NOAH ARKKAN
MAÑANA – CAFETERÍA DE LA UNIVERSIDAD

Después de la discusión con Lexie, no me sentía con ánimo de ir a ninguna parte, así que volví a la cafetería y me quedé allí unas cuantas horas en una mesa del exterior, adelantando trabajos y repasando algunos exámenes.
Al final me había decidido por Comunicación Audiovisual y Arquitectura, las dos bastante diferentes en el tono general, pero gracias a mis poderes, podía sobrellevarlas sin problema. Normalmente intentaba estudiar como cualquier otro, pero había días en los que las preocupaciones no me dejaban otra opción que absorber los conocimientos, guardarlos en mi memoria genética y acudir a ellos en el examen. Cuando hacía eso, fallaba a posta en algunas preguntas porque no me parecía del todo lícito sacar un diez. Tenía gracia que por regla general sacase mejor nota cuando no hacía trampa.
Entre mis poderes y mi estado general de apatía, el mundo a mi alrededor parecía no estar en sintonía conmigo, como si me encontrase en otra dimensión, ajeno al resto, pero capaz de verlo todo.
Quizá por eso me sorprendí más cuando alguien se sentó a mi lado y me habló.
– [Lexie]¿Ahogando las penas en té?[/Lexie]- me preguntó la voz. Puede que os resulte extraño, imagino que es difícil ponerse en mi lugar e imaginar lo que es ser tan rápido. Os daré un ejemplo, en ese momento, antes de girar y ver a la persona que me hablaba, tuve tiempo a analizar su voz. Tenía un tono agradable, cálido, que invitaba a escucharla hablar indefinidamente.
Cuando la vi, me quedé sorprendido. Era una chica preciosa, de tez bronceada, cautivadores ojos oscuros y una melena castaña que brillaba con luz propia, recogida en una coleta alta. Llevaba un top oscuro que on hacía de menos su piel morena y una falda vaquera corta. En general contrastaba bastante con el aire de la cafetería. Era como un diamante en una mina de carbón. El carbón era yo, claro, que iba con mis vaqueros y una camiseta de Flash.
En una fracción de segundo repasé todas mis posibles respuestas. No sabía qué la había llevado a sentarse allí a mi lado. Había más huecos en la cafetería y yo no tenía nada llamativo. Al final, intenté no pensarlo todo tanto, porque era lo que me había llevado a error con Lexie, y le dediqué una sonrisa. – [Noah]El té y los helados siempre son una buena opción.[/Noah] – añadí. Hablando de comida siempre tengo cuerda para rato. Bueno, siempre tengo cuerda para rato, fin. Traté de disimular en mi cara la impresión y los nervios de lo guapa que me parecía.
– [Lexie]Aquí no sabéis lo que es un buen helado[/Lexie].- sentenció, mirándome. Ella estaba tomándose un café. Le dio un trago después de echar el azúcar y no la vi hacer ninguna mueca pese a que el café de allí era bastante fuerte. Me fijé en sus labios aferrando el borde del vaso, cubiertos de un carmín de color suave. Tenía la manicura hecha y llevaba las uñas a juego con el color de sus labios
– [Noah]¿Ah no? ¿Y dónde lo saben?[/Noah] – pregunté, viéndola sonreír. Capté el olor del café pero tras él, si te concentrabas, había un suave olor a menta.
– [Lexie]En Louna, por supuesto[/Lexie].- replicó, como si fuera algo obvio. Así que era de Louna. Me pareció raro que viniese tan lejos a la Universidad, pero la de Moondale era barata y eso atraía a mucha gente. Louna me encantaba, mis padres iban a veces porque les gustaba caminar por el paseo con nosotros. Siempre nos compraban un helado a cada uno. Si me concentraba, todavía podía oler la brisa marina nocturna.
– [Noah]Vale, no te falta razón. Los del carrito de al lado de la playa están buenísimos.[/Noah] – de nuevo sonreí. Ser natural me estaba resultando bastante liberador. Tenía gracia que viendo cómo eran mis padres yo hubiera salido tan contenido y pensativo.
– [Lexie] ¿Los de Arthur? El cielo sabe así.[/Lexie]- replicó, exagerando una mueca, un gesto que me pareció muy divertido.
