Moondale

Categoría: 4×04 – Awakenings

  • UNA ESTRELLA EN MITAD DEL CAOS

    LEO ARKKAN

    BOSQUE DE LOS LOBOS – MADRUGADA

    Sentí un tirón y aparecimos en mitad del Bosque de los Lobos. Nada más llegar, percibí la conexión con aquel lugar y la lucha del licántropo que pugnaba por salir.

    Recorrimos un tramo en silencio. Miré un par de veces hacia Kaylee pero ella evitaba devolverme la mirada y caminaba a la altura de Dante, hablando sobre el resto del equipo. Tras un rato, llegamos a un claro donde nos esperaban Jane, Nate, Cole y los amigos de Noah: Lexie y Niall.

    No hubo mucho intercambio de saludos. Casi todos estaban nerviosos por lo que estaba a punto de pasar. No teníamos planes, solo el poder con el que habíamos nacido y la intención de salvar a nuestros seres queridos. Jane estaba especialmente inquieta. Siempre me había parecido una de las más sensatas de todos, pero en ese momento la situación la superaba, como a todos.

    Después de aclarar algunas cosas, la tenue conversación se detuvo de golpe a mi señal. Había captado un olor, pero muy ligero, se perdía en el aroma a los abedules que nos rodeaban. Cerré los ojos y, con miedo, dejé que el licántropo y yo fuésemos uno, sin llegar a ceder del todo. Los colmillos rajaron mis encias al crecer en tamaño. Ese dolor empezaba siendo molesto, pero terminabas notando alivio. Sin embargo, notar las uñas desgarrar la punta de mis dedos era una de las cosas que peor llevaba. El pelo apenas se notaba y los huesos dolían poco al pasar a esa forma más humana que licantrópica. No era muy  lobo, pero sí lo suficiente como para que mi olfato captase un olor familiar. Mi hermano estaba cerca.

    Me coloqué delante de los demás y les hice una seña para que me siguieran. En ese momento era todo sentidos. El viento rozaba mi piel y era capaz de paladear los aromas que dejaba el aire que respiraba. No tarde en empezar a escucharles también.

    – [Zeus]El camino pacífico es la sumisión.[/Zeus] – escuché decir a una voz. El lobo en mí reconoció que era un líder por su tono.

    – [Elle]No hemos venido a luchar[/Elle].- dijo una voz femenina. Era mi prima Elle.

    – [Hades]Pequeñas ratas ladronas.[/Hades] – añadió un desconocido. El licántropo rehuía esa presencia y eso no me gustó nada. No presagiaba nada bueno.

    – [Zeus]Nadie os hará daño si os entregáis a nuestra autoridad.[/Zeus] – afirmó de nuevo el alfa.

    – [Amy]No.[/Amy]- esa voz no podía olvidarla. Ahora no era el lobo quien no quería enfrentarse a esa persona, si no yo, porque era la de Amy. Sabía cómo le había afectado mi marcha y durante años me había protegido evitando hablar con ella. En el tiempo que llevaba en Moondale no había salido del Bosque por no encontrarme a nadie que me reconociese, pero también para no verla a ella, porque no sabía qué decir.- [Amy]Tenían a dos personas en cápsulas, ¿pensáis que estamos tan mal de la cabeza?[/Amy] – su voz seguía siendo la de una alfa y mi licántropo la reconocía.

    Una nueva voz femenina, serena y calmada, habló.- [Atenea]No están preparados para el exterior.[/Atenea]- empezó a decir. -[Atenea]Cuando lo estén, Infinity les dejará ir.[/Atenea] – dudaba que nadie fuese a creerse eso, y menos Noah, con la historia que teníamos en nuestra familia con aquél lugar.

    – [Ezra]No soy ningún experimento vuestro. Quedé atrapado aquí por error. No podéis retenerme.[/Ezra] – esa voz no la reconocí, debía ser una de las personas que habían ido a rescatar. Kaylee no había entrado en detalles pero se suponía que era el famoso Ezra, el hijo de Edward en una realidad alternativa. Mi olfato emparejó la voz con el olor y supe que era otro licántropo. Amy estaba cerca suyo.

    – [Atenea]Crees que estás atrapado, pero estás enfermo.[/Atenea] – respondió la mujer. Apuré el paso y los demás me siguieron. La tensión estaba aumentando, podía sentirla incluso desde allí. Ellos no se iban a rendir e Infinity aún menos.

    – [Hermes]Aún estás confuso por haber despertado tan brusco. Infinity no experimenta, salva vidas. Sin nosotros habrías muerto[/Hermes] – añadió otro de los del otro bando. Noté algo extraño en él, como si yo mismo quisiera creerme sus palabras.

    – [Owen]Tío no erais capaces ni de abrir su cápsula. Lo teníais de adorno en un almacén.[/Owen] – replicó la voz de Owen. No la escuchaba prácticamente desde el día en el que me di cuenta de que no era tan tonto como parecía.

    – [Hermes]Para no exponerlo a un trauma como el que ha tenido que pasar ahora. Su mente está confusa.[/Hermes] – el mismo tipo de antes, tratando de volver lo blanco negro, por desgracia sus palabras tenían sentido. No estaba tan cerca de él como para saber si ese tal Ezra decía la verdad, pero incluso aunque no mintiese, podía creerse la historia porque ese tiempo encerrado hubiese hecho estragos en su mente.

    En ese momento estábamos llegando a un pequeño claro cerca de la linde del bosque que daba hacía la sede de Infinity. No se veían soldados en el horizonte, solo el grupo que ya había olido antes. Catorce personas con uniformes completos en fila frente a los nuestros.

    Al vernos llegar, su mirada se fijó en nosotros. Miré a Noah y asentí cuando le vi sonreír. Por suerte estaba a salvo. Antes de poder saludar a los demás olí algo que no debía estar allí, un olor duplicado. Era tenue, no era exactamente igual, pero sí muy parecido. Mis ojos siguieron el rastro y se encontraron con otra Jane en el grupo de Noah.

    El cambio era sutil, engañana al olfato y a la vista. Evidentemente no engañaba al hecho de que hubiésemos traido otra Jane con nosotros. En cuando los demás se dieron cuenta, cundió el caos.

     – [Amy]¿Qué cojones…?[/Amy] – espetó Amy.

    – [Elle]¿Jane?[/Elle] – gritó Elle, mirando hacia nuestra Jane. Todos empezamos a distanciarnos de ambas. Mi hermano estaba mirando fijamente a su Jane, con suspicacia. El grupo de Infinity parecía confuso, pero irradiaban tanta seguridad que no se habían movido.

    – [Xander]¿Omega?[/Xander] – la voz de Xander parecía a punto de quebrarse. Se alejó de su Jane, aterrado, esperando una respuesta que no fuera la que él ya parecía saber a ciencia cierta.

    – [Kaylee]Aléjate de ella[/Kaylee]. – le gritó Kaylee. La miré, debía haber visto algo que los demás no.

    Por desgracia, fue tarde. La Jane que estaba al lado de Xander hizo un gesto con la mano y nuestra Jane salió volando a toda velocidad contra un árbol. Ni siquiera Noah pudo reaccionar a tiempo.

    -[Ezra] Lo sabía. Sabía que eras tú. [/Ezra] – Ezra se lanzó contra ella pero acabó varios metros más allá, estrellado contra el suelo.

    – [Elle]¡Jane![/Elle] – el grito de Elle se superpuso a las palabras de Ezra y la vi cruzando el claro a toda velocidad para unirse a los que habían ido a ver cómo se encontraba Jane, inconsciente en ese momento.

    La que se hacía pasar por Jane tenía un gesto completamente diferente a la que conocía de toda la vida. Parecía cruel y violenta, todo en su nueva postura lo emanaba. De pronto todos se habían vuelto contra y su respuesta fue desatar una tormenta de arena a nuestro alrededor. Pronto apenas se pudo ver nada. No veía a los demás, estábamos aislados y el caos reinó por todas partes, así que empecé a guiarme solo por mi olfato y mis instintos.

    Necesitaba mis poderes así que me concentré.

    You can be anything you want to be
    Just turn yourself into anything you think that you could ever be
    Be free with your tempo, be free be free
    Surrender your ego – be free, be free to yourself

    Sentí el anillo en mi dedo y mi cuerpo se convirtió en plata pura. La arena ya no me hacía daño, así que me adentré en ella para ayudar a los demás.

    – [Elle]Jane está inconsciente.[/Elle]- escuché decir a Elle, más alejada. La tormenta era más tenue donde se encontraba. Me abrí paso hasta ellas. – [Elle]Noah, tienes que llevártela a un hospital.[/Elle]- vi a mi prima con los ojos brillantes por las lágrimas que estaba tratando de controlar. Mi hermano apareció a nuestro lado, estaba en su forma Rakkthathor y llevaba a una muchacha inconsciente atada a la espalda. Cogió a Jane en brazos. Desapareció y al instante volvió a estar allí, un miembro de Infinity le miraba fijamente, cerca de nosotros, le había cortado el paso. Lo intentó varias veces más, sin resultado. Me preocupó pensar que era más rápido que mi hermano.

    Un cuerpo salió de la tormenta, tosiendo. Era Xander. – [Xander]Elle, el poder de papá.[/Xander] – le indicó a Ellie. Llevaba una espada en la mano y tenía varios cortes, al parecer ya no estábamos peleando solo contra la Jane falsa, los de Infinity habían decidido intervenir.

    – [Elle]¿Y si la quemo y es peor?[/Elle] – preguntó, dudando. Algo la preocupaba, algo que no estaba contando. Podía oler su miedo.

    Un cuerpo fornido salió de la tormenta y se escuchó el sonido de metal contra metal cuando una espada enorme chocó contra la de Xander. Vi sus brazos ceder ante la fuerza de quien estaba atacándole, un tipo de piel oscura con el símbolo de un casco emplumado y una lanza.

    Alguien se lanzó sobre él, evitando que golpease a Xander, y lo echó hacia atrás con un torrente de hielo. – [Idris]No hay nada peor.[/Idris] – dijo, tosiendo.

    El licántropo en mí sintió algo y al ver una punta afilada asomar entre la arena, me coloqué entre Jane y Elle y el atacante, que resultó ser una arquera que no dudó en disparar. Sus primeras flechas rebotaron, pero después empezó a cargarlas con un aura brillante. Una de ellas me rozó el brazo y me hizo un corte, pese a ser de plata maciza. Entonces se giró al escuchar la voz del que parecía el líder.

    Detrás de mí, escuché la respiración profunda de Elle antes de que una luz saliese de sus manos, temblorosas, colocadas sobre Jane. Era el poder de mi tío, nunca había visto a Elle utilizarlo, pero tampoco había hecho falta hacerlo. Era nuestro primer combate y se notaba.

    Al cabo de un rato, Jane volvió en sí. – [Jane]Me encuentro mal.[/Jane] – dijo llevándose una mano a la cabeza. Michael llegó corriendo, había tenido que bordear la tormenta.

    – [Mike]Tenemos que llevárnosla, aquí no la puedo atender bien.[/Mike] – dijo, después de agacharse a su lado y observarla.

    – [Noah]Es más rápido que yo, no me va a dejar pasar.[/Noah] – explicó mi hermano. El tipo nos observaba, listo para lanzarse sobre cualquier en cualquier momento. Me extrañó que no lo hubiese hecho ya. Quizá estaba pendiente de sus compañeros, que debían estar encargándose de la Jane falsa.

    – [Henry]Es rápido, pero no lo suficiente.[/Henry] – un tipo joven al que no conocía, pero al parecer los demás sí, apareció a nuestro lado de pronto. Se había teletransportado, porque de lo contrario habría sentido su rastro acercándose. Llevaba a una muchacha inconsciente a cuestas y caminó hasta Jane.

    – [Elle] Yo no me puedo ir.[/Elle] – le explicó mi prima. Muchos estábamos ya allí, cerca de Jane, cerrando un círculo a su alrededor para protegerles mientras se iban. Kaylee estaba cerca, murmurando un hechizo de protección.

    – [Xander]Tienes que cuidar de ella. Protegedles.[/Xander] – le pidió Xander.

    – [Elle]Xander, tienes que irte tú con Jane.[/Elle] – Elle se acercó a su hermano y le miró frente a frente.

    – [Xander]No os puedo dejar aquí solos.[/Xander] – sentenció. Entendía a Xander, yo tampoco sé si habría podido irme sabiendo lo que pasaba. En el tiempo que tardase ese chico en teletransportarse podrían habernos cogido a los demás.

    – [Elle]Se lo debes.[/Elle] – añadió, mirándole seria. Xander pareció callarse una infinidad de maldiciones, pero todo sucedía demasiado deprisa, nuestro tempo era cada vez más apremiante y caótico.

    Respiré profundamente y empecé a hacer sonar una canción en mi mente. Eso me relajaba mientras los de Infinity nos atacaban, por suerte, una pequeña fracción, el resto se enfrentaba a la otra Jane.

    Aguantamos como pudimos, prácticamente estábamos derrotados porque los poderes de aquellos soldados parecían los de los dioses olímpicos. El más grande, el dios de la guerra, era una bestia que apenas conseguimos parar Xander, Elle y yo. Idris fue listo y se enfrentó a su Poseidón, que pese a estar en inferioridad por poder, no cedía ni un ápice. Un licántropo fue en su ayuda, Ezra supuse. Nate aguantaba solo contra Atenea, que luchaba de forma implacable. Noah se encargó de distraer a su Hermes, pero estaba recibiendo demasiados golpes, hasta que de pronto había dos copias exactas de Noah y Hermes empezó a estar confuso, cerca de ellos, oculta tras un árbol, estaba su amiga Lexie. Su otro amigo, Niall, corrió a ayudarle con un grito que me hizo taparme los oídos. Cole y Dante caminaban sin un paso firme, enfrentándose a un hombre mayor, con la mirada fija en ellos, que parecían ebrios. No vi a Amy ni a Owen por ninguna parte. Kaylee estaba un poco más alejada, temblando. No sabía qué le estaba pasando, pero olía su miedo, su inseguridad.

    – [Idris]Necesitamos un poco de tu mojo señorita Granger.[/Idris] – escuché cómo le decía Idris. Me sorprendió su naturalidad a la hora de hablar de lo que le estaba pasando. Poseidón estaba enzarzado con Ezra, pero Idris se enfrentaba ahora a su versión de Deméter, que estaba alzando literalmente tentáculos de plantas de la misma tierra para apresarle. Quise ir en su ayuda, pero el falso Hefesto no me dejaba margen.

