Moondale

Categoría: Tercera Temporada

  • UNA ASTILLA EN EL CORAZON DE MOONDALE

    UNA ASTILLA EN EL CORAZON DE MOONDALE

    NOAH RIVERA | CABAÑA ARKKAN

    MAÑANA

    Noah Rivera

    Tuve miedo de que la mano con la que me agarraba a la chica rubia me empezase a sudar y ella se apartase asqueada. En el fondo, pese a todo lo que nos había pasado, había detalles en el carácter que nunca se iban, detalles inherentes a nosotros mismos.

    Mientras Henry se preparaba para rasgar el tejido espacial a su alrededor y teletransportarnos a todos, pensé en cómo sería el mundo si conseguíamos que Ezra volviese atrás. En cómo sería yo.

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  • COMO SI HUBIESE NACIDO PARA SALVAR EL MUNDO

    COMO SI HUBIESE NACIDO PARA SALVAR EL MUNDO

    Kaylee | Galería subterránea

    NOCHE – MAÑANA

    kayleemacleod160615

    Sé que le habíamos prometido a Ezzy que nos iríamos para que él se encargase de todo, pero nos quedamos parados observando por la diminuta rendija en la que sólo estaba el cuerpo sin vida de mi hermana como si no fuéramos capaces de nada más.- [Noah]Quizá deberíamos entrar nosotros.[/Noah] – comentó Noah a mi espalda, mientras me esforzaba por mirar fijamente a la pared contraria.

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  • PARTE DE UN TODO

    PARTE DE UN TODO

    XANDER ARKKAN | REFUGIO

    MAÑANA

    Edward Alexander Arkkan

    El resto de los niños se alejaba de mí mientras algo me arrastraba, tirando de mí con una gran fuerza. Traté de alcanzarlos, pero estaban demasiado lejos. Solo conseguí ver a Ellie alzando su mano hacia mí antes de terminar engullida por un monstruo de oscuridad pura.

    Aparecí en un mundo extraño, desconocido. Miré a mi alrededor y no había nadie. Entonces apareció ella, Verónica. Me eché hacia atrás al verla, pero me extrañó no sentir miedo. No trató de venir a por mí, ni de hacerme nada, su mirada era completamente diferente. La sangre se arremolinaba a sus pies. Era suya, pero no podía ver la herida.

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  • NO MENOSPRECIES A EL ALQUIMISTA

    NO MENOSPRECIES A EL ALQUIMISTA

    El Alquimista | La Iniciativa

    NOCHE

    nicholasalt

    El Alquimista no siempre había sido así, tiempo atrás no era más que un joven alegre e inocente con ganas de ayudar a los demás, un estudiante de la escuela Legado y un aliado de los ya desaparecidos Moondies. Pero como con todos, Preston se cruzo en su camino, y lo convirtió en lo que es hoy, un ser demente que disfrutaba haciendo daño a los potenciados capturados.

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  • EL NO TAN PEQUEÑO NICK

    EL NO TAN PEQUEÑO NICK

    NICK ROMAN | LITTLE NICKY, REFUGIO

    NOCHE

    colefuturoiniciativa

    Eché un vistazo al local que ahora era de mi madre y mío y sonreí al verlo tan concurrido. La gente bailaba en la pista para liberar todas sus tensiones y mi madre sonreía al verles, con sus alas extendidas como un ángel guardián de sus ilusiones.

    Técnicamente Mía era mi madrastra, pero teniendo en cuenta cómo se había portado conmigo, merecía que la llamase madre. Lo que había creado junto a mi padre había sido una idea estupenda. No por el negocio en sí, porque dirigir un bar en un gueto subterráneo en el apocalipsis no da muchos frutos. La gente pagaba con objetos que encontraban cuando salían, si podían, y si no, al menos se llevaban una cerveza gratis al día. No, la idea era estupenda porque era el único sitio en el que la comunidad del Refugio podía aliviar tensiones, y cada día había más.

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  • SIN JUSTICIA NI ESPERANZA

    SIN JUSTICIA NI ESPERANZA

    Idris Moreau | Refugio, Antigua Iniciativa

    NOCHE

    drizzfuturoiniciativa

    Cuando Henry consiguió reunir fuerzas para salir a bailar con su cenicienta, me alejé de la pista observándoles con una sonrisa.

