[align=center][b][SIZE=3]Daniel Arkkan. CabaÑa en los bosques.[/SIZE][/b]
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– [b] [i] [color=#4F5360]You’re my sunshine, my only sunshine, you make my happy, when skies are gray, you’ll never know love how much I love you, please never take my sunshine away…[/SIZE] [/i] [/b] – entoné con la mejor voz que encontré, pero en cada estrofa se me rompía un poco recordando a quien se la solía cantar. La pequeña cerró los ojos suavemente y se durmió abrazada a “Moondie” su perrito de peluche con más remiendos de los que recordaba haber hecho.
Cada vez que dormía, incluso en la siesta, como ahora, le cantaba la canción de su madre, para que nunca se olvidase de ella, ni siquiera aunque yo faltase. Haciéndolo así conseguiríamos que con esa canción siempre tuviese un hogar, siempre sintiese el calor de unos padres que la quisieron más que a sí mismos, que nos llevase siempre con ella.