    – [Kaylee]No funciona.[/Kaylee] – respondió ella, mirándose las manos como si quiera enterrar la cara en ellas y esperar a que todo pasara.

    – [Idris]¿Cómo no va a funcionar? ¿Estás oxidada?[/Idris] – le replicó Idris.

    – [Kaylee]No, es que no funciona.[/Kaylee]- respondió, nerviosa. Quise ayudarla, quise decirle algo, pero no se me daba muy bien hablar, quizá por eso escribía canciones.

    – [Idris]Kaylee, necesitas concentrarte. ¿Cómo sabes que no funciona si no lo estás intentando?[/Idris] – insistió. Congelaba sin parar las enredaderas que trataban de llevarle, pero su enemiga no cedía.

    – [Kaylee]Lo estoy intentando.[/Kaylee] – afirmó ella, que permanecía inmóvil.

    – [Idris]No lo intentes, hazlo.[/Idris] – replicó, esquivando un latigazo. – [Idris]Porque yo estoy intentando no morir y veo la cosa muy negra.[/Idris] – aseguró. Una cadena del falso Hefesto me aferraba el brazo, tirando de mí. Tenía una fuerza que parecía que me lo iba a arrancar de cuajo, incluso siendo de plata.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- dijo, paralizada por el miedo. Idris fue a responderle pero recibió un golpe de una rama y salió despedido. Se puso en pie pero le sangraba una ceja.

    – [Idris]Kaylee, tienes dos opciones: seguir ahí diciendo que no puedes mientras mi cuerpo se separa de mi maravillosa cabeza o ayudarnos y salvarnos la vida.[/Idris] – le recordó. No pude evitar mirar hacia Kaylee, estaba preocupado por ella, pero a la vez no era capaz de decirle nada. Ese despiste me hizo recibir un golpe que me tiró al suelo.

    – [Kaylee]Yo no tendría que estar aquí.[/Kaylee] – replicó, aferrándose los brazos.

    – [Idris]Ya, yo tampoco, preferiría una playa y a Coquito en bikini al lado, pero como no hagamos algo, no voy a llegar a eso[/Idris] – insistió. Necesitabamos su magia. La había visto hacer algunos trucos cuando era pequeño y todos sabíamos el poder que tenía Diana.

    – [Idris]Kaylee, levántate por lo que más quieras.[/Idris] – le rogó. Los demás trataban de aguantar como podían.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- olí su tristeza y su estrés. Kaylee estaba pasando un muy mal momento. Quise correr hacia ella y reconfortarla, pero yo no era más que un cobarde. Por eso había dejado de lado a mi mejor amiga, había huído de la fama y me había refugiado de todos los que había conocido durante más de un mes.

    – [Idris]Sí puedes. Te necesitamos.[/Idris] – le recordó. Habría deseado ser como él. Ser yo quien pudiera inspirarla.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- replicó, entre sollozos.

    – [Idris]No vamos a poder[/Idris] – continuó él.

    – [Kaylee]Lo siento.[/Kaylee] – se lamentó ella.

    – [Idris]No digas lo siento cuando puedes cambiarlo.[/Idris] – una enredadera le cogió un pie y después el otro, arrastrándole.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee] – repitió. Una delgada y ágil loba crinos de color pardo empezó a desgarrar plantas para intentar ayudar a Idris, pero la falsa Deméter parecía no estar cansada y sus plantas no daban tregua.

    – [Idris]Claro que puedes. Has venido hasta aquí. Tu hermana está en peligro.[/Idris] – estamos aguantando porque el resto de falsos dioses estaba enfrentándose a la otra Jane, pero no aguantaríamos mucho así, incluso ahora que Poseidón se había internado en la tormenta para ayudar a los otros.

    – [Kaylee]No me merezco la magia, ni nada.[/Kaylee] – se lamentó. Sentía parte de su dolor a través de mis sentidos aumentados y me desgarraba por dentro. ¿Quién era? ¿En quién me había convertido? ¿Por qué no era capaz de llegar a la gente?

    – [Idris]Abre los ojos y mira a tu alrededor[/Idris] – gritó Idris, peleando con todas sus fuerzas con las enredaderas que le devoraban.

    Kaylee abrió los ojos y observó el caos en el que estábamos sumidos. No había duda de que no estábamos preparados. Nuestros padres y madres a nuestra edad ya llevaban mucho tiempo luchando y entrenándose y nosotros nada. Por un momento me asaltó el pensamiento de quién defendería el mundo cuando ellos no estuviesen. – [Kaylee]¿Y qué puedo hacer yo?[/Kaylee] – preguntó, preocupada.

    – [Idris]Protegernos.[/Idris] – dijo, ya con dificultad. Dejé que mi mente flotase de nuevo libre hasta alcanzar el otro anillo, el de titanio. Mi cuerpo se convirtió en titanio puro y no esperé a que mi oponente se adaptase. Tiré de su cadena y la partí con mis manos, lancé el trozo contra él y me abalancé aprovechando su confusión. Él colocó unas manos ardientes en mi espalda y me lanzó sobre su cabeza. Me arrastró por el suelo, horadando la tierra, pero conseguí golpear su brazo y hacer que me soltara.

    – [Kaylee]¿Cómo?[/Kaylee] – preguntaba Kaylee. Estaba recuperando su energía pero todavía tenía dudas.

    – [Idris]¿Eres hija del Fénix o de la gallina?[/Idris] – le espetó, con una mirada burlona. Kaylee se puso en pie y le fulminó con la mirada.

    – [Kaylee]Del Fénix.[/Kaylee]- dijo. El lobo que había en mí la notó más segura, más confiada, y se sintió de nuevo atraído hacia ella. La estructura de los licántropos era más sencilla, respetaban el poder sin tener en cuenta si lo portaba un hombre o una mujer. – [Kaylee]Pero yo no lo soy.[/Kaylee] – retrocedió un poco, pero seguía teniendo su fuego.

    – [Idris]Pues haz como si lo fueras.[/Idris] – le aconsejó Idris. El hielo lo cubría todo a su alrededor pero las plantas no retrocedían.

    – [Kaylee]No va a salir bien.[/Kaylee] – dijo Kaylee, intentando concentrarse.

    – [Idris]Te estás boicoteando, deja de pensar y actúa.[/Idris] -ya casi no podía hablar, las enredaderas le estaban cubriendo y no tardarían en asfixiarle si nadie hacía nada. Traté de librarme y correr hacia él, pero el falso Hefesto me atacaba sin piedad. Aunque sí me di cuenta que ninguno de ellos parecía atacar con el fin de matarnos, si no de capturarnos. No sabía qué perspectiva me gustaba menos.

    El falso dios me agarró por la espalda y trató de asfixiarme con su cadena. Mientras trataba de liberarme, pude ver a Kaylee concentrar su magia. Una especie de aura llameante la rodeaba y las enredaderas que contenían a Idris retrocedieron, ardiendo.

     

    – [Idris]Vale, eso parece el Fénix, así que sigue.[/Idris] – le agradeció, poniéndose en pie mientras se sumaba de nuevo a la lucha.

    – [Kaylee]Puedo con esto[/Kaylee] – dijo en voz alta. Sus ojos brillaron, por un instante creí ver fuego también en ellos. Cuando puso a obrar su magia estaba brillante. Resplandecía como una estrella en mitad de toda aquella vorágine de destrucción. Su magia era una chispa de belleza. Y yo habría creído merecer la oportunidad de estar con ella.

    De un momento a otro una cúpula llameante nos cubrió. El falso Hefesto soltó la presa que me retenía y se vio expulsado por la magia. Kaylee estaba apartando de nuestro camino a los falsos dioses, empujándolos a la tormenta de arena.

    – [Idris]Ya has podido.[/Idris] – la animó Idris, acercándose, con una sonrisa agradable. Ella le devolvió un abrazo y pensé que podría haber sido él, que tendría que haber dicho algo para ayudarla y en lugar de eso me había quedado allí, sin hacer nada.

    – [Kaylee]Gracias.[/Kaylee] – dijo. Por un instante nuestras miradas se cruzaron, pero enseguida sus hipnóticos ojos avellana se apartaron.

    Los falsos dioses no tardarían en volver a aparecer y Amy y Owen no estaban entre nosotros, así que mientras los demás se preparaban para huir, me adentré en la tormenta de nuevo. Escuchaba el combate y un eco de algún grupo de heavy metal que no conocía resonando de fondo. – [Owen] Me has tomado por un imbécil. Como a tu Owen[/Owen]. – escuché decir a Owen. Identifiqué una figura dando tumbos entre la tormenta, frente a mí.

    – [Omega]Hermanito, con lo que te gustaba jugar conmigo a Frozen.[/Omega]- respondió una voz que pese a ser la de Jane, no se parecía en nada. Había muy odio reprimido en sus palabras, mucha ira. La música procedía de ella, de sus auriculares.

    – [Owen] Muy gracioso que digas eso. Tienes el corazón congelado por lo que veo.[/Owen] – espetó Owen. Caminé, tratando de acercarme a ellos.

    – [Omega]Hazme un muñeco de… fuego…[/Omega]- canturreó, imitando una de las canciones. Recuerdo haber cantado de pequeño casi todas las canciones de Disney, así que escucharlas de esa forma me daba escalofríos. – [Omega]¿O no era así? [/Omega]- preguntó. Vi un destello de luz rojizo.

    – [Owen] Puede que tengas mi poder, pero el maestro de las llamas soy yo.[/Owen] – declaró Owen. No sabía qué estaba pasando pero parecía tener el poder del propio Owen, además de manipular la arena y la telekinesis de antes. Noah me había confesado cuando ya éramos mayores que Jane no estaba enferma como nos habían dicho, si no que su poder podía robar los poderes de otros que tocase, pero a costa de llevarse también su vida. Los destellos aumentaron y la arena se sumó al sofocante calor de las llamas, que por suerte notaba con menos intensidad en mi cuerpo de plata.

    – [Dionisio] O ya estoy borracho, o cada vez hay menos gente.[/Dionisio] – escuché decir a uno de los falsos dioses de Infinity, el más viejo.

    – [Dante]Puta mierda de poder.[/Dante] – se quejó Dante, cerca de él.

    – [Zeus]La prioridad es el sujeto Omega, pero no podemos dejar que escapen.[/Zeus] – escuché decir a la voz del líder. Supuse que esa era ella, ‘Omega’. La tormenta empezó a difuminarse ahora que ella luchaba contra Owen y los falsos dioses.

    Vi que Dante y Henry se estaban turnando para ir teletransportando a todo el mundo a un lugar seguro. No veía a Kaylee y a Noah por ninguna parte, así que esperé que ya estuviesen a salvo.

    Dante me hizo una señal, pero no podía dejar a Owen allí. Un estallido le lanzó varios metros más allá de ella. Cuando se incorporó, tenía delante una enorme licántropa hispo que lo agarró por la camiseta y se lo lanzó encima, corriendo a toda velocidad hacia nosotros. Reconocería su pelaje en cualquier parte.

    Los falsos dioses intentaron interceder. El más viejo era el único que estaba cerca e intentó embriagarles, pero Amy siguió corriendo.

    – [Owen] Porque me están arrastrando que sino te ibas a enterar…. uy que pelaje más suave.[/Owen] – gritó Owen con el puño alzado, bajo los efectos de su poder.

    En cuanto estuvieron en el radio de acción, Dante nos cubrió de oscuridad y el bosque dio lugar a la amplia zona de reuniones del edificio central de la Escuela Legado.

    Todos los demás estaban allí, salvo Xander, Mike y Jane. Después de comprobar que todos estuviésemos enteros, me di cuenta de que aún seguía siendo de plata y desactivé mi poder. Ya estábamos a salvo, por el momento. – [Nate]Estáis castigados tanto tiempo que vuestros nietos van a estar castigados también.[/Nate] – bramó el vozarrón de Nate.

    Infinity no dejaría estar las cosas tan fácilmente viendo los recursos que tenía a su disposición y era una empresa que prácticamente controlaba el mundo, con hilos en todas partes y su propio ministerio. Y por si eso fuera poco, había visto escaparse en el último instante a la versión malvada de Jane. Había desplegado unas enormes alas blancas y se había alejado mientras su telekinesis mantenía a raya a los falsos dioses. No estaba seguro de que Dante lo hubiese visto también, pero estaba mucho más silente y taciturno de lo habitual, así que probablemente pensaba lo mismo que yo. Omega era la asesina de su madre.

  • NO TE HAGAS ILUSIONES

    Lexie – Residencia Universitaria ‘Fenris’

    Noche

    Me estaba costando horrores concentrarme. Navegaba por el catálogo de InfiniTV con la esperanza de dar con el vacía cocos perfecto. Gossip Girl, Élite y Pretty Little Liars. Nada, no era capaz de aguantar más de cinco minutos. ¿Y si probaba con Friends? La comedia más famosa de los noventa seguía teniendo gracia cuarenta años después, pero el problema era yo.

    Desconecté la tele decidida a escuchar música, pero no me animaba ni Ariana Grande. Esa debía ser la señal inequívoca de que algo iba mal, pero no quería admitirlo. La culpa de todo la tenía Noah. Si no se hubiera empeñado en jugar a los héroes, no habría tenido que negarme. ¿Tan difícil era de entender que no me apetecía salvar el mundo? ¿Qué había hecho el mundo por mí?

    El problema estaba en que, por muy igual que me diera el destino de la humanidad, porque total, era la hija de un magnate y seguro que había algún búnker en el que nos acogerían, no me pasaba lo mismo con Noah.- [Kaylee]Sé que soy la persona que peor te cae de todo el mundo, pero Noah te necesita[/Kaylee].- en algún punto, había abierto la puerta y ante mí estaba la versión desmejorada de Kaylee MacLeod en peto.

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  • NUNCA LIBRES

    NOAH ARKKAN

    NOCHE – INFINITY

    – [Owen]Tú no has visto nada.-[/Owen] dijo Owen, cuando llegué a recogerle. El recipiente de muestras de sangre estaba carbonizado. Lo que debería haber sido un suspiro, por el material genético perteneciente a los Moondies y algunos de los Daë, era más bien una preocupación, porque el de Omega también se había ido con ellos. No podía culpar a Owen tampoco, solo quería proteger a su hermana, pero a qué precio.

    – [Noah]Vamos, aún queda un camino libre.[/Noah] – le hice una seña para que estuviese preparado. Había ido dejando a los demás en subterráneos más cercanos y el nuestro era uno de los últimos.

    – [Owen]Tratame con cuidado. Ya sabes que me mareo.-[/Owen] respondió. Me resultaba difícil enfadarme con él. Era una buena persona, lo conocía desde hacía el tiempo suficiente como para saberlo, pero cuando se trataba de proteger a alguien que le importaba, podía ser un poco imprudente.

