Moondale

Categoría: Cuarta Temporada

  • APRENDIENDO A IR DESPACIO

    NOAH ARKKAN

    LA KVASIR – MEDIODÍA

    Pasé la página pero mis ojos se desviaron hacia el reloj que había en una pared. No sabíamos si era correcto porque la Kvasir había estado parada una buena temporada, pero aunque no calculara la hora exacta, sí que permitía saber el tiempo que había pasado.

    – [Noah]Es desesperante.[/Noah] – dije llevándome una vez más una mano al pelo, que debía estar alborotado y mi hermano no lo aprobaba. Pero no podía contenerlo, aquella investigación me estaba llevando más que ninguna otra, y parecía que no avanzaba. A esa velocidad tardaría meses en dar con una respuesta.

    – [Leo]Tranquilo, trabaja con lo que tienes.[/Leo] – respondió Leo. Era extraño escuchar esas palabras viniendo de mi propia voz.

    – [Noah]No puedo, me está llevando muchísimo encontrar algo y el tiempo no deja de avanzar.[/Noah] – señalé el reloj, habían pasado ya más de tres horas y apenas había mirado una cuarta parte de los libros que había seleccionado. Antes habría sido más fácil, mi mente se movía a una velocidad mas rápida que el resto del mundo y eso me daba siempre tiempo de sobra, pero ahora todo era lento, dolorosamente lento.

    – [Leo]No solo depende de ti. Todos estamos buscando.[/Leo] – dijo. Era cierto en parte, no todos estaban buscando una respuesta, algunos se limitaban a esperar mientras los demás, los que siempre lo hacíamos, dábamos con una solución.

    Me sorprendí pensando así. Todo el mundo lo hacía lo mejor que podía, algunos teníamos más facilidades que otros como yo había tenido. No sé qué me pasaba, pero desde que estaba en el cuerpo de Leo me sentía de mal humor constante. Quizá era por la frustración de que todo fuera tan despacio.

    – [Noah]Ya, pero mira tu pila. Eso es lo que habría hecho yo antes.[/Noah] – dije, sintiendo una punzada de envidia. Leo ahora tenía mi velocidad y era mitad Rakkthathor como siempre había querido ser. Seguro que estaba disfrutando del cambio al menos en parte.

    – [Leo]Habrías hecho más, seguramente.[/Leo] – respondió, intentando hacerme sentir mejor. Me llevé una mano a la cabeza, sintiéndome mal por haberme enfadado. – [Leo]Sé que lo echas de menos pero si te sirve de consuelo, te lo devolveré encantado. No me acostumbro.[/Leo] – ¿cómo podía pensar que era un paseo para Leo? No estaba pensando claramente, ese mal humor me estaba nublando el juicio.

    – [Noah]Supongo que depende de la perspectiva.[/Noah] – dije tratando de calmar esa pulsión oscura, esa ira que me hacía constantemente querer tirar los libros al suelo y soltar un grito. Alcé la vista y vi que Leo me observaba. – [Noah]No estoy acostumbrado a que nadie me mire mientras pienso.[/Noah] – le repliqué, más serio de lo que pretendía. Leo permaneció impasible, quise sacudirlo a ver si reaccionaba de una vez y se daba cuenta de la mala situación en la que estábamos.

    – [Leo]No sé, tómalo como algo positivo, una oportunidad de ver que no solo dependes de tu poder.[/Leo] – me centré en sus palabras. En ese momento no me describiría como positivo precisamente. Me rasqué la barba, picaba y me molestaba, pero más de lo que debería, como todo desde el cambio.

    – [Noah]Supongo, es que también me siento…enfadado. Como si tuviera una especie de ira dentro de mí que no se va. No sé si será la frustración o…[/Noah] – quise contárselo, esperando que él me diera una respuesta, que lo que estaba sintiendo tuviera una explicación razonable.

    – [Leo]Es la licantropía. En la luna siempre estoy a punto de transformarme si me dejo llevar.[/Leo] – respondió. Me di cuenta de lo poco que había pensado en los cambios de estar viviendo en una luna para los lican del grupo. En aquél Cúmulo había dos lunas y estábamos sobre una de ellas, con su influencia continua. Se sabía poco de los lican y su relación con el satélite más allá de lo que estaba establecido. ¿Pasaría con cualquier cuerpo celeste? Al parecer por lo que él decía, al menos esta Luna influía en ello, así que por un instante eterno temí lo que pasaría si la otra se hacía visible una noche.

    – [Noah]O sea que además de perder mi velocidad estoy en peligro de dejar libre una bestia salvaje.[/Noah] – respondí. No era capaz de reconocer el tono de mi voz, no solo por ser la de Leo si no por esa amargura y esa seriedad que me carcomían. Si seguía así terminaría convirtiéndome y sin experiencia, sería incapaz de controlarme.

    – [Leo]Si sabías no estar siempre a máxima velocidad sabrás mantenerlo a raya hasta que lo solucionemos.[/Leo]

    – [Noah]¿Crees que lo conseguiremos? Yo no tengo mi velocidad, Kaylee no tiene su magia…[/Noah]

    – [Leo]¿Tú crees que lo mejor que tenéis que dar son vuestros poderes y vuestra magia?[/Leo]

    Me quedé en silencio. Confiaba en mis capacidades para solucionar los problemas, pero siempre había estado acostumbrado a que mi velocidad y la memoria genética me respaldaran. Quizá había confiado en exceso en ello más que en mí mismo y por eso ahora teníamos esa crisis.

    Estaba casi seguro de que Kaylee podría terminar haciendo magia desde otro cuerpo, pero tardaría mucho en acostumbrarse a uno que no tuviera el talento natural. No es que no confiara, es que había mucha prisa.

    – [Leo]He repasado todos estos libros buscando lo que me has dicho, lo he hecho rápido, sí, pero no creas que me he enterado de mucho.[/Leo] – añadió, tratando de dar peso a su razonamiento. Miré la pila de libros que había apartado y las hojas que había garabateado, incluso la que había hecho arder por la fricción. Por suerte me había puesto nervioso y había puesto la mano sobre las llamas sin darme cuenta de que había adquirido las propiedades del material del que estuviera hecha la mesa, que por suerte, era ignífugo. Si llega a ser madera habría ardido como un muñeco y Leo habría quedado encerrado para siempre en mi cuerpo. – [Leo]He compuesto dos canciones, sí, pero he probado y no soy capaz ni de tararearlas para que suenen a algo que no sea ruido. El sonido cambia con la velocidad y me cuesta ir al ritmo.[/Leo] – dijo. Tenía sentido, si, nuestros poderes y capacidades por si solos no eran nada sin nosotros.

    – [Noah]Sí, tienes razón, salvo por la memoria Rakkthathor.[/Noah] – le respondí. Sin la velocidad habría ido despacio, pero tampoco tenía los recuerdos de mi padre y mis antepasados para apoyarme en ellos. Era como sentirme solo de pronto, totalmente solo con una criatura que acechaba en la oscuridad.

    – [Leo]Puedo buscar por ti lo que me digas.[/Leo] – escuché decir a mi hermano.

    – [Noah]No habrá nada de la última vez que cambiamos porque yo ya había nacido y creo que nunca les había pasado antes. [/Noah] – teoricé, imaginando que mis pensamientos eran una barrera mágica que me protegía de eso. – [Noah]Pero puedes probar. Eso si no…[/Noah] – pese a ser como eran mis padres, yo nunca había sido tan extrovertido como ellos o incluso como Leo. Tenía bastante más timidez en todo lo relativo a la desnudez y por eso me costaba decirle que evitase los recuerdos para mayores de 18.

    – [Leo]Dime.[/Leo] – me instó Leo.

    – [Noah]Bueno que no…no pienses en Lexie porque…bueno, es privado.[/Noah] – le recordé. No me gustaba mucho que pudiera ver conversaciones personales. No tenía nada que ocultar a mi hermano pero una cosa era eso y otra que me hiciera gracia que viera de primera mano lo que sentía por ella. Y luego estaban otras cosas que habían pasado desde que estuvimos en la prehistoria, cosas con menos ropa.

    – [Leo]Tranquilo, me concentraré, creo que más o menos ya sé hacerlo.[/Leo] – me aseguró. Confié en él, toda la vida lo había hecho. Aunque Leo siempre había tenido complejo por no ser Rakkthathor, cuando yo era pequeño sabía disimularlo muy bien y para mi era todo un héroe. Hasta que no fui mayor no lo comprendí del todo y eso me permitió también ser capaz de entenderlo.

    – [Noah]Tampoco te aconsejo pensar en mamá y papá. Probablemente verías antes lo suficiente como para evitar llevarte un susto pero…como aún no estás acostumbrado…mejor no lo hagas.[/Noah] – era normal que quisiera ver a papá o a mamá pero podría ver cosas que no le apetecerían. Yo lo había aprendido a tiempo por pura suerte, recuperando de la memoria una conversación que cada vez se volvía más vergonzosa. Ese día aprendí cómo salir de un recuerdo antes de verlo por completo, y menos mal.

    – [Leo]Tranquilo. Tú sigue, sé que encontrarás una forma.[/Leo] – entonces apoyó la espalda en la pared opuesta a la entrada del estudio y dobló las piernas como si fuera a meditar. Vi como sus ojos se movían tras los párpados, estaba visualizando recuerdos. Sabía que mi poder no lo echaría de menos, pero aquello quizá sí.

    Yo me volqué a aquellos libros agradeciendo el silencio para poder concentrarme. Antes nunca había tenido problema porque el sonido iba más despacio que yo. Me resultó tan tedioso que agradecí ver dos figuras familiares en la puerta de cristal. Xander se verificó en el panel y la puerta se elevó dejándoles pasar.

    – [Xander]Noah, necesito que hablemos.[/Xander] – algo debía preocuparle bastante.

    – [Noah]Sí, dime Ja…Xander, perdón.[/Noah] – dije maldiciendo para mi recién descubierta lentitud. Otra de las ventajas de mi poder era que me ayudaba a meter menos la pata a veces. – [Noah]Hola, Jane.[/Noah] – dije mirando la extraña postura que tenía el cuerpo de Xander. Ella me devolvió el saludo con una ligera sonrisa.

    – [Xander]Necesito que pienses en la primera vez que salimos a patrullar. Dónde fue, qué pasó.[/Xander] – intervino Xander sin dar tiempo a charlas cotidianas.

    – [Noah]¿Por qué necesitas comprobar que soy yo?[/Noah] – le pregunté. Parecía obvio que era lo que quería, preguntándome algo que solo podíamos saber él o yo.

    – [Xander]Confía en mí.[/Xander] – me pidió. Me costaba aferrarme a algo para brindarle mi confianza llevando una cara que, con todo el respeto a Jane, también llevaba Omega. Aquello podía ser una estrategia para después hacerse pasar por mí.

    Ellos esperaron en silencio mientras pensaba, tratando de no observarme. El manojo de sentimientos negativos que hacía más fuerte la tensión del licántropo no me estaba dejando ver con claridad. Lo de Omega era demasiado rebuscado y no explicaría que los dos estuvieran allí, ella trabajaba sola.

    Al final me coloqué frente a Xander y asentí. Jane se sentó en uno de los sofás del estudio mientras esperaba, tratando de acomodar bien sus piernas.

    Traté de volver a aquella noche y desde el principio sentí la frustración y la añoranza de tener a mano la memoria  genética. Sin ella, algunos detalles estaban más desdibujados y mi afán de tener una visión clara de todo hacía que tardase mucho en «pintar» la escena en mi cabeza.

    – [Xander]Ve a lo básico.[/Xander] – pidió con voz calmada.

    Estábamos en la Escuela Legado. Yo, era yo solo. Estaba en la biblioteca y escuché a una chica hablando con un grupo de amigas en voz baja. Cuando supe que estaba hablando de que la habían asaltado agudicé el oído y me concentré. Hablaban suficientemente bajo para un humano, pero no para un medio Rakkthathor. A medida que lo escuchaba supe que era más grave de lo que había pensado en un principio, aquella chica había sido violada por alguien de la Escuela.

    Había pasado media mañana pensando en todo aquello, tratando de buscar algo que hacer para luchar contra la ira que me provocaba que hubiera pasado delante de todos nosotros y ella ni siquiera se pudiera sentir segura como para contarlo. Tampoco me atrevía yo mismo a hablarlo con nadie, pero comiendo con Xander se dio cuenta de que pasaba algo. Terminé contándoselo y nos decidimos a vigilar la Escuela por la noche.

    Tras cuatro noches de patrulla nocturna, le vi. Recuerdo señalarle a Xander cada detalle que me hizo sospechar pensando que estaba paranoico y el alivio cuando éste me dijo que tenía mala pinta. Le seguimos y nos dimos cuenta de que seguía a otra chica.

