Moondale

Categoría: Casa de las MacLeod

  • INTERLUDIO DE DOS FÓSILES

    Interludio – Diana

    Mediodía

    Qué putada pasarse de moda, coño. Que ni tu fan se acuerde de ti, porque Amy es más oscura, más intensa y niñiñi. Que sí, que Amy es mi hija y es una valkiria maravillosa y estupenda, como las otras dos, que me rajaron el pepe con su cabezona para venir al mundo, me cago en mi raza. Pero no está mal que de vez en cuando se acuerden de una, de «La bruja pelirroja», «El fénix» o la original e inimitable, yo. Todo el mundo recuerda mis posts. TODO EL MALDITO MUNDO. Bueno, tres personas. Pero esas tres personas son los Daesdi o tres frikis que ahora deben rondar la treintena si es que aquel capítulo en el que éramos personajes de rol era verdad y en realidad, esto es todo una fumada de tres criaturitas aburridas.

    A veces, me imagino cómo serán los Daesdi. Mi fan tiene que estar bueno, ¿no? Por eso es mi fan. Las personas guapas y estupendas nos atraemos como con un imán. Mierda, seguro que es un cardo.

    – [Diana]Cari, ¿tú crees que mi fan está bueno?[/Diana]- le pregunté un día. Me tenía muy mosqueada últimamente, porque para mí que no era el mismo. Tenía la sensación de que antes tenía barba y barriguita y ahora, era más delgado e…imberbe. ¿Me estaba volviendo loca? Pues mira, a lo mejor. Eso pasa cuando ignoras a la gente.

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  • UN MUNDO QUE SALVAR

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, EDIFICIO CENTRAL

    El tiempo, cuando estás nervioso y preocupado, trascurre mucho más deprisa. Sin apenas poder pararme a pensarlo, el verano había llegado y se estaba marchando ya, mientras mi mente debatía día tras día las amenazas que teníamos ahora encima: Infinity y Omega.

    Supongo que es hablar demasiado bien de mí dejando pensar que mis únicas preocupaciones eran referentes a peligros trascendentales para todos los seres vivos y para mis seres queridos concretamente, así que voy a aclarar que no había sido eso lo único que había rondado mi mente.

    Durante un breve instante, en un lugar sacado del infierno, con todo el mundo en peligro, me había sentido como el héroe que siempre había querido ser, como los Moondies. Todo había parecido resuelto, las cosas con Jane estaban arregladas e iban incluso mejor de lo que jamás habría esperado. Nos habíamos besado y mi corazón albergaba solo esperanza por el futuro que teníamos por delante. Creía que todo, absolutamente todo, podía conseguirse con fuerza de voluntad. Y entonces mis esperanzas se vieron aplastadas delante de mis propias narices por nunca había sido Jane, solo Omega, jugando conmigo.

    No quería hablar de ello con nadie. Mis problemas con Jane habían sido públicos durante mucho tiempo y me avergonzaba confesarle a nadie Omega me había engañado con tanta facilidad porque me había dado lo que quería, el amor de Jane.

    Así que en lugar de hablarlo, me concentré en la preocupación que era común para todos. Usaba la InfiniBand con recelo, pese a las modificaciones que había hecho Henry a todas las nuestras. No había vuelto a conectarme a Endless, en su lugar, si conseguía concentrarme, usaba alguna de las viejas consolas de mi padre. No había vuelto a hablar con Jane desde la mañana siguiente, cuando ya estaba completamente recuperada, de hecho, ni siquiera hablamos en ese momento, solo me miró y desviamos la mirada.

    Mi tiempo, en resumen, se trataba principalmente de mi trabajo en la Escuela Legado, pasar tiempo con mi familia, incluida la nueva miembro a la que todos tratábamos de dar el mayor apoyo, y entrenarme con Owen para estar a la altura de lo que pudiera pasar.

    – [Xander]¿Qué tal está tu hermana?[/Xander] – pregunté, golpeando uno de los muñecos de Wing Chun, que en nuestro gimnasio privado eran de piedra y acero para soportar los golpes. Owen y yo los acolchábamos un poco, mis madres y Elle no lo necesitaban, de hecho, eran la fuente de ingresos de la empresa que los proporcionaba para la Escuela.

    – [Owen]¿La repostera o la malvada?[/Owen]. – trató de quitarle importancia, pero los dos sabíamos que no colaba. Ver a su hermana así, aunque fuese una versión malvada y psicópata, le había afectado profundamente. Yo también habría llevado mal enterarme de que estaba suelta por el mundo una Elle que me había matado. – [Owen]Bien supongo. Ya sabes como es se encierra en si misma.[/Owen] – comentó. Parecía acostumbrado a cómo lidiaba Jane con sus problemas. Se conformaba más que yo, por suerte eso le quitaba frustraciones.

    Asentí, serio. Bowie tenía razón pese a su «corta edad». Me habría gustado arreglarlo con Jane, especialmente ahora que podía necesitar ayuda una vez más para lidiar con la revelación de sus poderes. Pero una barrera invisible me lo impedía. – [Xander]No sé cómo pudo engañarnos.[/Xander] – comenté en voz alta. Cada día lo repasaba en mi cabeza, era exactamente igual.

    – [Owen] Jane siempre ha sido muy buena actriz. Supongo que eso se extiende a cualquiera de sus versiones.[/Owen]. – respondió. Cuando éramos pequeños siempre estaba apuntada a todas las obras que había en el colegio y se le daba bien. No dejaba de dar vueltas a la noche de los recreativos, ya no sabía quién de las dos me había encontrado. En su día me había parecido demasiado «punk» para ser Jane, pero estaba confuso y no quería hacerme ilusiones.

