubiera sido perfecto, tenía que haber estado Kay, pero seguro que estaba con la nariz metida en algún libro.

    Estuvimos un rato diciendo tonterías, hasta que le dije.- [Amy]A la vuelta te sientas conmigo, ¿vale?[/Amy]- y ella me prometió que eso haría.

    Después, se fue a jugar a Star Wars con Xander y Owen, porque eran bastante infantiles todavía.

    * * *

    Como estaba aburrida, decidí salir fuera de los límites de la casa, porque para algo tenía que servirme tener el cuerpo de una persona mayor.- [Amy]LEOCADIOOO[/Amy].- grité al verle entre los árboles con la pinta verde de su padre. ¿Dónde estaba el lobo negro que me acompañaba en las noches de luna llena?

    – [Leo]Amelia.[/Leo] – se giró.

    – [Amy]En la próxima luna llena he pensado que podíamos escaparnos[/Amy].- le propuse. Llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea de correr en libertad sin vigilancia. Solo nosotros.- [Amy]Le echaremos la culpa al lobo y nadie nos castigará[/Amy].

    – [Leo]No, mejor no.[/Leo] – me cortó. – [Leo]Pero podemos escuchar música en las jaulas.[/Leo]

    – [Amy]¿Por qué? Será divertido[/Amy].- le pinché nuevamente.

    – [Leo]Pero no quiero asustar a otros.[/Leo] – suspiré molesta y como vio que estaba de morros, cambió de tema. – [Leo]¿Quieres escuchar una canción nueva?[/Leo]- Leo llevaba su Infinity Band a todas partes y la tenía llena de música. Ni siquiera en el cuerpo de su padre la había dejado.

    — [Amy]La escucho si nos escapamos[/Amy].— le tenté.

    – [Leo]Me da miedo.[/Leo] – no era la respuesta que esperaba.

    — [Amy]Estás conmigo[/Amy].— le recordé.—[Amy]Yo te protejo[/Amy].- era mi manada. Siempre íbamos a estar juntos.

    – [Leo]Vale, pero con cuidado.[/Leo] – me tendió la pulsera y escuché ‘You’ve got the love’ de Florence Welch (lo sé porque me lo dijo). Me reí, porque no le pegaba nada.- [Amy]A veces creo que mordí al más soso[/Amy].- me quejé cuando terminó la canción.

    – [Leo]Muerde a Owen, un licántropo sacamocos.[/Leo] -me sacó la lengua.

    — [Amy]A lo mejor lo hago[/Amy].— le enseñé los dientes y gruñí.

    – [Leo]Suerte. Seguro que toca el triángulo.[/Leo] – me replicó.

    — [Amy]Más aburrido que tú no puede ser[/Amy].—  le recordé subiendo una ceja.

    – [Leo]Cuando seas famosa me echarás de menos.[/Leo] – alguna vez habíamos hablado de montar una banda e ir de gira. Todo el mundo decía que cantaba bien. Bueno, Leo decía que cantaba bien. Leo y Ellie eran «todo el mundo.» Al menos, los que importaban.

    — [Amy]Te llamaré para que me limpies el avión privado[/Amy].— me limpié de los hombros unas motas de polvo imaginarias.

    – [Leo]No te cogeré el teléfono. Estaré en la orquesta de Viena.[/Leo] – soltó una carcajada.

    – [Amy]No te invitaré a mi palacio[/Amy].- empezaba a molestarme aquel juego.

    – [Leo]Me da igual.[/Leo] – y que no se callara nunca, también, así que me di la vuelta y eché a andar en dirección a la casa.

    – [Leo]Pues vale. Pero voy a correr más que tú en la próxima luna.[/Leo]- me gritó a la espalda y yo le enseñé el dedo corazón.

    – [Amy]Lalalala[/Amy].- me tapé los oídos y escuché cómo caminaba rápido para ponerse a mi altura.

    – [Leo]No te enfades.[/Leo] – me pidió.

    – [Amy]Se supone que te mordí para que fueras de mi manada[/Amy].- le recordé.

    – [Leo]Ya.[/Leo] – se quedó pensativo. A veces, daba la impresión de que Leo no quería ser un lobo.- [Leo]Pero me gustas más cuando no somos peludos.[/Leo]

    – [Amy]Yo soy las dos cosas[/Amy].- le aclaré- [Amy]Tú solo quieres ser una[/Amy].

    – [Leo]Ya…mira, escucha.[/Leo] – volvió a tenderme los auriculares de su band y esta vez, sonó una maqueta. Eran unos treinta segundos y se escuchaba a Leo tocando la guitarra.

    – [Amy]Está guay[/Amy].- admití. Estaba un poco…saturada por las emociones y nos quedamos los dos en silencio.- [Amy]Voy a dar una vuelta.[/Amy].-pude decir finalmente y lo dejé ahí.

    ***

    UNOS AÑOS DESPUÉS…

    – [Amy]El concierto ha sido la hostia[/Amy].- exclamé eufórica. Habíamos llenado el local de mierda aquel. El primer concierto de ‘Red Riding Wolf’ (el nombre era mejorable) y lo habíamos petado. – [Leo]Tengo que comprar púas.[/Leo] – comentó Leo dejando la guitarra en el almacén del garito.

    – [Amy]Que te la compren las groupies de la primera fila[/Amy].- esbocé una sonrisa de medio lado y él soltó una carcajada. El batería y el bajista eran una mierda, así que tendríamos que buscar reemplazo si queríamos triunfar. – [Leo]Mira quien habla.[/Leo] – y se sentó en una vieja silla entre cajas de cerveza vacías. – [Leo]Ni ellos ni ellas te quitaban ojo.[/Leo]

    – [Amy]Voy a salir a fumar[/Amy].- saqué un paquete de tabaco de mi bolso.- [Amy]Tengo una reputación que mantener[/Amy].- había empezado a fumar para hacerme la guay en el instituto y la había cagado pero bien.

    – [Leo]Deberías dejarlo. Nos vamos a quedar sin cantante.[/Leo] – lo dijo preocupado.

    – [Amy]Sí, mamá[/Amy].- me burlé tanteando para encontrar el mechero. Seguro que lo había perdido.

    – [Leo]Ríete, pero cuando tosas hasta en luna llena me harás caso.[/Leo]- puse los ojos en blanco.

    — [Amy]Nunca te voy a hacer caso[/Amy].— le aclaré.

    – [Leo]Ya, estoy acostumbrado.[/Leo] – se encogió de hombros y se levantó. – [Leo]Hay un hindú aquí al lado, ¿te apetece cenar algo?[/Leo] – preguntó sujetándome la mano para que dejase de buscar el mechero y se me olvidara que iba a fumar. No era tan fácil, pero siempre lo intentaba.

    — [Amy]Claro[/Amy].— le di un manotazo para que me soltara y nos reímos. Yo con fuerza y él a su estilo sosete.—[Amy]Siempre tengo tiempo para mi mejor amigo[/Amy].- aunque al día siguiente tuviéramos clase y esto me fuese a costar una discusión con mi madre.-[Leo]Estupendo.[/Leo] – y  vi que algo asomaba por el bolsillo delantero de su vaquero.

    – [Amy]¡Me has robado el mechero![/Amy]- y le di una patada en el culo.

    Leo me complementaba, era mi otra mitad. Mi manada.

  • MI PRIMERA AVENTURA

    Cole Roman | Casa de Ed y Lucy

     

     

    No entiendo porque tengo que escribir un diario, eso es cosa de chicas. Pero mamá dice que es divertido, que puedo apuntar mis maravillosas aventuras con mis amigos como hace ella, y que no solo las chicas escriben diarios, papá también tiene uno en el que apunta sus penas. Así que aquí estoy, tirado en el suelo, ocupando gran parte de la habitación por el tamaño del cuerpo de papá.

    No he vivido ninguna aventura, soy demasiado pequeño para eso, así que supongo que solo puedo decir que me encuentro en una etapa rara de mi vida. Papá siempre esta distante, todas las noches llega tarde a casa y le escucho discutir con mamá. Por cierto, mamá no es mi madre bilo… biolo… mierda no me sale la palabra, pero yo la quiero como si lo fuera. Apenas tengo recuerdos de mi madre “eso” y papá no habla de ella.

    Me canse de escuchar a Owen y Xander decir todo el rato que iban a hacer el fuerte más grande del mundo mundial así que me levante para salir de la habitación, era extraño ver a mi cuerpo allí echado en un lado durmiendo como si nada pasando del resto, me asuste un poco cuando aparecí rodeado de un montón de gente que tenía menos pronunciación que yo. Por suerte mamá llego rápido con los demás y el demonio verde cantarín fue muy simpático.

    Cerré la puerta con cuidado y puse rumbo a mi primera aventura. No sabía qué hacer así que espiar para escuchar secretos y apuntarlo en mi diario de secretos me pareció una buena idea. La casa de Ed y Lucy era enorme y al final del pasillo me encontré a Idris con la oreja pegada al cuarto de las chicas, mi aventura iba a ser corta.

    – [Idris]Sí que madrugas, tío.[/Idris] – Dijo casi en un susurro mientras me llamaba con la mano para que me acercara.

    – [Cole]Tío, son las doce de la noche.-[/Cole] Me asuste al no ver mi reloj de Iron Maiden, pero entonces recordé que el que llevaba era el de papá.

    – [Idris]Exacto.[/Idris] – Tenía que esforzarme en recordar que era Idris porque resultaba extraño ver a Mara mover las cejas así. – [Idris]¿Cómo te has escapado? Y más importante, ¿para qué?[/Idris] – Los adultos habían dicho que a las 10 todo el mundo encerrado en sus cuarto, eran un rollo, pero si a esa hora estaban aun las noticias en la tele.

    – [Cole] Están haciendo un fuerte con las sabanas, no ha sido muy difícil. Voy a por… un vaso de leche.-[/Cole] No se me daba bien mentir, pero es cierto que a lo mejor en algún momento de mi aventura habría bajado a la cocina por un vaso de leche, así que no era mentira del todo. – [Cole] Espera ¿Y tú qué haces aquí?[/Cole]

    Idris cerró tanto los ojos que parecía Hiroshi. Hiroshi por cierto es mi padrino y una de las pocas personas que parece aguantar mi padre. – [Idris]Espiar a las chicas.[/Idris] – Me dijo con una sonrisa amplia.

