Moondale

Categoría: 4×06 – The Butterfly Effect

  • MI ANGEL GUARDIAN

    ELLIOT WILLIAMS

    MAÑANA – KOURAS

    Lo último que imagine que acabaría haciendo cuando me levante aquella mañana es que me vería transportado junto con los demás al mundo de los Daesdi con la misión de reclutar a los Daë.

    Fui algo escéptico cuando Vera se presento en la puerta de casa y me conto sus planes. No era ninguna clase de héroe como los Moondies, no poseía ningún tipo de habilidad y mi vida se resumía en evitar los conflictos.

    Pero entonces apareció Tina, o la que pensaba que era Tina, la cual quedo encandilada con la idea de Vera de hacer una acampada improvisada con los demás. Así que tras un repentino envalentonamiento acepte solo para descubrir que había sido engañado más tarde.

    -[Jane] Sois unos irresponsables.-[/Jane] Fue lo primero que dijo Jane tras levantarse del suelo y sacudiéndose el polvo del cuerpo. Uno podría pensar que se refería a Owen y los demás, pero tenía la sensación de que también hablaba por Vera y por mí.

    – [Owen] Te das por aludida a ti misma ¿no?.-[/Owen] Supongo que se refería al presentarse allí con los demás para detenerlos.

    – [Jane] Yo he venido a impedir todo esto.-[/Jane] Añadió encarándose a Owen a pesar de que le sacaba una cabeza de altura, mi hermana no se amedrantaba ante nada. Owen por su parte se rasco la cabeza despreocupado.

    – [Elliot] Dejad la discusión para cuando estemos en casa.-[/Elliot] Intentaba imponer algo de tranquilidad, pero al igual que en casa casi que mejor debería haberme quedado callado.

    – [Jane] ¿A qué habéis venido exactamente, Elliot? Pensaba que tenías más cabeza.-[/Jane] Yo también lo pensaba y me habían engañado por completo.

    – [Elliot] Vera me ha convencido de seguiros para ver que tramabais. Era eso o una redacción de historia.-[/Elliot] Me sabía mal echar a Vera a los lobos pero era consciente de que Jane no se enfadaría con ella.

    – [Owen] Y ahora estás viviendo la historia. El oeste…-[/Owen] Owen comenzó a disparar con sus dedos en dirección al cielo.

    – [Vera]Gracias por echarme la culpa, vendido.-[/Vera] Vera se quedo mirándome y enarco una ceja, las piernas me flojearon al ver su expresión.

    – [Elliot] No te echo la culpa… centrémonos a lo que nos han mandado, y antes podremos salir de aquí.-[/Elliot] Dije intentando cambiar la conversación y evitar acabar peor de lo que ya estaba quedando.

    – [Vera]Me acabas de echar la culpa, traidor.-[/Vera] Añadió riéndose, al menos ahora sabía que no se lo había tomado mal.

    – [Elliot]Pero no se enfadara contigo. –[/Elliot] Le susurre mientras Jane intentaba traer de vuelta a la realidad a Owen que no dejaba de disparar al aire imaginariamente.

    – [Jane]El oeste es peligroso y más para dos mujeres.-[/Jane] Jane arrastro a Owen hasta donde nos encontrábamos. Tenía mucha razón. El oeste estaba repleto de paletos e imperaba la ley del más fuerte. Eran un grupo de hombres codiciosos en busca de oro, indígenas a los que cazar y mujeres que profanar.

    – [Owen] Dos pistolas tengo…- [/Owen] Sacando a relucir de nuevo sus dedos índices recién desenfundados.

    – [Vera] ¿Cómo te has tomado lo de Tina? Me pareció entender que te gustaba. -[/Vera] Nadie sabía lo mío con Tina. Bueno ni la propia Tina creo que supiese que me gustaba. Había conocido a una persona completamente diferente a como la representaban los demás. Creo que solo necesitaba alguien que le escuchara y encontró ese alguien en mí.

    – [Elliot] Ahora que se que no la ha matado mejor. -[/Elliot] Ni con los abusones del instituto había sentido este sentimiento antes, una especie de ira que se apodero brevemente de mi persona, nunca había experimentado eso.

    – [Vera] Os podíais haber dado el número de móvil. No sé, digo por eso de que estamos en el futuro. -[/Vera] De hecho habíamos estado hablando por la InfinityBand, pero desde lo que ocurrió, todo el tema de retener sobrenaturales, espionaje y demás cosas no lo había utilizado. Lo primero que hice al llegar a este mundo fue comprobar los mensajes. No había señal, lo que hubiese sido un buen método de comunicación entre los demás. Pero tenía un par de mensajes pendientes de leer, entre los habituales de insultos de compañeros de clase había uno de Tina en el que decía que se ausentaría durante un tiempo. Se había ido con sus padres a remodelar una vieja casa en Atlanta.

    – [Owen] Así que Tina y tú ehh, Romeo.-[/Owen] Añadió dándome un par de codazos los cuales debían de ser bastante fuerte a juzgar por el modo en el que me hacían balancearme.

    – [Jane]¿¿¿Tina???.-[/Jane] Jane parecía escandalizada por el tono de su voz. Aun me veía como su hermano pequeño. – [Jane]¿Pero no te gustaba Vera? ¿Por qué nadie me cuenta nunca nada?[/Jane]

    – [Owen] ¿Así que Vera? .-[/Owen] Mi hermano se rasco la barbulla echándonos un vistazo a los dos. A saber que se le estaba pasando por la cabeza.

    – [Elliot]¿Qué?. No. Vera y yo solo somos….  ¿podemos dejarlo? tenemos que buscar algo de ropa para no llamar tanto la atención.-[/Elliot] Seguramente me había puesto rojo como un tomate, no puedo confirmarlo. Es cierto que había sentido algo por Vera desde pequeño, pero el miedo a no ser reciproco y perder su amistad me hizo no decir nada.

    -[Vera]Buena idea.-[/Vera] se quedo pensativa un momento. –[Vera] Deberíamos hacer dos grupos para no llamar tanto la atención e ir a dos puntos diferentes. Cuando terminemos, nos reunimos aquí.[/Vera]

    Los equipos parecían un poco obvios. Jane y Vera no podían andar solas por aquí así que debían ser grupos mixtos, y Vera parecía que me había leído la mente. – [Vera]Owen, ¿vienes conmigo? [/Vera]

    – [Owen] Me parece bien .-[/Owen] Acepto tras echarle un vistazo a Jane y pasarse la mano por el cuello, seguramente agradeciendo el haberse librado de las continuas collejas que hubiese recibido si hubiese ido con ella.

    – [Jane]Yo puedo ir sola si Elliot quiere ir con vosotros.-[/Jane] Se llevo las manos a los brazos escudándose mientras agachaba la cabeza.

    – [Elliot] No, tu y yo vamos juntos. -[/Elliot] Añadí agarrándola de la mano encaminándonos por un lateral hacia las casas de madera.

    – [Jane] ¿Estás seguro?.- [/Jane] Iba tirando de ella según avanzábamos. Vera y Owen se habían marchado por el otro lado.

    – [Elliot] Si. Vera tiene a Owen como musculo, yo me llevo la mejor parte. Solo… no le repliques a los tíos que se pongan insolentes. -[/Elliot] Jane era el cerebro y el musculo si había que incapacitar a alguien. Lo que más me preocupaba era que alguien se pusiera vulgar con ella, en ese caso estaríamos en un lio.

    – [Jane] Ja, sabes que eso es imposible.- [/Jane] Sonrió recuperando el ánimo.

    – [Elliot] Lo harás si quieres protegerme, y tu siempre te encargas de protegerme. -[/Elliot] Dicen que todo el mundo tiene su ángel guardián, bueno Jane es el mío. Siempre lo ha sido, desde que era un bebé hasta el hombre en el que supuestamente me he convertido. Siempre ha cuidado de mí, ha estado conmigo y luchado mis batallas a mi lado e incluso por mí.

    – [Jane] Ya no me necesitas.-[/Jane] Entendía porque podía pensar eso. De un tiempo aquí me he distanciado un poco, pero no solo de ella sino de todos, en un intento de valerme por mi mismo sin la ayuda de nadie.

    – [Elliot] Siempre te voy a necesitar. Eres la única persona cuerda con la que puedo hablar en esa casa.-[/Elliot] Bromee, papá y mamá estaban ocupados rebautizando la casa, solo esperaba que la limpiaran a fondo después. Y con Owen no podía hablar de mucho más que no fueran chicas, deportes o lo guapo que era.

    – [Jane] Lo peor es que es verdad. -[/Jane] Volvió a sonreír mientras llegamos a la trastienda de una tienda en la que tenían un par de conjuntos de ropa tendidos aireándose del polvo.

    – [Elliot] Ponte esto. Como vayamos de negro nos pegaran un tiro en cuanto nos vean.-[/Elliot] Vestir de negro en el oeste era sinónimo de ser un ladrón o un asesino. Tal vez ir de negro fuera una buena forma de evitar que la gente se nos acercara, pero no me la quería jugar a que algún vaquero se quisiera hacer el héroe. Así que al final nos pusimos unos trajes marrones propios de ganaderos. Jane se recogió el pelo y lo oculto en su sombrero.  – [Elliot] Toca mezclarse con los lugareños. Veamos que podemos descubrir en la taberna.[/Elliot]

  • ESCISIÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – DAONNA

    La vida a veces te hace replantearte ciertas cosas, aunque en nuestro caso, en el mundo en el que vivíamos y con las cosas a las que estábamos expuestos, eso iba al extremo.

    Yo siempre había sido un completo «friki» de los dinosaurios. Os podéis imaginar que con su parecido a mi forma de Rakkthathor, era algo habitual, además, era lo más cercano a los dragones que habíamos tenido según lo que contaba la historia «humana», pese a que en la realidad los dragones existiesen y no fuesen todos tan malos, pero eso es algo que descubrí bastante tiempo después.

    Evidentemente eso hacía que imaginarme ver a esos seres caminando por la Tierra sería impresionante. Recuerdo ver muchas veces toda la franquicia de Jurassic Park y releer los libros. Pero nada de eso me preparó para verlos caminar frente a mí.

    Mi llegada a ese mundo había sido, como muchas cosas en mi vida, apresurada. Primero estaba en el mundo de los Daesdi y luego estaba en un inmenso espacio natural donde todo parecía magnificado al no haber sido tocado por la mano del hombre. La nieve se veía cercana, cubriendo las montañas que nos rodeaban.

