Moondale

Categoría: Cafetería de la Universidad

  • COMPLICARME LA VIDA

    Lexie – Residencia

    Tarde – Noche

     

    De lo que me dijo Idris que hiciera (reconocer quién era realmente ante Noah), a lo que hice (inventarme una personalidad para mi verdadera cara e intentar ligármelo en una especie de competición conmigo misma), va un trecho. Siempre he sido muy dramática, muy fantasiosa y muy mentirosa. Desventajas de ser una Tanuki, 50% Karen Reed, 50% Alexander Fenris. Supongo que tendría que mencionar a mi padre biológico, pero no me da la gana. En mi defensa diré que mi hermano era todavía peor, pero tenéis la suerte de no conocerlo aún.

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  • BELLEZA SOBREVALORADA

    Niall – Universidad de Moondale

     

    Hace tiempo que veo a Noah escribir diarios, desde que le conozco vamos. Dice que es un buen modo de mantener los pensamientos en orden y que es como una especie de tradición entre su familia y amigos. Así que tras un par de insistencias por su parte me he decido por empezar también uno.

    Supongo que debería de empezar por el principio. Nací en un pequeño pueblo de Colorado, Graveyard Creek. Es el típico pueblo de interior de los Estados Unidos que con el paso de los tiempos se está perdiendo hasta que no será más que un pueblo fantasma. Tampoco es que tenga mucho más que ver más allá de sus bosques colindantes, es un lugar de paso en el parar a descansar.

    Nunca he sido popular en el colegio, tampoco es que lo fuera en la actualidad. No es precisamente sencillo ser gay en un país de religiosos hipócritas como lo es Estados Unidos. Aunque peor sería vivir en Rusia o en algún país islamista, supongo que no debo quejarme del acoso que he recibido teniendo en cuenta que en otros lugares se vive mucho peor.

    Noah y Lexie son mis dos únicos amigos con los que siempre podre contar. Hasta no hace mucho no tenía amigos, lo único que tenía en mi vida era la música, un modo de desinhibirme de la realidad y crear belleza del sonido. Moondale era el sitio más barato que me podía costear, así que probablemente no acabe siendo una estrella internacional pero tal vez acabe enseñando a generaciones futuras en alguna clase, quién sabe.

    Estaba intentando crear una nueva pieza instrumental cuando me percate de que Lexie se acercaba. Algunos de los chicos y chicas se le quedaron mirando. Lexie siempre era el centro de las miradas allá donde fuera, en algunos casos de manera asquerosa por parte de los tíos y un tanto envidiosa de las tías. Aunque estas últimas a veces simplemente asentían sorprendidas por lo agraciada que había salido Lexie. La envidiosa era Blue.

    – [Lexie]Te voy a contar una cosa, porque o te la cuento a ti o reviento[/Lexie].- Se sentó tan cerca de mí que podía oler el perfume que se había echado, encima la tía iba oliendo a piruletas, flipad.- [Lexie]Pero necesito que me acompañes a un sitio en el que no nos vea nadie.[/Lexie]

    -[Niall]¿Te has comido la hamburguesa pocha de la cafetería? Te he dicho que es mejor comer fuera del recinto. ¿O es que acaso te has acostado con Noah?.-[/Niall] La verdad es que no quería saber ninguna de las dos cosas, no quería detalles sexuales de heteros o hablar de comidas en mal estado que me provocaban nauseas.

    – [Lexie]¿Eh?[/Lexie]- Se quedo mirándome confusa con una ceja levantada.- [Lexie]Ven[/Lexie].- Se levanto y me agarro de la mano tirando de mi. Como puede metí las partituras con la mano libre en la mochila y la arrastre por los aires. Salimos de la cafetería a toda velocidad hacia el baño de las tías. Había dos chicas que gritaron un poco al verme entrar, madurad. Lexie les chasqueo los dedos para que espabilaran y salieran mientras miraba en los aseos asegurándose de que no había nadie. – [Lexie]Van a pensar que estamos trincando, pero no puedo arriesgarme a que nos vean[/Lexie].

