Moondale

Categoría: Cuarta Temporada

  • LA VUELTA AL MUNDO

    Henry L. Crowe | Neverland

    Nunca me ha gustado la isla perdida de Z, me refiero a su nombre no al lugar en sí. Resultaba un poco ególatra llamar a un lugar en el que viven cientos de personas por uno de tus apodos, por eso para mí desde pequeño siempre ha sido Neverland, como la isla del cuento de Peter Pan. No es que la isla estuviese plagada de niños que no querían crecer, simplemente me parecía un nombre mágico para la gente tan mágica que habita en ella.

    No era especial fan de Siegfried por todo lo que me fue contando mi madre a media que crecí, se le podían reprochar muchas cosas por cómo había llevado sus planes, pero no era un tirano, y al final había logrado un lugar en el que las personas con habilidades, demonios y demás razas podían vivir en armonía y paz sin temor a ser cazados.

    Si, esta pacifica isla era un lugar maravilloso, pero a medida que me hacia mayor me sentía más y más atrapado, conocía cada rincón de la isla, podía ir de una punta a otra en cuestión de segundos, la isla se había quedado pequeña para mí. Necesitaba explorar más, ver el mundo, otros lugares y culturas. Las primeras semanas de mi partida las pase con Russell, pero yo no era un reclutador como él, así me fue a vivir en solitario.

    He recorrido la famosa ruta 66, era un modo sencillo de visitar varios estados y poder volver a ellos en un chasquido de dedos. Selvas amazónicas las cuales parecen un mundo dentro de otro al no haber sido nunca tocadas por el hombre. Y esto es solo una pequeña parte de lo que había visto, aun quedaba muchísimo más por ver, la idea era dar la vuelta al mundo.

    Así que aquí estoy, un año después de vuelta en casa. Salir de la isla es fácil, no es una prisión para los sobrenaturales, alguien puede marcharse si quiere, cosa que nunca ha ocurrido. Lo difícil es entrar en ella. Estamos hablando de una isla flotante en constante movimiento que nunca esta quieta en ningún lugar. Así que Russell me consiguió un trabajo en un crucero por el Atlántico en el SS Banana Split. Nunca sabes dónde puede estar la isla, pero cuando ves un banco de niebla desentonar en un día despejado sabes lo que se oculta detrás.

    Pase el primer día en descontaminación y observación por si era portador de alguna enfermedad que pudiera poner en peligro al resto de habitantes, y los días siguiente con mi madre contándole donde había estado. Pero eso ella ya lo sabía cortesía de Software con el localizar que había implantado tan delicadamente en el reloj que me regalo Lincoln antes de marcharme, pero nunca les dije que lo encontré.

    Mi breve estancia estaba llegando a su fin, había regresado para ver a mi familia, mostrarles que seguía de una pieza y cumplir una promesa que hice un año atrás. No fue complicado encontrar a Laura, solía pasar las horas muertas en el lago tomando el sol y leyendo novelas de amor.

    – [Henry]Te vas a quemar como sigas tomando el sol.-[/Henry] Aunque la verdad Laura no era de las que se quemaba, su piel era algo más morena en contraste con mi blanco nuclear.

    – [Laura]¿Ya te has cansado de ver mundo?.-[/Laura] Pregunto mirándome por encima de sus gafas de sol con estampados de leopardo.

    – [Henry]Para nada.-[/Henry] Añadí sentándome a su lado. En la orilla del lago se encontraba Teach con un grupo de niños. Sabía lo que estaba haciendo porque Laura y yo también lo hacíamos de pequeños, búsquedas del tesoro. – [Henry]Simplemente me encontraba cerca y he pasado a saludar.[/Henry]

    – [Laura]Eso es que me echas de menos.- [/Laura]  Laura se incorporo en su toalla de Bruno Mars dejando a un lado el libro que estaba leyendo.- [Laura]Soy la mejor. [/Laura]

    – [Henry]Bueno señorita Petrov. ¿Está preparada para ir a ver el mundo y dejar de estar encerrada como un canario?.-[/Henry] No encontré ningún pájaro en los arboles cercanos, pero si a Vine echado en una de las ramas al que salude. Vine era el villano más temible que teníamos en la isla, lo cual chocaba con su aspecto adorable.

    – [Laura]¿Me estás llamando cara de pájaro?- [/Laura]  Pregunto sacando a relucir su acento ruso. Cuando las Pretov hablaban en ruso podías echarte a temblar.

    [Henry]Es una metáfora. Jaula. Isla. Canario. Petrov.-[/Henry] Uno de los niños tropezó y se hizo un corte en el brazo con una roca. Por suerte Elixir estaba cerca y tras posar la mano en el corte del niño la herida había desaparecido. No era especial fan de las heridas teniendo en cuenta que si alguna vez me hacia una no podría cicatrizar.

    – [Laura]Lo sé, me estaba quedando contigo.- [/Laura]  Se coloco las gafas en la cabeza y sonrió un poco para ver que estaba bromeando.

    – [Henry]Te has acomodado a la buena vida, hace un año me estabas pidiendo venir conmigo.-[/Henry] Otro de los factores negativos que tenía la isla era precisamente ese, el acomodarte, vivir despreocupado sin problemas a los que enfrentarte.

    – [Laura]Es que vivo muy bien.- [/Laura]  Se mordió un labio pensativa.- [Laura]¿Hay macizos y fiestas donde vamos? -[/Laura] Sabía que esta pregunta saldría a relucir por lo que no me quedo otra que suspirar.

    – [Henry]Bueno, podemos ir al carnaval de Rio, celebrar San Patricio en Irlanda. Coachellas, no soy fan pero seguro que te gusta.-[/Henry] Me estaba viendo de nuevo rodeado de gente con pintas de haber atracado un mercadillo y olor a pachuli y porros.

    – [Laura]Eh… es que tú no eres guay.- [/Laura]  Se puso en pie de un brinco y se puso a recoger sus cosas.- [Laura]Pero me llevas y esperas en el coche. Es que no voy a ligar nada si vas pegado a mí.[/Laura]

    – [Henry]Estará complicado esperar en el coche cuando el medio de transporte soy yo.-[/Henry] Laura se echo a reír pero era verdad. Iba a ser de lo más divertido esperar afuera de los locales de moda mientras charlaba con los choferes de los niños ricos del lugar.

    – [Laura]Te compraré uno con el dinero de mi madre. [/Laura]

    – [Henry]No necesito coche, pero ese dinero vendrá bien para tus fiestas.- [/Henry]El dinero no crecía de los arboles precisamente, y mira que existían poderes y ninguna habilidad con la que crear dinero.

    – [Laura]Qué bien me conoces.- [/Laura]  Me paso una mano por el pelo alborotándolo, probablemente ahora parecería que he recibido una descarga eléctrica.- [Laura]Podría decirse que quizás te he echado un poco de menos. [/Laura]

    – [Henry]Menos sentimentalismos. Corre, ve a casa a por tus cosas, despídete de tu familia. Que se prepare el mundo porque allá va Laura Petrov.-[/Henry] En lo alto de su árbol Vine acababa de levantar la mano al saludo anterior, muy propio para la despedida de Laura ahora.

    – [Laura]¡Cómo lo sabes!- [/Laura]  Exclamo marchándose mientras bailaba una conga imaginaria.

    Un par de horas después, tras recoger mis pertenencias y despedirme de nuevo de familiares y amigos espere a Laura en los acantilados de la isla. Venía arrastrando dos maletas de considerable tamaño. Llevaba un vestido floral blanco con un collar de flores y una flor a juego en la oreja. Resultaba bastante obvio cual quería que fuera nuestra primera parada.

    [Henry]Aloha isla.-[/Henry] Dije mientras le tendía una mano para que se agarrara. En su rostro se dibujo una sonrisilla de emoción. Si, viajar estaba bien, pero en compañía era mucho más entretenido y divertido. De que servía ver lugares increíbles si no los podías compartir con nadie.

  • CORRER Y ESCONDERME

    Lexie – Instituto

    Mañana

    Le había prometido a Idris que no utilizaría una apariencia que no fuera la de verdad, a mi madre que la tendría al tanto de todos mis movimientos, a Alexander que no me metería en líos y a la profesora de Física que iría al despacho, pero en vez de eso, había abofeteado a la Queen Bee del instituto y me había transformado en mapache para saltarme unas cuantas clases.

    Era mi primer día en el ‘Hedy Lamarr’ y, desde luego, no estaba consiguiendo pasar desapercibida. ¿Qué más daba la apariencia que tomase si seguía siendo incapaz de morderme la lengua? La mala baba de los Reed y la soberbia de los Fenris. Una joyita, vaya.

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  • JERARQUÍA

    NOAH ARKKAN | INSTITUTO HEDY LAMARR

    Hola, Destina. Estaba esperando para empezar este nuevo diario a que ocurriese algo importante, y hoy ha pasado. No tengas miedo, el resto de tus memorias están en mi habitación, en el estante reservado para los diarios. Sé que Leo también los guarda, pero los suyos no están a la vista.

    Voy a volver a ponerte al día por el tiempo que ha pasado desde la última vez. Me quedan dos años de enseñanza secundaria en el Instituto Hedy Lamarr, este y el siguiente. Estoy deseando liberarme ya de la monotonía de permanecer durante horas sentado en unas clases en las que se hablan cosas que ya he aprendido o memorizado en una fracción de segundo. Además, los Institutos son civilizaciones en miniatura, caldos de cultivo en los que podría observarse a la humanidad tal y como nosotros observamos a otras especies. Se crean y se mantienen estratos sociales peligrosos, pero es lo que dice la tía Sarah, al final todo pasa, hay que tener paciencia.

    El caso es que en parte estaba deseando llegar a la Universidad. Si conseguía beca, podría intentar apuntarme en dos carreras de las que me gustaban. No me haría falta ir a las clases completas y si lo hacía, podía aprovechar el tiempo que me sobrase para hacer cosas de la otra asignatura.

