Moondale

Categoría: 4×10 – The Season of the Witch

  • UNA OFERTA DE MAGIA

    JAMES BARNES

    AMANECER – BOSQUE DEL CREPÚSCULO

    Tenía miedo. Pocos momentos recordaba en mi vida en los que hubiera pasado tanto miedo como recientemente. En el barco volador había hallado paz, pero después había sido un miedo tras otro, hasta llegar a ese laberinto oscuro donde cada sombra arrojaba un susurro tétrico.

    Era bueno escuchando, ya lo he dicho otras veces, así que sabía que Elliot y Vera eran amigos desde pequeños y en los últimos tiempos no habían podido hablar apenas. Así que aunque tenía miedo, me adelanté un poco para dejarles conversar.

    Después de bastante tiempo caminando, llegamos a un arco hecho del mismo laberinto. Lo crucé y ellos me siguieron de cerca. Allí en el centro había una fuente con unas aguas que refulgían con aspecto mágico bajo la tenue luz de la luna.

    Una a una empezaron a asomar caras familiares desde otras esquinas de aquella plaza en la que parecían converger varios caminos del laberinto. Miré bien y me di cuenta de que ya había otros. Reconocí a Amy tumbada en el suelo boca abajo, al principio me asusté pero vi que respiraba. No tuve tiempo a pensarlo mucho más porque el sueño me dominó a mi también. Mientras caía al suelo vi que no era el único. Todos los demás caían inconscientes al poco de entrar en esa plaza. Quise gritar y avisarles pero mi voz se quedó atascada en mi garganta, sin salir.

    Abrí los ojos y me encontré tumbado en una cama de aspecto sencillo. Estaba en una especie de cabaña. Por la ventana se veía un frondoso bosque. Parecía que era de día, que hacía poco que había salido el sol. Por más que miré por aquella ventana, no atisbé más que árboles y un retazo de cielo, aunque sí que escuché ruidos animales.

    Me giré hacia el interior y vi que además de la cama había un armario y una mesa de madera igual de sencillos. Y lo más extraño, que hizo que un escalofrío me recorriera la espalda, unos grilletes colgados en la pared. La puerta se abrió y di un salto de la cama, sobresaltado.

    Observé como una mujer vestida con una toga que parecía de una época antigua: Grecia o Roma. Con eso tenía una pista de que podíamos encontrarnos en alguno de los demás mundos, que según decían, el…tirano del que formaba parte mi padre, mantenía anclados en diferentes épocas para exprimir lo que esos mundos tenían para dar. Aun así, estaba demasiado paralizado con la presencia que irradiaba esa mujer de tez olivacea y pelo oscuro como para pensar.- [Caitriona]Hola, James.[/Caitriona]- me saludó. Sus ojos oscuros parecían penetrar en mi cabeza, quizá así lo sabía. – [Caitriona]Me llamo Caitriona.[/Caitriona] – se presentó.

    – [James]¿C-cómo sabes quién soy?[/James] – pregunté, alejándome un par de pasos de la puerta y de su presencia. Había algo, una especie de aura que me apartaba.

    – [Caitriona]Soy una bruja.[/Caitriona]- respondió ella, sin apartar la mirada de mí. Me sentía pequeño y tenía la constante sensación de que no estábamos los dos solos, de que algo más, ese aura, esa presencia, llenaba la sala. Ella giró la muñeca y la puerta se cerró sola.

    Estaba impresionado, tanto por miedo como por esa curiosidad que despertaba en mí la magia. Había observado las maravillas que habían obrado dentro de lo que me había permitido la tensión de cada lucha, incluso esas visiones que creaba Alexandra y que eran otra clase de magia. Cada muestra de esa conexión con ella me asombraba.

    – [James]¿Cómo Kaylee o…?[/James] – no me atrevía a preguntarlo porque podía hacerme cualquier cosa, pero daba la impresión de que no era buena como Kaylee, si no una bruja mala, como Baba Yaga, pero más joven y bella. Quizá eso también fuera fruto de su magia.

    Ella asintió.- [Caitriona]Parecida.[/Caitriona] – dijo. Conocía a Kaylee, entonces, no lo había pensado antes de preguntarle pero debía saber dónde estábamos todos.

    – [James]¿Dónde están?[/James] – le pregunté. Podía estar aliada con esa nigromante y el resto, los que nos atacaron en la luna.

    – [Caitriona]Están bien. No te preocupes.[/Caitriona]- respondió. Había algo tranquilizador en su voz, magia también, seguro, en ella estaba por todas partes. Aun así no me tranquilicé, ya lo haría cuando estuviera con los demás, aunque los conociese desde hacía poco.

    – [James]¿Puedo ir con ellos? [/James]

    – [Caitriona]Cuando escuchéis mis ofertas.[/Caitriona]

    – [James]¿Ofertas? N-no tengo dinero. [/James]- respondí, conteniendo un ligero temblor. No sabía qué tenía que ofrecernos esa mujer pero mis únicos bienes estaban en mi mundo, la granja de mi padre y sus tierras, nada más, la fábrica había pasado a manos de los socios. ¿Sería eso lo que querría?

    – [Caitriona]El dinero no me interesa.[/Caitriona]- respondió con una leve sonrisa. – [Caitriona]Puedo ofrecerte lo que más deseas a cambio de una pequeña compensación.[/Caitriona] – añadió.

    – [James]¿Lo que más deseo?[/James] – pregunté, pensativo. No necesitaba dar muchas vueltas para saber qué era lo que más deseaba. Siempre había querido hacer magia, era obvio, pero eso no podía dármelo. Quizá eran respuestas sobre padre, o traer de vuelta a madre.

    Ella asintió. Se acercó y me tocó la mano antes de que pudiera apartarme. Me eché hacia atrás como acto reflejo y vi que mi mano se iluminaba con una llama verde. Alcé la otra y la lámpara de la mesa se levantó en el aire sola.

    – [James]Es…es increíble. [/James]- dije, maravillado al mirarme las manos. Lo repetí una y otra vez, sintiéndome afortunado.

    – [Caitriona]Esto podría ser tuyo para siempre.[/Caitriona]- su voz me recordó lo mucho que se había acercado. Estaba tan cerca de mí que podía sentir el calor de su cuerpo. Sonreía y de un instante a otro el júbilo se desvaneció y me quedé preocupado. Era demasiado bueno para ser cierto, digno de cualquier cuento en el que te presentan un regalo envenenado.

    – [James]En… en la historias el precio siempre es alto o termina siéndolo.[/James] – admití en un arrebato de valentía.

    – [Caitriona]El precio solo se paga una vez y no es tan alto si piensas en lo que puedes conseguir.[/Caitriona]

    – [James]¿Cuál es? [/James]- pregunté, intrigado. Mi mente no dejaba de pensar en los deseos tergiversados del genio de la lámpara, el primogénito de Rumpelstiltskin y otras muchas.