    -[Niall]Lo dudo, lo de que soy gay es de dominio público. Bueno cuéntame.-[/Niall] Me eche contra el lavabo cruzándome de brazos expectante.

    – [Lexie]No grites[/Lexie].- Se quedo quieta en un punto moviendo las piernas de delante hacia atrás mientras echaba la cabeza hacia delante.

    [Niall]Que sea gay no implica que sea experto en tetas.-[/Niall] La sociedad tenía esa impresión del colectivo gay, solo por ir con mujeres la mayoría del tiempo ya daban por sentado de que eras un experto en la materia. Se me torció el culo, literalmente del lavabo, cuando la apariencia de Lexie cambio en mis narices.

    – [Lexie]Esta es mi apariencia de nacimiento[/Lexie].- Se recogió el pelo y me enseño un audífono que llevaba en el oído.- [Lexie]Estoy sorda de un oído[/Lexie].- Hizo una pausa en la que intente procesar todo lo que me iba soltando.- [Lexie]Pero como una puta tapia[/Lexie].

    Me quede mirándola sorprendido. Era monísima, piel morena, una cara perfectamente perfilada y unos ojazos castaños, por no mencionar que tampoco iba mal servida de delantera. Supuse que se acomplejaba por lo de su oído, Lexie parecía no saber que la belleza estaba sobrevalorada y los defectos eran bonitos. Al rato volvió a cambiar de aspecto dos veces más, una de rasgos chinos, según ella, lo mismo tenía más apariencias asiáticas. Y otra de piel negra, y las dos igual de guapas, ¿es que esta chica no conocía la feura o qué? – [Lexie]Tengo muchas más[/Lexie].- Añadió volviendo a la que decía ser su aspecto de nacimiento.

    -[Niall]¿Y no tienes ninguna apariencia de un maromazo que rompa camisetas?.-[/Niall] Pregunte a modo de broma pero cruzando los dedos.

    Lexie se quedo mirándome y volvió a cambiar de aspecto, pero no a ningún maromo. Ahora tenía el aspecto de una joven delgada, alta, con una larga melena y cara de no haber roto un plato en su vida que había acaparado alguna que otra portada del corazón. – [Lexie]A esta seguro que la conoces[/Lexie].

    – [Niall]Eres la hija de el macizo de Alexander Fenris.-[/Niall] Alexander Fenris, fantasía sexual de señoras y gays, lo mismo te monta un piso en la playa que te deja preñada con la mirada.

    – [Lexie]Noah no se puede enterar[/Lexie].- Me agarro por los brazos zarandeándome.- [Lexie]Por fi, por fi, por fi[/Lexie].

    -[Niall]Lo entiendo, es capaz de explotarle la cabeza al verse ante tanta muchacha agraciada.-[/Niall] Noah era muy listo, pero ya lo estaba viendo cual gif de señora procesando todas las caras de Lexie.

    – [Lexie]Y yo pensando que Noah era más gay que tú[/Lexie].- Añadió sonriendo con su apariencia de Allie, porque al igual que caras tenía nombre para cada una de ellas. Tenía que hablar muy seriamente de esto con ella, no podía ocultar toda su vida quién era en realidad entre cientos de mascaras por un defecto auditivo.

    -[Niall]Veo que el pequeño Noah por fin te ha dicho el flechazo que tiene contigo.-[/Niall] No era… bueno si que lo era, era un secreto que solo yo conocía, Noah estaba prendado por ella desde el primer día que la vio. Caballero como es no sabía cómo entrarle a la muchacha sin parecer un acosador, así que ha optado por jugar la baza de esperar años. Ha tenido la flor en el culo de que no se le ha adelantado nadie.

    – [Lexie]Ya te contaré[/Lexie].- Añadió sin más.- [Lexie]Pero no ahora, que seguro que me paso dando detalles[/Lexie].

    Salimos del baño de las chicas, por suerte no había nadie por los pasillos para juzgar. Decidimos ir a tomar un buen desayuno a base de cereales. Noah diría que es puro postureo, pero estaban tan ricos.

     

     

  • CONECTANDO

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – CAFETERÍA DE LA UNIVERSIDAD

    Después de la discusión con Lexie, no me sentía con ánimo de ir a ninguna parte, así que volví a la cafetería y me quedé allí unas cuantas horas en una mesa del exterior, adelantando trabajos y repasando algunos exámenes.