    Ella movía su cuerpo de forma alocada intentando imitar pasos de todo el mundo, a veces con menos acierto. Él sin embargo miraba a todas partes y trataba de no moverse demasiado. La cara se le debía estar tiñendo de un divertido rojo fluorescente.


    No pude evitar sonreír de corazón. Quedaba poca inocencia en el mundo en el que vivíamos, sobre todo entre los de nuestra «especie», y quedaba aún menos esperanza. Viéndoles, parecía que todavía podía haberla, pero solo era una tenue sensación antes de volver a la cruda realidad.

    Continué caminando, alejándome más de la pista, hacia la puerta del Little Nicky. Saludé a Nick con la mano antes de salir, pero cuando estaba a punto de hacerlo me encontré de frente con Xandra.

    – [Xandra]¿Ya te vas?[/Xandra]- preguntó apoyada en el marco de la puerta. Me costó unos segundos asociar a la Xandra que podía concentrarse para abrir una cerradura entre una docena de soldados disparando con esa muchacha que llevaba un vestido negro que marcaba sus caderas y tenía una melena negra que caía sobre su espalda.

    – [Idris]Estoy un poco mayor para tantos trotes.[/Idris] – sonreí llevándome una mano a la espalda. – [Idris]Disfruta la fiesta.[/Idris] – añadí mirándola de arriba a abajo. Solté un silbido y moví las cejas mientras la miraba intentando contener la risa.

    Ella respondió entrecerrando los ojos y mostrándome el dedo corazón. Apartó la vista hacia la sala, si no la conociese habría podido pensar que quizá se había sonrojado.- [Xandra]Henry está ligando[/Xandra].- comentó al verle moverse. Parecía divertirse.

    – [Idris]Más bien están ligando con él.[/Idris] – aclaré. El bueno de Henry era extremadamente tímido, quizá por eso prefería la compañía de gatos y máquinas. Pero ella era diferente, era consciente, era una chica inocente, real, y eso debía desconcertarle, especialmente el hecho de que estuviera loca por sus huesos. – [Idris]No es justo para ella, todo eso de La Mesías.[/Idris] – comenté dejando salir mis pensamientos. Nunca me había gustado el nombre que le habían atribuido al conocer sus capacidades y lo que podía significar para nosotros. No debíamos perder de vista el hecho de que tenía apenas un año y ya había gente que quería embarcarla en una lucha que ellos no eran capaces de llevar a cabo, para salvarles.

    No era justo. Pero el mundo tampoco lo era. Si lo hubiese sido, mis padres no habrían sido asesinados por ese maldito loco. A veces pensaba que ese había sido el inicio de todo. Lo que hizo que los de Z perdiesen y las cosas se volviesen terribles para todos los «diferentes«.

    – [Xandra]Si es verdad eso de que puede pensar por sí misma, que lo decida ella[/Xandra].- replicó sin apartar la mirada de ella. La confianza de Xandra no era algo que se ganase con facilidad, a veces dudaba incluso de tenerla yo mismo. Era escurridiza, indiferente a los demás, pero si la acosaban, agresiva como nadie, como un mapache.

    – [Idris]Es una persona, Xandra. No quiero esa clase de cosas aquí.[/Idris] – le recordé. Si queríamos seguir sobreviviendo, teníamos que continuar cooperando. Las cosas ya estaban suficientemente mal para que hubiese rencillas internas. Lo peor de todo es que ya las había, especialmente con esa muchacha inocente que intentaba bailar un twist. Siempre habrá gente que nos odie y nos adore, no podemos caer bien a todo el mundo.

    – [Xandra]Una persona que funciona con baterías[/Xandra].- apuntó. La miré con el ceño fruncido. Los que cuchicheaban por los pasillos que La Mesías podía ser una espía, que la llamaban engendro y cosas peores, no eran gente a la que me gustaría caerle bien. Tenía ganas de que hiciesen un movimiento en falso para ir a saludarles.

    – [Idris]Eres medio demonio, yo congelo cosas…no entres por ahí.[/Idris] – respondí con una ligera sonrisa. Xandra era una buenaza en el fondo, pero desconfiaba primero y preguntaba después. Era lo que le había demostrado la vida. – [Xandra]Podría ser una espía o que un día su balanza moral fallase[/Xandra].- argumentó frunciendo el ceño.

