Moondale

Categoría: 4×03 – The Truth Beneath

  • INFINITY

    Henry L. Crowe Harry L. Parrish – Infinity

    Mañana

    Cuando Infinity se instalo exactamente en el mismo lugar en el que antiguamente se encontraba la Iniciativa, comenzaron a saltar las alarmas en la isla, metafóricamente. Siegfried comenzaba a ver amenazas y fantasmas del pasado por todos lados. Así que tras varias reuniones del consejo llegaron a la conclusión de que necesitaban a alguien allí dentro.

    No entiendo como pensaron que yo era la mejor opción, supongo que porque la tecnología se me da bien y porque puedo escapar en cualquier momento si la cosa se complicara. No me hizo especial gracia, nunca he querido trabajar para Siegfried, pero al final tuve que aceptar por mi madre.

    Así que allí me encontraba, en una sala de espera en la que la televisión que colgaba en la pared repetía sin cesar el anunció de la empresa y una mesa en la que estaban apilados literalmente todos los periódicos del día. En la recepción había un par de jóvenes atendiendo llamadas y dando la bienvenida a la gente que llegaba. Todo era de un blanco impoluto y el suelo estaba tan pulido que podías ver tu reflejo en el.

    A través de la cristalera pude ver como se acercaba Greta Gabler, no llevaba nada consigo, posiblemente ya tendría más que estudiado el curriculum que Software me creo, si todo el mundo miente en su curriculum con Software te podían salir tres o cuatro carreras de más. El caso es que a mí también me habían informado acerca de ella.

    La primera vez que me mostraron su expediente pensé que no podía ser mala persona. Greta estaba casada con una mujer que conoció en sus años de universidad. Tenía dos hijos rubios, catalogados de monísimos por Aphrodite. No se perdía ni una sola de las celebraciones del Orgullo y todos los años por Halloween hacían una foto temática con su mujer e hijos. En la del año pasado iban de personajes del Mago de Oz y Greta iba de espantapájaros, el cerebro.

    – [Greta]Harry L…l…Parrish[/Greta].- Me tendió la mano y me dio un apretón con una amplia sonrisa. Llevaba una blusa blanca, unos pantalones ajustados negros y unas Air Nike negras. El pasar tanto tiempo con Laura me había hecho fijarme en la ropa de los demás. Su ficha también mencionaba como conseguía la ropa, así que o las Nike eran falsas o acaba de dar con la primera fisura de la Greta real. [Greta]Es impronunciable el segundo nombre, ¿verdad?[/Greta]

    – [Henry]Es Lincoln, pero nadie me llama así. Harry está bien.-[/Henry] Al igual que utilice otro nombre y apellido para asegurar mi anonimato, utilizando el de mi abuelo, también cambie mi segundo nombre. Esa L era algo importante para mí y solo dos personas más conocían su significado.

    – [Greta]Bienvenido a Infinity[/Greta].- Añadió con cordialidad.- [Greta]Supongo que estarás deseando conocer tu nuevo puesto de trabajo[/Greta].

    – [Henry]Gracias.-[/Henry] Asentí ligeramente, tampoco quería hablar demasiado por si acababa metiendo la pata -[Henry]La verdad es que si, no me han comentado nada.[/Henry]

    – [Greta]Sígueme[/Greta].- Caminamos por las instalaciones de Infinity, tenían una zona de relax en la que los trabajadores hacían yoga, tomaban siestas en hamacas o probaban los diversos tipos de yogurt helado que tenían. Pasamos por otra en la que había varios niños pequeños de poco más de 3 años, hijos de los trabajadores de Infinity. Llegamos hasta un tubo metálico que conectaba con el sótano. – [Greta]Adelante[/Greta].- Me animo, mientras que yo miraba a mi alrededor buscando unas escaleras o un ascensor. Eche un vistazo abajo, había alguien aporreando una tablet con los dedos y una piscina de bolas.  En vista de que no había más remedio me lance por el tubo hasta caer en la piscina de bolas- [Greta]Perdona que no me tire, pero tengo miedo a las alturas[/Greta].- Le escuche decir mientras apartaba las bolas para salir de la piscina.- [Greta]Harry, te presento a Andrew Smith[/Greta]

    – [Andrzej]¿Qué hay? Mejor Andrzej.[/Andrzej] – Me fije en él, tenía el pelo rubio recogido en una cola de caballo y unas incipientes entradas por los lados.

    – [Henry]Encantado.-[/Henry] Le tendí la mano y pareció dudar, pero al final me dio la suya una fracción de segundo. Llevaba unos pantalones vaqueros desgastados y una camiseta con el dibujo de un mago con un sombrero que le tapaba toda la cara y un cetro más grande que su cuerpo. También tenía una mancha de café en ella pero no parecía molestarle.

    [Andrzej]Encantado. ¿Te hago el tour?[/Andrzej] – Asentí pero cuando me fije en él estaba mirando a Greta desde lo alto.

    – [Greta]Claro[/Greta].- nos amino ella enseñándonos los pulgares.- [Greta]Os dejo solos[/Greta].

    – [Andrzej]Decía a ella. Meh, estamos mejor solos.[/Andrzej] – Se saco un cigarrillo electrónico del bolsillo y le dio una calada. Carraspee un poco a pesar de tratarse de humo de vainilla. – [Andrzej]A ver, no hay mucho curro. En ese almacén hay un huevo de tecnología de todo tipo que han conseguido. [/Andrzej] – Señalo unas puertas dobles de acero al final del pasillo escoltadas por dos guardias de seguridad, ambos con sendos perros guardianes.  – [Andrzej]Nos vigilan cinco tíos con fuscos, pero tranqui, no entran, solo cuando nos traen café.[/Andrzej] – Debía de estar reflejando mi nerviosismo porque estaba tratando de tranquilizarme.

    – [Henry]Bueno es saberlo.-[/Henry] Daba bastante mal rollo como de un momento a otro, de estar en una empresa de tecnología punta, había ido a parar al recoveco más oscuro de la compañía. Para más inri no dejaba de mirar a mí alrededor en busca de unas escaleras o un ascensor. Si no fuera capaz de salir de aquí en cuestión de segundos gracias a mi habilidad juraría que me acaban de lanzar al foso de los leones.

    – [Andrzej]No te agobies, hay mucho secretismo porque ahora están metidos en el gobierno.[/Andrzej]- Eso no iba a gustarle a Siegfried. – [Andrzej]Pero al final ya sabes, todo son «Empresa líder en el sector» y al final mira, aquí estoy, por haberle pirateado Endless.[/Andrzej] – Sonrió haciendo los gestos de victoria con la mano como si le hubiese tocado el premio gordo.

    – [Henry]Y ahora te dedicas a evitar que otros hagan lo mismo que tú hiciste.-[/Henry] No era muy fan de Endless. Me gustaba la idea de cientos de universos en cohesión para explorar. Pero como no te dejaras pasta en el, avanzar, subir de nivel y encontrar objetos era toda una odisea.

    – [Andrzej]Y otras tantas cosas como ver para qué sirve todo lo que hay ahí…que va a ser tu trabajo a partir de ahora.[/Andrzej] – Sonrió. Si de por si parecía trabajar poco, ahora que iba a hacer el suyo iba a trabajar menos. – [Andrzej]Las llaves del reino.[/Andrzej]- Me agarro un dedo y lo paso por su tablet. Acto seguido me paso por el cuello una cinta con mi acreditación. – [Andrzej]Mi rincón de pensar.[/Andrzej] – Bromeo. Su rincón como él decía estaba plagado de varias botellas de plástico de diferentes refrescos. La papelera estaba a rebosar de vasos de plástico de café. Me señalo mi mesa que estaba enfrente de la suya, nuestra única separación entre ambos para no vernos eran las dos pantallas que tenían ambas mesas. Comencé a sacar cosas de la bandolera. El portátil, una pelota anti estrés que sin duda me iba a hacer falta, y una foto en la que aparecía con Laura. Me habían creado una vida completamente nueva en la isla y a algunos les pareció gracioso poner a Laura como mi novia.

    – [Andrzej]El aislamiento es una mierda para tener novia. Pero hay una maciza congelada allí.[/Andrzej] – Señalo el almacén mientras uno de los guardias entraba dejándole un café. Este hombre debía de tener más cafeína que sangre en su cuerpo.

    – [Henry]¿Teneis gente congelada aquí?[/Henry] Pregunte horrorizado. El que debía estar congelado ahora era yo porque era incapaz de moverme.

    – [Andrzej]Suena a secta ¿eh? Tranquilo, solo son para hacer batidos….[/Andrzej]- Si no se hubiese partido de risa en cuestión de segundos le hubiese creído.  – [Andrzej]Esto antes era una sede del gobierno que experimentaba con cosas raras, así que hay de todo. Cosas muy chtulhianas.[/Andrzej]

    – [Henry]¿Que puede ser más raro que tener a alguien congelado?.-[/Henry] Pregunte intentando sonsacarle algo más de información mentalizándome a lo que podría encontrarme.

    – [Andrzej]Una escama de un bicho prehistórico.[/Andrzej]- Levanto un dedo y empezó a enumerar. – [Andrzej]Tomos mágicos. Artefactos cubiertos de sangre. Partes de demonios congeladas.[/Andrzej]

    – [Henry]Bueno, echemos un vistazo a todo lo que has mencionado.-[/Henry] Esperaba que me acompañara pero iba bastante enserio lo de que este era ahora mi trabajo. El hizo un par de señas con las manos para que fuera mientras se sentaba en frente de su escritorio.

    – [Andrzej]Sírvete. Dos consejos: ten la mente abierta…[/Andrzej]- Si supiera de donde vengo en realidad y la de gente diferente que he conocido a lo largo de mi infancia. – [Andrzej]y no te lleves souvenirs porque hay cámaras fuera por todas partes. Y dentro otras tantas.[/Andrzej] – Me indico. Acto seguido se puso en sus ordenadores, reconocí la musiquita de Endless al entrar.

    Me acerque hasta las puertas dobles. Los guardias ni repararon en mi más allá de ver que la acreditación concordaba conmigo. Introduje el código supersecreto, ‘4br3t3s3s4m0’. A veces el más fácil es el más complejo.

    El lugar era enorme y sorprendentemente estaba todo bastante bien recogido y organizado. Como si de un museo se tratara todo estaba en vitrinas y expositores. Nada más entrar había una chaqueta deportiva de institutito de color rojo con una S amarilla bordada y una docena de cajas llenas de chocolatinas llamadas Milkbar, de las cuales nunca había oído hablar.

    En una vitrina había de todo menos baratijas. Anillos, amuletos, colgantes y orbes, uno en concreto poseía cierta nubosidad naranja en su interior. Había una sección solo de armas. Andrej había trabajado en algunas porque ya aparecían etiquetadas. Los guanteletes de Jarngreipr y la espada de Fragarach pertenecientes de la mitología nórdica. Un martillo apoyado en el suelo nombrado simplemente como Olaf, y un guante con la inscripción de Myhnegon.

    En otra vitrina había varias muestras, la más llamativa era unos mechones de pelo de un azul intenso. En una esquina del cristal había una pequeña pegatina con el simple nombre de “Puros”.

    Colgados en una pared como si de una investigación en curso se tratara había varias fotografías de discos de diferentes colores. Justo al lado había varias estanterías repletas de libros y tomo en idiomas desconocidos.

    En la sala había varios contendores pequeños. Al asomarme encontré cosas horribles como brazos de demonios o una cabeza de licántropo.

    En una nevera había varias muestras de sangre. Una de ellas estaba etiquetada como “Sujeto Omega”. Otras estaban catalogadas como proyectos “Babel”, “Lázaro”, “Hellhound” entre otros.

    Lo más llamativo lo deje para el final. Dos capsulas exactamente iguales. Salvo que una estaba abierta y está destrozada por dentro mientras que la otra estaba cerrada pero el componente electrónico del exterior estaba destrozado. Tenía conectada una maquina que media la frecuencia cardiaca. Sin duda había alguien encerrado dentro. Un poco más apartada de estas dos se encontraba una tercera. Tenía unas iniciales en su lateral. S.H.E: Syntetic Hybrid Embryon.  Al contrario que las otras dos esta tenía una pequeña cristalera en la que se podía ver el rostro de una joven rubia atrapada en su interior. Junto a ella dos frasquitos etiquetados como ADN Kvasir Sarah Echolls, ADN Kvasir Sasha Elliot.

    Empezaba a pensar que Siegfried no estaba tan loco como yo pensaba.

     

    Un año después…

     

    Andrej acaba de llegar con su radical nuevo corte de pelo. Bueno se lo había teñido de azul y rápido por los lados, pero seguía teniendo la cola de caballo. Le salude para no parecer descortés y volví a mi puesto de trabajo para descifrar el correo que había recibido de los demás.

     

    Pronto.