    Al final me había decidido por Comunicación Audiovisual y Arquitectura, las dos bastante diferentes en el tono general, pero gracias a mis poderes, podía sobrellevarlas sin problema. Normalmente intentaba estudiar como cualquier otro, pero había días en los que las preocupaciones no me dejaban otra opción que absorber los conocimientos, guardarlos en mi memoria genética y acudir a ellos en el examen. Cuando hacía eso, fallaba a posta en algunas preguntas porque no me parecía del todo lícito sacar un diez. Tenía gracia que por regla general sacase mejor nota cuando no hacía trampa.

    Entre mis poderes y mi estado general de apatía, el mundo a mi alrededor parecía no estar en sintonía conmigo, como si me encontrase en otra dimensión, ajeno al resto, pero capaz de verlo todo.

    Quizá por eso me sorprendí más cuando alguien se sentó a mi lado y me habló.

    – [Lexie]¿Ahogando las penas en té?[/Lexie]- me preguntó la voz. Puede que os resulte extraño, imagino que es difícil ponerse en mi lugar e imaginar lo que es ser tan rápido. Os daré un ejemplo, en ese momento, antes de girar y ver a la persona que me hablaba, tuve tiempo a analizar su voz. Tenía un tono agradable, cálido, que invitaba a escucharla hablar indefinidamente.

    Cuando la vi, me quedé sorprendido. Era una chica preciosa, de tez bronceada, cautivadores ojos oscuros y una melena castaña que brillaba con luz propia, recogida en una coleta alta. Llevaba un top oscuro que on hacía de menos su piel morena y una falda vaquera corta. En general contrastaba bastante con el aire de la cafetería. Era como un diamante en una mina de carbón. El carbón era yo, claro, que iba con mis vaqueros y una camiseta de Flash.

    En una fracción de segundo repasé todas mis posibles respuestas. No sabía qué la había llevado a sentarse allí a mi lado. Había más huecos en la cafetería y yo no tenía nada llamativo. Al final, intenté no pensarlo todo tanto, porque era lo que me había llevado a error con Lexie, y le dediqué una sonrisa. – [Noah]El té y los helados siempre son una buena opción.[/Noah] – añadí. Hablando de comida siempre tengo cuerda para rato. Bueno, siempre tengo cuerda para rato, fin. Traté de disimular en mi cara la impresión y los nervios de lo guapa que me parecía.

    – [Lexie]Aquí no sabéis lo que es un buen helado[/Lexie].- sentenció, mirándome. Ella estaba tomándose un café. Le dio un trago después de echar el azúcar y no la vi hacer ninguna mueca pese a que el café de allí era bastante fuerte. Me fijé en sus labios aferrando el borde del vaso, cubiertos de un carmín de color suave. Tenía la manicura hecha y llevaba las uñas a juego con el color de sus labios

    – [Noah]¿Ah no? ¿Y dónde lo saben?[/Noah] – pregunté, viéndola sonreír. Capté el olor del café pero tras él, si te concentrabas, había un suave olor a menta.

    – [Lexie]En Louna, por supuesto[/Lexie].- replicó, como si fuera algo obvio. Así que era de Louna. Me pareció raro que viniese tan lejos a la Universidad, pero la de Moondale era barata y eso atraía a mucha gente. Louna me encantaba, mis padres iban a veces porque les gustaba caminar por el paseo con nosotros. Siempre nos compraban un helado a cada uno. Si me concentraba, todavía podía oler la brisa marina nocturna.

    – [Noah]Vale, no te falta razón. Los del carrito de al lado de la playa están buenísimos.[/Noah] – de nuevo sonreí. Ser natural me estaba resultando bastante liberador. Tenía gracia que viendo cómo eran mis padres yo hubiera salido tan contenido y pensativo.

    – [Lexie] ¿Los de Arthur? El cielo sabe así.[/Lexie]- replicó, exagerando una mueca, un gesto que me pareció muy divertido.

