Moondale

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  • LOS RECUERDOS

    LOS RECUERDOS

    ELLIOT WILLIAMS

    AMANECER – BOSQUE DEL CREPÚSCULO

     

    Despertar sobresaltado era algo habitual en mí, en esta ocasión junto al temor de la inmovilidad y la falta de aire se sumo el desconcierto. Lo último que recordaba era llegar junto a Vera y James al centro del laberinto donde nos encontramos con el resto. Jane era una mezcla de sentimientos entre alegre por verme y enfadada por no haberme marchado.

    El caso es que el miedo se volvió a apoderar de mí cuando todos comenzaron a desplomarse delante mía. Era como si la muerte deambulara entre nosotros. Allá donde fijaba la vista, alguien caía al suelo. Vera cayó justo delante mía y llegue a cogerla antes de que tocara el suelo. Era incapaz de articular palabra, me aferre a ella mientras parpadeaba más de la cuenta, me negaba a cerrar los ojos por completo, pero al final acabe sucumbiendo como el resto.

    Intente centrarme y tranquilizarme, seguía vivo, de eso estaba seguro, si el cielo existía desde luego no iba a ser una cabaña y mi vida ya había sido todo un infierno como para acabar en el. Recupere la movilidad de mi cuerpo y me reincorpore en la cama. Los golpes en la puerta me sobresaltaron y solo deseaba que se tratara de alguno de mis amigos.

    [Caitriona]- Hola, Elliot.-[/Caitriona] Una mujer que no había visto en mi vida apareció por el umbral de la puerta. [Caitriona]- Mi nombre es Caitriona.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Donde estoy? ¿Y Vera?.-[/Elliot] Me preocupaban todos, pero el recuerdo de Vera en mis brazos persistía con fuerza en mi mente.

    [Caitriona]- Estás en mi casa y Vera está bien. Luego iré a verla.-[/Caitriona] No  me gustaba como había sonado eso. Todos estábamos separados los unos de los otros y una mujer misteriosa se iba a presentar frente a ellos para sabe Dios que.

    [Elliot]- ¿Que hago aquí?.-[/Elliot] Me levante de la cama y me quede de pie en medio de la sala, si esta era realmente su casa me resultaba un poco violento quedarme sentado en su cama.

    [Caitriona]- He venido a hacer un trato.-[/Caitriona] Sonaba cordial, sin embargo había algo en su mirada. Quizás era el hecho de que no apartaba la vista de mí como solía hacer la gente.

    [Elliot]- ¿Que clase de trato?.-[/Elliot] Desconfié la verdad. En mi vida había tenido muy mala suerte en general y los tratos más allá de pequeñeces con Jane y Owen no habían salido bien. Dudo que esta mujer quiera que le friegue los platos a cambio de un par de monedas para las recreativas.

    [Caitriona]- Uno en el que puedes ayudar a una amiga a cambio de algo muy pequeño.-[/Caitriona] Vera, fue lo primero que paso por mi mente, su cuerpo inerte en mis brazos. Si el trato consistía en devolver a la vida a alguien y quizás alguien más ya lo había hecho conmigo, eso era jugar con ventaja.

    [Elliot]- De que se trata.-[/Elliot] Caitriona alzo una mano y en ella apareció la típica bola de cristal que usan las adivinas en las ferias. La imagen de una tormenta comenzó a difuminarse dando paso a una discoteca, la verdad nunca había puesto un pie en una.

    Observe como la gente bebía en exceso, consumían drogas sin miedo a que nadie les dijera nada y allí, en medio de la pista de baile, rodeada de gente y un par de tíos observándola como el cazador que mira a su presa, ella. Tina. [Caitriona]- Parece que necesita ayuda.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Que quieres a cambio?.-[/Elliot] Apreté los puños con fuerza, y estoy seguro que clave mis unas contra las palmas de mi mano.

    [Caitriona]- Hoy me siento generosa.-[/Caitriona] A través de un portal mágico hizo aparecer a Tina, estaba tan sorprendida de verme como yo de verla a ella.

    [Tina]- ¿Elliot? Me dijo tu hermana que estabas muerto, pero en mis sueños estáis todos vivos.-[/Tina] Me dolió verla así, no era la Tina que yo conocía. Arrastraba un poco las palabras y le costaba mantenerse en pie a causa del cansancio o la bebida.

    -[Elliot] Esa no era Jane. Todos estamos bien…-[/Elliot] Le explique de manera breve. Cuando saliéramos de aquí tenía que sincerarme con Tina, no me parecía correcto mentirle sobre lo sobrenatural, si bien era por su protección creo que estaría más segura siendo consciente de ello, después de todo Omega ya había dado una vez con ella.

    [Caitriona]- No le hables porque ahora mismo no te oye[/Caitriona].- Hizo desaparecer a Tina y no me gusto la sonrisa que se dibujo en el rostro de Caitriona, era como si lo estuviera disfrutando. [Caitriona]- Bien, ahora te voy a explicar el pequeño trato que quiero.[/Caitriona].

    – [Elliot]Te escucho.[/Elliot]

    [Caitriona]- El mundo es caos y probabilidad. -[/Caitriona] Soy consciente de ello, mi vida seria muy diferente si mi abuelo no hubiese optado por maldecir a su propia hija. . [Caitriona]- Si aceptas el trato, esa noche un fotógrafo de ese sitio le tomara una foto que muestra su estado. Saldrá en el periódico por un incidente que tendrá lugar. -[/Caitriona] No quería saber que es lo que podía pasar allí, pero es sabido que los padres de Tina son famosos, que se viera involucrada en un escándalo o algo peor pondría en peligro su relación con ellos. [Caitriona]- Con eso bastará para que Christopher MacLeod la reconozca y vayan a por ella. -[/Caitriona] Hizo una pausa para ponerme más nervioso. [Caitriona]- Si no aceptas, el fotógrafo se decidirá por otro enfoque y ella seguirá si espiral de autodestrucción.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Que hay que hacer para que el señor MacLeod vaya a por ella?.-[/Elliot] Temía no ser capaz de darle lo que pidiera. ¿Mi relación con Jane y Owen? ¿Mi conocimiento? ¿Una vida de más sufrimiento?.

    [Caitriona]- Acércate a ella: empápate de su olor, de su tacto, puedes incluso pedirle un beso si ella acepta.-[/Caitriona] Nunca siento cuando me ruborizo, pero soy consciente cuando pasa, como en esta ocasión en la que una desconocida me ha dicho que puedo besar a la chica por la que siento algo si lo quiero.[Caitriona]- Pero no volverás a sentirlo nunca más. Ese es el precio a pagar.[/Caitriona]

    Me pare a sopesar su propuesta. De todo lo que podía pedirme, esto me pareció lo más extraño. He vivido con esta condición todo mi vida y tengo más que asumido que me acompañara hasta el mismísimo final, así que el ofrecerme el poder sentir algo, aunque fuera brevemente era casi como un regalo. El no volver a sentir no era el precio a pagar, quería mi sufrimiento, mi añoranza por este momento, mi lamento. Si eso es lo que quiere es suyo, que es una carga más de cientos. [Elliot]- Está bien… Acepto.[/Elliot]

    [Caitriona]- Os dejo solos. Tenéis unos minutos..[/Caitriona] Hizo reaparecer a Tina y ella salió de la cabaña.

    [Tina]- ¿Elliot? -[/Tina] Note un chispazo en el cuello al escuchar mi nombre y como los pelos de mis brazos se erizaban. [Tina]- Pensé que te habías vuelto a ir.[/Tina]

    [Elliot]- Todo va a ir bien, el señor MacLeod estará pronto allí. Yo estaré allí…-[/Elliot] Parecía que estaba más lucida. Mi corazón latía con fuerza, tenía la sensación de que se iba a salir de mi pecho y las piernas me temblaban de tal manera que apenas era capaz de andar hasta ella. Pase una mano por su mejilla, era suave y estaba fría.

    [Tina]- ¿Cuándo vas a volver? -[/Tina] Pregunto abrazándome con fuerza. Note su pecho contra el mió y un zumbido en los oídos. Su corazón estaba tan acelerado como el mio y latían al compás.

    [Elliot]- Pronto, te lo prometo.-[/Elliot] Note un olor a galletas que procedía de ella. Mi cerebro me estaba dando toda la información que tenía retenida durante todos estos años pero que nunca había experimentado.

    [Tina]- ¿Cuánto tiempo llevas fuera? He perdido la cuenta…-[/Tina] No quise pensar en cuanto llevaba fuera, quería recordar esto, cada momento, cada detalle, cada tacto y suspiro de ella.

    [Elliot]- No mucho. El tiempo, es diferente donde estoy.-[/Elliot] Tina dejo sus brazos sobre mis hombros y yo pose mis manos en su cintura, nos quedamos un rato mirándonos, era como si bailáramos sin música.

    [Tina]- ¿Me das un beso? -[/Tina] La cara me ardía, por primera vez sentía lo que era ruborizarme.

    [Elliot]- Nada me gustaría más, pero.. ya sabes…-[/Elliot] Balbucee.

    – [Tina]¿Ya sé…?[/Tina] Y mira que fue ella la que dijo que no quería meterse en líos, ni yo tampoco la verdad, pero que era un beso.

    [Elliot]- Aún tengo 17…-[/Elliot] Ella sonrío y me agarro la cara. Se fue acercando poco a poco y no te como me besaba en la frente, las mejillas, incluso en la punta de la nariz. Y para finalizar un medio beso cerca de los labios.

    [Tina]- Entonces así está bien.-[/Tina] Note un escalofrió, como si el tiempo se estuviera agotando. El vórtice mágico volvió a aparecer tras ella y me negué a soltarla, pero no sirvió de nada, lo último que alcance a ver fue su sonrisa. Y lo último que sentí el desgarro en el pecho al arrebatármela como si me hubieran arrancado el corazón.

    Caí de rodillas contra el suelo con la mano en el pecho, no lo sentía. Las lagrimas brotaron cayendo sobre la madera del suelo. Ahora solo me quedaban los recuerdos.

  • LAGUNAS LEGALES

    LAGUNAS LEGALES

    OWEN WILLIAMS

    AMANECER – BOSQUE DEL CREPÚSCULO

    Había perdido la cuenta de las veces que me había caído inconsciente y despertado en un lugar extraño que no conocía, espero que estas cosas no traigan secuelas a largo plazo como perdida de memoria. El caso es que tras un breve encuentro en el laberinto, fue tan breve que salude a Xander con la cabeza y caí grogui al suelo, me desperté en una cabaña minimalista. Era una sola habitación en la que estaba el camastro, una mesa de madera, una chimenea con una olla al fuego y… unos grilletes en la pared, vaya parece que a alguien le molaba ponerse en plan juguetón.

    Por la puerta entro una mujer vestida con una toga, lo que faltaba, que hubiese vuelto al mundo de la antigua Grecia, no me apetecía embadurnarme de nuevo en aceite y pelear en el coliseo como entretenimiento. La mujer se acerco hasta donde me encontraba y se sentó junto a mí.

    [Caitriona]- Sé lo que quieres y puedo dártelo.-[/Caitriona] Tras la conversación que había tenido con Ellie solo podía pensar una cosa, así que imagine que se estaba insinuando, es decir, era atractiva y con esas ropas no dejaba mucho a la imaginación, pero mi corazón es de una sola mujer.

    [Owen]- ¿La paz mundial?.-[/Owen] Todo el mundo quiere la paz mundial, la gente guapa más que nadie. La mujer sonrió… más o menos. Que te rías de mis bromas no va a funcionar conmigo, no.

    [Caitriona]- Sé lo que quieres.-[/Caitriona] volvió ha decir haciendo una pausa excesivamente larga. [Caitriona]- De verdad.[/Caitriona]

    [Owen]- Pues muy bien, pero perdona que no me fié de una persona de la que ni se su nombre.-[/Owen] De los desconocidos no se aceptan caramelos, ni otras cosas que te ofrezcan.