  • EL DOLOR NO ES SOLO FISICO

    Elliot Williams – Casa de los Williams

    Tarde

    Si he tardado tanto tiempo en empezar mi diario es porque no tengo nada especial que contar. Solo soy un chico normal como tú, o tal vez no como tú, seguramente cualquiera que lea esto tendrá alguna clase de habilidad sorprendente. Nunca salvare al mundo como mi padres y sus amigos o seré tan guay como Owen, Jane y el resto de hijos de los Moondies. Solo soy… Elliot.

    Siempre me ha interesado la historia desde pequeño, no eran ansias de conocimiento, era buscar respuestas a porque era diferente a mi padre y Owen, porque no era un Aesir como ellos. Al final llegue a la conclusión de que Owen lo era gracias a Jane, mientras que lo mío fue más bien un instinto de supervivencia para contrarrestar la habilidad de mi madre.

    Ser incapaz de sentir tiene algunas ventajas. Soy capaz de tocar la batería bastante bien y darle el tempo que tanto ansiaba al personaje de J.K. Simmons en Whiplash. Tengo una mayor resistencia ya que prácticamente no me canso y sin duda se encajar un golpe. Creedme, he recibido unos cuantos.

    Por lo contrario soy incapaz de sentir el calor. El frio. El cómo se siente el viento más allá de cómo lo percibe la gente a mí alrededor. La percepción de los objetos, cargar con algo y no ser consciente de que lo tienes. Aprender a escribir fue una odisea.

    Desde pequeño siempre he sido el raro, aquel del que reírse por lo bajo o huir en cuanto me ven. En preescolar jugando con el resto de niños tropecé y me disloque el brazo. Seguí jugando como si nada, hasta que los demás comenzaron a gritar y huir asustados. Ese fue el principio.

    Que sea incapaz de sentir nada físicamente no implica que no sea capaz de percibirlo mentalmente. Como he dicho soy capaz de encajar una paliza o que me tiren bolas de papel en clase o por los pasillos. Sin embargo que se rían de mi, los insultos, los cuchicheos. En mi caso duelen más las palabras que los golpes.

    Por suerte estoy rodeado de gente maravillosa. A pesar de los problemas, tanto mi madre como mi padre muestras su cariño hacia mí, ambos de manera completamente diferente. Cuando compartíamos centro, Jane y Owen siempre me defendían de los abusones. Y compartir clases con Vera siempre ha sido de gran ayuda.

    Vera es una de esas personas a la que me gusta observar, y no de un modo depravado como estaréis pensando. Me gusta ver como el viento juega con su pelo. Como entrecierra los ojos cuando observamos las nubes y el sol le molesta. Básicamente me gusta ver como ella percibe el mundo desde una manera que yo soy completamente incapaz de percibir.

    Hace unas horas escuche sobre un hechizo de sinceridad que había afectado a algunas personas. Ese hechizo en concreto había conseguido que Jane y Owen volvieran a hablarse y arreglaran esos problemas que llevaban años separándolos. Me alegre por ellos. Me hubiese gustado haber estado bajo ese hechizo también, sincerarme sobre un par de cosas. Pero por el momento creo que solo iba a hacer una de ellas.

    Baje las escaleras con cuidado, ya que uno de los tablones estaba suelto y el día menos pensado me partía el cuello. Mi madre estaba en el salón rodeada de libros estudiando. Me gustaba pensar que había heredado esa pasión por los libros de ella, que había muchas cosas buenas que había sacado de ambos más allá de… esto.

    – [Elliot]Mamá, ¿podemos hablar?.-[/Elliot] Le pregunte sentándome enfrente de ella en la mesa. La de veces que había empezado una conversación así seguidas por un, no quiero ir más al colegio, soy un bicho raro, papá y tú estáis peleados por mi culpa.

    – [Rebecca]Claro[/Rebecca].- Ella levanto la vista de los libros y se quito las gafas dejándolas por la pagina en la que iba. Me sabia fatal molestarla ya que este era el único momento que tenía para estudiar, pero si no se lo decía ahora no lo haría nunca.

    – [Elliot]Me gustaría dejar los tratamientos.-[/Elliot] Solté de carrerilla como si no llevara horas preparando esa frase en frente del espejo del baño. Las tiritas tienen que quitarse de golpe y no poco a poco. – [Elliot]Nunca van a surtir efecto y estamos tirando el dinero.[/Elliot]

    Mi madre se quedo mirándome fijamente, como si aun estuviera intentando procesar lo que acababa de decir. Soltó un leve suspiro y añadió. – [Rebecca]Eso lo dices porque estás un poco desanimado, pero estamos cada vez más cerca de encontrar la cura[/Rebecca].

    – [Elliot]No, no lo estamos. Esto es algo que no se puede curar, no al menos por la ciencia.-[/Elliot] Era consciente de que la ciencia no me iba a ayudar. Al igual que tampoco me iba ayudar el rezarle a cualquiera de los supuestos dioses que coexistían en el mundo. Ni la ciencia ni la fe iban a conseguir que fuera capaz de sentir algo. Eso es algo que solo quizás la magia podría hacer, y posiblemente a un alto precio.

    – [Rebecca]¿Has hablado con tu padre?[/Rebecca]- Pregunto serie y visiblemente dolida, lo que hizo sentirme mal. Para alguien que no siente nada se me da especialmente bien hacer sufrir a los demás.

    – [Elliot]No, es algo que llevo pensando mucho tiempo.-[/Elliot] Dentro de poco seria mayor de edad, iría a la universidad, seguramente a la de Moondale que es la más barata. Si iba a seguir siendo una carga económica prefería que esos ingresos fueran hacia mis estudios más que hacia sueños inalcanzables.

    Volvió a hacerse el silencio. Estaba visiblemente molesta y en su cabeza seguramente seguiría pensando que todo esto era culpa de mi padre. – [Rebecca]Si dejas los tratamientos ahora, todo lo que hemos hecho habrá sido en vano[/Rebecca].

    – [Elliot]Mamá, siempre lo ha sido.-[/Elliot] Estire un brazo para que agarrara mi mano en busca de una muestra de afecto, pero no lo hizo. Desconozco como es el dolor físico, pero si se parece en algo a esta tristeza no lo quiero. – [Elliot]Por favor. Coge el dinero, termina tu carrera y haz lo que siempre has querido.[/Elliot]

    – [Rebecca]Lo que quiero es que te cures y puedas ser feliz[/Rebecca].- Intente no prestar atención a esto último. Ella tenía también una habilidad que podía ser perjudiciar para el resto y aun asi era feliz, al menos hasta que llegue yo.

    – [Elliot]¿Y qué ocurre con tu felicidad?. Yo soy feliz. Te tengo a ti, a Jane, Owen… papá.-[/Elliot] Pronuncié esto último en voz bajo. No solía hablar de papá con ella. También obvie a ciertas personas que me alegraban el día, que hacían las mañanas menos grises.

    – [Rebecca]Mi obligación es preocuparme por vosotros, no que vosotros os preocupéis por mí[/Rebecca].- Si me había oído mencionar a papá está claro que lo ignoró. – [Rebecca]Así que si lo que quieres es dejar los tratamientos, así se hará[/Rebecca].

    Se volvió a colocar las gafas dando por finalizada la conversación. Me marche a mi habitación sin saber muy bien como sentirme. Estaba claro que había decepcionado a mi madre.

    Pero por otro lado me había quitado un peso de encima, me sentía más ligero, aliviado. Se acabaron las agujas, lo brazos como un colador, la horas interminables en el hospital sufriendo por algo que no tenía remedio.

    Por primera vez en mi vida nadie había decidido por mí. Nadie tenía porque seguir preocupándose por mis problemas. Por primera vez podría ser simplemente yo. Elliot.

  • EN LA LIGA INFANTIL

    Vera – Instituto

    Mañana

    Basajaun. Txantxigorri. Belagile. 

    El eco de mis padres charlando sin parar, de la vieja radio en la que sonaba una canción de Bruno Mars y de Kaylee trasteando su móvil, no era para mí más que eso: un eco. El café con leche se estaba enfriando y con las tostadas podría acabar sujetando la pata de una silla coja de lo duras que estaban ya, pero no podía parar de leer. Estaba enfrascada en mi última aventura, que era leer en español el libro «El guardián invisible», de Dolores Redondo. El libro no era gran cosa, pero estaba ambientado en la Comunidad Foral de Navarra y tenía bastantes palabras en euskera, otro de los idiomas co-oficiales de España. Disfrutaba cada palabra como si estuviera ante un festín, porque de algo me tenía que servir haber heredado la habilidad de mi padre, el omnilingüismo.

    (más…)

  • DOS CORAZONES

    NOAH ARKKAN

    NOCHE – LOUNA

     

    Han sido unos días bastante ajetreados, incluso para mí, así que tengo que escribir con pausas, recuperando momentos concretos de mi memoria genética. Necesito que sea preciso porque en mi mente está empezando a crearse un cisma del que no sé cómo salir.

    Todo empezó unos días después de que Lexie y yo volviésemos a estar bien. Habíamos aprovechado la semana entre clases para pasar tiempo juntos como antes y ahora que sabía mi secreto, parecía que éramos aún más cercanos, aunque seguía sin saber demasiado de ella y de su entorno.

    Resultaba agradable reir juntos, pese a que había momentos en los que seguía sin saber cómo actuar, si demostrarle que me interesaba o no, porque temía perderla como amiga y si ella no había hecho ningún movimiento ahora que sabía que no era gay, probablemente fuera que no le interesaba.

    La primera parte del problema radicaba ahí, en que pasar tiempo con Lexie, compartiendo mi secreto, animándome a usar mis poderes para ir a sitios y hacer cosas divertidas juntos, me hacía sentirme cerca de ella y plantearme si debía relegar mis sentimientos a un cajón y conformarme con la amistad o ir más allá.

    Ese día Lexie terminó por convencerme de confesar mi secreto a Niall. Desde que pasábamos más tiempo juntos teníamos miedo de dejarle de lado, pero era difícil si no sabía mi secreto. Así que la mejor forma era confiar en él.

    Tampoco creas Destina, que es algo fácil, una idea que se te ocurre y dices, eh, voy a contarle mi secreto, ¿qué podría pasar? ¿que se reabra la Iniciativa y me conviertan en un experimento en un laboratorio? ¿que me tomen por un demonio bíblico y me quieran quemar? ¿que el Gobierno descubra la cantidad de sobrenaturales que hay en Ripper y lo acabe con un bombazo como estaban a punto de hacer en aquél futuro que vio mi padre? Eran demasiados riesgos, pero al final lo que había sobre la mesa era decidir si la amistad con Niall merecía la pena o no.

    Iba a ser un fin de semana movido. El sábado tenía mi cita con Allie en Louna, mi segundo «problema», luego entraré en detalles. Así que el viernes por la tarde, quedé con Niall y Lexie y después de repetir la bochornosa escena de cogerles en brazos, me los llevé al primer sitio que me pasó por la cabeza con los nervios.

    – [Lexie]¿Estamos en París?[/Lexie]- preguntaó Lexie, emocionada. Me dio pena decirle que no.

    -[Niall]La verión casposa de París.[/Niall] – replicó Niall, que parecía estar llevando muy bien el hecho de acabar de descubrir que los poderes existían, salvo que no acabara de hacerlo y él también tuviese un secreto.

    – [Noah]Las Vegas. Cruzar el charco me parecía mucho para la primera vez.[/Noah] – expliqué. No, no soy un fan de Las Vegas, pero me acordé de eso que decía Lexie de que solo se casaría en Las Vegas, sola. Esperé a ver cómo reaccionaban, concretamente Niall, Lexie ya estaba más o menos curada de espanto con mi poder. – [Noah]De ahí viene lo de ser inquieto, Niall.[/Noah] – le aclaré. Técnicamente sí tenía TDAH, pero cuando te acostumbras a que el resto del mundo sea lento para ti, es difícil no serlo. Al menos yo no sabía no serlo. Tampoco sé exactamente cómo se sienten los que lo tienen sin pasar por un poder como el mío, así que no suelo meterme en el mismo saco para no trivializarlo.

    – [Niall]Ahora tiene sentido que seas tan culo inquieto.-[/Niall] – sentenció él, sonriendo. Niall era un tipo muy zen, un buen amigo desde el principio, pero hablaba muy poco de su vida. Era mayor que nosotros, pero empezó en el Hedy Lamarr cuando lo hice yo. Solo sé que venía de un pequeño pueblo y que no podía derrochar, económicamente hablando. Era uno de los motivos por los que Moondale tenía tanta movilidad de residentes, por los alquileres y matrículas más bajos. Otro de los motivos era la Misthral, la fuente de magia que atraía a los sobrenaturales e influía directamente sobre el primer motivo, por las víctimas de los vampiros y en general una mortalidad llamativa. Y la tercera era la mezcla cultural que atraía el turismo, era la Europa que puedes visitar sin ir a Europa.

