Moondale

Categoría: 4×11 – Love and Loss

  • FAMILIA

    NOAH ARKKAN

    NEXUS – NOCHE

    Cuando las fuerzas policiales de Nexus nos asaltaron, nos vimos obligados a dividirnos, viendo que ni las ilusiones de Lexie eran capaces de afectarles.

    Era lógico, si te parabas a pensarlo, su líder tenía múltiples formas que dominaban siempre la magia en todas sus variedades y en todas tenía mostraba una personalidad paranoica que le haría prepararse contra otras personas que manipulasen las artes místicas.

    Aun así, terminar separados era un problema. Había escapado con Lexie y Bowie que eran las que estaban más cerca de mí. Ya no tenía mi velocidad y solo había tenido tiempo a ver que Idris y Elle iban juntos por un camino, el resto no sabía cómo se habrían agrupado.

    Unas semanas antes habría sido capaz de recorrer la mayor parte de la ciudad y comprobar cómo estaban todos, incluso trazar un plan después de recorrer decenas de veces la catedral y ver puntos débiles de la guardia, de los accesos… Tenía todo el tiempo del mundo, pero ahora tenía que acostumbrarme a lo que había, de nada servía que me lamentase de no tener más tiempo, solo haría que lo desperdiciase.

    Me subí la capucha de esa poco útil chaqueta sin mangas, y salimos las tres juntas del callejón hacia una calle principal. Lexie llevaba en silencio desde que su  ilusión había fallado y Bowie parecía estar absorbiendo todo lo que se encontraba, y quizá juzgándolo también.

    – [Bowie]Deberías evitar mirar a la gente tan fijamente.[/Bowie]- me dijo Bowie. – [Bowie]Ahora que no eres más rápido de lo normal, paredes un tío raro.[/Bowie] – el consejo me escoció un poco, como recuerdo de ese miembro fantasmal que era mi velocidad sobrehumana, pero tenía razón, ahora todos eran conscientes de lo que hacía, ya no era más rápido que sus miradas.

    – [Noah]¿En serio? Lo miraré.[/Noah] – le prometí. Me sentía mal caminando por delante de Lexie, estaba preocupado por si se encontraba mal. Me giré para verla y vi que estaba concentrada, ocultándonos tras alguna ilusión mientras no hubiera policía cerca. – [Noah]¿Sacas algo útil de aquí?[/Noah] – pregunté a mi prima, mientras veía cómo un punto concreto de sus pupilas parecía brillar, seguramente usando alguna mejora ocular.

    – [Bowie]¿De una calle repleta de gente? La verdad es que no.[/Bowie] – comentó.

    – [Noah]No me extraña.[/Noah] – respondí. Miré a nuestro alrededor, tratando de disimular. Había personas de todo tipo, con implantes en brazos, piernas y rostro y peinados y atuendos de lo más variopintos. Por lo que había visto, todos lo habitantes tenían unos ingresos mínimos para vivir acomodados y a partir de ahí, según sus clases, tenían más acceso en base a lo que su nivel de «crédito» les permitiera. No sabía cómo entraban en cada categoría, no había podido tenerlo muy claro por las conversaciones que había escuchado. – [Noah]Esta ciudad me desagrada. Es como si todo estuviera…pactado. Como si lo tuvieran todo, pero sin libre albedrío real.[/Noah] – comenté. No había contrarios al sistema ni a Antailtire, la gente que quería rebelarse tenía su propio grupo social, acotado a unas zonas determinadas por las que ya habíamos pasado, y podían ser rebeldes sin afectar de verdad a nadie.

    – [Bowie]El libre albedrío está sobrevalorado.[/Bowie]- alcé una ceja, Bowie era demasiado directa, todavía tenía que pulir algunos puntos de su socialización y gestión de emociones porque, a fin de cuentas, era muy nueva en el mundo.- [Bowie]Durante la crisis del covid 19, los países que más libertades le dieron a sus ciudadanos fueron los que peor gestión de la pandemia tuvieron.[/Bowie] – era difícil no darle la razón, desde un punto de vista lógico la tenía, pero la humanidad necesita ser capaz de decidir, aunque vaya en su perjuicio, aunque se equivoque. Yo no sabía si había obrado bien entregando mi poder, dudaría de ello mucho tiempo, pero no habría querido que nadie más tomase esa decisión por mí.

    – [Noah]A nivel lógico tienes toda la razón, pero una persona no puede vivir toda su vida sin libertad de elección.[/Noah] – respondí. Una jaula de oro, yo, al menos, no la quería para mí ni para nadie que me importase.

    – [Bowie]En realidad, sí puede.[/Bowie] – replicó, enarcó ligeramente las cejas, no entendía que pudiera rebatirle un argumento tan lógico. Sonreí para mí mismo, para que no pensara que me burlaba, era agradable tener una conversación así, tan trascendental, pero a la vez mucho menos que la misión que teníamos entre manos. Me habría gustado poder estar en la Tierra y pasar más tiempo ayudándola a ver el mundo para que ella tomara sus propias decisiones con un margen mayor del que conocía todavía. Bowie tenía mucha información metida en su cabeza y también vivencias, pero había visto mucha pelea y muchas penas en su corta vida.

    – [Noah]Mientras no la conozcas.[/Noah] – dije. Una vez conoces la libertad ya no puedes vivir sin ella, como muchos otros placeres de la vida. – [Noah]Para mi este sitio es… como ‘Un mundo feliz’.[/Noah] – comenté. No tenía el recuerdo muy fresco, porque lo había devorado en una tarde junto a otros dos clásicos y no iba a ponerme allí en medio a acceder a mi memoria genética. Pero sí recordaba que su futuro era una utopía parecida a esta, una felicidad sin libertad, falseada, sin elecciones, todos iguales.

    – [Bowie]Supongo que estará inspirado en ese libro.[/Bowie] – dijo ella. Quizá tenía razón, puede que este mundo estuviese formado en base a lo que en la Tierra imaginábamos como una utopía futura, igual que los otros planetas estaban anclados en épocas de nuestro pasado. O puede que este fuera el futuro que nos esperase realmente.

    – [Noah]No sabemos realmente de dónde es Antailtire.[/Noah] – pensé en voz alta. Sabíamos muy poco de a qué nos enfrentábamos en realidad, más allá del ‘Soberano’. Aquél era una pequeña parte de su poder, esto era el todo, capaz de cambiar planetas a su antojo, de traer a gentes de otro mundo y mantener una parte de sí en cada uno, o varias. – [Noah]Aunque parece obsesionado con la humanidad y sus épocas históricas.[/Noah] – no eran una réplica, de todas formas, las había forzado en un ecosistema ya existente, con otros sobrenaturales, y por tanto eran algo distintas. Tenía cierta belleza ver cómo cambiaba, pero iría mejor sin el control de Antailtire.

    – [Bowie]Solo un humano podría estar obsesionado con la cultura de la humanidad.[/Bowie]- observó. Era una idea interesante.

    – [Noah]Pero no hay datos de él en nuestro mundo hasta que apareció su yo futuro. [/Noah] – respondí, disfrutando de cómo pensábamos juntos.

    – [Bowie]Que no haya datos no implica que no estuviera.[/Bowie] – sentenció, alzando una ceja, como si fuera lo más obvio. Sí, era cierto que la información del pasado, en especial del mundo sobrenatural, era escasa, plagada de leyendas que alteraban la verdad y de realidades contadas a medias. Podía ser que Antailtire fuera parte de nuestro pasado.

    Asentí, pensativo. – [Noah]Es increíble cómo aprendes.[/Noah] – le aseguré, orgulloso de que mi prima se estuviese convirtiendo en alguien tan inteligente.

    – [Bowie]No soy del todo humana y por eso mi curva de aprendizaje es más elevada.[/Bowie] – afirmó. Me preocupó que fuera tan consciente de sus diferencias, porque en un futuro, cuando interiorizase mejor su parte humana y sus sentimientos, eso podría hacerle daño.

    – [Noah]Aunque tengas implantes, eso no te hace menos humana.[/Noah] – la humanidad no la dicta tu genética. – [Noah]Yo tampoco soy humano del todo, pero entiendo por humanidad mis emociones.[/Noah] – expliqué.

    – [Bowie]Es diferente pertenecer, en un 50%, a una raza demoníaca a ser en parte cibernética.[/Bowie]- argumentó ella.- [Bowie]Los Rakkthathor eran de la Tierra.[/Bowie] – añadió. Extintos, pero sí, de una Tierra de hace milenios. Trataba de no pensar mucho en ello, en que si yo no tenía hijos o hijas, los Rakkthathor volverían a desaparecer cuando lo hiciéramos mi padre o yo.

    – [Noah]Tu tecnología te da otros atributos, pero en el fondo no dejas de tener madres.[/Noah] – rebatí. No había entrado nunca a preguntar en detalle su ascendencia, porque no era muy correcto, pero sabía que la habían creado a partir de ADN de los dos últimas Kvasir: mi tía Sarah y mi tía Sasha.