    – [Xander]Ya, pero me engañó la que es una asesina y una psicópata.[/Xander] – y que tenía casi tantos años como nuestros padres y madres. Noah había teorizado que Omega había debido conseguir el poder de un potenciado que no envejeciese o que tuviese regeneración celular. Con los Moondies había huido una chica que tenía regeneración y no volvieron a saber de ella, así que era una opción. Tenía un tablón en su cabaña con otras teorías de los asesinatos de potenciados que había habido en los últimos años, como Magnolia o la madre de Dante, junto a los que sabía que había matado en su futuro por los recuerdos que tenía su padre. Evidentemente, el poder de Owen y el de su padre eran preocupantes, pero el de la Amy de su mundo, que no estábamos seguros de si lo había conseguido o no, era uno de los más peligrosos, junto con la telepatía que había conseguido de la April de su mundo.

    – [Owen]Nos engañó a todos. Y no eres el único que cometió una estupidez por ella.[/Owen] – dijo, dejando el muñeco por un momento.

    Me detuve y le miré. Owen no me había dicho nada hasta ese instante,  pero saltaba a la vista que lo que fuese, le preocupaba. – [Xander]¿Qué hiciste?[/Xander] – pregunté sin juicios.

    – [Owen]Destruir las muestras de sangre.[/Owen] – aclaró, apartando la mirada. – [Owen]No me pareció bien que tuvieran algo con lo que pudieran hacer daño a Jane. Y ahora no podemos detener a su versión Killer Queen.[/Owen] – añadió.

    Volví a golpear el muñeco mientras pensaba. Las muestras habrían venido bien para encontrar la forma de detenerla, porque de una mala Infinity podría encargarse de ella. Golpeé demasiado fuerte el muñeco en una zona no acolchada y me quité el guante para ver si tenía la mano bien. Parecía que solo era el golpe, pero aun así, descansé.

    Owen lo había hecho por un buen motivo y de todas formas, seguro que Infinity habría intentando controlar a Omega o crear un ejército con su poder.

    – [Xander]No podemos dejarla libre otros veinte años.[/Xander] – llevaba mucho tiempo en las sombras. Según la teoría de Noah, recuperándose del viaje o de algo que le hubiesen hecho en la Iniciativa. Los Moondies sabían que estaba aquí porque en un futuro iba a tratar de controlar la utopía de Z después de reemplazar a mi madre, pero no había hecho acto de aparición y aunque ellos seguían alerta, no parecía una amenaza.

    Con Ezra por allí estaban más preocupados, se les notaba. Se habían reunido más veces, pero no tenían ningún atisbo de presencia de Omega por ninguna parte. No podíamos decírselo, era nuestra responsabilidad, nosotros le habíamos dado lo que quería y nosotros teníamos que librarnos de ella antes de que fuera tarde.

    – [Owen]¿Se te ocurre alguna idea?[/Owen] – preguntó. Dejé de divagar y volví a la realidad. Nos hacía falta un plan, algo para poder enfrentarnos a ella pese a que nos superase abismalmente en poder. – [Owen]Porque por muy versión malvada que sea, sigue siendo mi hermana. Y no me siento cómodo si la opción es matarla.[/Owen] – añadió. Le miré. Acababa de darme una idea con eso de no matarla.

    – [Xander]Vamos un momento a la biblioteca.[/Xander] – le dije, quitándome los guantes. Él me siguió y cerré la puerta detrás de nosotros. Esa biblioteca del edificio original de la Escuela era solo para Moondies e hijos. En su día había sido una biblioteca común para los alumnos con libros de demonología y ocultismo, pero ahora tenía su propio edificio con más colecciones y esta se había quedado para libros prohibidos y anotaciones de los propios Moondies, especialmente de mi tío Christopher.

    Empecé a repasar los tomos en busca de uno en concreto. Owen me ayudó, pero sin saber qué buscaba exactamente iba más lento. Tampoco yo recordaba cómo se llamaba, solo sabía que tenía que estar allí.

    Al final lo encontré, el tomo de los «Daë». Tenía como título Axis Mundi en sus tapas de cuero y en el interior recordaba perfectamente las ilustraciones de los Guardianes del tío Daakka. Eso era lo que buscaba. Los Moondies nunca tomaban a la ligera la solución violenta. Mason se devoró a sí mismo en la oscuridad y a Z se recluyó en su isla. Pero no eran ellos los que me habían dado la idea. Pasé las páginas y encontré la ilustración. Un vórtice arrastrando al Soberano a la Nada mientras los demás lloraban la pérdida de la tía Kaylee.

    – [Xander]Esto. Pero no sé cómo, ni si saldrá bien.[/Xander] – le indiqué, señalando la ilustración.

    – [Owen]¿Estás seguro? ¿Y si la cagamos y liberamos a ya sabes quién?[/Owen] – replicó. El sacrificio de la tía Kaylee les había marcado a todos. Incluso veinte años después, seguían recordando el día en el que pasó todo, porque la tía Lucy era ella pero no era ella. Para mi madre y mi tía Diana, Lucy era otra hermana, pero no Kaylee, ella se había perdido para siempre en el Axis Mundi. Por eso muchos no querían nombrar al Soberano, como si fuera nuestro propio Lord Voldemort.