    [Caitriona]- Mi nombre es Caitriona.-[/Caitriona] Ni dos besos ni un apretón de manos. Parece que aquí también se lleva lo de saludarse con la cabeza. Lo mismo han pasado por una pandemia jodida también.

    [Owen]- ¿Ves? Es un comienzo. Ahora dime donde están mis compañeros.-[/Owen] Que no se diga que no me preocupo por el resto.

    [Caitriona]- Están aquí.-[/Caitriona] Eche un vistazo a mi alrededor a la cabaña vacía salvo por nosotros. ¿Acaso estaba en un experimento social y el resto estaba detrás de una pared falsa para ver si era una persona decente para Amy o no?.

    [Owen]- Bueno hemos venido a jugar. ¿Que es lo que puedes darme? Si hay una caja implicada quiero la caja.-[/Owen] Todo el mundo sabe que si hay una caja implicada se tiene que coger la caja. La caja puede contener cualquier cosa, un barco, un viaje, incluso lo que te vaya a ofrecer esta mujer de forma metafórica.

    [Caitriona]- Puedo darte lo que más quieres.-[/Caitriona] Empezaba a parecer un disco rayado y con la santa paciencia que tengo yo nos podíamos tirar literalmente toda la vida así.

    [Owen]- Me tienes en ascuas y me puede la curiosidad. ¿ De que se trata?.-[/Owen] Espero que no sea así como dan los regalos de Navidad por estos lares, porque menuda manera de matar el espíritu navideño.

    [Caitriona]- Una cura para tu cuerpo.-[/Caitriona] ¿Acaso esta insinuando que mi miembro no se levanta, un momento acaso pretende estafarme vendiéndome viagra espacial? ¿Esta intentando meterme en una estafa piramidal espacial? con viagritin tu piruli al maximo funcionin.

    [Owen]- Me encuentro bien, gracias.-[/Owen] Siempre he gozado de buena salud y tengo todas las vacunas. Gente del futuro, vacunad a vuestros hijos, que digo, posiblemente tengáis erradicadas todas las enfermedades.

    [Caitriona]- ¿Estás seguro?.-[/Caitriona] Puso su mejor cara de presentadora de televisión de Owen la estas cagando, acepta lo que te ofrezco.

    [Owen]- Yo diría que si, pero ahora me haces dudar. Que es lo que no me estás contando señora.-[/Owen] A ver si en uno de estos viajes entre mundos he pillado algo raro y no me dado cuenta. Que no esta la cosa como para ponernos en cuarentena. Mundos que salvar y esas cosas.

    [Caitriona]- Esto.-[/Caitriona] Caitriona puso una mano sobre la mía y entonces me invadieron los flashback de la Guerra de Z o más bien lo que podría ser mi futuro con Amy, entre mucho momento bonito de los dos acurrucados también había alguna que otra escena subida de tono que no voy a detallar con mordisquitos incluido, mordisquitos que no me afectaban.

    [Owen]- Podías haber empezado por esto. Perdóname que desconfíe, pero no me vas a curar porque si ¿Que quieres de mí?.-[/Owen] Nadie te ofrece la cura de la licantropia porque si.

    [Caitriona]- Una cura para el cuerpo a cambio de una herida en en alma.-[/Caitriona] Explico. Me imaginaba que sería algo así, para que iba a querer dinero que podría haber conseguido en un torneo de poker. Bueno al menos no me esta pidiendo quedarse con todo mi alma.

    [Owen]- Interesante. ¿Como de grande es esa herida exactamente?.-[/Owen] Si se trataba de algo pequeño, como la típica herida que te haces cuando te caes y te pones una tirita de dibujos, pues mira lo mismo era aceptable. Lo mismo también venden tiritas para el alma.

    [Caitriona]- No muy grande.-[/Caitriona] PERO COMO DE GRANDE, UN BRAZO O UN CORTE. A VER SEÑORA. [Caitriona]- Acepta y todo lo que has visto se hará realidad.[/Caitriona]

    [Owen]- A ver, es tentador. Pero por otro lado conozco a Amy me estás mostrando lo que quiero, pero se cómo va a reaccionar.-[/Owen] O al menos me imagino como puede reaccionar. Se ha pasado todo este tiempo manteniéndose aleja de mí por miedo a matarme, y si ahora sacrificará una parte de mí para estar con ella no se lo perdonaría a si misma.

    [Caitriona]- Ella no quiere estar contigo porque teme por tu vida.-[/Caitriona] Añadió acercándose un poco más a mí de modo comprensivo. Sin duda sabía como venderte una idea.

    -[Owen] Y luego no querrá estar conmigo porque me he curado a cambio de herir mi alma.[/Owen]

    -[Caitriona] La herida de tu alma no tiene nada que ver con Amy.-[/Caitriona] Suspiro cansada. Es sorprendente el efecto que tengo en la gente para que todos acaben suspirando, y no de placer precisamente.

    [Owen]- Es tentador la verdad. Pero no me va es rollo lacónico. Creo que bucare otra opción en la que mi alma no esté implicada.-[/Owen]

    [Caitriona]- Como quieras, entonces.-[/Caitriona] Al no conseguir venderme lo que estaba vendiéndome se aparto, el colegueo se había acabado.

    [Owen]- Bueno al menos dime qué era la herida. Ya solo por curiosidad.-[/Owen] Ahora es cuando mi dice que siempre tendré en mente la perdida de un juguete de pequeño y me doy de leches por toda la cabaña.

    [Caitriona]- Podrías estar con Amy, pero tu hermana no volvería a hablarte nunca.-[/Caitriona] Dijo levantándose. [Caitriona]- Una mitad a cambio de la otra.-[/Caitriona] Aclaro. Menuda bala acababa de esquivar en ese caso. No había pasado por todo esto para que Jane dejara de hablarme ahora otra vez.

    -[Owen] Bueno, sigo teniendo las dos. Un placer no hacer no negocios contigo.-[/Owen] Me encamine hacia la puerta como si fuera el amo, al que no se las dan con queso. Pero ella me adelanto.

    [Caitriona]- ¿Tú crees? Espero que no estés equivocado.-[/Caitriona] Dijo abriendo la puerta y al otra lado solo alcance a ver un montón de oscuridad. [Caitriona]- Nos vemos, Owen. Por cierto, la salida solo funciona para mí.[/Caitriona]

    [Owen]- Cuidado con lo que le ofreces al resto. Que se donde vives.-[/Owen]Ella sonrió y cruzo el umbral de la puerta. Temía lo que pudiera ofrecerles al resto. Al igual que yo, Amy no sacrificaría nada de ella por estar conmigo, o al menos eso quiero creer. Me preocupaba lo que pudiera ofrecerles a Jane y Elliot, sin duda algo relacionado con sus poderes.

    Me senté de nuevo en la cama, tal vez debería de haber aceptado el trato. Jane se había pasado ya media vida sin hablarme. Además seguro que el acuerdo tenía lagunas legales, tal vez podía volver a ganarme su corazón. Pero la verdad, es algo que no quiero comprobar.

  • LAS LUCES DE MI CAMINO

    LAS LUCES DE MI CAMINO

    ELLIOT WILLIAMS

    LABERINTO – SELAS

    Jane y Owen habían decidido que marcharme con el resto era lo mejor, no me opuse, como todo en la vida comenzaba a pensar que esto me venía grande. No me imaginaba siendo un héroe como nuestros padres o como muchos de los de esa nave acabarían siendo cuando reunieran a todos los Daë. Pero cuando los demás fueron atacados de nuevo no pude seguir adelante, puede que no sea un héroe pero si Jane y Owen estaban en peligro no podía marcharme como si nada.

    Cuando llegamos en pleno epicentro de la batalla volví a quedarme paralizado como en la batalla vikinga, alguien se abalanzo sobre mi y en un acto reflejo me cubrí con los brazos cerrando los ojos. Seguía vivo, así que alguien debía de haberme salvado la vida. Pero cuando abrí los ojos todo a mi alrededor había desaparecido y una esfera azul delante de mí comenzaba a apagarse junto al destello de mi anillo.

    Por un segundo me sentí culpable, como si siendo completamente inconsciente hubiese acabado con la vida de todos los demás, pero Vera y James estaban junto a mi, así que esto debía de haber sido cosa de alguien más. Lo único que alcanzaba a ver eran arbustos y un camino delante nuestra, solo podíamos avanzar ya que cada vez que mirábamos atrás el camino era engullido por los setos, solo esperaba que al final del laberinto no hubiese ningún Minotauro.

    – [Vera]Tengo la sensación de que hace siglos que no hablamos.-[/Vera] Estaba tan ensimismado observando el anillo preguntándome como funcionaba que no me percate de que Vera había bajado el ritmo para ponerse a mi altura mientras Janes iba al frente.

    – [Elliot]Han pasado muchas cosas desde que nos colamos casi como polizones.-[/Elliot] Era como un recuerdo lejano, en mi cabeza sabía que apenas había pasado tiempo de aquello, pero con cada viaje, cada mundo que visitaba, tenía la extraña sensación de que llevaba meses entre idas y venidas a esa luna.

    – [Vera]No estoy segura de si fue buena o mala idea.-[/Vera] Al contrario que a mí a Vera siempre le había molestado que no contaran con ella simplemente por el hecho de ser «la pequeña». Eramos las dos caras de una moneda, incluso en nuestros estudios se veía reflejado. Ambos queríamos estudiar lo mismo, sin embargo en el futuro yo prefería estar sentado tras un escritorio impartiendo clases mientras ella prefería ver el mundo.

    – [Elliot]Fue idea tuya, yo solo te seguí. Piénsalo de esta manera, ahora estaríamos en casa preocupados con nuestros padres por los demás.-[/Elliot] Vera era como un fuego fatuo, tal vez no es la mejor analogía teniendo en cuanta como se originaban, pera ella era la luz que guiaba mi camino. Siempre un paso por delante de mi ayudándome en la vida. Sin ella, el instituto hubiese sido mucho más difícil.

    –  [Vera]¿Me estás echando la culpa? Muy bonito.-[/Vera] Se cruzo de brazos como si estuviera enfadada, pero se hecho a reír.

    – [Elliot]Sueles tener esos prontos. Te recuerdo que de pequeños nos metimos en un lío cuando nos colamos en la oficina de tu padre.-[/Elliot] Apenas teníamos la altura para llegar al pomo de la puerta y la aupé a cuestas para que llegara. Se había cansado de leer cuentos de princesas y principes que siempre las salvaban y pensó que el libro que estaba escribiendo su padre sobre los Moondies era una mejor lectura. Al final nos libramos porque que clase de monstruo es capaz de resistirse a la sonrisa desdentada de su hija.

    – [Vera]Tú eres el bueno y yo…-[/Vera] Movió una mano en el aire. No es que fuera precisamente mala, tampoco es que fuera una mala influencia.

    –  [Elliot]Son tus ansias de conocimiento.-[/Elliot] Cuando tu cerebro es capaz de procesarlo todo y retenerlo debe de llegar un punto en el que pienses que te estas limitando.

    – [Vera]¿Echas de menos la Tierra?. A Tina o tus padres.-[/Vera] No sabía en que momento lo mío con Tina se había convertido en algo de dominio publico, no es que fuéramos pareja. Pero si, la echaba de menos. Ambos compartíamos una soledad que se esfumaba cuando estábamos juntos, salimos bastantes veces juntos tras la fiesta de cumpleaños de Jane y Owen, no en plan citas, más bien a comprar ropa o a tomar café. Tina era divertida, y pocas cosas en la vida podían hacerme sonreír, sin embargo ella era capaz de conseguirlo.

    – [Elliot]Esto esta bien, pero no podría vivir aquí. No quiero preocupar a mis padres mas de lo que ya estarán.-[/Elliot] Obvie mencionar a Tina de nuevo, no porque me diera vergüenza, simplemente que como buen Williams era incapaz de expresar mis sentimientos… bueno a excepción de Owen.