    – [Bowie]No exactamente.[/Bowie]- respondió con una sonrisa.- [Bowie]Esa es la versión de la historia que he decidido creer, pero en realidad, soy un clon de la mejor parte de ambas.[/Bowie]- puntualizó.- [Bowie]Los bebés no eligen la mejor parte de sus padres o madres. Se quedan con lo que hay al azar.[/Bowie] – añadió. Difícil responder a eso, no era un genio de la genética, así que tenía que ir por el camino de la filosofía.

    – [Noah]No has tenido mucho tiempo para estar con ellas ni con el tío Daniel, pero cuando volvamos, verás sus mejores partes y también otras que no lo serán tanto. Y formarán parte de ti.[/Noah] – yo no había sido clonado de mi madre y mi padre y me parecía mucho a ellos a nivel genético, sin embargo, en muchos aspectos de mi personalidad, no me parecía en nada, mientras que Leo, era todo lo contrario. Y en cualquiera de los dos casos, como siempre nos habían querido y se habían preocupado por nosotros, nuestros padres siempre serían parte de nosotros.

    Ella se encogió de hombros.- [Bowie]Puede ser.[/Bowie] – no sabía si me estaba dejando por imposible o si la filosofía no era un camino por el que estuviera interesada ahora mismo.

    – [Noah]Eres mi prima. No necesito más explicaciones para eso. Eres mi familia.[/Noah] – afirmé, sonriendo.

    – [Bowie]Genéticamente soy tu tía política.[/Bowie]- aclaró. No vivíamos en el mundo más fácil para ayudar a la gente a sentirse bien, eso os lo puedo asegurar. Pero parte de esas rarezas que nos rodeaban hacían nuestra vida mucho mejor.

    – [Noah]Técnicamente, pero a veces está bien ser menos correcto y como para ellas y él eres su hija, eres mi prima.[/Noah] – le sonreí de nuevo, valorando si había algún gesto de cercanía que pudiera hacer y no fuese incómodo. Ella me miró y esta vez no dijo nada, quizá lo estuviera pensando, quizá y solo quizá, hubiera entendido que para mí siempre sería una persona importante. – [Noah]Voy a ponerme a la altura de Lexie, por si necesita hablar.[/Noah] – dije después de unos segundos de silencio. Ella asintió y dejé que nos guiara, tenía el mapa en la cabeza y sabía qué caminos tomar para que encontrásemos menos gente.

    – [Lexie]¿Qué, dándole la murga a Bowie?[/Lexie] – preguntó Lexie en cuanto me acerqué.

    – [Noah]Más o menos. Asegurándome de que sabe que tiene una familia.[/Noah] – me puse a su lado, hasta sentir la calidez de su cuerpo. Sin apenas pretenderlo, me dejé llevar y la besé, sin ganas de separarme ni de estar en ningún otro lugar. Perder mi poder me estaba haciendo cambiar mi perspectiva sobre aprovechar las cosas y la verdad es que la echaba de menos.

    – [Lexie]Espero que no le hayas hecho lo mismo que a mí.[/Lexie]- respondió sonriendo cuando nos separámos.

    – [Noah]Solo tengo ojos para ti.[/Noah] – laseguré. No añadí que a mi prima no la vería nunca de otra forma porque me parecía obvio. Estaba enamorado de Lexie y solo me atraía ella, aunque claro, en su caso, una de las maravillosas rarezas que nos rodeaban, me hacía tener que añadir una excepción. – [Noah]Bueno, para todas tus yo.[/Noah] – corregí. Nuestra relación aún era muy nueva, pero trataba de ir acostumbrándome a saber que tuviese el aspecto que tuviese, era ella.

    – [Lexie]Pues tienes un montón de ojos.[/Lexie]- dijo echándose a reír. No parecía afectada por la situación, pero Lexie nunca se iba a mostrar así.

    – [Noah]Me hacían falta.[/Noah]- bromeé. – [Noah]¿Estás bien? Por lo de antes.[/Noah] – sabía que no llevaba bien situaciones que la superasen y ver que su poder no hacía nada contra esos policías era una de ellas.

    – [Lexie]Yo siempre estoy bien.[/Lexie]- replicó, alzando una ceja para enfatizar su preciosa sonrisa.- [Lexie]Y a veces, muy bien.[/Lexie] – añadió.

    – [Noah]Siempre estás muy bien. Y pocas veces bien.[/Noah] – la cogí de la mano y le di un apretón cariñoso. No le apetecía hablar de ello y estaba bien, no necesitaba decirle que la apoyaba, porque lo sabría.

    Lexie me guiñó un ojo. – [Noah]Ya queda menos.[/Noah] – dije incapaz de resistir la tentación de volver a besarla ahora que pasábamos por una calle vacía.

    Tanto Lexie como Bowie eran mi familia. Puede que estuviéramos muy lejos de casa, que corriéramos peligro continuamente, pero este viaje me estaba haciendo descubrir otra clase de familia, una que había elegido. Empezaba a entender a los Moondies desde dentro, sin las leyendas, sin la grandeza, solo personas que se habían apoyado en malos y buenos momentos y se habían convertido en familia sin importar de dónde venía cada una.

  • PULSIÓN

    MIKE SOLO-NOVAK

    DYAVOL – NOCHE

    Divisé las gaviotas en el horizonte después de que alguien en el barco gritase «Tierra a la vista». Ni mi visión agudizada gracias al felino que convivía conmigo me habían permitido adelantarme a alguien con la experiencia de decenas de travesías como aquellas.

    Tras el ataque del barco fantasma, Francis y su tripulación habían limpiado la cubierta de cuerpos, casi todos de los «corruptos» como les llamaban, pero también tenían que entregar al mar a dos de los suyos.

    Sophie entonó una preciosa canción mientras les devolvían al mar. La observé mientras lo hacía, con una voz que parecía pertenecer al mar por cómo reverberaba contra sus olas y una melodía que surgía de lo más profundo de su corazón. Caitriona había despertado su herencia de sirena y aunque para ella fuese algo nuevo, era parte de sí misma desde que había nacido, reprimida por alguna magia. Quién sabía lo que eso podría haberle hecho, sentir toda tu vida que te falta algo que ni siquiera recuerdas. Era una suerte que Sophie fuera tan resiliente.

    Mientras el rostro de la mujer pirata se unía al hombre que habían sumergido antes, sentí una pulsión que apenas recordaba ya. Mi madre y yo nos habíamos realizado varias pruebas para comprobar si nuestra resistencia a los «simbiontes» eran algo físico o se movían en el plano espiritual. No habíamos obtenido nada concluyente, pero también era cierto que la medicina en ese ámbito no era nada avanzada, no teníamos forma aún de diferenciar con ninguna prueba no visual si alguien tenía poderes o no. En ocasiones, los poderes eran un vestigio de un pasado de sangre híbrida con otros sobrenaturales y ahí sí que había genes patentes, pero en otros era una pura mutación familiar de la que todavía no teníamos una teoría firme para establecer patrones.

    Sea como fuere, algo en mi, que había heredado de mi madre, me hacía resistir la tentación del felino de salir con libertad y arrasar con todo a su paso cada noche. Pero en aquél mundo tenebroso, bajo la luz de la Luna, la llamada era más potente. Percibía esa oscuridad de la que nos habían hablado y que devoraba ese mundo llamándome, instándome a desatar todos mis impulsos.

    Apreté la baranda de madera entre mis manos y fijé la vista en el agua para calmarme. Al llegar a tierra podríamos descansar y con algo de suerte, al estar reducido este mundo a poco más que una isla de supervivientes, encontraríamos rápido al último Daë del Cúmulo y nos alejaríamos de la influencia de ese diablo corruptor.

    Una mano pequeña pero firme, de dedos largos, presionó contra mi hombro. Me giré para ver a Sophie con una sonrisa que esperaba antes de girarme. Si lo que solían decir de que los opuestos se atraen era cierto, eso explicaba la electricidad que resonaba entre ella y yo. Ella siempre sonreía y yo casi siempre estaba serio.

    Fui consciente en exceso de cada uno de sus movimientos al ponerse a mi lado y apoyarse en la barandilla. El felino en mí estaba haciendo que mi visión fuera más animal que humana. Ellos percibían menos el color y a cambio, eso les permitía centrarse en el movimiento, tal y como me estaba ocurriendo.

    Como si ella lo supiera, posó su mano sobre la mía. Fui consciente de pronto de lo frías que se habían quedado las mías al haberlas mantenido aferrando la madera. Las suyas sin embargo eran cálidas y me hicieron recordar la calidez de su cuerpo bajo el tenue sol en la playa de Viltis.

    Intenté pensar en otra cosa, había demasiados problemas como para dejarse llevar por el hedonismo. Owen había resultado herido y su cura era algo que escapaba a mis conocimientos, aunque no habría sido así si hubiera aceptado el faustiano trato de Caitriona. Claro que para poder ayudar a Owen aún habiendo aceptado eso, habría tenido que matar antes a otro aesir, quizá incluso a un aesir ya infectado con la licantropía.