– [Noah]Sí, hace mucho que no voy, pero son lo mejor.[/Noah] – me quedé un poco embobado mirándola, pero esta vez, despistado como soy, a velocidad normal. Mis ojos se detuvieron un momento en su oreja derecha, donde reposaba un audífono. No voy a mentir, cuando me di cuenta, sentí pena por ella. No debía tenerla, lo sé, pero la sentí porque no me pareció justo que le hubiese tocado eso y que el mundo hubiera avanzado tanto para algunas cosas pero pareciera aún estancado para otras.
– [Lexie]Siguen siendo la perfección hecha helado.[/Lexie]- respondió. Al ver que me había fijado en su oreja su cara cambió y se quedó algo cohibida.
– [Noah]Perdona.[/Noah] – dije al instante, con una sonrisa. La sinceridad me estaba poseyendo desde lo de Lexie y no quería que por un malentendido esa chica fuese a sentirse incómoda.
– [Lexie] No pasa nada. Estoy acostumbrada.[/Lexie]- replicó restándole importancia. No lo consiguió, se notaba que era algo que la avergonzaba profundamente. Quería decirle que no debía hacerlo, bueno, yo tampoco era nadie para decirle como debía sentirse, pero habría preferido que se sintiera bien porque lo que veía delante de mí no era una chica con un problema de oído, si no una chica preciosa, simpática y agradable. Y como ese día, sin saberlo aún entonces, Idris y Elle habían tirado de los hilos, pues se lo dije.
– [Noah]No sé decirte, yo más bien te miraría por guapa.[/Noah] – me reí por el mero hecho de acabar de decir eso. Pensé que podía tomarme por un baboso. También pensé que ese ímpetu se debía a que Lexie hubiera pensado que no me gustaban las mujeres. Así que empecé a sudar.
Por suerte, ella se rió.- [Lexie] Gracias.[/Lexie]- replicó, mirándome fijamente. Creí morir cuando aquellos ojos se centraron en los míos. No era una persona de mucho contacto visual, enseguida apartaba la vista, pero con los suyos, no pude.- [Lexie] Tú no estás mal.[/Lexie] – añadió ella. Bueno, aquí va una clase de demonios cruzados – Jötnar técnicamente en mi caso – también nos sonrojamos.
Reí, cohibido y rojo como un tomate. – [Noah]Aquí uno miente y otro dice la verdad, y la guapa eres tú, así que ya me dirás.[/Noah] – estaba de un suelto que no sabía si el té era té o ron. Empecé a sospechar que me pasaba algo raro con tanta sinceridad, pero qué quieres que te diga, Destina, me vino bien. Estaba disfrutando siendo yo con una chica preciosa que parecía que quería pasar tiempo conmigo, porque aún no había huido aterrada. Siempre me había imaginado de adulto solo, sin encontrar pareja. Bueno, y con un bigote, pero eso es otra historia. – [Noah]Me llamo Noah. Encantado.[/Noah] – añadí. Estaba tan extasiado mirándola que a veces se me olvidaba si estaba usando mis poderes o no.
– [Lexie] Al…Allie.[/Lexie]- titubeó. Se puso en pie y se echó hacia mí para darme dos besos en las mejillas. De cerca olía también a chocolate negro y a…piruletas de cereza. Me puse tan nervioso que una de mis manos vibró incontrolablemente, por suerte pude esconderla debajo de la mesa.
– [Noah]B-bonito nombre.[/Noah] – aseguré con una sonrisa. No daba crédito al giro que había tomado la mañana. Llevaba años sintiendo algo por Lexie sin que fuera recíproco, sin que ni siquiera ella lo considerase porque pensaba que no me gustaban las mujeres. Y ahora de pronto me encontraba allí con una chica a la que le gustaba, una chica preciosa, majísima, cercana. Prácticamente opuesta a Lexie. Quizá era una señal de que Lexie y yo estábamos hechos para ser solo amigos. No tenía nada de malo, con Kaylee me había pasado eso mismo y ahora, después del breve hiatus, nos llevábamos de maravilla.
– [Lexie]Más bonito eres tú.[/Lexie]- replicó guiñándome un ojo. No era una persona que necesitase pocas señales precisamente, pero Destina, esto parecía tu padre enviándome una señal directa.
