Moondale

Categoría: Barrio Este

  • COMPLICARME LA VIDA

    Lexie – Residencia

    Tarde – Noche

     

    De lo que me dijo Idris que hiciera (reconocer quién era realmente ante Noah), a lo que hice (inventarme una personalidad para mi verdadera cara e intentar ligármelo en una especie de competición conmigo misma), va un trecho. Siempre he sido muy dramática, muy fantasiosa y muy mentirosa. Desventajas de ser una Tanuki, 50% Karen Reed, 50% Alexander Fenris. Supongo que tendría que mencionar a mi padre biológico, pero no me da la gana. En mi defensa diré que mi hermano era todavía peor, pero tenéis la suerte de no conocerlo aún.

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  • BELLEZA SOBREVALORADA

    Niall – Universidad de Moondale

     

    Hace tiempo que veo a Noah escribir diarios, desde que le conozco vamos. Dice que es un buen modo de mantener los pensamientos en orden y que es como una especie de tradición entre su familia y amigos. Así que tras un par de insistencias por su parte me he decido por empezar también uno.

    Supongo que debería de empezar por el principio. Nací en un pequeño pueblo de Colorado, Graveyard Creek. Es el típico pueblo de interior de los Estados Unidos que con el paso de los tiempos se está perdiendo hasta que no será más que un pueblo fantasma. Tampoco es que tenga mucho más que ver más allá de sus bosques colindantes, es un lugar de paso en el parar a descansar.

    Nunca he sido popular en el colegio, tampoco es que lo fuera en la actualidad. No es precisamente sencillo ser gay en un país de religiosos hipócritas como lo es Estados Unidos. Aunque peor sería vivir en Rusia o en algún país islamista, supongo que no debo quejarme del acoso que he recibido teniendo en cuenta que en otros lugares se vive mucho peor.

    Noah y Lexie son mis dos únicos amigos con los que siempre podre contar. Hasta no hace mucho no tenía amigos, lo único que tenía en mi vida era la música, un modo de desinhibirme de la realidad y crear belleza del sonido. Moondale era el sitio más barato que me podía costear, así que probablemente no acabe siendo una estrella internacional pero tal vez acabe enseñando a generaciones futuras en alguna clase, quién sabe.

    Estaba intentando crear una nueva pieza instrumental cuando me percate de que Lexie se acercaba. Algunos de los chicos y chicas se le quedaron mirando. Lexie siempre era el centro de las miradas allá donde fuera, en algunos casos de manera asquerosa por parte de los tíos y un tanto envidiosa de las tías. Aunque estas últimas a veces simplemente asentían sorprendidas por lo agraciada que había salido Lexie. La envidiosa era Blue.

    – [Lexie]Te voy a contar una cosa, porque o te la cuento a ti o reviento[/Lexie].- Se sentó tan cerca de mí que podía oler el perfume que se había echado, encima la tía iba oliendo a piruletas, flipad.- [Lexie]Pero necesito que me acompañes a un sitio en el que no nos vea nadie.[/Lexie]

    -[Niall]¿Te has comido la hamburguesa pocha de la cafetería? Te he dicho que es mejor comer fuera del recinto. ¿O es que acaso te has acostado con Noah?.-[/Niall] La verdad es que no quería saber ninguna de las dos cosas, no quería detalles sexuales de heteros o hablar de comidas en mal estado que me provocaban nauseas.

    – [Lexie]¿Eh?[/Lexie]- Se quedo mirándome confusa con una ceja levantada.- [Lexie]Ven[/Lexie].- Se levanto y me agarro de la mano tirando de mi. Como puede metí las partituras con la mano libre en la mochila y la arrastre por los aires. Salimos de la cafetería a toda velocidad hacia el baño de las tías. Había dos chicas que gritaron un poco al verme entrar, madurad. Lexie les chasqueo los dedos para que espabilaran y salieran mientras miraba en los aseos asegurándose de que no había nadie. – [Lexie]Van a pensar que estamos trincando, pero no puedo arriesgarme a que nos vean[/Lexie].

    -[Niall]Lo dudo, lo de que soy gay es de dominio público. Bueno cuéntame.-[/Niall] Me eche contra el lavabo cruzándome de brazos expectante.

    – [Lexie]No grites[/Lexie].- Se quedo quieta en un punto moviendo las piernas de delante hacia atrás mientras echaba la cabeza hacia delante.

    [Niall]Que sea gay no implica que sea experto en tetas.-[/Niall] La sociedad tenía esa impresión del colectivo gay, solo por ir con mujeres la mayoría del tiempo ya daban por sentado de que eras un experto en la materia. Se me torció el culo, literalmente del lavabo, cuando la apariencia de Lexie cambio en mis narices.

    – [Lexie]Esta es mi apariencia de nacimiento[/Lexie].- Se recogió el pelo y me enseño un audífono que llevaba en el oído.- [Lexie]Estoy sorda de un oído[/Lexie].- Hizo una pausa en la que intente procesar todo lo que me iba soltando.- [Lexie]Pero como una puta tapia[/Lexie].

    Me quede mirándola sorprendido. Era monísima, piel morena, una cara perfectamente perfilada y unos ojazos castaños, por no mencionar que tampoco iba mal servida de delantera. Supuse que se acomplejaba por lo de su oído, Lexie parecía no saber que la belleza estaba sobrevalorada y los defectos eran bonitos. Al rato volvió a cambiar de aspecto dos veces más, una de rasgos chinos, según ella, lo mismo tenía más apariencias asiáticas. Y otra de piel negra, y las dos igual de guapas, ¿es que esta chica no conocía la feura o qué? – [Lexie]Tengo muchas más[/Lexie].- Añadió volviendo a la que decía ser su aspecto de nacimiento.