     – [Noah]Sí, hace mucho que no voy, pero son lo mejor.[/Noah] – me quedé un poco embobado mirándola, pero esta vez, despistado como soy, a velocidad normal. Mis ojos se detuvieron un momento en su oreja derecha, donde reposaba un audífono. No voy a mentir, cuando me di cuenta, sentí pena por ella. No debía tenerla, lo sé, pero la sentí porque no me pareció justo que le hubiese tocado eso y que el mundo hubiera avanzado tanto para algunas cosas pero pareciera aún estancado para otras.

    – [Lexie]Siguen siendo la perfección hecha helado.[/Lexie]- respondió. Al ver que me había fijado en su oreja su cara cambió y se quedó algo cohibida.

    – [Noah]Perdona.[/Noah] – dije al instante, con una sonrisa. La sinceridad me estaba poseyendo desde lo de Lexie y no quería que por un malentendido esa chica fuese a sentirse incómoda.

    – [Lexie] No pasa nada. Estoy acostumbrada.[/Lexie]- replicó restándole importancia. No lo consiguió, se notaba que era algo que la avergonzaba profundamente. Quería decirle que no debía hacerlo, bueno, yo tampoco era nadie para decirle como debía sentirse, pero habría preferido que se sintiera bien porque lo que veía delante de mí no era una chica con un problema de oído, si no una chica preciosa, simpática y agradable. Y como ese día, sin saberlo aún entonces, Idris y Elle habían tirado de los hilos, pues se lo dije.

    – [Noah]No sé decirte, yo más bien te miraría por guapa.[/Noah] – me reí por el mero hecho de acabar de decir eso. Pensé que podía tomarme por un baboso. También pensé que ese ímpetu se debía a que Lexie hubiera pensado que no me gustaban las mujeres. Así que empecé a sudar.

    Por suerte, ella se rió.- [Lexie] Gracias.[/Lexie]- replicó, mirándome fijamente. Creí morir cuando aquellos ojos se centraron en los míos. No era una persona de mucho contacto visual, enseguida apartaba la vista, pero con los suyos, no pude.- [Lexie] Tú no estás mal.[/Lexie] – añadió ella. Bueno, aquí va una clase de demonios cruzados – Jötnar técnicamente en mi caso – también nos sonrojamos.

    Reí, cohibido y rojo como un tomate. – [Noah]Aquí uno miente y otro dice la verdad, y la guapa eres tú, así que ya me dirás.[/Noah] – estaba de un suelto que no sabía si el té era té o ron. Empecé a sospechar que me pasaba algo raro con tanta sinceridad, pero qué quieres que te diga, Destina, me vino bien. Estaba disfrutando siendo yo con una chica preciosa que parecía que quería pasar tiempo conmigo, porque aún no había huido aterrada. Siempre me había imaginado de adulto solo, sin encontrar pareja. Bueno, y con un bigote, pero eso es otra historia. – [Noah]Me llamo Noah. Encantado.[/Noah] – añadí. Estaba tan extasiado mirándola que a veces se me olvidaba si estaba usando mis poderes o no.

    – [Lexie] Al…Allie.[/Lexie]- titubeó. Se puso en pie y se echó hacia mí para darme dos besos en las mejillas. De cerca olía también a chocolate negro y a…piruletas de cereza. Me puse tan nervioso que una de mis manos vibró incontrolablemente, por suerte pude esconderla debajo de la mesa.

    – [Noah]B-bonito nombre.[/Noah] – aseguré con una sonrisa. No daba crédito al giro que había tomado la mañana. Llevaba años sintiendo algo por Lexie sin que fuera recíproco, sin que ni siquiera ella lo considerase porque pensaba que no me gustaban las mujeres. Y ahora de pronto me encontraba allí con una chica a la que le gustaba, una chica preciosa, majísima, cercana. Prácticamente opuesta a Lexie. Quizá era una señal de que Lexie y yo estábamos hechos para ser solo amigos. No tenía nada de malo, con Kaylee me había pasado eso mismo y ahora, después del breve hiatus, nos llevábamos de maravilla.

