[align=center] [b]Diana Echolls| Residencia de las Echolls[color=purple]{Con Daniel Arkkan}[/color]
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Estaba convencida de que en cualquier momento iba a explotar por la cantidad de emociones que estaba sintiendo en esos momentos. Gracias a Daniel y a McLeod había recuperado mi vida y ni en cien años podría agradecerles todo lo que habían hecho, pero si no hubiera sido por Sarah, por la fiesta tan especial que con tanto esmero había organizado, nunca habría pasado.
Cuando acabamos el ritual, después de la ronda de besos, abrazos y lágrimas tuve que apartarme un poco, aún a riesgo de parecer una antisocial, o acabaría derrumbándome. Decidí salir al porche para que me diera el aire, porque estaba segura de que iba a caerme redonda al suelo por culpa de la borrachera de sentimientos que tenía. Rebusqué detrás de una de las macetas, como una yonki que necesita su dosis y encontré un paquete de tabaco y un encendedor que guardaba mi madre “para las emergencias” (porque ella no fumaba y eso lo sabía todo el mundo). De hecho, yo tampoco lo hacía, estaba intentando dejarlo porque era un vicio asqueroso y una mierda, pero siempre fui débil y con tendencias oscuras, así que cogí un cigarrillo, lo encendí y lo puse todo en su sitio con disimulo esperando que nadie me hubiese visto.