    – [Caitriona]Los recuerdos de tu padre.[/Caitriona]- dijo ella con una sonrisa amplia.- [Caitriona]Como ves, es un precio insignificante.[/Caitriona] – puntualizó.

    – [James]¿Yo los perdería? ¿No recordaría nada de él?[/James] – pregunté. La petición en sí sonaba tétrica, pero si además de compartirlos yo los perdía…

    – [Caitriona]No recordarás, pero tampoco echarás de menos.[/Caitriona] – aseguró ella. Noté como ponía en su voz todas sus ansias de convencerme.

    Padre, el hombre que me había criado, que me había protegido. También el que había controlado mi deseo por la magia cuando él la conocía de primera mano. El que me había mentido toda la vida. Olvidar a veces era un regalo en sí, pero también era lo único que me quedaba de él. Sin los recuerdos ni siquiera sabía quién sería. – [James]No. No puedo … no quiero aceptar el trato[/James] – dije con firmeza. Miré con pena cómo se desvanecía la llama de mi mano.

    – [Caitriona]¿Estás seguro? Serías un brujo.[/Caitriona] – insistió. Veía con claridad cómo trataba de embelesarme, de convencerme. La magia era una de las cosas que más deseaba, pero no estaba dispuesto a entregar una parte de mí. Si estaba destinado a dominarla, sería con mi esfuerzo, no regalada.

    – [James]Aprenderé, me lo…ganaré.[/James]

    – [Caitriona]Espero que tengas suerte y consigas lo que te has propuesto.[/Caitriona]- sonaba a mentira, pero permanecía estoica.- [Caitriona]La magia es una amante traicionera.[/Caitriona] – aquello último parecía una profecía o quizá una advertencia basada en su propia vida.

    Me quedé callado, incapaz de responderle, temí que me fulminara por osar rechazar su propuesta. – [Caitriona]Hasta siempre, James.[/Caitriona]- dijo ella, limitándose a irse de aquella cabaña y dejándome solo, esperando a que ofreciera sus tratos a todos los demás mientras yo le daba vueltas a la propuesta que acababa de rechazar.

  • HE VENIDO A HACER UN TRATO

    Jane – Laberinto

    ¿Tarde?

    En cuanto aparecimos en el laberinto, me preocupé. Ya no solo era raro estar tirada en la gravilla sin recordar nada. Es que encima no recibía los pensamientos de nadie y eso era mala señal.

    Me fijé en que Idris estaba unos pasos por delante y ni aún así me llegaba nada. Bueno, estoy mintiendo. Escuchaba algo parecido al silencio de radio, era como si los pensamientos quisieran llegar pero alguien los estuviera desviando, quizás el propio laberinto.

    – [Jane]Idris, no esperaba coincidir contigo[/Jane].- le dije de forma cordial acercándome a él. Me encantaba su sentido de la moda, aunque quizás vistiera bien porque su familia tenía dinero. Ese día llevaba una camisa de flores sobre una camiseta blanca, unos vaqueros desgastados con algo de campana y unas deportivas de color rojo de marca.

    – [Idris]Eh, no tengo queja[/Idris].- se puso de pie y sacudió la tierra de sus pantalones. Tras eso, colocó el codo en la posición de saludo que se había extendido durante la crisis del Covid-19 y se lo devolví. Como los dos llevábamos capas de ropa, mi poder no podía dejarlo frito.

    – [Jane]Espero que lo que nos viene encima no sea horrible[/Jane].- imité el meme de Titus Andromedon rezando e Idris se rió.

    – [Idris]Será mejor cuando nos reunamos. Separados en este laberinto las cosas no acabarían bien para mí[/Idris]. – comentó empezando a caminar. – [Idris]Tu serías la protagonista inteligente y tenaz, estás a salvo. Yo, negro y divertido…[/Idris]

    – [Jane]Y encima soy…ya sabes: seguro que llego hasta la última escena[/Jane].- me encogí de hombros y agaché la vista para que no viera que me estaba avergonzando.

    – [Idris]No me digas. Asumí que tú y Coquito os conocíais mejor[/Idris].- creo que ya lo he contado, pero cuando estábamos en el instituto todo el mundo asumía que estábamos liadas y quién sabe lo que habría pasado si hubiéramos podido tocarnos, pero eramos solo amigas.

    – [Jane]No soy su tipo[/Jane].- mentí entre risas. No hacía falta ser telépata para saber que hubo en época en la que le había gustado a Elle, pero Idris no tenía por qué saberlo todo.

    – [Idris]Yaaa, claro[/Idris] – pues a lo mejor no mentía tan bien.- [Idris]Xander ya se te puede arrimar. Ya no tenéis excusa[/Idris].

    – [Jane]Eh… vamos a dejar de hablar mi vida… íntima[/Jane].- le pedí colocándome el pelo detrás de la oreja y llevé las manos al laberinto para ver cómo parecía estar vivo. Vale, las plantas están vivas, pero esto era como si fuera inteligente.

    – [Idris]No seas tan cohibida, mujer. A ti te gusta Xander y a mí Ellie. No pasa nada por hablar de eso, somos humanos y no voy a andar detrás de ti por saber que también te interesan esas cosas[/Idris].

    Mientras hablaba, asentí pero me daba vergüenza igual. Los Williams no hablábamos de cosas personales. Se nos daba mejor cenar pizza en silencio delante de la tele.- [Jane]¿Elle y tú ya lo habéis hablado?[/Jane]

    – [Idris]La verdad es que no[/Idris]. – se lamentó. – [Idris]No será por falta de ganas y creo que es mutuo pero es como si no se atreviera, ni a tener claro qué somos[/Idris].

    – [Jane]Ella es así[/Jane].- el laberinto se iba cerrando a nuestro paso, pero aún así, eché en falta migas de pan para marcar el camino.-  [Jane]No le gusta darle muchas vueltas a las cosas. Puede que no se haya planteado que podéis ser algo más, porque en la práctica ya lo sois[/Jane].

    Él se quedó sin palabras.- [Idris]Oye, ojalá sea verdad y no se canse de perseguirnos como el gato y el ratón[/Idris].

    –  [Jane]Aún así y viendo que pareces… afectado[/Jane].- tragué saliva. ¿Por qué tenía tantos problemas para habalr de sentimientos? – [Jane]Puedes intentar hablar con ella y decirle cómo te sientes[/Jane].

    – [Idris]Me gustaría tener tiempo. Ya van dos veces que intentan matarnos en una semana y esto no parece muy prometedor[/Idris].

    – [Jane]La dura vida heroica[/Jane].- dejé escapar una carcajada amarga y seguimos andando sin saber bien hacia dónde. No escuchábamos a nadie del grupo y las orbes parecían no funcionar.