    – [Lexie]Más bonito eres tú.[/Lexie]- replicó guiñándome un ojo. No era una persona que necesitase pocas señales precisamente, pero Destina, esto parecía tu padre enviándome una señal directa.

    – [Noah]¿Yo?[/Noah] – pregunté, riéndome como un adolescente. – [Noah]No te has visto, ¿verdad?[/Noah] – añadí. Tenía la lengua suelta como Vincent, me paré a pensar si no sería un brote o si de verdad alguien no me habría emborrachado. Pero no me sentía mareado ni especialmente eufórico, salvo por el hecho de estar ligando con ella.

    – [Lexie] A diario.[/Lexie]- comentó sin ningún atisbo de emoción. ¿Cómo podía no gustarse a sí misma si era impresionante en todos los sentidos?

    – [Noah]T-tiene que estar bien eso de verte a diario.[/Noah] – classic Noah Christopher Arkkan, me di vergüenza a mi mismo con mis oxidadas habilidades de ligue.

    – [Lexie]Pues gracias, Noah[/Lexie].- respondió ella con una sonrisa, apartándose de la cara un mechó de pelo que se le había soltado de la cola. Le sonreí, nos sonreímos, no había que ser un genio para ver que estábamos coqueteando y aún así yo no era capaz de pensar que nadie pudiese coquetear conmigo.

    – [Lexie]Por cierto, sea lo que sea lo que te tenga pensativo: seguro que tiene arreglo[/Lexie].- añadió ella, rompiendo nuestro ciclo de miradas intensas y sonrisas.  Me di cuenta de que debía haberme observado antes de sentarse conmigo, parecía una chica perspicaz.

    – [Noah]Creo que me he peleado con una amiga a la que tengo mucho cariño.[/Noah] – respondí con sinceridad. Llevaba mucho rato dándole vueltas, ella era agradable y yo estaba especialmente sincero, así que así, sin conocernos de nada, terminé hablándole de mis problemas.

    – [Lexie]¿Amiga o «amiga»?[/Lexie]- me preguntó. Cualquier otro se habría dado cuenta de que estaba flirteando abiertamente. Yo no lo tenía claro.

    – [Noah]Supongo que depende de a quien preguntes.[/Noah] – comenté. ¿Qué demonios hacía diciendo eso? Espabila Noah, ¿qué haces hablándole de lo que sientes por Lexie?

    – [Lexie]¿Y si te pregunto a ti?[/Lexie]- preguntó. No le había parecido mal lo que acababa de decir, por suerte. Era un desastre en las relaciones sociales, pero me estaban dando una opción de reencauzarlo. Me paré un segundo a pensar. Llevaba mucho tiempo sintiendo algo por Lexie, pero no conseguía llegar a ella. Era una de mis mejores amigas, pero apenas conocía nada de su vida, nunca había conseguido pasar por su muro impenetrable. Y sin embargo Allie estaba allí, interesada en conocerme, en estar conmigo, tan accesible. Sentía que conectaba con ella a un nivel que me sorprendió.

    – [Noah]Te respondería si quedamos en Louna.[/Noah] – sentencié finalmente, lanzándome a la piscina. Esperé no parecerle muy osado. No quería espantarla.

    – [Lexie]Tendrás que responderme[/Lexie].- afirmó ella, enarcando una ceja. Dios, qué guapa estaba, con sus rasgos marcados, parecía que estaba cincelada por un o una artista.

    – [Noah]Tenemos un trato, señorita….[/Noah] – respondí, esperando que me dijese su apellido. Mi mente, ansiosa de conocimiento, quería saberlo todo de ella. Entre otras cosas, su número, para poder quedar.

    – [Lexie]Lowell[/Lexie].- añadió ella al poco. Noah Arkkan y Allie Lowell, en ese momento no me pareció que dos nombres pudiesen quedar mejor. Todavía me quedaba mucho que saber.

    – [Noah]Entonces tenemos una cita señorita Lowell[/Noah] – sentencié. Activé la InfinityBand cuando vi que ella lo hacía y las cruzamos para intercambiar nuestros contactos. Sentí como si ese dispositivo fuese mil veces más valioso para mí.