    – [Xander]Según el tío Toph solo va en una dirección.[/Xander] – le expliqué, leyendo por encima las anotaciones. – [Xander]Él se escapó cuando fueron a buscar al tío Ed. Es el único arma que nos dejaron los Daesdi.[/Xander] – tenía dudas. Había muchas cosas que podían salir mal. En su día, los Daesdi habían preparado a los Daë para enfrentarse a ello y a nosotros no. Ellos tenían las piedras, nosotros no. Ellos eran un equipo, nosotros no. Pero aun así, no teníamos más opciones.

    – [Owen]Bueno. Si estas seguro me apunto. Es la única opción que no desemboca en un derramamiento de sangre.[/Owen] – aseguró, asintiendo con la cabeza.

    – [Xander]No sé, no es un gran plan, pero no se me ocurre nada más.[/Xander] – respondí con sinceridad. Tenía más cabos sueltos que atados e implicaba hacer muchas cosas a espaldas de los Moondies y de Nate. Traté de empezar a hilar un poco más las cosas. Nadie querría ayudarnos si presentábamos el plan así. – [Xander]Cuando ellos entraron había un evento cósmico.[/Xander] – pensé en voz alta, al ver la ilustración de la superluna de la cosecha, con su resplandor naranja tiñendo el pico Tantree. Volví a una de las estanterías para comprobar los calendarios de eventos astronómicos.

    Los eventos cósmicos afectaban de muchas formas al mundo sobrenatural, no solo por las lunas llenas de los licántropos. Después de un rato, encontré lo que buscaba, lo más parecido que encontraría ese año. – [Xander]Hay uno en nueve días.[/Xander] – le expliqué. Al menos era algo.

    – [Owen]Me encanta que siempre haya poco tiempo de preparación para estas cosas.[/Owen] – comentó con una sonrisa sarcástica.

    – [Xander]Ni siquiera sé si valdrá.[/Xander] – respondí. – [Xander]Se supone que será una luna de sangre.[/Xander] – le expliqué. No sería una superluna de la cosecha, pero la luna se teñiría de rojo y parece que se vería más grande y más nítida desde nuestra zona del mundo. – [Xander]Y no tenemos piedras como ellos, son discos.[/Xander] – comenté, volviendo al tomo de los Daë donde bocetos de los discos más toscos que debía haber hecho el tío Toph, a juzgar por el hecho de que tenían anotaciones y el nombre de sus dueños.

    – [Owen]Siempre podemos cogerlos «prestados».[/Owen] – propuso, haciendo unas comillas con sus dedos. No era lo más correcto moralmente hablando, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

    – [Xander]¿Puedes conseguir el de tu padre?[/Xander] – le pregunté.

    – [Owen]¿Bromeas? Se pasa más tiempo sin ropa que con ella. Está tirado.[/Owen] – Owen le quitaba importancia pero seguía afectando bastante en su casa la acalorada reconciliación que estaban teniendo sus padres.

    Esbocé una sonrisa, no podía sonreír más con la preocupación que tenía encima, pero al menos ahora tenía un propósito. – [Xander]Tenemos que convencer al resto para conseguirlos.[/Xander] – dice.

    – [Owen]Te dejo eso a ti. Tu eres el de la labia.[/Owen] – respondió. Por un momento pensé que lo decía bromeando.

    – [Xander]Sí, como me ha ido tan bien…[/Xander] – le respondí.

    Volvimos a dejar los libros en su sitio para no despertar sospechas en los Moondies y terminamos el entrenamiento. Tenía muchas personas con las que hablar para reunir un grupo suficiente como para pasar las Pruebas. Como mínimo, necesitábamos todos los discos y una persona que lo llevase.

    Había algunos con los que contaba con más facilidad: Amy probablemente dijera que sí, y así tendríamos el del tío Christopher o la tía Diana; de Kaylee no estaba seguro, pero Amy podía coger ambos y otro usaría el que sobrase; Elle seguramente estuviese conmigo, entre los dos teníamos los de nuestros padres; Idris iría donde fuese Elle y podía conseguir dos discos, uno para él y otro para alguien más; Noah tenía acceso a los de sus padres incluso si Leo no quería venir; con Ezra no había hablado demasiado en este tiempo, era un tipo silente, no hablaba mucho de cómo se sentía y me costaba llegar a él, no sabía si nos ayudaría o no, pero de hacerlo, tenía acceso a otros dos discos; y eso nos dejaba con el de Logan, el de Bill, el de Aphrodite y el de Hiroshi, que no tenía ni idea de cómo conseguir.

    Con la primera con la que hablé esa mañana fue con Elle, que me apoyó. Tenía suerte de tenerla como hermana, era un auténtico regalo que ahora también compartía Bowie. Idris estaba con ella así que tuve también mi respuesta e incluso iba a intentar conseguir el de Bill además de los de sus padres, porque sabía que Mike no querría tener nada que ver.

    Después de hablar con ellas y comer algo mientras revisaba el plan, fui a casa de mis tíos a ver a Amy y a Kaylee. Ellos por suerte no estaban, pero Amy sí.

    – [Amy]Hueles a ese[/Amy].- replicó arrugando la nariz, apoyada en el marco de la puerta.

    – [Xander]Algún día tendrás que enfrentarte a ello.[/Xander] – respondí sin acritud, los dos sabíamos hablar entre nosotros sin tomárnoslo a mal. Se hizo a un lado y pasé. – [Xander]Pero vengo a hablarte de otra cosa.[/Xander] – empecé a explicarle, dudando de si ya lo habría visto o no.

    – [Amy]Pues dilo[/Amy].- me animó. Llevaba una ropa sencilla de estar en casa, pero seguía siendo tan magnética como siempre. Llenaba la habitación.