    La última vez que te conté mi historia todavía tenía problemas con la tecnología. Ahora ya he aprendido a no sobrecargarlos y a controlar la estática que sale de mi cuerpo. Alguna vez me he pasado tecleando demasiado rápido y he terminado por saturar el equipo, pero me estoy acostumbrado, me ayudará bastante para el plan de las dos carreras. He conseguido reducir la lista a estudiar fotografía, escritura, historia o arquitectura. Por el momento he visto que hay una carrera que ofertan en la Universidad de Moondale que se llama Artes Creativas y según dice el padrino, fotografía y escritura vendrían a estar contenidas. Así que quedaría decidir entre las otras dos, pero creo que arquitectura va ganando. Los juguetes de piezas marcaron mi infancia, eran los únicos que conseguían entretenerme.

    No pensé que el inicio de curso fuese a diferenciarse en nada del de otros años, salvo por el hecho de que Amy había tenido que repetir curso en lugar de graduarse y ahora estaba en la clase de mi hermano. Me sentía mal por ella, pero no estaba seguro de cómo acercarme lo suficiente como para darle ánimos, así que preferí no molestarla.

    Esta mañana estaba probando mi nueva taquilla y guardando algunas cosas que me podían hacer falta cuando la vi aparecer. Era nueva, me aburría tanto en las clases y los pasillos que conocía todas y cada una de las caras del instituto. Definitivamente la suya no la habría olvidado, sus ojos parecían de otro mundo, un azul celeste que te dejaba clavado en el sitio. Por suerte, como era rápido, a mí no se me había notado.

    Caminaba buscando algo que tenía anotado, probablemente la clase o la taquilla. Inmediatamente pensé en ayudarla, pero vi a un par de tipos grandotes de último año con el chacal en sus chaquetas de fútbol americano, listos para hacer su papel de babosos oficiales.

    No tardó en impresionarme, pasando de ellos abiertamente mientras seguía buscando ella sola. Sonreí, distraído, se lo tenían merecido. Que fuese una chica guapa no les daba ningún derecho, a absolutamente nada. Así que decidí no molestarla intentando ayudarla.

    Aquí es donde me golpeó tu padre, el Destino. Estaba tan metido en mis pensamientos mientras cerraba la taquilla que no me di cuenta de que ella apuraba el paso. Acostumbrado a no usar mi poder en público, no pude evitar que chocásemos aunque conseguí que ninguno de los dos perdiera el equilibrio y se cayese.

    — [Lexie]Lo siento.[/Lexie]— se disculpó, mirándome directamente con esos ojos que parecía atravesarme. No conseguí aguantarle la mirada mucho tiempo.— [Lexie]Es que soy nueva y no encuentro nada.[/Lexie] – explicó. De cerca era todavía más guapa, pero me sentí mal parándome a pensarlo porque seguramente era así como la viese todo el mundo, sin querer saber más.

    – [Noah]P-perdona, la culpa es mía.[/Noah] – respondí. Podía haber evitado que chocásemos, era suficientemente rápido como para hacerlo sin problemas y quizá sin que nadie me viese, pero ya estaba acostumbrado a ser simplemente el friki, el raro con hiperactividad. – [Noah]Puedo ayudarte si q…si quieres.[/Noah] – ofrecí. Había querido ayudarla desde el principio y ahora tenía la excusa perfecta para que no pareciera que solo lo hacía por su aspecto. Tampoco sé cómo explicartelo, Destina, para que no suene ofensivo. Era muy guapa y también muy…explosiva.

    — [Lexie]Genial.[/Lexie]— sonrió con timidez. — [Lexie]Estoy buscando la clase de primero de bachillerato…C[/Lexie] – afirmó, después de comprobarlo en la nota. No pude evitar sonreír, aunque por suerte, evite soltar una risa.

    – [Noah]Ah, vamos a la misma clase.[/Noah] – respondí intentando disimular un poco el hecho de haberme alegrado en exceso.

    — [Lexie]¡Qué puntería![/Lexie]— replicó. Me quedé un instante observándola, más rápido de lo que ella pensaba, tratando de recomponer un retazo de su persona a través de lo que veía. No obstante había cosas confusas, pistas que llevaban en direcciones opuestas. Lo que sí me quedó claro en su forma de vestir y en sus movimientos, es que detestaba que le prestasen atención por su físico.— [Lexie] Me llamo Alexandra, pero me dicen Alex, Lexa, Lexie, Xandra… ¿y tú?[/Lexie] – se presentó. Me sentí un poco avergonzado por no haberme presentado hasta ese momento, aunque eso no evitó que me asombrase la cantidad de nombres.

    – [Noah]Soy Noah y me llaman…eh, bueno…eso…[/Noah] – expliqué, de una forma bastante lamentable. Ya sabes que las relaciones sociales no siempre terminan de ser lo mío. Que pienses rápido no garantiza que no metas la pata igualmente. – [Noah]¿Cómo prefieres que te llame?[/Noah] – pregunté, mientras caminábamos juntos por el pasillo.

    — [Lexie]Lexie.[/Lexie]— aseguró, apretando la carpeta contra el pecho. Era amarilla, pero llevaba pegada lo que parecía la portada de un libro. Mostraba a un caballo de color rojo sangre. No lo conocía. — [Lexie]Creo que me pega más.[/Lexie] – me extrañó esa forma de decirlo, pero tampoco le di demasiadas vueltas. Pensándolo ahora, sé por qué. Temía que fuese una de esas personas que tienen que fingir ser de otra forma para sobrevivir a una fauna como la del instituto.

    – [Noah]Lexie entonces. Encantado.[/Noah] – repliqué, tendiéndole la mano. No quería crear tensión con un acercamiento forzado típico como era tener que dar dos besos si era una mujer. Mis padres me habían enseñado desde pequeño que no tenía que besar a nadie si no quería, así que aplicaba eso a todo el mundo.

    Lexie miró mi mano extendida y se rió.— [Lexie]Eres raro, Noah.[/Lexie]— sentenció, mirándome. Aparté la mano, algo cohibido. Tenía miedo de caerle mal, todavía soy demasiado joven y algo inexperto en las relaciones sociales «normales». A fin de cuentas, en la memoria genética de mi padre estaba su experiencia y la de cientos de demonios antiguos, y mi madre había llevado una vida…poco habitual.— [Lexie]Me vas a caer bien.[/Lexie] – apuntó. Eso me tranquilizó, no voy a negarlo.

    – [Noah]Me lo dicen mucho, lo de raro, no lo otro.[/Noah] – le aclaré. Y desde hacía mucho tiempo, como bien sabes. Ya no me importaba, prefería ser diferente, ser algo inesperado, algo que esas jerarquías sociales del instituto no supieran calificar y por eso fuera simplemente «raro». Como os decía antes, con unos padres que nunca habían ido al instituto y los recuerdos de unos antepasados que vivían en tribus, poca experiencia podía tener de antemano. – [Noah]¿De dónde eres?[/Noah] – pregunté, intentando hablar de algo.

    — [Lexie]Eh…de por aquí.[/Lexie]— respondió, visiblemente incómoda. Estupendo, primera cosa que le decía después de presentarnos y ya la había cagado.

    – [Noah]Lo siento, pregunto mucho.[/Noah] – me disculpé.

    — [Lexie] No, no.[/Lexie]— replicó ella, quitándole importancia. Lexie parecía una chica muy maja, muy accesible. No sé explicarlo, porque aún no la conozco lo suficiente.

    – [Noah]Nuestra clase no está mal.[/Noah] – empecé a decir lo que me habría gustado escuchar. – [Noah]Lo típico: una reina de la clase, una seguidora…está Niall que es amigo mío, es buena gente.[/Noah] – aclaré. La jerarquía que ya había mencionado. Pensar en ello no me parecía muy agradable, pero al menos era algo pasajero.

    — [Lexie]Me conformo con pasar desapercibida.[/Lexie]— sentenció ella. Le dediqué una sonrisa.

    – [Noah]Entonces Niall y yo somos la apuesta segura.[/Noah] – comenté. No éramos populares, pero nos llevábamos más o menos bien con todo el mundo, aunque a veces teníamos que aguantar a otros. Ella me sonrió y volvió a pasarme lo que últimamente me estaba persiguiendo. Desde hacía una temporada, controlaba mejor mis poderes, pero a veces, en momentos puntuales de nervios, mis manos temblaban. Esto no sería muy grave si no lo hicieran a una velocidad sobrehumana. Por suerte, conseguí esconderlo.

    En ese momento, para contribuir a tranquilizar mis nervios, apareció Kaylee con su corte. — [Kaylee]Eh, rarito.[/Kaylee]— chasqueó los dedos. Sabía que estaba hablando conmigo, pero la ignoré. ¿Recuerdas lo que decía de la «reina» de la clase y sus seguidores? Pues era Kaylee, aquella niña inteligente y madura había sucumbido a la jerarquía y llevaba siendo así desde principios del instituto. Supongo que se cansó de que se metieran con ella y tomó las riendas, creando un papel que ha terminado por comérsela.— [Kaylee]¿Te has tomado la medicación? Porque te veo hablando solo.[/Kaylee] – se burló. Preferí no hacerle caso, aunque la risa de Tina y de Blue e Indigo, los hermanos Stevens, me hizo sentirme mal.

    Igualmente la ignoré, Kaylee y yo nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y aprovechaba esa confianza para burlarse, sabía perfectamente que yo no le haría caso. Miré a Lexie esperando no ver pena o vergüenza en su mirada. Lo que vi no fue ninguna de las dos cosas, si no una mirada acerada en dirección a Kaylee.— [Lexie]Está hablando conmigo.[/Lexie] – le espetó.

    – [Noah]No le hagas mucho caso.[/Noah] – intervine, esperando restarle importancia a la situación. No me apetecía estropear las cosas con Lexie ni tampoco que pensase que Kaylee era así, aunque hiciese poco por demostrar lo contrario.

    — [Kaylee]Anda mira, si las tetas te dejan hablar.[/Kaylee] – replicó. Vi la cara que puso Lexie y me enfadé, de verdad.

    – [Noah]¿Quién te crees que eres, Kaylee?[/Noah] – le espeté. Tengo paciencia e intento vivir siempre pensando en que mis actos tienen consecuencias y que está en mi mano mantener el equilibrio y ser fiel a mí mismo. Lo que decían de mí no me importaba, pero Kaylee se había pasado y no podía, ni quería, permitirlo.

    Índigo se acercó a mí en actitud beligerante. No retrocedí, podía esquivarle sin llamar la atención. No me iba a enfrentar abiertamente a él solo porque tenía de mi lado el físico de mi lado demoníaco y la velocidad de mi poder. Tener poder no implica tener que utilizarlo a la ligera. No estaba en una película superhéroes adolescentes.