    No sé cuánto tiempo más seguimos hablando de todo lo que se nos ocurría. Memoricé cada cosa sobre ella, absorbiendo toda la información que podía, embriagándome de ella, por si llegaba el día de vernos y decidía no aparecer porque no le apetecía, porque no merecía la pena encontrarse con un tipo como yo que nada tenía de especial.

    Para alguien con velocidad sobrehumana, esperar una cita con ansia puede ser una tortura.

  • EN LA BOCA DEL LOBO

    [align=center][SIZE=3][b]Rebecca Lee | Cafeteria de la Universidad[/b]

    [b]Noche[/b][/SIZE]

    rebeccaceo

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    Cuando Rebecca Lee se ofreció a ir a la cafetería de la Universidad. En realidad, no sabía lo que estaba haciendo. Fue una de esas veces en las que un cerebro (en este caso el de ella, pero podría ser el de cualquiera) actúa por voluntad propia sacándote un valor que haría enorgullecerse a Godric Gryffindor. El problema, era que en la vida real, la valentía no era tan práctica como en la ficción, si no que normalmente acababa con la chica (es decir, Rebecca) con la aorta desgarrada, igual que le había pasado a Edward Maclay.

    Pero ya estaba hecho y no había vuelta atrás. No podía decir que le quedaban no sé cuántos textos que analizar fonéticamente, ni que tenía una montaña de libros de Jane Austen que leer para el mes siguiente, ni tampoco, que tenía más miedo que vergüenza y eso en ella, eran palabras mayores.

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  • PLANES DE FUTURO

    [align=center][SIZE=3][b]Daniel Arkkan | Cafeteria de la Universidad [/b][/SIZE]

    danielarreglao
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    [SIZE=2]Mientras esperaba a que llegasen Sarah y la comida, mi mano comenzó a esbozar algo en una servilleta con un viejo lápiz que encontré en el bolsillo. No es que fuese un gran dibujante, mentiría si dijera lo contrario, pero de vez en cuando, mi mano parecía cobrar vida propia y me sorprendía dibujando un perfil de Sarah, la sonrisa de mi madre e incluso algún intento de demonio, pero se quedaban en eso, intentos. Me gustaba pensar que mi padre sí era buen dibujante, pero en realidad, no estaba seguro. Mis recuerdos de ellos eran, en su mayor parte, retazos que mi mente se había imaginado a raíz de las historias que me contaban Arthur y Delly (que eran pocas). En ese momento, mi mano iba por libre, dibujando algo que no tenía ni idea qué era, porque la cafetería no era el mejor lugar para inspirarse y menos aún con la televisión a todo volumen con el programa que estaba haciendo famosa a Silver, “Under my spell”. Según me había contado la señora Echolls, eran un programa de entrevistas en el que la gente iba a contar sus problemas y en el que Silver les arreglaba la vida con hechizos…o eso decía ella. Se había convertido en el programa de moda en poco menos de dos meses que llevaba en emisión y su grito de guerra “Tú te lo pierdes, Dom”, era un himno para las mujeres que lo seguían. De vez en cuando, en mitad de una conversación, Sarah y Diana gritaban al unísono un “Tú te lo pierdes, Dom” sin venir a cuento, porque aunque la propia Silver dijera que no estaba basado en nadie, en Moondale todo el mundo sabía que era por Dominic Williams.

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  • MANTENER AL GRUPO UNIDO

    [align=center][font=Bookman Old Style] [SIZE=3]5 Julio de 2010[/SIZE][/font] [/align]

    [align=center][b][SIZE=4]Dominic Williams | Cafeteria de la Universidad[/SIZE][/b]

    domsufre

    [SIZE=2]
    Cerré el periódico local tras ojearlo un poco por encima y lo solté encima de la mesa. Al mirar a mí alrededor me di cuenta de que la cafetería no estaba tan vacía como pensaba. El verano había llegado, las clases habían terminado y algunos alumnos volvieron a casa con sus padres mientras otros se quedaban en la residencia.

    Sarah entro por la puerta y vi como me buscaba a lo que levante la mano para que me viera. Me saludo he hizo un gesto de que me espera un momento, tras eso se acerco a la barra para pedir algo. Según me había dicho por teléfono quería quedar conmigo para hablar de algo, a lo que suponía que se trataba de algo relacionado con Mason.