    – [Idris]Podrías decir lo mismo de cualquiera de nosotros.[/Idris] – respondí observando a toda la gente del bar, algunos tratando de disfrutar y alejarse de la dura realidad, otros intentando ahogarla en alcohol destilado. – [Idris]Y ella es la que menos motivos tiene. ¿No ves la ilusión que tiene en la mirada? Eso está perdido para los demás, y algunos darían todo para recuperarlo.[/Idris] – la avisé. No hay nada peor que alguien que no tiene nada que perder y algo que ganar. Muchos de los que estaban allí nos venderían al mejor postor si con ello conseguían salir de este mundo, como el calvo de Matrix.

    Ella se limitó a encogerse de hombros. Nos quedamos en silencio unos segundos. La miré de reojo, su mirada acerada se cruzó con la mía y solté una carcajada que hizo que ella también sonriese. La Mesías debió escucharme porque miró hacia nosotros y nos saludó agitando la mano con una enorme sonrisa.

    – [Idris]Pásalo bien y no seas dura con ella.[/Idris] – traté de animarla. Le puse una mano en el hombro antes de despedirme.

    Ella suspiró. – [Xandra]Qué manía tenéis…[/Xandra] – se quejó. No le gustaba mucho el contacto tan cercano. Aunque de joven habíamos estado bastante cerca, bueno, no con Xandra concretamente, a Xandra nunca la había visto desnuda.

    – [Idris]Eres un poco erizo.[/Idris] – bromeé sonriendo. – [Idris]Sonríe, baila, disfruta….[/Idris] – le cogí los brazos y empecé a moverlos animadamente, como si bailase.

    Ella negó con la cabeza y se alejó, adentrándose entre la multitud. En un parpadeo, la Xandra que conocía dio paso a otra un poco más alta, de melena castaña y curvas generosas a la que llamaba Alex. Mirando como se movía recordé cuando éramos más jóvenes e impulsivos, aunque lo último no había terminado de irse. Alex se mezcló entre la gente, bailando, divirtiéndose. Era como si Xandra necesitase cambiar su aspecto para cambiar su forma de actuar, como un disfraz, una máscara. El problema es que a veces las máscaras nos devoran.

    Lo nuestro no había llegado a nada más que a divertirnos juntos de vez en cuando. Mi medio coco debía estar en algún lugar. Quizá algún día la encontrase, si no se la habían llevado los bastardos del Gobierno.

    Cuando en pleno baile los ojos de Alex se cruzaron con los míos, di la espalda a la pista con una última sonrisa y caminé por los pasillos, pensativo.

    Todo lo que teníamos, lo que nos permitía subsistir, venía de nuestros propios poderes. Vivíamos en una comunidad autosostenible, pero terriblemente frágil. Manuela, a la que algunos seguían llamando Manna, no podría vivir eternamente, y era ella quien nos daba la comida que necesitábamos. Sin Irina y su hija Laura los escombros nos habrían enterrado vivos. Sin Blackgrave las heridas y las enfermedades habrían acabado con todos.

    Observé las luces brillando intensamente. La energía era un bien preciado que estuvimos a punto de perder cuando tres escuadrones le rodearon y consiguieron acabar con él a duras penas. Pero todo seguía funcionando desde entonces. Las mentes pensantes decían que se había convertido en energía y se había fundido con el complejo. Nadie sabía cuánto duraría, pero si Logan desaparecía, casi todo dejaría de funcionar. Los generadores de reserva durarían un par de meses pero después, oscuridad total, y la gente empezaría a perder la cabeza.

    Escuché unos pasos ligeros y miré hacia delante para encontrarme con Sophie, una chica joven de cuerpo menudo y rostro afable que a la vuelta de cada misión se las arreglaba para encontrarme y preguntarme por su familia. Por desgracia todavía no los había encontrado. – [Sophie]Idgris, ¿has encontrgado a mis padgres?[/Sophie]- preguntó con evidente preocupación. Se colocó un mechón detrás de la oreja y me sonrió.

    – [Idris]Sophie. Todavía no, lo siento.[/Idris] – dije mirándola a los ojos. – [Idris]Pero seguiré buscando, te lo prometo.[/Idris] – le aseguré mientras le pasaba el dorso de un dedo por la barbilla tratando de animarla. Ese lugar era un nido de huérfanos y sabía lo que se sentía.

    Ella agachó la cabeza.- [Sophie]Prgonto[/Sophie].- dijo alzando la vista para mirarme a los ojos. Era bastante guapa y ese acento siempre me había gustado. Quizá con las ganas de vivir de hacía unos años habríamos acabado en alguna de nuestras habitaciones.