    – [Lexie]Eres la versión Moondie de Barry Allen[/Lexie].- dijo ella sonriendo. Yo era más del Wally West de la ‘silver age’ pero Barry también estaba bien. – [Lexie]Pero Las Vegas es un poco cutre[/Lexie]. – al escucharla decir eso intenté buscar el momento en el que decía lo de casarse y me di cuenta de que no había sido ella, si no Allie. Maldita sea, ¿cómo podía haberlas confundido? Si no se parecían en nada. Sí, ya he dicho antes que luego entraría en detalles pero el resumen es que mi problema es que estoy confundido porque me gusta mucho pasar tiempo con Allie, pero también con Lexie y ya no sé con quién de las dos prefiero estar, así que no me atrevo a dar el paso con ninguna.

    – [Noah]¿Quéreis ir a otro sitio? Cuando le cuente mi otro secreto podremos ir donde queráis.[/Noah] – comenté, esperando el momento idóneo para transformarme. No penséis que no me sentía orgulloso de mi aspecto Rakkthathor, para nada, pero para no destacar ni provocar el pánico entre la gente, era más fácil parecer humano.

    – [Niall]Antes de irnos me gustaria ir a algun teatro para probar suerte, dicen que tengo una voz vibrante.-[/Niall] intervino Niall, sonriendo. Le había escuchado cantar un par de veces y tenía una voz impresionante, pero no se atrevía demasiado a cantar delante de mucha gente. Y eso que normalmente era desinhibido.

    – [Lexie]Si te haces famoso, no te olvides de nosotros[/Lexie].- replicó Lexie. Había barajado varias veces la teoría de que Lexie venía también de un hogar humilde, como Niall, aunque a ella le avergonzaba. Pero no todo encajaba en esa historia, a veces llevaba cosas que no parecían nada baratas.

    – [Niall]Pero si estas forrada…-[/Niall] sentenció Niall. Lexie le dio un codazo, pero aunque me hiciese el despistado conmigo no funcionaban esas cosas.

    – [Noah]Tengo la sensación de que me pierdo algo, pero cada uno debe decir lo que quiera decir.[/Noah] – comenté, tratando de dejar claro que mi amistad con ellos no se iba a basar en lo que me contasen. Yo había contado mi secreto y ellos tenían que decidir si compartían los suyos o no. – [Noah]Yo ya he tenido bastantes secretos con vosotros.[/Noah] – les indiqué. Hice una seña y nos fuimos a un sitio apartado de la vista, aunque allí nadie se extrañaría demasiado al verme en mi forma de demonio, lo tomarían por parte de un espectáculo.

    – [Niall]Lo siento, tienes razón. Tengo que confesaros algo… soy gay.-[/Niall] replicó Niall, que no se inmutó al verme. Me imaginé a mi mismo en un manga, transformado delante de ellos con una gota en la frente.

    – [Lexie]El plot twist habría sido que fueras hetero[/Lexie].- replicó Lexie, poniendole una mano en el hombro.

    – [Noah]Decepcionantemente poco sorprendido…[/Noah] – pensé para mí mismo. O Niall era tan zen que todo le daba igual o había algo que no estaba contando.

    – [Niall]Esta bien, puestos a sincerarse.-[/Niall] hizo un gesto con la mano y soltó un grito leve, pero que partió en pedazos un viejo cartel de plástico y «despelucó» como diría Lexie un árbol cercano. Grito sónico.

    – [Noah]Eso explica lo de la falta de sorpresa.[/Noah] – sentencié, riéndome. Así que Niall también había sido un sobrenatural todo ese tiempo. Eso explicaba lo de no cantar en público, quizá tenía miedo de «volar la peluca» a quien le escuchara.

    – [Lexie]Bueno, pues ya nos hemos sincerado todos[/Lexie].- añadió Lexie, mirando a nuestro alrededor, distraída. No quería presionar, pero era un pequeño estigma entre nosotros su gran secretismo. No hacía falta contárselo todo, pero teníamos confianza y era evidente que algún secreto importante guardaba. No es que tuviese que contarlo por mí, si no por ella misma, para apoyarse en nosotros con lo que fuera que le pasaba.

    – [Noah]A ti tampoco es que te resultase lo más raro de este mundo cuando te hablé de demonios. Ni siquiera me preguntaste qué es un demonio cruzado.[/Noah] – me di cuenta de que quizá estaba presionando demasiado al compartir mis observaciones y me quedé un poco helado. Desventajas de que tu lengua sea tan rápida como tu cerebro. Destina, recuérdame que no diga esa frase en voz alta delante de Allie.

    – [Lexie]Soy una persona inteligente[/Lexie].- replicó, mirándome fijamente, muy seria. Sus penetrantes ojos azules me taladraron y reculé.

    – [Noah]No te falta razón.[/Noah] – comenté, dejándolo pasar. – [Noah]Bueno, ¿dónde vamos?[/Noah] pregunté. Al mover las manos me di cuenta de que aún estaba en forma Rakkthathor.

    – [Lexie]Con esa pinta, no creo que vayas a ningún sitio[/Lexie].- me recordó. Cambié a mi forma humana y me vestí sin que nadie me viese. Sí, resulta un poco raro estar desnudo de Niall y Lexie incluso aunque fueran incapaces de verme.

    – [Niall]Bueno yo puedo ir volando a donde queráis, pero no precisamente en este momento.-[/Niall] – dejó caer, críptico.

    – [Noah]¿Volando? ¿Tienes más de un poder? ¿O…[/Noah] – o era otra cosa. En este mundo hay muchos tipos de sobrenaturales, Destina.

    – [Niall]O otra cosa.-[Niall] añadió. Así que Niall también tenía un secreto doble. Sobrenatural y con poder, un combinación no muy habitual, pero cuya presencia aumentaba enormemente si te acercabas a la Misthral. Si el mundo necesitaba nuevos Daë, quizá Niall y yo podríamos ser dos de ellos.

    – [Noah]Soy medio demonio, si quieres contarlo, adelante.[/Noah] – le recordé. Me gustaban las adivinanzas desde pequeño, y los juegos de misterios y puzzles, así que barajé las posibilidades en mi mente. Si no era por poderes, podía ser un demonio alado, un aviántropo o un elemental de algún tipo. Salvo que fuese un hechicero o brujo y volase con su magia.

    – [Lexie]¿Nos vamos a un casino?[/Lexie]- propuso Lexie.

    – [Niall]Si ganamos en el blackjack tienes que contar algo de ti.-[/Niall] Niall la miró fijamente, alzando una ceja. – [Niall]Soy aviantropo.[/Niall] – añadió, sin apartar la mirada. Asentí, con una ligera sonrisa. En realidad tenía muchas preguntas sobre los aviántropos pero me las callé para no atosigarlo.

    – [Lexie]No tengo nada que contar[/Lexie].- sentenció Lexie, encogiéndose de hombros. Estaba empezando a disimular mal, como si estuviera deseando dejar salir algo de sí misma.

    – [Noah]No pasa nada si no le apetece contarlo. [/Noah] – comenté, intentando ayudarla.

    – [Lexie]Es que no tengo nada que contar[/Lexie].- su voz sonaba nerviosa, como si estuviera inmersa en un debate eterno, como si temiese decir la verdad.

    – [Noah]Lexie, cada uno es libre. Para mí por ejemplo es un alivio que lo sepáis. Quizá para ti también lo sería.[/Noah] – no sabía qué más decir, a veces cuanto más piensas una respuesta menos idea tienes de qué decir. Lo que estaba claro es que Niall sí sabía su secreto.

    – [Niall]Tienes más cara espalda.-[/Niall] añadió Niall, mirándola fijamente. Ella le mantuvo la mirada y entonces chasqueó los dedos. Al principio no nos dimos cuenta, pero pronto escuché un sonido de succión.

    Me giré y vi…es difícil de explicar Destina, pero estaba allí, de pie, enrollándome con Niall, pero él estaba también a mi lado. Usé mi velocidad para analizarlo, tenía que ser una ilusión, pero embriagaba a todos los sentidos, era casi imposible distinguirla de la realidad.

    – [Noah]No sé si son ilusiones o fantasías.[/Noah] – repliqué riendo. No me molestaba verme así con Niall, creo que ambos teníamos claro que no éramos del tipo del otro, solo amigos. Chasqueó de nuevo los dedos y la siguiente visión sí me traumatizó. Era mi hermano mayor sin camiseta, por suerte Niall y yo ya no estábamos de fondo.

    – [Niall]Ahora nos vamos entendiendo.-[/Niall] – sonrió Niall.

    – [Noah]¿Qué le pasa a todo el mundo con mi hermano?[/Noah] – pregunté, llevándome la mano a la frente.

    – [Niall]¿Pero tu lo estas viendo?.-[/Niall] sentenció él, señalando la ilusión. Se hizo el silencio. Él dramatizó, llevándose una mano a la frente para quitarse el sudor. – [Niall]Que calentón más tonto.-[/Niall] – Lexie saltó en mi ayuda y chasqueó de nuevo los dedos. Mi hermano descamisado pasó a ser una versión en bikini de Kaylee, algo más desmejorada por la perspectiva de Lexie, que aún no había arreglado las cosas con ella. Intenté no mirar a Kaylee, que de cuerpo parecía bastante realista, y le hice una seña para que lo quitase.

    – [Niall]Qué bajón…[/Niall]- se quejó Niall.

    – [Lexie]Puedo proyectar ilusiones[/Lexie].- comentó, restándole importancia, aunque no estaba muy seguro de que la intención real fuese restarla. Me reí, conocía bien a Lexie.- [Lexie]Tampoco es que sea una de las Embrujadas[/Lexie]. – aseguró. A Elle, Kay y Amy les encantaba. Por un momento pensé si no podríamos empezar a hacer algo por volver a estar todos juntos.

    – [Noah]Pues sí que teníamos secretos después de todo este tiempo.[/Noah] – respondí, aliviado. Aun así Lexie tenía un secreto más profundo, la raíz de su forma de actuar, de todas las veces en las que había intentando huir. Pero era su decisión si lo compartía o no.

    – [Lexie]Tampoco hay que contarlo todo el primer día[/Lexie].- farfulló, algo molesta.

    – [Noah]No te enfades, simplemente me alegra saber más de vosotros.[/Noah] – temí haberla cagado pero ella me sonrió y se acercó para darme un beso en la cara.

    A partir de ese momento tratamos de pasar una noche divertida, aunque no fue en Las Vegas donde nos quedamos. Era agradable tener amigos con los que compartir tanto. Aunque en mi pecho siguiera instalada la duda de si lo que sentía por Lexie era algo más.

    Por si ya tenía pocas dudas respecto a lo que sentía por Lexie, el sábado me pasé el día nervioso e inquieto, pensando en la «cita» con Allie. La noche anterior me había dejado a punto de decidirme por decirle a Lexie cómo me sentía, pero en cuanto estuve en Louna, frente a Allie, tan guapísima y arreglada como siempre, dejé de tener nada claro. De hecho a ratos me costaba hasta pensar, Destina.

    Caminamos por la playa disfrutando de uno de los helados de Arthur.

    – [Noah]Siguen siendo los mejores helados.[/Noah] – comenté. Me sentía extraño caminando a su lado, no dejaba de pensar en si la gente que nos cruzábamos estaría preguntándose qué hacía esa muchacha tan impresionante, con unos vaqueros ceñidos, un top que dejaba a la vista el ombligo y tacones altos con un tipo delgado vestido con una camiseta de Thor y unos vaqueros sencillos.

    – [Lexie]Lo sé.[/Lexie]- dijo lamiendo el helado mientras yo luchaba para evitar que mi mente hiperactiva tuviese pensamientos impuros. Pero te juro Destina que el chocolate se derretía antes de tocar su lengua.

    – [Noah]¿Cómo es que has terminado en la Universidad de Moondale?[/Noah] – pregunté, cambiando a un tema que no me terminase haciendo vibrar como el mando de una videoconsola. Nos habíamos visto algunos días por el campus desde aquél primer día, pero no habíamos hablado de otra cosa que no fueran nuestras aficiones.

    – [Lexie]Barata y nota de corte baja.[/Lexie]- respondió sin darle importancia. Lo de barata no me lo creí demasiado, no sabía si todos en Louna vestían como ella, pero siempre parecía que acababa de estrenar lo que llevaba puesto.

    – [Noah]Y aun así hay plazas. Se ganó mala fama la ciudad.[/Noah] – como te explicaba antes, la tasa de mortalidad había influido mucho en la ciudad. Por suerte ya no era tan alarmante como hacía un par de décadas. Aún había fallecimientos «inexplicables» pero gracias a Sasha y al resto de Moondies en sus ratos libres, la situación estaba más tranquila. Xander y yo nos dedicábamos con nuestros alter ego a cosas más mundanas, robos, atracos… Te confesaré algo, Destina, es fácil intentar no ser violento, no siempre resultaba difícil, pero a ambos nos había costado mucho cuando nos habíamos topado con intentos de violación. En última instancia no hicimos nada grave, pero costaba considerar personas a gente así. ‘Origami‘, el alter ego de Xander, se había encargado de montar un número para ese tipo de avisos y distribuirlo por todo el campus. Si recibía cualquier llamada, podían asegurarse de que yo estaría allí en unos segundos.