    – [Cole]Y… has visto algo. No es que yo…-[/Cole] Me rasque la cabeza nervioso. También quería saber si había escuchado decir a Amy algo de mí, pero no le pregunte.

    – [Idris]Tío, si hubiera visto algo, ¿estaría aquí hablando contigo?[/Idris] – Se empezó a reír pero sin hacer ningún sonido, solo moviendo la boca, era raro.

    – [Cole] Tio creo que viene alguien.-[/Cole] Se escuchaban unas pisadas subiendo las escaleras, como si de un enemigo se tratara corrimos para ocultarnos. Nos metimos en una especie de armario repleto de abrigos y de zapatos.

    – [Idris]Mierda, tío, no pegues mucho a tu padre a mi madre.[/Idris] – Idris movió un poco de ropa de un lado a otro para que nos separa.

    – [Cole]No es culpa mía de que tenga tanto cuerpo.-[/Cole] Mi padre era muy alto y tenía que estar un poco agachado para no golpearme en el techo, así que mis piernas se rozaban con las de la madre de Idris. Encima el suelo estaba lleno de zapatos y cajas con cosas dentro. Dejamos la puerta un poco abierta para ver de quien huíamos. Por delante paso una sombra y tras mirarnos decidimos abrir un poco más la puerta para asomarnos.

    – [Idris]Vale, esto mejora.[/Idris] – Era Lucy. Llevaba unos pantalones cortos y una camiseta con la cara de una vaca con corazones por ojos.

    – [Cole]Tío, Ed tiene suerte.-[/Cole] Se sujeto la toalla de la cabeza con una mano, mientras que en la otra llevaba una taza con mucha espuma y canela.

    – [Idris]Si me quedo en el cuerpo de mi madre igual puedo probar suerte.[/Idris] – A pesar de lo que dijera todo el mundo las chicas podían salir juntas y los chicos también. Y es aquí donde vuelvo a repetir que me encuentro en un momento raro porque no sé si me gustan las chicas o los chicos.

    – [Cole]Seguro que yo tengo más suerte con el de mi padre.-[/Cole] Podía ser apuesto como Fred de Scooby Doo.

    – [Idris]Qué va hombre, tu padre no cae bien.[/Idris] – Esto me molesto mucho, porque en verdad era a ellos a quienes no les caía bien mi padre.

    – [Cole]Ah sí, pues tu madre es… tonta.-[/Cole] En realidad no lo era siendo doctora, pero no sabía que decirle. Le empuje un poco para que se apartara y la puerta del armario se cerró.

    – [Idris]Me parece que nos vamos a quedar aquí.[/Idris] – Le escuche reírse muy fuerte pero no podía verle, estábamos a oscuras. Idris a veces me molestaba de verdad porque no sabía si se reía de mi.  – [Idris]Venga, no te lo tomes en serio, perdóname.[/Idris]

    – [Cole]Vale…-[/Cole] Nos quedamos un rato en silencio sin movernos, tenía los brazos cruzados porque no quería tocar nada por si era él. -[Cole]¿No puedes hacer nada para abrir la puerta?[/Cole]

    – [Idris]Eso es racista tío.[/Idris] – No dijo nada más y pensé que se había molestado, pero le escuche reírse otra vez a carcajadas.  – [Idris]En mi cuerpo si, en el de mi madre ni de coña.-[/Idris] Se volvieron a escuchar pisadas, me pegue tanto a la pared que quería desaparecer. La puerta se abrió de golpe y entro la luz cegadora de la habitación.

    – [Lucy]¿Qué, intentando verme las tetillas?[/Lucy]- Lucy puso los brazo en jarras y después de decir eso no podía apartar la vista de los corazones de la vaca. – [Lucy]Cari, mira a ver si te acuerdas del hechizo ese que hacía que se te cayera la pilila a trocitos y se lo aplicas a estos dos cochinos que espían a las mujeres[/Lucy].- Grito tan fuerte que el corazón se me iba a salir por la boca esperando que mamá no lo hubiese escuchado.

    – [Idris]Eh, no, no. Ya nos vamos.[/Idris] – Idris me dio con su codo justo en el mío y me dolió más que cuando Noah me dio el calambrazo sin querer.

    – [Cole]Buenas…. buenas noches.-[/Cole] La rodeamos por los lados, ella no aparto la vista hasta que nos vio salir corriendo. Vimos salir a Ed del dormitorio y aceleramos el paso hasta nuestro cuarto.

    – [Owen]¡Alto!. ¿Quién va?.-[/Owen] Nos soltó Owen tras entrar corriendo y cerrar la puerta. Llevaba un sable laser en la mano y una máscara de Darth Vader. A su lado Xander llevaba dos espadas de cartón y una caja a modo de casco. – [Owen]No contestan Ser Steve Rogers. A por ellos.-[/Owen] Saltaron la montaña de cojines y empezaron a darnos con las espadas en las piernas. Mi primera aventura en solitario había sido un asco.

  • UN LOBO DISFRAZADO DE SERPIENTE

    Kaylee | Casa de la madrina

    Estaban todos como locos con lo del diario cuando escribir era lo más normal del mundo. Al menos para mí, que estaba acostumbrada a ir siempre con un cuaderno (sin espiral, para no clavármela en la mano) y un bolígrafo a todas partes, porque papá decía que había demasiadas ideas por el mundo como para dejarlas escapar. Supongo que era una metáfora. Me gustaba hablar con papá porque no me trataba como si tuviera el cerebro del tamaño de un cacahuete por ser pequeña.

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  • SOLO DANTE

    DANTE VILLIERS

    CASA DE ED Y LUCY

    Mamá se ha empeñado en que me ponga a escribir como los demás, ha reñido y todo a papá por decir que es una chorrada. Yo quería ir con papá a arreglar la moto que va a ser para mí cuando sea mayor, pero por culpa de la magia ahora estoy en el cuerpo de mamá aquí con todos los demás. Encima he pillado a alguno mirándome las tetas, cuando vuelva a mi cuerpo se van a enterar.

    Al menos también tengo alas, pero no controlo bien el cuerpo de mamá y me caí, así que mamá no me deja volar mientras lleve su cara. Esto es un aburrimiento. Bueno, al menos esto de escribir no está tan mal.

    Me desperté hace un rato de una mini siesta, no se duerme bien siendo mayor. Salí fuera a ver las cabras pero no estaban. A quien sí encontré fue a Amy.

    – [Dante]¿Qué haces?[/Dante] – le pregunté. Amy era la mayor y era bastante guapa. En el cuerpo de su madre estaba cañón.

    — [Amy]Si estuviera en mi cuerpo, estaría corriendo por el bosque. [/Amy] — explicó con…eso que te pasa cuando echas de menos algo, no sé como se dice. Miraba un bosque que quedaba más allá del terreno de la granja.

    Me encogí de hombros y miré la hora, ya quedaba poco para volver a nuestro cuerpo. Echaba de menos la correa de mi reloj de Thor. – [Dante]A mi no me dejan volar.[/Dante] – me quejé. Era un rollo, cuando estaba en la ciudad no podía volar porque me veían y me podía chocar y ahora no podía volar porque era mi madre. Tenía ganas de ser mayor y hacer lo que me diera la gana. – [Dante]Esto es un rollo. Quiero mi cuerpo.[/Dante] – añadí. Quería que mi madre volviera a ser mi madre y hacerme mayor para poder ir volando donde fuera o montando en la moto como mi padre. Sí, vale, volvería para ver a mi madre y eso pero el resto del tiempo vería mundo. Miré para ver si Amy se estaba riendo de verme sonreír mirando al cielo, pero no, seguía mirando el bosque concentrada. – [Dante]¿Nos echarán la bronca si nos besamos?[/Dante] – no era mi boca pero algo hay que hacer para no aburrirse.

    — [Amy]Lo dudo.[/Amy]— replicó. Seguro que a mi padre le hacía gracia cuando se lo contase.

    – [Dante]Pues podemos hacerlo.[/Dante] – sugerí, encogiéndome de hombros como si me diera igual. No era mi primer beso pero sí el primero con una madre maciza.

    — [Amy]Pues vale.[/Amy]— replicó como si le diera todo igual. Se giró hacia mí y me froté las manos en mi cabeza, como el Sr. Burns.

    – [Dante]Pero no me toques las tetas, es raro.[/Dante] – aclaré. Ya había tenido que pegarme con alguno por hacer bromas de mi madre, al resto les sirvió de advertencia. Mamá era famosa por todo eso del ‘Ángel de Moondale‘ aunque la gente no se creía de verdad que las alas le funcionaban, pensaban que solo era famosa. Alguna vez nos había parado alguna gente mayor por la calle y le había dicho ‘gracias‘ por un discurso o algo que hizo cuando la guerra, no sé qué era, una vez también le habían dicho algo feo y discutió con papá por ello.

    Estábamos uno delante del otro, cada vez más cerca. Me fijé en sus labios. Entonces ella se apartó.— [Amy] Ni tu tus sueños, chato.[/Amy] – sentenció. Me enfadé un poco, mamá siempre decía que tenía que controlar los arrebatos así que lo intenté.

    – [Dante]Pues vale, yo iba a hacer lo mismo. Pero no he tenío tiempo.[/Dante] – me defendí. El colegio me había enseñado a estar siempre preparado y defendido. Es comer o que te coman. – [Dante]Ya me buscarás[/Dante] – respondí, con ganas de irme.

    — [Amy]No eres mi tipo, pajarraco.[/Amy]— dijo alzando una ceja, cruzada de brazos.

    – [Dante]A mi tampoco me gusta el pelo.[/Dante] – me burlé. Tampoco la había visto mucho de loba, pero sabía que cuando despertaban estaban desnudos, así que eso molaba. Creo.

    — [Amy]Gallina.[/Amy] – nadie me llamaba gallina. Luego me di cuenta de que era por lo de las alas.

    – [Dante]¿Te lanzo un hueso?[/Dante] – pregunté, girándome en lugar de irme. Amy era graciosa, ella también pasaba de todo.

    — [Amy]Coc, coc.[/Amy]— respondió, imitando a un pollo. Yo levanté una pierna contra una pared e hice el ruido ‘Psssshssshhhs‘. — [Amy]Eso son los machos, cerebro de alpiste.[/Amy]— soltó una risotada.