    – [Vera]No sabemos si podremos volver.-[/Vera] Parecía preocupada, algo raro cuando esa es precisamente una de mis cualidades.

    – [Elliot]Confío en que haya un modo cuando todos los Daës estén juntos.-[/Elliot] No es que esperara que se abriera otro agujero que nos absorbiera de nuevo hacia la Tierra cuando todos estuvieran juntos, pero quizás si algo mas. Además dudo que nuestros padres nos dejaran aquí, seguro que se les acababa ocurriendo algo. Para ser una persona pesimista tenía bastante fe que no nos quedaríamos atrapados aquí.

    – [Vera]Eso espero. No me gustaría que tuvieras que odiarme por haberte traído a la otra punta del universo.-[/Vera] Se mordió el labio de abajo como si fuera a echarse a llorar. Es curioso como funciona el cuerpo humano, como una persona es capaz de llorar de felicidad o tristeza. En mi caso no soy capaz de percibir las lagrimas, pero si se que están más relacionadas con lo último, las manchas de tintas en mi diario hablan por ellas.

    – [Elliot]No podría odiarte, nos conocemos de toda la vida.-[/Elliot] No era una persona rencorosa, vale, en alguna ocasión había fantaseado con ponerme en modo Edmond Dantes y vengarme de todos los que se habían reído de mí. Además mis dotes sociales tampoco es que fueran muy altas, no podía perder a mi única amiga.

    – [Vera]Eso díselo a tu hermana, que estuvo cinco años sin hablarle a tu hermano y a su mejor amigo.-[/Vera] Para llevarse mal con nuestra madre es curioso como Jane se parecía a ella en ese aspecto.

    – [Elliot]Eso en parte fue culpa mía…-[/Elliot] Jane nunca soporto que Owen no le diera importancia a mi «enfermedad», pero era su manera de escudarse de la verdad. Jane era la escéptica, Owen el optimista, y yo en medio.

    – [Vera]Eso no es verdad.-[/Vera] Intentaba hacerme sentir bien, como siempre.

    – [Elliot]En parte si. Soy el epicentro del drama Williams. Yo y mi madre.-[/Elliot] Es curioso como una persona que lo había destruido todo a su alrededor tenía el cariño y apoyo de todo el mundo.

    – [Vera]No le des vueltas a algo que ya ha pasado.[/Vera] Tenía razón, para ser alguien con una idea tan clara de a lo que quería dedicarme solía centrarme demasiado en el pasado, y no solo de la historia, de la mía también. – [Vera]Ahora os lleváis bien y es lo importante.-[/Vera] James dio un sobresalto delante nuestras al asustarse por una sombra y a Vera se le escapo una risilla. – [Vera]Jane se equivocó, pero esta intentado arreglarlo.[/Vera]

    – [Elliot]Jane no quería venir y mírala ahora. Esta más feliz que nunca.-[/Elliot] Y no lo decía de mala manera, me alegraba que por fin Jane fuera feliz después de todo lo que había pasado conmigo y volviera a hablarse con Owen.

    – [Vera]¿Y tu eres feliz?.-[/Vera] Su mirada se desvió del camino y se fijo en mi. Vera era como Jane, sabía cuando algo me pasaba o no me encontraba bien conmigo.

    – [Elliot]Si. Todo lo que puedo serlo supongo.-[/Elliot] la felicidad era una sensación extraña para mí. Supongo que mi felicidad era la de los demás. Que Jane y Owen se llevaran bien al igual que mis padres.

    – [Vera]No pareces muy convencido.-[/Vera] Su mano se poso en mi hombro en señal de apoyo.

    – [Elliot]Es difícil de describir. Siento este vacío constante, pero a veces, hay pequeñas cosas que me hacen feliz.[/Elliot]

    – [Vera]¿No hay nada que te llene ese vacío?.-[/Vera] Pregunto con curiosidad.

    – [Elliot]Si, a veces cuando hablo con Tina…-[/Elliot] Me interrumpí y no seguí. Volví a notar lo mismo que cada vez se menciona su nombre o en mi mente aparece su sonrisa. Vera sonrió y no comprendía porque.

    – [Vera]Cuando vuelvas, se lo podrás decir.-[/Vera] No sabía a que se refería en ese momento, y tampoco pude preguntarle porque llegamos al final del camino.

     

     

     

     

  • MENTE Y CORAZON

    OWEN WILLIAMS

    LA KVASIR – MAÑANA

     

    Querido diario, hoy ha pasado algo maravilloso y no es precisamente el que este escribiendo dos veces en una semana. Ya se que gracias a ti soy el favorito de la futura generación que te encuentre, pero tenía que escribir de nuevo porque Amy y yo hemos hablado… bueno charlado… ¿cruzados dos palabras?. El caso es que me levante temprano para mi habitual rutina de ejercicio, este cuerpo no se mantiene solo sabéis, si me dejara sería una pelota, tengo un metabolismo de mierda, no se como lo hace el resto. Total, que tuvimos un breve encontronazo por los pasillos de la nave y tras una sesión de entrenamiento que pase pensando en ella y la leche que se pego contra una columna, parece que no soy el único que se levanta zombie por las mañanas, fui a por un poco de agua y ver como se encontraba.

    La encontré en la cocina con su hermana Kaylee y parecía encontrarse bien. Nuestras miradas se cruzaron un segundo saltaron chispas. En todo este tiempo nunca me había mirado así, de hecho creo que nunca lo había hecho. Era como si me estuviera viendo por primera vez. Madre mía que ojos, y que guapa a buena hora de la mañana. Amy poseía una belleza natural no retocada con maquillajes y filtros, y mejor me centro que empiezo a desvariar.

    El caso es que decidió acompañarme de nuevo hasta el gimnasio. Vale que pasamos todo el camino en silencio, pero ya era más de lo que había conseguido. ¿Estuve tentando de agarrarle la mano? si. ¿Se me erizaron los pelos del brazo cuando apenas nos rozamos caminando? También. Tras llegar a nuestro destino decidí romper el hielo hablando primero, porque a este paso nos hubiésemos quedado todo el día mirándonos el uno al otro, cosa que no me hubiese importado.

    – [Owen]¿Te encuentras bien? El intercambio de cuerpos ya ha pasado.-[/Owen] Me fije en que iba descalza. Los del rollo este monje tibetano eran Leo y Noah, pero en Amy imagine que era por ser como era. El ir descalza debía darle cierta sensación de libertad. En el poco tiempo que pase con ella puede notar que Amy era capaz de percibir todo de una manera mucho más profunda y… oh dios mio debo de apestar a sudor.

    – [Amy]He estado hablando con mi hermana y me ha dicho que te estoy tratando regular[/Amy].- Añadió suspirando, pero no era el típico suspiro de Owen me tienes hasta el coño. Si, se lo que significan los suspiros de mi crush. ¿Acoso vosotros no?. Muy mal.

    – [Owen]Tranquila, me encanta esta relación pasivo paso de tu culo moreno que nos traemos[/Owen].- En realidad no, me sentía como el típico empollón que se enamora de la animadora guapa popular del instituto. Espera lo mismo no habéis entendido esta referencia, es como si fueras un humano básico y te enamoras de la chica más molona de toda la galaxia.

    – [Amy]De todas formas, me gustaría pedirte disculpas[/Amy].- ¿Qué esta pasando? ¿Por que no aparta la mirada?. Tranquilo Owen, no la apartes tú. Dios el corazón me va a mil, y seguro que ella lo esta notando… no, puede que piense que es del ejercio. Maldia sea Owen tranquilízate, tortazo mental.

    – [Owen]Disculpas aceptadas[/Owen].- Hecho, después de esto solo podíamos ir a mejor. ♥

    – [Amy]Gracias[/Amy].- Murmuro bajito. Era adorable. Nos quedamos mirándonos unos segundos. ¿Es ahora cuando nos besamos, verdad? Si, creo que es ahora. Es decir el momento lo esta pidiendo. Yo lo estoy notando. Ella lo esta notando. Tu sentada en la comodidad de tu sofá en casa o en los mandos de una nave espacial que esta leyendo esto para entretenerse lo esta notando.

    – [Jane]Owen, te estaba buscando para hablar contigo, pero veo que tienes compañía[/Owen].- Bendito don de la oportunidad tiene mi hermana. Voy a matar a Xander para joderle su historia de amor. No, porque los quiero a los dos, pero mira… esto no lo olvido.

    – [Owen]Discúlpame un momento, será un segundo.-[/Owen] Le puse mi mejor sonrisa de por lo que más quieras no te marches ahora y me acerque hasta Jane. – [Owen]Dime hermanita, ¿Que necesitas?.[/Owen]

    – [Jane]Precisamente venía a hablarte de esto[/Jane].- Cuando le incomodaba a Jane tendía a aumentar el nivel de su voz, pero en este caso apenas lo dijo en un susurro para que Amy no le escuchara con su super oído. He sido Amy, lo ha escuchado seguro.

    – [Owen]Si, ya se ha disculpado.-[/Owen] Me gire para ver si seguía allí. Tenía la cabeza agachada y hacia círculos en el suelo con los dedos de sus pies haciendo como que no nos escuchaba.

    – [Jane]Ya, pero…[/Jane]- Su cara era de circunstanciaría. Porque no me dejas ser feliz, yo te dejo ser feliz. Yo luche por tu felicidad. En el fondo entendía lo que le preocupaba.

    – [Owen]Hermana, se que puedes leerme la mente. Miau, miau, miau. Y ahora dime qué has leído.-[/Owen] Quería que me digéra lo que había visto en Amy, pero no debio de entenderme. A veces es que me expreso mal, o pienso en gatitos.

    – [Jane]Miau, miau, miau. Pero no eres tú el que me preocupa[/Jane].- Espera, espera. Si no soy yo. El bala perdida de esta relación casi imposible el que le preocupa entonces. Así es habido lector de mi diario que debe de estar flipando tanto como yo. Amy ahora miraba hacia el techo mientras seguida dibujando con el pie. Era como si estuviera danzando.

    – [Owen]¿Entonces que es lo que te preocupa?.-[/Owen] Bueno ya se que soy yo lo que le preocupa, la verdad no se porque pregunto.

    – [Jane]Lo de ser amigos no va a salir bien[/Jane].- Quiero a mi hermana, de verdad. Pero ahora mismo me estaba matando. Amy pareció no aguantar más el hacer como que no nos escuchaba y se marcho por la puerta. Si, la mano se me quedo colgada en el aire como si estuviera intentando pararla.

    -[Owen] Ya bueno, pero yo no quiero que seamos solos amigos.[/Owen] Así, remarcado y en negrita. Que se note.

    Stefy
    – [Jane]Ya, ella tampoco[/Jane].- Espera, espera. ¿Confirmamos entonces? Que mi hermana lee la mente señores. Le gusto a Amy McLeod. LE. GUSTO. – [Jane]Y como te muerda, estás muerto[/Jane].-Se cruzo de brazos a la defensiva y yo tuve que pensar en gatitos para no imaginarme a Amy y viceversa mordiéndonos.- [Jane]Yo diría que tiene pensado morderte[/Jane].- A Jane le dio grima solo de pensarlo y yo tuve que negar varias veces con la cabeza porque estaba flipando. Esto había escalado rapidamente. QUE HACE CINCO MINUTOS SE ESTABA DISCULPANDO.

    – [Owen]No te preocupes, mira su madre, están con un lican y la cosa les ha ido bien. Además seguro que hay una cura.-[/Owen] Yo siempre optimista. Seguro que el futuro tenéis una cura para estar tan tranquilos con licantripos. Cabrones suertudos.

    – [Jane]Su madre se tragó una piedra en las pruebas para poder…ya sabes…con tranquilidad[/Jane].- Me aclaro, a Jane le costaba hablar de estar cosas. Con Elliot uso los termino de polinización, luego yo fui mas directo, al final fue nuestra madre la que uso toda las terminologías adecuadas.