    Al principio no lo supe, claro está, pero cuando mis ojos se acostumbraron al entorno empecé a fijarme en enormes figuras animales que sobresalían en el horizonte. Un ruido me sobresaltó y vi que una estaba detrás de mí. Al menos pensé que era una, en realidad era una manada que se acercaba a nuestra zona. Un escalofrío me recorrió la columna y todo pareció ir más despacio a medida que yo iba más rápido.

    Me fijé en uno de los saurios, no medía más de tres metros de largo y parecía algo más bajo que yo. Tenía una cresta entre la nariz y los ojos. Eran una manada de unos siete u ocho, probablemente algún tipo de Coelophysis. Así que no, no eran herbívoros. Cualquier duda que tuviese quedó despejada cuando vi a cámara lenta cómo se fijaban sus ojos en mi zona.

    Miré a mi alrededor y vi que no había llegado solo: Lexie, Kaylee y Sophie habían llegado conmigo. No me lo pensé dos veces, cambié a mi apariencia Rakkthathor y las cargué a las tres, corriendo a cualquier sitio lejos de aquellos predadores.

    A medida que avanzaba, mis ojos no daban crédito a las maravillas que veía. Formaciones de gemas y piedras preciosas a plena vista, paisajes de colores y formas que nunca había visto ni en fotografías. Contuve el impulso de detenerme y sacar la cámara de su funda, que esperaba que siguiese intacta. Cuando estuve a punto de detenerme cerca de un riachuelo de color rubí, vi a un enorme ‘Allosaurus’ y lo esquivé, dirigiéndome a las montañas donde esperaba encontrar menos amenazas.

    Allí, en la base de un gran pico nevado, me detuve al ver una entrada. Dejé a las demás allí un momento y me interné en la caverna para asegurarme de que estaríamos a salvo. Después de inspeccionarla con detalle, volví a por ella y nos quedamos a unos metros de la entrada, por si algo nos sorprendía.

    Mis corazones latían a plena potencia. Mi cabeza era un hervidero. Estábamos en la prehistoria, pero no en la de la Tierra o al menos no como decía la arqueología, porque las especies de dinosaurios que había visto por el camino pertenecían tanto al cretácido como al jurásico. Aún no había visto ninguno del triásico pero no podía descartarlo.

    Estaba deseando hablar con alguien de todo lo que pasaba por mi cabeza, pero ellas parecían estar inconscientes. Respiraban, lo había comprobado cada cinco minutos, pero el viaje debía haberles afectado. Yo me había librado porque mi metabolismo iba más acelerado para paliar los daños que pudiera provocarme la propia electricidad de mi cuerpo.

    Un par de veces salí al exterior y tomé fotografías. La cámara había sobrevivido a todo el trayecto y parecía estar bien y funcional. Usando el teleobjetivo de la cámara exploré la distancia sin alejarme de la entrada de la caverna.

    Vi una enorme laguna de agua rosada, el río de color rubí que nos habíamos cruzado, especies de dinosaurios de todo tipo, incluso del triásico, confirmando que no estábamos en la Tierra, si no en el Cúmulo Nexus y probablemente en el pasado, en el tiempo de los Daë anteriores a nuestros padres. Aquél lugar era asombroso. A lo lejos se distinguían playas donde la arena y piedras eran puras gemas.

    Las montañas contenían mi capacidad de visión y no quería alejarme de la cueva por si pasaba algo. Tras las montañas se divisaban estelas de humo que llamaron mi atención. Traté de ver más, pero me fue imposible. Continué observando un buen rato hasta que di con una especie de aldea que no encajaba con aquél tiempo. Parecía sacada del pasado, sí, pero no de un tiempo tan remoto. No llegué a ver si había personas, estaba demasiado lejos, pero si había un daë allí, habría sobrenaturales o humanos.

    No podía hacer mucho más así que volví con las demás después de recoger lo necesario para hacer un fuego. No fue difícil crear fricción con mi velocidad, pero para cuando terminé de poner a punto las llamas, ya se estaban despertando.

    – [Lexie]Por un momento he pensado que estaba muerta y me ha parecido bien.[/Lexie] – se quejó Allie…Lexie, poniéndose en pie. Aún no terminaba de conciliar su verdadero nombre con su verdadera apariencia. Allí estaba, poniéndose en pie, con el ceño fruncido y una ropa imposible para vivir cualquier tipo de aventura, pero eso era lo que menos parecía importarle.

    – [Noah]Ha debido ser el teletransporte. Y tener que moveros tan rápido no ha ayudado.[/Noah] – traté de explicar. Lexie me oyó, pero no pareció querer responderme. Había pensado durante el rato en el que había estado solo que quizá fuese un buen momento para arreglar las cosas, pero la vida real era más difícil que lo que uno podía imaginar en su cabeza.

    Kaylee se incorporó en ese momento y tuvo que quedarse sentada.- [Kaylee]Me encuentro fatal.[/Kaylee]- se sujetaba la cabeza y parecía algo mareada.

    – [Noah]Bebe un poco.[/Noah] – le tendí una botella de agua. No era demasiado grande. Me había llevado algunas cosas de primera necesidad para llegar al lago, pero no había contado con que nuestro camino terminase dejándonos tan lejos de casa, de lo contrario habría preparado una mochila como habían hecho los del otro grupo.

    Kaylee lo agradeció y bebió poco a poco. Al cabo de un rato pareció estar mejor, porque se puso a comprobar cómo se encontraba Sophie, aún «dormida». Era la única de todos que no tenía nada de sobrenatural.

    – [Noah]En parte es culpa mía. Me desperté antes y nos iban a atacar, así que os moví.[/Noah] – expliqué, mirando a ambas pero recibiendo una mirada cortante por parte de Lexie. Ni siquiera la apartó, simplemente me observó, desafiante.

    – [Lexie]¿Dónde estamos y cómo salimos de aquí?[/Lexie] – preguntó. En ese momento no me cabía duda de que si hubiera podido evitar preguntarme, lo habría hecho. Me pregunté si Xander se habría sentido así durante todos estos años y comprendí el dolor que había cargado mi primo.

    Suspiré, tratando de tener paciencia. Si sumaba lo que sabía de Lexie y Allie, llegaba a saber bastantes cosas de ella, aunque prácticamente no hubiese contado nada de sí misma. – [Noah]Estamos probablemente en un mundo del Cúmulo Nexus. Un mundo…prehistórico.[/Noah] – expliqué. Había buscado en los recuerdos de mi padre algún tipo de información sobre ese lugar, esperando que en los conocimientos que había ganado de las Pruebas hubiese algo de la historia de los daë, pero de su pasado no había nada. Había algunos que podía descartar por sus apariencias, como los de Géminis o Piscis, pero corría riesgo de equivocarme.

    – [Kaylee]No es la peor opción.[/Kaylee]- comentó Kay, sacando su lado más positivo. – [Kaylee]Pero tenemos que buscar comida.[/Kaylee] – añadió. Agradecí tenerla allí conmigo, era un gran apoyo no solo por su capacidad si no porque desde que había cambiado, era una persona increíble con la que sabía que podía contar para cualquier cosa.

    – [Noah]Sí, pero va a ser difícil no ser «la comida».[/Noah] – repliqué, casi hablando solo para ella. – [Noah]He visto un poblado cerca.[/Noah] – aclaré. Cuando Sophie se recuperase podría ser uno de los primeros sitios que nos convendría visitar. Pero teníamos varios problemas: uno era la ropa y otro el idioma.

    – [Lexie]Yo me voy de aquí. Vosotros jugad a las casitas.[/Lexie] – espetó Lexie cortando la conversación. Cogió su mochila y fue derecha hacia la entrada sin contemplaciones.

    – [Noah]Lexie, no puedes irte. No creo que tus ilusiones vayan a funcionar con los dinosaurios.[/Noah] – dije dando un par de pasos en su dirección, preocupado. La conocía lo suficiente como para saber que sería imposible convencerla de nada, pero estábamos en un caso de fuerza mayor.

    – [Kaylee]No había dinosaurios en la prehistoria.[/Kaylee]- puntualizó Kaylee.

    – [Noah]Lo sé, y he visto especies de diferentes periodos.[/Noah] – aseguré, encantado de poder discutirlo con alguien. Ese mundo era una mezcla de periodos mesozoicos junto con elementos de la prehistoria humana, al menos. Aunque todo eran conjeturas y teorías basadas en lo que había visto, no había rastros de grandes civilizaciones. – [Noah]Por eso creo que sí estamos en el Cúmulo.[/Noah] – añadí. No tenía sentido que el pasado de la Tierra fuese así, ni siquiera teniendo en cuenta la presencia de los demonios.

    – [Lexie]Me importa una mierda.[/Lexie]- replicó Lexie de malos modos. No entendía cómo era posible querer tanto a una persona y que a la vez, pudiera sacarte de quicio. Lexie no atendía a razones y me resultaba muy frustrante.

    – [Noah]No puedes irte. Tenemos que mantenernos unidos.[/Noah] – le pedí. Miré hacia Kaylee, suplicando su ayuda. En ese momento mi relación con Lexie no me ponía en el mejor lugar para convencerla.

    – [Kaylee]No te vayas.[/Kaylee]- lpidió Kay, poniéndose en pie.- [Kaylee]A un mordisco de Rex dudo que sobrevivas.[/Kaylee] – añadió, pero Lexie no escuchaba, ya había salido de la cueva con paso apurado. Hice una seña a Kaylee y la seguí.

    En el exterior hacía mucho frío y aunque llevábamos ropa de abrigo, no estábamos preparados para tanto.

    – [Lexie]No me sigas.[/Lexie]- dijo Lexie al verme detrás.- [Lexie]Yo me tengo que ir de aquí.[/Lexie] – añadió. La había visto otras veces así, pero nunca con tanto empeño. Había discutido con los Daesdi porque no soportaba que nadie decidiese por ella y no había podido hacer nada por evitarlo.

    – [Noah]Lexie la única forma de salir de aquí es ayudar a los daë.[/Noah] – traté de explicarle, serio.

    – [Lexie]¿Los dae me van a ayudar cuando el audífono se me quede sin pilas?[/Lexie] – replicó, girándose hacia mí. Su piel bronceada parecía más sonrojada de lo habitual por el frío y quizá también por la ira que desprendía.

    – [Noah]Encontraremos la forma. Te lo prometo.[/Noah] – dije, acercándome un poco. En mi mente seguía la fantasía de arreglar las cosas y volver a ser tan cercanos como antes. Henry aún tenía en sus manos el prototipo que me había llevado de Infinity, pero no sabía si ya lo habría logrado hacer funcionar.

    – [Lexie]La voy a encontrar yo sola ahora mismo.[/Lexie] – afirmó, tensa. Fue a girarse pero le cogí la mano en el último instante.