    – [Dante]Pues vale.[/Dante] – me encogí de hombros y dejé la imitación, pero le saqué la lengua. Entonces vi que Mike estaba por ahí, debajo de un árbol, solo, con un libro de esos suyos. – [Dante]¿Qué hace Mike ahí solo?[/Dante] – le pregunté. El tío era muy solitario, siempre por ahí con los libros y eso. Tampoco lo entendía mucho, en el cole hay muchos gilipollas pero aquí éramos los de siempre.

    — [Amy]Sacarse la carrera de medicina con nueve años.[/Amy]— comentó con una sonrisa. Parecía orgullosa. Estudiar estaba sobrevalorado, era aburrido. Yo prefería trabajar con las manos.

    – [Dante]Tiene pinta de aburrido. Voy a ver si quiere hacer algo.[/Dante] – le dije.

    — [Amy]Espera, pollito.[/Amy]— tiró de mí y me plantó un beso en los labios. Me sentí raro, no sé, cosas que no tenía claras. Hubiera preferido ese beso en mi cuerpo pero una maciza me acababa de besar, así que no pensaba quejarme. — [Amy]Las tetas no te las toco porque no son tuyas.[/Amy] – sentenció, echándose hacia atrás.

    – [Dante]Si fueran mías seguro que me las tocabas.[/Dante] – le repliqué, sacándole la lengua. Me parece que no tenía muchos puntos para conseguir tocar las de su madre.

    —[Amy] Pos claro, pero no pienso tocarle las tetas a tu madre sin su permiso.[/Amy]— me guiñó un ojo. Entonces a Amy le gustaban los chicos y las chicas. Me pareció bastante guay y me paré a pensar que nunca lo había pensado. Como papá siempre hablaba de chicas, no sabía que te podían gustar también los chicos.

    Caminé pensativo hasta donde estaba Mike, que no levantó la mirada del libro. – [Dante]Eh, tío, ¿qué haces aquí solo?[/Dante] – pregunté. Parecía muy concentrao y la verdad es que el sol y la brisa que había allí eran agradables. Y el silencio.

    – [Michael]Hola…[/Michael]- saludó, aunque después se puso a mirar para ver si se lo había dicho a otro. – [Michael]No tengo patatas fritas, así que…[/Michael] – añadió. Me hizo gracia que pensara que venía a gorronearle.

    – [Dante]Ya hombre, hoy no vengo a pedirte patatas. Ya sé que eres un roñica.[/Dante] – bromeé. Me reí, pero él no. – [Dante]¿No te aburres?[/Dante] – pregunté. Tenía que sacarle yo las palabras.

    – [Michael]No.[/Michael] – replicó, encogiéndose de hombros. Hoy a todo el mundo parecía que le importaba un carajo hablar conmigo. Entonces me acordé que el padre de Mike no podía mentir, así que igual él ahora tampoco. Siempre me pareció guay eso de no mentir, podía tenerlo toda la gente.

    – [Dante]Venga tío, siento haberte dicho roñica. ¿Me perdonas?[/Dante] – dije. Todo el mundo me tomaba por un matón, pero era mentira, lo que pasa que el resto de niños no podían saberlo o se meterían conmigo y con Cole.

    – [Michael]Sí, pero…no te voy a dar patatas.[/Michael]- se sacó una fiambrera y empezó a comer unas patatas fritar un poco raras, eran verde claro y tenían forma rara.

    – [Dante]Vale. [/Dante] – respondí, escuchando cómo crugían. – [Dante]¿No te aburres aquí solo?[/Dante] – pregunté. Un pájaro se posó en la rama del árbol, tenía las plumas de color negro salvo las del pecho, que eran blancas.

    Mike negó con la cabeza. Lo curioso es que parecía convencido.- [Michael]A veces…me gusta estar solo.[/Michael]- dijo, comiéndose otra patata.

    – [Dante]Mi madre quiere que empiece a escribir.[/Dante] – comenté, sacando el diario que llevaba en el bolsillo de la sudadera. Todos teníamos uno, nos lo regalaron a la vez. – [Dante]¿Te molesta si me quedo?[/Dante] – pregunté, sentándome con la espalda apoyada en el árbol. La verdad es que se estaba bien.

    – [Michael]En absoluto.[/Michael]- respondió. Parecía un viejo a veces, igual que la hermana de Amy.- [Michael]Si…te gusta escribir…el diario es una buena opción.[/Michael]- debía ser la vez que más tiempo me había hablado.

    – [Dante]¿Tú no lo has empezado?[/Dante] – le pregunté. Ya debía llevar tres o cuatro diarios el tío.

    – [Michael]Estoy esperando…quiero tener una buena historia que contar.[/Michael]- respondió. Me quedé callado, era una idea guay.

    – [Dante]Ya, yo a ver qué cuento.[/Dante] – dije alzando la vista al cielo despejado.

    – [Michael]Cuenta…cómo es volar.[/Michael]- me propuso. Me giré para mirarle.- [Michael]Es un buen inicio para una historia.[/Michael]- me tendió la fiambrera y esperé un poco antes de cogerle una patata, por si la quitaba cuando fuera a hacerlo. No lo hizo y me comí una, al principio puse cara de asco porque me esperaba una patata frita y eso era otra cosa. Luego Mike me lo explicó, su mamá le había hecho ‘snax de manzana’. No estaban mal.

    Sonreí y eché la cabeza hacia trás mientras pensaba. – [Dante]Me gusta la idea.[/Dante] – dije, y me puse a escribir. Pero como he empezado mal, voy a escribir ahora el inicio. Bueno, después de merendar.

    Volar es algo difícil de explicar. Una vez en internet leí que era el poder que todos querían tener, que era el sueño de la humanidad. Bueno, no me extraña. Cuando vuelas, eres solo tú, el viento y tus ganas de ir a donde quieras ir. Allí no hay que fingir, no tienes que ser otra persona, porque da igual, puedes ser completamente libre, disfrutar y reír mientras el viento frío te da en la cara. Volando, soy solo Dante.

  • EL RARO

    NOAH CHRISTOPHER ARKKAN | CASA DEL TÍO ED Y LA TÍA LUCY

    Hola diario. Tengo que ponerte un nombre, algo como ‘Destino‘. Papá siempre dice que ‘Destino‘ anota en su libro las cosas que pasan, así que te llamaré…’Destina‘, la hija de ‘Destino‘.

    Hola Destina. Ya sé que es la primera vez que escribo. Mis papás y los del resto nos regalaron los diarios para que escribiésemos como ellos las cosas que nos pasaban. El tío Toph siempre dice que con la tecnología saben demasiado de nosotros, así que fueron en papel en lugar de cuadernos de tinta dijital digital. Mejor, porque a veces las cosas electrónicas se estropean cuando las toco.

    Hicimos un pacto de empezar a escribir en verano, pero después del día raro que ha pasado ya he visto a Xander, Jane y Elle escribir. Así que como me aburro, voy a escribir también.

    Como eres Destina, lo que te cuente ya lo sabes, así que no tengo miedo de que pienses que soy raro. Sé que los demás me ven raro, pero mamá siempre dice que soy muy especial.

    Nací muy parecido a Papá. Yo también soy demonio como él, alguna vez me he visto, pero no me pasa a menudo. Papá dice que cuando sea mayor podré controlarlo. Sabe mucho de muchas cosas porque pidió conocimiento como regalo de las Pruebas. Así que yo también sé muchas cosas. Aunque no sé todavía transformarme, he aprendido a ‘entrar’ a la memoria que no está en mi cabeza si no en mi sangre o algo así, eso todavía no lo he visto en los recuerdos de Papá. Es confuso, porque están también los de sus papás y otros, pero me ha dicho que intente ver solo los suyos de momento.

    Por si eso no me hiciera suficientemente ‘raro’, también tengo el poder de Papá, pero a mí se me ha manefestado de una forma diferente. Yo soy rápido, rápido como una chispa. Así que para mí todo lo demás va muuuuuuy leeeeentoooooo.

    En el cole le dijeron a Papá y a Mamá que tengo un trastorno de hiperactividad y me mandaron a un médico. No me llevaron, pero ahora tengo que disimular en clase y hacer las cosas lento, así que me aburro mucho y termino no prestando atención. Luego aprendo más rápido yo solo.

    Los demás son buenos conmigo normalmente, pero los otros niños son crueles. Papá siempre dice que tenemos que ser mejores que ellos, Mamá quería ir a colgarlos de una percha. Habría sido divertido. Mamá es muy divertida.

    Leo y Amy siempre me defienden de los abusones. He visto en los recuerdos de Papá las cosas que puede hacer con sus poderes y por qué no las hace, así que por eso no los uso contra los abusones, no quiero ser uno de ellos.

    ¡Ah, es verdad! Ahora todo es un poco lento, porque estoy en el cuerpo de Mamá, me dio un poco de pena no ser Papá porque podría seguir siendo todo rápido y quizá ser un dragón superfuerte, pero sonreí para que Mamá no piense que su cuerpo es de segunda. Está todo como…movido. Esto no está mal, pero quiero volver a ser yo y que Papá vuelva a ser él, porque es raro verme llamar ‘Selardi‘ a Leo. Todavía no sé mucho rakkthathor, estoy aprendiendo algo de la memoria y Papá me aclara dudas. Sé que Selardi es el nombre más bonito que encontró en su idioma porque lo sentí cuando la vio. No sé explicarlo pero Papá dice que es mejor si aprendo yo solo a moverme por allí.

    Ahora estoy sentado al lado de Kaylee, que es el tío Toph. Me gusta hablar con ella porque puedo decir cosas que los otros no entenderían, pero está leyendo libros en idiomas extraños que tiene el tío Ed. Es por el poder del tío Toph, que lo traduce todo. Eh, si Kaylee puede usar el poder de su papá igual puedo usar el de Mamá. O igual no porque el poder del tío Toph está siempre ahí. Voy a probar y te cuento.

    Bueno Destina, te digo como han sido las cosas.

    Me giré en la silla y me fijé en Kaylee, que leía concentrada en ese momento. Era raro ver al tío Toph pero saber que debajo, no era él. Como normalmente soy muy rápido, puedo observar a la gente sin que nadie se extrañe, pero ahora no era tan rápido en el cuerpo de Mamá. – [Kaylee]Deja de mirarme fijamente[/Kaylee].- dijo, sin dejar de leer el libro con aspecto de concentración.- [Kaylee]Es incómodo[/Kaylee]. – añadió. Me sonrojé y pensé cómo arreglarlo, pero ahora tenía menos tiempo de lo normal para pensar.