    -[Owen] Es sexo Jane, puedes decirlo. Y si tengo que tragarme un pedrusco por ella pues… Me lo tragó.-[/Owen] Como si me ponen una maldita fuente de piedras, como si me ponen una piedra tan grande como el puñetero Daë de piedra. Después de esta revelación como si tengo que comerme la puñetera luna.

    – [Jane]Aghhhhh[/Jane].- Se tapo la cara incomoda.

    -[Owen] Ten la mente abierta Jane, tú tienes a Xander… Bueno mejor no la tengas abierta.-[/Owen] No pienses en cosas subidas de tono con Amy, no pienses en cosas subidas de tono con Amy…

    – [Jane]¡Es diferente![/Jane]- Claro como Xander le desactiva los poderes. Mucho oh quiero ser un héroe pero mira que contento ahora que esta con mi hermana. No se va a deshacer de ese poder en su vida. EN SU VIDA.

    -[Owen] Claro como Xander es un puñetero interruptor de poderes. Un momento… ¿Y si lo pongo en la habitación mientras…?-[/Owen] Podríamos ponerle unos cascos de Infinity Band y mientras tanto… Yo lo veo, pero claro la licantropia no es un poder.

    – [Jane]¡Owen, por favor![/Owen]- Suspiro como nuestra madre. Si, que me conozco los suspiros de todo el mundo.- [Jane]Lo mejor que puedes es mantener las distancias con Amy[/Jane].

    -[Owen] Lo intentare… sabes que voy a ir ahora mismo tras ella y voy a besarla, ¿verdad?.-[/Owen] A ver, que nunca tendría secretos con mi otra mitad, pero bendita la hora en la que le dieron el poder de la telepatía-

    – [Jane]Es que no me hacéis caso nunca y luego pasa lo que pasa…[/Jane]- Suspiro con fuerza.

    – [Owen] Eres la sensata de la familia. Los demás somos unos casos perdidos.-[/Owen] De verdad, no os hacéis una idea de lo bien que esta Jane para la familia que le ha tocado. Cargando con todo desde pequeña con un desastre de padre y como el gato y el ratón con nuestra madre. Elliot, el bala perdida de Owen…

    – [Jane]Pues hazme caso esta vez e intenta ser solo su amigo[/Jane].- Puso las manos como su estuviera rezando. Implorándome que usara la cabeza.

    -[Owen] Bueno….-[/Owen] En este punto me fui poco a poco hacía la puerta, mientras una señora negaba con el dedo partiéndose de risa en mi cabeza.

    – [Jane]Podías disimular un poco[/Jane].

    -[Owen] Tienes razón. Te quiero. Adioooooos.-[/Owen] Lo ultimo que pude ver al salir del gimnasio era la cara de tristeza de Jane. Anduve por los pasillos buscando a Amy hasta que di con ella. Estaba al fondo del pasillo apunto de volver a su dormitorio. Nos quedamos unos segundos que francamente me parecieron horas mirándonos fijamente. Amy sonrió, pero sonrió de verdad, no una mueca, una sonrisa de verdad con sus pequeños hoyuelos en las mejillas. Era la primera vez que le veía sonreír de verdad. Mira me temblaron hasta las piernas, me sentí el niño de quince años más afortunado de esa nave. La chica guapa y popular se había fijado en el pardillo.

    Amy se metió en su habitación estarás pensando waaaaa, aquí viene la parte ultra romantica en la que se declaran, se besan y tienen sexo desenfrenado pero seguro, con protección, sin mordiscos y arañazos. Sonando una banda sonora ultra épica de fondo. Con el tintineo de campanas a lo lejos, con botellas de champan descorchadas…

    Pues no. Me quede como un pasmarote mirando hacia el fondo del pasillo a la más absoluta nada. Pensando en esa sonrisa que me acaba de dejar KO y en como le jodería la vida a Jane si me estuviera muriendo después de todo lo que le había hecho pasar. PERO PORQUE TENGO QUE SER TAN JODIDAMENTE DESGRACIADO.

     

  • LOS ROBINSON ESPACIALES

    LOS ROBINSON ESPACIALES

    OWEN WILLIAMS

    LA KVASIR – MAÑANA

     

    El día anterior había sido cuanto menos entretenido, no todos los días se levanta uno en el cuerpo de su crush. Y ahora me encontraba aquí, sentado encima de una roca espacial contemplando el horizonte con un rollo laconico al más puro estilo Leo. Elliot tampoco parecía llevarlo muy bien, estaba tumbado en la hierba de color celeste, cosas espaciales supongo, como solía hacer con Vera, solo que esta vez estaba solo, mirando como las estrellas desaparecian para dar lugar a un nuevo día.

    Me percate de que jugaba con un anillo que tenía en el dedo, nunca había considerado a mi hermano un fan de la bisutería. Lo mismo se había prometido con alguien, aunque no se con quién porque aquí estábamos los dos solos, y su presunta churri en la tierra.

    – [Xander]Owen, ¿aprovechando que ya no eres mi prima?.-[/Xander] A saber cuando tiempo llevaba detrás de mi observándome distraído, aunque Xander no era un pervertido. Por otro lado si hubiese sido Jane seguro que se hubiese quedado embobado sin decir nada.

    – [Owen]No, solo estaba pensando. Creo que haber estado en Amy me ha afectado en ese sentido.-[/Owen] Y ahora estaba pensando en la piel pálida de Amy gracias Xander, como si todo ese cumulo de sensaciones  que sentí siendo ella no fuera bastante.

    – [Xander]Somos del club de cambiarse con su interés romántico.-[/Xander] Añadió sentándose a mi lado. Mentiría si dijera que se me puso una sonrisilla de felicidad en la cara, en parte porque Xander pensara que Amy y yo teníamos algo, también por el chiste.

    – [Owen]¿Estas insinuando que Idris y Elliot…?.-[/Owen] Aunque había combinaciones más raras, como la de Leo con Noah.

    -[Xander] Dios, espero que no. [/Xander]- Xander parecía haber olvidado que Idris estaba pillado por su hermana mucho antes que él por la mía. Que clase de ser superior estaba haciendo estos fics y porque yo era el único sin pareja. -[Xander] Pero podemos invitar a… no sé si hay alguien más.[/Xander]

    – [Owen]Henry no cambio de cuerpo con Laura, pero parece que las cosas no van muy bien. Iba arrastrando un colchón por el pasillo.-[/Owen] Teníamos una nave enorme en la que sobraban habitaciones y de la noche a la mañana, literal porque no se cuanto tiempo pasan entre mundos, tenemos la nave llena de gente nueva. A nuestro colega Lekwaa y Zahra se habían unido ese chaval que se mareaba con la sangre y la chica que venía del mundo de las piruletas, o algo por el estilo. El caso es que Henry tenía que buscarse la vida y dormir en algún sitio porque estaba atravesando problemas matrimoniales con su señora. De nuevo, porque parece que todo el mundo esta ya casado.

    – [Xander]Si, por mucho que le gusten las máquinas es mal momento para dormir solos. Pero nos estamos asegurando de que no se vuelva a colar ningún no invitado.-[/Xander] ¿Hablamos de lo inocente que parece Xander a veces?. Henry no va a dormir solo porque se nos colaran unos polizones, pero dejemos le cree que si.

    – [Owen]Deberíamos tener alguna clave secreta por si acaso. ¿ Nos hacemos tatuajes?.-[/Owen] Tenía que intentarlo. Podíamos hacernos una M, o más bien una NM, porque Moondies solo existen unos, nosotros somos el spin off.

    – [Xander]La clave es buena idea, siempre que no lean el pensamiento. -[/Xander] Y si lo leen no pasa nada, ya tenemos a mi hermana para evitar topos. – [Xander]Como llevas lo de que te lea la mente?[/Xander]

    – [Owen]Siempre he sido un libro abierto.-[/Owen] Soy un burro muy cazurro que toma churros y discurre. Aunque ahora mismo solo me verá pensando en una sola cosa.

    – [Xander]No hemos tenido casi tiempo de hablar. Me alegro de que al final lo halláis arreglado. –[/Xander] Me estremecí un poco, y no porque empezara a refrescar. Xander estaba en modo romántico y a mi cuando me hablan de mi otra mitad, pues me llega a la patata. – [Xander]Parece que está mejor, seguro que volver a hablar contigo ha tenido algo que ver.[/Xander]

    – [Owen]También está más contenta desde que estáis juntos. Porque lo estáis. No engañáis a nadie.-[/Owen] Se lo había notado sobretodo en la repostería, Jane solía refugiarse en hacer postres y los hacia de una forma brutal, era como ver pegar a alguien super adorable a un oso de peluche. Ahora sin embargo estaba más calmada y los hacia con amor.

    – [Xander]¿Tu crees? no creo que ella piense igual.[/Xander] – Se le dibujo una sonrisa tontorrona en la cara, estaba hasta las trancas por mi hermana.

    – [Owen]Te he metido la idea en la cabeza. Ahora te leerá el pensamiento y tendréis LA conversación.-[/Owen] De nada hermana, porque a este paso de no somos nada lo mismo se nos casa antes Elliot y su novia por correspondencia.

    – [Xander]¿Y Amy y tú qué eh?[/Xander] – ¿Amy y yo que?. No puedo beber más los vientos por ella. Que poético me ha quedado esto, soy el Baz Lurmann de mi generación, solo espero que esto no acabe en tragedia como en su película Romeo + Julieta.  – [Xander]Ya te he preguntado así que ahora lo verá en sus visiones.[/Xander]

    – [Owen]Amy solo me quiere cuando estoy muerto, dudo que vea algo en lo que me declare a ella.[/Owen] Bueno querer es una palabra fuerte, por ahora solo ha demostrado que me quiere lejos de su vista, de su vida, de sus desayunos, de sus momentos de escritura…

    – [Xander]Bueno, es de eso de lo que habla pero puede que vea mucho más. -[/Xander] Xander tiene razón, lo mismo nos ha visto antes de eso en una relación y se esta negando a ello por mi fatal desenlace.

    – [Owen] Maldita sea Alexander Edward Gael Arkkan Echolls de todos Los Santos…-[/Owen] Xander era el bien quedado de la familia y tenía todos los nombres más alguno más que le añadía cuando intenta meterse en mi cabeza.

    – [Xander]Eh Owen Dominic. Siempre puedo hablarle mal de ti. -[/Xander] Ten mejores amigos para que no sepan ni tu apellido, muy mal Xander, quedas fuera de los contactos de emergencia.

    – [Owen] No tienes trapos sucios contra mi, soy un santo. -[/Owen] O al menos ahora.

    – [Xander]Estamos empatados peero… Yo no me bese con Dante. -[/Xander] Ya esta la hetera, madre mía si le dijera que incluso Jane a tenido algún sueño subido de tono con Elle le explota la cabeza.

    – [Owen]Éramos dos corazones solitarios y miramos ahora, a mí no me hacen caso y el se ha colado por una chica que ni siquiera existe todavía. Por cierto, tu te lo pierdes.-[/Owen] Por otro lado, cuando se ha convertido Dante en el lincantropo de Crepusculo, ya sabéis, ese momento perturbador en el que el pavo que hasta hace cinco segundos estaba colado por ti ahora lo esta de tu hija recién nacida.

    – [Xander]No me atrevo a preguntárselo a tu hermana por si acaso, ¿Que tal tu padre y tú madre?.-[/Xander] Copulando como conejos. Perdón, esto ha sido el típico espasmo muscular en el que he escrito sin pensar, aunque cuando escribo pensando.

    – [Owen]Bueno, por ahora están llevando nuestra ausencia viviendo juntos, mal momento para estar solos. Lo mismo cuando volvamos tenemos dos hermanos más…- [/Owen] Hijos, que bien que estáis sanos y salvos. Estos son vuestros nuevos hermanitos, James Arthur y Renee.

    – [Xander]Si te enteras de algo de eso avísame, convenceré a tu hermana de que no podemos volver. -[/Xander] Era broma pero en el fondo sabía que de ser por él no le importaría quedarse en esa nave por el resto de sus días con ella. Xander seria capaz incluso de rechazar su sueño de ser un héroe por Jane.