    – [Xander]Quiero abrir la puerta al Axis Mundi para expulsar a Omega igual que al Soberano.[/Xander] – resumí, intentando parecer seguro de mí mismo.

    – [Amy]Si tú vas, yo voy contigo.[/Amy]- ella también sintetizó. Con Amy las cosas eran bastante fáciles, era directa, sin complicaciones.

    – [Xander]Va a ser peligroso. Voy a intentar hablar con todos porque necesitaremos los discos.[/Xander] – expliqué, pese a saber que la respuesta sería la misma.

    – [Amy]Jane va a decir que no[/Amy].- me miró fijamente, así que sí sabía ya algo del plan. Me esperaba lo de Jane.

    – [Xander]Le he pedido a Owen que hablase con ella. De todas formas en su casa solo hay un disco.[/Xander] – respondí, casi para mí mismo más que para ella.

    Amy se quedó en silencio, mencionar a Owen no era la mejor forma de sacarle las palabras desde que tuvo la visión. Conocía bien a mi prima y sabía que le estaba sobreprotegiendo, al igual que a sí misma, pero de momento no podía hacer nada por evitarlo.

    – [Xander]¿Está tu hermana?[/Xander] – le pregunté. Sabía que me refería a Kaylee, Vera era demasiado pequeña como para meterla en ese lío.

    Ella asintió, mientras se ponía la chaqueta para salir.- [Amy]Está en su habitación[/Amy]. – dijo, cogiendo las llaves.

    Asentí. – [Xander]Luego hablamos. Tienes que conseguir un disco y si Kay no quiere, dos.[/Xander] – le aclaré. En su caso no sería difícil, el tío Toph y la tía Diana no los escondían demasiado, igual que mi padre y mi madre.

    Amy me guiñó un ojo y se fue, seguramente porque tenía turno. Subí las escaleras y llegué a la puerta que tenía un cartel de madera donde se leía ‘Kaylee’. Llamé a la puerta y me dijo que pasase. Cuando la abrí vi que tenía varios libros desperdigados por la cama. Las clases aún no habían empezado y lo que vi en uno de los libros antes de que lo cerrase me dejó claro que estaba volviendo a la magia.

    – [Xander]Hola, Kay. ¿Molesto?[/Xander] – le pregunté.

    – [Kaylee]No, pasa.[/Kaylee]- respondió. Se quitó las gafas y se rascó los ojos, cansada. Sabiendo como era en los estudios, debía estar tomándose esto también muy en serio.

    – [Xander]¿Cansada?[/Xander] – le pregunté, sentándome en la silla del escritorio. Me pregunté si seguiría usando Endless como antes o ahora tendría recelos como algunos de los demás.

    – [Kaylee]Sobreviviré.[/Kaylee]- replicó, tratando de sonreír.

    – [Xander]Tengo que hablarte de algo…relacionado con aquella noche.[/Xander] – le expliqué. No sabía cómo decirlo, porque no quería añadir más preocupaciones a las que ella ya tenía encima.

    – [Kaylee]¿Qué mierda te ha dicho Leo? [/Kaylee]- preguntó, visiblemente nerviosa. Le temblaban las piernas cuando se levantó la cama a pasear por la habitación.

    La miré, probablemente con los ojos como platos. – [Xander]¿¿¿Leo y tú???[/Xander] – pregunté. No conseguía creérmelo, tenía que ser que había entendido algo mal. Kaylee había sido la que le había convencido de ir, pero…no podía ser. Si se odiaban.

    – [Kaylee]No, no, no, no.[/Kaylee]- negó con la cabeza y casi solté un suspiro. No sé cómo había podido pensar en que Leo y ella hubiesen tenido algo, era una locura.- [Kaylee]Bueno, sí.[/Kaylee] – corrigió después. No tuve la más remota idea de qué decir.

    – [Xander]¿Quieres…hablar de ello?[/Xander] – se me estaba yendo el motivo por el que había ido allí, pero era más importante ayudar primero a mi prima.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- respondió ella, aún nerviosa. Decidí dejar el tema como un tabú hasta que ella quisiera.

    Asentí para dejárselo ver y volví al tema principal. – [Xander]He venido a hablarte del rescate. De Omega.[/Xander] – aclaré.

    – [Kaylee]Ahora mismo no os puedo ayudar.[/Kaylee] – respondió. Fue tan rápida su respuesta que supe que sus problemas personales estaban aún bloqueándola. Ella había montado el rescate y convencido a todo tipo de gente cercana para ayudarnos. No era por desmerecer a Dante, pero no tenía el don de gentes necesario como para reclutar a alguien que no fuera Cole y al recién descubierto hijo de Logan, Niall, el amigo de Noah. Él mismo lo había admitido, Kaylee había convencido a Lexie, a Leo, a Mike y había recurrido a Nate y Jane. Ella nos había protegido en el peor momento con su magia. Pero al parecer aún se veía poca cosa.

    – [Xander]Si no quieres, lo entiendo. Amy puede coger los discos de tus padres.[/Xander] – respondí. Para alguien tan inteligente como Kaylee la mención a los discos bastaba para dejar claro mi plan.

    – [Kaylee]Lo veo justo.[/Kaylee]- respondió casi automáticamente. Estaba muy tensa, pero no era solo por lo que había ido a decirle. No sabía que decir así que empecé a darme la vuelta, pensando cómo despedirme después de esa jarra de agua fría. – [Kaylee]No deberíais ir.[/Kaylee]- dijo, sin mirarme fijamente.