    – [Noah]Por favor. No hay otra forma, no puedes salir de aquí. Estamos a millones de kilómetros de la Tierra, ni siquiera sabemos si en el presente.[/Noah] – no era consciente en ese momento, pero a Lexie poco le importaba la lógica de la situación. Era un volcán en plena erupción y podía haber dicho cosas diferentes que sí la hubieran convencido. O quizá no, nunca lo sabría, al final las cosas ocurren como tienen que ocurrir.

    – [Lexie]Que me da igual.[/Lexie] – se soltó de mi mano y caminó, alejándose.

    – [Noah]No puedes escapar siempre.[/Noah] – ya se lo había dicho otras veces y sabía que no le gustaba escucharlo de mí, pero la desesperación nubla el juicio.

    – [Lexie]Vaya que no. Madre mía, te digo yo a ti que sí.[/Lexie] – aseguró, sin darse la vuelta.

    Caminé tras ella y fui a responderle, pero un estruendo como nunca había escuchado reverberó en el helado aire de la montaña. Miré hacia arriba y vi una enorme figura alada. Al principio lo tomé por un ‘pteranodon’ o algún dinosaurio volador de algún tipo, pero cuando lo vi lanzarse en picado hacia la llanura y rociar con su aliento de fuego un grupo de herbívoros antes de llevarse uno entre sus fauces hacia la cima de la montaña, lo supe. – [Noah]¿U-un dragón?[/Noah] – sin terminar de creérmelo. Aquél lugar era aún más peligroso de lo que parecía.

    – [Lexie]Joder.[/Lexie] – replicó ella.

    La miré y vi en sus ojos que no iba a volver con nosotros. Sabía que me odiaría si me la llevaba de aquél lugar, pero todo en mí temblaba de miedo ante de la idea de verla contra cualquiera de aquellas criaturas.

    – [Noah]Lo siento.[/Noah] – aferré su cuerpo tratando de no ser demasiado personal para no invadir su espacio teniendo en cuenta el enfado que tenía conmigo y volvimos a la cueva.

    – [Lexie]¿Pero tú no estás bien de la cabeza?[/Lexie] – me gritó. – [Lexie]Que te he dicho que me voy. No tienes derecho a nada. ¿Sabes quién soy yo? ¿Tú sabes quién es mi padre?[/Lexie] – espetó, cada vez más cerca. Ante sus palabras, me iba viniendo abajo. No soportaba la idea en la práctica de que estuviese enfadada conmigo. Nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y lo que sentía por ella seguía ahí. Pese al dolor de saber que me había mentido, seguía ahí. Quizá esa era la peor parte, saber que quizá ella no volviese a querer acercarse a mí nunca, pero yo si seguiría queriéndola. Así que el dolor y la pena dieron paso a la frustración y el enfado.

    – [Noah]¿Me estás diciendo en serio que quieres salir sola a un mundo donde hay dinosaurios y dragones?[/Noah] – me sentía tenso. Quería llegar a ella y arreglar las cosas pero sencillamente, no podía, como si fuera incapaz de contener la frustración que me provocaba todo aquello. No dejaba de pensar en que me había mentido durante años y ahora prefería ponerse en peligro a sabiendas con tal de tener la razón.

    – [Lexie]Sí.[/Lexie]- sentenció, más seria de lo que nunca la había visto. No sabía si estaba enfadada conmigo, con los daesdi o con todo a la vez. Negué con la cabeza, dándome por vencido. Me estaba dejando llevar demasiado rápido por la derrota, pero aquella batalla no la iba a ganar. Mi fuerza de voluntad no era tan buena.

    Lexie no perdió el tiempo y se marchó de nuevo hacia la puerta, pero se topó con algo que la retuvo, una especie de muro invisible. Su grito de rabia me dejó aturdido.

    – [Kaylee]Te quedas aquí.[/Kaylee]- aseguró Kay, ayudando a incorporarse a Sophie.- [Kaylee]Y chimpún.[/Kaylee] – sentenció. Lexie volvió a soltar un grito de rabia. Volvieron a mi los recuerdos de un tiempo en el que Lexie era mi apoyo y Kay la que estaba perdida. Eso puso en perspectiva para mí lo mucho que cambian las cosas.

    – [Kaylee]Cuando te canses, hay que pensar cómo vamos a sobrevivir a la noche.[/Kaylee] – replicó, mirándola. Desde lo de Infinity, Kaylee había empezado a recuperar las fuerzas que le habían flaqueado y ahora cada vez parecía más su verdadero yo.

    Lexie estaba fuera de sí, golpeando el muro, arañándolo. Su enfado y su frustración no hacían más que aumentar a medida que el mundo seguía impidiéndole hacer lo que ella había pensado. Mi mirada se cruzó de nuevo con la suya y no pude soportarlo.

    – [Noah]Voy a salir a por comida.[/Noah] – dije, poniéndome en pie. Era una de las primeras cosas que debíamos conseguir para estar a salvo, pero en ese momento concreto más que por una decisión lógica y meditada, lo hice porque no podía seguir en el mismo espacio que una Lexie que me detestaba.

    – [Lexie]Ojalá te coma un dinosaurio.[/Lexie]- maldijo ella, cuando pasé a su lado.- [Lexie]O un dragón. O un dragón dinosaurio. [/Lexie] – no fueron las palabras, si no la ira que puso en ellas, las que mermaron aún más mis fuerzas. Sinceramente, y ya sé que no queda muy heroico, lo único que me apetecía en ese momento era llorar.

    – [Kaylee]Cállate ya, Lexie.[/Kaylee]- intervino Kaylee. Se puso en pie y se acercó a mí, desactivando el conjuro.- [Kaylee]Voy contigo.[/Kaylee] – quise decirle que iría más rápido yo solo y que ellas necesitaban su ayuda, pero verdaderamente, no me sentía con ánimos de estar solo.

    – [Sophie]Váyanse, que yo vigilo al chacal.[/Sophie]- confirmó Sophie, ganándose una mirada airada de Lexie.

    Como no podíamos tenerla encerrada para siempre y, sinceramente, pensaba que su principal problema era conmigo, Kaylee no volvió a conjurar el muro, supongo que siendo consciente también de que Sophie podría hacer algo parecido.

    Kay caminó conmigo en silencio por la zona. La llevé hasta una especie de bosque de árboles gigantescos donde había varios arbustos. Tardamos un buen rato en decidir qué frutos podían ser comestibles, observando a algunos de los herbívoros de la zona.

    Finalmente volvimos y cuando me acercaba a la cueva, sentí que algo no iba bien. No tardé en confirmar mi corazonada. Sophie estaba allí con el ceño fruncido, maldiciendo para sí. No había rastro de Lexie. No me hacía falta pensar a gran velocidad para saber que ella era la causa del enfado de Sophie y que se había ido. Sola en ese mundo lleno de peligros.

  • UN VIAJE AGRADABLE

    IDRIS SOLO-NOVAK

    CREO QUE POR LA MAÑANA – UN SITIO CON VEGETACIÓN Y COSAS HECHAS MIERDA

    Vale, voy a hacer un pequeño resumen para cuando adapten mi diario a serie como original de InfiniTV, cosa que les va a salir barata porque total, ya tienen casi todo de mí, hasta el adn por si quieren hacer del mundo un lugar feliz lleno de Idrises. Y todo por jugar en Endless y conseguir saldo gratis, les salió barato.

    Pues eso, el resumen. Anteriomente, en ‘Fresh Coconut’, nuestro intrépido antihéroe Idris se unió a sus amigos para salvar el mundo de la pérfida Omega. Lo que no sabía es que su camino de daë estaría truncado y antes de poder serlo técnicamente, todos tenían que unirse en un mundo extraño para reunir y guiar a otro grupo de daë que lo fue antes de sus propios padres. Así que ahora se encontraba en una galaxia lejana y probablemente en el pasado, o en el futuro, o vete a saber, porque en el Axis Mundi el tiempo no existía y a saber si la Tierra no sería más que polvo para cuando nacieron esos daë o si aún tendría dinosaurios.

    Y eso ya nos lleva al presente actual. Aparecí en una zona fría, gris y húmeda en mitad de la vegetación. Diría que estaba en un bosque, pero había mucho espacio entre los árboles. Cerca había una especie de castillo o casa del que solo quedaba un par de muros comidos por la hiedra. Miré hacia arriba, el cielo estaba cubierto de unas espesas nubes de color gris. Era bastante desagradable.

    Me sentía un poco desorientado, pero acostumbrado a cruzar a menudo el portal entre Louna y Moondale, me recuperé ligeramente más rápido que los demás y les observé. No me llevo mucho, también os lo digo, porque solo había dos personas más conmigo: Henry y su aminovia Laura.

    – [Idris]¿Tanto os costaba mandarme con Coquito?[/Idris] – pregunté alzando el puño al cielo. Seguro que era cosa de Diarmud, todo el mundo sabía que tenía favoritas, así que Elle también tenía que serlo, objetivamente, porque, bueno, Elle le gustaba a todo el mundo.

    Así que me habían dejado sin unas vacaciones en ese maravilloso y tétrico lugar con Coquito. Pensándolo mejor, ella se habría desmotivado con ese cielo.

    – [Laura]¿Dónde estamos?[/Laura]- preguntó Laura. Parecía sentirse muy perdida.

    Saqué la brújula planar de mi padre y se me quedó el culo torcido con la cantidad de portales que había cerca, tantos, que en ese momento me sentía casi más perdido. Una cosa sí me quedó clara, eso no era la Tierra, debíamos estar ya en el Cúmulo Nexus.

    – [Idris]Ya no estamos en Kansas.[/Idris] – les dije.

    – [Henry]Ni la tierra al parecer.-[/Henry] corroboró Henry, echando un vistazo al muro semiderruido que teníamos cerca. Al menos los Daesdi nos habían dicho que nos iban a mandar a otro grupo de planetas. Era algo.

    – [Idris]Debe ser el Cúmulo. Hay una bestialidad de portales por aquí.[/Idris] – volví a mirar la brújula, pensando si alguno de esos portales me llevaría con Elle. Os confesaré mi deducción de situación, por partes:

    1º En las películas de miedo, cuando los grupos se separan, mal rollo.

    2º A los negros no nos iba muy bien en esas pelis.

    3º Encima iba con una pareja, así que salvo que se pusieran a hacerlo como monos y viniera alguien a matarlos mientras lo hacían, yo tenía las peores posibilidades.

    – [Laura]¿Eso significa que estamos en peligro?[/Laura]- preguntó de nuevo Laura. Me hacía gracia porque se notaba que era medio rusa cuando decía cosas como peligrro.