    – [Idris]¿Estarán bien la Kvasir y nuestras cosas?[/Idris] – Idris interrumpió mis pensamientos, pero lo agradecí.

    – [Jane]Quieres más a esa nave que a tu madre[/Jane].- tercié.

    – [Idris]Eh, no, mi madre es una bendita santa, la echo de menos[/Idris].- sonreí al escucharle hablar así.- [Idris]Pero, si nos quitan el único hogar que tenemos… será mucho peor[/Idris].

    – [Jane]Tu madre me parece una señora estupenda[/Jane].- admití con cierta envidia.- [Jane]Siempre me ha gustado la historia de cómo se unió al grupo. Era un poco como Carlisle Cullen[/Jane].

    – [Idris]Hay que tenerlos muy bien puestos para ser un vampiro y que no se te vaya la cabeza[/Idris]. – asentí dándole la razón. – [Idris]Y cambió su vida por mí[/Idris]. – cuando hablaba de su familia, sonreía. A mí me daban ganas de aporrear algo. – [Idris]Pero no dirijas todo hacia mi. Xander y tú qué, ¿eh?[/Idris]

    – [Jane]Nos llevamos bien[/Jane].- me tensé.

    – [Idris]¿Cómo de bien?[/Idris]

    – [Jane]Mejor que hace unos meses[/Jane].- aguanté con estoicismo.

    – [Idris]Anda confiesa, quieres hacer pequeños héroes con el ceño fruncido y pelo dorado[/Idris].- me dio un codazo.

    Durante una fracción de segundo, la idea de tener algún hijo o hija con Alexander, se cruzó por mi mente, pero la deseché.- [Jane]No creo que tenga hijos o hijas nunca. No quiero cometer los mismos errores que mi padre y mi madre[/Jane].

    – [Idris]Mujer, tus padres no habrán sido unos fieras criándote pero tú tienes que decidir tu vida sin mirar hacia ellos[/Idris]. – aseguró – [Idris]Serías la mejor madre del mundo, casi tanto como la mía, estoy seguro[/Idris].

    Noté cómo un nudo se formaba en mi garganta.- [Jane]Gracias, Idris[/Jane].- carraspeé.- [Jane]Bueno, ahora cuéntame cómo te vas a llevar la Kvasir a la Tierra, porque sé que lo has pensado[/Jane].

    – [Idris]Pieza a pieza si hace falta. Confío en que si pasamos también las pruebas me lo ofrezcan de regalo[/Idris].

    – [Jane]»Bueno, Idris»[/Idris].- puse una voz grave.- [Jane]»Puedes elegir entre la paz mundial o esta caja en la que puede que esté o no la Kvasir»[/Jane].

    – [Idris]Espero que no me pongan a Coquito en pelotas, porque no tengo la mente fría[/Idris].- pidió.

    – [Jane]Ahora tengo la imagen mental de Elle en pelotas[/Jane].- me puse un dedo en la sien.

    – [Idris]Ni que fuera nueva[/Idris].- sonrió.

    – [Jane]No sé qué fics has estado leyendo en Infinipad, pero en serio te digo que nunca nos hemos enrollado[/Jane].- no sé si era consciente de que no podía tocar a nadie.

    – [Idris]Ya, la mitad de las cosas que digo son inventadas para no afrontar que este sitio me pone los pelos de punta[/Idris]. – me enseñó su brazo. – [Idris]Mi masculinidad no es tóxica, estoy acojonado y como vea a un niño poseído o una vieja chunga me voy[/Idris].

    – [Jane]Te daría la mano, pero no quiero dejarte frito[/Jane].- al haberme pillado desprevenida, no me había puesto los guantes.

    – [Idris]Tengo recursos[/Idris].- su mano se cubrió de hielo y entonces, se la di. No es que fuera el tacto mas agradable. – [Idris]No aguantaremos mucho, pero con la cercanía espero sonsacarte algo más de lo tuyo con Xander[/Idris].

    Aparté la mano viendo que empezaba a quedarme pegada.-  [Jane]Shhh, no hables que creo que he oído a un niño chungo por ahí detrás de un seto[/Jane].- mentí.

    – [Idris]Calla, no invoques cosas chungas[/Idris].- me rogó.- [Idris]Si no cantas voy a empezar a gritar que quieres hacer cosas con Xander[/Idris].

    – [Jane]Pues ha llegado el momento de matarte[/Jane].- fingí acercar mi mano a su cara y él se recubrió de hielo.-  [Idris]Llevo practicando desde que vi a tu Dark Willow[/Idris]

    Me reí. La referencia era buena, pero errónea, aunque no le corregí. Willow se había acercado a la magia oscura por culpa del dolor. Omega, por el contrario, no tenía nada que ver conmigo.- [Idris]Jane quiere sexo salvaje con Xander…[/Idris]- canturreó.

    Iba a contestarle que no me afectaba, pero volvimos a perder la consciencia y cuando desperté estaba sola en una habitación sin ventanas, con un camastro y una palangana para hacer mis necesidades.

    – [Jane]No puede ser…[/Jane]- susurré y alguien tocó a mi puerta. No contesté, pero esa persona se dio por invitada y entró.

    Frente a mí había una mujer de unos treinta y pocos años, con el cabello negro y una toga romana.- [Caitriona]Hola, Jane[/Caitriona].- al escuchar mi nombre, me eché hacia atrás.- [Caitriona]Mi nombre es Caitriona y he venido a hacer un trato[/Caitriona].

  • CARAS OCULTAS

    COLE ROMAN

    LABERINTO, SELAS

    Tras apagarse la esfera, le conté a Zahra lo que sabían los demás y que nuestra siguiente parada era el centro del laberinto, no volvimos a hablar durante un largo rato. La observé mientras caminaba unos pasos más atrás que ella, viendo como registraba el suelo de piedras en el que yo no distinguía nada y dejaba marcas que seguro que solo reconocía ella.

    No tenía muy claro si era el destino lo que nos había reunido en el laberinto juntos o mero azar, pero de base parecía extraño reunir a dos personas que apenas se conocían. Aunque qué mejor momento que ese para empezar a hacerlo.

    – [Cole]He oído que eres buena rastreando. [/Cole]- le pregunté, acelerando el paso para ponerme a su altura.

    – [Zahra]Has oído bien.[/Zahra]- respondió. Repasé mentalmente lo que sabía de ella. No se me daba mal escuchar a la gente , pero lo que sabía y había visto de Zahra en ese rato me hacían pensar que no sería un interlocutor fácil, no parecía deseosa de hablar ni de estar acompañada, o quizá era que estaba acostumbrada a estar sola, como Ezra.