    Recuerdo perfectamente el momento en el que nos hicimos los trajes. Al principio todo empezó una tarde después del cine. Escuchamos unos gritos y ayudamos a una pareja a la que estaban atracando. La idea se empezó a fraguar en nuestras cabezas y ya que sus padres no le dejaban ir de caza, decidimos poner nuestras habilidades al servicio de los que tenían menos poder. El ‘Gran Saiyaman nos había influido mucho, ‘Dragon Ball‘ nos había marcado, aunque Xander era más de Vegeta y Trunks y yo de Piccolo y Bardock.

    – [Noah]¿Estás seguro de que es un buen color para esto?[/Noah] – pregunté al verle unos días después, cuando se presentó con su traje para ocultar su identidad.

    – [Xander]Sí, si voy a ser un símbolo tendré que ser de mi color favorito. Además, Lucy y Sasha me ayudaron.[/Xander] – comentó. Estiró los músculos para comprobar que el traje se adaptara. Era completamente blanco, tanto los pantalones, como las deportivas y la sudadera con capucha. Por el brillo parecía cuero, como el traje de su segunda madre.

    Me encogí de hombros y asentí. – [Noah]Es un buen efecto. ¿Llevas el símbolo?[/Noah] – pregunté. Había dedicado casi un día sumergiéndome en la memoria genética para encontrar algo que nos simbolizará y honrara el trabajo que habían hecho y seguían haciendo nuestros padres. Xander bajo la cremallera de la capucha y dejó ver una camiseta negra con un símbolo blanco en el medio. Era la forma de una luna, trazada con una brocha y sin terminar de cerrar, como el evento que abrió el Axis Mundi, en los países asiáticos también era el símbolo zen.

    Yo por mi parte opté por pedirle a Lucy un traje como el que habían llevado los Moondies en la Guerra de Ripper, solo que en lugar de combinar tonos con el negro, era de color aguamarina oscuro. Discreto. No necesitaba nada para taparme la cara porque si era suficientemente rápido nadie me vería. Xander por su parte llevaba una máscara que le dejaba al descubierto la boca y la nariz pero cubría las mejillas. En ese momento la veía muy práctica, luego llegaría a odiarla porque le daba calor, le picaba y a veces le hacía difícil gesticular.

    Salimos a la calle sin unos nombres en clave y la gente acabó llamándonos ‘Spark’ y ‘Origami’. Pensaban que éramos unos meros vengadores enmascarados que luchaban contra el crimen por sí mismos, pero pocos llegaban a pensar que teníamos algún tipo de poder, salvo los que rescatábamos. Como siempre, la opinión pública se lo tomó como marketing y la ciudad tiró también en esa dirección.

    Habíamos hecho unas cuantas cosas buenas, pero que la Universidad de Moondale tuviera fama ahora de centro libre de agresiones era una de las cosas que más nos enorgullecía.

    Que Xander se hubiera ido a Merelia no cambiaba demasiado las cosas, yo seguía tardando el mismo tiempo prácticamente en ir a buscarle y podíamos seguir con nuestro trabajo.

    Pero bueno, volviendo al presente, ¿he dicho ya lo guapísima que estaba Allie bajo la luz anaranjada del ocaso?

    – [Lexie]Es que es una ciudad fea y con mucha actividad sobrenatural.[/Lexie]- puntualizó. Me dolió un poco el orgullo Moondie que llamara fea a la ciudad. Vale, le faltaba playa, pero tenía el lago, y el bosque donde estaba mi casa y… Paré de pensar en mis argumentos cuando caí en que había dicho «sobrenatural». – [Noah]¿Sobrenatural?…luego hablamos de lo de fea.[/Noah] – pregunté, intrigado. Moondale es un poco como la Roswell de lo sobrenatural, había gente que creía y gente que no, y luego había gente que creía demasiado, claro, no pienses Destina que no había fanáticos de los vampiros que simulaban vivir como ellos. Sasha y Dominic se los habían encontrado alguna vez, siendo mordidos de verdad por vampiros reales.

    – [Lexie]Decían que había vampiros, demonios… yo qué sé.[/Lexie]- replicó, encogiéndose de hombros.

    – [Noah]¿Crees en eso?[/Noah] – pregunté, tratando de parecer informal.

    – [Lexie]Puede.[/Lexie]- respondió ella, dudando.

    – [Noah]¿Te dan miedo?[/Noah] – seguimos caminando. La playa estaba muy tranquila ahora que había caído la noche. La brisa fresca no me molestaba demasiado, incluso como humano, mi temperatura corporal era mayor.

    – [Lexie]Solo le tengo miedo a quedarme sorda del todo y no creo que eso lo puedan hacer los sobrenaturales.[/Lexie]- afirmó, mientras seguía comiéndose el helado.

    La miré durante unos instantes, pensando. Los últimos días me habían hecho pensar mucho en la verdad, en lo que significan los lazos con las personas que te importan y el papel de la sinceridad en ellos. – [Noah]Quiero contarte una cosa.[/Noah] – le dije, pensativo. Ella asintió y caminamos un par de pasos más, hasta quedar cubiertos por una caseta de vigilantes.

    Suspiré profundamente y relegué mis miedos en un rincón, todos los pensamientos de todo lo que podía salir mal. Dejé que mi cuerpo actuase y en un segundo estaba frente a ella con mi ropa doblada en mis manos de Rakkthathor. Tengo que confesar una cosa, fue raro desnudarme delante de ella, incluso sabiendo que no me veía. Bueno, no estaba del todo desnudo, llevaba la ropa interior, que por mucho demonio que fuese, sin nada de ropa se me veían ciertas partes, y yo no era tan abierto a la desnudez como mis padres y mi hermano.

    – [Lexie]¡La leche![/Lexie]- respondió, abriendo mucho los ojos.

    Sonreí, con miedo a que mis dientes afilados la asustasen. – [Noah]Soy mitad demonio. No quería…empezar con mal pie.[/Noah] – expliqué. Era una suerte que a mí no me hubiera pasado lo mismo que a mi padre. Yo podía hablar de forma fluida en mi cuerpo humano y el demoníaco, sin embargo el Rakkthathor lo había tenido que aprender.

    Allie se acercó y llevó una de sus suaves manos sobre mis escamas, acariciándolas.

    – [Lexie]¿Hay más como tú?[/Lexie] – preguntó, interesada, estaba más cerca de lo que nunca había estado. Tenía ganas de abrazarla contra mí, sentir su cuerpo caliente contra el mío.

    – [Noah]Solo mi padre. Nuestra raza se extinguió y él…fue un poco Jurassic Park. Le crearon.[/Noah] – sinteticé. Había mucho que contar de la historia de mi padre. La memoria genética, el adn conservado en ámbar, el humano potenciado, la Iniciativa…

    – [Lexie]No me conoces de nada y me lo has contado.[/Lexie]- dijo, sorprendida. Parecía que le había calado hondo. Era curioso ver lo diferente que se lo habían tomado Lexie y ella. – [Lexie]Gracias.[/Lexie] – añadió, mirándome a los ojos con una sonrisa. Lexie era mi mejor amiga pero Allie, era totalmente diferente, conectábamos a un nivel muy profundo, o eso quería pensar.

    – [Noah]Tú has hecho lo mismo con tu miedo.[/Noah] – le respondí. Contar nuestros miedos a una persona es un acto muy profundo. Normalmente los seres vivos tratamos de ocultar nuestras inseguridades, una medida de defensa, un instinto casi animal. – [Noah]Pase lo que pase, seguirás siendo tú. No te avergüences de ello.[/Noah] – no sabía muy bien qué decir, tenía miedo por ella, pero me aseguraría de hacer todo lo posible porque su miedo no se cumpliera nunca. Llevé lentamente una de mis manos a su pelo y lo acaricié. Sentí mi cola moverse involuntariamente.

    – [Lexie]¿Eso de atrás es tu… bueno, la tranca? [/Lexie]- preguntó aguantándose la risa. Me eché a reír al escucharla hablar así y miré sin darme cuenta mi cola. Ya te he hablado de mi padre muchas veces, Destina, pero lo que quizá no he dicho es que él y yo nos diferenciamos en algo más que el color de las escamas. Mi padre fue resultado de la clonación y al mezclar su adn con el de un humano, una característica Rakkthathor quedó inhibida, la cola. Al menos eso teorizamos, creo que mi padre prefiere no pensar que se la quitaran a propósito, jugando con su genética o extirpándola en sus primeras etapas. Yo sin embargo, nací con ella. Al principio se hizo raro saber que estaba ahí cuando me transformaba, pero con el tiempo te acostumbras y aprendes a moverla como una extremidad más. Estaba cubierta de escamas como el resto de mi cuerpo, más ancha que mis brazos en la base y se iba estrechando hasta una punta más fina.  – [Noah]No…no, es mi cola. Lo otro está…bueno, donde debería estar.[/Noah] – me atraganté con mi propia saliva de una forma bochornosa. Hablar de mis partes con Allie era…extraño.

    – [Lexie]Ohhhh.[/Lexie]- fingió decepcionarse y se echó hacia atrás.

    Seguí la broma y me reí. – [Noah]Hay una cosa más.[/Noah] – sin darme cuenta, a Lexie y a Allie les había contado mis secretos en el mismo orden y a Niall al revés. Accedí a mi velocidad y me alejé de la playa. Por mucho que corriera, sentía como si Allie fuera una fuerza gravitatoria que me absorbiese, pero me apetecía hacer algo por ella y seguí corriendo. Como no me apetecía cruzar el atlántico, corrí hasta Alaska y crucé el estrecho de Bering a nado. Te confesaré algo, pese a mi velocidad, no fue fácil cruzar a nado esos más de ochenta kilómetros con una mano alzada para no mojar mi ropa, secarme, comprar un helado en Italia dando gracias porque acabase de abrir una heladería madrugadora por el que pagué como por cinco de Arthur’s por estar en el centro y volver con él y la ropa metidos en una caja transparente.

    – [Lexie]¿Qué?[/Lexie]- preguntó Allie, sorprendida al verme con el helado en la mano y la caja transparente en el suelo.

    – [Noah]No es un helado de Arthur, pero me imaginé que querrías probar uno de Italia.[/Noah] – le dediqué una sonrisa mientras se lo tendía. – [Noah]El tema es que conla velocidad…[/Noah] – no estaba tan esplendoroso en su tarrina como cuando lo había comprado unos segundos atrás. No había contado con el calor que se desprendía de mi velocidad. Normalmente cuando corría, como lo hacía usando una versión de la electrokinesis de mi padre, se generaba una especie de campo a mi alrededor que me protegía, al igual que a la gente que llevaba, de consumirse por la velocidad o acabar mal de la cabeza. La caja se había salido un poco de ese campo y el calor había empezado a derretir el helado antes de tiempo.

    – [Lexie]¿Eres como… ese que corre?[/Lexie] – preguntó, probando el helado que acababa de traerle. Bueno, al menos aún parecía helado y no había llegado a sopa.

    – [Noah]¿»Spark»?[/Noah] – pregunté. Quizá me pasé un poco pensando que hablaba de mi alterego.

    – [Lexie]No, Flash.[/Lexie] – replicó. Fue una suerte que los medios no me llamasen así al correr rumores de mi velocidad. Menos mal que no me había apetecido vestirme con la bandera de España. Había estado allí con mis padres hacía unos años y no te creas Destina que les gusta mucho su bandera.

    – [Noah]Algo así. Mi padre controla la electricidad y yo en teoria también, pero solo sé ir rápido.[/Noah] – confesé, un poco frustrado. Cuando estuve en el cuerpo de mi madre conseguí manifestar su poder, pero sin embargo con el de mi padre estaba limitado.

    – [Lexie]No os aburrís en casa.[/Lexie]- comentó, riéndose. Me apeteció que conociera a mi familia, enseñarle nuestras cabañas y lo bonito que era el Bosque de los Susurros cuando lo conocías. Lexie había estado allí y le había encantado, creo, con Lexie nunca se sabía de verdad lo que opinaba.

    – [Noah]Pues ya lo sabes casi todo de mí.[/Noah] – aseguré. – [Noah]Espero no…asustarte.[/Noah] – como decía Xander, a veces lo más fácil es decir lo que uno siente.

    – [Lexie]Pues no me asustas.[/Lexie]- dudó si tenderme uno de sus helados, así que alcé la mano para dejarle claro que tenía miedo de sus «gérmenes». Y después del viaje, otro helado de Arthur’s me venía bien.