    – [Xander]No hay otra forma. Ya la viste.[/Xander] – le respondí. Omega tenía más poder del que ninguno de nosotros tenía, ni siquiera los Moondies. Temía perderles después de todo lo que habían luchado. – [Xander]Será mejor que vaya a hablar con los demás.[/Xander] – añadí, despidiéndome. No quería presionarla. Sabía que era capaz, pero no podía obligarla.

    – [Kaylee]Siento no estar a la altura.[/Kaylee]- replicó apenada, girándose para volver a sus estudios.

    – [Xander]Nos salvaste la vida.[/Xander] – le respondí, con una chispa de esperanza, pero ella ni se inmutó, así que salí de su cuarto.

    Casi me tropecé con Vera cuando cerraba la puerta.

    – [Xander]Hola, Vera.[/Xander] -la saludé. Estaba muy cerca, así que empecé a preguntarme si había escuchado nuestra conversación. Ella y el tío Toph estaban muy unidos y tenía miedo de que se lo pudiera contar.

    – [Vera]Uy, hola.[/Vera]- saludó ella, sonriente. Miró su móvil, en el que tenía abierto el InfiniChat. Seguramente no se hubiese enterado de nada, solo iba despistada mirando la pantalla.

    – [Xander]¿Qué tal?[/Xander] – le pregunté.

    – [Vera]Bien.[/Vera]-  dijo con una amplia sonrisa .- [Vera] ¿Y tú?[/Vera] – preguntó.

    Disimulé lo mejor que pude, no me gustaba mucho mentir, siempre me dejaba una sensación desagradable en el estómago. – [Xander]Bien bien. Hoy tengo un poco de prisa, a ver si el próximo día vengo con más tiempo y pasamos un rato juntos.[/Xander] – me despedí demasiado rápido.

    – [Vera]Estoy deseando pasar tiempo con vosotros.[/Vera]- se despidió ella, sonriendo. Hacía tiempo que no pasaba mucho rato con la pobre Vera y me dio pena, pero cuando todo estuviese arreglado las cosas serían más fáciles.

    Pero por el momento aún había muchos planes que hacer y un mundo que salvar. Y aun así, no conseguía quitarme una cosa de la cabeza. ¿¿¿Kaylee y Leo???

  • ALGUIEN QUE NO ERA

    Kaylee – Casa de los Echolls

    Mañana

    Sentía como si mi cerebro, que tantas alegrías me había dado en el terreno académico durante el colegio y el instituto, me hubiera abandonado. Vamos, que los apuntes de Genética no me iban a entrar en la cabeza salvo que me la abriera en canal y los hiciera una bola. Desde que había entrado en la Universidad, no daba pie con bola. A lo mejor me había creído que era una Noah Arkkan de la vida y lo de intentar terminar la carrera en dos años era venirse MUY arriba, pero claro, la Orientadora del Heidi Lamarr me había dicho algo parecido a: «por supuesto Kaylee, eres la Einstein pelirroja, ¿qué puede salir mal?». Os lo digo en un resumen breve: TODO. Y no os creáis que esto se debía a mi vida de fiestas y desenfreno, porque desde que me había vuelto buena no me llamaban ni las pulgas. Salvo Owen, que me había perdonado hasta que echase a correr del hotel en el que nos lo íbamos a montar después del baile de graduación (mi vida era como un cliché de película adolescente en la que todo sale al revés del guion).

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  • BIEN JODIDA

    Kaylee – Casa

    Mañana

    Me encontraba mal y tenía que disimularlo como si fuera una actriz de método, porque en casa de un ex alcohólico, tener resaca no estaba muy bien visto. Así que en cuanto Ellie se fue, después de pasarse la noche durmiendo a mi lado, bajé a la cocina a desayunar con todo el sigilo del mundo, pero me tomé el camino a la cocina con calma y fui revisando todas las fotos que mi madre tenía colocadas a lo largo de la casa. Ver a mis padres tan jóvenes, a mí misma antes de creerme la reina del instituto y a mis hermanas tan sonrientes, me hizo recordar todo lo que estaba mal en mí.

    ***

    FLASHBACK – LA NOCHE ANTERIOR

    Había fiesta en casa de Tina y eso significaba ir en bañador y beber hasta que «La cárcel de plata» me pareciese un temazo y me diese por llorar, pero como tenía -3000 ganas de ponerme en bikini porque tenía la regla, me planté un vestido de lentejuelas que me tapaba el culo de milagro y con el que era imposible llevar sujetador. Además, Owen pasó a recogerme caminando, porque se ve que estábamos en 2006 y no me había dado cuenta.

    La cuestión es que la fiesta no era tan deprimente como había imaginado en mi cabeza, porque Tina tenía una casa enorme, dos padres que nunca estaban y había un montón de gente guapa, pero tenía el día torcido y me apetecía irme a mi casa a ver ‘Dirty Dancing’ y llorar porque nadie ponía a Baby en una esquina, así que cuando Owen se fue a desplegar sus armas de ligue masivo, cogí un vaso de cerveza peleona de la que le gustaba comprar a la anfitriona y me fui a darle la turra a Dante, que tenía la gracia de una hemorroide y estaba al lado de la mesa de las bebidas.- [Dante]Hola, Kay.[/Dante] – él también estaba bebiendo cerveza en un vaso rojo de plástico. Supongo que a todo el mundo le gusta fingir de vez en cuando que está en la fiesta de una serie, porque estos vasos eran el doble de caros.

    – [Kaylee]Hola[/Kaylee].- le sonreí con coquetería, porque no voy a mentir ahora y a decir que Dante no está bueno, porque sí lo está. Además, corría el rumor de que se había enrollado con Mike Solo-Novak y quién no ha fantaseado con la idea de tener un novio con el que hablar de tíos.