    – [Cole]También que eres una…dualidad. [/Cole]- dije buscando las palabras adecuadas. Dudaba que el mundo de Zahra estuviera muy avanzado en cuanto a lucha por los derechos, porque ni siquiera el mío lo estaba de manera uniforme. Había partes del mundo que habían mejorado bastante, como la nuestra, pero en otras seguía presente la fobia y en los más graves, la represión y el castigo. – [Cole]Conmigo puedes mostrarte como quieras y si necesitas algo, aquí me tienes[/Cole] – le ofrecí. No podía mostrarme como ningún «avatar» de la lucha por los derechos lgbt cuando yo mismo llevaba hasta hacía poco reprimiéndome y luchando por comprenderme. No era como Elle que siempre había  estado orgullosa de quién le atraía, o Dante, Idris y Owen que les daba igual. Yo estaba todavía en pañales en todo eso.

    – [Zahra]No soy exactamente una dualidad.[/Zahra]- puntualizó ella mirándome. Sus ojos oscuros me recordaron al otoño. No me había podido fijar hasta ese momento en lo preciosos que eran. – [Zahra]Yo soy yo y lo otro es la carga que tengo que llevar, pero puedes llamarlo como quieras.[/Zahra] – añadió. Una carga, así habría descrito yo hacía no mucho tiempo a un par de aspectos de mi vida.

    – [Cole]¿Pensáis por separado o sois uno solo? [/Cole]- pregunté, intrigado. No quería asumir de más y hablar de forma equivocada.

    – [Zahra]Es que…[/Zahra]- ella suspiró y por primera vez parecieron flaquearle las fuerzas y la vi cansada.- [Zahra]Yo…[/Zahra]- trató de decir.

    – [Cole]Bueno no le des importancia, preguntaba por hacer tiempo y conocerte un poco mejor. [/Cole]- resumí, tratando de ponérselo más fácil. – [Cole]Hace tiempo que estás en la nave y casi nadie sabe nada de ti[/Cole]. – fui sincero, hacía tiempo que descubrí que era lo mejor, no sé si para todo el mundo, pero sí para mí mismo.

    – [Zahra]Es que no se me da bien la gente.[/Zahra]- explicó ella.

    – [Cole]No pasa nada, no te presiones por mí.[/Cole] – repliqué. Si tenía que ir en silencio el resto del camino, así sería, pero tenía la sensación de que necesitaba conectar con alguien para estar  un poco más cómoda, y a mí ya me caía bien de primeras, así que era un buen comienzo. – [Cole]De todas formas soy medio serpiente, si quieres me saco la careta[/Cole] – no era algo que ofreciera a menudo precisamente. Supuse que lo había hecho para darle una muestra de confianza, pero en realidad, muy en el fondo, era consciente de que lo hacía para sentirme más cercano a otra persona mostrando lo que no me atrevía a enseñar a otros. Algo me había hecho pensar que ella lo entendería.

    – [Zahra]A ver, listillo.[/Zahra] – dijo ella, deteniéndose en un recodo del camino.

    Suspiré y relajé los brazos. Evitaba tanto la transformación que tenía que relajarme y concentrarme siempre para sacarla a relucir. Noté el cambio, apenas un instante, pero cuando abrí los ojos todo se veía diferente a través de los ojos de reptil. Abrí la boca para decir algo pero la cerré al darme cuenta de que mi lengua bífida podía resultar amenazadora.

    – [Zahra]Es…impresionante[/Zahra] – dijo ella. No se había apartado ni se había asqueado. Había reaccionado de una forma tan natural que volví a mi apariencia humana con una ligera sonrisa.

    – [Cole]Feo de narices quieres decir. [/Cole]

    – [Zahra]Las serpientes no son bonitas, pero aportan muchas proteínas en caso de necesidad.[/Zahra] – dijo ella. No supe distinguir si estaba bromeando o lo decía en serio. Parecía totalmente capaz de haberse comido unas cuantas.

    – [Cole]No pensé que si te escuchara hablar de comerme sería tan literal[/Cole] – reconocí, dejándome llevar por la broma, aunque en mi caso afloró la que mi tío Hiro llamaba la vena Villiers, el ligón interno que solo necesitaba que la persona que tenía delante le gustase para salir.

    Ella agachó la cabeza, sonrojada.

    – [Cole]Perdona si te he ofendido, lo de ser de distinto tiempo…[/Cole] – me disculpé. No sabía demasiado de historia y si a eso le sumabas que su mundo era sobrenatural, viviendo bajo una urbe futurista, más difícil era adivinar cómo sería «cortejar».

    – [Zahra]No me has ofendido.[/Zahra]- respondió, volviendo a mirar hacia delante.

    – [Cole]Entonces olvídate de la disculpa.[/Cole] – añadí con una sonrisa. – [Cole]Te he enseñado la mía, ¿Me enseñas la tuya?[/Cole]

    – [Zahra]Sí.[/Zahra]- dijo casi en un susurro. Nos detuvimos de nuevo y la observé mientras «transicionaba». Había algo en su cambio distinto al mío, parecía más natural, cada detalle transformándose delante de mí.

    –  [Cole]Es curioso, hay un rato que pareces los dos a la vez.[/Cole] – observé. Su otro aspecto era guapo también, sus ojos eran un poco más oscuros, pero igual de penetrantes. Mantenía algo que me recordaba a Zahra, quizá la estructura del rostro, unos pómulos que le daban tanto atractivo como a ella. – [Cole]Sois guapos, de eso no tendrás queja[/Cole] – dije, maravillado.

    – [Zahra]Eh…gracias.[/Zahra] – respondió.

    – [Cole]No las des. Solo te digo la verdad. [/Cole]- le devolví una mirada cargada de significado.

    Delante de mí volvió a ser Zahra y me miró de reojo. – [Zahra]No deberías mirame así.[/Zahra]

    – [Cole]Si te molesta no lo hago más.[/Cole] – respondí sin tomármelo mal. La asertividad era algo que había que valorar más. Yo lo hacía, me había sacado de un pozo muy negro.

    – [Zahra]No es eso.[/Zahra]- trató de explicar.- [Zahra]Es que conmigo no…[/Zahra]

    – [Cole]¿Contigo no…?[/Cole] – pregunté, animándola a decirlo. Le costaba encontrar las palabras.

    – [Zahra]No soy una buena persona y no pertenecemos al mismo mundo.[/Zahra] – dijo al final. Nate me había hablado de forma críptica de su pasado trágico y de que Zahra vivía culpándose por ello, pero no había querido dar detalles sin que ella misma lo hiciera.

    – [Cole]No me pareces mala persona.[/Cole] – aseguré. – [Cole]Y de dónde venimos es mejor que no importe, porque si no todos viviríamos encerrados en las jaulas en las que nacemos[/Cole]- jaulas que a veces parecen palacios, pero que siguen evitando que salgas y seas de verdad tú mismo.

    – [Zahra]Soy mala persona.[/Zahra] – repitió. Parecía querer convencerse de ello, como si el hecho de que yo le dijera lo contrario fuera algo que no podía permitirse, como si ella misma se forzara  a cargar con un error para siempre.