    – [Idris]No descansaré, te lo aseguro.[/Idris] – le prometí pasando por su lado y apoyando una mano en su hombro. Me di cuenta de lo que eso había provocado en Xandra y esperé, pero a Sophie no pareció importarle. Contuve un impulso.

    – [Sophie]Lo sé[/Sophie].- me aseguró mirándome muy de cerca. Aparté la mano y ella se marchó después de dedicarme una sonrisa.

    La miré mientras se alejaba, no podíamos seguir viviendo de esa forma, seguir sobreviviendo. Necesitábamos un cambio, un alzamiento. Era hora de que nos convirtiésemos en una resistencia.

    Me gustaría describir de forma épica cómo crucé el pasillo y le aseguré a Sophie que empezaría a prepararlo todo para lanzar una guerra de guerrillas más activa que desestabilizase a la Iniciativa antes de acabar con ellos, pero ese plan se desarrolló en mi cabeza. Mi cuerpo se limitó a ver como se contoneaba su culo mientras se alejaba.

  • VE AÑADIENDO EL BAILE A TU BASE DE DATOS

    VE AÑADIENDO EL BAILE A TU BASE DE DATOS

    S.H.E. La Mesías | ‘Little Nicky’

    NOCHE

    shemesi

    Habían pasado 97 días, 4 horas y 30 minutos desde que el Creador había conectado el circuito definitivo que hizo que pudiera volver a estar operativa. Durante ese tiempo, había acumulado toda la información de la que disponían en El Refugio y gracias a ella, sabía que era un proyecto de híbrido entre Cazadoras descartado por el General Preston, que el Creador había encontrado entre un montón de chatarra. También sabía que se llamaba Henry L. Crowe, además de que tenía entre 20 y 25 años, el pelo castaño claro, los ojos azules y la piel clara, por lo que podría definirse como caucásico. Podía calcular su índice de masa corporal, su peso exacto, la estatura en diferentes estándares de medida y explicar cuál era su emoción exacta en base a su lenguaje corporal, así como a los latidos de su corazón. Podría decirse que los hechos los dominaba, que en teoría los humanos no eran más que conexiones neuronales que nos sabían utilizar en toda su plenitud en un cuerpo frágil, pero me resultaban fascinantes.

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  • UN MECANISMO DE DEFENSA

    UN MECANISMO DE DEFENSA

    Xandra | Base del Escuadrón V

    NOCHE

    xandra260615

    El teletransporte de Henry era una maldita tortura. Era como estar dentro de un tubo psicotrópico que te arrastraba y te golpeaba contra la nada hasta que aparecías en el otro lado. Tendí mis manos, sudorosas por pensar en la experiencia, a Henry y a Idris, que estaban cada uno a mi lado, mientras que Russel se quedaba al frente y aprovechaba para guiñarme un ojo.

    Antes de que empezara todo, mis ojos se cruzaron para Henry y sentí la necesidad de pedirle perdón por haberle llamado «muñeca» a S.H.E., pero no fui capaz de articular palabra, porque El Refugio desapareció en una espiral de colores y fuimos catapultados al aerodeslizador en la que estaban los gemelos psicópatas y secuaces. Contuve una arcada y luego otra, intentando enfocar la vista en un punto fijo, pero todo me daba vueltas. Estábamos en un hall de paredes de hormigón, que no se habían molestado en pintar y suelo de linóleo, también gris, pero a nuestro lado había una especie de cristal oscuro, que debía ser una ventana encubierta. Las luces eran blanquecinas y algunas parpadeaban, como si les importara poco que yo estuviese mareada y esas luces no me ayudaran. Frente a nosotros, un grupo de seis hombres y mujeres, encadenados y malheridos nos miraban implorando por sus vidas, deseando que no fuéramos parte de un escuadrón de la muerte.

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  • MARCAR UNA DIFERENCIA

    MARCAR UNA DIFERENCIA

    Henry L. Crowe | Exterior de GalerÍa subterrÁnea / Refugio

    NOCHE

    henrydunham

    Me encontraba a cubierto tras una amplia pila de escombros, habíamos captado un deslizador por el radar y me mandaron a investigar, cosas de poder estar en cualquier lado en cuestión de segundos. Extrañas criaturas comenzaron a emerger de las cloacas, llevaban consigo varios humanos, algunos en un estado deplorable.

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