    -[Niall]¿Y no tienes ninguna apariencia de un maromazo que rompa camisetas?.-[/Niall] Pregunte a modo de broma pero cruzando los dedos.

    Lexie se quedo mirándome y volvió a cambiar de aspecto, pero no a ningún maromo. Ahora tenía el aspecto de una joven delgada, alta, con una larga melena y cara de no haber roto un plato en su vida que había acaparado alguna que otra portada del corazón. – [Lexie]A esta seguro que la conoces[/Lexie].

    – [Niall]Eres la hija de el macizo de Alexander Fenris.-[/Niall] Alexander Fenris, fantasía sexual de señoras y gays, lo mismo te monta un piso en la playa que te deja preñada con la mirada.

    – [Lexie]Noah no se puede enterar[/Lexie].- Me agarro por los brazos zarandeándome.- [Lexie]Por fi, por fi, por fi[/Lexie].

    -[Niall]Lo entiendo, es capaz de explotarle la cabeza al verse ante tanta muchacha agraciada.-[/Niall] Noah era muy listo, pero ya lo estaba viendo cual gif de señora procesando todas las caras de Lexie.

    – [Lexie]Y yo pensando que Noah era más gay que tú[/Lexie].- Añadió sonriendo con su apariencia de Allie, porque al igual que caras tenía nombre para cada una de ellas. Tenía que hablar muy seriamente de esto con ella, no podía ocultar toda su vida quién era en realidad entre cientos de mascaras por un defecto auditivo.

    -[Niall]Veo que el pequeño Noah por fin te ha dicho el flechazo que tiene contigo.-[/Niall] No era… bueno si que lo era, era un secreto que solo yo conocía, Noah estaba prendado por ella desde el primer día que la vio. Caballero como es no sabía cómo entrarle a la muchacha sin parecer un acosador, así que ha optado por jugar la baza de esperar años. Ha tenido la flor en el culo de que no se le ha adelantado nadie.

    – [Lexie]Ya te contaré[/Lexie].- Añadió sin más.- [Lexie]Pero no ahora, que seguro que me paso dando detalles[/Lexie].

    Salimos del baño de las chicas, por suerte no había nadie por los pasillos para juzgar. Decidimos ir a tomar un buen desayuno a base de cereales. Noah diría que es puro postureo, pero estaban tan ricos.

     

     

  • CONECTANDO

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – CAFETERÍA DE LA UNIVERSIDAD

    Después de la discusión con Lexie, no me sentía con ánimo de ir a ninguna parte, así que volví a la cafetería y me quedé allí unas cuantas horas en una mesa del exterior, adelantando trabajos y repasando algunos exámenes.

    Al final me había decidido por Comunicación Audiovisual y Arquitectura, las dos bastante diferentes en el tono general, pero gracias a mis poderes, podía sobrellevarlas sin problema. Normalmente intentaba estudiar como cualquier otro, pero había días en los que las preocupaciones no me dejaban otra opción que absorber los conocimientos, guardarlos en mi memoria genética y acudir a ellos en el examen. Cuando hacía eso, fallaba a posta en algunas preguntas porque no me parecía del todo lícito sacar un diez. Tenía gracia que por regla general sacase mejor nota cuando no hacía trampa.

    Entre mis poderes y mi estado general de apatía, el mundo a mi alrededor parecía no estar en sintonía conmigo, como si me encontrase en otra dimensión, ajeno al resto, pero capaz de verlo todo.

    Quizá por eso me sorprendí más cuando alguien se sentó a mi lado y me habló.

    – [Lexie]¿Ahogando las penas en té?[/Lexie]- me preguntó la voz. Puede que os resulte extraño, imagino que es difícil ponerse en mi lugar e imaginar lo que es ser tan rápido. Os daré un ejemplo, en ese momento, antes de girar y ver a la persona que me hablaba, tuve tiempo a analizar su voz. Tenía un tono agradable, cálido, que invitaba a escucharla hablar indefinidamente.

    Cuando la vi, me quedé sorprendido. Era una chica preciosa, de tez bronceada, cautivadores ojos oscuros y una melena castaña que brillaba con luz propia, recogida en una coleta alta. Llevaba un top oscuro que on hacía de menos su piel morena y una falda vaquera corta. En general contrastaba bastante con el aire de la cafetería. Era como un diamante en una mina de carbón. El carbón era yo, claro, que iba con mis vaqueros y una camiseta de Flash.

    En una fracción de segundo repasé todas mis posibles respuestas. No sabía qué la había llevado a sentarse allí a mi lado. Había más huecos en la cafetería y yo no tenía nada llamativo. Al final, intenté no pensarlo todo tanto, porque era lo que me había llevado a error con Lexie, y le dediqué una sonrisa. – [Noah]El té y los helados siempre son una buena opción.[/Noah] – añadí. Hablando de comida siempre tengo cuerda para rato. Bueno, siempre tengo cuerda para rato, fin. Traté de disimular en mi cara la impresión y los nervios de lo guapa que me parecía.