– [Noah]¿Yo?[/Noah] – pregunté, riéndome como un adolescente. – [Noah]No te has visto, ¿verdad?[/Noah] – añadí. Tenía la lengua suelta como Vincent, me paré a pensar si no sería un brote o si de verdad alguien no me habría emborrachado. Pero no me sentía mareado ni especialmente eufórico, salvo por el hecho de estar ligando con ella.
– [Lexie] A diario.[/Lexie]- comentó sin ningún atisbo de emoción. ¿Cómo podía no gustarse a sí misma si era impresionante en todos los sentidos?
– [Noah]T-tiene que estar bien eso de verte a diario.[/Noah] – classic Noah Christopher Arkkan, me di vergüenza a mi mismo con mis oxidadas habilidades de ligue.
– [Lexie]Pues gracias, Noah[/Lexie].- respondió ella con una sonrisa, apartándose de la cara un mechó de pelo que se le había soltado de la cola. Le sonreí, nos sonreímos, no había que ser un genio para ver que estábamos coqueteando y aún así yo no era capaz de pensar que nadie pudiese coquetear conmigo.
– [Lexie]Por cierto, sea lo que sea lo que te tenga pensativo: seguro que tiene arreglo[/Lexie].- añadió ella, rompiendo nuestro ciclo de miradas intensas y sonrisas. Me di cuenta de que debía haberme observado antes de sentarse conmigo, parecía una chica perspicaz.
– [Noah]Creo que me he peleado con una amiga a la que tengo mucho cariño.[/Noah] – respondí con sinceridad. Llevaba mucho rato dándole vueltas, ella era agradable y yo estaba especialmente sincero, así que así, sin conocernos de nada, terminé hablándole de mis problemas.
– [Lexie]¿Amiga o «amiga»?[/Lexie]- me preguntó. Cualquier otro se habría dado cuenta de que estaba flirteando abiertamente. Yo no lo tenía claro.
– [Noah]Supongo que depende de a quien preguntes.[/Noah] – comenté. ¿Qué demonios hacía diciendo eso? Espabila Noah, ¿qué haces hablándole de lo que sientes por Lexie?
– [Lexie]¿Y si te pregunto a ti?[/Lexie]- preguntó. No le había parecido mal lo que acababa de decir, por suerte. Era un desastre en las relaciones sociales, pero me estaban dando una opción de reencauzarlo. Me paré un segundo a pensar. Llevaba mucho tiempo sintiendo algo por Lexie, pero no conseguía llegar a ella. Era una de mis mejores amigas, pero apenas conocía nada de su vida, nunca había conseguido pasar por su muro impenetrable. Y sin embargo Allie estaba allí, interesada en conocerme, en estar conmigo, tan accesible. Sentía que conectaba con ella a un nivel que me sorprendió.
– [Noah]Te respondería si quedamos en Louna.[/Noah] – sentencié finalmente, lanzándome a la piscina. Esperé no parecerle muy osado. No quería espantarla.
– [Lexie]Tendrás que responderme[/Lexie].- afirmó ella, enarcando una ceja. Dios, qué guapa estaba, con sus rasgos marcados, parecía que estaba cincelada por un o una artista.
– [Noah]Tenemos un trato, señorita….[/Noah] – respondí, esperando que me dijese su apellido. Mi mente, ansiosa de conocimiento, quería saberlo todo de ella. Entre otras cosas, su número, para poder quedar.
– [Lexie]Lowell[/Lexie].- añadió ella al poco. Noah Arkkan y Allie Lowell, en ese momento no me pareció que dos nombres pudiesen quedar mejor. Todavía me quedaba mucho que saber.
– [Noah]Entonces tenemos una cita señorita Lowell[/Noah] – sentencié. Activé la InfinityBand cuando vi que ella lo hacía y las cruzamos para intercambiar nuestros contactos. Sentí como si ese dispositivo fuese mil veces más valioso para mí.
No sé cuánto tiempo más seguimos hablando de todo lo que se nos ocurría. Memoricé cada cosa sobre ella, absorbiendo toda la información que podía, embriagándome de ella, por si llegaba el día de vernos y decidía no aparecer porque no le apetecía, porque no merecía la pena encontrarse con un tipo como yo que nada tenía de especial.
Para alguien con velocidad sobrehumana, esperar una cita con ansia puede ser una tortura.