    Kaylee le detuvo.— [Kaylee]No te molestes.[/Kaylee] – añadió. Me quedé mirándola, esperando que respondiese. Quise volver a conectar con ella como hacía años que era incapaz, como amigos, como familia, teniendo en cuenta que su padre era mi padrino y siempre habíamos sido muy cercanos. Pero me topé con la pared de siempre.

    — [Lexie]No me das miedo, Barbie.[/Lexie]— le espetó Lexie, colocándose frente a ella. No me atreví a detenerla, no era quien para privarla de defenderse, pero tampoco me apetecía que las cosas se salieran de madre. Kaylee, ¿qué estás haciendo con tu vida? Un coro de gente murmuró, cada vez estábamos llamando más la atención.— [Lexie]No sé quién te ha hecho creer que mandas, pero estás muy equivocada.[/Lexie] – añadió. Kaylee esbozó una sonrisa, dispuesta a liberar su ira con Lexie.

    – [Noah]Déjala tranquila.[/Noah] – le pedí, serio. Apelaba a la Kaylee que se ocultaba detrás de la máscara.

    — [Kaylee]Escúchame bien, friki.[/Kaylee]— me replicó. Trató de convertir eso en un ataque, pero conmigo no iba a tener resultado. No sé qué la hacía querer apartarse de esa forma de todos nosotros, pero con muchos funcionaba.— [Kaylee]Tu amiga no sabe aún cómo funciona la cosa, así que más te vale que se lo enseñes.[/Kaylee] – sentenció. La observé fijamente.

    – [Noah]¿Quieres que hable de todo esto con mi padrino?[/Noah] – le advertí, intentando hablar de la forma más críptica que pude, teniendo en cuenta toda la gente que nos observaba. La mayoría no tenía ni idea de la relación que teníamos, porque Kaylee no se hablaba con casi ninguno desde que empezó el instituto, salvo con Owen.

    — [Lexie]Que me hables a mí, estropajo.[/Lexie]— le espetó Lexie, que no se andaba por las ramas.

    — [Kaylee]¿Pero qué dices, Michelín?[/Kaylee] — le insultó Kaylee. La miré, enfadado, mientras se llevaba una mano a la sien teatralmente. Ahí pasó algo que no me esperaba, Lexie le dio un tortazo a Kaylee con la mano abierta, que se echó hacia atrás, dolorida. Me giré hacia Lexie para apartarlas antes de la que cosa fuera a más.

    — [Lexie]Déjanos en paz, abusona.[/Lexie] – añadió, sin apartar la vista de ella. No sabía cómo decirle a alguien que acababa de conocer que no estaba bien lo que había hecho, por muchos motivos que le hubiese dado Kaylee.

    — [b]La nueva, al despacho.[/b]— se escuchó decir a la señora Kent, la profesora de física. Lexie seguía enfadada, pero se alejó, caminando lentamente.

    Kaylee aprovechó la situación para dramatizar.— [Kaylee]Me ha pegado.[/Kaylee]— se quejó, con lágrimas en los ojos.

    – [Noah]No sé cómo has cambiado tanto.[/Noah] – reconozco que no es la mejor forma de habérselo dicho, pero ya no sé cómo hablar con Kaylee. Ojalá pudiera quitarse la máscara.

    Fui detrás de Lexie, que iba murmurando por lo bajo. Antes de que la alcanzara se giró y le hizo un gesto a Kaylee para dejarle claro que la vigilaba, pero Kaylee fingió ignorarla mientras se pintaba los labios.

    Cuando la alcancé, Lexie llevaba los puños apretados e iba maldiciendo. Era un mal momento para decirle que había otras formas de solucionar las cosas y no teníamos la confianza suficiente, pero aun así, me sentí mal por callármelo.

    – [Noah]No le hagas caso, no merece la pena.[/Noah] – comenté, intentando decirle lo que pensaba por otra vía. – [Noah]La señora Kent lo entenderá cuando se lo expliquemos.[/Noah] – añadí, tratando de quitarle peso.

    — [Lexie] A la salida le arranco los pelos.[/Lexie]— espetó ella. La miré de nuevo a los ojos. Tras ellos vi el dolor de alguien que lo ha pasado muy mal. Lo que había pasado con Kaylee no parecía ser solo con Kaylee si no con lo que representaba.

    – [Noah]Kaylee está muy equivocada. Antes no era así.[/Noah] – comenté. De lo que había sentido de pequeño por Kaylee quedaba ya solo una amistad muy fracturada. Por mucho que hiciera por evitarlo, día a día se iba rompiendo un poco más y tenía miedo de que al final no quedase nada. – [Noah]Vales más que eso.[/Noah] – le aseguré. Lexie parecía una buena persona, no se merecía empañar eso con peleas así.

    — [Lexie]Antes no era así, ¿entonces cómo era, peor?[/Lexie] — preguntó, enfadada. Me preocupó que al final ese enfado y esa mala situación se volviesen contra nosotros. Me apetecía conocerla de verdad. Sí, vale, me parecía increíblemente guapa, sería absurdo negar que si me había llamado la atención desde lejos era por otra cosa que no fuera su aspecto, pero tenía claro que me quería saber más de ella, conocerla bien. La verdad es que suena bastante irracional viéndolo así escrito, pero no dejo de ser un adolescente con las hormonas revolucionadas que no ha tenido novia. A ver, no pienses mal, Destina, no es sexo, o sea, podría ser, pero ahora no hablo de eso. Simplemente me gustaría tener a alguien, igual que mis padres se tienen entre sí, o el padrino y la tía Diana, o el tío Daniel y la tía Sarah. Creo que algo así no tiene precio.

    – [Noah]Entiendo que estés enfadada.[/Noah] – dije, intentando mantener la conversación en un ambiente tranquilo. – [Noah]Pero le has plantado cara, eso ya es motivo para estar orgulloso.[/Noah] – le dediqué una sonrisa para darle ánimos.

    — [Lexie]Podría matarla mientras duerme.[/Lexie]— propusó. Me miró, algo más tranquila. Me dolían los ojos de lo guapa que era. No entendía cómo le podía haber dicho Kaylee esas barbaridades, salvo envidia, quizá, o que la perspicacia que siempre había tenido ahora, estando tan perdida, la utilizaba para saber dónde dar.

    – [Noah]Tendría que sacarte de la cárcel y no me veo con ganas de tatuarme.[/Noah] – ya me conoces, Destina, ser demasiado rápido implica tener demasiado tiempo libre, así que tenía tiempo de sobra para verme series viejas en Infinity TV en velocidad cuádruple. – [Noah]En serio, Lexie. No está bien que le hayas pegado. Te hace más daño a ti que a ella.[/Noah] – al final no pude evitarlo. Quería conocer a Lexie, me parecía buena persona y muy divertida, pero no podía presentarle a un Noah diferente. Si le caía bien, tendría que ser por cómo era en realidad, sin engaños, sin «cortejos» como un pavo real que luego es un pollo con tocado.

    — [Lexie]No voy a dejar que me pisotee.[/Lexie]— suspiró, resignada. Pensé que no le había gustado lo que acababa de decirle y me vine un poco abajo, la verdad.— [Lexie]Voy al despacho.[/Lexie] – sentenció, apurando el paso en dirección a jefatura.

    Me fui quedando atrás, así que me detuve para dirigirme de vuelta a clase. – [Noah]Suerte. Nos vemos en clase.[/Noah] – me despedí. Ya me estaba dando la vuelta, sumido en mis pensamientos y la preocupación de haber fastidiado el inicio de nuestra amistad, cuando Lexie se giró y me sacó la lengua, guiñándome un ojo. Mi día mejoró con solo un gesto.

    Y por eso he decidido que era un buen momento de retomar nuestra conversación, Destina. Lexie me cae muy bien. Hemos hablado más a lo largo del día y he podido confirmarlo, es muy simpática, extrovertida y sincera. Niall parece llevarse con ella de maravilla. Es una lástima tener que ocultarle parte de quien soy, pero no queda más remedio, la sorpresa cuando le hablase del mundo sobrenatural podía ser tan positiva como negativa, y no podíamos arriesgarnos a ser descubiertos.

    Mi padrino me contó que hubo un tiempo en el que el mundo estuvo a punto de abrir los ojos, cuando la ‘Guerra de Moondale’ con el discurso de la madre de Dante. Pero el gobierno se encargó de taparlo todo. Si tanto miedo tenían de que el mundo supiera el secreto, podían estar dispuestos a cualquier cosa por ocultarlo. Conocía la Iniciativa, la había sufrido como si fuera en mis propias carnes gracias a los recuerdos de mi padre, y sabía que la tía Sarah aún hoy en día tenía pesadillas con ella, no podíamos cometer una imprudencia que les diese el impulso necesario para volver a invertir en ella.

    Pero no voy a terminar con algo negativo. Volvamos a lo importante, tengo una nueva amiga que es estupenda y pocas cosas me amargarán hoy el día.

  • MI MANADA

    Amy | Casa de Lucy y Ed

    Me sentía rara fuera de mi cuerpo. Como si no fuera yo. Como si llevara un disfraz tres tallas más pequeño que me asfixiaba. Estaba acostumbrada a ser un bicho raro, a distraerme en clase con demasiada facilidad, a hablar poco. Prefería ser una loba. Mamá y papá sabían que era diferente. Siempre lo habían sabido y me dejaban a mi aire. La vida social me agobiaba. Hablar con más de tres personas suponía un esfuerzo que casi nunca quería hacer y ahora estaba en una casa con un montón de gente que me caía bien, pero con la que no necesitaba estar hablando todo el tiempo.

    Los Moondies eran una manada, pero yo tenía bastante con la mía. Leo era mi manada desde aquel día en el que, siendo pequeños, le mordí. No estoy segura de si lo hice sin querer. A lo mejor no. Probablemente, no. Ellie también me caía bien, porque nos gustaban las mismas cosas y podíamos estar juntas sin hablar, pero no se había sentado conmigo en el autobús. Últimamente prefería a Jane y Leo quería estar solo. Leo siempre quería estar solo.- [Amy]Burbuja/Amy].-  La llamé por el nombre que nos habíamos puesto «cuando éramos pequeñas». Cuando terminamos de merendar, Ellie había salido fuera a darle de comer a las cabras de Lucy. Todo el mundo insistía en que le dijera «tía Lucy», pero me parecía demasiado infantil.- [Amy]Ayer no te sentaste conmigo en el bus[/Amy].