    – [Noah]Me…gusta pasar tiempo contigo, Allie.[/Noah] – forzarme a decir lo que sentía no era nada fácil para mí, pero teniendo en cuenta que mi mejor amiga había pensando durante dos años que era gay por no decir las cosas, estaba claro que tenía que hacer algo diferente.

    – [Lexie]Qué mono eres.[/Lexie] – dijo, mirándome.

    – [Noah]Si alguna vez te apetece podemos…volver a quedar.[/Noah] – añadí, tratando de no sonrojarme.

    – [Lexie]¿Te viene bien mañana?[/Lexie] – preguntó ella, sorprendiéndome.

    Sonreí, sin poder evitarlo, de hecho se me quedó en la cara la sonrisa. – [Noah]Tengo todo el tiempo del mundo.[/Noah] – respondí.

    – [Lexie]Un día te voy a comer, Noah. Ya verás.[/Lexie] – dijo ella. Me pasaron muchas cosas por la cabeza en el lapso de un segundo, muchas posibles respuestas y muchos desenlaces, pero al final, los nervios me traicionaron.

    – [Noah]A c…¿comerme?[/Noah] – pregunté, maldiciendo mi titubeo.

    – [Lexie]Roarrr.[/Lexie]- gruñó ella, bromeando.

    – [Noah]¿Q-quieres ir a por una hamburguesa?[/Noah] – le pregunté. Me empezaba a notar un poco flojo después de la carrera. O quizá eran los nervios.

    – [Lexie]Tengo una idea mejor: nos vamos de tapas y te pides una de hamburguesa.[/Lexie]- propuso, guiñándome un ojo.

    – [Noah]No te voy a decir que no.[/Noah] – repliqué con una sonrisa, con ella iría a cualquier parte.

    Tiró de mi brazo y colocó mi mano en su cintura. Tragué saliva y casi me atraganté. Los nervios me traicionaron más que nunca y la mano que tenía en su cintura vibró, hasta que conseguí controlarla.

    – [Noah]P-perdón, me pasa cuando estoy…ehm, nervioso.[/Noah] – le expliqué, era una suerte que hubiera pasado después de contarle el secreto y no antes.

    – [Lexie]Se me ocurren muchas cosas para una mano vibradora, pero de momento, somos solo amigos.[/Lexie] – añadió, mirándome fijamente. Me costó aguantarle la mirada y tropecé. Caminé a su lado, más juntos que nunca, sintiendo que mi mano en su cintura nos conectaba, que nos hacía uno.

    Amigos, había dicho. Había añadido de momento, así que quizá podíamos llegar a ser algo más. Pero que de momento fuéramos amigos me daba tiempo para aclarar mis ideas respecto a ella y a Lexie. La verdad es que para ser muy rápido, a veces tardo mucho en decidir algo porque le doy aún más vueltas. No sabía que me quedaba más de un año disfrutando de la compañía de ambas sin ser capaz de decidir qué sentía y por quien. Tenía ya entregados los dos corazones que tenía mi especie.

  • LOS ESTRAGOS DE LA VIDA

    Dominic Williams – Lago Gealach

     

    Cuando la guerra en Moondale finalizo pensé que nunca más tendría que utilizar mi diario, que se acabarían las noches de caza, las pesadillas, que todo sería un camino de rosas y felicidad. Pero las rosas tienen espinas y la vida un cruel sentido del humor.

    Poco tiempo después de la batalla contra Z y Preston, recibí una llamada de los MacLeod. Arthur, la única figura paterna que había conocido y de la poca familia que me quedaba había fallecido. Un infarto mientras dormía. Fue rápido e indoloro, o todo lo indoloro que puede ser la muerte.

    Viviendo en un mundo en el que la oscuridad ronda en cada rincón uno esperaría morir a manos de un vampiro que te pilla desprevenido, un demonio demasiado poderoso o un ser completamente invencible. No fue así para Jessica. El cáncer, ese enemigo invisible y silencioso me la arrebato. Poco a poco observe como mi hermana se iba consumiendo en la cama de un hospital y la impotencia se apoderaba de mí al no poder hacer nada.

    Encima fui lo suficientemente estúpido como para alejar al amor de mi vida. Dos puntos de vista completamente opuestos y una disputa fueron suficientes para romper una relación de años.

    – [Daniel]Vivo siempre con la sensación de que va a pasar algo. Llevamos muchos años tranquilos.[/Daniel] – De vez en cuando, como buen amigo, Daniel se tomaba la molestia de pasar tiempo conmigo. Hacíamos cosas de las cuales cuando éramos jóvenes ni tomábamos en consideración, como en este caso pescar.

    – [Dom]No puede ser peor que mi situación actual.-[/Dom] Francamente si apareciera un gran mal de nuevo estaría agradecido, podría centrar mi ira en algo más que en mis frustraciones.

    – [Daniel]Si sigues sintiendo algo por ella deberíais hablarlo.[/Daniel] – Por muy terapeuta de parejas que se pusiera Daniel estaba claro que no conocía a Rebecca tan bien como yo.  – [Daniel]Os separasteis porque no estabais de acuerdo en un tema importante, no porque no os quisierais.[/Daniel]

    – [Dom]Prefiero no hurgar en la herida y complicar más las cosas.-[/Dom] Hubo un tiempo en el que me marche brevemente para no inmiscuirme, para no entorpecer. Pero la “misión” de Logan era suicida y no quería que mis hijos crecieran sin un padre.

    – [Daniel]¿Más?[/Daniel] – Pregunto sonriendo. – [Daniel]Siempre queda bien si apareces con un salmón gigante.[/Daniel] – Daniel acaba de dejar otro pez pequeño en el cubo mientras que en el mío se encontraba vació, cual metáfora de la vida.

    – [Dom]La vida te sonríe Arkkan.-[/Dom] A lo que Daniel sonrió. Está claro que no lo decía solo por los peces y lo interpreto rápido.

    – [Daniel]Si al final lo teníais todos medio confirmado.[/Daniel] – No era precisamente ningún secreto, simplemente no les había dado por contarlo. Hasta que les dio por soltarlo y la noticia se propago entre todos los conocidos en cuestión de segundos.

    – [Dom]Si, bueno. Aquí uno que sale por las noches de caza con Sasha aunque no diga mucho.-[/Dom] Había veces en las que venía más contenta a las patrullas y otras en las que hacia picadillo de vampiro.

    – [Daniel]En casa hablan más ellas, no te creas.[/Daniel] – Sonrió mientras el sol comenzaba a ponerse por el monte Skye. – [Daniel]Es un alivio que se sepa, la verdad. Tampoco lo hemos negado pero había que hacer algunos malabares.[/Daniel]

    – [Dom]Es hora de ir volviendo. Tengo que llevar a Elliot al cine.-[/Dom] Como futuro historiador le gustaba ver películas de época y sacarle punta a todos los errores de continuidad que aparecían en ellas o que estaban biográficamente mal contados.

    – [Daniel]Mucha suerte.[/Daniel] – Me animo mientras fuimos recogiendo los utensilios de pesca.

    Mientras volvíamos en silencio en la furgoneta familiar de los Echolls Arkkan empecé a darle vueltas a lo que había dicho Daniel. A pesar de la separación, del distanciamiento entre ambos, seguía queriéndola. Siempre la iba a querer, era la madre de mis hijos y el amor de mi vida. Una vida de estragos en la que no podía renunciar a las únicas personas que aun me hacían feliz.

  • REUNIR FUERZAS

    XANDER ECHOLLS

    NOCHE A MADRUGADA, CLUB PLATINUM

    Supongo que pensaréis que más de un día de sinceridad máxima implicaría que se alargaría demasiado y empezaría a ponerse pesado, pero no, la realidad era que las horas pasaron volando y aún no había hablado con Jane.

    Pensé en reunir las fuerzas varias veces, pero no dejaba de pensar en que podría interferir si estaba pasando un buen rato con Owen y mi mente usó eso como excusa para evitar el rechazo que esperaba encontrar. Mientras tanto, una parte de mi se debatía con la esperanza de arreglar las cosas, un sentimiento que se apagaba a medida que se desvanecían las horas.

    Con los nervios, opté por hacer algo que siempre me relajaba, jugar a algún videojuego. Me conecté a Endless y entré en el servidor ‘Toriyama‘, donde mi avatar generalista de caballero arcano dio paso a un saiyan con espada a la espalda y chaqueta vaquera – me había influenciado mucho la estética de Trunks para mi avatar -. Estaba subiendo algunos niveles luchando contra Saibamans y haciendo entrenamiento con Piccolo cuando alguien me tocó en el hombro. No era en el juego, así que desconecté y miré a Owen detrás de mí en mi habitación. Dante estaba a su lado, apoyado en la pared, impaciente.

    Os resumiré rápidamente lo que pasó: Venían a buscarme para sacarme de fiesta porque decían que estaba emo; dije que no; ellos no aceptaron el no; intenté escurrir el bulto; no lo conseguí y Ellie se sumó a ellos. Así que al final acabé allí, en mitad del club de moda de Moondale, el Platinum, que a mis padres les recordaba al Silver, un local de moda del centro que ahora era un Caffeinity.

    – [Xander]Sigo sin saber cómo me habéis convencido.[/Xander] – comenté. Después de lo de Tina y de no haber conseguido hablar con Jane, definitivamente no era mi día. No había empezado mal de todas formas, pudiendo ver que por fin mis padres, los tres, iban a poder vivir con un poco más de tranquilidad después de lo que habían pasado. Para otra gente quizá hubiera sido un choque, pero hubo muchas pistas con el paso de los años, además de la buena relación que tenía con Sasha, que sumada a mi capacidad para fijarme en lo que la gente no decía, prácticamente lo dejaban claro. Bueno, eso y el tatuaje de mi padre, una serie de runas en el brazo por cada una de nuestras iniciales, pero la runa de la S, sigel, estaba repetida. Lo único que había quedado era el resquicio de duda que no se había podido despejar hasta ese día por el miedo a preguntarles y ofenderles.

    En mi casa, toda la vida se había respirado el respeto y la aceptación independientemente de lo que te gustase. Para mí, que los tres estuvieran enamorados solo implicaba que, igual que decía Ian Malcolm de la vida, el amor se abre camino.

    La verdad es que me avergonzaba un poco ser el único hetero monoamoroso de mi familia: Por un lado estaban mis padres, que eran una tríada; por otro lado, estaba Elle, que siempre había pensado que era lesbiana hasta que se dio cuenta de que era bisexual; luego estaba Dante, que simplemente disfrutaba de la compañía de las personas, fuera donde fuera, pero por el momento nunca de forma romántica, siempre decía que no había nacido aún una persona que le hiciera sentar la cabeza. Os podéis imaginar que ese clima, incluso antes de saber que mis padres estaban con Sasha, pero sabiendo que mi madre era bisexual, mi padre demisexual y Sasha en teoría lesbiana, me hizo debatirme mi propia sexualidad cuando era más joven.

    Así que un día, después de comerme mucho la cabeza yo solo, lo hablé con Owen. La solución fue muy sencilla para él. Quizá de ahí venía lo bueno de nuestra amistad, yo pensaba las cosas cien veces y él actuaba. ¿Qué os quiero decir con esto? Que Owen me besó y me preguntó si había sentido algo. La respuesta fue un no. La verdad es que fue un poco decepcionante, pero hablarlo con mi familia me ayudó a aceptarme por cómo era. No he dicho específicamente «salir del armario hetero» aunque me viniese a la mente porque la aceptación estaba en mi familia y en mi entorno, pero en el resto del mundo seguía existiendo gente horrible que atentaba contra los derechos lgbt+ y no me sentía bien apropiándome de algo suyo porque mi historia era una estupidez comparada con las dificultades de las de muchos y muchas personas del colectivo.

    Ah sí, lo de hetero está claro. La parte de monoamoroso es fácil de resumir. Si no había podido ni estar con Tina porque no dejaba de pensar en Jane, difícilmente podría estar enamorado de más de una persona a la vez. No pasaba nada, cualquier orientación y tipo de relación estaba bien, pero no hacía daño conocerse a uno mismo.

    – [Dante]Si te vas a poner emo me voy por mi cuenta.[/Dante] – replicó Dante, con un vaso de tubo lleno de una bebida de color rosa, lo que siempre pedía. Me fijé en que estaba más lleno de antes, eso significaba que en un abrir y cerrar de ojos iba por la segunda copa.

    – [Owen]No se va a poner emo, va a beberse esto.-[/Owen] respondió tendiéndome un chupito que acababa de pedir para los tres. Destacaba con sus pulseras y collar fluorescentes que había comprado a alguien en la entrada.

    Lo cogí para no hacerle un feo, pero fui a dejarlo en la barra. Dante lo cogió y se lo bebió tras el suyo. Quise decirle que relajase un poco, estaba mezclando demasiado y la historia del tío Toph se había marcado a fuego en mi mente.