    Esa noche no hizo nada, ni tampoco las dos siguientes. A la tercera aprovechó una zona oscura y poco concurrida para abalanzarse sobre ella. Incluso ahora sin la memoria genética recordaba perfectamente la ira que sentí. Cuando nos quisimos dar cuenta, Xander y yo, con la cara cubierta como si fuéramos dos monstruos más como él, estábamos plantándole cara.

    Él contraatacó. Podía endurecer su piel y eso le daba más fuerza que sus víctimas. No lo pensamos demasiado, y estoy seguro de que volveríamos a hacerlo igual, pero con lo que había hecho y la amenaza que suponía, Xander y yo le golpeamos hasta que tuvo que dejar de usar su poder. No voy a negar que quise seguir y Xander me dijo más tarde que él también lo pensó, pero nos detuvimos. Xander fue a hablar con la chica para asegurarse de que se encontraba bien y le aconsejó hablar con los psicólogos de la Escuela, concretamente con su tía Diana.

    Obligamos a aquél tipo a grabar un vídeo admitiendo lo que había hecho a la otra chica y lo que había estado a punto de hacer. Resultó increíble y repulsivo ver cómo parecía no mostrar ningún remordimiento y su miedo era solo a que le golpeáramos o le cogiera la policía. Entregamos el vídeo anónimo y la madre de Xander le expulsó y tomó las medidas necesarias para que estuviera controlado el resto de su vida.

    Aun así, su daño iba a perdurar. La chica a la que había violado al final habló con la tía Sarah como otra chica y estuvo viendo a Diana también bastante tiempo. No podíamos hacer más por desgracia, solo confiar en que ella la ayudaría.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dijo Xander. Desvió la mirada a Leo sin añadir nada más. Los dos sabíamos que después de aquél tipo habíamos encontrado otros, en la Escuela, en la Universidad y en las calles. Habíamos parado a algunos, pero era imposible que lo hiciéramos con todos. Había algo malo en la sociedad, algo oscuro y terrible que una sociedad machista solo iba a proteger. – [Xander]¿Leo está meditando?[/Xander] – preguntó.

    – [Noah]Buscando información en la memoria genética. Pero es él. Ha escrito dos o tres canciones.[/Noah] – señalé su lado de la mesa. Había escrito una canción completa y no había podido contener el exceso de energía de mi cuerpo, así que había salido a correr. Había recorrido media ciudad y a la vuelta compuso otras dos, pero sin poder tocarlas nunca las daría por terminadas.

    – [Xander]Jane también es ella.[/Xander] – dijo. Seguía sin saber qué estaba pasando y mi paciencia no estaba en su mejor momento.

    – [Noah]¿Me vas a decir qué ha pasado de verdad?[/Noah]

    – [Xander]Se ha intercambiado con nosotros gente que no era de la nave. No estoy seguro pero creo que los mismos que estuvieron aquí mientras estábamos de misión.[/Xander] – le había pedido a Noah al volver que revisara toda la nave, pero no encontramos nada que nos diera una pista de quién había sido. Ruby había conseguido saber que habían sido al menos cinco personas.

    – [Noah]¿Quién?[/Noah] – pregunté, deseando estar en una situación más fácil en la que no tuviera que ser más lento y con más amenazas de las que estaba acostumbrado.

    – [Xander]De momento en Lekwaa, que debería estar James, hay alguien que intenta no levantar sospechas. Por suerte no sabrían lo de Jane.[/Xander] – se llevó una mano a la sien. Jane no había hablado demasiado sobre el poder que había conseguido en Valantis, pero Elle me lo había contado. No sabía a ciencia cierta quién lo sabía, pero no era el único que sabría que el poder de Jane solo le permitía absorber poderes de una forma. Quizá por eso se negaba a mencionarlo, porque pensaba que la veríamos como una amenaza cada vez más cerca de convertirse en Omega. Pero conocerla implicaba saber, sin necesidad de explicaciones, que ella no habría arrebatado a nadie su poder y su vida voluntariamente. Su nuevo poder había sido un último regalo de alguien.

    – [Noah]Tiene sentido. Nos han dejado débiles para poder contraatacar y pueden aprovechar la confusión.[/Noah] – comenté. Con el cambio estábamos todos más ocupados en hacernos a nuestro «cuerpo temporal» que en sospechar, cosa que era más difícil cuando no conocíamos a todos. Y si terminábamos sospechando, la mayoría no controlábamos esos cuerpos como los propios. – [Noah]Los que tenemos historia común lo tenemos más fácil, pero hay mucha gente a la que apenas conocíamos hasta hace poco.[/Noah] – añadí. Ya había relaciones poco tratadas entre los que habíamos venido desde la Tierra, pero con los nuevos había aún más. Sin ir más lejos no recordaba haber cruzado más de dos palabras con Zahra, Ruby, James, Lekwaa, Robin, Chloe o simplemente, Laura. Tomé nota para hacerlo, pero para entonces ya era tarde.

    – [Xander]Tampoco podemos dejar que se siembre la paranoia. Somos un equipo y algunas sospechas y acusaciones podrían no olvidarse fácilmente.[/Xander] – hablando así me habría resultado fácil saber que era Xander incluso encapsulado en el físico de Jane. No solo se preocupaba del problema si no de cómo se iban a sentir aquellos de los que dudásemos injustamente.

    – [Jane]Alguien debería ir a por Lekwaa y sacarle información.[/Jane] – propuso Jane, tan práctica como de costumbre, y también igual de acertada.

    – [Noah]Yo creo que es buena idea. Siempre que no se de cuenta nadie en el que no podamos confiar.[/Noah] – la apoyé. – [Noah]Tendríamos que descartar algunos más. Ir sobre seguro.[/Noah] – añadí. Empezar a desmadejar todo aquél lío y confirmar que todo el mundo era quien decía ser. Sería difícil pero el poder que ahora estaba al alcance de Xander lo facilitaba un poco.

    – [Xander]Leo y tú podéis ir a hablar con Cole y Kaylee y Jane y yo iremos con Elle y Ezra. Mejor poco a poco para no levantar sospechas. [/Xander] – comentó él, mirando a Jane para ver qué opinaba. Jane asintió.

    – [Noah]Vale. Nos vemos dentro de una hora más o menos.[/Noah] – le dije, tratando de pensar el siguiente paso, los próximos que comprobaríamos, pero por desgracia, mi mente no aceptaba tan bien el multitarea como antes.

    Xander y Jane se despidieron y se marcharon de camino al almacén donde estaban Ezra y Elle. Cogí una de las tabletas de escritura y empecé a trazar un plan. Lo borré varias veces. Anoté los nombres de todos y lo que sabía de cada uno, las personas que podrían conocerles mejor, pero aun así, había huecos. Al cabo de un rato empecé a ver puntos clave, personas alrededor de las que orbitaban otras. Los más «sociables», los que se habían llevado con más gente. No me sorprendió descubrir que pese a todo, Kaylee era una de ellas, así que necesitábamos comprobar que era ella misma. Elle era otra, el instinto no nos había fallado en eso al menos.

    – [Leo]No he encontrado nada útil.[/Leo] – me sorprendió escuchar mi propia voz, con el aire taciturno de mi hermano..

    – [Noah]Yo sí.[/Noah] – procedí a explicarle todo lo que me había contado Xander y a enseñarle lo que había descubierto. Me frustraba saber que era más lento explicándolo que él entendiéndolo, pero al final quedó todo bien aclarado.

    – [Leo]A Kaylee podré distinguirla sin problema, pero de Cole no estoy tan seguro. Nunca le traté mucho.[/Leo] – explicó.

    – [Noah]Yo le he conocido más en estas semanas en Nara, puedo reconocerle.[/Noah] – le aseguré. Yo mismo había pensado en mi tiempo allí que era una pena no haberme parado a hablar más con él hasta ese momento. Me daba la sensación de que había vivido muy deprisa la mayor parte del tiempo. Quizá ir despacio no era tan malo para algunas cosas.

    – [Leo]Vale. [/Leo]

    – [Noah]Vamos entonces. Creo que entraron hace un rato a uno de los despachos.[/Noah] – me había parecido captar un pelo rojo como el fuego y no había ninguno que destacara tanto como el de Kaylee.

    Leo salió delante y yo me di la vuelta un momento para coger la tableta de escritura y repasar aquellos nombres:

    Elle

    Kaylee

    Xander

    Owen

    Noah

    Idris

     

  • LAS MUJERES MAS IMPORTANTES DE OWEN

    OWEN WILLIAMS – Nave

    Mañana

     

    No era mi primera vez dentro del cuerpo de una mujer… vale, dejadme reformular esto porque con lo que viene a continuación queda demasiado raro. No era la primera vez que mi alma se veía anclada en el cuerpo de una mujer, como podréis recordar de pequeño por un día fui mi madre, y no era uno de sus mejores días precisamente. Desde aquel día supe que las mujeres son un ser superior al hombre y que la menstruación duele más que una patada en los huevos sin ninguna duda.

    Cuando pensé en pasar más tiempo con ella no imagine que sería de esta manera, pero visto por el lado bueno de esto modo no podrá huir de mí para vigilar su cuerpo, lo cuál dicho sea de paso duele un poco porque no se por que clase de depravado me toma.

    Ser Amy estaba resultando toda una experiencia desde luego, siendo mi madre no podía tocar a nadie, sin embargo con Amy percibía un montón de cosas, la seda de su bata cayendo por los brazos con delicadeza, una amplia gama de olores, o que en alguna parte de aquella nave alguien se había transformado en licantropo, lo que me hacia sentir algo por dentro y no eran ni flores ni gases.

    – [Owen]¿Te parecen bien unos cereales?.-[/Owen] Ella se limitó a encogerse de hombros sentada en un taburete delante de mí. Por lo general solía desayunar un vaso de proteínas y alguna fruta, pero en el caso de Amy no sabía lo que desayunaba así que tire por el desayuno universal de un niño menor de 10 años, soy un genio como podréis comprobar. Nota: compensar a Amy con un desayuno sorpresa cuando todo esto haya pasado.

    – [Owen]Puedes darte un caprichito ahora que esta en mi cuerpo, ya quemare las calorías luego.-[/Owen] Clase de como cagarla con tu crush 101.

    – [Amy]¿Me estás llamando gorda?[/Amy]- Pregunto poniendo los ojos en blanco algo que me dio mucho repelús porque no era algo que yo soliera hacer, de pequeño pensaba que los ojos se te podían acabar metiendo hacía dentro.

    – [Owen]No, en todo caso te estoy llamando delgada.-[/Owen] Así se arregla Owen. Los cereales que había preparado comenzaron a convertirse en una mezcla pastosa, maldita comida futurista. – [Owen]Esto sabe a cartón.[/Owen]

    – [Amy]No necesito que hagas apreciaciones sobre mi físico[/Amy].- Amy cogió una fruta que parecía una ciruela, pero azul en su interior. – [Amy]De hecho, podemos estar en silencio hasta que acabe todo[/Amy].- Por lo general era un tío sonriente, pero esa en concreto que acaba de poner no era una que soliera utilizar, la sarcástica.

    – [Owen]Si nos quedamos en silencio será más violento. -[/Owen] Los cereales estaban comenzando a resultar imposibles de tragar y creo que comenzaba a entender por qué. Amy compartía su cuerpo con otro ser, y un bol de leche con arroz inflado no era precisamente lo que quería. – [Owen]Oye, ¿siempre tienes antojo de carne?.[/Owen]

    – [Amy]Para tener antojo de carne, te estás poniendo fino a cereales[/Amy].- Pues si tenía antojo, pero no sabía de que tipo. En una escala del 1 al 10 en cosas estúpidas que solo podría ocurrirseme a mí, como de estúpido seria el morderme a mi mismo para que Amy dejara de atormentarse con que podría matarme y así estar juntos.

     – [Owen]Lo decía por la loba.-[/Owen] No pude evitar olfatear y me llegaron varios olores, por lo visto era una destilería andante porque daba la sensación de que desprendía ron por los poros de mi piel, pero por encima de eso me llegaron otros más suaves de Amy  – [Owen]Vaya, pues sí que es bueno ese champú espacial.[/Owen]

    – [Amy]Evita hacer esas cosas[/Amy].- No hacía falta ser un genio para notar que aquello le había incomodado. Maldita sea Owen, acaso ves a Amy lanzar fuego, pues deja de usar sus habilidades claramente superiores a ti. – [Amy]Y si tienes ganas de hacer pis: te lo haces encima y ya está[/Amy].

    – [Owen]Evitare más líquidos por hoy. Si tú necesitas ir al baño, puedes ir si problemas.-[/Owen] Le guiñe un ojo, lo cual al estar en su cuerpo resultaba algo violento.