    – [Idris]Lo raro sería que no.[/Idris] – confesé. Y el peligrro no tardó en aparecer. Escuché un ruido entre las hojas y una cosa que caminaba a cuatro patas, oscura, monstruosa, deforme. Como en la peli aquella en la que no pueden hacer ruido porque si no los bichos les matan, pues imaginad la escena igual pero en lugar de silencio, conmigo gritando a pleno pulmón con una voz a lo Ruby Rhod.

    Evidentemente, corrimos como alma que lleva el diablo.

    – [Idris]Nos tuvo que tocar el sitio con el puto bicho más feo del universo.[/Idris] – me quejé, intentando no ir demasiado adelantado. Miré de reojo a aquella cosa horrenda y traté de congelarlo, pero parecía no funcionar.

    No sé cuanto tiempo corrimos, pero Laura y Henry cada vez parecían ir más despacio y el bicho más rápido, pese a que le ponía muros de hielo en el camino. Por suerte, alguien nos mandó un ángel de la guarda en forma de figura encapuchada que se apareció tras un muro.

    – [Zahra]¡Por aquí![/Zahra]- nos indicó, haciendo una seña.

    – [Henry]Seguidla[/Henry]. – dijo Henry. La muchacha tampoco se recreó mucho en las indicaciones y ya había desaparecido, pero la seguimos a toda velocidad.

    – [Laura]¿Te fías de una desconocida?[/Laura] – preguntó Laura. Como siguieran con la tensión sexual no resuelta el bicho me iba a acabar comiendo para que la audiencia pudiese ver como avanzaba su trama romántica.

    – [Henry]Mejor ella que el monstruo[/Henry]. – comentó Henry. Ahí había un chiste, pero lo dejé pasar porque, bueno, estaba a punto de palmar.

    Era difícil seguir el ritmo de la chica, atravesaba la zona por los lugares más cerrados, estrechos y complicados. Entre tanta oscuridad, costaba localizarla, así que dejé salir mi forma de elfo de la luna y mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, viendo a través de ella como si fuera de día.

    Guié a los demás y finalmente llegamos a una cueva. Esperamos, guardando silencio sepulcral, hasta que pasó el peligro.

    – [Idris]Parece que ha pasado de largo, suerte que listo no es.[/Idris] – dije mirando a nuestra salvadora. Era una chica más o menos de la edad de Laura, con una tez cobriza y un pelo negro como el azabache.

    – [Zahra]Cuando pase el peligro tenéis que iros[/Zahra].- soltó sin apenas mirarnos.- [Zahra]No hay comida ni refugio para todos[/Zahra]. – añadió. Para ser un ángel de la guarda era bastante antipática y un poco agoniosa.

    – [Idris]¿Amabilidad regional?[/Idris] – pregunté mientras la veía quitarse la capucha y echar unas setas que llevaba en un atillo a un cazo que tenía sobre una hoguera. Me sentía en el Skyrim, lo que tampoco me lo ponía fácil porque todo el mundo era racista con los elfos oscuros.

    – [Zahra]No quiero más muertes a mi espalda[/Zahra]. – replicó, todavía sin mirarnos. Se quitó la capa y vi que llevaba ropas que sin duda no eran de ninguna moda actual de la Tierra. Iba vestida a trozos, con una parte que parecía de cuero y sobre ella pieles para mantener el calor.

    – [Henry]¿Qué ha pasado aquí? Podemos ayudar.[/Henry] – se ofreció Henry. Quise decirle que estábamos ya bastante jodidos, pero era demasiado buen tipo como para entenderlo.

    – [Zahra]¿Acaso puedes devolverle la vida a todo mi pueblo?[/Zahra]- espetó con bastante mala leche.

     – [Idris]¿Han sido esos bichos?[/Idris] – pregunté, sentándome en una roca. Por suerte era plana, porque me habría dejado el culo como si hubiera  venido a verme Dante. ¿Demasiado?

    – [Zahra]No. Fui yo. [/Zahra] – replicó. Nos miró a los ojos y vi que decía la verdad.

    – [Idris]Plot twiiist.[/Idris] – mi boca siempre iba por delante de mi cabeza, pero a veces venía bien para paliar la gravedad de la situación, ya sabéis, como cuando estás perdido en un mundo desconocido en una cueva oscura con una aparente genocida. Absorbí frío de nuestro alrededor y  formé en mi mano una espada rudimentaria. Llamarla espada era mucho, pero yo era un tipo positivo.

    – [Laura]Mató a su pueblo. Tu espada va a hacer poco[/Laura].- intervino Laura, que estaba empezando a parecerme una chica no muy positiva, pero por suerte me caía bien igual.

    – [Henry]No os alejéis mucho.[/Henry] – dijo Henry, casi poniéndose frente a nosotros. Lo admiré, era blanco puro de lo buena gente que era. También me caía bien.

    – [Zahra]Si os quisiera muertos, no os habría salvado del Espantajo[/Zahra].- afirmó la demonio de la guarda, negando con la cabeza. Así que esa cosa se llamaba Espantajo, muy apropiado.

    – [Idris]Vale, eso tiene su lógica. Pero la parte de matar a todo tu pueblo sigue dando mal rollo.[/Idris] – puntualicé. La chica no se vendía muy bien. No me caía mal de base, pero tenía muy mal marketing.

    – [Zahra]Me dieron a elegir entre mi vida y la de ellos[/Zahra].- empezó a explicar.

    – [Idris]Suena a material de buen compañero de viaje.[/Idris] – respondí, haciendo una mueca con la boca.

    – [Henry]¿Podrías ayudarnos? Estamos buscando a alguien.-[/Henry] preguntó Henry. Cierto, que no solo teníamos que sobrevivir y encontrar a los demás, si no también cumplir la misión de los Daesdi de la que Henry no se había olvidado.

    – [Zahra]No[/Zahra].- respondió Zahra, que contaba las palabras que utilizaba.

    -[Heny]Como has podido deducir no somos de por aquí. Estamos buscando a una persona y cuanto antes la encontremos antes podremos dejarte en paz.-[/Henry] – resumió, la parte de dejarla en paz seguro que la convencía. Pero en lugar de respondernos, avivó un poco el fuego y empezó a remover en su olla tamaño de una persona.

    – [Idris]Si nos llevas a alguien que pueda ayudarnos dejaremos de molestarte y podrás hacer tu «cosa»[/Idris] – ofrecí señalando su olla. No podía llamar comida a esa mezcla de hierba y setas chungas preparada en  dudosas condiciones higiénicas. Ella se encogió de hombros, le importaba todo tres pitos, me caía bien.

    – [Henry]Te vendría bien un poco de compañía. Estar sola no es lo mejor créeme.-[/Henry] añadió Henry, negociando. Vi a Laura cruzarse de brazos y mirarle. Nuestra nueva «amiga» siguió removiendo por lo menos diez minutos y luego se sirvió un plato. Resulta que entre todo aquello sobresalía un muslo de pollo que cogió por el hueso y empezó a mordisquear.

     

    – [Idris]No es que no me guste verte aquí comer como un perro, pero si no nos ayudas vas a ver la tensión romántica de estos dos durante todo el capítulo.[/Idris] – venga, alguna forma tenía que haber para que nos ayudase: pistas sobre en qué mundo estábamos, algo que nos llevara al daë…no sé…algo. Yo solo había visto a los daë de géminis por los discos de mis padres y al de acuario por el del tío Bill. Henry debía conocer al daë al que se enfrentó Logan, que no recuerdo que signo era.

    Nuestra amiga perruna dio otro mordisco y masticó el «quieropensarqueespollo» mientras me miraba fijamente.

    – [Idris]¿Y vosotros entonces estáis juntos?[/Idris] – sentado de nuevo en mi rocaDante apoyé la cabeza en la mano y miré a Henry y Laura, tratando de forzar una situación.

    – [Laura]No[/Laura]. – respondió Laura rápidamente.

    – [Henry]¿Qué?. No. No…-[/Henry] dijo Henry, rascándose la cabeza, nervioso. Su reacción me daba más juego, pero la chica seguía comiendo.

    – [Idris]¿No? Pues hacéis buena pareja.[/Idris] – comenté, sonriendo. Venga, había sido partícipe en destapar un trío que llevaba años en la sombra, tenía que sacar algo de ahí que hiciera moverse a la montaraz aquella.

    – [Henry]¿Tú crees? -[/Henry] preguntó Henry, con un brillo en los ojos.

    – [Laura]¿HENRY Y YO? NO[/Laura].- gritó Laura, pero no se me escapó que su nombre lo pronunciaba con mucho cuidado. Me da que ni ella misma sabía lo que sentía.

    – [Henry]Si no nos ayudas no solo nuestro mundo estará condenado, el tuyo también. No creo que quieras más muertes sobre tu conciencia.-[/Henry] intentó desviar la conversación y convencer a la muchacha de una forma más rápida, pero ella pasó.

    – [Zahra]Seguid con la historia de amor un poco más[/Zahra].- casi se había terminado la comida y había tirado el hueso de «quenosearata» fuera de la cueva.

    – [Idris]¿En tu mesa de Infinity no tenías una foto de tu novia? Se parecía a ella.[/Idris] – ventajas de habernos colado en la sede de Infinity. A Laura casi se le salen los ojos de las cuencas.

    – [Henry]Era para aparentar, fue idea de los de la isla.-[/Henry] respondió Henry tratando de esquivar la bala.

    – [Zahra]¿Y no hay más chicas en la isla de la que vienes?[/Zahra] – preguntó ella, uniéndose a la trama.

    – [Henry]Si bueno, está Sophie…-[/Henry] comentó Henry. A ver, Sophie era una alegría para la vista, no había más que ver a mi hermano babeando en la fiesta de los gemelos, pero se notaba que la había nombrado porque sabía que otra gente la veía atractiva. El chico estaba colado por Laura.

    Nuestra salvadora terminó de comer y se fue, dejándonos allí solos sin saber que hacer. Volvió al rato con la olla limpia y la metió en una especie de mochila que se echó a la espalda. – [Zahra]Seguidme.[/Zahra]. – dijo.

    – [Idris]Antes de volver a salir a villaespantajo, ¿tienes nombre?[/Idris] – pregunté cuando estábamos a punto de atravesar la «puerta» de la cueva.

    – [Zahra]Sí, pero no te interesa.[/Zahra] – replicó.

    – [Idris]Va a ser un viaje agradable.[/Idris] – aseguré. Al menos tenía todo el camino para seguir haciendo de celestino particular.