    – [Owen]¿Intentas separar a mi padre de la niña de sus ojos?. No hay suficientes planetas en los que ocultaros.-[/Owen] Estamos hablando del hombre que se colo en una instalación gubernamental para salvar al amor de su vida, vale lo hizo con ayuda. Pero créeme Xander que tratándose de mi hermana no necesita ayuda de nadie.

    – [Xander]Bueno, aquí hay unos cuantos. -[/Xander] De nuevo, no tienes donde huir amigo. – [Xander]Me da más miedo Jane que tú padre a estás alturas.[/Xander]

    – [Owen]Eso dices ahora…- [/Owen] Le hice el gesto de unas tijeritas y se le borro la sonrisa de la cara. Lo que le faltaba a Jane, ver en la cabeza de Xander a nuestro padre castrandolo.

    – [Xander]Estás trayendo de vuelta miedos presdolescentes. [/Xander]- Lo típico de la infancia en el que tienes miedo del padre de tu no novia. En mi caso estoy salvado, el mío solo podía matarme de aburrimiento leyendo libros. Es broma suegro, te quiero. – [Xander]¿Comemos con el resto? Estará bien usar nuestras propias manos.[/Xander]

    Llame a Elliot para que se uniera a nosotros, el chaval necesitaba un corte de pelo urgente, parecía que estaba pasando por una cuarentena. Juntos nos encaminamos hacia la nave, la cual rebosaba de vida con todo el jaleo que tenía el resto dentro, parecíamos una pequeña familia disfuncional, como los Robinson pero en el espacio.

  • NO ES MALA IDEA

    EZRA WALKER RAINER

    Terra – Noche

    No resultaba extraño que la magia de Robin pudiera hacerme reaparecer junto a mis compañeros. Alguien que dio la vuelta para ayudarme, en mi mundo seguramente hubiese muerto congelado. Y tuvo la amabilidad de dejar que me quedara con ellas mientras me recuperaba de mis heridas. Me hacia preguntarme si hubiese hecho lo mismo por cualquier otra persona o simplemente percibió que no era ninguna amenaza, que era una buena persona.

    Tenía la impresión de que habían pasado varias semanas, pero estaban tal y como los recordaba antes de la explosión. Iban cubiertos de polvo y tenían las ropas raídas, sin duda estaban pasando por una guerra. Por suerte ninguno parecía herido.

    – [Lekwaa]Si, es él. No es ningún reanimado como los que usa el otro bando.[/Lekwaa] – Les confirmo Lekwaa a Henry y Julia tras echar un vistazo a mi aura, con todo lo que había hecho en el futuro.. pasado… no podía evitar pensar como seria.

    – [Ezra]Lo lamento chicos, me he entretenido por el camino.[/Ezra] – Observe como Julia hacia un gesto obsceno con las manos y note calor en las mejillas, seguramente por el contraste del frío. – [Ezra]Ella es Robin, me ha ayudado a llegar hasta vosotros.[/Ezra]

    – [Robin]Encantada. Espero que tengáis suerte con la misión, pero yo debo irme, mi pueblo me necesita.[/Robin]

    No quería despedirme de ella y hubiese agradecido algo que lo retrasara, pero no precisamente ese destacamento de soldados por tierra  y aire que aparecieron.

    – [Lekwaa]Corred, creen que somos infiltrados de la otra nación.[/Lekwaa] – Echamos a correr sin un rumbo fijo, tampoco sabía donde podríamos escondernos. En mi vida pase muchos años siendo perseguido y no había ningún lugar seguro. Los bosques te hacían demasiado vulnerable y la ciudad era demasiado peligrosa.

    – [Julia]Estoy hasta el…[/Julia] Julia no tuvo tiempo de poder maldecir, una bomba nos corto el paso e hizo volar escombros en nuestra dirección. La otra vez no pude experimentar esto, casi que fue mejor, por uno minutos lo único que podía oír era un zumbido que no dejaba de martillear en la cabeza, al lobo no le gustaba nada.

    – [Lekwaa]Pensábamos que no nos seguirían fuera de sus fronteras.[/Lekwaa] – Nos refugiamos en uno de los edificios que a duras penas se mantenía en pie. Lo único que podíamos oír por encima de nuestras voces eran los aviones, bombas y disparos en la calle, no había ni rastro de vida salvo por nosotros.

    – [Robin]No me había imaginado que esto fuera así.[/Robin] – Robin miraba horrorizada a través de lo que quedaba de una ventana. Quería decirle que todo esto era pasajero, que algún día terminaría. Pero no era así, cuando una guerra termina empieza otra, y luego otra.

    – [Lekwaa]Hay muerte por todas partes, en este bando, en el otro. La guerra solo trae muerte.[/Lekwaa] – Lekwaa se dejo caer contra una pared cerrando los ojos. Apenas lo conocía, en realidad apenas los conocía a todos, pero por como lo había dicho daba la impresión de que había pasado por algo parecido a mi.

    – [Robin]En mi país todo está bien y aquí… aquí nada lo está.-[/Robin] En el tiempo que había pasado con Robin nunca la había visto así. Era una persona alegre por naturaleza, siempre con una sonrisa en la cara, y ahora su rostro era de dolor.

    – [Ezra]Estoy cansado de todo esto.-[/Ezra] Allá donde iba solo había caos y destrucción, empezaba a pensar que nunca tendría esa paz y tranquilidad que viví en el reino de Robin.

    – [Julia]Debes estar molido con los 3 minutos 52 segundos que llevas de guerra.[/Julia]- Añadió Julia. Lekwaa observaba a su alrededor extrañado. Agudice mi oído pero lo único que percibía eran lo disparos de la calle.

    – [Henry]Ezra viene de un futuro en el que llevan años en guerra humanos y supernaturales.- [/Henry] No había mencionado nada de mi pasado a Henry, los demás debían de habérselo contado.

    – [Julia]Qué casualidad.[/Julia]- Se quejo.

    – [Robin]¿Esta guerra lleva mucho tiempo?[/Robin] – El mundo de Robin vivía aislado del resto, era como si vivieran en una burbuja.

    – [Henry]Por la destrucción yo diría que décadas.-[/Henry] Robin se tapa la boca horrorizada. Seguramente estaría pesando que con su poder podría haber terminado con todo esto.

    – [Lekwaa]No hagáis rui…[/Lekwaa]- La advertencia de Lekwaa se vio interrumpida. Una sombra se abalanzo sobre nosotros golpeando a Lekwaa y lanzandolo por los aires. Cuando se reincorporo tenía un arañazo visible en el brazo.

    – [b]He decidido cortar por lo sano esta charla, porque me estabais dando dolor de cabeza.[/b]- Solo alcazaba a ver sus ojos dorados entre la oscuridad de la noche – [b]Mi nombre es Iulia. Normalmente no me presentaría, pero hoy me ha apetecido.[/b]

    – [Henry]Es la Daë que hemos venido a buscar. Julia.-[/Henry] Nos informo Henry.

    – [Julia]¿Qué?[/Julia] – Pregunto Julia. Ya era casualidad que ambas se llamarán igual.

    – [b]Eh… era conmigo.[/b]- La Daë parecía tan confundida como nuestra Julia.

    – [Julia]No, aquí Julia soy yo.[/Julia]- Me puse delante de ella porque como siguiera así se plantaba delante de ella y tendríamos problemas – [Julia]Este es Ezra, este Licua, la de allí Robin y el sosias se llama Henry.[/Julia]

    – [Lekwaa]¿La Dae intenta matarnos?[/Lekwaa] – Lekwaa parecía extrañado, hasta ahora ninguno nos había atacado. – [Lekwaa]¿De qué tenemos que protegerla entonces.[/Lekwaa]

    El estruendo de las armas era cada vez más atronador, las balas golpeaban contra la fachada del edificio. Una bomba cayo sobre el edificio y una pila de escombros sobre la Daë. – [Ezra]De ellos.-[/Ezra]

    – [Julia]Pero es mala.[/Julia]- A mi tampoco me apasionaba la idea, pero si no la ayudábamos tal vez nunca saliéramos de ese mundo.

    – [Robin]Quizás no sea mala. Quizás sea… su naturaleza.[/Robin]- Intento mediar Robin.

    – [Henry]Solo será buena cuando se una al resto de daes.[/Henry]- Tal vez ni siquiera eso. El vinculo de Julia con otra de las Daë le impedía atacar a nadie, pero tal vez en el fondo seguía siendo mala.

    – [Julia]Siempre podemos matarla ahora que está medio muerta y decir que no la hemos encontrado.[/Julia]- Propuso Julia mientras le daba un par de golpes con el pie con cuidado por si estaba fingiendo.

    – [Ezra]La cosas no funcionan así. Si muere los otros dae no podrían llegar a cumplir su misión.-[/Ezra]Todos ellos estaban destinados a morir, pero si faltaba alguno de ellos en ese momento el gran mal al que debían enfrentarse tal vez no fuera erradicado.

    – [Robin]¿Podríamos intentar volver a mi Palacio?[Robin] – Propuso Robin. No me gustaba la idea de poner en peligro a su hermana, pero veía donde quería llegar. Quizás su poder podía ayudar a que no atacara a nadie más.

    – [Lekwaa]Esperad, allí abajo. [/Lekwaa]- Los disparos en la calle habían cesado. Lekwaa señalaba a un grupo que andaba por la calle. Reconocí a la bruja del bosque que nos hechizo con el té de la verdad.

    – [Henry]Son los dae.-[/Henry] La Daë se removió en el suelo, comenzaba a volver en si.

    – [Julia]Lo mejor es dejarla allí tirada y que se la encuentren.[/Julia]- Propuso Julia.- [Julia]Habremos cumplido nuestro cometido y el problema será de otros.[/Julia]

    – [Ezra]Eso… No es mala idea. Ayúdame a cargar con ella.-[/Ezra] Lekwaa la cogió de un brazo y yo del otro. Henry observaba desde una esquina y nos hizo una señal de que se acercaban. La dejamos en mitad de la calle y nos escondimos en un callejón cercano.

    Julia sonrió orgullosa.- [Julia]Soy carne del Mensa.[/Julia]

    Elric se arrodillo frente a Julia para ver como se encontraba. La vampiresa pillo por sorpresa al elfo y lo sobrepaso lanzándose sobre Eleanor. Un campo de fuerza le impidió atacarla, Geraldine estaba pronunciando un encantamiento y los ojos de Julia se iluminaron. La vampiresa cayo de rodillas sobrepasada, su expresión cambio por completo, como si fuera consciente de todo el mal que había causado en esa vida.

    Los Daë le dieron la bienvenida a su nuevo miembro, tras pasar un rato conociéndose un poco más entre ellos y a su nueva incorporación se pusieron de nuevo en camino. El grupo se marcho y y era hora de volver con el nuestro.

     

  • HERENCIA DE SANGRE

    JAMES BARNES

    MAÑANA, ESFERA ARTISAN

    Cuando el señor Leo dijo aquél nombre, la señorita Amy fue la primera en reaccionar, pero para cuando ella terminó de explicar que acababa de hablar con él gracias a esa «bola mágica», me alegró poder ayudarles en algo diciendo que yo también conocía a ese hombre, y bastante bien de hecho, aunque nuestra historia tenía algunas complicaciones por el camino.

    Después de charlar hasta entrada la noche, propuse ayudarles a llegar hasta a él a la mañana siguiente. Al ver que la hora de llegada de padre estaba cerca, se lo hice ver y ellos prefirieron irse a la cama. Parecían haber notado mi nerviosismo y agradecí estar solo para cuando llegase.

    Toda la euforia acumulada por conocer a aquellas increíbles personas, comprobar que la magia era tan real como había soñado y poder aportar algo a su senda heroica se desvaneció en cuanto vi el semblante serio de padre cruzando la puerta.