    – [Amy]Prefiero reventar o provocarte una infección de orina[/Amy].- Amy ignoro el guiño de ojo y saco un lápiz y papel en el que comenzó a escribir. No dejaba de sorprenderme, no tenía ni la más remota idea de donde los había sacado porque eran cosas que no solía llevar encima. Ella, guapa, lista, maga. Pero sobretodo me sorprendía que fuera capaz de sacar algo de esta situación como para poder hacer una canción.

    – [Owen]Esto es lo más raro de todo, nunca me había visto tan concentrado en algo.-[/Owen] Dije hincando los codos en la encimera inclinándome un poco hacia ella/él.

    – [Amy]No me observes[/Amy].- Me pidió con las mejillas encendidas. Note como su corazón, o el mío, se aceleraba.

    – [Owen]Si vas a escribir sobre esta maravillosa experiencia, puedo ayudarte. Aunque no se me da bien tocar ningún instrumento.-[/Owen] El talento musical se lo había llevado Elliot, el culinario Jane y el intelectual ambos. Yo solo era Owen.

    – [Amy]No necesito ayuda, Owen. Necesito silencio[/Amy].- Se quedo pensativa unos segundos, tal vez pensando en algo que escribir.- [Amy]Pero gracias[/Amy].

    [Owen]Vale, soy una tumba.-[/Owen] Añadí imitando el cerrar de una cremallera.

    Me senté en el otro lado de la cocina ojeando una revista de cocina, de vez en cuando Amy alzaba la vista por encima del hombro, vigilandome, o tal vez inspirándose para lo que estaba escribiendo, vale puede que mi talento sea el de ser musa de cantantes.

    Me alegraba de haber cambiado de cuerpo con Amy, era algo que podría unirnos más, además no tenía nada de malo ser mujer. De hecho las tres personas más importantes de mi vida eran mujeres. Una me había educado de una manera fenomenal a pesar de todos los quebraderos de cabeza que le había dado. Otra había sido mi media mitad toda mi vida y lo seguiría siendo por siempre. Y la última alegra mis días con una simple mirada, o en este caso con un vistazo por el rabillo del ojo.

     

  • UNA DUCHA FRÍA

    Jane – Nave

    Mañana

    Éramos los hijos y las hijas del grupo Moondie, pero yo no estaba preparada para ocupar el cuerpo de Alexander. Me miré al espejo varias veces intentando acostumbrarme a lo que veía reflejado por si era permanente y quise echarme a llorar. No es que no fuera agradable tener más músculos de los que creía posibles, pero notaba raro hasta el latido de su (¿mi?) corazón.

    – [Xander]No sabía que no podías leerme.[/Xander] – escuché mi propia voz a mi espaldas. Estábamos en la que era mi habitación en la nave. Tenía la misma poca gracia que siempre, a excepción del trozo de espejo que Lexie nos había donado arriesgándose a siete años de mala suerte por pedazo. Era una estancia funcional con dos camas de sábanas blanquísimas, paredes de metal y una falta preocupante de decoración. Si tu sueño era vivir en la Galactica, ahora podías cumplirlo.

    – [Jane]Pensé que lo sabías, porque eres inmune a todos los poderes[/Jane].- le expliqué sin dejar de mirarme. Los testículos empezaban a picarme. ¿Debería rascarme con la mano o buscar un tenedor?

    – [Xander]En realidad, solo lo había comprobado con las visiones de Amy y con tu poder.[/Xander] – me explicó. Observé los pantalones de tejido vaquero y la blusa suelta de color negro, que ahora le (¿me) quedaban más holgados. Mi cuerpo estaba adelgazando.

    Asentí y pasé los dedos por la incipiente barba. – [Xander]Jane, voy a ser sincero. Necesito confiar en ti antes de poder contarte una cosa. Necesito estar seguro de que eres tú.[/Xander]

    Noté que me tensaba. Era parte de la poca gracia de mi carácter. A veces, el torrente de mala leche era algo instintivo, que ni siquiera podía controlar.- [Jane]¿Y eso a qué viene?[/Jane]- espeté molesta.

    – [Xander]No te lo puedo decir hasta que no esté del todo seguro.[/Xander] – se explicó. – [Xander]Normalmente me valdría con mirarte pero…no sé leer mi cara.[/Xander]

    – [Jane]En fin[/Jane].- me crucé de brazos y vi cómo se me marcaban los bíceps con aquella camiseta verde botella.

    – [Xander]Dime algo que solo supieras tú. Lo que sea.[/Xander]- me pidió.

    – [Jane]No tengo nada especial que contarte[/Jane].- me ajusté los vaqueros a ver si aquel picor infernal cesaba. ¿Alexander tendría ladillas?

    – [Xander]¿Qué rpg era tu favorito?[/Xander]

    – [Jane]Esto es absurdo, Alexander[/Jane].- bufé.

    – [Xander]Jane, por favor, responde.[/Xander] – me pidió mi propia cara.

    – [Jane]Pues…[/Jane]- me rasqué la barba. El cuerpo de este hombre era una mina de picores desconocidos.- [Jane]Los Sims, diría yo[/Jane].

    – [Xander]Solo tú podías dar esa respuesta.[/Xander] – sonrió y vi todas las arrugas que tendría en unos años si seguía sonriendo. Nota: dejar de sonreír. – [Xander]Perdona por haber dudado, pero no todos hemos cambiado por parejas.[/Xander] – comento. – [Xander]Hay al menos alguien desconocido entre nosotros, haciéndose pasar por James en el cuerpo de Lekwaa.[/Xander]

    – [Jane]Al menos, el topo no está en mi cabeza[/Jane].- medité.- [Jane]Habría tenido las de ganar[/Jane].

    – [Xander]Pero no sé controlarlo. Seguro que a ti se te daba mejor.[/Xander]

    – [Jane]Aún no lo tengo controlado y tú eres más zen. Te irá bien[/Jane].- me senté a su lado, en la cama de Elle. Lo bueno del futuro es que las camas no tenían muelles.

    – [Xander]Tú eres más metódica y más perfeccionista.[/Xander] – vi cómo mi cara se sonrojaba un poco al mirarme.

    – [Jane]No me hagas la pelota[/Jane].- alcé un dedo.

    – [Xander]Es cierto. Aunque es un poco raro decírselo a mi cara.[/Xander] – continuó. – [Xander]Supongo que porque tus padres, bueno, tienen sus virtudes pero…no fueron muy perfeccionistas.[/Xander]

    Mis padres. Los peores Moondies. La pareja que nadie sabía de dónde había salido y que, por si fuera poco, se había reproducido no una, sino tres veces.

    – [Jane]Mi padre es un desastre y mi madre está amargada, porque se equivocó enamorándose de un tío con el que solo tenía en común lo mucho que les gustaba el sexo[/Jane].-  solté de forma seca.

     [Xander]Sé que no estuve a la altura pero siempre que necesites hablar, aquí estaré. A veces solo hace falta desahogarse.[/Xander]- le di un abrazo y no sé qué fue lo que pasó, pero el miembro de Alexander reaccionó al olor del champú de mi cuerpo y se endureció.

     

    – [Jane]¿Qué…?[/Jane]- chillé avergonzada y me puse en pie dándole golpecitos.

    – [Xander]Tenemos que encontrar una forma de…revertirlo.[/Xander] – se cruzó de brazos y al ver que se tocaba las tetas, los colocó a lo largo de su cuerpo.

    – [Jane]Abajo, maldita sea. ABAJO. SIT[/Jane].- le grité al miembro, que estaba con la bandera alzada.

    – [Xander]Deja de darle golpes…[/Xander].- puso cara de dolor.

    – [Jane]¡ES QUE NO ME OBEDECE![/Xander]- volví a darle.

    – [Xander]Cuanto más le des, peor[/Xander].- nunca entendería el funcionamiento de los penes.- [Xander]Piensa en algo no…bueno, en algo que no te…guste.[/Xander] – dice.

    – [Jane]Suciedad, desorden, Owen hablando sin parar de cosas que no vienen a cuento, mis padres discutiendo…[/Jane]-  enumeré.

    Nada. Aquello seguía como una piedra.

    –  [Jane]Sospecho que tienes alguna enfermedad[/Jane].

    – [Xander]¡Eso es que estoy sano![/Xander]

    – [Jane]¿Tú crees? Porque a mí no me lo parece[/Jane].

    Me estaba agobiando. No quería tener que manipular algo que no era mío.- [Jane]Creo…creo…que me voy a ir a leer para no estar muy cerca…[/Jane]- propuse y agarré el manoseado ejemplar de ‘Reino de ladrones’ de la mesita. El libro era gordo, quizás si lo dejaba caer sobre el pene…

    – [Xander]Ni se te ocurra. Por favor…[/Xander]- me pidió con un hilo de voz.-[Xander]Tenemos que buscar la forma de cambiarlo.[/Xander] – propuso. – [Xander]Pero por el momento solo podemos confiar el uno en el otro. Intentaré usar tu poder para sonsacar algo.[/Xander]

    Asentí y él salió de la habitación. Intenté leer, pero aquello no se bajaba y tuve que optar por lo menos ortodoxo, pero también necesario.

    Una ducha fría.

  • LA SONRISA DEL LADRÓN DE CUERPOS

    HOTAH TEIKWEIDÍ ‘LEKWAA’

    LA KVASIR – MEDIODÍA

    Miré mis manos una vez más. Yo mismo en un cuerpo extraño. Y sin embargo, seguía sin estar solo. Los espíritus que me acompañaban y me convertían en ‘Lekwaa’ parecían estar unidos a mi espíritu y habían saltado conmigo a ese nuevo cuerpo. Discutían entre sí, preocupados por aquella aberración de magia, pero estaba demasiado ocupado pensando como para escucharles. No dejaba de dar vueltas a la idea de que igual que me habían seguido a este cuerpo, podrían estar conmigo mientras fuese consciente, quizá también en la otra vida si es que había algo. Sin un momento de soledad, sin un segundo de paz.

    Fijé la vista en el chico nuevo, el que ahora ocupaba mi cuerpo. No le conocía de nada, pero para ser sinceros tampoco conocía en exceso a ningún otro como para haberme sentido más cómodo con el cambio. Quizá hubiera sido mejor incluso así.

    – [Lekwaa]¿Cómo lo llevas?[/Lekwaa] – le pregunté. Estaba perdido en sus propios pensamientos, supongo que todos lo estábamos teniendo en cuenta las circunstancias.

    – [Jack]Es extraño. No sabría describirlo. ¿Y tú?[/Jack] – respondió él. Desde el principio me había parecido un muchacho simpático y agradable. En otro tiempo quizá habría comprobado su espíritu antes para saberlo a ciencia cierta, pero me parecía una falta de confianza respecto a Vera y los demás que habían estado en su mundo. Ellos habían decidido que era de fiar así que yo no podía ponerlo en duda. Y de todas formas, no habría dado tiempo a hacerlo antes del cambio.

    – [Lekwaa]Más o menos lo mismo. Y lo de estar encerrados no ayuda.[/Lekwaa] – en mí habían cambiado muchas cosas respecto a mi yo pasado. Una de ellas era que desde mi tiempo con la tribu, necesitaba pasar ratos al aire libre. Tranquilizaban mi alma.

    – [Jack]Podemos salir si quieres.[/Jack] – sugirió él.

    Negué con la cabeza. – [Lekwaa]Nos han pedido que nos quedemos por parejas mientras dure esto, y creo que tienen razón.[/Lekwaa] – expliqué. Éramos muchos en aquella nave y había que entender que para ellos algunos éramos desconocidos unos cuantos. Con el caos habría muchas cosas que podrían salir mal, secretos que nadie quería que se supiesen, cambios negativos en las relaciones…

    – [Jack]Ya, pero si esto dura mucho va a ser horrible seguir aquí dentro sin nadie más con quien hablar.[/Jack] – razonó él. No le faltaba razón. – [Jack]¿No echas a nadie en falta?[/Jack] – preguntó al poco, antes de que me diese tiempo a responder. Al final resultó que no era tan tímido como parecía.

    Sentí un eco rondar mi cabeza y decidí ignorarlo, los espíritus llevaban alterados desde Terra, primero por la magia oscura de un bando, luego por las armas que sesgaban un sin fin de vidas en el otro y ahora por este cambio.

    Decidí pensar en la pregunta de James. – [Lekwaa]La verdad es que apenas conozco a nadie. Solo en las misiones y no demasiado.[/Lekwaa] – resumí. Henry era un buen tipo, me caía bastante bien, pero apenas habíamos hablado. Con Ezra había coincidido muy poco, mucho menos con Robin. Julia era simpática pero me provocaba un poco de miedo, especialmente cuando me miraba como si fuese comestible. Owen había estado ocupado casi todo el tiempo que estuvimos en la nave la última vez. Así que supongo que se podía decir que mi mejor amiga era Vera.

