January Allard | Cafetería de la Universidad
La primera vez que había intentado ir a la cafetería de la universidad, unos cuatro años atrás, me había perdido la friolera de tres veces. Después de todo ese tiempo, el camino a la cafetería se había convertido en un acto totalmente involuntario en el que mis piernas ya sabían qué pasillos tomar, por qué lado decidirse en las bifurcaciones o cuál era el camino más corto desde cada sitio. En cinco minutos, dejaba mi bolso en una silla junto a mí y depositaba el café (solo y bien cargado) sobre la mesa.
Eché un vistazo a mi alrededor, buscando caras conocidas que no llegué a encontrar. Un par de chicos entraban en ese momento con una expresión confundida en el rostro: novatos. En otra mesa había una chica joven y alguien a quien creía haber visto en alguna ocasión por la universidad. Uno de los profesores más jóvenes, si la memoria no me fallaba. Y ella… ella me sonaba, pero en ese momento no supe de qué.