    – [Cole]¿Por algo que estás haciendo ahora o por algo que hiciste?[/Cole]

    – [Zahra]Esto…[/Zahra]- señaló su cara, que me parecía de todo menos un error.

    – [Cole]¿Por ser diferente?[/Cole] – pensé que quizá en su mundo no estuviese bien visto. No me extrañaría, ni siquiera en mi mundo y en mi tiempo, cargado de etiquetas, sabría a qué correspondía. ¿Era una persona no binaria? ¿Una persona trans? ¿O era otra cosa? A mí me daba igual, en realidad, me identificaba como bisexual porque parecía que todo el mundo tenía que etiquetarse, pero para mí era más sencillo, al menos hoy en día. Me gustaban las personas, independientemente de todo lo demás.

    – [Zahra]No, hice un pacto y se saldó con su vida.[/Zahra] – por lo que decía entendí que su otro aspecto era anterior y que su rostro como Zahra el de una persona a la que había perdido, de una forma u otra. Quizá por eso prefería estar como Zahra, porque se avergonzaba de lo ocurrido.

    Asentí, encajando las piezas del puzzle con lo que me estaba diciendo y lo que Nate me había contado por encima. Sabía que su dualidad se debía a una maldición, eso si me lo había dicho, aunque no sabía nada de lo que había hecho para merecerla. – [Cole]No eres culpable si no sabías lo que iba a pasar.[/Cole] – no podía sentar cátedra, pero era lo que pensaba. – [Cole]Ahora mismo estar caminando por este laberinto podría significar la muerte de alguien, a cada paso, nuestro futuro puede cambiar. Si dudamos de cada error, nunca seguiremos adelante[/Cole] – añadí. No era ningún baluarte moral para dar lecciones a nadie, pero como el tío Hiro siempre decía, me gustaba dar una paz a las personas que yo mismo no me concedía. Ahora era más fácil, porque trataba de darme un poco de paz también a mí mismo.

    – [Zahra]Puede que tengas razón o puede que solo seas un necio que quiere llevarme al huerto[/Zahra] – replicó. Su mirada parecía tener una pizca de picardía, pero el dolor y la culpa que cargaba no la iban a dejar salir fácilmente.

    – [Cole]Valoro más a la gente que por un polvo Zahra, es normal que no lo sepas aún, pero ahora ya lo sabes.[/Cole]- le aclaré, no enfadado, si no con ganas de que me conociera. No iba a negar tampoco que la encontraba atractiva en cualquiera de sus aspectos, pero después de una juventud irreflexiva, ahora me gustaba más conocer a la gente antes. Me pasó con Ruby, nos conocímos bien en Kardas, vimos que no seríamos una buena pareja pero que sí podíamos tener sexo porque los dos los necesitábamos, y seguíamos siendo amigos. – [Cole]Yo la cagué muchas veces, cometí errores, intento enmendarlos, no soy la misma persona, no soy mis errores, soy quien yo decido[/Cole]

    – [Zahra]Yo prefiero ser mis errores y no olvidarlos nunca.[/Zahra] – no era quien para decirle que su forma de pensar era peor que la mía, pero sí podía ver que no era sana para sí misma, porque yo era el primero que había vivido una vida equivocada.

    – [Cole]Cambiarás, como todo.[/Cole] – había aprendido que algo esencial era adecuarse a que la vida no siempre será la misma, unas veces será de una forma y otras de otra diferente y hay que tratar de fluir con ella.

    – [Zahra]O tú.[/Zahra]- replicó, devolviéndome la sonrisa. Tenía una sonrisa muy bonita, con unos dientes blancos que no sabía cómo había mantenido, pero tenía que preguntar su secreto.

    – [Cole]Yo ya he aprendido un poco, soy terco y me costó mucho. [/Cole]- le expliqué. Mi «aprendizaje» era una época oscura y convulsa de la que no estaba del todo orgulloso, pero que tenía que aceptar como necesaria para llegar a quien era hoy en día.

    Zahra asintió mientras repetía una marca en el suelo. Era una suerte ir con ella porque así no tenía que vivir con el miedo constante a haberme perdido y estar dando vueltas en círculos.

    – [Cole]Te diré una cosa, a mi me caes bien. Me pareces buena persona.[/Cole]- reconocí, no tenía miedo a decirlo, confiaba en que no nos traicionaría a ninguno. – [Cole]Y eso que no sé ni tú apellido[/Cole] – pensé en voz alta.

    – [Zahra]¿Apellido?[/Zahra] – preguntó ella. No parecía conocer la palabra siquiera.

    – [Cole]Si, supongo que no teníais ahora que lo pienso. Yo me llamo Cole y mi apellido es Roman[/Cole] – le dije, sin saber si eso le haría alguna diferencia.

    – [Zahra]Yo soy Zahra.[/Zahra] – respondió.

    – [Cole]Como Cher, entonces a mi puedes llamarme Cole[/Cole]. – dije. No es que fuera un fan incondicional de Cher, pero me había gustado su canción en ‘Mamma Mia 2’, uno de mis placeres de la era plateada del cine.

    – [Zahra]¿Cher?[/Zahra] – preguntó, sin saber de qué leches hablaba, lógico para cualquiera que no fuera yo.

    – [Cole]Una cantante famosa en mi mundo. Si te vienes con nosotros te la enseñaré[/Cole]. – comenté.

    – [Zahra]No creo que pueda ir con vosotros.[/Zahra] – dijo ella.

    – [Cole]¿Poder o querer? [/Cole]- pregunté. No era lo mismo que no quisiera irse, algo razonable, que el hecho de pensar que no podría o que no se lo merecía.

    – [Zahra]Buena pregunta.[/Zahra]- admitió.- [Zahra]No se me ha perdido nada en vuestro mundo. Ni siquiera soy parte del grupo.[/Zahra] – aclaró. No le faltaba razón, pese a llevar quien sabe ya cuanto tiempo en ese lugar, muchos no teníamos apenas relación unos con otros porque habíamos vivido cada día con prisa, esperando el siguiente reto, deseando salir de allí. El tema era que de esa manera, desligados, lo tendríamos más difícil.

    – [Cole]Hasta ahora. Todavía nos queda camino y según dicen los Moondies estaban más unidos cuánto peor les iba[/Cole]. – expliqué. Aunque antes no conociera qué significaba la palabra Moondies, estaba seguro de que después de unos días en la nave ya sabría a qué nos referíamos. Cuando tus antepasados son héroes, corres el riesgo de vivir a su sombra. Por suerte, empezábamos a ver el sol.

    – [Zahra]Ya veremos si es verdad lo que dices.[/Zahra] – dijo ella.

    Asentí y sonreí una vez más mientras nos adentrábamos en el laberinto, conociéndonos un poco mejor.