    Le cogí en brazos y sentí un fuerte pinchazo en el costado, donde la herida que me había hecho uno de los guardias aún no había sanado.

    – [Owen]Si luego te vomito…-[/Owen] le escuché decir cuando me vi forzado a parar en mitad de un pasillo, para evitar a unos guardias y porque el costado me estaba matando. Más despacio de lo habitual, aunque lo suficiente rápido como para que Owen no se diese cuenta.

    En lugar de atravesar el pasillo, crucé las puertas que comunicaban los laboratorios y tuve cuidado de cerrar suavemente la puerta que volvió a llevarme al pasillo, esta vez detrás de los guardias. Seguí mi camino descendiendo las escaleras lo más rápido que podía hasta el último de los subterráneos. Me sentía dolorido y mareado, pero no podía detenerme allí. Finalmente llegamos y me detuve frente a los ascensores. – [Owen]…no te quejes.-[/Owen] consiguió decir antes de doblarse tratando de contener las náuseas.

    – [Noah]Este es de los que menos celdas tiene.[/Noah] – dije, disimulando el dolor e intentando no llevarme una mano a la herida. Mi respiración estaba agitada y estaba sudando.

    – [Owen]Me encanta cuando me traes a sitios bonitos.-[/Owen] comentó, echando un vistazo a nuestro alrededor. Comparado con el resto de subterráneos, éste no se había rehabilitado y vuelto a utilizar. El blanco impoluto del resto de las instalaciones dejaba paso a gris oscuro, negro en algunas zonas, eco de un incendio que lo había consumido todo. Había manchas viejas en las paredes, sangre seca de hacía décadas. Algunas de las paredes frontales de cristal estaban rotas y cuando más avanzábamos hacia el final del pasillo, más destrozado estaba todo.

    – [Noah]Ten a mano esas llamas…que esta cita se está poniendo siniestra.[/Noah] – le avisé, algo inquieto. Había algo que me preocupaba y aún no le había contado a ninguno. Mientras les dejaba a todos en los diversos subterráneos me había llevado la desagradable sorpresa de que la mayoría volvían a estar ocupados por prisioneros, igual que cuando habían experimentado con los Moondies. Había reconocido incluso algunas caras gracias a la memoria genética, entre ellos: la vampiresa Alice,  April la Satellite hija de ‘Mental’ y algunos protegidos de Z que no había ido a la isla, como Khrisna que parecía no haber envejecido ni un solo día desde los recuerdos de mi padre del Palacio. Lo que quedaba de las luces titilaba y a medida que avanzábamos empezaban a estar completamente apagadas, solo iluminados por la tenue luz de emergencia sobre cada celda.

    – [Owen]Nadie me dijo que ibamos a meternos en una pelicula de terror.-[/Owen] admitió Owen, haciendo bailar una llama entre sus dedos, inquieto.

    – [Noah]Dentro de un rato tendré que irme a ver si ya no hay soldados por los pasillos.[/Noah] – le expliqué. Cuando estuviera todo más o menos despejado tendría que correr lo más rápido posible para sacar a los demás. Podría haberlo intentado ya pero no sabía qué medidas tendría Infinity preparadas y no quería que supiesen más de mi poder de lo que ya debían conocer. Habíamos cometido el error de darles todo nuestro perfil biológico para conseguir jugar en el mundo definitivo de los videojuegos evitando trampas.

    – [Owen]Si. Dejemos al gracioso ser el primero en morir solo. Aunque lo contrarresto siendo el deportista.-[/Owen] comentó Owen, mirándome. Era la típica historia de miedo, muy distinta de la realidad, donde todos estábamos en peligro. Pensé en Allie, en que quizá no volviese a verla. Mis días podían convertirse en ser el sujeto de los terribles experimentos de Infinity, alejado para siempre de todos. Pensé también en Lexie. – [Owen]¿Estas bien?[/Owen] – preguntó. Me giré y vi que me observaba, preocupado. No debía tener muy buen aspecto, y eso sin contar con la herida que me atravesaba a cada paso.

    – [Noah]Sinceramente, no. Tengo todos los recuerdos de mi padre y aquí le hicieron… le torturaron…[/Noah] – confesé. La mayoría de los «hijos e hijas» ya lo sabían. Mi padre lo llevaba con normalidad, sin atribuirle importancia, pero cuando era pequeño, aún poco acostumbrado a la memoria genética, me aventuré en los recuerdos de su tiempo en la Iniciativa y lo que sentí me acompañaría toda la vida.

    – [Owen]Te comes demasiado la cabeza. Piensa en otras cosas mientras estamos aquí. No sé, los 20 exámenes que tienes que hacer de las carreras que te estás sacando.-[/Owen] sonreí para despreocuparle. Los exámenes nunca habían sido un problema, el inconveniente siempre había sido no ceder a la tentación de entrar a la memoria genética y sacar todas las respuestas.

    – [Noah]Por este lado parece que no hay salida.[/Noah] – llegamos al final del pasillo y nos encontramos con que, al contrario que el resto de subterráneos de celdas, que tenían ascensores y escaleras a cada lado, este estaba cerrado por un enorme muro de hormigón reforzado. La última de las celdas era diferente al resto. No tenía una pared frontal de cristal, si no de metal, que ahora descansaba a un lado, doblada. Me agaché para tocar el metal y vi que no era un material normal, si no uno mucho más resistente. Me pregunté qué clase de criatura podría doblar ese muro así.

    – [Owen]A saber qué es lo que tenían aquí encerrado.-[/Owen] preguntó, mirando el interior de la celda, que parecía ser el origen del incendio que había calcinado el resto.

    Pasé una mano por encima de la placa del muro de metal para quitar la ceniza y entonces lo leí: ‘Celda Omega’.

    – [Owen]No hace falta ser un genio para ver que me mató y se quedó con mi poder. Genial Owen, menudo pringado.-[/Owen] comentó la voz de Owen, detrás de mí. No había llegado a contárselo nunca, no me parecía que fuese lo mejor para él. Pero sí, ese fuego había sido obra del poder del Owen de esa realidad, de Victor. Así que era cierto, Verónica había estado aquí y se había fugado la misma noche que se marcharon la tía Sarah y el resto de los primeros capturados.

    – [Noah]Y a Leo, Amy…[/Noah] – fue como si mi boca estuviese contectada directamente a mi memoria y lo que había contenido durante años empezase a salir. Antes no había motivo para alarmar al resto, ahora había que ser conscientes de la amenaza que llevaba suelta más de veinte años. – [Noah]Será mejor que no pensemos en eso ahora.[/Noah] – dije para mí mismo, intentando no abstraerme de mi propio yo. En ese momento, se escuchó un golpe cuyo eco resonó por el pasillo. – [Noah]¿Has oído eso?[/Noah] – le pregunté. El ruido había venido de unas celdas más atrás. Alguna en la que no nos habíamos fijado.

    – [Owen]Me dices que no piense en eso y me saltas con que has escuchado un ruido.-[/Owen] susurró, mientras caminábamos con cuidado hacia ella. – [Owen]Que sean ratas, que sean ratas…[/Owen] – pidió, preparado para atacar a lo que fuese.

    – [Noah]Que no sean ratas, que no sean ratas.[/Noah] – pedí yo también, no eran mis animales favoritos. Llegamos hasta la celda, una que estaba apenas marcada por las llamas. Había alguien encerrado allí, aunque no estaba seguro de si llamarlo «algo». Era más máquina que humano, tanto que ni siquiera sabía si primero había sido uno o lo otro. Toqué uno de los paneles del muro de cristal y leí su dossier. ‘Proyecto Cryad’, un viejo experimento de la Iniciativa con el que no querían experimentar, lo habían relegado a ese sótano, que al parecer iban a restaurar e iba a contener los desechos vivos con los que no quisieran seguir investigando.

    – [Noah]Parece que no están tan vacías.[/Noah] – admití. No había muchas ocupadas, después de echar un buen vistado. La mayor parte de los sujetos estaban dormidos o en estado de hibernación dentro de las celdas. A uno de ellos lo reconocí, era el androide del equipo Adams-Zero.

    – [Owen]Fijo que hubieses preferido una rata ahora.-[/Owen] comentó Owen. Sin duda. No sabía cómo podríamos salir de allí y seguir viviendo mientras Infinity tenía ese circo de los horrores y mantenía encerrados a todo tipo de personas.

    – [Noah]Tenemos que salir de aquí cuanto antes.[/Noah] – le dije. Aunque fuese arriesgado, teníamos que salir de allí ya, no había tiempo. Por el camino intentaría descubrir si podía liberar al resto, pero viendo cómo estaban las cosas, tenía que poner primero a salvo a los demás, aquél lugar era aún más peligroso de lo que habíamos pensado. Tenían mucho más poder e información que la Iniciativa. – [Noah]Necesito que me guardes una cosa. Por si no…sale bien.[/Noah] – saqué una pequeña caja con un artefacto en su interior, un prototipo de audífono de última generación que había cogido de uno de los laboratorios al volver a buscar a Owen. Se lo tendí.

    – [Owen]¿Seguro que me lo quieres dar a mí? Puede acabar chamuscado.-[/Owen] preguntó, sujetándolo. – [Owen]¿No es mejor que salgas corriendo y lo pongas a buen recaudo?-[/Owen] sugirió. Negué con la cabeza.

    – [Noah]Si hay que correr, tengo que ser el último[/Noah] – afirmé. Owen accedió y se lo guardó en la chaqueta. Suspiré y dejé que mi lado demoníaco viese la luz. Era un poco más lento como Rakkthathor, pero sin duda mucho más resistente. El dolor de la herida remitió un poco, no estaba curada del todo, pero con suerte se regeneraría más rápido en esa forma. Cogí a Owen con un brazo y me lo eché al hombro antes de atravesar a toda velocidad los pasillos.

    El camino no fue nada fácil, tomé muchos desvíos y me encontré con callejones sin salida, sin ni siquiera poder pararme a conseguir más información de los cientos de experimentos e investigaciones con los que me encontraba. Finalmente conseguí llegar al Subterráneo en el que había dejado a Henry y S.H.E sin que los guardias me viesen.

    – [Noah]Tenemos que irnos ya.[/Noah] – tenía la respiración agitada, incluso en mi forma Rakkthathor, en alguna ocasión había tenido que poner a prueba mi velocidad para evitar que los guardias viesen una puerta abriéndose, seguramente atarían cabos rápidamente.

    Me fijé en que pocas de las celdas de ese subterráneo estaban vacías. Había todo tipo de personas allí, sobrenaturales principalmente, nada de seres artificiales como los que había visto en el último de los subterráneos.

    – [Henry]Supongo que cuando nos dejaste aquí no te diste cuenta de que no estábamos solos.-[/Henry] – comentó, señalando las celdas con preocupación.

    – [Noah]Iba demasiado rápido. Cuando dejé a Ezra y Amy lo vi y me imaginé que el resto estaría así, pero este…está completamente lleno.[/Noah] – estaba un poco sobrepasado. Conseguir que saliéramos nosotros de allí ya parecía un milagro viendo lo preparados que estaban. Salvar a todas las personas allí cautivas era…imposible.

    – [Henry]Todo este tiempo aqui y tenian más de dos personas encerradas.-[/Henry] replicó con frustración. Henry había trabajado en secreto allí durante uno o dos años y había arriesgado todo para salvar a Ezra y S.H.E. cuando en realidad había tantas personas allí.

    – [Noah]No sé si podremos sacarles a todos.[/Noah] – les dije. Había tenido tiempo a ver lo que más me interesaba en los diferentes viajes, lo que nos impediría salir de allí con facilidad. Había puertas bloqueadas por muros de emergencia de metal que ni se habían movido con un golpe a plena velocidad, por no mencionar varias medidas de seguridad que impedirían abrirlas cortando la corriente. Solo Henry podía conseguirnos salir, esperaba que tuviese algo preparado.

    – [Owen]¿Y si alguno no merece ser liberado? ¿Y si alguno es un asesino como Omega? Demasiados y si…-[/Owen] pensó Owen en voz alta. No le faltaba razón, liberándoles podríamos llevar problemas al mundo, pero problemas que ya estaban allí antes de que los capturasen. Si les dejábamos allí solo estaríamos poniéndonos del lado de Infinity.

    – [Noah]Tendremos que salir primero y pensarlo después.[/Noah] – dije con pesar. Era una derrota y a veces hay que asumirlas, pero sería una victoria si al menos estábamos con vida, listos para volver a planificar. Intentaría sacar a April al menos, que estaba encerrada en el subterráneo en el que estaban Elle e Idris. Tenía muy mal aspecto, no sabía si aguantaría a una segunda incursión.

    – [Owen]Bueno speedy, sacame de aquí. Diría de que te llevaras primero a la hermana perdida de Xander y Elle, pero no es plan de dejarla sola en el bosque.-[/Owen] intervino Owen, sacándome de mis pensamientos. Asentí, tratando de no mirar a las caras de la gente que estaba allí cautiva, porque me torturarían durante mucho tiempo.

    Negué con la cabeza. – [Noah]Os llevaré a los tres.[/Noah] – aclaré. No podía dejar a ninguno solo. Cuando saliésemos de Infinity solo tendría tiempo a dejarles en mitad del Bosque de los Lobos antes de volver a por los demás, no podía arriesgarme a perder ni un segundo. Mientras estuvieran fuera, eran vulnerables, igual que dentro, así que nadie podía quedar solo.

    – [Henry]¿Podrás con los tres? -[/Henry] preguntó Henry, preocupado.

    – [Noah]No hay más remedio.[/Noah] – aclaré. No pasaba demasiado tiempo como Rakkthathor y no controlaba totalmente cuánto peso podía llegar a levantar mientras corría, pero creía que podría llegar fuera con ellos. Luego solo serían dos de cada vez.

    Ellos asintieron, preparados. Me até a S.H.E a la espalda con ayuda de ellos dos, poniendo cuidado en  que no se hiciese una herida con mis escamas. Estando inconsciente era la que peores posibilidades tenía si salía despedida. Luego me eché en cada hombro a uno de ellos y los agarré por la cintura.

    – [Owen]A ver donde pones las manos que estamos muy rejuntados.-[/Owen] solté una risa, la presión tenía que salir por algún lado y era una suerte que fuese risa y no echarme a llorar. Al estar en forma de Rakkthathor sonó un poco como un aspersor por mis afilados dientes. Tenía que haber abierto la boca.