    Había hablado con Ernest y Clara, quizá también con la señora Adelaide. Cuando empezó a hablar con una voz atronadora lo primero que pensé fue en que los demás no le escuchasen. No quería que mis nuevos «amigos» viesen primero esa parte de él, como había estado recientemente en lugar de como había sido casi siempre.

    Escuché y les defendí lo que pude, pero su enfado no iba a menos y llegó un punto en el que mencioné que al día siguiente se irían después de acompañarles a ver al Reverendo Rowe en el que su ira se desbocó. Me prohibió ir con ellos, tener ningún tipo de contacto con John Rowe o que siguieran en nuestra casa un día más.

    Al final su enfado fue remitiendo. Me recordó que el Reverendo Rowe hablaba en su contra, decía que si la fábrica de mi padre tenía tan buenas intenciones, por qué seguía muriéndose de hambre media ciudad, y por qué sus máquinas revolucionarias apenas se veían, ¿a dónde iban de verdad?

    Recuerdo preguntarle a mi padre esas cuestiones porque el Reverendo y yo habíamos sido amigos durante bastantes años. Cuando padre trabajaba, solía pasar tiempo con él, hasta que pasó todo aquello y padre se volvió más cerrado. Cada vez pasaba más tiempo en la fábrica.

    En las últimas semanas había sido peor, especialmente los días en los que le visitaban «los extranjeros». Llevaban ropas extrañas y padre dijo que venían de ‘La Gran Planicie’ para comprar sus máquinas. Pero seguía raro.

    Dormí mal esa noche, di vueltas y me desvelé varias veces, pensando en mi cabeza cómo decirles a los demás que no podía acompañarles y que tampoco podían quedarse. Al final caí rendido y para cuando me despertó el grito del gallo, estaba agotado.

    Tras asearme y hacer las primeras tareas de la mañana mientras se despertaban, me reuní con ellos en el desayuno. Padre se había ido antes incluso de que yo me despertase. Solía irse temprano, pero parecía que ese día un poco más, como si no quisiera verles.

    – [James]No puedo ir con vosotros, padre no lo permitiría.[/James] – dije al cabo de un rato, agachando la mirada hacia mi plato.

    – [Vera]Eres el único que nos puede ayudar.[/Vera] – escuché decir a Vera. No me vi capaz de levantar la mirada y encontrarme su rostro de decepción. Ella me entendía de una forma que hacía tiempo que no hacía nadie.

    Negué con calma. – [James]Padre no quiere que me acerque al Reverendo. Dice que sus ideas se me meterían en la cabeza.[/James] – quizá tenía razón. No era la primera vez que sentía que algo raro pasaba en la fábrica. Había demasiados secretos y la fábrica cada vez era más grande y requería más tiempo de su padre. Sí, ayudaba a la gente dándoles un trabajo, pero era cierto que con máquinas como el tren, podría haber vivido mejor la gente.

    – [Amy]¿Quieres vivir tu vida o la de tu padre? [/Amy]- replicó una voz más seria y grave. La señorita Amy me miraba sin apartar la vista. Ella no conocía normas de etiqueta, era tan natural y tan salvaje que no podía si no envidiarla.

    – [James]No lo conocéis, es duro pero es buen padre. Está solo y solo me tiene a mí.[/James] – le defendí sin ponerme en contra de ellos. Solo quería pacificar, que no pensaran tan mal de él porque…bueno, porque era mi padre. – [James]Es que últimamente, ha cambiado. Si me quedo al final volverá a ser el mismo.[/James] – pensé en voz alta, o quizá lo que quería era convencerme.

    – [Amy]La gente no cambia.[/Amy]- dijo Amy. Vi que el señor Leo la miraba de soslayo.

    – [James]Tengo que intentarlo…[/James] – dije sin saber para quién. Después me quedé pensando. Ellos habían sido buenos conmigo, me habían salvado, habían sido agradables y me habían abierto las puertas a la magia. Y luego estaba Vera, que me comprendía. En ese momento apareció una chispa de resolución, no tenía que hacer todo exactamente como decía padre, en especial si no se enteraba. – [James]Pero intentaré acompañaros. Padre se ha marchado a la fábrica, nadie tiene por qué saberlo.[/James]

    – [Amy]Estás en la cárcel y con miedo.[/Amy]- replicó Amy. Fui testigo de cómo Vera la recriminaba con la mirada, pero esas palabras me hicieron pensar.

    Mientras subía a prepararme como creía que debía ir un aventurero, seguí dándole vueltas. Mi padre siempre decía que él no temía el cambio. ¿Por qué yo sí debía hacerlo? Quizá lo que tenía que hacer era unirme a ellos, si me aceptaban claro, y ver lo que había más allá de esa ciudad.

     

    Vera me dirigió una sonrisa al fijarse en la mochila que me había preparado, pero disimulé para no comprometerme, ni siquiera yo tenía claro aún mi camino. Tras un silencioso viaje en el tren en el que parecía que todos los ojos estaban puestos en mí y cualquiera iba a correr a decirle a padre lo que estaba haciendo, por fin llegamos a la ciudad.

    – [James]Si hay suerte estará en el hospicio. Hace mucho que no le veo.[/James] – les expliqué mientras recorríamos las calles, adentrándonos en la zona menos agradable, en la que el olor a salitre cubría por suerte el de la gente que no se aseaba a diario. Hacía unos años me sentaba con el señor Rowe en el hospicio, ayudándole con los niños más pequeños, pero él siempre se había negado a que fuera a ayudarle cuando iba al puerto, allí había cosas que no quería que viera. Ahora era más peligroso si cabía, por el asesino de…»mujeres de vida dudosa» que rondaba por la zona. – [James]Recoge gente de las calles, niños y niñas sobre todo.[/James] – aclaró. A los demás les ayudaba, pero no quería que cualquier adulto pudiera estar cerca de los niños de los que en muchos casos ya habían abusado. – [James]A veces le ayudaba.[/James] – les comenté. No eran malos tiempos, el Reverendo había sido amigo de mi madre y me había dicho que siempre cuidaría de mí ahora que ella no podía.

    – [Vera]Parece un buen hombre.[/Vera]- meditó en voz alta Vera. Caminaba a mi lado y me sentía extraño al mirarla, nervioso.

    Asentí. Cuando padre me prohibió verle no lo dudé, pero quizá debía haberlo hecho, seguro que el Reverendo solo quería ayudarle. Al final, después de otro rato en silencio, llegamos al hospicio.

    – [Kaylee]Si alguien es muy hipocondríaco, lo mejor es que se quede fuera.[/Kaylee]- propuso Kaylee.- [Kaylee]Por ejemplo, yo.[/Kaylee] – añadió, despejando las dudas. La señorita Kaylee parecía de las tres hermanas la más empática y quizá ver lo que habían sufrido algunos niños y niñas que allí vivían le haría bastante mal.

    – [Leo]Me quedaré contigo, vigilando por si aparecen problemas. O ellos.[/Leo] – dijo el señorito Leo. Entendí que por «ellos» se referían a esos «Daë» a los que estaban ayudando.

    – [Kaylee]Gracias.[/Kaylee]- dijo ella. Se miraron de una forma que envidié y Amy esbozó una cara de asco.

    Los demás bajamos las escaleras. Allí, en aquella gran sala sin decoración de ningún tipo más allá de unas mesas sobrias y desconchadas repletas de niños de todas las clases, sobresalía una figura que se movía de un lado a otro, atendiéndolos, sirviéndoles comida y evitando que se peleasen. Apenas había envejecido un día. – [John]¿James? No puedes ser…[/John] – al verme caminó hacia mí con una sonrisa amplia, entonces se fijó en los demás. – [John]¿Amelia?[/John] – preguntó, mirando a  la señorita Amy.

    – [Amy]Amy.[/Amy] – le corrigió ella, que pese a todo, no parecía incómoda.

    John le sonrió, parecía tan alegre y afable como siempre, como si nada hubiera cambiado. – [John]No sabía que estabas aquí.[/John] – le dijo. – [John]¿James es uno de tus Daë? ¿O de los suyos?[/John] – su mirada se posó sobre mí y me sentí cohibido. Era culpa mía no haber hablado con él desde que padre lo mandó. Si supiera que estaba allí…

    – [James]No, yo…he venido a acompañarles porque le buscaban, pero debo irme, mi padre…[/James] – traté de excusarme, titubeando. Sentí que una mano suave y cálida agarraba la mía y me reconfortó. Era Vera. El corazón se me aceleró y fue como si mi mano de pronto no formase parte de mi cuerpo, pero allí estaba, unida a la suya.

    – [John]No sé qué te habrá contado tu padre, James, pero necesitas ver el mundo con tus propios ojos.[/John] – sus consejos salían de su boca con una voz tan calmada y serena que era difícil sentirse atacado.

    No quería hablar de eso, reconocía mi culpa pero también estaba desobedeciendo directamente a padre. – [John]¿Por qué me buscabais? ¿Necesitais ayuda?[/John] – me miró de reojo, sabía que no estaba cómodo y había cambiado de tema.

    – [Amy]Creemos que eres el Daë que falta.[/Amy] – dijo Amy.

    – [John]¿Yo un Daë? No puede ser. Yo ayudo a la gente que lo necesita, pero…¿salvar el mundo?[/John] – comentó, sorprendido. Me extrañó que supiera lo que era un «Daë», pero si podía hablar con Amy por esa «bola mágica», todo podía ser posible.

    – [Amy]Esa es la definición de Daë.[/Amy] – insistió ella.

    – [John]No soy ningún guerrero ni hechicero.[/John] – replicó el Reverendo. Me resultaba dificil también verlo como un héroe de leyenda. Él era un salvador de la gente de a pie.

    – [Vera]Ni yo.[/Vera]- intervino Vera. Me costó parar a pensar lo «corriente» que era, porque a mis ojos era increíble.

    – [John]¿Han venido con vosotros? Hace unos días que no sé nada de ninguno.[/John] – preguntó, asumí que hablaba de los «Daë» con lo que también debía haber estado comunicándose.

    – [Vera]No, los Daë van por su cuenta.[/Vera]- explicó Vera.- [Vera]Nuestra misión es que se reúnan, pero por lo demás, tienen libre albedrío.[/Vera] – absorbí la información para tratar de colocar todo ese mapa y entenderlo, pero era muy complejo.

    Él se quedó pensativo y nos condujo a través de un pasillo hasta una sala de doble techo en la que el centro estaba despejado y los muebles, cajas con todo tipo de utensilios y camas estaban apartados a los lados. – [John]Si está en mi camino ser un Daë para ayudar a la gente, lo aceptaré de buen grado.[/John] – resumió. Deseé parecerme a él, tener su resolución. Estaba dispuesto a dejar atrás todo lo que conocía, por malo que fuera. – [John]¿Puedo ofreceros algo o tenéis que marchar a continuar vuestra misión?[/John] – preguntó. Me di cuenta de que ya estaba todo hecho, era el final del camino y el momento de que yo mismo decidiera se acercaba. Y no estaba preparado.

    Antes de que nadie pudiera responder las puertas de aquella sala se abrieron de golpe y un hombre al que reconocí al instante se acercó a nosotros como si le rodease una tormenta. – [b]James, vete de aquí ahora mismo. Vuelve a casa.[/b] – dijo mi padre con voz grave.

    Estaba nervioso e incapaz de responder, pero vi a Amy ir hacia un montón de cajas y cuando volvió no era ya una joven de piel pálida si no una loba bípeda que se alzaba en altura sobre cualquiera de los presentes.

    Mi padre la vió y después me miró con los ojos abiertos como platos. – [b]Has llevado monstruos a nuestra casa.[/b] – se acercó a mí sin que pudiera moverme y me agarró del brazo, tirando hacia él.

    – [Vera]Le estás haciendo daño.[/Vera]- Vera había tenido que soltarme la mano del tirón que había dado mi padre y ahora luchaba por separarme de él. Yo me sentía como un muñeco, movido por los hilos que accionaban otros. Amy le enseñó unos dientes afilados como cuchillas.