    – [Noah]Perdón. Estaba mirando el libro, ¿qué idioma es?[/Noah] – intenté disimular, no tenía mucha experiencia con idiomas y de ese no reconocía ni las letras. Ella se encogió de hombros. Su pelo era muy bonito, rojizo como el atardecer.

    – [Noah]A mi me gustaría saber rakkthathor.[/Noah] – comenté, sin pensar demasiado. Mis manos sintieron la madera, buscaron un tornillo de la mesa, pero no funcionaba, mi piel seguía siendo la de mi madre, ni metal ni madera.

    – [Kaylee]Tu papá puede enseñarte[/Kaylee].- dijo ella. Era raro no escuchar su voz normal. Era como hablar con el tío Toph pero sin serlo.

    – [Noah]Ya, sé algo.[/Noah] – comenté. Papá decía que en mi forma de demonio sería algo casi innato, mientras que hablar nuestro idioma sería más difícil, al menos para él. Yo había nacido así, quizá no me pasara lo mismo. Parecía confuso. – [Noah]Koo rha ka se kashuona.[/Noah] – pregunté, una de las pocas frases completas que me sabía.

    Kaylee me devolvió una sonrisa alegre. Me pareció muy de verdad y me hizo sentir bien, aunque era todo muy raro al ser la cara del tío.

    – [Owen]Hola, ¿que hacéis? -[/Owen] preguntó Owen, acercándose. La tía Rebecca solía ser seria, pero esa vez parecía diferente. Se rascó la nariz y me dio miedo que se volviera a sacar un moco, no me gustaban mucho los gérmenes. Me daban miedo desde que vi recuerdos de Papá en el tanque, los médicos le metían cosas para comprobar si era inmune. Tampoco me gustaban mucho los médicos, salvo la tía Mara.

    – [Kaylee]Nada[/Kaylee].-  respondió. Me sentí un poco mal porque estábamos haciendo algo, hablar, pero imaginé que le apetecía más estar con Owen. Era más popular, en clase la gente siempre se reía con él.

    – [Owen]¿Tu mamá no se ha comido una regla de esas? Porque a ti no te sale sangre por ahí…-[/Owen] me preguntó señalándome mis partes privadas. Seguía aguantándome el pis pero no podría hacerlo mucho tiempo. Era un poco raro usar…esas partes, y una suerte que a mamá no le pasara lo mismo que a la tía Rebecca.

    – [Noah]No, fue la semana pasada.[/Noah] – mi Mamá y mi Papá eran algo diferentes a los otros padres, Mamá siempre decía lo que pensaba y si tenía la regla, solía saberse, en parte para que la dejáramos tranquila.

    – [Kaylee]No todas las mujeres la tienen a la vez, Owen[/Kaylee].- le explicó Kaylee. Era tan madura y tan lista.

    – [Owen]¿Qué clase de monstro puede hacer algo asi? -[/Owen] Owen alzó el puño y miró al cielo, como si estuviera en el teatro.

    Kaylee se rió, más que conmigo. – [Kaylee]Biología[/Kaylee]. – añadió, mirándole.

    – [Owen]Pues como me encuentre con esa tal Biología…[/Owen] respondió, dando puñetazos al aire. Pensé que se le iba a ir la mano y darle a alguien. – [Owen]No dejaré que también te hagan esto Kaylee.[/Owen] – Kaylee se quedó pensativa pero seguía sonriendo. Me sentía raro allí, mirando como hablaban. Me parecía que sobraba.

    – [Kaylee]Me halagas[/Kaylee].- añadió. No me apetecía mucho seguir allí, así que me inventé una excusa para irme. No me gustaba mucho mentir, así que dije algo que era casi verdad.

    – [Noah]Perdonad, vengo ahora.[/Noah] – me levanté y fui a la sala de al lado. Cuando pasé por la puerta vi a Kaylee romper a reír mientras Owen hacía el pino con dificultad en el cuerpo de la tía Rebecca. No tenía pensado volver muy pronto así que busqué un sitio tranquilo y volví a escribir contigo, Destina.

    Kaylee estaba mejor con Owen, reír es bueno y ella reía mucho con él. La gente siempre se fijaba en lo mucho que había heredado de Papá, salvo el aspecto humano, que todo el mundo decía que era igual que el de Mamá. Lo que nadie sabía es que de personalidad era como los dos. Mamá sabía ser feliz pasara lo que te pasara y Papá era muy calmado. Kaylee me gustaba pero no pasaba nada si al revés no, estaba acostumbrado a ser el raro. Bueno, voy a merendar con los demás. Nos vemos luego.

    ¡Destina, lo he conseguido! Estaba poniendo cosas en la mesa para merendar y mi piel se ha convertido en acero como el cuchillo. Ha sido muy guay, Mamá me ha sonreído y los demás se han sorprendido.

     

  • VIDA DE CAMPO

    Edward MacLay – Afueras de Moondale

    Ojeando entre varios libros he encontrado mi viejo diario, ha pasado mucho tiempo desde que escribí en el por última vez. Todo ha seguido su curso, no estamos en una utopía ni en un futuro desolado como mencionaba en anteriores entradas.

    Han pasado muchas cosas, pero ninguna de ellas mala, o bueno casi ninguna mala. No fue muy difícil descubrir de qué hablaba la Reina Negra cuando me maldijo, básicamente no podía tener hijos hasta encontrar a Ezra, lo que se había vuelto mi misión principal buscando contra hechizos a la maldición o hechizos localizadores sin ningún resultado. Lo que me ha llevado a pensar que no podre encontrarle hasta que la línea temporal alcance la época en la que procede, es decir, dentro de un par de años.

    Siempre he tenido esa percepción de ser una persona solitaria, pero con Lucy todo eso cambio, ya no era tan huraño, tímido y reservado, era un regalo despertar cada día junto a ella. Tras unos meses de viaje por Europa regresamos a Moondale y nos asentamos en una casa rural en medio del campo propiedad de Fenris, la cual había sido su hogar de infancia y había restaurado. Quería dejárnosla como regalo, Fenris siempre era demasiado generoso con todos nosotros, pero resultaba demasiado violento que te regalen una casa así que mensualmente le pagamos un alquiler o le regalábamos productos ecológicos cosechados por nosotros, aunque resulta raro regalarle verduras a un licántropo.

    Bajo la supervisión de Christopher me he convertido en un vigilante en prácticas, aunque la verdad espero no llegar a ejercer nunca como tal ya que eso significaría que hemos perdido a Sarah o Sasha. Y hoy he recibido la llamada de Nate informándome de que mis amigos y sus hijos vienen hacia aquí para que les ayude con cierto problema que parecen tener. Tras escuchar los pitidos del bus salí para recibirles, cuando Nate abrió las puertas del bus parecía agotado.

    – [Ed]¿Esto… va todo bien?.-[/Ed] Pregunte viendo bajar a Dominic del bus con el semblante pálido, casi costándole andar, Sarah iba tras él igual.

    – [Jane]¡CABRITAS!. [/Jane][Elle]¡CABRITAS!.-[/Elle] Gritaron ambos a la vez, su rostro se ilumino de felicidad y dando salticos corrieron hasta donde se encontraban las cabras.

    – [Noah]¡Tío Ed![/Noah] – Cara me llevo por delante tras bajar del autobús, a lo lejos Dominic cogía una de las cabritas en brazos, por suerte era Sleepy la cual padecía narcolepsia y se quedo dormida encima de él.

    – [Ed]Cara… yo también me alegro de verte.-[/Ed] Me faltaba un poco el aire tras el abrazo que me había dado levantándome por los aires. Cara siempre había sido simpática pero esto era incluso demasiado para ella.

    – [Owen]¿Lucy me dejas unas braguitas?.-[/Owen] Fue lo primero que dijo Rebecca tras bajar del autobús seguida de Owen.

    – [Lucy]Holaaaa[/Lucy].- Lucy salió de casa recolocándose el sombrero y echándose por detrás de las orejas los mechones de pelo, acto seguido saludo a todos moviendo la mano con efusividad y una sonrisa en la cara, eso nunca faltaba en ella. Tenía la sonrisa más bonita que había visto nunca .- [Lucy]¿Unas braguitas? ¡Te puedo dejar todas las que quieras! He estado haciendo pruebas de corsetería y tengo algunas que mejor no te las pongas delante de Dom, porque…[/Lucy]- Le guiño un ojo a Rebecca. No voy a entrar en detalles porque tengo la impresión de que Diana espía mi diario, pero se dé que hablaba.

    – [Owen]También necesito una tirita grande para no morirme por aqui abajo.-[/Owen] Añadió señalándose sus partes mientras Owen le pegaba un golpecito en la mano para que la apartara. Creo que empezaba a comprender lo que pasaba.

    – [Xander]Tía Lucy, Owen se desangra. Tienes que darte prisa.[/Xander] – Owen estaba en el cuerpo de Rebecca y viceversa. Me fije en Daniel, acababa de llamar tía a Lucy, mientras que Xander miraba a lo lejos a Sarah, o más bien a Elle para asegurarse de que no se hacía daño jugando.

    – [Lucy]Rebecca, cielito…tienes que descansar más[/Lucy].- Lucy le paso la mano por la espalda frotándosela- [Lucy]Ed, ve a por bragas para Becky y tráele un tampón[/Lucy].- Asentí y me encamine raudo hacia la casa.- [Lucy]El mes que viene te llevo de reunión al Tuppersex y te quedas nueva[/Lucy].

    Por el camino Grumpy me dio un cabezazo en el pie, pero no podía pararme a jugar con ella. Cogí una muda limpia del cajón y con las prisas cayeron varios tampones al lavabo, luego los recogería.

    – [Idris]Yo quiero una copa de vino si tienes, Lucy.[/Idris] –Escuche decir a Mara mientras llegaba con los demás  carraspeando y con una mano posado en el pecho como si le costara hablar.

    – [Lucy]Las tienes en el botellero. Donde siempre[/Lucy].- Lucy le hizo señas con las manos para que se sirviera ella misma.- [Lucy]El Moet and Chandon es mío, pero de las demás coge la que quieras.-[/Lucy] Mara o… tras echar un vistazo al resto deduje que era Idris, se encamino hacia la puerta de casa moviendo con ímpetu las caderas.