    – [Lexie]Aquí no sabéis lo que es un buen helado[/Lexie].- sentenció, mirándome. Ella estaba tomándose un café. Le dio un trago después de echar el azúcar y no la vi hacer ninguna mueca pese a que el café de allí era bastante fuerte. Me fijé en sus labios aferrando el borde del vaso, cubiertos de un carmín de color suave. Tenía la manicura hecha y llevaba las uñas a juego con el color de sus labios

    – [Noah]¿Ah no? ¿Y dónde lo saben?[/Noah] – pregunté, viéndola sonreír. Capté el olor del café pero tras él, si te concentrabas, había un suave olor a menta.

    – [Lexie]En Louna, por supuesto[/Lexie].- replicó, como si fuera algo obvio. Así que era de Louna. Me pareció raro que viniese tan lejos a la Universidad, pero la de Moondale era barata y eso atraía a mucha gente. Louna me encantaba, mis padres iban a veces porque les gustaba caminar por el paseo con nosotros. Siempre nos compraban un helado a cada uno. Si me concentraba, todavía podía oler la brisa marina nocturna.

    – [Noah]Vale, no te falta razón. Los del carrito de al lado de la playa están buenísimos.[/Noah] – de nuevo sonreí. Ser natural me estaba resultando bastante liberador. Tenía gracia que viendo cómo eran mis padres yo hubiera salido tan contenido y pensativo.

    – [Lexie] ¿Los de Arthur? El cielo sabe así.[/Lexie]- replicó, exagerando una mueca, un gesto que me pareció muy divertido.

     – [Noah]Sí, hace mucho que no voy, pero son lo mejor.[/Noah] – me quedé un poco embobado mirándola, pero esta vez, despistado como soy, a velocidad normal. Mis ojos se detuvieron un momento en su oreja derecha, donde reposaba un audífono. No voy a mentir, cuando me di cuenta, sentí pena por ella. No debía tenerla, lo sé, pero la sentí porque no me pareció justo que le hubiese tocado eso y que el mundo hubiera avanzado tanto para algunas cosas pero pareciera aún estancado para otras.

    – [Lexie]Siguen siendo la perfección hecha helado.[/Lexie]- respondió. Al ver que me había fijado en su oreja su cara cambió y se quedó algo cohibida.

    – [Noah]Perdona.[/Noah] – dije al instante, con una sonrisa. La sinceridad me estaba poseyendo desde lo de Lexie y no quería que por un malentendido esa chica fuese a sentirse incómoda.

    – [Lexie] No pasa nada. Estoy acostumbrada.[/Lexie]- replicó restándole importancia. No lo consiguió, se notaba que era algo que la avergonzaba profundamente. Quería decirle que no debía hacerlo, bueno, yo tampoco era nadie para decirle como debía sentirse, pero habría preferido que se sintiera bien porque lo que veía delante de mí no era una chica con un problema de oído, si no una chica preciosa, simpática y agradable. Y como ese día, sin saberlo aún entonces, Idris y Elle habían tirado de los hilos, pues se lo dije.

    – [Noah]No sé decirte, yo más bien te miraría por guapa.[/Noah] – me reí por el mero hecho de acabar de decir eso. Pensé que podía tomarme por un baboso. También pensé que ese ímpetu se debía a que Lexie hubiera pensado que no me gustaban las mujeres. Así que empecé a sudar.

    Por suerte, ella se rió.- [Lexie] Gracias.[/Lexie]- replicó, mirándome fijamente. Creí morir cuando aquellos ojos se centraron en los míos. No era una persona de mucho contacto visual, enseguida apartaba la vista, pero con los suyos, no pude.- [Lexie] Tú no estás mal.[/Lexie] – añadió ella. Bueno, aquí va una clase de demonios cruzados – Jötnar técnicamente en mi caso – también nos sonrojamos.

    Reí, cohibido y rojo como un tomate. – [Noah]Aquí uno miente y otro dice la verdad, y la guapa eres tú, así que ya me dirás.[/Noah] – estaba de un suelto que no sabía si el té era té o ron. Empecé a sospechar que me pasaba algo raro con tanta sinceridad, pero qué quieres que te diga, Destina, me vino bien. Estaba disfrutando siendo yo con una chica preciosa que parecía que quería pasar tiempo conmigo, porque aún no había huido aterrada. Siempre me había imaginado de adulto solo, sin encontrar pareja. Bueno, y con un bigote, pero eso es otra historia. – [Noah]Me llamo Noah. Encantado.[/Noah] – añadí. Estaba tan extasiado mirándola que a veces se me olvidaba si estaba usando mis poderes o no.

    – [Lexie] Al…Allie.[/Lexie]- titubeó. Se puso en pie y se echó hacia mí para darme dos besos en las mejillas. De cerca olía también a chocolate negro y a…piruletas de cereza. Me puse tan nervioso que una de mis manos vibró incontrolablemente, por suerte pude esconderla debajo de la mesa.

    – [Noah]B-bonito nombre.[/Noah] – aseguré con una sonrisa. No daba crédito al giro que había tomado la mañana. Llevaba años sintiendo algo por Lexie sin que fuera recíproco, sin que ni siquiera ella lo considerase porque pensaba que no me gustaban las mujeres. Y ahora de pronto me encontraba allí con una chica a la que le gustaba, una chica preciosa, majísima, cercana. Prácticamente opuesta a Lexie. Quizá era una señal de que Lexie y yo estábamos hechos para ser solo amigos. No tenía nada de malo, con Kaylee me había pasado eso mismo y ahora, después del breve hiatus, nos llevábamos de maravilla.

    – [Lexie]Más bonito eres tú.[/Lexie]- replicó guiñándome un ojo. No era una persona que necesitase pocas señales precisamente, pero Destina, esto parecía tu padre enviándome una señal directa.