    – [Jack]¿No tienes más relación con nadie?[/Jack] – insistió, no me lo tomé a mal, tendría curiosidad, en especial siendo él uno de los más nuevos. Pensé en la fiesta, con el único con el que me había parado a hablar un poco más había sido con Niall. Me había llamado la atención al momento, pero estaba demasiado aturdido tratando de controlar la opinión de los espíritus. Volví a sentirlo, un eco, como si estuvieran llamando a la puerta de mi cabeza. Lo rechacé, pensar en Niall me había traído malos recuerdos de ellos.

    – [Lekwaa]No mucha. Quizá iría a intentar hablar con Niall, pero suele estar siempre con más gente y es difícil.[/Lekwaa] – confesé, evitando decirle que me acompaban los espíritus de los grandes líderes de mi pueblo y no estaban de acuerdo en aceptar mi orientación.

    James asintió, pensé que quizá estaría pensando en alguien. – [Jack]Puedo acompañarte y entretener a la persona con la que ha cambiado.[/Jack] – sugirió sin mirarme. Le observé y el me miró y me dedicó una sonrisa.

    Pensé en su propuesta, no era descabellado tampoco, seríamos cuatro y sería fácil identificar quien era quien. Además tampoco podría pasar nada grave. – [Lekwaa]Supongo que es mejor que quedarse aquí no sabemos cuanto.[/Lekwaa] – admití, aliviado. – [Lekwaa]Se ha cambiado con Henry creo, que es buen tipo.[/Lekwaa] – me escuché decir con aquella voz que no reconocía. Era desagradable que mi rostro y mi voz estuvieran delante de mí.

    – [Jack]¡Estupendo![/Jack] – sonrió, levantándose. – [Jack]Así puedo aprovechar para conocer mejor a todos.[/Jack] – así que eso era lo que le pasaba, no quería ser un desconocido. Lo entendía bien, pero yo era más solitario, podía acostumbrarme a serlo porque de todas formas, no solía estar solo nunca.

    Asentí y resistí un impulso de mirarme en un espejo antes de ir a ver a Niall. No habría servido de mucho y casi que prefería que no le gustase demasiado esa cara. – [Lekwaa]Son buena gente por lo que he podido ver. Son muy diferentes, pero buenas personas.[/Lekwaa] – dije acercándome a la puerta.

    Escuché cómo cogía algo y lo siguiente que noté fue un golpe punzante en la nuca. Fue tan fuerte que caí al suelo. Los parpados me pesaban y el dolor empezó a ser lo único que percibía. Notaba un zumbido, un eco en mi cabeza, esperando que fueran los espíritus, les dejé entrar.

    – [b]¡Traidor! ¡Ladrón de cuerpos![/b] – dijo la voz de un viejo líder del clan Wooshkeetaan. En mi mano, la de mi cuerpo real, estaba mi arco, partido ahora en dos después del golpe que me había propinado con él y que para el cuerpo del chico pelirrojo había sido demasiado.

    – [b][i]Otro ha tomado el lugar de ese pobre muchacho. [/i][/b] – dijo la voz de mi madre. Dejé que los espíritus concedieran más visión a los ojos de aquél chico cuyo cuerpo había ocupado y del que ahora no sabía que habría sido.

    Su cuerpo estaba ocupado en ese momento palpando en una de las paredes hasta dar con un mecanismo que hizo que esta se deslizara mostrando un compartimento oculto. Parecía conocer la nave mejor que nosotros. Vi su aura, intensa, con una forma extraña, como un ardor que se extendía hacia el exterior con un núcleo más oscuro. No era del todo malvado, pero tampoco inocente.

    – [Jack]Ningún villano se ve a sí mismo como uno.[/Jack] – dijo arrodilándose sobre mí. La musculatura de mi cuerpo evitó que pudiera librarme. Aquél chico no era especialmente fuerte.

    Mis ojos se inundaron de pánico cuando vi que en su mano derecha empuñaba una jeringuilla que pinchó en mi cuello. Empecé a ver borroso y la consciencia se me escapó de entre las manos. Esperé que aquél líquido solo me durmiera y no fuera mortal, confié en que de querer matarme, lo habría hecho de otra forma, pero no podía estar seguro. Me despedí del mundo con el corazón encogido, dejando todo en manos del resto. Pero nadie me conocía tanto, el impostor podría hacerse pasar por mí incluso si deshacían el cambio.

    Lo último que vi fue la sonrisa de aquél ladrón de cuerpos, que de pronto, ya no parecía tan amable.

  • CONFESIONES Y REFRESCOS INTERGALÁTICOS

    COLE ROMAN

    LA KVASIR | ZONA COMÚN

    Mi pierna se movía de forma inquieta. Y con lo de mi pierna me refería a la mía de verdad, la de mi cuerpo, balanceada de forma incesante por Kaylee, que no estaba llevando muy bien el cambio.

    No podía culparla, estar en su cuerpo me parecía violento, excesivamente íntimo. Cuando éramos pequeños no había sido consciente de ello pero ahora me preguntaba cómo debían haberse sentido los adultos cuando cambiamos cuerpos.

    Llevé la mano de forma inconsciente al hombro de Kaylee y al notar un picor muy acentuado levanté la manga para ver qué pasaba. Descubrí un sarpullido enrojecido por haberlo rascado más de lo debido.

    – [Cole]¿Debería evitar rascar esto?[/Cole] – le pregunté enseñándole el hombro.

    – [Kay]Espera, que te traigo un poco de crema y te echas[/Kay].- dijo. Se levantó y caminó hasta su habitación con dificultad, tratando de acostumbrarse a mi cuerpo. Mientras esperaba pensé en todo lo que habría que hacer si este cambio se alargaba demasiado. No me sentía cómodo compartiendo mis intimidades con una persona a la que solo podía ver como una amiga.

    Cuando volvió me tendió la crema y la estiré. Noté el alivio al momento y miré el tubo que tenía entre las manos como reflejo. No conocía la marca pero me fijé en que estaba mediado.  – [Cole]¿Te pasa mucho?[/Cole] – le pregunté. Era imposible que sin saber que pasaríamos tanto tiempo fuera de casa se hubiera echado una crema en el bolso, salvo que fuera recurrente.

    – [Kay]La llevo siempre encima[/Kay].- confirmó, trató de sonreír como lo haría con su cuerpo, pero en el mío quedaba extraño. – [Kay]Soy alérgica a la magia[/Kay] – dijo en voz baja, casi un susurro.

    – [Cole]No lo sabía.[/Cole]

    – [Kay]No lo sabe nadie[/Kay].

    Asentí, entendía el peso de un secreto mejor que muchas personas. – [Cole]No lo contaré. [/Cole] – le aseguré. – [Cole]¿Puede ser peligroso?[/Cole] – pregunté al ver que no se escuchaba a nadie por la zona. Desde que se había empezado a recuperar, había usado cada vez más magia y en algunos casos debía ser poderosa. Con el camino que nos quedaba por delante podía tener que ir más allá incluso y hacía falta saber si eso pondría su vida en peligro.

    – [Kay]No lo sé[/Kay].- comentó, tratando de acomodarse en el sillón. A mí también me había costado, la falda restringía el movimiento de mis piernas pese a no ser ceñida. Falta de costumbre supuse. – [Kay]Supongo que sabes que mi padre es un alcohólico rehabilitado y mi madre coqueteó con la magia chunga[/Kay]. – resumió. Lo de su madre era pura leyenda, se había enfrentado a un guardián que era un fénix y había renacido, purgándose de la magia oscura que había acumulado con años de mal uso. Pero de lo de su padre no sabía nada, quizá porque mis padres no tenían tanto trato con los MacLeod como con los Echolls.

    – [Cole]Ya, tu cuerpo ha reaccionado con una medida para protegerte.[/Cole] – dije pensando en una de las lecciones de su padre en la ‘Escuela Legado’. Decía que había muchas formas de transmisión de poderes por vía genética, pero que a veces nos encontrábamos con poderes opuestos a los de los padres, a menudo como mecanismo de defensa natural contra los de estos. Por aquél entonces mamá aún estaba viva y me sentía más cómodo en la Escuela Legado que en la escuela «normal», pero no estudiaba allí a tiempo completo. – [Cole]Cuando estábamos en el instituto alguna vez deseé tener tus padres.[/Cole] – reconocí.

    – [Kay]Son buenos padres, la verdad[/Kay].

    – [Cole]No solo por eso, es que parecían la clase de padres que…bueno que me habrían ayudado a aceptar lo que me gusta.[/Cole] – no sé qué me llevó a sincerarme así, pero supuse que el hecho de estar cambiados de cuerpos y conocer tanto el uno del otro me hizo pensar que poco había ya que ocultar.

    – [Kay]¿A tu orientación sexual?[/Kay]- preguntó levantándose para coger un par de refrescos de sabor irreconocible que Lexie había conseguido. Era curioso, pero al hablar de eso había desviado la mirada de una forma extraña. Quizá no fuera nada, pero se me pasó por la cabeza que tuviéramos algo más en común.

    – [Cole]Sí. Sé que Amy también es bisexual y ella nunca ha parecido llevarlo muy mal.[/Cole] – comenté. Amy había pasado por muchas cosas que le habían hecho entrar en esa profunda depresión, pero su orientación sexual no parecía una de ellas.  Así que cuando éramos adolescentes siempre me imaginaba que ella podía hablar de lo que quisiera y que sus padres lo entenderían todo.

    – [Kay]Tu padre es una persona cuestionable. No sé qué hacía Mia con él[/Kay].- comentó dándole un trago a la bebida. Compuso una mueca, era bastante dulzón.

    – [Cole]Con el tiempo he podido darme cuenta de que mi padre es una persona muy marcada por su pasado. Pero cuando estaba con mi madre era mejor. Después de perderla se le fue el control otra vez.[/Cole] – le expliqué. Había perdido hacía tiempo la necesidad de excusar a mi padre, pero aun así entendía en cierta medida lo que le había pasado. Con mi madre trataba de ser mejor, sin ella perdió el norte.

    – [Kay]Eso demuestra que nunca tuvo control y que se aguantaba por Mia[/Kay].- replicó Kaylee. En ese momento me recordó a su madre, que aunque delante de nosotros disimulaba, no era una gran amiga de mi padre precisamente.

    – [Cole]Tampoco es que nunca dijera nada en contra de la homosexualidad, pero le gustaban las mujeres, hablaba de ello. A mi por aquél entonces también, solo que también los hombres y no entendía por qué era diferente.[/Cole] – di también un trago y eché en falta la insana variedad de bebidas que había en japón. Era una locura, la verdad, pero al menos habría conseguido algo menos azucarado.

    – [Kay]Entiendo[/Kay].- respondió ella. – [Kay]No debería estar bebiendo esto, porque luego tendré que ir al baño…[/Kay]

    Me reí, esperando que no llegara el momento. En caso de necesitarlo, sabría llevarlo adelante, pero apreciaba mi amistad con Kaylee y no quería que la vergüenza terminara enrareciendo nuestra relación. – [Cole]¿A ti siempre te han gustado solo los hombres?[/Cole] – comenté, apoyando los codos en la mesa. Había esquivado mi forma disimulada de preguntárselo, así que opté por una pregunta directa. Solo esperaba que no le molestase.

    – [Kay]Cierra la compuerta, que me estoy viendo hasta el carné de identidad[/Kay].- señaló sus piernas y evité mirar, con razón me notaba tan fresco ahí abajo.- [Kay]¿Qué confianzas son esas, Nikolai Romanov?[/Kay] – preguntó cuando me senté mejor.

    – [Cole]Estamos en el espacio, no sabemos cuando volveremos y acabamos de cambiar de cuerpo. Me apetecía conectar con alguien.[/Cole] – dije con sinceridad. Con Amy nunca podría hablar de ello, Idris y Owen nunca habían sabido lo que era sentirse extraño por ello, ni siquiera Dante. Elle pensaba que era homosexual hasta que descubrió que era bi, pero no había tenido tampoco necesidad de reprimirlo. Y a la mayoría de los demás no los conocía lo suficiente. – [Cole]Que quede claro que no te lo pregunto con segundas intenciones. Hace mucho que nos conocemos y para mi siempre serás como una hermana.[/Cole] – añadí. No me apetecía que me tomara por alguien que le preguntaba para aprovechar y ligar o para convertir su orientación en mi fetiche personal. No hay nada peor que un hetero que te dice que le desagrada ver besarse a un par de hombres pero no le disgusta si son chicas.