    – [Noah]Henry. Avisa cuando lleguemos al pasillo de salida.[/Noah] – le pedí. La idea era detenerme en las salidas que había visto para asegurarme de cuál era la buena.

    Asintió, inseguro, y eché a correr. Noté como se removían incómodos por la velocidad. Subir las escaleras con su peso no era nada fácil, pero continué corriendo. Paré varias veces en direcciones de las que no estaba seguro, pero con las indicaciones de Henry conseguimos llegar a la puerta que había dicho. Traté de memorizar algunas cosas para poder guiarme luego de vuelta. También tenía un cierre de emergencia, así que nos quedamos frente a ella, esperando.

    Henry se conectó al panel pero su tarjeta no respondía. Escuché unos pasos acercarse a nuestra dirección y un disparo me rozó el hombro. No era una bala, si no algún tipo de tecnología aturdidora. Por suerte mis escamas me protegieron y entre Owen y yo les despachamos. Sabían que estábamos allí así que era cuestión de tiempo que llegasen refuerzos.

    Después de una interminable espera, el portón empezó a deslizarse hacia arriba, Henry lo había conseguido. Sin esperas, les cogí y atravesé la puerta sin frenar hasta llegar a  la linde del Bosque de los Lobos. Les dejé allí y salí corriendo sin despedirme, encomendándome a todos los poderes ocultos del mundo para que siguiesen a salvo cuando regresara.

    Un remolino de guardias armados me esperaba al volver. Tuve poco espacio para cruzar y recibí el impacto de una de sus armas, pero esta vez me incapacitó en el suelo. Temblaba, temiendo que eso fuera el fin, que terminaría convertido en uno de sus experimentos, encerrado en una cápsula mientras jugaban a despertarme y dormirme. Temí no volver a ver a Allie, a Lexie, a mi familia y a mis amigos.

    Pero me puse en pie. Había gente que dependía de mí y no podía quedarme allí. Arrollé a los guardias a toda velocidad sin mirar atrás y corrí hacia el siguiente subterráneo. Xander, Jane, Elle, Idris, Ezra y Amy me esperaban y dependían de mí, no podía defraudarles.

    Me forcé a actuar por instinto, solo la idea de elegir al siguiente al que recoger me hacía pensar que podía estar tomando una decisión sobre quién era libre y quien no. Xander y Jane fueron los primeros que encontré, así que sin muchas explicaciones los cogí y me los llevé al bosque junto a los demás. Ellos se encargarían de explicarles, no tenía tiempo para discutir con Xander, que querría volver a entrar hasta que todos estuvieran a salvo.

    Luego les siguieron Ezra y Amy, un viaje un poco más incómodo porque los dos iban algo ligeros de ropa. El camino cada vez era más difícil. Tomaba rutas y atajos pero Infinity estaba muy bien pensada e trataban de evitarlo con ímpetu. Aun así, parecía estar yendo demasiado bien y eso me hizo sospechar. Todo lo que tenían allí, todo el material, los artefactos y los experimentos, tenían mucho poder y estaba consiguiendo superarles. Idris y Elle me recibieron con un sobresalto, visiblemente impactados por el hecho de que hubiera muchos más cautivos en las celdas.

    – [Elle]¿Cómo estás, Noah?[/Elle] – preguntó mi prima, preocupada. Conseguí parecer calmado, más o menos.

    – [Noah]He sacado a casi, todos, faltáis vosotros.[/Noah] – me notaba cansado, mi cuerpo pedía a gritos cuatro cenas y estaba nervioso por no conseguir sacar a todos de allí y porque no sabía si los demás estarían a salvo en el bosque. April estaba tumbada en la cama, inmóvil en su celda.

    – [Elle]Tienes que descansar.[/Elle] – me recomendó, apoyando una mano cálida en mi hombro.

    Negué con la cabeza y me apoyé en las rodillas mientras recuperaba el aliento. – [Noah]Cada vez hay más guardias y solo he podido llevar al resto al bosque.[/Noah] – les expliqué. Temía que los soldados llegasen a ellos, eran muchos y muy armados.

    – [Idris]¿Y toda esta gente?[/Idris] – respondió Idris, señalando a los cautivos. Guardé silencio, con un nudo en la garganta.

    – [Elle]Esto nos está sobrepasando.[/Elle] – admitió mi prima. No éramos los Moondies, ellos habían conseguido sacarlos a todos y nosotros no estábamos seguros de poder salir con vida.

    – [Noah]Tenemos que intentar sacar al menos a April.[/Noah] – dije, señalando su celda. No estaba seguro de si ellos la conocían. Ted y ella se habían ido a la isla antes de nacer nosotros. – [Noah]Tiene mal aspecto.[/Noah] – añadí. Elle asintió, acercándose a su celda. Debía estar enferma, quizá habían experimentado demasiado con ella.

    Idris se acercó tras ella y empezó a toquetear la terminal que había en el propio muro de cristal. Al ver que no conseguía abrirla, los dos intentamos moverla y golpearla. Incluso con nuestros poderes, permaneció intacta.

    – [Idris]No podías ser un puñetero cristal normal.[/Idris] – maldijo. Nada funcionaba, no se movía, no podíamos hacer nada por April. Solo dejarla allí, abandonada a su suerte.

    Empecé a sudar, algo que no era muy habitual estando enclaustrado en mis escamas Rakkthathor. El cuerpo me pedía echarme a llorar por la frustración y el dolor, pero traté de contenerlo. Idris seguía maldiciendo y fue como si todo pasase a segundo plano.

    No conseguía apenas moverme, no quería irme de allí para no dejar abandonada a April y no podía hacer tampoco nada por salvarla. Estaba completamente derrotado. Los tacos de Idris seguían resonando, hasta que cesaron.

    Volví a enfocar la vista y supe qué le había detenido. Elle caminaba con paso firme hacia el muro de cristal, sin mirarnos a ninguno. Había algo diferente en ella, y cuando más se acercaba al cristal, más se acrecentaba.

    Cuando mis ojos se acostumbraron a estar enfocados, me di cuenta de que la piel de Elle emitía destellos, era como si resplandeciese con una luz que salía de su interior, iluminándola como si fuese una llama en el interior de un diamante.

    Al principio pensé que era el poder de mi tío, pero le había visto usarlo en persona y en los recuerdos de mi padre y no se parecía en nada a eso. Vi a Idris mirar aterrado a Elle desde el frente y me moví un poco, siguiendo su mirada. Una especie de tentáculos de luz surgían de su pecho, creciendo, como lenguas de luz de múltiples colores.

    Entonces llegó al cristal y posó su mano sobre él. El muro que habíamos sido incapaces de derribar con todas nuestras fuerzas se convirtió en arena cristalina, cubriendo los pies de mi prima. Pero no solo ese muro, si no todos los de ese subterráneo se vinieron abajo. Los primeros prisioneros empezaron a salir de sus celdas, perplejos.

    Elle se derrumbó y corrí para evitar que cayese al suelo. La sujeté entre los brazos e Idris se puso al otro lado en unos segundos, así que me aparté para dejarles al ver que ella estaba consciente pero confusa.

    – [Elle]No sé qué acabo de hacer.[/Elle] – confesó. Ni ella ni probablemente nadie.

    – [Idris]¿Estás bien?[/Idris] – le preguntó. Me agaché a su lado y aproveché para tocar la arena. No había rastro de que una vez hubiese sido ese robusto cristal.

    – [Elle]Supongo.[/Elle]- vi que temblaba. Sabía lo que había hecho pero se había movido en una especie de trance. Eso no podía tener nada que ver con un poder, no funcionaban así.

    – [Idris]No pasa nada.[/Idris] – la tranquilizó Idris, haciéndome una seña. Entré a la celda y cogí a April. Poco la ataba ya a la vida, estaba muy debilitada. Vi marcas de inyecciones en sus brazos y un dispositivo metálico en su sien.

    Cuando salí, mi prima se estaba mirando las manos. Quise reconfortarla diciendo que no pasaba nada, pero mientras recogía a April había recordado una conversación que había visto en las memorias de mi padre. Una conversación entre todos los Moondies que se había llevado a cabo poco antes de nacer Xander y una vez más cuando se supo que Elle iba a ser una niña. Era la primera Kvasir nacida de la que se tuviera registro. De su raza solo había constancia del nombre: Vanir.

    Por suerte, Idris era menos preocupado y la estrechó en un abrazo. A veces solo hace falta eso para reconfortarse.

    – [Noah]Tenemos que salir ya de aquí.[/Noah] – no quería interrumpir porque me preocupaba mi prima, pero la situación era peligrosa y tenía que volver a salir de allí con tres personas a cuestas, sin tener en cuenta todos los prisioneros que empezaban a buscar una forma de huir y algunos no parecían amigables.

    – [Idris]Eres la mejor.[/Idris] – la animó Idris, mientras se ponía en pie.

    – [Elle]Eso ya lo sabía, pero gracias.[/Elle]- respondió, disimulando el miedo que aún le recorría el cuerpo. Ellie era experta en que pareciese que todo iba bien.

    – [Idris]Vamos, cuando salgamos te invito a un Coquito Helado.[/Idris] – le escuché decir.

    Con su ayuda, me até de nuevo a April a la espalda y me los eché a los hombros. El camino estaba lleno de guardias, pero ahora tenían que lidiar también con todos los prisioneros que se habían escapado de ese sótano. Querría haberles ayudado, pero no tenía forma de proteger a los míos y ayudarles a ellos también.

    Cuando finalmente llegamos al bosque junto a todos los demás, suspiré, al ver que estaban a salvo. – [Noah]Vámonos de aquí cuanto antes.[/Noah] – pedí, inquieto. Sentía algo raro, un miedo continuo a que algo iba a salir mal.

    Por desgracia esa vez mis sospechas se cumplieron. Escuché un estruendo a mis espaldas, como si un rayo partiese la misma tierra. Eran algo más de una docena de distintos sexos y nacionalidades, todos vestidos con una especie de trajes tácticos con un símbolo en el pecho.

    – [Zeus]Dejad las armas y entregaos pacíficamente.[/Zeus] – uno de ellos se adelantó, era alto, de pelo oscuro y piel tostada. Llevaba un traje táctico gris claro con un rayo en las solapas.

    – [Ares]Pero si peleáis será más divertido.[/Ares] – añadió otro, con un traje negro. Su símbolo era un casco emplumado cruzado por una lanza.

    – [Noah]¿Quiénes sois?[/Noah] – pregunté, sorprendido. Habían aparecido allí demasiado rápido y parecían muy seguros de sí mismos. Temí la respuesta, había visto muchas cosas en aquél lugar.

    – [Zeus]Somos el Escuadrón Alfa. Defensa privada de Infinity.[/Zeus] – aclaró el del símbolo del rayo.

    – [Hermes]Los Olímpicos para los amigos.[/Hermes] – comentó otro, despreocupadamente. Su traje era de color marrón y llevaba unas sandalias aladas como símbolo.

    En ese momento até cabos, el rayo de Zeus, la lanza de Ares y ese que acababa de hablar debía ser Hermes. Infinity se había creado un equipo de seguridad a su medida y a saber con qué clase de poderes y mejoras.

    Nos superaban en número y probablemente nos superasen en poder, pero algo estaba claro, si nos capturaban, no seríamos nunca libres.

  • EL DESPERTAR DEL LOBO

    Ezra Walker

    NOCHE – SEDE DE INFINITY (ANTIGUA INICIATIVA)

    Aun tenía una fina capa de escarcha por el cuerpo y notaba los músculos entumecidos, pero sentaba bien moverse de nuevo. Aunque aun no era libre, no del todo, y ambos lo sentíamos. El lobo estaba despierto y quería salir.

    Acababa de cambiar una prisión inmóvil de más de 20 años por una abandonada y mugrienta. El olor en el ambiente era de polvo y sangre seca, era como si nada hubiese cambiado, aun oculto en las sombras de las cloacas.

    Rebusque entre las celdas algo con lo que poder taparme hasta dar con un pijama mugriento y raido por el paso del tiempo. No era la primera vez que llevaba uno de ellos puesto, en el futuro casi todo el mundo llevaba uno de ellos.

    – [Ezra]Gracias.-[/Ezra] Dije a la nada como si estuviera hablando solo, pero a mi espalda pude percibir que estaba Amy.

    – [Amy]Nada[/Amy].- Añadió escuetamente. Llevaba una bata de laboratorio que había encontrado. Estaba cruzada de brazos como si se estuviera abrazando incomoda.

    – [Ezra]Es la tercera vez que me salvas. Aunque para ti será la primera vez.-[/Ezra] Parecía algo habitual ya entre nosotros. Me salvo de morir, se sacrifico por el resto y de no ser por ella posiblemente hubiese seguido atrapado para siempre.

    – [Amy]No soy ella[/Amy].- Añadió apartando la vista. Sin duda era distinta a como la conocía. A pesar de estar intacto, de no haberse ido a la mierda el mundo, era como si algo le hubiese dañado.

    – [Ezra]Ninguno lo sois.-[/Ezra] Había viajado en el tiempo para salvarlos de Veronica, pero todo estaba bien, no les había ocurrido nada a ninguno, todos seguían con vida. La línea temporal había continuado sin problema en mi ausencia.

    – [Amy]Por suerte, porque tu mundo se fue a la mierda ¿no? Como el del tío Ed[/Amy].- Era demasiado pequeño, pero recuerdo a mi padre preocupado viendo como todo se volvía a repetir, solo que esta vez no era un vampiro milenario.

    – [Ezra]No lo sé. Las cosas estaban empezando a cambiar antes de mi marcha.-[/Ezra] Preston había muerto y con el descontrol de Veronica la Iniciativa colapso comenzando a caer.  – [Ezra]Mi padre y mi madre. ¿Están bien?.[/Ezra]

    Lo último que recordaba era a mi padre en el campo de batalla. No comprendía como acabe aquel día proyectado junto a él, al igual que tampoco sé como aparecí ante Amy.  Ella asintió y respire aliviado. – [Amy]No son tus padres. Tienes que recordar eso[/Amy].

    Sabía que no eran mis verdaderos padres. Mi verdadero padre había muerto a manos del alquimista. Mi verdadera madre había muerto en el refugio en un ataque de la Iniciativa. – [Amy]Lo siento, a veces tengo la sensibilidad de un zapato. Vamos a empezar de nuevo.-[/Amy] Se acerco hasta donde estaba y me tendió la mano. –[Amy] Soy Amy.-[/Amy] Añadió sonriendo con timidez. Bueno al menos en eso seguían pareciéndose ambas, la incomodidad de presentarse ante alguien.