    No sabía que las nubes grises que cubrían el cielo eran en realidad polución provocada por una ciudad que se alzaba kilómetros por encima de nosotros, una ciudad en la que vivía uno de los mayores enemigos de los Moondies y que pronto sería también el nuestro. El Arquitecto.

  • DOS LOBOS Y EL PUTO LEO

    Amy – Esfera Gwiddon

    Mañana

    Qué putada la química cerebral. Qué jodido es no estar bien y que no seas capaz de saber por qué. La (mala) suerte había decidido que me tocase estar con Leo. Pues muy bien, muchas gracias por no pensar en una loca con diagnóstico profesional. Tenía tantas ganas de estar con él como de arrancarme todos los dientes sin anestesia, pero era lo que había. No es que los Daesdi nos hubiesen preguntado si estábamos interesados en ser Daë, ni tampoco con quién queríamos emprender esta misión suicida.

    Aparecimos desorientados en un sitio que parecía un bosque de Escocia, pero no lo era. El olor era diferente. No sé explicarlo de otra forma, así que tendréis que creerme.

    Había una llovizna débil y hacía fresco, por lo que teníamos que darnos prisa si no queríamos acabar calados hasta los huesos. El problema era que los caminos eran desiguales, estaban embarrados y las piedras dificultaban el camino.- [Amy]Avanzaríamos más en la forma lupina[/Amy].- le expliqué a Leo. Podíamos forzar la transformación y correr en busca de un refugio. Es más, si comíamos como lobos, estaríamos alimentados como humanos y de una manera mucho más sencilla.

    – [Leo]Sigue gustándote tanto como siempre.[/Leo]. sus ojos me taladraron y me temblaron las rodillas. Puto Leo.

    – [Amy]E-estoy siendo práctica[/Amy].- me fue imposible disimular el tartamudeo.

    – [Leo]Sí. Y los lobos no hablan.[/Leo]- parecía una broma, pero no me hizo mucha gracia. Sus respuestas cortantes, aquellas que tanto quise imitar en el pasado, ahora me hacían daño.

    – [Amy]Todo ventajas[/Amy].- miré a a Ezra. Iba mucho más adelantado. Le pasaba como al tío Ed , que parecía que no se enteraba de nada. Pero sí lo hacía y esta vez, se había apartado de una conversación que podía acabar muy mal.

    Tú y yo estábamos hechos de
    Pequeños pedazos del otro
    Iba a ser imposible salir ilesos

    – [Leo]Supongo que nunca será mejor momento…[/Leo]- comenzó a decir.- [Leo]…pero…siento haberte tratado mal.[/Leo]

    – [Amy]Me hice daño yo. Tú solo colmaste el vaso[/Amy].- le corté.

    – [Leo]Y no llamé, ni escribí, ni te ayudé.[/Leo] – continuó, a pesar de mis negativas.

    – [Amy]Te daba igual[/Amy].- tomé aire.- [Amy]Es respetable[/Amy].

    – [Leo]No, no me daba igual, pero como estaba lejos, si no tenía contacto contigo no era consciente de lo mal que lo estabas pasando.[/Leo] – era tan cierto, que se me clavó como un puñal.

    – [Amy]Me mandaron a Merelia con mi primo porque pensaron que me iba a suicidar[/Amy].- Ezra disimulaba estar perdido en sus pensamientos, pero su oído agudizado tenía que estar jugándole una mala pasada.

    Leo tragó saliva. Lo más seguro es que estuviera intentando procesar lo que le había dicho. – [Leo]No tenía que haberme ido. Casi mato a alguien.[/Leo]

    – [Amy]Es tu efecto en la gente[/Amy].- era la luz de todas las polillas del mundo. Tan atrayente como peligroso.

    De devolvió una sonrisa de medio lado. Hacía no mucho que habría vivido por esa sonrisa. – [Leo]Lo siento Amy. ¿Estás mejor?[/Leo]

    – [Amy]Sí[/Amy].- asentí.- [Amy]No creo que podamos volver a ser amigos. Hay puertas que es mejor no abrir dos veces.[/Amy]- sentencié. Hay cosas que no se pueden perdonar y gente que no merece volver a tu vida. Cuando aprendes eso, eres libre.

    – [Leo]No puedo culparte. Si alguna vez me necesitas estaré ahí.[/Leo]- agachó la cabeza.

    – [Amy]Ahora ya no necesito que estés, pero gracias[/Amy].- apuré el paso y me puse a la altura de Ezra. Sabía que Leo estaba dolido, porque nos conocíamos demasiado bien, pero una parte de mí deseaba que sufriera, al menos, la mitad de lo que yo había sufrido.
    – [Ezra]¿Todo bien?[/Ezra]- al verme, en sus mejillas aparecieron dos hoyuelos. En su mundo, él era mi manada. Había elegido su luz en lugar de la oscuridad de Leo. Supongo que tendría que fiarme de mi propio criterio.

    – [Amy]Todo lo bien que puede ir con Leo[/Amy].- no quise mirar atrás para no ablandarme.

    – [Ezra]Te está pidiendo perdón y no lo estas aceptando. ¿Es eso?[/Ezra]- su ropa, mucho más sencilla que la de Leo parecía encajar más con mi estilo. A lo mejor su mundo era el bueno después de todo.

    – [Amy]Lo has oído todo[/Amy].- enarqué una ceja. A mí no me engañaba mi pupilo.

    – [Ezra]Igual que él ahora mismo[/Ezra].- por más que Leo intentase disimular, se notaba que lo escuchaba todo.- [Ezra]Solo digo que deberías aceptar sus disculpas, parece sincero. Nunca sabes cuando puede ocurrir una desgracia, y más en este lugar[/Ezra].- venía de un lugar en el que todos estábamos muertos, así que su reacción era lógica.

    – [Amy]He aceptado sus disculpas, pero no su amistad[/Amy].- intenté explicarme.

    Trago una saliva que sabe a guerra
    Y la bala atraviesa directa
    Unos pulmones, que ya no respiran por ti

    – [Ezra]Es un primer paso[/Ezra].- concedió mirando a su alrededor. Era todo tan bonito, que no parecía real.- [Ezra]Nunca había estado en un sitio así.[/Ezra]

    – [Amy]¿Nunca has estado en Escocia?[/Amy]- mi orgullo MacLeod estaba un poco herido.

    – [Ezra]Nunca he salido de Ripper, o más bien la versión funesta de Ripper[/Ezra].

    – [Amy]Joder, qué pena de vida[/Amy].- Ezra se extrañó. Todavía debía chirriarle mi sentido del «humor».

    – [Ezra]¿Asi que esto es Escocia?. Bueno, más bien un mundo que se parece a Escocia. Es bonito.[/Ezra]- asentí al ver que se preguntaba y se respondía solo. Ezra era un tipo peculiar, pero yo también. Seguro que nos hacíamos amigos.

    Escuché un ruido y mandé a mis acompañantes que se escondieran. Leo, como estaba más atrás, no se guareció con nosotros. El camino desembocaba en uno más grande y un carro tirado por caballos se detuvo para dejar caer dos cuerpos. Parecían un hombre y una mujer poco mayores que yo, pero a juzgar por sus ropas, habían sido muy pobres. – [b]Dejadlos ahí para que se los coman los animales[/b].- escuché decir a un «Casaca Roja».- [b]Al nigromante le va a encantar lo que llevamos[/b].- se subió de nuevo y espoleó a los caballos.

    Cuando estuve segura de que se habían ido, salimos.- [Amy]Tres lobos en un mundo mágico[/Amy].- bufé con fastidio.- [Amy]Bueno, dos lobos y el puto Leo[/Amy].

    ¿Qué voy a hacer?
    Con todos los abrazos que
    Hice a medida para ti
    ¿Cuándo volverás a ser quien conocí?

  • LOS QUE QUEDAN ATRÁS

    CHRISTOPHER MACLEOD

    CASA DE «LAS ECHOLLS» – MADRUGADA

    Esperé frente a la puerta de la casa de las Echolls. Me resultaba siempre extraño referirme a esa casa así, porque la que ahora era de Diana y mía alguna vez había sido conocida también por ese nombre.

    Sarah tardó poco en abrirme la puerta. Venía sola, así que no debía haber querido despertar a Sasha y a Daniel. Podía entenderla perfectamente, yo no había despertado a Diana, necesitaba hablarlo primero con ella.

    – [MacLeod]Sarah, siento despertarte tan tarde.[/MacLeod] – me disculpé, entrando al salón. No sabía por dónde empezar. Veía a Sarah mirarme tan preocupada y asustada que detestaba llevarle las malas noticias.

    – [Sarah]Se han ido, ¿verdad?[/Sarah] – preguntó, cruzando los brazos sobre la bata. No hacía mucho frío en la casa pero el miedo parecía haber calado en ella. Después de todo lo que habíamos pasado, teníamos miedos mucho mayores que cuando éramos jóvenes. Siempre hay más que perder cuando las cosas van bien. No habría puesto la mano en el fuego por ser capaz de superar de nuevo mis pruebas del miedo.

    – [MacLeod]¿Has notado algo?[/MacLeod] – le pregunté. Sarah tenía un don natural para percibir grandes alteraciones del mundo sobrenatural. Los Moondies nos habíamos reunido hacía ya un par de semanas para discutir las implicaciones de la luna de sangre, pero lo que había pasado en realidad se nos había pasado por alto. Por no mencionar la presencia de enemigos mucho mayores de lo que pensábamos.

    – [Sarah]No sé si es la intuición de madre o de Kvasir, pero se han ido.[/Sarah]- respondió finalmente. Cuando se sentó en el sofá la vi más derrotada de lo que nunca la había visto, más incluso que en el año de la Guerra de Ripper, más incluso que cuando Kaylee murió.

    Sí, se habían ido. Sin que nos diésemos cuenta. Ni de Infinity, ni de Omega, ni de sus propios problemas. Estábamos tan convencidos de haber llegado a un periodo de paz y tan obcecados en obtenerlos que habíamos pasado por alto lo que nuestros hijos e hijas pensasen de nuestra lucha.

    – [MacLeod]Mi disco ha desaparecido, el de Diana tampoco está donde debería. Y encontré esto.[/MacLeod] – saqué la carta cuidadosamente doblada en el bolsillo de mi chaqueta de cuero marrón. No sé qué me había llevado aquella noche a comprobar el disco, pero cuando vi que faltaba mi instinto me llevó al de Diana, que tampoco estaba, pero sí la nota de Kaylee.