    – [Noah]¿Yo?[/Noah] – pregunté, riéndome como un adolescente. – [Noah]No te has visto, ¿verdad?[/Noah] – añadí. Tenía la lengua suelta como Vincent, me paré a pensar si no sería un brote o si de verdad alguien no me habría emborrachado. Pero no me sentía mareado ni especialmente eufórico, salvo por el hecho de estar ligando con ella.

    – [Lexie] A diario.[/Lexie]- comentó sin ningún atisbo de emoción. ¿Cómo podía no gustarse a sí misma si era impresionante en todos los sentidos?

    – [Noah]T-tiene que estar bien eso de verte a diario.[/Noah] – classic Noah Christopher Arkkan, me di vergüenza a mi mismo con mis oxidadas habilidades de ligue.

    – [Lexie]Pues gracias, Noah[/Lexie].- respondió ella con una sonrisa, apartándose de la cara un mechó de pelo que se le había soltado de la cola. Le sonreí, nos sonreímos, no había que ser un genio para ver que estábamos coqueteando y aún así yo no era capaz de pensar que nadie pudiese coquetear conmigo.

    – [Lexie]Por cierto, sea lo que sea lo que te tenga pensativo: seguro que tiene arreglo[/Lexie].- añadió ella, rompiendo nuestro ciclo de miradas intensas y sonrisas.  Me di cuenta de que debía haberme observado antes de sentarse conmigo, parecía una chica perspicaz.

    – [Noah]Creo que me he peleado con una amiga a la que tengo mucho cariño.[/Noah] – respondí con sinceridad. Llevaba mucho rato dándole vueltas, ella era agradable y yo estaba especialmente sincero, así que así, sin conocernos de nada, terminé hablándole de mis problemas.

    – [Lexie]¿Amiga o «amiga»?[/Lexie]- me preguntó. Cualquier otro se habría dado cuenta de que estaba flirteando abiertamente. Yo no lo tenía claro.

    – [Noah]Supongo que depende de a quien preguntes.[/Noah] – comenté. ¿Qué demonios hacía diciendo eso? Espabila Noah, ¿qué haces hablándole de lo que sientes por Lexie?

    – [Lexie]¿Y si te pregunto a ti?[/Lexie]- preguntó. No le había parecido mal lo que acababa de decir, por suerte. Era un desastre en las relaciones sociales, pero me estaban dando una opción de reencauzarlo. Me paré un segundo a pensar. Llevaba mucho tiempo sintiendo algo por Lexie, pero no conseguía llegar a ella. Era una de mis mejores amigas, pero apenas conocía nada de su vida, nunca había conseguido pasar por su muro impenetrable. Y sin embargo Allie estaba allí, interesada en conocerme, en estar conmigo, tan accesible. Sentía que conectaba con ella a un nivel que me sorprendió.

    – [Noah]Te respondería si quedamos en Louna.[/Noah] – sentencié finalmente, lanzándome a la piscina. Esperé no parecerle muy osado. No quería espantarla.

    – [Lexie]Tendrás que responderme[/Lexie].- afirmó ella, enarcando una ceja. Dios, qué guapa estaba, con sus rasgos marcados, parecía que estaba cincelada por un o una artista.

    – [Noah]Tenemos un trato, señorita….[/Noah] – respondí, esperando que me dijese su apellido. Mi mente, ansiosa de conocimiento, quería saberlo todo de ella. Entre otras cosas, su número, para poder quedar.

    – [Lexie]Lowell[/Lexie].- añadió ella al poco. Noah Arkkan y Allie Lowell, en ese momento no me pareció que dos nombres pudiesen quedar mejor. Todavía me quedaba mucho que saber.

    – [Noah]Entonces tenemos una cita señorita Lowell[/Noah] – sentencié. Activé la InfinityBand cuando vi que ella lo hacía y las cruzamos para intercambiar nuestros contactos. Sentí como si ese dispositivo fuese mil veces más valioso para mí.

    No sé cuánto tiempo más seguimos hablando de todo lo que se nos ocurría. Memoricé cada cosa sobre ella, absorbiendo toda la información que podía, embriagándome de ella, por si llegaba el día de vernos y decidía no aparecer porque no le apetecía, porque no merecía la pena encontrarse con un tipo como yo que nada tenía de especial.

    Para alguien con velocidad sobrehumana, esperar una cita con ansia puede ser una tortura.

  • UNA ATRACCIÓN DESVELADA

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – RESIDENCIA UNIVERSITARIA FENRIS

    Destina, tengo algo interesante que contarte, no sé si positivo o negativo, pero desde luego necesito sacármelo de la cabeza y compartirlo con alguien.

    Desde nuestros primeros y desafortunados encuentros cuando empezó en el Hedy Lamarr, Lexie y yo habíamos terminado por desarrollar una amistad muy profunda y la verdad es que para mí, auténtica.

    Ella siempre me había gustado, es una tontería esconderlo, pero tras mucho tiempo sin percibir ningún atisbo de atracción por su parte, me había resignado a la idea de que lo nuestro no iba a ser.

    No era la primera vez que me pasaba y al final las cosas salían bien, Kaylee era el ejemplo. Al principio me había gustado, admití que no íbamos a ser nada y después de que ella se diese cuenta de lo que estaba haciendo mal, recientemente habíamos vuelto a ser amigos de confianza.