    – [Ezra]Ezra.-[/Ezra] Le di la mano y Amy dio un ligero traspiés, como si se hubiese mareado. – [Ezra]Está claro que la Iniciativa no gano. ¿Algo más diferente que deba saber?[/Ezra]

    – [Amy]Jane es buena.[/Amy]- Lo note en su mirada, el miedo al verme abalanzarme sobre ella. Las cosas habían cambiado tanto que los mellizos no eran marionetas de su abuelo. Habían crecido junto al resto a diferencia de mí.  –[Amy] Insoportable, pero buena.[/Amy]

    – [Ezra]La has visto ¿verdad?.-[/Ezra] A lo que ella asintió. El poder de Amy podía desencadenarse al entrar en contacto con alguien y al estrechar nuestras manos había visto porque estaba aquí. – [Ezra] Puede que la tuya sea buena. Pero tenemos que detener a la mía sino queremos que ambos mundos terminen igual.[/Ezra]

    – [Amy]Poco a poco, Terminator.[/Amy] – Añadió golpeándome en el brazo.

    – [Ezra]¿Terminator?.-[/Ezra]  Pregunte extrañado.

    – [Amy]¿De qué clase de mundo vienes?[/Amy] – Ella enarco una ceja y sonrió.

    – [Ezra]¿Uno en el que no tienen Terminator?.-[/Ezra] Supuse que debía de tratarse de alguna clase de novela y película. En el futuro del que venía no quedaba mucho de eso precisamente.

    – [Amy]Un mundo horrible con Jane de villana.[/Amy]- Y su hermano, y su abuelo. Y cientos de sobrenaturales con la cabeza lavada.

    – [Ezra]¿Kaylee está bien? No la he visto con el resto.-[/Ezra] Me preocupaba que pudiese haberle ocurrido algo. Gracias a ella me encontraba aquí. El destino era retorcido si ahora le había ocurrido algo a ella.

    – [Amy]Tiene ansiedad y está en Escocia pasando unos días.-[/Amy] En el futuro siempre hablaba de ir allí. Pero era imposible salir del país con control de Preston. [Amy]- ¿En tu mundo…queda alguien vivo?[/Amy]

    – [Ezra]Pocos. Kaylee y Noah seguro.-[/Ezra] Eran las dos últimas personas que vi antes de marchar. Sin Preston la línea temporal habían cambiado. Ellos habían dejado de existir. O se encontraba en otra realidad como la de mi padre. Sea como sea, esperaba que se encontraran bien.

    – [Amy]Lo siento.-[/Amy] Amy se quedo mirándome y se echo a reír. –[Amy] En tu familia tenéis un gafe cojonudo.-[/Amy] su risa resonó más por el pasillo. [Amy]- Perdón. No me río de ti. En nada aparece tu hijo que viene de otro mundo hecho mierda.-[/Amy] Las lagrimas le corrían por las mejillas de la risa.[Amy] – Si vives en un mundo en el que hay un Maclay desde el principio: vas a palmar.-[/Amy] Se llevo las manos a las costillas e intento recuperar el aire.

    Me quede inmóvil y Amy debió de notar mi incomodidad porque se acerco hasta donde me encontraba para abrazarme.

    – [Amy]Me está afectando haber pasado tanto tiempo con Xander. –[/Amy] Se separo y me agarro por los brazos. – [Amy]Tranquilo. Ya estás en casa.[/Amy]

  • UNA NOCHE FUERA DE LO COMÚN

    LEO ARKKAN

    CABAÑA, BOSQUE DE LOS SUSURROS – NOCHE

    Llevaba algo más de un mes refugiado en mi cabaña del Bosque de los Susurros, oculto completamente de los medios, que se preguntaban si Leo Rivera, el guitarrista de Wolf’s Bane, se había desvanecido en el aire.

    Al principio había resistido la tentación de buscar información sobre mi viejo grupo y lo que se decía de mí. Había de todo, desde conspiraciones muy elaboradas hasta especulaciones sobre los excesos que se cometían dentro del grupo. Wolf’s Bane se había desbandado al poco de irme, supuestamente por tensiones de Rod Chan con el resto, pero no había comentarios de Freddie, ni positivos ni negativos.

    El mundo de la fama no era para mí, lo había tenido claro desde hacía mucho tiempo. Lamentaba haber tenido que esperar a que sucediera el desastre para darme cuenta de ello. Ya era tarde, de todas formas.

    Las primeras semanas había disfrutado de la soledad. Los ligeros sonidos del Bosque volvían a mí, revitalizándome, como si hubiera sido un animal que había estado en un zoológico durante años y por fin volviese a su hábitat.

    Solo había tenido contacto con mis padres, con Noah y bueno, con ‘Freya‘. Con ella hablaba todas las tardes y seguía sintiendo que conectábamos. Era uno de los momentos que más esperaba al cabo del día, la notificación de que ella estaba en el servidor del ‘Mundo Mágico’.

    Mi localización era un secreto, especialmente después de que la gente que estaba detrás de Wolf’s Bane apareciera allí para buscarme y la prensa intentase hablar con mis padres. Quizá por eso me sorprendió tanto cuando olfateé un olor conocido en el exterior que no pertenecía a nadie de mi familia a esas horas de la noche y resultó ser nada menos que Kaylee MacLeod.

    Estar cerca de ella me ponía en tensión de una forma inconsciente y el hecho de que acabase de mencionar que Noah estaba en peligro no contribuía a convertirme en una persona de lo más accesible. Pese a todo, forzado a esperar a que apareciese Dante con el resto, descubrí que su compañía era más agradable de lo que recordaba en nuestros años de instituto. Quizá Noah tenía razón y la vida la había cambiado, pero aún tenía mis reservas, era bastante más cínico que mi hermano.

    No podía dejar de pensar en Noah. No sabía los detalles de cómo había llegado a cometer la imprudencia de entrar a un sitio como ese, sabiendo él mejor que nadie la historia que tenían los Moondies con el lugar. Miré la InfiniBand, no sabía cuando llegaría Dante y esperar sin saber hasta cuando no era uno de mis fuertes.

    – [Leo]¿Va a tardar mucho en venir?[/Leo] – pregunté, inquieto. Kaylee me miró y paró la lista que tenía reproduciendo en su InfiniBand.

    – [Kaylee]No lo sé[/Kaylee].- respondió, algo seca. Me sorprendió su gusto, nunca había tenido tiempo de hablar con ella en el pasado de música y no me esperaba ese estilo, si no más bien algo tipo…electro latino.- [Kaylee]Si te molesto, me voy a la cabaña de Noah[/Kaylee]. – añadió. Me di cuenta de que quizá la había ofendido, pero ambos teníamos gente importante en peligro y no había tiempo para sutilezas

    – [Leo]No hace falta. Pero no me gusta esperar.[/Leo] – expliqué. La paciencia no era una de mis virtudes y era de las pocas cosas que el lobo y yo compartíamos. Me levanté, nervioso, y recurrí a lo que siempre me calmaba. Como Kaylee había parado la música, me senté en el piano y dejé que mis dedos arrancaran los primeros acordes de una melodía.

    – [Kaylee]Al menos, estamos de acuerdo en algo.[/Kaylee] – sentenció ella.

    – [Leo]No es lo habitual.[/Leo] – afirmé, el tacto de las teclas siempre me anclaba, me recordaba que tenía el control.

    – [Kaylee]¿Te caigo mal, Leo?[/Kaylee] – preguntó. Mis dedos se separaron de las teclas lentamente, mientras pensaba una respuesta.

    – [Leo]¿Qué te hace pensar eso?[/Leo] – tenía curiosidad por saber cómo se le había pasado por la cabeza.

    – [Kaylee]Es lo que parece.[/Kaylee] – dijo simplemente, mirándome. Sentí que sus ojos castaños me atravesaban y desvié la vista al piano. Toqué la primera parte de ‘La chica del pelo rojo‘ en su versión original.

    – [Leo]Me decepcionó un poco tu adolescencia. Eras cruel.[/Leo] – decidí que lo mejor era que lo supiera, de todas formas, hacía mucho tiempo que apenas teníamos trato. No había nada que perder. Reconozco que pequé de sincero, pero en aquél momento, creí que era lo mejor, aunque nada me daba derecho a juzgar cómo se había comportado Kaylee, especialmente teniendo en cuenta mis propios errores. En parte creo que se lo dije porque me habría gustado que alguien me lo hubiese dicho a mí también.

    – [Kaylee]A mí también.[/Kaylee] – aseguró, apartando la mirada.

    Paré de tocar y la miré, parecía que el mundo se le había caído encima. Conocía a Kaylee desde la infancia y pese a los cambios, siempre había tenido mucha vitalidad. Sin embargo ahora parecía simplemente derrotada. No era la respuesta que esperaba de la Kaylee que había asimilado. – [Leo]Noah me había dicho algo. Pero me cuesta creerlo.[/Leo] – confesé. Mi hermano veía casi siempre el lado positivo en todo, éramos un contrapunto el uno del otro, así que me imaginé que estaba creando una excusa para perdonarla.

    – [Kaylee]Noah perdona rápido y no todo el mundo es así.[/Kaylee] – aseguró ella. Asentí en silencio. Cuando le conté a Noah la verdad de lo que me había hecho volver, trató de restarle importancia, pero no lo consiguió. Había luchado con algo toda la vida y en una milésima de segundo, todo había cambiado.

    – [Leo]No te falta razón. [/Leo] – me levanté del piano y me acerqué a ella para llevarme la taza de café que ya estaba vacía.

    – [Kaylee]No estoy orgullosa de lo que hecho, pero tampoco lo puedo cambiar.[/Kaylee] – sentí su voz muy cerca, embriagado por su olor a vainilla salpicado de su aroma natural a pimienta y uvas frescas. Bajo esos, distinguía el olor de la hierba cubierta del rocío nocturno, un aroma que atraía con locura a mi lobo interno porque gritaba a voces libertad. Su olor siempre me había atraído demasiado, por eso me inquietaba su presencia, porque no había estado acompañado de una personalidad a juego.

    Cuando me quise dar cuenta, aún estaba frente a ella, con la taza vacía en la mano. – [Leo]Eres muy valiente por cambiar.[/Leo] – dije, pugnando por controlar mi olfato.

    – [Kaylee]Me convertí en alguien a quien odiaba.[/Kaylee] – sentenció, dejando salir las palabras con dificultad. Se notaba de todas maneras que quería hablar de ello, pero me temía que quizá demasiado. Parecía que se estaba castigando en exceso y por eso quería que todo el mundo, incluso alguien como yo, supiera que era consciente de sus errores.

    – [Leo]No eres la única persona que lo ha hecho mal. Pero lo fácil habría sido seguir siendo la misma.[/Leo] –  comenté. Conocía de primera mano un caso parecido. ‘Freya‘, fuera cual fuera su nombre real, había pasado una etapa dura porque había hecho cosas en el instituto de las que no estaba orgullosa.

    – [Kaylee]No he hecho nada digno de alabanzas.[/Kaylee]- replicó. Vi un atisbo de su ‘fuerza’ habitual y pensé que se había tomado mal mis palabras, así que me encogí de hombros y fui a llevar la taza.

    La escuché suspirar un par de veces y al girarme vi que fruncía ligeramente el ceño, así que le pregunté. – [Leo]¿Qué?[/Leo]

    – [Kaylee]Parece que te da todo igual.[/Kaylee] – dijo, como si fuese una realidad o supiese algo de mí.

    – [Leo]Si me diera todo igual no estaría inquieto por ir a salvar a mi hermano.[/Leo] – le recordé, molesto y sin ganas de ocultarlo. Que intentase llevar la vida tal y como me viniese no significaba que no me preocupasen las cosas. Con el tiempo había llegado a la conclusión de que no merecía la pena hacerse mala sangre. Mi licantropía, por ejemplo, no podía cambiarla. Y lo que había pasado me había hecho darme cuenta de que tampoco podía vivir como si no existiese.

    – [Kaylee]Pero no lo demuestras.[/Kaylee] – replicó.

    – [Leo]No tengo por qué exhibir lo que siento como todo el mundo espera.[/Leo] – afirmé, caminando hacia el vestidor. La música te permite transmitir cosas que las palabras no son capaces de manifestar. Da igual la rabia que sientas, dar un puñetazo a una pared no lo va a cambiar, solo vas a parecer fuera de control. Pero en la música puedes plasmar toda tu alma, al desnudo y quien sepa y quiera escuchar, lo entenderá. – [Leo]Voy a cambiarme para salir. Si te molesta puedes esperar fuera.[/Leo] – mi cabaña era distinta a la de mi hermano y más parecida a la de mis padres. Espacios abiertos y grandes ventanales, quería sentirme parte del Bosque, no en una pequeña jaula dentro de él.

    – [Kaylee]¿Pretendes que me vaya a la calle, con el frío que hace porque no te dio la gana poner paredes?[/Kaylee] – preguntó, mirándome fijamente. Me encogí de hombros y empecé a cambiarme, no me importaba demasiado si me veía o no, siendo hijo de mis padres y licántropo, resulta difícil ser tan pudoroso.

     

    Pese a todo, me giré para ver que ella no estaba mirando, me había picado la curiosidad.

    – [Leo]Siento si he sido brusco antes.[/Leo] – me disculpé, subiéndome los vaqueros negros.

    – [Kaylee]No pasa nada. Yo tampoco soy Miss Simpatía.[/Kaylee] – aseguró ella, aunque lo cierto es que empezaba a caerme mejor ahora que su descaro tendía hacia la sinceridad en lugar de a encumbrarse como reina del instituto.

    – [Leo]De pequeña eras mi favorita.[/Leo] – comenté, cogiendo una camiseta gris con el logotipo de Queen. Había sido un regalo de Noah, era su grupo favorito y me parecía lo apropiado para ir a rescatarle.

    – [Kaylee]Y lo sigo siendo. No hace falta que disimules.[/Kaylee]- escuché el ligero sonido del sofá cuando se giró.

    Me giré también mientras me ponía la camiseta. – [Leo]Ya veremos.[/Leo] – dije, conteniendo una sonrisa. Era cierto que de pequeños me había hecho a la idea de que podía encontrar en ella alguien que compartiese mis aficiones. Yo no había nacido licántropo y Amy sí, así que a ella le apasionaba esa parte de sí misma y yo la rechazaba, sin embargo siempre me había llamado la atención la magia y Kaylee era la más interesada en eso. Además, resultaba fácil hablar con ella, era más madura, hasta que todo cambió en el instituto.

    – [Kaylee]¿Puedo lavar mi camiseta en tu barriga?[/Kaylee] – preguntó. Sonreí sin poder evitarlo. No me lo esperaba, de hecho, siempre había pensado que más bien la repelía.