    – [Lucy]Cari, Mara últimamente le pega bastante al pimple, ¿no?[/Lucy]- Me susurro Lucy al oído.

    – [Ed]Creo que esa no es Mara.-[/Ed] Christopher jugaba con sus pies balanceándose hacia delante y hacia atrás mientras Diana se echaba contra el lado del bus haciendo pompas de chicle y ocultando sus ojos con las gafas de sol.

    – [Mara]IDRIS SOLO NOVAK, quieto ahora mismo si quieres vivir para ver otro día[/Mara].- Mara salto los escalones del bus y se encamino hacia la casa para frenar a Idris.

    – [Idris]Vale, perdón mamá.[/Idris] – Idris deshizo el camino andado para volver con el resto.

    – [Lucy]Becky cielo, aquí tienes el tampón[/Lucy].- Lucy le dejo un tampón en la mano a lo que Rebecca miro extrañada a Owen.

    – [Dom]Esto de tener piernas cortas es horrible.-[/Dom] Jane bajo del bus suspirando y yo suspire aliviado de que la niña no llevara un puro en la boca.

    – [Owen]Mamá ¿Por qué la tía Lucy me ha dado un tapón?[/Owen]

    – [Lucy]Solo tienes que metértelo en el chirri[/Lucy].- Negué con las manos para que no lo hiciera pero Lucy saco otro e hizo una demostración empujando el aplicador en el aire.- [Lucy]Y ya está[/Lucy].- La expresión de Rebecca y Daniel era un poema con la boca abierta y pálidos como la nieve.

    – [Rebecca]Eh…llevo yo compresas en el bolso[/Rebecca].- Owen rebusco en el bolso de su madre, o en el suyo propio mejor dicho.- [Rebecca]Ve al baño y si necesitas ayuda, me llamas[/Rebecca].

    – [Sarah]Ed, tienes que ayudarnos[/Sarah].- Elle se planto delante de mi tirándome de la manga de la camisa.- [Sarah]Estamos en el cuerpo de los niños y necesitamos que reviertas el hechizo o lo que sea esto[/Sarah].- Se cruzo de brazos al más puro estilo de Sarah.

    – [MacLeod]Cuanto antes mejor.[/MacLeod] – Christopher había pasado por mucho, debía de ser extraño ser capaz de percibir todo como un licantropo otra vez en el cuerpo de Amy.

    – [Ed]Chicas. Chicos. Porque no vais al cuarto a jugar.-[/Ed] Los niños en el cuerpo de sus padres corrieron a casa, algunos con más ganas que otros. – [Ed]¿Alguna idea de que ha podido ocurrir? ¿Demonio? ¿Magia? ¿Algún niño leyendo algo en latín que no debería?[/Ed]

    – [MacLeod]Me recuerda al Soberano, pero es imposible. Algún demonio puede hacer esto, pero solo lo ha hecho con algunos. Lo de Cole fue un susto.[/MacLeod] – Al parecer Logan no estaba con el resto cuando sucedió el intercambio de cuerpos y encontraron a Cole en un bar, Logan se llevo una buena reprimenda por parte de Mia y ahora en los cuerpos de Cole y Dante parecían dos hermanos inseparables.

    – [Diana]Sea lo que sea hay que darse prisa, porque miedo me da tener que ir al colegio el lunes.-[/Diana] Resultaba gracioso ver a Diana en el cuerpo de Kaylee, las piernas le colgaban en el aire en el sofá.

    – [Daniel]Escalofrío.[/Daniel] – Es curioso como cuando eres niño quieres crecer para dejar de ir a la escuela y cuando eres mayor quieres volver a tu juventud, sin ir al colegio claro.

    – [Mara]El lunes tengo una cesárea programada.-[/Mara] Mara señalo con la cabeza a Idris quien estaba divirtiéndose con el cambio de cuerpo retocándose el maquillaje un poco.— [Mara]No digo más.[/Mara]

    – [Idris]Mamá, no voy a cortar una barriga.[/Idris] – Añadió tras frotarse los labios con el nuevo pintalabios. – [Idris]Podemos hacer pellas y comer helados.[/Idris]

    – [Mara]Por favor, Ed[/Mara].- Pidió casi rogando mientras le quitaba su propio bolso a Idris.- [Mara]Acaba con esto antes de que mate a mi propio hijo[/Mara].- Recogí los libros que estaba investigando de la mesita de café para guardarlos y entonces fue cuando caí en el hechizo que realice por la mañana.

    – [Michael]No me gusta el cuerpo de papá. Me pica la cara.[/Michael] – El pequeño Michael sufriendo la honestidad de su padre se rasco la cara en la manga de la que pensaba que seguía siendo su madre.

    – [Owen]Ser adulto es una caca.-[/Owen] Owen regreso del baño recolocándose el pantalón de pijama que le había dado Lucy y la ropa interior, Rebecca en el cuerpo de su hijo se tapo los ojos negando con la cabeza.

    – [Ed]Bueno, creo que he encontrado el problema, el causante y solución.-[/Ed] Les enseñe uno de los libros que había estado investigando, era azteca y uno de los hechizos hablaba del intercambio de cuerpos, mi idea era intercambiarme por Ezra para ver si asi podría descubrir donde estaba. Al no ocurrir nada pensé que había fallado, pero al ver a todos ahora creo que el hechizo se propago más de lo que esperaba – [Ed]Al parecer es todo culpa mía. Lo siento chicos.-[/Ed] Dije disculpándome. – [Ed]La parte buena es que el hechizo se desvanece en 24 horas.[/Ed]

    – [Diana]Te mato[/Diana].- Diana pego un salto en el sofá y se puso en pie.- [Diana]Sujetadme que lo mato[/Amy].

    – [Xander]Yuju, puedo ir de caza[/Xander] – Xander emocionado empezó a inspeccionar la habitación a ver si encontraba algún arma. Diana dio otro salto y aterrizo a mi lado pegándome una patada en la espinilla.

    – [Lucy]Acabo de hacer un pedido por Infinity Eat de pizzas[/Lucy].- Dijo muy contenta con el móvil aun en la mano.- [Lucy]No pensaba ponerme a cocinar para tanta gente[/Lucy].

    – [Kaylee]Es fascinante este tratado sobre ‘Demonología’ que estaba leyendo papá[/Kaylee].- Kaylee saco un libro de considerable tamaño, el cual apenas habría sido capaz de transportar en su propio cuerpo. Kaylee estaba aprovechando la habilidad de su padre y se estaba llenando de conocimientos.- [Kaylee]Luego podemos debatir[/Kaylee].- Le propuso Kaylee a su padre, pero Christopher parecía que quería que se lo comiera el sofá.

    – [Ed] Sugiero que paséis la noche todos aquí.-[/Ed] Dije intentando quitarme a Diana de encima.

    [Owen]¡FIESTA DE PIJAMAS!.-[/Owen] Grito Owen para que les escuchara los demás en la habitación contigua.

    – [Elle]¡BIEEEEEEEEEN![/Elle]- Elle llego pegando gritos junto con Jane y los tres se pusieron a bailar.

    – [Dante]Joe, pero no puedo dormir con estas tetas, pesan.[/Dante] – Se quejo Dante en el cuerpo de su madre llevándose las manos a los pechos visiblemente dolorido. Después de todo seguía siendo un niño.

    – [Idris]Te las puedo sujetar.[/Idris] – Se ofreció Idris entre risas. Mara golpeo a su cuerpo con el bolso para que se comportara.

    La casa se lleno de gritos y alboroto, para cualquier otra persona hubiese resultado un quebradero de cabeza pero para mí resulto de lo más agradable.

  • ELFO DE LA LUNA

    IDRIS SOLO-NOVAK

    CASA DE ED Y LUCY

    Bueno, como parece que está de moda y al final todo el mundo ha empezado con el diario, voy a empezar yo también. No sé muy bien desde donde tengo que empezar a contar, pero como mi madre siempre dice, hay que ser educados, así que voy a presentarme en condiciones.

    Me llamo Idris Solo-Novak, soy hijo de Vincent Solo y Mara Novak – bueno mezclaron sus apellidos y eso cuando mamá resucitó pero eso seguro que ya os lo han contado ellos – y hermano de Mike Solo-Novak. Soy medio elfo oscuro, que parece un concepto un poco racista por aquello de que mi piel humana también es oscura, pero no me ofendo porque mi madre siempre me ha enseñado a estar orgulloso de quien soy. Dicho esto, prefiero ‘Elfo de la noche‘ o ‘Elfo de la luna‘, quedan mejor y a la hora de ligar seguro que se nota.

    Mi padre es humano, más o menos, y mi madre una licántropa ex vampiresa – en mi familia no nos aburrimos, siempre tenemos anécdotas para el coche: «Eh, ¿te acuerdas de cuando era una vampiresa? Qué días más perros.» ¿Lo pilláis? ¿Eh? Por lo de que ahora es una licántropa. – así que diréis, ¿de dónde saca lo del elfo de la luna. Bueno, mis padres son mis padres adoptivos, me acogieron cuando mis padres biológicos fueron asesinados antes de la Guerra de Moondale. Mi padre se llamaba Abel Moreau y era El Consejero de Z, el tipo ese que la lió gorda. De mi madre sé menos, porque no la conocía nadie del círculo de Z. La tía Sarah se encargó de comunicarse con gente de la isla para preguntar y me contó que ella era la elfa de la luna y que mi padre confiaba en el sueño de Z por conseguir un sitio seguro para ambos, porque a ella la habían perseguido toda su vida.

    No suelo contárselo a mamá ni a papá, pero recuerdo más al asesino que a ellos. A veces sueño que corro mientras una sombra me persigue, cubriendo cada vez más espacio, hasta que me despierto sobresaltado. Sé que era el Rey Negro, por eso nunca he querido ir a la Isla para saber más de mis padres, no quiero saber nada de la gente que confió en su asesino.