    Quizá estoy siendo demasiado positivo, porque no había conseguido resignarme del todo. Pasar más tiempo con Lexie implicaba estar más tiempo cerca de ella, físicamente incluso, y había momentos en los que me resultaba difícil no sentirme atraído, unos cuantos. Bueno muchos, vale.

    Pero había una barrera entre nosotros que nunca se iba, Lexie guardaba celosamente todos los detalles de su vida. En los años que habían pasado, había venido varias veces a mi casa y conocía a unas cuantas personas de mi entorno. Sin embargo yo no sabía nada del suyo y jamás había visitado su casa, ni sabía dónde vivía, solo conocía su habitación de la residencia.

    Al principio me costaba más trabajo que fuéramos amigos escondiéndonos cosas, pero vi que ella lo necesitaba y no quise presionar, me gustaba pasar tiempo con ella. Muchas veces Niall estaba con nosotros, pero otras, estábamos a solas.

    Ese día estábamos en su habitación. Por suerte la Residencia Fenris había relajado sus normas con los años y se había dado cuenta de que evitar el acceso de los hombres a los pasillos de las mujeres no era muy razonable y daba por hecho ciertas cosas poco modernas.

    – [Lexie]Esta tarde quiero ir a comprarme un bañador: ¿me acompañas?[/Lexie]- preguntó, esquivando hablar del trabajo que estábamos haciendo. No podía culparla, era muy temprano y hacía mucho sol. En ese momento, los rayos se filtraban por la ventana, bañando a Lexie, que iba vestida con unos pantalones cortos y una camiseta sencilla, pero estaba guapísima.

    Tardé unos segundos en darme cuenta de lo que me estaba pidiendo. Quizá eran solo imaginaciones mías y mi papel supuesto era quedarme en la puerta de la tienda mientras ella se probaba cosas, pero la idea mental de verla desfilar en bikini delante de mí me hacía desatar un titubeo que normalmente solo me pasaba con ella. – [Noah]Eh,sí, si quieres…claro.[/Noah] – respondí. Por si fuera poco, Lexie era una de las pocas que tenía una habitación sin compañera, así que estábamos los dos solos allí.

    – [Lexie]He pedido unos cuantos online, pero no me quedan bien[/Lexie].- se quejó, encogiéndose de hombros. La miré a los ojos y me quedé en blanco. Allí estaba, con la memoria de cientos de antepasados, el conocimiento de todos los libros, series y películas que mi poder me había permitido devorar y aún así no tenía ni idea de si Lexie estaba intentando algo o no, y desde luego sin reunir el coraje para ser sincero.

    – [Noah]Pues, si te parece bien…yo encantado.[/Noah] – respondí a sabiendas de que tenía una sonrisa bobalicona en la cara.

    – [Lexie]¿A qué viene esa risilla?[/Lexie]- respondió, frunciendo el ceño. Me puse un poco nervioso y se me soltó un pelín la lengua.

    – [Noah]Pues, no sé, si te parece bien que te vea probártelos. Yo no me quejo…quiero decir.[/Noah] – en mi defensa tengo que decir que Lexie siempre hablaba de sexo con total fluidez. Yo no tanto, pero aquella vez…a quién quiero engañar, era guapa, muy guapa y me atraía, así que fue intento de ligue barato.

    Lexie volvió a fruncir el ceño y la habitación pareció hacerse más pequeña. El miedo a que se enfadase conmigo y me tomase por un pervertido o un baboso en lugar de su amigo me tragó. – [Noah]Lexie no quiero que pienses que soy tu amigo por tu físico. Solo es eso.[/Noah] – dije con sinceridad. Lo había pensado desde el principio y había acertado porque a Lexie le molestaba que se fijaran en exceso en su apariencia, pero hasta el momento me había limitado a comportarme como un caballero, sin las connotaciones rancias del término.

    – [Lexie]¿Tienes fiebre o algo?[/Lexie]- gateó hasta mí y me puso una mano en la frente. Aparté la mirada de su escote o sí que iba a tenerla.

    – [Noah]¿Fiebre? ¿Por qué iba a tener fiebre?[/Noah] – respondí, confuso. No entendía nada de lo que estaba pasando. Me eché un poco hacia atrás. – [Noah]Hace mucho que somos amigos pero siempre he tenido miedo de que pensarás que lo era por…bueno…porque eres muy guapa.[/Noah] – repetí. No sabía de dónde había salido esa sinceridad, quizá el café que me había tomado esa mañana con ella y con Niall era demasiado fuerte. La realidad era que, sin saberlo, el encargo que Idris y Elle habían hecho había empezado a hacer efecto – si, iba con efecto retardado – y todo me instaba a dejar salir las verdades que no quería esconder.

    – [Lexie]¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?[/Lexie]- preguntó, encogiéndose de hombros. Mientras meditaba mi respuesta, buscó en su InPhone de último modelo el meme de la ‘churra y la merina’-

    – [Noah]Pues eso, que como mucha gente va detrás de ti por guapa, no quería que pensaras que yo también.[/Noah] – sentencié. Os explicaré una cosa. Vincent, el padre de Idris y Mike, venía de otro mundo donde le habían bautizado con un agua que le obligaba a ser sincero. Eso le hacía sentirse algo molesto cuando no podía evitar decir algo que no quería. Esto era diferente, solo sentía alivio dejando escapar las palabras que habían sido retenidas durante tanto tiempo.

    Lexie se echó a reír.- [Lexie]¿Hoy qué es, el Día de los Inocentes?[/Lexie] – preguntó. La confusión aumentaba por momentos, igual que mi nerviosismo y mi miedo a cagarla.