    – [Dante]¿Empezando el curso con fuerzas?[/Dante] – comentó moviendo la cabeza con disimulo al ritmo de la música. Estaba sonando una balada del año de la polca que se llamaba ‘The man who can’t be moved’ y era algo así como la peor canción de la historia para poner en una fiesta.

    – [Kaylee]No se pueden perder las buenas costumbres[/Kaylee].- di un sorbo y él sonrió. Observé sus vaqueros desgastados y su camiseta negra «made in Dante». Hecho esto, me quedé esperando a que dijera algo más, pero es tan soso que tuve que irme a increparle a friki que hacía de DJ, porque si seguía poniendo esa mierda nos íbamos a cortar las venas.

    No sé qué cable se me cruzó, que cuando vi a mi primo Alexander, cerca de la mesa del tío de la música, me dio por hablarle. A lo mejor la cerveza se me había subido a la cabeza.- [Kaylee]Eh, ¿qué haces aquí?[/Kaylee]

    – [Xander]Hola, Kaylee.[/Xander] – llevaba una camisa de cuadros y un pantalón chino, que le daban la pinta esa que sabes que le gustaría a tu madre. Bueno, a mi madre no, porque es mi primo y déjate de endogamias raras.- [Xander]Dante me ha arrastrado. Supongo que me iré en un rato.[/Xander]

    Si me paro a pensarlo, supongo que fue porque era obvio que le caía mal y necesitaba sentirme bien, pero en realidad, estaría excusando mi comportamiento.- [Kaylee]Así me gusta[/Kaylee].- dije y le aguanté la mirada.

    Sé que me miró decepcionado, porque nos conocíamos demasiado bien. – [Xander]No sé si nos ha pasado por encima la adolescencia o un tractor.[/Xander] – soltó un suspiro y vi que miraba a Tina, que en teoría era su novia, pero a la que no le estaba haciendo ni caso.

    – [Kaylee]¿Por qué hablas en plural cuando eres tú el que no se habla con su mejor amiga?[/Kaylee]- inquirí de malos modos.

    – [Xander]Kaylee, ¿de verdad te tengo que decir lo evidente?[/Xander] – me preguntó, sin perder un ápice de la bendita paciencia que le caracterizaba. – [Xander]Puedes atacarme lo que quieras, me va a dar igual.[/Xander]- la fiesta estaba en pleno apogeo: la gente bailaba, bebía y se tiraba a la piscina como si mañana no fuera a existir, pero nosotros estábamos revolcándonos en nuestra miseria.

    – [Kaylee]¿Y qué es lo evidente según tú?[/Kaylee]- al escucharme, negó con la cabeza. – [Xander]Te sientes querida por tus aduladores pero no les importa como eres en realidad, tienes que fingir, tienes que ser cruel con los que no te iban a juzgar.[/Xander]

    – [Kaylee]Deja el psicoanálisis para quien quiera escucharte[/Kaylee].- farfullé. Eso había dolido.

    – [Xander]Como quieras. Te lo digo porque te conozco y te quiero. Pero no todo el mundo tiene la misma paciencia[/Xander].- supuse que hablaba de la nueva.

    – [Kaylee]¿Me quieres tanto como quieres a Jane? La dejaste sola cuando su vida saltaba por los aires[/Kaylee]. – que Owen fuese mi mejor amigo me daba mucha ventaja para atacar a Alexander con el tema de Jane.- [Kaylee]Dale consejos a los demás cuando seas un ejemplo, pero no antes[/Kaylee].

    – [Xander]No te falta razón, Kaylee. Precisamente por eso te lo digo. Sé lo que hice mal con Jane y ya no tengo opción a arreglarlo. Hazlo mejor que yo.[/Xander] – lo dijo tan de verdad, que noté cómo sus palabras golpeaban la pared de falsa seguridad que tenía a mi alrededor.

    Ni siquiera me molesté en contestarle. Lo dejé solo con su halo de salvador y todas sus basuras de psicólogo de medio pelo, porque me había hecho daño.

    Así pues, estuve un rato sola, bailando y bebiendo, hasta que vi que Owen estaba en el jacuzzi rodeado de un grupo de chicas y me jorobó la idea de perder a mi cheerleader personal. Esto dicho así suena fatal, pero es otro comportamiento de mierda de mi lista interminable de comportamientos de mierda.- [Kaylee]Quita, bicho[/Kaylee].- le solté a Blue Stevens para que se fuera y se llevara a su séquito. – [Kaylee]A ver, la bacanal la dejáis para luego. Ahora, que corra el aire[/Kaylee].- hice un gesto con las manos y se largaron.

    Owen me devolvió su sonrisa especial de «ya llevo cuatro cervezas más de las que debería», porque él decía que su genética de aesir le hacía ser inmune al alcohol, pero yo no lo tenía tan claro.- [Owen]¿Por que no te metes?[/Owen]- me preguntó cuando me senté en el borde, pero a su lado, mientras me miraba las piernas.

    – [Kaylee]No, que nos conocemos y eres capaz de hacer pis[/Kaylee].- la cerveza ya estaba caliente, así que la dejé a un lado. Me notaba un poco borracha y bastante triste y eso, con Owen cerca, siempre era una mala combinación. Pero que conste en acta que jamás me había puesto una mano encima sin mi consentimiento y con él creo que tampoco.

    – [Owen]Eso solo pasó una vez cuando era pequeño. Y todo el mundo se mea en las piscinas, por eso es mejor el jacuzzi[/Owen].- le dio un sorbo a una piña colada que tenía por ahí y deduje por qué estaba un poco chuzo: las mezclas no le vienen bien a nadie.