    – [Kay]Ya podíamos haber conectado en el instituto[/Kay].- bromeó, guiñándome un ojo.

    – [Cole]Pero si ya de aquella le hacías ojitos a Leo.[/Cole] – le recordé, aunque era tan serio y tan reservado que parecía imposible que hubieran conectado de aquella, con la banda que empezaba ya a formarse alrededor de Kaylee.

    – [Kay]No te estoy diciendo que quisiera casarme contigo, pero tienes tu encanto[/Kay].

    Sonreí, nunca está de más un cumplido. – [Cole]Gracias, tú tampoco estás mal.[/Cole] – admití. Que no quisiera nada con ella no invalidaba que pudiera reconocer que era muy guapa. – [Cole]Pero estás esquivando mi pregunta.[/Cole] – la señalé con un dedo acusador.

    – [Kay]¿Qué pregunta?[/Kay]

    – [Cole]¿Eres hetero?[/Cole]

    Kaylee me aguantó la mirada, dio un trago a su bebida y esperó unos segundos de silencio sin desviar la vista.

    – [Cole]No te lo preguntaría si no necesitara una amiga con la que hablar de ello. No es que Amy sea muy comunicativa.[/Cole] – dije rompiendo el silencio. Tampoco me apetecía que se enfadara ni que se sintiera mal si no quería contarlo, pero aquella reticencia parecía propia de alguien que lo es y le cuesta admitirlo.

    – [Kay]Nikolai, no me hagas confesarme[/Kay].- pidió. Noté el tic nervioso en mi pierna, parecía un tema que la estresaba un poco.

    – [Cole]Yo ya me he confesado. Además la sexualidad es fluida. Durante una temporada yo solo quería estar con hombres.[/Cole] – añadí, tratando de crear un espacio seguro entre nosotros.

    – [Kay]Tú necesitas decirlo[/Kay].- dijo ella.

    – [Cole]Sí. Si tú no lo necesitas, no me hagas caso.[/Cole] – respondí. Podía no necesitar decirlo simplemente, o haberse hecho a la idea de poder evitarlo.

    Kay tomó aire varias veces, pero esta vez no rompí el silencio, intuía que iba a decirme algo.- [Kay]Me gustan los hombres y algunas mujeres[/Kay].- explicó.

    Asentí y tomé un trago con calma, dejando que la sensación de haberlo contado se estabilizase. – [Cole]¿Te ayuda que lo sepa?[/Cole] – le pregunté. Cuando se lo conté al tío Hiro, sentí mucho más alivio del que había imaginado.

    – [Kay]No sé[/Kay].- dijo críptica, evitando entrar mucho en el tema. Era un primer acercamiento, era lógico que se sintiera así.

    – [Cole]A mí sí. Antes no lo habría admitido ni a punta de pistola.[/Cole] – confesé. – [Cole]Pero con el tiempo estoy comprendiendo que…es normal, no es nada malo[/Cole] – no era el mejor para dar esos consejos porque a mí aún no me había llegado del todo ese momento, pero sentía que estaba cerca.

    Kay asintió, parecía perdida en sus pensamientos.

    – [Cole]¿Te preocupa algo?[/Cole]

    – [Kay]No quiero que lo sepa nadie. Desde el instituto…ya sabes[/Kay].- dijo mirándome de forma breve a los ojos. La ansiedad y una orientación sexual no normativa seguro que iban de la mano, pero desde luego no se ayudaban mutuamente.

    – [Cole]Eso no cambia nada de ti Kay. Pero te aseguro que por mí no lo va a saber nadie.[/Cole] – afirmé para que se sintiera mejor.

    – [Kay]Gracias. Ahora tendré que matarte[/Kay]. – sonrió con una mirada pícara, que a decir verdad a mi cara le hacía parecer un poco psicópata.

    – [Cole]Te quedarías para siempre fuera de este cuerpo.[/Cole]

    – [Kay]Estaría buena. Puedo vivir con ello[/Kay].

    – [Cole]¿Te has fijado que cada vez van saliendo más parejas? Tanto tiempo juntos…[/Cole] – Leo y ella, Idris y Elle, Amy y Owen, seguro que Xander y Jane al final….

    – [Kaylee]El roce hace el cariño.[/Kaylee] – dijo ella. Alcé nuestra bebida refrescante intergaláctica y la choqué con la suya.

    Los Moondies habían terminado siendo una gran familia unida por todas las vivencias que habían pasado juntos, de hecho, muchos de ellos habían formado una familia con otros miembros del grupo. Pero no solo se habían unido de forma romántica, habían surgido amistades entre ellos que no se rompían con facilidad y por un momento tuve la esperanza de que la mía con Kaylee fuera una de ellas, para así llevarnos al menos algo bueno de haber venido a este lugar.

  • ELLE Y LA BESTIA

    Ellie – Nave

    Mañana

    No conocía a Ezra lo bastante como para estar cómoda en su cuerpo. Me sentía como cuando duermes en la cama de otra persona y echas de menos lo conocido: la dureza exacta de tu colchón, las bolitas de tus sábanas, el olor al jabón que se usa en tu casa. Es una cama, sí. Pero no es tu cama.

    Decidimos ir hasta la zona del almacén cuando pasó el caos inicial y aprovechamos para estrechar lazos. Se podría decir que era «recuperar el tiempo perdido», pero a mí me gustaba decirle «recuperar al primo perdido». Al principio, fue fácil. Henry había conseguido que pudiéramos escuchar la música de la cápsula del tiempo de la biblioteca a través de los altavoces de la nave y estuvimos comparando gustos. Como el suyo estaba oxidado de tanto sufrimiento, decidimos que yo sería la que nos guiase.

    Empezaron a sonar las primera notas de Heroes, de David Bowie y Ezra hizo una cosa que después descubriría que era muy suya: mover los dedos mientras la escuchaba y tararear los finales de cada estrofa.

    Nos fue bien hasta que noté me inquieta. Había alguien conmigo. Amy hablaba de esa parte como «el lobo», pero era bastante más amenazador de lo que ella contaba. Empezó siendo un susurro, un aullido lejano. Era un quejido lastimero. Parecía malherido o quizás, perdido, pero conforme avanzó el tiempo, se fue enfadando de manera progresiva y noté cómo iba arañando las paredes de mi mente para abrirse paso.

    – [Elle]El licántropo no me reconoce como parte de sí mismo y empieza a luchar por tomar el control[/Elle].- le expliqué preocupada a mi propia cara. Eché un vistazo a aquel almacén en el que había cajas con cierre metálico que no tocaría ni por volver a estar con mi familia y al fondo, una zona con una especie de cárcel. No tardé en visualizarme dentro de ella.

    -[Ezra]Es el efecto de esta luna. Trata de bloquearlo pensando en otra cosa[/Ezra].- lo intenté y no sirvió de nada. El licántropo ganó espacio y ya no solo atacaba mi mente, sino también mi cuerpo.

    – [Elle]No creo que pueda hacerlo sola[/Elle].- noté cómo mis dientes luchaban por crecer.- [Elle]Antes, el licántropo parecía confuso, pero ahora…[/Elle]- me llevé la mano a la boca intentando mitigar el dolor.

    – [Ezra]Tengo una idea. Bueno, más bien es una idea tuya[/Ezra].- activó mi poder y noté cómo si una linterna me apuntara en dirección a los ojos.

    – [Elle]Esa es luz normal…[/Elle]- intentaba no sonar más decepcionada de la cuenta, pero si creía que podía convocar luz solar de la nada, después de pasar tres horas en mi cuerpo…

    – [Ezra]Lo siento. No sé como funciona tu poder[/Ezra].- ya no solo me dolían los dientes, sino que la piel parecía estar cubriéndose de pelo. Y sorpresa, también era molesto.

    Ezra continuó manipulando la luz ambiental como si con eso consiguiera algo. Me estaba asustando el hecho de acabar convertida en un lobo.- [Elle]Duele mucho[/Elle].- me quejé.

    – [Ezra]¡Basta, retrocede![/Ezra]- amenazó mi primo cegándome con la luz.

    Escuché cada hueso de mi cuerpo partirse y chillé de dolor. Mi madre decía que había pocas cosas en el mundo que doliesen más que dar a luz. Bueno, pues ya teníamos una.

    – [Ezra]Ellie, te conozco: eres fuerte. Lucha contra él[/Ezra].- me dolía tanto que no podía evitar llorar.

    – [Elle]¡No soy tan fuerte![/Elle]- dije fuera de mí.

    – [Ezra]Sí lo eres, solo tienes que confiar más en ti misma[/Ezra].

    – [Elle]Estoy en tu cuerpo. No sé cómo voy a confiar en mí misma si no soy yo[/Elle].-  le expliqué viendo cómo la voz de Ezra cada vez sonaba más gutural, menos humana.

    – [Ezra]Aunque estés en mi cuerpo sigues siendo tú. Sigues teniendo todo que te hace la buena persona que eres[/Ezra].- medió.

    El dolor era tan brutal que me dejé ir. Dejé de luchar contra el licántropo y durante un segundo, creí morir, porque no sentía nada. Cuando recuperé la consciencia, ya no estaba yo al mando del cuerpo de mi primo, sino el licántropo.

    – [Ezra]Ell… mierda…[/Ezra]- escuché desde la prisión de la cabeza de Ezra. No podía hacer nada, solo observar la escena.

    El licántropo aulló imponente y comenzó a dar zarpazos a mi cuerpo. Yo, desde aquella burbuja, no podía hacer nada. Tenía tanto miedo de todo lo que podía pasar, que solo me apetecía llorar.

    – [Ezra]Calma, soy yo. Mírame[/Ezra].- vi cómo mis ojos se cruzaban con los de este ser, que no tardó más de un segundo en dar zarpazos. Por suerte, seguía teniendo la genética de mi familia y me libré de las garras.

    No sé cuánto tiempo pasé encerrada viendo cómo Ezra convocaba la luz sin éxito, hasta que encerró a aquella bestia en la jaula del fondo y pude llorar en paz.

    We’re nothing, and nothing will help us
    Maybe we’re lying
    Then you better not stay
    But we could be safer, just for one day

    Heroes, David Bowie.

  • EL GATO Y EL HALCÓN

    DANTE VILLIERS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Tenía gracia, Mike y yo habíamos sido amigos bastantes años y nunca habría pensado que convivía con un impulso salvaje en su cuerpo que me hacía querer dejarme llevar. Me imaginé que eso sería lo que sentían los lican y los felian como él, a eso que se refería Amy como «el lobo«.

    – [Dante]Tiene gracia. Querías hablar y recuperar el tiempo perdido y ahora no podemos hacer otra cosa.[/Dante] – comenté mientras le observaba trastear con los aparatos médicos de la enfermería. Parecía no apañarse muy bien con mis manos y a mi seguro que me pasaría lo mismo con las suyas si me ponía a trabajar. Así que me esperaba una tarde muy aburrida, eso confiando en que lo deshicieran pronto.

    – [Mike]Pero la situación es bastante más incómoda.[/Mike] – respondió. – [Mike]¿Cómo te acostumbraste a atar las alas? Aquí no tengo que ocultarlas y aun así siento la necesidad de desplegarlas continuamente. Todo parece…pequeño.[/Mike] – preguntó, girándose. Extendió un poco las alas, pero era fácil que chocara contra el instrumental y acabase todo por el suelo, aún no controlaría su extensión.

    – [Dante]Te acostumbras. De pequeño mi madre me llevó a las montañas a aprender a volar, pero no es que pudiera sobrevolar Moondale así como así.[/Dante] – le dije. Había tenido que atarme las alas desde pequeño. Al principio casi fue hasta más fácil, pero cuando mi madre me enseñó a volar me enamoré de la sensación de libertad desde el primer salto. Desde entonces había sido más difícil, pero no quedaba más remedio. Al ‘Ángel de Moondale‘ podían verla por la calle con alas alguna vez y tomarla por otra campaña de marketing, pero si empezaban a ver un chico alado volando por encima de sus cabezas…

    Mike se quedó pensativo, como si rumiara algo. – [Mike]¿Y lo otro? ¿Hay algo de lo que deba preocuparme?[/Mike]

    – [Dante]¿Qué otro?….Ah, ya, el poder de malo. Mientras no estés en peligro no creo que aparezca. No pienses mucho en ello y ya está.[/Dante] – no le daba demasiadas cuentas a mi poder secundario. Se había manifestado alguna que otra vez y cuando hizo falta al resto había cumplido, pero no me resultaba agradable y sabía que era una herencia directa del de mi padre, igual que las alas venían de mi madre aunque fueran de diferente color.