    – [Elle]¡Cactus![/Ellie]- me dijo con alegría.- [Elle]Es que Jane me lo pidió antes[/Elle].- era una excusa bastante mala.

    – [Amy]¿Desde cuándo haces lo que te dice Jane?[/Amy]- me crucé de brazos y me apoyé en un árbol que había junto al cercado en el que estaban las cabras. Seguramente, prefirieran correr por el bosque.

    Ellie puso una cara rara y me llamó para que me acercase: se avecinaba un secreto.- [Elle]¿Si te cuento algo me prometes que no se lo dirás a nadie?[/Elle]

    – [Amy]Soy una tumba[/Amy].- hice como si me cosiera una cremallera y elle acercó a mi oído. [Elle]Es que….me gusta Jane.[/Elle]- susurró.

    – [Amy]Venga, cuéntame el secreto[/Amy].- chasqueé la lengua: ¿Dónde estaba el secreto? A mí me gustaban los chicos y las chicas. Y ya está. Cero dramas.

    – [Elle]¡Ese es el secreto![/Elle] – lo dijo gritando un poco. A Ellie no se le daba muy bien ser discreta.

    – [Amy]Pero si tu hermano también pierde el culo por Jane[/Amy].- me pasé una mano por la cara.- [Amy]No sé qué le veis[/Amy].- Jane era aburrida, sosa y estaba todo el día peleándose con su mellizo. Al menos, Owen era gracioso una vez de cada tres millones.

    – [Elle]Ya…[/Elle] – bajó la vista y miró las deportivas blancas de Sarah.

    – [Amy]Eh, Burb…[/Amy].- le pasé una mano por el hombro y empezamos a andar.- [Amy]Hay más peces en el mar[/Amy].- pegué su cabeza a la mía.- [Amy]No te agobies[/Amy].- y me separé.

    – [Elle]Te quiero un montonazo, Cactus.[/Elle] – quiso darme un abrazo y me eché atrás.

    – [Amy]Eh, eh…que corra el aire[/Amy].- me reí y se le contagió.- [Amy]Los cactus no abrazan…dos veces.[/Amy]

    – [Elle]¡Y pinchan a las burbujas![/Elle] – para que todo hubiera sido perfecto, tenía que haber estado Kay, pero seguro que estaba con la nariz metida en algún libro.

    Estuvimos un rato diciendo tonterías, hasta que le dije.- [Amy]A la vuelta te sientas conmigo, ¿vale?[/Amy]- y ella me prometió que eso haría.

    Después, se fue a jugar a Star Wars con Xander y Owen, porque eran bastante infantiles todavía.

    * * *

    Como estaba aburrida, decidí salir fuera de los límites de la casa, porque para algo tenía que servirme tener el cuerpo de una persona mayor.- [Amy]LEOCADIOOO[/Amy].- grité al verle entre los árboles con la pinta verde de su padre. ¿Dónde estaba el lobo negro que me acompañaba en las noches de luna llena?

    – [Leo]Amelia.[/Leo] – se giró.

    – [Amy]En la próxima luna llena he pensado que podíamos escaparnos[/Amy].- le propuse. Llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea de correr en libertad sin vigilancia. Solo nosotros.- [Amy]Le echaremos la culpa al lobo y nadie nos castigará[/Amy].

    – [Leo]No, mejor no.[/Leo] – me cortó. – [Leo]Pero podemos escuchar música en las jaulas.[/Leo]

    – [Amy]¿Por qué? Será divertido[/Amy].- le pinché nuevamente.

    – [Leo]Pero no quiero asustar a otros.[/Leo] – suspiré molesta y como vio que estaba de morros, cambió de tema. – [Leo]¿Quieres escuchar una canción nueva?[/Leo]- Leo llevaba su Infinity Band a todas partes y la tenía llena de música. Ni siquiera en el cuerpo de su padre la había dejado.

    — [Amy]La escucho si nos escapamos[/Amy].— le tenté.

    – [Leo]Me da miedo.[/Leo] – no era la respuesta que esperaba.

    — [Amy]Estás conmigo[/Amy].— le recordé.—[Amy]Yo te protejo[/Amy].- era mi manada. Siempre íbamos a estar juntos.

    – [Leo]Vale, pero con cuidado.[/Leo] – me tendió la pulsera y escuché ‘You’ve got the love’ de Florence Welch (lo sé porque me lo dijo). Me reí, porque no le pegaba nada.- [Amy]A veces creo que mordí al más soso[/Amy].- me quejé cuando terminó la canción.

    – [Leo]Muerde a Owen, un licántropo sacamocos.[/Leo] -me sacó la lengua.

    — [Amy]A lo mejor lo hago[/Amy].— le enseñé los dientes y gruñí.

    – [Leo]Suerte. Seguro que toca el triángulo.[/Leo] – me replicó.

    — [Amy]Más aburrido que tú no puede ser[/Amy].—  le recordé subiendo una ceja.

    – [Leo]Cuando seas famosa me echarás de menos.[/Leo] – alguna vez habíamos hablado de montar una banda e ir de gira. Todo el mundo decía que cantaba bien. Bueno, Leo decía que cantaba bien. Leo y Ellie eran «todo el mundo.» Al menos, los que importaban.

    — [Amy]Te llamaré para que me limpies el avión privado[/Amy].— me limpié de los hombros unas motas de polvo imaginarias.

    – [Leo]No te cogeré el teléfono. Estaré en la orquesta de Viena.[/Leo] – soltó una carcajada.

    – [Amy]No te invitaré a mi palacio[/Amy].- empezaba a molestarme aquel juego.

    – [Leo]Me da igual.[/Leo] – y que no se callara nunca, también, así que me di la vuelta y eché a andar en dirección a la casa.

    – [Leo]Pues vale. Pero voy a correr más que tú en la próxima luna.[/Leo]- me gritó a la espalda y yo le enseñé el dedo corazón.

    – [Amy]Lalalala[/Amy].- me tapé los oídos y escuché cómo caminaba rápido para ponerse a mi altura.

    – [Leo]No te enfades.[/Leo] – me pidió.

    – [Amy]Se supone que te mordí para que fueras de mi manada[/Amy].- le recordé.

    – [Leo]Ya.[/Leo] – se quedó pensativo. A veces, daba la impresión de que Leo no quería ser un lobo.- [Leo]Pero me gustas más cuando no somos peludos.[/Leo]

    – [Amy]Yo soy las dos cosas[/Amy].- le aclaré- [Amy]Tú solo quieres ser una[/Amy].

    – [Leo]Ya…mira, escucha.[/Leo] – volvió a tenderme los auriculares de su band y esta vez, sonó una maqueta. Eran unos treinta segundos y se escuchaba a Leo tocando la guitarra.

    – [Amy]Está guay[/Amy].- admití. Estaba un poco…saturada por las emociones y nos quedamos los dos en silencio.- [Amy]Voy a dar una vuelta.[/Amy].-pude decir finalmente y lo dejé ahí.

    ***

    UNOS AÑOS DESPUÉS…

    – [Amy]El concierto ha sido la hostia[/Amy].- exclamé eufórica. Habíamos llenado el local de mierda aquel. El primer concierto de ‘Red Riding Wolf’ (el nombre era mejorable) y lo habíamos petado. – [Leo]Tengo que comprar púas.[/Leo] – comentó Leo dejando la guitarra en el almacén del garito.

    – [Amy]Que te la compren las groupies de la primera fila[/Amy].- esbocé una sonrisa de medio lado y él soltó una carcajada. El batería y el bajista eran una mierda, así que tendríamos que buscar reemplazo si queríamos triunfar. – [Leo]Mira quien habla.[/Leo] – y se sentó en una vieja silla entre cajas de cerveza vacías. – [Leo]Ni ellos ni ellas te quitaban ojo.[/Leo]

    – [Amy]Voy a salir a fumar[/Amy].- saqué un paquete de tabaco de mi bolso.- [Amy]Tengo una reputación que mantener[/Amy].- había empezado a fumar para hacerme la guay en el instituto y la había cagado pero bien.

    – [Leo]Deberías dejarlo. Nos vamos a quedar sin cantante.[/Leo] – lo dijo preocupado.

    – [Amy]Sí, mamá[/Amy].- me burlé tanteando para encontrar el mechero. Seguro que lo había perdido.

    – [Leo]Ríete, pero cuando tosas hasta en luna llena me harás caso.[/Leo]- puse los ojos en blanco.

    — [Amy]Nunca te voy a hacer caso[/Amy].— le aclaré.

    – [Leo]Ya, estoy acostumbrado.[/Leo] – se encogió de hombros y se levantó. – [Leo]Hay un hindú aquí al lado, ¿te apetece cenar algo?[/Leo] – preguntó sujetándome la mano para que dejase de buscar el mechero y se me olvidara que iba a fumar. No era tan fácil, pero siempre lo intentaba.

    — [Amy]Claro[/Amy].— le di un manotazo para que me soltara y nos reímos. Yo con fuerza y él a su estilo sosete.—[Amy]Siempre tengo tiempo para mi mejor amigo[/Amy].- aunque al día siguiente tuviéramos clase y esto me fuese a costar una discusión con mi madre.-[Leo]Estupendo.[/Leo] – y  vi que algo asomaba por el bolsillo delantero de su vaquero.

    – [Amy]¡Me has robado el mechero![/Amy]- y le di una patada en el culo.

    Leo me complementaba, era mi otra mitad. Mi manada.

  • MI PRIMERA AVENTURA

    Cole Roman | Casa de Ed y Lucy

     

     

    No entiendo porque tengo que escribir un diario, eso es cosa de chicas. Pero mamá dice que es divertido, que puedo apuntar mis maravillosas aventuras con mis amigos como hace ella, y que no solo las chicas escriben diarios, papá también tiene uno en el que apunta sus penas. Así que aquí estoy, tirado en el suelo, ocupando gran parte de la habitación por el tamaño del cuerpo de papá.