    Así me enteré del plan de Xander, de que mi hija y mi ahijado habían encabezado un grupo para evitar que lo llevasen a cabo y de todo lo que les había pasado, con Infinity, con Omega, que era la asesina de Mia. Kaylee había sido tan inteligente como para preveer que podrían acabar todos lejos y dejar una salvaguarda. Estaba orgulloso de mi pequeña, pero también aterrorizado porque sabía que mis tres niñas se habían ido. A Vera no la nombraba en ninguna parte, pero cuando fui a verla y encontré su cama vacía, supe donde estaba.

    – [Sarah]Si nos lo hubieran dicho, les habríamos ayudado.[/Sarah] – comentó Sarah. La conocía lo suficiente como para saber que se sentía culpable. Me costaba llevarle la contraria, porque yo mismo me sentía así. Xander siempre se había sentido a cargo del mundo y sabíamos que quería defenderlo igual que nosotros, pero Daniel se negaba a que su hijo perdiera su vida como él había hecho en su día. Si no lo hubiéramos pasado por alto, quizá habría confiado en nosotros y nos lo habría contado como a iguales.

    No dejaba de pensar en Amy. Estaba mejor aunque seguía teniendo preocupaciones que no compartía con nosotros. Deseé haber conseguido conectar con ella antes de que todo esto ocurriese. Ahora que Kaylee estaba mejorando. Y Vera, tan pequeña y sin las armas de sus hermanas para defenderse.

    – [MacLeod]Les hemos enseñado demasiado bien.[/MacLeod] – comenté, agotado. Me sentía más cansado que en toda mi vida. – [MacLeod]Conoces a tus hijos, querrían arreglarlo para que no tuviérais que hacerlo vosotras.[/MacLeod] – añadí, intentando quitar un peso a Sarah que también recaía en los míos. Conocía a Xander bastante bien y mi hija también. Pensaba que Omega era su responsabilidad y que nosotros debíamos descansar después de una vida luchando.

    – [Sarah]Me siento culpable, Christopher.[/Sarah]- reconoció, poniéndose en pie para servirme un café.

    – [MacLeod]Lo sé, te conozco desde hace mucho.[/MacLeod] – dije cuando volvió a sentarse. Habíamos pasado muchas cosas juntos. Con Sarah tuve que sobreponerme al miedo a entrenar a alguien para arriesgar su vida. Asumí en aquél momento que por su misma naturaleza, tenía que saber defenderse al menos. Con nuestros niños sin embargo, la decisión había sido protegerles a toda costa de una carga tan pesada como la que había vivido Sarah. – [MacLeod]Yo aprovecharé que no voy a poder dormir para investigar, a ver si existe algún modo de comunicar con ellos.[/MacLeod] – le expliqué. Hacía años que pensaba que mis noches sin dormir habían pasado, pero me equivocaba. Necesitaba encontrar una forma de comunicarnos con ellos, aunque estuvieran en el Axis Mundi. Estaba empezando a sufrir la agonía de los que quedan atrás mientras el resto se enfrenta al peligro.

    – [Diana]Se han ido al cúmulo a follar.[/Diana]- escuché decir a una voz familiar. Me habría sobresaltado, pero desde que Diana había aprendido a proyectarse astralmente ya me había asustado demasiadas veces como para que años después siguiera haciendo efecto.

    Estaba en pijama y sus zapatillas de conejo mostraban una proyección astral que nunca me habría imaginado.

    – [MacLeod]Cariño, no sabía cómo decírtelo…¿has visto algo?[/MacLeod] – primero me disculpé, por si acaso. Diana y yo habíamos tenido unos años malos cuando Amy era pequeña y no me apetecía volver a pasar por eso. Si de algo estaba seguro en la vida es de que siempre la querría más que a nada y no iba a dejar que un malentendido nos separase. Por el lenguaje corporal de Diana, no parecía preocupada, así que sí debía haber visto algo.

    – [Diana]No he podido forzar las visiones para ver El Cúmulo.[/Diana]- empezó a decir. No la creí, eran muchos años juntos y además, no tenía ni la más remota idea de que era «El Cúmulo» y dudaba de que se hubiera inventado algo así.- [Diana]Es mentira.[/Diana]- replicó echándose a reír. Fue como si la tensión abandonase mi cuerpo. Las visiones de Diana siempre habían sido una fuente de esperanza en algunos casos. Incluso en los peores futuros, sabíamos que seguíamos luchando y que nuestros hijos estaban ahí. – [Diana]Hay un embarazo y todo. Va a molar esta parte de la temporada.[/Diana] – añadió. A veces Diana hablaba así, como si fuese un personaje que rompía la cuarta pared. Llevaba haciéndolo desde que el Soberano nos hizo creer que éramos personajes de una historia escrita por los Daesdi.

    Abrí los ojos como platos, la verdad. De no haber sido licántropo quizá me hubiera dado un ataque al corazón en ese mismo momento. Un embarazo y yo tenía tres hijas, las posibilidades corrían en mi contra. – [MacLeod]Por favor dime que no es Vera…por favor dime que no es ninguna nuestra.[/MacLeod] – rectifiqué. Vera era la menor, pero sinceramente, todavía eran todas «mis pequeñas».

    – [Diana]No puedo decir nada.[/Diana]- se excusó. Le encantaba vivir «spoileada». Pero su forma de reaccionar me tranquilizaba. – [Diana]Lo que vaya a pasar, ya ha pasado en según qué línea temporal.[/Diana] – añadió, críptica. Fruncí el ceño, no tenía claro de qué estaba hablando. Nuestros hijos e hijas estaban en ‘El Cúmulo’. No sabía qué era, pero fuera lo que fuese, les permitiría tener «relaciones normales» hasta el punto de que alguna estuviese embarazada.

    – [Sarah]Dime que al menos van a volver.[/Sarah]- pidió Sarah, que necesitaba oírlo. Diana parecía muy tranquila y es cierto que eso hacía pensar que todo iría bien, pero que ellos estuviesen bien no garantizaba que volviesen a nuestro mundo.

    – [Diana]Sarah, si te digo eso, dejan de ver la serie.[/Diana]- se quejó. – [Diana]Te lo digo al oído.[/Diana] – replicó más tarde. Menos mal que me lo dijo a mi también porque si no, habría sido la última noche que habría dormido.

  • SIN PIEDAD

    MICHAEL SOLO-NOVAK

    ESFERA KARDAS – MAÑANA

    Mi mundo había cambiado completamente de la noche a la mañana. Mi vocación siempre había sido curar a otros, encontrar en la ciencia las explicaciones a lo sobrenatural y curar con ellas a los que lo necesitaran.

    Pero de pronto, por evitar que Idris hiciese una locura, unos discos de metal me habían teletransportado a un limbo donde nos habían encomendado la misión de guiar a unos nuevos Daë que terminarían muriendo en sus Pruebas, por lo que habían dado a entender sus «espíritus» cuando hablaron con los Moondies.

    Y de aquél limbo, habíamos aparecido en un bosque, cerca de un arroyo de agua clara. Noté una sensación desagradable por todo el cuerpo y corrí al arroyo a refrescarme la cara. Cuando remitió, miré hacia el resto.

    – [Dante]Odio la magia.[/Dante] – maldijo Dante poniéndose en pie con dificultad. Tenía esa cara que ponía cuando algo le molestaba especialmente. Acabar de descubrir a la asesina de su madre y tener que hacer una pausa para salvar el mundo no era algo que fuese a dar muchas alegrías a Dante.

    – [Niall]Me duele el culo. No penséis mal, es que he caído así.[/Niall] – comentó el amigo de Noah, Niall. Le había conocido recientemente, cuando Noah me lo había presentado porque iba a ayudarnos a tratar de convencer a los demás.

    – [Cole]¿Dónde estamos?[/Cole] – preguntó el hermano de Dante. Hacía tiempo que no le había visto y parecía mucho más centrado. Se acercó a Niall y le ayudó a levantarse. Noah me lo había presentado como medio hermano de Dante, evidentemente, por parte de padre. Conocía perfectamente la historia de Logan, concretamente también la historia que había tenido con mi madre, y no me caía especialmente bien.

    – [Dante]No sé, a mí todos los bosques me parecen el mismo.[/Dante] – confesó Dante, al que todo lo ajeno a la mecánica no le interesaba demasiado.

    Miré a mi alrededor. Todo lo que alcanzaba la vista era el bosque, excepto el cielo. Mi vista se detuvo en una planta que crecía poco más allá. Me acerqué a ella y la miré bien, dudando.

    – [Michael]No estamos en casa.[/Michael] – les dije cuando ya estuve seguro.

    – [Niall]¿Has deducido eso por unas plantas? – [/Niall] preguntó Niall, sorprendido.

    Corté la planta con una navaja suiza que llevaba en el bolsillo y la guardé en mi bolsa. Esa planta llevaba extinta cientos de años. Normalmente, no habría reconocido cualquier planta si me la ponías delante de las narices, pero aquella precisamente aparecía en varios libros antigüos de medicina por sus propiedades abortivas y de tratamiento de problemas gástricos. – [Michael]Es una planta medicinal que está extinta en nuestro tiempo…en nuestro mundo.[/Michael] – expliqué. Según lo que había podido captar de todo lo que habían dicho los Daesdi, iban a mandarnos a otro lugar del universo para ayudar a esos Daë, que en tiempos de los Moondies ya eran pasado. Aquél lugar se parecía demasiado a la Tierra, pero si los Daë vivían allí, no era descabellado pensar que fuera habitable. Aunque ser tan parecido era extraño.

    – [Cole]Entonces es verdad que nos han mandado a otro mundo. O al pasado. O ambas.[/Cole] – comentó Cole, mirándome fijamente. Asentí, aunque resultaba difícil saberlo. Habían dicho que estaríamos separados, pero ahora que era una realidad, no dejaba de preguntarme cómo estarían los demás.

    – [Niall]Esto… chicos.[/Niall] – escuché decir a Niall. Se oyeron algunos ruidos cerca, apresurados. Me giré y segundos después una bestia peluda apareció en mi rango de visión.

    – [Cole]¡Corred![/Cole] – gritó Cole. Instintivamente ninguno dudamos y echamos a correr. Miré hacia atrás con cuidado un par de veces, a la criatura que nos perseguía sin cesar. No parecía un animal salvaje cualquiera, parecía un licántropo, pero era distinto, alguna especie diferente de teriántropo.

    – [Dante]Iríamos mejor volando, pero no me…da tiempo a desatar las alas.[/Dante] – escuché decir a Dante, con la respiración entrecortada por la manera en la que estábamos corriendo. Me fijé en su espalda. Normalmente la gente le tomaba por alguien que se había tomado su tiempo en el gimnasio, pero la realidad era que llevaba sus alas atadas a la espalda. Me preocupaba su solución por temas de circulación, pero aseguraba que no le dolía y sus alas parecían bastante flexibles y resistentes.