    – [Leo]No hay nada de malo en tener sexo si quieres.[/Leo] – pregunté. Ella abrió los ojos y me miró, sorprendida. No me toméis por alguien que se ha criado en la selva. Mis padres habían tenido que aprender de cero las costumbres sociales y había algunas que no había terminado por adoptar, pero tampoco era su influencia la que me hacía ver el sexo como algo natural, porque entonces Noah también habría sido así y era todo lo contrario. Simplemente me negaba a tener que reprimir un deseo por mero estigma social, cuando no tenía nada de malo. En el fondo sabía que mi forma de ser no era más que mi empeño y cruzada por demostrar que iba a ser quien quisiera ser y no quien la gente esperase que fuera, tanto por la manera de comportarme como por mis deseos.

    – [Kaylee]¿Qué?[/Kaylee] – preguntó.

    Me encogí de hombros. – [Leo]Que no tiene importancia si te apetece. Ayuda a aliviar los nervios.[/Leo] – aclaré. No era mal modo de esperar a que llegase Dante, porque me notaba cada vez más inquieto y tenía miedo de que ni ponerme a tocar lo solventase.

    – [Kaylee]¿En serio?[/Kaylee] – preguntó de nuevo, como si pensara que se trataba de alguna clase de broma. Me imaginé que no estaba interesada.

    – [Leo]No tiene nada de malo. El mundo tiene muchos tabú.[/Leo] – le expliqué. Si no le apetecía, no pasa nada, claro. Un no siempre es y debe ser un no. Si se lo preguntaba era porque la había notado interesada y porque mi olfato lobuno parecía notar algunas hormonas en el ambiente.

    – [Kaylee]¿Me estás diciendo que te quieres acostar conmigo?[/Kaylee] – repitió, incrédula.

    – [Leo]Si no te apetece no le des más vueltas.[/Leo] – dije, restándole importancia. No le apetecía, estaba claro, pero tampoco me iba a avergonzar por preguntarle.

    – [Kaylee]¿Pero quién no va a querer…comerte entero?[/Kaylee] – soltó después de un interminable silencio. La miré fijamente y le tendí la mano para ayudarla a levantarse. Cuando lo hizo, nos quedamos frente a frente. Su aroma me inundaba, después de tanto tiempo molesto por la atracción que me producía esa sensación, la tenía frente a frente.

    – [Kaylee]Esto es un fic porno, ¿verdad?[/Kaylee] – preguntó. Parecía nerviosa.

    Me encogí de hombros y disfruté de la cercanía, pensando. Había conectado a un nivel muy profundo con ‘Freya’, de hecho habíamos llegado a intimar todo lo que se podía a través de algo tan frío como ‘Endless’, pero hacía ya unos días que no sabía nada de ella. Por mucho que había tratado de ponerme en contacto con ella, no había encontrado señal. Quizá se había cansado y había pasado a encontrar algo en el mundo real. No podía culparla. Frente a frente con Kaylee, no podía pensar en otra cosa.

    – [Leo]¿Puedo?[/Leo] – pregunté, tocando la punta de uno de sus mechones.

    – [Kaylee]Nos caemos mal…[/Kaylee] – dijo ella, dudando.

    Nuestros ojos conectaron durante unos instantes. – [Leo]No siempre fue así.[/Leo] – confesé. – [Leo]La chica del pelo rojo.[/Leo] -le recordé.

    – [Kaylee]Amy.[/Kaylee] – sentenció. Me lo imaginaba, todo el mundo daba por hecho que era Amy, pero ella y yo éramos solo hermanos de colmillo, no teníamos nada físico entre nosotros.

    – [Leo]Te equivocas de hermana.[/Leo] – le aclaré.

    – [Kaylee]Pero…[/Kaylee] – respondió, sin saber qué decir. Me di cuenta de que mis canciones eran menos obvias de lo que parecían.

    – [Leo]Quizá sea mejor que lo dejemos para otro momento. Ahora tenemos mucho en lo que pensar.[/Leo] – comenté. Estábamos a punto de meternos en un problema bastante serio y el miedo a lo que pudiera pasarles a cualquiera de ellos estaba en el ambiente. No era el mejor momento para pensar en frío.

    – [Kaylee]Ni de coña.[/Kaylee]- dijo ella. Sus labios se pegaron con fuerza contra los míos en un beso apasionado. Llevé una mano a su espalda para atraerla hacia mí, pero ella se había lanzado tan aprisa que perdió pie y retrocedí hasta dar con la espalda en la chimenea, por suerte, apagada.

    Mis manos sintieron su cuerpo contra el mío y ardí en deseos de quitarnos toda aquella ropa. Kaylee me mordía el labio por el ímpetu y nuestros cuerpos actuaban como si tuviesen vida propia. Nuestras prendas fueron cayendo al suelo, como si estuviésemos en plena metamorfosis. Era algo digno de una canción, hasta que nos interrumpieron.

     

    – [Dante]Joder…¿os dejo unos minutos?[/Dante] – preguntó Dante, girándose tras aparecer en mitad de mi cabaña.

    – [Leo]Primero sal de mi casa. Ahora hablamos.[/Leo] – espeté, molesto. En realidad estaba siendo modesto, me habría apetecido clavarle las garras en ese momento, tanto por entrar sin ser invitado como por llegar en ese preciso momento. Me calmé un poco porque desapareció en una sombra, pero para entonces Kaylee ya se había apartado.

    – [Kaylee]Pues… voy a vestirme. [/Kaylee] – comentó, sonrojada y apresurada.

    Gruñí por lo bajo, el deber nos llamaba. Cuando los dos terminamos de vestirnos en silencio, salimos.

    – [Dante]Vosotros sí que sabéis.[/Dante] – comentó Dante, riéndose. Había venido solo, en un rato nos explicaría que los demás . – [Dante]No os costaba nada haberme invitado.[/Dante] – bromeó. Le miré fijamente, serio.

    – [Leo]Ni una palabra.[/Leo] – aclaré. Kaylee no volvió a mirarme ni a dirigirme la palabra en el resto de la noche, ni en los días siguientes.

    Con ganas de volver a estar solo, esperé que Dante abriese un portal con su poder secreto y lo cruzamos de camino al Bosque de los Lobos. Esa noche iba a ser fuera de lo común.

     

  • ECOS DEL PASADO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    NOCHE – SUBTERRÁNEO TRES, SEDE DE INFINITY

    Que Coquito estuviera seria no era una buena señal. Intentaba llevar toda la situación de la mejor manera posible, pero ya desde que empezamos a preparar el equipo para entrar, supe que iba a ser doloroso para ella.

    Hacía unos días recuerdo cómo habíamos entrado a su casa y Xander estaba allí sentado, esperando, con papeles desperdigados sobre la mesa de café con anotaciones. Sin Daniel, Sarah y Sasha allí, el lugar parecía algo carente de sensación de hogar y cuanto más presente se hacía la realidad de entrar a Infinity, más frío parecía volverse, incluso para mí.

    – [Idris]Cuántos nervios.[/Idris] – dije tratando de romper el hielo.

    Xander esbozó una sonrisa para conformarnos. – [Xander]Cómo ha ido Ellie?[/Xander] – preguntó.

    – [Elle]Más menos.[/Elle]- suspiró ella, resignada.-[Elle] No somos los Moondies.[/Elle] – añadió. La leyenda de los Moondies caía como una losa sobre ellos. Mi madre era una Moondie y mi padre un Daë, pero en mi caso no había recaído con tanta fuerza el peso de su leyenda. Para ellos resultaba difícil.

    Xander suspiró, hubo muchos suspiros aquella tarde y la siguiente. – [Xander]¿Con quién podemos contar?[/Xander] –  preguntó, montando el tablero del ‘Pandemia’.

    – [Elle]Amy, Noah, Owen, el hijo de Olivia.[/Elle]- enumeró, ayudándole a sacar el contenido de las bolsas. Yo me fui a preparar algo de beber, con ellos los juegos de mesa eran un ritual sagrado. Lo agradecía, nunca había tenido bastante gente para poder jugar en condiciones.-[Elle] Y nosotros.[/Elle] – añadió.

    – [Xander]No somos muchos.[/Xander] – comentó, nervioso. Los dos trataban de disimular, pese a que se les comían los nervios. Se notaba que de cara a lo sobrenatural era su «primera vez». Los dos habían entrenado, pero la realidad era muy diferente.

    – [Elle]Hay dos personas ahí dentro.[/Elle]- dijo Ellie, buscando insuflar energías y esperanza a su hermano. Era como una luz que nunca se apagaba y yo siempre había sido un poco polilla. Que a nadie se le ocurra añadir una l a esa palabra.

    – [Xander]Lo sé, pero quiero que todos salgamos a salvo. Esas dos personas también.[/Xander] – el principal problema estaba en que Xander y Ellie eran extremadamente perfeccionistas y querían controlar cómo iba a salir todo incluso antes de entrar allí. Yo era un poco más caótico y por eso conseguía ser más despreocupado, salvo respecto a lo que sentía por Coquito claro, y aun así lo dejaba caer cada dos segundos. – [Xander]Kaylee nos habría venido bien.[/Xander] – pensó en voz alta.

    Escuché un ruido en el exterior y dejé que mis ojos de elfo vislumbraran a través de la oscuridad que rechazaba la luz de la cocina. No vi nada, pero tenía la sensación de que había alguien cerca.

    – [Elle]Kaylee está pasándolo muy mal.[/Elle]- le recordó Ellie. Sabía que mi medio Chocobon no sería capaz de arrastrar a Kaylee a algo tan peligroso, pero compartía la opinión de Xander.- [Elle]Hace tiempo que no hace magia. Solo quiere estar en Endless para no pensar[/Elle]. – añadió. Ahora que tenía más tiempo libre cuando Elle estaba en clase y no estaba preparando las oposiciones, me había enganchado a algunos mundos, especialmente el de Dragones y Mazmorras, así que sabía que esa tecnología permitía evadirse muy fácilmente de lo que te rodeaba. De hecho, no sé si en el futuro seguirá siendo así, pero está empezando a haber muchos grupos para luchar contra la adicción e intentar sobreponerse a la cultura de los ‘Ended’, que prácticamente viven en Endless.

    – [Idris]A veces hacer algo tan peligroso ayuda a centrarse.[/Idris] – comenté. A mi me estaba resultando más difícil tener tiempo libre que cuando pernoctaba enfrentándome a todo tipo de cosas oscuras y espeluznantes. – [Idris]Ver que su magia es útil y eso.[/Idris] – añadí.

    – [Elle]Se lo volveré a preguntar.[/Elle]- respondió, pensativa.

    Xander asintió, de acuerdo. – [Xander]Ellie, una cosa. Si pasa algo. A mí no me esperes. Cuídate tú.[/Xander] – el premio al más agorero era para mi futuro cuñado, eso era indudable.

    – [Elle]No.[/Elle]- replicó Ellie, seria. Cuando Elle ponía esa mirada ya podías echar a correr, por suerte a mí solo me ponía ojitos tiernos y a veces un poco pícaros.

    – [Idris]Madre mía, te digo yo a ti que no.[/Idris] – añadí, mirando fijamente al señor Cenizo.

    – [Xander]Vale.[/Xander] – respondió, para no continuar con la conversación.

    – [Idris]Crea un CDC anda, mártir.[/Idris] – le pedí, sonriendo. En realidad me hacía poca gracia la situación y la gravedad con la que se lo estaban tomando empezaba a ser contagiosa.

    – [Elle]San Xander.[/Elle]- bromeó Coquito, echándose a reír. De pronto el aura ceniza pareció desaparecer y solté una carcajada.

    – [Xander]Qué bien os lo pasáis[/Xander] – dijo, sonriendo de verdad.

    Continuamos con la partida y después de un raro silencio, que era raro porque yo me hubiese quedado callado, Elle murmuró algo.

    – [Elle]Jane lo está pasando muy mal[/Elle]

    Viendo que Xander parecía el monstruo Boo cuando se le calentaba la sesera, me puse en pie y les dejé a solas. – [Idris]Os dejo un segundo, me estoy 42.[/Idris] – dije recogiendo los vasos para llevarlos a la cocina.

    – [Xander]¿Qué quieres que haga Ellie? No nos va muy bien cuando hablamos.[/Xander] – confesó. Vale, a ver, me fui de verdad para no cotillear la conversación, pero tengo oído de elfo sin ni siquiera transformarme, así que me pusiera donde me pusiera, iba a escucharles. Bueno, igual también me interesaba un poco.

    – [Elle]Es que Jane es muy cabezota.[/Elle]- suspiró Ellie. Os lo dije, muchos suspiros esos días.

    – [Xander]¿Sabes si recibió mi regalo?[/Xander] – preguntó, afectado. Ese muro de indiferencia que había intentado construir yéndose a Merelia no funcionaba. Yo no era quién para hablar, pero lo que tenían que haber hecho hacía mucho tiempo Jane y él era darle como monos durante un día entero. Tenían mucho mal humor acumulado.

    – [Elle]Sí.[/Elle]- respondió Coquito.- [Elle]Le gustó mucho.[/Elle]
    añadió. Me imaginé a Xander sonriendo. Igual no era verdad, pero en mi cabeza la gente sonríe más. También se desnuda más, pero eso en otros momentos y Xander no, que era familia. – [Xander]Cuando salgamos…iré a hablar con ella de nuevo.[/Xander] – hablar no les iba bien, mejor se entregaban a otros lenguajes.

    – [Elle]A ver si os casáis de una vez y dejáis el drama.[/Elle]- se rió Coquito, seguramente pensaba lo mismo que yo pero en fino.

    – [Xander]Amy tiene la culpa de que vuelva a ver nuestra reconciliación como algo…posible.[/Xander] – comentó con resignación.

    – [Elle]Habéis nacido para estar juntos, pero sois tan tontos que no lo veis.[/Elle]- casi aplaudo, así que disimulé haciendo como que fregaba el vaso.

    – [Xander]¿Y tú qué, eh? ¿Va a haber Coquitoboda?[/Xander] – le picó. Agudicé al máximo mi oído, fregando el vaso sin agua ni jabón.

    Escuché un ruido y Xander se quejó. Elle debía haberle pateado.

    Me giré y vi que se daban un abrazo y Xander le daba un beso cariñoso en el pelo. – [Xander]Te he echado de menos.[/Xander] – dijo. Pensé en que  yo también había echado de menos a Mike y teníamos que aprovechar para pasar tiempo juntos.