    Seguro que os parece que soy muy sincero, contando así todo esto. Mi padre no puede mentir, por mucho que lo intente, es imposible, por una cosa que le hicieron cuando nació, en su mundo – ya os dije que teníamos muchas conversaciones para el coche – y cuando se ponía nervioso empezaba a decir todo lo que se le pasara por la cabeza, así que al final yo había acabado acostumbrándome a decir la verdad. Bueno, alguna vez la decía un poco a medias porque mamá siempre decía que le había salido un poco rebelde. Para calmado ya estaba Mike, yo le añadía un poco de especia a nuestra vida. Vale, sí, hay algo que no os he contado, mamá me está ayudando a escribir, quería parecer culto.

    Me acuerdo de cuando nació Mike, todo el mundo estaba nervioso y me observaba, sobre todo cuando me lo enseñaron por primera vez. Tengo recuerdos tenues, pero sé por las fotos que alguien había llorado y todo cuando lo cogí en brazos y le sonreí. En aquél momento no tenía ni idea, claro, pero ahora sí sabía por qué. Todo el mundo tenía miedo de que por ser adoptado tendría miedo de que Mike me quitase el sitio o lo quisieran más. La verdad es que sería dramatizar decir que alguna vez lo pensé, para mí la llegada de Mike fue una alegría, tenía un hermano, un amigo con el que jugar. Nos habíamos peleado alguna vez por la consola, pero por norma general me gustaba ser el hermano mayor guay de Mike que cuidaba de él. También me hacía sentir especial el orgullo que tenía mamá cuando me veía con él. Bueno y la verdad es que Mike era un hermano menor de lujo, así que lo hacía más fácil.

    Tampoco os penséis que todo es fácil, que a mí me de igual salir de mamá no quiere decir que a los otros niños no. Por desgracia había niños que me miraban diferente por mi piel y niños que se burlaban de ser adoptado, porque yo nunca me había avergonzado. Pero al final, aunque algún día terminase afectado, aprendí a ser como soy ahora y a reírme de lo seria que era la vida a veces. Al final la familia la eliges, igual que todo, y la sangre dice poco o nada. Lo que cuenta son las cosas que compartimos y que estén ahí cuando los necesitas. Para mí habían estado ahí desde el momento en el que me conocieron y ese amor vale más que mil litros de sangre. Por cierto, mamá no llora a menudo pero creo que ahora lo está haciendo.

    Bueno, pues eso, ése soy yo. Qué más, a ver. Vivo en Louna, pero acompaño muchas veces a mis padres a Moondale cuando van a ver a sus amigos o cuando mamá tiene que ir a hacer algo a la Escuela Legado. Así aprovecho para ver a los demás, que también son diferentes y me caen bastante bien. Vale, y hay chicas guapas, bueno y chicos, soy un hombrecito libre y adolescente, ¿qué esperáis?

    Este día ha estado bastante bien, ha sido toda una aventura cambiar de cuerpo con mi madre. La pena es que no conseguí ligar con nadie. Mamá deja de mirarme mal, es raro verme frunciendo el ceño. No tengo la culpa de que el mundo esté lleno de gente guapa.

    No sé qué más contaros. A ver, ah sí, tengo un poder, puedo congelar cosas, lo descubrí hace poco pero hizo que el último verano fuese la caña. De mayor me gustaría ser como los Moondies y luchar contra los malos para salvar el día. Si consigo que el tío Daniel me regale dos katanas sería como Drizzt Do’Urden, solo me faltaría tener una pantera negra de compañero. Mi madre era una loba de color negro así que estaba cerca. Además, me llamaba Idris, la gente podría llamarme Drizz fácilmente. Tenía que empezar a convencerlos, luego tendría que convencer a Daniel de que me hiciera las katanas, sería más fácil que convencerlo de casarme con su hija. Era una suerte contar con mi carisma natural.

     

  • TODO ESTÁ CAMBIANDO

    Sarah – Bosque de los lobos

    Noche

    Me sentía culpable por cada persona que resultó herida aquella noche, por los que perdieron la vida incluso aunque fueran de moral cuestionable (¿Quién era yo para juzgar a nadie?) y por cada destrozo de la ciudad. Mi cuerpo no daba muestras de cansancio físico, porque no dejaba de ser una máquina de matar y en mi genética de Cazadora no existía la opción de «batería baja», al menos no de la misma forma que para el resto del mundo, pero sí que estaba agotada psicológicamente. Enfrentarme, primero a mis miedos a manos de El Rey Negro y después a Aaron, que era tan indestructible como parecía, hicieron que combatiese de manera mecánica, prácticamente sin pesar.

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  • FOBIA

    Daniel Arkkan | Bosque de los Lobos

    La vida había hecho de mí un guerrero. Quizá podría haber sido muy diferente, haber tomado cualquier otro camino, pero en ese momento me parecía lo más lógico. Un guerrero no tiene sentido sin un combate que librar, al menos en teoría. Dejadme que os confiese una cosa: en cualquier momento habría dejado con gusto el camino que había elegido con tal de no ver el horror y la pena de una guerra como la que estaba sucediendo.

    Por mucho que lo explique, resulta muy difícil llegar a empatizar con cómo se siente de verdad una guerra, pero lo intentaré. Lo primero es que por mucho que hagas planes, eventualmente te encontrarás en un amasijo de cuerpos luchando entre sí donde la confusión es capaz de convertir amigos en enemigos. Por eso los uniformes de Lucy nos permitían diferenciarnos mejor.

    Por otro lado, cuando empieza el combate de verdad, tienes que entregarte a un instinto primario de supervivencia. Las preocupaciones por los demás pasan a ser puntos débiles, por eso tienes que asegurarte de confiar en las personas junto a las que luchas y no dudar de sus capacidades. En mi caso, podía temer por algunos de ellos pero sabía que eran capaces de sobrevivir. El mayor miedo lo tenía por Christopher, Zack y los Satellites y otros que habían decidido ayudarnos pero no tenían experiencia.

    Cuando estás combatiendo, resulta prácticamente imposible vigilar dónde se encuentran los demás y si necesitan tu ayuda. Todo se empieza a suceder rápidamente. Tienes al enemigo frente a ti y todo se reduce a sobrevivir y en nuestro caso, dentro de lo posible, en incapacitar al otro sin acabar con su vida. Era un lujo que nos exigíamos y con el que la Iniciativa y Gambit no cargaban.

    Para mí fue un alivio que el plan del teletransporte funcionase. Principalmente por dejar de preocuparme de la gente inocente que podía estar sufriendo por algo en lo que no tenían nada que ver, pero también porque mis años de soledad me habían hecho sentirme cómodo en el bosque, sabía cómo aprovecharme de la naturaleza para conseguir ventaja y eso me permitió echar un vistazo a lo que ocurría a mi alrededor de vez en cuando.

    Principalmente conseguir ver a Sarah y a Cara, confiando en que los demás estuvieran a salvo. Cara parecía una auténtica amazona con su arco enfrentándose a auténticas oleadas de nuevos activos de la Iniciativa, que había formado un ejército. Sarah había ido directa a cortar la cabeza, enfrentándose al propio Z en combate singular, aguantando perfectamente contra él.

    El tiempo siguió pasando, en las guerras, no hay descanso y el cuerpo termina resintiéndose severamente. ‘Sendero Oscuro‘ cercenó las cabezas de dos vampiros de Gambit y tras las cenizas, varios metros más allá en el claro, vi un cuerpo menudo de cabellos rubios en el suelo.

    Mi corazón se detuvo instantáneamente. Olvidé todo lo que sabe un guerrero y corrí atravesando el campo de manera vulnerable hasta ella. Sarah no podía estar muerta, en mis Pruebas le había conseguido una oportunidad, en los futuros ella seguía viva. Z no podía haber dejado que muriese, creía que la necesitaba.

    Mi mente se daba todo tipo de argumentos para luchar contra la evidencia de mis ojos. Recibí un corte en una pierna de un demonio de la Iniciativa. Mi mano buscó la espada y escuché el grito cuando cortó carne y hueso, pero no me detuve a comprobar a mi enemigo.

    Me arrodillé al lado de su cuerpo, incapaz siquiera de llorar. Sarah estaba en el suelo, con su ferocidad convertida en el inocente cuerpo de una persona a quien se le ha robado la oportunidad de vivir y de ver a sus hijos. El dolor me estaba destrozando y no me dejaba pensar, pero me forcé a hacerlo y entonces empecé a notarlo.

    No olía a Sarah. Un licántropo podría haberse dado cuenta antes, pero a mí me había llevado tiempo y concentración. El engaño que tenía ante mis ojos me habría convencido completamente si no hubiera tenido la predisposición de enfrentarme en algún momento a mis miedos, convertidos en realidad por el Rey Negro.

    Como si hubiese sentido que le había descubierto, el cuerpo inerte de la Sarah de pesadilla emitió una carcajada gutural mientras se ponía en pie con agilidad e intentaba clavarme la Lágrima de Freya. Me eché hacia atrás y aferré con fuerza Sendero Oscuro, pidiendo a quien pudiera escucharme no tener que enfrentarme a Sarah, ni siquiera a una imagen suya.

    – [BlackMask]Eres un festín andante.[/BlackMask] – se jactó la pesadilla con una voz gutural masculina. El Rey Negro se alimentaba de los miedos que él mismo desataba. Era un enemigo peligroso al que habría preferido no enfrentarme, pero ya no había marcha atrás.

    Evité responderle. Por lo que sabía, sus tentáculos ya estaban reptando por mi mente, buscando miedos y traumas a los que aferrarse. Me preparé para volver a ver a mis padres, aunque jamás estaría preparado para ello verdaderamente. Su muerte había cambiado mi vida irrevocablemente.

    Pero en lugar de en ellos, la Sarah de pesadilla se transformó en un enorme demonio con aspecto de depredador que supe instantáneamente quién era: El Juthrbog. Sonrió, mostrando unos dientes afilados y se acercó. A sus pasos le acompañaba el sonido de algo arrastrándose por el suelo. Tardé unos segundos en ver los cuerpos que llevaba encadenados a su torso. No quise mirarlos, era lo que quería, pero reconocí a varios antes de apartar la mirada: mis padres, Cara, Dom y de nuevo, Sarah.

    El demonio golpeó con uno de sus enormes brazos pero lo esquivé. Aun así, no esperaba que ese monstruo de pesadilla fuese tan rápido como para asestar otro golpe con el brazo contrario que me tumbó. Para ser producto de mi cabeza, pegaba con bastante fuerza. Mientras estaba en el suelo, el demonio sacó una maza que lanzó dispuesto a aplastarme, pero se detuvo en el aire a unos centímetros de mi pierna izquierda.