    – [Niall]No puedes llevarnos a todos, pero me has dado una idea. ¿y si nos ocultamos en la copa de algún árbol?[/Niall] – sugirió Niall, que no parecía muy aficionado a correr e iba en la cola del grupo. Cole iba a su altura, seguramente había bajado el ritmo para mantenerse porque su genética de demonio cruzado y su poder de «batería solar» le habrían puesto en la cabecera.

    – [Cole]Está muy cerca, subid.[/Cole] – nos indicó, señalando los árboles. Dante se precipitó contra un árbol bastante grande y los demás le seguimos, trepando lo más rápido que podíamos mientras meditaba si podríamos aguantar mucho allí.

    Casi todos estábamos arriba, pero Niall iba el último y el teriántropo estaba muy cerca. Consiguió trepar pero él también trataba de agarrarse al tronco y su boca estaba a escasos centímetros de su pie.

    – [Niall]Aparta, lárgate.[/Niall] – dijo Niall, moviendo la pierna para evitarlo. Tiramos de él para ayudarle a subir. Al hacerlo, vi más cerca al teriántropo. No tenía demasiada experiencia con la biología del reino animal. Para identificar en qué me convertía había pedido ayuda a mi madre. Pero parecía una especie de perro salvaje.

    Consiguió trepar un poco más y entonces de detuvo. Mi mirada y la suya se cruzaron segundos antes de que emitiese un chillido que ponía los pelos de punta. De pronto, comenzó a bajar, como si algo tirase de él a juzgar por cómo peleaba.

    Cuando bajó lo suficiente vi algo plateado y afilado clavado en su pierna, enganchado a una cadena de la que alguien estaba tirando abajo. Al final de la cadena, un caballero de brillante armadura blanca y plateada tiraba con fuerza hasta que el teriántropo cayó al suelo, revolviéndose salvajemente para liberarse.

    Por mucho que lo intentó, fue inútil. Al caballero se sumaron otros más que lo inmovilizaron y en cuestión de segundos, lo ejecutaron allí mismo atravesándole con una espada.

    – [b]Los del árbol, bajad.[/b] – indicó el verdugo, mirando hacia nosotros. Parecía el cabecilla del grupo.

    – [Niall]No, gracias. Estamos bien aquí.[/Niall] – comentó Niall. Después de verles asesinar a sangre fría a ese teriántropo, compartía sus reservas. El cuerpo estaba volviendo ya a la forma humana de un hombre de mediana edad.

    Mi corazón dio un vuelco cuando escuché el ruido de un impacto y un grito de Niall. Vi que estaba bien, pero un cuchillo de filo brillante estaba clavado en el árbol, cerca de él. Era una advertencia.

    – [Cole]Será mejor que bajemos.[/Cole] – sugirió Cole. Niall asintió y descendimos con cuidado.

    Cuando toque tierra de nuevo, vi que eran un total de siete caballeros con brillantes juegos de armaduras completas en color blanco y plata. Llevaban  las armas en la mano, junto algunas en el cinto y la espalda. Uno de ellos tenía dos cuchillos y otros tantos en una bandolera. El de la espada nos miraba fijamente mientras dos de los caballeros se llevaban el cuerpo del hombre hasta una pira improvisada. Ni siquiera tenía derecho a un funeral. Recé en silencio una pequeña plegaria por él.

    – [b]Quedaos ahí.[/b] – nos indicó con voz grave el líder. – [b]¿Marcas?[/b] – preguntó. Viendo el tratamiento del teriántropo no me quedó duda de lo que le interesaba saber. Si nos había mordido seguramente correríamos la misma suerte. Sentí un escalofrío pensando en que descubrieran las marcas de mi transformación.

    – [Michael]No nos ha mordido.[/Michael] – respondí con sinceridad. Era cierto, él no lo había hecho.

    Dirigió su mirada a Niall. – [b]Muestra el tobillo.[/b] – le ordenó.

    – [Niall]No es nada. Sólo ha desgarrado la ropa.[/Niall] – confesó él levantando el pantalón para mostrárselo.

    Nos observó con detalle y asintió. – [b]¿Qué hacíais en el bosque? ¿De dónde venís?[/b] – preguntó, señalando nuestras ropas con una mano enguantada. Caí en la cuenta de que nuestras ropas debían destacar muchísimo para aquella época, algo que sin duda jugaba en nuestra contra.

    – [Dante]De Gondor.[/Dante] – mintió Dante. Le miré, parecía tan despreocupado que el caballero se lo creyó.

    – [b]¿Está fuera del Confín?[/b] – preguntó, serio. No saber nada de aquellos mundos nos ponía en peligro constante. Los caballeros sin duda parecían templarios, pero el hecho de que no se hubieran lanzado directamente contra Niall o contra mí me hacía pensar que este mundo no era exactamente igual que nuestra Edad Media.

    – [Niall]¿Noooooo….. siiii?[/Niall] – respondió Niall, dudando. Cualquiera de las respuestas podía ser mala para nosotros.

    – [Dante]Sí, cerca de…Hogwarts.[/Dante] – añadió Dante. Si Kaylee hubiese estado allí se habría avergonzado, pero al parecer para el caballero sonaba bien.

    – [b]Solo un extranjero se internaría en el bosque con esos ropajes.[/b] – replicó el caballero, guardando su espada. – [b]Vendréis con nosotros. Si estáis inmaculados, tendréis refugio en el castillo.[/b] – nos indicó. Los siete caballeros se reunieron de nuevo tras quemar el cuerpo y se colocaron a nuestro alrededor, escoltándonos y evitando que escapásemos al mismo tiempo.

    ‘Inmaculados’ visto lo visto, solo podía referirse a una cosa. Si descubrían que cualquiera de nosotros era algo distinto, nos esperaba la misma sentencia que al teriántropo, sin ningún atisbo de piedad.

  • UNA MARIPOSA BATIENDO LAS ALAS

    THE BUTTERFLY EFFECT

    NOAH ARKKAN

    De un instante a otro, más rápido aún de lo que jamás estaría acostumbrado, el Pico Tantree dio lugar a la playa de Louna.

    Era de noche. Me puse en pie y vi que Omega ya no estaba frente a mí, pero los demás si estaban allí, tomando algo en uno de los chiringuitos de la playa, excepto Lexie, que estaba cerca de mí.

    – [Idris]¿Y ese bikini Coquito?[/Idris] – escuché decir a Idris, mirando a Elle. Pensé que estaban en el chiringuito pero debían estar en la playa. Algo no encajaba.

    – [Elle]¿Bikini? ¿De qué hablas? Si hace un frío que pela y está nevando[/Elle].- respondió ella mirándole.- [Elle]Mañana es Navidad[/Elle].- indicó, señalando algo. Empecé a ver cosas fuera de escena. Idris llevaba un bañador bastante llamativo y Elle iba vestida con ropa de invierno y señalaba un calendario de adviento mientras nevaba en una ventana cerca de ella.

    – [Niall]Gracias a todos por venir a ver mi primer concierto en solitario.-[/Niall] escuché decir a Niall, como si su voz resonase a través de un micrófono. Cada uno estábamos viendo una cosa diferente. Si para mí era la playa de Louna de noche, con Lexie cerca, es que estaba viendo mi lugar ideal. Igual que todos los demás.

    – [Kaylee]Madre mía, que de verdad sois más tontos que una piedra: ¿es que no veis que estamos en el paraíso de cada uno?[/Kaylee]- escuché decir a Kaylee. La playa cada vez quedaba más atrás y empezaba a vernos a todos de pie, cerca unos de los otros, en una enorme pradera. El paraíso de cada uno. Solo esperaba que eso no significase que esto era la otra vida y Omega nos había matado a todos.

    – [Owen]Aguafiestas.-[/Owen] replicó Owen colocándose la camiseta. Parecía que todos estábamos bien y a salvo, cada vez me aterraba más la posibilidad del otro lado. Traté de usar mi velocidad y no funcionó.

    Nos miramos unos a otros, desconcertados, en lo que me pareció una eternidad. Entonces tras nosotros, como si siempre hubiera estado allí, se apareció una figura. – [Dagrawn]Estáis en la Tierra de los Daesdi.[/Dagrawn] – dijo su voz. Había una luz demasiado intensa y no podía enfocar para verle bien, pero cuando pude hacerlo me quedé sorprendido al ver a mi tío Daniel. – [Dagrawn]Bienvenidos[/Dagrawn] – añadió. Procesé lo que acababa de decir, la Tierra de los Daesdi. Quizá lo habíamos conseguido, quizá Xander había tenido razón y ahora tendríamos que pasar por las Pruebas. Tenía demasiadas preguntas.

    – [Elle]¿Papi?[/Elle]- preguntó Elle, confusa.

    – [Dagrawn]No, soy Dagrawn el Mentor. No podéis ver mi forma real, así que veréis las de mis Daë.[/Dagrawn] – respondió. Dagrawn, Esharthi y Diarmud eran los Daesdi, los tres Daë originales que ayudaron a salvar el mundo y desde entonces habían velado por su salvación a través de los Daë y las Kvasir. Abandonó la apariencia de mi tío más rápido de lo que hubiera creído posible y tomó el aspecto de mi padrino.

    – [Amy]Esto es un poco raro[/Amy].- intervino Amy, al ver a su padre frente a nosotros.- [Amy]¿No puedes tomar la apariencia de alguien que no sea nuestro padre?[/Amy] – pidió ella.

    Entonces tomó mi apariencia, y todo fue más raro aún, pero como no quería pasar la eternidad pidiendo cambio de caras, guardé silencio. – [Dagrawn]Nuestro aspecto es lo de menos.[/Dagrawn] – dijo él, con mi voz, con mi cara y unos gestos que no sabía si eran míos o no. Había dicho que tomaba la apariencia de sus Daë, ¿eso significaba que yo era uno de ellos?

    – [Noah]¿Qué hacemos aquí? ¿Somos Daë?[/Noah] – pregunté, tratando de resumir la maraña de dudas que tenía en mi mente.

    – [Diardmud]Aún no, vuestra aventura para ver si sois dignos comienza ahora.[/Diardmud] – sentenció otra figura, sumándose a Dagrawn. Él debía ser Diarmud, porque había asumido la forma de Dominic. Al ver la cara de Jane ante su aspecto, cambió a Ed. Ezra no dijo nada.

    – [Xander]¿Vamos a pasar las Pruebas?[/Xander] – preguntó mi primo Xander, preocupado. Su plan inicial había sido ese, pero sabía que con Vera, Elliot y Bowie allí no querría llevarlo a cabo, por no mencionar a los que no habíamos decidido lo mismo que él.