    Leo y Kaylee atravesaron corriendo las puertas y eso nos dejó a padre y a mí en el centro de mis nuevos amigos. – [Leo]Tened cuidado, no es un humano normal.[/Leo] – vi que Leo tenía una herida en el cuello que ya se estaba cerrando. Kaylee murmuró algo que no alcancé a escuchar y mi padre salió despedido hacia atrás como movido por una ráfaga de viento. Me llevé una mano al brazo, dolorido por su apretón.

    – [b]¡Bruja![/b] – de alguna forma mi padre consiguió pararse en mitad de la sala y a su alrededor el aire pareció crepitar. Escuché un grito cortado y al girarme vi que Kaylee tenía una especie de mordaza hecha con trozos de metal. Leo trató de ayudarla a quitársela pero Amy se lanzó sobre él para atacar.

    No podía ser mi padre el que había hecho eso, no lo concebía. Él que siempre me había hecho desechar la magia, que vivía en un mundo de tecnología y en ese momento estaba reuniendo a su alrededor piezas metálicas. Las piezas ni siquiera eran las mismas, padre tenía la vista fija en ellas y movía los labios haciendo que las piezas tomaran la forma que él quería, hasta engancharse para formar un oso metálico que cargó contra Amy.

     

    Amy empezó a esquivar y luchar contra ese engendro metálico como pudo. Traté de acercarme a padre al ver que se llevaba una mano a la cabeza, como si le doliese o se sintiera desorientado. – [b]No podías haberte quedado tranquilo con tu padre siempre cuidando de ti. Tenías que buscar la magia.[/b] – le había visto enfadado pero nunca tanto. Si me había ocultado esa magia que podía obrar, ¿qué más podía estar ocultando? Me detuve, manteniéndome a distancia. – [b]Mira lo que has hecho.[/b] – rugió.

    – [James]Tú no eres mi padre. ¿Quién eres?[/James] – repliqué, desesperado por una respuesta que me ayudase a gestionar todo eso.

    – [b]Ah sí, soy tu padre, chiquillo. Pero también soy más, muchos y muchas más. Yo soy Legión y estamos en todas partes.[/b] – su voz sonó como si muchas voces se sumaran a la vez. Fragmentos de metal le rodearon formando una especie de armadura.

    – [Vera]¿De quién eres hijo, James? [/Vera]- escuché preguntar a Vera, pero mi mente ya no era capaz de procesarlo.

    Por un momento dejé de oír, solo podía ver a aquél hombre con tanto poder cubierto en su armadura, amenazando a las únicas personas que había podido llamar amigos en mucho tiempo. El Reverendo estaba a sus pies, incapaz de hacer nada mientras mi…mi padre…le apuntaba con una pistola creada con su propia magia.

    Todo parecía ir muy lento, no podía moverme, ni hablar. No escuchaba nada, ni siquiera los gritos de los demás tratando de evitar que matase al Reverendo. Nada hasta que escuché un silbido y vi a mi padre dejando caer el arma. Se agarró la mano con la contraria, mirando atónito una flecha de color brillante clavada en él hasta que se desvaneció. – [Eldric]De la mano que controla todos estos mundos.[/Eldric] – dijo un hombre ataviado con una armadura dorada. Tenía un arco en la mano, un arco precioso, pero sin cuerda. No, no era un hombre, era un…un elfo. Su respuesta parecía ir a Vera. ¿Qué era lo que había preguntado? Ah, sí, de quién era hijo. Ese hombre, ese elfo, parecía saberlo mejor que yo. – [Eldric]Antailtire, el Soberano, el Cardenal, la Reina…una de sus muchas caras.[/Eldric] – sentenció. Vera me miró, sorprendida, los demás también lo estarían cuando tuvieran tiempo para hacerlo, para mi aquellos nombres no significaban nada aún.

    – [b]Somos uno, cosa que vosotros solo podéis soñar.[/b]- padre habló de nuevo, pero ya no con una voz hecha de voces, si no con la voz de una mujer.

    – [Geraldine]¿Sabes lo que más nos gusta a las brujas? El fuego.[/Geraldine]- dijo una mujer de cabello castaño oscuro que blandía un báculo con una gema en la punta. Un círculo de fuego rodeó a mi padre, tan intenso que el metal de su armadura brillaba como si fuera a fundirse.

    – [b]Ya he callado a una bruja antes.[/b] – replicó con la voz con la que siempre le había conocido. Trató de colocar una mordaza a la que acababa de aparecer pero no fue capaz.

    – [Eleanor]Aquí no hay ninguna bruja con mordaza.[/Eleanor]- replicó una joven de cabello rubio. Se la veía muy fuerte físicamente, pero tenía un rostro amable. Había ayudado a Leo a quitarle la mordaza a Kaylee, que ahora se unía a la otra bruja para contraatacar.

    Por primera vez fui consciente de dónde me encontraba. Miré y vi que no solo habían llegado la bruja, el elfo y la guerrera. Había un guerrero sonriente de pelo azul, un caballero de casco astado que blandía una gran espada de aspecto espeluznante, una mujer que en ese momento estaba tomando el aspecto de una leona al igual que Amy tomaba el de una loba, también otra de pelo oscuro y tez broncínea que tenía una mirada maliciosa y por último un gigante hecho de piedra pura. Eran muchos y parecían muy fuertes.

    – [James]Padre, no. Ríndase. Recapacite.[/James] .- le imploré. Él me miró fijamente como si no me conociera.

    – [b]Tu padre ha fallado muchacho, ahora ha sido absorbido y otro cumplirá su función cuando acabemos con vosotros.[/b] – de nuevo esa voz hecha de voces. Sentí la mirada de Vera fija en mí y perdí las fuerzas.

    No sé si sabía cómo iba a acabar aquello, pero dejé de luchar. Sentí el brazo de Vera rodeándome y después un cuerpo más grande colocarse tras nosotros, cubriéndonos. Por encima del hombro vi que era el Reverendo.

    Esperé a que volviese el silencio y cuando lo hizo, me levanté. Corrí hasta mi padre, que estaba tendido en el suelo, sin rastro ya de su armadura más allá de unos trozos de metal aquí y allá.

    – [b]Lo siento hijo…no lo sabía…no…[/b] – sus ojos eran distintos, eran los del padre que había conocido gran parte de mi vida y no últimamente. Parecía confuso y dejaba transmitir la culpa con la que se fustigaba.

    – [James]Padre. Aguante.[/James] – le pedí. Yo mismo sabía que no estaba bien, no tenía ninguna gran herida visible pero toda la fuerza de antes parecía haberle abandonado, como si hubiera sido desconectado del poder que tenía. De hecho, cuanto más tiempo pasaba menos real me parecía su cuerpo. Era como si se estuviera desvaneciendo.

    – [b]Pensé que la…magia sería tu perdición pero…el mal estaba en mí… Ni siquiera sé lo que soy…[/b] – parecía pequeño, nada del hombre serio y fuerte que había conocido. Allí, delante de mí, se enfrentaba a la muerte sin la certeza de qué era.

    – [James]No es culpa suya. Descanse.[/James] – le consolé. Aferré su cuerpo y lloré hasta que se desvaneció en el aire, incluso después. Vera me abrazó no sé durante cuanto tiempo.

    Pasaron las horas mientras trataba de recuperarme. Ninguno de ellos se fue pese a que insistí en que siguieran con su misión sin preocuparse de mí. A fin de cuentas habían guiado al Reverendo con los demás, ya podía irse. Pero no lo hicieron. Esperaron toda la tarde, toda la noche y hasta la mañana siguiente.

    A primera hora el Reverendo vino a hablar conmigo acompañado del elfo llamado Eldric, la bruja llamada Geraldine y la joven guerrera llamada Eleanor. Al parecer mi mundo era uno de muchos que estaban siendo gobernados y controlados por un ser conocido por muchos nombres. Ese ser tenía un poder mágico tan enorme que había moldeado los planetas como había deseado y los controlaba gracias a que podía tomar diferentes formas y podía estar en diferentes lugares a la vez. Pregunté si no sería «Dios», pero ellos negaron con la cabeza incapaces de concebir un dios tan cruel.

    Al final, el Reverendo se despidió de mí y se marchó a cumplir su misión con los demás, a seguir su camino como todos. El resto: Vera, Amy, Leo y Kaylee siguieron esperando, con paciencia, sin presiones. Me acompañaron de vuelta a la granja y esperaron mientras hablaba con Ernest y con Clara, con la señorita Adelaide, con los trabajadores… Y después de eso, esperaron a que enterrase un ataúd vacío pero lleno de mentiras en una ceremonia a la que acudieron muchos de sus trabajadores y conocidos sin saber que ninguno de ellos le conocía de verdad.

    Solo entonces, cuando regresamos a casa, vinieron todos a verme.

    – [Kaylee]Nada de lo que te digamos va a servir de mucho, pero lo siento.[/Kaylee]- escuché decir a Kaylee. No era la primera vez que lo decía y en su voz se notaba que cada una de esas veces, lo sentía.

    – [James]No es culpa vuestra.[/James] – reconocí. Tampoco de los Daë aunque hubieran luchado con él, habían hecho lo que debían. – [James]John y los demás me han hablado de todo. De los mundos. De Antailtire.[/James] – dije sintiendo un escalofrío al pronunciar el nombre por el que se referían a ese ser, a mi padre. – [James]Mi padre era eso, pero a la vez no lo era.[/James] – dije. Ni yo mismo lo entendía, era como si fuera una persona diferente, con su propia mentalidad, pero a la vez formaba parte de aquel…»compendio» como lo habían llamado. Aún tenía que procesarlo y llegar a entenderlo del todo, habían sido un par de días muy largos y notaba la cabeza a punto de estallar.

    – [Vera]¿Qué vas a hacer ahora?[/Vera] – escuché la voz de Vera y deseé que me pudiera reconfortar con la misma facilidad de otras veces, pero aquella herida tardaría más tiempo en sanar, incluso con su ayuda.

    Suspiré profundamente. – [James]No sé quién se hará cargo de la fábrica, pero padre tenía ahorros.[/James] – les expliqué. – [James]Ernest y Clara podrán encargarse de la granja y hacer su vida en ella.[/James] – continué. Era lo mínimo que podía hacer por ellos después de cuidarme toda una vida. – [James]Yo necesito respuestas y aquí no…aquí no las voy a tener.[/James] – admití. Era una resolución a la que me había llevado dos días llegar.

    – [Vera]Puedes…[/Vera]- empezó a decir Vera. La miré y por primera vez tuve ganas de sonreir. Sabía lo que ella quería proponerme pero se preocupaba lo suficiente para no hacerlo.

    – [Kaylee]¿Por qué no te vienes con nosotros?[/Kaylee] – preguntó su hermana Kaylee en su lugar.

    – [James]¿No sería una molestia?[/James] – le respondí. Noté la mirada de Vera fija en mí. – [James]Por lo que sé…mi padre era parte del mal al que os enfrentáis. Y yo…¿y si yo también lo soy?[/James] – era algo que me atribulaba desde que sabía la verdad. ¿Y si me volvía como él o ya lo era? Y de no serlo, ¿qué era?

    – [Kaylee]Lidiaremos con ello en los próximos capítulos.[/Kaylee]- replicó Kaylee con una sonrisa y se giró, como si fuese una actriz mirando al público en el teatro.

    Mi vida tal y como la conocía había llegado a su fin, ahora tenía que descubrir quién iba a ser.

  • NO TAN VALIENTE COMO EL RESTO

    ELLIOT WILLIAMS EDMOND

    NOCHE – DAGRKNOT

    Siempre me había considerado un apasionado de la historia, al no tener ninguna clase de poder como el resto ejercite mi mente con conocimientos que pudieran ser de utilidad en alguna situación, algo que me hiciera un hueco entre ellos. Aunque empezaba a pensar que quizás debería de haberme ejercitado más físicamente como Xander, eramos dos vertientes de un mismo río, el que no tiene poderes y el que los desactiva.