    No había tiempo de lamentarse, tenía que hacer todo lo que estuviera en mi mano para ayudarle y evitar su desenlace, pero la ausencia de información era una lacra. Solo sabíamos lo que los Moondies habían visto en un Daniel Arkkan aquejado por la misma enfermedad, en una realidad alternativa que no llegó a ser la nuestra. Eso y retazos perdidos en el folklore.

    – [Sophie]Pareces más serio que de costumbre, mi niño.[/Sophie] – Sophie cambió el silencio que había entre nosotros por el inicio de una conversación que carecía de presión. Resultaba natural hablar con ella, apetecible.

    – [Mike]Es este mundo, la noche. Lo de Owen…[/Mike] – comenté. Muchas cosas malas y poco control sobre ellas.

    – [Sophie]¿Lo superará?[/Sophie] – preguntó. La miré a los ojos, sopesando las opciones. Estaba acostumbrado a la idea preconcebida de que tendría que decir la fría verdad a mis pacientes y sus familias, pero había algo en los ojos de Sophie que me hacía rechazar esa dura realidad. Y a la vez, también rechazaba mentirle.

    – [Mike]Se curará de la herida pronto, pero después empezará a afectarle, a debilitarle.[/Mike] – expliqué. A efectos prácticos se comportaba como una enfermedad autoinmune, la genética aesir luchaba contra el virus de la licantropía y el cuerpo sufría siendo ese campo de guerra.

    – [Sophie]Ya, pero para eso somos Daë.[/Sophie] – me recordó. Aquella palabra, Daë, para nosotros sinónimo de héroes y heroínas de leyenda, de nuestros padres y madres. Yo quería cambiar el mundo, salvar a las personas, pero no me había imaginado haciéndolo así.

    Saqué el crucifijo de plata que llevaba en una cadena, pegado contra el cuerpo. El vial vacío del brebaje que había curado el vampirismo de mi madre tintineó colgado a su lado. – [Mike]Soy hijo de una vampiresa, supongo que tenemos que ser positivos.[/Mike] – pensé, tratando de ser positivo, aunque solo fuese por ella. Se había curado de vampirismo como consecuencia de ser una Daë, pero luego había sido convertida en licántropa y de eso no había encontrado cura.

    Ella asintió. Miré su mano sobre la barandilla. – [Sophie]Saldremos de esta.[/Sophie] – dijo. Alcé la vista hacia sus labios cuando los movía para dejar pasar su melodiosa voz. Un mechón rosado ondeaba con el viento acariciando su labio inferior.

    Coloqué mi mano sobre la suya y sonreí. Ante lo inevitable, solo podemos confiar en nuestra voluntad para sobreponernos a las dificultades.

  • UNOS CRÍAN LA FAMA Y OTROS CARDAN LA LANA

    Kaylee – Selas

    Mediodía

    Aparecimos en una enorme meseta rodeada de ruinas y edificios griegos. El sol brillaba y la temperatura era agradable, pues las togas dejaban al descubierto lo suficiente. Mi cuerpo agradecía la dosis de vitamina D extra, porque estábamos a quince días de desarrollar raquitismo.

    Nos dispersamos y empezamos a investigar. Éramos como un reloj suizo falto de cuerda, pero ahí estábamos. Vi que Elliot concentraba sus esfuerzos en una estatua con órganos sexuales de diverso índole, cuando Amy nos hizo una seña para que nos quedáramos donde estábamos. No tardó en revelarse el secreto que guardaba este sitio, que era nada más y nada menos que una serpiente gigantesca con tres cabezas. Una maldita hidra.

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  • EL MUNDO NO VA A SALVARSE SOLO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    NEXUS – NOCHE

    Vestidos ya como mamarrachos de un futuro que esperaba que no fuera el nuestro, salimos del callejón y nos internamos en una muchedumbre que parecía estar de fiesta nocturna a lo largo de toda aquella zona.

    Había demasiadas luces y la altura de los edificios daba claustrofobia, pero había una parte en mí que encontraba paz en el hecho de saber que la noche no sería oscura y silenciosa. Además, tenía que admitir que algunos de los cortes de la ropa dejaban ver partes de la suave piel de Coquito muy interesantes como punto a favor.

    – [Elle]¿Qué tal os ha ido?[/Elle] – preguntó ella cuando hubo distancia suficiente como para que fuera una conversación privada. Lexie cerraba el grupo, junto a Noah, y por el medio el resto caminaban sin ninguna afinidad especial entre ellos. Me recordaba a los primeros tiempos de los Drow, cuando no tenían mucho más en común que unas vidas turbias marcadas, de forma activa o pasiva, por las adicciones.

    – [Idris]Lexie casi la lía con su problemilla, pero al final ha salvado la situación.[/Idris] – comenté. Necesitaba compartirlo con ella. Como buena Drow, Lexie también tenía una adicción, pero la suya venía marcada por su herencia, que la hacía buscar mentir, fingir, engañar. Por suerte tenía fuerza de voluntad e inventiva y nos habíamos librado.

    – [Elle]Entonces ha sido un éxito.[/Elle]- verla sonreír hizo que la nube negra que me rodeaba se despejase. Hasta aquellas calles demasiado avanzadas parecían más amigables.

    – [Idris]Menos mal que le pones alegría a la misión hasta vestida de cyberpunk.[/Idris] – alcé  una ceja señalando uno de los cortes de su traje. Tenía que guardarme esa ropa para más tarde.

    – [Elle]Todos los mundos son malos, pero aquí hay más higiene que en el de los piratas.[/Elle] – sentenció. Dyavol no era precisamente el mundo con más personas voluntarias, de hecho, al final solo el pobre Xander se había ofrecido. En parte también porque Jane no quería dejar solo a Owen después de sus problemas amorosos.

    – [Idris]También estamos en la boca del lobo, sin saber qué buscamos exactamente.[/Idris] – había carteles de marcas que no me sonaban de nada, salvo de alguna bebida que hubiera llegado a la luna Viltis. Entre ellos había alguno de la Iglesia del Constructor, cuyo símbolo era una especie de círculo. En ninguno se veía la cara de Antailtire, aunque viendo que tomaba múltiples formas como había hecho, bueno, haría, siendo el Soberano.

    Elle asintió, pensativa.- [Elle]No es la misión más fácil del mundo.[/Elle]

    – [Idris]Por eso nos llevamos a la líder.[/Idris] – confesé. Nuestro equipo era el táctico, el que tenía que abrir camino para que los Daë pudieran terminar la misión y proteger nuestro futuro, o sea, los que lo teníamos más jodido. Este tipo de campañas eran más divertidas en Endless, con maná ilimitado y las armas legendarias. – [Idris]¿Qué tal ves al «Equipo Nexus»?[/Idris] – pregunté. Quería ayudarla en su tarea porque sabía que era muy perfeccionista y estaría deseando que todos nos lleváramos tan bien como los Moondies. Eso iba a ser difícil.

    – [Elle]Todos los equipos están bastante equilibrados.[/Elle]- dijo, mirándoles de reojo. Vi que le preocupaba, pero estábamos rodeados de gente desconocida así que no era el mejor sitio para ponerse a tener un acercamiento. Bastante era que seguíamos juntos entre todo aquel revuelto de pendientes, colores chillones e implantes inhumanos.

    – [Idris]Quizá Robin pueda sentir el portal con su magia.[/Idris] – pensé, tras ver que era la que caminaba más alejada. Poco sabíamos de ella más allá de que había vivido en una película de navidad de InfiniTV toda su vida y que era su magia, bueno la de su madre, la que les había protegido. No sabía muy bien como funcionaba lo suyo, pero era distinta a la de Kaylee, tenía que ver con las probabilidades o algo así, como los de ‘La Puerta de la Muerte’.

    – [Elle]Tiene una magia bastante poderosa, pero parece incómoda aún.[/Elle]- admitió. Elle no quería presionar a nadie, pero aparte de saber que Antailtire estaba teniendo pesadillas con nosotros, no habíamos conseguido nada espiando allí.

    – [Idris]Quizá contigo hable. No sé, tenemos pocas opciones más.[/Idris] – sugerí. – [Idris]Parece que Antailtire está nerviosete por lo que estamos haciendo, pero nadie habla de…no sé, un lugar prohibido o algo así.[/Idris] – parecía más prometedor en la teoría, que los habitantes supieran algo más de eso, pero estos NPC no estaban muy por la labor. Metí la mano en el bolsillo y noté algo duro. Luego saqué del otro bolsillo el disco metálico que era la brújula planar.- [Idris]Si supiera usar esto aquí.[/Idris]

    A Bowie le poseyó la vena urraca y se acercó a ver lo que teníamos entre manos.- [Bowie]¿Me la dejas? ¿Me la dejas? ¿Me la dejaaaas?[/Bowie] – pidió, con una ilusión en los ojos que mira, tuve que decirle que sí.