    No he vivido ninguna aventura, soy demasiado pequeño para eso, así que supongo que solo puedo decir que me encuentro en una etapa rara de mi vida. Papá siempre esta distante, todas las noches llega tarde a casa y le escucho discutir con mamá. Por cierto, mamá no es mi madre bilo… biolo… mierda no me sale la palabra, pero yo la quiero como si lo fuera. Apenas tengo recuerdos de mi madre “eso” y papá no habla de ella.

    Me canse de escuchar a Owen y Xander decir todo el rato que iban a hacer el fuerte más grande del mundo mundial así que me levante para salir de la habitación, era extraño ver a mi cuerpo allí echado en un lado durmiendo como si nada pasando del resto, me asuste un poco cuando aparecí rodeado de un montón de gente que tenía menos pronunciación que yo. Por suerte mamá llego rápido con los demás y el demonio verde cantarín fue muy simpático.

    Cerré la puerta con cuidado y puse rumbo a mi primera aventura. No sabía qué hacer así que espiar para escuchar secretos y apuntarlo en mi diario de secretos me pareció una buena idea. La casa de Ed y Lucy era enorme y al final del pasillo me encontré a Idris con la oreja pegada al cuarto de las chicas, mi aventura iba a ser corta.

    – [Idris]Sí que madrugas, tío.[/Idris] – Dijo casi en un susurro mientras me llamaba con la mano para que me acercara.

    – [Cole]Tío, son las doce de la noche.-[/Cole] Me asuste al no ver mi reloj de Iron Maiden, pero entonces recordé que el que llevaba era el de papá.

    – [Idris]Exacto.[/Idris] – Tenía que esforzarme en recordar que era Idris porque resultaba extraño ver a Mara mover las cejas así. – [Idris]¿Cómo te has escapado? Y más importante, ¿para qué?[/Idris] – Los adultos habían dicho que a las 10 todo el mundo encerrado en sus cuarto, eran un rollo, pero si a esa hora estaban aun las noticias en la tele.

    – [Cole] Están haciendo un fuerte con las sabanas, no ha sido muy difícil. Voy a por… un vaso de leche.-[/Cole] No se me daba bien mentir, pero es cierto que a lo mejor en algún momento de mi aventura habría bajado a la cocina por un vaso de leche, así que no era mentira del todo. – [Cole] Espera ¿Y tú qué haces aquí?[/Cole]

    Idris cerró tanto los ojos que parecía Hiroshi. Hiroshi por cierto es mi padrino y una de las pocas personas que parece aguantar mi padre. – [Idris]Espiar a las chicas.[/Idris] – Me dijo con una sonrisa amplia.

    – [Cole]Y… has visto algo. No es que yo…-[/Cole] Me rasque la cabeza nervioso. También quería saber si había escuchado decir a Amy algo de mí, pero no le pregunte.

    – [Idris]Tío, si hubiera visto algo, ¿estaría aquí hablando contigo?[/Idris] – Se empezó a reír pero sin hacer ningún sonido, solo moviendo la boca, era raro.

    – [Cole] Tio creo que viene alguien.-[/Cole] Se escuchaban unas pisadas subiendo las escaleras, como si de un enemigo se tratara corrimos para ocultarnos. Nos metimos en una especie de armario repleto de abrigos y de zapatos.

    – [Idris]Mierda, tío, no pegues mucho a tu padre a mi madre.[/Idris] – Idris movió un poco de ropa de un lado a otro para que nos separa.

    – [Cole]No es culpa mía de que tenga tanto cuerpo.-[/Cole] Mi padre era muy alto y tenía que estar un poco agachado para no golpearme en el techo, así que mis piernas se rozaban con las de la madre de Idris. Encima el suelo estaba lleno de zapatos y cajas con cosas dentro. Dejamos la puerta un poco abierta para ver de quien huíamos. Por delante paso una sombra y tras mirarnos decidimos abrir un poco más la puerta para asomarnos.

    – [Idris]Vale, esto mejora.[/Idris] – Era Lucy. Llevaba unos pantalones cortos y una camiseta con la cara de una vaca con corazones por ojos.

    – [Cole]Tío, Ed tiene suerte.-[/Cole] Se sujeto la toalla de la cabeza con una mano, mientras que en la otra llevaba una taza con mucha espuma y canela.

    – [Idris]Si me quedo en el cuerpo de mi madre igual puedo probar suerte.[/Idris] – A pesar de lo que dijera todo el mundo las chicas podían salir juntas y los chicos también. Y es aquí donde vuelvo a repetir que me encuentro en un momento raro porque no sé si me gustan las chicas o los chicos.

    – [Cole]Seguro que yo tengo más suerte con el de mi padre.-[/Cole] Podía ser apuesto como Fred de Scooby Doo.

    – [Idris]Qué va hombre, tu padre no cae bien.[/Idris] – Esto me molesto mucho, porque en verdad era a ellos a quienes no les caía bien mi padre.

    – [Cole]Ah sí, pues tu madre es… tonta.-[/Cole] En realidad no lo era siendo doctora, pero no sabía que decirle. Le empuje un poco para que se apartara y la puerta del armario se cerró.

    – [Idris]Me parece que nos vamos a quedar aquí.[/Idris] – Le escuche reírse muy fuerte pero no podía verle, estábamos a oscuras. Idris a veces me molestaba de verdad porque no sabía si se reía de mi.  – [Idris]Venga, no te lo tomes en serio, perdóname.[/Idris]

    – [Cole]Vale…-[/Cole] Nos quedamos un rato en silencio sin movernos, tenía los brazos cruzados porque no quería tocar nada por si era él. -[Cole]¿No puedes hacer nada para abrir la puerta?[/Cole]

    – [Idris]Eso es racista tío.[/Idris] – No dijo nada más y pensé que se había molestado, pero le escuche reírse otra vez a carcajadas.  – [Idris]En mi cuerpo si, en el de mi madre ni de coña.-[/Idris] Se volvieron a escuchar pisadas, me pegue tanto a la pared que quería desaparecer. La puerta se abrió de golpe y entro la luz cegadora de la habitación.

    – [Lucy]¿Qué, intentando verme las tetillas?[/Lucy]- Lucy puso los brazo en jarras y después de decir eso no podía apartar la vista de los corazones de la vaca. – [Lucy]Cari, mira a ver si te acuerdas del hechizo ese que hacía que se te cayera la pilila a trocitos y se lo aplicas a estos dos cochinos que espían a las mujeres[/Lucy].- Grito tan fuerte que el corazón se me iba a salir por la boca esperando que mamá no lo hubiese escuchado.

    – [Idris]Eh, no, no. Ya nos vamos.[/Idris] – Idris me dio con su codo justo en el mío y me dolió más que cuando Noah me dio el calambrazo sin querer.

    – [Cole]Buenas…. buenas noches.-[/Cole] La rodeamos por los lados, ella no aparto la vista hasta que nos vio salir corriendo. Vimos salir a Ed del dormitorio y aceleramos el paso hasta nuestro cuarto.

    – [Owen]¡Alto!. ¿Quién va?.-[/Owen] Nos soltó Owen tras entrar corriendo y cerrar la puerta. Llevaba un sable laser en la mano y una máscara de Darth Vader. A su lado Xander llevaba dos espadas de cartón y una caja a modo de casco. – [Owen]No contestan Ser Steve Rogers. A por ellos.-[/Owen] Saltaron la montaña de cojines y empezaron a darnos con las espadas en las piernas. Mi primera aventura en solitario había sido un asco.

  • UN LOBO DISFRAZADO DE SERPIENTE

    Kaylee | Casa de la madrina

    Estaban todos como locos con lo del diario cuando escribir era lo más normal del mundo. Al menos para mí, que estaba acostumbrada a ir siempre con un cuaderno (sin espiral, para no clavármela en la mano) y un bolígrafo a todas partes, porque papá decía que había demasiadas ideas por el mundo como para dejarlas escapar. Supongo que era una metáfora. Me gustaba hablar con papá porque no me trataba como si tuviera el cerebro del tamaño de un cacahuete por ser pequeña.

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  • SOLO DANTE

    DANTE VILLIERS

    CASA DE ED Y LUCY

    Mamá se ha empeñado en que me ponga a escribir como los demás, ha reñido y todo a papá por decir que es una chorrada. Yo quería ir con papá a arreglar la moto que va a ser para mí cuando sea mayor, pero por culpa de la magia ahora estoy en el cuerpo de mamá aquí con todos los demás. Encima he pillado a alguno mirándome las tetas, cuando vuelva a mi cuerpo se van a enterar.

    Al menos también tengo alas, pero no controlo bien el cuerpo de mamá y me caí, así que mamá no me deja volar mientras lleve su cara. Esto es un aburrimiento. Bueno, al menos esto de escribir no está tan mal.

    Me desperté hace un rato de una mini siesta, no se duerme bien siendo mayor. Salí fuera a ver las cabras pero no estaban. A quien sí encontré fue a Amy.

    – [Dante]¿Qué haces?[/Dante] – le pregunté. Amy era la mayor y era bastante guapa. En el cuerpo de su madre estaba cañón.

    — [Amy]Si estuviera en mi cuerpo, estaría corriendo por el bosque. [/Amy] — explicó con…eso que te pasa cuando echas de menos algo, no sé como se dice. Miraba un bosque que quedaba más allá del terreno de la granja.

    Me encogí de hombros y miré la hora, ya quedaba poco para volver a nuestro cuerpo. Echaba de menos la correa de mi reloj de Thor. – [Dante]A mi no me dejan volar.[/Dante] – me quejé. Era un rollo, cuando estaba en la ciudad no podía volar porque me veían y me podía chocar y ahora no podía volar porque era mi madre. Tenía ganas de ser mayor y hacer lo que me diera la gana. – [Dante]Esto es un rollo. Quiero mi cuerpo.[/Dante] – añadí. Quería que mi madre volviera a ser mi madre y hacerme mayor para poder ir volando donde fuera o montando en la moto como mi padre. Sí, vale, volvería para ver a mi madre y eso pero el resto del tiempo vería mundo. Miré para ver si Amy se estaba riendo de verme sonreír mirando al cielo, pero no, seguía mirando el bosque concentrada. – [Dante]¿Nos echarán la bronca si nos besamos?[/Dante] – no era mi boca pero algo hay que hacer para no aburrirse.