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  • DEBERIA HABER ESTADO ALLI

    [align=center][b][SIZE=3][color=black]El verdadero Christopher McLeod. Biblioteca de la Universidad.[/SIZE][/color][/b]

    mcderrotado

    [SIZE=2]
    Ya estaba de vuelta, después de lo que habían parecido semanas, estaba de vuelta.

    Cuando los vi en la cafetería, no pude contener la sonrisa. Me alegraba mucho de verlos a todos los que estaban allí, los había echado de menos.

    Después de que me contasen todo lo que les había ocurrido no pude evitar sentirme un poco culpable. Debía haber estado ahí para ellos cuando me habían necesitado, pero habían demostrado ser tan buenos como los creía, no me necesitaban para vencer.

    – [b] [i] [color=#457238] Parece que os las habéis arreglado bien sin mí.[/SIZE] [/i] [/b] – admití. Quería protegerlos de todo, si por mí fuera sería yo solo el que lucharía contra los demonios pero confiaba en ellos, sabía que podían con ello.

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  • COMO SI HUBIESE ESTADO TODA MI VIDA CON ELLOS

    [align=center][b]Edward Maclay | Residencia Hexe | Cafeteria [color=blue]{Con Daniel y Cecil}[/color][/b]

    edcute

    Cuando dije lo del hechizo protector ambos se quedaron un poco sorprendidos, sobre todo cuando mencione Wolfram & Hart. Daniel pareció entenderlo. A Cecil no pareció hacerle mucha gracia. Sabía que no se puede confiar en ellos, pero tener un padre metido en la boca del lobo a veces ayuda, aunque no sepas si se dedica a hacer cosas buenas o malas.

    Mire el anillo que me regalo mi padre cuando era pequeño y lo gire un par de veces, ese anillo que según dijo él, siempre me protegería. Cuando era pequeño y a los niños más grandes les daba por acosarme no me parecía muy protector, pero sobrevivir todo este tiempo oculto en el bosque me hizo pensar que igual si era mágico.

    Suspire resignado y negué con la cabeza. [i]Lo más seguro es que fuese una simple baratija.[/i] Cogí mi bandolera en la que llevaba mi libro de magia y el diario. Siempre los llevaba encima, no me gustaba dejarlos en ningún sitio, las personas pueden llegar a ser muy curiosas. Salí de la habitación y vi a Cecil y Daniel hablando.

    [b][i]- Yo soy fan de Papadama, Helo y Athena. –[/i][/b] dijo Daniel. [b][i]- Bueno y algunos más. Pero de Roslin desde luego, no. -[/i][/b] Vale, estaban hablando de Battlestar Galactica. Nunca entendería ese desprecio hacia la presi de las 12 colonias. Daba igual en que realidad estuviese, a Daniel nunca le gustaría Roslin.

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  • DECEPCION

    Christopher McLeod | Cafeteria de la Universidad

    mcderrotado
    Apuré el último sorbo de café, era el séptimo del día, y no hacía mucho que habían pasado de las seis. Aún así, ya era de noche completamente, gracias al maravilloso y atrasado horario de invierno, que nos permitía disfrutar de unas cuantas horas más de amenazas sobrenaturales para ahorrar un poco de dinero a las empresas, [i]un gran acierto[/i] pensé.

    Me levanté de la silla para despejarme un poco, desde que Edward se había ido, había vuelto a la investigación sobre Mason. El panel que tenía en mi despacho estaba lleno de pequeñas anotaciones que creía importantes, aunque no estaba seguro de si acabarían sirviendo para algo. Mi mesa estaba llena de libros que había sacado de la biblioteca con la esperanza de que contuviesen la más leve información sobre enfrentamientos contra Mason. Sabía que era una pérdida de tiempo, porque todos los que se habían enfrentado a él habían caído en el intento, pero albergaba la pequeña esperanza de que alguien hubiese estado cerca de acabar con él, de que alguien le hubiese repelido de alguna forma, de encontrar el más leve detalle que pudiera servir, pero de momento, no había nada.

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