    Una cosa era leer la historia o ver como se tomaban demasiadas licencias en el cine con ella y otra muy distinta ser parte de ella. Cada paso en ese seudo mundo vikingo con demonios serpiente era una sentencia de muerte. Si no te mataban esas criaturas estaban el frío, la comida o una trifulca en la que en vez de acabar a puñetazos podía terminar con un hachazo en el pecho.

    Nos marchamos a la mañana siguiente de llegar a aquel poblado, al parecer no eramos muy bien recibidos. Da igual la época en la que te encuentres que siempre seras repudiado por el resto por ser extranjero. Al menos fueron lo suficientemente amables para decirnos donde encontrar al Daë, o simplemente nos dieron una localización aleatoria para librarse de nosotros.

    – [Dante]Ni puta gracia volver a montarme en un barco con esas cabronas ahí.[/Dante] – Llevábamos un rato en altamar y Dante no había apartado la vista del agua en tensión por si esos demonios aparecían de nuevo.

    – [Ruby]Eres un señorito de pies a cabeza.[/Ruby]- Ruby no parecía llevarse tan bien con Dante como con el resto, quizás era demasiado masculino para ella.

    – [Dante]A mí dame cosas con motor y ruedas, no impulsadas por barbudos borrachos.-[/Dante] Dante es una persona moderna, tal vez lo único antiguo que le guste sean los coches clásicos.

    – [Owen]Bueno al menos nadie se marea en barco.-[/Owen] Algo bueno tenía que tener el no sentir como el barco se zarandeaba por el golpe de las olas.

    – [Xander]No sé decirte, yo llevo bien el agua nadando, pero aquí.[/Xander] – Xander se aferraba al borde del barco con los ojos clavados en el mar al igual que Dante, esperando que esas cosas no volvieran a salir a la superficie. Mi hermano por otra parte no parecía tan intranquilo como ellos, siempre era demasiado despreocupado.

    Ruby se llevo la mano a la cara cubriéndose por completo, seguramente pensando que eramos los hombres más débiles con los que se había cruzado en su vida. Los vikingos comenzaron a entonar una canción mientras remaban con fuerza intentando mantener el rumbo por el fuerte oleaje.

    La isla se encontraba cerca, cada vez era más visible desde nuestra posición, pero con el temporal era como si se encontrara al doble de distancia.

    – [Dante]Más os vale que sea el jodido Daë.[/Dante] – Profirió cansado.

    – [Xander] Por lo que decían en el pueblo, tiene que serlo. No creo que haya muchos huérfanos náufrago con el pelo azul y más poderes que un aesir.-[/Xander] Uno de los guerreros vikingos se levanto y comenzó a pasarnos armas.

    –  [Ruby]Una pena de mundo entonces.[/Ruby]- apunto Ruby

    Uno de los vikingos hablo y todos nos giramos hacia Xander, la situación hubiese sido de lo más cómica si no fuéramos en un barco rumbo a una batalla contra unos demonios [Xander]- Dice que el hierro es bueno para las serpientes de Hel.-[/Xander]

    – [Owen]Podrían pulirlas un poco. No sé si esto es sangre o están oxidadas.-[/Owen] El hacha que sostenía mi hermano había perdido su brillo, ahora todo era de un color rojo oscuro. Por mi parte opte por portar un simple escudo, no era bueno con las armas y nunca lo seria.

    – [Dante]No quieras saberlo. -[/Dante] Dante se coloco un escudo en un brazo y agarro un hacha con su mano libre. Era como un arcangel apunto de entrar en batalla contra un grupo de demonios, parecía un pasaje recién sacado de la biblia. No es que fuese devoto más allá de acompañar a mi madre a misa o en sus oraciones porque me curara de mi «enfermedad».

    Con la isla cada vez más cerca comenzó a divisarse una columna de humo antes oculta por la tormenta. – [Elliot]Hemos llegado tarde…-[/Elliot] Xander observaba preocupado, era una mirada que conocía muy bien, era la mía propia que había mantenido durante toda mi vida, esa sensación de haber fracasado.

    – [Dante]Voy a mirar, estoy harto de barco.[/Dante] – Añadió mientras trepaba por el mástil y se lanzaba a volar. Debía de ser una sensación extraordinaria la de poder volar.

    – [Ruby]Se perderá…-[/Ruby] la fe de Ruby en los hombres era nula.

    – [Elliot]Solo tiene que seguir el humo.-[/Elliot] Pensaba que seria sencillo, pero con la tormenta lo mismo le costaba más llegar.

    – [Owen] Espera, llévame contigo… Eso ha sonado demasiado desesperado.-[/Owen] No pude evitar sonreír un poco. Esos comentarios fuera de lugar solo eran meros escudos de que él también estaba nervioso, pero los usaba para tranquilizar a los demás, y conmigo al menos lo conseguía.

    El trayecto de Dante no fue muy largo ya que nos encontrábamos a escasas millas. – [Dante]No están muertos pero les queda poco.[/Dante]

    – [Xander]Preparaos, no podemos dejar que el daē muera.-[/Xander] Me aferre a mi escudo con las dos manos con fuerza, como si fuera una parte más de mí.

    – [Ruby]Dejadme a mí.-[/Ruby] Fue tocar tierra el barco y Ruby se lanzo por la proa del barco de un salto evitando por completo mojarse mientras el resto desembarcábamos en grupo por los lados llegándonos el agua por las rodillas.

    – [Xander]Tenemos que abrirnos paso. [/Xander]- Grito Xander con fuerza para que le escucháramos por encima de los gritos de los vikingos que nos acompañaban. Acto seguido lanzó su hacha contra uno de los demonios acertando de lleno en el cráneo y desenvaino su espada.

    – [Owen]A las colas, que es lo que les jode.-[/Owen] Mi hermano iba dando hachazos a la altura de las piernas de un lazo para otro, parecía que iba dando golpes de ciego, pero ya era más de lo que estaba haciendo yo, completamente inmóvil sin ser capaz de moverme.

    – [Xander]Tenemos que encontrar al daē.-[/Xander] Volvió a gritar mientras asestaba cortes a esas criaturas. Un fogonazo tierra adentro de color azul ilumino el cielo.

    – [Dante]Lo tienen rodeado. [/Dante]- Nos informo Dante dando un par de vueltas por el aire mientras un grupo de demonios intentaban alcanzarlo por tierra . – [Dante]Hay una pitufina con él, que cuerpazos.[/Dante]

    – [Elliot]Voy yo.-[/Elliot] No sé porque lo dije, tal vez pensará que estaría más a salvo tierra adentro. El caso es que comencé a moverme entre la multitud, y esto no era una multitud de centro comercial, era puro caos, guerra.

    – [Xander]Ten cuidado[/Xander]. – Sabia porque lo decía, sus palabras sonaban con más miedo que la mirada que le lanzaba a esos demonios. Como me ocurriera algo Jane no se lo perdonaría en la vida.

    -[Owen] Jane nos mata a ambos. A Xander y a mi… Y a ti después.-[/Owen] Tratándose de Jane no descarto que de suceder algo cruzara espacio y tiempo para matarme, no había más que ver a su versión corrupta.

    Perseguí ese haz de luz azul entre cuerpos de demonios y vikingos por el suelo, cuando llegue me encontre con Keli, o más bien a su versión pasada. Era de lo más extraño que un demonio antiguo capaz de erradicar a la humanidad conviviera tan tranquila junto a ella en una pequeña zona residencial.

    Bill también se encontraba allí, se suponía que había venido a esta misión porque ambos nos encontramos. No sabía que decirle, pero se suponía que esto ya había pasado, así que para no crear una paradoja temporal me acerque hasta él e improvise.

    Tras la charla que mantuvimos él se marcho para continuar con el resto de sus pruebas y yo con la mía. Alistair estaba en la orilla de la playa, rodeado por esos demonios tanto por tierra como por mar. En un momento estúpido de valentía supongo, recogí una piedra y la lance contra lo demonios para distraerlos.

    Estos demonios no eran como yo que pasaban de los demás si les tiraban piedras, se giraron y avanzaron hacia mí, retrocedí hasta que no pude más al topar con el tronco de un árbol. Los demonios serpientes se cernían sobre mi, era el fin, hasta que una llamarada de fuego, no podía tratarse de Owen ya que las llamas eran azules, carbonizo a los demonios.

    A mi lado apareció Keli, daba tanto miedo como en la actualidad. No dejaba de mirarme de arriba a abajo evaluando si seria una amenaza o tan insignificante como parecía.

    – [Alastair]Keli no asustes al chico…-[/Alastair] Añadió un hombre sonriendo mientras le cortaba la garganta a una serpiente con total naturalidad.

    – [Elliot]¿Eres… eres Alastair?.-[/Elliot] Pregunte titubeante esperando que el resto de Daës aparecieran de la nada como otras veces y lo simplificaran todo.

    – [Alastair]La barba azul me ha delatado ¿verdad?.-[Alastair] Bromeo limpiando la sangre del cuchillo.

    – [Elliot]Se que sonara absurdo, pero debes embarcarte en una aventura con otros para derrotar a un gran mal.-[/Elliot] Seguro que cualquier otro se hubiese explicado mejor, pero estaba de los nervios.

    – [Alastair]¿Te refieres a ellos?.-[/Alastair] Pregunto señalando a un extremo de la playa a lo lejos -[Alastair]El de las orejas puntiagudas me ha comentado algo al respecto.[/Alastair]

    – [Elliot]¿Y vas a ir con ellos?.-[/Elliot] Pregunte esperanzado. Alistair se acerco hasta mi y comenzó a vendarme un corte en el brazo. No sabía en que momento me lo había hecho.

    -[Alastair]¿Bromeas? soy un pirata, nunca digo que no a una buena aventura.-[/Alastair] Apretó el vendaje con fuerza, al menos eso supuse por su esfuerzo.

    -[Elliot]¿Aunque eso suponga…?.-[/Elliot] -No sabía cuanto le había comentado Eldric, pero me hacia sentir mal el enviar a alguien a una muerte segura.

    – [Alastair]Eh, todos tenemos que morir en algún momento, que mejor que en una buena batalla.-[/Alastair] Añadió echándome un brazo por los hombros. -[Alastair]Me has caído bien chico, no todo el mundo es tan valiente cuando no es capaz de sentir nada.-[/Alastair] No sabría decir si bromeaba o no, mucha gente a lo largo de mi vida se había reído de mí por eso. Pero me fije en los cortes de sus brazo, y no pude evitar preguntarme si él era como yo. -[Alastair]Toma, estoy seguro de que le darás un uso correcto.[/Alastair]

    Dejo caer un anillo en mi mano y junto a Keli se unió al resto de Daës acabando con los demonios serpientes embarcándose hacía su inalterable final.

  • CONSEJOS AMOROSOS

    Amy – Artisan

    Noche

    Tumbada en la cama de aquella habitación de decoración escasa, las primeras notas de ‘Sister Golden Hair’ se dibujaron en mi mente. Echaba de menos una canción de dentro de doscientos años y que puede que en este mundo jamás existiese. Me sentía como cuando estaba enamorada de la idea que me había formado de Leo en mi cabeza, mientras que el de verdad estaba más concentrado en ser una estrella que en ser mi amigo.

    Por suerte, el problema había dejado de ser Leo y, aunque el jarrón se había roto y hecho trizas, al menos, habíamos podido pegarlo lo suficiente como para que aguantase. Nunca iba a ser lo mismo, quizás más por mi parte que por la suya, pero habíamos conseguido estar en la misma misión sin discutir.

    También estaba lo otro. El botón rojo que decía «no tocar». El museo en el que no se pueden hacer fotos. El cigarrillo en el patio del instituto. El cliché de enamorarte de quien menos te conviene. En mi caso, no era amor. Por si se os ha pasado por la cabeza. Estaba todavía convaleciente de haber hecho el gilipollas durante demasiado tiempo, pero en cualquier otra circunstancia me habría enrollado con Owen.

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