    – [Dante]Por el trío aesri…aesir..[/Dante] – sentenció, vocalizando con algo más de dificultad. Tenía miedo por Dante, normalmente era simplemente un tipo serio y reservado al que parecía que no le afectaba nada, pero cuando salía, desfasaba y tenía miedo de que fuese para desconectar de su realidad.

    – [Xander]Tío, córtate un poco.[/Xander] – dije, en un tono que no pareciera que le estaba mandando.

    – [Owen]¿Qué pasa? A lo mucho pensaran que somos de una banda, o que somos un trio de maromos. Por un trio, digo por el trio sassy…ir.-[/Owen] – respondió Owen, pensando que se lo decía por el hecho de que hubiera dicho nuestra raza en voz alta. No tenía miedo a eso, la historia de la Escuela me había hecho confirmar que la gente adora mentirse a sí misma para estar cómoda.

    – [Xander]Ya te gustaría.[/Xander] – repliqué, sonriendo, a sabiendas de que solo era una broma.

    – [Dante]A mí no me sigáis pasando copas.[/Dante] – comentó Dante, dejándolo caer. No dudaba en que sería capaz de liarse con Owen, pero entre nosotros estaba bien firme la palabra «hermanos», así que sabía que era una exageración. Como el tío Toph y los abuelos MacLeod siempre le habían tratado como un hijo más, mi padre siempre había insistido en que Dante fuese uno más de la familia, igual que lo habían hecho con él. La verdad es que no había sido difícil, por muy inaccesible que fuese Dante al principio.

    – [Xander]¿Os dejo solos?[/Xander] – pregunté, alzando una ceja.

    – [Owen]La noche es joven, esperemos un poco a ver como acaba la cosa.-[/Owen] respondió, y nos echamos a reír.

    – [Xander]Vais con el objetivo claro.[/Xander] – comenté. Hablar de cosas sin importancia me estaba ayudando a relajarme un poco más, pero yo era un poco como Marge Simpson, en estado de alerta felina. Según mi segunda madre, Sasha, había heredado de mi madre el llevar el peso del mundo y de la familia sobre los hombros. En cuanto me vi relajado, mi mente, traicionera como ella sola, pensó en Jane. – [Xander]¿Así que mejor con tu hermana no?[/Xander] – pregunté. No quería que sonase a celos, pero sería una tontería negar que me habría gustado que también nosotros lo hubiésemos arreglado.

    – [Owen]Si, nos lo hemos sacado todo de dentro ¿sabes?… ¿te encuentras bien?, tienes mala cara.-[/Owen] – me miró, preocupado. Os resumiré algo de Owen para los que no lo sepáis, era buena persona, el mejor amigo que pudieses tener la suerte de tener.

    – [Xander]Creo que no me ha sentado muy bien la copa.[/Xander] – mentí. Owen no se merecía sentirse mal por hablarse con su hermana. – [Xander]Me alegro.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Hablaba con sinceridad, no podía hacer más que alegrarme con ellos después de lo que sabía que había sufrido por la relación con su hermana. A los dos les había marcado de por vida lo que había pasado con sus padres después de lo de Elliot. No se podía culpar ni a Rebecca por intentar ayudar a su hijo ni al tío Dominic por tratar de hacer que se aceptase, ni mucho menos a Elliot, Owen ni Jane que eran las víctimas de la vida que les había tocado vivir.

    – [Dante]Eso se te quita con otra copa.[/Dante] – me pinchó Dante, que en ese lapso de tiempo ya se habría encaprichado de tres o cuatro personas.

    – [Owen]Seguro que a ti también te acaba perdonando, solo dale tiempo.-[/Owen] dijo, tratando de animarme. Ambos sabíamos que no podía mediar por mí, así que cuando se ofreció a hacerlo, le quité la idea de la cabeza.

    – [Xander]Bueno, lo importante es que estáis bien.[/Xander] – le recordé. Si hubiera pasado años sin hablarme con Ellie me habría vuelto loco. Por mucho que pueda sufrir por Jane, mi vida estaba llena de alegrías y mi hermana era una de ellas. Habría dado cualquier cosa porque fuera feliz siempre. – [Xander]Dante, creo que has ligado.[/Xander] – le dije, señalando a una chica que tenía la mirada clavada en él.

    – [Dante]Os lo confirmo en un rato.[/Dante] – El bailoteó hasta ella y me fijé en su espalda, donde apenas se notaba la forma de las alas, simplemente parecía que era más cuadrado y fuerte de hombros. Impresionaba su habilidad para camuflar sus alas, pero también sabía que tenía un coste y le dolía llevarlas así de cerradas. Quizá por eso a Dante le gustaba estar bastante tiempo en casa, porque allí podía dejarlas libres. Halloween era su fiesta favorita, porque las soltaba y aprovechaba su «disfraz realista» para ligar. Si su madre siguiera viva quizá podría haber pasado por una maniobra de marketing como ella, pero después de su asesinato, no era seguro para él.

    – [Owen]Eh, me estaba lanzando ojitos a mi.-[/Owen] se quejó Owen, apoyado en la barra.

    – [Xander]¿Qué, no tienes bastante con mi prima?[/Xander].- pregunté con una sonrisa. Omití decir específicamente qué prima para pillarle. Sabía que con Kaylee las cosas no habían ido a buen puerto y se habían quedado como amigos, pero recientemente me había contado que había cenado con Amy.

    – [Owen]¿Amy? Solo somos amigos.-[/Owen] respondió. Sonreí abiertamente, le había pillado.

    – [Xander]Así que Amy, ¿eh?[/Xander] – me eché a reír. Eso parecía confirmar mi teoría de que a Owen le había gustado bastante aquella noche. Con lo de Kaylee me había sentido mal por él, porque sabía que tenía miedo al compromiso, a que pasara como había pasado con sus padres. Ellos dos no estaban hechos el uno para el otro, pero quizá con Amy sí, los dos habían sufrido mucho. Amy apenas hablaba con nadie del grupo desde que Leo se marchó. La dejó muy dolida.

    – [Owen]¿Qué?, no. Solo hemos salido… quedado un par de veces. Calla.-[/Owen] me reí, la sinceridad todavía tenía filón para un rato. Me alegraba pensar que mi mejor amigo pudiera encontrar a alguien. En ese momento la sinceridad me afectó y esta vez no fue en Jane en quien pensé, si no en Amy. Me habría gustado hablar con ella e intentar que se sintiera mejor, pero Amy era demasiado loba, se recluía en sí misma y en su apariencia animal y si no quería ser encontrada, no lo sería. A veces el tío Toph y la tía Diana tenían miedo a que desapareciese en el bosque.

    – [Xander]Según mi hermana a este poder le queda casi la mitad.[/Xander]- le recordé. Sinceridad extrema y alcohol podían dar lugar a combinaciones muy extrañas. – [Xander]Así que mejor no te tiro de la lengua.[/Xander] – dije, siendo buena persona. Creáis que no, era una lata, porque me apetecía sonsacarle más cosas de mi prima, pero prefería que me lo contara él mismo.

    Después de unos minutos, Dante volvió con nosotros con la camisa desabotonada y marcas de carmín. – [Dante]¿De qué hablábamos?[/Dante] – preguntó, sonriendo ampliamente. Cada uno se refugia de lo dura que es la vida en diferentes cosas. Yo jugaba a videojuegos, Amy se entregaba a sus instintos animales, Kaylee se había enganchado a chatear en Endless y Dante y Owen iban de flor en flor.

    – [Owen]Del cromo de cara que traes con tanto carmín.-[/Owen] bromeó Owen.

    – [Dante]¿Quieres un besito también?[/Dante] – preguntó Dante, echándose a reír. El tema es que parecía decirlo en serio.

    – [Owen]Claro, ¿por qué no?-[/Owen] respondió Owen, terminándose la bebida. Les miré acercarse, no era la primera vez que tenían algún breve escarceo en las noches de ligue extremo, como yo las llamaba. El tema era que prefería no estar presente cuando entraban en ello, no por nada raro, no penséis mal, si no porque los dos tenían el mismo problema respecto al amor y me preocupaba que si en algún momento cruzaban el umbral, no serían buenos el uno para el otro.

    – [Xander]Voy a dar una vuelta, que os veo muy cariñosos.[/Xander] – me despedí de ellos con una sonrisa, esta vez también para no cortarles el rollo con mis preocupaciones.

    Aunque sabía lo que les pasaba a cada uno y el origen de sus miedos al compromiso, envidiaba no poder desconectar como ellos. Mi mente era de Jane.

    Eché a andar desde el Platinum, que estaba casi entre el Centro y el Barrio Oeste y para cuando me di cuenta, estaba en un Centro Endless cerca del Parque Central. Habían comprado hacía años un viejo local, antes de que Endless estuviese tan de moda e Infinity se hiciese prácticamente con el monopolio de la tecnología de vanguardia. De aquella había abierto en modo nostalgia, imitando unos recreativos de los ’80 con sus máquinas y su música, parecido al videoclub en el que trabajaba Jane. Ahora quedaba una pequeña parte de esos recreativos mientras que casi todo el local eran máquinas de inmersión de Endless.

    Eché un vistazo y al principio no la reconocí. Estaba jugando en una vieja arcade del Street Fighter, pero iba muy diferente. Llevaba el pelo más liso de lo habitual, dejando al descubierto una oreja llena de pendientes y remataba su estética un look repleto de cuero. Pero la cara no dejaba lugar a dudas, era Jane.

    Miré el reloj, había caminado media hora, el conjuro terminaba al día siguiente a media mañana, pero no podía perder la oportunidad. – [Xander]¿Jane?[/Xander] – pregunté, acercándome a ella.

    Se giró para mirarme mientras seguía jugando, pero no dijo nada. No me parecía una buena señal, pero era ahora o nunca.

    – [Xander]Vengo de estar con Owen…me…alegro de que lo hayáis arreglado.[/Xander] – me senté a su lado, en una máquina del Time Crisis. Recordaba haber jugado con ella a dobles antes de ir al cine a ver alguna película.

    Ella se quedó pensativa, mirándome, como si me evaluara. Vi algo distinto en su mirada, a ratos no parecía la Jane que conocía, pero también hacía años que no hablábamos. Las personas cambian.- [Omega]Tuve que hacerlo[/Omega].- respondió. Me imaginé que le estaría quitando importancia, después de tanto tiempo no iba a admitirme que se había sentido mal por no hablar con su hermano.

    – [Xander]No pensé que te encontraría por aquí.[/Xander] – comenté, dándome cuenta de lo mucho que podía haber cambiado. – [Xander]Mira…supongo que no es el lugar ni el momento pero….quiero que sepas que siento no haberte apoyado más y que lo más duro que he vivido nunca es estar separado de ti…yo…eres muy importante para mí.[/Xander] – lo solté todo de carrerilla, dejando que el poder me afectase sin contenerlo, esperando que así Jane pudiera saber cuánto lo lamentaba.

    – [Omega]No sé qué decir…[/Omega]- respondió, confusa, no parecía en absoluto afectada por lo que acababa de decirle y eso me asustó.- [Omega]Ya ni siquiera recuerdo por qué dejamos de hablarnos[/Omega].- comentó, girándose hacia mí. Estaba más cerca de lo que había estado en años. Mi recuerdo no le hacía justicia, era todavía más guapa, incluso con lo punk que iba vestida.

    – [Xander]Porque fui un idiota.[/Xander] – confesé. – [Xander]N-no quiero molestarte más pero…[/Xander] – me removí, la sinceridad me instaba a decir algo que creía que no me apeteceía decir. Pero claro, lo cierto es que sí quería. – [Xander]Ya no estoy con Tina…no podía dejar de pensar en ti.[/Xander] – añadí. Acababa de descubrir mis cartas, me había tirado a la piscina sin flotador y con una pierna rota.

    Ella sonrió y por un momento me relajé, pero entonces volvió a la partida hasta ganar.- [Omega]Deberías volver con ella[/Omega]. – sentenció. La frialdad con la que lo dijo mientras me miraba a los ojos fue demoledora.

    – [Xander]No me vas a perdonar nunca, ¿verdad?[/Xander] – pregunté, dolido, apenas conseguía mantenerme entero, pero no quería hacer un espectáculo.

    – [Omega]Veo que empiezas a captarlo[/Omega].- replicó, guiñándome un ojo antes de ponerse en pie e ir hacia una de las máquinas del fondo a hablar con un chico joven que me sonaba de vista de la Universidad.

    Con un nudo en el estómago me puse en pie sin mirar atrás y salí a la calle. El aire fresco me despejó, pero me costaba respirar como si estuviese encerrado en una burbuja. De pronto el exterior solo me parecía una jaula más pequeña, como si viviese dentro de una cúpula, como si el mundo fuese demasiado pequeño.