    – [Elle]Yo a ti no.[/Elle]- bromeó ella. – [Elle]Me gustaba ser hija casi única.[/Elle] – sentenció. También fue mala suerte que Xander estuviera todo el día en casa ahora que no estaban ninguno de sus padres ni Dante.

    – [Xander]No soy el único que lo ha hecho.[/Xander] – añadió. Todos sabíamos quién más echaba de menos a Elle.

    – [Elle]Sé por quién lo dices, pero no estamos peleadas y te lo demostraré[/Elle].- replicó. Por lo que sabía de la historia, Coquito y Amy eran inseparables hasta que dejaron de serlo. Amy había pasado unos años muy chungos y se había evadido de todo el mundo, pero parecía que ahora con el empujón de irse a Merelia con Xander, las cosas habían mejorado un poco para ella.

    – [Xander]Pones el listón muy alto, Lilie.[/Xander] – le replicó. Recuerdo que cuando eran pequeños siempre la llamaba así. Claro, como soy el viejo del grupo.

    – [Elle]Anda ya[/Elle].-comentó ella, restándole importancia.

    – [Xander]Lo digo en serio.[/Xander] – añadió él. Me sentí orgulloso de que Coquito tuviese un hermano que la tratase bien, ella se lo merecía todo.

    Aquél día seguimos jugando hasta tarde, buscando el momento en el que nos librásemos de los nervios para poder irnos a dormir tranquilos. Xander fue el primero en irse, Elle y yo nos quedamos dormidos en el sofá, castos y puros, por desgracia.

    Los días pasaron volando y allí estábamos, en el sótano de los horrores

    – [Idris]Bueno, Coquito, ¿se te ocurre qué hacer solos en este gran sótano vacío con dormitorios a ambos lados?[/Idris] – sonreí, intentando paliar la gravedad de la situación.

    – [Elle]Puedo mirar a ver si tengo datos y vemos un capítulo. [/Elle]- sonrió. Vi a través de su sonrisa, estaba preocupada. Acababa de descubrir que tenía una hermana más y ahora ella, su hermano y un montón de gente a la que quería estaban en peligro inmediato, incluidos nosotros.

    – [Idris]¿InfiniTV and chill?[/Idris] – me reí mientras caminábamos. En realidad en parte iba en serio porque cuando me ponía nervioso me entraban ganas de fiesta. Como diría mi versión de Bruce Banner, mi secreto es que siempre estoy nervioso.

    – [Elle]Solo era una idea.[/Elle] – replicó ella. Estaba muy preocupada.

    – [Idris]Lo sé.[/Idris] – añadí. Ella pareció sentirse mal por estar seria, así que lo atajé. – [Idris]Es que este sitio apaga el sentido del humor.[/Idris] – dije mirándola. Nos sonreímos y nos detuvimos allí.

    – [Elle]Vamos a salir de aquí.[/Elle] – me dijo y se acercó para abrazarme. – [Elle]Vivos y bien. [/Elle]- puntualizó. Sí, no me apetecía salir de allí con menos Idris del que entró, especialmente sin el Señor Coco.

    – [Idris]No me abraces mucho que ahí veo una cama y no respondo.[/Idris] – bromeé, señálando una de las asépticas celdas dignas de una fantasía voyeur, con su pared frontal de cristal.

    – [Elle]En tus sueños, majo.[/Elle] – replicó alzando una ceja. Entre la ceja, la sonrisa y los nervios estaba a punto de darme mal.

    – [Idris]Vale, entonces me echaré a dormir.[/Idris] – respondí, alzando una ceja en respuesta, pero no tenía su habilidad. Ella se echó a reír, pero nuestro instante de felicidad duró muy poco, lo que tardó mi vista en fijarse en algo que se movía en una celda más allá.

    – [Elle]¿Qué pasa?[/Elle] – preguntó ella al ver mi cara.

    – [Idris]Esto no está vacío, Coquito.[/Idris] – le dije, señálando la celda. La miré y caminamos para acercarnos, con cautela.

    Dentro de la celda había una mujer aparentemente joven, vestida con una ropa que parecía cómoda, completamente blanca.

    – [Alice]No me digas que llevo veinte años en esta maldita celda y que sois los Nuevos Moondies.[/Alice]- espetó con mal humor, mirándonos fijamente.

    – [Elle]No eres humana.[/Elle] – dijo Elle, observándola. – [Elle]Ni buena.[/Elle] – Coquito había heredado bastantes cosas de su madre, pero no estaba claro cuánto porque no era muy habitual todo lo relacionado con su concepción. Por lo que parecía, era capaz de percibir a los sobrenaturales, quizá esa magia que corría con fuerza por sus venas le permitía ver las auras.

    Me fijé en que había una especie de bolsas en la esquina que contenían restos de un líquido rojo. Era una vampiresa.

    Antes de poder contestarle, miré la celda de al lado, en la que había ruidos. Un licántropo, transformado, arañaba y se golpeaba contra el cristal al vernos, pero no conseguía hacer ni una mella.

    – [Idris]¿Te ha capturado Infinity?[/Idris] – le pregunté, parecía poco amigable, pero el licántropo no iba a hablar mucho.

    – [Alice]Llevo mucho tiempo aquí.[/Alice] – comentó, acercándose más al cristal. No tenía mal aspecto pero sus ojos parecían más ávidos al habernos visto, como si solo viese un manojo de venas por las que corría sangre. Se fijaba demasiado en Elle. – [Alice]Otra rubia diminuta y maciza destinada a salvar el mundo. [/Alice] – puso los ojos en blanco, pero su lenguaje verbal dejaba claro que estaba deseando hincarle el diente. Los vampiros se alimentaban de los vivos, pero había algunas razas por las que tenían predilección. La que más, la de Elle y su madre.

    Vi un destello en la pared frontal y como aún no había superado la fase de niño curioso, le di a un símbolo ‘+’ que había aparecido. Eso desplegó una ficha de información y debajo un diario de investigaciones. Me leí el resumen por encima.

    – [Idris]Es una vampiresa. Alice.[/Idris] – leí. No llevaba veinte años allí, pero sí casi cinco. Eso significaba que Infinity llevaba ya un tiempo siendo el revival de la Iniciativa. En cinco años les podía haber dado tiempo a mucho.

    – [Elle]Me suena. [/Elle]- respondió Coquito, estaba muy guapa cuando fruncía el ceño pensativa.- [Elle]Trabajaba para Siegfried según me dijo mi padre.[/Elle] – recordó finalmente. Me daba grima escuchar hablar de Z, pero traté de ocultarlo.

    – [Alice]Tenéis que sacarme de aquí. [/Alice] – nos pidió. – [Alice]Si me llevan, no volveré.[/Alice] – rogó, con cara de pena. Sinceramente, parecía un papelón, pero lo hacía tan bien que te dejaba con dudas.

    – [Idris]Si los sacamos nos descubrirán enseguida.[/Idris] – comenté, buscando la respuesta de Elle, que seguramente sabría qué hacer, ella era la blanca, si por mí fuera no sé qué habría hecho.

    – [Elle]¿Y qué hacemos, los dejamos aquí?[/Elle] – preguntó ella, nerviosa. Vi que se mordía los labios y se había hecho una herida.

    – [Idris]Sinceramente, no lo sé.[/Idris] – confesé.

    Era una vampiresa, su único propósito en la vida era el de alimentarse de otros, sin importarle si vivían o morían, pero por otro lado, sabía perfectamente lo que era vivir con el arquetipo y los prejuicios que ponen en ti solo por tu apariencia.

    Recordé una tarde, tiempo antes de empezar a formar un grupo para ir de caza, antes incluso de empezar a ir yo mismo. Había salido con unos amigos al cine, para ver una película. Nos encontramos con los clásicos matones de clase, que estaban metiéndose con un chaval tímido que también iba con nosotros al instituto. Me puse delante de él y les reté. Uno de ellos fue a pegarme y le paré la mano, no me esperaba que jugaran tan sucio y otro de ellos consiguió golpearme. Perdí el equilibrio y caí al suelo con el labio partido. En un suspiro, alguien había llamado a la policía y ya estaban allí. ¿Sabéis lo primero que hicieron? Pista: no fue preguntarme si estaba bien. Me alzaron y me pidieron que pusiera las manos a la espalda y me colocase contra el escaparate de una tienda, igual que al resto de los que me acompañaban. Los matones de clase mintieron y conseguí salir de esa gracias a mi padre, pero nunca se me olvidaría la impotencia y la indefensión que sentí.

    – [Alice]No estáis a la altura de los Moondies. [/Alice] – espetó la vampiresa, trayéndome de vuelta del vagón de los recuerdos. – [Alice]Sois unos críos.[/Alice] – replicó volviendo a internarse en las sombras.

    – [Idris]Qué cabrona.[/Idris] – solté.

    – [Elle]Sabe dónde dar.[/Elle] – aseguró, siguiéndola con la mirada.

    – [Idris]Ya, y ahora nos deja en la Isla del Doctor Moreau con un debate filosófico que nos perseguirá durante varios capítulos.[/Idris] – comenté. Ya estaba siendo complicado sacarnos a nosotros mismos de allí, aún más intentar sacar a toda la gente que pudiesen tener cautiva. Pero si no lo hacíamos, nos perseguiría nuestra conciencia.

    – [Alice]Os estoy oyendo, inútiles.[/Alice] – gritó desde su esquina.

    – [Idris]Les pienso decir que te den de comer morcilla.[/Idris] – le repliqué. La jodía se acercó lo suficiente como para hacerme un corte de mangas. Mira, por ella no iba a tener debate filosófico. – [Idris]En fin, será mejor que miremos al resto de gente.[/Idris] – dije, fijándome en lo largo que era el pasillo. Largo como el camino a casa cuando tienes prisa o como el tiempo que tardaba en responder Coquito cuando hacíamos amago de sexting.

    Cuánto más avanzábamos menos duda quedaba de que Infinity estaba utilizando las instalaciones para su propósito original. Varias veces tragué saliva al ver las caras de pánico y tristeza en las caras de algunos sobrenaturales que había allí. Algunos debían ser humanos potenciados o demonios cruzados, porque no se les distinguía. Aquello era horrible, como caminar por un campo de concentración. Todo en mi cuerpo gritaba por salir de allí, incluso por dejar mi cuerpo a su suerte y observar desde la distancia cómo salía todo.

    – [Elle]Este sitio da miedo.[/Elle] – afirmó. Le temblaba un poco la barbilla.

    – [Idris]Te doy la mano si quieres.[/Idris] – dije con una sonrisa, tratando de quitarle importancia.

    – [Elle]Si yo tengo más fuerza que tú… [/Elle]- me dio un golpe en el brazo y lo corroboré, y eso que no había sido con fuerza.

    – [Idris]¿Por qué crees que te lo estoy pidiendo? Como vea otro demonio triste más me voy a cagar.[/Idris] – respondí con sinceridad.

    – [Elle]Tranquilo.[/Elle] – dijo con voz calmada, agarrando mi mano. – [Elle]Vamos a acabar con Infinity juntos.[/Elle] – afirmó con convicción. Quise creerla, pero tenía miedo a que aquello fuese demasiado.

    – [Idris]¿Con erótico resultado?[/Idris] – pregunté, ocultando cómo me sentía. Ya habría tiempo de lidiar con lo que le pasaba a aquellas personas, cuando estuviésemos a salvo. De nada servía intentar ayudarles y quedarnos por el camino.

    – [Elle]Ya veremos.[/Elle] – respondió. Con eso tuve suficiente para sacar fuerzas renovadas. Le sonreí y seguimos caminando, viendo quién más estaba allí dentro, porque éramos así de sacrificados y masoquistas y queríamos grabarnos en la retina las caras de la gente que teníamos que salvar.

  • UN NUEVO COMIENZO

    COLE ROMAN

    Yokosuka, Prefectura de Kanawa, Japón – Tarde

    La mañana había sido tranquila, llevaba ya una semana sin encontrar trabajos y estaba empezando a inquietarme un poco. Estaba poniendo en práctica la meditación después de comer para aliviar la presión cuando una enorme sombra apareció en mitad de la sala de estar para dejar paso a mi hermano pequeño. Siempre le habían gustado las grandes entradas.

    Me puse en pie y no pude evitar alegrarme. Habían pasado ya varios años desde la última vez que le había visto en persona, y entonces teníamos los dos demasiado encima. Las cosas no nos habían ido necesariamente mal, pero que yo me hubiese ido con Logan no le había sentado demasiado bien, ni tampoco a mí que quisiera quedarse en lugar de buscar al asesino de mamá. Reconozco que estaba equivocado, la decisión de Dante fue más sensata.

    Después de unos segundos de silencio, hice una reverencia.

    – [Dante]Cochiniwa a ti también.[/Dante] – comentó Dante despreocupadamente.

    – [Cole]Konnichiwa/[/Cole].- le corregí. Tenía ganas de verlo, claro, pero una vez frente a frente, me estaba dando cuenta de que quizás aún no estuviese preparado. Dante se parecía mucho a mamá y eso me traía dolorosos recuerdos. Tampoco dejaba de ser raro volver a estar con alguien que simbolizaba todo tu pasado después de lo que había cambiado.

    – [Dante]No te ha sentado bien Japón.[/Dante] – replicó él, sonriendo.

    Fui en contra a lo que había aprendido de mi padre y me acerqué a Dante para estrecharlo en un abrazo. Era agradable ser libre de las ataduras de las doctrinas que nos imponen, a veces sin darse cuenta, otras con más intención. – [Cole]No creo que hayas venido a visitar a tu hermano mayor, así que pasa y cuéntame.[/Cole] – le señalé un lugar para sentarse, pero la vista de sus zapatos manchados de barro me generó un poco de incomodidad.

    – [Dante]Si hubiera venido a verte habría sido en avión. Sabes que no me gusta mucho hacer esto.[/Dante] – explicó. Recordaba perfectamente haber encontrado a Dante cuando descubrió su poder. El lugar en el que estuvo le dejó huella, pero apenas había hablado de eso desde el día siguiente.

    – [Cole]Tienes un medio de transporte que te sale gratis y te quejas. [/Cole]- negué con la cabeza, esbozando una sonrisa. Sabía que a Dante le tranquilizaría que le restase importancia, pero lo cierto es que debía tenerla para venir así. Me puse a servir un té mientras esperaba que se quitara los zapatos.

    – [Dante]Ya, luego lo verás y seguro que no te hace tanta gracia.[/Dante] – explicó, sentándose. Me fijé en que sus calcetines tenían un agujero. – [Dante]En fin, he venido a pedirte ayuda, y al tío Hiroshi si está por aquí.[/Dante] – comentó, mirando alrededor.