  • LAS LUCES DE MI CAMINO

    LAS LUCES DE MI CAMINO

    ELLIOT WILLIAMS

    LABERINTO – SELAS

    Jane y Owen habían decidido que marcharme con el resto era lo mejor, no me opuse, como todo en la vida comenzaba a pensar que esto me venía grande. No me imaginaba siendo un héroe como nuestros padres o como muchos de los de esa nave acabarían siendo cuando reunieran a todos los Daë. Pero cuando los demás fueron atacados de nuevo no pude seguir adelante, puede que no sea un héroe pero si Jane y Owen estaban en peligro no podía marcharme como si nada.

    Cuando llegamos en pleno epicentro de la batalla volví a quedarme paralizado como en la batalla vikinga, alguien se abalanzo sobre mi y en un acto reflejo me cubrí con los brazos cerrando los ojos. Seguía vivo, así que alguien debía de haberme salvado la vida. Pero cuando abrí los ojos todo a mi alrededor había desaparecido y una esfera azul delante de mí comenzaba a apagarse junto al destello de mi anillo.

    Por un segundo me sentí culpable, como si siendo completamente inconsciente hubiese acabado con la vida de todos los demás, pero Vera y James estaban junto a mi, así que esto debía de haber sido cosa de alguien más. Lo único que alcanzaba a ver eran arbustos y un camino delante nuestra, solo podíamos avanzar ya que cada vez que mirábamos atrás el camino era engullido por los setos, solo esperaba que al final del laberinto no hubiese ningún Minotauro.

    – [Vera]Tengo la sensación de que hace siglos que no hablamos.-[/Vera] Estaba tan ensimismado observando el anillo preguntándome como funcionaba que no me percate de que Vera había bajado el ritmo para ponerse a mi altura mientras Janes iba al frente.

    – [Elliot]Han pasado muchas cosas desde que nos colamos casi como polizones.-[/Elliot] Era como un recuerdo lejano, en mi cabeza sabía que apenas había pasado tiempo de aquello, pero con cada viaje, cada mundo que visitaba, tenía la extraña sensación de que llevaba meses entre idas y venidas a esa luna.

    – [Vera]No estoy segura de si fue buena o mala idea.-[/Vera] Al contrario que a mí a Vera siempre le había molestado que no contaran con ella simplemente por el hecho de ser «la pequeña». Eramos las dos caras de una moneda, incluso en nuestros estudios se veía reflejado. Ambos queríamos estudiar lo mismo, sin embargo en el futuro yo prefería estar sentado tras un escritorio impartiendo clases mientras ella prefería ver el mundo.

    – [Elliot]Fue idea tuya, yo solo te seguí. Piénsalo de esta manera, ahora estaríamos en casa preocupados con nuestros padres por los demás.-[/Elliot] Vera era como un fuego fatuo, tal vez no es la mejor analogía teniendo en cuanta como se originaban, pera ella era la luz que guiaba mi camino. Siempre un paso por delante de mi ayudándome en la vida. Sin ella, el instituto hubiese sido mucho más difícil.

    –  [Vera]¿Me estás echando la culpa? Muy bonito.-[/Vera] Se cruzo de brazos como si estuviera enfadada, pero se hecho a reír.

    – [Elliot]Sueles tener esos prontos. Te recuerdo que de pequeños nos metimos en un lío cuando nos colamos en la oficina de tu padre.-[/Elliot] Apenas teníamos la altura para llegar al pomo de la puerta y la aupé a cuestas para que llegara. Se había cansado de leer cuentos de princesas y principes que siempre las salvaban y pensó que el libro que estaba escribiendo su padre sobre los Moondies era una mejor lectura. Al final nos libramos porque que clase de monstruo es capaz de resistirse a la sonrisa desdentada de su hija.

    – [Vera]Tú eres el bueno y yo…-[/Vera] Movió una mano en el aire. No es que fuera precisamente mala, tampoco es que fuera una mala influencia.

    –  [Elliot]Son tus ansias de conocimiento.-[/Elliot] Cuando tu cerebro es capaz de procesarlo todo y retenerlo debe de llegar un punto en el que pienses que te estas limitando.

    – [Vera]¿Echas de menos la Tierra?. A Tina o tus padres.-[/Vera] No sabía en que momento lo mío con Tina se había convertido en algo de dominio publico, no es que fuéramos pareja. Pero si, la echaba de menos. Ambos compartíamos una soledad que se esfumaba cuando estábamos juntos, salimos bastantes veces juntos tras la fiesta de cumpleaños de Jane y Owen, no en plan citas, más bien a comprar ropa o a tomar café. Tina era divertida, y pocas cosas en la vida podían hacerme sonreír, sin embargo ella era capaz de conseguirlo.

    – [Elliot]Esto esta bien, pero no podría vivir aquí. No quiero preocupar a mis padres mas de lo que ya estarán.-[/Elliot] Obvie mencionar a Tina de nuevo, no porque me diera vergüenza, simplemente que como buen Williams era incapaz de expresar mis sentimientos… bueno a excepción de Owen.

    – [Vera]No sabemos si podremos volver.-[/Vera] Parecía preocupada, algo raro cuando esa es precisamente una de mis cualidades.

    – [Elliot]Confío en que haya un modo cuando todos los Daës estén juntos.-[/Elliot] No es que esperara que se abriera otro agujero que nos absorbiera de nuevo hacia la Tierra cuando todos estuvieran juntos, pero quizás si algo mas. Además dudo que nuestros padres nos dejaran aquí, seguro que se les acababa ocurriendo algo. Para ser una persona pesimista tenía bastante fe que no nos quedaríamos atrapados aquí.

    – [Vera]Eso espero. No me gustaría que tuvieras que odiarme por haberte traído a la otra punta del universo.-[/Vera] Se mordió el labio de abajo como si fuera a echarse a llorar. Es curioso como funciona el cuerpo humano, como una persona es capaz de llorar de felicidad o tristeza. En mi caso no soy capaz de percibir las lagrimas, pero si se que están más relacionadas con lo último, las manchas de tintas en mi diario hablan por ellas.

    – [Elliot]No podría odiarte, nos conocemos de toda la vida.-[/Elliot] No era una persona rencorosa, vale, en alguna ocasión había fantaseado con ponerme en modo Edmond Dantes y vengarme de todos los que se habían reído de mí. Además mis dotes sociales tampoco es que fueran muy altas, no podía perder a mi única amiga.

    – [Vera]Eso díselo a tu hermana, que estuvo cinco años sin hablarle a tu hermano y a su mejor amigo.-[/Vera] Para llevarse mal con nuestra madre es curioso como Jane se parecía a ella en ese aspecto.

    – [Elliot]Eso en parte fue culpa mía…-[/Elliot] Jane nunca soporto que Owen no le diera importancia a mi «enfermedad», pero era su manera de escudarse de la verdad. Jane era la escéptica, Owen el optimista, y yo en medio.