    — [Amy]Lo dudo.[/Amy]— replicó. Seguro que a mi padre le hacía gracia cuando se lo contase.

    – [Dante]Pues podemos hacerlo.[/Dante] – sugerí, encogiéndome de hombros como si me diera igual. No era mi primer beso pero sí el primero con una madre maciza.

    — [Amy]Pues vale.[/Amy]— replicó como si le diera todo igual. Se giró hacia mí y me froté las manos en mi cabeza, como el Sr. Burns.

    – [Dante]Pero no me toques las tetas, es raro.[/Dante] – aclaré. Ya había tenido que pegarme con alguno por hacer bromas de mi madre, al resto les sirvió de advertencia. Mamá era famosa por todo eso del ‘Ángel de Moondale‘ aunque la gente no se creía de verdad que las alas le funcionaban, pensaban que solo era famosa. Alguna vez nos había parado alguna gente mayor por la calle y le había dicho ‘gracias‘ por un discurso o algo que hizo cuando la guerra, no sé qué era, una vez también le habían dicho algo feo y discutió con papá por ello.

    Estábamos uno delante del otro, cada vez más cerca. Me fijé en sus labios. Entonces ella se apartó.— [Amy] Ni tu tus sueños, chato.[/Amy] – sentenció. Me enfadé un poco, mamá siempre decía que tenía que controlar los arrebatos así que lo intenté.

    – [Dante]Pues vale, yo iba a hacer lo mismo. Pero no he tenío tiempo.[/Dante] – me defendí. El colegio me había enseñado a estar siempre preparado y defendido. Es comer o que te coman. – [Dante]Ya me buscarás[/Dante] – respondí, con ganas de irme.

    — [Amy]No eres mi tipo, pajarraco.[/Amy]— dijo alzando una ceja, cruzada de brazos.

    – [Dante]A mi tampoco me gusta el pelo.[/Dante] – me burlé. Tampoco la había visto mucho de loba, pero sabía que cuando despertaban estaban desnudos, así que eso molaba. Creo.

    — [Amy]Gallina.[/Amy] – nadie me llamaba gallina. Luego me di cuenta de que era por lo de las alas.

    – [Dante]¿Te lanzo un hueso?[/Dante] – pregunté, girándome en lugar de irme. Amy era graciosa, ella también pasaba de todo.

    — [Amy]Coc, coc.[/Amy]— respondió, imitando a un pollo. Yo levanté una pierna contra una pared e hice el ruido ‘Psssshssshhhs‘. — [Amy]Eso son los machos, cerebro de alpiste.[/Amy]— soltó una risotada.

    – [Dante]Pues vale.[/Dante] – me encogí de hombros y dejé la imitación, pero le saqué la lengua. Entonces vi que Mike estaba por ahí, debajo de un árbol, solo, con un libro de esos suyos. – [Dante]¿Qué hace Mike ahí solo?[/Dante] – le pregunté. El tío era muy solitario, siempre por ahí con los libros y eso. Tampoco lo entendía mucho, en el cole hay muchos gilipollas pero aquí éramos los de siempre.

    — [Amy]Sacarse la carrera de medicina con nueve años.[/Amy]— comentó con una sonrisa. Parecía orgullosa. Estudiar estaba sobrevalorado, era aburrido. Yo prefería trabajar con las manos.

    – [Dante]Tiene pinta de aburrido. Voy a ver si quiere hacer algo.[/Dante] – le dije.

    — [Amy]Espera, pollito.[/Amy]— tiró de mí y me plantó un beso en los labios. Me sentí raro, no sé, cosas que no tenía claras. Hubiera preferido ese beso en mi cuerpo pero una maciza me acababa de besar, así que no pensaba quejarme. — [Amy]Las tetas no te las toco porque no son tuyas.[/Amy] – sentenció, echándose hacia atrás.

    – [Dante]Si fueran mías seguro que me las tocabas.[/Dante] – le repliqué, sacándole la lengua. Me parece que no tenía muchos puntos para conseguir tocar las de su madre.

    —[Amy] Pos claro, pero no pienso tocarle las tetas a tu madre sin su permiso.[/Amy]— me guiñó un ojo. Entonces a Amy le gustaban los chicos y las chicas. Me pareció bastante guay y me paré a pensar que nunca lo había pensado. Como papá siempre hablaba de chicas, no sabía que te podían gustar también los chicos.

    Caminé pensativo hasta donde estaba Mike, que no levantó la mirada del libro. – [Dante]Eh, tío, ¿qué haces aquí solo?[/Dante] – pregunté. Parecía muy concentrao y la verdad es que el sol y la brisa que había allí eran agradables. Y el silencio.

    – [Michael]Hola…[/Michael]- saludó, aunque después se puso a mirar para ver si se lo había dicho a otro. – [Michael]No tengo patatas fritas, así que…[/Michael] – añadió. Me hizo gracia que pensara que venía a gorronearle.

    – [Dante]Ya hombre, hoy no vengo a pedirte patatas. Ya sé que eres un roñica.[/Dante] – bromeé. Me reí, pero él no. – [Dante]¿No te aburres?[/Dante] – pregunté. Tenía que sacarle yo las palabras.

    – [Michael]No.[/Michael] – replicó, encogiéndose de hombros. Hoy a todo el mundo parecía que le importaba un carajo hablar conmigo. Entonces me acordé que el padre de Mike no podía mentir, así que igual él ahora tampoco. Siempre me pareció guay eso de no mentir, podía tenerlo toda la gente.

    – [Dante]Venga tío, siento haberte dicho roñica. ¿Me perdonas?[/Dante] – dije. Todo el mundo me tomaba por un matón, pero era mentira, lo que pasa que el resto de niños no podían saberlo o se meterían conmigo y con Cole.

    – [Michael]Sí, pero…no te voy a dar patatas.[/Michael]- se sacó una fiambrera y empezó a comer unas patatas fritar un poco raras, eran verde claro y tenían forma rara.

    – [Dante]Vale. [/Dante] – respondí, escuchando cómo crugían. – [Dante]¿No te aburres aquí solo?[/Dante] – pregunté. Un pájaro se posó en la rama del árbol, tenía las plumas de color negro salvo las del pecho, que eran blancas.

    Mike negó con la cabeza. Lo curioso es que parecía convencido.- [Michael]A veces…me gusta estar solo.[/Michael]- dijo, comiéndose otra patata.

    – [Dante]Mi madre quiere que empiece a escribir.[/Dante] – comenté, sacando el diario que llevaba en el bolsillo de la sudadera. Todos teníamos uno, nos lo regalaron a la vez. – [Dante]¿Te molesta si me quedo?[/Dante] – pregunté, sentándome con la espalda apoyada en el árbol. La verdad es que se estaba bien.

    – [Michael]En absoluto.[/Michael]- respondió. Parecía un viejo a veces, igual que la hermana de Amy.- [Michael]Si…te gusta escribir…el diario es una buena opción.[/Michael]- debía ser la vez que más tiempo me había hablado.

    – [Dante]¿Tú no lo has empezado?[/Dante] – le pregunté. Ya debía llevar tres o cuatro diarios el tío.

    – [Michael]Estoy esperando…quiero tener una buena historia que contar.[/Michael]- respondió. Me quedé callado, era una idea guay.

    – [Dante]Ya, yo a ver qué cuento.[/Dante] – dije alzando la vista al cielo despejado.

    – [Michael]Cuenta…cómo es volar.[/Michael]- me propuso. Me giré para mirarle.- [Michael]Es un buen inicio para una historia.[/Michael]- me tendió la fiambrera y esperé un poco antes de cogerle una patata, por si la quitaba cuando fuera a hacerlo. No lo hizo y me comí una, al principio puse cara de asco porque me esperaba una patata frita y eso era otra cosa. Luego Mike me lo explicó, su mamá le había hecho ‘snax de manzana’. No estaban mal.

    Sonreí y eché la cabeza hacia trás mientras pensaba. – [Dante]Me gusta la idea.[/Dante] – dije, y me puse a escribir. Pero como he empezado mal, voy a escribir ahora el inicio. Bueno, después de merendar.

    Volar es algo difícil de explicar. Una vez en internet leí que era el poder que todos querían tener, que era el sueño de la humanidad. Bueno, no me extraña. Cuando vuelas, eres solo tú, el viento y tus ganas de ir a donde quieras ir. Allí no hay que fingir, no tienes que ser otra persona, porque da igual, puedes ser completamente libre, disfrutar y reír mientras el viento frío te da en la cara. Volando, soy solo Dante.

  • EL RARO

    NOAH CHRISTOPHER ARKKAN | CASA DEL TÍO ED Y LA TÍA LUCY

    Hola diario. Tengo que ponerte un nombre, algo como ‘Destino‘. Papá siempre dice que ‘Destino‘ anota en su libro las cosas que pasan, así que te llamaré…’Destina‘, la hija de ‘Destino‘.

    Hola Destina. Ya sé que es la primera vez que escribo. Mis papás y los del resto nos regalaron los diarios para que escribiésemos como ellos las cosas que nos pasaban. El tío Toph siempre dice que con la tecnología saben demasiado de nosotros, así que fueron en papel en lugar de cuadernos de tinta dijital digital. Mejor, porque a veces las cosas electrónicas se estropean cuando las toco.

    Hicimos un pacto de empezar a escribir en verano, pero después del día raro que ha pasado ya he visto a Xander, Jane y Elle escribir. Así que como me aburro, voy a escribir también.

    Como eres Destina, lo que te cuente ya lo sabes, así que no tengo miedo de que pienses que soy raro. Sé que los demás me ven raro, pero mamá siempre dice que soy muy especial.

    Nací muy parecido a Papá. Yo también soy demonio como él, alguna vez me he visto, pero no me pasa a menudo. Papá dice que cuando sea mayor podré controlarlo. Sabe mucho de muchas cosas porque pidió conocimiento como regalo de las Pruebas. Así que yo también sé muchas cosas. Aunque no sé todavía transformarme, he aprendido a ‘entrar’ a la memoria que no está en mi cabeza si no en mi sangre o algo así, eso todavía no lo he visto en los recuerdos de Papá. Es confuso, porque están también los de sus papás y otros, pero me ha dicho que intente ver solo los suyos de momento.