    – [Cole]El tío Hiroshi no está.[/Cole] – dije, sin concretar demasiado. Había salido en una misión de rescate. Había insistido en que no podía ir con él. Sentí el frío metal de su disco pegado a mi esternón, pero no se activó, para ver esos recuerdos, tenías que querer. Desde el momento en el que me legó ese regalo, había estado esperando para dar el salto y encaminar mi vida, pero sinceramente, no tenía claro por donde empezar.

    – [Dante]Los demás están en peligro. Algunos. Entraron a salvar a un par de personas en una sede de Infinity que está en el edificio de la Iniciativa. [/Dante] – resumió. Me tomé unos minutos para analizarlo todo.

    – [Cole]No suena bien. [/Cole]- dije dando un sorbo a mi té. El de Dante estaba aún intacto, y quizá fuese a seguir así. – [Cole]Esa gente es peligrosa.[/Cole] – añadí, con mis emociones contenidas. Mi primera madre, la que me trajo al mundo, había muerto tratando de conseguir que yo estuviese a salvo. Había luchado como había podido en la Guerra de Ripper. Mi padre no había sido suave al hacérmelo saber, la había matado un miembro de la Iniciativa y el le mató después. Sentí un poco de desasosiego porque esa oscuridad también habitaba en mí.

    – [Dante]Llevan horas allí, así que estoy reuniendo un grupo de rescate.[/Dante] – aclaró.

    – [Cole]¿Un grupo?[/Cole] – pregunté, preocupado. Dante nunca había estado muy interesado en la lucha contra la oscuridad. No estaba entrenado ni tenía experiencia, salvo la de las peleas callejeras en las que se había metido en más de una ocasión.

    – [Dante]Kaylee, tú, yo y quien podamos encontrar. Nate seguro.[/Dante] – explicó. Me llamaba la atención que ya hubiese dado por hecho que yo iba a acceder. Por un instante dudé si lo había pensado porque era su hermano y era buena persona o porque la gente me tomaba por alguien adicto a ese tipo de emociones. En su día lo había sido.

    – [Cole]Cuenta conmigo.[/Cole] – afirmé, mirándole a los ojos. No parecía un grupo muy grande, pero con Nate de nuestro lado las cosas pintaban mucho mejor. Yo había estado en la Escuela Legado cuando tuvo que defenderla de un grupo de radicales de ‘Pureza’. Se había propagado como un altercado racista, pero no entre las razas que la gente pensaba.

    – [Dante]Pues coge tus cosas.[/Dante] – dijo poniéndose en pie. Desde luego parecía tener prisa.

    – [Cole]¿Qué cosas?[/Cole] – pregunté mientras le veía volver a ponerse sus sucios zapatos, seguramente por haber pasado por el Bosque de los Lobos. Solo se me ocurría ponerme unas botas para el barro y poco más.

    – [Dante]¿Armas?[/Dante] – preguntó. Me encogí de hombros y le enseñé un bolsillo que solía enganchar al cinturón donde tenía algunos objetos que me podían venir bien. – [Dante]¿Se largó con la espada?[/Dante] – preguntó. Para otra gente una espada tendría poca importancia, pero en nuestra vida ese objeto nos había marcado. Mi padre tenía una espada mágica llamada Espada del Caos. De pequeños nuestra madre siempre se había asegurado de mantenerla lejos de nuestro alcance, pero a mi padre le gustaba enseñarla.

    – [Cole]Sí. No la tengo.[/Cole] – comenté quitándole hierro al asunto.

    – [Dante]Puto egoísta.[/Dante] – maldijo Dante. Su relación con Logan le definía demasiado, hasta el punto de hacer cosas que no serían propias de él con tal de alejarse de la estela de nuestro padre. – [Dante]En fin, echa lo que tengas y vamos.[/Dante] – añadió, al ver que no seguía hablando de él.

    – [Cole]A veces me pregunto si tú eres el demonio serpiente y yo el hijo de «El ángel de Moondale».[/Cole] – metí algunas cosas más en una mochila de viaje que desgraciadamente estaba hecha por Infinity, que también era un gigante al otro lado del charco. No sabía cuantos días iba a estar fuera, así que eché varias mudas de ropa antes de ponerme a escribir una nota para mi padrino.

    – [Dante]Probablemente, por eso me tocó llevar esa mierda de apellido.[/Dante] – respondió con el habitual ironía que ocultaba su enquistada angustia.

    – [Cole]Si algo no te gusta: cámbialo.[/Cole] – le repliqué. No le resultaría difícil convertirse en Dante Browning, Dante Echolls o incluso Dante Roman.

    – [Dante]Mamá siempre decía que nuestros apellidos son un recuerdo de dónde venimos, no de quién somos. Por eso no eres Cole Villiers, pero sí eras su hijo.[/Dante] – A punto había estado de ser Cole Villiers, pero mamá no había querido que olvidase a mi madre biológica y me dejó su apellido para que cuando fuese mayor, lo decidiese yo mismo. Al final, se había convertido para mí en un legado de mis dos madres. Mi padre no me había marcado tanto como para dejarlo ir. – [Cole]No lo vamos a superar en la vida. [/Cole]- admití mientras me colgaba la mochila y me ponía unos zapatos cómodos. No hablaba de mi padre y Dante lo sabía.

    – [Dante]Era lo mejor que teníamos.[/Dante] – aseguró. Asentí con la cabeza.

    – [Cole]Todavía sueño con ella: viene a verme, le enseño esto…[/Cole] – admití. Mi madre seguía siendo un ángel en mi vida, siempre me acompañaría y era por ella y por mi padrino por quienes había conseguido empezar a ser una persona diferente. – [Cole]Es como si siguiera viva.[/Cole] – le aseguré.

    – [Dante]Tienes suerte. Yo no sueño.[/Dante] – replicó con amargura. – [Dante]A veces tengo miedo de olvidarla. De no recordar su cara o su voz.[/Dante] – explicó. Sentí miedo por él, porque no hay nada más doloroso que eso. De las personas que se van siempre nos quedará el recuerdo, quitarnos eso es el mayor daño que se puede hacer.

    – [Cole]Siempre que la eches de menos, puedes venir y te cuento cosas de ella.[/Cole] – le dije, intentando apoyarle. Yo era unos años mayor así que tenía los recuerdos de ella más claros.

    Mi hermano asintió, silente. La oscuridad creció a su alrededor, devorando la luz y tragándolo casi completamente. Le di la mano y me adentré en ella junto a él.

  • LO CORRECTO

    Jane – La Nave

    Noche

    No sé cuál es la hora aceptada por la sociedad para hacer postres. Supongo, que una vez pasa la madrugada, no debería estar cocinando y menos en La Nave, con Nate mirándome atentamente. El problema estaba, en que cuando todo iba mal, la repostería era mi ancla.

    Vaya asco de inicio. Si esto fuera un libro, lo cerraría y lo vendería en ‘Infinizon’ por tres duros, porque no hay nada peor en esta vida que un personaje que se agarra a los estereotipos de género, pero la repostería es una especie de ciencia exacta, es la única cosa a la que te puedes agarrar cuando eres hija de dos desastres y no tienes mucho dinero. Para hacer un bizcocho, te vale con azúcar, huevos, harina y un poco de aceite y levadura. No es, lo que se diría, un hobbie caro.

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  • TOCADO POR UN ANGEL

    Niall – Conservatorio de Moondale

    No soy una persona especialmente madrugadora, pero hago pequeños sacrificios por la música. Suelo llegar el primero para tener un par de horas para mí solo y ensayar sin el bullicio de los demás instrumentos y personas.

    Llevo tocando el violín desde los ocho años y este pequeñín ha estado conmigo desde entonces, es como una extensión más de mí. Durante todo este tiempo he tratado de cuidarlo lo mejor que he podido ya que no puedo permitirme comprar uno mejor. Posiblemente he cambiado más sus cuerdas que yo de zapatillas.

    Unos aplausos tras mi cover de New Rules de Dua Lipa me sobresaltaron. Al final del pasillo pude vislumbrar una figura alada. Lo mismo Dios me quería entre su reparto de instrumentistas. Si ese era el caso ella tendría que esperar, que soy demasiado joven para morirme.

    – [Dante]¿Eres Niall?[/Dante] – Pregunto el ángel cuando llego hasta el escenario. Según dicen los ángeles no tienen sexo, pero este irradiaba sexualidad por todos los poros de su cuerpo.

    – [Niall]El mismo.-[/Niall] Tras escanearlo un par de veces al final conseguí ubicarlo, no era un ángel de verdad de esos de arpa precisamente – [Niall]Estabas en la fiesta de los mellizos ¿verdad?. Esas alas son difíciles de olvidar.[/Niall]

    – [Dante]Lexie me ha dicho dónde estabas.[/Dante] – Dijo mientras asentía a mi pregunta. – [Dante]Vengo a pedirte ayuda, Noah está en problemas.[/Dante]

    – [Niall]Me prometí no inmiscuirme en su vida amorosa, el verá lo que hace.-[/Niall] Cupido arqueo una ceja confundido. Noah se estaba haciendo la picha un lio porque no sabía a quién quería más, si a Lexie o Allie. Pobre, si supiese que en realidad son la misma persona.

    – [Dante]No, problemas de los que te matan, o te dejan como rata de laboratorio.[/Dante] – Ahora fui yo el que arqueo una ceja mientras guardaba el violín en su estuche.

    – [Niall]¿Y crees que yo puedo ayudarte? Llama a la policía, al ejercito… a sus padres.-[/Niall] Porque nadie llama nunca a sus padres. Si te la tienes que jugar entre que te mate un desconocido o tus progenitores, mejor tus progenitores ¿no?.

    – [Dante]No hay tiempo para llamar a sus padres y los demás no pueden hacer nada. Pero tú tienes poderes y eres un sobrenatural.[/Dante] – Para no querer que le cuente a Noah su “secreto” bien que iba largando Lexie por ahí a terceros que tengo poderes. Esta se la guardo, le pediré entradas para el concierto de Twenty One Pilots.

    – [Niall]Maldito culo inquieto de Noah. No se puede estar quieto ni 5 minutos.-[/Niall] Suspire resignado negando con la cabeza. Era un cumulo de sensaciones en apenas una fracción de segundo – [Niall]Supongo que tendrás un plan al menos.[/Niall]

    – [Dante]Eh…sí…reunir gente fuerte e ir a Infinity para sacarlos.[/Dante] – Resultaba adorable si pensaba que solo con eso tendríamos alguna clase de oportunidad.

    – [Niall]Vale, el plan mejor que lo piense otro.-[/Niall] Yo tampoco me iba a poner con los planes de salvamento. Lo único que conocía de misiones de salvamento lo había aprendido de las películas bélicas que el profesor de historia ponía cuando no tenía ganas de enseñar.

    – [Dante]Para eso he traído a Kaylee, es nuestra cabeza pensante y hechizante.[/Dante] – Comento. No había tratado mucho con Kaylee en los años que llevaba en Moondale. Se dedico a meterse con Lexie y le hicimos el vacio. Aunque últimamente parecía que había cambiado, resultaba más… sociable. – [Dante]No somos muchos, pero no podemos dejarles allí[/Dante]

    – [Niall]Que remedio, os acompañare. Es esto o ver RuPaul Drag Race en maratón.-[/Niall] En la temporada actual Shangela reaparece por sexta vez y Michelle Visage tiene los pechos más grandes que mi cabeza.

    – [Dante]Va a ser un poco más peligroso.[/Dante] – Se hizo el silencio entre nosotros, era como si hubiese pasado un ángel. Vale, creo que debo ir dejando las referencias hacia esos seres alados.

    – [Niall]¿Intentas que me eche atras?.-[/Niall] Pregunte con una sonrisa nerviosa. Esa tipica risilla de no sabes donde te estas metiendo. – [Niall]Por cierto, no me he quedado con tu nombre.[/Niall]

    – [Dante]Me gusta ser realista.[/Dante] – tendió la mano y observe que tenía las uñas llenas de grasa. Un hombre al que le gusta trabajar con las manos. – [Dante]Dante Villiers. Me imagino que tú no eres Niall a secas.[/Dante]

    – [Niall]Nate Allen.-[/Niall] Le estreche la mano. Tocado por un ángel. Ya paro de verdad, lo prometo. – [Niall]Villiers. ¿Como Logan Villiers?[/Niall]

    – [Dante]Por desgracia. ¿Lo conoces?[/Dante] – No lo dijo pero se notaba en todo su cuerpo. Era su padre. Y lo poco que conocia yo del mio era precisamente su nombre.

    – [Niall]No en persona. Pero si conoce a mi madre. Ya me entiendes.-[/Niall] Le guiñe un ojo y le di un codazo, no de manera literal, real.

    – [Dante]¿Me estás diciendo que es tu padre?[/Dante] – Toda la compostura de Dante desapareció y se le desencajo un poco la mandíbula.

    – [Niall]Eso parece. Una pena. Hubiésemos hecho buena pareja.-[/Niall] Reduciendo a cero el sex-appeal de Dante en tres, dos, uno…

    – [Dante]Esto es un poco…raro.[/Dante] – Confeso. A mí me lo va a decir que un poco más y le tiro los trastos a mi hermano. – [Dante]Pero todo hijo abandonado por Logan es hermano mío.[/Dante]

    – [Niall]A saber cuántos hijos tiene desperdigados por el mundo.-[/Niall] Nos echamos a reír y las risas resonaron por el auditorio. Pero daba un poco de mal rollo. Lo mismo la misión principal de Logan era ir esparciendo su legado por el mundo.

    – [Dante]De momento eres el primero que conozco. Verás cuando se entere Cole.[/Dante] – Añadió tendiéndome mi estuche del violín, para que digan que la caballerosidad a muerto.

    – [Niall]¿Cole?.-[/Niall] Le pregunte mientras salíamos del auditorio.

    – [Dante]Es el mayor, en teoría. Yo antes era el pequeño pero ya no sé decirte.[/Dante] – Me hizo gracia ese en teoría. Lo mismo había alguien más mayor que ese tal Cole. Por otro lado Dante y yo tendríamos que ir comparando fechas para ver quién era más joven de los dos.

    – [Niall]Menudo pilla brava.-[/Niall] Sentí escalofríos de pensar que podría haber preñado a mi madre mientras Dante estaba floreciendo en el vientre de su madre, o viceversa.

    – [Dante]Por suerte no lo conoces bien.[/Dante] – Me dio una palmadita de ánimo en la espalda. Lo último que hubiese pensando que iba a ocurrir hoy es que tendría que hacer una misión de rescate, mucho menos que iban a aparecer dos hermanos.