    – [Idris]Si sabes usarla, todo tuyo.[/Idris] – dije tendiéndosela. Me quedé mirando, Bowie era en parte una niña y en parte una genio, así que podía salir con cualquier cosa. Noah se acercó también y al poco, estábamos todos medio apiñados. Lexie me guiñó un ojo y me enseñó brevemente qué veían los que no rodeaban, un grupo de fiesteros tomando bebida y bailando a un ritmo infernal.

    Bowie trasteó y consiguió que se moviera, mostrando los portales. Estaba acostumbrado a que en la Tierra fueran pocos y eso me hacía fácil seguirlos, pero allí había cientos.- [Bowie]Esto parece un mapa. Debemos estar aquí.[/Bowie] – señaló. Noah y Henry parecían seguirle el ritmo, así que ya me explicarían luego cómo habían llegado a esa conclusión.

    – [Noah]Pero le falta información del planeta, quizá eso ayudaría.[/Noah] – comentó Noah. Miré a nuestro alrededor, pero Elle se me adelantó, señalando una especie de pilar sobre el que había una figura femenina aún más psicodélica que los habitantes de la Flecha. Me sentía como en Blade Runner, pero sin quedarme dormido. Que sea nuestro secreto, tengo una fama que mantener.

    Nos acercamos cuando no había nadie cerca. Parecía un panel de información así que puede que tuviera un mapa, al menos. – [Bowie]Pon el mapa de la brújula sobre ese.[/Bowie]- propuso Bowie.

    Henry empezó a trastear el aparato mientras al resto de la gente Lexie le mostraba una proyección en la que se arrancaba a hacer un ‘beatbox’ bastante chocante. Al cabo de un rato se mostró una proyección en 3D del planeta. Unos minutos de jerga tecnológica entre Bowie y Henry acabaron con una proyección superpuesta a la de la brújula, que indicaba un punto más brillante. – [Idris]¿Y la traducción de eso? Creo que Infinimaps no lo va a tener mapeado.[/Idris] – bromeé, desventajas de vivir en el futuro, se hace uno vago.

    Miré con detalle, igual que el resto, pero no tenía puntos de referencia más que para saber que era en algún punto de la ciudad. El portal estaba allí, no en las «zonas salvajes» como las llamaban los cyberhipster.- [Bowie]Creo que está en la catedral. En el centro de la ciudad.[/Bowie] – comentó, haciendo que la terminal la obedeciese con unos gestos, al parecer en el futuro tampoco eran muy fans de que mucha gente tocase lo mismo. Salió información de una enorme catedral que salía muy bien en las fotos pero tenía de estar muy vigilada. Catedral del Arquitecto la llamaban, el núcleo del Culto al Constructor. Elle muy cabrone se las había ingeniado para construir un lugar sagrado sobre el sitio donde podían destruirle, rodearlo con una ciudad futurista alimentada de todo lo que robaba a los mundos que había anclado en el pasado para servirse, llena de todo lo necesario para que la gente le adorase y le protegiese. Había expuesto su mayor debilidad delante de todos.

    – [Idris]¿Estamos seguros de que ese es el portal al Axis Mundi?[/Idris] – pregunté, por asegurarme. Había más puntos en ese mapa que en un cómic viejo.

    – [Bowie]Es un portal, pero este portal tiene algo diferente.[/Bowie]- explicó. Se veía algo distinto al resto, como si brillara más intensamente, pero era fácil pensar que eran imaginaciones de uno.- [Bowie]Lo sé porque soy un genio.[/Bowie] – sentenció. Me eché a reír, tenía debilidad por su lado infantil, una parte de mí estaba deseando ver a un pequeño Aesircillo o una pequeña Vanir de piel tostada.

    – [Idris]Y modesta.[/Idris] – repliqué.

    – [Bowie]La modestia es un rasgo bastante inútil.[/Bowie]- una verdad aplastante.

    – [Noah]Se acerca gente.[/Noah] – intervino Noah. Señaló a lo lejos, donde la muchedumbre se acalló un poco abriendo paso a un grupo de media docena de personas vestidas con una especie de armaduras ligeras, con casco de azul brillante que evitaba verle la cara.

    – [Elle]Dispersaos.[/Elle] – pidió Elle. El resto empezó a alejarse disimuladamente, pero nuestra zona se iluminó en rojo y la atención se centró en nosotros.

    – [b]Atención central, nos acercamos a un grupo de individuos de clase inferior, preparen refuerzos.[/b] – la voz salía distorsionada tras el casco, pero se escuchaba incluso estando lejos. – [b]Identifíquense.[/b] – nos ordenó. Alguna gente dudó de si iba con ellos, pero yo sabía con quién era. Un sexto sentido desarrollado por el miedo a esos policías de gatillo rápido ante los que había tenido que prepararme desde pequeño, pero más aún cuando empecé a andar con los Drow.

    Lexie trató de usar su poder para hacerles ver algo diferente, había aprendido a distinguir su arruga de concentración en la frente. A eso y a no decírselo para que no se pasara un mes en pánico.

    – [b]El escáner indica algún mecanismo de camuflaje. [/b]- dijo la voz de otro de los agentes. Mierda, estaban preparados. – [b]Identifíquense y muéstrense sin holograma. [/b]- seis armas se alzaron. No eran iguales que las de mi tiempo, pero tenían una forma parecida y el mismo poder fatal. Compartían la misma amenaza clara y patente, la misma facilidad para acabar con una vida. En esta ocasión podía esconder que era un elfo, pero en otras no podía tapar mi color de piel.

    – [Lexie]Corred.[/Lexie]- pidió Lexie, al ver que sus ilusiones habían sido detectadas. Echamos a correr y me invadieron los nervios cuando escuché el sonido de las armas al dispararse.

    – [Elle]Nos vemos en el punto de encuentro.[/Elle] – era un caos y corrimos en direcciones distintas, traté de ver que los demás estuvieran a salvo, pero me tuve que contentar con no ver a ninguno capturado o herido en el suelo.

    La mano de Ellie se cerró alrededor de la mía y su calor me reconfortó. Me di cuenta de que estaba temblando por el miedo. No era la primera vez que me apuntaban con un arma o veía apuntar, incluso disparar, a otros. Me llevó hasta un callejón vacío en el que ya no se escuchaba los ruidos de la gente ni los disparos, solo el sonido de amartillar un arma que resonaba en mi cabeza. – [Idris]Va a ser difícil entrar en esa iglesia y más con todos los Daë[/Idris] – dije en un susurro. Era una suerte que no fuéramos humanos, porque en esa carrera habría tosido un pulmón.

    – [Elle]Lo conseguiremos.[/Elle]- dijo, colocándose frente a mí. Por un momento, con los ojos abiertos, lo único que veía era su cara. Una visión que agradecí.- [Elle]O eso espero.[/Elle] – me apretó la mano y le di un beso suave en los labios

    Después usamos las orbes para asegurarnos de que el resto estaban a salvo y esperamos para dirigirnos a la Plaza de la Organización, donde la Catedral del Arquitecto se alzaba imponente en el centro. Nos escondimos al lado de una tienda de oxígeno con sabores.

    Ellie era mi otra mitad, la luz que apartaba mis tinieblas. Con ella a mi lado me creía capaz de cualquier cosa, incluso de la misión que teníamos por delante. Aunque no me habría quejado de haber podido seguir en la nave con el sexting o disfrutando de mi playa nudista particular. En fin, el mundo no iba a salvarse solo.

  • LA RELACIÓN MÁS VIVA QUE NUNCA

    Jane – Dyavol

    Noche

     

    Noté su aliento contra mi rostro. La boca me sabía a hierro por la sangre y empezaba a notar el costado entumecido. No pude evitar sonreír ante la ironía de todo esto.

    (…)

    Lo último que alcancé a ver antes de desmayarme de dolor fue a Francis y Xander cortar las cuerdas que conectaban ambos barcos.

    Odiaba los barcos. Odiaba a los piratas. Apoyada en el mástil, volví a vomitar ante el incesante vaivén. El corte de las cuerdas había provocado movimientos más bruscos y eso se traducía en más náuseas para mí.

    Entre toda aquella maraña de pensamientos desordenados, detecté que Owen estaba pensando en los tres Williams cuando éramos pequeños. Podría haber sido un viernes cualquiera en el que ni él ni yo habíamos salido para quedarnos con Elliot. Un viernes de película de Disney, palomitas y refrescos.

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  • LAS TRES CABEZAS

    DANTE VILLIERS

    SELAS – MAÑANA

    Al principio me costó darme cuenta de que nos hubiéramos ido de verdad de la luna Viltis. Tenía delante un cielo azul cubierto por algunas nubes blancas, una pradera con rocas repartidas aquí y allá y alguna zona boscosa visible. Los árboles sí que eran diferentes, pero lo que me hizo darme cuenta de que habíamos cruzado de verdad fueron las columnas en ruinas.