    No sabía dónde ir, así que volví al único sitio cercano en el que había alguien para no estar solo. Entré al Platinum y di gracias de que Owen y Dante estuvieran todavía allí. Una copa de Dante estaba sobre la mesa, así que la cogí y le di un trago, buscando la liberación que parecía dar, pero un solo trago me hizo esbozar una mueca, aquello sabía horrible.

    – [Xander]Dios, no sé cómo podéis beber esto.[/Xander] –  estaba claro que el alcohol no era para mí.

    – [Owen]Un agua con gas para mi amigo.-[/Owen] pidió Owen, acercándose. Sabía que me pasaba algo, pero esperó.

     – [Xander]He visto a tu hermana.[/Xander] – confesé, no quería entrar en muchos detalles. – [Xander]No ha ido muy bien.[/Xander] – sinteticé, siendo muy generoso. El rechazo que había recibido después de abrir mi corazón a ella completamente, por desgracia, deja secuelas. A mí se me sumaría a nuestra pelea inicial para crear un enorme terror a equivocarme. – [Xander]Así que vamos a hablar de otra cosa.[/Xander] – aclaré. Enterré a un rincón de mi mente lo que acababa de ocurrir, aunque a lo largo de mucho tiempo saldría de vez en cuando para diseccionarlo, para atormentarme.

    – [Owen]¿Quieres darle un beso a Dante? Hoy esta que se sale.-[/Owen] comentó, intentando quitarle hierro. Dante estaba en mitad de la pista, bailando con una chica y un chico.

    – [Xander]No tengo humor para besos.[/Xander] – sonreí, disimulando lo mal que me sentía. La música estaba demasiado alta y había demasiada gente en aquél local. El calor me empezaba a resultar sofocante, así que le pregunté a Owen si quería salir un poco fuera. Intenté calmarme cuando volví a ver el cielo despejado. No podía seguir allí, viendo a Jane por los pasillos a diario. Traté de no pensar en ella y me fijé en algo positivo, estaba con mi mejor amigo.

    – [Xander]Anda, cuéntame lo de Amy.[/Xander] – sonreí mientras nos sentábamos en unas escaleras.

    Aquella noche el miedo se apoderó de mí. Fui incapaz de volver a casa solo porque tenía miedo a pensar, así que esperé hasta que Owen se cansó de fiesta y le invité a quedarse en casa, la vieja habitación de Dante estaba libre, ya dormía muchas noches en el apartamento que tenía sobre el taller.

    Tardé mucho en conciliar el sueño. Finalmente estaba a solas con mis pensamientos y lo único que me dio algo de paz fue pensar en la opción de mi segunda madre.

    Cuando mis padres empezaron juntos, decidieron no vivir una vida común pública por protegernos, algo que nunca les agradeceríamos bastante. Pero todo el mundo necesita desahogarse a veces así que Sasha usó su sueldo de trabajadora de la Escuela Legado – el concepto era vigilante de seguridad pero en realidad se dedicaba a la caza – para comprar un apartamento en Merelia a nombre de Ellie y mío.

    A la mañana siguiente, me levanté temprano y me senté con los tres. Al ver que lo estaba pasando tan mal por Jane y que me planteaba irme a estudiar fuera, me dieron los tres la opción de terminar los estudios en Merelia, aunque ninguno parecía muy cómodo con que quisiera huir del problema, parecían estar de acuerdo en que me estaba afectando y necesitaba un respiro.

    Por suerte teníamos a Daakka y a Noah en la familia para ir rápidamente de un sitio a otro, y mis padres tenían localizado en el mapa de portales de Vincent uno que conducía a Merelia, no muy lejos de la casa. Lo habían usado a menudo cuando querían despejar y estar juntos sin fingir.

    Seguiríamos en contacto, eso fue lo que le dije a todos, pero sabía que me iba a doler mucho separarme de ellos, incluso estando a unos minutos. Ya no estaría bajo el mismo techo que mi hermana, compartiendo su día a día, ni podría ver a mi padre y mis dos madres siendo felices ahora que ella podía mudarse oficialmente.

    Después de hablar con todos, aprovechando que dormía los efectos de la noche anterior, decidí contárselo a Owen cuando se despertó.

    – [Owen]Me estas abandonando[/Owen] – sentenció, preocupado. Owen y yo estábamos mucho tiempo juntos, iba a echar de menos nuestra relación, pero con esfuerzo, no tendríamos por qué pasar mucho tiempo separados.

    – [Xander]Ya lo he hablado con Noah, me traerá en cualquier momento, será como si estuviera allí.[/Xander] – le expliqué, aunque la idea del apartamento recibiéndome vacío me aterraba. – [Xander]Y puede llevarte en brazos a correr por las mañanas. Hay playa. Y gente con ropa escasa[/Xander] – le tenté. Me forzaba a pensar que todo seguiría siendo lo mismo.

    – [Owen]Ya sabes que me mareo con Noah.[/Owen] – replicó Owen. En ese momento no me imaginaba que de verdad podría llegar a conseguirlo, que la gente que me quería iba a hacer los esfuerzos y aprovechar los recursos a nuestra disposición para vernos muy a menudo. Tenía miedo a perder a toda la gente que me importaba: a mi padre, a mi madre, a mi segunda madre, a Ellie, a mis primas, a Noah, a Owen y a Dante. Y sí, hacía todo eso para distanciarme de Jane, pero la desgracia de mi vida es que también tenía miedo de dar el paso y perderla también a ella.

    – [Xander]Vendré yo entonces, vago.[/Xander] – sentencié. No queria desligarme de la Escuela Legado, siempre había sido parte de mi vida y Jane no estaría allí.

    – [Owen]Me sacrificaré e iré también a verte. A ti y a la gente de poca ropa.[/Owen] – se rió. Me aliviaba saber que mi mejor amigo se lo tomaba bien.

    Le devolví la sonrisa. – [Xander]Reconoceré tu sacrificio invitándote a tapear.[/Xander] – añadí.

    Los siguientes días los pasé inmerso en papeleo para el traslado, que por suerte había sido mucho menos gracias a el tío Toph y la tía Diana que habían usado sus recursos y sus puestos en la Universidad para agilizarlo.

    Sé que hay que luchar, pero a veces la vida simplemente es demasiado dura como para luchar y hay que replegarse y reunir fuerzas.

  • COMPLICARME LA VIDA

    Lexie – Residencia

    Tarde – Noche

     

    De lo que me dijo Idris que hiciera (reconocer quién era realmente ante Noah), a lo que hice (inventarme una personalidad para mi verdadera cara e intentar ligármelo en una especie de competición conmigo misma), va un trecho. Siempre he sido muy dramática, muy fantasiosa y muy mentirosa. Desventajas de ser una Tanuki, 50% Karen Reed, 50% Alexander Fenris. Supongo que tendría que mencionar a mi padre biológico, pero no me da la gana. En mi defensa diré que mi hermano era todavía peor, pero tenéis la suerte de no conocerlo aún.

    (más…)

  • TRES ENTRADAS EN UN DÍA

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA – ÁTICO DE LOS SOLO-NOVAK, LOUNA

    Bueno, aquí estoy de nuevo, tengo demasiado tiempo libre, pero como sé que os gusta saber de mí, vamos a contar la otra parte del día que decidí mi futuro. Luego no me llaméis pesado por escribir dos veces en unas horas. O por ser la tercera entrada de hoy.

    Después de hablar con mi madre me senté un rato a leer ‘El Marciano‘, un libro que ya tenía unos cuantos años pero que me hacía partirme de risa cada poco con su protagonista. Entre carcajada y carcajada, escuché unas llaves en la puerta de casa, solo podía ser mi padre.

    – [Idris]Papa papa.[/Idris] – le llamé, al verlo cruzar el umbral.

    – [Vincent]Hola hijo. ¿Qué tal?[/Vincent] – preguntó con una sonrisa. Caminó hasta el salón con la cojera un poco más evidente, hoy debía ser uno de los días dolorosos, otros apenas se le notaba. Por suerte ni siquiera esa lesión había minado su ánimo. – [Vincent]¿Y tu madre?[/Vincent] – preguntó, buscándola con la mirada.

    – [Idris]Fuera, con sus plantas.[/Idris] – dije, señalando la terraza. Mamá no había debido oír la puerta, porque si no, ese par de agapornis habrían corrido el uno contra el otro como si no se hubieran visto en años. – [Idris]Necesito hablar contigo de una cosa.[/Idris] – le comenté. Había resuelto mi duda romántica más o menos y ahora necesitaba resolver la laboral, y para eso les necesitaba a los dos. No es que no apreciara la opinión romántica de mi padre, pero sabía que me iba a apoyar sin reservas.

    – [Vincent]Dame un segundo y ya mismo vengo.[/Vincent] – se disculpó. No pude evitar reírme, el tío después de veinte años lo primero que hacía era ir a buscar a mi madre para darse cariñitos. Eh, no penséis mal, nada subido de tono, eso cada uno en su cuarto, coche, playa o lo que sea.

    – [Idris]Vale pero con cuidado, que me veo viejo para tener un hermano nuevo.[/Idris] – bromeé. En realidad me gustaba ver que todavía se querían tanto. Diana había bromeado alguna vez con ellos recordándoles el nacimiento de Mike unos meses después de que siguieran manteniendo que habían empezado a estar juntos como un arreglo. Claaaaro que si. Diana es mi musa, por cierto, mi spirit person.

    Mi madre fingió mirarme mal y volvió de la terraza después de diez minutos. – [Idris]¿Ya?[/Idris] – pregunté, muerto de risa. – [Idris]¿Es que no pensáis en esas pobres plantas?[/Idris] – añadí. Mi mente sucia me imaginó dentro del cactus de la habitación de Ellie.

    – [Vincent]Anda, hazme un sitio.[/Vincent] – papá se sentó a mi lado y cogió unos pistachos de los que estaba comiendo, aunque para él eran avellanas. Cómo se notaba que era de otra dimensión. – [Vincent]¿Qué querías contarme, lo de Elle?[/Vincent] – preguntó. Seguramente mi madre ya había estado cuchicheando con él.

    – [Idris]Sí que ha tardado en cascarlo.[/Idris] – bromeé. No me importaba en realidad, me venía bien el consejo de todos, aunque se lo había dicho a ella no porque tuviera una mente retrógrada que asociase hablar de mi madre con consejos amorosos y con mi padre de trabajo. No, malpensados, así no se piensa, caca. Hablé con mi madre de Elle porque es la hija de su mejor amiga. Bueno y porque había sido la niña de los veinte novios. Y con mi padre tenía que hablar de trabajo porque…no os lo voy a spoilear, ahora lo leeréis, impacientes.

    – [Vincent]A mí me parece estupendo. Si te gusta, adelante. [/Vincent] – me animó. No me esperaba nada distinto de él. – [Vincent]Lo que no sé es cómo no te has lanzado ya con lo suelto que eres para todo.[/Vincent] – sentenció, sonriendo.

    – [Idris]¿Me estás llamando FACILÓN?[/Idris] – exclamé, fingiendo indignarme. No le faltaba razón, bocachancla para todo menos para decirle a Coquito en serio que quería estar con ella. – [Idris]Tomo nota. Pero era otra cosa. Un tema más profesional.[/Idris] – le aclaré. A mis espaldas acumulaba una carrera llamada ‘Historia y Justicia Social‘ que no me había dejado muy claro mis salidas profesionales. Desde que la había terminado, había estado debatiendo qué hacer con mi vida. Como soy un consentido pero no tanto, trabajaba casi todos los veranos en chiringuitos en la playa, era un maestro del pescado frito, pero mi año anterior había sido sabático, porque montar una red de caza de demonios nocturna no cotizaba ni estaba remunerado y los chiringuitos no abren todo el año, por desgracia.

    – [Vincent]No será otra vez lo del «curso de natación nudista», ¿no?[/Vincent] – preguntó mi padre, recordando una de las muchas ideas emprendedoras que había tenido el año anterior. El mundo no estaba preparado para mi creatividad.

    – [Idris]Vale, primero: era una idea estupenda.[/Idris] – comenté, alzando el dedo. Vamos a ver, a todo el mundo le gusta nadar en pelotas y con un buen reclamo físico, como el mío, atraería a muchos clientes y clientas. Pero cuando empecé a pasar más tiempo con Coquito abandoné mis ideas nudistas grupales por ideas de nudismo en pareja. – [Idris]Y segundo: no. Ellie me ha estado convenciendo de que debería aceptar el consejo de Diamond. [/Idris] – añadí, para ir al grano. Diamond Graham era el capitán de la comisaría de policía de nuestro distrito y un viejo conocido de cuando mi padre y el tío Bill estaban en el cuerpo. Me fue cogiendo cariño después del cuarto arresto. En el fondo, creo que sabía algo de lo que se cocía por las noches en Louna. Llevaba un tiempo insistiendo en que me uniese al cuerpo, pero había dudado. El racismo en la policía había sido un tema serio durante mucho tiempo y todavía lo era, así que resultaba un poco difícil quitarse ese estigma, más aún cuando te han detenido varias veces simplemente por ir con otros hermanos por la calle de noche.