    Por si eso no me hiciera suficientemente ‘raro’, también tengo el poder de Papá, pero a mí se me ha manefestado de una forma diferente. Yo soy rápido, rápido como una chispa. Así que para mí todo lo demás va muuuuuuy leeeeentoooooo.

    En el cole le dijeron a Papá y a Mamá que tengo un trastorno de hiperactividad y me mandaron a un médico. No me llevaron, pero ahora tengo que disimular en clase y hacer las cosas lento, así que me aburro mucho y termino no prestando atención. Luego aprendo más rápido yo solo.

    Los demás son buenos conmigo normalmente, pero los otros niños son crueles. Papá siempre dice que tenemos que ser mejores que ellos, Mamá quería ir a colgarlos de una percha. Habría sido divertido. Mamá es muy divertida.

    Leo y Amy siempre me defienden de los abusones. He visto en los recuerdos de Papá las cosas que puede hacer con sus poderes y por qué no las hace, así que por eso no los uso contra los abusones, no quiero ser uno de ellos.

    ¡Ah, es verdad! Ahora todo es un poco lento, porque estoy en el cuerpo de Mamá, me dio un poco de pena no ser Papá porque podría seguir siendo todo rápido y quizá ser un dragón superfuerte, pero sonreí para que Mamá no piense que su cuerpo es de segunda. Está todo como…movido. Esto no está mal, pero quiero volver a ser yo y que Papá vuelva a ser él, porque es raro verme llamar ‘Selardi‘ a Leo. Todavía no sé mucho rakkthathor, estoy aprendiendo algo de la memoria y Papá me aclara dudas. Sé que Selardi es el nombre más bonito que encontró en su idioma porque lo sentí cuando la vio. No sé explicarlo pero Papá dice que es mejor si aprendo yo solo a moverme por allí.

    Ahora estoy sentado al lado de Kaylee, que es el tío Toph. Me gusta hablar con ella porque puedo decir cosas que los otros no entenderían, pero está leyendo libros en idiomas extraños que tiene el tío Ed. Es por el poder del tío Toph, que lo traduce todo. Eh, si Kaylee puede usar el poder de su papá igual puedo usar el de Mamá. O igual no porque el poder del tío Toph está siempre ahí. Voy a probar y te cuento.

    Bueno Destina, te digo como han sido las cosas.

    Me giré en la silla y me fijé en Kaylee, que leía concentrada en ese momento. Era raro ver al tío Toph pero saber que debajo, no era él. Como normalmente soy muy rápido, puedo observar a la gente sin que nadie se extrañe, pero ahora no era tan rápido en el cuerpo de Mamá. – [Kaylee]Deja de mirarme fijamente[/Kaylee].- dijo, sin dejar de leer el libro con aspecto de concentración.- [Kaylee]Es incómodo[/Kaylee]. – añadió. Me sonrojé y pensé cómo arreglarlo, pero ahora tenía menos tiempo de lo normal para pensar.

    – [Noah]Perdón. Estaba mirando el libro, ¿qué idioma es?[/Noah] – intenté disimular, no tenía mucha experiencia con idiomas y de ese no reconocía ni las letras. Ella se encogió de hombros. Su pelo era muy bonito, rojizo como el atardecer.

    – [Noah]A mi me gustaría saber rakkthathor.[/Noah] – comenté, sin pensar demasiado. Mis manos sintieron la madera, buscaron un tornillo de la mesa, pero no funcionaba, mi piel seguía siendo la de mi madre, ni metal ni madera.

    – [Kaylee]Tu papá puede enseñarte[/Kaylee].- dijo ella. Era raro no escuchar su voz normal. Era como hablar con el tío Toph pero sin serlo.

    – [Noah]Ya, sé algo.[/Noah] – comenté. Papá decía que en mi forma de demonio sería algo casi innato, mientras que hablar nuestro idioma sería más difícil, al menos para él. Yo había nacido así, quizá no me pasara lo mismo. Parecía confuso. – [Noah]Koo rha ka se kashuona.[/Noah] – pregunté, una de las pocas frases completas que me sabía.

    Kaylee me devolvió una sonrisa alegre. Me pareció muy de verdad y me hizo sentir bien, aunque era todo muy raro al ser la cara del tío.

    – [Owen]Hola, ¿que hacéis? -[/Owen] preguntó Owen, acercándose. La tía Rebecca solía ser seria, pero esa vez parecía diferente. Se rascó la nariz y me dio miedo que se volviera a sacar un moco, no me gustaban mucho los gérmenes. Me daban miedo desde que vi recuerdos de Papá en el tanque, los médicos le metían cosas para comprobar si era inmune. Tampoco me gustaban mucho los médicos, salvo la tía Mara.

    – [Kaylee]Nada[/Kaylee].-  respondió. Me sentí un poco mal porque estábamos haciendo algo, hablar, pero imaginé que le apetecía más estar con Owen. Era más popular, en clase la gente siempre se reía con él.

    – [Owen]¿Tu mamá no se ha comido una regla de esas? Porque a ti no te sale sangre por ahí…-[/Owen] me preguntó señalándome mis partes privadas. Seguía aguantándome el pis pero no podría hacerlo mucho tiempo. Era un poco raro usar…esas partes, y una suerte que a mamá no le pasara lo mismo que a la tía Rebecca.

    – [Noah]No, fue la semana pasada.[/Noah] – mi Mamá y mi Papá eran algo diferentes a los otros padres, Mamá siempre decía lo que pensaba y si tenía la regla, solía saberse, en parte para que la dejáramos tranquila.

    – [Kaylee]No todas las mujeres la tienen a la vez, Owen[/Kaylee].- le explicó Kaylee. Era tan madura y tan lista.

    – [Owen]¿Qué clase de monstro puede hacer algo asi? -[/Owen] Owen alzó el puño y miró al cielo, como si estuviera en el teatro.

    Kaylee se rió, más que conmigo. – [Kaylee]Biología[/Kaylee]. – añadió, mirándole.

    – [Owen]Pues como me encuentre con esa tal Biología…[/Owen] respondió, dando puñetazos al aire. Pensé que se le iba a ir la mano y darle a alguien. – [Owen]No dejaré que también te hagan esto Kaylee.[/Owen] – Kaylee se quedó pensativa pero seguía sonriendo. Me sentía raro allí, mirando como hablaban. Me parecía que sobraba.

    – [Kaylee]Me halagas[/Kaylee].- añadió. No me apetecía mucho seguir allí, así que me inventé una excusa para irme. No me gustaba mucho mentir, así que dije algo que era casi verdad.

    – [Noah]Perdonad, vengo ahora.[/Noah] – me levanté y fui a la sala de al lado. Cuando pasé por la puerta vi a Kaylee romper a reír mientras Owen hacía el pino con dificultad en el cuerpo de la tía Rebecca. No tenía pensado volver muy pronto así que busqué un sitio tranquilo y volví a escribir contigo, Destina.

    Kaylee estaba mejor con Owen, reír es bueno y ella reía mucho con él. La gente siempre se fijaba en lo mucho que había heredado de Papá, salvo el aspecto humano, que todo el mundo decía que era igual que el de Mamá. Lo que nadie sabía es que de personalidad era como los dos. Mamá sabía ser feliz pasara lo que te pasara y Papá era muy calmado. Kaylee me gustaba pero no pasaba nada si al revés no, estaba acostumbrado a ser el raro. Bueno, voy a merendar con los demás. Nos vemos luego.

    ¡Destina, lo he conseguido! Estaba poniendo cosas en la mesa para merendar y mi piel se ha convertido en acero como el cuchillo. Ha sido muy guay, Mamá me ha sonreído y los demás se han sorprendido.

     

  • VIDA DE CAMPO

    Edward MacLay – Afueras de Moondale

    Ojeando entre varios libros he encontrado mi viejo diario, ha pasado mucho tiempo desde que escribí en el por última vez. Todo ha seguido su curso, no estamos en una utopía ni en un futuro desolado como mencionaba en anteriores entradas.

    Han pasado muchas cosas, pero ninguna de ellas mala, o bueno casi ninguna mala. No fue muy difícil descubrir de qué hablaba la Reina Negra cuando me maldijo, básicamente no podía tener hijos hasta encontrar a Ezra, lo que se había vuelto mi misión principal buscando contra hechizos a la maldición o hechizos localizadores sin ningún resultado. Lo que me ha llevado a pensar que no podre encontrarle hasta que la línea temporal alcance la época en la que procede, es decir, dentro de un par de años.

    Siempre he tenido esa percepción de ser una persona solitaria, pero con Lucy todo eso cambio, ya no era tan huraño, tímido y reservado, era un regalo despertar cada día junto a ella. Tras unos meses de viaje por Europa regresamos a Moondale y nos asentamos en una casa rural en medio del campo propiedad de Fenris, la cual había sido su hogar de infancia y había restaurado. Quería dejárnosla como regalo, Fenris siempre era demasiado generoso con todos nosotros, pero resultaba demasiado violento que te regalen una casa así que mensualmente le pagamos un alquiler o le regalábamos productos ecológicos cosechados por nosotros, aunque resulta raro regalarle verduras a un licántropo.

    Bajo la supervisión de Christopher me he convertido en un vigilante en prácticas, aunque la verdad espero no llegar a ejercer nunca como tal ya que eso significaría que hemos perdido a Sarah o Sasha. Y hoy he recibido la llamada de Nate informándome de que mis amigos y sus hijos vienen hacia aquí para que les ayude con cierto problema que parecen tener. Tras escuchar los pitidos del bus salí para recibirles, cuando Nate abrió las puertas del bus parecía agotado.

    – [Ed]¿Esto… va todo bien?.-[/Ed] Pregunte viendo bajar a Dominic del bus con el semblante pálido, casi costándole andar, Sarah iba tras él igual.

    – [Jane]¡CABRITAS!. [/Jane][Elle]¡CABRITAS!.-[/Elle] Gritaron ambos a la vez, su rostro se ilumino de felicidad y dando salticos corrieron hasta donde se encontraban las cabras.

    – [Noah]¡Tío Ed![/Noah] – Cara me llevo por delante tras bajar del autobús, a lo lejos Dominic cogía una de las cabritas en brazos, por suerte era Sleepy la cual padecía narcolepsia y se quedo dormida encima de él.

    – [Ed]Cara… yo también me alegro de verte.-[/Ed] Me faltaba un poco el aire tras el abrazo que me había dado levantándome por los aires. Cara siempre había sido simpática pero esto era incluso demasiado para ella.