    Después de avanzar y coronar una colina cercana, empezamos a ver restos de algunos edificios. Una columna, no sé muy bien de qué tipo porque la clase de cultura clásica había batido récords de gente guapa en el instituto y a mi me costaba concentrarme en columnas en las que solo me imaginaba empotrando a alguien.

    Pasé por encima de una medio enterrada y le tendí la mano a Chloe para ayudarla. A unos metros había una especie de templo griego que si ya se veía así de viejo, a saber cuánto llevaba esa gente anclada en la época griega. Las líderes decidieron que era un buen sitio que explorar y las seguimos. Amy marchaba delante, seguida de Ezra y un poco más atrás Leo, cerca de Kaylee y Julia. Elliot, Vera y Jamie iban detrás, con las dos últimas cogidas de la mano. Esbocé una sonrisa, vaya con Vera. Yo esperé a Chloe, porque no tenía ninguna prisa para llegar a unas ruinas en las que no había ningún Daë a la vista.

    – [Chloe]No me gusta este sitio.[/Chloe]- la escuché decir, mirando a su alrededor.

    – [Dante]A mi me eligieron porque podía dejar esto en libertad, pero no me gusta el pasado remoto, sin coches pierdo emoción y sin que se laven, pierdo otros intereses.[/Dante] – comenté, estirando las alas. Era una maravilla sentir el aire frío en ellas, extenderlas en toda su plenitud.

    – [Chloe]No sé para qué necesitas coches teniendo alas, pero tú a lo tuyo.[/Chloe]- respondió, riendo. Al menos se le había quitado la sensación de mal rollo de encima.

    – [Dante]No siempre puedo volar sin que alguien me vea y quiera hacer una religión o pegarme un tiro para experimentar.[/Dante] – admití. Conducir no era como volar, pero estaba acostumbrado a tener pocas opciones más. El mundo real estaba lleno de miedo a los que eran diferentes. Cuando era pequeño, el tío Daniel siempre me regalaba cómics de los X-Men en los que salía ‘Ángel’. Eran mis favoritos, me sentí genial la primera vez que vi a alguien como yo, sufriendo lo mismo que yo. De ahí cogí la idea de vendarme las alas, para parecer normal. Hasta entonces me habían tomado por un niño deforme, con chepa. Había aguantado burlas de todo tipo sin que supieran siquiera qué era lo que me hacía distinto.

    – [Chloe]True.[/Chloe]- respondió, dándome la razón. Miré mis alas, recordé las primeras veces después de atarlas a mi espalda, los dolores por no moverlas mucho rato, las tardes teniendo que ejercitarlas para que no se atrofiaran, los moratones, las plumas caídas por el roce… Había sido duro, pero me había empeñado y había insistido.

    – [Dante]Al menos estamos al aire libre. [/Dante]- comenté, observando cómo miraba unas flores silvestres. Los demás habían llegado ya al templo. Elliot estaba mirando una de las columnas, Kay se había quedado con Julia, Vera con Jamie y los lobos estaban juntos, como en tensión. Me dio ganas de lanzarles un palo.

    – [Chloe]Me siento un poco inútil.[/Chloe]- confesó. Me giré para mirarla, tenía una cara preciosa y había una picardía en su mirada que me atraía más todavía.- [Chloe]No tengo cerebro, mi poder va a su bola y no tengo habilidades de ningún otro tipo.[/Chloe] – resoplé. No me gustaba ver a la gente criticarse, con bastante facilidad lo hace ya el resto del mundo.

    – [Dante]A mi me pareciste bastante hábil.[/Dante] – bromeé, en referencia a nuestro rato de entretenimiento allá en la luna. Ella me miró, alzando una ceja. Quizá no era momento de ligar, pero siempre parecía buena opción para no entrar en temas más serios. – [Dante]Ya en serio, eres una chica lista. No te menosprecies.[/Dante] – añadí. Y valiente, había tenido los ovarios de viajar en el tiempo sabiendo los peligros que teníamos aquí. Más de uno y de una, sabiendo lo que esperaba, no se habría acercado a la montaña aquella noche.

    – [Chloe]Súper lista.[/Chloe]- dijo haciendo una mueca.-[Chloe]Ponme a leer un texto y ya te digo yo lo lista que soy[/Chloe]. – replicó. A ratos se me olvidaba lo que me había dicho sobre sus problemas para leer. No me acordaba ahora mismo de cómo se llamaba lo que le pasaba, pero no era la única y no era tan importante, había otras formas de aprender, otras habilidades en las que destacar.

    – [Dante]Tampoco puedes permitir que ser diferente sea un problema.[/Dante]- respondí. – [Dante]Tienes que estar orgullosa, y dejar en vergüenza a quien se atreva a ponerte en ridículo.[/Dante] – cuando empecé a parecer como los demás, soportando el dolor que eso me creaba, me di cuenta de que podían darle por el culo a ser como el resto. No me interesaba y se lo hice saber a todos.

    Chloe sonrió, probablemente no habría sido bastante, no se me daban muy bien las palabras como a algunos de los demás.

    Estaba pensando qué más decir cuando escuché un grito. Por instinto me pegué a ella y vi a los demás. Elliot era el que había gritado algo que no entendí y los demás miraban hacia un punto en el que se arrastraba una criatura que no vi bien. Nos agachamos frente a una columna y vimos que los demás también aprovechaban el templo para esconderse.

    El bicho aquél parecía una serpiente con esteroides, pero cuando empezó a salir más de entre la arboleda la cosa se puso más bizarra, añadiendo dos cabezas más a la ecuación. Habría pensado que era Cerbero, pero eso era un perro, así que tenía que ser que en Grecia les gustaban las cosas con tres cabezas. Raro era que no hubieran hecho estatuas con tres pollas.

    Amy y Kaylee me hicieron señas, pero no tenía idea de qué coño querían que hiciera. Si íbamos hacia ellos, quedaríamos expuestos y la cosa esa nos vería. Me acordé de un vídeo que puso un idiota en el instituto de una serpiente comiéndose un pollo. Me desagradó durante días, pero hubo gente que vomitó. Esto era la versión en la vida real.- [Dante]Estamos muy lejos para volver. Vamos. [/Dante]- me agaché frente a ella al ver que el camino de aquella cosa iba derecho hacia nosotros. Chloe tardó en comprender lo que pretendía, o quizá en reunir fuerzas, pero finalmente se subió a mi espalda y la agarrá.

    – [Chloe]No me sueltes.[/Chloe] – dijo a mi oido mientras echaba a correr con los cojones en la garganta porque parecía que corría directo a ese bicho. Extendí las alas y aleteé con fuerza. Levantarnos a los dos del suelo era mucho más dificil que hacerlo conmigo solo. Al parecer mi cuerpo tenía una constitución interna que le permitía pesar menos, pero el de Chloe no era tan aerodinámico.

    La cosa esa espantosa nos vio y vino hacia nosotros a toda velocidad. Parecía un puto tanque con cabezas de serpiente. Apenas nos habíamos separado unos metros del suelo cuando una de sus bocas mordió cerca de mi pierna. A esa velocidad de ascenso, nos comería, así que dejé que las sombras nos engulleran y nos escupieran varios metros más arriba. El bicho ya no llegaba con su cuello para mordernos, pero no podía aguantar así eternamente.

    – [Dante]Agárrate fuerte.[/Dante] – le pedí, aleteando con fuerza. Miré a los del templo, nos hacían señas apuntando en una dirección. Cerca del templo había una especie de atalaya medio derruida, pero suficientemente alta como para que la serpiente no nos comiera si nos parábamos ahí a refugiarnos.

    Reuní mis fuerzas y aproveché mi poder sobre la oscuridad para llegar lo más rápido posible. Aterricé con demasiada velocidad y caí de costado, pero evité que Chloe se llevase el golpe. Estábamos bastante arriba, pero el bicho rodeaba la torre, esperando una oportunidad. Por suerte el resto seguían a salvo de su vista y nos dijeron que esperásemos. Con suerte esa preciosa cabecita pelirroja de Kaylee idearía algo. – [Dante]¿Alguna idea para pasar el rato?[/Dante] – dije, sentándome al lado de Chloe mientras recuperaba el aliento.

    – [Chloe]Cuéntame cosas. [/Chloe]- me pidió. Tenía miedo, como cualquiera en nuestra situación. Aunque tampoco envidiaba a los de abajo, que no podían volar. – [Chloe]Lo que te gusta y lo que no.[/Chloe] – añadió

    – [Dante]No tengo muchos hobbies, trabajar con las manos, escuchar música, salir de fiesta, la gente guapa.[/Dante] – añadí lo último sin darme cuenta, mirándola. Os preguntaréis cómo era capaz de intentar ligar estando al borde de la muerte. El truco está en que mientras haces algo que te mantenga ocupado, el resto de pensamientos de mierda no llegan a tu cabeza.

    – [Chloe]¿Y lo que no te gusta?[/Chloe] – preguntó, concentrándose en nuestra conversación.