    – [Noah]Lo siento.[/Noah] – me disculpé, pensando que la había molestado con algo de lo que había dicho. Lexie era una persona con temperamento y tendencia a alejarse de los problemas, así que no quería convertirme en uno.

    – [Lexie]No entiendo nada[/Lexie].- admitió ella, que al parecer estaba casi tan confusa como yo.

    – [Noah]Pues no sé. A ver…claro que te veo guapa, es evidente. Pero eres mi amiga por cómo eres.[/Noah] – no quería que pensara que la valoraba por su físico, pero tampoco quería que pensara que no la encontraba atractiva, porque claro que lo hacía. Hasta una mesa la habría encontrado atractiva.

    – [Lexie]¿Pero tú no eres gay?[/Lexie]- soltó de pronto. La pregunta me pilló tan de imprevisto que sin darme cuenta pasé a modo velocidad y el tiempo pareció congelarse. Volví a la velocidad normal en cuanto me di cuenta.

    – [Noah]¿Gay?…No…o sea, soy bisexual supongo, si quieres buscar una etiqueta pero…¿por qué piensas eso??[/Noah] – como no sabía qué decir, dije la verdad. Me gustaban las chicas. Claro que me gustaban también otros chicos pero una cosa no quitaba la otra. Es como si por gustarme la pasta no me pudiera gustar la comida india.

    – [Lexie]¿¿¿¿QUÉ???[/Lexie]- su cara fue de sorpresa total y absoluta, así que la mía debió reflejar lo mismo.

    Literalmente aluciné al ser consciente de que Lexie llevaba años pensando que era gay.  – [Noah]Espera, ¿llevas años pensando que soy gay?[/Noah] – pregunté. Si, a ver, el efecto de ese poder no dejaba mucho margen entre lo que piensas decir y dices.

    – [Lexie]¿No dicen que no asumas que todo el mundo es hetero?[/Lexie]- replicó ella alzando una ceja. Reconocí su modo «sassy», estaba molesta o preocupada por algo.

    – [Noah]Coño, pero también hay cosas en medio.[/Noah] – afirmé. No me consideraba pansexual, pero bisexual sí.

    – [Lexie]Ya veo[/Lexie].- respondió. Entonces se hizo el silencio. Cuando pude soportarlo más, empecé a moverme por la habitación aprovechando mi velocidad. Caminar mientras pensaba me relajaba y ella no se daría cuenta siempre y cuando volviera al mismo sitio.

    – [Noah]No Lexie, también me gustan las chicas.[/Noah] – comenté, preocupado por todo lo que pudiera estar pasando por su cabeza. Si había asumido que era gay todo ese tiempo quizá toda nuestra relación se replantease. Y podía ser para mejor o para peor.

    – [Lexie]Pues muy bien[/Lexie].- respondió, cortante. Las posibilidades de que las cosas fueran mal iban creciendo.

    – [Noah]¿Estás enfadada?[/Noah] – pregunté, el poder de la asertividad estaba de mi lado al menos.

    – [Lexie]No, solo me siento como la persona más tonta de la Tierra, pero se me pasará[/Lexie].- se levantó y empezó a recoger sus cosas. Me lo tomé como una invitación a irme.

    Me puse en pie, pero antes de salir, me acerqué a ella. – [Noah]Lexie…[/Noah] – llevé la mano a su muñeca, con delicadeza. – [Noah]No sabía que pensabas que era gay, si no, te lo habría dicho desde el principio. De hecho pensé que sabías que…[/Noah] – eso no fui capaz de decirlo ni siquiera bajo el efecto del poder, porque en ese momento, con ella así de molesta, no quería descubrir que siempre me había gustado.

    – [Lexie]Déjame un rato sola[/Lexie].- pidió, sin girarse. Solté su muñeca y me alejé de camino a la puerta. Ella pareció darse cuenta de que había sonado brusco y añadió.- [Lexie]Por favor[/Lexie]. – en un tono más relajado.

    Salí de su cuarto y quise gritar de rabia e impotencia, pero no me habían enseñado a ser así. En lugar de eso, eché a correr. Mientras lo hacía, no necesitaba pensar. Volvería a tiempo para las clases, pero con suerte más cansado, eso me ayudaría a combatir mis sentimientos.

     

  • UNA CACA DE HIELO

    Ellie – Pizzería

    Noche

    Me había costado convencer a JJ para que me acompañara al cine a ver «Cuatro bodas y un funeral» en el ciclo de comedias románticas de los noventa que estaba en cartelera, pero al final lo había conseguido y lo mejor de todo, estábamos rematando la noche con una pizza hawaiana (MUAHAHA) en la mejor pizzería del mundo mundial, Gina’s. Por eso, aunque estuviéramos en un día entre semana, el local, decorado como casi todos los restaurantes italianos del mundo, estaba bastante lleno.

    JJ no pasaba por su mejor momento, porque en su casa iba todo de pena y tanto ella como sus hermanos estaban pagando las malas decisiones de sus padres, pero además, ese día le había tocado hacer una práctica de Química con mi hermano y eso había reabierto una herida que jamás se había cerrado del todo.

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  • EL AMOR LO SUPERA TODO

    XANDER ECHOLLS – CASA DE JANE

    Sábado

    Futuros hijos e hijas y nietos y nietas y lo que sigue. Hoy me ha pasado algo raro. Estaba con los demás en la Escuela Legado y de pronto estaba en el cuerpo de papá y papá en el mío.