    – [Owen]¿Lucy me dejas unas braguitas?.-[/Owen] Fue lo primero que dijo Rebecca tras bajar del autobús seguida de Owen.

    – [Lucy]Holaaaa[/Lucy].- Lucy salió de casa recolocándose el sombrero y echándose por detrás de las orejas los mechones de pelo, acto seguido saludo a todos moviendo la mano con efusividad y una sonrisa en la cara, eso nunca faltaba en ella. Tenía la sonrisa más bonita que había visto nunca .- [Lucy]¿Unas braguitas? ¡Te puedo dejar todas las que quieras! He estado haciendo pruebas de corsetería y tengo algunas que mejor no te las pongas delante de Dom, porque…[/Lucy]- Le guiño un ojo a Rebecca. No voy a entrar en detalles porque tengo la impresión de que Diana espía mi diario, pero se dé que hablaba.

    – [Owen]También necesito una tirita grande para no morirme por aqui abajo.-[/Owen] Añadió señalándose sus partes mientras Owen le pegaba un golpecito en la mano para que la apartara. Creo que empezaba a comprender lo que pasaba.

    – [Xander]Tía Lucy, Owen se desangra. Tienes que darte prisa.[/Xander] – Owen estaba en el cuerpo de Rebecca y viceversa. Me fije en Daniel, acababa de llamar tía a Lucy, mientras que Xander miraba a lo lejos a Sarah, o más bien a Elle para asegurarse de que no se hacía daño jugando.

    – [Lucy]Rebecca, cielito…tienes que descansar más[/Lucy].- Lucy le paso la mano por la espalda frotándosela- [Lucy]Ed, ve a por bragas para Becky y tráele un tampón[/Lucy].- Asentí y me encamine raudo hacia la casa.- [Lucy]El mes que viene te llevo de reunión al Tuppersex y te quedas nueva[/Lucy].

    Por el camino Grumpy me dio un cabezazo en el pie, pero no podía pararme a jugar con ella. Cogí una muda limpia del cajón y con las prisas cayeron varios tampones al lavabo, luego los recogería.

    – [Idris]Yo quiero una copa de vino si tienes, Lucy.[/Idris] –Escuche decir a Mara mientras llegaba con los demás  carraspeando y con una mano posado en el pecho como si le costara hablar.

    – [Lucy]Las tienes en el botellero. Donde siempre[/Lucy].- Lucy le hizo señas con las manos para que se sirviera ella misma.- [Lucy]El Moet and Chandon es mío, pero de las demás coge la que quieras.-[/Lucy] Mara o… tras echar un vistazo al resto deduje que era Idris, se encamino hacia la puerta de casa moviendo con ímpetu las caderas.

    – [Lucy]Cari, Mara últimamente le pega bastante al pimple, ¿no?[/Lucy]- Me susurro Lucy al oído.

    – [Ed]Creo que esa no es Mara.-[/Ed] Christopher jugaba con sus pies balanceándose hacia delante y hacia atrás mientras Diana se echaba contra el lado del bus haciendo pompas de chicle y ocultando sus ojos con las gafas de sol.

    – [Mara]IDRIS SOLO NOVAK, quieto ahora mismo si quieres vivir para ver otro día[/Mara].- Mara salto los escalones del bus y se encamino hacia la casa para frenar a Idris.

    – [Idris]Vale, perdón mamá.[/Idris] – Idris deshizo el camino andado para volver con el resto.

    – [Lucy]Becky cielo, aquí tienes el tampón[/Lucy].- Lucy le dejo un tampón en la mano a lo que Rebecca miro extrañada a Owen.

    – [Dom]Esto de tener piernas cortas es horrible.-[/Dom] Jane bajo del bus suspirando y yo suspire aliviado de que la niña no llevara un puro en la boca.

    – [Owen]Mamá ¿Por qué la tía Lucy me ha dado un tapón?[/Owen]

    – [Lucy]Solo tienes que metértelo en el chirri[/Lucy].- Negué con las manos para que no lo hiciera pero Lucy saco otro e hizo una demostración empujando el aplicador en el aire.- [Lucy]Y ya está[/Lucy].- La expresión de Rebecca y Daniel era un poema con la boca abierta y pálidos como la nieve.

    – [Rebecca]Eh…llevo yo compresas en el bolso[/Rebecca].- Owen rebusco en el bolso de su madre, o en el suyo propio mejor dicho.- [Rebecca]Ve al baño y si necesitas ayuda, me llamas[/Rebecca].

    – [Sarah]Ed, tienes que ayudarnos[/Sarah].- Elle se planto delante de mi tirándome de la manga de la camisa.- [Sarah]Estamos en el cuerpo de los niños y necesitamos que reviertas el hechizo o lo que sea esto[/Sarah].- Se cruzo de brazos al más puro estilo de Sarah.

    – [MacLeod]Cuanto antes mejor.[/MacLeod] – Christopher había pasado por mucho, debía de ser extraño ser capaz de percibir todo como un licantropo otra vez en el cuerpo de Amy.

    – [Ed]Chicas. Chicos. Porque no vais al cuarto a jugar.-[/Ed] Los niños en el cuerpo de sus padres corrieron a casa, algunos con más ganas que otros. – [Ed]¿Alguna idea de que ha podido ocurrir? ¿Demonio? ¿Magia? ¿Algún niño leyendo algo en latín que no debería?[/Ed]

    – [MacLeod]Me recuerda al Soberano, pero es imposible. Algún demonio puede hacer esto, pero solo lo ha hecho con algunos. Lo de Cole fue un susto.[/MacLeod] – Al parecer Logan no estaba con el resto cuando sucedió el intercambio de cuerpos y encontraron a Cole en un bar, Logan se llevo una buena reprimenda por parte de Mia y ahora en los cuerpos de Cole y Dante parecían dos hermanos inseparables.

    – [Diana]Sea lo que sea hay que darse prisa, porque miedo me da tener que ir al colegio el lunes.-[/Diana] Resultaba gracioso ver a Diana en el cuerpo de Kaylee, las piernas le colgaban en el aire en el sofá.

    – [Daniel]Escalofrío.[/Daniel] – Es curioso como cuando eres niño quieres crecer para dejar de ir a la escuela y cuando eres mayor quieres volver a tu juventud, sin ir al colegio claro.

    – [Mara]El lunes tengo una cesárea programada.-[/Mara] Mara señalo con la cabeza a Idris quien estaba divirtiéndose con el cambio de cuerpo retocándose el maquillaje un poco.— [Mara]No digo más.[/Mara]

    – [Idris]Mamá, no voy a cortar una barriga.[/Idris] – Añadió tras frotarse los labios con el nuevo pintalabios. – [Idris]Podemos hacer pellas y comer helados.[/Idris]

    – [Mara]Por favor, Ed[/Mara].- Pidió casi rogando mientras le quitaba su propio bolso a Idris.- [Mara]Acaba con esto antes de que mate a mi propio hijo[/Mara].- Recogí los libros que estaba investigando de la mesita de café para guardarlos y entonces fue cuando caí en el hechizo que realice por la mañana.

    – [Michael]No me gusta el cuerpo de papá. Me pica la cara.[/Michael] – El pequeño Michael sufriendo la honestidad de su padre se rasco la cara en la manga de la que pensaba que seguía siendo su madre.

    – [Owen]Ser adulto es una caca.-[/Owen] Owen regreso del baño recolocándose el pantalón de pijama que le había dado Lucy y la ropa interior, Rebecca en el cuerpo de su hijo se tapo los ojos negando con la cabeza.

    – [Ed]Bueno, creo que he encontrado el problema, el causante y solución.-[/Ed] Les enseñe uno de los libros que había estado investigando, era azteca y uno de los hechizos hablaba del intercambio de cuerpos, mi idea era intercambiarme por Ezra para ver si asi podría descubrir donde estaba. Al no ocurrir nada pensé que había fallado, pero al ver a todos ahora creo que el hechizo se propago más de lo que esperaba – [Ed]Al parecer es todo culpa mía. Lo siento chicos.-[/Ed] Dije disculpándome. – [Ed]La parte buena es que el hechizo se desvanece en 24 horas.[/Ed]

    – [Diana]Te mato[/Diana].- Diana pego un salto en el sofá y se puso en pie.- [Diana]Sujetadme que lo mato[/Amy].

    – [Xander]Yuju, puedo ir de caza[/Xander] – Xander emocionado empezó a inspeccionar la habitación a ver si encontraba algún arma. Diana dio otro salto y aterrizo a mi lado pegándome una patada en la espinilla.

    – [Lucy]Acabo de hacer un pedido por Infinity Eat de pizzas[/Lucy].- Dijo muy contenta con el móvil aun en la mano.- [Lucy]No pensaba ponerme a cocinar para tanta gente[/Lucy].

    – [Kaylee]Es fascinante este tratado sobre ‘Demonología’ que estaba leyendo papá[/Kaylee].- Kaylee saco un libro de considerable tamaño, el cual apenas habría sido capaz de transportar en su propio cuerpo. Kaylee estaba aprovechando la habilidad de su padre y se estaba llenando de conocimientos.- [Kaylee]Luego podemos debatir[/Kaylee].- Le propuso Kaylee a su padre, pero Christopher parecía que quería que se lo comiera el sofá.

    – [Ed] Sugiero que paséis la noche todos aquí.-[/Ed] Dije intentando quitarme a Diana de encima.

    [Owen]¡FIESTA DE PIJAMAS!.-[/Owen] Grito Owen para que les escuchara los demás en la habitación contigua.

    – [Elle]¡BIEEEEEEEEEN![/Elle]- Elle llego pegando gritos junto con Jane y los tres se pusieron a bailar.

    – [Dante]Joe, pero no puedo dormir con estas tetas, pesan.[/Dante] – Se quejo Dante en el cuerpo de su madre llevándose las manos a los pechos visiblemente dolorido. Después de todo seguía siendo un niño.

    – [Idris]Te las puedo sujetar.[/Idris] – Se ofreció Idris entre risas. Mara golpeo a su cuerpo con el bolso para que se comportara.

    La casa se lleno de gritos y alboroto, para cualquier otra persona hubiese resultado un quebradero de cabeza pero para mí resulto de lo más agradable.