    – [Dante]Los gilipollas, los matones, los niñatos, omega y esa serpiente hija de puta.[/Dante] – casi podía resumirlo en que había odiado el colegio, el instituto y toda la gente mala que me había cruzado. Evité llamar a Omega de cualquier otra forma, ni siquiera quería imaginarme su aspecto, no se merecía parecerse a Jane. Nunca le llegaría a la suela de los zapatos.

    – [Chloe]Que tu hobby sea trabajar me parece un poco lamentable[/Chloe].- replicó. Sonreí para mí mismo, me gustaba estar con ella entre otras cosas porque no tenía miedo de soltarme cualquier cosa que se le pasara por la cabeza. Le daba igual mi chulería. – [Chloe]Es como muy boomer.[/Chloe] – añadió.

    – [Dante]Hay muchas cosas que puedo hacer con las manos. [/Dante]- repliqué, buscando sonrojarla.

    – [Chloe]Ligas como un señor de 1954[/Chloe].- respondió ella, riéndose. Aun así me paré a pensar en Logan, todo el mundo lo tenía por un ligón. Su puta personalidad siempre rodeándome, su vida persiguiéndome.

    – [Dante]Me lo dicen mucho. [/Dante]- comenté, resistiendo la tentación de morder esos labios de ese rosa intenso tan apetecible. – [Dante]Pero es la primera vez con una serpiente que me quiere de cena[/Dante] – mirar por el borde de la torre y encontrarse con esa cosa con tres cabezas ayudaba a contener las ganas de cualquier cosa.

    – [Chloe]La dura vida de alguien del grupo New Moondie[/Chloe]

    – [Dante]No hubiera estado mal una advertencia antes de venir.[/Dante]

    – [Chloe]No te quejes tanto, que empiezas a parecer un carca[/Chloe].

    – [Dante]Puedes contarme algo de ti, así estaré callado, se me da mejor.[/Dante] – razoné. Cada uno tenía sus virtudes, escuchar se me daba mejor que hablar, al menos cuando conseguía mantener la atención centrada.

    – [Chloe]Soy la hija menor de Lucy y Ed[/Chloe].- empezó a decir. Habrían sido mi última opción si hubiera dicho que sus padres eran Moondies. Habría empezado diciendo seguramente que era una Echolls. Pero mucho mejor para mí, así no habría cosas raras con habernos criado en el mismo entorno.- [Chloe]Me llevo más de veinte años con mi hermano mayor y antes de aparecer aquí estaba intentando convertirme en Infinuencer[/Chloe]. – tendría que decirle a Ezra que se acordara cuando estuviera medio senil de ayudar a su hermana a elegir una carrera mejor.

    – [Dante]¿Esa mierda de infinity sigue igual en el futuro?[/Dante] – pregunté, para evitar meterme con su posible futuro trabajo. Ella asintió. Menuda mierda, casi nos dejan esclavizados, son turbios como si fuera la Iniciativa y se salen con la suya. –  [Dante]No hemos mejorado mucho.[/Dante] – comenté, tampoco es que lo esperase. Al final en el mundo siempre hay la misma mierda presente, es como lo de la ley esa de la energía. – [Dante]¿Y por lo demás? Algo te tiene que gustar además de la fama.[/Dante] – evité dejar muy claro lo que pensaba de ser famoso. Todo el mundo conocía al ‘Ángel de Moondale’ y cuando había sido pequeño, mi madre había intentado aprovechar su fama para que yo pudiera ir con las alas libres, pero los que aún seguían negando lo sobrenatural incluso habiendo vivido la ‘Guerra de Moondale’, me tomaban por una maniobra de marketing.

    – [Chloe]La ropa, el maquillaje, salir por ahí…[/Chloe]- listó, encogiéndose de hombros.- [Chloe]No soy una persona con nada especial[/Chloe]. – resumió.

    – [Dante]Quizá te has convencido de eso.[/Dante] – propuse, parecía que no era la primera vez que lo pensaba de sí misma. – [Dante]A veces es más fácil camuflarse en el rebaño.[/Dante] – añadí. Las tribus sociales, la lucha por ser famoso o tener poder entre el resto de tus iguales, había odiado todo eso del instituto. Cuando no eras igual que el resto, te machacaban, a menos que cedieras y te sometieras. Pensé que Chloe habría sufrido amigas que la habrían infravalorado.

    – [Chloe]A veces eres parte del rebaño, aunque quieras convencerte de lo contrario[/Chloe]. – dijo ella. Parecía convencida, yo no tanto.

    – [Dante]Quizá, pero pocas. Mis diferencias no se ocultan como las de otros.[/Dante] – le recordé, pasándole un ala por detrás. – [Dante]Y esto no es muy rebaño precisamente, cada persona es distinta.[/Dante] – los que vivíamos en la nave teníamos poco de rebaño, cada persona tenía virtudes, defectos, éramos muy diferentes, pero nos ayudábamos. A ese rebaño no me molestaría pertenecer, pero no uno donde pretendieran que fuese igual.

    – [Chloe]Tu generación es la New Moondie y tenías el apoyo del resto[/Chloe].- explicó, como si se excusara. Quizá sí había tenido que cambiar su forma de ser para encajar con el molde.- [Chloe]Mientras yo me cagaba encima, estabais salvando el mundo y cuando yo tuve edad para hacer lo mismo, os quedaba un rato para la jubilación[/Chloe].

    – [Dante]Debió costarte no elegir cambiar de época.[/Dante] – reconocí. Las ofertas de Caitriona habían sido tentadoras para muchos. Si Chloe hubiera elegido, no tendríamos que preocuparnos por volver a vernos una vez pasase todo. Bueno salvo por el hecho de que yo no lo contaba.

    – [Chloe]No quería cambiar mi vida[/Chloe].- dijo.- [Chloe]Piensa que si me convertía en alguien de vuestra época, mis relaciones con todes cambiarían[/Chloe]. – añadió. No me daba la cabeza para imaginar tanto.

    – [Dante]Aún así parecía la opción fácil. Como la mía de irme.[/Dante] – al menos que supiera que había sido valiente eligiendo el camino complicado.

    – [Chloe]Si me gustara lo fácil no me gustarías tú, sino Owen[/Chloe]. – la miré, estaba muy cerca y me apetecía besarla y olvidarnos de lo que estaba pasando, pero sabía que a ella hablar la estaba reconfortando más.

    – [Dante]Pobre hombre, bastantes palos se lleva ya por ser un… como le llama ‘fool for love ‘.[/Dante]- comenté. Owen daba un aspecto para casi todo el mundo de ser un poco…bueno, fácil. Digamos que le gustaban las muestras de cariño. – [Dante]Así que admites que te gusto. Interesante.[/Dante] – añadí. Ahora no había sacado yo el tema, así que si le seguía el rollo no me estaba pareciendo a Logan.

    – [Chloe]No estaba siendo bitchy, solo comentaba que con él parece fácil ligar[/Chloe].- aclaró.

    – [Dante]Le gusta sentirse querido. Supongo que es fácil empatizar con eso.[/Dante] – yo no me parecía a eso en él. Sabía por experiencia que las personas iban y venían de tu vida, no convenía encariñarse demasiado.

    – [Chloe]Por lo que sé, su familia es un fucking mess, así que me imagino por qué está así[/Chloe]. – añadió. Miré a Elliot, allá abajo, hablando con los demás sobre cómo ayudarnos. A esos tres pobres les habían jodido bien por el hecho de que Elliot hubiera nacido con esa condición. El mundo no estaba preparado para gente como nosotros y eso hacía que la presión en las familias hicieran que al final cedieran. Lo raro era lo del resto de Moondies.

    – [Dante]Al final nuestros padres nos condicionan.[/Dante] – dije, casi sin darme cuenta de que era en voz alta. Yo no quería parecerme a ya sabéis quien y al final allí estaba, camino de ser Daë. – [Dante]Owen busca el amor, Jane escapa de él y Elliot quiere contentar al resto.[/Dante] – y no se daban cuenta del papel que interpretaban. Aunque todos teníamos uno. Yo simplemente era consciente de él, de lo que todos esperaban de mí.

    – [Chloe]A mí me han criado entre algodones[/Chloe].- dijo ella.

    – [Dante]Ya, se nota, por eso eres fan de Lexie, ¿no? [/Dante]- bromeé. Me chocaba que Lexie fuera una estrella, aunque con la pasta de su familia no era raro. Al menos me alegraba saber que ella lo contaba.

    – [Chloe]Lexie es un icono[/Chloe].- afirmó, totalmente convencida.

    – [Dante]Al menos sabemos que ella vive para contarlo.[/Dante]

    – [Chloe]Sabes de sobra que estoy aquí para buscarte, así que algo raro tiene que pasar contigo[/Chloe].

    – [Dante]Nunca me han gustado los enigmas, soy un tipo simple.[/Dante] – reconocí. No me gustaba complicarme, la vida ya lo hacía sola. Pero pensar en no poder volver a la Tierra y ver a mi madre viva de nuevo me creaba un nudo en el estómago.