    – [Kaylee]El jacuzzi es una piscina pequeña[/Kaylee].- le miré y puse los ojos en blanco.- [Kaylee]¿Qué hace aquí tu amigo?[/Kaylee]- sí, hablaba de mi primo.

    – [Owen]Sacarlo a pasear, que le dé el aire, que se divierta.[/Owen]- lo buscó con la mirada y se encontró con que estaba enrollándose con Tina. Ya veis, el mártir que tanto quería a Jane.- [Owen]Además, Tina está con él[/Owen].

    – [Kaylee]Suerte con eso[/Kaylee].- no pude disimular el desdén en mi forma de hablar.- [Kaylee]Le gusta tu hermana desde que nació, más o menos[/Kaylee].

    – [Owen]Suerte con eso. A mi hermana no le gusta nadie.[/Owen]- intentó aparentar que le daba igual, pero el tema de su hermana le dolía y mucho. Al final, mi mejor amigo no dejaba de ser un osito de peluche con esteroides al que le gustaban demasiado el alcohol y las personas moderadamente atractivas.

    – [Kaylee]No sé cómo podéis compartir genes[/Kaylee].- él fue a decir algo, pero cambió de tema.- [Owen]Por cierto, ¿y tu que tal estas?.-[/Owen]- salió del jacuzzi dejándome un plano fantástico de sus abdominales y se sentó a mi lado.- [Owen]He oído lo que ha ocurrido[Owen].- me pasó un dedo por la mejilla  y me dejé querer. Algún día debería plantearme no jugar con él, pero no había llegado aún.

    – [Kaylee]Sobreviviré[/Kaylee].- le resté importancia. Lexie no me supondría un problema a la larga o eso quería creer.- [Kaylee]Esa novata piensa que todos hemos salido del gueto[/Kaylee].- le sonreí y a él le brillaron los ojos.

    – [Owen]Está celosa de tu belleza[/Owen].- noté cómo la vergüenza ajena se apoderaba de mí y me ruboricé como una quinceañera de una novela cualquiera.- [Kaylee]Owen[/Kaylee].- le reñí.

    – [Owen]Si no estuviese ya medio desnudo, lo estarías haciendo con la mirada[/Owen].- como he dicho, pese a que tenía buen cuerpo, no era mi tipo, pero no quería herir sus sentimientos.

    Chasqueé la lengua.- [Kaylee]No te iba a decir eso[/Kaylee].- suspiré.- [Kaylee]Estoy un poco triste y bastante borracha, así que necesito que me acompañes a casa[/Kaylee].

    Él asintió.- [Owen]Me seco y nos vamos.[/Owen].- como todo el mundo pasaba de nosotros, se secó con su poder y se puso la camiseta.[Owen]¿Lista?[/Owen]

    Me tendió la mano y le di un beso en la mejilla al incorporarme.- [Kaylee]Gracias[/Kaylee].

    – [Owen]Lo que sea por mi reina[/Owen].- y deseé que lo dijera porque iba a ser mi pareja para el baile y no porque estaba enamorado de mí.

     

    ***

    Un carraspeo de mi padre me devolvió a la realidad. Estaba sentado en la mesa de la cocina leyendo al lado de la ventana un periódico electrónico, mientras se tomaba un café solo. Me parecía una costumbre súper antigua (sin el rollo guay que tenía lo vintage), pero no me atreví a decírselo, porque sabía que me estaba esperando. Que Amy, Vera y mi madre no estuvieran por allí era una señal inequívoca de que me la iba a cargar, porque era un día entre semana y todavía quedaba un buen rato para que empezasen las clases.

    Musité una especie de «buenos días» con la esperanza de darle pena y fui hasta la cafetera para poner una cápsula. -[MacLeod]Winnie, tenemos que hablar.[/MacLeod] – en su voz se notaba el cansancio y la culpa de que estuviera así la tenía yo. No era la hija que esperaba y no le juzgaba por sentirse así, porque yo tampoco era la Kaylee que me gustaría.

    – [Kaylee]Papi, ahora no[/Kaylee].- susurré echándome la leche después de calentarla. Tenía la garganta dolorida y los ojos hinchados de tanto llorar. Ellie había convencido a Owen para acompañarme a casa y me había abrazado hasta que no me quedaron fuerzas para llorar y nos quedamos dormidas.

    – [MacLeod]Cariño, lo hemos evitado mucho tiempo.[/MacLeod] –  comentó haciéndome una seña para que me sentase frente a él y eso hice.

    – [Kaylee]Es que ya sé lo que me vas a decir[/Kaylee].- suspiré arrastrando los pies y sentándome frente a él con el café en la mano.

    – [MacLeod]Si lo sabes, ¿por qué sigues fingiendo ser alguien que no eres?[/MacLeod]- mi padre me miró directamente a los ojos y sentí todo el peso de su juicio sobre mis hombros. Mi padre había sido mi ídolo durante toda mi infancia, pero cuando me cansé de demostrarle al mundo que era más inteligente que la mayoría, me alejé de él y a estas alturas éramos poco más que dos desconocidos con un apellido en común.

    – [Kaylee]Porque no me iba muy bien cuando era yo misma[/Kaylee].- cada frase que articulaba, me taladraba el cerebro.

    – [MacLeod]Ahora tampoco.[/MacLeod] – espetó con seriedad y di un sorbo del café que me supo a culpa.

    – [Kaylee]Tengo amigos[/Kaylee].- me defendí con debilidad, porque sabía que tenía razón.