    – [Vera]Eso no es verdad.-[/Vera] Intentaba hacerme sentir bien, como siempre.

    – [Elliot]En parte si. Soy el epicentro del drama Williams. Yo y mi madre.-[/Elliot] Es curioso como una persona que lo había destruido todo a su alrededor tenía el cariño y apoyo de todo el mundo.

    – [Vera]No le des vueltas a algo que ya ha pasado.[/Vera] Tenía razón, para ser alguien con una idea tan clara de a lo que quería dedicarme solía centrarme demasiado en el pasado, y no solo de la historia, de la mía también. – [Vera]Ahora os lleváis bien y es lo importante.-[/Vera] James dio un sobresalto delante nuestras al asustarse por una sombra y a Vera se le escapo una risilla. – [Vera]Jane se equivocó, pero esta intentado arreglarlo.[/Vera]

    – [Elliot]Jane no quería venir y mírala ahora. Esta más feliz que nunca.-[/Elliot] Y no lo decía de mala manera, me alegraba que por fin Jane fuera feliz después de todo lo que había pasado conmigo y volviera a hablarse con Owen.

    – [Vera]¿Y tu eres feliz?.-[/Vera] Su mirada se desvió del camino y se fijo en mi. Vera era como Jane, sabía cuando algo me pasaba o no me encontraba bien conmigo.

    – [Elliot]Si. Todo lo que puedo serlo supongo.-[/Elliot] la felicidad era una sensación extraña para mí. Supongo que mi felicidad era la de los demás. Que Jane y Owen se llevaran bien al igual que mis padres.

    – [Vera]No pareces muy convencido.-[/Vera] Su mano se poso en mi hombro en señal de apoyo.

    – [Elliot]Es difícil de describir. Siento este vacío constante, pero a veces, hay pequeñas cosas que me hacen feliz.[/Elliot]

    – [Vera]¿No hay nada que te llene ese vacío?.-[/Vera] Pregunto con curiosidad.

    – [Elliot]Si, a veces cuando hablo con Tina…-[/Elliot] Me interrumpí y no seguí. Volví a notar lo mismo que cada vez se menciona su nombre o en mi mente aparece su sonrisa. Vera sonrió y no comprendía porque.

    – [Vera]Cuando vuelvas, se lo podrás decir.-[/Vera] No sabía a que se refería en ese momento, y tampoco pude preguntarle porque llegamos al final del camino.

     

     

     

     

  • POCO A POCO, PASITO A PASITO

    Ellie – Laberinto

    ¿Tarde?

    Si tuviera que explicar de alguna forma cómo me sentí, tendría que utilizar el símil de una siesta que se te va de las manos. Nunca me habían gustado las siestas, en parte porque mi herencia Arkkan provocaba que me sentaran mal. Pero tampoco le veía el sentido a dormir en mitad del día, salvo que estuviera enferma, cosa que nunca pasaba.

    Me desperté hecha un ovillo en el suelo y me incorporé con rapidez, quitándome la gravilla de la ropa, que dicho sea de paso no eran más que unos vaqueros y una blusa de florecitas. Vi que no estaba sola, pero Owen tardó un poco más en despertar y esperé sentada en el suelo.

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  • LAZOS FRATERNALES

    DANTE VILLIERS

    LABERINTO – SELAS

    No solo había perdido la oportunidad de volver a la Tierra si no que ahora en vez de la nave estábamos en un laberinto a punto de hacerse de noche. Cojonudo Dante, eso te pasa por querer salvarles el culo. Aunque estaba claro que si no hubiéramos aparecido, alguno no lo habría contado, Noah el primero. Si al que era rápido como una bala casi se lo llevan por delante, tenía miedo de lo que pudieran hacer cuando volvieran a por nosotros, y seguro que lo harían. Con ese despliegue en la luna no iban a rendirse tan rápido.

    – [Dante]Nos han jodido el regreso y ahora estamos en un puto laberinto[/Dante]. – dije, por romper un poco el silencio. Tampoco tenía la suerte de que me hubiera tocado con Chloe, pero en parte era bueno porque así no habría tentaciones. En su lugar había aparecido junto a Niall, para tener un tiempo entre hermanos de calidad.

    – [Niall] De buenos somos tontos.[/Niall] – comentó él, mirando hacia el cielo.

    – [Dante]¿Crees que podremos volver a intentarlo?[/Dante] – pregunté. Yo tenía clara la respuesta, aquella oportunidad no iba a pasar muchas veces y ni siquiera sabía si podríamos volver a la nave desde ese sitio.

    – [Niall] Primero a ver si salimos de este lugar, aunque nosotros lo tenemos fácil.[/Niall]- señaló mis alas. Tenía gracia que de tres hermanos – que se supiera –  dos tuviéramos alas de pájaro, aunque las mías iban fijas y sin cabeza de pájaro incluida y las suyas no.

    – [Dante]No es mala idea.[/Dante] – asentí y me preparé, no es que tuviera un punto de salto muy cómodo para ascender, no notaba corrientes y no estaba a una buena altura, pero al menos con mi físico de aesir podría pegar un salto y planear con esfuerzo hasta salir de allí. Lo hice, decidido a dejar ese sitio atrás y eché a volar. Al principio sentí triunfo pero en cuanto estuve en el cielo me sentí mareado y desorientado y acabé chocando contra el suelo. – [Dante] Puta magia de los cojones[/Dante]

    – [Niall] Gracias, lo necesitaba.[/Niall]- dijo entre risas. En su defensa admitiré que fue después de asegurarse de que estaba bien, pero en ese momento me daban ganas de lanzarlo contra el suelo.

    Me limpié la tierra y le miré. – [Dante] ¿Preferías que fuera yo primero no?[/Dante]

    – [Niall] Tú eres el que tiene las alas de serie. Yo tengo que cambiar, y no es agradable.[/Niall] – justificó. Me valía la respuesta para no tomármelo a mal.

    – [Dante] Pues por arriba no va a ser. Nos va a tocar caminar todo esto.[/Dante] – me quejé. Ese jodido laberinto no estaba hecho para atajos. Si con todos los que éramos habían podido dividirnos en parejas en puntas separadas del laberinto sin que pudiéramos escucharnos, eso significaba que aquél sitio era grande de narices. Así que nos esperaba una buena caminata. Todavía conocía poco a Niall, me había enterado de que existía poco antes de venir a esta película con viajes en el espacio-tiempo, así que de él no se podía decir que supiera mucho. Pensándolo bien, había mucha gente de la nave a la conocía menos incluso, habían sido unas semanas intensas. – [Dante] Nunca viste a Logan ¿no?[/Dante] – le pregunté, empezando por lo que teníamos en común.