    – [Chloe]Quizás tenemos la respuesta delante de nuestras narices y no la estamos viendo[/Chloe]. – sugirió ella.

    – [Dante]Es probable, pero de poco vale preocuparse.[/Dante] – admití. El ruido de la serpiente chocando contra la torre para derribarla me sobresaltó. Chloe me agarró la mano, nerviosa, así que me giré y la besé. La torre todavía no había caído, confiaba en los de abajo y en mis alas para ponernos a salvo. Pero mientras llegaba el problema, mejor estar entretenidos.

    Aunque parezca que pensaba con mis ‘tres cabezas’ de abajo, solo quería pasar el tiempo que me quedase con alguien con quien me sentía bien. Y al final, solo que con más tiempo, es lo que ansiamos hacer todos.

    ¿Significaba eso que Chloe me gustaba más que cualquiera de mis otras relaciones amorosas? Parecía que sí. Y eso sí que me daba miedo.

  • LOS OJOS DE UN HOMBRE SIN MIEDO

    OWEN WILLIAMS

    NOCHE – DYAVOL

     

    No sé porque pensaba que esto iba a ser una misión fácil, entrar, dar con el Daë, salir y volver a casa, pero esta claro que no hay nada sencillo en la vida. Me habían puesto de líder de grupo porque entendía de el tema en el que este mundo se había quedado estancado en el tiempo, pero para empezar no se veía ninguna bandera negra con una calavera ondear en el barco.

    Seguido por la inclusión de mujeres dentro de la tripulación del capitán, eh, me parece genial, igualdad. Pero una mujer estaba considerada como augurio de mala suerte entre los piratas. Lo que me lleva a mi siguiente cuestión, esta gente no tiene pinta de piratas, podía ver el miedo en sus ojos, estaban más asustados ellos de nosotros que nosotros de ellos. Los sables temblaban en sus manos a excepción de la pistola del capitán, su mirada era diferente de la del resto, eran los ojos de un hombre con determinación.

    – [Xander]Hemos acabado aquí, pero no lo pretendíamos.-[/Xander] Xander alzo las manos para no alterarlos más, hice lo mismo y el resto siguió con el ejemplo. Pude ver como mi hermana se contenía las ganas de decir algo. Al menos en este mundo parece que las mujeres estaban mejor vistas y no tenía que organizar una nueva revolución. Jane gobernando un buque de guerra solo de mujeres.

    – [Francis]¿Entonces que es lo que pretendíais muchacho?.-[/Francis] Francis tiro del percutor de su arma hacia atrás y en un gesto tremendamente estúpido o sorprendentemente valiente, según lo queráis ver, di un paso hacia delante para que me apuntara a mí.

    – [Ruby]Pretendíamos llegar a tierra firme.-[/Ruby] Las palabras de Ruby parecieron alterar a algunos de los tripulantes de James, los susurros se amontonaban a su espalda, pero con un gesto de su mano hizo cesar el murmullo de todos. Eso si era un líder y no yo.

    – [Cole]No queremos causar problemas.-[/Cole] Intervino Cole. Era un tío silente y tranquilo, lo mismo conseguía apaciguar las dudas de James.

    – [James]¿Cuáles son vuestras intenciones cuando lleguemos a Avalon?.-[/James] Reconocí ese nombre, Avalon era una isla mágica de la mitología del Rey Arturo. Se decía que el tiempo en ella transcurría más despacio y que estaba gobernada por hadas. A mi hermano le encantaba la mitología y a mí escucharle hablar de ella.

    – [Xander]Como os han dicho, no queremos problemas. Venimos a ayudar.-[/Xander] Era verdad, nuestra idea era ayudar, pero no sé porque a veces tenía la sensación de que hacíamos más mal que bien y dejábamos algunos de esos mundos patas arriba.

    – [Jane]No quiero que piense que le estoy faltando al respeto… ¿capitan?. Pero como usted verá, no tenemos pinta de… ¿corsarios?.-[/Jane] Muy bien explicado hermana y no lo digo de forma irónica, ha acertado dos de dos, es capitán y no tenemos pintas de corsarios, de hecho nuestras ropas eran bastantes normalitas, como las de ellos, eso si las suyas estaban más raídas.

    – [Francis]Perdonad mi brusquedad.-[/Francis] Francis volvió a colocar el percutor de su pistola y la enfundo en su cintura. El resto de su tripulación hizo lo mismo y enfundaron sus sables. -[Francis]Toda precaución es poca, llevo un barco cargado de refugiados.-[/Francis] Eso explica el miedo de su tripulación, no están transportando cofres llenos de oro y objetos preciosos, están cargando consigo con algo mucho más importante, vidas humanas.

    – [Xander]¿Estáis en guerra?.-[/Xander] Y en que mundo no Xander, Francis le miro extrañado, creo que habíamos omitido decir que no éramos de este mundo.

    – [Francis]La oscuridad se cierne sobre tierra firme y el único vestigio de esperanza es Avalon.-[/Francis] Quizás tenían uno más cerca del que pensaba. Desde que llegamos no pude evitar percatarme de que estábamos en un objeto en movimiento. Algo de este navío estaba vinculado al totem de la luna de Viltis, si lo encontraba, todas estas personas podrían vivir a salvo allí.

    – [Owen]No solo en este mundo se avecina esa oscuridad. Estamos aquí porque alguien de este mundo puede salvar vuestro mundo y los otros.-[/Owen] Aunque quizás de este ya quedaba poco que salvar. Francis no pareció inmutarse ante la idea de que existieran varios mundos. Xander sonrío aprobando mi respuesta, no era nada que no hubiéramos ensayado antes. Era merito suyo, él debía ser el líder del escuadrón.

    – [Ruby]Por eso necesitamos viajar en tu barco.-[/Ruby] Apunto Ruby. Me pregunto si existían más barcos como este o si Francis era él único al que no le importaba anclar en una tierra desolada en busca de supervivientes.

    -[Xander]No levantaremos un arma más que para protegeros en el camino.-[/Xander] Que labia tenía el cabrón y que bien explicado el porque portaba un arma a su espalda.

    – [Francis]¿Y esa persona a la que buscáis tiene nombre?.-[/Francis] Viendo como estaban las cosas aquí lo mismo esa persona estaba en el barco.

    – [Cole]Su nombre es William Daye. Un…-[/Cole] Cole se vio interrumpido por una fuerte corriente de aire frio. Entre el viento me pareció escuchar los lamentos de alguien. Francis estaba paralizado, quizás también había escuchado esos lamentos, o había reconocido el nombre que le dio Cole. Los ojos podían decir mucho de una persona, no había miedo en ellos, no eran los lamentos lo que le paralizaba, era el nombre de William, Francis conocía al Däe que estábamos buscando.

    – [Jane]¿Alguien más se esta mareando?.-[/Jane] Jane estaba pálida y se apoyo contra el mástil del barco. Me iba a acercar hasta ella, pero los miembros de la tripulación de Francis comenzaron a correr de un lado a otro.

    – [Francis]Apagad las luces, ocultaros con los demás y protegedlos. Vosotros, conmigo.-[/Francis] Las velas del navío se fueron apagando y en una noche despejada rodeados de una ligera bruma lo único que nos iluminaba era una impresionante luna llena que me dejo pasmado por unos segundos.

    – [Ruby]Seguid al capitán.-[/Ruby] Nadie me seguía a mí así que debía de tratarse de Francis.

    – [Jane]No me encuentro bien…-[/Jane] Jane se oculto tras el mastil y la escuche vomitar, dudo que a Francis le importara que mi hermana le potara en su navío. Por otro lado hizo bien, si hubiese asomado la cabeza por la borda para hacerlo lo mismo se habría caído al mar por el mareo.

    – [Xander]¿Es lo que parece?.-[/Xander] Susurro Xander al ver emerger de entre la bruma un barco, pero en unas condiciones horribles. Tenía las velas destrozadas y balas de cañón por el casco del barco, pero aun así seguía navegando como por arte de magia.

    – [Owen]¿Serán calamares o esqueletos?.- [/Owen]Los que nos quedamos en la cubierta del barco nos agachamos un poco para que no nos vieran. Xander, imitando a Francis desenvaino ligeramente su espada en caso de que se vieran obligados a utilizarlas. Ruby saco dos dagas de sus botas y Cole hizo lo mismo. Aquí el único sin armas, un servidor.

    – [Sophie]Puedo intentar ir al agua y transformarme en sirena a ver si soy más útil que aquí.-[/Sophie] Propuso Sophie. Los lamentos del barco sonaban cada vez más cerca.

    – [Francis]Los humanos no somos los únicos que hemos huido de tierra. El mar esta infectado de criaturas, yo en tú lugar no lo haría.-[/Francis] Asome la cabeza por la borda, en el agua varias sombras se movían rodeando el barco de Francis. Me vinieron los flasbacks del mundo vikingo con esas criaturas marinas.