    – [MacLeod]¿Quién te trajo anoche y se quedó contigo?[/MacLeod]- sabía que Ellie había estado en casa y quizás me hubieran oído llorar, por lo que no tenía sentido mentir, pero lo intenté igualmente.- [Kaylee]¿Owen?[Kaylee]

    – [MacLeod]No ibas tan mal como para no acordarte.[/MacLeod] – me recordó y supe que le parecía mal que hubiese bebido tanto. – [MacLeod]No encontrarás a tus verdaderos amigos fingiendo ser otra persona.[/MacLeod]- se refería a los Moondies. Los famosos Moondies que eran tan amigos que se consideraban familia, pero eso había pasado hacía veinte años y el mundo había cambiado muchos. Nosotros no éramos los Moondies, ni lo seriamos jamás.

    Pensar en eso, hizo que empezase a llorar sin darme cuenta y él se puso de pie, se sentó a mi lado y me abrazó. La cocina, de muebles rústicos de madera y azulejo blanco, me pareció un sitio un poco más bonito. Incluso el mantel de cuadros verde parecía diferente si papá me abrazaba.- [MacLeod]No es tarde, cariño. Cuanto antes vuelvas a ser tú misma, mejor.[/MacLeod]

    – [Kaylee]Le he hecho daño a todo el mundo[/Kaylee].- solo me aguantaban Elle y Owen. Ella porque era tan buena que debía tener un pase de acceso directo al Cielo y él porque quería meterse en mis bragas (y en las del resto de la humanidad).

    – [MacLeod]Todos tenemos que pedir perdón alguna vez.[/MacLeod] – me dio un beso en el pelo. – [MacLeod]Rectificar es de sabios.[/MacLeod]

    Lloré un poco más en sus brazos y me incorporé.- [Kaylee]¿Y no pueden fingir que no ha pasado nada?[/Kaylee]- estaba negociando conmigo misma, no con él.

    – [MacLeod]No sé si eso te va a funcionar con todo el mundo.[/MacLeod] – me explicó con paciencia. – [MacLeod]No va a ser fácil, cariño, pero será mejor a la larga. [/MacLeod] – y me besó en la frente.

    – [Kaylee]Mucha gente me dejará de hablar[/Kaylee].- me quejé secándome las lágrimas y descubrí que no me había desmaquillado la noche anterior, por lo que debía parecer un panda borracho. – [Kaylee]Volveré a ser la Kayleepedia[/Kaylee].

    – [MacLeod]Y quien no se marche, quien te defienda, lo hará por quién eres.[/MacLeod]- apretó mi mano con cariño.

    – [Kaylee]Al final solo me hablará Owen, porque se quiere casar conmigo desde que teníamos tres años[/Kaylee].- solté una carcajada. Pobre Owen, eran buen chico, pero me atraía tanto como una caracol.

    – [MacLeod]Owen no es mal niño, pero tampoco le venía mal dejar de fingir. [/MacLeod] – asentí dándole la razón – [MacLeod]Y nada de casarse.[/MacLeod] – él también sonrió y se le formaron unas arrugas muy graciosas alrededor de los ojos.

    – [Kaylee]Tranquilo, no es mi tipo[/Kaylee].- admití.

     – [MacLeod]Sal con quien tú quieras, cariño, pero hazme un favor y sé siempre tú misma. Que nadie te haga cambiar así.[/MacLeod]- le di un abrazo fuerte y me senté sobre sus rodillas, como si volviera a tener cinco años.- [Kaylee]Papi, necesito un vestido que vi ayer en una web y lo necesito urgentemente[/Kaylee].- era de tipo camisero y de rayas. El vestido perfecto para enseñar piernas y escotazo.

     – [MacLeod]Cuando hables con tu madre, así os compráis uno cada una.[/MacLeod]- por todos era sabido que mi madre y yo éramos adictas a las compras, pero lo llevábamos sin ninguna dignidad y sucumbíamos a ellas en cuanto teníamos oportunidad.

    – [Kaylee]Eres el mejor papi y el más guapo de todos[/Kaylee].- me puse en pie y terminé de beberme el café, justo cuando Vera y mi madre volvían con unas bolsas del InfiniBucks en la que traerían un desayuno carísimo para toda la familia.

    – [Diana]¿Ya se ha acabado la Macguerra mundial?[/Vera]- preguntó mi madre al vernos sonreír.

    – [Kaylee]Estoy intentando volver a ser normal[/Kaylee].- no es que en ese momento lo pareciera mucho, porque llevaba el pelo todavía peinado de la noche anterior y restos de maquillaje, atuendo que remataba con un pijama de Winnie The Pooh.

    – [Diana]¿Pero has sido normal alguna vez?[/Diana].- bromeó mi madre y la pequeña Vera, que ya no era tan pequeña, esbozó una sonrisa sabihonda y fue colocando el desayuno en la mesa.

    Me lo pensé, pero al final me senté junto a ellos y vi mi reflejo en la ventana: llevaba las gafas, tenía los ojos hinchados y no quedaba rastro de mi coraza. Volvía a ser Kaylee MacLeod, la Kayleepedia. Como si Willow Rosenberg, en lugar de juguetear con la magia, se hubiese dedicado a alimentarse del daño ajeno. Pero iba a cambiar, porque se lo había prometido a mi padre, a Ellie y a mí misma.

    Ahora, solo me quedaba esperar que me recibieran como la hija pródiga o iba a estar bien jodida.

    Ese cristalito roto

    yo sentí cómo crujía 

    antes de caerse al suelo

    ya sabía que se rompía.

    (Malamente, Rosalía Vila).