    Estoy intentando que se entienda la letra, pero no controlo las manos de papá. Ya he roto dos bolis y tengo miedo de estropear el diario nuevo. Iba a empezar el diario hablando de Jane Jessica Williams, vuestra madre o abuela, pero ahora es el tío Dom y no sé si podremos tener hijos.

    Esta mañana ya había empezado mal, os cuento: Jane y yo estábamos su casa, jugando a la consola hasta que el tío Dom nos llevase a la Escuela Legado.

     

    – [Xander]Yo te curo.[/Xander] – dije, buscando el conjuro de mi personaje, un guerrero arcano de nivel 56 que se transformaba en dragón. De mayor siempre había querido tener un dragón.

    — [JJ]No, no.[/JJ] — dijo Jane, haciendo que su personaje se tomase una poción. Ella tenía una maga de nivel 57. No le gustaba que la salvase porque eso era un pareado apatriado que era cosa de hombres que hacen de menos a las mujeres, o eso decía mamá. Ya he hecho borrones en la libreta nueva. Bueno, a Jane no le gustaba que la salvase y estaba bien. También cogía los mejores objetos pero no pasaba nada porque las parejas comparten. Cuando fuéramos mayores si no arreglábamos el cambio de cuerpo tendríamos que compartir cuchilla de afeitar.

    – [Xander]Vale, entonces me encargo de esa sala.[/Xander] – respondí, moviendo mi personaje a una de esas salas que siempre tienen cosas ocultas. Lancé una lluvia de fuego y me sentí como la madrina.

    Al pasar el nivel, Jane pausó el juego. — [JJ]Mi papi hace los bocadillos de Nutella más ricos del mundo.[/JJ]— dijo comiéndose uno mientras subía de nivel a Janessica. Yo subí la fuerza de Xarkkan el elfo y di un salto, por fin pude ponerle dos espadas.

    – [Xander]Mi mamá los hace de mantequilla de cacahuete casera y chocolate blanco.[/Xander] – dije con una sonrisa. Mamá siempre decía que tenía los gustos de papá y eso me hacía reír. Quería comer como papá para ser un héroe fuerte y valiente. Mamá era más fuerte, pero el padrino siempre decía que hay que soñar con realismo.

    Jane sonrió. Lo recuerdo porque era muy guapa cuando sonreía.— [JJ]No están tan ricos.[/JJ] – respondió. Tenía manchas de chocolate en los labios.

    – [Xander]A mí me gustan.[/Xander] – dije, algo triste. Si íbamos a estar siempre juntos y no le gustaban, tendría que comer siempre nutella.

    — [JJ]Eh, no te pongas triste.[/JJ]— respondió dejando el mando en el sofá. Book pegó un salto, asustado, y se fue.— [JJ]Están ricos, pero no son de chocolate normal.[/JJ] – dijo ella, asintiendo con la cabeza.

    – [Xander]Ya, a mí mamá y a Elle les gusta el negro. A mí me sabe a tierra.[/Xander] – confesé. Los matrimonios no tienen secretos. Jane se echó a reír y yo me reí también, aunque no sabía de qué.

    — [JJ]Cuando sea mayor no me voy a casar nunca porque me voy a ir de viaje con mi papá a ver Europa.[/JJ]— explicó mientras volvíamos a jugar.— [JJ]Bueno, y con mamá.[/JJ] – la tía Rebecca era más seria que el tío Dom. Si diera la vuelta al mundo con alguien sería con el tío Dom, seguro que compraba muchos helados y nos dejaba comer hamburguesas y patatas fritas. Una vez me dejó cenar patatas fritas con bacon encima, un cuenco entero para mí.

    – [Xander]Yo quiero casarme y tener un jardín con siete perros.[/Xander] – Xena estaba bien, pero siete Xenas eran mejor.

    — [JJ]A mí me dan miedo los perros.[/JJ]— dijo con cara triste. No sabía que los perros daban miedo, adoro a los perros, son lo mejor junto con las patatas fritas, los viedojuegos videojuegos y Jane.

    – [Xander]Puedes venir a ver a Xena. Es como un peluche gigante.[/Xander] – la invité. Cuando nos casáramos me llevaría a Xena. Podía tener perritos inmortales. Siete.

    Ella se quedó callada.— [JJ]Sí, algún día.[/JJ]— dijo, volviendo a estar triste.

    Saqué una bolsa de patatas fritas que me estaba guardando y se la ofrecí. Cuando estaba triste las patatas me animaban. – [Xander]¿Quieres?[/Xander] – pregunté.

    — [JJ]No, gracias.[/JJ]— dijo, aún triste. Seguimos jugando sin hablar un rato. A veces la miraba, parecía triste.

    Entonces un monstruo dejó caer un arma con un brillo dorado y sonreí por mi buena suerte. Se lo iba a decir a Jane pero seguía seria. – [Xander]Mira, una legendaria. Cógela.[/Xander] – me había tocado, pero Jane no se lo pensó y la cogió para ponérsela. Volvió a sonreír. Sentí un poco de envidia cuando se cargó a una horda de un golpe, pero no pasaba nada.

    – [Xander]Jane…[/Xander] – la llamé. Quería preguntarle algo superimportante.

    — [Jane]¿Digamelóoooon?[/Jane]— respondió, riéndose. Jane es muy graciosa.

    – [Xander]Nunca vamos a dejar de ser mejores amigos, ¿verda’?[/Xander] – tenía miedo de perder nuestros ratos juntos.