    – [Mike]Sabes que ahora no dejaré de pensar en ello.[/Mike] – esbozó una sonrisa, traté de imaginarme en mi mente a su cara original haciéndolo, si no me costaba mantener la concentración de con quién hablaba. – [Mike]Tú si deberías tener cuidado. Si seguimos así cuando caiga la noche es posible que te transformes.[/Mike] – añadió.

    – [Dante]Vale. ¿Y cómo lo controlo? ¿Tienes por ahí un ovillo de lana o algo?[/Dante] – bromeé. Él se puso serio y pensé que daba un poco de mal rollo verme así.

    – [Mike]En teoría mi madre y yo tenemos algo. Una resistencia. Ella ha mantenido a raya su parte vampírica y su parte licántropa. Pero no sin esfuerzo.[/Mike] – explicó. Conociéndolo estaba facilitándome la explicación en lugar de aburrirme con teorías, componentes genéticos y demás. – [Mike]Hace falta ponerle fuerza de voluntad.[/Mike]  – añadió. Vale, así que su madre y él podían resistir esas «posesiones» pero poniéndole ganas. Mejor que no llegara la noche, yo no era precisamente una persona a la que le gustase contenerse.

    – [Dante]Eso explica que consiguieras resistirte a mí.[/Dante]

    – [Mike]Sabes que no había química. Estamos destinados a ser amigos.[/Mike] – replicó. La verdad es que el beso que intercambiamos fue nefasto. En su momento no parecía tan horrible pero en cuanto tuve más experiencia supe que no nos teníamos ningún tipo de ganas. Mike era guapo y tenía buen cuerpo pero no conectábamos en ese aspecto. Aun así me gustaba recordárselo, sabía que yo no había sentido nada especial pero me molestaba un poco que él hubiera sentido lo mismo, no estaba acostumbrado al rechazo. – [Mike]Aunque con lo difícil que es contactar contigo empezaba a dudarlo.[/Mike] – añadió. Mientras estuvo estudiando habíamos tenido poco contacto, en las visitas sobre todo y alguna vez que me sorprendió con una llamada de teléfono, Mike debía de ser una de las pocas personas que conocía a la que no le desagradaba llamar.

    – [Dante]No me gustan mucho las redes sociales ni nada de eso en general. Hasta me he resistido a usar InNight.[/Dante] – comenté. Supongo que tengo que aclarar de qué hablaba por si en el futuro no tenéis ni idea de qué eran esas aplicaciones. InfiniteNight o InNight era la versión de folleteo de una noche de InfiniteLove o InLove, una aplicación para buscar pareja.

    – [Mike]Prefieres ligar cara a cara ¿no?[/Mike] – sonrió.

    – [Dante]Lo otro le quita el misterio y al final te vuelve vago, te quita el esfuerzo.[/Dante] – repliqué disfrutando de volver a una conversación menos profunda. – [Dante]Además, unas fotos y una biografía elaborada no dicen mucho de una persona.[/Dante] – aclaré. Sí, de la vida real podía decirse lo mismo, pero también veías como se movía una persona, como sonreía sin estar posando. Era diferente. Y los escotes y los pantalones ceñidos s era mejor disfrutarlos en directo.

    – [Mike]Quizá sí. Yo la he usado un par de veces en la universidad. Cuando no conocía a nadie.[/Mike] – confesó. Vaya con el Mike ligón, parece que en la Universidad había aprendido también algunas lecciones de la vida, como aprovecharla.

    – [Dante]¿Y ahora qué? ¿No le has echado el ojo a nadie?[/Dante] – le pregunté. Porque sin nada que hacer y en el cuerpo de otro, pocas cosas más hay que hablar que de amores y rolletes intergalácticos.

    – [Mike]No lo sé. Desde luego no tan obvio como tú con Chloe.[/Mike] – replicó, con una sonrisa sarcástica. Se estaba metiendo conmigo con una confianza que casi parecía que no habíamos tenido nulo contacto durante unos años.

    – [Dante]Yo no he hecho nada. Ni siquiera sé de verdad si es mayor de edad.[/Dante] – admití. En el mundo vikingo por suerte no habíamos coincidido y en el tiempo que habíamos estado juntos en la nave habíamos tenido acercamientos y diferencias. Me gustaba su caracter atrevido y su confianza, me gustaba su culo y sus ojos, pero había mantenido las distancias de momento.

    – [Mike]En tu presente no, eso seguro.[/Mike] – le miré de reojo y vi que bromeaba. Iba a darle un puñetazo en el brazo por sorpresa pero luego me di cuenta de que me lo estaría pegando a mí mismo.

    – [Dante]Ya, pero no sabemos si volveremos a esa vida.[/Dante] – respondí. Había que ser prácticos, podíamos quedar atrapados allí para siempre una vez ayudásemos a los Daë o peor, tener que pasar las Pruebas y morir por el camino.

    – [Mike]Ya, pero ¿y si sí? Hay que estar preparados igual.[/Mike] – sinceramente no me apetecía pensarlo. Si volvía a la vida de antes Chloe sería un bebé y pensar siquiera en que eran la misma persona me ponía la carne de gallina.

    – [Dante]Teniendo en cuenta que en el futuro estoy desaparecido, mejor será que me prepare menos y disfrute más del presente.[/Dante] – me pregunté si en el mejor de los casos habría desaparecido por el repelús que me daba conocer a la Chloe bebé.

    – [Mike]No sabes lo que pasará, son conjeturas.[/Mike] – dijo Mike preocupado.

    – [Dante]Todo el mundo sabe lo de Kaylee Echolls aunque nadie lo mencione. O cómo van a acabar todos estos Daë que estamos guiando a ello.[/Dante] – la muerte estaba en nuestro día a día.

    – [Mike]Encontraremos la forma de evitarlo. Somos más, ni siquiera sabemos si tendremos que pasar las Pruebas.[/Mike] – comentó, tratando de agarrarse a un clavo ardiendo. Me conmovió que le preocupara la idea de mi posible muerte inminente. – [Mike]Yo no voy a dejar morir a nadie. Bastante poco podemos hacer ya por la gente de los mundos que visitamos.[/Mike] – ahí estaba el Mike médico por vocación.

    – [Dante]Bueno, si conseguimos que la historia no se vaya a tomar por el culo les habremos quitado una tiranía de encima, podrán vivir como quieran. No está mal tampoco.[/Dante] – dije. Ahora que en Artisan y…como se llamaba, Nara, Naga…Nara, ahora que habían descubierto que el big bad del Soberano aquí era un grupo de personas en una y que ponía a sus otros yo a vigilar los mundos, sabíamos que cuando los Daë terminaran con él y pasaran el marrón a los Moondies, los mundos no tendrían su influencia en el desarrollo de su gente.

    – [Mike]Ya, pero hay muchas cosas en las que podríamos ayudar. [/Mike] – replicó. Me acordé del mundo vikingo, amenazado por esas serpientes marinas cabronas. Incluso sin quien sea que fuera el alter ego de ‘Antailtire’ en ese mundo, estaban bastante jodidos. Y en el mundo en el que habíamos estado los dos, el de la edad media, tenían un problema con los caballeros santos. Si el Cardenal era el alter ego, todavía tenían una mínima opción, pero aun así no sería fácil deshacer la creencia de la gente.

    – [Dante]Preocúpate de menos gente a la vez. No puedes curar el mundo entero.[/Dante]

    – [Mike]Es una pena.[/Mike]

    Se hizo el silencio y nos echamos a reír sin saber muy bien de qué. Simplemente me hizo gracia ser los mismos de siempre, incluso con unos años más de putadas a la espalda.

    – [Dante]Me la has jugado sacando lo de Chloe, pero de ti no has dicho nada.[/Dante] – le recordé.

    – [Mike]Tampoco hay mucho que contar.[/Mike]

    – [Dante]Venga hombre, si esta jodida nave parece un concurso de belleza, no me digas que no hay nadie.[/Dante] – respondí. Literalmente no habría puesto ningún inconveniente si la misión fuera acostarme con cualquiera de la nave con el que no estuviera emparentado o me hubiera criado como a un hijo o hermano. Quien nos hubiera hecho el casting nos había elegido guapos y atractivos.

    – [Mike]Que me atraiga alguien no significa que vaya a encontrar el amor de mi vida.[/Mike] – que práctico era Mike. No es que yo fuera un adalid del romance, pero él era demasiado frío a veces.

    – [Dante]Por algo se empieza.[/Dante]

    – [Mike]Ya…eso sí…[/Mike] – seguí mirándole, esperando mi cotilleo. – [Mike]Sophie, me…atrae bastante.[/Mike] – reconoció.

    – [Dante]Qué calladito lo tenías. ¿Por eso tardasteis tanto en Egipto? ¿Disfrutando del calorcito?[/Dante] – todo esto de visitar otras civilizaciones era una oportunidad idea para el ‘roleplay’. «Oh, mi faraón, yo tu humilde concubina te bañaré sin reparo y sin ropa.»

    – [Mike]No, qué va. No pasó nada, y si hubiera pasado tampoco te lo diría.[/Mike] – me recordó. No lo dudaba. – [Mike]Me gusta pero es muy enigmática. Es tan positiva que siempre pienso que no confía lo suficiente para contar nada más.[/Mike] – Sophie me caía bien, era alegre y como yo nunca había intentado saber más de ella, no me había encontrado con esa idea. Pero sí que era verdad que para haberle robado el disco de su madre, no me había matado nada más verme ni me lanzaba miradas asesinas.

    – [Dante]Pues vete a hablar con ella, pero ahora no. No quiero que ligues estando en mi cuerpo, tengo una reputación que mantener.[/Dante] – le advertí. Lo que hiciera cualquiera de mis partes prefería disfrutarla estando yo en mi cuerpo.

    – [Mike]¿La de un Villiers?[/Mike] – replicó Mike, lanzándome una vieja pulla. De otra persona quizá me lo habría tomado a mal, pero entre nosotros era una forma de tocarme las narices que tenía años.

    – [Dante]Sí, pero en el futuro cuando la gente hable de un Villiers será de mí.[/Dante] – afirmé. O de cualquiera del batallón de medio hermanos que debía tener.

    – [Mike]Ya estamos en el futuro.[/Mike] – respondió, señalando la nave que habíamos convertido en una casa. Una nave que no venía de estos mundos, si no de otro tiempo, del tiempo de Julia. Un misterio dentro de un misterio.

    – [Dante]¿Ves?[/Dante] – dije simplemente.

    Me estiré y evité mirarle a los ojos mientras me preguntaba si Julia sabría algo de lo que me deparaba el futuro y si cuando volviera a mi cuerpo debería hablar con Chloe o mantenerme alejado de ella.

  • PONERSE EN LA PIEL DEL OTRO

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Mi primera parada de aquella peculiar mañana fue mi habitación, claro que en aquél momento no caí en la cuenta de que mi ropa le quedaría a Jane como un saco. Así que allí estaba, en mitad de la sala común de la planta principal, en el cuerpo de Jane, con un jersey en el que podría entrar otra persona, la cabeza revuelta con los murmullos de los pensamientos de los demás presentes y una sensación extrañisima de tener que aislarme de la conexión con mi cuerpo para no sentir cada parte de Jane.

    – [Xander]¿Qué habéis hecho?[/Xander] – pregunté mirando a Kaylee. En el último descanso había hecho de las suyas con su magia y la ayuda de Lexie, Sophie y creo que también Idris, así que era la principal sospechosa. Quizá algo había salido mal, porque desde luego esto no era lo que me imaginaba precisamente como una diversión para relajarse.

    -[Cole]A mí no me mires Xander. Soy Cole.[/Cole] – respondió con la voz de Kaylee. Os contaré una cosa, cuando uno ve una película o una serie en la que suplantan a alguien metiéndose en su cuerpo, parece todo muy obvio y resulta raro pensar que no lo descubran, pero al ver Cole allí delante en el cuerpo de Kaylee, con la voz de Kaylee, supe que con que hubiera disimulado un poco y yo no hubiera sido consciente del cambio de cuerpo, habría pasado desapercibido. A veces vemos lo que queremos ver, lo más simple.

    – [Kaylee]¿Por qué tiene que ser culpa mía, Xander?[/Kaylee]- me preguntó Cole…no Kaylee rascándose la barba de Cole. Esperaba que no tuviera que llegar a acostumbrarse al picor. La mera idea de quedarme atrapado en el cuerpo de Jane me horrorizaba, en especial porque cada vez estaba más cerca el momento de ir al baño y cuanto más pensara en ello, más cerca estaría.

    En ese momento entró Owen vestido con una camiseta oscura. – [Amy]¿POR QUÉ ESTÁ EN MI CUERPO?[/Amy] – gritó fulminando la sala con la mirada. Me paré a pensar quién estaba dentro de Owen hasta que vi a Amy llegar detrás de él, bueno de ella.

