[align=center][SIZE=3][b]Cecil Anwalt | Biblioteca de la Universidad[/b][/SIZE]
[SIZE=2]Las cosas estaban cambiando otra vez, pero no tenía ni idea de cómo debía sentirme, de qué era lo que tenía que pensar. No quería, no lo buscaba, porque si lo hacía, quizás volviera a escucharle. A eso, al que parecía ser el “Pepito Grillo Oscuro” que todos tenemos en alguna parte de nuestro ser.
Como si del mismísimo “el demonio que susurraba a las personas”, seguir el camino que él tenía preparado para cada uno de nosotros no era una opción, y quedarse en un rincón alejado de los demás mientras estos lo pasaban tan mal como yo no era algo que desease, de ninguna manera. Todos teníamos problemas, miedos, cosas que queríamos ignorar… Y no por eso quiere decir que el dolor o los sucesos que a uno mismo le ocurren sean más importantes que los de los demás, no debemos esperar a que ellos vengan a nosotros, simplemente, debemos movernos.
Ir hacia adelante porque siempre hay momentos como este, en el que amigos como Sarah se acercan y te tienden una mano cuando más lo necesitas. O de forma similar, ir uno mismo hacia alguien que también podría necesitar que cualquier persona le dijera algunas palabras para que, al menos, se sintiese menos solo.