    – [Vincent]El Capitán Graham no suele equivocarse en esas cosas.[/Vincent] – comentó mi padre. La verdad es que ninguno de los dos me había presionado nunca, pero yo mismo sabía que no podía seguir sin hacer nada un año más. – [Vincent]Pero tienes que pensarlo bien. No es un trabajo fácil y hay riesgos.[/Vincent] – añadió, señalándose la pierna mala. Os podría contar una historia épica de aquél famoso caso sobrenatural en el que mi padre, el tío Bill y la tía Karen detuvieron a un líder Yokai que llevaba la mafia de Louna y resultó herido, pero la realidad era tan triste como que a mi padre le atropelló un ladrón intentando darse a la fuga porque saltó delante del coche para evitar que se arrollase a un hombre.

    Mi madre entró desde el jardín, el momento perfecto para hacer un dos por uno.

    – [Idris]He estado pensando y creo que voy a hacer el Máster de Crimen Internacional, Conflicto y Criminología para intentar ser negociador.[/Idris] – planteé, mirándoles. Los dos se quedaron en silencio. Mi madre caminó hasta mí y me midió la temperatura con los labios en la frente. Mi padre se echó a reír.

    – [Idris]¿Qué? Soy un tipo serio y responsable….y fue idea de Ellie.[/Idris] – repliqué. Coquito era mi buena influencia, el ancla de mi barco pirata.

    – [Mara]¿Es lo que quieres? Al margen de…lo que opine Elle[/Mara].- preguntó mi madre, mirándome fijamente, siempre tan cauta.

    – [Vincent]Tienes que pensarlo bien. Es tu futuro.[/Vincent] – añadió mi padre. Por primera vez en mucho tiempo, tuve clara la respuesta.

    – [Idris]Sí. Llevo unas semanas pensándolo.[/Idris] – respondí. Me veía apareciendo en una crisis de rehenes con unas gafas de sol y un traje, cogiendo el teléfono y liberando a todos los rehenes con mi labia y algunas frases ‘catchy‘ que soltase mirando a cámara. Quizá diciendo incluso la palabra maleantes. – [Idris]En el mundo hay más cosas malas que las que salen solo de noche.[/Idris] – esa era una de las frases. Reconocedlo, era de póster. Y muy cierta, además, tenía cubiertas las patrullas, al menos de uno de los peores distrintos, gracias a los ‘Drow’. Ellos se sostenían con los trabajos legales que les había buscado y las cosas iban más o menos sobre ruedas. Así que hacía falta que alguien se encargase de los problemas de día. Con mis sentidos de elfo oscuro podía percatarme de cosas que otros no y eso podía ser clave.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti[/Mara].- sentenció mi madre, dándome el segundo abrazo de mamá osa del día. Cualquiera se avergonzaría pero la verdad es que a mí me gustó notar el cariño de mi madre.

    – [Vincent]Te queremos mucho.[/Vincent] – añadió mi padre, como siempre, sincero a más no poder.

    – [Idris]Oh no, ¿ahora es cuando me decís que soy adoptado?[/Idris] – bromeé, como siempre que las cosas se volvían serias y trascendentales. Cuando mi madre se separó, se sentó al otro lado del sofá y se puso a leer mientras papá y yo veíamos una serie de casas en miniatura.

    – [Mara]Si necesitáis algún método anticonceptivo, podéis pasar por la consulta[/Mara].- añadió mi madre al rato. No sé qué estaba leyendo ni quería saberlo, mi madre era práctica para todo. No quería imaginármelos en la cama, de hecho, evitaba específicamente hacerlo porque mi mente tenía la manía de imaginarse a la gente intimando.

    – [Idris]¿Tienes 4XL?[/Idris] – pregunté, sonriendo.

    – [Mara]Ya te gustaría…[/Mara]- replicó ella, negando con la cabeza. Nota mental, no hacer ese chiste en reuniones con los Moondies.- [Mara]Y hablo en serio[/Mara]. – añadió.

    – [Idris]Que sí mamá, de una mala si no encuentro de mi talla podemos engancharnos al EndlessX[/Idris] – bromeé. Endless se había convertido prácticamente en el sustituto de internet, porque te metías directamente en él. No solo para jugar, para hablar, para buscar cosas, para ver películas o series en cines virtuales con gente en la otra punta del mundo. Y sí, evidentemente, internet estaba lleno de porno y gatos, así que Endless también. Habían sacado una línea de sex shop exclusivos incluso.

    – [Mara]¿Te he dicho alguna vez que eres adoptado? Y eso significa….que tienes ticket de devolución[/Mara].- replicó, mirándome, antes de dirigirse a la cocina.

    – [Idris]¡No puedes! ¡Los quemé todos![/Idris] – me levanté del sofá de un salto y solté una risa de villano.

    – [Mara]¿Seguro?[/Mara]- preguntó entrecerrando los ojos.

    – [Idris]Lo encontraré. Y entonces jamás os libraréis de mí.[/Idris] – me tras el sofá y cogí una manta para cubrirme con ella de forma teatral antes de irme

    – [Vincent]Está loco. Seguro que fue el aguacate.[/Vincent] – bromeó mi padre cuando me iba a la habitación. Le escuché comerse unas avellanas y cerré la puerta de la habitación para hablar con Coquito por si se ponían cariñosones. O si por suerte, me ponía yo cariñosete con Coquito y le apetecía hacer una videollamada nudista. Nah, seguro que Ellie no sería capaz ni de hacerse una foto subida de tono. En realidad íbamos a darle a la sin hueso y reírnos un rato de haber conseguido despertar el pastel de sus madres (eran mayoría femenina). Os lo confieso, cada día me caían mejor mis futuros suegros.

     

  • LO QUE NECESITAS ES A… OWEN

    Owen Williams – De Farra en casa

    Sótano/Apartamento de soltero

    No siempre he vivido en el sótano de casa. Al principio, muy al principio, compartí cuarto con Jane. Y si, tenemos fotos de pequeños a juego con la misma ropa. Más adelante me traslade con Elliot y como con Jane acabe dejándole para que tuviese su intimidad.

    Así que me mude a la única parte de la casa donde yo tendría mi espacio. El sótano estaba bien, era como un pequeño apartamento de soltero. Tenía una pequeña nevera con birras, una lavadora espacial por compañera de habitación y una tele de esas viejas enormes por detrás.

    Así que allí estaba, tirado en el colchón, medio en pelotas por una calor sofocante y viendo la reposición de un programa de citas más viejo que matusalén.

    Paige había pasado de Brian porque en la sala oscura le palpo las gafas de la cara y se pensó que iba a ser un empollón fijo. Nada más lejos de la realidad, bueno si, Brian era un cerebrito, era ingeniero, pero estaba petado. La cara de Paige fue todo un poema.

    El caso es que la muchacha al final acabo con un pavo con mechas rubias, algo escuálido y ropa chillona. El amor era ciego, o en este caso daltónico.

    Mientras echaban anuncios empecé a darle vueltas a la cabeza, yo también quiero algo de amor y no, no estoy hablando de darle al  asunto mentes sucias. Quería a alguien que amar y ser amado. Siempre me ha dado miedo abrirme a otra persona, enamorarme, después de todo he crecido en una relación rota, así que lo mismo eran las birras las que estaban hablando por mí.

    Así que estimado diario, como los cuadernos del colegio cuando los niños se aburren y se dedican a garabatear las últimas páginas, vas a tener el honor de portar a mi lista de gente con la que podría mantener una relación.

    Elle: Que empiece por ella no quiere decir nada, que quede claro que no estoy siguiendo un orden preestablecido. Elle es guapa, tiene una sonrisa preciosa, es cariñosa, divertida y en el apartado físico no es que tenga mucho pecho pero lo compensa con un trasero que ni sacado de clases de yoga. El inconveniente es que esta por Idris. Lo que me lleva a…

    Idris: Es alto, si más que yo. Punto macarra. Chocolate sexy. El carisma por encima de las nubes y una sonrisa como la de Elle. No si encima hacen buena pareja y todo. Bueno nunca he probado con un trío ni sé si funcionaria, aunque…

    Sarah, Daniel y Sasha: Puestos a tríos mejor meterse en uno ya establecido, seria la cuarta rueda de ese coche y ya van con bastante experiencia servida. Sería el punto joven y le daría chispa a esa relación. Además solo sería cambiar un sótano por otro. Pero claramente sería un poco violento para Elle y Xander, así que…

    Xander: Lo pongo solo porque estoy barajando todas las posibilidades, puedo intentarlo, hacerle quedarse en medio de la acera, salir de su heterosexualidad preestablecida, y si quiere un Williams aquí tiene a uno. Pero la verdad es que resulta un poco violento porque Xander es algo así como un primo lejano y no quiero quitarle la única opción de ser feliz a Jane.

    Y no, no voy a poner a Jane en esta lista, que compartamos una conexión y que le quiera mucho no tiene nada que ver con esto. El incesto está mal. Continuemos con la casa de Elle y Xander porque tiene posibles pretendientes para un rato como estamos viendo.

    Dante: Ya hemos tenido algún que otro escarceo. Dante es un despreocupado, con él podríamos vivir la vida padre, aunque nunca sería una relación de amor, simplemente sería física, lo mismo muchos en vuestras casas estáis gritando SI, pero busco algo más que eso.

    Rainow: ¿La habéis visto bien? Porque yo sí. Parece una maldita super modelo. Proporcionalmente perfecta. El problema es que no está muy puesta en esto del amor y que literalmente tiene meses de vida, puede ser un poco demasiado raro.

    Henry: Parece simpático, pero es más hetero que Xander. Con este muchacho he sido escueto.

    Laura: Sensual, una impresionante piel café con leche y rica. Tachad esto último que parece que me estoy interesando en ella solo por su dinero. Laura no está mal, aunque como con Dante, creo que nos parecemos demasiado.

    Sophie: Tiene cara de ir siempre enfada con la vida, o tal vez es demasiado seria. La isla esa de Z debe de ser un lugar paradisiaco porque también tiene una piel impresionante, café con galletitas de chocolate. Esta bastante enfocada en su carrera así que si lo nuestro funcionara seria una relación a larga distancia. Y me ha entrado hambre ahora vuelvo.

    Tina: Es dulce, simpática, sensible, cariñosa. ¿Por qué parece que tiene todo lo que busco? Pero es la ex de Xander, y las ex de los colegas son sagradas… aunque también lo son las hermanas… y Xander está por Jane… intrincada cuestión acabo de plantear.

    Leo: Seriamos una pareja de guapos. Posiblemente el tío más sexy de esta lista. Tiene un rollo lacónico que pone mazo porque no sabes si te está haciendo caso o no. Posibilidades de rollo, sí, claro, si él quiere. Como algo serio, me parece a mí que no.

    Noah: Algo esmirriado, pero es simpático. Dicen que las trancas Rakkthathor son algo bastante impresionante de ver, pero es escamoso, como la cuestión. Y besarle posiblemente seria como besar un enchufe.

    Lexie: A ver esta claro que esto no es lo apropiado, ¿pero habéis visto que pechos? Y que ojazos. Es guapa a rabiar. Pero claro viendo este principio hacia su persona está claro que tal vez soy demasiado capullo para ella.

    Niall: Nuestras veladas irían acompañadas de buena música. Chocolate sexy 2.0. El problema que veo es que es gay y a la mínima que me fijara en otra chica esa relación acabaría.

    Cole: Tiene unos ojos claros “penetrantes”, penetrantes entre comillas sí. La segunda mejor barba tras la de Leo. Punto negativo, es medio lagarto, como  Noah.

    Ezra: Tiene pelazo rubio alborotado. Algo serio y reservado. Pero apuesto. Se ha pasado dos décadas congelado, demasiada tensión acumulada en ese cuerpo.

    Vera: Es menor de edad, sácatelo de la cabeza Owen. Aunque puedo hacer como Idris y esperar. Pero como con Jane, es la mejor amiga de Elliot.

    Kaylee: Mi gran crush de la juventud. Creo que quedo claro que nunca llegaríamos a nada la noche del baile. Proceso de sanación de corazón roto al 98%.

    Amy: No sé muy bien qué decir de Amy. Es reservada y misteriosa. A veces siento que le falta algo en la vida, como a mí. Algo que podríamos complementar. Pero Houston, tenemos un problema. Gordo. Si me mordiera podría matarme. Pero a quién no le gusta jugar con fuego.

    Bueno, esto ha sido un entretenimiento curioso y francamente no sé si he llegado a alguna conclusión, pero acaba de volver el programa tras los anuncios y Brian ha vuelto en busca del amor que no le dio Paige. Ojala yo siendo Brian. Encontrando el amor quiero decir.