    – [Owen]¿Pero porque estáis gritando todos?[/Owen] – preguntó Owen rascándose la cabeza. Miró el cuerpo que tenía delante y se sorprendió. -[Owen]Oh, ya veo.[/Owen] – replicó.

    – [Amy]¡SAL DE MI CUERPO![/Amy]- le gritó Amy desde su cuerpo. Reprimí el impulso de echarle la bronca a Owen por hablarle así a mi prima porque era al revés.

    – [Owen]Si supiese cómo, lo haría. Tranquila, no eres mi primera mujer.[/Owen] – Amy iba a responderle pero al escuchar eso se quedó sin palabras. Me pasé una mano por la frente y me sorprendí al ver lo suave que era. Owen se refería a cuando nos habíamos cambiado de cuerpo con nuestros padres siendo pequeños, pero por la forma en lo que lo había dicho…aunque podría haber sido peor.

    – [Jane]Después de la idiotez que acaba de soltar mi hermano, creo que ha llegado el momento de empezar a pensar en solucionar esto[/Jane].- propuso Jane desde mi cuerpo. Llevaba los hombros distendidos y le costaba mantenerse erguida por la diferencia de altura, eso me iba a dar dolor de espalda más tarde.- [Jane]Porque yo confío en Alexander, pero no todas las personas estarán igual de cómodas con su cambio[/Jane]. – me alegró saber que confiaba en mí y me relajé. Entré en conexión con mi cuerpo y fui consciente de cada parte de él. Al notar las diferencias me asusté y volví a concentrarme. Me centré en cómo sonaba mi voz para el resto, era curioso.

    – [Idris]Puedes apostar tus nuevos músculos a que sí.[/Idris] – replicó Elliot, salvo que no era él.  – [Idris]Blanco y menor, tiene huevos la cosa…creo. Por cierto  cuando vayas al baño pon las dos manos.[/Idris] – era Idris, claramente. Le guiñó el ojo a su cuerpo en el que supuse que estaría Elliot si todo seguía una lógica, por llamarlo de alguna manera.

    – [Owen]Fantasma. En vez de eso dile que tenga cuidado y no te la congele.-[/Owen] replicó Owen-Amy tocándose el pelo.

    Vi a otros hablar, pero me costaba escucharles, sus pensamientos se filtraban en mi cabeza y no sabía cómo detenerlo. Era como estar en un submarino que de pronto se ha llenado de filtraciones. Ponía las manos para tapar las que podía pero no dejaban de colarse más y más.

    [Elliot]¿Porque me tiembla todo el cuerpo?[Elliot]. Eso pensaba Elliot en su cabeza. Le miré, estaba temblando de verdad. Llevaba toda su vida sin sentir frío ni calor así que estar en el cuerpo de Idris, que adoraba el frío, debía resultarle abrumador.

    [Xander]Tranquilo, es el choque del cambio, te acostumbrarás. Recuerda que Idris manipula el hielo, así que el frío no te hará daño.[/Xander]. Le aconsejé en su mente, dejándome llevar por puro instinto.

    Vi a Elliot-Idris asentir, tratando de confiar en lo que acababa de decirle.

    – [James]Soy James. ¿Cómo nos ha cambiado esta magia?[/James] – preguntó el chico nuevo desde el cuerpo de Lekwaa. No sabía aún mucho de él porque apenas había cruzado unas palabras. Solo lo que los demás me habían contado, que era un fan de la magia y que su padre había sido parte de Antailtire. Esa última parte me preocupaba, pero si los demás habían confiado en él no iba a ser yo quien dudase. El cuerpo del muchacho pelirrojo estaba al otro lado de la sala, apoyado en una pared, observando en silencio. Allí estaría Lekwaa.

    – [Elle]Parece un hechizo que ha salido mal. O quizás, esa era la intención[/Elle].- escuché la voz de Ezra y ahí sí que pude reconocer quién estaba dentro de su cuerpo. Era mi hermana, reconocería su postura en cualquier parte.

    – [Lexie]A partir de ahora, antes de hablar, tenéis que decir quién mierda sois[/Lexie].- espetó alguien desde el cuerpo de Zahra. Tampoco tuve muchas dudas de quien podía ser, sin duda era Lexie.

    – [Kaylee]Yo soy Kay, pero tú no lo has dicho. Te acabas de ahogar en tus propias normas[/Kaylee].- le replicó Kaylee-Cole guiñándole un ojo. Era una situación muy bizarra.

    – [Noah]Por lo que entiendo nos hemos cambiado por parejas[/Noah]. – teorizó alguien desde el cuerpo de Leo. – [Noah]Soy Noah. Leo es yo.[/Noah] – confirmó. Eso facilitaba un poco las cosas.

    – [Ezra]No todos.-[/Ezra] dijo la voz de mi hermana. Jamás la había visto tan seria como con Ezra en su cuerpo.

    – [Noah]Bueno me refería….ya sabes, a de dos en dos.[/Noah] – aclaró Noah. Vio que Nate le miraba de una forma peculiar y se ruborizó. Al principio pensé que era Lexie pero ella estaba en Zahra, así que me imaginé que era Julia, que casualmente estaba ahora cambiándose de cuarto para compartirlo con él.

    – [Owen]Ahora vengo.-[/Owen] dijo Owen. Amy lo siguió de cerca y volvieron poco tiempo más tarde subiendo por el ascensor. Traía unas pegatinas y un bolígrafo que empezó a repartir. – [Owen]Hola, me llamo Owen y estoy en el cuerpo de Amy.[/Owen] – escribió su nombre y se lo pegó en la ropa, así que el resto hicimos lo mismo.

    Idris escribió algo en el suyo y se lo enseñó a Elliot. Fijé la mirada y vi que ponía «blackface». Elliot se tensó, incómodo. – [Idris]Es broma, no te agobies, te acostumbrarás a ser tan bello.[/Idris] – le dio un codazo amistoso que quedó a la altura de sus costillas.

    – [Elliot]Graci…-[/Elliot] fue a darle la mano y vio unas esquirlas de hielo formándose a su alrededor. Podíamos tener un problema con los poderes de cada uno si no sabíamos controlarlo.

    – [Jane]Lo más sensato es que nos separemos por p…dúos y que intentemos no hacer nada hasta que las aguas vuelvan a su cauce[/Jane].- comentó. Seguía sin acostumbrarme a escuchar mi voz y mucho menos a pensar que era Jane.

    – [Kaylee]Sensato, pero también inútil[/Kaylee].- replicó Kaylee.

    – [Elle]Esta situación nos hace vulnerables. Lo mejor será controlar el cuerpo en el que estamos en la medida de lo posible y, después, revertirlo[/Elle]. – sugirió mi hermana. Estaba siendo muy sensata teniendo en cuenta que el licántropo era algo con lo que podía costarle trabajo lidiar.

    – [Xander]Jane lo dice para que nadie intime demasiado consigo misma.[/Xander] – expliqué, después de captar pensamientos cruzados de todo tipo. – [Xander]Y a mí me vendría bien separarme, hay muchas voces.[/Xander] – expliqué.

    – [Owen]Dejad de mirarme así. Este cuerpo es un templo.-[/Owen] intervino Owen, haciendo que Amy se pasara una mano por la frente.

    En ese momento capté un pensamiento diferente, de una voz que no conocía en absoluto. – [Hector]Debería hablar. Al chico no lo conocen mucho pero sí que hablaba podría levantar sospechas.[/Hector] dijo. – [James]C-como mejor veáis.[/James] – habló la voz de Lekwaa, que supuestamente era James. Me fijé en él mientras él no me miraba y maldije no haber conocido más al nuevo.

    – [Noah]Yo iré a la biblioteca con Leo, a ver si hay algún antecedente. Me vendría bien alguien que sepa magia pero…[/Noah] – propuso Noah. Miró de reojo a Kaylee en el cuerpo de Cole pero daba a entender que le resultaba violento estando en el cuerpo de su hermano.

    – [Owen]Yo voy a ver si desayuno. ¿Algo a lo que atenerme?[/Owen] – preguntó. Amy le miró fijamente como respuesta, iba a ser su sombra.

    – [Ezra]¿Que quieres que haga?.-[Ezra] escuché preguntar a Ezra colocándose al lado de mi hermana, que se recolocaba la ropa, incómoda.

    Los demás siguieron hablando y vi mi cuerpo acercarse a mí de una forma un tanto errática, como si Jane no supiera como colocar los pies. Siempre pensaba demasiado. Pero no pude fijarme mucho porque por el rabillo del ojo seguía vigilando el cuerpo de Lekwaa, llevado por a saber quién.

    Me pregunté muchas cosas. ¿Quién sería? ¿Dónde estaría James entonces? Pero entre tantas dudas había algo que sí que tenía claro. Aquél intercambio no era fruto del azar, alguien trataba de colarse entre nosotros aprovechando la confusión, seguramente el mismo o los mismos que habían entrado en la nave, un grupo de unos cuatro o cinco según Ruby. Tenía que trazar un plan pero éramos muchos y por el momento no podía confiar en nadie.

    Mientras Jane y yo nos alejábamos de la sala para ir hacia su cuarto, aproveché el silencio para pensar. Lo lógico sería asegurarme de que podía confiar en la persona con la que había cambiado. Parecía Jane totalmente, pero no sabía cuánto nos conocían los que estuvieran haciendo esto. Tenía el recurso del poder nuevo de Jane pero no sabía usarlo bien y además no conseguía leer a quien estuviera en mi cuerpo, supuse que por mi poder oculto. Al parecer era inmune a más poderes que el de Jane. Era bueno saberlo, pero en ese momento deseé que no fuera así. Necesitaba ayuda y confiar en alguien y especialmente, quería que ese alguien fuera Jane.

     

  • CAMBIO DE CORAZÓN

    4×09 – A CHANGE OF HEARTS

    DIARIOS DE DESTINO

    VALLE DE LA CAÍDA, LUNA VILTIS

    En el «Valle de la Caída» como lo llamaban los habitantes de la Luna Viltis había aparecido hacía varios días un refugio excavado en la pared de una ladera. A primera vista nadie era capaz de distinguirlo en aquellas vastas tierras, tal y como pretendían los que lo habían hecho.

    La magia de Violet había horadado la piedra y mantenía ahora oculta también la entrada. De esa manera habían podido permanecer más o menos cerca de la nave estrellada que daba nombre al valle, cerca de aquellos aspirantes a héroes que se interponían en el camino de Antailtire.

    Cinco de los seis miembros de la mano que habían ido a la Luna como parte de su misión estaban allí dentro. – [Asia]Ya han vuelto todos.[/Asia] – indicó Asia, con sus ojos perdidos en la inmensidad de la información que tenía en su cabeza. Cuando la Nave había estado vacía había aprovechado para conectarse al sistema interno de cámaras y había ido monitorizando quiénes entraban y salían hasta que al fin estuvieron todos. Dos más de los que habían identificado anteriormente. – [Asia]Les he escuchado hablar, la llamada Ruby ha descubierto que hemos estado allí.[/Asia] – explicó. – [Asia]Alguien no ha tenido cuidado.[/Asia] – añadió mirando hacia Violet sin disimulo.

    – [Violet]¿Me estás mirando a mí?[/Violet] – le espetó la nigromante. Estaba lista para descargar toda la ira que acumulaba contra aquella mujer mitad máquina.

    – [Jack]Deberíais haber purgado vuestros problemas antes de venir.[/Jack] – comentó Jack sin alzar la mirada, dando vueltas entre los dedos a un rosario.

    – [Snake]No es el momento.[/Snake] – intervino el frío asesino conocido como «The Snake». – [Snake]Hay que prepararlo todo.[/Snake] – añadió.

    – [Hector]Ahriman no está. No sé dónde ha ido.[/Hector] – les recordó Héctor, el enorme caballero del yelmo astado. Ahriman, aquél engendro sacado de las profundidades de Dyavol, se había marchado hacía unos días. No trabajaba en equipo y la mayoría de los presentes agradeció que se fuera. Ya lidiaría Antailtire con él por desobedecer las órdenes.

    – [Jack]»Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.»[/Jack] – recitó Jack. Violet puso los ojos en blanco como cada vez que citaba su libro santo. – [Jack]Aún así me alegro de que hayamos separado nuestros caminos.[/Jack] – añadió.

    – [Asia]Antailtire lo envió como seguro. Si fallamos, él se encargará.[/Asia] – les corrigió Asia, pese a no estar tampoco demasiado segura. Le costaba admitir que aquél ser pudiera encargarse de algo de lo que los otros cinco, especialmente ella, no pudiera.

    – [Violet]Mi magia no falla.[/Violet] – sentenció Violet.