    — [Jane]Claro que no. Hicimos un juramento de escupitajos y sabes que eso es super sagrado.[/Jane]— me acuerdaba de eso. Me dio miedo coger una enfermedad pero era la saliva de Jane así que no pasaba nada.— [Jane]Voy a ser tu padrina cuando te cases.[/Jane] – añadió. Me asusté un poco y un enemigo me atacó por detrás.

    – [Xander]Si nos casamos no puedes ser padrino. [/Xander] – me reí. Owen tendría que ser el padrino y Elle la madrina y cuando ellos se casaran, nosotros seríamos sus padrinos. Era lógico.

    Jane puso la cara que pone la tía Cara cuando come pescado.- [Jane]Ughhhh.[/Jane]- dijo. – [Jane]Los amigos no se casan. No funciona así.[/Jane] – explicó.

    – [Xander]Pero mi papá dice que él y mamá son mejores amigos. [/Xander] – dije. Papá siempre me lo decía, ‘pórtate bien con mamá, que es muy buena y quiere lo mejor para nosotros’. La gente decía que Papá miraba a Mamá con amor, así que yo miraba a Jane también así. El tío Daakka y la tía Cara habían sido amigos de pequeños y ahora eran matrimonio.

    – [Jane]Imposible.[/Jane]- dijo. Le iba a llevar la contraria pero a Jane no le gustaba y no quería que se enfadara después de haber vuelto a sonreír, así que seguimos jugando hasta que el tío Dom nos llevó a la Escuela Legado.

    Y eso, cambiamos de cuerpo. Ahora era mi padre y ella el tío Dom. Íbamos en un autobús de la Escuela Legado, con el resto y con nuestros padres. El tío Nate conducía para llevarnos a casa.

    Miré a Jane a los ojos de su padre y ella sonrió con más dientes y más pelos en la cara. Si no nos podíamos casar por ser amigos, no sabía que iba a pensar de ser nuestros padres. Pero Papá siempre decía que el amor lo supera todo.

  • LA VIDA DE LOS MOONDIES

    Rebecca – Biblioteca

    Noche

    Estaba como una vaca y todavía me quedaban unos meses para dar a luz. No sabía cómo podíamos haber llegado a esta situación. Bueno, sí lo sabía, pero no me explicaba qué narices podía haber fallado, porque yo era de las que tenía una agenda en la que apuntaba cuándo me tenía que venir la regla, no me fastidies.

    Encima eran mellizos. Mellizos. Dos. Dos bebés. Olé la puntería del puñetero Dominic Williams, que había provocado que tuviera que comprarme ropa de premamá cuando odiaba gastar dinero en cosas que no fueran libros.

    Recuerdo cuando llamé a mi tío Jaime llorando como una Magdalena porque habían salido dos rayas en el test de embarazo y os juro que estuve a punto de asesinar a mi chico. Mi tío se echó a reír y no era para menos: Dom iba a ser padre. Dom iba a ser padre de mis hijos. JAJAJA. No, en serio, parecía un chiste sin ninguna gracia. Dom no podía ser padre, porque era el típico macarra que te acostabas con él y luego no te llamaba. ¿No eran así todas las historias que nos contaban a las chicas cuando teníamos quince años? ¿Por qué mi macarra no se había ido por dónde había venido? ¿Por qué había resultado ser un buen tipo, que me quería, me cuidaba y que estaba deseando abrazarme en el sofá cuando veíamos una película en Netflix?

    Joder, si habíamos empezado a lo tonto en Escocia, porque estaba bastante bueno y apostamos que no se acercaría a aquellas dos chicas que ni siquiera recuerdo. No me digáis que no parece una trama de «Grey’s Anatomy», pero encima de las malas. La cuestión es que cumplió su parte del trato, empezamos a salir, nos fuimos a vivir juntos y ¡SORPRESA! dos rayitas en el test de embarazo que habíamos comprado en la farmacia más cercana. Éramos un poco como Víctor y Valeria, Anastasia y Christian, vamos, los típicos de los libros que leía Mia y que luego me pasaba asegurando que me iban-a-encantar.

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  • LITTLE LION MAN

    LITTLE LION MAN

    Diarios de Destino | Biblioteca, UCM

    MAÑANA

    18 de Abril

    bibliotecaucm

    Jaime Callanach detuvo el coche en el estacionamiento público de la Universidad y se bajó del coche que había alquilado esa misma mañana, cerrando la puerta cuando Dominic abandonó el asiento del copiloto.

    Siguió al muchacho en silencio a través de los pasillos de la Universidad, seguramente más vacíos de lo que solían estar cualquier otro día entre semana que no fuera viernes. Los que vio, parecían estresados e iban cargados de libros, se notaba que los exámenes finales no estaban demasiado lejos.

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  • EL LEGADO DE LOS VIGILANTES

    EL LEGADO DE LOS VIGILANTES

    Edward MaClay | Biblioteca de la Universidad

    MAÑANA

    EDWOLFRAM

    Nunca pensé que volvería a caminar por los pasillos de la Universidad, había cosas que nunca cambiarían como la aglomeración en los pasillos, o el olor corporal que desprendían algunos, pero desde que no andaba por allí era como si la mayoría fueran más jóvenes de lo que recordaba.

    Hacía tiempo que no nos reuníamos en la biblioteca, aunque no era una reunión exactamente. Christopher me había llamado para hablar de algo, no me había dicho el que, pero tras lo de Lucy y Diana solo podía pensar en que quizás también tenía que disculparme con él.

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