[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Diana Echolls | Caernaforn, Gales
[color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]
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Cada aullido de del licántropo me desgarraba por dentro. Me hubiese gustado que fuera posible acercarme a él, rajarle la barriga y sacar de su interior a McLeod como hacían en el cuento de Caperucita, pero en la vida real todo era mucho más complicado y doloroso. Le había tirado la infusión por la ventanilla y ahora tenía cargar con eso. La próxima vez lo tendría en cuenta. O no.
Cuando le vi transformarse, mi cuerpo se retorció como si fuésemos una sola persona. Ni siquiera había reaccionado a tiempo para ayudarle a colgarse el teléfono móvil del cuello, así que se lo había tenido que poner a medio transformar y por eso, ahora estaba tirado en el suelo. Le preguntamos a Ed varias veces dónde estaba, pero lo único que podía decirnos era que estaba bien y que seguía en el bosque, ¿cómo distingues una parte de otra?