    – [Asia]Tampoco mi plan.[/Asia] – le replicó Asia. – [Asia]¿Tienes claros los objetivos?[/Asia] – le preguntó, cambiando de tema.

    Violet la observó con desdén. – [Violet]Afectará a todos los de la Nave y todos los de aquí, excepto a mí.[/Violet] – explicó una vez más, como si recitara una lección del colegio. – [Violet]Y los que tenéis que tener claros los objetivos sois vosotros.[/Violet] – añadió. – [Violet]Yo me limitaré a lanzar el conjuro y vosotros tendréis que estar pensando en la persona con la que vais a cambiar.[/Violet] – puntualizó. La magia permitiría sacar el alma misma de cada uno de ellos y traspasarla al cuerpo de otro. Cuando los demás estuvieran allí dentro, llevando caras conocidas, sacarían toda la información que pudieran y acabarían con ellos de manera rápida. Asia había perfeccionado el plan, por mucho que Violet odiara admitirlo, pidiendo que los de allí dentro cambiaran también entre sí, así aprovecharían la confusión para que no les detectaran.

    – [Asia]¿Todos listos?[/Asia] – preguntó. Hector, The Snake y Jack asintieron.

    – [Violet]Eso siempre.[/Violet] – dijo Violet. Los demás se apoyaron cada uno en una columna de metal macizo y Asia ocupó su lugar en la cuarta. Entonces Violet procedió a atarlos a todos uno a uno, de manos y de pies, inmovilizándolos contra las columnas.

    Entonces empezó a recitar unas extrañas palabras y un  halo se alzó desde el mismo suelo cubriendo el refugio y extendiéndose hasta cubrir por completo la nave. – [Violet]Sayonara, baby.[/Violet] – se despidió. Segundos más tarde, las almas empezaron a bailar.


    OWEN Y AMY

    Owen se acercó a Amy, llevaban el suficiente tiempo separados y había muchas cosas de las que hablar, pero Amy no se sentía en ese momento con la fuerza necesaria como para hacerlo. Cuando le vio, buscó la manera de poner una excusa, pero entonces sintió como si su ser, toda su esencia, le fuera arrebatada de su cuerpo. No tuvo tiempo de ver que a Owen le pasaba lo mismo. Le percibió más cerca que nunca, con sus almas orbitando entre sí hasta que algo tiró de ellas de nuevo y las ancló a la tierra, a un cuerpo, solo que esta vez no era el suyo propio. Amy se miró las manos y las notó más grandes, pero mucho antes que eso percibió, o más bien dejó de sentir, a su otro yo. Ya no estaba conectada a la loba, estaba más sola que nunca. Echó a correr hacia la zona común sin dejar tiempo a que Owen fuera consciente de lo que pasaba.

    XANDER Y JANE

    En la cocina, mientras tanto, Xander cocinaba, brindando a Jane de un silencio que necesitaba , no solo en sus oídos si no en su propia cabeza. Ella se afanaba en convertir los pocos productos que tenía a mano en algún postre que le llevase un tiempo, para acallar los recuerdos del hombre que había muerto para que ella tuviera ese nuevo y temible poder. En ese momento ambos sintieron el tirón y sus almas formaron brevemente una esfera brillante en mitad de aquella cocina, hasta que intercambiaron sus cuerpos. Nada más verse en el cuerpo de Jane, Xander tragó saliva y mantuvo la vista al frente, sin saber que hacer.

    JULIA Y NATE

    Julia conversaba con Nate mientras movía sus cosas al cuarto. Ella había propuesto dormir con Nate aunque a ella le habían dicho que podía dormir con Zahra ahora que iba a haber menos espacio y casi todos tenían que compartir habitación. Zahra no parecía entusiasmada y Julia le había ahorrado que nadie invadiese su espacio vital aprovechando para acercarse al silente y gigantesco Nate. Él la sujetó cuando el alma abandonó su cuerpo, pero solo durante unos segundos, el tiempo que tardó en ser arrancado también de su propio cuerpo. Cuando sus esencias se desenredaron, ambos se sorprendieron al estar en el cuerpo del otro y trastabillaron al tratar de levantar sus nuevos físicos del suelo.

    MIKE Y DANTE

    Mike acababa de terminar de revisar una herida en un ala que Dante había sufrido en el rescate del Daë. Aplicó un gel antiséptico en su bíceps secundario y aseguró de que con eso y la rápida curación de Dante fuera suficiente. Aprovechó para hablar con su viejo amigo y tratar de no estar siempre tan distanciado del resto, pero su conversación se vio interrumpida por la extracción de sus almas y el consecuente cambio de cuerpo. Mike comprobó en sus nuevas «carnes», que el antiséptico era lo único que necesitaba.

    JAMES, LEKWAA Y JACK

    James sonreía tímidamente mientras Lekwaa le enseñaba la distribución de la nave. Vera había querido hacerlo pero al ser Lekwaa uno de los más «nuevos» había pensado que era uno de los que mejor podía conocer su experiencia de primera mano. James vio el alma abandonar el cuerpo de Lekwaa y sintió como algo tiraba de la suya propia, pero tardó en hacerlo más que en ninguno. No supo qué le pasaba y se preguntó si tendría algo que ver con ser hijo de quien era, pero sus pensamientos se suspendieron cuando su alma finalmente salió a la luz. Ambas esencias giraron hasta que una tercera, desconocida y de un halo diferente, se unió a ellas. Entonces una de las dos sintió el tirón y fue arrastrada de la nave hasta un cuerpo más lejano, el del conocido simplemente como «Jack«. Las otras dos tomaron posesión de los cuerpos que tenían cerca, sin saber ninguno que el otro, en lugar de la persona que habían tenido enfrente, era ahora Jack.

    CHLOE Y BOWIE

    Chloe parecía animada mientras se llevaba los últimos y escasos objetos personales de Ruby al cuarto de Bowie. Había preferido hacerlo ella misma en contra de lo habitual porque estaba deseando compartir cuarto con alguien con más afinidad y sin duda, su futura cuñada era la mejor candidata, aunque aún no sabía como sería en el pasado. Bowie parecía estar meditando, ajena a todo. A Chloe no dejaba de resultarle extrañatodavía muy robótica. Pero cuando el conjuro las alcanzó, el alma de Bowie salió de su cuerpo igual que la de Chloe, intercambiadas de pronto.

    VERA, LAURA Y THE SNAKE

    Vera y Laura estuvieron a punto de chocarse cuando ésta última salió distraída y apresuradamente de su cuarto. Desde lo que sea que les hubiera pasado, Laura huía del cuarto que compartía con Henry cuando antes y se pasaba el día intentando saber que hacer en aquella nave dejada de la mano de todo. Laura se disculpó con una sonrisa y entonces ambas sintieron el tirón. Pero una tercera esencia, violenta y amenazadora, se colocó entre ellas, reemplazando a una de las dos, que se vio arrastrada al cuerpo inmovilizado del asesino ‘The Snake’, en el refugio en el que estaban las Manos del Pensaer. Una de las dos era uno de los enemigos, pero la otra no lo sabía.

    HENRY, NIALL Y HECTOR

    Henry y Niall coincidieron al salir de los baños de la planta superior, Henry saludó y agachó la mirada mientras se lavaba las manos, sin saber qué decir. Niall agradeció que los baños tuvieran cada uno su intimidad, nunca le habían gustado los urinarios de pared y se alegraba de que en el futuro pudieran haberse extinguido. Henry cedió el paso a Niall y cuando estuvieron fuera de la sala, sus esencias se unieron a una tercera que reemplazó a uno de los dos. Uno de ellos despertó en el cuerpo del gigantesco y fornido Hector, mientras que él tomaba posesión de uno de sus cuerpos. Niall, donde quiera que estuviese, al comprender lo que había pasado, agradeció que hubiera pasado después de ir al baño.

    IDRIS Y ELLIOT

    La carcajada de Idris resonó en la piscina después de un chiste que había sonrojado a Elliot. El muchacho aún recordaba el terror de verse en el agua incapaz de hacer nada y había decidido tratar de mejorar como nadador. Aquella mañana Idris había decidido ir también a darse un chapuzón y al ver a Elliot, había intentado que se soltara un poco y se sintiera menos preocupado. De pronto la esencia de Elliot abandonó su cuerpo, que se hundió en el agua y la de Idris hizo lo mismo, cayendo cerca del borde. Cuando sus espíritus se intercambiaron, Idris abrió la boca y tragó agua. Trató de nadar hacia la superficie y vio una mano conocida ayudarle a salir. Al ver su cuerpo llevado por otro soltó una maldición que reverberó por todas partes.

    LEO Y NOAH

    Leo y Noah estaban sentados en la biblioteca, en el cubículo de estudio de Noah, después haber conseguido hablar con su padre – y su madre a través de éste -. Era cada vez más difícil y más raro hablar con ellos porque para lo que ellos habían sido semanas, pronto meses, en su mundo eran apenas días. Acababan de cortar la comunicación cuando sus espíritus se intercambiaron y Noah se despertó en un mundo que de pronto iba mucho más despacio.

    LEXIE Y ZAHRA

    Alguien le había sugerido a Lexie que intentara hablar con la solitaria Zahra para que se sintiera más cómoda. No sabía a quién demonios había escupido para que le tocara a ella una misión más justo cuando había una pequeña pausa, ni por qué habían pensado en ella concretamente. Quizá era una forma de torturarla o alguien había pensado que como las dos podían cambiar de aspecto ya tenían mucho de lo que hablar. Pues no, estaban en silencio, Zahra no tenía la más remota idea de moda ni de casi nada de lo que Lexie conocía. El único momento en el que se sintió más cercana a ella fue cuando sus cuerpos se intercambiaron y Lexie, ahora como Zahra, se pasó maldiciendo casi media hora.

    ELLE Y EZRA

    Elle estaba sentada en la sala común junto a Ezra. Todavía le resultaba abrumador que su primo de otra realidad, el que había sufrido demasiado en un mundo en guerra y no hablaba apenas con nadie, tuviera confianza con ella como para contarle lo que había pasado en su último viaje. Pero desde luego, agradecía poder sentírse útil y le gustaba tener aquellas conversaciones, Elle nunca tendría demasiados primos. Era algo que tenía la suerte de poder decir, porque con ninguno de ellos tenía mala relación. Ambos se quedaron callados en mitad de su conversación, en la que en los últimos minutos quien más hablaba era Elle, y cuando despertaron ella se sintió extraña y perdida, pero notó que no estaba sola.

    RUBY Y SOPHIE

    Ruby subía las escaleras desde la planta inferior, habiendo terminado ya su entrenamiento matinal. Se encontró con Sophie, que bajaba para salir un rato a disfrutar del exterior y vio que perdía el control de su cuerpo y caía por las escaleras. Ruby la cogió a tiempo, justo antes de que ella misma perdiera el conocimiento. Cuando ambas abrieron los ojos, sus roles habían cambiado.

    KAYLEE Y COLE

    Kaylee y Cole se encontraron en la biblioteca. Kaylee estaba investigando los libros de magia que allí había, en papel y digitalizados, mientras que Cole revisaba los tomos en papel en busca de algo de lo que ni él mismo estaba seguro de querer encontrar, algo sobre su parte demoníaca. Kaylee notó la magia flotar en el aire antes de que sus cuerpos se cambiaran, pero no tuvo tiempo a lanzar un contrahechizo. Ahora estaba en el cuerpo de Cole y tampoco tenía armas para deshacerlo.

    ROBIN Y ASIA

    Robin estaba fuera, sentada sobre la nave, allí donde su magia la había transportado. No sabía aún si su decisión de ir con aquellas personas tenía sentido y si su reino no sufriría por ello. Se había dicho que no pasaría nada, que no podía seguir haciendo oídos sordos a los problemas del mundo mientras su reino estaba en paz, ajeno incluso al paso del tiempo. Supo por los demás que la guerra no era solo cosa de las dos naciones rivales, si no de un ser que estaba detrás de todo, un ser llamado Antailtire. Pensó que su destino era ayudar a aquellas personas a derrotarlo, pero una vez allí, lejos de lo que conocía, se sentía perdida. Su alma abandonó su cuerpo y no encontró una con la que emparejarse hasta que otra llegó, de más lejos. Notó que la arrastraban largo rato hasta que abrió los ojos en un cuerpo extraño. Se dio cuenta al instante de que veía las cosas de forma diferente y su cabeza funcionaba distinta. Estaba atada, junto a otros tres y una mujer frente a ella la miraba con una sonrisa de suficiencia. Sin esperarlo, en sus propios ojos aparecieron unas letras «Violet Death». Trató de leer el resto pero la mujer movió una mano. – [Violet]Ahora duerme, a Asia no le gustaría que juguetearas con sus cacharritos.[/Violet] – y sintió que el sueño la arrastraba.