    Negué con la cabeza, Dagrawn, negó con la cabeza. Como si leyera mis pensamientos cambió a un chico joven que no reconocí. Tenía el pelo de color castaño rojizo con una mecha blanca y llevaba barba. Se daba un aire a Jane. – [Dagrawn]Debéis guiar y reunir a los próximos Daë.[/Dagrawn] – explicó. Estaba confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a los próximos Daë?

    – [Jane]No es justo[/Jane]- se quejó Jane. – [Jane]No vamos a recibir el mismo trato[/Jane]. – añadió. Entendía a lo que se refería, pero por lo que habían dicho los Daesdi, nosotros también éramos Daë. ¿Sería parte de las Pruebas? Quizá en lugar de enfrentarnos a nuestros miedos teníamos que ayudar a otro grupo de Daë antes de serlo nosotros mismos.

    – [Michael]¿Por qué nosotros? ¿Por qué no regresamos a nuestro hogar?[/Michael] – preguntó Michael.

    – [Lexie]A mí me mandáis a mi casa, porque no sé si lo sabéis pero soy la hija de Alexander Fenris[/Lexie].- sentenció Lexie, antes de dejar responder a los Daesdi. Quise hacerle una seña para que no les dijese nada, pero no me iba a hacer caso y menos dadas las circunstancias.

    – [Esharti]No es justo, pero vuestros enemigos tampoco lo serán[/Esharti].- dijo una voz femenina. Era serena y transmitía dulzura y…preocupación. Esharthi, la primera Kvasir, apareció frente a nosotros con la cara de mi tía Sarah.- [Esharti]Confiamos en vosotros[/Esharti]. – añadió. Sentí su empatía y sus ganas de infundirnos fuerzas.

    – [Xander]Tenemos que detener a Omega, no podemos ayudar ahora a los Daë[/Xander] – dijo Xander. Omega era nuestra principal preocupación. Todos juntos no habíamos conseguido hacerle nada. Necesitaríamos la ayuda de los Moondies y quien sabe de quién más. Era eso o el plan de Xander.

    – [Dagrawn]Vosotros tomasteis los discos y elegisteis. Ahora tenéis que confiar en vuestro destino y en vuestra elección. La Tierra no correrá peligro a manos de Omega en vuestra ausencia.[/Dagrawn] – explicó. No pasé por alto que acababa de decir la Tierra, aunque una parte de mi sintió alivio al escuchar que estaría a salvo.

    – [Cole]¿La Tierra? ¿Y los demás? ¿Dónde nos lleváis entonces?[/Cole] – preguntó Cole, tranquilo, pero desbordado a preguntas, como todos.

    – [Dagrawn]La Tierra y sus habitantes, entre ellos vuestras familias, estarán a salvo. Omega se ha visto transportada a otro lugar. Volverá a la Tierra, pero no antes de que sigáis vuestro camino.[/Dagrawn] – aclaró. Todo lo que decían estaba sumido en el misterio, pero parecía que querían tranquilizar nuestras conciencias para despreocuparnos por Omega mientras cumplíamos su misión. – [Dagrawn]Vuestro destino está en el Cúmulo Nexus.[/Dagrawn] – añadió. En el aire, frente a nosotros, apareció un grupo de catorce planetas orbitando alrededor de un enorme sol y dos lunas. En cada planeta se fraguó un símbolo que correspondía a un signo zodiacal. Igual que las pruebas finales de los Daë. – [Dagrawn]Un sistema planetario donde la oscuridad se está abriendo paso, y solo los Daë pueden detenerla.[/Dagrawn] – la oscuridad creció a través de un planeta y se fue sumando al resto, tragándolos. Conseguí captar que no solo surgió de un planeta. Después de la aparición de la primera, surgió también un segundo foco de oscuridad que apenas dio tiempo a ver antes de que todo se volviese negro.

    – [Lexie]Que yo muy bien lo de ser Daë, pero esto no es lo mío[/Lexie].- espetó Lexie, tratando de andar para irse. Segundos después llegó caminando hacia nosotros.

    – [Esharti]Lo siento, pero no[/Esharti].- replicó Esharthi con seriedad. No terminaba de entender qué tenía que ver con nosotros la oscuridad que tenía lugar en un grupo de planetas que no sabíamos ni siquiera cómo de lejos estaban de la Tierra.

    – [Noah]¿Por qué nosotros? No conocemos esos lugares ni a los Daë.[/Noah] – sería difícil dar con ellos en un territorio tan desconocido.

    – [Dagrawn]Ya los conocéis.[/Dagrawn] – afirmó Dagrawn. Abandonó la apariencia del chico que se parecía a Jane y tomó la de un hombre con aspecto de guerrero, con el pelo y la barba azules. Fue fácil reconocerle, especialmente para mí por los recuerdos de mi padre.

    – [Noah]¿Los Daë que hicieron las Pruebas antes que nuestros padres?[/Noah] – pregunté. Cada vez estaba más confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a unos Daë que ya habían pasado las Pruebas para cuando los Moondies las pasaron? ¿Íbamos al pasado? Si era así, si que era una misión importante. Si esos Daë no cumplían su destino, los Moondies tampoco podrían cumplir el suyo y desterrar al Soberano.

    – [Kaylee]Lo del libre albedrío lo lleváis regular[/Kaylee].- se quejó Kaylee.

    – [Esharti]Si no hubieras querido venir, no habrías intentado detener a los que sí[/Esharti].- replicó Esharthi. Era extraño pensar que el destino y el libre albedrío puedan coexistir, pero cuando el tiempo no es nada para ti, eso debería quedar más claro. Sí, habíamos decidido, unos desterrar a Omega y otros salvar a los que querían hacerlo. Así que ahora teníamos que seguir adelante, lejos de la familia, lejos del hogar, en un mundo hostil, para reunir a un grupo de personas que eventualmente morirían para salvar ese grupo de planetas y gracias a ello, la Tierra.

    – [Dagrawn]Puede que ahora no lo parezca, pero el destino del universo está en vuestras manos y cuando llegue la hora, vosotros decidireis.[/Dagrawn] – replicó Dagrawn, aún como Alistair. Verle aún en esa cara me colocaba una pesada carga sobre los hombros. De nuestras decisiones dependía nuestro propio presente. Hasta el batir de las alas de una mariposa podía crear un tornado en nuestro futuro.

    – [Elliot]No podemos irnos sin saber qué ha pasado con Tina[/Elliot]. – dijo Elliot, con timidez.

    – [Esharti]Tina está viva[/Esharti].- dijo Esharthi. Sentí alivio. Tina no tenía nada que ver en todo esto, si hubiera muerto a manos de Omega…

    – [Kaylee]¿Qué mierda de respuesta es esa? ¿Cómo que está viva?[/Kaylee]- preguntó Kaylee, perdiendo los nervios. Había estado conteniéndolo, pero la muerte de su amiga era un dolor demasiado grande.

    – [Dagrawn]Esta inmersa en sus propios problemas, pero vive. Verónica no acabó con ella porque no lo necesitaba.[/Dagrawn] – aclaró Dagrawn. Enseñó una imagen de ella, durmiendo en su cama, aún vestida y con el maquillaje del día anterior. Por la luz que se veía en la ventana debían ser cerca de las cuatro de la tarde.

    – [Lexie]No pienso pasar una prueba[/Lexie].- replicó Lexie, cruzándose de brazos. – [Lexie]Ya podéis mandarme a mi casa[/Lexie]. – estaba decidida a hacer lo que ella quisiera, pero esto no era algo que el dinero pudiese comprar. Esharthi puso los ojos en blanco. Estábamos juntos en ese barco y la forma de volver a casa aparecería al final del camino, estaba seguro.

    – [Dagrawn]Aparecereis separados. Pero los discos os mantendrán unidos. No temáis. Volveréis a ver la Tierra si podéis superar todo lo que se ponga en vuestro camino. [/Dagrawn] – añadió Dagrawn.

    – [Lexie]ME DA LO MISMO[/Lexie].- gritó Lexie.

    – [Esharti]Suerte y tened cuidado.[/Esharti] – nos deseó Esharthi. Supe que eso era su despedida.

    Vi a Diarmud guiñarle un ojo a Amy deseándole suerte. En su día la tía Diana decía que era su favorita, así que ahora parecía que Amy lo había heredado. Amy le respondió haciéndole un gesto obsceno y mientras se marchaban, Owen le hizo un gesto para hacer ver que le vigilaba.

    Nos quedamos solos unos instantes, nuestros últimos momentos juntos hasta después de habernos adentrado en ese lugar desconocido y aterrador. Entonces nos desvanecimos y cuando abrimos los ojos, aparecimos en un lugar completamente diferente, separados, perdidos y sin idea de cómo seguir adelante.

    Nosotros éramos la mariposa y teníamos que batir las alas correctamente para que nuestro futuro siguiera siendo el mismo.


    NOTAS MÁSTER

    Vuestros personajes se encuentran ahora en el Cúmulo Nexus, repartidos tal y como se muestra aquí: http://biblioteca.moondale.es/2018/05/09/primera-oleada-del-cumulo/

    En esa página tenéis también algunas anotaciones y personajes clave de la zona. Podéis rolear con los personajes con los que aparecéis, los que estén en el mismo mundo que vosotros.

    Por el momento no podéis hablar con los demás a través de los discos, con una excepción, Ezra., salvo que Dioni considere que su poder no sería capaz de atravesar la distancia de planetas. Más adelante en este mismo capítulo descubrirán que pueden usarlos para hablar entre ellos y para hablar con los Moondies.

    No hay ningún orden establecido por el momento. Simplemente, cuando se acerquen al final, los Daë del cúmulo tendrán que saltar entre mundos  en el orden en el que sale en esa página. Es decir:

    • El grupo de Sagitario (Henry, Laura, Idris y luego Ruby y Zahra) encontrará y pondrá al día de su misión al Daë de Sagitario, Eldric Northwood, que conseguirá cruzar al mundo de Virgo donde está el grupo de Virgo (Elle, Bowie, Nate y Xander) y así sucesivamente hasta llegar al último.
    • Al final del  capítulo todos acabarán reunidos en el mundo de Leo, desde donde tendrán que volver a dividirse para el siguiente capítulo.

    El cúmulo Nexus tiene una peculiaridad, que cada uno de vosotros puede seguir cuando le apetezca, aunque mejor no abusar. Existen objetos desplazados. Es decir: Si estáis en el mundo de Roma y veis un objeto del Oeste, si lo tocáis acabaréis teleportados al mundo del Oeste.

    Y nada, poco más. A aprovechar para sumergiros en la cultura de cada mundo antes de saltar.