    – [Cole]Están muy cerca. Quizás pasen de largo.-[/Cole] El barco de los lamentos, llamémoslo así, se puso a la par nuestras. Estaban tan cerca que podía escucharse el crujir de la madera.

    – [Ruby]Francis, es tu barco y somos parte de tu tripulación: dinos cómo podemos ayudar.-[/Ruby] Dos ganchos se clavaron contra el estribor del barco, las cuerdas se tensaron y los barcos se acercaban entre si cada vez más y más.

    – [Francis]Atacad.-[/Francis] Criaturas de todo tipo se abalanzaron sobre nuestro barco. Francis y Xander asestaban mandobles a unas criaturas que ya eran más hueso que otra cosa.

    Agarre una de las espadas que habían caído al suelo, no sabía usarla, lo más seguro es que acabara cortándome a mi mismo de forma estúpida, así que me dedique a blandir la espada dando cortes en el aire repeliendo las criaturas que se me acercaban mientras el resto acababa con ellos. Una pantera se abalanzó sobre unos cuantos envistiéndolo todo a su paso y un pájaro enorme agarro por sus patas a otro tarándolos por la borda. Mi hermana por su parte cogió un remo del bote salvavidas y se dedico a asestar golpes a todo el que se le acercaba.

    Un sollozo me sobresalto, no parecía que ninguna de esas criaturas fuera a llorar. Cerca de las escaleras que daban al interior del barco un niño lloraba al verse rodeado por esos seres. Sin pensarlo, propio en mí, me avalance sobre ellos gritando y aseste mandobles a todo lo que se acercaba.

    – [Owen]¿Estas bien?.-[/Owen] Me había salido el instinto fraternal. Ver a aquel niño indefenso me recordó a Elliot, así que me lance contra esas criaturas que le estaban acosando. Una sonbra se reflejo tras el niño, así que rápidamente lo encerré en el camarote de Francis y me gire solo para darme de bruces contra un licántropo. De un manotazo me lanzo por los aires e impacte con la madera del suelo, la madera crujía a mi alrededor, no solo de mi impacto, también del licántropo que se abalanzaba sobre mi. Sus garras se clavaron en mi costado y agarre su brazo peludo intentado frenar que fuera más allá.

    Note su aliento contra mi rostro, la boca me sabía a hierro por la sangre, empezaba a notar el costado entumecido y no pude evitar sonreír ante la ironía de todo esto. Empecé a notar como la sangre me hervía y mi cuerpo se calentaba en lugar de enfriarse. Aferre mi mano con más fuerza contra su brazo y de mi mano surgió una llama. El licántropo aulló de dolor  intentando zafarse y comenzó a oler a pelo quemado.

    Tras soltarle retrocedió un par de pasos, me reincorpore a duras penas y clave mis ojos en él, tras esto salió corriendo huyendo, no sé lo que vio en mí, tal vez los ojos de un hombre sin miedo. Lo último que alcance a ver antes de desmayarme de dolor fue a Francis y Xander cortas las cuerdas que conectaban a ambos barcos.

     

  • LAS PINTAS DE UNA MONJA DEL ESPACIO

    Lexie – Nexus

    Tarde

    Como no estoy segura de quién lo dijo, supongamos que yo misma definí La Flecha como la hija entre la ciudad Blade Runner y El Capitolio. Por ello, tras las explicaciones de Zahra en las que nos quedó claro que aquí el que partía el bacalao era «Antinitaires» y viendo las pintas que tenía todo el mundo, decidí que lo mejor sería conseguir ropa apropiada para la infiltración. Que sí, que ya sé que me vais a decir que si tengo un poder de ilusión por qué no lo creé todo de la nada. Pues a lo mejor porque no me dio la gana.

    Idris y yo dejamos al resto tras una ilusión de un callejón y fuimos en dirección a la primera tienda que encontramos, que era el Forever 21 de Nexus. Era aún por la tarde pero lloviznaba y estaba oscuro como en el mes de noviembre a las seis de la tarde. Me estaba dando depresión solo de ver el día que hacía.- [Lexie]Con estas pintas no pasamos de la primera calle[/Lexie].- le expliqué viendo cómo miraban nuestra ropa y la evidente ausencia de implantes visibles.

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  • A TRES MUNDOS DE DISTANCIA

    DIARIOS DE DESTINO

    En la Luna Viltis, el grupo al que Antailtire y sus servidores y servidoras llamaban «Selenitas», se dividió en tres después de una cálida despedida antes de afrontar su futuro incierto.

    Sus caminos se separaron y cada grupo se encontró frente a un portal que les llevaría a un mundo del Cúmulo. Esta vez, más acostumbrados, cruzaron a la vez.

    SELAS

    El equipo Selas apareció reunido a la sombra de lo que parecía un templo derruido. Elliot se acercó a la estatua, representaba a una deidad con cuernos y órganos masculinos y femeninos, pero no la reconocía de los libros de historia. Se quedó observando una inscripción en una de las columnas centrales.

    Amy hizo una señal al resto para que permanecieran en silencio y se agacharan. Leo y Ezra la flanquearon, poniendo sus sentidos en lo que sea que hubiese escuchado la licántropa.

    Empezó como un sonido de arrastrar entre la hierba. Primero no veían nada, hasta que pronto empezó a escucharse tan cerca que todos pudieron percibirlo.

    Allí, frente a ellos, moviéndose entre las piedras y los restos derruidos de ese y otros templos, había una criatura de aspecto reptiliano, solo que más alta que las columnas que tenían a su alrededor. Jamie dio un paso atrás, asustada y al hacerlo no reparó en una vieja estatua que se resquebrajó al chocar contra ella.

    Con el estrépito, la criatura alzó una cabeza parecida a la de un dragón, a la que pronto acompañaron otras dos más.

    – [Vera]Aquí pone…templo de Lerna.[/Vera] – tradujo Vera. Elliot tragó saliva.


    DYAVOL

    El equipo de Dyavol sintió que algo iba mal cuando el suelo pareció moverse de manera inconsistente bajo sus pies, haciéndoles tambalearse.

    Acostumbrados al suelo firme antes de cruzar el portal, habían dado directamente a la cubierta de un barco. La lluvia les azotaba los rostros con fuerza mientras se ayudaban a ponerse en pie y reconocer dónde se encontraban.

    El barco empezó a zozobrar por la intensidad de la tormenta en la que se veían inmersos. Una violenta sacudida del oleaje inclinó la embarcación haciendo que Jane perdiese pie y cayera hacia el lado contrario. Se agarró en el último segundo a la baranda de proa, pero no aguantaría demasiado.

    Xander y Owen descendieron hacia ella sin pensarlo y la asieron entre ambos, arrastrándola a cubierta cuando parecía que se estabilizaba. Después corrieron a reunirse con el resto del grupo, al que Ruby ya había organizado, haciendo que se atasen al mástil por la cintura.

    Tras casi una hora, la tormenta amainó, pero antes de que pudieran soltarse, la puerta que daba a los camarotes se abrió y por ella salió un nutrido grupo de piratas, tanto hombres como mujeres, que les rodearon hasta que un hombre vestido con una chaqueta larga con ribetes que en su día fueron dorados y una cabeza afeitada en la que aún se distinguía un intenso pelo rojo.

    – [Francis]Vamos a resumir, soy Francis Drake, capitán de este navío. Será mejor que empecéis explicando que hacéis en mi barco, si no queréis ir de cabeza al agua.[/Francis] – sentenció. En su mano tenía una pistola cargada y preparada, en una mano que no parecía que fuese a temblar.


    NEXUS

    El equipo Nexus apareció alejado de su objetivo principal, en la cadena de montañas en la que una vez Idris, Laura y Henry habían corrido escapando de las criaturas que Zahra les había ayudado a evitar.

    Caminaron en silencio, tomando un sendero ascendente hasta que vieron sobre ellos la ciudadela flotante que se había convertido en la insignia de su tiránico gobierno, una ciudad tan grande que hacía sombra a casi todo el territorio que habían recorrido y mucho más.

    Zahra les explicó que había formas de acceder a la ciudad desde abajo, pero que los habitantes de las zonas bajas no solían tomarlas porque lo que les esperaba en La Flecha sería mucho peor.

    Plantearon varias alternativas, hasta que finalmente, tras la evaluación de riesgos de Bowie, decidieron subir por una columna de piedra recorrida de abajo hasta arriba por una escalinata que utilizaba la orden de Antailtire, un culto religioso, como peregrinación a las tierras inferiores.

    Al llegar arriba, atravesaron unas dunas salpicadas de artefactos electrónicos desechados hasta llegar a una entrada a la parte más oscura y pérfida de la ciudad, el Barrio Mecha. Se cubrieron con capas aprovechando la lluvia que acababa de aparecer y cruzaron las puertas, encontrándose con una ciudad llena de luces donde los edificios se perdían en el cielo. La gente iba de un lado para otro, algunos observándoles fijamente, cubiertos de implantes mecánicos hasta dejarles en algunos casos irreconocibles.