    – [Niall] No. Solo sé de él lo que me contó mi madre y lo que he oído del resto.[/Niall] – admitió. Parecía indiferente, sentí un poco de envidia, no sé si por no conocerle o porque ser su hijo no me afectara.

    – [Dante]Llevo casi tanta vida sin él en mi vida como con él.[/Dante] – expliqué. No sabía cuánto conocía Niall de la historia, no es que Cole y yo hubiésemos tenido muchas opciones de ponernos al día tampoco. – [Dante] No es mi persona favorita pero cuando estaba con mi madre… si hubiera sabido de ti te habríamos conocido. Ella le habría convencido[/Dante] – aclaré. Con mi madre era pasable, por desgracia, y esto es algo que solo admitiré ante vosotros, si algún día desenterráis y os ponéis a leer esto, de pequeño a veces le imitaba. Fue siendo más mayor, después de morir ella y de que él se largara, cuando empecé a acumular todo lo que odiaba de él. A veces pensaba que sería mejor no volver a verle, porque temía que la persona horrible que había dibujado en mi mente no lo fuera tanto. Necesitaba aferrarme a alguien al que culpar.

    – [Niall] Lamento lo de tu madre. Parecía un encanto de mujer.[/Niall] – en mi mente se dibujó una imagen algo difusa, recompuesta por las fotos de ella que había visto una y otra vez, por sus anuncios. Siempre sonreía, eso era algo que me sorprendió cuando ya no estaba.

    – [Dante]Era especial. Toda la alegría que tenía se fue con ella. [/Dante]- confesé. – [Dante] ¿Y tú madre?[/Dante] – pregunté. No sabía nada de la madre de Niall ni de casi nada de su vida antes de venir a Moondale.

    – [Niall] Crecí con ella en una autocaravana al lado de la cafetería en la que aún trabaja. No vivíamos con grandes lujos, pero nunca me faltó su cariño.[/Niall] – replicó. Era cierto que a Niall se le notaba que no venía de una familia de mucho dinero. La mía tampoco había tenido para tirar cohetes ni cuando estaba mi madre. Sus anuncios y sus trabajos daban para pagar la casa y el taller que le puso a Logan, pero para cuando todo hubiese dado frutos, ella fue asesinada, él se largó y el dinero que nos hubiera hecho estar más desahogados se fue con ellos. Cuando me fui a vivir con los Echolls lo noté, lo primero en lo que lo hice fue en la comida, pero las diferencias estaban en todas partes. Ya no solo por dinero, si no porque sus padres trabajaban juntos por el bien de todos. También es verdad que en su caso padres eran tres.

    – [Dante] No le necesitabas a él. Mira que bien has salido comparado conmigo.[/Dante] – comenté. Era una persona alegre y la mayor parte del tiempo estaba con sus cosas sin molestar a nadie. Era bastante fácil convivir con él. Y eso no podía decirse de todos en la nave.

    – [Niall] Tú tampoco has salido mal. Seguro que te pareces más a ella que a él.[/Niall] – supe que intentaba animarme, pero dijo exactamente lo que necesitaba escuchar.

    – [Dante]Ojalá, pero no sé. Este otro poder parece como si me recordara que soy su hijo[/Dante] – como si la oscuridad que había en ser un Villiers se manifestara hacia el exterior.

    – [Niall] Que yo recuerde Logan no puede transportarse entre sombras. Y si lo dices por la oscuridad… Bueno, es tuya. Tú verás como la usas.[/Niall] – comentó.

    – [Dante]De momento sigue en el modo autobús de las sombras[/Dante] – admití. Supuse que podría hacer más, pero no iba a ser yo quien lo descubriera de momento. Mi don eran mis alas, esto otro era una maldición que me había caído.

    – [Niall] Mejor. No le des a actualizar cuando te salga la opción.[/Niall] – sonrió. Parecía que no estaba preocupado, como si fuera más hijo él de mi madre que yo.

    – [Dante]¿Y lo tuyo? Cuando atacaron a Henry lo escuchó toda la nave[/Dante] – pregunté. Por lo que sabía su poder estaba en su voz, como ‘Canario Negro’. Personalmente, siempre me había gustado más ‘Canario Blanco’ incluso sin poderes.

    – [Niall] Bueno, esa era la idea ¿No?. Casi matan al pobre chaval.[/Niall] – se encogió de hombros. Se rumoreaba que Henry tenía algún tipo de enfermedad y que aquél ataque casi nos deja sin el ingeniero oficial y a nivel personal, sin el que me mantenía entretenido mandándome soldar aquí y allá.

    – [Dante]Siempre te puedes apuntar a la ópera[/Dante] – bromeé.

    – [Niall] Si bueno, no me va ese rollo. Prefiero estar al fondo del escenario con mis instrumentos.[/Niall] – explicó. Así que si montaban un grupo en la nave todavía podía quedarse Amy de cantante.

    – [Dante] Envíame entradas gratis si alguna vez volvemos y te haces famoso[/Dante] – repliqué, mirando aquél cielo en el que a medida que avanzábamos parecía que se iban desvaneciendo las estrellas.

    – [Niall] Seguramente acabe dando clases por cuatro duros, pero gracias por tener fe en tu hermano.[/Niall] – desde luego no se podía decir que no tuviera los pies en la tierra.

    – [Dante]Con un padre de mierda tenemos que ser hermanos de diez[/Dante]. – pensé en voz alta, como si pronunciara una regla inviolable a partir de ese momento. Nuestra familia se había compuesto a trozos una y otra vez y se había vuelto a descomponer pero había algo que ya no nos podían quitar. Éramos hermanos y por mucho que nos uniera un apellido del que no estaba orgulloso, al menos nos teníamos entre nosotros. No estaba mal.

  • EL LABERINTO NO SE RESUELVE SOLO

    4×10 – The Season of the Witch

    Lexie – Laberinto

    ¿Tarde?

    Cuando recuperé la consciencia y me puse en pie, vi que a mi alrededor solo había setos. Eran como los que mi madre había insistido en poner alrededor de la piscina, pero en lugar de delimitar un lugar concreto, parecían formar caminos. Esperaba equivocarme, pero parecía un laberinto.

    – [Noah] Es imposible usar mi poder. [/Noah]- escuché decir a Noah, que estaba tan confuso como yo.

    – [Lexie] Pues te aguantas como el resto nos aguantamos[/Lexie].- le solté de malos modos. Él, tan hiperactivo como siempre, intentaba usar su poder en vano. Por más que quería echar a correr, aparecía a mi lado una y otra vez, despeinándome.

    – [Noah] ¿Estás molesta conmigo? [/Noah]- me preguntó una de las veces y me coloqué el pelo de mala manera. El agua espacial era buena, pero yo prefería la de Louna y mis productos de marca buena, no aquellos con letras indescifrables que solo entendía Vera y que quizás eran el equivalente al Fairy de esa galaxia.

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