    En la cintura del Juthrbog aparecieron más víctimas y supe que era Dom antes de girarme para verlo.

    – [Dom]No es real. ¿Crees que este es mi mayor miedo? – [/Dom] preguntó, enfrentándose al demonio que había asesinado tanto a sus padres como a los míos mientras yo me ponía en pie. A Dom y a mí siempre nos uniría la tragedia, pero habíamos conseguido ir más allá y convertirnos en verdaderos amigos.

    Me uní al combate esperando que nuestras fuerzas le hicieran retroceder, pero el demonio era duro como si fuese real.

    – [BlackMask]Conozco todos tus miedos, Dominic Williams.[/BlackMask] – espetó la voz del demonio. Llevó una mano a su cintura y alzó tres cuerpos colgados de unas cadenas. Intenté no apartar la vista al ver a Rebecca, mi mejor amiga en la infancia, muerta a manos de ese ser. No quise imaginarme cómo sería para Dominic, porque yo mismo acababa de pasar por algo parecido con Sarah.

    – [Dom]¿Sabes cual es el problema de los miedos? Pueden hundir a las personas y es entonces cuando atacas.[/Dom] – replicó Dominic mientras aguantaba un zarpazo del demonio. – [Dom]Pero también les puede hacer luchar más todavia y acabas de tocar un tema que realmente me molesta. -[/Dom] sentenció. Sus ataques se hicieron más fuertes, pero también más salvajes y descontrolados. Intenté equilibrarme a su estilo de combate, tratando de defenderle cuando se dejaba demasiado vulnerable.

    – [BlackMask]¿Créeis que esto es un cuento donde perderé poder al tener más enemigos?[/BlackMask] – preguntó, sin perder el control. Esa había sido una de las teorías. Pensé que quizá no estaba surtiendo efecto porque Dominic y yo teníamos un miedo común, pero temía que el poder del Rey Negro fuese más de lo que esperábamos. – [BlackMask]El miedo no entiende de eso. Se adapta, busca cada resquicio, cada hueco, cada deseo más profundo.[/BlackMask] – por un momento volvió a su forma habitual y sus ojos se tiñeron de un negro absoluto. A su alrededor pareció encenderse una hoguera de puro fuego negro.

    Del fuego surgió una figura digna de las pesadillas. Vestida con un traje de cuero con púas de acero en varios puntos y un rostro letal, Omega continuó caminando con una sonrisa en los labios mientras miraba a su padre. Intenté interponerme, ese miedo sería menos fuerte si se enfrentaba a mí, pero sin ni siquiera mirarme Omega me alzó en el aire y sentí que mi garganta era presionada por una mano invisible y férrea.

    – [Dom]Jane… detente, tú no eres así.-[/Dom] intervino Dominic. Boqueé, tratando de coger aire. De nuevo me sentía como cuando era pequeño, luchando por respirar. Había vuelto a ser un niño indefenso que no podía luchar por su vida.

    – [Omega] ¿Y tú qué sabes cómo soy? [/Omega] – le espetó, dejándome caer. Boqueé a toda prisa intentando coger aire. Miré mis manos, con las pequeñas cicatrices a las que me había acostumbrado. No eran las manos de un niño, no me estaba ahogando. Solo explotaba mis miedos, pero de una forma que no dejaba nada que envidiar al demonio del miedo.

    – [Dom]Pa… para.. no…-[/Dom] escuché pedir a Dominic, sujeto esta vez por la mano de Omega en lugar de la telekinesis. Si emulaba perfectamente nuestros miedos, Dominic debía estar sintiendo que Omega le absorbía su poder y con él, su vida, acompañado de un dolor que era como sentir que cada terminación nerviosa de tu cuerpo estuviese atravesada a la vez por una aguja.

    – [Daniel]Dom no…[/Daniel] – me puse en pie y me abalancé contra Omega, pero algo me golpeó con fuerza en los tobillos haciéndome caer de nuevo. Me levanté lo más rápido que pude y la vi frente a mí.

    – [Sasha] Eres débil, aesir. Por eso ella se ha cansado de ti[/Sasha] – Sasha estaba en pie de guerra delante de mí, armada con el bastón que le había hecho y enfundada en el traje blanco que se había cambiado después de que Sarah se lo sugiriese.

    Antes de poder responderle que no era ella, que era solo un miedo, escuché un ruido sordo y me giré para ver a Dom inerte en el suelo, delante de Omega, que se desvaneció. El terror y el dolor me invadieron como en una oleada, apoderándose de mí. – [BlackMask]Solo otra vez. Aunque nunca has dejado de estarlo realmente.[/BlackMask] – se mofó el Rey Negro.

    – [Daniel]Solo es otro truco.[/Daniel] – dije, intentando convencerme. Pero Dominic no se movía ni se desvanecía. Corrí hacia él, dando la espalda a Sasha. Dom no tenía pulso ni respiraba. Intenté reanimarle, pero estaba completamente inmóvil, sin vida.

    Volví la mirada con rabia buscando al Rey Negro, pero solo vi a Sasha. Caminaba hacia mí, pero se detuvo y miró hacia otro lado. Al poco, Sarah se acercó a ella y le dio la mano para caminar juntas. Sarah estaba cambiada, llevaba un traje como el de Sasha pero en negro.  – [Sarah]¿Lo es?[/Sarah] – me preguntó. Su voz se parecía tanto a la de ella.

    – [Daniel]Sé que lo es.[/Daniel] – respondí intentando parecer firme. No temía que Sarah me dejase por Sasha, la conocía, sabía que quería estar conmigo. Pero…

    – [Sarah]Entonces no te importará que la bese. [/Sarah] –  replicó ella. Se giró para mirar a Sasha y el amor que sentí en sus ojos me partió el corazón. Seguía arrodillado en el suelo junto al cuerpo de Dominic y esa mirada me dejó clavado. Después, Sarah la atrajo hacia sí y sus cuerpos se fundieron en un apasionado beso que duró siglos.

    No sabía qué hacer, ahora, narrándolo, es muy distinto, pero en aquél momento la sensación de realidad estaba desapareciendo casi al completo por el efecto del poder de Rey Negro. No solo invocaba tus peores pesadillas delante de ti, si no que se alimentaba del miedo que generaba, haciéndose más fuerte y parasitaba tu cerebro sumergiéndote cada vez más en sus escenarios.

    No sabía qué hacer, tampoco podía luchar contra ellas por estar besándose. – [Daniel]No vas a poder.[/Daniel] – intenté luchar en vano. Estaba roto, creía de verdad que había perdido a mi mejor amigo y a mi amor y mejor amiga en un lapso de minutos.

    – [Sarah]Al final, me cansé de ti.[/Sarah] – continuó. Las palabras dolían más que los golpes del demonio. Empezó a embargarme una pena muy profunda, acompañada de rabia e impotencia. – [Sarah]Con ella era todo fácil.[/Sarah] – añadió, acariciando a Sasha con complicidad.

    – [Daniel]No. Sarah, por favor, no me dejes…[/Daniel] – le pedí. Ahora lo pienso y me avergüenzo no solo del miedo que había conseguido explotar el Rey Negro, si no imaginarme en rodillas, con los ojos anegados de lágrimas, rogando. No era bonito, pero la vida nunca es bonita. Los héroes no son invulnerables, también caen, tienen miedo y lloran. Si mis hijos leen algún día esto, quiero que sepan que su padre era humano.

    – [Sarah]Ella no arrastra su pasado como algo trágico.[/Sarah] – la sonrisa de Sarah me atravesaba. La luz de mi oscuridad se estaba convirtiendo en tinieblas. Siempre había temido que la muerte de mis padres me hubiese convertido en alguien que no era capaz de tener a nadie cerca. Había alejado a los MacLeod, me había alejado de todos cuando Sarah se fue al Palacio y al final, me había alejado de ella. Era culpa mía, yo la había perdido, había perdido a la persona que más quería en este mundo.

    – [Daniel]No.[/Daniel] – pedí. La sal de mis lágrimas se cristalizó en el suelo. Hacía frío.

    – [Sasha]Soy como tú, aesir.[/Sasha] – Sasha se acercó hasta mí. No comprendía que eso pudiera ser un miedo, ni siquiera intentaban atacarme, solo estaban diciendo la verdad. – [Sasha]Yo también pienso que es la luz de mi oscuridad.[/Sasha] – me puso una mano en el hombro, como si intentase animarme. Ese gesto fue mucho peor que si me hubiese golpeado. Al menos así habría sabido su propósito, pero eso solo hizo que me viese más inmerso aún en la pesadilla.

    – [Daniel]No. Nunca la querrás como yo.[/Daniel] – no quería mirarlas, no quería que me vieran así, llorando, pequeño, débil…incapaz de hacer nada por la mujer a la que amaba. Traté de lanzar un destello de luz con mi poder para despejar esa pesadilla, pero no pude. Me miré las manos y volví a canalizar mi poder. Nada. Ya no tenía poder.

    – [Sasha]Puede que no me creas ahora, pero cuando todo acabe, seguirás pensando en esto y al final, volverás a estar solo.[/Sasha] – añadió Sasha. No sería la última vez que tuviese esa pesadilla y eso quizá sería por culpa de esa frase, que me perseguiría durante mucho tiempo.

    Ya no era nada, sin Sarah no era más que un niño roto que juega a ser el héroe con espadas afiladas. Xander y Elle vinieron a mi cabeza y lloré incontrolablemente, ya no los conocería nunca.

    Mis pesadillas se prepararon para rematarme. Sentían pena de mí, querían ayudarme. Quizá debía dejarles, así todo sería más fácil. Podrían ser felices todos sin que yo les molestase. Fue entonces cuando un destello abordó mi mente.

    – [Sarah]No sé qué estás viendo, pero te quiero muchísimo[/Sarah].- escuché decir a la voz de Sarah. Miré al frente, no era esa Sarah, estaba seguro. Es difícil explicar cómo es hablar con alguien mentalmente, no es como una conversación por internet, no son solo palabras lo que vienen a tu mente, son también imágenes, esencias de esa persona. Resumiendo, la sientes cerca de ti, sabes que está ahí.

    Sarah estaba luchando contra Aaron, manteniendo el tipo contra su terrible fuerza. La admiré, embriagándome de la luz que desprendía en toda mi existencia. Sentía que los sombríos tentáculos del miedo se disipaban.

    – [Daniel]Sarah… Yo también te quiero. Puede que os haya visto a Sasha y a ti.[/Daniel] – me puse en pie. La pesadilla compuesta por Sasha y Sarah me observó como un depredador. Se juntaron más, volviéndose más íntimas, intentando a la desesperada explotar un miedo que ya no podían aprovecha. Tomé nota para agradecerle a April que me conectase con Sarah en un momento así, pero lo cierto era que no sabía cómo podría haber conseguido saber qué era lo que necesitaba, parecía obra de un telépata con más poder, y así era.

    Sarah soltó una carcajada. No una carcajada literal si no que se rió en persona y sentí en los ecos de su mente que se habría echado a reír. La comunicación mental es un tema complejo.- [Sarah]¿Estás seguro de que era una pesadilla?[/Sarah] – preguntó, mofándose.

    – [Daniel]Ahora que lo dices.[/Daniel] – respondí, echándome a reír. La forma de mi mente de ver la situación cambió completamente.

    – [Sasha]Eres un pervertido, aesir[/Sasha].- replicó la voz de Sasha. Era curioso sentir cómo su «presencia» se parecía más a la mía que al blanco impoluto y tranquilo de la presencia de Sarah. Nosotros teníamos más violencia, rabia y tristeza acompañándonos. Quizá por eso también se había explotado ese miedo, porque sabía que me parecía a Sasha.

    – [Daniel]Eh, sal de mi cabeza, Cazadora.[/Daniel] – respondí con familiaridad. Sabía por Sarah que la vida de Sasha había sido muy dura y también veía perfectamente lo que sentía por Sarah, así que podía ponerme en su piel viviendo día a día el miedo que yo había sentido durante unos minutos. Por eso sentía la necesidad de ayudarla y ser buena persona con ella.

    El efecto del Rey Negro se desvaneció del todo. Las Sarasha (así las llamaba Diana) íntimas desaparecieron. Miré detrás de mí y el cuerpo de Dominic también, pero seguía enfrentándose a Omega.

    – [Sarah]Dom, ¿qué está pasando?[/Sarah]- escuché preguntar a Sarah con una voz suave. Quien nos estuviera conectando era capaz de meternos a todos en una misma conversación mental. Nos habría venido bien tener a alguien así a menudo. La mente de Dom se sentía presente, pero tardó en responder.

    – [Dom]Jane… Omega esta aquí.-[/Dom] dijo finalmente. Yo que le estaba viendo sufrir a manos del Rey Negro le vi observando a su alrededor, alterado. Omega ya no le estaba estrangulando, en su lugar le estaba torturando con las muertes que había sembrado en aquél distópico futuro. El motivo de que la Iniciativa no pudiese ganar. Dos soldados de la misma intentaron coger a Dominic desprevenido, pero corrí hacia ellos y le defendí mientras se enfrentaba a su miedo. – [Dom]Owen…-[/Dom] dijo en su mente. Vi por el rabillo del ojo cómo se arrodillaba y aferraba un puñado de hojas. La visión debía ser muy intensa para él pero esta vez yo no estaba viendo nada, el Rey Negro parecía estar concentrándose en él después de no haber podido conmigo.

    – [Sarah]Piensa un poco: tus hijos no han nacido todavía. ¿Por qué dejas que El Rey Negro te diga que eres un mal padre?[/Sarah]- respondió Sarah, empatizando justo con lo que Dominic necesitaba escuchar. Era una líder, nadie podía negarlo. Estaba concentrada en ayudarnos mientras ella misma libraba su propio combate.

    Uno de los soldados iba derecho a disparar a Dominic, así que no me quedó más remedio que lanzar un tajo que le dejó malherido. Cayó al suelo, sangrando. El otro siguió atacando.

    – [Dom]Porque lo soy Sarah. Apenas recuerdo a los míos. No sé ser padre. No pude protegerlos…-[/Dom] pensó. Su cuerpo seguía acunando la imagen de su hijo sin vida mientras que Omega estaba plantada frente a él. El Rey Negro estaba disfrutando tanto de alimentarse de nosotros que no había decidido rematarnos a ninguno para conseguir lo máximo de nosotros. Ese era su error, confiaba demasiado en sus posibilidades.

    Entendía a Dom. Yo tampoco sabía qué tipo de padre podría llegar a ser. Recordaba con mucho cariño al mío, pero cuando estaba vivo no estábamos tan unidos. A mi me enfadaba tener que movernos tan a menudo de ciudad y él solía estar serio a menudo. Ahora podía entender que estaba preocupado por el ser que nos daba caza, pero siendo niño no tenía ni idea. Quería ser más cercano a mis hijos, que me vieran siempre como un apoyo.

    – [Sarah]¿Vas a dejar que un tío que coleccionaba caras te diga lo que eres? ¿Vas a permitir que tu pasado te defina?[/Sarah]- preguntó Sarah con ánimo. Era un orgullo escucharla hablar, bueno, dialogar mentalmente. Con Sarah no tenía ningún miedo respecto al tipo de madre que sería. Estaba seguro de que lo haría de maravilla.- [Sarah]¿Sigues siendo el mierdas que estaba cada día con una chica diferente?[/Sarah] – añadió, haciéndole reaccionar. Las Echolls tenían una vena empática envidiable.

    – [Dom]No, no lo soy. Quiero a Rebecca y…-[/Dom] empezó a decir mi amigo, poniéndose en pie lentamente. – [Dom]…y seré un buen padre. Por cierto, eso de colecionar caras es asqueroso.-[/Dom] replicó, cargado de una renovada confianza. Omega y el resto de visiones que debían plagar su mente se desvanecieron. Con las ilusiones rotas, el Rey Negro se mostró delante de nosotros. – [Dom]Gracias Sarah.[/Dom] – añadió Dom.

    – [Sarah]¿Gracias? La consulta de la psicóloga son 100 pavos, chato[/Sarah].- bromeó ella.

    – [Daniel]Te quiero. Nos vemos pronto.[/Daniel] – me despedí, enviándole todo el cariño que fui capaz de transmitir. Resultaba que no solo las palabras eran insuficientes, también las impresiones mentales. Sentí que me devolvía ese amor antes de cortar la conexión.

    Antes de enfrentarse a él, Dominic alzó en volandas al soldado al que me enfrentaba y lo mandó a la copa de un árbol, inconsciente. Se lo agradecí con un gesto y me arrodillé al lado del que acababa de cortar. Tenía una herida peligrosa y estaba a punto de desmayarse por la pérdida de sangre. Todos los Moondies lo habíamos hablado antes de entrar al combate, los soldados de la Iniciativa eran en su gran mayoría activos, personas que podían ser o no inocentes pero que estaban controladas mentalmente, así que había que hacer lo posible por ayudarles. Convoqué mi poder en mis manos y cerré su herida. No podía hacer mucho más y él perdió el conocimiento por el dolor, pero viviría. Es lo que Sarah habría hecho.

     

    Mi herencia de Cazadora sintió una oscuridad acercándose. Era una oscuridad cercana, conocida, una que estaba de nuestro lado. Una oleada de calor salió de la mano de Logan, que caminaba hacia el Rey Negro con la Espada del Caos en la mano izquierda.

    El Rey Negro interpuso varias pesadillas para resistir el ataque. Me pareció ver un astronauta, que debía de ser cosa de Logan, un demonio motero como los que habían atacado a Sarah que era cosa mía y un Dom que parecía haberse ahogado.

    Dominic le lanzó una onda telekinética que dio tiempo a Logan a ponerse a su altura.

    – [BlackMask]Un bufón con armas de destrucción masivas…[/BlackMask] – replicó, sonriendo mientras se limpiaba una gota de sangre. De pronto Logan se detuvo y alzó la Espada del Caos. De la hoja empezaron a surgir tentáculos de oscuridad que parecían engullirle. De entre las pesadillas surgió una cándida imagen de Mia. Me imaginé lo que estaba a punto de pasar, pero Logan no la vio aparecer, estaba intentando controlar la Espada, que al parecer se había descontrolado. En el lapso de unos segundos atravesó a la Mia aparecida con la hoja.

    – [Mia]Siempre he sabido que eras un asesino[/Mia].- le escuché decir. Dom y yo tratamos de acercarnos, pero tuvimos que lidiar con soldados de la Iniciativa y un par de protegidos de Z. Para Logan no iba a ser fácil librarse de los miedos, tenía demasiado equipaje emocional.

    – [Logan]No…no soy ningún asesino…fue un accidente.[/Logan] – replicó. Su poder estaba descontrolado, la hierba a su alrededor ardió y era imposible acercarse. La oscuridad cada vez le rodeaba más y lo peor era que parecía real. Esa espada tenía mucho poder y podía ser verdad que la influencia del Rey Negro la estuviese descontrolando.

    – [Daniel]Logan huye, son tus miedos. Si sigues aquí moriremos todos. Mia está a salvo, lejos.[/Daniel] – grité, intentando sintetizar todo lo que pensaba que Logan querría escuchar. No era el momento de instarle a superar sus miedos, ni siquiera lo conocía lo suficiente como para intentarlo o confiar en que lo conseguiría. A veces la mejor opción es huir.

    Logan dudó, tardó una eternidad en decidirse, pero finalmente se propulsó, alejándose a toda velocidad de nosotros con la espada a cuestas. El Rey Negro había conseguido incapacitarlo durante un buen rato. El efecto se le pasaría al alejarse, pero no iba a ser instantáneo.

    Nos tocaba a nosotros volver a enfrentarnos a él, pero con suerte, si seguíamos con fuerza y tenacidad conseguiríamos que se quedase sin miedos que mostrar y cuando se agotase, estaríamos ahí para detenerlo definitivamente.

    – [Daniel]¿Volvemos?[/Daniel] – le pregunté a Dom, a mi lado. Frente a nosotros el Rey Negro alzó un ejército de pesadillas ya conocidas. Versiones oscuras de nosotros, nuestros seres queridos y nuestros hijos, fantasmas de nuestros pasados, anhelos y temores. Pero volvimos a la carga. Albergábamos esperanza en nuestro corazón, porque era lo único que nos quedaba enfrentándonos a una guerra para proteger a la gente. Y siendo lo único que teníamos, no íbamos a dejarla escapar.